- Resumen
- El
Génesis - Conocimiento, Poder y Estado en
el tránsito epocal - Siglo XX
- Reforma del Estado en
Venezuela - Ciencia, Tecnología y
Educación en la mira de la acción
reformista - La Investigación
Universitaria - La Gerencia de la
Investigación Universitaria - La Dimensión
comparativa - Una breve
conclusión - Lista de
Referencias
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RESUMEN
La actividad científica es un proceso social
resultante de realidades en una dinámica de constantes cambios. Por lo
tanto no ajena a las injusticias y miserias evidentes en otros
espacios; sólo que en ella se presentan de forma
más refinada. En este trabajo, desde
la perspectiva de procesos
convergentes, se reflexiona sobre los retos que se le imponen a
la educación
superior, en cuanto a la formación para la investigación, producto de
las enormes expectativas sociales derivadas de las
dicotomías propias de la sociedad
globalizada.
Investigación, Universidad,
Postgrados y Sociedad
Desde los inicios de la civilización humana, la
investigación es una actividad que ha contado con adeptos
y detractores. Fundamentada en la curiosidad, no es atrevido
señalar que, literariamente hablando, Adán fue el
primer hombre de
ciencia y la
reproducción de la especie, el dilema
inicial; cuya resolución ocasionó las
simpatías del maligno y la furia del creador.
El hombre, al asumir el riesgo de buscar
su propio destino, escogió un modo de vida y desarrollo,
que le ha caracterizado hasta el presente. Selección
que desde el comienzo, como lo refleja el mítico incidente
bíblico, ha molestado a los instalados en el poder, porque
la investigación conduce al conocimiento
que es poder y, por ende se convierte en una actividad
revolucionaria.
Inicialmente de forma empírica, el género
humano se valió de la investigación para la
resolución de problemas,
estrechamente vinculados a la realidad en la cual vivía.
Los vacíos, como problemas no resueltos, fueron ocupados
durante siglos por la superchería, las religiones y hasta por el
sincretismo religioso. En la medida que las incógnitas se
iban despejando una a una, disminuía el poder omnipotente
de las supersticiones, como propuestas que conducían al
colectivo social.
La aparición y generalización del Estado
reavivó la dicotomía entre conocimiento e
ignorancia. Claro está, es más fácil
conducir a colectivos con la expectativa de poderes extra
terrenales, que a individuos y grupos
sociales conscientes de sus limitaciones pero, también
de sus inmensas posibilidades, a partir del conocimiento de la
realidad.
Conocimiento,
Poder y Estado en el tránsito epocal.
En la ciencia, el
paradigma del
trabajo individual se impuso durante centurias, como mecanismo
para privilegiar el control social
por parte de quienes detentaban el poder y, como vía para
acceder al prestigio social por parte de los
investigadores.
En la medida que era más evidente la necesidad
del conocimiento, este adquiría la connotación de
poder para garantizar la supremacía de unos pocos, sobre
colectivos sociales. Esto es ratificado por Popkewitz (1994),
para quien, en el presente, todo conocimiento innovador es
reflejo y expresión de las nuevas manifestaciones del
poder, en una sociedad global. La anarquía de la naturaleza y
la necesidad de su sujeción a los intereses del hombre,
justificó que un modelo de
racionalidad se impusiera en el corpus
científico.
En consecuencia, el gobierno humano
más allá de los linderos atribuidos a los dioses,
evidenció sus limitaciones para imponer un modelo societal
de explotación del hombre por el hombre,
derivadas de la carencia de instituciones
y, se apresuró a construirlas. La Universidad y las
comunidades científicas constituyen reflejo del desarrollo
contradictorio de este proceso. La Academia de Platón
(Asimov,1992) y
las Universidades Chinas (Padrón, correo-e, Agosto 12 de
1998) constituyen los antecedentes más remotos de la
Universidad. Por su parte, la Sociedad de los Secretos de
la Naturaleza, fundada por Giambattista della Porta
(1560), es la concreción del proceso iniciado con la
invención de la imprenta
(1454) y el episodio Tartaglia – Cardano (1535);
configurándose como el antecesor más remoto de las
comunidades científicas. Ante la incertidumbre para el
status quo al cual pertenecía, el poder
inquisitorial clausuró la instancia fundada por el
estudioso italiano.
Como en el pasado, progresivamente las ideas de los
instalados en el poder permearon de forma casi imperceptible a
las comunidades científicas y las universidades. Esto se
reflejó, en la promoción de la investigación como
una actividad extremadamente difícil, con protocolos
rígidos y prácticamente inmanejables para el
común, donde quien domine sus artes, deja de ser el
iluminado del pasado, para convertirse en uno de los poderosos
del presente.
Posteriormente, la estratificación de la
actividad y especialmente de su conducción, llevó
al establecimiento de categorías de investigadores y
jerarquías entre los logos que conducen la actividad. A
ello contribuye el positivismo
clásico.
El efecto revolucionario del siglo de las luces, junto
al trabajo de René Descartes, con
su Discurso del Método y, Bacon con el
Nuevo Órgano, sientan las bases de la
racionalidad modernista, para la cual el hombre-sujeto del
presente, se convierte en objeto del mañana.
Complementariamente, como lo destaca Damiani (1997), en el
setecientos se desarrollan las Ciencias
Sociales.
Durante el siglo XX se produce el más acelerado
incremento de la actividad científica y tecnológica
de la historia
humana, que coincide con la masificación de la educación
universitaria como uno de las aspiraciones de la comunidad de
naciones.
Adorno, Horkheimer y la escuela de
Francfurt, marcan el inicio del ciclo de mayores críticas
a la occidentalización de la racionalidad modernista, que
alcanza su cenit en el Mayo Francés y, su
concreción como discurso
paradigmático con los Posmodernistas, posteriores al
desmantelamiento de la experiencia del socialismo
autoritario.
Es necesario ubicar el discurso posmodernista en su
justa dimensión y contexto. En consecuencia urge precisar,
como lo afirmo en un trabajo anterior (Bonilla, 1999), que la
modernidad, es el
resultado de un desarrollo
económico del capital,
denominado globalización.
La modernidad generó dos grandes variantes
discursivas y políticas:
el capitalismo y
el socialismo. Cada uno de ellos logra articularse en modelos
sociales concretos. Sin embargo, el desmantelamiento del
socialismo en un solo país, creó una especie de
vacío referencial, que ha venido siendo ocupado por el
discurso denominado genéricamente como posmodernista. Este
no es una construcción teórica permanente,
sino transitoria; mientras el capital retoma los espacios otrora
ocupados por los herederos Estalinistas del
bolchevismo.
En consecuencia, el discurso posmodernista aparece
cumpliendo dos funciones. La
primera reagrupar las fuerzas socialistas mundiales en un teorema
común que supere la dispersión post-caída
del muro y, segundo asegurar que el capitalismo ocupe los
espacios ocupados anteriormente por el modelo de Estado Obrero
Burocrático.
Así, el discurso y propuestas posmodernistas
adquieren dialécticamente, la condición de
propuesta contradictoria, que contiene en sí mismo la
negación de su contrario y, tiene a la vez la posibilidad
de propiciar el cambio que
pretende negar.
Una aspiración presente en todo el discurso de la
posmodernidad,
deriva del ideal de un progreso humano y social integrador y
holístico, que contribuya a superar los nudos
problemáticos derivados de un Estado, cada vez más
ineficaz e ilegítimo.
Reforma del Estado
en Venezuela
A finales de la década de los setenta es
inocultable la crisis de
eficacia y
legitimidad del Estado nacional, dentro de una dinámica
global.
Como resultado, a comienzos de los ochenta, el Ejecutivo
Nacional de Venezuela crea
la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado
(COPRE). La decisión de iniciar un proceso de reformas
progresivas, tropieza con la falta de voluntad política de los
principales partidos
políticos y los burócratas, reflejos del
clientelismo en la
administración pública y, el desprecio por la
noción de ciudadanía plena.
Para la COPRE (1994) la Reforma del Estado persigue
alcanzar un sistema de
gobierno realmente pluralista y en el cual la toma de
decisiones se puedan realizar mediante mecanismos y estructuras
flexibles, que descentralicen y democraticen la gestión
gubernamental, sin quebrar el hilo constitucional; garantizando a
la par, gobernabilidad.
Este proceso tiene su expresión en el campo de la
ciencia y la tecnología,
así como en el educativo.
Ciencia,
Tecnología y Educación en la mira
de la acción
reformista
Para Machado (COPRE, 1992) el nudo problemático
del área científica y tecnológica,
está localizado en los recursos
humanos. Una de las alternativas formuladas por la COPRE
(1992) se centra en la necesidad de estructurar un Ministerio de
Ciencia y
Tecnología, que integre los subsistemas que forman
parte del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, entre
los cuales destacan: (a) Investigación Científica;
(b)Investigación y desarrollo tecnológico; (c)
Enlace investigación – producción; (d)Planificación; (e)Enlace Educación
Investigación; (f) Coordinación; (g) Reglamentación y;
(h) Divulgación.
Articulación que para Yero (1992,p.95)
procuraría "que el sistema de investigación
científica evolucione hacia un arreglo institucional
flexible, diversificado, descentralizado, capaz de ser orientado
a los problemas efectivos del país, coherente con los
procesos de generación de conocimiento, compatible con las
transformaciones" que estaban ocurriendo en el
país.
La inestabilidad política impidió
comprobar la factibilidad de
esta propuesta.
En el presente, el gobierno reformista de Hugo Rafael
Chávez Frías (1999), parece haber retomado la senda
abandonada a comienzos de la década y anuncia la
creación del flamante Ministerio de Ciencia, el cual tiene
como primer responsable a un joven gerente, quien
hasta la fecha había ocupado el cargo de Vice- Ministro de
Infraestructura.
El desarrollo futuro inmediato, permitirá conocer
en detalle la orientación de la política en ciencia
y tecnología de este nuevo Ministerio y, del Estado
venezolano para la prospectiva.
Por su parte, la Conferencia
Mundial sobre la Educación Superior (CMES,1998), como
actividad culminante de casi una década de discusiones,
reflexiones y debates nacionales, regionales y continentales,
destacó la complejidad de las instituciones de
Educación Superior, al ser estas sistemas
complejos en permanente interacción con el entorno local, nacional
e internacional.
El debate
permitió precisar las paradojas tanto de la sociedad, como
de las instituciones de educación superior en el presente.
Las primeras caracterizadas por la
globalización, se vinculan a la dinámica
universitaria y se reflejan en: (a)el hecho que la exigencia de
actualización de conocimientos para acceder a un empleo ha
incrementado la demanda de la
educación superior, mientras que como resultado de la
crisis económica se está produciendo una
disminución de los recursos
asignados a las casas de estudios superiores; (b)la
masificación de la educación superior pareciera
contradictoriamente, generar una intensificación de los
mecanismos de exclusión; (c)que a pesar que cada vez son
mayores las exigencias de estudios superiores para impulsar el
desarrollo, sin embargo es cada vez más creciente el
número de desempleados con título universitario;
(d) la crisis de eficacia de los Estados nacionales para asumir
la mutación de las universidades; (e) la creciente
exigencia a las universidades para que se abran a las nuevas
realidades, internacionalizando su acción,
acompañada de la necesidad de contextuar estos
conocimientos y tecnologías internacionales a las
realidades locales; (f)que a pesar de que las Nuevas
Tecnologías de la Información y la
Comunicación (NTIC) se han desarrollado en gran parte
a partir de la investigación en las universidades, su uso
en el campo de la educación es limitado, (g) la realidad
determinada por la circunstancia que, mientras gran parte de los
profesores universitarios ostentan la condición de
investigadores, los resultados de investigaciones
contextualizadas y pertinentes a la realidad local cada vez son
menores, porcentualmente agregaría.
Esto adquiere una connotación especial, en
razón que "en nuestros países, las universidades
constituyen la columna vertebral del sistema
científico-tecnológico". (Tünnermann, 1997,
p.117).
La
Investigación Universitaria
La investigación en la universidad es una
actividad inherente al pregrado y el postgrado, que se orienta de
acuerdo a las políticas de las Subdirecciones, Decanatos
y/o Departamentos de Investigación y Postgrado. Por lo
general, se establecen coordinaciones o departamentos tanto para
el postgrado, como para la investigación, los cuales al
menos teóricamente debieran ser
complementarios.
Desde el punto de vista ideal, la actividad de
investigación debe fundamentar la selección de los
postgrados que se dictan en las casas de estudios superiores;
apoyar de forma continua y transversal la escolaridad y nutrir
los procesos de elaboración de tesinas, trabajos y
tesis de
grado. Sin embargo, la realidad tiende a distanciarse de los
enunciados ideales.
Una actividad de investigación institucional que
apoye y sirva de base para los postgrados debería tener
tantas líneas, núcleos y centros de investigaciones
como la realidad social o la necesidad de construcción del
conocimiento, lo demanden. En contraste, los postgrados tienden a
superar las líneas de investigación.
Esto se debe a múltiples factores, entre los
cuales destacan:
- Una concepción elitesca de la
investigación, que se refleja en estructuras
rígidas para la investigación, en gran parte
unipersonales. - Líneas de investigación decretadas, que
tienden a una actividad sui generis, caracterizada por
la ausencia de proyectos de
investigación acreditados, escasa o nula
publicación de reflexiones o resultados de
investigación, que convierten su labor en un
misterio que contribuye a mitificar la
investigación como una actividad inescrutable, cuando lo
que sucede en realidad es que se hace poca o ninguna labor al
respecto. - Miembros de las líneas de investigación
desvinculados de la docencia o
del proceso tutorial en el postgrado, generalmente derivados de
problemas administrativos o de desarrollo
organizacional. - Una actividad de investigación concentrada en
las exigencias académicas (Tesinas, Trabajo y Tesis de
Grado) o de ascenso académico (Trabajo de
Ascenso). - Limitado acceso a las fuentes de
financiamiento, lo cual contribuye a crear la falsa
imagen de
actividad muy complicada, de la investigación
universitaria. - Escasa articulación entre las líneas y
núcleos de investigación y las instancias que le
corresponde la toma de decisiones, fundamentalmente en los
procesos de reforma del Estado. - Selección muchas veces caprichosa de los temas
de investigación, de los cuales deriva un limitado
impacto social.
En el caso de la investigación inherente a los
Postgrados el problema se profundiza. Esto se debe en gran medida
a la carencia de unidad de criterios en torno a las
funciones de la formación post-profesional del Postgrado
(Especialización, Maestría y Doctorados) que se
evidencia en: (a)Un curriculum
cerrado, (b) unas actividades curriculares desvinculadas de
procesos investigativos transversales, los cuales son sustituidos
por pequeñas indagaciones, (c)docentes que
facilitan las cátedras, que no están inscritos en
una línea de investigación con lo que ello implica:
ser parte de una investigación general, desarrollar
investigaciones con resultados parciales a través del
año; escribir para publicar resultados que no tienen
necesariamente que ser grandes teoremas. Esto se agrava, cuando
el requisito real para dictar una cátedra en el Postgrado
se limita a poseer el título del nivel donde va a impartir
clase y haber
realizado una investigación, que por lo general pasa a ser
la que ejecutó para la elaboración de su Trabajo (o
Tesis) de Grado, que muchas veces sirve además, como
trabajo de ascenso.
La Gerencia de la
Investigación Universitaria
La conducción de la investigación en
general y, la inherentes a las universidades en mayor medida
tienen unas particularidades que les diferencian de los restantes
procesos de toma de decisiones que, aún no han sido
teorizados suficientemente. Sin embargo, es necesario precisar el
esfuerzo que en este sentido ha venido adelantando el Convenio
Andrés Bello, a través de los Ministerios de
Ciencia de los distintos países del área. Como
reflejo de este proceso, La Secretaría Ejecutiva del
Convenio(SECAB) co edito con el CONICIT de Venezuela, una
propuesta de Gerencia de la Investigación que persigue
orientar la política gerencial en el sector.
Para SECAB-CONICIT, la Gerencia de la
Investigación aparece como un proceso que tiene su punto
de partida en el Sistema nacional de Innovación, en el cual la inteligencia
tecnoeconómica, la prospectiva y la planificación
estratégica impacten positivamente la gestión
de calidad de la
actividad investigativa. A criterio de CONICIT-SECAB, la calidad
es una aspiración que debe generalizarse para los
organismos públicos, que se reflejará en la
automatización y simulación
de procesos, comercialización, mercadeo y
transferencia de resultados. Para ello, desarrollan escenarios de
vínculo entre legislación y política, para
la gerencia de proyectos de
investigación, los costos y presupuestos
de estos y, la protección legal de los resultados y su
desarrollo.
Sin embargo, la adscripción al paradigma
neoliberal para la gerencia de la investigación, deriva en
limitaciones para que la actividad se oriente en función de
los actores sociales. Las denominadas exigencias del mercado reflejan
la esencia inhumana, de lo que Ernest Mandel denominó el
desarrollo tardío del capitalismo.
Pero, el enfoque gerencial constituye una evolución importante en la actividad
investigativa, a través del cuál los paradigmas del
trabajo de investigación en redes pueden posesionarse en
las comunidades científicas y académicas. Esto no
es el resultado de una simple sumatoria, sino que puede
constituir la salida ideal a la contradicción entre las
concepciones elitescas y, las democráticas, flexibles y
horizontales de trabajo cooperativo.
La concepción del trabajo en redes horizontales,
desde el punto de vista teórico, tiende a propiciar una
mejor articulación entre la especialización,
maestría y doctorado con la investigación inherente
a los postgrados, al quebrar las falsas divisiones
burocráticas entre una escolaridad limitada a las unidades
temáticas y una investigación en contravía a
la formación de los posgraduados.
Las fronteras nacionales, como expresión de
sociedades
encerradas en si mismas, no constituyen en el presente límites
reales a la cultura y la
identidad. La
globalización, constituye un nivel del desarrollo del
capitalismo a escala
planetaria, en el cual el capital realmente deja de pertenecer a
un país en especial, para asumir nuevas formas de organización, entre ellas la banca universal,
los organismos multilaterales de financiamiento
y los fondos mundiales de préstamo a los
países.
Esto trae como consecuencia desregulación de las
relaciones internacionales hacia nuevas formas de
concreción, una flexibilización de las
legislaciones nacionales y la normalización de los procesos
administrativos y los protocolos de las distintas
disciplinas. Dentro de estos últimos procesos la
indización de los términos educativos, adquiere una
especial importancia.
Sin embargo, en medio de la tendencia a la uniformidad
se desarrollan procesos duales, de contradicción y
complementariedad, como son las integraciones subregionales y
regionales. En el caso de América
Latina, la Comunidad Andina (CA), el Mercado del Sur
(MERCOSUR), el
Tratado de San José, el Convenio Andrés
Bello (CAB) y el Tratado de Libre
Comercio (TLC),
constituyen expresiones desiguales y combinadas de una misma
dinámica.
La identidad ciudadana busca concreciones regionales que
van generando una interculturalidad, que permita conducir a
bloques sociales conformados por naciones, al encuentro con la
sociedad global. Pero, estos mismos procesos colocan en evidencia
similitudes y diferencias con referentes externos.
En estos contextos, la investigación comparada y
los estudios comparativos, recuperan una importancia de primer
orden para el real establecimiento del estado del arte educativo y
para prever políticas para la prospectiva.
En consecuencia, instancias supranacionales de
conducción social como la UNESCO, hacen énfasis en
la necesidad de ir alcanzando conclusiones nacionales y
regionales, previas al consenso mundial en un área, como
sucedió con la Conferencia Mundial de Educación
Superior. Precisamente la comparación entre las realidades
nacionales y regionales, con respecto a las tendencias mundiales
y el establecimiento de la interculturalidad, hace viable la
implantación de políticas macros, en las
micro realidades nacionales.
Por ello, la investigación, la gerencia de la
investigación universitaria y la dinámica
académica, deberán ser analizadas en el futuro
inmediato, de acuerdo a referentes externos, como corresponde a
una sociedad globalizada.
La realidad social del presente demanda a la
investigación universitaria, un rol más
protagónico en la resolución de los problemas que
afectan a las grandes mayorías y, la búsqueda de
una creatividad
intelectual que permita a la sociedad Latinoamericana acceder al
desarrollo societal propio de los países del primer mundo,
con el humanismo de
una nueva racionalidad holística.
Esta afirmación coincide plenamente con lo
expresado por González (1998) en torno a la
concepción abierta de las ciencias
sociales en América
Latina, la conciencia sobre
su particularidad y las enormes posibilidades de
construcción de una visión compartida. Reto que
para López (1999) impone redimensionar las ciencias
sociales.
- Adorno, T. W. y Horkheimer, M. (1997).
Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos
filosóficos. Madrid:
Ediciones Trotta. - Asimov, Isaac (1992). La historia de la ciencia y
la tecnología al ritmo de los descubrimientos.
Barcelona: Ediciones Ariel. - Bonilla, L. (1999) La Línea de
Investigación. Trabajo no publicado. Instituto
Pedagógico Rural Gervasio Rubio (IPRGR –
UPEL) - CONICIT – SECAB (1994). Gerencia en Ciencia y
Tecnología. Tomos 1 al 16. Caracas/Bogotá:
Editores: Campo & Bernal. - Damiani, L.F. (1997). Epistemología y
ciencia en la modernidad. El traslado de la racionalidad de las
ciencias físico-naturales a las ciencias sociales.
Caracas: Ediciones de la Biblioteca
de la Universidad Central de Venezuela. Ediciones FACES –
UCV. - González O., L.J. (1998).Las ciencias
sociales en América Latina: condiciones y
particularidades. En Villena (Editor) (1998). El desarrollo
de las Ciencias Sociales en América Latina. Caracas;
CRESALC/UNESCO y FLACSO. - López S., F. (1999) El pensamiento
social Latinoamericano en el Siglo XX. Caracas: Ediciones
CRESALC/UNESCO. - Machado, C. (1992) Ciencia y Tecnología en
el contexto de la Reforma del Estado. En COPRE (1992).
Ciencia y Tecnología en Venezuela. Caracas: Ediciones
COPRE. - Popkewitz (1994). Sociología
Política de las Reformas Educativas. Madrid:
Ediciones Morata. - Yero, L. (1992) La Gestión de la
Investigación Científica: ¿Una nueva
Ilusión?. En COPRE (1992). Ciencia y
Tecnología en Venezuela. Caracas: Ediciones
COPRE. - Tünnermann, C. (1997) La educación
superior en América Latina y el Caribe en su contexto
económico, político y social. En
UNESCO-CRESALC. (1997) Hacia una nueva educación
superior. (pp.99-169). Caracas: Ediciones conjuntas
UNESCO/CRESALC/ Ministerio de Educación Superior de
Cuba. - UNESCO – Conferencia Mundial de Educación
Superior (1998). La Educación Superior en el Siglo
XXI: Visión y Acción. Documento de trabajo.
París: UNESCO.
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Libro
Digital
Ediciones Gato
Negro
Caracas
– Venezuela
©
2004
Dedico esta publicación digital a
Ligia
mi eterna compañera de vida,
testigo silenciosa de mis combates y luchas
Ligia milita con la vida. Ella me
enseñó que el amor, la
ternura y el proyecto de vida
familiar sólo son posibles en el marco de la solidaridad y el
compromiso con los más pobres, es decir, en la lucha por
un mundo más justo para todos y todas.
Gracias amor
Luis Bonilla
Puede contactar con el autor escribiendo a: