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Modelo de taller para realizar en trabajo social




Enviado por c_e1601



    1. Introducción
    2. Metodología
    3. Tema
    4. Dinámicas

    I.
    Presentación

    Este taller tuvo la finalidad de inculcar los valores
    en la
    familia.

    Fue realizado el martes 6 de julio del presente
    año es la parroquia "La Resurrección de Cristo"
    del distrito de la Perla.

    Los participantes fueron chicos de 15 a 25
    años, integrantes de la "Comunidad
    Juvenil Renacer" de dicha parroquia.

    El taller tuvo mucha aceptación por parte de
    los participantes y espero que a partir de ese día en
    adelante hallan puesto en practica lo aprendido en sus
    ámbitos familiares.

    II.
    Introducción

    En la sociedad
    contemporánea la aparición de una familia tiene por
    condición esencial, la existencia previa de dos familias
    dispuestas a suministrar respectivamente una mujer o un
    hombre de cuya
    unión debe nacer una tercera. De modo que una y otra
    familia como unidad biológica deben renunciar a vivir
    replegadas en sí misma y "sacrificar" su identidad como
    grupo familiar
    para abrirse al juego de las
    alianzas matrimoniales creando y desarrollando nuevas identidades
    y sujetos sociales.

    Precisamente, en ello radica la lógica
    de la existencia humana que se resume en un proceso de
    nacimiento, crecimiento, desarrollo y
    muerte, como
    un ciclo de continuidad que se materializa a través de la
    sucesión de unos y otros grupos
    generacionales. Así cada familia va dando origen a sus
    generaciones y éstas van construyendo su identidad
    teniendo en cuenta las condiciones de su época y los
    problemas de
    la misma, de ahí que ninguna generación sea
    idéntica a otra, aunque en ciertos aspectos puedan mostrar
    algunas semejanzas.

    Siendo esa propia lógica la que nos pone frente a la
    disyuntiva de ruptura y continuidad como etapas de la vida en las
    que los hombres son, a la vez que sujetos, resultado de dicha
    lógica bio-social en la que la familia juega un papel
    fundamental al ser la condición necesaria para que las
    generaciones existan. Sin embargo, no basta con que ella le
    conceda la posibilidad de existencia, es necesario prepararlas
    para la vida en grupo teniendo en cuenta sus diferencias y
    respetando la identidad de cada generación; que equivale a
    decir sus ideas, concepciones, hábitos, modos de ser y
    actuar y sus valores en
    sentido general. Todo lo cual es posible si desde las edades
    tempranas se prepara al individuo para
    poder convivir
    en y con los distintos grupos con los cuales debe intercambiar e
    interactuar en las distintas etapas de la vida.

    De esa manera se convierte la familia en el escenario
    primario, donde dicho sujeto puede desplegar todas sus
    potencialidades físicas y mentales que le
    permitirán en un futuro consolidar su personalidad
    al ser capaz de desarrollar habilidades para producir todo
    aquello que necesita para satisfacer desde las necesidades
    primarias hasta las secundarias, a partir de la relación
    con sus semejantes y el entorno más inmediato.

    Este condicionamiento social de los hombres hace que la
    familia de manera general al formar su descendencia adquiera un
    compromiso socializador que se manifiesta en su responsabilidad con la misma brindándole la
    posibilidad no sólo de existir, sino de poderlo hacer en
    condiciones socioculturales favorables que le permitan crear,
    desarrollar y consolidar su identidad individual, en un
    principio, y posteriormente grupal en la medida que éste
    logre insertarse de manera plena en el ambiente
    social.

    Tales propósitos podrán ser posibles si a
    nivel familiar se logra una participación consciente y
    sistemática de los diferentes sujetos generacionales a
    partir de sus experiencias y conocimientos con el fin de que
    contribuyan a la formación y transmisión de valores
    positivos en los niños y
    jóvenes en plena correspondencia con el proyecto social y
    tomando en cuenta los intereses y necesidades de los sujetos en
    formación.

    Esta es precisamente la idea que defendemos en nuestra
    reflexión a partir de la cual se definen dos tesis
    esenciales.

    1. Las buenas relaciones intergeneracionales en la familia
      son condición necesaria, pero no suficiente para crear y
      potenciar valores positivos en el contexto
      familiar.
    2. La participación consciente y responsable de la
      nueva generación en la conformación de sus
      valores es condición necesaria para una correcta
      comprensión de estos y un actuar consecuente en la
      sociedad.

    Es válido significar que el análisis de la formación de valores
    se enfoca desde la perspectiva familiar, porque entre otras
    razones, ella es la primera institución en la que el
    individuo establece relaciones y como expresara Aristóteles, la comunidad establecida por
    la naturaleza
    para la convivencia de todos los días.

    Ahora bien, si tenemos en cuenta que la familia es la célula
    básica de la sociedad y una importantísima forma de
    organización de la vida cotidiana fundada
    en la unidad matrimonial y lazos de parentesco; en las relaciones
    matrimoniales entre el esposo y la esposa, los padres y los
    hijos, los hermanos y las hermanas, y otros parientes que viven
    juntos, y administran en común la economía
    doméstica en constante intercambio con el medio social,
    entonces hay que señalar que sus relaciones no sólo
    se circunscriben a las de padre y madre, padres e hijos, abuelos
    y nietos, a éstas, indudablemente hay que sumarles otras
    no menos importantes y necesarias de ser tenidas en cuenta; me
    refiero en este caso a las relaciones intergeneracionales que
    subyacen en toda familia y cuyas especificidades se expresan a
    través de las relaciones filiales y paternales.

    En su acepción más estrecha el concepto de
    generación expresa acción
    y efecto de engendrar, sucesión de descendientes en
    línea recta, conjunto de todos los coetáneos
    vivientes. Sin embargo, como la magnitud de las generaciones
    tanto desde el punto de vista biológico como social tiene
    un elevado alcance y en nuestra opinión no es suficiente
    tener en cuenta sólo la dimensión biológica
    para su análisis, consideró necesario introducir un
    concepto mucho más amplio que revele en toda su
    extensión y profundidad la esencia del fenómeno,
    subrayando el aspecto social ya que es éste precisamente
    el que lo distingue y le confiere sentido y contenido.

    En tal sentido cuando hablamos de generación nos
    referimos a la totalidad de sujetos que viven, producen y
    reproducen su vida material y espiritual dentro de un contexto
    social determinado y en condiciones históricas concretas
    comunes, los cuales expresan una comunidad de problemas,
    intereses y necesidades que como inquietudes los mantienen unidos
    a partir de una experiencia y un quehacer que no se opone a la
    coexistencia antagónica de las soluciones
    propuestas a los problemas comunes, así como tampoco a la
    presencia de posiciones discrepantes del tono y el sentido
    dominante en cada tiempo.

    Desde el punto de vista de su presencia en la familia,
    notamos que en la misma se dan procesos
    importantes, generados de la dialéctica de sus relaciones
    y como producto de
    sus especificidades que la hacen irrepetibles y por tanto
    exclusivas. Uno de los elementos significativos y distintivos de
    ésta relación es que se produce una permanente
    correlación entre ellas, pues a partir de la
    conformación de las generaciones, como resultado de la
    procreación de la familia, se garantiza su sucesión
    mediante la producción y reproducción de los individuos y sus
    medios de
    vida. A partir de lo cual se va configurando tanto la familia
    como sus generaciones correspondientes cuya dinámica relacional le confieren contenido
    con su existencia a través de los momentos de ruptura y
    continuidad, aspectos éstos inherentes a éstas
    relaciones.

    Partiendo del criterio de que las generaciones son producto
    y resultado de la reproducción de la familia y sus
    relaciones es que consideramos que ambos conceptos en su esencia
    manifiestan una interconexión que se fundamenta en el ser
    de los propios entes conformantes de las mismas, pues al tiempo
    que son miembros de una generación forman también
    parte de una familia.

    No cabe dudas que las generaciones al desarrollarse en
    espacios de actuación común tienen la posibilidad
    de intercambiar tanto con los coetáneos como con los
    contemporáneos en dependencia del momento de convivencia y
    coincidencia en la sociedad. Dichos espacios abarcan tanto lo
    micro como lo macro social, de manera que los miembros de una
    generación se pueden encontrar como grupos o como
    individuo que se mueven en escenarios sociales muy concretos ya
    sea en los centros de trabajo, de estudio, organizaciones,
    instituciones,
    dentro de la propia familia.

    Dado que el análisis que nos ocupa se refiere a las
    generaciones y la formación de valores en el contexto
    familiar debemos destacar que al coexistir más de una
    generación su estudio no puede circunscribirse solamente a
    la cantidad de miembros que en ella conviven, más que a
    ello, el análisis debe centrar su atención en la calidad de las
    relaciones que en la misma se establecen y cómo se
    preparan a sus miembros más jóvenes para la
    inserción en la sociedad ya que la familia al darle vida a
    las generaciones, también es responsable de crear las
    condiciones para que éstas sobrevivan en la sociedad, todo
    lo cual debe materializarse mediante el cumplimiento de sus
    funciones
    sociales. Es por ello, que entre otras razones, se convierte la
    familia en la institución más importante para el
    desarrollo de un niño en las primeras etapas de su vida;
    es decir, en su seno el niño llega al mundo, pero no
    sólo llega al mundo en ese contexto, sino que va
    adquiriendo sus primeros valores, sus primeras normas de
    comportamiento, sus primeros sentimientos, y esto
    va determinando un desarrollo sano o no sano de su
    personalidad.

    De ahí que al formar parte del tejido social, la
    familia despliegue un conjunto de relaciones las cuales en su
    totalidad influyen en la proyección y conducta los
    niños y jóvenes que en ella se forman. Dichas
    relaciones están matizadas por hechos y acontecimientos
    que de una u otra forma han sido el resultado de la
    relación intergeneracional que en ese ámbito se
    desarrollan todo lo cual nos permite preguntarnos. ¿ Se
    garantiza una correcta y sólida formación de
    valores en la familia sólo con la existencia de buenas
    relaciones intergeneracionales?.

    Teniendo en cuenta que en la mayoría de las
    familias, ya sean de una u otra tipología existe como
    elemento común, la presencia de más de una
    generación en interacción permanente lo cual nos permite
    considerar niveles de relaciones y por tanto de responsabilidades
    diferentes, es que pensamos que no sólo con la existencia
    de buenas relaciones intergeneracionales se garantiza una
    correcta y sólida formación de valores, ello es
    condición necesaria pero no suficiente; pues este proceso
    exige más que cordialidad y fraternidad. Requiere primero
    que todo, conciencia de su
    importancia, conocimiento
    de la necesidad de su formación y un aspecto no menos
    importante, responsabilidad para con los sujetos en
    formación que son en definitiva los encargados de
    reproducir lo enseñado en nuevas circunstancias.

    Por ello, las generaciones mayores a partir de las
    posiciones que ocupan dentro del grupo familiar deben asumir de
    manera consciente responsabilidades sociales para con la nueva
    generación las cuales deben cumplir en el marco de sus
    roles dentro de las que se encuentran:

    • Crear las condiciones esenciales para dar continuidad a
      la familia con una generación cualitativamente superior
      a la que le antecedió.
    • Crear valores sólidos y perdurables que permitan
      el fortalecimiento de la familia y su continuidad
      axiológica y sociocultural.
    • Formar a las nuevas generaciones en los principios del
      respeto y la
      tolerancia
      intergeneracional.
    • Preservar el patrimonio
      familiar para que pueda ser enriquecido por las nuevas
      generaciones.
    • Propiciar la
      educación de las nuevas generaciones sobre la base
      de la experiencia acumulada por las generaciones
      anteriores.
    • Potenciar la
      comunicación intergeneracional con métodos
      flexibles y creativos en los que tanto unos como los otros
      puedan comprenderse independientemente de los años que
      los separen.
    • Defender la identidad familiar a partir de la
      conservación de los valores que porta cada
      generación.

    El cumplimiento de cada una de ellas contribuirá al
    fortalecimiento de la familia y las relaciones
    intergeneracionales y al mismo tiempo se convierten en retos y
    desafíos en esta época de profundos y permanentes
    cambios dentro de los cuales el hombre como
    sujeto generacional juega un papel fundamental en la
    perpetuación de sí mismo como especie del entorno y
    de la cultura y de
    la propia familia como célula
    fundamental de la sociedad.

    La existencia, presencia y sucesión de las
    generaciones en el seno de la familia evidencian la
    dialéctica necesaria entre sujetos y subjetividades
    diferentes que aunque distantes desde el punto de vista
    etáreo conforman como grupo la unidad familiar con sus
    especificidades, objetivos, y
    propósitos comunes y específicos. En ese sentido el
    padre y la madre, los abuelos, la familia en general tiene sus
    propias especificidades y características como agentes
    educativos y utilizan para ello vías y procedimientos
    propios de la relación y la comunicación familiar.

    Al intentar penetrar en esa dialéctica nos
    percatamos de las estrechas interconexiones que se refuerzan
    desde dentro y desde fuera por la dinámica que
    caracterizan las relaciones intra e intergeneracionales y que en
    su integridad le ofrecen una profunda riqueza y fortaleza a esas
    relaciones.

    Preguntarnos a propósito de esta reflexión,
    ¿En qué radica el valor del
    componente generacional presente en la familia?, nos pudiera
    ayudar en la comprensión de la dinámica referida
    anteriormente.

    En este aspecto se impone destacar que la familia a
    diferencia de otras instituciones sociales tiene la ventaja de
    contar con más de una generación en permanente
    interacción lo que entre otras cosas le permite un
    intercambio natural y humano entre sus miembros dadas las
    relaciones de parentesco que las unen. Por eso, el valor de esta
    relación se acrecienta a medida que se potencia la
    convivencia familiar y la misma se convierte en fuente de
    raíces, experiencia y continuidad, al integrar en su
    unidad, la diferencia y la diversidad.

    Por otro lado la presencia de las distintas generaciones en
    la familia garantiza que por medio de sus relaciones se
    transfieran las mejores y más ricas tradiciones acumuladas
    por las distintas generaciones, mediante la confrontación
    de experiencias y vivencias entre unas y otras, lo que permite
    enriquecer la cultura familiar, sobre todo si se utiliza de
    manera positiva todo la riqueza que los abuelos pueden
    ofrecer.

    Precisamente una de las mayores divisa que tiene la familia
    extensa, por citar un ejemplo, es que mediante sus
    múltiples relaciones se aprende a convivir con y el grupo,
    en ella, también, se puede vivenciar el proceso de
    transmisión de valores de forma activa y directa, a partir
    del intercambio intergeneracional, lo que lo hace más rico
    y duradero; todo dependerá de los métodos que se
    escojan para ello.

    De esa manera una generación al darle vida a la otra
    le proporciona también todo el patrimonio natural y
    cultural del cual es portadora dando continuidad así al
    ciclo de vida
    familiar que de manera ininterrumpida se produce en cada una de
    ellas. Así va tomando cuerpo la idea de la
    transmisión de valores de generación a
    generación, que no pocas veces se pronuncia como
    frías palabras sin tomar en consideración su
    dimensión y alcance, siendo convertido en un eslogan que
    muchos dicen y pocos asumen y por tanto no se detienen en
    profundizar en su contenido y menos aún en convertirla en
    práctica cotidiana.

    Siempre que de formación de valores hablamos,
    automáticamente nos viene a la mente el destino de dicha
    acción; que si bien para unos sus destinatarios son los
    jóvenes, para otros, los niños y adolescentes,
    para no pocos el nivel de generalización es mayor,
    expresado en los términos de nueva generación u
    hombre nuevo.
    Sin embargo, con relación a ello hay que decir que en
    ninguno de los casos se expresa contradicción alguna, pues
    pueden ser utilizados indistintamente en función
    del sujeto o sujetos de investigación que se haya seleccionado,
    así como de la intención y los objetivos de la
    misma. Sin embargo, no sólo basta con determinar el
    "destino; es decir a quien va dirigido, pues al asumirse como un
    proceso de transmisión de hábitos, costumbres,
    tradiciones y normas, y al mismo tiempo participar sujetos e
    instituciones formadoras sobre la base de valores establecidos a
    partir del consenso social dentro de las cuales la familia
    desempeña un rol fundamental, se exige necesariamente un
    nivel mínimo de preparación, siempre y cuando se
    tenga en consideración que educar a un niño nos
    impone un reto para el cual solo el buen juicio y el amor no
    bastan.

    Siendo objetivamente así entra en juego el por
    qué y para qué se forman valores, pues como
    proceso, plantea propósitos e intenciones que en todo
    momento deben estar claros tanto a nivel micro como macro social
    para que el mismo conlleve a la formación positiva y real
    de los sujetos. ¿ Qué implica entonces formar
    valores de una a otra generación?.

    Formar valores implica ante todo una profunda
    responsabilidad de la generación mayor que tiene a su
    cargo por lógica histórica la misión de
    formar su descendencia. A partir de ello, significa un fuerte
    compromiso social que tiene su punto de partida en la
    determinación clara y consecuente de los valores que se
    precisan formar y por tanto el ideal formativo a que se aspira, a
    través de la jerarquización de los valores
    fundamentales que conforman nuestro proyecto social.

    Significa además, considerar la forma en que los
    seres humanos se relacionan con el mundo, con nuestros
    semejantes, así como una profunda y permanente
    reflexión tanto en su dimensión conceptual como
    práctica.

    Implica encontrar y crear espacios de reflexión
    colectiva en la que los más jóvenes sean capaces de
    plantearse y replantearse de forma crítica
    las normas y los principios que le van a permitir enfrentar
    críticamente la realidad.

    Expresado muy sintéticamente, formar valores es
    crear condiciones reales para que los sujetos en formación
    realicen la libre elección entre los modelos y
    modales que los puedan conducir a la digna felicidad. Felicidad
    que solo es posible alcanzar bajo un clima de
    relaciones positivas que estimule crecientemente la
    comunicación y el cultivo de valores cada vez más
    humanos, solidarios y sinceros entre una y otras generaciones,
    comprensión crítica de los mismos a partir de un
    enfoque multi-dimensiónales; pues solo mediante una
    multi-dimensionalidad formativa de valores se podrán
    enfrentar los males sociales que atentan contra esa felicidad,
    dígase, los problemas actuales comprendidos en la pobreza, el
    subdesarrollo
    tecnológico y material, el desempleo, la
    exclusión, la discriminación y las amenazas al medio
    ambiente.

    Metodología

    1. Cronograma:
    • Oración Inicial (5 min.)
    • Introducción el Tema: Los valores: Concepto,
      clases, importancia (60 min.)
    • Dinámica : Buscando la utilidad (20
      min.)
    • Continuación del Tema: Los Principales Valores en
      la Familia (60 min.)
    • Dinámica Final: Arreglesenlas para Bailar (15
      min.)
    • Ideas Ultimas (10 min.)
    • Compartir (30 min.)
    • Oración Final (5 min.)
    1. Tema:

    Los
    valores

    Los valores y su significado

    ¿Qué se entiende por "Valor?" ¿Desde
    qué perspectiva se aprecian los valores? ¿Cuales
    son sus características? ¿Cómo valora el ser
    humano? ¿Cómo se clasifican?

    Aún cuando el tema de los valores es considerado
    relativamente reciente en filosofía, los valores
    están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el
    ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la
    verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el
    criterio para darles valor ha variado a través de los
    tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios
    estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios
    éticos o, en otros términos, por el costo, la
    utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio.

    Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo
    largo de la historia. Surgen con un
    especial significado y cambian o desaparecen en las distintas
    épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores;
    pero no podríamos enseñar a las personas del mundo
    actual a ser virtuosas según la concepción que
    tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el
    significado social que se atribuye a los valores uno de los
    factores que influye para diferenciar los valores tradicionales,
    aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente
    referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los
    valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad
    actual.

    ¿Qué se entiende por valor?

    Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha
    sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende
    por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual
    perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere
    a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se
    considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en
    vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La
    práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras
    que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez,
    1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo, los valores
    son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan
    el comportamiento
    humano hacia la transformación social y la
    realización de la persona. Son guías que dan
    determinada orientación a la conducta y a la vida de cada
    individuo y de cada grupo social.

    "Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo
    posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo
    uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino
    adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras
    posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)

    Las características de cada valor y su escala de
    importancia.

    Valores Religiosos

    • Fin Objetivo:
      Dios
    • Fin Subjetivo: Santidad
    • Actividades: Culto interno y externo, virtudes
      sobrenaturales
    • Preponderancia: Toda la persona dirigida por la Fe.
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Santo
    • Ciencia que lo estudio: Teología

    Valores Morales

    • Fin Objetivo: Bondad
    • Fin Subjetivo: Felicidad
    • Actividades: Virtudes humanas
    • Preponderancia: Libertad
      dirigida por la razón
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Ética

    Valores Estéticos

    • Fin Objetivo: Belleza
    • Fin Subjetivo: Gozo de la armonía
    • Actividades: Contemplación, creación,
      interpretación
    • Preponderancia: Toda la persona ante algo material.
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Estética

    Valores Intelectuales

    • Fin Objetivo: Verdad
    • Fin Subjetivo: Sabiduría
    • Actividades: Abstracción y Construcción
    • Preponderancia: Razón
    • Necesidad que satisface: Autorrealización
    • Tipo de Persona: Íntegra
    • Ciencia que lo estudio: Lógica

    Valores Afectivos

    • Fin Objetivo: Amor
    • Fin Subjetivo: Agrado, afecto, placer
    • Actividades: Manifestaciones de afecto, sentimientos y
      emociones
    • Preponderancia: Afectividad
    • Necesidad que satisface: Del Yo
    • Tipo de Persona: Sensible
    • Ciencia que lo estudio: Psicología

    Valores Sociales

    • Fin Objetivo: Poder
    • Fin Subjetivo: Fama, prestigio
    • Actividades: Relación con hombre masa, liderazgo,
      política
    • Preponderancia: Capacidad de interacción y
      adaptabilidad
    • Necesidad que satisface: Sociales
    • Tipo de Persona: Famosa, líder, política
    • Ciencia que lo estudio: Sociología

    Valores Físicos

    • Fin Objetivo: Salud
    • Fin Subjetivo: Bienestar Físico
    • Actividades: Higiene
    • Preponderancia: Cuerpo
    • Necesidad que satisface: Fisiológicas
    • Tipo de Persona: Atleta
    • Ciencia que lo estudio: Medicina

    Valores Económicos

    • Fin Objetivo: Bienes,
      riqueza
    • Fin Subjetivo: Confort
    • Actividades: Administración
    • Preponderancia: Cosas a las que se da valor
      convencional
    • Necesidad que satisface: Seguridad
    • Tipo de Persona: Hombre de Negocios
    • Ciencia que lo estudio: Economía

    3. Conoce los valores


    Decencia


    El valor que nos recuerda la importancia de vivir y
    comportarse dignamente en todo lugar.


    Pulcritud


    El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos
    permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean
    una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen
    ejemplo.


    Puntualidad


    El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo
    en el lugar adecuado.


    La sana diversión


    La importancia de buscar actividades recreativas que nos
    permitan seguir creciendo en los valores humanos.


    Aprender


    El valor que nos ayuda a descubrir la importancia de
    adquirir conocimientos a través del estudio y la
    reflexión de las experiencias cotidianas.


    Sensibilidad


    Es el valor que nos hace despertar hacia la realidad,
    descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al
    desarrollo personal, familiar y social.


    Comunicación


    Una buena comunicación puede hacer la diferencia
    entre una vida feliz o una vida llena de
    problemas.


    Orden


    A todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, pero lo
    más importante es el orden interior y es el que más
    impacta a la vida.


    Servicio


    Brindar ayuda de manera espontánea en los detalles
    más pequeños, habla de nuestro alto sentido de
    colaboración para hacer la vida más ligera a los
    demás.


    Voluntad


    La voluntad nos hace realizar cosas por encima de las
    dificultades, los contratiempos y el estado de
    ánimo.


    Serenidad


    Este valor nos enseña a conservar la calma en medio
    de nuestras ocupaciones y problemas, mostrándonos
    cordiales y amables con los demás.


    Paciencia


    Si nuestra época pudiera tener un nombre se
    llamaría "prisa". ¿Cómo esperamos que
    nuestra vida tenga más cordura y sea más amable a
    los demás si todo lo queremos "ya"?


    Sencillez


    Una personalidad sencilla a veces puede pasar inicialmente
    desapercibida, pero su fortaleza interior y su encanto es mucho
    más profundo y perdurable.


    Amistad


    Los elementos que forjan amistades para toda la
    vida.


    Respeto y Tolerancia

    La
    base para convivir en sociedad. ¿Cómo afrontar las
    diferencias de ideas, costumbres y creencias que vemos en la
    sociedad?

    Alegría


    Toda persona es capaz de irradiar desde su interior la
    alegría, y su fuente más común, más
    profunda y más grande es el amor.


    Autenticidad


    Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar
    propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya
    conformando una personalidad propia.


    Gratitud


    De personas bien nacidas es ser agradecidas.
    ¿Cómo vivir mejor este valor?


    Sinceridad


    Es un valor que debe vivir para tener amigos, para ser
    dignos de confianza


    Generosidad


    Dar y darse. El valor que nos hace mejorar como
    personas.


    Felicidad


    El ser feliz no es un estado de ánimo, es una
    actitud constante…


    Honestidad


    La honestidad es una de las cualidades que nos
    gustaría encontrar en las personas o mejor aún, que
    nos gustaría poseer.


    Solidaridad


    Un valor que nos ayuda a ser una mejor sociedad y que no
    solamente debe vivirse en casos de desastre y
    emergencia
    .

    Fidelidad


    Vivir la fidelidad se traduce en la alegría de
    compartir con alguien la propia vida, procurando la felicidad y
    la mejora personal de la pareja.


    Prudencia


    Adelantarse a las circunstancias, tomar mejores decisiones,
    conservar la compostura y el trato amable en todo momento, forjan
    una personalidad decidida, emprendedora y
    comprensiva.


    Sacrificio


    Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar
    una meta ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a
    los demás?

    Patriotismo


    El valor que nos hace vivir plenamente nuestro compromiso
    como ciudadanos y fomentar el respeto que debemos a nuestra
    nación.

    Desprendimiento


    El valor del desprendimiento nos enseñará a
    poner el corazón en las personas, y no en las cosas
    materiales.

    Optimismo


    Forjar un modo de ser entusiasta, dinámico,
    emprendedor y con los pies sobre la tierra, son algunas de las
    cualidades que distinguen a la persona optimista.

    Flexibilidad


    La Flexibilidad es la capacidad de adaptarse
    rápidamente a las circunstancias, para lograr una mejor
    convivencia y entendimiento con los demás.

    Amor

    Todos
    lo necesitamos, todos podemos darlo. Sin él nuestra vida
    pierde sentido. ¡Un súper segmento de
    Valores!

    Sobriedad


    Es el valor que nos enseña a administrar nuestro
    tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y caprichos para
    construir una verdadera personalidad.


    Obediencia


    La obediencia es una actitud responsable de
    colaboración y participación, importante para las
    buenas relaciones, la convivencia y el trabajo
    productivo.

    Liderazgo


    Todo líder tiene el compromiso y la
    obligación de velar por la superación personal,
    profesional y espiritual de quienes lo rodean. Es una
    responsabilidad que como personas debemos asumir.

    Superación


    La superación no llega con el tiempo, el simple
    deseo o con la automotivación, requiere acciones
    inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo
    continuo.

    Autoestima


    No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor
    de la autoestima esta fundamentado en un profundo conocimiento de
    nosotros mismos


    Compromiso


    Comprometerse va más allá de cumplir con una
    obligación, es poner en juego nuestras capacidades para
    sacar adelante todo aquello que se nos ha
    confiado.

    Laboriosidad


    Trabajar es solo el primer paso, hacerlo bien y con cuidado
    en los pequeños detalles es cuando se convierte en un
    valor.

    Responsabilidad


    Todos comprendemos la irresponsabilidad cuando alguien no
    cumple lo que promete ¿Pero sabemos nosotros
    vivirla?

    Libertad


    Un valor que todos reconocemos, pero que pocos sabemos
    defender, o del cual podemos abusar.

    Carácter


    Transformar la imagen de una personalidad emprendedora,
    llena de energía, de fuerza y vitalidad, a una forma de
    ser propia y natural.

    Comprensión


    Cuando alguien se siente comprendido entra en un estado de
    alivio, de tranquilidad y de paz interior. ¿Qué
    hacer para vivir este valor en los pequeños detalles de la
    vida cotidiana?


    Confianza


    Los hombres no podríamos vivir en armonía si
    faltara la Confianza.

    La bondad


    La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse
    sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo
    a quienes lo rodean.


    Lealtad


    Conoce este valor sin el cual nos quedamos solos y que
    debemos vivir nosotros antes que nadie.

    La paz


    Un valor fundamental para las personas, las familias y las
    naciones ¿Cómo puede cultivarse este valor desde
    nuestro interior?


    Perdón


    Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber
    que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras
    vidas y de quienes nos rodean

     Perseverancia
    Es
    tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan
    realidad.

    Valentía


    Personas ordinarias haciendo cosas extraordinarias: El
    valor que forja familias, empresas y naciones
    diferentes.

    Empatia


    El valor de la empatía nos ayuda a recuperar el
    interés por las personas que nos rodean y a consolidar la
    relación que con cada una de ellas tiene.

     El
    valor de la familia


    El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus
    miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que
    le ha tocado desempeñar en la familia.

    4. Guía Practica para
    vivir los Valores

    Con 5 sencillos pasos, integra los valores a tu vida
    y vívelos cada día.

    Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es
    otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La
    respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y
    perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos
    simples podrás lograr que tu vida, tus acciones y la
    sociedad tengan como columna vertebral a los
    valores.

    Paso 1. Conocer su Importancia

    ¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para
    vivir los valores es la conciencia de los importantes que son.
    Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para
    una convivencia más sana. Las leyes civiles no
    son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para
    asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es
    suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores
    van mucho más allá de cumplir el reglamento de
    tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo,
    el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el
    semáforo (bastante
    elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco
    de tráfico el cederle el paso a una persona es algo
    amable, que hace que todos estemos más contentos y que
    incluso puede ahorrarnos un percance.

    Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley
    establece una pena por el homicidio, pero
    no nos dice que tratar con deferencia y educación a los
    demás nos ayuda a convivir aún mejor.

    Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de
    que son vitales, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a
    una persona, una familia o una nación.

    Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores

    Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los
    valores, hay que analizar claramente qué valores son la
    base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos
    clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para
    saber cuáles son los valores.

    Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y
    meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios,
    normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor,
    para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en
    casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida?
    ¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho?
    ¿Cuáles son los que te gustaría tener?
    ¿Necesitas investigar más sobre ellos?

    La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y
    en una hoja de papel. Escribe la fecha y traza dos línea
    vertical dividiendo la página para crear tres columnas.
    (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En
    el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una
    lista con los valores más importantes para tí, sin
    importar el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe
    aquellos principios que consideras fundamentales.

    Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer
    una lista con los valores que aprendiste desde niño en
    casa, los que has aprendido con la vida y los que has aprendido
    últimamente pero que no sueles vivirlos.

    Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja
    un triángulo y escribe en cada vértice: Mis
    Fortalezas, Mis debilidades, Lo que quiero ser. Vas a hacer tres
    listas, donde vas a escribir aquellos valores que ya existen en
    tí, que te definen como una persona especial y que vives
    continuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos
    defectos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los
    valores. Por último, escribe aquellos valores que
    desearías vivir en "Lo que quiero ser".

    Esta hoja debes guardarla, es muy importante porque es la base
    de tu trabajo y de los siguientes pasos de esta guía.

    Paso 3. El "Plan
    Maestro"

    Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que
    quieres llegar a ser, llega el momento de usar una agenda.
    Cualquiera puede ser útil (una de escritorio, de bolsillo,
    electrónica -una Palm es ideal para esto).
    En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual,
    mensual y por día. En la base de tiempo anual
    escribirás lo que esperas lograr en un año. Los
    valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya vives
    y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una
    base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad.
    En la base de tiempo por día establecerás una lista
    de "Lo que vivo y debo reforzar" y otra de "Lo que me falta".

    En tu agenda, establece una meta concreta diaria
    (pequeña, pero significativa) de los valores que vas a
    reforzar y los que quieres vivir. Una meta concreta diaria puede
    ser "Hablarle por teléfono a Juan", para fortalecer el valor
    de la amistad (tal vez
    tienes meses sin acordarte de alguna persona), o puedes
    establecer "Ayudar a alguien pobre" para fortalecer o crear la
    generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en el que
    estás).

    Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los
    valores con su actividad diaria y hacer una reflexión
    sobre los resultados.

    Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes
    determinado, no te preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario
    y analiza por qué no pudiste cumplirlo. Reflexiona en las
    razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de
    constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no
    ocurra de nuevo. Aquí lo que es importante es que
    estés avanzando, aunque sea a pequeños pasos.

    4. El examen diario

    Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del
    día (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche,
    asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos
    para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el
    día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias,
    qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen
    es vital, si no lo haces, todo el sistema para
    vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de
    él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera
    realista y rápida cómo están
    resultándote las cosas, y propósitos concretos para
    hacer algo y vivir tus valores.

    5. Mantenimiento

    Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido,
    piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios.
    ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran
    avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora
    mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no
    las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos
    concretos, entonces en quince días te habrás
    olvidado de todo.

    Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el
    propósito. Es mejor hacer una acción pequeña
    todos los días, que grandes acciones muy de vez en
    cuando.

    Tu guía es algo personal, sin
    embargo no dudes en compartirla con otros amigos, y especialmente
    que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores
    te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva
    de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve.

    Los
    Principales Valores en la Familia

    El Amor en los Valores

    El papel que juega el amor en los valores, y un breve
    panorama sobre esta sección.

    Solo hay una cosa más difícil que hablar del
    amor y es hablar brevemente sobre él. Todos intuimos la
    necesidad del amor en nuestras vidas en todas sus
    manifestaciones: amor a los padres, a los hijos, en pareja, a
    Dios. Podemos tener graves dificultades para describirlo y
    aún mayores para entenderlo, pero todos percibimos
    cuánto lo necesitamos. Y precisamente por eso es un valor,
    porque sin él nuestra vida pierde todo su sentido. Amar y
    ser amado es uno de los grandes sueños de todo ser humano.
    La incesante búsqueda del amor puede llevar al más
    sensato a hacer una tontería, y es que ya decía
    Platón
    que el amor es una especie de locura. Otros autores han dicho que
    el amor es una puerta entre el cielo y la tierra, y
    esta metáfora puede tomarse en sentido poético,
    figurado o religioso siendo en todos los casos igualmente
    aplicable.

     Definiciones y Clases de Amor

    Las diferentes facetas del amor, clasificadas y
    explicadas.

    Al hablar de la voluntad dijimos que una de las cinco formas
    de querer podía llamarse amor de benevolencia. La
    benevolencia como actitud
    moral
    también nos es familiar: consiste en prestar asentimiento
    a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.

    Si pensamos un poco más en esa definición, y
    sobre todo en esa actitud, enseguida descubriremos que consiste
    en afirmar al otro en cuanto otro. Esto también puede ser
    llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El
    amor como benevolencia consiste, pues, en afirmar al otro, en
    querer más otro, es decir, querer que haya más
    otro, que el otro crezca, se desarrolle, y se haga
    «más grande». Esta forma de amor no refiere al
    ser amado a las propias necesidades o deseos, sino que lo afirma
    en sí mismo, en su alteridad. Por eso es el modo de amar
    más perfecto, porque es desinteresado, busca que haya
    más otro. También podemos llamarlo
    amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que
    ante todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para
    crecer. Por eso, amar es afirmar al otro.

    Sin embargo, también existe la inclinación a la
    propia plenitud, un querer ser más uno mismo. Esto es una
    forma de amor que podemos llamar amor-necesidad, porque nos
    inclina a nuestra propia perfección y desarrollo, nos hace
    tender a nuestro fin, nos inclina a crecer, a ser más. Por
    eso podemos llamarlo también amor de deseo. Esta forma de
    amor es el primer uso de la voluntad, que hemos llamado
    simplemente deseo o apetito racional. Según él,
    amar es crecer. En cuanto la voluntad asume las tendencias
    sensibles, en especial el deseo, éstas pueden llamarse
    también amor, en el sentido de amor-necesidad o amor
    natural: «se llama amor al principio del movimiento que
    tiende al fin amado», como dijimos al clasificar los
    sentimientos y pasiones.

    Hay que decir, sin embargo, que llamar amor al deseo de la
    propia plenitud, a la inclinación a ser feliz, a la
    tendencia sensible y a la racional, puede hacerse siempre y
    cuando este deseo no se separe del amor de benevolencia, que es
    la forma genuina y propia de amar de los seres humanos. La
    razón es la siguiente: el puro deseo supedita lo deseado a
    uno mismo, es amarse a uno mismo, porque entonces se busca la
    propia plenitud, y la consiguiente satisfacción, y, por
    así decir, se alimenta uno con los bienes que desea y
    llega a poseer. Pero a las personas no se las puede amar
    simplemente deseándolas, porque entonces las
    utilizaríamos para nuestra propia satisfacción. A
    las personas hay que amarlas de otra manera: con amor de amistad
    o benevolencia.

    Así pues, el amor se divide de un primer modo, que es
    considerando su forma, uso o manera, que es, como se acaba de
    ver, doble: el amor-necesidad y el amor dádiva. En las
    acciones nacidas de la voluntad amorosa, que se explicarán
    después, sucede algo realmente singular: El quinto uso de
    la voluntad (el amor dádiva) refuerza y transforma los
    cuatro restantes, empezando por el amor necesidad o deseo. Hay,
    pues, una correspondencia del amor de benevolencia con el
    amor-necesidad y los restantes usos de la voluntad, de la cual
    resulta que éstos se potencian al unirse con aquél.
    Antes de exponer esas acciones, y para terminar la exposición
    general acerca del amor, son necesarias tres precisiones:

    1) Todos los actos de la vida humana, de un modo o de
    otro, tienen que ver con el amor, ya sea porque lo afirman o lo
    niegan. El amor es el uso más humano y más profundo
    de la voluntad. Amar es un acto de la persona y por eso ante todo
    se dirige a las demás personas. Sin ejercer estos actos, y
    sin sentirlos dentro, o reflexionar sobre ellos, la vida humana
    no merece la pena ser vivida.

    De aquí se sigue que el amor no es un sentimiento, sino
    un acto de la voluntad, acompañado por un sentimiento, que
    se siente con mucha o poca intensidad, e incluso con ninguna.
    Puede haber amor sin sentimiento, y «sentimiento» sin
    amor voluntario. Sentir no es querer. En las líneas que
    siguen se pueden ver muchos ejemplos de actos del amor que pueden
    darse, y de hecho se dan, sin sentimiento «amoroso»
    que los acompañe. El amor sin sentimiento es más
    puro, y con él es más gozoso. Pero ambos no se
    pueden confundir, aunque tampoco se pueden separar.

    Ese sentimiento, que no necesariamente acompaña al amor
    sensible o voluntario, puede llamarse afecto. Amar es sentir
    afecto. El afecto es sentir que se quiere, y se reconoce
    fácilmente en el amor que tenemos a las cosas materiales,
    las plantas y los
    animales, a
    quienes «cogemos cariño» sin esperar
    correspondencia, excepto en el caso de los últimos. El
    afecto produce familiaridad, cercanía física, y nace de
    ellas, como ocurre con todo cuanto hay en el hogar. Pero
    además de afectos, el amor tiene efectos: como todo
    sentimiento, se manifiesta con actos, obras y acciones que
    testifican su existencia también en la voluntad. Los
    afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad. El
    amor está integrado por ambos, afectos y efectos. Si
    sólo se dan los primeros, es puro sentimentalismo, que se
    desvanece ante el primer obstáculo.

    2) Uno de los efectos del amor es su repercusión
    en el propio sujeto que ama, y se llama place, que es el gozo o
    deleite sentido al poseer lo que se busca o realizar lo que se
    quiere. De este modo «el placer perfecciona toda
    actividad» y la misma vida, llevándola como a su
    consumación. Se pueden señalar dos clases de
    placeres: «los que no lo serían si no estuvieran
    precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí,
    y no necesitan de esa preparación».

    A los primeros podemos llamarles placeres-necesidad, y nacen
    de la posesión de todo aquello que se ama con
    amor-necesidad, por ejemplo, un trago de agua cuando
    tenemos sed. A los segundos podemos llamarlos placeres de
    apreciación, y llegan de pronto, como un don no buscado,
    por ejemplo, el aroma de un naranjal por el que cruzamos. Este
    segundo tipo de placer exige saber apreciarlo: «los objetos
    que producen placer de apreciación nos dan la
    sensación de que, en cierto modo, estamos obligados a
    elogiarlos, a gozar de ellos», por ejemplo, todos los
    placeres relacionados con la música. Se
    sitúan en el orden del amor-dádiva porque exigen
    una afirmación placentera de lo amado independiente de la
    utilidad inmediata para quien lo siente. El término
    satisfacción, que se puede aplicar al primer tipo de
    placer, esclarece también lo que se quiere indicar con el
    segundo.

    La idea más habitual acerca del placer lo restringe
    más bien a la fruición sensible y
    «egoísta» propia de los placeres-necesidad
    (dejarse caer en el sillón al llegar a casa), pero tiende
    a dejar en la penumbra la satisfacción, más
    profunda, de los placeres de apreciación (encontramos un
    regalo en nuestra habitación). Los placeres gustan al
    hombre, de tal modo que los busca siempre que puede. Está
    expuesto por ello al peligro de buscarlos por capricho, y no por
    necesidad, haciendo de ellos un fin, incurriendo entonces en el
    exceso (beber más de la cuenta si estamos sedientos).
    Enseñar a alcanzar el punto medio de equilibrio
    entre el exceso y el defecto de los placeres corresponde a la
    educación moral, que produce la armonía del
    alma.

    3) La división del amor en amor-necesidad y
    amor-dádiva se hace, como se ha dicho, según el
    modo de querer en uno y otro caso (primer y quinto uso de la
    voluntad respectivamente). Sin embargo, también se puede
    dividir el amor según las personas a quienes se dirige,
    según tengan con nosotros una comunidad de origen, natural
    o biológico, o no lo tengan.

    En el primer caso, se da una cercanía y familiaridad
    físicas que hacen crecer espontáneamente el afecto:
    padres, hijos, parientes… Este es un amor a los que tienen que
    ver con mi origen natural. Podemos llamarlo amor familiar o amor
    natural. Cuando no se da esta comunidad de origen, el tipo de
    amor es diferente: lo llamaremos amistad, que a su vez puede ser
    entendida como una relación intensa y continuada, o
    simplemente ocasional. Un tercer tipo es aquella forma de amor
    entre hombre y mujer que llamaremos Eros y forma parte la
    sexualidad, y
    de la cual nace la comunidad biológica humana llamada
    familia: es un amor de amistad transformado, intermedio entre
    esta última y el amor natural.

    2. Autoestima

    No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de
    la autoestima
    esta fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros
    mismos

    Hoy en día se habla de la autoestima como una
    herramienta para generar seguridad en sí mismo, evitando
    así, sentirnos menospreciados y reafirmarnos como personas
    capaces de alcanzar metas ambiciosas. Pero existe el riesgo de cerrar
    los ojos a la realidad de nuestra persona, convirtiéndonos
    en seres soberbios que piensan únicamente en sobresalir
    por encima de los demás.

    Nuestra vida transcurre entre logros y fracasos, y la
    autoestima es el valor que nos hace tener plena seguridad en
    nuestras capacidades, además, da la fortaleza necesaria
    para superar los momentos difíciles de nuestra vida,
    evitando caer en el pesimismo y el desánimo.

    Para que la autoestima sea realmente un valor, debemos tener
    un fundamento sólido sobre el cual queremos edificarla. Si
    solamente pensamos en ella como un producto del éxito,
    la posición profesional, una elevada capacidad intelectual
    o la aceptación social, reducimos todo a un actuar
    soberbio y con fines meramente protagonistas.

    Aunque todo lo anterior aporta y contribuye, este valor se
    sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades,
    sin considerarnos mejores o peores que los demás.
    Recordemos que una persona vale por lo que es, y no por lo que
    aparenta ser.

    Es conveniente señalar que este valor se construye y
    edifica en nuestro interior, pues existe la tendencia a pensar
    que el nivel de autoestima únicamente depende del actuar
    de las personas y de la forma como se presentan los
    acontecimientos y las circunstancias, surgiendo una evidente
    confusión entre lo que es la autoestima y nuestros
    sentimientos.

    Una persona puede sentirse mal porque en un determinado
    momento no pudo concretar un negocio, tener éxito en un
    proyecto, ingresar a un nivel superior de estudios o llevar a
    buen fin sus relaciones personales. La autoestima nos ayuda a
    superar ese estado de
    frustración y desánimo porque nuestra persona no ha
    cambiado interiormente, conservamos todo lo que somos, en todo
    caso, adquirimos una nueva experiencia y conocimiento para poner
    más empeño, tener más cuidado y ser
    más previsores en lo sucesivo.

    Cuando tenemos la conciencia del deber cumplido, el esfuerzo
    empleado y nuestra rectitud de intención para hacer o
    realizar algo, adquirimos esa seguridad que brinda la autoestima
    porque sencillamente las cosas no dependían de nosotros en
    su totalidad… simplemente no estaba en nuestras manos la
    solución.

    Debemos estar atentos con nuestras aspiraciones y planes. Casi
    siempre jugamos con la imaginación y nos visualizamos como
    triunfadores, dueños de la admiración general y el
    control absoluto
    de las circunstancias: sea la competencia
    escolar, la junta de planeación
    en la oficina, la
    reunión de amigos o el evento social que todos esperan.
    Algunas veces las cosas resultarán como soñamos,
    pero la mayoría de las veces todo tiene un fin totalmente
    opuesto, por eso es conveniente "tener los pies en la tierra" para
    no sufrir desilusiones provocadas por nosotros mismos y que
    indudablemente nos afectarán.

    Si la autoestima debe estar bien fundamentada en una
    visión realista y objetiva de nuestra persona, es
    necesario alcanzar la plena aceptación de nuestros
    defectos y limitaciones, con el sobrio reconocimiento de nuestras
    aptitudes y destrezas.

    Este equilibrio interior basado en el
    conocimiento propio, se logra si procuramos rectificar
    nuestras intenciones haciendo a un lado el afán de ser
    particularmente especiales, buscando solamente el desarrollo del
    valor de la autoestima.

    Reflexionemos un poco en algunas ideas que nos ayudarán
    a ubicarnos y conocernos mejor.

    Evita ser susceptible, no tienes que tomar seriamente todas
    las criticas hacia tu persona, primero analiza la verdad que
    encierran, si de ahí tomas una enseñanza haz lo que sea necesario para
    mejorar, si no es así olvídalo, no vale la pena
    menospreciarse por un comentario que seguramente es de mala
    fe.

    -En sentido opuesto existe el riesgo de considerarse un ser
    superior, incomprendido y poco apreciado en su persona, lo cual
    de ningún modo es un valor… es defecto.

    – Procura no sentirte culpable y responsable de los fracasos
    colectivos, toma sólo lo que a ti te corresponde, tu
    esfuerzo y dedicación hablarán por ti. No olvides
    proporcionar tu ayuda y consejo para que mejoren las personas,
    lo cual es muy gratificante.

    – Todo aquello que te propongas lograr, debe estar precedido
    por un análisis profundo de las posibilidades,
    reconociendo si está en tus manos alcanzarlo. Evita
    soñar demasiado.

    – Pierde el temor a preguntar y a pedir ayuda, ya que son
    los medios más importantes de aprendizaje.
    Causa más pena la persona que prefiere quedarse en la
    ignorancia, que quien muestra deseos
    de saber y aprender.

    – Si tienes gusto por algo (deporte, pasatiempo,
    habilidades manuales,
    etc.), infórmate, estudia y practica para realizarlo lo
    mejor posible. Si descubres que té falta habilidad, no
    lo abandones porque es tu pasatiempo; Es muy distinto a dejar
    las cosas por falta de perseverancia. Todos tenemos una
    habilidad (nadar, tocar guitarra, pintar, escribir novelas, etc.)
    y debemos buscar la manera de perfeccionarnos en la misma.

    – Si te comparas con otras personas, enfoca sus cualidades
    para aprender de ellas y cultivar tu persona; en cuanto a los
    defectos, primero observa si no los tienes y después
    piensa como los ayudarías a superarlos, y
    díselos.

    La autoestima aparenta ser un valor muy personalista, sin
    embargo, todo aquello que nos perfecciona como seres humanos,
    tarde o temprano se pone al servicio de
    los demás; una vez que hemos recorrido el camino, es
    más sencillo conducir a otros por una vía
    más ligera hacia esa mejora personal a la que todos
    aspiramos.

    3. Respeto
    Vivir en sociedad nos hace
    reflexionar sobre el valor del respeto, pero con éste
    viene la diferencia de ideas y la tolerancia. En pocas palabras
    ¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad
    y la Tolerancia?

    Hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer
    hasta donde llegan mis posibilidades de hacer o no hacer, y
    dónde comienzan las posibilidades de los demás. El
    respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las leyes y
    reglamentos establecen las reglas básicas de lo que
    debemos respetar.

    Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la
    actuación de las personas. También tiene que ver
    con la autoridad como
    sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros.
    El respeto también es una forma de reconocimiento, de
    aprecio y de valoración de las cualidades de los
    demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor
    como personas.

    El respeto también tiene que ver con las creencias
    religiosas. Ya sea porque en nuestro hogar tuvimos una
    determinada formación, o porque a lo largo de la vida nos
    hemos ido formando una convicción, todos tenemos una
    posición respecto de la religión y de la
    espiritualidad. Es tan íntima la convicción
    religiosa, que es una de las fuentes de
    problemas más comunes en la historia de la humanidad.

    Aquí viene, entonces, también el concepto de
    Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas
    respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad
    enriquece en la medida en la que hay más elementos para
    formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar
    costumbres y tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros.
    Sin embargo cuando la pluralidad entra en el terreno de las
    convicciones políticas,
    sociales y religiosas las cosas se ponen difíciles.

    Así es como llegamos al concepto de intolerancia, es
    decir el no tolerar. Fácilmente, ante alguien que no
    piensa, no actúa, no vive o no cree como nosotros podemos
    adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es tomada en
    contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de
    nuestros valores fundamentales: la libertad. La intolerancia
    puede ser tan opresiva, que haga prácticamente imposible
    la convivencia humana. ¿Y nuestra propia tolerancia?
    ¿Debemos convencer a alguien que no es católico de
    que no está en la verdad? ¿No es acaso eso ser
    "intolerante"?

    Para dar respuesta a estas interrogantes, y tocar el tema del
    respeto, la pluralidad y la tolerancia con más
    profundidad, hemos hecho una selección
    del mejor material sobre el tema desde los puntos de vista
    pedagógicos, éticos y religiosos. Los
    artículos que presentamos en este segmento de valores nos
    hace reflexionar en qué es el respeto, cómo se
    enseña y por qué es importante enseñarlo a
    los hijos, el por qué de la intolerancia y de particular
    interés
    es la sección "Iglesia y
    Valores", que nos habla de nuestra propia tolerancia respecto de
    otras religiones y
    creencias y de la importancia de la pluralidad y el respeto

    4. JUSTICIA

    Virtud moral que nos inclina a dar de cada cual lo que le
    pertenece como propio. El objeto de esta virtud es el derecho
    objetivo, aquello que se debe a otro por estarle vinculado en
    fuerza de unos
    títulos naturales o adquiridos legítimamente.

    Hay derechos: – primarios o fundamentales que son
    exigencia indispensable de la misma naturaleza
    humana.

    • derivan de la ley natural pero no son primarios.
    • Otros tienen como razón de existir la voluntad
      positiva de

    Dios o del hombre en cuanto representante de Dios.

    El hombre debe usarlos, haciendo mención al derecho
    formal y subjetivo. Así como también debe respetar
    a estos derechos,
    cumpliendo con el acto propio de la justicia de dar a cada uno lo
    que le pertenece.

    La justicia es la capacidad de vivir en la verdad con el
    prójimo; siendo ésta la virtud más elevada.
    Es necesario que el hombre sea objetivo, ya que sólo
    siéndolo el hombre puede ser realmente justo. Todo hombre
    bueno es justo.

    El portar de la justicia no es tanto el individuo como
    nosotros. Las formas de nosotros se reestructuran en torno de tres
    rasgos fundamentales, cuando éstas tres son verdaderas,
    puede decirse que en este ¨ nosotros ¨ hay justicia.

    JUSTICIA
    CRISTIANA:

    Virtud que inclina a reconocer y respetar los derechos del
    hombre en cuanto criatura raciona, destinada por Dios a
    participa, en el tiempo y en la eternidad de los beneficios de la
    redención.

    La diferencia en cuanto a la justicia cristiana es en
    cuanto a los derechos sobre que versa, ya que en la justicia
    cristiana algunos de los derechos surgen de la condición
    de ser bautizado.

    Los derechos naturales adquieren una elevación en el
    supuesto de la revelación cristiana y la filiación
    divina del hombre.

    Características de toda justicia son:

    -alteridad: (relación necesaria a otro) Es el hombre, y
    no precisamente cristiano bautizado y en posesión de la
    gracia de Cristo, al que se refiere y con el que se relaciona. La
    justicia cristiana se eleva hasta ver en el hombre los valores
    eternos que oculta y el vínculo de caridad o amor en Dios
    que lo une con los demás hombres.

    -la deuda o débito: (algo que se debe al otro como
    propio) Los derechos del hombre por su condición de
    destinado a la participación divina en el tiempo por la
    gracia y a la glorificación por la visión intuitiva
    de Dios en el cielo, son mayores en número y superiores en
    dignidad a lo
    que puede corresponderle atendiendo únicamente a su
    condición de criatura racional.

    La justicia social reconoce y respeta los derechos que se
    fundan en la ordenación del hombre en lo sobrenatural,
    pero las ventajas de orden puramente material que se presentan
    como adquisiciones de la justicia social, al desconocer el
    elemento espiritual humano, se convierten en la mayor de las
    injusticias.

    igualdad:
    (entre lo que se debe y lo que se da) La de la justicia cristiana
    tiene más garantías de cumplir con el acto propio
    de esta virtud. A despecho de los egoísmos individuales,
    de las desigualdades sociales y de los mismos yerros de las
    disposiciones legales, que pueden amparar verdaderas injusticias,
    mientras buscan establecer, con el imperio de la ley, el imperio
    también de la justicia.

    TRES RASGOS:

    – Las relaciones de los miembros entre sí, su equidad se
    apoya en la justicia conmutativa.

    • la relación del todo a los miembros, su equidad se
      apoya en la justicia distributiva.
    • Las relaciones de los miembros aislados al todo, equidad
      regida por la justicia legal.

    Llamamos justicia a la expresión del deber de servir a
    la comunidad, es decir, al hecho de exigirle, en forma de ley o
    precepto, y al hecho de cumplirlo en forma de
    prestación.

    Es de un rango superior porque no sólo ordena al hombre
    en sí mismo sino también la mutua convivencia entre
    los distintos hombres, no solamente por razón del objeto y
    la materia, sino
    también por razón del sujeto de ella. Éste
    no es divisible, sino que es una unidad ontológica
    compuesta de cuerpo y alma.

    Especies de Justicia

    _Legal o general: ordena los actos de todas las
    virtudes (hombre) al bien común, al interés de la
    sociedad o la familia. A su vez la ley determina el débito
    o deuda que el individua particular ha de pagar al bien
    común.

    General porque la aportación del hombre se realiza por
    los actos de todas las virtudes, no es una virtud particular ya
    que su objeto o materia es el de todas las virtudes, referido al
    bien común.

    _Distributiva: refiere a la comunidad representada en
    el que la dirige, al individuo. Guarda igualdad de
    proporción en la distribución de las cargas y los hombres
    (esta es la correspondencia entre la justicia legar y la justicia
    distributiva).

    Porque el individuo se debe a la comunidad y esta debe estar a
    su servicio. Aunque ambas se relacionan pueden existir o darse
    por separado.

    _Conmutativa: se da entre individuos, se regula por el
    derecho conforme al principio de igualdad, entre lo que se da y
    se recibe. A la vez tiene una finalidad social ya que colabora
    con la paz y el bienestar de la comunidad y esto ayuda a realizar
    la satisfacción entre los hombres de las necesidades.

    _Social: es un atributo que se aplica a todas las especies
    conocidas y clásicas de la justicia. Su idea común
    es la atención al bien común (fin de la realidad
    humana).

    Siempre la ley positiva a mirado a esta finalidad social de
    las acciones humanas. La ley es un precepto racional con miras al
    bien común. La justicia social tiene la misión de
    tener de cada cual cuanto pueda ser necesario para la prosperidad
    y la felicidad de todos. Muchos la identifican con la justicia
    legal, esto no es así porque la legal tiene una
    razón formal bien definida, que la constituye en justicia
    verdadera no particular sino general.

    La justicia social es abusiva e impropiamente sobrepasa el
    campo especifico de la legal. La justicia legal resulta de la
    relación intencional que pone la persona al practicar un
    acto mirando a las exigencias del bien común. La justicia
    social resulta del hecho mismo de ser el sujeto virtuoso miembro
    de la sociedad y de haber de realizar los actos virtuosos
    dependiendo del conjunto social del que se beneficia y al cual
    beneficia.

    5. Amistad

    Cuando el amor honesto y sincero se hizo hábito en
    alguien, se dice que se quiere con un amor de amigo. Al decir que
    es un hábito también decimos que se construye, es
    una unión que se fragua con el tiempo.
    El amor de amistad se coloca decididamente fuera del ambiente
    familiar y se aparta del color sexual.
    Según Santo Tomás, el amor de amistad es un amor
    perfecto. En este amor perfecto salgo totalmente fuera de
    mí terminando en mi amigo amado; yo amo a mi amigo por
    él mismo. Es un éxtasis de la intimidad
    (éxtasis no como algo sobrenatural, simplemente como
    ponerse fuera de sí), "la unión afectiva
    íntima entre el amante y el amado, que es el amor, supone
    la salida del amante de sí mismo y su persistencia
    afectiva en el amado, el éxtasis." En ese éxtasis
    yo me encuentro a mí mismo en el otro. Es el acto
    más encumbrado del amor, es la aprobación que hace
    mi intimidad de la intimidad del otro. Esta intimidad no es un
    espacio cerrado sino una relación que une por dentro a las
    personas. "La intimidad, interioridad relacionada, se forma o
    fragua en el curso de la vida personal – el hombre comienza a
    descubrir la intimidad en una etapa de su vida -, y podemos
    contribuir a fomentarla en el otro: es más, ella no se
    profundiza ni se amplía sin el contacto con el otro. Una
    intimidad es fuerte en la misma medida en que tiene capacidad de
    compartir y de relacionarse creativamente." Por eso esta
    interioridad, esta intimidad no es distancia sino que se
    convierte en vínculo. No hay otro modo de apertura
    personal total que la realizada en la intimidad. El amor de
    amistad es siempre íntimo, y en ese amor íntimo
    encontramos nuestro bien humano y perfecto afirmando el bien
    absoluto. "Si la felicidad de un ser consiste en la
    realización de su naturaleza, y si lo propio de la
    naturaleza espiritual del hombre es estar referida al bien como a
    un absoluto, entonces la felicidad del hombre se consigue
    mediante el amor al bien por sí mismo."
    Esto va a implicar también un profundo conocimiento de
    mí mismo, "…la amistad se refiere a una relación
    de intimidad. Por lo tanto, no puede darse en profundidad hasta
    que la persona llega a descubrir su propia intimidad y aprende
    luego a compartirla con los otros." Esto también va a
    implicar un desarrollo de las virtudes, no puede caber amistad
    donde falta virtud, es algo imprescindible. Me parece importante
    citar algunos ejemplos para mostrar esto. "La lealtad es la
    virtud que ayuda a la persona a aceptar los vínculos
    implícitos en la adhesión al amigo, de tal modo que
    refuerza y protege, a lo largo del tiempo, el conjunto de valores
    que representa esta relación. La generosidad facilita al
    amigo actuar a favor del otro teniendo en cuenta lo que le es
    útil y necesario para su mejora personal. El pudor
    controlará la entrega de aspectos de su intimidad. La
    comprensión le ayudará a reconocer los distintos
    factores que influyen en su situación, en su estado de
    ánimo, etc.. La confianza y el respeto lleva al amigo a
    mostrar su interés en el otro y que cree en él y en
    sus posibilidades de mejorar continuamente." Podemos decir que
    los buenos amigos luchan por superarse en sus virtudes
    exigiéndole también al otro comprensión y
    ejemplo. Hoy en día se le dedica poco tiempo a los amigos
    y esto no es lógico ni humano.
    "La amistad es un amor recíproco que realiza la
    unión de dos voluntades, y por ello la de los sujetos
    (S.Th. I-II, 28, 1-3). En el orden humano, cada uno de los amigos
    considera al otro como a sí mismo, quiere el bien del otro
    como el suyo, siente las alegrías y las penas del otro
    como las suyas, busca por último la presencia del otro
    porque es una alegría igual para ambos." En el amor de
    amistad, el amante se ordena al amado como a sí mismo y se
    supone una cierta comunión de vida, unidad de pensamiento,
    de sentimiento y de voluntad (esto no quita que se puedan tener
    amigos con criterios distintos a los de uno). Esto es lo propio y
    formal del amor: la unión afectiva del amante con el
    amado. Me resulta interesante el modo de definir a los
    componentes de una amistad que utiliza Cruz Cruz, amante y amado,
    uno que ama y otro que es amado.
    La tendencia del amante hacia el amado se orienta hacia lo que le
    es semejante. El amor es entre semejantes. Uno ama aquello que le
    es semejante. Un modo de semejanza es cuando los semejantes
    poseen lo mismo en acto. Este modo de semejanza produce un amor
    perfecto. "…Puesto que por lo mismo que dos seres son
    semejantes, al tener en cierto modo una sola forma, son como uno
    solo en aquella forma, a la manera que dos hombres son uno en la
    especie de la humanidad, (…) y por esto el afecto del amante se
    dirige hacia el amado como a sí mismo, pues cada uno – por
    su identidad ontológica o semejanza sustancial consigo
    mismo – se ama a sí mismo con amor natural perfecto, que
    es amor íntimo. Un buen ejemplo de esto lo da San
    Agustín al hablar de la muerte de
    su amigo íntimo al decir que era "la mitad de su alma";
    "porque yo sentí que mi alma y la suya no eran más
    que una en dos cuerpos, y por eso me causaba horror la vida,
    porque no quería vivir a medias, y al mismo tiempo
    temía mucho morir, porque no muriese del todo aquél
    a quien había amado tanto."
    Todos debemos tener (y si no, deberíamos tener)
    experiencia de amistad, así que creo que todo esto
    sólo define de una manera más fina el concepto de
    amistad.

    1. Dinámicas:

    Dinámica 1:
    Buscando la Utilidad

    • Se realiza la dinámica de formación de grupos
      "El Restauran": a cada participante se le entrega un papel en
      el cual hay escrito al nombre de una comida. Luego los
      participantes que tengan el mismo nombre de una comida se unen
      y forman el grupo.
    • A cada grupo se le entrega una hoja con preguntas
      diferentes.
    • Cada grupo reflexiona y coloca dos respuestas.
    • Una vez que han terminado pasan su hoja a otro grupo y se
      repite el tercer paso hasta que cada grupo tenga de nuevo su
      hoja original.

    Dinámica 2: Justicia con el Prójimo

    Material: Papel y lápiz

    Objetivo: Darse cuenta de la responsabilidad en las reuniones
    y de la similitud de sentimientos en el ser humano.

    • Se pedirá a dos participantes que dramaticen esta
      escena: Cuando un amigo de Calimaco, poeta de Alejandria,
      contó a este que un vecino suyo le había hablado
      muy mal de el, Calimaco respondió: " No te hubiera dicho
      todas esas cosas si no supiera que las escuchabas con
      gusto."
    • Pedir a los participantes que escriban lo que han
      comprendido.
    • Dividirlos en subgrupos de cuatro personas y que dialoguen
      sobre estos temas:

    ¿Que pasa cuando dos personas hablan mal de otra?

    ¿Qué hago cuando alguien me dice que han
    hablado mal de mi?

    ¿Cómo podría yo llevar esto a mi
    ámbito familiar?

    Proceso: Puesta en común

    Aportación de sentimientos y respuestas.

    Dinámica 3: Amistad

    Material: Encuesta para
    cada participante.

    Objetivo: Concientizar el valor de la amistad y las cualidades
    que necesitan desarrollarse para esta.

    • Entregar la siguiente encuesta a los participantes:
      • Describe las características de un buen
        amigo.
      • Indica como demuestras que eres amigo de alguien.
        ¿Crees que es importante tener amigos?¿Por
        qué?
      • ¿Crees que tienes cualidades para ser un buen
        amigo? Si las tienes, ¿Cuáles son y que otras
        cualidades quisieras tener?
        • Recoger las encuestas u leer una al azar sin decir
          el nombre del autor.

    Proceso: Abrir un debate
    cobre las
    ideas expuestas

    Reflexionar sobre "Lo que YO puedo hacer hoy, para comenzar a
    darme la alegría de ser amigo, y empezar a sembrar esta
    alegría en mi trabajo, familia y amistades"

    Dinámica 4: Arréglenselas para bailar

    • A cada participante se le entrega un papel, pero solo doce
      están marcados.
    • Los participantes que tienes el papel marcado se agrupan de
      tres.
    • Se les da la indicación de que ellos son una persona
      que tiene seis piernas.
    • Se pone música y se les indica que bailen.
    • La dinámica se complica cuando el animador dice:
      "Cinco piernas", "tres piernas", "dos piernas", etc. Cada
      trío tendrá que acomodarse de tal manera que solo
      usen las piernas indicadas para bailar.
    • Se va eliminando al grupo que no cumpla con las
      indicaciones y gana el grupo que queda al final y se le da un
      premio a cada participante.

      

    Stefanie Rivera Zapata

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