Este taller tuvo la finalidad de inculcar los valores
en la
familia.
Fue realizado el martes 6 de julio del presente
año es la parroquia "La Resurrección de Cristo"
del distrito de la Perla.
Los participantes fueron chicos de 15 a 25
años, integrantes de la "Comunidad
Juvenil Renacer" de dicha parroquia.
El taller tuvo mucha aceptación por parte de
los participantes y espero que a partir de ese día en
adelante hallan puesto en practica lo aprendido en sus
ámbitos familiares.
En la sociedad
contemporánea la aparición de una familia tiene por
condición esencial, la existencia previa de dos familias
dispuestas a suministrar respectivamente una mujer o un
hombre de cuya
unión debe nacer una tercera. De modo que una y otra
familia como unidad biológica deben renunciar a vivir
replegadas en sí misma y "sacrificar" su identidad como
grupo familiar
para abrirse al juego de las
alianzas matrimoniales creando y desarrollando nuevas identidades
y sujetos sociales.
Precisamente, en ello radica la lógica
de la existencia humana que se resume en un proceso de
nacimiento, crecimiento, desarrollo y
muerte, como
un ciclo de continuidad que se materializa a través de la
sucesión de unos y otros grupos
generacionales. Así cada familia va dando origen a sus
generaciones y éstas van construyendo su identidad
teniendo en cuenta las condiciones de su época y los
problemas de
la misma, de ahí que ninguna generación sea
idéntica a otra, aunque en ciertos aspectos puedan mostrar
algunas semejanzas.
Siendo esa propia lógica la que nos pone frente a la
disyuntiva de ruptura y continuidad como etapas de la vida en las
que los hombres son, a la vez que sujetos, resultado de dicha
lógica bio-social en la que la familia juega un papel
fundamental al ser la condición necesaria para que las
generaciones existan. Sin embargo, no basta con que ella le
conceda la posibilidad de existencia, es necesario prepararlas
para la vida en grupo teniendo en cuenta sus diferencias y
respetando la identidad de cada generación; que equivale a
decir sus ideas, concepciones, hábitos, modos de ser y
actuar y sus valores en
sentido general. Todo lo cual es posible si desde las edades
tempranas se prepara al individuo para
poder convivir
en y con los distintos grupos con los cuales debe intercambiar e
interactuar en las distintas etapas de la vida.
De esa manera se convierte la familia en el escenario
primario, donde dicho sujeto puede desplegar todas sus
potencialidades físicas y mentales que le
permitirán en un futuro consolidar su personalidad
al ser capaz de desarrollar habilidades para producir todo
aquello que necesita para satisfacer desde las necesidades
primarias hasta las secundarias, a partir de la relación
con sus semejantes y el entorno más inmediato.
Este condicionamiento social de los hombres hace que la
familia de manera general al formar su descendencia adquiera un
compromiso socializador que se manifiesta en su responsabilidad con la misma brindándole la
posibilidad no sólo de existir, sino de poderlo hacer en
condiciones socioculturales favorables que le permitan crear,
desarrollar y consolidar su identidad individual, en un
principio, y posteriormente grupal en la medida que éste
logre insertarse de manera plena en el ambiente
social.
Tales propósitos podrán ser posibles si a
nivel familiar se logra una participación consciente y
sistemática de los diferentes sujetos generacionales a
partir de sus experiencias y conocimientos con el fin de que
contribuyan a la formación y transmisión de valores
positivos en los niños y
jóvenes en plena correspondencia con el proyecto social y
tomando en cuenta los intereses y necesidades de los sujetos en
formación.
Esta es precisamente la idea que defendemos en nuestra
reflexión a partir de la cual se definen dos tesis
esenciales.
- Las buenas relaciones intergeneracionales en la familia
son condición necesaria, pero no suficiente para crear y
potenciar valores positivos en el contexto
familiar. - La participación consciente y responsable de la
nueva generación en la conformación de sus
valores es condición necesaria para una correcta
comprensión de estos y un actuar consecuente en la
sociedad.
Es válido significar que el análisis de la formación de valores
se enfoca desde la perspectiva familiar, porque entre otras
razones, ella es la primera institución en la que el
individuo establece relaciones y como expresara Aristóteles, la comunidad establecida por
la naturaleza
para la convivencia de todos los días.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que la familia es la célula
básica de la sociedad y una importantísima forma de
organización de la vida cotidiana fundada
en la unidad matrimonial y lazos de parentesco; en las relaciones
matrimoniales entre el esposo y la esposa, los padres y los
hijos, los hermanos y las hermanas, y otros parientes que viven
juntos, y administran en común la economía
doméstica en constante intercambio con el medio social,
entonces hay que señalar que sus relaciones no sólo
se circunscriben a las de padre y madre, padres e hijos, abuelos
y nietos, a éstas, indudablemente hay que sumarles otras
no menos importantes y necesarias de ser tenidas en cuenta; me
refiero en este caso a las relaciones intergeneracionales que
subyacen en toda familia y cuyas especificidades se expresan a
través de las relaciones filiales y paternales.
En su acepción más estrecha el concepto de
generación expresa acción
y efecto de engendrar, sucesión de descendientes en
línea recta, conjunto de todos los coetáneos
vivientes. Sin embargo, como la magnitud de las generaciones
tanto desde el punto de vista biológico como social tiene
un elevado alcance y en nuestra opinión no es suficiente
tener en cuenta sólo la dimensión biológica
para su análisis, consideró necesario introducir un
concepto mucho más amplio que revele en toda su
extensión y profundidad la esencia del fenómeno,
subrayando el aspecto social ya que es éste precisamente
el que lo distingue y le confiere sentido y contenido.
En tal sentido cuando hablamos de generación nos
referimos a la totalidad de sujetos que viven, producen y
reproducen su vida material y espiritual dentro de un contexto
social determinado y en condiciones históricas concretas
comunes, los cuales expresan una comunidad de problemas,
intereses y necesidades que como inquietudes los mantienen unidos
a partir de una experiencia y un quehacer que no se opone a la
coexistencia antagónica de las soluciones
propuestas a los problemas comunes, así como tampoco a la
presencia de posiciones discrepantes del tono y el sentido
dominante en cada tiempo.
Desde el punto de vista de su presencia en la familia,
notamos que en la misma se dan procesos
importantes, generados de la dialéctica de sus relaciones
y como producto de
sus especificidades que la hacen irrepetibles y por tanto
exclusivas. Uno de los elementos significativos y distintivos de
ésta relación es que se produce una permanente
correlación entre ellas, pues a partir de la
conformación de las generaciones, como resultado de la
procreación de la familia, se garantiza su sucesión
mediante la producción y reproducción de los individuos y sus
medios de
vida. A partir de lo cual se va configurando tanto la familia
como sus generaciones correspondientes cuya dinámica relacional le confieren contenido
con su existencia a través de los momentos de ruptura y
continuidad, aspectos éstos inherentes a éstas
relaciones.
Partiendo del criterio de que las generaciones son producto
y resultado de la reproducción de la familia y sus
relaciones es que consideramos que ambos conceptos en su esencia
manifiestan una interconexión que se fundamenta en el ser
de los propios entes conformantes de las mismas, pues al tiempo
que son miembros de una generación forman también
parte de una familia.
No cabe dudas que las generaciones al desarrollarse en
espacios de actuación común tienen la posibilidad
de intercambiar tanto con los coetáneos como con los
contemporáneos en dependencia del momento de convivencia y
coincidencia en la sociedad. Dichos espacios abarcan tanto lo
micro como lo macro social, de manera que los miembros de una
generación se pueden encontrar como grupos o como
individuo que se mueven en escenarios sociales muy concretos ya
sea en los centros de trabajo, de estudio, organizaciones,
instituciones,
dentro de la propia familia.
Dado que el análisis que nos ocupa se refiere a las
generaciones y la formación de valores en el contexto
familiar debemos destacar que al coexistir más de una
generación su estudio no puede circunscribirse solamente a
la cantidad de miembros que en ella conviven, más que a
ello, el análisis debe centrar su atención en la calidad de las
relaciones que en la misma se establecen y cómo se
preparan a sus miembros más jóvenes para la
inserción en la sociedad ya que la familia al darle vida a
las generaciones, también es responsable de crear las
condiciones para que éstas sobrevivan en la sociedad, todo
lo cual debe materializarse mediante el cumplimiento de sus
funciones
sociales. Es por ello, que entre otras razones, se convierte la
familia en la institución más importante para el
desarrollo de un niño en las primeras etapas de su vida;
es decir, en su seno el niño llega al mundo, pero no
sólo llega al mundo en ese contexto, sino que va
adquiriendo sus primeros valores, sus primeras normas de
comportamiento, sus primeros sentimientos, y esto
va determinando un desarrollo sano o no sano de su
personalidad.
De ahí que al formar parte del tejido social, la
familia despliegue un conjunto de relaciones las cuales en su
totalidad influyen en la proyección y conducta los
niños y jóvenes que en ella se forman. Dichas
relaciones están matizadas por hechos y acontecimientos
que de una u otra forma han sido el resultado de la
relación intergeneracional que en ese ámbito se
desarrollan todo lo cual nos permite preguntarnos. ¿ Se
garantiza una correcta y sólida formación de
valores en la familia sólo con la existencia de buenas
relaciones intergeneracionales?.
Teniendo en cuenta que en la mayoría de las
familias, ya sean de una u otra tipología existe como
elemento común, la presencia de más de una
generación en interacción permanente lo cual nos permite
considerar niveles de relaciones y por tanto de responsabilidades
diferentes, es que pensamos que no sólo con la existencia
de buenas relaciones intergeneracionales se garantiza una
correcta y sólida formación de valores, ello es
condición necesaria pero no suficiente; pues este proceso
exige más que cordialidad y fraternidad. Requiere primero
que todo, conciencia de su
importancia, conocimiento
de la necesidad de su formación y un aspecto no menos
importante, responsabilidad para con los sujetos en
formación que son en definitiva los encargados de
reproducir lo enseñado en nuevas circunstancias.
Por ello, las generaciones mayores a partir de las
posiciones que ocupan dentro del grupo familiar deben asumir de
manera consciente responsabilidades sociales para con la nueva
generación las cuales deben cumplir en el marco de sus
roles dentro de las que se encuentran:
- Crear las condiciones esenciales para dar continuidad a
la familia con una generación cualitativamente superior
a la que le antecedió. - Crear valores sólidos y perdurables que permitan
el fortalecimiento de la familia y su continuidad
axiológica y sociocultural. - Formar a las nuevas generaciones en los principios del
respeto y la
tolerancia
intergeneracional. - Preservar el patrimonio
familiar para que pueda ser enriquecido por las nuevas
generaciones. - Propiciar la
educación de las nuevas generaciones sobre la base
de la experiencia acumulada por las generaciones
anteriores. - Potenciar la
comunicación intergeneracional con métodos
flexibles y creativos en los que tanto unos como los otros
puedan comprenderse independientemente de los años que
los separen. - Defender la identidad familiar a partir de la
conservación de los valores que porta cada
generación.
El cumplimiento de cada una de ellas contribuirá al
fortalecimiento de la familia y las relaciones
intergeneracionales y al mismo tiempo se convierten en retos y
desafíos en esta época de profundos y permanentes
cambios dentro de los cuales el hombre como
sujeto generacional juega un papel fundamental en la
perpetuación de sí mismo como especie del entorno y
de la cultura y de
la propia familia como célula
fundamental de la sociedad.
La existencia, presencia y sucesión de las
generaciones en el seno de la familia evidencian la
dialéctica necesaria entre sujetos y subjetividades
diferentes que aunque distantes desde el punto de vista
etáreo conforman como grupo la unidad familiar con sus
especificidades, objetivos, y
propósitos comunes y específicos. En ese sentido el
padre y la madre, los abuelos, la familia en general tiene sus
propias especificidades y características como agentes
educativos y utilizan para ello vías y procedimientos
propios de la relación y la comunicación familiar.
Al intentar penetrar en esa dialéctica nos
percatamos de las estrechas interconexiones que se refuerzan
desde dentro y desde fuera por la dinámica que
caracterizan las relaciones intra e intergeneracionales y que en
su integridad le ofrecen una profunda riqueza y fortaleza a esas
relaciones.
Preguntarnos a propósito de esta reflexión,
¿En qué radica el valor del
componente generacional presente en la familia?, nos pudiera
ayudar en la comprensión de la dinámica referida
anteriormente.
En este aspecto se impone destacar que la familia a
diferencia de otras instituciones sociales tiene la ventaja de
contar con más de una generación en permanente
interacción lo que entre otras cosas le permite un
intercambio natural y humano entre sus miembros dadas las
relaciones de parentesco que las unen. Por eso, el valor de esta
relación se acrecienta a medida que se potencia la
convivencia familiar y la misma se convierte en fuente de
raíces, experiencia y continuidad, al integrar en su
unidad, la diferencia y la diversidad.
Por otro lado la presencia de las distintas generaciones en
la familia garantiza que por medio de sus relaciones se
transfieran las mejores y más ricas tradiciones acumuladas
por las distintas generaciones, mediante la confrontación
de experiencias y vivencias entre unas y otras, lo que permite
enriquecer la cultura familiar, sobre todo si se utiliza de
manera positiva todo la riqueza que los abuelos pueden
ofrecer.
Precisamente una de las mayores divisa que tiene la familia
extensa, por citar un ejemplo, es que mediante sus
múltiples relaciones se aprende a convivir con y el grupo,
en ella, también, se puede vivenciar el proceso de
transmisión de valores de forma activa y directa, a partir
del intercambio intergeneracional, lo que lo hace más rico
y duradero; todo dependerá de los métodos que se
escojan para ello.
De esa manera una generación al darle vida a la otra
le proporciona también todo el patrimonio natural y
cultural del cual es portadora dando continuidad así al
ciclo de vida
familiar que de manera ininterrumpida se produce en cada una de
ellas. Así va tomando cuerpo la idea de la
transmisión de valores de generación a
generación, que no pocas veces se pronuncia como
frías palabras sin tomar en consideración su
dimensión y alcance, siendo convertido en un eslogan que
muchos dicen y pocos asumen y por tanto no se detienen en
profundizar en su contenido y menos aún en convertirla en
práctica cotidiana.
Siempre que de formación de valores hablamos,
automáticamente nos viene a la mente el destino de dicha
acción; que si bien para unos sus destinatarios son los
jóvenes, para otros, los niños y adolescentes,
para no pocos el nivel de generalización es mayor,
expresado en los términos de nueva generación u
hombre nuevo.
Sin embargo, con relación a ello hay que decir que en
ninguno de los casos se expresa contradicción alguna, pues
pueden ser utilizados indistintamente en función
del sujeto o sujetos de investigación que se haya seleccionado,
así como de la intención y los objetivos de la
misma. Sin embargo, no sólo basta con determinar el
"destino; es decir a quien va dirigido, pues al asumirse como un
proceso de transmisión de hábitos, costumbres,
tradiciones y normas, y al mismo tiempo participar sujetos e
instituciones formadoras sobre la base de valores establecidos a
partir del consenso social dentro de las cuales la familia
desempeña un rol fundamental, se exige necesariamente un
nivel mínimo de preparación, siempre y cuando se
tenga en consideración que educar a un niño nos
impone un reto para el cual solo el buen juicio y el amor no
bastan.
Siendo objetivamente así entra en juego el por
qué y para qué se forman valores, pues como
proceso, plantea propósitos e intenciones que en todo
momento deben estar claros tanto a nivel micro como macro social
para que el mismo conlleve a la formación positiva y real
de los sujetos. ¿ Qué implica entonces formar
valores de una a otra generación?.
Formar valores implica ante todo una profunda
responsabilidad de la generación mayor que tiene a su
cargo por lógica histórica la misión de
formar su descendencia. A partir de ello, significa un fuerte
compromiso social que tiene su punto de partida en la
determinación clara y consecuente de los valores que se
precisan formar y por tanto el ideal formativo a que se aspira, a
través de la jerarquización de los valores
fundamentales que conforman nuestro proyecto social.
Significa además, considerar la forma en que los
seres humanos se relacionan con el mundo, con nuestros
semejantes, así como una profunda y permanente
reflexión tanto en su dimensión conceptual como
práctica.
Implica encontrar y crear espacios de reflexión
colectiva en la que los más jóvenes sean capaces de
plantearse y replantearse de forma crítica
las normas y los principios que le van a permitir enfrentar
críticamente la realidad.
Expresado muy sintéticamente, formar valores es
crear condiciones reales para que los sujetos en formación
realicen la libre elección entre los modelos y
modales que los puedan conducir a la digna felicidad. Felicidad
que solo es posible alcanzar bajo un clima de
relaciones positivas que estimule crecientemente la
comunicación y el cultivo de valores cada vez más
humanos, solidarios y sinceros entre una y otras generaciones,
comprensión crítica de los mismos a partir de un
enfoque multi-dimensiónales; pues solo mediante una
multi-dimensionalidad formativa de valores se podrán
enfrentar los males sociales que atentan contra esa felicidad,
dígase, los problemas actuales comprendidos en la pobreza, el
subdesarrollo
tecnológico y material, el desempleo, la
exclusión, la discriminación y las amenazas al medio
ambiente.
- Oración Inicial (5 min.)
- Introducción el Tema: Los valores: Concepto,
clases, importancia (60 min.) - Dinámica : Buscando la utilidad (20
min.) - Continuación del Tema: Los Principales Valores en
la Familia (60 min.) - Dinámica Final: Arreglesenlas para Bailar (15
min.) - Ideas Ultimas (10 min.)
- Compartir (30 min.)
- Oración Final (5 min.)
- Tema:
Los valores y su significado
¿Qué se entiende por "Valor?" ¿Desde
qué perspectiva se aprecian los valores? ¿Cuales
son sus características? ¿Cómo valora el ser
humano? ¿Cómo se clasifican?
Aún cuando el tema de los valores es considerado
relativamente reciente en filosofía, los valores
están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el
ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la
verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el
criterio para darles valor ha variado a través de los
tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios
estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios
éticos o, en otros términos, por el costo, la
utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio.
Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo
largo de la historia. Surgen con un
especial significado y cambian o desaparecen en las distintas
épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores;
pero no podríamos enseñar a las personas del mundo
actual a ser virtuosas según la concepción que
tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el
significado social que se atribuye a los valores uno de los
factores que influye para diferenciar los valores tradicionales,
aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente
referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los
valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad
actual.
¿Qué se entiende por valor?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha
sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende
por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual
perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere
a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se
considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en
vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La
práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras
que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez,
1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo, los valores
son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan
el comportamiento
humano hacia la transformación social y la
realización de la persona. Son guías que dan
determinada orientación a la conducta y a la vida de cada
individuo y de cada grupo social.
"Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo
posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo
uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino
adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras
posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)
Las características de cada valor y su escala de
importancia.
Valores Religiosos
- Fin Objetivo:
Dios - Fin Subjetivo: Santidad
- Actividades: Culto interno y externo, virtudes
sobrenaturales - Preponderancia: Toda la persona dirigida por la Fe.
- Necesidad que satisface: Autorrealización
- Tipo de Persona: Santo
- Ciencia que lo estudio: Teología
Valores Morales
- Fin Objetivo: Bondad
- Fin Subjetivo: Felicidad
- Actividades: Virtudes humanas
- Preponderancia: Libertad
dirigida por la razón - Necesidad que satisface: Autorrealización
- Tipo de Persona: Íntegra
- Ciencia que lo estudio: Ética
Valores Estéticos
- Fin Objetivo: Belleza
- Fin Subjetivo: Gozo de la armonía
- Actividades: Contemplación, creación,
interpretación - Preponderancia: Toda la persona ante algo material.
- Necesidad que satisface: Autorrealización
- Tipo de Persona: Íntegra
- Ciencia que lo estudio: Estética
Valores Intelectuales
- Fin Objetivo: Verdad
- Fin Subjetivo: Sabiduría
- Actividades: Abstracción y Construcción
- Preponderancia: Razón
- Necesidad que satisface: Autorrealización
- Tipo de Persona: Íntegra
- Ciencia que lo estudio: Lógica
Valores Afectivos
- Fin Objetivo: Amor
- Fin Subjetivo: Agrado, afecto, placer
- Actividades: Manifestaciones de afecto, sentimientos y
emociones - Preponderancia: Afectividad
- Necesidad que satisface: Del Yo
- Tipo de Persona: Sensible
- Ciencia que lo estudio: Psicología
Valores Sociales
- Fin Objetivo: Poder
- Fin Subjetivo: Fama, prestigio
- Actividades: Relación con hombre masa, liderazgo,
política - Preponderancia: Capacidad de interacción y
adaptabilidad - Necesidad que satisface: Sociales
- Tipo de Persona: Famosa, líder, política
- Ciencia que lo estudio: Sociología
Valores Físicos
- Fin Objetivo: Salud
- Fin Subjetivo: Bienestar Físico
- Actividades: Higiene
- Preponderancia: Cuerpo
- Necesidad que satisface: Fisiológicas
- Tipo de Persona: Atleta
- Ciencia que lo estudio: Medicina
Valores Económicos
- Fin Objetivo: Bienes,
riqueza - Fin Subjetivo: Confort
- Actividades: Administración
- Preponderancia: Cosas a las que se da valor
convencional - Necesidad que satisface: Seguridad
- Tipo de Persona: Hombre de Negocios
- Ciencia que lo estudio: Economía
3. Conoce los valores
El valor que nos recuerda la importancia de vivir y
comportarse dignamente en todo lugar.
El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo
en el lugar adecuado.
Una buena comunicación puede hacer la diferencia
entre una vida feliz o una vida llena de
problemas.
Los elementos que forjan amistades para toda la
vida.
Alegría
De personas bien nacidas es ser agradecidas.
¿Cómo vivir mejor este valor?
Es un valor que debe vivir para tener amigos, para ser
dignos de confianza
Dar y darse. El valor que nos hace mejorar como
personas.
El ser feliz no es un estado de ánimo, es una
actitud constante…
Fidelidad
Patriotismo
Desprendimiento
Optimismo
Flexibilidad
Amor
Sobriedad
Liderazgo
Superación
Autoestima
Laboriosidad
Responsabilidad
Libertad
Un valor que todos reconocemos, pero que pocos sabemos
defender, o del cual podemos abusar.
Carácter
Comprensión
Los hombres no podríamos vivir en armonía si
faltara la Confianza.
La bondad
Conoce este valor sin el cual nos quedamos solos y que
debemos vivir nosotros antes que nadie.
La paz
Perseverancia
Es
tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan
realidad.
Valentía
Empatia
4. Guía Practica para
vivir los Valores
Con 5 sencillos pasos, integra los valores a tu vida
y vívelos cada día.
Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es
otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La
respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y
perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos
simples podrás lograr que tu vida, tus acciones y la
sociedad tengan como columna vertebral a los
valores.
Paso 1. Conocer su Importancia
¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para
vivir los valores es la conciencia de los importantes que son.
Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para
una convivencia más sana. Las leyes civiles no
son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para
asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es
suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores
van mucho más allá de cumplir el reglamento de
tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo,
el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el
semáforo (bastante
elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco
de tráfico el cederle el paso a una persona es algo
amable, que hace que todos estemos más contentos y que
incluso puede ahorrarnos un percance.
Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley
establece una pena por el homicidio, pero
no nos dice que tratar con deferencia y educación a los
demás nos ayuda a convivir aún mejor.
Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de
que son vitales, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a
una persona, una familia o una nación.
Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores
Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los
valores, hay que analizar claramente qué valores son la
base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos
clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para
saber cuáles son los valores.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y
meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios,
normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor,
para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en
casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida?
¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho?
¿Cuáles son los que te gustaría tener?
¿Necesitas investigar más sobre ellos?
La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y
en una hoja de papel. Escribe la fecha y traza dos línea
vertical dividiendo la página para crear tres columnas.
(Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En
el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una
lista con los valores más importantes para tí, sin
importar el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe
aquellos principios que consideras fundamentales.
Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer
una lista con los valores que aprendiste desde niño en
casa, los que has aprendido con la vida y los que has aprendido
últimamente pero que no sueles vivirlos.
Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja
un triángulo y escribe en cada vértice: Mis
Fortalezas, Mis debilidades, Lo que quiero ser. Vas a hacer tres
listas, donde vas a escribir aquellos valores que ya existen en
tí, que te definen como una persona especial y que vives
continuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos
defectos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los
valores. Por último, escribe aquellos valores que
desearías vivir en "Lo que quiero ser".
Esta hoja debes guardarla, es muy importante porque es la base
de tu trabajo y de los siguientes pasos de esta guía.
Paso 3. El "Plan
Maestro"
Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que
quieres llegar a ser, llega el momento de usar una agenda.
Cualquiera puede ser útil (una de escritorio, de bolsillo,
electrónica -una Palm es ideal para esto).
En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual,
mensual y por día. En la base de tiempo anual
escribirás lo que esperas lograr en un año. Los
valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya vives
y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una
base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad.
En la base de tiempo por día establecerás una lista
de "Lo que vivo y debo reforzar" y otra de "Lo que me falta".
En tu agenda, establece una meta concreta diaria
(pequeña, pero significativa) de los valores que vas a
reforzar y los que quieres vivir. Una meta concreta diaria puede
ser "Hablarle por teléfono a Juan", para fortalecer el valor
de la amistad (tal vez
tienes meses sin acordarte de alguna persona), o puedes
establecer "Ayudar a alguien pobre" para fortalecer o crear la
generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en el que
estás).
Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los
valores con su actividad diaria y hacer una reflexión
sobre los resultados.
Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes
determinado, no te preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario
y analiza por qué no pudiste cumplirlo. Reflexiona en las
razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de
constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no
ocurra de nuevo. Aquí lo que es importante es que
estés avanzando, aunque sea a pequeños pasos.
4. El examen diario
Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del
día (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche,
asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos
para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el
día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias,
qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen
es vital, si no lo haces, todo el sistema para
vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de
él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera
realista y rápida cómo están
resultándote las cosas, y propósitos concretos para
hacer algo y vivir tus valores.
5. Mantenimiento
Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido,
piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios.
¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran
avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora
mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no
las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos
concretos, entonces en quince días te habrás
olvidado de todo.
Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el
propósito. Es mejor hacer una acción pequeña
todos los días, que grandes acciones muy de vez en
cuando.
Tu guía es algo personal, sin
embargo no dudes en compartirla con otros amigos, y especialmente
que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores
te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva
de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve.
Los
Principales Valores en la Familia
El Amor en los Valores
El papel que juega el amor en los valores, y un breve
panorama sobre esta sección.
Solo hay una cosa más difícil que hablar del
amor y es hablar brevemente sobre él. Todos intuimos la
necesidad del amor en nuestras vidas en todas sus
manifestaciones: amor a los padres, a los hijos, en pareja, a
Dios. Podemos tener graves dificultades para describirlo y
aún mayores para entenderlo, pero todos percibimos
cuánto lo necesitamos. Y precisamente por eso es un valor,
porque sin él nuestra vida pierde todo su sentido. Amar y
ser amado es uno de los grandes sueños de todo ser humano.
La incesante búsqueda del amor puede llevar al más
sensato a hacer una tontería, y es que ya decía
Platón
que el amor es una especie de locura. Otros autores han dicho que
el amor es una puerta entre el cielo y la tierra, y
esta metáfora puede tomarse en sentido poético,
figurado o religioso siendo en todos los casos igualmente
aplicable.
Definiciones y Clases de Amor
Las diferentes facetas del amor, clasificadas y
explicadas.
Al hablar de la voluntad dijimos que una de las cinco formas
de querer podía llamarse amor de benevolencia. La
benevolencia como actitud
moral
también nos es familiar: consiste en prestar asentimiento
a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.
Si pensamos un poco más en esa definición, y
sobre todo en esa actitud, enseguida descubriremos que consiste
en afirmar al otro en cuanto otro. Esto también puede ser
llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El
amor como benevolencia consiste, pues, en afirmar al otro, en
querer más otro, es decir, querer que haya más
otro, que el otro crezca, se desarrolle, y se haga
«más grande». Esta forma de amor no refiere al
ser amado a las propias necesidades o deseos, sino que lo afirma
en sí mismo, en su alteridad. Por eso es el modo de amar
más perfecto, porque es desinteresado, busca que haya
más otro. También podemos llamarlo
amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que
ante todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para
crecer. Por eso, amar es afirmar al otro.
Sin embargo, también existe la inclinación a la
propia plenitud, un querer ser más uno mismo. Esto es una
forma de amor que podemos llamar amor-necesidad, porque nos
inclina a nuestra propia perfección y desarrollo, nos hace
tender a nuestro fin, nos inclina a crecer, a ser más. Por
eso podemos llamarlo también amor de deseo. Esta forma de
amor es el primer uso de la voluntad, que hemos llamado
simplemente deseo o apetito racional. Según él,
amar es crecer. En cuanto la voluntad asume las tendencias
sensibles, en especial el deseo, éstas pueden llamarse
también amor, en el sentido de amor-necesidad o amor
natural: «se llama amor al principio del movimiento que
tiende al fin amado», como dijimos al clasificar los
sentimientos y pasiones.
Hay que decir, sin embargo, que llamar amor al deseo de la
propia plenitud, a la inclinación a ser feliz, a la
tendencia sensible y a la racional, puede hacerse siempre y
cuando este deseo no se separe del amor de benevolencia, que es
la forma genuina y propia de amar de los seres humanos. La
razón es la siguiente: el puro deseo supedita lo deseado a
uno mismo, es amarse a uno mismo, porque entonces se busca la
propia plenitud, y la consiguiente satisfacción, y, por
así decir, se alimenta uno con los bienes que desea y
llega a poseer. Pero a las personas no se las puede amar
simplemente deseándolas, porque entonces las
utilizaríamos para nuestra propia satisfacción. A
las personas hay que amarlas de otra manera: con amor de amistad
o benevolencia.
Así pues, el amor se divide de un primer modo, que es
considerando su forma, uso o manera, que es, como se acaba de
ver, doble: el amor-necesidad y el amor dádiva. En las
acciones nacidas de la voluntad amorosa, que se explicarán
después, sucede algo realmente singular: El quinto uso de
la voluntad (el amor dádiva) refuerza y transforma los
cuatro restantes, empezando por el amor necesidad o deseo. Hay,
pues, una correspondencia del amor de benevolencia con el
amor-necesidad y los restantes usos de la voluntad, de la cual
resulta que éstos se potencian al unirse con aquél.
Antes de exponer esas acciones, y para terminar la exposición
general acerca del amor, son necesarias tres precisiones:
1) Todos los actos de la vida humana, de un modo o de
otro, tienen que ver con el amor, ya sea porque lo afirman o lo
niegan. El amor es el uso más humano y más profundo
de la voluntad. Amar es un acto de la persona y por eso ante todo
se dirige a las demás personas. Sin ejercer estos actos, y
sin sentirlos dentro, o reflexionar sobre ellos, la vida humana
no merece la pena ser vivida.
De aquí se sigue que el amor no es un sentimiento, sino
un acto de la voluntad, acompañado por un sentimiento, que
se siente con mucha o poca intensidad, e incluso con ninguna.
Puede haber amor sin sentimiento, y «sentimiento» sin
amor voluntario. Sentir no es querer. En las líneas que
siguen se pueden ver muchos ejemplos de actos del amor que pueden
darse, y de hecho se dan, sin sentimiento «amoroso»
que los acompañe. El amor sin sentimiento es más
puro, y con él es más gozoso. Pero ambos no se
pueden confundir, aunque tampoco se pueden separar.
Ese sentimiento, que no necesariamente acompaña al amor
sensible o voluntario, puede llamarse afecto. Amar es sentir
afecto. El afecto es sentir que se quiere, y se reconoce
fácilmente en el amor que tenemos a las cosas materiales,
las plantas y los
animales, a
quienes «cogemos cariño» sin esperar
correspondencia, excepto en el caso de los últimos. El
afecto produce familiaridad, cercanía física, y nace de
ellas, como ocurre con todo cuanto hay en el hogar. Pero
además de afectos, el amor tiene efectos: como todo
sentimiento, se manifiesta con actos, obras y acciones que
testifican su existencia también en la voluntad. Los
afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad. El
amor está integrado por ambos, afectos y efectos. Si
sólo se dan los primeros, es puro sentimentalismo, que se
desvanece ante el primer obstáculo.
2) Uno de los efectos del amor es su repercusión
en el propio sujeto que ama, y se llama place, que es el gozo o
deleite sentido al poseer lo que se busca o realizar lo que se
quiere. De este modo «el placer perfecciona toda
actividad» y la misma vida, llevándola como a su
consumación. Se pueden señalar dos clases de
placeres: «los que no lo serían si no estuvieran
precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí,
y no necesitan de esa preparación».
A los primeros podemos llamarles placeres-necesidad, y nacen
de la posesión de todo aquello que se ama con
amor-necesidad, por ejemplo, un trago de agua cuando
tenemos sed. A los segundos podemos llamarlos placeres de
apreciación, y llegan de pronto, como un don no buscado,
por ejemplo, el aroma de un naranjal por el que cruzamos. Este
segundo tipo de placer exige saber apreciarlo: «los objetos
que producen placer de apreciación nos dan la
sensación de que, en cierto modo, estamos obligados a
elogiarlos, a gozar de ellos», por ejemplo, todos los
placeres relacionados con la música. Se
sitúan en el orden del amor-dádiva porque exigen
una afirmación placentera de lo amado independiente de la
utilidad inmediata para quien lo siente. El término
satisfacción, que se puede aplicar al primer tipo de
placer, esclarece también lo que se quiere indicar con el
segundo.
La idea más habitual acerca del placer lo restringe
más bien a la fruición sensible y
«egoísta» propia de los placeres-necesidad
(dejarse caer en el sillón al llegar a casa), pero tiende
a dejar en la penumbra la satisfacción, más
profunda, de los placeres de apreciación (encontramos un
regalo en nuestra habitación). Los placeres gustan al
hombre, de tal modo que los busca siempre que puede. Está
expuesto por ello al peligro de buscarlos por capricho, y no por
necesidad, haciendo de ellos un fin, incurriendo entonces en el
exceso (beber más de la cuenta si estamos sedientos).
Enseñar a alcanzar el punto medio de equilibrio
entre el exceso y el defecto de los placeres corresponde a la
educación moral, que produce la armonía del
alma.
3) La división del amor en amor-necesidad y
amor-dádiva se hace, como se ha dicho, según el
modo de querer en uno y otro caso (primer y quinto uso de la
voluntad respectivamente). Sin embargo, también se puede
dividir el amor según las personas a quienes se dirige,
según tengan con nosotros una comunidad de origen, natural
o biológico, o no lo tengan.
En el primer caso, se da una cercanía y familiaridad
físicas que hacen crecer espontáneamente el afecto:
padres, hijos, parientes… Este es un amor a los que tienen que
ver con mi origen natural. Podemos llamarlo amor familiar o amor
natural. Cuando no se da esta comunidad de origen, el tipo de
amor es diferente: lo llamaremos amistad, que a su vez puede ser
entendida como una relación intensa y continuada, o
simplemente ocasional. Un tercer tipo es aquella forma de amor
entre hombre y mujer que llamaremos Eros y forma parte la
sexualidad, y
de la cual nace la comunidad biológica humana llamada
familia: es un amor de amistad transformado, intermedio entre
esta última y el amor natural.
2. Autoestima
No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de
la autoestima
esta fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros
mismos
Hoy en día se habla de la autoestima como una
herramienta para generar seguridad en sí mismo, evitando
así, sentirnos menospreciados y reafirmarnos como personas
capaces de alcanzar metas ambiciosas. Pero existe el riesgo de cerrar
los ojos a la realidad de nuestra persona, convirtiéndonos
en seres soberbios que piensan únicamente en sobresalir
por encima de los demás.
Nuestra vida transcurre entre logros y fracasos, y la
autoestima es el valor que nos hace tener plena seguridad en
nuestras capacidades, además, da la fortaleza necesaria
para superar los momentos difíciles de nuestra vida,
evitando caer en el pesimismo y el desánimo.
Para que la autoestima sea realmente un valor, debemos tener
un fundamento sólido sobre el cual queremos edificarla. Si
solamente pensamos en ella como un producto del éxito,
la posición profesional, una elevada capacidad intelectual
o la aceptación social, reducimos todo a un actuar
soberbio y con fines meramente protagonistas.
Aunque todo lo anterior aporta y contribuye, este valor se
sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades,
sin considerarnos mejores o peores que los demás.
Recordemos que una persona vale por lo que es, y no por lo que
aparenta ser.
Es conveniente señalar que este valor se construye y
edifica en nuestro interior, pues existe la tendencia a pensar
que el nivel de autoestima únicamente depende del actuar
de las personas y de la forma como se presentan los
acontecimientos y las circunstancias, surgiendo una evidente
confusión entre lo que es la autoestima y nuestros
sentimientos.
Una persona puede sentirse mal porque en un determinado
momento no pudo concretar un negocio, tener éxito en un
proyecto, ingresar a un nivel superior de estudios o llevar a
buen fin sus relaciones personales. La autoestima nos ayuda a
superar ese estado de
frustración y desánimo porque nuestra persona no ha
cambiado interiormente, conservamos todo lo que somos, en todo
caso, adquirimos una nueva experiencia y conocimiento para poner
más empeño, tener más cuidado y ser
más previsores en lo sucesivo.
Cuando tenemos la conciencia del deber cumplido, el esfuerzo
empleado y nuestra rectitud de intención para hacer o
realizar algo, adquirimos esa seguridad que brinda la autoestima
porque sencillamente las cosas no dependían de nosotros en
su totalidad… simplemente no estaba en nuestras manos la
solución.
Debemos estar atentos con nuestras aspiraciones y planes. Casi
siempre jugamos con la imaginación y nos visualizamos como
triunfadores, dueños de la admiración general y el
control absoluto
de las circunstancias: sea la competencia
escolar, la junta de planeación
en la oficina, la
reunión de amigos o el evento social que todos esperan.
Algunas veces las cosas resultarán como soñamos,
pero la mayoría de las veces todo tiene un fin totalmente
opuesto, por eso es conveniente "tener los pies en la tierra" para
no sufrir desilusiones provocadas por nosotros mismos y que
indudablemente nos afectarán.
Si la autoestima debe estar bien fundamentada en una
visión realista y objetiva de nuestra persona, es
necesario alcanzar la plena aceptación de nuestros
defectos y limitaciones, con el sobrio reconocimiento de nuestras
aptitudes y destrezas.
Este equilibrio interior basado en el
conocimiento propio, se logra si procuramos rectificar
nuestras intenciones haciendo a un lado el afán de ser
particularmente especiales, buscando solamente el desarrollo del
valor de la autoestima.
Reflexionemos un poco en algunas ideas que nos ayudarán
a ubicarnos y conocernos mejor.
Evita ser susceptible, no tienes que tomar seriamente todas
las criticas hacia tu persona, primero analiza la verdad que
encierran, si de ahí tomas una enseñanza haz lo que sea necesario para
mejorar, si no es así olvídalo, no vale la pena
menospreciarse por un comentario que seguramente es de mala
fe.
-En sentido opuesto existe el riesgo de considerarse un ser
superior, incomprendido y poco apreciado en su persona, lo cual
de ningún modo es un valor… es defecto.
– Procura no sentirte culpable y responsable de los fracasos
colectivos, toma sólo lo que a ti te corresponde, tu
esfuerzo y dedicación hablarán por ti. No olvides
proporcionar tu ayuda y consejo para que mejoren las personas,
lo cual es muy gratificante.
– Todo aquello que te propongas lograr, debe estar precedido
por un análisis profundo de las posibilidades,
reconociendo si está en tus manos alcanzarlo. Evita
soñar demasiado.
– Pierde el temor a preguntar y a pedir ayuda, ya que son
los medios más importantes de aprendizaje.
Causa más pena la persona que prefiere quedarse en la
ignorancia, que quien muestra deseos
de saber y aprender.
– Si tienes gusto por algo (deporte, pasatiempo,
habilidades manuales,
etc.), infórmate, estudia y practica para realizarlo lo
mejor posible. Si descubres que té falta habilidad, no
lo abandones porque es tu pasatiempo; Es muy distinto a dejar
las cosas por falta de perseverancia. Todos tenemos una
habilidad (nadar, tocar guitarra, pintar, escribir novelas, etc.)
y debemos buscar la manera de perfeccionarnos en la misma.
– Si te comparas con otras personas, enfoca sus cualidades
para aprender de ellas y cultivar tu persona; en cuanto a los
defectos, primero observa si no los tienes y después
piensa como los ayudarías a superarlos, y
díselos.
La autoestima aparenta ser un valor muy personalista, sin
embargo, todo aquello que nos perfecciona como seres humanos,
tarde o temprano se pone al servicio de
los demás; una vez que hemos recorrido el camino, es
más sencillo conducir a otros por una vía
más ligera hacia esa mejora personal a la que todos
aspiramos.
3. Respeto
Vivir en sociedad nos hace
reflexionar sobre el valor del respeto, pero con éste
viene la diferencia de ideas y la tolerancia. En pocas palabras
¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad
y la Tolerancia?
Hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer
hasta donde llegan mis posibilidades de hacer o no hacer, y
dónde comienzan las posibilidades de los demás. El
respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las leyes y
reglamentos establecen las reglas básicas de lo que
debemos respetar.
Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la
actuación de las personas. También tiene que ver
con la autoridad como
sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros.
El respeto también es una forma de reconocimiento, de
aprecio y de valoración de las cualidades de los
demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor
como personas.
El respeto también tiene que ver con las creencias
religiosas. Ya sea porque en nuestro hogar tuvimos una
determinada formación, o porque a lo largo de la vida nos
hemos ido formando una convicción, todos tenemos una
posición respecto de la religión y de la
espiritualidad. Es tan íntima la convicción
religiosa, que es una de las fuentes de
problemas más comunes en la historia de la humanidad.
Aquí viene, entonces, también el concepto de
Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas
respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad
enriquece en la medida en la que hay más elementos para
formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar
costumbres y tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros.
Sin embargo cuando la pluralidad entra en el terreno de las
convicciones políticas,
sociales y religiosas las cosas se ponen difíciles.
Así es como llegamos al concepto de intolerancia, es
decir el no tolerar. Fácilmente, ante alguien que no
piensa, no actúa, no vive o no cree como nosotros podemos
adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es tomada en
contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de
nuestros valores fundamentales: la libertad. La intolerancia
puede ser tan opresiva, que haga prácticamente imposible
la convivencia humana. ¿Y nuestra propia tolerancia?
¿Debemos convencer a alguien que no es católico de
que no está en la verdad? ¿No es acaso eso ser
"intolerante"?
Para dar respuesta a estas interrogantes, y tocar el tema del
respeto, la pluralidad y la tolerancia con más
profundidad, hemos hecho una selección
del mejor material sobre el tema desde los puntos de vista
pedagógicos, éticos y religiosos. Los
artículos que presentamos en este segmento de valores nos
hace reflexionar en qué es el respeto, cómo se
enseña y por qué es importante enseñarlo a
los hijos, el por qué de la intolerancia y de particular
interés
es la sección "Iglesia y
Valores", que nos habla de nuestra propia tolerancia respecto de
otras religiones y
creencias y de la importancia de la pluralidad y el respeto
4. JUSTICIA
Virtud moral que nos inclina a dar de cada cual lo que le
pertenece como propio. El objeto de esta virtud es el derecho
objetivo, aquello que se debe a otro por estarle vinculado en
fuerza de unos
títulos naturales o adquiridos legítimamente.
Hay derechos: – primarios o fundamentales que son
exigencia indispensable de la misma naturaleza
humana.
- derivan de la ley natural pero no son primarios.
- Otros tienen como razón de existir la voluntad
positiva de
Dios o del hombre en cuanto representante de Dios.
El hombre debe usarlos, haciendo mención al derecho
formal y subjetivo. Así como también debe respetar
a estos derechos,
cumpliendo con el acto propio de la justicia de dar a cada uno lo
que le pertenece.
La justicia es la capacidad de vivir en la verdad con el
prójimo; siendo ésta la virtud más elevada.
Es necesario que el hombre sea objetivo, ya que sólo
siéndolo el hombre puede ser realmente justo. Todo hombre
bueno es justo.
El portar de la justicia no es tanto el individuo como
nosotros. Las formas de nosotros se reestructuran en torno de tres
rasgos fundamentales, cuando éstas tres son verdaderas,
puede decirse que en este ¨ nosotros ¨ hay justicia.
Virtud que inclina a reconocer y respetar los derechos del
hombre en cuanto criatura raciona, destinada por Dios a
participa, en el tiempo y en la eternidad de los beneficios de la
redención.
La diferencia en cuanto a la justicia cristiana es en
cuanto a los derechos sobre que versa, ya que en la justicia
cristiana algunos de los derechos surgen de la condición
de ser bautizado.
Los derechos naturales adquieren una elevación en el
supuesto de la revelación cristiana y la filiación
divina del hombre.
Características de toda justicia son:
-alteridad: (relación necesaria a otro) Es el hombre, y
no precisamente cristiano bautizado y en posesión de la
gracia de Cristo, al que se refiere y con el que se relaciona. La
justicia cristiana se eleva hasta ver en el hombre los valores
eternos que oculta y el vínculo de caridad o amor en Dios
que lo une con los demás hombres.
-la deuda o débito: (algo que se debe al otro como
propio) Los derechos del hombre por su condición de
destinado a la participación divina en el tiempo por la
gracia y a la glorificación por la visión intuitiva
de Dios en el cielo, son mayores en número y superiores en
dignidad a lo
que puede corresponderle atendiendo únicamente a su
condición de criatura racional.
La justicia social reconoce y respeta los derechos que se
fundan en la ordenación del hombre en lo sobrenatural,
pero las ventajas de orden puramente material que se presentan
como adquisiciones de la justicia social, al desconocer el
elemento espiritual humano, se convierten en la mayor de las
injusticias.
–igualdad:
(entre lo que se debe y lo que se da) La de la justicia cristiana
tiene más garantías de cumplir con el acto propio
de esta virtud. A despecho de los egoísmos individuales,
de las desigualdades sociales y de los mismos yerros de las
disposiciones legales, que pueden amparar verdaderas injusticias,
mientras buscan establecer, con el imperio de la ley, el imperio
también de la justicia.
TRES RASGOS:
– Las relaciones de los miembros entre sí, su equidad se
apoya en la justicia conmutativa.
- la relación del todo a los miembros, su equidad se
apoya en la justicia distributiva. - Las relaciones de los miembros aislados al todo, equidad
regida por la justicia legal.
Llamamos justicia a la expresión del deber de servir a
la comunidad, es decir, al hecho de exigirle, en forma de ley o
precepto, y al hecho de cumplirlo en forma de
prestación.
Es de un rango superior porque no sólo ordena al hombre
en sí mismo sino también la mutua convivencia entre
los distintos hombres, no solamente por razón del objeto y
la materia, sino
también por razón del sujeto de ella. Éste
no es divisible, sino que es una unidad ontológica
compuesta de cuerpo y alma.
Especies de Justicia
_Legal o general: ordena los actos de todas las
virtudes (hombre) al bien común, al interés de la
sociedad o la familia. A su vez la ley determina el débito
o deuda que el individua particular ha de pagar al bien
común.
General porque la aportación del hombre se realiza por
los actos de todas las virtudes, no es una virtud particular ya
que su objeto o materia es el de todas las virtudes, referido al
bien común.
_Distributiva: refiere a la comunidad representada en
el que la dirige, al individuo. Guarda igualdad de
proporción en la distribución de las cargas y los hombres
(esta es la correspondencia entre la justicia legar y la justicia
distributiva).
Porque el individuo se debe a la comunidad y esta debe estar a
su servicio. Aunque ambas se relacionan pueden existir o darse
por separado.
_Conmutativa: se da entre individuos, se regula por el
derecho conforme al principio de igualdad, entre lo que se da y
se recibe. A la vez tiene una finalidad social ya que colabora
con la paz y el bienestar de la comunidad y esto ayuda a realizar
la satisfacción entre los hombres de las necesidades.
_Social: es un atributo que se aplica a todas las especies
conocidas y clásicas de la justicia. Su idea común
es la atención al bien común (fin de la realidad
humana).
Siempre la ley positiva a mirado a esta finalidad social de
las acciones humanas. La ley es un precepto racional con miras al
bien común. La justicia social tiene la misión de
tener de cada cual cuanto pueda ser necesario para la prosperidad
y la felicidad de todos. Muchos la identifican con la justicia
legal, esto no es así porque la legal tiene una
razón formal bien definida, que la constituye en justicia
verdadera no particular sino general.
La justicia social es abusiva e impropiamente sobrepasa el
campo especifico de la legal. La justicia legal resulta de la
relación intencional que pone la persona al practicar un
acto mirando a las exigencias del bien común. La justicia
social resulta del hecho mismo de ser el sujeto virtuoso miembro
de la sociedad y de haber de realizar los actos virtuosos
dependiendo del conjunto social del que se beneficia y al cual
beneficia.
5. Amistad
Cuando el amor honesto y sincero se hizo hábito en
alguien, se dice que se quiere con un amor de amigo. Al decir que
es un hábito también decimos que se construye, es
una unión que se fragua con el tiempo.
El amor de amistad se coloca decididamente fuera del ambiente
familiar y se aparta del color sexual.
Según Santo Tomás, el amor de amistad es un amor
perfecto. En este amor perfecto salgo totalmente fuera de
mí terminando en mi amigo amado; yo amo a mi amigo por
él mismo. Es un éxtasis de la intimidad
(éxtasis no como algo sobrenatural, simplemente como
ponerse fuera de sí), "la unión afectiva
íntima entre el amante y el amado, que es el amor, supone
la salida del amante de sí mismo y su persistencia
afectiva en el amado, el éxtasis." En ese éxtasis
yo me encuentro a mí mismo en el otro. Es el acto
más encumbrado del amor, es la aprobación que hace
mi intimidad de la intimidad del otro. Esta intimidad no es un
espacio cerrado sino una relación que une por dentro a las
personas. "La intimidad, interioridad relacionada, se forma o
fragua en el curso de la vida personal – el hombre comienza a
descubrir la intimidad en una etapa de su vida -, y podemos
contribuir a fomentarla en el otro: es más, ella no se
profundiza ni se amplía sin el contacto con el otro. Una
intimidad es fuerte en la misma medida en que tiene capacidad de
compartir y de relacionarse creativamente." Por eso esta
interioridad, esta intimidad no es distancia sino que se
convierte en vínculo. No hay otro modo de apertura
personal total que la realizada en la intimidad. El amor de
amistad es siempre íntimo, y en ese amor íntimo
encontramos nuestro bien humano y perfecto afirmando el bien
absoluto. "Si la felicidad de un ser consiste en la
realización de su naturaleza, y si lo propio de la
naturaleza espiritual del hombre es estar referida al bien como a
un absoluto, entonces la felicidad del hombre se consigue
mediante el amor al bien por sí mismo."
Esto va a implicar también un profundo conocimiento de
mí mismo, "…la amistad se refiere a una relación
de intimidad. Por lo tanto, no puede darse en profundidad hasta
que la persona llega a descubrir su propia intimidad y aprende
luego a compartirla con los otros." Esto también va a
implicar un desarrollo de las virtudes, no puede caber amistad
donde falta virtud, es algo imprescindible. Me parece importante
citar algunos ejemplos para mostrar esto. "La lealtad es la
virtud que ayuda a la persona a aceptar los vínculos
implícitos en la adhesión al amigo, de tal modo que
refuerza y protege, a lo largo del tiempo, el conjunto de valores
que representa esta relación. La generosidad facilita al
amigo actuar a favor del otro teniendo en cuenta lo que le es
útil y necesario para su mejora personal. El pudor
controlará la entrega de aspectos de su intimidad. La
comprensión le ayudará a reconocer los distintos
factores que influyen en su situación, en su estado de
ánimo, etc.. La confianza y el respeto lleva al amigo a
mostrar su interés en el otro y que cree en él y en
sus posibilidades de mejorar continuamente." Podemos decir que
los buenos amigos luchan por superarse en sus virtudes
exigiéndole también al otro comprensión y
ejemplo. Hoy en día se le dedica poco tiempo a los amigos
y esto no es lógico ni humano.
"La amistad es un amor recíproco que realiza la
unión de dos voluntades, y por ello la de los sujetos
(S.Th. I-II, 28, 1-3). En el orden humano, cada uno de los amigos
considera al otro como a sí mismo, quiere el bien del otro
como el suyo, siente las alegrías y las penas del otro
como las suyas, busca por último la presencia del otro
porque es una alegría igual para ambos." En el amor de
amistad, el amante se ordena al amado como a sí mismo y se
supone una cierta comunión de vida, unidad de pensamiento,
de sentimiento y de voluntad (esto no quita que se puedan tener
amigos con criterios distintos a los de uno). Esto es lo propio y
formal del amor: la unión afectiva del amante con el
amado. Me resulta interesante el modo de definir a los
componentes de una amistad que utiliza Cruz Cruz, amante y amado,
uno que ama y otro que es amado.
La tendencia del amante hacia el amado se orienta hacia lo que le
es semejante. El amor es entre semejantes. Uno ama aquello que le
es semejante. Un modo de semejanza es cuando los semejantes
poseen lo mismo en acto. Este modo de semejanza produce un amor
perfecto. "…Puesto que por lo mismo que dos seres son
semejantes, al tener en cierto modo una sola forma, son como uno
solo en aquella forma, a la manera que dos hombres son uno en la
especie de la humanidad, (…) y por esto el afecto del amante se
dirige hacia el amado como a sí mismo, pues cada uno – por
su identidad ontológica o semejanza sustancial consigo
mismo – se ama a sí mismo con amor natural perfecto, que
es amor íntimo. Un buen ejemplo de esto lo da San
Agustín al hablar de la muerte de
su amigo íntimo al decir que era "la mitad de su alma";
"porque yo sentí que mi alma y la suya no eran más
que una en dos cuerpos, y por eso me causaba horror la vida,
porque no quería vivir a medias, y al mismo tiempo
temía mucho morir, porque no muriese del todo aquél
a quien había amado tanto."
Todos debemos tener (y si no, deberíamos tener)
experiencia de amistad, así que creo que todo esto
sólo define de una manera más fina el concepto de
amistad.
Dinámica 1:
Buscando la Utilidad
- Se realiza la dinámica de formación de grupos
"El Restauran": a cada participante se le entrega un papel en
el cual hay escrito al nombre de una comida. Luego los
participantes que tengan el mismo nombre de una comida se unen
y forman el grupo. - A cada grupo se le entrega una hoja con preguntas
diferentes. - Cada grupo reflexiona y coloca dos respuestas.
- Una vez que han terminado pasan su hoja a otro grupo y se
repite el tercer paso hasta que cada grupo tenga de nuevo su
hoja original.
Dinámica 2: Justicia con el Prójimo
Material: Papel y lápiz
Objetivo: Darse cuenta de la responsabilidad en las reuniones
y de la similitud de sentimientos en el ser humano.
- Se pedirá a dos participantes que dramaticen esta
escena: Cuando un amigo de Calimaco, poeta de Alejandria,
contó a este que un vecino suyo le había hablado
muy mal de el, Calimaco respondió: " No te hubiera dicho
todas esas cosas si no supiera que las escuchabas con
gusto." - Pedir a los participantes que escriban lo que han
comprendido. - Dividirlos en subgrupos de cuatro personas y que dialoguen
sobre estos temas:
¿Que pasa cuando dos personas hablan mal de otra?
¿Qué hago cuando alguien me dice que han
hablado mal de mi?
¿Cómo podría yo llevar esto a mi
ámbito familiar?
Proceso: Puesta en común
Aportación de sentimientos y respuestas.
Dinámica 3: Amistad
Material: Encuesta para
cada participante.
Objetivo: Concientizar el valor de la amistad y las cualidades
que necesitan desarrollarse para esta.
- Entregar la siguiente encuesta a los participantes:
- Describe las características de un buen
amigo. - Indica como demuestras que eres amigo de alguien.
¿Crees que es importante tener amigos?¿Por
qué? - ¿Crees que tienes cualidades para ser un buen
amigo? Si las tienes, ¿Cuáles son y que otras
cualidades quisieras tener? - Recoger las encuestas u leer una al azar sin decir
el nombre del autor.
- Recoger las encuestas u leer una al azar sin decir
- Describe las características de un buen
Proceso: Abrir un debate
cobre las
ideas expuestas
Reflexionar sobre "Lo que YO puedo hacer hoy, para comenzar a
darme la alegría de ser amigo, y empezar a sembrar esta
alegría en mi trabajo, familia y amistades"
Dinámica 4: Arréglenselas para bailar
- A cada participante se le entrega un papel, pero solo doce
están marcados. - Los participantes que tienes el papel marcado se agrupan de
tres. - Se les da la indicación de que ellos son una persona
que tiene seis piernas. - Se pone música y se les indica que bailen.
- La dinámica se complica cuando el animador dice:
"Cinco piernas", "tres piernas", "dos piernas", etc. Cada
trío tendrá que acomodarse de tal manera que solo
usen las piernas indicadas para bailar. - Se va eliminando al grupo que no cumpla con las
indicaciones y gana el grupo que queda al final y se le da un
premio a cada participante.
Stefanie Rivera Zapata