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Migración mexicana hacia Estados Unidos




Enviado por carlosth



     

    1. Justificación
    2. Inicio y evolución de la
      migración mexicana
    3. Perspectiva
      actual
    4. Esfuerzos
      gubernamentales
    5. Realidad de los
      inmigrantes
    6. Posibles
      soluciones
    7. Concluyendo

    JUSTIFICACIÓN

    La migración
    de mexicanos a Estados Unidos es
    un fenómeno que involucra dos sociedades y
    que tiene lugar en momentos concretos del desenvolvimiento
    histórico de ambas. Al estudiar el fenómeno se
    deben tomar en cuenta las situaciones Mexicana y Estadounidense,
    así como las interrelaciones entre ambas en cada etapa
    histórica.

    Es ampliamente aceptado que el fenómeno se
    relaciona en cuanto a los elementos de carácter interno se refiere, con la
    situación que guarda el empleo. El
    origen del problema es el escaso nivel de desarrollo
    alcanzado en muchas zonas del país y la baja posibilidad
    de crecimiento.

    Es un problema heredado de tiempo
    atrás en el que el rezago económico obligaba a
    buscar un lugar en la industria
    ferrocarrilera, minera, agrícola, etc. De un país
    ene l que esos empleos no eran ocupados por nacionales (de
    EEUU).

    Es este tema el que he escogido porque representa una
    problemática de primer orden, es decir, el principal tema
    a tratar por jefes de gobierno de ambos
    países es el migratorio, desplazando otros como los
    tratados
    internacionales como el NAFTA;
    además es importante señalar que actualmente las
    divisas
    provenientes del vecino del norte constituyen la segunda fuente
    de ingresos del
    país.

    1. INICIO Y EVOLUCION DE
    LA MIGRACION MEXICANA

    1.1 Inicios de la Migración

    El movimiento de
    población mexicana hacia los Estados Unidos
    se inició desde el siglo pasado cuando una parte del
    territorio de México
    pasó a ser posesión de los Estados Unidos por
    circunstancias históricas que no es este el lugar para
    reseñar. E1 hecho es que de pronto la frontera se
    traslada hacia el sur y México se queda con su actual
    territorio. Físicamente, la frontera es inexistente en ese
    momento y los mexicanos no encuentran obstáculo alguno
    para pasar al país vecino; sobre todo a partir de que se
    amplía la red de vías de
    comunicación de México, la gente
    puede moverse con relativa facilidad, En particular los
    ferrocarriles hicieron posible que muchas personas pudieran
    viajar desde la Meseta Central del país hasta la frontera
    con Estados Unidos, sobre todo al suroeste de ese país,
    región que empieza a experimentar un fuerte desarrollo
    económico basado en la agricultura.
    Durante las dos últimas décadas del siglo XIX y 1as
    dos primeras del presente, los inmigrantes mexicanos jugaron un
    papel muy importante en la construcción de las vías
    férreas en el suroeste de Estados Unidos, en especial las
    de las empresas Southern
    Pacific y Santa Fe. Los trabajadores mexicanos llegaron a
    representar el 70 % de las cuadrillas y tan sólo en 1908
    fueron contratados más de 16 000 de ellos con destino a
    los ferrocarriles. Incluso después de que se terminaron
    las vías principales, los mexicanos continuaron siendo
    contratados para construir las líneas secundarias y para
    el mantenimiento
    y reparación de las mismas. La construcción de
    vías férreas llevaron a los mexicanos a Montana,
    Wyoming, Utah, Colorado, Idaho, Illinois y Washington.

    Tres fueron los principales elementos que hicieron del
    suroeste norteamericano el gran abastecedor de los Estados
    Unidos: los ferrocarriles, que aseguraron un transporte
    confiable para la distribución de productos
    agrícolas a las ciudades los nuevos sistemas de
    riego, que hicieron posible la apertura de miles de
    hectáreas al cultivo, y, finalmente, la mano de obra
    mexicana, que abundante y mal pagada limpió terrenos,
    sembró, regó y cosechó los productos
    agrícolas, que en 1929 llegaron a representar el 40% de
    todas las frutas y vegetales cultivados en los Estados
    Unidos.

    La lucha de facciones que se desató en
    México después de la revolución
    de 1910, así como la prolieración de gavillas de
    bandoleros hicieron que el campo fuera un sitio envuelto en la
    inseguridad
    económica, política y social. En
    ese momento la industria y el campo estadounidenses necesitaban
    suplir a sus trabajadores que habían marchado a la
    Primera Guerra
    Mundial: de esta manera, los migrantes mexicanos resolvieron
    su problema de ocupación y seguridad y el
    capital
    norteamericano obtuvo fuerza de
    trabajo. El
    gobierno de los Estados Unidas legalizó el flujo en 1917
    estableciendo un programa especial
    para admitir temporalmente a la mano de obra mexicana, programa
    que finalizó en 1921. Junto con estos trabajadores
    mexicanos que entraron bajo la protección de este
    programa, también ingresaron miles de indocumentados,
    aún después de 1921.

    1.2 La Crisis de
    1929

    La crisis de 1929 propició que surgieran y se
    desarrollaran algunos grupos que
    proponían restricciones a la inmigración y por lo tanto que se
    oponían al empleo de mano de obra mexicana, aduciendo que
    los mexicanos ocupaban puestos que deberían corresponder a
    los ciudadanos norteamericanos agobiados por los crecientes
    índices de desempleo. El
    gobierno norteamericano encontró entonces a quien culpar
    de por lo menos parte de la crisis y organizó
    repatriaciones masivas de mexicanos. Esto coincidió con la
    política del gobierno mexicano respecto al campo y a los
    campesinos, pues fueron los años de auge del reparto
    agrario. Ambos acontecimientos arraigaron por algunos años
    a los emigrantes en sus propios asentamientos.

    1.3 La sustitución de
    importaciones

    A partir de la década de los cuarenta
    México comenzó un proceso de
    desarrollo acelerado basado en una industria manufacturera que
    sustituyendo importaciones
    satisfacía la demanda del
    mercado interno y
    aun generaba excedentes de producción; por ello se vio en la necesidad
    de exportarlos. Entre 1939 y 1945 las exportaciones
    aumentaron un 100% incluyendo tanto las manufacturas como los
    productos agropecuarios. La Segunda Guerra
    Mundial vino a ser la coyuntura que propició este
    espectacular crecimiento
    económico, que se ha dado en llamar "el milagro
    mexicano" y que permitió que en esos años el
    producto
    nacional creciera a un ritmo promedio anual de 7%.

    Las grandes ciudades, particularmente la ciudad de
    México, centralizaron la vida del país; su
    dinamismo atrajo a los pobladores rurales y de ciudades menores
    básicamente a empleos no muy estables como, por ejemplo,
    la construcción. La mayoría de las ocupaciones
    disponibles se encontraban en esa rama; es decir, eran empleos no
    duraderos, pues aunque la construcción de la
    infraestructura necesaria para la modernización del
    país requería grandes contingentes de mano de obra,
    una vez concluida la carretera, la presa, el puente o el
    edificio, allí quedaban sin necesitar más
    trabajadores. El dinero
    obtenido por las exportaciones se destinó a inversiones
    que llevaban a sustituir a la mano de obra en la
    producción. Después de esto empezó a
    declinar la tasa de creación de empleos en los centros
    urbanos e industriales lo cual, junto con la explosión
    demográfica y la Revolución Verde que
    polarizó a los productores agrícolas en muy ricos
    por un lado y en muy pobres por el otro, volcó la demanda
    de empleos hacia el sector servicios, el
    que desde luego fue incapaz de absorberla.

    1.4 Migración en la Segunda Guerra
    Mundial

    En esta misma década los Estados Unidos entraron
    a la Segunda Guerra Mundial por lo que su fuerza de trabajo fue
    enviada a los frentes de guerra o absorbida por la industria
    bélica, que pagaba los salarios
    más altos. De esta manera los Estados Unidos y
    México firmaron un acuerdo mediante el cual trabajadores
    mexicanos podían ingresar a los Estados Unidos con la
    finalidad de suplir temporalmente a los obreros norteamericanos.
    Este acuerdo, que se conoce con el nombre de Programa Bracero, se
    mantuvo vigente desde i942 hasta 1964 y puede decirse que fue
    literalmente la salvación para muchas familias rurales que
    en ese entonces se encontraban sin tierra y
    compitiendo por los jornales en una economía que se
    ocupaba poco de la crisis agrícola, menos por los empleos
    y mucho por las ganancias.

    El modelo
    económico de desarrollo, la Revolución Verde, el
    riego, los cambios en los patrones de cultivo y en el uso del
    suelo
    supusieron cambios en la división del trabajo rural, en
    la
    organización de la producción, en el
    ofrecimiento de empleos, además del crecimiento
    demográfico, la insuficiencia de tierras, el impacto de la
    sociedad
    moderna que impele hacia un mejor nivel de vida. De aquí
    partió el éxodo rural, como lo denominan algunos
    científicos sociales. Pero hablar de éxodo rural es
    generalizar demasiado, porque evidentemente no todos los
    habitantes del campo han emigrado, y los que lo han hecho tienen
    entre si diferencias en cuanto a lugares de destino, recurrencia,
    ocupación, lugar en la estructura
    social de su pueblo y demás antecedentes
    demográficos y personales. Por ello se hace necesario que
    se realicen estudios que vean la migración en pueblos y
    regiones a un nivel de generalización limitado.

    2. PERSPECTIVA
    ACTUAL

    Mientras que Estados Unidos ha promovido mayores lazos
    comerciales, políticos y de inversión con México, ha tratado en
    vano de contener el flujo de mano de obra a través de la
    frontera. Empezando con las medidas drásticas contra la
    inmigración ilegal tomadas a mediados de los ochenta, el
    gobierno norteamericano ha impuesto pesadas
    regulaciones sobre los patronos estadounidenses y ha aumentado
    dramáticamente el gasto en patrullaje fronterizo. A pesar
    de dichos esfuerzos agresivos, la política fronteriza
    estadounidense ha fracasado en detener el flujo de trabajadores
    indocumentados que ingresan al mercado laboral de
    Estados Unidos.

    Hoy en día 8 millones de personas viven en
    Estados Unidos sin documentos
    legales, y cada año el número aumenta en un
    estimado de 250.000, conforme más personas entran al
    país o permanecen una vez que sus visas expiran.
    Más de la mitad de los inmigrantes que ingresan y los que
    ya están aquí vienen de México.

    Una consecuencia trágica de la supresión
    policial ha sido el desvío de los flujos
    migratorios de unos pocos puntos de paso tradicionales y
    urbanos a zonas rurales más esparcidas-para
    frustración de los residentes de dichos lugares y peligro
    mortal de los inmigrantes. Antes de dichas medidas
    enérgicas, la gran mayoría de los mexicanos
    entraban a través de tres puertas urbanas: San Diego,
    California, y El Paso y Laredo en Texas. En respuesta a las
    nuevas imposiciones fronterizas de la
    administración Clinton en 1993, los patrones
    migratorios cambiaron a áreas rurales remotas, tales como
    la frontera entre México y Arizona, en donde las patrullas
    están más dispersas pero las condiciones son
    más peligrosas.

    El desvío del flujo le ha provocado dolores de
    cabeza a los estadounidenses que viven en esas áreas, ya
    que los inmigrantes invaden sus fincas, perturban al ganado y
    destruyen la propiedad. Sin
    embargo, las consecuencias han sido mortales para más de
    2.000 inmigrantes que han perecido desde 1995 debido al calor y la
    deshidratación en áreas remotas del desierto o en
    camiones sellados.

    Las leyes
    inmigratorias estadounidenses chocan con la realidad
    económica, y ésta última está ganando
    la batalla. La inmigración desde México es
    conducida por una disparidad fundamental entre la demanda
    creciente por mano de obra poco calificada en Estados Unidos y la
    disminución de la demanda doméstica para llenar
    dichas labores. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos
    estima que el número de trabajos en la economía de
    este país que requieren de poca capacitación incrementará de 53.2
    millones en el 2000 a 60.9 millones en el 2010, un incremento
    neto de 7.7 millones.

    Mientras tanto, la oferta de
    trabajadores estadounidenses dispuestos a realizar dichas labores
    continúa cayendo, en parte debido al envejecimiento de la
    fuerza laboral y al aumento de los niveles educacionales. Para el
    2010, la edad media del
    trabajador estadounidense será de 40.6 años,
    mientras que la proporción de hombres adultos nativos sin
    título colegial continua desplomándose: de
    más de la mitad en 1960 a menos del 10% hoy en día.
    Es de entender que estadounidenses más viejos y educados
    tengan mejores cosas que hacer con su tiempo laboral que lavar
    ventanas, ser meseros o trabajar en
    lavanderías.

    Los inmigrantes mexicanos proveen un recurso listo para
    llenar dicho vacío. Aún así, la ley migratoria no
    provee de un canal legal mediante el cual trabajadores
    inmigrantes poco calificados puedan entrar a Estados Unidos a
    satisfacer la demanda. El resultado predecible es la
    inmigración ilegal y todas las patologías del
    mercado negro que vienen con ésta.

    3. ESFUERZOS
    GUBERNAMENTALES

    En febrero del 2001 se reunieron en Guanajuato,
    México, dos presidentes recién inaugurados, George
    W. Bush y su contraparte mexicano Vicente Fox, quienes acordaron
    trabajar juntos para solucionar el problema. La reunión
    llevó a la creación del grupo de
    Trabajo de Alto Nivel sobre Migración, compuesto por el
    Fiscal General
    estadounidense, los secretarios de estado y
    trabajo y sus contrapartes en México, con el
    propósito de frenar el flujo ilegal de mano de obra a
    través de la frontera. El 7 de septiembre del 2001, luego
    de una reunión de tres días en Washington, Bush y
    Fox "renovaron su compromiso de forjar planteamientos nuevos y
    realistas para que la migración sea segura, ordenada,
    legal y digna." Apoyaron una política de
    inmigración que incluye "hacer que coincidan los
    trabajadores dispuestos con las compañías
    dispuestas, servir las necesidades sociales y económicas
    de ambos países; respetar la dignidad
    humana de todos los inmigrantes, sin importar su estatus;
    reconocer la contribución que los inmigrantes hacen al
    enriquecimiento de ambas sociedades; y compartir la responsabilidad de que la migración se
    lleve a cabo a través de canales seguros y
    legales."

    En ese momento las expectativas de que se llegara a un
    acuerdo que confiriera algún tipo de estatus legal a los
    4.5 millones de mexicanos que se estima viven de forma ilegal en
    Estados Unidos, y de que se abriese un canal para que
    trabajadores mexicanos entraran legalmente al mercado laboral de
    Estados Unidos eran bastante altas. Sin embargo, los ataques
    terroristas al World Trade Center y al Pentágono tan
    sólo cuatro días después arrasaron
    también con esos planes.

    La inmigración sigue siendo la pieza más
    evidente de negocios
    inconclusos entre Estados Unidos y México, pues sus
    relaciones en otros aspectos han progresado dramáticamente
    en años recientes.

    El resultado más obvio de la apertura mexicana ha
    sido la continua integración económica con Estados
    Unidos. México es ahora el segundo socio comercial
    más grande de Estados Unidos, superado únicamente
    por Canadá, y el flujo de inversión
    extranjera directa entre nuestros países ha crecido
    tan rápido como el comercio. El
    número de mexicanos que cruzan la frontera, la
    mayoría como visitantes temporales, ha incrementado
    constantemente. El movimiento de bienes,
    servicios, capital y personas ha sido facilitado por mejoras en
    la infraestructura de carreteras, aeropuertos y telecomunicaciones. Además, las reformas
    económicas han preparado el terreno para las reformas
    políticas.

    La gran excepción a esta tendencia ha sido la
    política de inmigración. A la vez que ha promovido
    comercio más cercano, inversión y lazos
    políticos con México, el gobierno estadounidense ha
    trabajado en vano para mantener un freno al flujo de mano de obra
    que llega a través de la frontera. A partir de los
    ochenta, en su esfuerzo por parar la inmigración ilegal,
    el gobierno de Estados Unidos ha impuesto nuevas y onerosas
    regulaciones sobre empleadores norteamericanos y ha incrementado
    dramáticamente el gasto en el control
    fronterizo. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos agresivos, la
    política fronteriza de Estados Unidos ha fracasado en su
    principal objetivo:
    frenar el flujo de trabajadores indocumentados a su mercado
    laboral.

    La presencia de una gran fuerza laboral indocumentada
    crea problemas
    políticos y económicos en ambos lados de la
    frontera. Para los Estados Unidos la presencia de tantos
    trabajadores indocumentados representa un mercado negro en el
    sector laboral, con todo lo que implica como es contrabando,
    documentos fraudulentos, distorsiones salariales, y abusos que lo
    acompañan. También enfrenta sensibilidades comunes
    sobre la obediencia a la ley y el control de nuestras fronteras,
    además de complicar la guerra del gobierno estadounidense
    contra el terrorismo
    tras el 11 de septiembre. Para México, la negación
    de estatus legal significa que millones de ciudadanos mexicanos
    vivan en un inframundo legal sin todas las protecciones y
    vulnerables al abuso de empleadores y traficantes ilegales.
    Más de 300 mexicanos mueren cada año tratando de
    cruzar ilegalmente la frontera en lugares remotos.

    4. REALIDAD DE LOS INMIGRANTES

    4.1 Migrantes en la historia de EE
    UU

    La inmigración siempre ha sido controversial en
    Estados Unidos. Hace más de dos siglos Benjamín
    Franklin se preocupaba de que muchos inmigrantes alemanes
    abrumarían la cultura
    predominantemente británica de Estados Unidos. A mediados
    del siglo XIX los inmigrantes irlandeses eran despreciados como
    borrachos y perezosos, sin mencionar a otros grupos
    católicos. A principios del
    siglo XX se creía que una ola de "nuevos
    inmigrantes"-polacos, italianos, rusos judíos-eran muy diferentes como para alguna
    vez ser asimilados en la vida norteamericana. Hoy en día,
    los mismos temores son esgrimidos contra los inmigrantes de
    Latinoamérica, principalmente,
    México, pero los actuales críticos están
    equivocados, tal y como lo estuvieron sus contrapartes en
    épocas anteriores.

    La inmigración no está acabando con el
    experimento estadounidense, sino que es una parte integral de
    éste. Estados Unidos es una nación
    de inmigrantes. Olas exitosas de inmigrantes han mantenido a ese
    país demográficamente joven, han enriquecido su
    cultura y han contribuido a la capacidad productiva de la
    nación,
    aumentando su influencia en el mundo.

    4.2 Posición Real

    Contrario al mito popular,
    los inmigrantes no le quitan el trabajo a
    los estadounidenses. Los primeros tienden a ocupar puestos que
    los segundos no pueden o no quieren tomar, especialmente en las
    partes alta y baja del espectro de la mano de obra calificada.
    Los inmigrantes están representados desproporcionalmente
    en áreas sumamente calificadas como la medicina, la
    física, la
    ciencia de las
    computadoras,
    pero también en sectores poco calificados como la hotelería
    y restaurantes, los servicios domésticos, la
    construcción y la manufactura
    ligera.

    Los inmigrantes tampoco drenan las finanzas
    gubernamentales. El estudio de ANC encontró que el
    típico inmigrante y su descendencia pagarán $80.000
    netos en impuestos durante
    su vida, contribuyendo más en tributos de lo
    que reciben por servicios estatales. Para los inmigrantes con
    grados universitarios, el retorno fiscal neto es de $198.000. Es
    cierto que los inmigrantes poco calificados y los refugiados
    tienden a utilizar más la asistencia social que los
    estadounidenses "nativos", pero la Ley de Reforma a la
    Beneficencia Pública de 1996 dificultó en mucho a
    los recién llegados el acceso a los fondos de asistencia.
    Como resultado, el número de inmigrantes utilizando
    beneficencia pública ha disminuido en años
    recientes.

    Tampoco se puede culpar a los inmigrantes por causar
    "sobrepoblación." El crecimiento poblacional del 1% de
    Estados Unidos se encuentra por debajo de la tasa promedio de
    crecimiento mundial del siglo pasado. De hecho, sin la
    inmigración, la fuerza laboral norteamericana
    empezaría a encogerse dentro de dos décadas. De
    acuerdo al censo del 2000, el 22% de los condados estadounidenses
    perdieron población entre 1990 y el 2000. Los inmigrantes
    podrían ayudar a revitalizar áreas
    demográficas deprimidas del país, tal y como lo
    hicieron con la ciudad de Nueva York y otros centros urbanos que
    anteriormente estaban en declive.

    4.3 ¿Por siempre inferiores?

    Una preocupación mayor es que los inmigrantes
    mexicanos recién legalizados e incluso sus descendientes
    no van a poder
    asimilarse a la sociedad norteamericana. Patrick Buchanan,
    crítico de la inmigración y ex-candidato
    presidencial, advierte que "la inmigración mexicana es un
    reto a nuestra integridad cultural, a nuestra identidad
    nacional y potencialmente a nuestro futuro como país".
    En términos puramente económicos, los hogares
    mexicanos inmigrantes como grupo no alcanzan paridad en ingreso
    con otros estadounidenses sino hasta después de varias
    generaciones. Los niveles de ingreso y educativos suben
    dramáticamente de la primer a la segunda
    generación, pero ahí el progreso parece estancarse
    con relación al resto de la sociedad estadounidense. De
    hecho, el estudio del NRC encontró que la disparidad de
    sueldos entre inmigrantes en general se hizo menor con el tiempo,
    pero que no ocurrió lo mismo con los mexicanos. La
    razón más obvia es el nivel de educación. Los
    inmigrantes mexicanos son los menos educados; el inmigrante
    promedio entra al país con 12 años de
    educación pero los mexicanos lo hacen con sólo 7.7
    años. Los hijos de los mexicanos completan en promedio 11
    años de educación, lo cual lleva directamente a
    ingresos mayores, pero luego los niveles no aumentan con la
    tercera generación.

    Sin embargo esto no debiera descalificar el ingreso de
    mexicanos a Estados Unidos. Los inmigrantes mexicanos y sus hijos
    no están predestinados a ganar ingresos bajos. Aquellos
    que invierten en su educación y destrezas alcanzan mayores
    ingresos y mejores oportunidades. Millones de inmigrantes
    mexicanos han tenido éxito
    en alcanzar ingresos de clase media y
    todos los indicadores
    que van con ello, como por ejemplo el tener casa propia. De
    nuevo, la respuesta correcta no es impedir
    sistemáticamente el ingreso de mexicanos a Estados Unidos,
    sino motivarles para que quienes lo hacen incrementen su
    educación y la de sus hijos.

    4.4 La asimilación

    La asimilación ha sido un tema importante en la
    historia de la inmigración estadounidense. Las olas
    previas de inmigrantes han tenido que sostenerse a sí
    mismas en la economía, aprender inglés
    y convertirse en participantes activos de la
    sociedad norteamericana. Como regla, los inmigrantes han hecho
    precisamente eso a lo largo de nuestra historia—a pesar de
    las dudas de los críticos contemporáneos acerca de
    cada ola de "nuevos" inmigrantes. Los irlandeses de mediados del
    siglo XIX, alemanes de fines de ese siglo e italianos, polacos,
    austro-húngaros, griegos y judíos rusos durante la
    "Gran Migración" de hace cien años eran
    considerados demasiado distintos cultural e incluso racialmente
    como para ser asimilados.

    Mientras que el español ha
    crecido dramáticamente como segundo idioma en Estados
    Unidos, no hay evidencia de que los inmigrantes mexicanos no
    estén aprendiendo inglés. Con el inglés
    creciendo como lenguaje
    global en los negocios, transporte, ciencia, cultura popular y
    espacio cibernético, parece poco probable que un grupo
    dentro de Estados Unidos pueda aislarse del resto del mundo. De
    hecho Estados Unidos ha sido considerado históricamente un
    "cementerio de idiomas" por el casi irresistible incentivo de los
    inmigrantes, y especialmente de sus hijos, por aprender
    inglés.

    Entre todos los inmigrantes de largo plazo en los
    Estados Unidos, sólo 3% reporta hablar inglés "no
    bien" o para nada, y virtualmente todos los inmigrantes de
    segunda y tercera generaciones reportan buenos niveles de
    inglés. Los inmigrantes hispánicos no son la
    excepción. En 1998, en un estudio longitudinal de miles de
    familias inmigrantes, el sociólogo Ruben Rumbaut de la
    Michigan State University encontró que el 88% de los hijos
    de inmigrantes en California y Florida preferían hablar
    inglés a pesar de que el 90% hablaba otro idioma en casa.
    Al llegar a la tercera generación, la mayoría
    hablaba sólo inglés. Rumbaut concluyó que
    "Este patrón de asimilación lingüística rápida es constante
    a través de nacionalidades y niveles
    socioeconómicos y sugiere que, con el tiempo, el uso y
    fluencia en idiomas foráneos declinará
    inevitablemente—resultados que directamente refutan los
    temores nativos de que existan enclaves de idiomas extranjeros en
    comunidades de inmigrantes".

    Finalmente, a pesar de que se afirme lo contrario, los
    mexicano-estadounidenses no exhiben las características de
    una subclase que resiente al país donde han decidido
    residir y trabajar. De hecho, al igual que la mayoría de
    inmigrantes en la historia de E.E. U.U., los mexicanos aprecian
    la libertad y las
    oportunidades que les presenta la sociedad norteamericana.
    Según el Estudio Binacional de Migración, "muy
    pocos inmigrantes mexicanos creen que han sido víctimas de
    racismo o
    discriminación; los
    mexicano-estadounidenses parecen deseosos de ser parte de la
    visión meritocrática de la sociedad
    estadounidense".

    5. POSIBLES
    SOLUCIONES

    El avance de soluciones
    para solucionar el problema de la inmigración ilegal fue
    descarrilado por los ataques del 11 de septiembre, aunque la
    mayoría de los miembros del Congreso estadounidense
    reconocen que la inmigración mexicana no constituye una
    amenaza a la seguridad nacional. La Ley para Aumentar la
    Seguridad Fronteriza y Reformar el Ingreso con Visas que el
    Congreso aprobó en mayo del 2002 representa la respuesta
    apropiada al terrorismo. La ley se enfoca en identificar a los
    sospechosos de terrorismo en el extranjero y en mantenerlos fuera
    de Estados Unidos. Es notable que en la ley no hay ningún
    tipo de provisiones para disminuir los niveles de
    inmigración legal o para endurecer los controles sobre la
    inmigración indocumentada desde México.

    5.1 Repatriación Forzosa:
    Fallida

    La repatriación forzosa de Mexicanos que viven en
    Estados Unidos, es una obra importante que se ha presentado
    muchas veces con anterioridad y que puede ser ofrecida otra vez
    como solución concluyente al problema de la
    emigración ilegal, sin embargo, el tiempo mismo se encargo
    de demostrar que nunca significo una solución concluyente,
    ya que las emigraciones se volvieron a dar, es decir, la
    persecución de ilegales logro dar una solución
    parcial y temporal, ya que era imposible repatriar a todos y
    evitar que volvieran a entrar a Estados Unidos es entonces que se
    deja al descubierto que las políticas de
    repatriación han derivado de crisis como la de 1929 en la
    que se separaron familias y amigos para una expulsión
    masiva de un pueblo y proteger así los intereses
    económicos de otro. Una nueva expulsión masiva no
    es viable en estos días ya que es imposible localizar a la
    mayoría de los ilegales y el gasto hecho seria
    inútil ya que seria cuestión de meses o semanas
    para que volvieran a internarse.

    5.2 Legalización

    De hecho, el crear un canal legal para el movimiento de
    trabajadores a lo largo de la frontera estadounidense-mexicana
    aumentaría la seguridad nacional de Estados Unidos. Antes
    del 11 de septiembre el gobierno norteamericano había
    estacionado más de cuatro veces el número de
    agentes en la frontera con México que en la de
    Canadá, aún cuando la última es más
    del doble de larga y ha sido preferida por árabes para
    entrar a Estados Unidos ilegalmente. Un sistema que le
    permita a los trabajadores mexicanos el entrar legalmente
    liberaría miles de trabajadores gubernamentales y
    ahorraría un estimado de $3.000 millones anuales-recursos que
    estarían disponibles para combatir al
    terrorismo.

    Los presidentes Bush y Fox deberían reafirmar su
    compromiso previo de hacer "segura, ordenada, legal y
    dignificante" a la inmigración a lo largo de la frontera.
    Dicho sistema debería incluir una nueva visa de trabajo
    temporal que le permita a los trabajadores mexicanos entrar
    legalmente y por un período definido al mercado laboral
    estadounidense, así como facilitarle a los obreros
    indocumentados que ya se encuentran en Estados Unidos el ganar el
    estatus legal basado en los años laborados y otros
    comportamientos productivos.

    La ley migratoria actual hace criminales a millones de
    empeñados trabajadores-inmigrantes y empleadores
    estadounidenses por igual cuyo único "crimen" es el deseo
    de trabajar juntos en la economía de mercado para
    beneficio mutuo.

    Legalizar la migración mexicana traería a
    la superficie un enorme mercado subterráneo,
    permitiría a los productores norteamericanos en sectores
    importantes de nuestra economía contratar a los
    trabajadores que necesitan para poder crecer, mejoraría
    los sueldos y condiciones laborales de millones de trabajadores
    poco calificados, estimularía la inversión en
    capital
    humano, y liberaría recursos y personal para la
    guerra contra el terrorismo.

    Contrario a las objeciones que comúnmente se
    hacen, la evidencia no sugiere que un sistema propiamente
    diseñado de migración mexicana legal vaya a desatar
    una ola de nuevos inmigrantes a Estados Unidos, perjudicar a
    estadounidenses poco preparados, crear una carga para los
    contribuyentes, motivar la violación de la ley, o
    comprometer la seguridad fronteriza.

    5.2.1 Una solución viable

    Coincido con Daniel T. Grisworld en su solución
    para el problema migratorio, creando visas de trabajo
    temporales(VTT) y un sistema distinto de ajuste merecido a los ya
    residentes(ilegales o no) de EE UU:

    5.2.1.1 Visas Temporales de Trabajo

    Una visa temporal de trabajo (VTT), que sea efectiva,
    debe crearse para permitir a los ciudadanos mexicanos permanecer
    en Estados Unidos para trabajar durante un período
    limitado Como la ya creada en años recientes, pero
    todavía a un nivel con mas concesión de derechos, como la
    posibilidad de renovarse. La visa autorizaría trabajar
    durante un período definitivo, como lo es el de tres
    años, y como ya mencione sería renovable para un
    período adicional; permitiría entradas
    múltiples ilimitadas mientras fuese vigente;
    permitiría movilidad completa entre empleados y sectores
    de la economía y le daría al portador derecho a
    recibir "trato nacional", algo que la creada no ha
    concedido.

    La movilidad sería esencial para que los
    trabajadores ejerzan completa libertad de cambiar trabajos para
    obtener mejores ingresos, bajo la teoría
    de que la mejor protección en contra de sueldos inferiores
    al mercado y de malas condiciones de trabajo es la libertad de
    buscar una mejor oferta. En el ámbito general, la
    movilidad permitiría que la oferta de trabajo fluya para
    satisfacer los cambios en la demanda. El tratamiento nacional
    consistiría de la misma protección bajo la ley que
    reciben los trabajadores nacionales. Esto aseguraría que
    los trabajadores extranjeros temporales no disfruten de ventajas
    legales injustas ni que sufran de desventajas.

    La movilidad y el tratamiento nacional
    protegerían a los trabajadores inmigrantes de los abusos
    que se dieron con programas de
    "trabajadores invitados" en el pasado. La falla fatal del
    programa de Bracero y de otros programas propuestos es que
    amarran al trabajador a una industria o empleador,
    dejándolos a la merced de sus jefes. El mejor modelo para
    las VTT debiera ser el documento estándar de
    autorización de trabajo conocido como Formulario I-688B,
    que se emite a residentes nacidos en el extranjero que pueden
    trabajar en Estados Unidos.

    El número de visas emitido debe ser suficiente
    para satisfacer la demanda en el mercado laboral estadounidense.
    Usando el estimado actual de ingreso de trabajadores
    indocumentados, 300,000 visas anuales sería un punto de
    partida razonable. La distribución de las visas puede
    racionarse a través de una cuota de solicitud. La cuota
    debe ser lo suficientemente alta como para cubrir los costos y regular
    la demanda, pero lo suficientemente baja como para sacar del
    mercado a traficantes ilegales, talvez en el vecindario de los
    $1,000. Si reapareciese o persistiese un mercado negro,
    sería un indicador de que hay que bajar la cuota o
    aumentar el número de visas emitidas. Estos ingresos
    serían usados para sostener el programa y todo
    superávit debe ser distribuido entre los gobiernos
    estatales y locales para cubrir los gastos en que
    incurran por la presencia de trabajadores poco calificados. Si se
    emiten 300,000 visas a $1,000 cada una, se tendría un
    ingreso de $300 millones. Las visas debieran ser colocadas
    basándose en precios, no en
    agencias gubernamentales expuestas a la corrupción.

    5.2.1.2 "Ajuste Merecido" por Trabajo
    Honesto

    Un programa debe ser creado para permitir que los
    trabajadores indocumentados que ya están en el país
    obtengan estatus legal basado en los años de trabajo y en
    otro comportamiento
    productivo. Los trabajadores indocumentados que ya están
    allá deben de recibir VTTs inmediatamente siempre y cuando
    se registren con el gobierno y no sean una amenaza a la seguridad
    interna o nacional. Aquellos que han vivido y trabajado en
    Estados Unidos por más de un tiempo determinado deben
    poder solicitar a residencia permanente y finalmente la ciudadanía. El estatus legal debe estar
    condicionado a no haber cometido crímenes serios. El
    líder
    de la minoría en la Casa de Representantes, Dick Gephardt
    prometió una propuesta de ley demócrata que "provea
    legalización merecida a inmigrantes indocumentados que han
    residido acá por más de cinco años,
    trabajado allá dos años y se han atenido a las
    reglas".

    Al igual que los nuevos entrantes, los trabajadores
    indocumentados que ya están en el país
    tendrían que pagar la cuota de solicitud; si 4.5 millones
    de mexicanos reciben estatus legal, y cada uno paga una cuota de
    $1,000, el gobierno federal recibiría un pago de $4.5 mil
    millones. De nuevo, el dinero se
    usaría para cubrir costos y para distribuirlo a otros
    niveles de gobierno que incurren en costos relacionados aunque no
    tan directos.

    Esta legalización no sería una simple
    repetición de la amnistía de los ochenta. Los
    trabajadores no obtendrían residencia permanente en forma
    automática. Todos los inmigrantes podrían recibir
    visas temporales validas por un período limitado. Para
    obtener residencia tendrían que solicitar a través
    de los canales existentes; no recibirían trato especial,
    pero serían procesados junto a candidatos legalmente
    calificados. Las solicitudes tendrían que ser procesadas
    en forma oportuna y eficiente, siguiendo el lineamiento de 180
    días propuesto por el Presidente Bush.

    5.3 ¿Por qué empezar legalizando a
    México?

    Por razones prácticas, la legalización
    debiera empezar con inmigrantes mexicanos; dada su
    ubicación y el número de sus trabajadores ya
    presentes en Estados Unidos, México es por mucho el
    país de origen más importante de
    inmigración. El gobierno mexicano está ansioso por
    trabajar con el estadounidense para implementar un programa
    exitoso, y su cooperación va a ser necesaria para que el
    programa funcione mientras se resguarde la seguridad nacional de
    Estados Unidos, y la seguridad económica y social de
    México. Nuestra larga frontera terrestre con Estados
    Unidos y el tráfico comercial creciente estimulado por
    TLCAN
    argumentan a favor de legalizar lo que ya es un mercado laboral
    integrado de Norteamérica.

    6. CONCLUYENDO

    A pesar de todos los esfuerzos coercitivos de mantener
    afuera a los trabajadores mexicanos dispuestos a trabajar han
    engendrado una cultura subterránea de fraude y
    contrabando, han causado centenares de muertes innecesarias en el
    desierto, o en lugares inimaginables y han desviado la atención y recursos que serían
    útiles en materias reales de seguridad fronteriza. Esos
    esfuerzos alteraron el flujo tradicional de migración
    circular, incrementando la cantidad de mexicanos ilegales en
    Estados Unidos.

    "Los encargados de hacer política pública
    en Estados Unidos se enfrentan a tres posibles opciones en
    respuesta a la inmigración ilegal. Una sería caerle
    encima una vez más. El gobierno federal podría
    construir un cerco triple de 2,000 millas de San Diego a
    Brownsville y reasignar o contratar a decenas de miles de agentes
    para patrullarlo. Podría enviar internamente a miles de
    agentes gubernamentales adicionales para hacer redadas en
    negocios, multar a empleadores y cazar y deportar a los millones
    de indocumentados que viven y trabajan en Estados
    Unidos—sin importar lo profundo de sus lazos a sus
    trabajos, familias y comunidades. Podría obligar a todo
    ciudadano y no-ciudadano estadounidense a llevar consigo una
    tarjeta de identificación nacional o a registrarse en una
    base de datos
    nacional como requerimiento previo para ganarse la vida. Pero esa
    opción impondría un alto costo en
    términos de gastos gubernamentales, producción
    económica y libertad. Desviaría recursos del
    esfuerzo nacional por combatir el terrorismo y, al igual que
    esfuerzos similares hechos en el pasado,
    fracasaría.

    Otra opción sería aceptar el status quo.
    Podríamos continuar indefinidamente con millones de
    personas viviendo acá sin documentos oficiales y cientos
    de miles entrando cada año. Millones de trabajadores y sus
    familias podrían seguir viviendo en las sombras legales,
    temerosos de presentarse ante las autoridades, incapaces de
    disfrutar de todos los frutos de su trabajo y dudosos de regresar
    a su patria. El status quo perpetuaría una economía
    dual en la que una demanda creciente de trabajadores sería
    satisfecha por medio de una oferta subterránea, sueldos
    artificialmente bajos, y malas condiciones de trabajo para todos
    aquellos que están en los escalones más bajos de la
    pirámide laboral. El status quo se burla del Estado de Derecho
    al mantener un sistema migratorio en conflicto
    fundamental con las leyes de economía y de aspiraciones
    legítimas de millones de personas.

    Una tercer opción sería arreglar el
    fallido sistema de inmigración para que se conforme a las
    realidades de una sociedad libre y una economía libre y
    eficiente. Un sistema legalizado de migración mexicana
    podría, de un plumazo, traer a la superficie un enorme
    mercado subterráneo. Le permitiría a productores
    estadounidenses en sectores importantes de la economía
    contratar a los trabajadores que necesitan para crecer.
    Mejoraría los sueldos y condiciones laborales de millones
    de trabajadores poco calificados e impulsaría la
    inversión en capital humano. Liberaría recursos y
    personal para la guerra contra el terrorismo. Promovería
    el desarrollo económico en México y mejores
    relaciones con un vecino importante."

    El Presidente Bush, los líderes de ambos partidos
    en el Congreso de EE UU, así como las autoridades
    mexicanas deben regresar a la tarea de reformar el disfuncional
    sistema migratorio de Estados Unidos para hacerlo
    económico, humano, y compatible con la manera en que los
    estadounidenses viven sus vidas, y realizar políticas
    internacionales conjuntas que cambien esta
    situación.

    También creo es necesario campañas de
    culturización o sensibilización a ciertos sectores
    de la población estadounidense que dejándose
    manipular por ciertos "lideres", van por la tarea fácil de
    culpar a los inmigrantes de los problemas de su nación,
    como un día lo hiciese Adolf Hitler con
    los judíos.

    Un ejemplo de lo anterior es el siguiente fragmento del
    libro "El
    Cambio de
    Poder" de Alvin Toffler: "el sentimiento en contra de la
    inmigración esta al rojo vivo, fomentado por
    ecoextremistas que achacan al influjo de la inmigración
    mexicana el deterioro del medio ambiente
    de Estado Unidos".

    BIBLIOGAFIA

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    Diversity: Past, Present, and Future", Philadelphia,
    Marzo 21, 1998

    Compilador y realizador:

    Carlos Torres Hinojosa

    Veracruz, México

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