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Santa Cruz (Bolivia)




Enviado por diegoedc015



    1. Objetivos . Finalidad.
      Justificación
    2. Datos
      principales
    3. Historia
    4. Economía
    5. Turismo
    6. Anexos
    7. Bibliografía

    OBJETIVOS

    Tiene por objeto ofrecer un cuadro completo y
    objetivo de
    Santa Cruz dándolo a conocer en su integridad su historia, su realidad y algo
    de su futuro.

    FINALIDAD

    Para informar y aumentar el
    conocimiento de los lectores, fomentando el amor por
    nuestro querido y hospitalario departamento

    JUSTIFICACIÓN

    Hacemos este trabajo para
    informar de la historia, de la realidad y una pequeña
    visión hacia el futuro de nuestro departamento.

    INTRODUCCIÓN

    En este trabajo le vamos a relatar la historia; los
    datos
    principales como ser la población, grupos
    étnicos, la geografía, el
    clima; el
    turismo dando a
    conocer algunos lugares naturales de distracción familiar,
    etc.

    CONTENIDO

    Datos
    Principales

    Santa Cruz (departamento, Bolivia), departamento más
    oriental de Bolivia, de 370.621 km² de superficie, el
    más extenso del país.

    Limita al este con los estados brasileños de
    Rondônia, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, al sur con el
    Chaco boreal de Paraguay, al sur
    y suroeste con el departamento boliviano de Chuquisaca, al oeste
    con el de Cochabamba y al norte con el de Beni. Ubicado al
    sureste de las estribaciones de la cordillera Oriental de los
    Andes, su territorio recuerda un tejado a dos aguas, debido a que
    hacia el norte se extiende la red del Amazonas
    (Mamoré, San Miguel, San Martín y Guaporé) y
    hacia el sur la del Paraguay y la cuenca cerrada de los
    bañados de Izozog, en los Llanos de Chiquitos.

    En numerosos lugares aparecen pantanales como los de
    Otuquis y Salinas de San José. Sirve de divisoria entre
    ambos sectores la serranía de Santiago (1.424 m). Por la
    gran extensión, el clima varía desde el tropical de
    dos estaciones en el norte, donde dominan los bosques,
    preferentemente los de galería en torno a los
    ríos, pasando por la sabana arbolada central, hasta la
    sabana espinosa meridional. Estas condiciones han hecho del
    territorio un lugar muy apto para la ganadería
    extensiva de vacuno, para lo cual se han mejorado las comunicaciones
    por carretera y ferrocarril. Los cultivos son de subsistencia en
    las partes bajas con plantas
    tropicales, si bien en altura, concretamente en la región
    de Los Yungas, dominan la vid, los frutales y el maíz.

    La explotación de petróleo (centrada en Camiri) ha dado un
    gran impulso económico en los últimos decenios al
    departamento. Los antiguos pobladores son las tribus de matacos,
    chiriguanos, pilagás y tobas. Entre las poblaciones
    más importantes destacan la capital, Santa
    Cruz de la Sierra, fundada por el conquistador español
    Ñuflo de Chaves, explorador del Chaco, así como
    Puerto Suárez, Concepción, San José de
    Chiquitos y Lagunillas. Población (1997), 1.651.950
    habitantes.

    Se puede afirmar que la ciudad de Santa Cruz es una de las
    pocas ciudades, no solo de Bolivia sino de América, que ha planificado su desarrollo
    urbano.

    En Santa Cruz perduran algunas viejas tradiciones.
    Todavía se espera al Carnaval: se unan los trombones y los
    tambores de la banda de Saavedra.

    Geografía

    Santa Cruz de la Sierra paraíso tropical de Bolivia,
    un departamento de exuberante vegetación con enormes extensiones de selva
    y praderas, ubicado en la parte oriental del territorio
    boliviano. Con una superficie de 320.000 km cuadrados de los
    cuales sólo un tercio comprende una región
    montañosa y el resto se extiende sobre la planicie
    amazónica, ubicado en la región oriental de
    Bolivia; limita al norte con el departamento de

    Beni
    y la República de Brasil; al sur
    con el departamento de
    Chuquisaca
    y la República de
    Paraguay; al este con la República de Brasil y al oeste
    con los departamentos de Beni,
    Cochabamba
    y Chuquisaca. Tiene una
    extensión de 370,621 kms.2 y una población de
    1,364,389 habitantes (censo 1992). La capital del departamento es
    la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (437 m.s.n.m.) situada entre
    los 17° 47' 20" de latitud sur y los 63° 10' 30" de
    longitud oeste del meridiano de Greenwich. Este departamento
    cuenta con 15 provincias y 150 cantones.

    Grupos
    étnicos

    Existen en el departamento de Santa Cruz, los
    siguientes grupos étnicos: Guarayos, Sirionós,
    Chiquitanos, Chamacocos, Zamucos, Potoreras, Yanaiguas,
    Izozeños, Chiriguanos, Tapietes y Yuracarés. Zona
    de llanos tropicales que conserva su riqueza de flora y fauna
    amazónica bolivianas, habitada por grupos
    selvícolas que abren sus brazos a visitantes que se
    atreven a desafiar la aventura de sus selvas y ríos
    navegables. Hay quienes llegan motivados por el misterio de los
    templos de la "Gran Chiquitania" y se proponen conocer el legado
    que les dejaron sus antepasados.

    Clima

    Santa Cruz tiene un clima semi – tropical . Las
    temperaturas promedio son de 29 a 32 grados en primavera y
    verano, pero también se registran temperaturas de
    más de 40 grados y baja a 20 o 21 grados en invierno.
    Santa Cruz tiene un clima templado a frío en la
    región oeste (alturas de Comarapa, Valle Grande); templado
    a cálido a medida que se desciende hacia los llanos;
    cálido en toda la región de los llanos. Corrientes
    frías polares (surazos) frecuentes en invierno.

    Gastronomía

    • Majao Compuesto de charque (carne seca),
      acompañado de arroz y sazonado con
      pimentón.
    • Locro Especie de sopa, compuesta de arroz,
      charque y colorante. Esta clase de
      plato puede ser preparado en dos formas: el locro carretero que
      es descrito anteriormente, y el locro de gallina, que consiste
      en sustituir el charque con carne de gallina.
    • Plato Cruceño Plato preparado en base a
      plátano frito, arroz y huevos fritos, acompañados
      con ensaladas de verduras.

    Existen otros plato típicos como el zonzo en base
    a yuca y queso, la patasca, el pastel de gallina, la capirota, el
    almendrote, etc.

    Historia

    La explotación de las tierras aledañas
    al río Guapay por el capitán español
    Ñuflo de Chávez, dio por resultado la
    fundación de una ciudad el año de 1560, en las
    llanuras de Grigotá, que Chávez bautizo con el
    nombre de Santa Cruz de la Sierra, en recuerdo a su pueblo natal,
    en Extremadura. En 1563 estalló la sublevación
    general de los aborígenes de la región, quienes
    destruyeron dicha ciudad, así como las fundadas por
    Ñuflo de Chávez. La ciudad de Santa Cruz se
    trasladó en 1592 a un nuevo emplazamiento, sobre el arroyo
    del Pari, cerca del río Piraí, donde actualmente se
    encuentra, habiéndose asentado allí la sede del
    gobernador. Santa Cruz conservó durante los siglos XVI y
    XVII el carácter de ciudad fronteriza por estar
    rodeada de grupos de indígenas no evangelizados, y ser el
    centro de expediciones misioneras de Jesuitas y
    otras órdenes religiosas, hacia Moxos y Chiquitos. hasta
    la década de los años 50 de éste siglo,
    permanece como una ciudad marginal, situación que se
    modifica cuando las carreteras y ferrocarriles promueven la
    transformación de su economía, al
    integrarla a los mercados
    nacionales e internacionales, convirtiéndola, en menos de
    25 años, en la segunda ciudad del país.
    Hoy en día Santa Cruz es una ciudad próspera y
    moderna, con mas de 1.000.000 habitantes y a la cabeza en cuanto
    a desarrollo entre los departamentos de Bolivia.

    El departamento produce: algodón, caña de azúcar,
    tabaco, soya,
    arroz, vainilla, café,
    girasol, cacao, urucú (achiote), variedad de verduras,
    cítricos y frutas tropicales. GANADERÍA.- Uno de
    los campos de inversión en Bolivia de los últimos
    años es el destinado a incrementar la calidad y el
    número de cabezas de ganado; también se han
    introducido al país sementales de: cebú, holstein y
    santa gertruds; que se han adaptado a las tierras cálidas
    de oriente y norte de Bolivia. MINERÍA.- Al sudeste del
    departamento se encuentra el Mutún, yacimiento de hierro y
    manganeso con una producción de 100,000 toneladas de acero. Existen
    también varios yacimientos auríferos, como los del
    río Colorado que nos son intensivamentes explotados. En la
    zona de Chiquitos afloran cristales de mica y se han registrado
    la existencia de caolines, estaño, plata, manganeso,
    platino, plomo y oro.

    Santa Cruz de la Sierra
    en los siglos XVI y XVII

    Razón sobraba para asegurar cuán
    complicada era la cronología de fundaciones y traslaciones
    de Santa Cruz de la Sierra en su primer medi siglo de vida. Desde
    las primeras andanzas de los conquistadores por estas tierras
    tropicales, hasta el definitivo asentamiento de la ciudad,
    pasó mucho tiempo, y la
    población, cual si se hubiese contagiado de la
    manía ambulatoria de los castellanos, vagaba andariega de
    un lado para otro.

    Como quiera que aún existe confusión
    acerca de fechas y lugares en todas estas idas y venidas, es
    oportuno fijar lo que podría llamarse el proceso
    cronológico de las fundaciones y traslaciones de Santa
    cruz de la Sierra. A ello responde este modesto
    trabajo:

    • 1547: Domingo Martínez de Irala con Nufrio
      de Chaves y otros expedicionarios llegan al río Guapay,
      al oriente de la actual Santa Cruz de la Sierra; tropiezan con
      indios encomendados a Peranzures y se detienen. Chaves es
      enviado a Lima a entrevistarse con La Gasca. Cuando vuelve, ya
      no encuentra a Irala y con la gente que trajo del Perú,
      más o menos 80 hombres debe seguir a la
      Asunción.
    • 1558: Febrero; sale Nufrio de Chaves de
      Asunción; entra por los Xarayes y llega hasta los campos
      del actual Mojos; desciende al Sud.
    • 1559: 24 de Junio. Se subleva la ente de Chaves y
      lo abandona retornando a Asunción. Quedan Chaves,
      Hernando de Salazar, más de 40 españoles y
      algunos centenares de indígenas amigos.
    • 1559: 1 de agosto. Con la dicha gente, Chaves
      funda Nueva Asunción en la orilla derecha u oriental del
      río Grande o Guapay.
    • 1559: Una avanzada de Chaves encuentra en la otra
      banda del Guapay a gente que había entrado con
      Andrés Manso. Ante el conflicto
      jurisdiccional emergente, Chaves con Salazar marchan a Lima a
      pedir justicia.
    • 1560: Por esta época, gente de Manso, o de
      Chaves, o de Luis de Cabrera lugarteniente del primero, fundan
      La Barranca, más o menos a la altura del paralelo 17,
      frente a la Nueva Asunción.
    • 1560: 15 de febrero. El Virrey del Perú,
      Marqués de Cañete, nombra a su hijo don
      García Hurtado de Mendoza, gobernador de la provincia de
      Moxos y su lugarteniente a Nufrio de Chaves; como don
      García estaba en chile, de hecho el gobernador fue
      Chaves. Con este acto, creó también esta nueva
      provincia o gobernación. Manso resistió las
      órdenes virreinales y preso fue enviado a La
      Plata.
    • 1561: 26 de febrero. Nufrio de Chaves funda Santa
      Cruz de la Sierra en la falda de la serranía de
      Chiquitos, a muy pocos kilómetros de la actual
      población de San José de
      Chiquitos.
    • 1561: Más o menos por esta época,
      Chaves debió trasladar La Barranca, de la orilla
      izquierda del Guapay a la orilla derecha o sea al sitio de la
      Nueva Asunción por él fundada. Esas dos
      poblaciones, constituyeron así una sola.
    • 1563: Continúan los diferendos entre Chaves
      y Manso. Este último se escapó o lo hicieron
      escapar de su prisión de Potosí y con alguna
      gente entró nuevamente hacia el oriente y fundó
      Santo Domingo de la Nueva Rioja, en la orilla izquierda u
      occidental del Parapeto. En este año, el propio
      presidente de la Audiencia se traslada a Santa Cruz y trae a
      Charcas a ambos capitanes; dio a Manso 1500 presos y a Chaves
      1000 y dividió las jurisdicciones. Ambos quedaron
      contentos y no volvieron a repetirse los
      diferendos.
    • 1564: A mediados de este año, tanto Santo
      Domingo de la Nueva Rioja como La Barranca son destruidas por
      los chiriguanos. Manso es muerto en su
      población.
    • 1568: Septiembre. Nufrio de Chaves es muerto por
      el cacique Sacuaratáo, en el pueblo de Buezteni, entre
      los itatines que se hallaban cerca de la margen occidental de
      los Xarayes.
    • 1575: 11 de mayo. En La Paz, el Virrey don
      Francisco de Toledo al designar a Juan Pérez de Zurita,
      Gobernador de Santa Cruz, le da orden de trasladar la
      población, orden que no se
      cumplió.
    • 1590: 13 de septiembre. Lorenzo Suárez de
      Figueroa y Gonzalo de Solís Holguín fundan
      solemnemente en la orilla oriental o derecha del Guapay la
      ciudad de San Lorenzo de la Frontera,
      que después se llamaría San Lorenzo el Real o San
      Lorenzo de La Barranca. La ubicación de esta primera San
      Lorenzo parece que fue en los antiguos restos de La
      Barranca.
    • 1591: Al finalizar este año, la
      población de San Lorenzo, de la orilla derecha del
      Guapay, cruza el río, trasladándose al lugar de
      Cotoca.
    • 1592: 27 de diciembre. Don Lorenzo Suárez
      de Figueroa funda la población de Santiago del Puerto,
      posiblemente en la orilla derecha u oriental del río San
      Miguel.
    • 1594: A mediados de este año, Santiago del
      Puerto cercada como estaba por los indios Tomacocíes, es
      abandonada para siempre.
    • 1595: 21 de mayo. Solemnemente Lorenzo
      Suárez de Figueroa y Gonzalo Solíz de
      Holguín, trasladan San Lorenzo, de Cotoca a la Punta de
      San Bartolomé, donde se asienta
      definitivamente.
    • 1601: En octubre o noviembre, gran parte de los
      habitantes de Santa Cruz de la Sierra es trasladada por Gonzalo
      de Solíz Holguín, de las faldas de la
      serranía de Chiquitos a Cotoca. La nueva
      población planta rollo y horca, tiene
      jurisdicción, etc. Sin embargo, muchos pobladores
      quedaron en la vieja Santa Cruz de la Sierra.
    • 1604: 4 de octubre. El Fiscal de la
      Audiencia de Charcas Francisco de Alfaro, nombra a Gonzalo
      Solíz Holguín, Capitán General para fundar
      un pueblo nuevo, etc. Sale el comisionado y se establece con su
      gente en las orillas del río San Miguel, a la espera de
      la autorización virreinal.
    • 1604: 1 de noviembre. El fiscal Alfaro, es el
      último en abandonar Santa Cruz de la Sierra en
      Chiquitos, habiendo trasladado ya todos sus habitantes a
      Cotoca.
    • 1605: 16 de agosto. Gonzalo de Solíz de
      Holguín funda solemnemente la población de San
      Francisco de Alfaro en la margen derecha u oriental del
      río San Miguel, o sea en el mismo sitio o las
      inmediaciones de la desaparecida Santiago del Puerto. La
      población de San Francisco de Alfaro, parece fue
      abandonada muy luego y vuelta a repoblar más o menos
      entre 1616 y 1618. Pronto desapareció y quedó su
      lugar señalado en los mapas
      jesuíticos del siglo XVIII, con una cruz, que designaba
      los pueblos o misiones abandonadas.
    • 1621: Noviembre. Se resuelve la traslación
      de Santa Cruz de la Sierra, de su asiento de Cotoca a San
      Lorenzo, cosa que se efectuó en los primeros meses del
      año siguiente de 1622. En consecuencia, Santa Cruz de la
      Sierra y San Lorenzo, constituyen una sola ciudad,
      denominándoselas así indistintamente. El primer
      nombre habría de prevalecer.
    • 1784: Es la última vez que en documentos
      coloniales conocidos de quien esto escribe, se llama a la dicha
      ciudad San Lorenzo. De aquí en adelante es
      únicamente nombrada como Santa Cruz de la
      Sierra.

    Es todo cuanto se pudiera decirse al respecto. La
    fundamentación documental, tanto impresa como
    inédita sería muy larga de detallar y
    quedaría fuera de los propósitos y límites de
    estas notas

    La Epopeya de la
    conquista Oriental

    La conquista y colonización del Oriente
    Boliviano es una de las más grandes y más heroicas
    hazañas de la historia hispana en América.
    Aquí no encontramos los guerreros castellanos imperios
    organizados que por lo mismo podían ofrecer recursos y
    abastecimientos a sus conquistadores, así como caminos y
    toda una estructura
    estatal que una vez dominada en sus puntos clave quedaba sometida
    en lo absoluto; tal el imperio mexicano y más aún
    el incásico.

    No habían metales
    preciosos, al menos de fácil extracción, que
    compensen de inmediato trabajos y fatigas. Sabíase que
    más allá, se encontraban las incalculables riquezas
    que la fantasía ubicaba en el legendario El Dorado y tras
    su espejismo marchaban todos. Las tribus mientras
    permanecían hostiles no les daban mantenimiento
    y el rudo peninsular tenía que sembrar maíz y
    esperar cuatro largos y agotadores meses hasta cosechar su fruto
    y poder seguir
    adelante, en pos siempre de una quimera que huía cada vez
    más lejos.

    La lucha en la selva adquirió muy otros
    caracteres que en el Perú. La naturaleza era
    hostil al europeo que no conocía sus secretos; los indios
    eran tan belicosos, cuanto es dable en quienes vivían en
    guerra
    perpetua, cual las innumerables tribus que vagaban agresivas por
    la inmensa extensión del bosque milenario. La mayor parte
    eran enemigas entre sí y cada grupo
    constituía una soberanía independiente; de allí que
    la derrota de unos no significaba ni mucho ni menos el
    sometimiento de los otros.

    El batallar era lo normal y lo ordinario, no
    sólo durante la etapa de la conquista, sino en plena
    colonia. Las ciudades que fundaban en las zonas orientales de lo
    que hoy es Bolivia, tenían que vivir con las armas en las
    manos, como decían en sus documentos oficiales, luchando
    siempre contra indios aleves, fieros e irreductibles, cual eran
    los chiriguanos y otros pueblos que divididos en multitud de
    tribus, acechaban continua e incansablemente, pretendiendo
    encontrar un punto de debilidad o de descuido en los
    españoles para atacarlos y atacarlos
    siempre.

    Este lidiar de tres siglos llegó a adquirir
    los grandiosos y épicos relieves de una lucha entre
    titanes, por más que toda la gloria de sus acciones se
    haya perdido den el bosque umbrío o duerma callada en los
    polvorientos archivos.

    El propio Virrey don Francisco de Toledo, llamado el
    supremo organizador del Perú, hombre de
    coraje y de firmeza, quiso ponerse él la cabeza de esta
    campaña en la cual se desgastaban las fuerzas hispanas en
    una contienda contra un enemigo cambiante en sus formas de
    combatir y de reaccionar. Creía sin duda don Francisco que
    habría de ser una campaña sencilla como aquella
    otra de Vilcabamba que terminó con el suplicio del primer
    Túpac Amaru en 1571. Derrotado y enfermo, hubo de volverse
    el Virrey a sus habituales ocupaciones administrativas, dejando
    esa cruzada en manos de hombres mucho más experimentados
    que él, y que habían tenido la osadía de
    adentrarse en lo más hondo de la selva, hasta los propios
    caseríos indígenas y en medio de ellos plantar el
    pendón de Castilla como símbolo de posesión
    y de dominio.

    Mientras las poblaciones de lo que fue el Incario se
    asentaron tranquilamente y se desenvolvieron en paz con el
    servicio
    regular y ordenado de los indios circunvecinos, las del oriente
    tropical tenían que hacer vida completa y absolutamente
    castrense, defendiendo sus vidas, las de los suyos, sus haciendas
    e incluso las de los indios encomendados y amigos que necesitaban
    del brazo castellano para
    repeler a los terribles chiriguanos que no daban ni pedían
    cuartel nunca. Aquellos que poblaron y mantuvieron la
    enseña hispan en tierras de Santa Cruz, bien se
    merecían repetir los versos del romance
    antiguo:

    Mis arreos son las armas;

    Mi descanso el pelear;

    Mi cama las duras peñas

    Mi dormir siempre velar.

    Es preciso tener muy en cuenta todos estos aspectos
    de la vida de la época para poder juzgar sin
    apasionamiento la mentalidad y actuación de los
    conquistadores en su trato con los indios rebeldes. No era
    posible aplicar las leyes de la
    humanidad y del perdón a quienes ni las conocían ni
    las apreciaban y para quienes tales manifestaciones sólo
    podían significar cobardía antes que
    nobleza.

    Esas tribus chiriguanas eran tan fieras, tan audaces,
    tan valientes, tan rebeldes, que se mantuvieron firmes i
    irreductibles durante casi tres siglos; ni la espalda ni el
    arcabuz pudieron nada contra ellas y más bien demostraron
    haber aprendido el manejo de las armas de fuego y sobre todo a
    cabalgar, domando las mandas de potros salvajes que
    habíanse multiplicado en esos cambos ubérrimos en
    menos de cinco lustros; mientras los indios del Perú
    cumplían celosamente la prohibición de montar a
    caballo, los chiriguanos eran unos expertos jinetes que
    rivalizaban con los españoles en maestría y
    arrojo.

    Estos bárbaros guerreros habían
    asaltado el Imperio Inca en la época coetánea a la
    llegada de los europeos y cometieron mil depredaciones en las
    fronteras de sus serranías. Y durante todo el siglo XVI
    continuaron atacando a los españoles que habíanse
    instalado en aquellos dominios. De allí que Santa Cruz de
    la Sierra con sus huestes y las poblaciones de sus solar nacidas,
    fue en realidad la barrera defensiva del núcleo de la
    nacionalidad
    que íbase gestando en Potosí y Charcas, que es el
    nudo de donde se amarran en forma indestructible el Collasuyo
    incásico con la gobernación colonial de
    Ñuflo de Chaves.

    Santa Cruz de la Sierra es, pues, la obra de las dos
    corrientes de la conquista; del choque de ellas brotó y
    supo cumplir su destino; factor de defensa de la nacionalidad
    en germen, lo ha sido después de cohesión y de
    fuerza. Por
    eso, la historia de sus avatares en el siglo XVI es la historia
    de su lucha épica contra el medio y sus primitivos
    pobladores, lucha por asentar allá lejos, pero muy lejos y
    a costa de cruentos e innumerosos sacrificios, la avanzada de lo
    que ya era una nación
    embrionaria si se quiere, pero una nación
    que después llegaría a constituir la patria
    boliviana.

    La Gobernación
    de Nufrio de Chaves

    Las dos corrientes conquistadoras: la proveniente del
    Perú y la que entró por el Río de La Plata,
    se encontraron precisamente en el corazón
    del Oriente Boliviano. Don Nufrio de Chaves, llegado a
    América en 1541 con la expedición de Alvar
    Núñez Cabeza de Vaca, Segundo Adelantado del
    Río de La Plata, habíase adentrado hasta estas
    tierras descubiertas por soldados provenientes del río de
    Solís, y tierras que ya le eran conocidas cuando las
    recorrió en 1547 y de ellas partiera con destino a Lima
    llevando una comisión de su jefe Domingo Martínez
    de Irala para ante el licenciado don Pedro de la Gasca, y por
    ellas nuevamente retornara una vez cumplida su misión.

    Es de admirarse el temple de este caudillo de
    excepcionales condiciones de coraje, inteligencia,
    habilidad y resistencia
    física,
    que cruzaba la América de Asunción a Lima y de Lima
    a Asunción, a rumbo, sin caminos, luchando con los indios
    y venciendo todas las dificultades imaginables y que
    parecía hacerlo como si estuviese retozando en los
    aledaños del solar paterno, allá en Extremadura,
    donde naciera alrededor de 1516 o 1518.

    Para esta su aventura de fundaciones, Nufrio de
    Chaves salió de Asunción en febrero de 1558, en
    busca de la ansiada quimera del Paititi, El Dorado, Gran Mojo,
    Manoa, etc. Y demás mitos con que
    soñaban los conquistadores. Sus peripecias quedan fuera
    del marco señalado a estas notas, máxime si ellas
    han sido descritas documentadamente y con magistral factura
    literaria nada menos que por don Enrique Finot. Es lo cierto que
    año y medio más tarde de su salida de
    Asunción, Chaves se hallaba en el centro mismo de las
    tierras que después constituirían sus
    dominios.

    Sus compañeros, cansados de la lucha
    permanente con las tribus hostiles y de tantos sufrimientos, en
    la noche de San Juan de 1559 se sublevaron, encabezados por
    Gonzalo de Casco, Rodrigo de Osuna y Pedro de Segura, quienes en
    la mañana del 24 de junio del dicho año, con
    setenta y tres españoles y más de un millar de
    indios de los que les acompañaban, regresaron a
    Asunción.

    Nufrio de Chaves no era hombre capaz de dejarse
    amedrentar por los sufrimientos y el cansancio, y antes, al
    contrario, la lucha era un acicate más para continuar en
    su empeño. Quedóse con Hernando de Salazar, unos
    cuarenta españoles y algunos indios amigos. Precisando
    aprovisionarse y sobre todo asentar sus huestes harto necesitadas
    de descanso y bastimentos, el 1 de agosto de 1559, fundó
    la Nueva Asunción en la margen derecha del río
    Grande o Guapay.

    Fundación de
    Santa Cruz de la Sierra

    Con las provisiones virreinales, Chaves ganó
    la partida, pues incluso los soldados de su contendor se pasaron
    a sus filas; Manso el mal apellidado, intentó resistir y
    entonces fue preso y remitido con escolta a Potosí. Chaves
    quedó completamente dueño de la
    situación.

    En consecuencia, creyó ser oportuno ya
    realizar la fundación que tenía proyectada. El 26
    de febrero de 1561 erigió la ciudad de Santa Cruz de la
    Sierra a orillas del arroyo del Sutós en la
    serranía que hoy se conoce con el nombre de San
    José de Chiquitos y a pocos kilómetros del sitio
    donde después se establecería la misión y
    actual ciudad de tal nombre. El asiento fundado por Chaves
    constituía el punto mismo de entronque y reunión de
    esas dos corrientes colonizadoras de que se ha hablado: la del
    Perú y la del Plata. Adquiere así
    especialísima importancia, a tanto que un autor moderno,
    considera la fundación de Santa Cruz de la Sierra como
    punto cardinal en la historia del Continente.

    Algo más; Santa Cruz de la Sierra significa no
    sólo la unión de dos corrientes hispánicas,
    sino también el talaya, el punto de avanzada para la
    conquista del imperio del Enin o del Rey Blanco, que muchos
    indios ubicaban hacia el Noroeste, o sea en las serranías
    ricas en oro del actual Matto Grosso. La macana aleve de un indio
    de los Itatines en septiembre de 1568 puso fin a la vida del
    ilustre capitán. Con su muerte se
    cortó por completo la
    comunicación con el Paraguay y Río de la Plata
    y sobre todo, se suspendió para siempre la conquista de
    Matto Grosso, que al decir de Azara hubiera sido español
    de haber vivido algunos años más don Nufrio de
    Chaves.

    A esto hay que agregar que Felipe II el 26 de junio
    de 1595 prohibió a los gobernadores de Santa Cruz de la
    Sierra hacer descubrimientos por el lado del Brasil, sin duda por
    las razones que van a exponerse. A la muerte del
    Rey de Portugal y entre tantos pretendientes, Felipe II como
    más fuerte se impuso y se coronó el 16 de abril de
    1581 en Thomar. Con esto, la península ibérica y
    todo su inmenso imperio colonial quedaron bajo una sola
    soberanía. Como la dominación española era
    odiosa, sus reyes buscaban de todas maneras el congraciarse con
    sus nuevos súbditos lusitanos y a fin de no lastimarlos
    obedeció la citada prohibición de Felipe
    II.

    Pero los portugueses correspondieron muy mal a la
    candidez de tal política, pues al
    amparo de la
    comunidad de
    soberanía extendieron sus dominios en forma verdaderamente
    increíble. Mientras los españoles se quedaron en
    Maynas, Pedro de Texeira alentado por Felipe IV de España y
    III de Portugal tomaba posesión del Amazonas en nombre del
    monarca lusitano, y precisamente de un río descubierto por
    españoles. En 1665 Portugal recobró su independencia,
    pero España no recobró jamás las ricas
    posesiones que en América le habían usurpado y
    sobre todo el Amazonas, cuyo rumbo, como vía más
    directa a España era buscado como objetivo de los
    pobladores de Santa Cruz de la Sierra en sus entradas a los
    Mojos. Pero urge volver a la ciudad fundada por Nufrio de
    Chaves.

    A los pocos meses de fundada Santa Cruz de la Sierra,
    enviaba a su Alguacil Mayor Hernando de Salazar con una solicitud
    de mercedes que se pedían a la Corona por intermedio del
    Virrey de Lima. Se las conoce a través de un tralado que
    hizo sacar en Los reyes el Gobernador de Santa Cruz, que nunca
    conoció esas tierras, don García Hurtado de Mendoza
    y Manrique, el 22 de septiembre de 1562.

    Espíritu de la revolución
    emancipadora en Santa Cruz de la Sierra

    La chispa revolucionaria que se encendiera en Chuquisaca
    el 25 de mayo de 1809, cundió por todos los ámbitos
    del Alto Perú. Los hábiles doctores, aprovechando
    el clima propicio que existía ya desde fines del siglo
    XVIII, se apresuraron a hacer llegar sugerencias por todas partes
    para que los simpatizantes estuviesen prontos al sonar la
    hora.

    Allí planteábase ya el conflicto de dos
    generaciones: la vieja, la colonial, española o criolla
    goda, firme en su vasallaje al soberano; y la otra, la nueva, la
    criolla auténtica, la influida por las corrientes
    telúricas de la tierra
    americana, e instruida en las nuevas ideas, pretendiendo una
    superación de las formas políticas
    dentro de las cuales hasta entonces se había vivido. No
    podían entenderse; hablaban distinto lenguaje; y la
    muerte cerró los ojos del Coronel Seoane de los Santos a
    principios de
    1810, ahorrándole piadosa, el supremo dolor de tener que
    enfrentarse en enemigos campos de batalla con su propio hijo. Al
    coronel reemplazó interinamente en la gobernación
    el Dr. Pedro José Toledo Pimentel.

    Don Antonio Vicente Seoane conquisto algunos adeptos,
    mientras las noticias n o
    podían ser peores para la causa, ya que el levantamiento
    de La Paz había sido ahogado en sangre con una
    crueldad sin nombre. Pero, de allí a poco soplaron mejores
    vientos, y llegó la nueva del estallido revolucionario de
    Buenos Aires
    el 25 de mayo de 1810, que fue el toque de generala en todo el
    Alto Perú, el cual empuñó de nuevo las armas
    con ánimo de vengar a los mártires de La Paz.
    Eustaquio Moldes y Juan Manuel Lemoine, enviados ex profeso a
    Santa Cruz, coadyuvaron la acción
    de Seoane, y el 24 de septiembre de 1810, se insurreccionaron y
    en Cabildo abierto depusieron a las autoridades, constituyendo
    una junta revolucionaria presidida por el doctor
    Seoane.

    De los militares jefes de las topas de guarnición
    en Cordillera, el Comandante José Miguel Becerra,
    negóse a tomar parte en el movimiento y
    retiróse a su provincia; el segundo comandante, Antonio
    Suárez, se plegó a la insurrección y
    formó parte de la junta revolucionaria. El 15 de diciembre
    de 1810, eligiese al diputado que debía enviarse a Buenos
    Aires, recayendo la elección en el entonces
    canónigo lectoral –después llegó hasta
    el deanato-, doctor Manuel José Seoane, hermano del
    Presidente de la Junta. El diputado electo recibió 680
    pesos para sus gastos, pero no
    llegó a pasar de Cochabamba, desde donde tuvo que
    regresarse por razones de salud.

    La derrota de Sipesipe (13 de agosto de 1811), con la
    caída de Cochabamba que fue su inmediata consecuencia,
    motivó también que la Junta de Santa Cruz se
    disolviese, y de hecho restableciese el régimen realista a
    cuya cabeza se puso el comandante Becerra, quien asesorado por el
    depuesto doctor Toledo Pimentel, se vengó duramente de los
    que consideraba infidentes a ala causa del Rey. En Vallegrande le
    secundaba en sus atrocidades el entonces Capitán Antonio
    Landívar, de triste recordación en los anales de
    nuestra gesta emancipadora.

    La sublevación de Cochabamba (29 de octubre de
    1811), dio nuevos ánimos a los cruceños quienes
    encabezados por Antonio Suárez, ocuparon nuevamente la
    ciudad que había sido abandonada por los jefes realistas,
    y reinstalaron la Junta Revolucionaria. Después de
    algún tiempo de buena y adversa suerte, en 1813, llegaba
    el gobernador que enviaba el General Belgrano: el Coronel Ignacio
    Warnes, acompañado del entonces Mayor José Manuel
    Mercado,
    cruceño, figura legendaria de esa época de
    heroísmos y sacrificios.

    Antes y después de la victoria de la Florida (25
    de mayo 1814), en la cual brilló la valentía y
    pericia militar del General Juan Antonio Álvarez de
    Arenales, al par que el coraje de Ignacio Warnes, ocurrieron
    diversos encuentros y sucesos sin mayor trascendencia en el curso
    general de los acontecimientos. El 22 de noviembre de 1816,
    Warnes murió combatiendo en la batalla del Pari, en las
    goteras mismas de Santa Cruz de la Sierra, y la ciudad
    cayó en manos de don Francisco Xavier de Aguilera, quien
    con verdadera ferocidad castigó a los
    revolucionarios.

    Aguilera era cruceño y se distinguió por
    lo implacable de sus represiones y por la tozudez de sus ideas
    que no sólo eran realistas, sino absolutistas.
    Luchó contra la incursión constante de Mercado,
    siendo infatigables ambos en su denuedo en pro del credo que
    profesaban. Cuando Ayacucho puso fin al imperio español en
    América, Aguilera hubo de abandonar el campo, para tres
    años después sublevarse en Vallegrande invocando
    nuevamente el caduco poderío de Fernando VII; vencido y
    traicionado, pagó con su vida su pertinaz lealtad a una
    causa odiosa.

    Espíritu de la revolución
    emancipadora en Santa Cruz de la Sierra (II)

    Hasta aquí hemos visto en un rápido
    bosquejo los acontecimientos más notables de la
    revolución cruceña desde su iniciación,
    hasta proclamarse la República. Ahora bien,
    ¿cuál fue el espíritu que presidió
    ese movimiento y lo sostuvo a través de los quince
    años de la lucha emancipadora?

    Digámoslo de una vez. La guerra de la
    independencia en Santa Cruz de la Sierra, si bien tuvo sus
    características propias cuales eran las de su territorio y
    población, fundamentalmente no difirió del resto
    del Alto Perú. Hubo valentía y coraje sin par, al
    igual que en el resto del Alto Perú. Hubo valentía
    y coraje sin par, al igual que en el resto de las cuatro
    provincias, a tanto que la batalla del Pari, que decidió
    la suerte de Santa Cruz, fue la más sangrienta de la
    guerra libertaria; las tropas eran más o menos 1500 por
    bando, y de ellas, de los 3000 soldados del total, después
    de un día entero de lucha sólo quedaron 200
    realistas y cerca de un centenar de derrotados patriotas; o sea
    que sólo sobrevivió la décima parte de los
    combatientes.

    Entre las características propias, hay que dejar
    constancia que la rebelión de Tupac Amaru y demás
    caudillos indígenas, con sus antecedentes y consecuencias,
    ni poco ni mucho tuvo que ver con Santa Cruz de la Sierra. La
    índole de la explotación agrícola y el
    régimen de servidumbre existente, igual entonces como hoy,
    no habían provocado ese resentimiento de origen
    económico, tal cual en el Perú y el Altiplano. Almo
    más: por derechos secular, en Santa
    Cruz ni blancos ni indios pagaban alcabala ni tributo.

    En 1809, en vísperas de la revolución,
    descubrióse una rebelión de esclavos en los
    momentos mismos en que debía estallar. En ella se ve ya
    que el fermento de las ideas libertarias había llegado a
    Santa Cruz y había hecho crisis en los
    150 negros esclavos que entonces existían, aunque
    sospechándose de tener secretas concomitancias con algunas
    tribus de indios vecinos. Había resonado ya en Charcas y
    La Paz la mágica palabra libertad, y a
    su conjuro mágico también esos esclavos
    pretendían emanciparse.

    Aquí se ve la importancia del factor
    político aún más que la del
    económico, ya que las condiciones de vida de un esclavo en
    Santa Cruz de la Sierra, eran infinitamente superiores a las de
    un indio que decíase libre. Pero la índole misma de
    la servidumbre era la que sublevaba los ánimos y
    preferían vivir mal, pero con apariencias engañosas
    de libertad, a las comodidades de la esclavitud.
    Rumores propalados por los doctores y sus agentes, palabras
    cazadas al vuelo de los comentario y conversaciones de los
    señores acerca de la situación de la
    metrópoli, de lo ocurrido en Charcas, de los sucesos de La
    Paz; habían llevado el ánimos de esos esclavos el
    convencimiento de que la hora de su liberación
    había sonado. Descubierta la conjura, muchos fueron
    muertos, otros remitidos a Charcas, mientras parte fugó a
    lejanas estancias y otros quedaron en los alrededores de la
    ciudad principal.

    Algo más hay que agregar; el cruceño
    acomodado fue en su mayoría realista y la causa de la
    libertad se refugió principalmente en el campo que fue
    quien la sostuvo y quien por ella se sacrificó. Seoane y
    su Junta, no obstante de pertenecer a la aristocracia ciudadana,
    no tuvieron mayores prosélitos entre su clase y casta. En
    cambio, los
    fueron a encontrar entre el artesanado y los
    campesinos.

    El cruceño criollo no tenía el
    resentimiento que abrigaba el criollo de las demás
    provincias, en cuanto al reparto de honores y prebendas
    referíase, por cuanto cada uno vivía de sí,
    sin pretender, ni desear, ni solicitar nada. No hay que olvidar
    que la característica de esa sociedad era
    una igualdad tal,
    que españoles y criollos estaban absoluta y completamente
    nivelados, sin supremacías ni diferenciaciones debidas a
    cargo o título.

    Por otra parte, ambos, criollos y españoles a
    una, estaban de acuerdo en cuanto a su común sentimiento
    de superioridad sobre la raza indígena, sea
    conterránea, sea del Altiplano, como fronteriza de las
    posesiones portuguesas, así como a sus castas mestizas
    resultantes de tres siglos de convivencia. Y la palabra libertad
    o la tan zarandeada de patria, apréciales que era un toque
    de llamada a la insubordinación de esas razas y castas
    despreciadas, y de allí que consideraban las nuevas ideas
    como perniciosas para la estructura de la sociedad a la cual
    pertenecían.

    En cuanto a la clase indígena, el sistema misional
    implantado por los jesuitas y proseguido, aunque desastrosamente,
    por el clero secular, libraba a los indios de Santa Cruz del
    azote de la mita y de los famosos repartimientos, que tanto
    contribuyeron al descontento de los iguales de la meseta andina.
    Los indios no tenían ninguna industria
    libre y tampoco tributaban; de allí que no sentían
    los efectos de ninguna medida económica que pudiese dictar
    la Corona. Por tanto, para ellos, el gobierno
    español no podía ser mejor, y no tenían
    ninguna queja ni resentimiento contra su autoridad.

    El indio en el Oriente boliviano, no fue nunca
    propietario ni colono; no pasó jamás de la
    condición de siervo, aunque su manera de vivir haya sido
    buena dentro del régimen patriarcal del territorio
    cruceño. De allí que jamás haya sentido su
    servidumbre como un yugo insoportable, sino al contrario, como un
    medio de vida, trabajoso si se quiere, pero muy llevadero y sin
    mayores preocupaciones, ya que éstas recaían
    siempre y en su totalidad en el patrón. Por todo ello, su
    ninguna educación y la falta
    absoluta de deseos propios de su raza, el indio cruceño no
    tomó parte alguna en la revolución emancipadora;
    simple testigo indiferente, no se dio cuenta jamás, ni
    entonces ni hoy, de la transformación política ya
    que no económica, que se estaba operando en el cuerpo
    social de las cuatro provincias.

    Realidades de Santa
    Cruz de la Sierra

    La fecha fundamental de esta patria boliviana es el
    15 de febrero de 1560 en la cual el Virrey del Perú,
    Marqués de cañete designó a Nufrio de Chaves
    Teniente de Gobernador de la provincia de Moxos, uniendo
    así, mediante un acto jurídico, los dos componentes
    de la nacionalidad que ese día se creaba: el Oriente
    tropical y el altiplano andino y minero. Su inmediata
    consecuencia fue la fundación de ciudades y doblamiento de
    la zona como acto positivo de dominio.

    Tanto la ciudad chiquitana como la de los valles de
    Grigotá tuvo como finalidad expresa servir de extrema
    avanzada de los conquistadores castellanos contra las belicosas
    tribus chiriguanas que dominaban la región. Y a al vez que
    avanzaba era también fortaleza defensiva de las tierras de
    Charcas con el legendario Potosí al centro, de las
    atrevidas incursiones de esas tribus. Con estas dos
    características, constituía, pues, la base de toda
    penetración a las zonas que hoy se llaman
    genéricamente Oriente Boliviano.

    A más de estas razones, la
    especialísima ubicación de Santa Cruz de la Sierra
    en el corazón de la América del Sud, le dio una
    importancia tal que un autor alemán, Ernest Samhaber cree
    en nuestros días, que tal fundación
    constituyó uno de los hitos de la historia continental.
    Era también, y preciso es no olvidarlo, la puerta de
    entrada a las misiones jesuíticas de Mojos y Chiquitos que
    se fundaron en los siglos XVII y XVIII, así como para las
    de Cordillera de las postrimerías de la colonia. Santa
    Cruz vino a ser algo así como el gozne de unión
    entre las corrientes conquistadoras y colonizadoras del
    Perú y del Plata.

    La función
    económica de Santa Cruz de la Sierra, fue siempre de
    gravitación hacia lo que por entonces se llamaba el
    Perú, o sea el Altiplano. El algodón, el
    azúcar, la cecina, tantos otros productos y
    sobre todo, la mano de obra indígena, desde las
    serranías de Chiquitos primero, como desde los llanos de
    Grigotá después, iban a parar al gran mercado de la
    época, al Potosí legendario que, al decir de un
    magistrado español, era un monstruio que devoraba todo
    cuanto se producía en centenares de leguas a la
    redonda.

    Es en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII en su
    primera mitad cuando la Orden jesuitica entra en intensa
    actividad en las regiones desconocidas que se extendian al este y
    al norte de Santa Cruz; las misiones de Mojos y Chiquitos fueron
    convertidas, a raíz de la expulsión de la
    Compañía de Jesús, en gobiernos militares.
    Santa Cruz fue así la puerta de entrada y salida de tan
    ricas regiones que volcaban todos sus productos en el Alto
    Peru. La vida
    republicana no cambió mayormente este ritmo, a pesar de la
    creación del Departamento del Beni en 1842. Cuando en la
    época de Belzu, alrededor de 1853 vino una grave
    interdicción comercial con el Perú, precisamente se
    exhortaba al Beni y Santa Cruz a producir más, para
    atender las necesidades de la república.

    En las últimas décadas de la pasada
    centuria los ferrocarriles del Sud del Perú, pusieron al
    alcance del Altiplano una economía tropical más
    barata por-.razón de transporte,
    desplazando por completo los elementos que hasta entonces
    había proveído Santa Cruz. Esta región lo
    sintió, pues, automáticamente se le había
    abierto el mercado del Beni, zona en la cual la
    explotación de la goma elástica exigía
    proveerse de fuera, como lo hacían las minas. La
    caída de la goma en 1914 trajo un colapso económico
    al Beni que arrastró consigo a Santa Cruz; la misma que
    debió resignarse a una vida completamente vegetativa,
    cubriendo apenas sus necesidades internas.

    A pesar de todo, D'Orbigny en 183 1, Castenau, en
    1845, que visitaron la región, previeron su gran porvenir,
    el mismo que es ratificado en forma

    verdaderamente visionaria por Eliseo Reclus quien
    señala ya los altos destinos que esperaban a Santa Cruz
    para el día en que las corrientes del progreso, por medio
    de caminos llegasen hasta sus llanos y bosques; y algo
    más, señaló también su función
    internacional.

    La primera reacción se siente cuando
    más o menos en 1928, se construye el primer camino
    carretero a Santa Cruz, sólo viable cuatro meses del
    año, pero que se esterilizó debido a la gran crisis
    de los años 29 y 30. La guerra del Chaco, 1932-1935,
    actualizó Santa Cruz, por su condición de
    país productor cercano a la zona de operaciones y la
    necesidad de buscarlos dentro del propio país, por la
    escasez de
    divisas
    extranjeras para adquirirlos fuera. Gran parte de la nacionalidad
    se volcó hacia la región del Sudeste y pasó
    por Santa Cruz, con lo cual se produjo el curioso fenómeno
    de haber «descubierto» una región
    fabulosamente rica de la cual apenas si se tenía un vago y
    lejano conocimiento,
    no obstante 400 años de unidad.

    El transporte motorizado comenzó a desplazar
    la clásica y soñolienta carreta y despertó a
    los mismos cruceños. Las cosas se fueron precipitando y
    hubo que afrontar nuevas realidades. La aparición de
    nuevos problemas y
    nuevos horizontes económicos de gran trascendencia interna
    y externa señaló a Santa Cruz una función
    primordial en la nacionalidad boliviana.

    El petróleo,
    riqueza que hasta entonces no había significado mayor cosa
    en Bolivia, adquirió de súbito todo su valer y toda
    su fuerza al extremo de dictar normas para
    tratados
    internacionales y para enderezar al gobierno hacia una
    política que nunca se hubiese sospechado. La
    creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
    Bolivianos (Y. P. F. B.) y la nacionalización de los
    hidrocarburos,
    puso al Estado
    boliviano en situación de hacer obra efectiva y decidida
    en la zona. Las perspectivas agrícolas que se presentaban
    eran tales que atrajeron hasta la atención del coloso del Norte. El informe Bohan con
    su precisión técnica abrió los ojos a todos
    para que sepan lo que era y lo que podía ser Santa Cruz.
    La hora de la decisión había
    llegado.

    Ese tesoro dormido durante cuatro siglos se
    ofrecía ahora listo a dar sus riquezas en bien del
    país todo y del robustecimiento de su economía
    hasta entonces monoproductora minera. La agricultura,
    el algodón, la ganadería, la madera,
    el
    petróleo y los metales estratégicos que
    poseía Santa Cruz adquirieron de súbito un valor por
    nadie imaginado de entre los estadistas del país. A
    más del ahorro de
    divisas que ello significaba para la patria, estaba la
    posibilidad de su exportación como fuente de ingresos en
    moneda extranjera.

    Convergieron entonces sobre Santa Cruz diversas
    actividades y aspiraciones. Comenzáronse a construir los
    ferrocarriles del Brasil por Corumbá de un lado, como de
    la Argentina, por Yacuiba, de otro, teniendo como punto de
    conjunción la ciudad de Santa Cruz. Las necesidades de la
    defensa continental, obligó a los Estados Unidos a
    preocuparse de estos países y entonces, el ferrocarril
    Cochabamba-Santa Cruz, verdadera vertebración de la
    nacionalidad boliviana y por el cual los cruceños
    habían batallado fieramente en su angustia bolivianista,
    fue temporalmente reemplazado por una carretera asfaltada que de
    momento unía en forma efectiva el trópico al
    Altiplano. A su conjuro mágico, surgieron las
    posibilidades del hierro de Mutún, los aceites vegetales,
    el tanino y tanta otra riqueza que allí se vislumbraba. El
    capital, siempre despierto, apresuróse a acercarse a Santa
    Cruz viendo un porvenir reproductivo superabundantemente, y a
    corto plazo.

    El gobierno actual en su plan de
    diversificación económica encauzó tal
    corriente y desplegó una actividad enérgica y
    decidida a fomentar el Oriente boliviano, poniendo a su
    disposición los elementos necesarios, como decir
    tractores, créditos, etc., a fin de que la
    función económica de Santa Cruz no sea lirismo
    romántico sino realidad positiva y tangible. La
    transformación comenzó a efectuarse en una forma
    tal que ha asombrado hasta a los más previsores y que ha
    avasallado a la propia Santa Cruz, que vio cambiarse, como por
    encanto, el ritmo de su vida.

    La falta de mercados y el encerramiento habían
    llevado a Santa Cruz a un modo de vivir que no era tal, sino de
    vegetación decadente. La juventud
    tenía como capítulos principales de actividad el
    reunirse en las tardes y las noches a pasear en la plaza
    principal comentando las novedades del día y preparar con
    un semestre de anticipación las fiestas del carnaval. El
    resto del año había que pasarlo arbitrando los
    recursos para pagar los gastos que tales fiestas habían
    significado.

    Pero ello no era indiferencia ni pereza. Era la falta
    de mejor empleo de las
    energías del cruceño. En cuanto se presentó
    la oportunidad del trabajo y la acción fecunda,
    volvió a relucir esa fuerza y esa osadía que
    estaban solamente dormidas. La fiereza y valentía de los
    conquistadores castellanos que la habían fundado, el
    tesón y espíritu de sacrificio de sus
    colonizadores, de esos estupendos pioneros, así como la
    soberbia indómita del ancestro guarani, salió a
    relucir y se presentó a la altura de su noble
    tradición y de las necesidades que imponía el
    momento.

    De una ciudad dormida económicamente, Santa
    Cruz se ha convertido en la ciudad de mayor movimiento financiero
    de la República después de La Paz. El arroz, el
    maíz, el azúcar, el petróleo, la madera,
    todo se trabaja y todo fluye hacia el centro natural de su
    consumo cual
    es el Altiplano. Cumple el Oriente maravillosamente el
    fenómeno de complementación de la nacionalidad
    boliviana que ya el destino le marcó en los lejanos
    días de 1560.

    Centenares, por no decir millares de camiones,
    recorren a diario e incesantemente los caminos de Cochabamba a
    Santa Cruz y de esta última ciudad hacia el norte- o sea
    la zona agrícola y maderera por excelencia. Los grandes
    equipos motorizados de¡ Punto IV de la ayuda de los Estados
    Unidos roturan la selva virgen, derriban de cuajo bosques
    milenarios y siembran la semilla del bienestar y del progreso. El
    retorno no es menos lisonjero. Fluyen al Oriente maquinarias,
    mercaderías y elemento humano que va allí en busca
    de mejor bienestar y de riqueza.

    Desde Camiri, el centro productor del petróleo
    nacional, ubicado en Santa Cruz, hay oleoductos que llevan el
    precioso líquido hacia Cochabamba y hacia Sucre para
    subvenir a las necesidades del mercado andino, y lo que es
    más, no se detienen allí; están en pleno
    trabajo de llegar al Pacífico para ponerse en el mercado
    mundial, mientras otro oleoducto hacia la frontera argentina
    lleva al vecino país combustibles de que harto
    necesita.

    Toda esta actividad, así desbordante como es,
    da trabajo a gran cantidad de gente, al punto que Santa Cruz en
    cinco años ha duplicado su población, llegando hoy
    a los 50.000 habitantes. Y aún más, todos los
    brazos que hay allí y que siguen llegando, son
    insuficientes para las necesidades de su múltiple
    actividad. Hay que aumentar la producción y poblar el agro
    y ello requiere de un número cada vez mayor de
    gente.

    Técnicos, electricistas, mecánicos,
    chóferes, albañiles, carpinteros, operarios en
    general, tractoristas, labriegos, todos ellos son necesarios,
    pues la obra de mano escasea en forma verdaderamente angustiosa.
    En ninguna parte de Bolivia en estos momentos el trabajo
    humano es mejor remunerado que en Santa Cruz y sin embargo hay
    campo para infinita mayor actividad, sin que pueda hablarse de
    competencia, pues
    el trabajo sobra y los brazos faltan.

    Santa Cruz de la Sierra, la ciudad legendaria, la de
    la vida apacible, colonial y patriarcal, ha despertado de golpe.
    Durante más de un siglo habíamos sido considerados
    como «el porvenir de la patria», pero esto no pasaba
    de ser frase lírica de la literatura oficial, cuando
    en realidad no éramos sino pueblo de
    leyenda.

    brusco, tan violento que la ciudad ha sido en
    realidad atropellada por ese progreso, a tanto que no ha tenido
    tiempo de prepararse para recibirlo.

    Falta todo en Santa Cruz desde el punto de vista
    urbano. No hay agua potable,
    ni teléfonos, ni electricidad en
    forma suficiente, sus calles arenosas carecen de
    pavimentación y de alcantarillado. No hay viviendas para
    responder al creciente aumento de la población y no se
    tiene cemento ni
    materiales de
    construcción para
    fabricarlas.

    Diariamente, se da el caso vergonzoso de
    vehículos que desde la ciudad de la Paz han viajado
    alrededor de mil kilómetros sin mayor tropiezo, y que al
    llegar a la misma ciudad de Santa Cruz, se enfangan en sus
    principales y más céntricas calles al punto de
    tenerlos que sacar con la ayuda de tractores. Y esto sucede con
    los lodazales en tiempo de lluvia y con la arena profunda en
    tiempo seco.

    Durante cuatrocientos años esas calles no
    habían conocido sino el rodar de los lentos y pesados
    carretones de bueyes, las familias tenían suficiente
    agua con las
    norias y los aljibes caseros, así como con las velas de
    sebo y la cocina a leña. Para las comunicaciones bastaban
    los mensajes verbales a cargo de las cunumis del servicio
    doméstico. En el campo, la obra era toda a mano, pues el
    tiempo no contaba; las cosechas así obtenidas
    abastecían con superabundancia las necesidades del mercado
    lugareño, ya que otro no había.

    Pero ha llegado el progreso. Rugen los potentes
    motores de
    trimotores y cuatrimotores que cada hora cruzan su cielo, tanto
    en servicio local, como en internacional de paso al Brasil, a la
    Argentina, al Paraguay. Los tractores con su figura de tanques
    marchan llevando en su mole de acero la vida industrial. Camiones
    y automóviles desfilan sin descanso y llega gente de todas
    partes, ansiosa de trabajar.

    Y no hay por donde puedan caminar esos
    vehículos, no hay donde se aloje toda esa gente, y el ser
    humano carece de elementos para vivir decentemente, con agua
    suficiente, con buena luz y con
    comunicaciones.

    Todos necesitan tener donde alojarse
    cómodamente, necesitan bañarse por higiene propia
    como por lo cálido de su temperatura
    tropical, necesitan transitar a pie o en auto por buenas aceras y
    calles asfaltadas y comunicarse telefónicamente para sus
    relaciones comerciales o personales. Todo eso
    falta.

    El gobierno nacional se ve frente a un verdadero
    momento crítico por el que atraviesa Santa Cruz y a la
    solución de todos estos gravísimos problemas que se
    presentan con caracteres de angustiosa urgencia. Nos hemos
    abocado todos a un plan de diversificación
    económica y en su cumplimiento Santa Cruz con sus riquezas
    en potencia y con el
    esfuerzo personal de sus
    hijos está poniendo

    toda su más patriótica y vehemente
    contribución. Pero para ello necesita ponerse en
    condiciones de hacer frente al momento histórico que
    está viviendo; de nivelarse con el progreso y las normas
    civilizadas para que sea aún mayor esa su obra de
    redención nacional.

    Sólo levantando ese standard de vida,
    podrá vivir el pequeño productor y el
    pequeño comerciante, al igual que el gran industrial y el
    capitalista, pues para todos ellos hay sobrado campo. La persona humana,
    como la tierra misma,
    necesitan mejorarse en sus condiciones de vida para poder
    producir el máximo de su potencia y de su
    capacidad.

    Pero, si nos hemos referido a las obligaciones
    del gobierno, no ha sido porque creamos que a costa de los
    reducidos y paupérrimos recursos de nuestro menguado
    presupuesto
    nacional se hagan todas esas obras urbanas de Santa Cruz; no y
    mil veces no. Santa Cruz no necesita mendigar nada a nadie. Con
    sus propios recursos puede hacer frente a toda esa obra que
    así gigantesca y costosa como es, está virtualmente
    financiada con sus propios y regionales recursos. Vamos a
    cuentas.

    La producción de petróleo de Camiri
    está hoy limitada por falta de almacenamiento, y
    aún así con estas restricciones, rinde más o
    menos 1.350 toneladas de hidrocarburos diariamente, lo que hacen
    492.750 toneladas anuales, las mismas que al precio medio
    en el mercado internacional de 30 dólares la tonelada,
    significan 14.782.500 dólares.

    Ahora bien; por ley de 5 de julio
    de 1938, de la Convención Nacional votada a pedido de la
    representación cruceña y promulgada por el
    Presidente Gral. Germán Busch y Dionisio Foianini como
    Ministro de Minas y Petróleo, el 11% de esa
    producción corresponde al Departamento de Santa Cruz. Ese
    11% representa 1. 343.863.66 dólares. Ya por sí
    sola, esta suma, así saneada como es, perfectamente
    financia un empréstito de veinte millones de
    dólares, que sería el costo aproximado
    de esos servicios
    urbanos urgentes de Santa Cruz. Y aún
    más.

    La producción de Camiri, restringida como se
    halla, se ha de duplicar el año próximo y
    continuará aumentando año tras año, pues se
    siguen descubriendo nuevos y muy ricos horizontes petroleros en
    el Departamento. Es así que aumentará cada
    día más la garantía y la solvencia de ese
    empréstito al cual nos hemos referido. Incluso, gran parte
    de esos gastos tales como jornales y algunas materias del lugar,
    tendrán que pagarse en moneda boliviana, para lo cual hay
    recursos y los habrá más aún, con los
    impuestos a
    tal fin destinados y de carácter netamente departamental,
    pues afectan sólo a la industria y actividad de Santa
    Cruz.

    Por consiguiente, la misión del Supremo
    Gobierno, es encarar el problema en grande y a base de esos
    recursos única y exclusivamente cruceños, financiar
    los quince o veinte millones de dólares que se requieren
    para las obras tantas veces citadas, las cuales serán
    pagadas por sí mismas, cuanto por esos recursos propios de
    Santa Cruz.

    Santa Cruz de la Sierra cumple hoy el CXLV
    aniversario de su primer grito de libertad. Durante cuatro siglos
    no hizo sino dar su contribución de trabajo y sangre a la
    nacionalidad, y jamás pidió nada, pues cuando lo
    hizo e incluso en la forma vehemente propia de nuestra ardiente
    sangre tropical y de nuestro ancestro hispánico, fue para
    vincularse aún más con el resto de la patria, para
    ser cada vez más boliviana.

    Ahora le ha llegado a Santa Cruz también la
    hora de pedir, pero no de pedir una limosna, sino un derecho; el
    derecho a la vida y a la civilización.

    Tiene con qué obtener aquello que necesita,
    pero le es preciso la colaboración del gobierno nacional
    para prohijar y llevar a buen término esas negociaciones.
    Santa Cruz no mendiga un mendrugo sino que se le haga justicia.
    Al gobierno nacional toca cumplirla para con ello forjar la
    Bolivia grande, fuerte y próspera con la cual todos
    soñamos en nuestra angustia
    patriótica.

    Turismo

    Santa Cruz es una ciudad
    dividida por anillos concéntricos, dentro del primer
    anillo se halla el llamado "casco viejo", donde se
    encontrará con la plaza principal "24 de Septiembre" con
    la catedral de San Lorenzo, construída entre 1845 y 1915
    alberga al Museo de la Catedral que tiene una exposición
    de objetos religiosos de las Misiones Jesuíticas como ser
    esculturas, cuadros y platería.

    Se pierden los guiños
    resplandecientes del sol en un

    http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ03

    horizonte que se ha vuelto gris y
    sombrío; entonces, el cielo es ocupado por vanguardias de
    nubes negras, coléricas, a punto de reventar en millones
    de gotas refrescantes. Aroma de lluvia en las orillas de un
    río de aguas inquietas. Presagio de tormenta en las
    tierras del verdor infinito.

    Nadie se altera por la amenaza de lluvia. Los
    niños
    corretean, saltan y ríen, mientras los adultos "atacan"
    suculentos platos de "majao" (arroz, carne seca y
    pimentón) o locro (sopa con arroz y gallina). La tarde
    transpira modorra y cansancio en las Cabañas del
    Piraí, uno de los tantos rincones de encanto de
    Santa Cruz de la Sierra, el paraíso
    tropical de Bolivia.

    Selva, ríos y praderas. Parajes
    alucinados de
    http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ04

    exuberante vegetación, rincones agrestes
    y sofocantes conforman el territorio del departamento de
    Santa Cruz de la Sierra, que se encuentra en la
    parte oriental de Bolivia. Su capital -que lleva el mismo nombre-
    fue fundada en 1561, por el capitán español
    Ñuflo de Chávez.

    Hasta el siglo XVII, la Ciudad estuvo
    flanqueada por grupos de indígenas no evangelizados; por
    lo que se convirtió en el punto de partida de las
    expediciones misioneras jesuitas, que pretendían
    catequizar a los hombres que habitaban las zonas de Moxos y
    Chiquitos.

    Ciudad próspera y de matices modernos,
    Santa
    http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ08

    Cruz (437 m.s.n.m) se ha convertido en el
    corazón económico del país. Atraídos
    por el vertiginoso desarrollo comercial y agropecuario, miles de
    bolivianos decidieron tentar fortuna en el caluroso oriente… y
    los límites se extendieron y el viejo casco urbano fue
    rodeado por vistosos edificios y avenidas de tráfico
    infartante.

    Sensual, dicharachera y festiva. Calurosa,
    moderna y agitada. Así es Santa Cruz de
    la Sierra, el paraíso tropical de
    Bolivia.

    Atracciones y
    Actividades
    En Santa Cruz de
    la Sierra no hay pierde. Si uno desea quedarse en el área
    urbana, tiene más de un motivo para pasarla bien: el casco
    viejo ofrece una idea de cómo era la añeja Ciudad,
    las Cabañas del Piraí son ideales para el relax y
    la diversión.

    Si desea descubrir los misterios de la selva o de
    las antiguas culturas, puede visitar alguna de las misiones
    jesuitas cercanas a la Ciudad o el santuario de Cotoca, al que
    miles de crucinos llegan en peregrinación; también,
    es interesante conocer las ruinas preincaicas de
    Saimapata.

    Cuando esté en Santa Cruz,
    no deje de visitar estos lugares:

    Catedral Metropolitana:
    Destaca por sus bóvedas de madera que están
    cubiertas por bellos decorados pictóricos. Su historia
    está llena de avatares y se dice que fue edificada por el
    Mercedario Fray Diego de Porres, durante la
    administración del virrey Toledo. En 1839, el mariscal
    Andrés de Santa Cruz, ordenó la
    sustitución del viejo templo. Se encargó la
    misión al arquitecto francés Felipe Bestres.
    Edificada por el Mercedario Fray Diego de Porres, en tiempos del
    Virrey Toledo. En 1770, el Obispo Ramón de
    Herbosos reconstruyó la Iglesia,
    encomendando al sacristán mayor don Antonio Lombardo, la
    ejecución de las obras. En la época del Mariscal
    Andrés de Santa Cruz (1838), el viejo templo fue
    sustituido por una nueva iglesia de estilo ecléctico,
    proyectada por el arquitecto francés Felipe Bestres. Es
    notable por sus bóvedas con artistas construidas de madera
    y por la decoración pictórica que las cubre. En el
    altar mayor se conserva una parte del recubrimiento original de
    plata labrada de la misión jesuítica de San Pedro
    de Moxos. También aparecen cuatro relieves
    escultóricos que provienen de la misma
    misión.

    Museo Catedrático de Arte
    Sacro:

    Esculturas, cuadros, platería y los objetos religiosos que
    utilizaron los jesuitas en sus misiones evangelizadoras, se
    exhiben en este museo, que es uno de los más vistosos y
    completos de toda Bolivia.
    El museo de la Catedral ha resultado de una riqueza
    histórica, artística y material realmente
    impresionante. Es el mayor de toda la República, en cuanto
    a la existencia de obras de plata y sus vitrinas dan muestra de la
    altura a la que los artesanos de los siglos XVII y XVIII.
    Conserva la más antigua joya eclesiástica
    boliviana. La custodia que donó a la iglesia en 1603 un
    vecino notable. Parámetros litúrgicos y retratos
    antiguos completamementan el conjunto.

    Iglesia de San Andrés:
    Tiene una estructura de madera de tres naves, con diez y ocho
    columnas sobre pedestal de mampostería, que se encierran
    dentro de un horcón de madera. La estructura se adelanta
    sobre la fachada, creando un pórtico decorado con
    frontón de madera calada, con temas barrocos vegetales. El
    pórtico recuerda lejanamente los templos griegos, con
    típico frontón decorado con
    estatuas.

    Iglesia de San Roque:
    El templo tiene tres naves con estructura de madera y aleros
    exteriores. Construida sobre horcones de madera, devastados en
    forma de columnas azapatadas con capiteles de cuatro direcciones,
    el templo tiene tres naves en estructura de madera y aleros
    exteriores; la cubierta también es de madera con tijeras
    de par y nudillos de tirantes. El techo de tejas descansa sobre
    un entramado de cañizo. La iglesia fue remodelada en la
    segunda mitad del siglo XIX, por el arquitecto argentino
    Bustamante.

    Su pórtico evoca remotamente las antiguas
    construcciones griegas, debido a la presencia de estatuas en el
    frontis.

    Vlle Grande:
    Es una ciudad que aún posee influencias de las
    líneas españolas en cuanto a la construcción
    de viviendas y vestimentas. Es aquí donde se realizan
    ventas de los
    distintos pobladores para su subsistencia con productos como:
    maíz blando y duro, trigo, empanizado (azúcar sin
    refinar que se vende en moldes de 12 libras de peso y que se
    utiliza para fabricar aguardientes), frutas, artículos de
    barro cocido, cueros, lazos, ovejas, chanchos y
    bueyes.

    Los detalles de las construcciones de este pueblo
    son claros testimonios de la influencia ibérica.
    Aquí se realiza una feria a la que asisten pobladores de
    las comunidades vecinas.

    Montero
    Siendo un centro ganadero y agrícola de enorme
    importancia, así como su zona de influencia donde
    funcionan ingenios que benefician el algodón y el arroz y
    se han instalado varios aserraderos (ubicada a 53 Km. de la
    capital) es la población de más rápido
    crecimiento de Santa Cruz y una de las más bellas del
    departamento.

    Camiri

    Esta región se caracteriza porlas napas de
    petróleo de su subsuelo (de donde el país pudo
    abastecerse de petróleo), calles anchas,casas
    simétricas de líneas simples y una gran plaza con
    coloridos monumentos.

    Puerto Suárez
    Es en esta población donde se destaca la exuberante selva
    y la laguna Cáceres, así que si Ud. disfruta de los
    panoramas, paisajes, de las excursiones tanto a lagos como a
    cavernas, encontrará que en esta población es
    adecuada para sus deseos.

    Samaipata
    Misteriosa e indescifrable, la roca tallada de Samaipata guarda
    sus secretos a los investigadores e estudiosos. En su superficie
    los antiguos habitantes del oriente boliviano tallaron animales y
    ranuras paralelas que apuntan al cielo.

    La roca de Samaipata -de origen preincaico- tiene
    una longitud de 200 metros y un ancho de 60 metros. En la zona
    existe una serie de cuevas pintadas y una depresión
    llamada El Hueco, cuya función aún no ha podido ser
    explicada por los arqueólogos. Ya en Samaipata se ha
    instalado un museo que va reuniendo tesoros arqueológicos
    de gran valor.

    Otra población que se caracteriza por su
    variedad de paisajes y que el turista puede visitar es la
    población de Warnes

    El Arenal:
    Bamboleantes embarcaciones cruzan la laguna artificial que le da
    vida a este parque, uno de los mayores atractivos de
    Santa Cruz. El parque "El Arenal", con su
    laguneta y la isla, constituyen uno de los atractivos
    turísticos de Santa Cruz. Diseñada, al iniciarse
    los trabajos de alcantarillado, como reservorio de aguas
    fluviales del centro de la ciudad. El mural de Lorgio Vaca es
    digno de destacarse en este parque.

    Santuario de Cotoca:
    En diciembre, centenares de fieles de Santa Cruz caminan en
    peregrinación los 20 kilómetros que separan la
    Ciudad del santuario -construido en 1902- para rendirle culto a
    la Virgen de Cotoca. Esta iglesia, a la que acuden fieles y
    devotos de la Virgen de Cotoca no sólo el 8 de Diciembre,
    fiesta de la Purísima Concepción, sino los domingos
    y hasta diariamente. Se halla a 20 kms. De la ciudad, la
    construcción data de 1902.

    Las Cabañas del Piraí:
    En las riberas del río, expertas cocineras preparan los
    más exquisitos platos de la comida cruceña. Centro
    de esparcimiento y diversión, este recodo al oeste de la
    capital, ofrece una vista magnífica del Piraí y del
    verdor en el que está envuelta la Ciudad. Están
    ubicadas en el sector oeste de la capital, al final de la avenida
    Roca Coronado, donde se puede disfrutar de una vista natural y
    cálido sol. En las cabañas se ofrecen platos
    típicos cruceños y delicioso bocados. El río
    Piraí es para los cruceños el lugar preferido en
    los calurosos días de verano, cuya temperatura llega
    muchas veces a 40º C.

    Zoológico Municiapal
    Un lugar que se debe visitar al llegar a Santa Cruz es el
    zoológico Municipal, uno de los más completos de
    esta parte del continente, con una variedad de fauna
    típica de la región.

    Lomas de Arena del el Palmar
    Constituyen un producto de la
    erosión
    eólica sobre sedimentos arenosos o rocas arenosas
    pero consolidadas, según estudio realizado por un
    organismo competente que tomó como base la denominada
    "Loma Chivaón".

    Los Espejillos
    Es un bello centro turístico, que se halla situado a 40
    kms. De la ciudad de Santa Cruz, en dirección al oeste sobre la carretera a
    Cochabamba. Actualmente, se van dando las condiciones necesarias,
    tanto en la vía caminera como en la infraestructura de
    tipo ambiental para brindar mayor comodidad a los miles de
    visitantes que semanalmente acuden a este lugar de recreación.

    Excursión al Río
    Yapacani:

    A 120 kms. Al norte de Santa Cruz, se encuentra un lugar muy
    pintoresco, nos referimos al puerto de Yapacaní. En sus
    playas de blanca arena corre el río del mismo nombre cuyas
    mansas aguas ofrecen la posibilidad de pescar y navegar,
    disfrutando del paisaje verde y frondoso.

    La Chiquitanía:
    En estas tierras del oriente que pertenecen a las provincias de
    Ñuflo de Chávez, Velasco y Chiquitos, los
    sacerdotes jesuitas evangelizaron a los nativos; además,
    construyeron hermosos templos, como Concepción, San
    Ignacio de Velasco, Santa Ana, San Miguel, San Rafael, San
    Javier. La iglesia del pueblo de San José, es singular,
    por haber sido construida totalmente en piedra. Con este nombre
    se asigna a las provincias Ñuflo de Chávez, Velasco
    y Chiquitos, Es aquí donde, gracias a las
    enseñanzas de los jesuitas, los nativos construyeron
    hermosos templos como ser:

    ANEXOS

     Plaza 24 de
    Septiembre

    Parque El Arenal – Mapa de Santa
    Cruz de la Sierra - Tucán originario de Santa Cruz
    -Catedral de la Plaza 24 de Septiembre

    Catedral de
    Concepción

     Para ver los
    gráficos seleccione la opción
    "Descargar" del menú superior

    Al hacer este trabajo nos dimos
    cuenta que nuestro departamento está lleno de lugares
    exóticos, vegetación exuberante, historia
    interesante y muchas riquezas naturales.

    BIBLIOGRAFÍA

    • Santa Cruz de la Sierra Apuntes para su
      historia (Siglos XVI al XX) de Humberto Vásquez
      Machicado y José Vázquez Machicado. Editorial Don
      Bosco
    • www.bolivia.com
    • www.solobolivia.com
    • Historia de Bolivia de Carlos D. Mesa Gisbert,
      Humberto Vásquez Machicado, José de Mesa y Teresa
      Gisbert. Editorial Gisbert.
    • Otras fuentes de
      dominio público

    AGRADECIMIENTO

    Le agradecemos a Dios por habernos dado la
    oportunidad de estar en este mundo tan maravilloso, a nuestros
    padres por habernos guiado con su experiencia y sus consejos tan
    acertados, al profesor
    Rafael Molina por enseñarnos cosas que nos van a ser muy
    útiles en el futuro, y a todos nuestros lectores por darle
    importancia a este trabajo tan humilde.

    DEDICATORIA

    Dedicamos este fiel trabajo a nuestros padres, a
    todos los que nos colaboraron en diversos aspectos, a todos los
    lectores y a la Gran Familia
    Lasallista

    Diego Enrique Durán
    Caballero

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