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Situación Actual de la Educación Superior




Enviado por estebarrantes



    Elementos para el debate

    1. Semblante del Contexto
      Histórico, Político y Social
    2. Situación Socio –
      Cultural
    3. La Educación Eje del
      Modelo de Desarrollo
    4. Efectos en la Educación
      Superior

    Introducción

    Los pronunciamientos que se hacen desde diferentes
    instancias sociales (políticas
    internacionales, legislación, reflexiones
    teóricas), sobre la educación coinciden
    en señalar el descontento generalizado frente a lo que
    ocurre en este campo en general y particularmente en lo
    concerniente a la educación formal, en su forma escuela. En este
    sentido, se puede percibir de diferentes maneras en la literatura sobre el tema, la
    condición deficitaria (crisis) de la
    institución escolar frente a los requerimientos sociales
    que se hacen desde diferentes lugares (expertos, legisladores,
    legos, etc.) diferenciados socialmente.

    Sin embargo, la definición de crisis figura de
    manera disímil, de acuerdo con los intereses de quien se
    pronuncia. Esto es, según responda o no a satisfacer la
    realización de rasgos mínimos y expectativas
    esperados. Diferenciación razonable, dado que no puede
    desconocerse el hecho de que en cada uno de los discursos
    sobre la educación están implicadas unas
    concepciones sobre la misma, referidas a sus fines, alcances y
    posibilidades. Concepciones que si bien se explicitan a
    través de lo que se dice de la escuela, están
    soportadas en una manera particular de leer el contexto
    histórico, político y social.

    Es decir, los planteamientos sobre asuntos del acontecer
    o la fundamentación de la escuela, resultan permeados por
    un posicionamiento
    (referente político o ideológico) frente a la
    dinámica contemporánea; en
    términos de la actual discusión filosófica,
    podría decirse que existen tendencias en la
    reflexión orientadas a argumentar la vigencia o crítica
    del proyecto de la
    modernidad; esto
    es inevitable.

    Semblante Del
    Contexto Histórico, Político Y
    Social

    El correlato de la modernidad es el capitalismo.
    Modelo dentro
    del cual nuestra sociedad ha
    incursionado históricamente como gregaria de potencias
    industrializadas; de modo que nuestro ingreso en la
    dinámica modernizadora ha estado signada
    por relaciones poco favorables para el desarrollo de
    procesos
    económicos, políticos, sociales y
    culturales.

    Es preciso enfatizar en la perspectiva moderna que
    subyace a la dinámica de la escuela, donde el discurso
    genera transformaciones, "aparentes y continuas", que pueden
    provocar giros en el quehacer de la acción
    escolar de los docentes. En
    este sentido podemos decir con Brunner que,

    "La modernidad no designa, pues, unas estructuras
    subyacentes, una gramática del tiempo, unas
    propiedades fijas, un significante universal, sino una historia que corre por la
    superficie, unas figuras cambiantes que se expresan, unos
    accidentes que
    acumulativamente eslabonan uno u otro presente moderno, unos
    significados específicos que sólo podemos entender
    en su contexto
    ".

    Otro elemento a tener en cuenta es la
    masificación de la enseñanza, agenciada por el dispositivo
    escolar, que para el caso de América
    latina,

    "(…) está en pleno proceso de
    incorporarse a la modernidad, desde el momento precisamente que
    ha dejado atrás los rasgos exclusivos y excluyentes de la
    «ciudad de los letrados» para transformarse en el
    vehículo multiforme de una creciente integración de masas (…) La
    integración que resulta de la modernidad es la
    incorporación a una experiencia compartida de las
    diferencias, pero dentro de una matriz
    común proporcionada por la escolarización, la
    comunicación televisada, el consumo
    continuo de la información y la necesidad de vivir
    conectado comunicativamente en la "ciudad de los signos".

    El contexto en que se inscribe la dinámica a que
    hacemos referencia, no puede ser tomada como una evolución lineal, pues, la complejidad de
    los procesos sociales, donde la negociación permanente de bienes
    simbólicos y materiales
    signan las relaciones entre los sujetos, se fundan en la
    incertidumbre.

    En estas relaciones el discurso se erige como un bien
    que se colectiviza y puede llegar a afectar –posiblemente
    de diversas maneras– las acciones
    dentro de la institución escolar. Así las cosas,
    bien vale la pena explicitar la manera como concebimos el momento
    actual.

    Situación
    Socio – Cultural

    De acuerdo con los planteamientos anteriores, el
    contexto en el que se puede leer la escuela hoy, es un contexto
    moderno. Este contexto tiene que ver con un punto de vista
    histórico, pero también social y político.
    Veamos una perspectiva que habla de las condiciones que han hecho
    posible que hoy la escuela se este mirando de determinadas
    maneras. Desde luego que se trata de una interpretación y, por tanto, la mirada es
    arbitraria —es decir, esto puede ser visto desde otras,
    múltiples maneras—.

    Max Weber,
    haciendo una lectura de lo
    que podría ser la síntesis
    de la expresión moderna de la sociedad europeo-americana,
    considera que la modernidad se caracteriza por que todas las
    acciones que el siglo XIX impulso en términos
    industriales, que él llama Acciones Racionales con Arreglo
    a Fines, o también acciones racionales orientadas a metas,
    serían -en consecuencia-, "aquello" que ha pasado a ser
    parte de la sociedad en general y que en principio era patrimonio de
    la industria; es
    decir, que las acciones racionales con arreglo a metas no se
    realizan en la industria solamente (evidenciado en el proceso de
    racionalización de los procesos de producción), sino que han pasado a ser
    parte del circuito de las relaciones sociales, de manera que las
    diversas instituciones
    de la sociedad han tenido que emplear esta acepción de
    racionalización. Esa sería una expresión de
    la modernidad según Max
    Weber.

    Por su parte, Habermas en la "Teoría
    de la acción comunicativa", considera que tal
    explicación de Weber para dar cuenta de esa
    expresión de lo moderno en la sociedad europea y
    americana, es dable también para toda la sociedad moderna
    en general, en tanto que el desarrollo de la economía se ha
    generalizado, se ha globalizado y hay unos puntos de referencia
    comunes a todo el planeta; de modo que las acciones racionales
    pasan a ser Sistemas de
    Acciones Racionales con Arreglo a Fines o metas. Ese volcamiento
    de la racionalización, o de esa racionalidad industrial a
    "lo social", implica la exigencia en términos individuales
    de que los sujetos tengan que obrar exigidos, en consecuencia,
    también a responder a lo que ellos hayan prefigurado, o
    establecido como deseable, en la sociedad en que estén
    inscritos.

    Es decir, que tal racionalidad nos ha "tocado" a todos,
    es un patrimonio que ya no es de la industria, por que se ha
    generalizado, y se erige como la característica
    fundamental de la racionalidad occidental del mundo moderno, o de
    la modernidad.

    Esto tiene unas implicaciones en términos
    culturales: lo que Habermas, siguiendo a Weber, llama el
    "horadamiento de las cosmovisiones tradicionales del mundo",
    éstas visiones se desvanecen, es decir, se desmoronan los
    vínculos tradicionales entre los sujetos, tales como: los
    sistemas de creencias, de valores, la
    religiosidad, la eticidad de los sujetos se disipa… En su
    lugar, los vínculos entre los sujetos pasan a ser mediados
    por intervenciones racionales, bien sean acciones instrumentales,
    acciones estratégicas y/o acciones
    comunicativas.

    Para adoptar tales categorías, habría que
    partir desde la analogía de "paso del modelo de la
    industria a lo social", para así, entender que las
    acciones de la industria tenían que ver con la competencia (o la
    competitividad) y con un juego de
    rivalidad entre las diferentes instancias comprometidas en el
    proceso de producción de mercancías. En el caso de
    lo social, manteniendo la semejanza, tanto las acciones
    instrumentales como las estratégicas involucran las
    relaciones propias de lo social, pero orientan la acción
    de los individuos con sus congéneres, utilizando lo
    "posible utilizable del otro" con tal de alcanzar las metas
    propuestas, y la relación con el semejante se mantiene
    solamente en perspectiva del logro de los fines deseados. Es
    decir, estas acciones involucran los sujetos entre sí, sin
    que implique mediación de la sinceridad, ni una actitud
    fundada en una postura ética, ni
    compromiso mutuo. Simplemente el "otro" se reconoce en tanto
    puede llegar a ser útil.

    La acción comunicativa, por el contrario, implica
    reciprocidad en la relación entre los sujetos donde se
    presume la existencia de una pretensión de sinceridad, de
    búsqueda de acuerdo. Lo que hoy llamamos consenso
    (noción que se puso de moda a partir de
    estas premisas).

    A juzgar por estos planteamientos, habría que
    considerar que todas las producciones —materiales e
    intelectuales— son razonadas, lo que implica
    que son prefiguradas, intencionadas. No cabe la posibilidad de
    que alguna institución en occidente desatienda tal
    exigencia, pues, es una condición de la época
    puntualizar unos objetivos,
    unos efectos o impactos y, obrar en consecuencia de estos. Dicho
    de otro modo, la escuela -en tanto institución social,
    agenciada como proyecto estatal moderno- no es una instancia
    desprovista de racionalidad, lo que implica que, vista desde esta
    mirada, la escuela sea considerada, por esencia, una
    acción consciente, no espontánea. Consciente por
    que es racional.

    Ahora bien, si las acciones que se desarrollan en la
    escuela son conscientes, la pregunta que surge es, ¿Por
    qué prescribir su horizonte de actuación desde
    instancias externas? Si, justamente, reconocida como
    institución occidental, ha sido "tocada" necesariamente,
    de alguna manera, por la racionalidad que la engendró.
    Desde este punto de vista, ya no sería genérica la
    "acción educativa", sino que la escuela equivaldría
    a un modo particular de expresión de una intención
    social de la Cultura, que
    se llama educación formal, educación
    escolarizada.

    La Educación
    Eje Del Modelo De Desarrollo

    El discurso educativo en la década del 90 se
    dedica a privilegiar categorías del análisis económico, para dar cuenta
    de lo que ocurre en su propio campo. El documento de Jomtien
    (1990), Educación para todos, señala las
    necesidades básicas de aprendizaje que
    exige el mundo globalizado de la economía y la cultura.
    Esto obedece a que la llamada "nueva teoría del
    crecimiento" toma la noción de "Capital Humano"
    como un factor para estimar la potencial riqueza de los
    países.

    Es decir, el
    conocimiento pasa a concebirse como un factor que diferencia
    países entre sí. Un segundo documento que evidencia
    esta situación es el titulado Educación y conocimiento:
    eje de la transformación productiva con equidad
    (Santiago, 1992), que orienta la política educativa
    regional hasta el día de hoy –con algunos
    matices–. De esta manera, el lenguaje que
    comienza a difundirse en educación toma términos
    que eran propios del campo económico, tales como:
    "eficiencia",
    "eficacia",
    "calidad",
    "capacitación", "equidad", "innovación", etc., para referir eventos y para
    informar sobre el desempeño.

    El tema Educación y Competitividad como eje de
    algunas discusiones exige agudizar la mirada, de tal forma que el
    contexto y el efecto que genera el abordaje de esta
    cuestión, pueda verse desde la plataforma que los
    soporta.

    Los presupuestos
    iniciales que ubican la educación como centro del
    desarrollo social ó, en consecuencia, también del
    fracaso o estancamiento; parten de una concepción de la
    historia entendida como progreso, como orientación
    inevitable hacia el futuro. Un futuro que ya fue alcanzado por
    las sociedades
    más desarrolladas (industrializadas) y que se convierten
    en referente para sociedades como la nuestra, considerada en
    "vía de desarrollo". Esta postura parte de la certidumbre
    de que la educación tiene una responsabilidad con el futuro que consiste en su
    búsqueda y encuentro; relación que proviene de una
    idea de modernidad a la manera como lo revela Octavio
    Paz:

    "La idea de modernidad es un subproducto de la
    concepción de la historia como un proceso sucesivo, lineal
    e irrepetible" (…) "Nuestro tiempo no es el de la historia
    profana. Tiempo irreversible y perpetuamente inacabado, en marcha
    no hacia su fin sino hacia el porvenir. El sol de la
    historia se llama futuro y el nombre del movimiento
    hacia el futuro es progreso".

    Perspectiva que implica una visión de sujeto, de
    acuerdo con las condiciones históricas que han constituido
    formas de interacción en el modelo capitalista, donde
    las acciones humanas están sujetas al reconocimiento de
    otros, para ser valoradas y/o compartidas. En otras palabras, el
    reconocimiento se traduce en valoración, en
    términos de legitimar actuaciones con arreglo a lo que el
    medio pide; de modo que aparece la disputa entre
    congéneres, a partir de la calidad de sus
    productos, como vía para posicionarse en
    público.

    En este sentido, Hannah Arendt realiza una lectura sobre
    la cuestión de los valores, a
    propósito de las condiciones en que las relaciones
    sociales se plantean en el modelo capitalista, destacando la
    transformación del sentido dado a la posesión de
    bienes, frente a modelos
    anteriores; esta autora afirma que,

    "En una sociedad donde el cambio de
    productos se
    ha convertido en la principal actividad pública, incluso
    los laborantes debido a que se enfrentan a «dueños
    de dinero o de
    artículos de primera necesidad» pasan a ser
    propietarios, «dueños de su propia fuerza de
    labor». Sólo en este punto se inicia la famosa
    autoalienación de Marx, la
    degradación de los hombres en artículos de primera
    necesidad, y dicha degradación es característica de
    la situación de la labor en una sociedad productora que
    juzga a los hombres no como personas, sino como productores,
    según la calidad de sus productos (…) El
    carácter duradero, que determina si una
    cosa existe como cosa y perdura en el mundo como entidad
    diferenciada, sigue siendo el criterio supremo, aunque ya no hace
    una cosa adecuada para el uso, sino para «almacenarla de
    antemano» con destino al «futuro cambio» (…)
    se ha observado con frecuencia y por desgracia se ha olvidado que
    el valor, al ser
    «una idea de proporción entre la posesión de
    una cosa y la posesión de otra en la concepción del
    hombre»,
    «siempre significa valor de cambio». Por que
    sólo es en el mercado de
    cambio, en el que todo puede presentarse por otra cosa, donde
    todas las cosas, sean productos de la labor o del trabajo,
    bienes de consumo u objetos de uso, necesarias para la vida del
    cuerpo o convenientes para la vida de la mente, se convierten en
    «valores». Este valor consiste solamente en la estima
    de la esfera «pública» donde aparece
    para ser estimado, solicitado o despreciado. Valor es la
    cualidad que una cosa nunca puede tener en privado, pero que lo
    adquiere automáticamente en cuanto aparece en
    público".

    Esta perspectiva señala algunos elementos que nos
    permiten explicar la competitividad, como una condición
    generada por el modelo capitalista; Situación que requiere
    individuos que respondan a la dinámica del contexto
    (actualmente se habla de globalización cultural y
    mundialización de la economía), de donde se
    desprende la responsabilidad
    social de formar sujetos que garanticen el funcionamiento del
    modelo.

    Dicha formación estuvo ligada durante muchos
    años (décadas 50 – 90) en el campo de la industria,
    a las instituciones que se veían obligadas a "capacitar"
    sus propios miembros, para acceder a niveles equivalentes de
    organización y producción, con
    respecto a sus competidores. La noción difundida por
    organismos internacionales, para dar cuenta de este tipo de
    procesos, fue la de Desarrollo de Recursos
    Humanos (DRH). Definición que pone como eje el evento
    educativo:

    "En términos generales, el desarrollo de los
    recursos humanos
    (DRH) se refiere a la educación, formación y
    utilización del potencial humano para el progreso
    económico y social. Según el Programa de las
    Naciones Unidas
    Para el Desarrollo (PNUD), existen cinco "potenciadores" de DRH:
    educación; salud y nutrición; medio
    ambiente; empleo; y la
    libertad
    económica y política. Estos potenciadores
    están conectados entre sí y son interdependientes,
    pero la educación constituye la base de todos los
    demás y es un factor esencial en el mejoramiento de la
    salud y la nutrición, la preservación de la calidad
    del medio ambiente, la
    expansión y mejoramiento de los recursos laborales, y como
    sustento de la responsabilidad política y
    económica. Por lo tanto no debe sorprender que todos los
    países pongan un gran énfasis en las
    políticas educacionales cuando diseñan sus planes
    para acelerar el desarrollo".

    Posición que corrobora Tedesco, cuando
    señala que "… la educación constituye una, y
    tal vez la única, variable de las políticas
    sociales que tiene la virtud de impactar simultáneamente
    sobre la competitividad económica, la equidad social y el
    desempeño ciudadano".

    En razón a que la dinámica
    económica, socio-política y cultural ha cambiado en
    los últimos años, la apertura económica ha
    generado profundos cambios en el mercado laboral, en el
    sentido que se ha desregulado la vinculación de los
    individuos a las empresas (son
    más los empleos temporales que los permanentes, la
    seguridad
    social ya no es contemplada en la contratación, etc.).
    Esta nueva situación trajo consigo también una
    nueva manera de nominar la capacidad de los sujetos para
    integrarse a la dinámica actual: el Capital Humano;
    que a diferencia del DRH, no es responsabilidad de las
    instituciones (aunque algunas lo asumen), sino que el compromiso
    de alcanzar el proceso de formación es de cada sujeto; tal
    dinámica garantiza que se genere competitividad
    permanente (es la lógica
    imperante en la que se participa en el concierto social, y si no
    se acoge, sencillamente, se queda por fuera).

    En este sentido, López afirma que, "El concepto de
    capital humano
    -introducido por Theodor W. Shultz como conjunto de atributos
    cualitativos adquiridos por la población que son valiosos y pueden ser
    aumentados por medio de la inversión apropiada- nos remite a un factor
    considerado en la actualidad por empresas y por estados modernos
    como fundamental para el progreso económico. Según
    Shultz es humano por que está incorporado al hombre y es
    capital por que es fuente de satisfacciones futuras, de ganancias
    futuras, o de ambas cosas".

    Ante este panorama, el papel otorgado a la escuela es
    fundamental, ya que se reconoce que "La reconversión de la
    sociedad industrial en sociedad del conocimiento constituye un
    hecho cierto que afecta de lleno a los sistemas de
    educación y de formación a los países
    más desarrollados".

    la idea de competencia y competitividad en la
    educación y particularmente en la escuela, se traduce en
    destacar una responsabilidad que aparecía difusa: formar
    ciudadanos y ciudadanas que respondan a las exigencias actuales.
    Pero tales exigencias, por lo que se puede apreciar en distintas
    posiciones difundidas (en distintos escenarios deliberativos y
    normativos, públicos y privados), no han sido entendidas
    dentro del contexto propio de nuestra realidad, que hace
    imperativo el desarrollo de competencias
    específicas (códigos de la modernidad) y la
    creación de escenarios y niveles de relación
    dialógicos, comunicativos.

    Más bien se insiste en una idea de
    formación con orientación práctica, hacia el
    mercado laboral, que no es nueva, pues, políticas
    anteriores, derivadas de la
    alianza para el progreso y de la CEPAL, impulsaron algunas
    instituciones que llevan años proponiendo éste
    perfil; Un ejemplo ilustrativo es la existencia de instituciones
    creadas desde tales iniciativas como: SENA, los INEM, colegios
    técnicos, plan CENDIZOB en
    Bogotá, etc.

    En general, los análisis realizados en los
    últimos años desde las agencias cretidicias en el
    campo del desarrollo
    social, e inspirados desde perspectivas económicas,
    terminan por recalcar la misma conclusión: la desigualdad
    económica puede ser superada por una creciente
    inversión en capital humano, siendo la educación
    UNA de las formas más convenientes de hacerlo; Y,
    así, el desarrollo educativo se torna en indicador del
    nivel de capital humano. De este modo se formula una
    tautología que en términos de decisión
    política adquiere rango normativo: las ofertas educativas
    DEBEN responder a las demandas económicas, sobre todo a
    aquellas que se formulen desde el aparato productivo, o de lo
    contrario no será posible el crecimiento.

    Desde esta mirada economocéntrica, se hace
    extensiva una lectura particular del campo de la EDUCACIÓN
    desde donde se señala como un obstáculo, no
    sólo la ignorancia, sino la desarticulación entre
    los intereses productivos y los fines del aparato educativo. Al
    explicar de manera lineal y mecánica esta relación aparecen los
    supuestos efectos positivos del ajuste entre ambas
    esferas.

    En consecuencia, el conocimiento es tomado como una
    variable que permite explicar la diferenciación social, a
    la vez que entra a mediar las relaciones sociales en un marco de
    competitividad. El conocimiento constituye de este modo el eje
    sobre el que reposa la "nueva" forma de hacer política;
    esto es, regular comportamientos y acciones sociales a partir de
    la instauración –tácita– de la
    lógica del mercado [oferta y demanda]
    de manera extensiva a todos los niveles e instancias del sistema.

    Estimar el conocimiento como un "nuevo" factor de
    crecimiento
    económico y por tanto de discriminación de la riqueza (capital
    humano), equivalente al capital físico, el trabajo,
    la tierra y
    los recursos
    naturales (factores tradicionales de la producción),
    constituye el axioma a partir del cual "el momento
    histórico" es signado como sociedad del
    conocimiento.

    Como formula para socorrer el problema de la desigualdad
    se presenta la teoría del Capital Humano como punto de
    referencia (precepto válido para todos los países
    periféricos), a partir de la cual se ofrece
    la estimación del conocimiento como nueva fuente de
    ganancias (o riquezas), generando un fenómeno de
    sobreestimación generalizado del saber legítimo
    [valga decir, hegemónico]. De este modo se ofrece cierta
    disposición democratizadora de la riqueza, representada en
    "distribución equitativa de saber" a
    través de la educación formal, no formal e informal
    (esta distinción aparece cada vez más difusa en
    todos los sistemas educativos de América
    Latina). Este gesto es reconocido socialmente como una muestra de las
    bondades del modelo, en la medida que permite vislumbrar la
    ilusión de llegar a poder ser
    beneficiario de la transformación social que la
    educación encarna.

    Efectivamente, erigir una certidumbre compartida puede,
    eventualmente, producir la sensación de que la
    intencionalidad política que orienta este tipo de medidas
    es benigna y tiende a democratizar la distribución de la
    riqueza, sólo que la "nueva riqueza" representa solamente
    un valor abstracto [no económico], y por tanto no es
    traducible en mejora económica y social.

    Sin embargo, la orientación de la política
    se evidencia cuando los sujetos terminan siendo tasados
    según la manera como se insertan en la dinámica
    social, de acuerdo con la capacidad productiva [esta si medida en
    términos económicos] y la flexibilidad para
    adaptarse a tareas diversas (competencia laboral), de modo que la
    "nueva riqueza", es decir, el saber validado socialmente por el
    modelo de desarrollo, es estimado en términos de su
    traducción económica y de la
    disposición para situarse en una relación funcional
    con la lógica de la economía de mercado.

    La noción de capital humano, de acuerdo con estos
    planteamientos, no representa ninguna riqueza, más bien
    permite que los individuos operen y sean reconocidos y valorados
    en sus relaciones sociales con arreglo a las reglas del mercado
    que los trata como a mercancías. Así, capital
    humano significa movilizar una concepción de
    sujeto/mercancía en nombre del reconocimiento de la
    capacidad de adaptación
    (logros/competencias/estandares/créditos, etc.) a la dinámica de la
    economía dominante.

    Pero el asunto problemático no radica solamente
    en esta manera de concebir los fines y alcances de la
    educación (incluye todos los procesos formativos
    agenciados socialmente), sino en el efecto masivo que termina por
    aceptar que, efectivamente, tal forma de considerar LA
    educación es extensiva al ámbito formal. A partir
    de este artilugio la idea de educación equivale, desde
    estos presupuestos, a la nominación de cualquier
    acción orientada a producir vínculos con la esfera
    de la producción… desde programas
    comunitarios hasta de educación
    superior, resultan equivalentes.

    Efectos en la
    Educación Superior

    Las transformaciones efectuadas por la transición
    del modelo de desarrollo tocaron todos los campos institucionales
    del Estado, pero en particular impactaron más
    profundamente la estructura y
    orientación de la esfera de la educación; de
    ahí, que en este campo traten de ser transferidas estrategias y
    acciones (no necesariamente exitosas) adelantadas por
    países desarrollados, con la pretensión de
    equipararse en el funcionamiento y, sobre todo, en los
    resultados.

    En los diagnósticos sobre la educación
    prevalece más el peso de las recomendaciones de los
    organismo multilaterales, que la situación
    específica en que se encuentren los sistemas educativos;
    tales condiciones no son tenidas en cuenta, pues, lo que interesa
    es que las sugerencias tengan eco en sectores nacionales
    (políticos, legislativos o académicos) para que
    parezcan iniciativas originadas desde el interior mismo de los
    países, lo cual constituye de hecho una
    justificación para impulsarlas.

    Coincidencialmente, tal certidumbre hizo consenso
    rápidamente en otras latitudes; A propósito de las
    transformaciones propias de los años 80 en el
    ámbito de la educación superior

    "(…) una de las transformaciones más
    características del período tuvo lugar en el plano
    de la cultura organizadora, cuyo rasgo central está
    representado por el pasaje de las formas convencionales de
    planeación por objetivos hacia
    fórmulas de programación fundadas en evaluaciones
    ex-post. Paulatinamente, la cultura de la evaluación
    se fue adueñando del espacio en que opera la gestión
    de las universidades. En la década de los noventa los
    procesos de evaluación llegarían a
    desempeñar un papel de primer orden en la promoción de niveles de desempeño y
    productividad
    considerados como deseables, y se aplicaría tanto a los
    establecimientos como a las distintas comunidades que conducen y
    participan en la vida universitaria. La evaluación
    cobró este sentido al relacionarse con los procesos de
    asignación presupuestaria en sus varios niveles:
    asignación de fondos para las instituciones, los proyectos y
    programas, las becas, los incentivos y
    salarios, entre
    otros (Brunner, 1993)
    " .

    Más puntualmente, a modo de réplica de la
    experiencia chilena de la reforma de 1981, en la que se
    diversificó la oferta de
    educación superior y se abrió la posibilidad de que
    diversos establecimientos de sectores privados ofrecieran
    modalidades diversas de Educación Superior, al tiempo que
    el Estado
    reducía la financiación de instituciones
    públicas, se produjo una aplicación extensiva de
    esa experiencia a otros países de América
    Latina,

    "La diferenciación intrasistémica,
    acentuada por el proceso de privatización, se desarrolló
    gradualmente a todo lo largo de la década, primero en
    Brasil y
    Chile, después en Colombia y
    Venezuela, y
    al final de ésta se manifestó como una pauta
    dominante
    (García Guadilla, 1998)"

    Nuestros países distan mucho de ser considerados
    como desarrollados, no obstante, se asumen las mismas
    exigencias para la educación que para aquellos
    países que si lo son. De ahí, que actualmente para
    los pronunciamientos oficiales sea un lugar común el
    reconocimiento de que el sector se encuentra en crisis. Una
    manera de encarar la crisis consiste en la adopción
    de modelos gerenciales –propios del ámbito
    industrial–, para administrar los centros educativos con
    ayuda de técnicas de gestión.

    La tendencia más fuertemente marcada
    en los países dependientes, por las agencias crediticias
    que financian los diferentes programas en educación
    (quienes, a su vez, hacen las sugerencias pertinentes para
    orientar el endeudamiento), es la de rendición de
    cuentas

    (accountability), en nuestro medio se interpreta
    como una necesidad propia de la naturaleza de
    las instituciones. De este modo, en el caso colombiano una de las
    conclusiones emanada del estudio adelantado por la llamada
    "misión
    de sabios" en 1.994 apunta a que:

    "La responsabilidad de convertir las organizaciones
    colombianas en unas que aprenden recae sobre líderes y sus
    administradores, quienes tienen a su alcance una «tecnología de
    gestión», la cual ha evolucionado considerablemente
    en los últimos años como resultado de las
    contribuciones de las ciencias
    sociales y humanas y otros saberes
    ". De donde se
    desprende la recomendación de "Incorporar en las
    organizaciones educativas lo más avanzado de las
    técnicas de gestión
    ".

    Las estrategias, en general, son las mismas para toda la
    región, no dependen de ninguna indagación previa en
    la medida que corresponden a decisiones
    económico-políticas, ya que hacen parte del paquete
    de reformas institucionales decididas de antemano. En este
    sentido, podemos observar la instauración de sistemas de
    evaluación de la educación superior, conformados de
    manera similar y con funciones
    equivalente en toda la región: en chile, el Consejo
    Superior de Educación (CSE); en República
    Dominicana, el Consejo Nacional de Educación Superior
    (CONES); en Mexico, la Comisión Nacional de
    Acreditación y evaluación (CONAEVA); en Colombia,
    el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) ; en Argentina,
    la Comisión Nacional de Evaluación
    Acreditación Universitaria (CONEAU)
    , etc.

    Pese a que las orientaciones de las agencias y
    organismos coinciden en materia de
    política educativa en educación Superior, las
    lecturas sobre la problemática no siempre coinciden. En
    palabras del Banco
    Interamericano de Desarrollo,

    "La necesidad de reexaminar la Educación
    Superior deriva del rápido crecimiento del número
    de estudiantes que se observa en todos los, países de la
    región y el concomitante incremento el elnúmero y
    el tipo de instituciones educacionales. Estas tendencias
    requieren que se adopten medidas para mejorar la capacidad de
    respuesta de las instituciones tradicionales frente a las
    necesidades y las prioridades, vincular las nuevas instituciones
    y los mercados
    laborales, y mejorar las normas de calidad
    de los cursos y pogramas que ofrecen las instituciones
    públicas y privadas. La existencia de mejores sistemas de
    evaluación y acreditación y de una mayor
    vinculación entre las instituciones y las comunidades es
    tan importante en el caso de la educación superior como en
    la educación primaria y secundaria
    ".

    Por su parte, el documento: "Educación superior
    en los países en desarrollo: peligros y promesas",
    resultado de 18 meses de trabajo del Grupo de
    Trabajo sobre Educación Superior y Sociedad, convocado por
    el Banco Mundial y la UNESCO. En su introducción se lee que: "Desde los 80s,
    muchos gobiernos nacionales y donantes internacionales han
    asignado una prioridad relativamente baja a la educación
    superior. Un análisis económico estrecho –y,
    desde nuestro punto de vista, engañoso- ha contribuido a
    creer que la inversión pública en la universidad
    genera magros resultados en comparación con la
    inversión en escuelas primarias y colegios secundarios, y
    que la educación superior magnifica la desigualdad del
    ingreso"
    .

    Este reconocimiento de la escasa inversión no
    exime de responsabilidad a estas entidades, quienes con sus
    dictámenes han sido causantes de haber relegado a un plano
    secundario los asuntos de la educación superior (la
    prioridad durante décadas anteriores se centro en
    financiar y exigir universalización de educación
    básica y reducir tasas de analfabetismo). De todas maneras llama la atención el hecho de que, precisamente
    durante el mismo periodo al que se refiere el citado documento,
    desde otra perspectiva se exponga cómo,

    "En la década de los noventa la
    privatización de la enseñanza superior
    alcanzó niveles muy notables en toda la región y a
    un ritmo muy acelerado. En el transcurso de la década, la
    proporción de estudiantes matriculados en universidades
    privadas pasó de un 30 a más del 45%, lo que hace
    suponer que en la frontera del
    2000 la proporción de estudiantes en establecimientos
    privados sea equivalente a la de los establecimientos
    públicos, lo que hará —y de hecho está
    haciendo— que Latinoamérica cuente con una de las mayores
    proporciones de estudiantes universitarios dentro de la
    opción privada en el mundo
    .

    Mientras que desde estas agencias se presenta claramente
    el asunto, desde sus intencionalidades políticas y
    económicas de lograr niveles de ajuste y cobertura, desde
    los discursos oficiales al interior de cada uno de los
    países se exponen neutralmente supuestas razones
    académicas que justifican las mismas
    iniciativas:

    "los procesos de acreditación de programas y
    de instituciones son estrategias que la ley 30 de 1992
    creó para fomentar y asegurar la calidad en este nivel de
    educación, con miras a que las instituciones rindan
    cuentas a la sociedad sobre los altos niveles de calidad con los
    que están respondiendo a las expectativas sociales y
    están cumpliendo los objetivos que les son
    propios
    ".

    Algunos de estos preceptos se convierten en slogan desde
    planes de gobierno, a pesar
    de lo cual, sin ningún reparo, son presentados como
    "decisiones consecuentes" con los análisis
    académicos (serios e imparciales) que legitiman su
    adopción y aplicación. Desde el CNA se impulsa una
    posición (acogida por muchos "académicos" en
    el país), según la cual la incorporación de
    acciones sobre la educación superior tendientes a
    transformar su sentido, composición y función
    social, no sólo son necesarias, sino que además
    constituyen un avance en la articulación del sistema
    educativo con las exigencias que hace LA SOCIEDAD y,
    por lo tanto, lo que habría que hacer es ajustarse a las
    reformas propuestas, destacando las bondades que estas
    representan en términos del mejoramiento efectivo de la
    educación. Independientemente de cual enfoque sea asumido
    en el proceso de evaluación (noción equivalente a
    la instauración de sistema de
    información sectorial), lo mismo que de los efectos
    políticos movilizados a través de la
    implementación tanto de la
    organización, como de los contenidos y
    procesos.

    La incorporación de estándares de calidad
    como punto de referencia para valorar el desempeño
    institucional, no siempre es asumido como un asunto de
    rendición de cuentas, sino también como una
    oportunidad de ubicar núcleos problemáticos en su
    funcionamiento. Perspectiva que no riñe con diferentes
    enfoque sobre calidad; por el contrario contribuye a enarbolar
    razones que argumentan su utilidad y
    pertinencia. En este sentido, encontramos que para el CNA los
    enfoques asumidos son:

    "El de calidad interna, que es el enfoque tradicional
    de calidad, está más ligado a estándares
    cuantitativos, a indicadores
    objetivos;
    (…) el rendimiento estudiantil de
    acuerdo con mediciones nacionales e internacionales, reflejado en
    resultados en exámenes de estado y en pruebas
    internacionales… Se espera que estos recursos

    [infraestructura y dotación] y procesos permitan
    ofrecer una educación que produzca un desempeño
    excelente en los estudiantes"
    . (…) [El de] "calidad
    externa, es más cualitativo, basado en la respuesta que la
    educación da a las expectativas o percepciones que su
    clientela, esto es, sus usuarios directos, tienen puestas en
    ella. Qué competencias espera la sociedad que la
    educación desarrolle en los alumnos? (…) esto es,
    con contenidos o conocimiento declarativo, específico, o
    con conocimiento estratégico, es decir, relacionado
    más con de desarrollo de habilidades o competencias que
    preparan para el saber hacer. Hoy en día la pertinencia
    pedagógica tiene que ver con el desarrollo de procesos
    cognitivos y de sus habilidades correspondientes".
    (…)
    "El enfoque de sistemas, que puede recoger los
    dos enfoques anteriores. Según éste, el desarrollo
    de la calidad debe iniciarse por la atención al contexto
    social de la misma, debe continuar teniendo en cuenta los
    insumos, proseguir a la vigilancia de los procesos que
    transforman dichos insumos, terminar con las propiedades del
    producto y
    medir más adelante el impacto que tal producto tiene en la
    sociedad a la que llega
    ".

    Al lado de estas reflexiones, entran en juego otros
    elementos, como métodos,
    estrategias didácticas, que es preciso observar con
    detenimiento, ya que es a través de estas fisuras que la
    dinámica de la educación resulta orientada en
    función de expectativas que dejan de serle propias.
    Ofertas como El sistema de asistencia tutorial, Servicio de
    educación rural, telesecundaria, posprimaria, etc., han
    permitido que el Estado responda al compromiso de llevar escuela
    a sectores excluidos y marginados (al tiempo que resultan
    sumamente útiles a la hora de mostrar cifras, sirven para
    afinar el perfil populista del Estado).

    De hecho el programa gubernamental de
    Ampliación de cobertura y mejoramiento de la calidad de
    la Educación en el Sector Rural
    , pretende
    Garantizar en el periodo 2001 a 2005 el acceso y la
    culminación de los cuatro grados de educación
    básica secundaria a 9120 niños
    en las zonas rurales de los departamentos de Caquetá,
    Huila, Tolima, Cauca, Nariño y Putumayo mediante la
    aplicación de las opciones educativas de Telesecundaria y
    Postprimaria.
    [Según el pronunciamiento oficical]
    El proyecto permite mejorar la cobertura neta de los
    niños en edad regular con derecho a la educación
    básica secundaria y
    [afirma que] permitirá
    el mejoramiento de las condiciones individuales y
    sociales.

    El ejemplo más revelador, podemos observarlo a
    través del llamado Sistema de asistencia tutorial: se
    inició en el Norte del Cauca hace 25 años, como un
    modelo de desarrollo dirigido a grupos
    campesinos, para fortalecer la producción y la
    economía Rural, la formación de líderes y
    adultos. La ONG promotora
    organiza una Sede Física y central para
    desarrollar las labores de una eficiente EMPRESA
    EDUCATIVA.

    Con el Sistema Tutorial se pueden proyectar estudios:
    Técnicos, tecnológicos o de Educación
    Superior, mediante convenios con Instituciones especializadas
    como Politécnico, SENA, UNAD o aquellas instituciones
    privadas especializadas en el desarrollo rural.

    Esta afirmación, que en principio podría
    sonar a chiste, es hoy bandera del actual gobierno en su
    iniciativa de ampliación de cobertura, los llamados
    Centros Comunitarios de Educación Superior son
    asumidos como la estrategia para
    desarrollar la política de ampliación de cobertura
    en éste nivel.
    Es un ambiente de aprendizaje
    académico adecuadamente dotado con espacios, mobiliario,
    equipos y materiales, principalmente interactivos y de multimedia, que
    facilita principalmente, la oferta de programas de
    educación superior en las modalidades semipresencial, A
    distancia y virtual como una alternativa para las personas de
    escasos recursos que viven en sitios en donde es reducida o no
    existe oferta
    .

    Es decir, que entre ONGs, instituciones comunitarias,
    técnicas tipo SENA, tecnológicas,
    universitarias, no habría diferencias al momento de
    acreditarse como prestadores de Servicios de
    Educación Superior.

    Según estos planteamientos, lo que se pone de
    presente es la suerte de la propia función social de la
    escuela, en la medida que se muestra claramente la
    intención política de desbaratar el sentido
    formativo tradicional de la educación formal, a cambio de
    una orientación de corte eminentemente laboral, lo que
    podría significar introducir abiertamente el desmonte de
    la condición de servicio dado a la educación (ley
    115/64) y la transformación de esta en un bien comercial
    transable en el mercado internacional. No en vano en el decreto
    808/2002 se insiste en la importancia de instaurar un sistema de
    créditos, cuyas ventajas para las instituciones consiste
    en que Facilita el manejo financiero y el análisis de
    costos; Permite
    la introducción de formas flexibles de organización
    académica, pedagógica y administrativa; Proporciona
    un marco de referencia claro para adelantar procesos de
    transferencia y homologación de estudios; y, Facilita los
    convenios de cooperación internacional con pares de otros
    países
    .

    Esteban Barrantes

    Sociedad Colombiana de Pedagogía

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