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La evaluación por competencias ¿un asunto educativo?




Enviado por estebarrantes



     

    1. La relación
      educación – desarrollo humano
    2. La política educativa
      como política social
    3. Evaluación de la calidad
      de la educación
    4. El papel de los factores
      asociables/asociados (f.a.) Y el efecto colegio en la
      valoración de la calidad de la
      educación
    5. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Es evidente la plena coincidencia entre las
    recomendaciones de organismos multilaterales y las decisiones
    tomadas por diferentes cumbres y/o foros en materia
    social, cultural y educativa, con respecto a la
    estructuración y funcionamiento de los sistemas
    educacionales; decisiones que terminan difundidas como políticas
    en los países de la región. Por ejemplo, el
    precepto de la Evaluación de la calidad de la
    Educación
    y el modelo de gestión
    acogidos plenamente. Las disposiciones tomadas en el campo de
    la
    educación, y en particular sobre los fines y los
    procedimientos
    conducentes a realizarlos, no se establecen solamente desde una
    lógica
    interna que permita demostrar la pertinencia y/o coherencia de
    las medidas adoptadas, sino que éstas obedecen a
    "exigencias" del modelo de
    desarrollo
    imperante en la actualidad: paso del modelo de Estado
    benefactor
    –considerado en crisis
    al modelo de "Estado Mínimo" –cuya función
    principal es la regulación de mercados–;
    perspectiva que centra su preocupación en el ámbito
    económico, y que contiene una particular forma de concebir
    el desarrollo social
    y humano.

    Los intereses que subyacen a este tipo de medidas no son
    fáciles de observar, ya que el discurso empleado
    para difundir y sustentar las políticas, a medida que se
    divulga, se convierte en un estereotipo que "muestra" de
    múltiples maneras las bondades del modelo de
    desarrollo
    propuesto por las agencias y la necesidad
    de su implementación [desde una posición
    teleológica]. En este sentido, un rasgo del
    discurso (lo más visible) que ofrece la
    discusión «nacional e
    internacional
    » sobre el campo de la educación, es la
    manera como éste se organiza a partir de nociones como
    calidad, eficiencia,
    autonomía, gestión
    responsable, eficacia,
    descentralización, innovación, participación y, por
    supuesto, Competencias. Palabras que son repetidas
    habitualmente a pesar de que, en la mayoría de los
    casos
    , no precisan el sentido en que son empleadas. Sin
    embargo crean un ideal social que hace consenso.

    Pero, la tendencia homogenizadora que alcanza el
    discurso
    educativo no se limita a una generalización de corte
    teleológico (abstracción), sino que se pueden
    presumir efectos tangibles en la manera como algunas
    prácticas son asumidas colectivamente e incorporadas a
    tareas cotidianas y, aún, a normativas que prescriben
    acciones
    concretas (lo menos visible del discurso). Es este lugar del
    discurso
    el que se quiere subrayar a lo largo de este
    escrito, para observar la manera como se entrecruzan diferentes
    nociones –no necesariamente de manera
    explícita–.

    En otras palabras, tomamos el concepto de
    competencia para
    pretextar una lectura de
    algunos presupuestos
    asumidos por la política social, con
    el ánimo de interrogar el papel otorgado a la
    educación y a la evaluación educativa, en la
    ejecución de dichas iniciativas. En particular, hacemos
    referencia a tres núcleos problemáticos: 1) La
    relación Educación – Desarrollo
    Humano; 2) La Política Educativa como Política
    Social. Desde donde se postulan concepciones y
    propósitos que son materializados en el proceso de 3)
    Evaluación de la Calidad de la Educación;
    ámbitos cuya distinción tomamos por separado como
    recurso metodológico para la exposición
    discursiva, pero que en el corpus de las políticas
    están indefectiblemente fusionados.

    1. LA RELACIÓN
    EDUCACIÓN – DESARROLLO HUMANO

    Los presupuestos iniciales que ubican la
    educación como centro del desarrollo social ó, en
    consecuencia, también de su fracaso o estancamiento,
    parten de una concepción de la historia entendida como
    progreso, como orientación inevitable hacia el futuro. Un
    futuro que ya fue alcanzado por las sociedades
    más desarrolladas (industrializadas) y que se convierten
    en referente para sociedades como la nuestra, consideradas en
    "vía de desarrollo". Esta postura parte de la certidumbre
    de que la educación tiene una responsabilidad con el futuro que consiste en su
    búsqueda y encuentro; relación que proviene de una
    idea de modernidad a la
    manera como lo anota Octavio Paz
    [1991: 17 – 18], "La idea de modernidad es un subproducto de la
    concepción de la historia como un proceso sucesivo, lineal
    e irrepetible" (…) "Nuestro tiempo no es
    el de la historia profana. Tiempo irreversible y perpetuamente
    inacabado, en marcha no hacia su fin sino hacia el porvenir.
    El sol de la
    historia se llama futuro y el nombre del movimiento
    hacia el futuro es progreso".

    El concepto central a través del cual se
    movilizan en los últimos años las políticas
    económicas y sociales es el de Desarrollo Humano; aunque
    entre las décadas del '50 y '80 se puede hablar de un
    modelo de desarrollo que considera el factor humano como un
    recurso (desarrollo de recursos
    humanos –DRH–), esta noción actualmente ha
    circulado con diferentes perspectivas, de acuerdo con el rol
    asumido por los sujetos. Así, las nominaciones Capital Humano
    y/o Capital Social
    definen los sujetos según participen y sean reconocidos en
    dinámicas individuales o colectivas,
    respectivamente.

    Aunque las distinciones dadas a estas nociones no son
    claramente visibles (en el lenguaje de
    las políticas aparecen superpuestas), ni se precisa el
    sentido en que son tomadas en los discursos que
    las emplean, quiero hacer –o aventurar– una
    diferenciación que, a su vez, permita discriminar el
    sentido otorgado a la educación (y a las competencias) por
    cada una de estas nociones.

    Desarrollo de
    Recursos Humanos
    (DRH)

    La formación de los individuos para el
    ámbito laboral estuvo
    ligada en el campo de la industria
    durante muchos años (décadas 50 – 80) a las
    instituciones,
    quienes se veían obligadas a "capacitar" sus propios
    miembros, para acceder a niveles equivalentes de organización y producción, con respecto a sus rivales en
    el mercado. La
    noción difundida por organismos internacionales, para dar
    cuenta de este tipo de procesos, fue
    la de Desarrollo de Recursos Humanos (DRH) [en muchas empresas existe
    aún un departamento llamado Idem]. Claro está que
    al transferir el enfoque de DRH al campo social en general, no
    opera de la misma manera como lo hacía en el ámbito
    de la producción.

    Según la definición que expone Hallak
    (director del Instituto Internacional de Planeamiento
    Educativo de la UNESCO), el evento educativo se pone como
    eje–no la institución–; este autor afirma que
    "En términos generales, el desarrollo de los recursos
    humanos (DRH) se refiere a la educación, formación
    y utilización del potencial humano para el progreso
    económico y social. Según el Programa de las
    Naciones Unidas
    Para el Desarrollo (PNUD), existen cinco "potenciadores" de DRH:
    educación; salud y nutrición; medio
    ambiente; empleo; y la
    libertad
    económica y política. Estos potenciadores
    están conectados entre sí y son interdependientes,
    pero la educación constituye la base de todos los
    demás …" [1991: 17. Subrayado mío]. Tal
    posición de privilegio otorgada a la educación es
    corroborada por Tedesco [1998: 31], cuando señala que
    "… la educación constituye una, y tal vez la
    única, variable de las políticas sociales que tiene
    la virtud de impactar simultáneamente sobre la competitividad
    económica, la equidad social
    y el desempeño ciudadano".

    Dado que las disposiciones tomadas en educación
    toman la noción de DRH para referirse al nivel de
    formación o de estudio adquirido por los sujetos, los
    propósitos y mecanismos empleados para su
    producción, también pueden ser considerados
    análogos. Es así como en uno de los programas de
    formación que la UNESCO ofrece para difundir los ideales
    de este organismo [CDFAUN, 1998: tema XI], los planteamientos
    referidos al DRH aparecen asociados a nociones como
    "formación, cualificación, utilización del
    potencial humano para el progreso, capacitación, logro de cualidades,
    adaptación al cambio,
    cooperación y comprensión". Una pregunta que surge
    es si estas nociones difieren –o no, y en que medida–
    del concepto de competencias que actualmente se promociona desde
    las evaluaciones masivas.

    Capital Humano
    (CH)

    En razón a que la dinámica económica,
    socio-política y cultural ha cambiado en los
    últimos años, la apertura económica ha
    generado profundos cambios en el mercado laboral, en el sentido
    que se ha modificado la vinculación de los individuos a
    las empresas –son más los empleos temporales que los
    permanentes, la seguridad
    social ya no es contemplada en la contratación,
    etc.–. Esta nueva situación trajo consigo
    también, proveniente de la nueva teoría
    del crecimiento, una nueva manera de nominar la capacidad de los
    sujetos para integrarse al mundo del trabajo: el
    Capital Humano (CH) que a diferencia del DRH, ya no es
    responsabilidad de las instituciones (aunque algunas lo asumen),
    luego, el compromiso de alcanzar el proceso de formación
    es de cada sujeto; tal dinámica garantiza que se genere
    competitividad permanente (es la lógica social en
    la que se participa en el concierto social; si no se acoge,
    sencillamente, se queda por fuera).

    El CH es considerado "como conjunto de atributos
    cualitativos adquiridos por la población que son valiosos y pueden ser
    aumentados por medio de la inversión apropiada… un factor
    considerado en la actualidad por empresas y por estados modernos
    como fundamental para el progreso económico… fuente
    de satisfacciones futuras, de ganancias futuras, o de ambas
    cosas
    " [López, 1994: 33].

    El CH entra a ocupar el mismo lugar de ideal que
    adquiere la noción de calidad de la educación, en
    el discurso educativo circulante: Se erige en una búsqueda
    permanente (una promesa) que justifica las medidas tomadas por la
    política en procura de su alcance. El informe sobre la
    Educación para el siglo XXI recordará que invertir
    en las personas produce beneficios a largo plazo, pues "El
    desarrollo de un país supone en particular que su
    población activa sea capaz de utilizar tecnologías
    complejas y dar muestras de competitividad y espíritu de
    adaptación
    " [Delors: 192], proceso en el que la
    escuela entra a
    jugar un papel principal. Se reconoce que la competitividad entre
    los sujetos hace parte de la lógica del funcionamiento del
    modelo de desarrollo y refleja el «espíritu de
    adaptación» adquirido en el proceso educativo.
    Así las cosas, ¿constituyen las competencias
    básicas una herramienta para producir capital humano?
    ¿Es preciso emprender también una búsqueda
    permanente de dichas competencias?

    Capital Social
    (CS)

    La noción de CS constituye una especie de
    versión renovada del DRH. Hace referencia a
    prácticas emprendidas por comunidades –orientadas a
    propiciar, o mantener, formas organizativas con miras a atender
    sus propias necesidades–, lo que hace que sean consideradas
    como un bien público en la medida que contribuyen al
    desarrollo disminuyendo los esfuerzos del Estado, y
    proporcionando mecanismos sociales reales, que luego pueden ser
    utilizados en la aplicación y promoción de medidas tendientes a mejorar
    situaciones críticas. Según Carla Zumbado [1999],
    "El capital social reactiva la noción de una estructura
    social dentro de la sociedad; toma
    las ideas de redes sociales,
    instituciones formales e informales, del poder del
    gobierno y de la
    sociedad
    civil; rescata del anonimato la importancia del compromiso
    social, las solidaridades y asociaciones, y los
    actores
    ".

    Pero el CS no es estimado solamente por las experiencias
    comunitarias y/o de cooperación evidentes, sino que
    también son promovidas desde prácticas gerenciales
    en las instituciones [modelo de gestión]; a través
    de procesos abiertos de participación en
    formulación y ejecución de proyectos [por
    ejemplo, realización de "obras con saldo
    pedagógico
    "]; y en general, con la educación
    ciudadana que pretende "Preparar a cada individuo para
    el ejercicio de sus derechos y deberes
    (…) que permita a todos asumir su parte de responsabilidad
    en la sociedad
    " [Delors, 1996: 67-68]. Esta perspectiva es
    también visible actualmente en la educación formal,
    tanto desde la
    organización institucional (instancias colegiadas)
    como desde prácticas y valores que se
    promueven a su interior (democratización y
    participación en las decisiones). Ahora bien,
    ¿trabajar por competencias favorece la creación de
    Capital Social?

    2. LA
    POLÍTICA EDUCATIVA COMO POLÍTICA
    SOCIAL

    Como se puede observar, el eje de las diferentes
    tendencias sobre desarrollo social reposa en la
    educación.

    Premisa de la que parten diferentes documentos
    considerados como referente obligado y fundamento de las
    políticas educativas actuales, como es el caso de la
    "Declaración Mundial de Educación para Todos"
    [Jomtien: 1990] y "Educación y conocimiento:
    eje de la transformación productiva con equidad"
    [CEPAL/UNESCO, 1992], los cuales marcaron un nuevo rumbo en el
    diseño
    y orientación de las políticas sectoriales en
    educación:

    • Definiendo los conocimientos básicos a
      difundir [requeridos para responder a las exigencias del
      momento];
    • Señalando relaciones entre la
      educación y el mundo del trabajo; y
    • Colocando la Calidad del servicio
      educativo como una prioridad [introduce delimitación de
      roles y reclama la necesidad de estándares];

    Desde la promulgación de estos documentos, las
    conferencias, las Cumbres y las Declaraciones conjuntas suscritas
    por los países de la región, han ido trazando y
    adoptando medidas tendientes a llevar a cabo los
    propósitos fijados.

    Los Conocimientos Básicos (¿o
    Competencias?)

    El sistema
    educativo es tomado como un lugar estratégico de la
    política social, la cual debe responder a las exigencias
    que le hace la tendencia de reestructuración del Estado,
    aportando al proceso de modernización y
    descentralización acogidas por el modelo de
    desarrollo.

    Tal es el marco en el que la política educativa
    se inscribe, y a partir de la cual se definen las "necesidades
    básicas de aprendizaje", y
    se reclama asegurar el "acceso universal a los códigos de
    la modernidad". Cabe preguntarse por la cercanía existente
    entre la noción de "competencias" difundida a partir de
    las evaluaciones masivas realizadas en Bogotá desde 1998,
    donde éstas son "tomadas como objeto de
    evaluación", "medidas como desempeños de los
    estudiantes", y cuyos resultados permiten "ver" hasta donde se
    logran las metas de la educación básica [SED,
    2.000: 7], y aquello considerado como «necesidades
    básicas de aprendizaje» y «códigos de
    la modernidad», pues, de no delimitar suficientemente la
    noción, existe el riesgo de
    considerar que todo conocimiento, habilidad, destreza y valor, tomado
    como primordial, sean convertidos en una competencia, y por tanto
    en nuevas demanda para
    la escuela.

    Por ejemplo, el modo como se enuncian las líneas
    de acción
    propuestas para atender campos como Educación, Salud,
    Empleo y Participación Pública, de los
    jóvenes de América
    Latina [PRADJAL, 1994], hacen del vocablo "competencias" un
    adjetivo que acompaña todos y cada uno de los
    propósitos formativos propuestos. Es decir, hay tantas
    competencias como metas formuladas en el documento.

    ¿La definición o selección
    de competencias para cada asignatura (o por áreas), no
    constituye una práctica semejante? ¿Cuál es
    el límite para determinar –al interior de cada
    disciplina– si una habilidad, una destreza o
    un saber es o deja de ser básico? ¿El
    establecimiento de conocimientos o competencias básicas,
    no está en relación con la función social
    asignada a la escuela para cada contexto?

    La relación Educación – mundo del
    trabajo

    Quizás el momento más propicio para
    observar el sentido social dado a las competencias dentro del
    modelo de desarrollo vigente, es en lo referente a la
    relación entre educación y mundo del trabajo.
    Tomando como base estudios –sobre prospectiva– de
    varios autores quienes hacen una lectura de la educación y
    la sociedad vistas a futuro, en el documento de la CEPAL/UNESCO
    [1992], se exponen los presupuestos que justifican las acciones y
    medidas propuestas para América
    Latina. Según este documento, [en el marco del]
    "nuevo paradigma de
    gestión empresarial
    ", uno de los requerimientos es
    "el incremento de las competencias de empleados y
    obreros mediante la capacitación
    " (…) "La
    flexibilidad de la empresa moderna
    … es funcional, ya que la seguridad en el
    empleo tiene que ser retribuida con la disposición para
    cambiar de puesto, para adquirir nuevas
    competencias, etc.
    ".

    El surgimiento del enfoque de competencia laboral
    está relacionado plenamente con la estrategia de
    competitividad, dada la necesidad de la empresa por
    diferenciarse en el mercado a partir del desarrollo de sus
    recursos humanos. El uso de las nociones
    competencia/competitividad se asumen análogas en tanto se
    asocian directamente con la posibilidad de proporcionar
    bienestar, el cual dependería del grado de conocimiento
    portado por los individuos y el espíritu de
    adaptación al cambio será estimado en
    términos económicos

    En el documento citado se advierte que en el futuro,
    será el reconocimiento del valor de cada individuo en el
    mercado internacional del trabajo lo que determinará su
    nivel de bienestar. De modo que surge un nuevo factor de
    discriminación: el saber hacer.
    Reich señala tres categorías de trabajo a la que
    corresponden unas competencias o habilidades particulares:
    los servicios de
    producción rutinaria [obreros], las virtudes exigidas
    son lealtad, confiabilidad y capacidad de cumplir
    órdenes; los servicios a las personas [trabajo
    independiente], Las personas que los ejercen deber ser
    creíbles, puntuales y agradables y sus salarios son
    generalmente más bajos que los de la categoría
    anterior; y los servicios simbólico-analíticos
    [profesionales], cuyas habilidades necesarias son
    originalidad, inteligencia,
    velocidad para
    identificar y resolver problemas y
    creatividad … que son recompensadas con salarios
    altos CEPAL [1992: 114 – 117].

    Llama la atención el hecho de que las afirmaciones,
    presentadas como una anticipación de acontecimientos a
    futuro, referidas a sociedades industrializadas, sean tomadas
    como premisa del destino esperado para la región y
    convertidas en una certeza que exige tomar las medidas necesarias
    para no quedar al margen del progreso avistado por los
    autores del citado documento. Pero, ¿las competencias
    básicas que son definidas desde la esfera laboral
    (según el perfil del trabajo o las habilidades requeridas
    por la empresa), no exige a la escuela que se remita a dichas
    clasificaciones para formar sujetos reconocidos
    socialmente como competentes? ¿Una
    institución orientada a atender demandas del mundo del
    trabajo, está abocada a priorizar las mismas
    "competencias" que los establecimientos que propenden por un
    perfil encaminado a fundamentar procesos de formación
    disciplinar (profesional universitaria)?

    Educación y Calidad

    Las medidas encaminadas a reestructurar el papel del
    Estado emprendidas desde finales de la década de los 80 se
    inscriben en la perspectiva modernizadora, según la cual,
    es preciso "alcanzar niveles internacionales de
    competitividad, buscar una mayor equidad
    (función
    compensadora del Estado) e impulsar la sustentabilidad
    ambiental. Para estos efectos, las modificaciones que es
    necesario introducir al Estado comprenden su
    modernización, la reforma tributaria y el diseño de
    nuevas políticas e instituciones para financiar el
    desarrollo
    " [CEPAL, 1992: 34]. Tal percepción
    justifica políticas generalizadas para la región
    –el balance es homogéneo– y exhorta a
    distribuir la responsabilidad y el costo social
    entre la sociedad en su conjunto. Así las cosas, el
    precio de la
    modernización y el desarrollo debe ser asumido como un
    mercado (los programas sociales –salud, educación y
    bienestar– se definen como servicios regulados por el
    Estado).

    En concordancia con las nuevas tendencias de administración pública, que insisten
    en la descentralización, eficiencia interna,
    responsabilidad por resultados, competitividad,
    satisfacción del cliente, entre
    otras de sus características [VARGAS, 1999], aparece el
    control de
    calidad como un mecanismo que garantiza la satisfacción de
    los usuarios del servicio. Todas las apreciaciones que se hacen
    sobre la educación desde instancias internacionales
    –y nacionales– coinciden en señalar las
    carencias, las condiciones deficitarias y la impertinencia de los
    contenidos de la misma, a la vez que reclaman sean atendidas las
    demandas que cada quien designe como esenciales.

    Los reclamos hechos al funcionamiento y a las metas de
    los sistemas educativos obedecen más a la lógica
    con que opera el modelo, que a resolver las carencias observadas,
    pues, las deficiencias suelen ser estructurales –por lo
    tanto no dependen de iniciativas aisladas–. En cambio
    publicitarlas produce efectos en todas las instancias y niveles
    del sistema. La
    Calidad de la Educación se convierte en un vocablo de uso
    obligado; basta con que las políticas, las normas, o las
    acciones individuales, se funden (en) o manifiesten la
    intensión de mejorar la calidad, para que se
    juzguen valiosas, y para que se legitimen socialmente. Proceso
    que opera desde mecanismos propios del funcionamiento del
    mercado: marketing,
    publicidad,
    gestión de
    calidad, apertura, estimación de los usuarios como
    consumidores (clientes) y, el
    consiguiente incremento de la competitividad [López, 1994:
    11].

    3. EVALUACIÓN
    DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN

    Así como la educación constituye un lugar
    estratégico para la política social, la
    Evaluación (Masiva o muestral) se erige como el principal
    mecanismo para la implementación de la política
    educativa [en el mismo sentido se realizan las "investigaciones"
    sobre Factores Asociados]. En atención a los presupuestos
    expuestos en los puntos anteriores, la creación de
    Sistemas Nacionales de Evaluación –o de medición– de La Calidad, constituyen
    un avance importante en la implementación del "nuevo"
    modelo de Gerencia
    Pública. Evaluar y difundir los resultados es una
    estrategia para mejorar la "Calidad"; estrategia que permite
    intervenir a la institución escolar –de manera
    directa– y, a través de ella, a la comunidad a la
    que ésta presta sus servicios –de manera
    indirecta–.

    Los intereses que subyacen a las políticas
    sociales y educativas podemos observarlos en lo expuesto por
    Coraggio [1995: 6-7]:

    "El sentido objetivo de
    las nuevas políticas sociales [del Banco
    Mundial], más allá de las verdaderas
    intenciones o de su marketing, puede interpretarse de tres formas
    principales.

    Las políticas sociales están dirigidas a
    continuar el proceso de desarrollo humano que se dio a pesar del
    fallido proceso de industrialización y desarrollo
    económico.

    Las políticas sociales –ya sea por razones
    de equidad o de cálculo
    político– están dirigidas a compensar
    coyunturalmente los efectos de la revolución
    tecnológica y económica que caracteriza a la
    globalización. Inicialmente pensadas para los
    afectados por la transición, ahora se focalizan en los
    más pobres.

    Las políticas sociales, antes que para continuar
    o compensar, están pensadas para instrumentar la política
    económica. Su principal objetivo es reestructurar el
    gobierno, descentralizándolo a la ves que
    reduciéndolo, dejando en manos de la competitiva sociedad
    civil la asignación de recursos, sin mediación
    estatal".

    Es decir, para el caso de la evaluación, sus los
    efectos deben ser socialmente relevantes, lo que confiere a la
    institución escolar una mayor responsabilidad. De
    ahí que los principios y
    fundamentos de la concepción del desarrollo humano
    expuestas más arriba (DRH, CH Y CS), circulen a
    través de nociones como descentralización,
    autonomía, gestión, y responsabilidad, como veremos
    en seguida.

    Las medidas en materia de evaluación se
    concentran más en los procedimientos y mecanismos propios
    de su implementación, que en el objeto de la misma (por
    ejemplo en términos de precisar objetivos,
    logros, indicadores,
    competencias, etc.). De esta manera, podemos ver en las
    recomendaciones sobre evaluación que, ateniéndose a
    las directrices señaladas por Coraggio, a la vez de
    reivindicar la autonomía como un valor a asumir, exhortan
    a emprender acciones que permitan implementar el proceso de
    modernización del Estado (premisas que corresponden a
    medidas extraescolares).

    Descentralización y Concertación, como
    condición necesaria para la adaptación a las
    diversas y cambiantes exigencias del entorno, por lo que se pide
    asumir autonomía y mayores responsabilidades en todas las
    jerarquías del sistema. Se toma la noción de
    competencias como referente del nivel y/o alcance de las
    decisiones en cada instancia (define los roles en función
    de optimizar la eficiencia del sistema) [UNESCO, 1993; Cepal:
    88,133];

    Focalización, se argumenta la necesidad de
    realizar evaluación masiva y permanente, para orientar los
    –escasos– recursos para educación hacia los
    sectores con mayores problemas (los más deprimidos y
    marginados), permitiendo implementar medidas de atención
    específica: focalización [Cepal: 87]. No obstante,
    la identificación de espacios deficientes y marginales,
    aunque se presenta como resultado de las evaluaciones, realmente
    son un criterio previo;

    Gestión responsable (transferencia de
    responsabilidades). Es el axioma central que se intenciona en las
    políticas internacionales sobre evaluación [aunque
    no se hace visible]; se diluye la diferencia conceptual entre DRH
    y Capital Humano, pues, el viraje agenciado por el modelo (que
    depende de los niveles de participación ciudadana) produce
    modificaciones sustanciales frente a la relación entre
    ciudadanos y la responsabilidad del Estado [Cepal: 214]. Consiste
    en asignar responsabilidades, tanto en la institución como
    en el nivel local y central; cada uno de los actores debe
    responder por las funciones
    establecidas (directa o tácitamente). Es decir, la
    gestión se transforma en una competencia. La
    inversión en DRH muestra
    más una estrategia para amortiguar el impacto, "reducir la
    resistencia y
    superar el miedo a lo desconocido", que un gesto altruista
    orientado a mitigar las exigencias que demanda atender
    situaciones de marginalidad y
    pobreza.

    Desarrollo humano. Se presume que las reformas en
    educación (y la evaluación particularmente)
    producen más competitividad, equidad, participación
    y, exigen cierta disposición a modificar permanentemente
    la práctica, lo cual favorece la formación de
    recursos humanos. Formación que se reclama diferenciada
    para los diferentes actores y/o usuarios del servicio educativo,
    es decir, el modelo busca encauzar la potencialidad de los
    sujetos de acuerdo con el lugar que ellos ocupan en la
    institución. De lo que se trata, entonces, es de
    desarrollar la probable capacidad de cada uno, para que pueda ser
    considerada un capital (CH, CS) susceptible de ser utilizado. las
    nociones sobre desarrollo humano –que obedecen a
    perspectivas teóricas distintas– aparecen
    superpuestas en los discursos. De esta suerte las
    categorías terminan siendo dirigidas de manera selectiva a
    actores específicos, a pesar de que no lo declaren
    abiertamente. Así, Desarrollo de Recursos Humanos designa
    la capacitación de maestros, trabajadores y
    administradores, Capital Humano nombra [en diferido] a los
    alumnos y, el Capital Social señala formas
    organizativas.

    De este modo, la responsabilidad se distribuye entre las
    distintas comunidades y el papel de la
    «evaluación» es el de refrendar el
    déficit de la población a la que se le presta el
    servicio para que la institución readecúe su
    proyecto con
    miras a atender las necesidades que se le revelan a través
    del logro de sus estudiantes [independiente del objeto evaluado:
    objetivos. logros, indicadores, competencias]. Es por esta
    razón que los proyectos y programas que focalizan los
    esfuerzos de la
    Administración se implementan en nombre de la equidad,
    la calidad y la eficiencia (como puede constatarse en el Plan sectorial de
    desarrollo de Santafé de Bogotá
    1998-2001).

    En razón de que las categorías
    señaladas, desde las que se promueve la pertinencia de
    realizar evaluación permanente de la calidad
    educativa, funcionan omitiendo aquello que es objeto de
    evaluación, se introduce la noción de Factores
    Asociables/asociados como instrumento que explica el comportamiento
    de la población evaluada.

    4. EL PAPEL DE
    LOS FACTORES ASOCIABLES/ASOCIADOS (F.A.) Y EL EFECTO
    COLEGIO
    EN LA VALORACIÓN DE LA CALIDAD DE LA
    EDUCACIÓN

    La indagación sobre Factores Asociados se apoya
    en la idea de que, "Es necesario conocer qué
    variables o
    factores favorecen el aprendizaje
    con el fin de tener criterios objetivos para la
    intervención con programas de apoyo a las instituciones,
    para el mejoramiento de la calidad de la educación
    "
    [SED/DNP, 1999: iv]. A cada evaluación masiva [desde 1991
    en Bogotá], le acompaña una de indagación
    sobre F.A. No obstante, los resultados de investigaciones
    internacionales sobre los mismos, coinciden en señalar
    factores semejantes (condición socioeconómica,
    medio familiar, oferta
    educativa, características de los docentes,
    etc.) [ARANCIBIA, 1994; Cepal: 43]. Situación que confirma
    que no se trata de explorar nuevas variables sino de cumplir con
    las recomendaciones internacionales.

    El Efecto Colegio

    El llamado efecto o fenómeno colegio que ha sido
    retomado de la OCDE, por la última investigación sobre factores asociados
    [SED/DNP, 1.999], consiste en precisar la "importancia
    relativa del colegio (como un todo) en la explicación de
    la variabilidad en el desempeño de los alumnos
    " [:
    62]. Esta determinación es independiente del objeto de
    evaluación indagado (rendimiento, logro, competencias,
    habilidades, objetivos, etc.). "En Bogotá el 24.6% de
    la variabilidad del logro es explicada por las
    características de los planteles, es decir, de su naturaleza,
    organización, administración y recursos humanos y
    físicos. En otras palabras, la cuarta parte del logro
    depende de la calidad de la oferta educativa
    " [:
    107].

    Mientras la Calidad de la Educación que define el
    MEN considera que "está dada por las Condiciones de
    Posibilidad que ofrece el sistema educativo
    "
    [UPN: 169], cuando los resultados de la evaluación hablan
    de calidad, desconocen las variables que no dependen de la oferta
    educativa (75%) y se limitan a demostrar que "estamos rajados
    en educación
    ".

    Este porcentaje de variables no consideradas –o no
    publicitadas– en los informes sobre
    calidad retorna a los planteles como exigencia. Es decir, los
    Factores Asociados que en principio explican la calidad, se
    convierten en más demandas para la escuela, con lo que
    produce consecuencias inversas a las ofrecidas por estos
    estudios. En lugar de permitir a la institución
    concentrarse en las acciones propias que mejoren la oferta
    escolar –efecto colegio–, se le exigen nuevas
    responsabilidades. A propósito de la importancia del otro
    75% de las variables, el informe sobre F.A. [SED/DNP, 1.999] le
    asigna al sector educativo una doble responsabilidad: "ofrecer
    una educación de buena calidad que compense las
    diferencias iniciales,
    [y] crear condiciones favorables en
    esos hogares y comunidades para que los niños
    puedan sacar provecho de dicha oferta
    ".

    Evaluar Competencias no significa Evaluar Calidad de
    la Educación

    Tal como se muestra desde las perspectivas, tanto de
    indicadores de la calidad [INCE, 1999] como de factores
    asociados, los elementos que intervienen en el evento educativo y
    que pueden incidir en el logro de los estudiantes, son
    múltiples. Por lo tanto, la evaluación de la
    calidad no puede depender solamente de un indicador, es decir, no
    puede ser definida solamente desde las competencias observadas.
    Aquello que para A.L. es llamado factores asociables/asociados al
    rendimiento o al logro curiosamente, para los países de la
    OCDE son indicadores de la calidad, a pesar de que las variables
    consideradas relevantes son las mismas.

    El Proyecto (INES) de la OCDE, divide los indicadores en
    varios ámbitos: "a) el contexto social,
    demográfico y económico de la educación; b)
    los costes de la educación y los recursos humanos y
    financieros; c) el acceso a la educación y la
    relación con el mundo laboral; d) el contexto escolar y
    los procesos educativos; y, e) los resultados obtenidos por los
    alumnos. En todos estos ámbitos se han ido desarrollando
    indicadores, para los que ha sido necesaria la obtención
    de información a través de la consulta
    de distintas fuentes, la
    elaboración de estadísticas, la administración de
    cuestionarios a distintos agentes educativos y otros
    métodos
    ". [GIL ESCUDERO, 1999]

    Mientras que para dar cuenta de la calidad en los
    países de la OCDE es preciso remitirse a los
    ámbitos citados, y por lo mismo, la comparación
    internacional comprende la totalidad de dichos aspectos, en
    nuestro medio, el resultado de las competencias
    [¿desempeño?] se asimila como medida de la calidad
    y se compara contra estudios internacionales sin reparar en las
    diferencias que las determinan (variables que no dependen de la
    oferta educativa).

    La equiparación de las competencias con
    índices internacionales (TIMSS), no puede ser considerada
    como medición de calidad educativa, sino del nivel de
    inserción en la dinámica de apertura entre los
    países comparados, en tanto las condiciones de
    posibilidad
    se reflejan en la capacidad de proveer a la
    sociedad de un sistema educativo competitivo, condición
    necesaria para alcanzar los estándares exigidos por las
    sociedades industrializadas.

    En espacios marginados –focalizados–, la
    interrelación de todas las categorías que
    explicarían la calidad (Indicadores para la OCDE, Factores
    para SED/DNP), significan evidenciar problemáticas por
    atender. Sólo que el modelo vigente [Estado mínimo]
    en lugar de sufragar los costos, los
    transfiere. Realiza campañas publicitarias para Instaurar
    el clima psicosocial favorable que requiere la Calidad (el
    bajo resultado significa, de hecho, una sanción
    social).

    En otras palabras, en la medida que se registran los
    problemas que afectan la Calidad, y éstos son focalizados
    –valga decir, se hacen subsidiarios de políticas
    compensatorias–, lo más seguro es que la
    problemática termine conviertiéndose en una
    cuestión cuya solución depende la comunidad, en
    tanto el Estado limita su intervención en programas de
    compensación para elevar el nivel de logro [y no en
    inversión que transforme las condiciones de pobreza y
    marginalidad]. Si la institución no emprende acciones de
    mejoramiento, conociendo las razones que explican su bajo
    desempeño [F.A.], se demuestra que el problema consiste en
    gestión deficiente [y no en una determinante
    producida por la condición socioeconómica del medio
    en que se encuentra ubicado el centro educativo].

    Finalmente, una vez abordado el asunto de la
    evaluación señalando y de haber señalado los
    énfasis que las políticas promueven, resta reiterar
    la pregunta inicial que titula este escrito, ¿es la
    evaluación por competencias un asunto
    educativo?

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    Esteban Barrantes

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