- A manera de
introducción - Félix Varela y Morales: el
que nos enseñó en pensar - Pensamiento social del ilustre
cubano José de La Luz y Caballero en torno al
valor - Tecnología y
valor - Educación de
la responsabilidad como cualidad sistémica del valor en
la práctica educativa de la
adolescencia - El Che y la
formación del hombre nuevo
El tratamiento de los valores
es de vital importancia para la construcción de forma consciente y con
conocimiento
de causa de la nueva sociedad. El
problema radica en que, en primer lugar, no existe un consenso
general en las ideas que se tienen acerca de los valores y su
formación, y en segundo lugar, hay que tener en cuenta
que cada pueblo, centro de estudios, institución, etc.
posee características peculiares que impiden la
aplicación de una ética
racionalista del "deber ser" desde afuera.
La monografía va dirigida a sustentar
criterios de docentes–
investigadores sobre el valor, que
rompe con la concepción estandarizada y atomizada que
hasta el momento ha primado en la literatura. Se
trata de abrir nuevas inquietudes y reflexiones para su
análisis.
Contiene una fundamentación
socio-filosófica inicial del estudio de los valores que
deja en pie la necesidad de una labor multidisciplinaria donde
se vinculen las ciencias
sociales y humanísticas, acentuándose la
función integradora que juega la
Filosofía como núcleo de la concepción del
mundo, la cual, entre otras cosas investiga el papel que juegan
los valores en el sujeto activo que a la vez los recrea
simultáneamente.
La monografía hace hincapié en el
pensamiento
ilustrado cubano, incursiona en las nuevas
características o connotaciones que adquiere el valor
ante el desarrollo
de la tecnología, así como en su
concreción en la
educación de la responsabilidad de adolescentes
de Secundaria Básica. Los contenidos expresados se
utilizan como material didáctico en la enseñanza de la asignatura
Filosofía y Sociedad así como en Problemas
Sociales de la Ciencia y
la Tecnología. Es importante la aplicación que se
realiza de la concepción del valor al proceso de
educación de la responsabilidad sexual de
la adolescencia
en la actualidad, así como a la investigación de su concreción en
el pensamiento del Che en la formación del hombre
nuevo.
CAPITULO I. FELIX
VARELA Y MORALES: EL QUE NOS ENSEÑO EN
PENSAR.
El Presbítero Félix Varela, llena la
primera mitad del siglo XIX. Su pensamiento independentista y
su afán renovador en todos los campos del saber y el
hacer cultural, social y político, lo convierten en una
personalidad
histórica.
Varela, con el independentismo que le
caracterizó fue capaz de exigir ante las cortes
españolas la abolición de la esclavitud y la
independencia de Cuba. Este
hecho le costó el destierro por el resto de su
vida.
Durante la República mediatizada, se
tenía una visión incompleta de la obra de Varela.
En 1911 sus restos, que descansaban en San
Agustín de la Florida, fueron traídos a La
Habana. Con tal motivo se hicieron homenajes a su memoria y
fueron publicados numerosos artículos.
Pero no fue hasta 1935 en que el pensamiento
independentista de Varela comienza a ser divulgado ampliamente
con base documental. Esta meritoria labor se debe en gran parte
a Emilio Roig de Leuchsenring, quien en 1942 se da a la tarea
de divulgar los trabajos escritos por Varela, fundamentalmente
los que se encontraban en el
periódico "El Habanero". En 1943, el Segundo
Congreso Nacional de Historia acordó
rendir tributo a la figura de Varela
proclamándolo:
…el primer revolucionario de Cuba, por haber
sido quien expresó por primera vez en nuestra historia
la necesidad de absoluta independencia…. (1).
Después de transcurridos casi cuarenta
años del cese del coloniaje español, hay un redescubrimiento de la
figura de Varela y es cuando comienza a explorarse la fase
más importante de su pensamiento político: el
independentismo.
Hay que decir que realmente el pensamiento y la figura
de Varela alcanzan su verdadero valor y logran su justo lugar
en la historia de nuestra patria con el triunfo de la Revolución, que no sólo publica la
encomiable obra de Varela sino que lo mejor de su pensamiento
lo difunde y aplica a las nuevas circunstancias
históricas, y cobran cada vez mayor vigencia sus ideas
independentistas en la actual batalla de ideas que libra
nuestro pueblo.
Es de trascendental importancia para las nuevas
generaciones el
conocimiento no sólo de sus trabajos escritos, sino
de toda su labor como educador, de sus métodos
e ideas acerca de la enseñanza, y sobre todas las cosas
del deber como cubano y como patriota en la defensa de la
soberanía nacional; teniendo presente que
es Varela el revolucionario quien luchara contra la
Escolástica como método
de enseñanza que primaba en la época; fue el
iniciador de la revolución en el pensamiento
filosófico, en los métodos de enseñanza,
en el sentimiento patrio sobre la independencia que para
él: debíamos conquistarla con nuestros propios
esfuerzos sin comprometer la paz futura.
En una casa de la calle Obispo, entre Villegas y
Aguacate, nació el 20 de Noviembre
de 1787 (ó 1788), Félix Francisco José
María de la Concepción Varela y Morales. El padre
era español, teniente de un regimiento de
infantería en La Habana, y se nombraba Francisco Varela.
La madre era cubana, Josefa Morales.
A los seis años parte para San Agustín
de la Florida, y muerto el padre, se hace cargo de él su
abuelo materno Bartolomé Morales, coronel de
infantería y gobernador de ese lugar.
Regresa a la Habana con catorce años, y la
tradición familiar procura inclinarlo hacia la carrera
de las armas, pero el
jovencito prefiere la carrera eclesiástica, y hace su
ingreso en el Seminario de
San Carlos.
Allí tiene entre otros profesores a Juan
Bernardo O´Gavan y a José
Agustín Caballero. A la vez estudia en la Universidad
y se gradúa de Bachiller en Artes. En su período
de estudiante, Varela se destaca por su brillante talento,
espíritu abnegado, laboriosidad, integridad de carácter y nobleza de sentimientos,
cualidades éstas que marcarían toda su
vida.
En 1806 recibe la primera investidura clerical. Antes
de cumplir la edad reglamentada obtiene, tras lúcidas
oposiciones, la Cátedra de Filosofía en el propio
Seminario (1811). Se ordena sacerdote en ese año,
recibiendo en ambos casos la licencia especial del obispo
Espada que ya, lo admiraba. A partir de aquí comienza el
período de vida de Varela, en que desarrollaría
una labor intelectual docente y renovadora de extraordinaria
trascendencia.
A pesar de que ya se observan signos
renovadores en las clases impartidas en algunos conventos,
corresponde a Varela haber sido:
…el regenerador de la Filosofía en la Isla de
Cuba y en gran parte de la América… (2)
El sentido pedagógico que usó para sus
clases de Filosofía se basaba en enseñar primero
a en pensar y en esto radicó su separación
radical con los métodos escolásticos. Preparaba
sus clases tomando de diversas bibliografías lo que a su
juicio le parecía lo más correcto e ideal para
que sus estudiantes llegaran no solo a comprenderlo sino a
meditar y reflexionar sobre el tema que se trataba, que les
motivara y creara en ellos interrogantes que propiciaran el
debate en
sus clases. Además evitaba que sus clases se
convirtieran en algo aburrido para sus discípulos,
dándoles temas en los que ellos debían prepararse
y debatirlos frente a los demás lo que contribuía
también en su futuro desempeño como
eclesiásticos.
Basándose en el método de Descartes,
postulaba que:
…la experiencia y la razón son las
únicas fuentes o
reglas de los conocimientos (3)
Desarrolla su magisterio en un marco de liberal
independencia de criterio que le causó no pocos
enemigos. Sostenía que debía haber una
separación entre la Teología y la
Filosofía. Adquiere especial relieve el
hecho de que haciendo caso omiso de las ordenanzas que
imponían el latín como lengua
docente, Varela, daba sus clases en español y para
cubrir las formalidades así como para que sus alumnos
practicaran el latín, dedicaba un día a la semana
a conversar en ese lenguaje,
esto sería un punto esencial en la formación del
cubano, de nuestra nacionalidad, pues nuestro idioma será a
partir de ese momento usado en la enseñanza y
también en la publicación de libros.
En su tercer curso como profesor
(1813-1814), Varela adopta abierta y diplomáticamente el
idioma español para sus clases de Filosofía. En
ese período comienza a publicar sus libros de textos
también en español. A la vez que incorpora
actividades experimentales en las clases de Física y Química.
…anticipándose a su época… hace
traer aparatos, o los construye él mismo o indica la
manera de construirlos y descubre ante los ojos de la juventud
atónita que le rodeaba con tanta veneración como
cariño, un nuevo campo, inmenso y hermosísimo de
investigación y estudios serios (4)
Pero no es solamente su cátedra lo que ocupa a
Varela, sino que despliega además una constante
actividad en el seno de la Sociedad
Patriótica de la que es socio de número
desde 1817. Aboga por la aplicación de nuevos
métodos de enseñanza, dirigidos a abolir la
rutina memorística y a desarrollar la capacidad pensante
de los alumnos. Por encargo de la propia institución
escribe "Máximas Morales y Sociales", libro que
sería destinado a las escuelas y al pueblo en general.
Igualmente, en cooperación con Justo Vélez,
pública un "Cuaderno de Orientaciones Morales y
Sociales" para la juventud.
Para Varela uno de los factores del atraso de la
educación en Cuba se debía al uso de los
métodos escolásticos que preponderaba la memoria
como la fuente del conocimiento, de ahí que se dio a la
tarea de revolucionar e implantar novedosos aspectos en la
enseñanza de la época usando la razón y el
entendimiento unidas al análisis, enseñar a
pensar a partir de la naturaleza
de las cosas, de su realidad inmediata sobre el principio de la
realidad cubana y de las necesidades del
país.
Al año siguiente es aclamado socio de
mérito de dicha institución, en reconocimiento a
su labor en la Sección de Educación y al celo,
actividad y acierto con que desempeñaba todas las
comisiones que se le asignaban. A un prestigio
sólidamente cimentado, se sumaba en Varela una
popularidad creciente, que lo convierte en centro de la mayor
estimación y solicitud.
…. no podía quedar tranquilo en el humilde
rincón de su colegio, cuando cosa grande
acontecía en la Habana, o cuando se quería
conmemorar en ella, de una manera realmente satisfactoria,
cualquier suceso de importancia. Para todo se apelaba al padre
Varela y nada se creía completo sin su
cooperación y auxilio..(5)
Así Varela, fue el escogido para que dirigiera
la misa (y el consiguiente sermón) en vísperas de
ciertas elecciones que habían de tener lugar en la
Habana en octubre de 1812. El acto religioso –
político se efectuó en la iglesia del
Santo Cristo, ocasión que aprovechó Varela para
decirle al pueblo:
… no consideréis otra cosa que el bien de la
patria… meditad y reflexionad vuestra elección; no
procedáis por un ciego instinto y mera costumbre que es
otro de los principios que
inducen a error al entendimiento. Ciudadanos virtuosos y sabios
deben ser el objeto de vuestras miras, sean del estado y
condición que fueren… sacrificad vuestros intereses
privados en obsequio de la sociedad… (6)
La verdad, la patria, la sociedad, eran palabras que
Varela revestía de un sentido nuevo para aplicarlos a la
política, la cual suponía un
lenguaje nuevo en aquellos años de inicio del siglo XIX.
Eran sólo algunas anticipaciones de quien habría
de radicalizar todavía más sus ideas y su
lenguaje años después.
En 1818 publica Apuntes Filosóficos y Lecciones
de Filosofía, siendo ésta última con la
que da cima a la renovación de las ideas
filosóficas. Gracias a esta obra se enseñó
Filosofía
Moderna en castellano.
Además en esta obra se fundamenta un sentimiento
nacional aparece un concepto de
patria y la defensa de éste, del amor de un
hombre por
su tierra. Es
un texto de
fácil comprensión y asimilación por parte
del estudiantado que al recibir su contenido estará
preparado para nuevas materias que enriquezcan lo recibido sin
que medie el uso de lo memorístico, solo la
comprensión y reflexión de lo
estudiado.
En vida de Varela se hicieron varias ediciones de este
libro en Estados Unidos
y fue usado como texto para la enseñanza en México.
A 1819 corresponde su "Miscelánea
Filosófica", que se edita por segunda vez en Madrid en
1821. De esta obra hizo Varela una tercera edición en New York, en 1827.
Miscelánea Filosófica que él llamaba
entretenimientos, es una reunión de diversos temas:
desde cuestiones de lógica hasta reflexiones acerca de la
música,
con la que llenaba sus momentos libres pues tocaba el
violín a la perfección. A él se debe la
fundación de la primera Sociedad Filarmónica que
hubo en La Habana.
El establecimiento en España
de la Constitución de 1812, determina la
creación de una Cátedra sobre Materia
Constitucional en el Seminario. El obispo Espada comunica su
deseo de que sea Varela quien asuma esa tarea.
En las oposiciones para cubrir la cátedra se
presentan tres jóvenes talentosos que han sido sus
discípulos: José Antonio Saco, Nicolás
Escobedo y Prudencio Hechavarría. La Cátedra de
Constitución recae, desde luego, en Varela, el cual da
comienzo a su nueva función en enero de 1821. En ese
mismo año publica su libro "Observaciones Sobre la
Constitución de la Monarquía Española", que
sería su última obra escrita en Cuba.
Para Varela fue esta una nueva y magnífica
oportunidad de derribar viejos troncos podridos y esparcir un
semillero de ideas modernas. Su cátedra alcanzó
una resonancia de tribuna. Las palabras SOBERANIA Y LIBERTAD, en
la voz de Varela se vistieron de gala. Nunca antes se
había hablado un lenguaje semejante en Cuba.
…Es preciso no perder de vista que
una cosa es soberanía y otra gobierno.
Aquella resulta de la voluntad general, que forma el primer
poder
inseparable de la nación, mas el gobierno es mero
ejecutor de la voluntad general, y sólo consiste en
una o muchas personas que merecen la confianza pública
autorizadas para juzgar según las leyes, y
dictar otras nuevas cuando la necesidad lo exija, pero
siempre conformándose a la justicia.
El gobierno ejerce funciones de
soberanía; no la posee ni puede decirse dueño
de ella. El hombre
libre que vive en una sociedad justa, no obedece sino a la
ley. Mandarle
invocando otro nombre, es valerse de uno de los muchos
prestigios de la tiranía, que sólo producen
efecto en las almas débiles. El hombre no manda a
otro; la ley los manda a todos… (7)
El mito del
origen divino de los reyes y sus poderes omnímodos, se
desmoronaba a la vista de todos. Esta cátedra
tendrá una significación especial en la juventud
de la época que se adhiere a ella e inicia la
búsqueda de los nuevos conceptos e ideas que
revolucionan el mundo. Allí se enseñó los
fundamentos de un patriotismo nuevo, surgió la
expresión de un fuerte sentimiento de nacionalidad
desligado de las limitaciones cada vez mayores de la
burguesía esclavista cubana Se abordará la
necesidad de crear la nación cubana uniendo para ello todos los
componentes del pueblo sobre la base de la colaboración
de clases. Por tanto sirvió esta cátedra para
desarrollar el pensamiento político hacia la patria y
mirar hacia nuestros propios problemas
desde una óptica nueva en aras de la conquista de
un destino propio.
En medio de un clima
extremadamente tenso entre criollos y peninsulares
(constitucionalistas y absolutistas), en diciembre de 1822 se
celebraron las elecciones de diputados a las Cortes de Madrid,
en que salió electo Félix Varela, así como
Leonardo Santos Suárez y Tomás Gener.
Una ojeada a la situación nacional en que
Varela es electo diputado a las cortes, nos brinda el siguiente
cuadro: un patriciado criollo (terratenientes, dueños de
esclavos, magnates del azúcar, del café,
del tabaco de la
ganadería con títulos nobiliarios
algunos de ellos) que mantenía una posición
política reformista, y al que cualquier situación
política en el país (liberal o absolutista) le
venía bien, con tal que no alterara el orden
público y no peligraran sus vidas, haciendas y
perspectivas económicas. Estos enriquecidos criollos
preferían que continuara el régimen
español antes que estallara un movimiento
revolucionario que pusiera en peligro sus intereses
económicos, además veían en el gobierno
cierta garantía a su estabilidad. A lo que más
aspiraban era a un régimen autónomo para Cuba en
el que pudieran ser factores aún más
determinantes. Pero expliquemos esto más detalladamente:
Para fines del siglo XVIII e inicios del XIX, y a raíz
de numerosos factores internos y externos, se produce en Cuba
el desarrollo del sistema
plantacionario. Con la plantación, Cuba entra en la
modernidad y
se orienta hacia patrones de producción capitalistas.
En España a este proceso de modernidad se le
conoce como DESPOTISMO ILUSTRADO (período de Carlos
III); y es el espacio que deja libre la monarquía
española para los intereses de orientación
capitalista evitando por supuesto, que una negativa a ello
pueda provocar una revolución burguesa.
El Despotismo Ilustrado en América, a veces
funciona con más fuerza que
en la metrópoli, rompe con el monopolio
comercial, la política de puerto único y abre las
puertas a otras regiones comerciales, tiene en cuenta y hace
espacio a los intereses de los criollos que ahora se
consolidarán como clase. El
Despotismo Ilustrado origina, por tanto, una nueva
dimensión teórica y cultural.
Es oportuno señalar que a los EE.UU
también les convenía que la situación en
Cuba se mantuviera inalterable pues de ocurrir un estallido
revolucionario sus intereses podían peligrar.
¿No había entonces separatistas en
Cuba?. Sí los había ya, e incluso anexionistas,
pero estarán ubicados en otros estratos
sociales.
En medio de esta atmósfera parte Varela para España
el 28 de Abril de1821. Estando allí estallan ciertas
conspiraciones separatistas creándose un estado de
agitación en toda la Isla.
El centro de movimiento era la Logia Soles y Rayos de
Bolívar. En esta conspiración no
participaba el patriciado criollo, eran fundamentalmente
jóvenes, campesinos, profesionales, alcaldes, jueces,
oficiales de la milicia, gente modesta, labradores y
otros.
Esta actitud de
la oligarquía criolla puede explicarse en razón
de la época. La nacionalidad cubana estaba aún en
formación. Al condicionar sus aspiraciones a obtener
ventajas económicas y de predominio, el patriciado
criollo se convertía, como clase en una fuerza que, a su
vez, agudizaría las contradicciones en el régimen
colonial. Los campos, por consiguiente, irían así
deslizándose cada vez más. Surgirían
nuevas aspiraciones, una nueva situación: las
económicas desarrollarían pugnas políticas, y nuevas formas de lucha
conducirían al vuelo histórico. En otras palabras
a través de un largo período de sublevaciones de
esclavos, de conspiraciones armadas separatistas, de luchas
políticas por reformas, de una intensa propaganda
contra los males del régimen imperante, éste se
fue modificando profundamente, hasta que finalmente fue
sustituido uno por otro.
Al partir para España, Varela representaba
prácticamente el interés
y las aspiraciones del patriciado criollo de reavivar la
demanda de
un régimen autónomo para Cuba. Todavía en
aquel momento confiaba en España, en los liberales
españoles. Pronto, sin embargo, el conocimiento directo
de la realidad le permitiría ver las cosas de otra
manera. Y esto es lo que levanta la
personalidad de Varela en un plano de excepción, y
permite calificarlo como el primer intelectual revolucionario
de nuestra historia, el primer intelectual que rompe los moldes
ideológicos de la oligarquía terrateniente y
enarbola la bandera de la emancipación,
anticipándose 45 años a La Demajagua. No era
Varela, como sabemos, de clase opulenta, y se ha
señalado que esto influyó en su capacidad para
remontarse en dicha clase. Pero lo mismo pudiera decirse de
otros intelectuales de aquel tiempo, que
sin embargo amoldaron sus ideas a las del
patriciado.
Abogó Varela en las cortes
españolas por la abolición de la esclavitud y vio
como su proyecto se
estrellaba contra los intereses de los negreros bien
respaldados en las mismas; presentó un proyecto de
autonomía colonial y pasó por el dolor de ver
titulados liberales, como Agustín Argüelles,
combatiéndolo en un hombre de colonialismo reaccionario,
defendió, en fin, con gran visión de estadista,
la necesidad de que España reconociera la independencia
de América, y vio triunfar la ceguera política de
la Metrópoli con un "no ha lugar a votar sobre el
dictamen". Esta fue la experiencia del padre Varela en las
cortes de España. Por sí solo hubiera bastado
para determinar un cambio
radical en sus ideas…(8)
Luego sobrevino la catástrofe: la
invasión francesa en apoyo de Fernando VII y su
restauración con poderes absolutos; la feroz
persecución desatada contra los liberales
constitucionalistas; la pena de
muerte dictada contra Varela y contra todos los que
habían votado contra un Consejo de Regencia y declararon
incapacitado al rey. Varela, así como Gener y Santos
Suárez, pudieron salvar la vida huyendo de Marruecos en
un barquichuelo, a través del estrecho de Gibraltar y de
las balas francesas.
De Marruecos Varela se trasladó a Estados
Unidos. En Filadelfia para decir sus verdades, funda el
periódico El Habanero. En dicha
ciudad publica los tres primeros números y los
restantes, hasta el séptimo, que fue el último,
en Nueva York, en el período comprendido entre 1823 y
1826. Doblados convenientemente los ejemplares, podía
hacerlos llegar a la Habana como si fueran cartas. Las
autoridades coloniales se agitaron; los enriquecidos criollos
reformistas se hicieron los desentendidos.
Corre el año 1825. Las prédicas
revolucionarias de El Habanero llevaron al paroxismo a
los que mantenían esclavizada a Cuba. Se planeó
asesinar a Varela, el cual lo denunció
públicamente:
… Se ha hecho una
suscripción para pagar asesinos, que ya han encontrado,
y que deben venir de la isla de Cuba a este país, sin
otro objeto que matarme. La noticia es dada por personas de
quien no puede dudarse, y además tiene otros
antecedentes que lo confirman (9)
Varela permaneció en Estados Unidos hasta su
muerte, o
sea, treinta años. Nunca pasó por su mente
adoptar la ciudadanía norteamericana, pues
tenía la firme resolución de no serlo de
país alguno de la tierra,
desde que circunstancias que no eran ignoradas lo separaron de
su patria.
Cartas a Elpidio sobre la impiedad, la
superstición y el fanatismo en sus relaciones con la
sociedad fue su última obra de carácter
filosófico escrita en español. El primer tomo se
publicó en Nueva York en 1835, y se reeditó en
Madrid al año siguiente. En esta obra Varela
señala normas de
moral
práctica vinculadas a la vida ciudadana, e inculca
el amor a
las ciencias;
aconseja mostrarse liberal en las opiniones y censura los
colegios que aplican métodos a base de castigos y de
premios, que solo sirven para formar hipócritas
especuladores, su afán por revolucionar la
enseñanza es constante y su lucha contra las formas
escolásticas de la época no cesan, aún
estando lejos de su patria.
¿Quién era Elpidio?. La pregunta ha
motivado distintas suposiciones, pero es lo más probable
que con tal nombre Varela simbolizara a la juventud cubana, ya
que Elpidio deriva del griego, elpís, que significa
esperanza. Para Varela en la juventud estará
precisamente la esperanza del futuro a ella le
corresponderá el principal papel en la
transformación de la sociedad y en la eliminación
de las viejas formas caducas de la
escolástica.
Varela llegó a dominar a la perfección
el idioma inglés, por lo que tradujo y
publicó varias obras; son las principales el Manual de
Práctica Parlamentaria, de Thomas Jefferson, y Elementos
de Química aplicada a la Agricultura,
de Humphrey Davy. Bajo su cuidado personal
publicó también en Nueva York las Poesías, de Manuel Zequeira.
Colaboró con varios trabajos, uno de ellos de
singular interés sobre gramática en la Revista
Bimestre Cubana, cuando ésta comenzó a editarse
en la Habana, en 1831. Asimismo, publicó algunos
materiales
en El Mensajero Semanal, periódico que José
Antonio Saco editó en Filadelfia, primero, y
después en Nueva York.
Varela desarrolló una intensa actividad
religiosa hasta el fin de sus días. Fundó varias
iglesias y un periódico literario-religioso, así
como un asilo para niños
huérfanos. Fue muy amado, admirado, y temido por quienes
alguna vez polemizaron con él sobre temas
eclesiásticos. Fue Vicario General de Nueva York, y
recibió el título de Doctor de la Facultad de
Teología del Seminario de Santa María de
Baltimore. En dos concilios de Obispos y Teólogos
representó al obispado newyorkino.
Sintiéndose enfermo realizó dos viajes a San
Agustín de La Florida para reponerse. Estando
allí recibió la visita del ex discípulo
suyo Lorenzo de Allo, quien comunicó inmediatamente a La
Habana la situación de abandono y miseria en la que se
encontraba un hombre de la talla de Varela. Al conocerse estas
cosas en Cuba, un grupo de
amigos y alumnos decidieron enviarle ayuda necesaria para lo
cual viajaría a Estados Unidos,
José María Casal. Cuando éste
llega a San Agustín Varela había
muerto.
Hombre de dos siglos, el XVIII y XIX, Félix
Varela es un punto de incidencia de las influencias de uno y
otro, en lo político y en lo literario.
En lo político se aprecian en él dos
etapas bien definidas: Una reformista-autonomista, de una
cubanía provinciana sujeta a España. Se era
habanero como se podía ser, madrileño o sevillano
y se tenía del orden y la paz un concepto
colonial.
Se opera después en Varela una toma de conciencia
nacional de cubanía, y adopta una actitud
independentista y revolucionaria, es su segunda etapa donde
entiende que la revolución en Cuba es
inevitable.
En lo literario (como prosista y orador), se observan
rasgos del siglo XVIII neoclásico y criticista y del XIX
romántico. Es el iniciador de una prosa reflexiva que
surge de una actitud crítica, indagadora de los problemas
cubanos. Su prosa clara, enérgica, sobria, didáctica, emotiva, muy rica en imágenes, está permeada de
aforismos integrados al contexto a la manera de Martí. Cartas a Elpidio constituyen sus
páginas de mayor interés literario.
En lo filosófico podemos considerar a Varela
como el filósofo del optimismo, para él la
razón y el conocimiento son los dos mayores bienes
morales que poseen los hombres.
Las ideas pedagógicas de Varela, se encuentran
íntimamente relacionadas con su pensamiento
filosófico. Fue el primero que enseñó en
Cuba el estudio de las ciencias
naturales utilizando la observación y la experiencia. Combate el
silogismo, sin negar sus valores, dando preferencia al
método analítico. Para él la
educación debía ser variada, interesante y
práctica donde; se utilizaría el método
explicativo y se combinarían materias complicadas con
otras más fáciles para propiciar la
comprensión y la higiene
escolar. Recomendó moderación en la lectura
pues para él la verdadera ciencia es
fruto de la meditación y del buen enlace de las ideas.
Recomendó la mañana como el mejor horario para el
estudio. Refiriéndose al lenguaje puntualizó que
se aprende mejor lo que se escribe ve y oye. Debían
usarse la inducción y la deducción cuando fueran
necesarios.
Por todo lo señalado en este trabajo
consideramos de gran importancia conocer y estudiar la obra de
Varela, teniendo en cuenta la época que le tocó
vivir y cómo a pesar de eso fue capaz de entender la
necesidad de renovar la enseñanza, la vida misma de toda
la sociedad, llevar a cabo una revolución contra el
dominio
colonial que impedía el desarrollo de la sociedad cubana
y frenaba el pensamiento de la época imponiendo viejos
moldes que dejaban fuera toda posibilidad de entendimiento con
la estructura
colonial y por tanto el camino de la independencia era cada vez
más imprescindible.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
- Martínez Dalmau, Eduardo Discurso
pronunciado en el Segundo Congreso Nacional de Historia.
Cienfuegos, 1943. - Bachiller y Morales, Antonio: Apuntes para la
historia de las letras y de la instrucción
pública en la Isla de Cuba. Biblioteca
de Autores Cubanos, t.1. Academia de Ciencias de Cuba, La
Habana, 1965. - Rodríguez, José Ignacio: Vida del
presbítero don Félix Varela. 2da. ed; Arellano y
Cía. Editores, La Habana, 1944. - Idem.
- Idem.
- Bisbé, Manuel: Ideario y conducta
cívicos del Padre Varela. - Idem.
- Idem.
- Roig de Leuchsenring, Emilio: Varela en El
Habanero, precursor de la revolución cubana, La Habana,
1945.
CAPITULO II:
PENSAMIENTO SOCIAL DEL ILUSTRE CUBANO DON JOSE DE LA LUZ Y CABALLERO
EN TORNO AL
VALOR.
La historia de las diversas concepciones sobre el
valor, en general, han seguido varias direcciones, que explican
su riqueza vinculada a la espiritualidad del cubano. En el
siglo XIX, la
ilustración cubana que significó como dijera
Varona "El verdadero crepúsculo de nuestra historia
cultural nacional" tiene como insigne a José de
la Luz y Caballero, quien, considerado por Armando Hart,
como el más grande filósofo del hemisferio
occidental y por Medardo Vitier, como el filósofo del
valor, educó y preparó a la juventud desde las
aulas para sacar el país del atraso y elevarlo hasta el
nivel alcanzado por Europa. Supo
utilizar los Discursos
Académicos de inicio de los exámenes como
estandarte, para criticar la inmoralidad que le es
característico al estado colonial que vivía la
Isla. Luz combatió durante varios años el
eclecticismo del francés Víctor Cousin, cuya
doctrina iba a ser utilizada por el régimen colonial
para sofocar el librepensamiento que la ilustración demandaba. Luz logró
desterrar con sus ideas de avanzada toda la pretendida
filosofía de la conciliación.
Al transmitir los valores a la juventud, hacía
hincapié en la unidad que debe prevalecer entre la
ciencia y el patriotismo, que traería el progreso para
el país. De ahí que veía en la moral la
fuerza propulsora de la sociedad.
Es precisamente en Luz, donde la necesidad de
establecer una ciencia para la patria, toma grandes vuelos. Por
su contribución a la sociedad cubana, él fue
denominado "el maestro de todas las ciencias, "el sabio
cubano", "el Sócrates cubano".
Después de la Revolución de Haití
ocurrida hasta 1808, la situación económica de
Cuba prosperó, convirtiéndose en el principal
exportador de azúcar. Para mantener este comercio,
los terratenientes criollos, necesitaban de la introducción de la ciencia y la
técnica a gran escala en la
agricultura cañera.
Por otra parte, la vida espiritual de la sociedad
cubana expresaba una crisis
profunda en la Educación, que generaba un tipo de hombre
erudito, pero con un pensamiento escolástico y
acrítico, de espalda a las necesidades de una sociedad
cubana esclavizada, enferma y explotada por la Metrópoli
Española.
La obra de Luz, como él mismo expresara, fue
una lucha tenaz de la luz contra las tinieblas, de la ciencia
contra la ignorancia. Muy significativo es que una parte de su
obra que más ha trascendido andando el tiempo es la
correspondiente a su pensamiento ético, que podemos
denominar moral- patriótico.
Nos corresponde desentrañar cuales son aquellos
elementos valorativos que median entre ciencia y
patriotismo.
Luz se pronuncia, ante todo contra una ética
racionalista, que tiene como característica imponerse
desde afuera del hombre sin atender al tiempo, las costumbres,
su suelo, normas
de connivencia, que en definitiva forma el núcleo de la
cultura
popular o ethos.
Esta ética la trataron de introducir a
través del eclecticismo francés de Víctor
Cousin, filosofía de corte idealista subjetiva cuyo
método introspectivo psicologista iba dirigido a crear
un hombre pasivo totalmente, mirándose hacia adentro,
para el cual los acontecimientos sociales no significaban nada
en absoluto.
Luz consideraba que aplicar con férrea voluntad
la educación de la juventud a una idea más o
menos exacta, tras de ser casi imposible, es terriblemente
peligroso, corriéndose el riesgo de
arruinar cosa tan respetable como una inteligencia; para sumirlo en la inercia y en el
marasmo, creando resultados funestos.
Luz se pronuncia por una educación para la vida
donde no exista la ciega obediencia, que será oportuna
en otros casos, pero que nada podría servirle a
él como educador, que trataba de encender, no de apagar,
de crear hombres, no máquinas.
Por esta razón, educar al niño con
cuantas menos pretensiones sean posible es la gran obra de la
educación, es decir, que para educar en valores hay que
partir del orden en las cosas y no ordenándolas desde
afuera.
Quien abra la historia, reflexionaba Luz, verá
que ha sido siempre el recurso de aquellos pocos de
ánimo mezquino, que no comprenden el progreso de la
humanidad y que la civilización en una marcha triunfal
ha dejado siempre detrás de sí
Luz recomienda que aunque estuviésemos
condenados a vivir en una sociedad destituida de toda grandeza
y formada de vicios y de crímenes seamos entonces los
únicos árboles en pie en medio de tal yerme de
virtudes.
El pensador cubano se sentía orgulloso de
expresar que para que Cuba sea libre para eso era él,
maestro. Este compromiso con la Patria lo lleva a establecer un
método propio enaltecedor de la verdad,
que de categoría gnoseológica tratada
solamente en materias filosóficas, deviene en la mente
del pedagogo, en gnoseológico-moral; o sea el
conocimiento de la verdad, su interiorización por parte
del individuo
crea una actitud consciente ante la vida y la patria. Por eso
solía decir: sólo la verdad me pondrá la
toga viril.
Considera que la verdad es el alimento que la
Providencia divina ha señalado al espíritu
durante su peregrinación sobre la tierra; es la luz de
la inteligencia; en su atmósfera es donde único
puede respirar el alma feliz.
El espíritu humano necesita conocer, la conciencia del
desarrollo intelectual le produce una satisfacción viva
y profunda; los obstáculos le disgustan, la duda lo
quebranta.
En la edad de la inocencia y de candor este
sentimiento noble y precioso de la verdad aparece en toda su
pureza, el espíritu quiere entonces que vida en su
atmósfera, e instintivamente busca la verdad, sin darse
cuenta de que la busca.
La obra de la enseñanza es lo más
importante, que según Luz, no es la mera
transmisión de los conocimientos sino que para el
educador que tenga profundamente arraigado en su corazón
el sentimiento religioso, el objeto de la enseñanza es
un alma hecha a imagen y
semejanza de Dios, un alma que viene al mundo con
gérmenes que han de ser desarrollados para volver
mejoradas al seno del Creador. Para él, pues, no se
trata sólo
de disipar en el niño las tinieblas de la
ignorancia; se trata, ante todo del desarrollo armónico
y completo de sus facultades inmortales y del cultivo de sus
sentimientos, de la recta dirección de las ideas, se trata de
moralizarlo, de indicarle amor a la virtud, de hacerle bueno,
en una palabra.
José de la Luz, era partidario que cuando se
cultiva, moraliza e instruye a la vez, es cuando
el maestro cumple con los fines de su ministerio, porque
cultivar las facultades todas, moralizar al individuo y
trasmitirle conocimientos: tales son los fines de la
enseñanza, de la verdadera
enseñanza.
Para Luz el mundo no levanta al educador arcos de
triunfos como a los conquistadores de la tierra, la
pública admiración no le erige estatua, ni la
fama se encarga de grabar su nombre con letras inmortales; pero
en el fondo de su pecho le levanta un altar de gratitud; a la
vez, la voz de la conciencia diciéndole a cada instante:
"cumpliste con tu deber", es más grata que la fama que
pregona los altos hechos en todas las regiones, y el
monumento de ciencia y virtud que dedica a la
patria es más digno y apreciable que todas las
conquistas. No son sin duda tan deslumbrante los trofeos de la
victoria; su triunfo es más modesto, pero los más
hermosos laureles no son comparables a los de ganar almas para
el cielo y sectarios para la verdad.
Despertar el hombre a la virtud y a la verdad,
comunicarle buenos principios, grabar en su corazón las
más sanas máximas de la moralidad,
tal debe ser el fin primordial de todo educador. El que no
tiene el verdadero sentimiento moral y consiente que en sus
alumnos se arraiguen malos hábitos,
permitiéndoles que mientan, no sólo labra
la infelicidad de estos, sino que falta gravemente a los
padres, a la patria y a la humanidad.
Luz y Caballero, en la madurez de su pensamiento se
encuentra con un cuadro científico del mundo, donde a
pesar de los golpes aceptados por Varela, aún el
pensamiento escolástico se asentaba en la
enseñanza y en el pensamiento social. Las artes, la
jurisprudencia, la lógica
aristotélica ocupan la mente de los hombres eruditos de
la época desde hacía muchos
años.
La llegada de algunos frailes españoles en el
siglo XVII abrió la expectativa de cierto humanismo y
preocupación por el problema del indio en
extinción.
A fines de ese siglo, el Padre José A.
Caballero hablaba de introducir las ciencias experimentales en
la enseñanza; planteamiento que se fue radicalizando
pasando por Varela hasta Luz.
Prácticamente la misión
de la vida de Luz fue introducir las ciencias naturales no como
entes aislados, sino situarlas en la enseñanza, en tal
posición de primacía que su aprendizaje
determinara el robustecimiento del espíritu y de la
moral del hombre, que lo pusiera en condiciones de curar los
males del organismo social.
El consideraba que el hombre es alma,
sentimiento y físico, todo unido en una
pieza.
En este pensamiento basó toda su
concepción del mundo. Un pensamiento de corte
naturalista al estilo de Feuerbach, muy utilizado por Marx en sus
primeros trabajos, pero que posee gran valor
metodológico para la concepción unitaria del
hombre contraria a la concepción religiosa de la
contradicción espíritu – cuerpo y la
separación de ambos con la consiguiente corrupción del segundo. A pesar de ser
una concepción vertida en el pensamiento
filosófico en Cuba, significó, además,
romper con el paralelismo psico-físico; problema al cual
se había enfrentado la filosofía durante mucho
tiempo y que tuvo una solución importante en Benito de
Spinoza en Holanda.
Por tanto, el hombre tenía que ser estudiado
por una sola ciencia. Aquí en Cuba la
concepción unitaria de la ciencia desmantela las ideas
pedagógicas escolásticas de la primacía de
la lógica con relación a la física, y
enfrenta toda una polémica que sacudió a América
Latina durante varios años contra el pernicioso
eclecticismo de Víctor Cousin. La filosofía
idealista subjetiva de Cousin que había obtenido glorias
en la época de la "restauración" francesa al
servicio de
la reacción, era acogida por el régimen colonial
y sus adeptos como la necesaria para conciliar las
contradicciones en Cuba. O sea que detrás de ella se
escondían fines ideopolíticos que de establecerse
ahogaría los avances de la ilustración y el libre
pensamiento en Cuba.
Sin embargo Luz consideraba que el hombre fue primero
físico que ideólogo. Por lo tanto la
enseñanza de las ciencias naturales debía
preceder a las morales o espirituales que era lo necesario a la
tierra de caña, guarapo y café.
Luz fue capaz de derivar que esta única ciencia
tenía que tener un sólo método para
adquirir el conocimiento, en el cual se vinculen
orgánicamente la experiencia como punto de partida, con
el raciocinio que analiza y que tuvo como centro el proceder de
la inducción baconiana que va desde los hechos aislados
a la síntesis
en conclusiones generales.
El método empirio-racionalista, como le llaman
varios autores (1), se acerca a una concepción avanzada
de la práctica que rebasa el sentido simplista, como el
conocimiento profundo del hombre y la
sociedad.
La presencia de un sólo método es muy
importante para la unidad de los puntos de vista del paradigma
científico en formación en la época que
Luz mismo pregonaba como la de la gran
síntesis.
Lógicamente, toda la concepción del
hombre , la ciencia y el método desemboca en la verdad,
que al ser resultado de la identidad
del concepto y el objeto, que conduce se comporta como una
verdad única. Esta verdad es la configuración
ecléctica de la síntesis escogedora de lo mejor
de todos los sistemas. Una
verdad única en la concepción del mundo de un
hombre significa solidez de los conocimientos, inquietud y
acción práctica con conocimiento
de causa. El concepto de verdad como conclusión se
convierte en la
célula de la unidad entre ciencia y
patriotismo.
Es interesante que se esté presentando entre
los intereses cognoscitivos lucistas la aparición no ya
de una visión de conjunto del universo, sino
la búsqueda de la dialéctica de los
vínculos y relaciones que la aplica consecuentemente al
considerar que en el mundo no existen tangentes y secantes,
sino todo se abraza y se toca como una fuerza única.
Según Luz, el espíritu del hombre es el punto de
aplicación de muchas fuerzas contrarias, necesario es
que entre ellas haya una que no sólo la contrapese a
todas, sino que las arrastre y las domine, y esta debe ser
la fuerza de la verdad.(2)
Para Luz el que siente la fuerza de la verdad y el
impulso de propagarla no hay ningún miramiento que lo
detenga, la verdad es por naturaleza expansiva: una vez dado el
impulso nada puede contenerla como la salida de un proyectil
una vez desarrollada la fuerza de la pólvora
Luz y Caballero encuentra en la
Educación la palanca impulsora de los cambios que
debían operarse en la juventud proponiéndose de
una forma suí generis la vinculación de tres
sujetos, que laboran al unísono en el proceso de su
realización.
Él consideraba que la educación debe
tener por lo menos tres obreros: padre, alumno y maestro,
formando una "trinidad" que conduciría a la
educación del sentimiento de la
verdad.
El binomio ciencia – patriotismo, en el
pensamiento social de Luz, encuentra como elemento mediador el
proceso que pasa por el método empirio-racionalista
hasta el logro de una verdad unitaria que funcione como premisa
para la actuación moral del sujeto como una sola pieza
en la solución de problemas que acarrean al organismo
social. Por eso, la Educación debe incidir en el hombre,
que se convertirá en sujeto cuando se arraiguen al
unísono los conocimientos científicos y
sentimientos patrióticos, que redunden en una
formación valorativa integral del mismo.
El hecho de que el individuo se desentienda de su
patria en los momentos en que ella lo necesita, por ser "buen
científico", no llega a ser un hombre pleno porque le
falta a esos conocimientos, la verdad que los moraliza que ese
esencialmente patriótica, donde adquiere su verdadero
valor social. Por esta razón, los autores coinciden con
Medardo Vitier al definir el valor:
"Valor en filosofía, para valerme de una
fórmula, implica criterio más vivencia (…)
Dicho de otra forma cuando nuestras creencias se convierten en
conducta" (3)
Por eso estas ideas contribuyeron a la
formación del ethos del pueblo cubano entendido como es
la
organización inconsciente de un grupo o de una
sociedad que es el elemento básico de la cultura. Es el
punto de donde proceden las normas, los valores. Es todo lo que
observa inconscientemente, el conjunto de modos de actuar que
no se discute y se trasmite espontáneamente Se expresa
en dichos provechos, símbolos mitos
sentencias de sabiduría popular.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- En este sentido coinciden autores como Carlos Rafael
Rodríguez (José de la Luz y Caballero), Zaira
Rodrigues Ugidos (El sensualismo racionalista de José de
la Luz y Caballero en Ciencias Sociales Cubana; José
Antonio Bustamante y Montoro (La polémica contra el
eclecticismo. Obras). - Luz y Caballero, José: Elencos y Discursos
Académicos.
Editorial Universidad de la Habana de 1944.
3. Vitier, Medardo: Valoraciones. Conferencias
editadas por la Editorial Universidad de las Villas
CAPITULO III:
TECNOLOGIA Y VALOR
Los tiempos actuales se caracterizan por el incremento
explosivo de las investigaciones
científicas y la creciente disminución en el
tiempo de aplicación práctica de sus resultados.
Estas profundas y generalizadas transformaciones tienen, entre
otras causas, la imbricación cada vez más
estrecha entre desarrollo científico y
tecnológico y su aplicación en la esfera
productiva, de distribución y consumo de
bienes y servicios.
Por otra parte, ocurre a nivel mundial una globalización de los mercados
cuyo signo característico es la lucha cada vez
más aguda por la introducción de
tecnologías basadas en el conocimiento, la cual
está conduciendo a la sustitución de materias
primas, cuestión que unida a la creciente
dominación de la especulación financiera por
sobre el capital
productivo ha estado conduciendo a una suerte de
desmaterialización del capitalismo.
Estas radicales transformaciones han acrecentado la ya
difícil situación de los países
subdesarrollados, productores de materias primas tradicionales
y productos
con muy poco valor agregado, es decir, los países
tercermundistas, que obligados a la inserción en la
economía
mundial, se ven con menos posibilidades de competir con los
países desarrollados y, por consiguiente, mínimas
perspectivas de crecimiento
económico.
Salta a la vista una profunda contradicción del
régimen capitalista: mientras por un lado los adelantos
de la ciencia y la tecnología ofrecen como nunca antes
enormes posibilidades en la creación de bienes para la
sociedad, por el otro el disfrute de esos resultados
está más distante del alcance de las grandes
mayorías del orbe, pues
"…el patrimonio
de las quince personas más afortunadas del planeta,
sobrepasa el PIB del
conjunto del África subsahariana" (1)
Este modelo de
relaciones entre los hombres ha llevado al mundo a una crisis
generalizada que se manifiesta tanto en el ámbito
económico como en el social, político y
espiritual de la sociedad; pero ha tenido su correlato en las
relaciones del hombre con la naturaleza, y también
aquí puede hablarse ya de una gran crisis
ecológica.
De todo lo arriba expresado se sigue que el modelo
impuesto por
el capitalismo al mundo, donde coincide en estos tiempos esas
dos grandes crisis: la económico-social y la
ecológica, es insostenible, por lo que es de extrema
urgencia cambiarlo, pues está en juego la
supervivencia ya no de un grupo, una clase, un país o
una región, sino de toda la humanidad, y en segundo
lugar la estrecha relación existente entre la ciencia y
la tecnología y su influencia en la sociedad toda; por
lo que hoy no sería posible explicar los procesos
sociales sin tener en cuenta este elemento.
Así las implicaciones éticas del
desarrollo científico-tecnológico han sido objeto
de reflexión en los últimos tiempos con mayor
fuerza y en tal sentido es preciso resaltar lo planteado por el
director de la UNESCO, Koichiro Matsuura quien condenó
categóricamente toda investigación o intento de
clonación humana reproductiva, y
abogó por la urgente prohibición universal de
estas prácticas criminales; y más adelante
señala que
Debemos hacer todo lo posible, a nivel nacional e
internacional, para prohibir experimentos no
sólo arriesgados en el plano ético porque atentan
de forma intolerable contra la dignidad
humana" y a renglón seguido subrayó que no puede
haber progreso para la Humanidad "en un mundo en el que la
ciencia y la tecnología se desarrollen
independientemente de toda exigencia ética
(2)
Con esta sentencia el director de la UNESCO,
está interpretando el sentir creciente de filósofos, sociólogos de la
ciencia y la tecnología que está teniendo lugar,
fundamentalmente a partir de mediado del siglo
pasado.
Todo análisis que pretenda hacerse sobre la
tecnología deberá tener como presupuesto el
concepto racionalidad, en tal sentido Jacques Ellul
(1960), mantiene que por tecnología hemos de entender la
totalidad de métodos que racionalmente alcanzan la
eficacia
absoluta (o apuntan a ella) (3)
Teniendo en cuenta esta perspectiva es importante
entonces elucidar la esencia de la racionalidad. Para la
ilustración la ciencia ha constituido el modelo de la
verdadera emancipación del hombre, el paradigma de la
racionalidad que encuentra su basamento teórico en el
positivismo.
Según Max Wëber, la racionalidad moderna
se había especializado en detectar los medios
oportunos para conseguir metas -medios, fines-, cuya
culminación debe ser la dominación del mundo
puesta al servicio de los intereses humanos. Esta racionalidad
concebida también como teológica, es la
aplicación sistemática de la razón para
determinar los medios más idóneos en la
consecución de los fines perseguidos por la
acción humana.
G. Lukács, utilizando el término
weberiano del cálculo
racional, destaca:
La esencia del cálculo racional
se basa en fin cuentas en
que el curso forzado conforme a leyes e independientemente de
lo arbitrario individual, de los fenómenos determinados
es conocido o calculado. El comportamiento del hombre se agota, pues, en el
cálculo correcto de las salidas posibles de ese curso
(cuyas "leyes" encuentran su forma "acabada"), en la habilidad
para evitar los "azares" que pueden ser obstáculos
mediante la aplicación de dispositivos de
protección y medidas de defensa (que se basan
también en el conocimiento y la aplicación de
"leyes" "semejantes" (4)
El gran pensador húngaro, que se cita,
utilizando a Marx, se apoya en el cálculo para demostrar
las modificaciones que se operan en el sujeto y el objeto del
proceso económico; es decir, señala el
carácter enajenante del cálculo racional. Para
él la racionalización presupone la
descomposición extremadamente precisa de cada conjunto
complejo de sus elementos, reduciéndolo en un
conglomerado de partes sueltas; con respecto al sujeto se
produce la dislocación de su naturaleza física y
social, degradándose su personalidad al insertarse
dentro de los sistemas mecanizados y funge como un ser pasivo
donde cada vez más se reducen sus vínculos con la
comunidad.
Es decir, el hombre "…se
encuentra con que él no es más que una rueda de
la inmensa máquina capitalista. El hombre es, pues,
esclavo de la máquina, lo mismo que lo es del trabajo,
de ese trabajo dividido, de la propiedad,
del dinero.
Trabajo maquinal simplificado, en el que el hombre no puede
expresar su personalidad al hacer algo. Es tan simplificado,
tan inmensamente repetido, que infantiliza al trabajador."
(5)
Al referirse a la esencia de la técnica Marx
señalaba que la misma sirve al hombre para levantarse
sobre la tierra; aunque a su vez se vuelve contra él, lo
aliena. Pero esta enajenación se hace aún mayor
cuando unos hombres son explotados por otros. Ante esta
situación Marx propone una solución: la
sustitución revolucionaria del régimen
capitalista, acto histórico mediante el cual se
dejaría atrás la prehistoria de
la humanidad, y con ello tendrá lugar el proceso
paulatino de emancipación del hombre. La sociedad
estaría en condiciones de controlar los efectos nocivos
de la técnica.
Con el desarrollo del capitalismo y la
utilización creciente de las nuevas
tecnologías, el proceso de positivización de
la razón, ha conducido al predominio de la racionalidad
burocrática instrumental; con ello asistimos a un
proceso de auto legitimación de la
técnica.
El hombre ha convertido la realidad en objeto que hay
que dominar a toda costa. La técnica es determinante en
nuestras vidas (dependemos de la radio,
la
televisión, el cine,
la
comunicación por el ciberespacio). Cada vez se
reducen más y más las relaciones entre los
hombres.
La situación anterior ha sido reflejada por el
pensamiento al generarse el estilo calculador, el cual tiene
como objetivo el
dominio de la naturaleza a como de lugar, tiene
"…una mirada objetivante,
sistematizante, manipuladora, calculadora, técnica,
utilitaria, pragmática y de acuerdo con fines de
dominación…" (6)
Este estilo que es expresión utilitaria del
valor ha deslumbrado al hombre quien vive de la exterioridad y
se enajena de sí mismo y de su existencia. Heidegger
denomina a este fenómeno desarraigo. (7) En medio
de aparatos se ha hecho más práctico, y
calculador lo que entraña un peligro pues no hay espacio
para la reflexión y el estilo calculador se convierte en
el único modelo de actuación.
Hasta aquí hemos visto una dimensión de
la tecnología donde se hace hincapié
principalmente en el análisis de su estructura y
naturaleza interna. Mitcham denomina a esta forma de
reflexión filosófica "Filosofía
ingenieril de la tecnología". (8) Opuesta a esta
concepción es la que considera la dimensión
externa, es decir los factores sociales, políticos y
espirituales como la de mayor importancia y la enmarca dentro
de la Filosofía de la tecnología
humanista.
Si la filosofía ingenieril de la
tecnología coincide con el estilo calculador que
privilegia los valores utilitarios, la filosofía
humanista coincide con el estilo de pensamiento reflexivo que
prioriza los valores de sentido, trascendentes.
Clásicos de la llamada tradición
humanista han sido los existencialistas José Ortega y
Gasset y Martín Heidegger quienes advirtieron del
peligro de la existencia humana ante el influjo de la
tecnología. Al decir de Gasset
"…la técnica, al aparecer por un lado como
capacidad, en principio ilimitada, hace que el hombre, puesto a
vivir de fe en la técnica, se le vacíe la vida.
Porque ser técnico y sólo técnico es poder
serlo todo, y consecuentemente, no ser nada determinado.
(…) Por eso estos años en que vivimos, los
más intensamente técnicos que ha habido en la
historia humana, son de los más vacíos"
(9)
Por su parte Heidegger señala que la esencia de
la tecnología está en el "desocultar",
"desvelar", es desafiar la naturaleza y ahí está
el mayor riesgo. Por eso enfatiza: "La esencia de la
técnica, encaminar el desocultar, es el peligro."
(10)
Las reflexiones del existencialismo que en su esencia más
profunda considera las relaciones sociales hostiles al hombre y
por tanto no las tiene en cuenta, no está en condiciones
de explicar el por qué del desarraigo. Si por un lado
trata importantes cuestiones de las relaciones
hombre-técnica-tecnología, por el otro no
propone, ni puede hacerlo, una solución que contribuya a
la desalineación del hombre.
El protagonismo que a partir de la segunda
guerra mundial y fundamentalmente con su terrible
colofón, comienza a tener la tecnología,
constituyó un jalón importante, dentro de las
reflexiones ético-morales.
Muchos son los hechos, de la segunda mitad del siglo
pasado y el inicio del presente, que han potenciado esa actitud
ya no sólo entre filósofos y sociólogos de
la ciencia y la tecnología, sino también de
políticos, ingenieros, tecnólogos y demás
profesionales, así como de la población. Refirámonos a los que
consideramos más importantes:
- Uso de determinados fertilizantes y
pesticidas. - Aumento de los niveles de radiación.
- Explosiones en Bophal y Chernobil.
- Ensayos nucleares.
- Aumento en flecha de la carrera de
armamentos. - Tala indiscriminada de bosques.
- Experimentos con animales.
- Incertidumbre en relación con los residuos
radiactivos. - Utilización de organismos genéticamente
modificados. - Clonación.
- Consumo irracional, derrochador de los recursos.
- Polarización del conocimiento
científico-tecnológico y su
aplicación - Crecimiento desmedido de la población del
planeta. - Crisis ecológica.
- Endeudamiento creciente de los países
pobres. - Dudas sobre los riesgos de
las tecnologías de la información para la privacidad de las
personas. - Las guerras y
sus consecuencias, principalmente las más
recientes.
Todos estos hechos han ido generando, fundamentalmente
en un pequeño sector de la intelectualidad, un estado de
escepticismo hacia la ciencia y la tecnología como
factores de progreso humano. El pensamiento posmoderno tiene
aquí una de sus bases.
Los elementos arriba señalados de las
tradiciones filosóficas sobre el análisis del
problema de la naturaleza de la tecnología y su
relación con el hombre, nos permiten comprender su
insuficiencia pues tratan el problema unilateralmente, por lo
que consideramos interesante lo apuntado por Javier
Echeverría:
"Una de las tareas a llevar a cabo en
filosofía de los valores es ampliar la noción de
valor de modo que no sólo se tengan en cuenta los
valores religiosos, éticos, estéticos,
económicos o políticos, sino que también
puedan ser considerados los valores epistémicos que
caracterizan la actividad científica (verosimilitud,
simplicidad, generalidad, fecundidad, etc.) y los valores
internos a la actividad técnica (eficiencia,
eficacia, facilidad, utilidad,
etc.)…" (11)
Todos estos valores se convierten en variables a
tener en cuenta en la evaluación de tecnología.
Así han surgido conceptos tales como los de
tecnología adecuada, alternativa, sustentable,
apropiada, etc.
Según Gottard Bechmann (12) existen tres
diseños básicos de evaluación de
tecnología: el instrumental, el elitista y el
participativo, donde los dos primeros corresponden a la
evaluación clásica y su diferencia esencial con
el último es que éste es un modelo que previene
de los impactos negativos para la sociedad; es decir este
modelo incluye dentro de la evaluación, la
valoración de la tecnología. Muy de acuerdo con
esto está lo expresado por Fidel Castro
Díaz-Balart, cuando plantea: "…Así, de no analizarse (13) el
impacto de las tecnologías antes de aplicarlas,
será imposible usarlas de manera reflexiva,
fructífera y respetuosa." (14)
Todo lo hasta aquí expresado y principalmente
lo referido al creciente proceso de toma de conciencia de
distintos sectores de la sociedad sobre los efectos de la
ciencia y la tecnología, así como los
indiscutibles avances en la implementación de estrategias
para contrarrestarlos, no nos debe llevar a la idea de que
éste es un problema resuelto, pues, hoy por hoy, lo que
impera en este mundo globalizado y neoliberal es el estilo
positivista, pragmático, cuyo objetivo final es la
obtención de ganancias a como de lugar. El sistema
capitalista, a pesar de sus mutaciones, sigue respondiendo a su
ley fundamental que es la obtención de plusvalía;
los intereses económicos son en última instancia
los que condicionan los demás intereses, porque "la
implementación violenta del paradigma
antropológico dominado por la ley del valor y el
homoeconomicus como productor y realizador de plusvalía,
determina su comportamiento práctico como
fundamentalmente utilitarista y en contraposición
abierta a cualquier proyecto humanista sobre la socialización y el devenir de la arquitectura
humana…" (17)
A nuestro modo de ver el capitalismo, como sistema que
para sobrevivir tiene que crecer y crecer no puede resolver
completamente, para bien de la humanidad, el problema de la
relación entre la tecnología y el hombre. Es
sólo en el socialismo,
donde se produce un proceso de cada vez más coincidencia
entre los intereses individuales, de grupos, clases
y toda la sociedad, tiene lugar una real participación
en el proceso de evaluación y valoración de la
tecnología. Esto no quiere decir que aquí –
y ahora me refiero al caso nuestro: Cuba – todo sea una
panacea; al contrario, pensamos que hay mucho que avanzar en
este terreno, por lo que creemos oportuna las recomendaciones
siguientes:
-Incluir en los distintos niveles de enseñanza
los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad
(CTS)
-A pesar de lo que se ha avanzado en la
concepción y aplicación de los programas para
la formación humanista de los estudiantes
universitarios, aún pervive el paradigma
gnoseológico de la modernidad que establece "…un
divorcio
entre ciencias naturales y ciencias sociales que olvida el
principio de la unidad e integración de los conocimientos
contemporáneos" (17) De ahí que consideremos
necesaria la extensión de los estudios CTS a las
ciencias sociales y humanísticas.
-Mayor divulgación de los logros de la ciencia
y la tecnología y sus impactos en nuestro medio, tanto
los positivos como los negativos.
-A partir del proceso de elevación creciente de
la cultura del pueblo, desarrollar una política de
evaluación y valoración de la tecnología
que contemple una participación cada vez más
crítica y activa, fundamentalmente de la
población que reside en el lugar donde deba aplicarse la
tecnología.
Y para concluir nada mejor que las siguientes ideas
expresadas en el código sobre la Ética Profesional
de los Trabajadores de la Ciencia en Cuba, referidas a la
ciencia, pero que muy bien pueden ser para la
tecnología:
"La ciencia carecerá de sentido
si no se fundamenta en el principio del humanismo, puesto que
toda actividad científica deberá orientarse por
el reconocimiento del hombre como valor supremo. Es
precisamente el hombre, su vida, bienestar, salud, cultura, libertad y
progreso, quien le confiere sentido a la
ciencia"(18).
- Fidel Castro Díaz-Balart: Ciencia, innovación y futuro. Ediciones
Especiales. Instituto Cubano del Libro. La Habana, 2 001. P.
480-481.
2- Seminario internacional editado por Prensa Latina:
Orbe, Año IV, Número 32 de 2 003,
sección "A ciencia cierta", P. 13.
3- Citado por Amparo
Gómez Rodríguez: Termas de
Iberoamérica,
2 001 001, p.169 (nota al pie).
4- G. Lukács: Historia y conciencia de
clase. Editorial. Grijalbo,
Barcelona, 1975, P. 175.
5- Antonio Aguilar Fajardo. Fenómeno
técnico y existencia humana. Editado e impreso por
el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Granada.
1979, P. 60.
6- Colectivo de autores. Filosofía en
América Latina. Editorial Félix Varela. La
Habana, 1998. P. 431.
7- Heidegger comprende como Marx los efectos nocivos
de la técnica y por ello llamaba a tomar distancia de la
misma, decir sí y no a su uso. Como existencialista el
temor y la angustia lo lleva a una posición pesimista
(ALRR).
8- Colectivo de autores. Ciencia, Tecnología
y Sociedad: una aproximación conceptual. Organización de Estados Iberoamericanos
para la educación, la ciencia y la cultura. 2 001, P.
47.
9- Antonio Aguilar. Obra citada, P.
47.
10- Antonio Aguilar. Obra citada. P.
47.
11- Colectivo de Autores. Filosofía de la
tecnología, Madrid. 2 001. P. 26.
12- Colectivo de autores. Obra citada. P.
65.
13- El subrayado es del autor.
14- Fidel Castro Diaz-Balart. Obra citada. P.
483.
15- Neam Chomsky y Heins, Dieterich. . La Aldea
Global. Editorial Txalaparta. Año 1998.
España. P. 106.
16- Zaira Rodríguez Ugidos. OBRAS T. 2.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989, P.
214.
17- Colectivo de autores. Tecnología y
Sociedad. Editorial Félix Varela, La Habana, 1 999,
P. 270.