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Integración de cultivos de ciclo corto




Enviado por cokyken



    1. Resumen
    2. Papel de los árboles y
      arbustos en los ecosistemas ganaderos
    3. Las leguminosas arbustivas
      (Leucaena leucocephala)
    4. Cultivos acompañantes
      (Cultivos entre líneas)
    5. Consideraciones
      finales
    6. Referencias
      bibliográficas

    RESUMEN

    Los cultivos intercalados han adquirido gran relevancia
    en los últimos años, y en particular los de ciclo
    corto, debido a la variedad de usos, no solo por las producciones
    que de ellos se obtienen si no también por los beneficios
    de marcado interés
    ambiental y social que se derivan de su empleo. En el
    presente documento se plantea, en síntesis,
    el papel que desempeñan los cultivos intercalados cuando
    se integran al establecimiento de sistemas
    silvopastoriles con Leucaena leucocephala, tomando
    en cuenta, de manera especial, el impacto que puede lograrse
    sobre la sostenibilidad de los sistemas de
    producción ganadera. Se refieren, como ejemplos, los
    casos en particular de las especies Sesamun
    indicum
    , Sorghum vulgare y Vigna
    sinensis
    , haciendo énfasis en sus
    características nutritivas y la influencia en la
    sostenibilidad del establecimiento de silvopastoreo con
    Leucaena leucocephala cv
    Perú
    .

    INTRODUCCION

    En los últimos años se han realizado
    estudios con leguminosas adaptadas a diferentes condiciones del
    trópico latinoamericano (Cáceres y Santana, 1990;
    Jordán et al., 1995; Hernández, 2000), que
    suministran alimento rico en proteína y suficiente biomasa
    (Faría, 1997), con la finalidad de conseguir aumentos en
    la producción animal (Isidor, 1996). Pero no
    basta con disponer de especies o cultivares de alto valor
    nutritivo y alta producción de biomasa si no,
    además, que presenten características estructurales
    que generen información básica para el proceso de
    descarga de mayor aproximación al óptimo (Gasto,
    1982).

    En las regiones tropicales y subtropicales es una
    práctica común la utilización de algunas
    especies arbóreas como forraje en la alimentación
    combinando el manejo adecuado como la base de cualquier sistema de
    explotación. Una de las especies más estudiadas ha
    sido Leucaena leucocephala, por su capacidad
    para tolerar diferentes técnicas
    de manejo y su adaptabilidad a condiciones adversas
    (Hernández, 1996. Citado por Francisco et al.,
    1998), aunque en ocasiones se presentan dificultades, como la
    altura de los árboles
    y las defoliaciones naturales que provocan pérdidas del
    material a cosechar.

    Para el medio tropical, se ha visto a Leucaena como un
    recurso exitoso para resolver problemas
    relacionados con la producción animal (Chacón et
    al
    ., 1995; Ruiz et al.; 1995 y Lazcano, 1996). El
    establecimiento de sistemas silvopastoriles (en toda o una parte
    del área) o bancos de
    proteínas, implica un número
    importante de gastos para el
    productor, independientemente del volumen de
    área destinada a estos fines y el período de
    tiempo que se
    emplee. Esto, aparejado a otros factores: recursos y el
    tiempo que permanece la tierra sin
    explotación, en muchas ocasiones trae como consecuencia
    que se produzca cierto rechazo por parte de los productores, toda
    vez que en muchos casos, dado por la especialización de la
    producción, su mentalidad sea mayormente
    monoproductiva.

    Por otra parte, los sistemas a base de poli cultivos han
    adquirido gran relevancia en los últimos años. Esto
    se debe a que: por un lado, mundialmente se está
    registrando una acelerada pérdida de fertilidad de los
    suelos y, por el
    otro, existe una sentida necesidad por parte de los productores
    de disminuir los costos de
    producción. La realización de un proceso
    eficaz, desde el punto de vista productivo (altos rendimientos y
    óptima calidad) y desde
    el punto de vista económico (bajos costos), depende
    de la forma en que conjuguen y utilicen todos los elementos del
    proceso productivo. (Portal et al., 1987; Soto,
    2004).

    La necesidad de incorporar nitrógeno a los
    ecosistema
    ganaderos, tiene como una de sus variantes la utilización
    de leguminosas, para cuyo establecimiento es necesario incurrir
    en gastos sensibles cuando se lleva a efecto en condiciones
    comerciales, por lo que existe la posibilidad de hacer más
    viable éste proceso a partir del uso de cultivos
    acompañantes.

    A pesar de ser Leucaena la leguminosa que más se
    sembró en Cuba en los
    últimos años (Anon, 2000), no hay un sistema en la
    producción pecuaria que indique cuáles y en
    qué magnitud deben ser intercalados los cultivos
    temporales y los pastos de gramíneas para obtener sistemas
    estables de gramíneas-leguminosas para la
    producción pecuaria (Padilla et al.,
    2001).

    DESARROLLO

    1-Papel de los árboles y arbustos en
    los ecosistemas
    ganaderos.

    Las áreas dedicadas a la ganadería
    han sufrido una drástica reducción de sus arboledas
    por efecto de la tala, la quema y el empleo de postes de cemento o de
    madera seca en
    sus cercos. Como consecuencia, se han reducido las áreas
    de sombra, así como posibles fuentes de
    alimento para el ganado. Aparejado a esto, la calidad y productividad de
    los pastizales se ha reducido a causa del aumento de la
    evapotranspiración, la erosión y
    los métodos
    inadecuados de pastoreo. La toma de conciencia de la
    importancia del árbol en la estabilidad ecológica y
    productiva de los pastizales, ha motivado la aplicación de
    directivas técnicas del área ganadera del
    Ministerio de la Agricultura
    encaminadas al restablecimiento de los setos vivos, los
    árboles de sombra, y otros, que son de obligatorio
    cumplimiento (Renda et al.,1997). Por otra parte, la
    ganadería ha sido considerada durante muchas
    décadas como la causante de conflictos
    ambientales, principalmente relacionadas con la deforestación, la compactación, la
    erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos
    (Ibrahim y Mora, 2001).

    Por tales motivos, se hace necesario buscar nuevas
    vías para la recuperación y mantenimiento
    de la fertilidad, basadas en el enfoque agroecológico y
    sostenible, con el fin de lograr la estabilidad y la salud de los ecosistemas
    ganaderos (Crespo y Cancio, 2001).

    Los árboles y arbustos han sido introducidos en
    sistemas de cultivos y pastoreo para suministrar forraje verde
    con alta concentración de proteína suplementaria
    para dietas de baja calidad; se cultivan en bancos o cercas,
    entre cultivos (cultivos en callejón) o como componentes
    de los pastizales y también como árboles para
    sombra (Leng, 1996; Sánchez, 1999).

    Las especies arbustivas contribuyen a la
    protección contra le erosión, mejoran la fertilidad
    del suelo, favorecen
    el confort de los animales, aportan
    biomasa comestible, frutas, semillas, aceite y
    madera. Son fuentes de sustancias activas para la
    producción animal, incluyendo la llamada medicina
    alternativa; favorecen las lluvias, mejoran el paisaje, sus
    flores son materia prima
    para la producción agrícola, atenúan el
    efecto de los vientos, trabajan en secuestrar el CO2 y
    en la recirculación de nutrientes. De singular importancia
    es su sombra, que no solo contribuye al bienestar de los
    animales, sino también a mejorar el valor nutritivo de
    algunas especies vegetales que se reproducen bajo ellas. Trabajos
    publicados por Norton et al. (1991) y Wilson (1991)
    indican el efecto positivo de los arbustos y árboles en la
    producción y calidad nutritiva de esos pastos.

    Según Febles et al. (1998), citado por
    Pedraza (2000), los árboles que se integran a la
    producción animal deben tener las siguientes
    características:

    • Presentar crecimiento rápido en las primeras
      etapas de la plantación y en su establecimiento seguro.
    • Disponer de adecuada habilidad competitiva contra las
      malezas.
    • Mantener alta productividad a la poda, cortes y
      pastoreo.
    • Estar bien adaptada a las condiciones
      climáticas y edáficas del medio
      ambiente.
    • Ser compatibles con las leguminosas y
      gramíneas que conviven con él en la misma
      área.
    • No requerir de grandes cantidades de
      fertilizantes.
    • Ser resistente a las plagas y enfermedades.
    • Tener buena producción de semilla.
    • Tener habilidad para fijar
      nitrógeno.
    • Disponer de un profundo sistema radicular y pocas
      raíces superficiales.
    • No presentar efectos alelopáticos en la
      vegetación del pasto base.

    2- Las leguminosas arbustivas (Leucaena
    leucocephala
    ).

    Entre los rasgos distintivos de las leguminosas, se
    encuentra su mayor valor nutritivo que las gramíneas,
    particularmente en época de seca; más que una
    fuente de alimento forma parte de las complejas interacciones
    entre plantas, animales
    y cosechas, efectos positivos que ayudan al balance: suelo
    – planta – animal en el ecosistema y de ello se
    desprende su fuente sostenible de alimentos
    (Devendra, 1999).

    En estas leguminosas arbustivas, podemos destacar su
    gran habilidad para asociarse con gramíneas y otras
    plantas, además de su capacidad para fijar el
    nitrógeno atmosférico, lo que representa sin dudas
    un enriquecimiento del suelo, con un nutriente muy definitorio en
    áreas tropicales y que se conoce que limita seriamente,
    cuando está en déficit, la producción basada
    en pastos (CIAT, 1990; Cadish et al., 1994).

    El valor nutritivo de las leguminosas arbustivas depende
    de la magnitud del consumo que
    realicen los animales y en qué cuantía ellas
    suministren energía, proteínas, minerales y
    vitaminas
    (Devendra, 1999). El consumo es el factor zootécnico
    individual que más influye en el valor nutritivo de los
    alimentos y en la productividad de los animales (Ruiz, 2000). En
    raras ocasiones las leguminosas arbustivas son utilizadas como
    único alimento; en la práctica su
    utilización fundamental es como suplemento para mejorar el
    consumo y utilización de alimentos voluminosos (Leng,
    1996). Una característica importante de muchas leguminosas
    tropicales es el suministro de considerables cantidades de
    nitrógeno soluble, proteínas y minerales
    (Cáceres y González, 1998). En su
    publicación, Leng (1998) analiza en detalle las
    contribuciones a nivel ruminal del follaje de árboles. En
    forma resumida los follajes proporcionan nitrógeno y otros
    nutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento ruminal en
    dietas basadas en forrajes de baja calidad; son una fuente
    excelente de energía digestible; y pueden proporcionar
    proteína sobrepasante necesaria para asegurar una
    respuesta productiva (en ganancia de peso o en aumento de
    producción de leche) en los
    animales alimentados con forrajes.

    Entre los árboles del trópico, el género
    Leucaena es uno de los más estudiados y utilizados en los
    sistemas ganaderos debido a su gran versatilidad: control de la
    erosión, reforestación, producción de madera
    y sus derivados, árbol de sombra, fertilizante
    orgánico y alimento para el ganado (Ruiz et al.,
    1993), así como en el mejoramiento del micro ambiente,
    estabilidad del ecosistema y alimento humano (Gutteridge y
    Shelton, 1997).

    En las regiones tropicales y subtropicales existe una
    marcada escasez de
    alimentos de calidad. En este sentido se ha informado que
    Leucaena es una planta de elevado valor nutritivo y
    digestibilidad para los rumiantes y otras especies de animales
    (Sosa et al., 2000). Leucaena leucocephala
    es una de las leguminosas de uso múltiple más
    productiva y versátil disponible en regiones tropicales, y
    se puede afirmar que es la más importante en sistemas
    extensivos de pastoreo y también para áreas de
    corte, donde se le aprovecha también para leña,
    carbón y madera, lo que además favorece el control
    de la erosión (Shelton, 2001). El tipo "Perú"
    incluye variedades de árboles de tamaño mediano que
    crecen hasta los 10 m de altura (NAS, 1984).

    Su nombre científico es Leucaena
    leucocephala
    , aunque en Cuba se conoce también
    como aroma blanca, perteneciente a la familia
    Leguminoseae y sub-familia
    Mimosoideae (Ruiz y Febles, 1987). 

    El valor nutritivo de la materia seca y
    verde de esta planta es igual o superior a la de la alfalfa y a
    la del gandul, así como es igual a estas en digestibilidad
    (Hernández et al., 2000). El contenido de
    proteína bruta en hojas y tallos jóvenes puede
    llegar hasta 39 %. La digestibilidad de la materia seca es
    superior al 71 %. La proteína de esta leguminosa es de una
    elevada calidad nutritiva y los aminoácidos están
    presentes en proporciones balanceadas. Leucaena puede ser
    también una fuente rica en carotenos y vitaminas (Sosa
    et al., 2000).

    Es ideal para sistemas silvopastoriles para ganado
    bovino en densidades aproximadamente de 4000 y 20000
    árboles por ha, donde sustituye totalmente la
    aplicación de fertilizantes nitrogenados. Leucaena por su
    calidad nutricional, fijación de nitrógeno,
    crecimiento, tolerancia a la
    sequía y adaptación al ramoneo es la especie
    utilizada con mayor éxito
    en sistemas silvopastoriles intensivos en las regiones tropicales
    y subtropicales (Gutteridge y Shelton, 1997), algo similar a lo
    que ocurre en otros países de América
    como Cuba (Ruíz et al., 1996) y Venezuela
    (Clavero, 1998).

    A partir del momento de la siembra debe mantenerse la
    limpieza de los surcos o las franjas de las arbóreas, de
    forma manual y con
    bueyes hasta tanto alcancen un tamaño que sobrepase 10-15
    cm. la altura del pasto (Funes et al., 1998). No obstante,
    esta especie debe mantenerse lo más limpia posible los
    primeros 80 días después de la siembra (Ruiz y
    Febles, 1987; Funes et al., 1998; Ruiz et al. 1998;
    Ruiz y Febles, 1999), para evitar la prolongación del
    período de establecimento y el daño a
    la planta.

    La altura de las plántulas a los 6 meses
    después del plantado en el campo varía por lo
    general entre 0.5 y 1.5 m (CATIE, 1991). En trabajos realizados
    por Wencomo et al. (2001), se encontraron coincidencias de
    los valores
    más bajos de altura con los valores
    más bajos en diámetros. Por su parte, Clavero
    (1998), plantea que las plantas de Leucaena tienen un
    establecimiento lento y pueden demorar de 12 a 18 meses para
    llegar a la altura de 1.50 a 2.00 mts, aunque anteriormente Ruiz
    y Febles (1987), publicaron que estas alturas se pueden alcanzar
    en un período que va desde los 8 a los 18
    meses.

    Cuando el establecimiento se alcanza en un tiempo menor
    de 12 meses (para alcanzar alturas de 1.5 – 2.0 m, como
    criterio para considerar establecida la planta) para Leucaena en
    condiciones de pastoreo, es necesario realizar la poda a los 12 y
    24 meses (Ruiz y Febles, 1987).

    A nivel mundial, desde la década del 80, se han
    dirigido las investigaciones
    para poner los recursos de sistemas en función de
    diversificar, integrar y transformar los sistemas de
    producción agrícolas actuales (Trujillo,
    1997).

    En Cuba, se necesita buscar nuevas alternativas
    complementarias que disminuyan insumos foráneos, ya que,
    la industria de
    alimentos concentrados destinaba casi el 90% de su
    producción a cerdos y aves. Estas
    últimas, al igual que otras especies necesitan grandes
    cantidades de alimentos ricos en proteínas y vitaminas,
    que en la mayoría de los casos compiten con la
    alimentación humana y la demanda de los
    mismos impone la búsqueda y estudios de otros alimentos
    que puedan sustituir parcialmente las fuente tradicionales con la
    correspondiente ventaja económica que puedan derivarse de
    estas sustituciones (Lon-Wo, 1995).

    3-Cultivos
    acompañantes (Cultivos entre
    líneas).

    El término cultivo acompañante o
    intercalado no resulta nuevo, pues ha sido y es utilizado desde
    hace muchos años en diversos países como Filipinas,
    la India,
    Australia, algunos países africanos y también del
    continente americano, particularmente de la mitad sur. Es
    común ver siembras de Maíz a la
    que se les acompaña de Canavalia, Vigna o Tomate por
    solo poner algunos ejemplos. Así también se conocen
    otros casos (Ej. Australia), donde se ha intercalado Leucaena a
    cultivos de mediano plazo o permanentes, donde cumple la
    función de cobertura para la protección de los
    suelos y abono verde, sin descartar que, en momentos de poda, los
    productores utilizan el follaje como suplementos para animales de
    cría. De lo anterior se deduce la amplia gama de funciones que
    cumplen los cultivos acompañantes, como cobertura ("una
    cobertura vegetal viva que cubre el suelo y que es temporal o
    permanente"
    ), donde la mayoría de los empleados
    son leguminosas o simplemente como intercalados
    (acompañantes), siendo relevante el valor agregado que
    adquieran para amortizar gastos de establecimiento del cultivo
    principal (FAO, 1994).

    Pound (2004), plantea que sus funciones son más
    amplias y multi-propósitos, las cuales incluyen la
    supresión de malezas, conservación de suelo y
    agua, control de
    plagas y enfermedades, alimentación humana y para el
    ganado, y otras muy importantes como el efecto positivo que tiene
    el empleo de cultivos intercalados en reducir la
    degradación de recursos
    naturales (reducir residuos de agroquímicos, reducir
    pérdidas de suelo por erosión; reducir
    deforestación y la pérdida de biodiversidad,
    reducir pérdidas de fertilidad por el quemado, mejorar
    infiltración de agua y así reducir
    inundación y sedimentación.

    Con el uso del cultivo de cobertura en el sistema
    tradicional de labranza y la adición de residuos de
    cosecha se aporta materia orgánica al suelo y que al
    mineralizarse estos residuos orgánicos se incrementan la
    cantidad de nutrimentos en el sitio, y en consecuencia se
    incrementa la producción de maíz y otros cultivos
    (Pool et al., 1998)

    Uno de los problemas más acuciantes, para el
    correcto aprovechamiento de las leguminosas tropicales, es la
    necesidad de lograr el establecimiento exitoso de las
    áreas comerciales con estas especies, y el género
    Leucaena no es una excepción a esta situación, por
    lo cual han sido cuantiosos los esfuerzos de investigadores,
    productores y extensionistas, para vencer las dificultades
    agrotécnicas y de adaptación de la especie a los
    factores de suelo, nutrición, luz y plagas
    (Mullen y Soller, 1998; Shelton, 2001).

    En nuestro país se han producido fracasos
    considerables en el establecimiento de áreas comerciales
    de Leucaena y otras plantas leguminosas, debido a los factores
    negativos que generan en esta fase, las plagas, la falta de
    nutrientes, agua y luz e incluso los problemas de drenaje y la
    calidad de las semillas (Simón, 2000).

    En este sentido, uno de los problemas mas
    difíciles de superar en nuestro país para
    establecer Leucaena ha sido, como indicó Simón
    (2000), la dificultad en la limpieza de las áreas para
    impedir la competencia
    negativa de plantas indeseables por nutrientes y energía,
    lo que ha propiciado además la presencia y daños
    por plagas, específicamente Crisomélidos y
    también el Pulgón de la Leucaena
    (Heteropsylla cubana), afectación que
    resulta muy perjudicial a esta especie (Shelton,
    2001).

    Una vía importante, para contrarrestar estos
    aspectos negativos antes mencionados, es vincular Leucaena a
    cultivos de ciclo corto sembrados en intercalamiento y que
    representan otros beneficios para el hombre como
    granos y forrajes, además de suministrar ingresos que
    pueden ayudar a cubrir los gastos, muchas veces elevados, del
    establecimiento de la leguminosa, es decir, una posibilidad real
    es emplear cultivos de ciclos cortos que logren motivar al
    hombre a
    mantenerlos limpios, buscando sus beneficios como alimentos y
    forrajes y así recuperar la inversión financiera para la siembra
    (Hughes, 1998; Guevara y Guevara, 2003). A este tema
    también hacen referencia autores como Ruiz et al.
    (1996) y Padilla et al. (1999), quienes plantearon como
    una opción para lograr una buena sobrevivencia y resarcir,
    en alguna medida, los costos de preparación de suelo,
    siembra y limpieza, el intercalamiento de cultivos temporales
    para producir granos para consumo humano o animal. El aspecto
    referente a solventar los gastos de establecimiento con la
    producción de granos de estos cultivos fueron reportados
    también por Almillategui et al (1988), Berroteran
    (1995) y Padilla y Herrera (1997), que aclararon que en algunos
    casos pueden dejar un margen de ganancias; sin olvidar que,
    aumenta la diversificación del agroecosistema al lograr
    una mayor actividad de los biorreguladores y, como consecuencia,
    una menor presencia de insectos-plagas (Valenciaga y Mora, 1997;
    1998).

    En relación con este problema, la
    inclusión de cultivos de ciclo corto entre las hileras de
    Leucaena es una práctica conocida para el trópico,
    pero desafortunadamente muy poco aplicada en nuestras
    condiciones. No obstante, el cultivo intercalado es de reciente
    introducción en el área, se
    están adaptando y adoptando, los productores están
    probando diferentes ciclos de rotación y en este proceso
    se están obteniendo los conocimientos para encontrar la
    mejor forma de manejo, tanto en el tiempo como en el espacio, con
    la que se diseñará la tecnología por
    aplicar (Valenciaga y Mora, 1998).

    Cómo seleccionar los cultivos para el
    intercalamiento.

    Un productor que decide establecer un área de
    silvopastoreo en su finca, y que prevee un mejor aprovechamiento
    de la tierra en este
    período, pudiera pensar en la siguiente
    pregunta:

    ¿Qué criterios deberían tenerse en
    cuenta para seleccionar un cultivo de ciclo corto para el
    intercalamiento en áreas de establecimiento de
    Leucaena?

    • Es obvio que el primer aspecto está
      relacionado con disponibilidad o posibilidad de adquirir la
      semilla necesaria en relación con el área
      destinada a la siembra, y su calidad garantizada.
    • Conociendo que el período más
      idóneo para la siembra de Leucaena es de Mayo a Junio
      (Ruiz y Febles, 1987), debe analizarse cuáles cultivos
      son más aconsejables para esta etapa, sin olvidar el
      factor suelo.
    • Deben seleccionarse cultivos que requieran de bajos
      insumos y que no necesiten del empleo de
      agrotóxicos.
    • Estos cultivos deben poseer aptitud forrajera probada
      de manera que constituyan una alternativa para la
      alimentación animal durante el período de
      establecimiento de Leucaena.
    • Tener en cuenta la representatividad desde el punto
      de vista de sus producciones (granos), de manera que se puedan
      obtener resultados significativos hacia tres direcciones
      fundamentales: alimentación humana, ingresos monetarios
      que permitan reducir los costos de establecimiento del cultivo
      principal y/o utilizar estas en la suplementación de los
      animales, bien sea para la masa afectada en sus áreas
      por la siembra de la leguminosa o para el total del
      rebaño.
    • Por sus características, deben ser cultivos
      que cumplan funciones de cobertura, para la protección
      de los suelos y/o como abono orgánico.
    • Es importante valorar la posibilidad de seleccionar
      una leguminosa (Ej. Vigna) por lo que representa no solo en el
      cumplimiento de lo anteriormente mencionado, sino
      también en relación con el mejoramiento de la
      fertilidad de los suelos.
    • Aunque el empleo de cultivos intercalados lleva
      implícito un mejor aprovechamiento espacial, deben
      tenerse en cuenta aquellas especies que por sus
      características agronómicas permitan una mayor
      densidad de
      siembra (sin afectar el cultivo principal), lo cual repercuta
      en el volumen de producción final que se
      obtenga.

    3.1-Ajonjolí (Sesamum
    indicum
    ).

    La Asociación Naturland (2000), plantea que
    Ajonjolí (Sesamum indicum L., Sesamun
    orientale L
    .) es una planta dicotiledonea que
    pertenece a la familia de
    las Pedaliaceae. Es una planta tupida que crece en forma recta, y
    alcanza una altura entre 1 y 2 metros. El período
    vegetativo generalmente es de 3 a 4 meses. Esta planta oleaginosa
    proviene de la Sabana del África tropical y fue llevada
    hacia la India y China, donde
    se está cultivando hoy en día.

    La Asociación antes mencionada hace referencia
    también a que, en muchos países de África y
    Asia, el
    cultivo de Ajonjolí como fruto comercial incide muy poco
    porque es un producto
    alimenticio básico producido para el uso diario. La
    producción diaria de Ajonjolí como de Maní
    en muchas partes de África es obligación de las
    mujeres. Los hombres en contrapartida cultivan frutos
    comerciales. El cultivo de Ajonjolí como fruto comercial
    depende por lo tanto de las modificaciones de las costumbres
    culturales y sociales. Se utiliza para la elaboración de
    aceite comestible, margarinas (es apreciado en los países
    que lo consumen por su sabor agradable y ser fácilmente
    digerible), como ingrediente en la industria farmacéutica,
    en la fabricación de jabones, cosméticos y
    pinturas. Después de la extracción del aceite,
    queda la parte residual (torta) que es muy útil para la
    alimentación del ganado y aves de corral. Contiene de 40 a
    50% de proteínas. La semilla de Ajonjolí se utiliza
    en la preparación de pan, galletas y
    confitería.

    Los brotes y las hojas nuevas de las variedades S.
    alatum
    y S. radiatum se consumen en
    África Occidental como verdura. Las semillas de
    Ajonjolí se consumen directamente por ser altamente
    nutritivas o se utilizan para refinar los productos
    confitados como los de pastelería. Los sabores amargos
    (ácido oxálico) de las cáscaras de semillas
    se eliminan por medio del vapor. Con Ajonjolí desmenuzado
    se preparan sopas y puré. La paja de esta planta
    cuidadosamente secada), puede ser aprovechada en forma limitada
    como forraje. Una gran parte de la producción de
    Ajonjolí se utiliza para la elaboración de aceite
    comestible. El contenido de aceite está entre 40 y 60%, y
    las proteínas oscilan entre 17 y 29%. El aceite producido
    del primer prensado en frío, se encuentra entre los
    aceites comestibles más caros. Es un aceite de color amarillo
    claro, no secante y soporta altas temperaturas. La buena calidad
    del aceite se obtiene esencialmente por el alto contenido del
    ácido linoleico (35 a 41% del aceite total). Por sus
    antioxidantes
    sesamina y sesamuslina el aceite tiene larga duración, y
    no se vuelve rancio (Asociación Naturland,
    2000).

    La torta del prensado (40 y 50% de proteínas)
    conserva todavía el 12% de grasa, por lo que es un
    excelente alimento para animales. En el mercado
    convencional, así como en el ecológico, la semilla
    blanca y uniforme de Ajonjolí tiene mayor demanda, dado
    que la proporción de aceite es mayor que en la semilla
    pigmentada. El aceite del segundo prensado en caliente tiene,
    después de la extracción, menor calidad que el
    aceite prensado en frío. Este aceite se utiliza para la
    producción de jabones, pinturas, cosméticos y
    productos farmacéuticos (Asociación Naturland,
    2000).

    Otros autores (García, 2003), citan que el
    cultivo de Ajonjolí ofrece, básicamente, dos
    niveles de oportunidad de negocio. El primero está en la
    preparación de las semillas para su venta a escala industrial
    (fabricantes de aceites y colorantes comestibles, grandes
    panificadoras o productores de comida industrializada). El
    segundo se refiere a productos elaborados para el consumidor final.
    En este sentido, existen varias opciones de comercialización: restaurantes
    vegetarianos, panaderías, tiendas naturistas,
    supermercados, dulcerías, cafeterías, mercados y
    misceláneas, principalmente.

    Ávila et al. (2003), indicó que en
    las zonas tropicales en transición hacia sub-tropicales
    aptas para el cultivo de algodón, ofrecen las mejores condiciones
    climáticas para el cultivo de Ajonjolí. Ésta
    se encuentra entre las zonas de producción de palma
    africana y zonas productoras de Soja. La planta
    de Ajonjolí requiere una temperatura
    alta y constante y que el óptimo para el crecimiento,
    floración y maduración es de 26 – 30 ºC.
    El mínimo de temperatura de germinación se
    encuentra en 12 ºC, temperaturas por debajo de 18 ºC
    influyen negativamente en la germinación. En un
    período de temperaturas altas de 40 ºC, la fecundación y la formación de la
    cápsula disminuye. En regiones con vientos cálidos
    y fuertes, la planta produce semillas más pequeñas
    y con menor porcentaje de aceite. Por tal motivo, el
    Ajonjolí se cultiva en regiones más frías en
    el verano y en zonas cálidas en los meses más
    fríos. La planta es extremadamente delicada en cada
    estado de su
    crecimiento al estancamiento de agua, por ello crece solamente en
    regiones con lluvias moderadas, o en zonas áridas con un
    control minucioso del riego. A través de su raíz
    pivotante es muy resistente a la sequía y puede dar buenas
    cosechas solamente por el agua
    almacenada en el sub.-suelo. Este cultivo se adapta a una gran
    variedad de tipos de suelos, aunque lo ideal son los suelos con
    buen drenaje, sueltos, areno-arcillosos, fértiles, y con
    un pH entre 5.4 y
    6.7.

    La planta de Ajonjolí para completar su desarrollo
    requiere de la humedad (en los llanos occidentales), la cual
    queda almacenada en el suelo después de finalizar el
    período de las lluvias; de esta manera, las siembras muy
    apartadas de las últimas lluvias reducen la oportunidad al
    cultivo a expresar su máximo potencial productivo, por no
    disponer de una adecuada humedad en el suelo. Por otra parte,
    cuando el cultivo avanza en su desarrollo y las plantas son
    sometidas a un mayor estrés
    hídrico (falta de humedad en el suelo que le impide
    cumplir con la demanda de evaporación de la atmósfera), aumenta
    su susceptibilidad al ataque de plagas y enfermedades. Se han
    logrado rendimientos de hasta 973 Kg. /ha, cuando se siembra en
    fechas tempranas para evitar el ataque de plagas y enfermedades y
    el número de plantas por área. La demanda de
    semilla de Ajonjolí va en aumento cada año debido
    al interés comercial e Industrial despertado por el alto
    contenido de aceite (Ávila et al.,
    2003).

    En otros artículos (Anónimo, 2003) se hace
    referencia a que, desde hace miles de años, el
    Ajonjolí o sésamo entra en la preparación de
    numerosos medicamentos destinados a la reconstitución de
    las células, a
    la cicatrización de las llagas y en la China y la India se
    la considera como el alimento – medicamento más notable
    por las siguientes razones:

    – En el régimen macrobiótico se toma
    diariamente esta semilla, ligeramente tostada y aderezada con sal
    gris, como única fuente de proteínas y de grasas, con
    entera satisfacción de quienes lo practican, sin que se
    registre ningún problema digestivo. Incluso un
    hígado o un estómago delicados soportan
    Ajonjolí sin pena alguna; al contrario: ya sea en grano o
    bajo la forma de aceite, el sésamo o Ajonjolí
    ejerce una influencia suavizante.

    – Este aceite es de un hermoso color amarillo claro,
    prácticamente inodoro y difícilmente se enrancia,
    por lo que puede conservarse bastante tiempo.

    – Ajonjolí es muy rico en lecitina, más
    aún que la Soja que algunos consideran como el vegetal
    más rico en esta sustancia. La lecitina es una grasa
    fosforada que contiene nitrógeno y tiene la propiedad de
    ayudar a la elaboración de las hormonas
    sexuales. Es un factor de juventud y un
    alimento excelente para los nervios y el cerebro. El
    órgano del pensamiento
    normalmente constituido contiene un 28% de lecitina. Numerosas
    personas, sobre todo en los países occidentales, registran
    carencia de esta sustancia, lo que se caracteriza por una gran
    fatiga que no logran disipar aún durmiendo largo tiempo.
    Todos quienes tienen dificultades de memoria o han de
    efectuar grandes esfuerzos mentales se beneficiarían
    consumiendo diariamente ajonjolí. Esta semilla es
    también recomendada a las personas que sufren depresión
    nerviosa, simpaticotonía o vagotonía.

    – Hay que señalar, además, los ácidos
    poliinsaturados, la vitamina F, la vitamina E (de la
    fecundación), la vitamina B
    (antineurítica) y los minerales tales como calcio,
    hierro,
    magnesio, sílice, cromo, cobre, etc.
    contenidos en Ajonjolí, que hacen de él un alimento
    de protección y de revitalización.

    – En las proteínas de este grano oleaginoso (20%
    de su peso) se cuentan unos quince aminoácidos. Es, pues,
    un alimento plástico.

    Desde el punto de vista de su integración a la producción
    ganadera, para condiciones de Cuba, Soto (2004) reportó
    que, cuando se utiliza como cultivo intercalado entre hileras de
    Leucaena para silvopastoreo, es beneficioso el Ajonjolí
    desde varios puntos de vista. Primeramente, permite mejorar el
    control de la infestación por malezas y plagas sin el
    empleo de agrotóxicos y con beneficio para el cultivo
    principal. Al respecto el autor informó que, en el
    tratamiento de Leucaena con Ajonjolí, pudo ocurrir un
    efecto de no preferencia o repelencia, entre la plaga
    (Heteropsylla) y el cultivo, que según la literatura (Altieri, 1996;
    ILRI, 2002), se encuentra reportado como de alta resistencia a
    éste insecto, debido probablemente a que Ajonjolí
    no ha sido mejorado con gran intensidad por la vía
    genética para caracteres productivos, lo
    que pudiera afectar su resistencia a la acción
    de plagas.

    En relación a la presencia de malezas en el
    área, Soto (2004) encontró que, cuando se intercala
    Ajonjolí durante el establecimiento de Leucaena, se reduce
    la infestación por especies indeseables desde el 14,3
    hasta el 9.2 % del primer al tercer mes posterior a la siembra.
    Lo anterior puede ser explicado partiendo del criterio de que
    Ajonjolí presenta una arquitectura que
    le favorece y al parecer tiene una gran habilidad en la
    extracción de nutrientes y la competencia por la luz y el
    agua, afectando a las especies invasoras por falta de luminosidad
    al provocar sombreamiento (ILRI, 2002).

    Por otra parte, se pueden lograr rendimientos de 0.95
    ton/ha de granos, con los cuales es posible tomar decisiones
    importantes para el productor dado que, por las cualidades
    nutritivas del grano, puede (en su conversión a forraje)
    constituir un suplemento de calidad para los animales afectados
    en sus áreas de pastoreo por la siembra de Leucaena o
    incluirlo en el balance total de la Unidad, aunque la
    decisión puede estar encaminada a generar ingresos, bien
    por la venta directa del grano o por la extracción de
    aceite y la obtención de la torta para consumo animal.
    Cualquiera de las dos decisiones que se tome resulta
    economicamente viable para reducir los gastos de establecimiento
    de Leucaena por concepto de
    limpieza y compra de alimentos extras a la unidad, o se genera un
    nivel de ingresos que amortiza sensiblemente los gastos de
    establecimiento e incluso puede lograrse un margen de ganancias
    (Soto, 2004).

    3.2- Sorgo granífero(Sorghum
    vulgare)

    Sorgo es uno de los principales cultivos a nivel mundial
    cuyo destino más importante es el consumo humano y animal
    (ACAinsumos, 2003). Se ha demostrado que el valor de
    energía productiva del Sorgo, es similar al del
    Maíz (3.439 vs. 3.527 Cal/kg). Igualmente, los valores de
    proteínas, lípidos,
    fibra, cenizas, vitaminas y minerales, se asemejan en ambos
    granos (Quisenberry y Tanksley, 1975; Acurero et al.,
    1985; León y Angulo, 1989).

    Es un cereal muy resistente a la sequía con
    rendimientos de producción variable a 2000 y 4000 kg/ha;
    el promedio nacional en Venezuela es de 2 140 kg/ha (León
    y Angulo, 1989).

    De origen tropical ha sido adaptado, mediante selección,
    a las regiones templadas del mundo. Se cultiva tanto en regiones
    semiáridas, como en áreas de grandes
    precipitaciones, con buenos rendimientos y seguridad de
    cosecha en ambos casos. Se caracteriza por la gran diversidad de
    su germoplasma, siendo el cuadrante nordeste de África el
    centro de origen de esta especie. La superioridad del Sorgo
    granífero sobre otros cultivos, radica en su capacidad de
    producción de grano con limitada disponibilidad de agua y
    altas temperaturas, siendo aún más eficiente que el
    Maíz en el uso de recursos hídricos. Este cultivo
    es el único que permanece en dormancia durante
    períodos de stress
    hídrico, reiniciando el crecimiento cuando las condiciones
    son más favorables. La altura del Sorgo es variable y sus
    mecanismos de control genético son conocidos. En algunos
    países se prefieren las plantas altas, mientras que en
    otros donde se cosecha mecánicamente se requieren alturas
    menores. En los cultivares actuales existe una relación
    positiva entre altura y rendimiento. Los mayores rendimientos se
    obtienen con alturas entre 1,5 y 1,75 m. A su utilización
    como grano forrajero en la producción de carne y leche se
    suman nuevas alternativas de utilización en
    alimentación como silaje de planta entera y de grano
    húmedo con el agregado de urea que acrecienta su calidad
    forrajera en competitividad
    con Maíz. Además, Sorgo se destaca como el cultivo
    ideal para mejorar la estructura del
    suelo por el volumen de rastrojo que proporciona. El valor
    nutritivo del grano constituye un aspecto prioritario del
    programa de
    mejora que se lleva a cabo. En general, el grano de Sorgo tiene
    más proteína y menos aceite que el de Maíz,
    presentando por consiguiente un contenido de energía
    metabolizable ligeramente inferior (ACAinsumos, 2003).

    El grano de Sorgo iguala al de Maíz en ganancia y
    eficiencia
    alimentaria del ganado. Su sustitución por Maíz en
    las raciones permite disminuir costos sin afectar el valor
    nutritivo. De allí la importancia relevante de este grano
    en el ciclo de engorde (ACAinsumos, 2003).

    La planta de Sorgo es moderadamente tolerante a suelos
    con alguna salinidad y/o alcalinidad, siendo su comportamiento
    ante estas condiciones mejor que la de otros cultivos como
    Maní, Soja y Maíz (Acurero et al.,
    1985).

    Tradicionalmente el cultivo de Sorgo se sembró a
    una distancia de 70 centímetros entre hileras, ya que esa
    era la separación a la que se montaban los cuerpos en las
    sembradoras normales utilizadas. Además, las empresas de
    mejoramiento siempre realizaron sus selecciones para distancias
    de 70 centímetros entre líneas y en sistemas de
    labranza convencional. El achicamiento entre hileras respecto de
    los tradicionales 70 centímetros permite aumentos en la
    producción de granos. Asimismo, la respuesta al incremento
    de densidad fue mayor con menores separaciones entre
    líneas y con ciclos más cortos. Esta tendencia se
    corrobora para las distintas fechas de siembras analizadas. Las
    distancias entre surcos menores a los tradicionales 70
    centímetros mejoran la respuesta del cultivo. Los
    rendimientos esperados son mayores aún cuando se utilizan
    ciclos cortos, que también mejoran la estructura del
    suelo. En consecuencia, en los ensayos
    comparativos de rendimiento o en las experiencias en lotes de
    producción, los ciclos largos mostraban generalmente
    menores rendimientos (Forrajes & Granos Journal,
    2000).

    Cabría preguntarse qué sucede si ese
    material de ciclo corto, que se caracteriza por tener un porte
    menor y con menos macollos, es sembrado a menor distancia entre
    hileras y a densidades más altas que las comúnmente
    utilizadas. Esa inquietud condujo a varios productores y
    técnicos de Apresid, motivados también por los
    ensayos del ingeniero Horacio Agüero, a realizar algunos
    lotes con distancias de 26, 35 o 52 centímetros entre
    hileras. Del mismo modo, algunas experimentales del INTA
    realizaron ensayos donde evaluaban estos parámetros
    (Forrajes & Granos Journal, 2000).

    Específicamente, el ingeniero Hugo Fontanetto
    (citado por Forrajes & Granos Journal, 2000), realizó
    ensayos que comparaban la perfomance de ciclos cortos y largos de
    Sorgo, sembrados a tres niveles de densidad, con dos distancias
    entre hileras (0,35 y 0,70) y para dos fechas de siembra. En los
    resultados, que son coincidentes con numerosas experiencias de
    productores, se apreció la respuesta productiva al aumento
    de densidad en todos los ciclos, especialmente importante en los
    híbridos de ciclo corto. Por otro lado, el achicamiento
    entre hileras respecto de los tradicionales 70 centímetros
    permitió aumentos en la producción de granos.
    Asimismo, la respuesta al incremento de densidad fue mayor con
    menores separaciones entre líneas y con ciclos más
    cortos. Esta tendencia se corrobora para las distintas fechas de
    siembras analizadas.

    ¿Cuál es el fundamento de esa
    tendencia?
    (Forrajes & Granos Journal 2000).

    La mayor respuesta frente al aumento de la densidad y al
    acercamiento entre hileras que muestran los materiales de
    ciclos cortos se fundamenta en la diferente estructura de planta
    que estos poseen, comparados con los ciclos largos.

    Específicamente, los ciclos cortos son cultivares
    que presentan un tamaño de planta pequeño y son muy
    poco macolladores. Si las plantas son distribuidas más
    homogéneamente y con densidad más elevada, se logra
    que la producción total de material seco sea mayor.
    Además al aumentar la densidad se tendrán pocos
    macollos y muchos tallos principales. Este aspecto es crucial, ya
    que ante un período de estrés la planta se
    desprende de los macollos. Como sembrados a altas densidades hay
    un predominio de tallos principales, este aspecto no cobra tanta
    importancia.

    En contraposición los materiales de ciclos
    largos, caracterizados por una gran estructura de plantas y por
    ser macolladores, no tendrán una respuesta tan marcada al
    acercamiento de hileras y al aumento de densidad. Por otra parte,
    a 70 centímetros entre hileras las probabilidades de
    vuelco son mayores, ya que las plantas al mostrar una mayor
    competencia intraespecífica, debilitan sus
    cañas.

    Beneficios adicionales

    A la ventaja del aumento de rendimientos que se
    evidencia por esta redistribución especial de las plantas,
    hay que sumar al acercamiento entre hileras una serie de ventajas
    extra a saber (Forrajes & Granos Journal 2000):

    – Se logra una distribución más uniforme de los
    rastrojos en superficie, lo cual genera una cama de siembra
    dentro de la rotación.

    – La exploración radicular dentro del perfil
    también resulta más homogénea, lo que
    favorece la estructuración de todo el volumen del suelo,
    máxime si se tienen en cuenta las características
    de las raíces de Sorgo, muy agresivas y capaces de
    penetrar algunos horizontes muy resistentes como puede ser un
    B2t.

    -El acercamiento entre hileras, además, permite
    al cultivo cubrir más rápido el entresurco, lo que
    repercute en dos aspectos clave de manejo: por un lado la
    competencia que el cultivo presenta frente a las malezas es
    más agresiva y en consecuencia el control es más
    eficiente al complementar el accionar de los herbicidas; por otro
    lado, el rápido cubrimiento del entresurco hace que los
    rayos solares no incidan sobre la superficie del suelo,
    minimizando la evaporación; como resultado el cultivo hace
    un uso más eficiente del agua.

    -Respecto de la fertilización en la línea,
    el hecho de cultivar a menores distancias hace que el
    número de hileras sea mayor por unidad de superficie y por
    ende la dosis de fertilizante a colocar sin riesgos de
    fototoxicidad puede ser mayor.

    En trabajos realizados por Machena et al. (2000)
    en el establecimiento de un sistema silvopastoril, utilizaron
    Leucaena sembrada inicialmente por semilla sin inocular (6
    kg/ha), mezclada con 600 gr (el 10%) de semilla de sorgo (planta
    utilizada como marcador de surco para facilitar los primeros
    controles de maleza) empleando una sembradora convencional de
    grano fino. De esta forma, se logró el primer pastoreo a
    los 6 meses después de la siembra.

    Soto (2004), empleó Sorgo intercalado entre
    hileras de Leucaena durante el establecimiento de un sistema
    silvopastoril, donde el cereal se sembró en los tres
    surcos centrales a 0.20 m entre plantas y 0.80 m entre hileras,
    obteniéndose 1.22 ton/ha de granos. Se logró
    reducir la infestación por malezas hasta el 13 y 20 % para
    el primer y tercer mes de la siembra respectivamente, lo que
    resulta positivo para la leguminosa en crecimiento y su posterior
    rendimiento, esto puede explicarse a partir de lo planteado por
    algunos autores (Paretas, 1990; CIAT, 2001), acerca de que el
    Sorgo es un género muy agresivo en su comportamiento
    agronómico, que compite ávidamente por agua y luz,
    lo cual pudo influir en la adaptación al sistema y la
    asociación con Leucaena, reduciéndose las
    necesidades de labores de limpieza, lo cual es coincidente con
    reportes de Hudges (1998), Shelton (2001) y Guevara y Guevara
    (2003), cuando informaron los resultados beneficiosos de asociar
    a la siembra de Leucaena los cultivos de ciclo corto.

    Los resultados en la producción de granos,
    constituyen una alternativa importante, tanto desde el punto de
    vista de los ingresos, que se generan por la venta, como
    nutritivo, por lo que representa para la alimentación (4.4
    t MS/ha en la conversión del grano a forraje) de los
    animales de la unidad implicada como suplementación en el
    período de mayor penuria alimentaria (Soto,
    2004).

    3.3- Frijol carita (Vigna
    sinensis
    )

    Entre las especies más utilizadas como abonos
    verdes, están las leguminosas, las cuales comprenden todos
    los árboles o plantas que producen vainas. En este
    grupo
    están todos los tipos de frijoles, los que junto con una
    bacteria llamada rhizobium son capaces de tomar y aprovechar el
    nitrógeno del aire, en los
    nódulos radiculares (CIPRES, 2003).

    Por su parte, Castañeda (2000), plantea que son
    de mucha importancia en la canasta básica familiar por su
    alto contenido de proteínas, carbohidratos
    y minerales, sus granos contienen proteínas (22% – 28%),
    vitaminas, minerales y fibras solubles (pectinas); los cuales
    poseen efectos en la prevención de enfermedades del
    corazón, obesidad y del
    tubo digestivo. Es por ello que importantes instituciones
    médicas a nivel mundial vienen promoviendo su consumo
    convirtiéndolo en un producto comercialmente atractivo. El
    frijol está adaptado a condiciones tropicales
    semiáridas requiriendo aproximadamente entre 300-400 mm de
    precipitación para su cielo. Presenta períodos
    críticos en cuanto a requerimientos de agua, y una
    temperatura óptima para su desarrollo entre 25-28 ºC,
    es una planta típica de días cortos, sensible al
    fotoperíodo.

    El uso de estas plantas en regiones con períodos
    de sequía cíclica, o con concentraciones de lluvia
    en un espacio reducido de tiempo es uno de los grandes
    vacíos para muchos investigadores, organizaciones y
    agricultores. Generalmente en zonas con esas carácterísticas
    climatológicas, la seguridad alimentaria se convierte en
    prioridad, por lo cual las especies de cultivos de cobertura
    utilizadas deberían además de contribuir al
    mejoramiento de los suelos, proporcionar una fuente adicional de
    alimentos (CIDICCO, 2003).

    Según el propio Centro Internacional de
    Información sobre Cultivos de Cobertura (2003), en
    Honduras la preparación de los suelos ocurre durante los
    meses de verano. Ya muchos agricultores en la zona utilizan el
    sistema de labranza mínima e incorporación de
    materiales orgánicos; aunque en el sistema tradicional se
    siembra utilizando chuzo o bordón en suelos donde solo se
    hace una limpieza con machete. Normalmente las siembras en esta
    zona ocurren en mayo-junio, es decir con el inicio de las
    lluvias. Algunos agricultores siembran en abril, lo que se conoce
    como "siembra en seco", es decir antes de que comiencen las
    lluvias. Las vignas se siembran en asociación con
    Maíz, y también se siembran solos; pero debido a la
    presión
    sobre la tierra, es común la siembra en asocio; los
    agricultores prefieren sembrar el fríjol alacín
    durante los primeros meses de invierno y en menor grado en la
    época de postrera (septiembre-octubre), debido a su
    precocidad en la producción de vainas en un período
    crítico de escasez de otros alimentos y a mayores
    problemas de plagas en la postrera. Normalmente solo se lleva a
    cabo un control de malezas en el mes de junio; pero esto
    dependerá de la incidencia de malezas en cada localidad;
    por eso en aquellas parcelas muy infestadas de malezas es
    necesario llevar a cabo un "repaso" o segunda limpia. Algunos
    agricultores realizan la primera limpia a los 15-20 días
    de haber nacido el fríjol y la segunda antes de la
    floración, aproximadamente a los 30 días de nacido.
    En cuanto a plagas los agricultores mencionan que los problemas
    mas comunes se encuentran con pulgones (Diabrótica
    spp
    .), virosis causado por mosca blanca (Bemisia
    tabaci
    ), hormigas, picudo de la vaina (Apion
    godmani
    ) y a veces sompopos.

    El uso de las vignas reporta las siguientes ventajas
    mencionadas por los agricultores (CIDICCO, 2003):

    1. Los rendimientos son bastante confiables y abundantes
    en relación a la fertilidad de los suelos de la zona. Se
    puede obtener desde unos 12 quintales por manzana (7000
    m2) en sistema tradicional, hasta unos 30 quintales
    por manzana en sistemas con labranza mínima. Además
    se puede consumir el grano seco y también las vainas
    verdes

    2. La producción de vainas es precoz, lo que
    contribuye a la seguridad alimentaria de la zona. Normalmente los
    agricultores pueden cosechar vainas desde los treinta días
    después de la siembra. Según los agricultores, la
    cosecha de vainas verdes hace que la planta aumente aún
    más la producción de vainas. En muchos casos se
    observa la siembra muy cerca del hogar por la facilidad para la
    recolección de las vainas verdes y su posterior uso en la
    alimentación humana.

    3. Los rastrojos sirven como una excelente
    provisión de forraje para los animales en temporadas donde
    normalmente no existe ninguna otra fuente de alimento. Los
    rendimientos de materia seca pueden llegar desde 2-6
    t./ha/año, dependiendo de las condiciones de
    precipitación y suelos de la zona.6

    4. El frijol tiene buen mercado en la zona; en los
    últimos años el frijol común ha aumentado
    mucho su precio, y su
    cultivo es mas difícil en las condiciones de la zona,
    entonces los agricultores locales prefieren cultivar el frijol
    alacín.

    5. Es un frijol que está adaptado a las
    condiciones de clima y suelos de
    la zona; además de su facilidad de asociarse a los
    sistemas de cultivo de maíz y maicillo que son
    tradicionales en los agricultores de Centroamérica. En
    algunos lugares de Centroamérica este frijol
    también se usa en asociación con la yuca
    (Manihot esculenta) usando 2-3 semillas cada 10-12
    pulgadas en medio de los surcos de yuca o en los mismos surcos
    del tubérculo. También en ensayos de campo llevados
    a cabo por el CIDICCO (2003), se ha observado que el frijol
    alacín se puede asociar con hortalizas como brócoli
    y sandía en postrera, dejando un espaciamiento de 1 metro
    entre la postura de la hortaliza y la leguminosa.

    6. El frijol crea una cobertura que ayuda en el control
    de malezas, conservación de humedad y además aporta
    elementos al suelo provenientes de su follaje y de la
    fijación de nitrógeno.

    Precisamente el control de malezas ha constituido uno de
    los problemas de mayor incidencia que durante muchos años
    ha conspirado contra el establecimiento de leguminosas con fines
    ganaderos, particularmente en países tropicales. En Cuba
    se han realizado diversos trabajos con el objetivo de
    disminuir el efecto de las especies indeseables durante el
    establecimiento de Leucaena y, en los últimos años,
    una de las alternativas más estudiadas ha sido el empleo
    del intercalamiento de cultivos de ciclo corto, donde se han
    utilizado diferentes especies y variedades de frijol. Se pueden
    citar estudios realizados con Vigna unguiculata
    (Simón, 2000) y Phaseolus vulgaris (Padilla
    et al., 2001), donde se han reportado como resultados que
    los cultivos intercalados no afectan el establecimiento de
    Leucaena y tienen un efecto positivo sobre el control de las
    malezas.

    En este sentido, Soto (2004) reporta que, con la siembra
    de Vigna sinensis entre hileras de Leucaena
    leucocephla,
    se logró disminuir la
    infestación por malezas hasta un 24 y 21 % para el primer
    y tercer mes posterior a la siembra, obteniéndose
    además 1.48 ton/ha de granos como producción
    agregada, la cual puede emplearse como alimento (5.33 tn MS/ha en
    su conversión a forraje) para los animales afectados en
    sus áreas por la siembra de Leucaena, aunque es posible
    obtener un nivel de ingresos significativo que permita solventar
    los gastos de establecimiento de Leucaena e incluso lograr un
    margen de ganancias.

    Efectos similares fueron informados por Ruiz, et
    al.
    (2000) y Simón (2000), para siembras comerciales
    de Leucaena con Vigna asociada, en fincas ganaderas en el
    occidente de Cuba, con beneficios para Leucaena en su crecimiento
    y en la economía del sistema agrícola
    evaluado.

    CONSIDERACIONES
    FINALES

    El empleo de cultivos de ciclo corto (Ej.
    Ajonjolí, Sorgo y vignas), constituye una
    alternativa económicamente sustentable en el
    establecimiento de Leucaena para silvopastoreo. Estos cultivos,
    empleados de forma intercalada entre hileras del cultivo
    principal, no afectan su desarrollo ni rendimientos al
    establecimiento, siempre y cuando se respete el criterio
    espacial; es decir, puede sembrarse Leucaena a una distancia
    entre surcos de 5 m y entre estos sembrarse los cultivos
    ejemplificados en los surcos centrales (0.80 entre
    hileras).

    Con el empleo de estos cultivos se logra un control
    más eficiente de la infestación por malezas y
    plagas y sin el empleo de agrotóxicos, y se reduce el
    tiempo al establecimiento de Leucaena, lo que implica que se
    reduzcan los gastos por este concepto. Por otra parte, con el
    aporte forrajero de los cultivos acompañantes, se logra un
    ahorro
    sensible por concepto de compra de alimentos para los animales
    afectados durante el establecimiento de Leucaena, lo que permite
    la integración de estos cultivos, con criterio de
    sustentabilidad, al sistema que se explote. También se
    evidencian las ventajas por concepto de ingresos, con
    relación al valor que adquieren las producciones de granos
    de los cultivos intercalados, en este caso Ajonjolí, Sorgo
    y Vigna, lo cual representa una ventaja en el aprovechamiento del
    área.

    La integración de cultivos intercalados en
    áreas de Leucaena durante su establecimiento ofrece
    servicios no
    solo desde el punto de vista social, si no también de tipo
    ambiental, lo cual diversifica aún más los
    beneficios que estos pueden aportar y que muchas veces no se
    toman en cuenta, pero que contribuyen a mejorar los ecosistemas
    ganaderos, toda vez que la ganadería ha sido considerada
    durante muchas décadas como la causante de conflictos
    ambientales, principalmente relacionadas con la
    deforestación, la compactación, la erosión y
    la pérdida de fertilidad de los suelos.

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    Matanzas. Cuba. p.101.

    – Valenciaga, Nurys y Mora, C.1997. Estudio de la
    incidencia de insectos en una siembra de Leucaena
    leucocephala
    intercalada con maíz en dos momentos
    a partir de la siembra. Rev. Cubana Cienc. Agric. 31:
    167.

    – Wencomo, Hilda, Hernández. L y Seguí,
    Esperanza. 2001. Comportamiento de accesiones de Leucaena
    spp
    en la fase de establecimiento. Pastos y Forrajes
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    – Wilson, J. R. 1991. Ecophysiological constraints to
    production and nutritive quality of pastures under tree crops.
    In: International Lives tock Tree Cropping Workshop. NARDI / FAO,
    Seldan. Malaysia pp: 20 – 44.

    M.Sc. Servando Soto Senra

    Dr.C. Raúl Guevara Viera

    M.Sc. Jorge Estévez Alfayate

    M.Sc.Guillermo Guevara Viera

    CEDEPA- Fac. Ciencia Agropecuarias

    Universidad de Camagüey

    Junio/2004

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