- Objetivos . Finalidad.
Justificación - Datos
principales - Historia
- Economía
- Turismo
- Anexos
- Bibliografía
Tiene por objeto ofrecer un cuadro completo y
objetivo de
Santa Cruz dándolo a conocer en su integridad su historia, su realidad y algo
de su futuro.
FINALIDAD
Para informar y aumentar el
conocimiento de los lectores, fomentando el amor por
nuestro querido y hospitalario departamento
JUSTIFICACIÓN
Hacemos este trabajo para
informar de la historia, de la realidad y una pequeña
visión hacia el futuro de nuestro departamento.
En este trabajo le vamos a relatar la historia; los
datos
principales como ser la población, grupos
étnicos, la geografía, el
clima; el
turismo dando a
conocer algunos lugares naturales de distracción familiar,
etc.
CONTENIDO
Santa Cruz (departamento, Bolivia), departamento más
oriental de Bolivia, de 370.621 km² de superficie, el
más extenso del país.
Limita al este con los estados brasileños de
Rondônia, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, al sur con el
Chaco boreal de Paraguay, al sur
y suroeste con el departamento boliviano de Chuquisaca, al oeste
con el de Cochabamba y al norte con el de Beni. Ubicado al
sureste de las estribaciones de la cordillera Oriental de los
Andes, su territorio recuerda un tejado a dos aguas, debido a que
hacia el norte se extiende la red del Amazonas
(Mamoré, San Miguel, San Martín y Guaporé) y
hacia el sur la del Paraguay y la cuenca cerrada de los
bañados de Izozog, en los Llanos de Chiquitos.
En numerosos lugares aparecen pantanales como los de
Otuquis y Salinas de San José. Sirve de divisoria entre
ambos sectores la serranía de Santiago (1.424 m). Por la
gran extensión, el clima varía desde el tropical de
dos estaciones en el norte, donde dominan los bosques,
preferentemente los de galería en torno a los
ríos, pasando por la sabana arbolada central, hasta la
sabana espinosa meridional. Estas condiciones han hecho del
territorio un lugar muy apto para la ganadería
extensiva de vacuno, para lo cual se han mejorado las comunicaciones
por carretera y ferrocarril. Los cultivos son de subsistencia en
las partes bajas con plantas
tropicales, si bien en altura, concretamente en la región
de Los Yungas, dominan la vid, los frutales y el maíz.
La explotación de petróleo (centrada en Camiri) ha dado un
gran impulso económico en los últimos decenios al
departamento. Los antiguos pobladores son las tribus de matacos,
chiriguanos, pilagás y tobas. Entre las poblaciones
más importantes destacan la capital, Santa
Cruz de la Sierra, fundada por el conquistador español
Ñuflo de Chaves, explorador del Chaco, así como
Puerto Suárez, Concepción, San José de
Chiquitos y Lagunillas. Población (1997), 1.651.950
habitantes.
Se puede afirmar que la ciudad de Santa Cruz es una de las
pocas ciudades, no solo de Bolivia sino de América, que ha planificado su desarrollo
urbano.
En Santa Cruz perduran algunas viejas tradiciones.
Todavía se espera al Carnaval: se unan los trombones y los
tambores de la banda de Saavedra.
Santa Cruz de la Sierra paraíso tropical de Bolivia,
un departamento de exuberante vegetación con enormes extensiones de selva
y praderas, ubicado en la parte oriental del territorio
boliviano. Con una superficie de 320.000 km cuadrados de los
cuales sólo un tercio comprende una región
montañosa y el resto se extiende sobre la planicie
amazónica, ubicado en la región oriental de
Bolivia; limita al norte con el departamento de
Beni y la República de Brasil; al sur
con el departamento de
Chuquisaca y la República de
Paraguay; al este con la República de Brasil y al oeste
con los departamentos de Beni,
Cochabamba y Chuquisaca. Tiene una
extensión de 370,621 kms.2 y una población de
1,364,389 habitantes (censo 1992). La capital del departamento es
la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (437 m.s.n.m.) situada entre
los 17° 47' 20" de latitud sur y los 63° 10' 30" de
longitud oeste del meridiano de Greenwich. Este departamento
cuenta con 15 provincias y 150 cantones.
Existen en el departamento de Santa Cruz, los
siguientes grupos étnicos: Guarayos, Sirionós,
Chiquitanos, Chamacocos, Zamucos, Potoreras, Yanaiguas,
Izozeños, Chiriguanos, Tapietes y Yuracarés. Zona
de llanos tropicales que conserva su riqueza de flora y fauna
amazónica bolivianas, habitada por grupos
selvícolas que abren sus brazos a visitantes que se
atreven a desafiar la aventura de sus selvas y ríos
navegables. Hay quienes llegan motivados por el misterio de los
templos de la "Gran Chiquitania" y se proponen conocer el legado
que les dejaron sus antepasados.
Santa Cruz tiene un clima semi – tropical . Las
temperaturas promedio son de 29 a 32 grados en primavera y
verano, pero también se registran temperaturas de
más de 40 grados y baja a 20 o 21 grados en invierno.
Santa Cruz tiene un clima templado a frío en la
región oeste (alturas de Comarapa, Valle Grande); templado
a cálido a medida que se desciende hacia los llanos;
cálido en toda la región de los llanos. Corrientes
frías polares (surazos) frecuentes en invierno.
- Majao Compuesto de charque (carne seca),
acompañado de arroz y sazonado con
pimentón. - Locro Especie de sopa, compuesta de arroz,
charque y colorante. Esta clase de
plato puede ser preparado en dos formas: el locro carretero que
es descrito anteriormente, y el locro de gallina, que consiste
en sustituir el charque con carne de gallina. - Plato Cruceño Plato preparado en base a
plátano frito, arroz y huevos fritos, acompañados
con ensaladas de verduras.
Existen otros plato típicos como el zonzo en base
a yuca y queso, la patasca, el pastel de gallina, la capirota, el
almendrote, etc.
La explotación de las tierras aledañas
al río Guapay por el capitán español
Ñuflo de Chávez, dio por resultado la
fundación de una ciudad el año de 1560, en las
llanuras de Grigotá, que Chávez bautizo con el
nombre de Santa Cruz de la Sierra, en recuerdo a su pueblo natal,
en Extremadura. En 1563 estalló la sublevación
general de los aborígenes de la región, quienes
destruyeron dicha ciudad, así como las fundadas por
Ñuflo de Chávez. La ciudad de Santa Cruz se
trasladó en 1592 a un nuevo emplazamiento, sobre el arroyo
del Pari, cerca del río Piraí, donde actualmente se
encuentra, habiéndose asentado allí la sede del
gobernador. Santa Cruz conservó durante los siglos XVI y
XVII el carácter de ciudad fronteriza por estar
rodeada de grupos de indígenas no evangelizados, y ser el
centro de expediciones misioneras de Jesuitas y
otras órdenes religiosas, hacia Moxos y Chiquitos. hasta
la década de los años 50 de éste siglo,
permanece como una ciudad marginal, situación que se
modifica cuando las carreteras y ferrocarriles promueven la
transformación de su economía, al
integrarla a los mercados
nacionales e internacionales, convirtiéndola, en menos de
25 años, en la segunda ciudad del país.
Hoy en día Santa Cruz es una ciudad próspera y
moderna, con mas de 1.000.000 habitantes y a la cabeza en cuanto
a desarrollo entre los departamentos de Bolivia.
El departamento produce: algodón, caña de azúcar,
tabaco, soya,
arroz, vainilla, café,
girasol, cacao, urucú (achiote), variedad de verduras,
cítricos y frutas tropicales. GANADERÍA.- Uno de
los campos de inversión en Bolivia de los últimos
años es el destinado a incrementar la calidad y el
número de cabezas de ganado; también se han
introducido al país sementales de: cebú, holstein y
santa gertruds; que se han adaptado a las tierras cálidas
de oriente y norte de Bolivia. MINERÍA.- Al sudeste del
departamento se encuentra el Mutún, yacimiento de hierro y
manganeso con una producción de 100,000 toneladas de acero. Existen
también varios yacimientos auríferos, como los del
río Colorado que nos son intensivamentes explotados. En la
zona de Chiquitos afloran cristales de mica y se han registrado
la existencia de caolines, estaño, plata, manganeso,
platino, plomo y oro.
Santa Cruz de la Sierra
en los siglos XVI y XVII
Razón sobraba para asegurar cuán
complicada era la cronología de fundaciones y traslaciones
de Santa Cruz de la Sierra en su primer medi siglo de vida. Desde
las primeras andanzas de los conquistadores por estas tierras
tropicales, hasta el definitivo asentamiento de la ciudad,
pasó mucho tiempo, y la
población, cual si se hubiese contagiado de la
manía ambulatoria de los castellanos, vagaba andariega de
un lado para otro.
Como quiera que aún existe confusión
acerca de fechas y lugares en todas estas idas y venidas, es
oportuno fijar lo que podría llamarse el proceso
cronológico de las fundaciones y traslaciones de Santa
cruz de la Sierra. A ello responde este modesto
trabajo:
- 1547: Domingo Martínez de Irala con Nufrio
de Chaves y otros expedicionarios llegan al río Guapay,
al oriente de la actual Santa Cruz de la Sierra; tropiezan con
indios encomendados a Peranzures y se detienen. Chaves es
enviado a Lima a entrevistarse con La Gasca. Cuando vuelve, ya
no encuentra a Irala y con la gente que trajo del Perú,
más o menos 80 hombres debe seguir a la
Asunción. - 1558: Febrero; sale Nufrio de Chaves de
Asunción; entra por los Xarayes y llega hasta los campos
del actual Mojos; desciende al Sud. - 1559: 24 de Junio. Se subleva la ente de Chaves y
lo abandona retornando a Asunción. Quedan Chaves,
Hernando de Salazar, más de 40 españoles y
algunos centenares de indígenas amigos. - 1559: 1 de agosto. Con la dicha gente, Chaves
funda Nueva Asunción en la orilla derecha u oriental del
río Grande o Guapay. - 1559: Una avanzada de Chaves encuentra en la otra
banda del Guapay a gente que había entrado con
Andrés Manso. Ante el conflicto
jurisdiccional emergente, Chaves con Salazar marchan a Lima a
pedir justicia. - 1560: Por esta época, gente de Manso, o de
Chaves, o de Luis de Cabrera lugarteniente del primero, fundan
La Barranca, más o menos a la altura del paralelo 17,
frente a la Nueva Asunción. - 1560: 15 de febrero. El Virrey del Perú,
Marqués de Cañete, nombra a su hijo don
García Hurtado de Mendoza, gobernador de la provincia de
Moxos y su lugarteniente a Nufrio de Chaves; como don
García estaba en chile, de hecho el gobernador fue
Chaves. Con este acto, creó también esta nueva
provincia o gobernación. Manso resistió las
órdenes virreinales y preso fue enviado a La
Plata. - 1561: 26 de febrero. Nufrio de Chaves funda Santa
Cruz de la Sierra en la falda de la serranía de
Chiquitos, a muy pocos kilómetros de la actual
población de San José de
Chiquitos. - 1561: Más o menos por esta época,
Chaves debió trasladar La Barranca, de la orilla
izquierda del Guapay a la orilla derecha o sea al sitio de la
Nueva Asunción por él fundada. Esas dos
poblaciones, constituyeron así una sola. - 1563: Continúan los diferendos entre Chaves
y Manso. Este último se escapó o lo hicieron
escapar de su prisión de Potosí y con alguna
gente entró nuevamente hacia el oriente y fundó
Santo Domingo de la Nueva Rioja, en la orilla izquierda u
occidental del Parapeto. En este año, el propio
presidente de la Audiencia se traslada a Santa Cruz y trae a
Charcas a ambos capitanes; dio a Manso 1500 presos y a Chaves
1000 y dividió las jurisdicciones. Ambos quedaron
contentos y no volvieron a repetirse los
diferendos. - 1564: A mediados de este año, tanto Santo
Domingo de la Nueva Rioja como La Barranca son destruidas por
los chiriguanos. Manso es muerto en su
población. - 1568: Septiembre. Nufrio de Chaves es muerto por
el cacique Sacuaratáo, en el pueblo de Buezteni, entre
los itatines que se hallaban cerca de la margen occidental de
los Xarayes. - 1575: 11 de mayo. En La Paz, el Virrey don
Francisco de Toledo al designar a Juan Pérez de Zurita,
Gobernador de Santa Cruz, le da orden de trasladar la
población, orden que no se
cumplió. - 1590: 13 de septiembre. Lorenzo Suárez de
Figueroa y Gonzalo de Solís Holguín fundan
solemnemente en la orilla oriental o derecha del Guapay la
ciudad de San Lorenzo de la Frontera,
que después se llamaría San Lorenzo el Real o San
Lorenzo de La Barranca. La ubicación de esta primera San
Lorenzo parece que fue en los antiguos restos de La
Barranca. - 1591: Al finalizar este año, la
población de San Lorenzo, de la orilla derecha del
Guapay, cruza el río, trasladándose al lugar de
Cotoca. - 1592: 27 de diciembre. Don Lorenzo Suárez
de Figueroa funda la población de Santiago del Puerto,
posiblemente en la orilla derecha u oriental del río San
Miguel. - 1594: A mediados de este año, Santiago del
Puerto cercada como estaba por los indios Tomacocíes, es
abandonada para siempre. - 1595: 21 de mayo. Solemnemente Lorenzo
Suárez de Figueroa y Gonzalo Solíz de
Holguín, trasladan San Lorenzo, de Cotoca a la Punta de
San Bartolomé, donde se asienta
definitivamente. - 1601: En octubre o noviembre, gran parte de los
habitantes de Santa Cruz de la Sierra es trasladada por Gonzalo
de Solíz Holguín, de las faldas de la
serranía de Chiquitos a Cotoca. La nueva
población planta rollo y horca, tiene
jurisdicción, etc. Sin embargo, muchos pobladores
quedaron en la vieja Santa Cruz de la Sierra. - 1604: 4 de octubre. El Fiscal de la
Audiencia de Charcas Francisco de Alfaro, nombra a Gonzalo
Solíz Holguín, Capitán General para fundar
un pueblo nuevo, etc. Sale el comisionado y se establece con su
gente en las orillas del río San Miguel, a la espera de
la autorización virreinal. - 1604: 1 de noviembre. El fiscal Alfaro, es el
último en abandonar Santa Cruz de la Sierra en
Chiquitos, habiendo trasladado ya todos sus habitantes a
Cotoca. - 1605: 16 de agosto. Gonzalo de Solíz de
Holguín funda solemnemente la población de San
Francisco de Alfaro en la margen derecha u oriental del
río San Miguel, o sea en el mismo sitio o las
inmediaciones de la desaparecida Santiago del Puerto. La
población de San Francisco de Alfaro, parece fue
abandonada muy luego y vuelta a repoblar más o menos
entre 1616 y 1618. Pronto desapareció y quedó su
lugar señalado en los mapas
jesuíticos del siglo XVIII, con una cruz, que designaba
los pueblos o misiones abandonadas. - 1621: Noviembre. Se resuelve la traslación
de Santa Cruz de la Sierra, de su asiento de Cotoca a San
Lorenzo, cosa que se efectuó en los primeros meses del
año siguiente de 1622. En consecuencia, Santa Cruz de la
Sierra y San Lorenzo, constituyen una sola ciudad,
denominándoselas así indistintamente. El primer
nombre habría de prevalecer. - 1784: Es la última vez que en documentos
coloniales conocidos de quien esto escribe, se llama a la dicha
ciudad San Lorenzo. De aquí en adelante es
únicamente nombrada como Santa Cruz de la
Sierra.
Es todo cuanto se pudiera decirse al respecto. La
fundamentación documental, tanto impresa como
inédita sería muy larga de detallar y
quedaría fuera de los propósitos y límites de
estas notas
La Epopeya de la
conquista Oriental
La conquista y colonización del Oriente
Boliviano es una de las más grandes y más heroicas
hazañas de la historia hispana en América.
Aquí no encontramos los guerreros castellanos imperios
organizados que por lo mismo podían ofrecer recursos y
abastecimientos a sus conquistadores, así como caminos y
toda una estructura
estatal que una vez dominada en sus puntos clave quedaba sometida
en lo absoluto; tal el imperio mexicano y más aún
el incásico.
No habían metales
preciosos, al menos de fácil extracción, que
compensen de inmediato trabajos y fatigas. Sabíase que
más allá, se encontraban las incalculables riquezas
que la fantasía ubicaba en el legendario El Dorado y tras
su espejismo marchaban todos. Las tribus mientras
permanecían hostiles no les daban mantenimiento
y el rudo peninsular tenía que sembrar maíz y
esperar cuatro largos y agotadores meses hasta cosechar su fruto
y poder seguir
adelante, en pos siempre de una quimera que huía cada vez
más lejos.
La lucha en la selva adquirió muy otros
caracteres que en el Perú. La naturaleza era
hostil al europeo que no conocía sus secretos; los indios
eran tan belicosos, cuanto es dable en quienes vivían en
guerra
perpetua, cual las innumerables tribus que vagaban agresivas por
la inmensa extensión del bosque milenario. La mayor parte
eran enemigas entre sí y cada grupo
constituía una soberanía independiente; de allí que
la derrota de unos no significaba ni mucho ni menos el
sometimiento de los otros.
El batallar era lo normal y lo ordinario, no
sólo durante la etapa de la conquista, sino en plena
colonia. Las ciudades que fundaban en las zonas orientales de lo
que hoy es Bolivia, tenían que vivir con las armas en las
manos, como decían en sus documentos oficiales, luchando
siempre contra indios aleves, fieros e irreductibles, cual eran
los chiriguanos y otros pueblos que divididos en multitud de
tribus, acechaban continua e incansablemente, pretendiendo
encontrar un punto de debilidad o de descuido en los
españoles para atacarlos y atacarlos
siempre.
Este lidiar de tres siglos llegó a adquirir
los grandiosos y épicos relieves de una lucha entre
titanes, por más que toda la gloria de sus acciones se
haya perdido den el bosque umbrío o duerma callada en los
polvorientos archivos.
El propio Virrey don Francisco de Toledo, llamado el
supremo organizador del Perú, hombre de
coraje y de firmeza, quiso ponerse él la cabeza de esta
campaña en la cual se desgastaban las fuerzas hispanas en
una contienda contra un enemigo cambiante en sus formas de
combatir y de reaccionar. Creía sin duda don Francisco que
habría de ser una campaña sencilla como aquella
otra de Vilcabamba que terminó con el suplicio del primer
Túpac Amaru en 1571. Derrotado y enfermo, hubo de volverse
el Virrey a sus habituales ocupaciones administrativas, dejando
esa cruzada en manos de hombres mucho más experimentados
que él, y que habían tenido la osadía de
adentrarse en lo más hondo de la selva, hasta los propios
caseríos indígenas y en medio de ellos plantar el
pendón de Castilla como símbolo de posesión
y de dominio.
Mientras las poblaciones de lo que fue el Incario se
asentaron tranquilamente y se desenvolvieron en paz con el
servicio
regular y ordenado de los indios circunvecinos, las del oriente
tropical tenían que hacer vida completa y absolutamente
castrense, defendiendo sus vidas, las de los suyos, sus haciendas
e incluso las de los indios encomendados y amigos que necesitaban
del brazo castellano para
repeler a los terribles chiriguanos que no daban ni pedían
cuartel nunca. Aquellos que poblaron y mantuvieron la
enseña hispan en tierras de Santa Cruz, bien se
merecían repetir los versos del romance
antiguo:
Mis arreos son las armas;
Mi descanso el pelear;
Mi cama las duras peñas
Mi dormir siempre velar.
Es preciso tener muy en cuenta todos estos aspectos
de la vida de la época para poder juzgar sin
apasionamiento la mentalidad y actuación de los
conquistadores en su trato con los indios rebeldes. No era
posible aplicar las leyes de la
humanidad y del perdón a quienes ni las conocían ni
las apreciaban y para quienes tales manifestaciones sólo
podían significar cobardía antes que
nobleza.
Esas tribus chiriguanas eran tan fieras, tan audaces,
tan valientes, tan rebeldes, que se mantuvieron firmes i
irreductibles durante casi tres siglos; ni la espalda ni el
arcabuz pudieron nada contra ellas y más bien demostraron
haber aprendido el manejo de las armas de fuego y sobre todo a
cabalgar, domando las mandas de potros salvajes que
habíanse multiplicado en esos cambos ubérrimos en
menos de cinco lustros; mientras los indios del Perú
cumplían celosamente la prohibición de montar a
caballo, los chiriguanos eran unos expertos jinetes que
rivalizaban con los españoles en maestría y
arrojo.
Estos bárbaros guerreros habían
asaltado el Imperio Inca en la época coetánea a la
llegada de los europeos y cometieron mil depredaciones en las
fronteras de sus serranías. Y durante todo el siglo XVI
continuaron atacando a los españoles que habíanse
instalado en aquellos dominios. De allí que Santa Cruz de
la Sierra con sus huestes y las poblaciones de sus solar nacidas,
fue en realidad la barrera defensiva del núcleo de la
nacionalidad
que íbase gestando en Potosí y Charcas, que es el
nudo de donde se amarran en forma indestructible el Collasuyo
incásico con la gobernación colonial de
Ñuflo de Chaves.
Santa Cruz de la Sierra es, pues, la obra de las dos
corrientes de la conquista; del choque de ellas brotó y
supo cumplir su destino; factor de defensa de la nacionalidad
en germen, lo ha sido después de cohesión y de
fuerza. Por
eso, la historia de sus avatares en el siglo XVI es la historia
de su lucha épica contra el medio y sus primitivos
pobladores, lucha por asentar allá lejos, pero muy lejos y
a costa de cruentos e innumerosos sacrificios, la avanzada de lo
que ya era una nación
embrionaria si se quiere, pero una nación
que después llegaría a constituir la patria
boliviana.
La Gobernación
de Nufrio de Chaves
Las dos corrientes conquistadoras: la proveniente del
Perú y la que entró por el Río de La Plata,
se encontraron precisamente en el corazón
del Oriente Boliviano. Don Nufrio de Chaves, llegado a
América en 1541 con la expedición de Alvar
Núñez Cabeza de Vaca, Segundo Adelantado del
Río de La Plata, habíase adentrado hasta estas
tierras descubiertas por soldados provenientes del río de
Solís, y tierras que ya le eran conocidas cuando las
recorrió en 1547 y de ellas partiera con destino a Lima
llevando una comisión de su jefe Domingo Martínez
de Irala para ante el licenciado don Pedro de la Gasca, y por
ellas nuevamente retornara una vez cumplida su misión.
Es de admirarse el temple de este caudillo de
excepcionales condiciones de coraje, inteligencia,
habilidad y resistencia
física,
que cruzaba la América de Asunción a Lima y de Lima
a Asunción, a rumbo, sin caminos, luchando con los indios
y venciendo todas las dificultades imaginables y que
parecía hacerlo como si estuviese retozando en los
aledaños del solar paterno, allá en Extremadura,
donde naciera alrededor de 1516 o 1518.
Para esta su aventura de fundaciones, Nufrio de
Chaves salió de Asunción en febrero de 1558, en
busca de la ansiada quimera del Paititi, El Dorado, Gran Mojo,
Manoa, etc. Y demás mitos con que
soñaban los conquistadores. Sus peripecias quedan fuera
del marco señalado a estas notas, máxime si ellas
han sido descritas documentadamente y con magistral factura
literaria nada menos que por don Enrique Finot. Es lo cierto que
año y medio más tarde de su salida de
Asunción, Chaves se hallaba en el centro mismo de las
tierras que después constituirían sus
dominios.
Sus compañeros, cansados de la lucha
permanente con las tribus hostiles y de tantos sufrimientos, en
la noche de San Juan de 1559 se sublevaron, encabezados por
Gonzalo de Casco, Rodrigo de Osuna y Pedro de Segura, quienes en
la mañana del 24 de junio del dicho año, con
setenta y tres españoles y más de un millar de
indios de los que les acompañaban, regresaron a
Asunción.
Nufrio de Chaves no era hombre capaz de dejarse
amedrentar por los sufrimientos y el cansancio, y antes, al
contrario, la lucha era un acicate más para continuar en
su empeño. Quedóse con Hernando de Salazar, unos
cuarenta españoles y algunos indios amigos. Precisando
aprovisionarse y sobre todo asentar sus huestes harto necesitadas
de descanso y bastimentos, el 1 de agosto de 1559, fundó
la Nueva Asunción en la margen derecha del río
Grande o Guapay.
Fundación de
Santa Cruz de la Sierra
Con las provisiones virreinales, Chaves ganó
la partida, pues incluso los soldados de su contendor se pasaron
a sus filas; Manso el mal apellidado, intentó resistir y
entonces fue preso y remitido con escolta a Potosí. Chaves
quedó completamente dueño de la
situación.
En consecuencia, creyó ser oportuno ya
realizar la fundación que tenía proyectada. El 26
de febrero de 1561 erigió la ciudad de Santa Cruz de la
Sierra a orillas del arroyo del Sutós en la
serranía que hoy se conoce con el nombre de San
José de Chiquitos y a pocos kilómetros del sitio
donde después se establecería la misión y
actual ciudad de tal nombre. El asiento fundado por Chaves
constituía el punto mismo de entronque y reunión de
esas dos corrientes colonizadoras de que se ha hablado: la del
Perú y la del Plata. Adquiere así
especialísima importancia, a tanto que un autor moderno,
considera la fundación de Santa Cruz de la Sierra como
punto cardinal en la historia del Continente.
Algo más; Santa Cruz de la Sierra significa no
sólo la unión de dos corrientes hispánicas,
sino también el talaya, el punto de avanzada para la
conquista del imperio del Enin o del Rey Blanco, que muchos
indios ubicaban hacia el Noroeste, o sea en las serranías
ricas en oro del actual Matto Grosso. La macana aleve de un indio
de los Itatines en septiembre de 1568 puso fin a la vida del
ilustre capitán. Con su muerte se
cortó por completo la
comunicación con el Paraguay y Río de la Plata
y sobre todo, se suspendió para siempre la conquista de
Matto Grosso, que al decir de Azara hubiera sido español
de haber vivido algunos años más don Nufrio de
Chaves.
A esto hay que agregar que Felipe II el 26 de junio
de 1595 prohibió a los gobernadores de Santa Cruz de la
Sierra hacer descubrimientos por el lado del Brasil, sin duda por
las razones que van a exponerse. A la muerte del
Rey de Portugal y entre tantos pretendientes, Felipe II como
más fuerte se impuso y se coronó el 16 de abril de
1581 en Thomar. Con esto, la península ibérica y
todo su inmenso imperio colonial quedaron bajo una sola
soberanía. Como la dominación española era
odiosa, sus reyes buscaban de todas maneras el congraciarse con
sus nuevos súbditos lusitanos y a fin de no lastimarlos
obedeció la citada prohibición de Felipe
II.
Pero los portugueses correspondieron muy mal a la
candidez de tal política, pues al
amparo de la
comunidad de
soberanía extendieron sus dominios en forma verdaderamente
increíble. Mientras los españoles se quedaron en
Maynas, Pedro de Texeira alentado por Felipe IV de España y
III de Portugal tomaba posesión del Amazonas en nombre del
monarca lusitano, y precisamente de un río descubierto por
españoles. En 1665 Portugal recobró su independencia,
pero España no recobró jamás las ricas
posesiones que en América le habían usurpado y
sobre todo el Amazonas, cuyo rumbo, como vía más
directa a España era buscado como objetivo de los
pobladores de Santa Cruz de la Sierra en sus entradas a los
Mojos. Pero urge volver a la ciudad fundada por Nufrio de
Chaves.
A los pocos meses de fundada Santa Cruz de la Sierra,
enviaba a su Alguacil Mayor Hernando de Salazar con una solicitud
de mercedes que se pedían a la Corona por intermedio del
Virrey de Lima. Se las conoce a través de un tralado que
hizo sacar en Los reyes el Gobernador de Santa Cruz, que nunca
conoció esas tierras, don García Hurtado de Mendoza
y Manrique, el 22 de septiembre de 1562.
Espíritu de la revolución
emancipadora en Santa Cruz de la Sierra
La chispa revolucionaria que se encendiera en Chuquisaca
el 25 de mayo de 1809, cundió por todos los ámbitos
del Alto Perú. Los hábiles doctores, aprovechando
el clima propicio que existía ya desde fines del siglo
XVIII, se apresuraron a hacer llegar sugerencias por todas partes
para que los simpatizantes estuviesen prontos al sonar la
hora.
Allí planteábase ya el conflicto de dos
generaciones: la vieja, la colonial, española o criolla
goda, firme en su vasallaje al soberano; y la otra, la nueva, la
criolla auténtica, la influida por las corrientes
telúricas de la tierra
americana, e instruida en las nuevas ideas, pretendiendo una
superación de las formas políticas
dentro de las cuales hasta entonces se había vivido. No
podían entenderse; hablaban distinto lenguaje; y la
muerte cerró los ojos del Coronel Seoane de los Santos a
principios de
1810, ahorrándole piadosa, el supremo dolor de tener que
enfrentarse en enemigos campos de batalla con su propio hijo. Al
coronel reemplazó interinamente en la gobernación
el Dr. Pedro José Toledo Pimentel.
Don Antonio Vicente Seoane conquisto algunos adeptos,
mientras las noticias n o
podían ser peores para la causa, ya que el levantamiento
de La Paz había sido ahogado en sangre con una
crueldad sin nombre. Pero, de allí a poco soplaron mejores
vientos, y llegó la nueva del estallido revolucionario de
Buenos Aires
el 25 de mayo de 1810, que fue el toque de generala en todo el
Alto Perú, el cual empuñó de nuevo las armas
con ánimo de vengar a los mártires de La Paz.
Eustaquio Moldes y Juan Manuel Lemoine, enviados ex profeso a
Santa Cruz, coadyuvaron la acción
de Seoane, y el 24 de septiembre de 1810, se insurreccionaron y
en Cabildo abierto depusieron a las autoridades, constituyendo
una junta revolucionaria presidida por el doctor
Seoane.
De los militares jefes de las topas de guarnición
en Cordillera, el Comandante José Miguel Becerra,
negóse a tomar parte en el movimiento y
retiróse a su provincia; el segundo comandante, Antonio
Suárez, se plegó a la insurrección y
formó parte de la junta revolucionaria. El 15 de diciembre
de 1810, eligiese al diputado que debía enviarse a Buenos
Aires, recayendo la elección en el entonces
canónigo lectoral –después llegó hasta
el deanato-, doctor Manuel José Seoane, hermano del
Presidente de la Junta. El diputado electo recibió 680
pesos para sus gastos, pero no
llegó a pasar de Cochabamba, desde donde tuvo que
regresarse por razones de salud.
La derrota de Sipesipe (13 de agosto de 1811), con la
caída de Cochabamba que fue su inmediata consecuencia,
motivó también que la Junta de Santa Cruz se
disolviese, y de hecho restableciese el régimen realista a
cuya cabeza se puso el comandante Becerra, quien asesorado por el
depuesto doctor Toledo Pimentel, se vengó duramente de los
que consideraba infidentes a ala causa del Rey. En Vallegrande le
secundaba en sus atrocidades el entonces Capitán Antonio
Landívar, de triste recordación en los anales de
nuestra gesta emancipadora.
La sublevación de Cochabamba (29 de octubre de
1811), dio nuevos ánimos a los cruceños quienes
encabezados por Antonio Suárez, ocuparon nuevamente la
ciudad que había sido abandonada por los jefes realistas,
y reinstalaron la Junta Revolucionaria. Después de
algún tiempo de buena y adversa suerte, en 1813, llegaba
el gobernador que enviaba el General Belgrano: el Coronel Ignacio
Warnes, acompañado del entonces Mayor José Manuel
Mercado,
cruceño, figura legendaria de esa época de
heroísmos y sacrificios.
Antes y después de la victoria de la Florida (25
de mayo 1814), en la cual brilló la valentía y
pericia militar del General Juan Antonio Álvarez de
Arenales, al par que el coraje de Ignacio Warnes, ocurrieron
diversos encuentros y sucesos sin mayor trascendencia en el curso
general de los acontecimientos. El 22 de noviembre de 1816,
Warnes murió combatiendo en la batalla del Pari, en las
goteras mismas de Santa Cruz de la Sierra, y la ciudad
cayó en manos de don Francisco Xavier de Aguilera, quien
con verdadera ferocidad castigó a los
revolucionarios.
Aguilera era cruceño y se distinguió por
lo implacable de sus represiones y por la tozudez de sus ideas
que no sólo eran realistas, sino absolutistas.
Luchó contra la incursión constante de Mercado,
siendo infatigables ambos en su denuedo en pro del credo que
profesaban. Cuando Ayacucho puso fin al imperio español en
América, Aguilera hubo de abandonar el campo, para tres
años después sublevarse en Vallegrande invocando
nuevamente el caduco poderío de Fernando VII; vencido y
traicionado, pagó con su vida su pertinaz lealtad a una
causa odiosa.
Espíritu de la revolución
emancipadora en Santa Cruz de la Sierra (II)
Hasta aquí hemos visto en un rápido
bosquejo los acontecimientos más notables de la
revolución cruceña desde su iniciación,
hasta proclamarse la República. Ahora bien,
¿cuál fue el espíritu que presidió
ese movimiento y lo sostuvo a través de los quince
años de la lucha emancipadora?
Digámoslo de una vez. La guerra de la
independencia en Santa Cruz de la Sierra, si bien tuvo sus
características propias cuales eran las de su territorio y
población, fundamentalmente no difirió del resto
del Alto Perú. Hubo valentía y coraje sin par, al
igual que en el resto del Alto Perú. Hubo valentía
y coraje sin par, al igual que en el resto de las cuatro
provincias, a tanto que la batalla del Pari, que decidió
la suerte de Santa Cruz, fue la más sangrienta de la
guerra libertaria; las tropas eran más o menos 1500 por
bando, y de ellas, de los 3000 soldados del total, después
de un día entero de lucha sólo quedaron 200
realistas y cerca de un centenar de derrotados patriotas; o sea
que sólo sobrevivió la décima parte de los
combatientes.
Entre las características propias, hay que dejar
constancia que la rebelión de Tupac Amaru y demás
caudillos indígenas, con sus antecedentes y consecuencias,
ni poco ni mucho tuvo que ver con Santa Cruz de la Sierra. La
índole de la explotación agrícola y el
régimen de servidumbre existente, igual entonces como hoy,
no habían provocado ese resentimiento de origen
económico, tal cual en el Perú y el Altiplano. Almo
más: por derechos secular, en Santa
Cruz ni blancos ni indios pagaban alcabala ni tributo.
En 1809, en vísperas de la revolución,
descubrióse una rebelión de esclavos en los
momentos mismos en que debía estallar. En ella se ve ya
que el fermento de las ideas libertarias había llegado a
Santa Cruz y había hecho crisis en los
150 negros esclavos que entonces existían, aunque
sospechándose de tener secretas concomitancias con algunas
tribus de indios vecinos. Había resonado ya en Charcas y
La Paz la mágica palabra libertad, y a
su conjuro mágico también esos esclavos
pretendían emanciparse.
Aquí se ve la importancia del factor
político aún más que la del
económico, ya que las condiciones de vida de un esclavo en
Santa Cruz de la Sierra, eran infinitamente superiores a las de
un indio que decíase libre. Pero la índole misma de
la servidumbre era la que sublevaba los ánimos y
preferían vivir mal, pero con apariencias engañosas
de libertad, a las comodidades de la esclavitud.
Rumores propalados por los doctores y sus agentes, palabras
cazadas al vuelo de los comentario y conversaciones de los
señores acerca de la situación de la
metrópoli, de lo ocurrido en Charcas, de los sucesos de La
Paz; habían llevado el ánimos de esos esclavos el
convencimiento de que la hora de su liberación
había sonado. Descubierta la conjura, muchos fueron
muertos, otros remitidos a Charcas, mientras parte fugó a
lejanas estancias y otros quedaron en los alrededores de la
ciudad principal.
Algo más hay que agregar; el cruceño
acomodado fue en su mayoría realista y la causa de la
libertad se refugió principalmente en el campo que fue
quien la sostuvo y quien por ella se sacrificó. Seoane y
su Junta, no obstante de pertenecer a la aristocracia ciudadana,
no tuvieron mayores prosélitos entre su clase y casta. En
cambio, los
fueron a encontrar entre el artesanado y los
campesinos.
El cruceño criollo no tenía el
resentimiento que abrigaba el criollo de las demás
provincias, en cuanto al reparto de honores y prebendas
referíase, por cuanto cada uno vivía de sí,
sin pretender, ni desear, ni solicitar nada. No hay que olvidar
que la característica de esa sociedad era
una igualdad tal,
que españoles y criollos estaban absoluta y completamente
nivelados, sin supremacías ni diferenciaciones debidas a
cargo o título.
Por otra parte, ambos, criollos y españoles a
una, estaban de acuerdo en cuanto a su común sentimiento
de superioridad sobre la raza indígena, sea
conterránea, sea del Altiplano, como fronteriza de las
posesiones portuguesas, así como a sus castas mestizas
resultantes de tres siglos de convivencia. Y la palabra libertad
o la tan zarandeada de patria, apréciales que era un toque
de llamada a la insubordinación de esas razas y castas
despreciadas, y de allí que consideraban las nuevas ideas
como perniciosas para la estructura de la sociedad a la cual
pertenecían.
En cuanto a la clase indígena, el sistema misional
implantado por los jesuitas y proseguido, aunque desastrosamente,
por el clero secular, libraba a los indios de Santa Cruz del
azote de la mita y de los famosos repartimientos, que tanto
contribuyeron al descontento de los iguales de la meseta andina.
Los indios no tenían ninguna industria
libre y tampoco tributaban; de allí que no sentían
los efectos de ninguna medida económica que pudiese dictar
la Corona. Por tanto, para ellos, el gobierno
español no podía ser mejor, y no tenían
ninguna queja ni resentimiento contra su autoridad.
El indio en el Oriente boliviano, no fue nunca
propietario ni colono; no pasó jamás de la
condición de siervo, aunque su manera de vivir haya sido
buena dentro del régimen patriarcal del territorio
cruceño. De allí que jamás haya sentido su
servidumbre como un yugo insoportable, sino al contrario, como un
medio de vida, trabajoso si se quiere, pero muy llevadero y sin
mayores preocupaciones, ya que éstas recaían
siempre y en su totalidad en el patrón. Por todo ello, su
ninguna educación y la falta
absoluta de deseos propios de su raza, el indio cruceño no
tomó parte alguna en la revolución emancipadora;
simple testigo indiferente, no se dio cuenta jamás, ni
entonces ni hoy, de la transformación política ya
que no económica, que se estaba operando en el cuerpo
social de las cuatro provincias.
Realidades de Santa
Cruz de la Sierra
La fecha fundamental de esta patria boliviana es el
15 de febrero de 1560 en la cual el Virrey del Perú,
Marqués de cañete designó a Nufrio de Chaves
Teniente de Gobernador de la provincia de Moxos, uniendo
así, mediante un acto jurídico, los dos componentes
de la nacionalidad que ese día se creaba: el Oriente
tropical y el altiplano andino y minero. Su inmediata
consecuencia fue la fundación de ciudades y doblamiento de
la zona como acto positivo de dominio.
Tanto la ciudad chiquitana como la de los valles de
Grigotá tuvo como finalidad expresa servir de extrema
avanzada de los conquistadores castellanos contra las belicosas
tribus chiriguanas que dominaban la región. Y a al vez que
avanzaba era también fortaleza defensiva de las tierras de
Charcas con el legendario Potosí al centro, de las
atrevidas incursiones de esas tribus. Con estas dos
características, constituía, pues, la base de toda
penetración a las zonas que hoy se llaman
genéricamente Oriente Boliviano.
A más de estas razones, la
especialísima ubicación de Santa Cruz de la Sierra
en el corazón de la América del Sud, le dio una
importancia tal que un autor alemán, Ernest Samhaber cree
en nuestros días, que tal fundación
constituyó uno de los hitos de la historia continental.
Era también, y preciso es no olvidarlo, la puerta de
entrada a las misiones jesuíticas de Mojos y Chiquitos que
se fundaron en los siglos XVII y XVIII, así como para las
de Cordillera de las postrimerías de la colonia. Santa
Cruz vino a ser algo así como el gozne de unión
entre las corrientes conquistadoras y colonizadoras del
Perú y del Plata.
La función
económica de Santa Cruz de la Sierra, fue siempre de
gravitación hacia lo que por entonces se llamaba el
Perú, o sea el Altiplano. El algodón, el
azúcar, la cecina, tantos otros productos y
sobre todo, la mano de obra indígena, desde las
serranías de Chiquitos primero, como desde los llanos de
Grigotá después, iban a parar al gran mercado de la
época, al Potosí legendario que, al decir de un
magistrado español, era un monstruio que devoraba todo
cuanto se producía en centenares de leguas a la
redonda.
Es en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII en su
primera mitad cuando la Orden jesuitica entra en intensa
actividad en las regiones desconocidas que se extendian al este y
al norte de Santa Cruz; las misiones de Mojos y Chiquitos fueron
convertidas, a raíz de la expulsión de la
Compañía de Jesús, en gobiernos militares.
Santa Cruz fue así la puerta de entrada y salida de tan
ricas regiones que volcaban todos sus productos en el Alto
Peru. La vida
republicana no cambió mayormente este ritmo, a pesar de la
creación del Departamento del Beni en 1842. Cuando en la
época de Belzu, alrededor de 1853 vino una grave
interdicción comercial con el Perú, precisamente se
exhortaba al Beni y Santa Cruz a producir más, para
atender las necesidades de la república.
En las últimas décadas de la pasada
centuria los ferrocarriles del Sud del Perú, pusieron al
alcance del Altiplano una economía tropical más
barata por-.razón de transporte,
desplazando por completo los elementos que hasta entonces
había proveído Santa Cruz. Esta región lo
sintió, pues, automáticamente se le había
abierto el mercado del Beni, zona en la cual la
explotación de la goma elástica exigía
proveerse de fuera, como lo hacían las minas. La
caída de la goma en 1914 trajo un colapso económico
al Beni que arrastró consigo a Santa Cruz; la misma que
debió resignarse a una vida completamente vegetativa,
cubriendo apenas sus necesidades internas.
A pesar de todo, D'Orbigny en 183 1, Castenau, en
1845, que visitaron la región, previeron su gran porvenir,
el mismo que es ratificado en forma
verdaderamente visionaria por Eliseo Reclus quien
señala ya los altos destinos que esperaban a Santa Cruz
para el día en que las corrientes del progreso, por medio
de caminos llegasen hasta sus llanos y bosques; y algo
más, señaló también su función
internacional.
La primera reacción se siente cuando
más o menos en 1928, se construye el primer camino
carretero a Santa Cruz, sólo viable cuatro meses del
año, pero que se esterilizó debido a la gran crisis
de los años 29 y 30. La guerra del Chaco, 1932-1935,
actualizó Santa Cruz, por su condición de
país productor cercano a la zona de operaciones y la
necesidad de buscarlos dentro del propio país, por la
escasez de
divisas
extranjeras para adquirirlos fuera. Gran parte de la nacionalidad
se volcó hacia la región del Sudeste y pasó
por Santa Cruz, con lo cual se produjo el curioso fenómeno
de haber «descubierto» una región
fabulosamente rica de la cual apenas si se tenía un vago y
lejano conocimiento,
no obstante 400 años de unidad.
El transporte motorizado comenzó a desplazar
la clásica y soñolienta carreta y despertó a
los mismos cruceños. Las cosas se fueron precipitando y
hubo que afrontar nuevas realidades. La aparición de
nuevos problemas y
nuevos horizontes económicos de gran trascendencia interna
y externa señaló a Santa Cruz una función
primordial en la nacionalidad boliviana.
El petróleo,
riqueza que hasta entonces no había significado mayor cosa
en Bolivia, adquirió de súbito todo su valer y toda
su fuerza al extremo de dictar normas para
tratados
internacionales y para enderezar al gobierno hacia una
política que nunca se hubiese sospechado. La
creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (Y. P. F. B.) y la nacionalización de los
hidrocarburos,
puso al Estado
boliviano en situación de hacer obra efectiva y decidida
en la zona. Las perspectivas agrícolas que se presentaban
eran tales que atrajeron hasta la atención del coloso del Norte. El informe Bohan con
su precisión técnica abrió los ojos a todos
para que sepan lo que era y lo que podía ser Santa Cruz.
La hora de la decisión había
llegado.
Ese tesoro dormido durante cuatro siglos se
ofrecía ahora listo a dar sus riquezas en bien del
país todo y del robustecimiento de su economía
hasta entonces monoproductora minera. La agricultura,
el algodón, la ganadería, la madera,
el
petróleo y los metales estratégicos que
poseía Santa Cruz adquirieron de súbito un valor por
nadie imaginado de entre los estadistas del país. A
más del ahorro de
divisas que ello significaba para la patria, estaba la
posibilidad de su exportación como fuente de ingresos en
moneda extranjera.
Convergieron entonces sobre Santa Cruz diversas
actividades y aspiraciones. Comenzáronse a construir los
ferrocarriles del Brasil por Corumbá de un lado, como de
la Argentina, por Yacuiba, de otro, teniendo como punto de
conjunción la ciudad de Santa Cruz. Las necesidades de la
defensa continental, obligó a los Estados Unidos a
preocuparse de estos países y entonces, el ferrocarril
Cochabamba-Santa Cruz, verdadera vertebración de la
nacionalidad boliviana y por el cual los cruceños
habían batallado fieramente en su angustia bolivianista,
fue temporalmente reemplazado por una carretera asfaltada que de
momento unía en forma efectiva el trópico al
Altiplano. A su conjuro mágico, surgieron las
posibilidades del hierro de Mutún, los aceites vegetales,
el tanino y tanta otra riqueza que allí se vislumbraba. El
capital, siempre despierto, apresuróse a acercarse a Santa
Cruz viendo un porvenir reproductivo superabundantemente, y a
corto plazo.
El gobierno actual en su plan de
diversificación económica encauzó tal
corriente y desplegó una actividad enérgica y
decidida a fomentar el Oriente boliviano, poniendo a su
disposición los elementos necesarios, como decir
tractores, créditos, etc., a fin de que la
función económica de Santa Cruz no sea lirismo
romántico sino realidad positiva y tangible. La
transformación comenzó a efectuarse en una forma
tal que ha asombrado hasta a los más previsores y que ha
avasallado a la propia Santa Cruz, que vio cambiarse, como por
encanto, el ritmo de su vida.
La falta de mercados y el encerramiento habían
llevado a Santa Cruz a un modo de vivir que no era tal, sino de
vegetación decadente. La juventud
tenía como capítulos principales de actividad el
reunirse en las tardes y las noches a pasear en la plaza
principal comentando las novedades del día y preparar con
un semestre de anticipación las fiestas del carnaval. El
resto del año había que pasarlo arbitrando los
recursos para pagar los gastos que tales fiestas habían
significado.
Pero ello no era indiferencia ni pereza. Era la falta
de mejor empleo de las
energías del cruceño. En cuanto se presentó
la oportunidad del trabajo y la acción fecunda,
volvió a relucir esa fuerza y esa osadía que
estaban solamente dormidas. La fiereza y valentía de los
conquistadores castellanos que la habían fundado, el
tesón y espíritu de sacrificio de sus
colonizadores, de esos estupendos pioneros, así como la
soberbia indómita del ancestro guarani, salió a
relucir y se presentó a la altura de su noble
tradición y de las necesidades que imponía el
momento.
De una ciudad dormida económicamente, Santa
Cruz se ha convertido en la ciudad de mayor movimiento financiero
de la República después de La Paz. El arroz, el
maíz, el azúcar, el petróleo, la madera,
todo se trabaja y todo fluye hacia el centro natural de su
consumo cual
es el Altiplano. Cumple el Oriente maravillosamente el
fenómeno de complementación de la nacionalidad
boliviana que ya el destino le marcó en los lejanos
días de 1560.
Centenares, por no decir millares de camiones,
recorren a diario e incesantemente los caminos de Cochabamba a
Santa Cruz y de esta última ciudad hacia el norte- o sea
la zona agrícola y maderera por excelencia. Los grandes
equipos motorizados de¡ Punto IV de la ayuda de los Estados
Unidos roturan la selva virgen, derriban de cuajo bosques
milenarios y siembran la semilla del bienestar y del progreso. El
retorno no es menos lisonjero. Fluyen al Oriente maquinarias,
mercaderías y elemento humano que va allí en busca
de mejor bienestar y de riqueza.
Desde Camiri, el centro productor del petróleo
nacional, ubicado en Santa Cruz, hay oleoductos que llevan el
precioso líquido hacia Cochabamba y hacia Sucre para
subvenir a las necesidades del mercado andino, y lo que es
más, no se detienen allí; están en pleno
trabajo de llegar al Pacífico para ponerse en el mercado
mundial, mientras otro oleoducto hacia la frontera argentina
lleva al vecino país combustibles de que harto
necesita.
Toda esta actividad, así desbordante como es,
da trabajo a gran cantidad de gente, al punto que Santa Cruz en
cinco años ha duplicado su población, llegando hoy
a los 50.000 habitantes. Y aún más, todos los
brazos que hay allí y que siguen llegando, son
insuficientes para las necesidades de su múltiple
actividad. Hay que aumentar la producción y poblar el agro
y ello requiere de un número cada vez mayor de
gente.
Técnicos, electricistas, mecánicos,
chóferes, albañiles, carpinteros, operarios en
general, tractoristas, labriegos, todos ellos son necesarios,
pues la obra de mano escasea en forma verdaderamente angustiosa.
En ninguna parte de Bolivia en estos momentos el trabajo
humano es mejor remunerado que en Santa Cruz y sin embargo hay
campo para infinita mayor actividad, sin que pueda hablarse de
competencia, pues
el trabajo sobra y los brazos faltan.
Santa Cruz de la Sierra, la ciudad legendaria, la de
la vida apacible, colonial y patriarcal, ha despertado de golpe.
Durante más de un siglo habíamos sido considerados
como «el porvenir de la patria», pero esto no pasaba
de ser frase lírica de la literatura oficial, cuando
en realidad no éramos sino pueblo de
leyenda.
brusco, tan violento que la ciudad ha sido en
realidad atropellada por ese progreso, a tanto que no ha tenido
tiempo de prepararse para recibirlo.
Falta todo en Santa Cruz desde el punto de vista
urbano. No hay agua potable,
ni teléfonos, ni electricidad en
forma suficiente, sus calles arenosas carecen de
pavimentación y de alcantarillado. No hay viviendas para
responder al creciente aumento de la población y no se
tiene cemento ni
materiales de
construcción para
fabricarlas.
Diariamente, se da el caso vergonzoso de
vehículos que desde la ciudad de la Paz han viajado
alrededor de mil kilómetros sin mayor tropiezo, y que al
llegar a la misma ciudad de Santa Cruz, se enfangan en sus
principales y más céntricas calles al punto de
tenerlos que sacar con la ayuda de tractores. Y esto sucede con
los lodazales en tiempo de lluvia y con la arena profunda en
tiempo seco.
Durante cuatrocientos años esas calles no
habían conocido sino el rodar de los lentos y pesados
carretones de bueyes, las familias tenían suficiente
agua con las
norias y los aljibes caseros, así como con las velas de
sebo y la cocina a leña. Para las comunicaciones bastaban
los mensajes verbales a cargo de las cunumis del servicio
doméstico. En el campo, la obra era toda a mano, pues el
tiempo no contaba; las cosechas así obtenidas
abastecían con superabundancia las necesidades del mercado
lugareño, ya que otro no había.
Pero ha llegado el progreso. Rugen los potentes
motores de
trimotores y cuatrimotores que cada hora cruzan su cielo, tanto
en servicio local, como en internacional de paso al Brasil, a la
Argentina, al Paraguay. Los tractores con su figura de tanques
marchan llevando en su mole de acero la vida industrial. Camiones
y automóviles desfilan sin descanso y llega gente de todas
partes, ansiosa de trabajar.
Y no hay por donde puedan caminar esos
vehículos, no hay donde se aloje toda esa gente, y el ser
humano carece de elementos para vivir decentemente, con agua
suficiente, con buena luz y con
comunicaciones.
Todos necesitan tener donde alojarse
cómodamente, necesitan bañarse por higiene propia
como por lo cálido de su temperatura
tropical, necesitan transitar a pie o en auto por buenas aceras y
calles asfaltadas y comunicarse telefónicamente para sus
relaciones comerciales o personales. Todo eso
falta.
El gobierno nacional se ve frente a un verdadero
momento crítico por el que atraviesa Santa Cruz y a la
solución de todos estos gravísimos problemas que se
presentan con caracteres de angustiosa urgencia. Nos hemos
abocado todos a un plan de diversificación
económica y en su cumplimiento Santa Cruz con sus riquezas
en potencia y con el
esfuerzo personal de sus
hijos está poniendo
toda su más patriótica y vehemente
contribución. Pero para ello necesita ponerse en
condiciones de hacer frente al momento histórico que
está viviendo; de nivelarse con el progreso y las normas
civilizadas para que sea aún mayor esa su obra de
redención nacional.
Sólo levantando ese standard de vida,
podrá vivir el pequeño productor y el
pequeño comerciante, al igual que el gran industrial y el
capitalista, pues para todos ellos hay sobrado campo. La persona humana,
como la tierra misma,
necesitan mejorarse en sus condiciones de vida para poder
producir el máximo de su potencia y de su
capacidad.
Pero, si nos hemos referido a las obligaciones
del gobierno, no ha sido porque creamos que a costa de los
reducidos y paupérrimos recursos de nuestro menguado
presupuesto
nacional se hagan todas esas obras urbanas de Santa Cruz; no y
mil veces no. Santa Cruz no necesita mendigar nada a nadie. Con
sus propios recursos puede hacer frente a toda esa obra que
así gigantesca y costosa como es, está virtualmente
financiada con sus propios y regionales recursos. Vamos a
cuentas.
La producción de petróleo de Camiri
está hoy limitada por falta de almacenamiento, y
aún así con estas restricciones, rinde más o
menos 1.350 toneladas de hidrocarburos diariamente, lo que hacen
492.750 toneladas anuales, las mismas que al precio medio
en el mercado internacional de 30 dólares la tonelada,
significan 14.782.500 dólares.
Ahora bien; por ley de 5 de julio
de 1938, de la Convención Nacional votada a pedido de la
representación cruceña y promulgada por el
Presidente Gral. Germán Busch y Dionisio Foianini como
Ministro de Minas y Petróleo, el 11% de esa
producción corresponde al Departamento de Santa Cruz. Ese
11% representa 1. 343.863.66 dólares. Ya por sí
sola, esta suma, así saneada como es, perfectamente
financia un empréstito de veinte millones de
dólares, que sería el costo aproximado
de esos servicios
urbanos urgentes de Santa Cruz. Y aún
más.
La producción de Camiri, restringida como se
halla, se ha de duplicar el año próximo y
continuará aumentando año tras año, pues se
siguen descubriendo nuevos y muy ricos horizontes petroleros en
el Departamento. Es así que aumentará cada
día más la garantía y la solvencia de ese
empréstito al cual nos hemos referido. Incluso, gran parte
de esos gastos tales como jornales y algunas materias del lugar,
tendrán que pagarse en moneda boliviana, para lo cual hay
recursos y los habrá más aún, con los
impuestos a
tal fin destinados y de carácter netamente departamental,
pues afectan sólo a la industria y actividad de Santa
Cruz.
Por consiguiente, la misión del Supremo
Gobierno, es encarar el problema en grande y a base de esos
recursos única y exclusivamente cruceños, financiar
los quince o veinte millones de dólares que se requieren
para las obras tantas veces citadas, las cuales serán
pagadas por sí mismas, cuanto por esos recursos propios de
Santa Cruz.
Santa Cruz de la Sierra cumple hoy el CXLV
aniversario de su primer grito de libertad. Durante cuatro siglos
no hizo sino dar su contribución de trabajo y sangre a la
nacionalidad, y jamás pidió nada, pues cuando lo
hizo e incluso en la forma vehemente propia de nuestra ardiente
sangre tropical y de nuestro ancestro hispánico, fue para
vincularse aún más con el resto de la patria, para
ser cada vez más boliviana.
Ahora le ha llegado a Santa Cruz también la
hora de pedir, pero no de pedir una limosna, sino un derecho; el
derecho a la vida y a la civilización.
Tiene con qué obtener aquello que necesita,
pero le es preciso la colaboración del gobierno nacional
para prohijar y llevar a buen término esas negociaciones.
Santa Cruz no mendiga un mendrugo sino que se le haga justicia.
Al gobierno nacional toca cumplirla para con ello forjar la
Bolivia grande, fuerte y próspera con la cual todos
soñamos en nuestra angustia
patriótica.
Santa Cruz es una ciudad
dividida por anillos concéntricos, dentro del primer
anillo se halla el llamado "casco viejo", donde se
encontrará con la plaza principal "24 de Septiembre" con
la catedral de San Lorenzo, construída entre 1845 y 1915
alberga al Museo de la Catedral que tiene una exposición
de objetos religiosos de las Misiones Jesuíticas como ser
esculturas, cuadros y platería.
Se pierden los guiños
resplandecientes del sol en un
http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ03
horizonte que se ha vuelto gris y
sombrío; entonces, el cielo es ocupado por vanguardias de
nubes negras, coléricas, a punto de reventar en millones
de gotas refrescantes. Aroma de lluvia en las orillas de un
río de aguas inquietas. Presagio de tormenta en las
tierras del verdor infinito.
Nadie se altera por la amenaza de lluvia. Los
niños
corretean, saltan y ríen, mientras los adultos "atacan"
suculentos platos de "majao" (arroz, carne seca y
pimentón) o locro (sopa con arroz y gallina). La tarde
transpira modorra y cansancio en las Cabañas del
Piraí, uno de los tantos rincones de encanto de
Santa Cruz de la Sierra, el paraíso
tropical de Bolivia.
Selva, ríos y praderas. Parajes
alucinados de
http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ04
exuberante vegetación, rincones agrestes
y sofocantes conforman el territorio del departamento de
Santa Cruz de la Sierra, que se encuentra en la
parte oriental de Bolivia. Su capital -que lleva el mismo nombre-
fue fundada en 1561, por el capitán español
Ñuflo de Chávez.
Hasta el siglo XVII, la Ciudad estuvo
flanqueada por grupos de indígenas no evangelizados; por
lo que se convirtió en el punto de partida de las
expediciones misioneras jesuitas, que pretendían
catequizar a los hombres que habitaban las zonas de Moxos y
Chiquitos.
Ciudad próspera y de matices modernos,
Santa
http://www.enjoybolivia.com/espanol/multimedia/santa-cruz/SANTA_CRUZ08
Cruz (437 m.s.n.m) se ha convertido en el
corazón económico del país. Atraídos
por el vertiginoso desarrollo comercial y agropecuario, miles de
bolivianos decidieron tentar fortuna en el caluroso oriente… y
los límites se extendieron y el viejo casco urbano fue
rodeado por vistosos edificios y avenidas de tráfico
infartante.
Sensual, dicharachera y festiva. Calurosa,
moderna y agitada. Así es Santa Cruz de
la Sierra, el paraíso tropical de
Bolivia.
Atracciones y
Actividades
En Santa Cruz de
la Sierra no hay pierde. Si uno desea quedarse en el área
urbana, tiene más de un motivo para pasarla bien: el casco
viejo ofrece una idea de cómo era la añeja Ciudad,
las Cabañas del Piraí son ideales para el relax y
la diversión.
Si desea descubrir los misterios de la selva o de
las antiguas culturas, puede visitar alguna de las misiones
jesuitas cercanas a la Ciudad o el santuario de Cotoca, al que
miles de crucinos llegan en peregrinación; también,
es interesante conocer las ruinas preincaicas de
Saimapata.
Cuando esté en Santa Cruz,
no deje de visitar estos lugares:
Catedral Metropolitana:
Destaca por sus bóvedas de madera que están
cubiertas por bellos decorados pictóricos. Su historia
está llena de avatares y se dice que fue edificada por el
Mercedario Fray Diego de Porres, durante la
administración del virrey Toledo. En 1839, el mariscal
Andrés de Santa Cruz, ordenó la
sustitución del viejo templo. Se encargó la
misión al arquitecto francés Felipe Bestres.
Edificada por el Mercedario Fray Diego de Porres, en tiempos del
Virrey Toledo. En 1770, el Obispo Ramón de
Herbosos reconstruyó la Iglesia,
encomendando al sacristán mayor don Antonio Lombardo, la
ejecución de las obras. En la época del Mariscal
Andrés de Santa Cruz (1838), el viejo templo fue
sustituido por una nueva iglesia de estilo ecléctico,
proyectada por el arquitecto francés Felipe Bestres. Es
notable por sus bóvedas con artistas construidas de madera
y por la decoración pictórica que las cubre. En el
altar mayor se conserva una parte del recubrimiento original de
plata labrada de la misión jesuítica de San Pedro
de Moxos. También aparecen cuatro relieves
escultóricos que provienen de la misma
misión.
Museo Catedrático de Arte
Sacro:
Esculturas, cuadros, platería y los objetos religiosos que
utilizaron los jesuitas en sus misiones evangelizadoras, se
exhiben en este museo, que es uno de los más vistosos y
completos de toda Bolivia.
El museo de la Catedral ha resultado de una riqueza
histórica, artística y material realmente
impresionante. Es el mayor de toda la República, en cuanto
a la existencia de obras de plata y sus vitrinas dan muestra de la
altura a la que los artesanos de los siglos XVII y XVIII.
Conserva la más antigua joya eclesiástica
boliviana. La custodia que donó a la iglesia en 1603 un
vecino notable. Parámetros litúrgicos y retratos
antiguos completamementan el conjunto.
Iglesia de San Andrés:
Tiene una estructura de madera de tres naves, con diez y ocho
columnas sobre pedestal de mampostería, que se encierran
dentro de un horcón de madera. La estructura se adelanta
sobre la fachada, creando un pórtico decorado con
frontón de madera calada, con temas barrocos vegetales. El
pórtico recuerda lejanamente los templos griegos, con
típico frontón decorado con
estatuas.
Iglesia de San Roque:
El templo tiene tres naves con estructura de madera y aleros
exteriores. Construida sobre horcones de madera, devastados en
forma de columnas azapatadas con capiteles de cuatro direcciones,
el templo tiene tres naves en estructura de madera y aleros
exteriores; la cubierta también es de madera con tijeras
de par y nudillos de tirantes. El techo de tejas descansa sobre
un entramado de cañizo. La iglesia fue remodelada en la
segunda mitad del siglo XIX, por el arquitecto argentino
Bustamante.
Su pórtico evoca remotamente las antiguas
construcciones griegas, debido a la presencia de estatuas en el
frontis.
Vlle Grande:
Es una ciudad que aún posee influencias de las
líneas españolas en cuanto a la construcción
de viviendas y vestimentas. Es aquí donde se realizan
ventas de los
distintos pobladores para su subsistencia con productos como:
maíz blando y duro, trigo, empanizado (azúcar sin
refinar que se vende en moldes de 12 libras de peso y que se
utiliza para fabricar aguardientes), frutas, artículos de
barro cocido, cueros, lazos, ovejas, chanchos y
bueyes.
Los detalles de las construcciones de este pueblo
son claros testimonios de la influencia ibérica.
Aquí se realiza una feria a la que asisten pobladores de
las comunidades vecinas.
Montero
Siendo un centro ganadero y agrícola de enorme
importancia, así como su zona de influencia donde
funcionan ingenios que benefician el algodón y el arroz y
se han instalado varios aserraderos (ubicada a 53 Km. de la
capital) es la población de más rápido
crecimiento de Santa Cruz y una de las más bellas del
departamento.
Camiri
Esta región se caracteriza porlas napas de
petróleo de su subsuelo (de donde el país pudo
abastecerse de petróleo), calles anchas,casas
simétricas de líneas simples y una gran plaza con
coloridos monumentos.
Puerto Suárez
Es en esta población donde se destaca la exuberante selva
y la laguna Cáceres, así que si Ud. disfruta de los
panoramas, paisajes, de las excursiones tanto a lagos como a
cavernas, encontrará que en esta población es
adecuada para sus deseos.
Samaipata
Misteriosa e indescifrable, la roca tallada de Samaipata guarda
sus secretos a los investigadores e estudiosos. En su superficie
los antiguos habitantes del oriente boliviano tallaron animales y
ranuras paralelas que apuntan al cielo.
La roca de Samaipata -de origen preincaico- tiene
una longitud de 200 metros y un ancho de 60 metros. En la zona
existe una serie de cuevas pintadas y una depresión
llamada El Hueco, cuya función aún no ha podido ser
explicada por los arqueólogos. Ya en Samaipata se ha
instalado un museo que va reuniendo tesoros arqueológicos
de gran valor.
Otra población que se caracteriza por su
variedad de paisajes y que el turista puede visitar es la
población de Warnes
El Arenal:
Bamboleantes embarcaciones cruzan la laguna artificial que le da
vida a este parque, uno de los mayores atractivos de
Santa Cruz. El parque "El Arenal", con su
laguneta y la isla, constituyen uno de los atractivos
turísticos de Santa Cruz. Diseñada, al iniciarse
los trabajos de alcantarillado, como reservorio de aguas
fluviales del centro de la ciudad. El mural de Lorgio Vaca es
digno de destacarse en este parque.
Santuario de Cotoca:
En diciembre, centenares de fieles de Santa Cruz caminan en
peregrinación los 20 kilómetros que separan la
Ciudad del santuario -construido en 1902- para rendirle culto a
la Virgen de Cotoca. Esta iglesia, a la que acuden fieles y
devotos de la Virgen de Cotoca no sólo el 8 de Diciembre,
fiesta de la Purísima Concepción, sino los domingos
y hasta diariamente. Se halla a 20 kms. De la ciudad, la
construcción data de 1902.
Las Cabañas del Piraí:
En las riberas del río, expertas cocineras preparan los
más exquisitos platos de la comida cruceña. Centro
de esparcimiento y diversión, este recodo al oeste de la
capital, ofrece una vista magnífica del Piraí y del
verdor en el que está envuelta la Ciudad. Están
ubicadas en el sector oeste de la capital, al final de la avenida
Roca Coronado, donde se puede disfrutar de una vista natural y
cálido sol. En las cabañas se ofrecen platos
típicos cruceños y delicioso bocados. El río
Piraí es para los cruceños el lugar preferido en
los calurosos días de verano, cuya temperatura llega
muchas veces a 40º C.
Zoológico Municiapal
Un lugar que se debe visitar al llegar a Santa Cruz es el
zoológico Municipal, uno de los más completos de
esta parte del continente, con una variedad de fauna
típica de la región.
Lomas de Arena del el Palmar
Constituyen un producto de la
erosión
eólica sobre sedimentos arenosos o rocas arenosas
pero consolidadas, según estudio realizado por un
organismo competente que tomó como base la denominada
"Loma Chivaón".
Los Espejillos
Es un bello centro turístico, que se halla situado a 40
kms. De la ciudad de Santa Cruz, en dirección al oeste sobre la carretera a
Cochabamba. Actualmente, se van dando las condiciones necesarias,
tanto en la vía caminera como en la infraestructura de
tipo ambiental para brindar mayor comodidad a los miles de
visitantes que semanalmente acuden a este lugar de recreación.
Excursión al Río
Yapacani:
A 120 kms. Al norte de Santa Cruz, se encuentra un lugar muy
pintoresco, nos referimos al puerto de Yapacaní. En sus
playas de blanca arena corre el río del mismo nombre cuyas
mansas aguas ofrecen la posibilidad de pescar y navegar,
disfrutando del paisaje verde y frondoso.
La Chiquitanía:
En estas tierras del oriente que pertenecen a las provincias de
Ñuflo de Chávez, Velasco y Chiquitos, los
sacerdotes jesuitas evangelizaron a los nativos; además,
construyeron hermosos templos, como Concepción, San
Ignacio de Velasco, Santa Ana, San Miguel, San Rafael, San
Javier. La iglesia del pueblo de San José, es singular,
por haber sido construida totalmente en piedra. Con este nombre
se asigna a las provincias Ñuflo de Chávez, Velasco
y Chiquitos, Es aquí donde, gracias a las
enseñanzas de los jesuitas, los nativos construyeron
hermosos templos como ser:
- Templo de
San Javier - Templo de
Concepción - Templo de
San Ignacio de Velasco - Templo de
Santa Ana - Templo de
San Miguel - Templo
San Rafael - Templo del pueblo de San José construido
totalmente en piedr
Plaza 24 de
Septiembre
Parque El Arenal – Mapa de Santa
Cruz de la Sierra - Tucán originario de Santa Cruz
-Catedral de la Plaza 24 de Septiembre
Catedral de
Concepción
Para ver los
gráficos seleccione la opción
"Descargar" del menú superior
Al hacer este trabajo nos dimos
cuenta que nuestro departamento está lleno de lugares
exóticos, vegetación exuberante, historia
interesante y muchas riquezas naturales.
- Santa Cruz de la Sierra Apuntes para su
historia (Siglos XVI al XX) de Humberto Vásquez
Machicado y José Vázquez Machicado. Editorial Don
Bosco - www.bolivia.com
- www.solobolivia.com
- Historia de Bolivia de Carlos D. Mesa Gisbert,
Humberto Vásquez Machicado, José de Mesa y Teresa
Gisbert. Editorial Gisbert. - Otras fuentes de
dominio público
AGRADECIMIENTO
Le agradecemos a Dios por habernos dado la
oportunidad de estar en este mundo tan maravilloso, a nuestros
padres por habernos guiado con su experiencia y sus consejos tan
acertados, al profesor
Rafael Molina por enseñarnos cosas que nos van a ser muy
útiles en el futuro, y a todos nuestros lectores por darle
importancia a este trabajo tan humilde.
DEDICATORIA
Dedicamos este fiel trabajo a nuestros padres, a
todos los que nos colaboraron en diversos aspectos, a todos los
lectores y a la Gran Familia
Lasallista
Diego Enrique Durán
Caballero