La materia
educativa en el estado es
un tema tan amplio y difícil de abordar, que al hacerlo es
posible omitir varios aspectos y áreas de influencia, es
por esto que esta propuesta se concreta en el mejoramiento de
la calidad de la
oferta
educativa de nivel superior en Yucatán, por ser
ésta la antesala al desarrollo
profesional del individuo, y
las escuelas de educación superior
del estado, los
pilares de esa formación
profesional.
El hacer un diagnóstico objetivo de
este nivel educativo implica un grado muy amplio de apertura a
nuevas ideas y conceptos, algunos de los cuales nos podrán
parecer revolucionarios; sin embargo, la imperante necesidad de
transformar nuestro estado debe, entre otras cosas, dar pie al
inicio de una revolución
en materia educativa si es que no queremos seguir en esa
equivocada idea de que hemos avanzado mucho con la
creación y construcción de escuelas e infraestructura
suficiente para albergar la creciente demanda
educativa.
Otra idea errónea que hay que hacer un lado, es
la de que con la concesión de permisos a particulares se
han logrado subsanar las deficiencias en materia educativa, ya
que estos no cargarán con los vicios y los problemas
burocráticos de las instituciones
y universidades públicas.
Tampoco hay que perder de vista que en recientes
evaluaciones a nivel mundial dadas a conocer en los medios de
comunicación, los resultados (ocultados por el
gobierno
federal anterior) son dramáticos, y aunque la evaluación
fue realizada en los niveles primaria y secundaria, en nivel
medio superior y superior, sin lugar a dudas, los resultados que
arrojarían serían similares. Lo anterior nos lleva
a tener que aceptar que en nuestro país se ha equivocado
totalmente el rumbo en materia educativa, y esto a la vez a
entender que la mayoría de los métodos de
enseñanza–aprendizaje y
administración de las instituciones
(públicas y privadas) no son los correctos.
Bajo esta base, parece que ha llegado el momento y la
oportunidad de que Yucatán sea considerado como
vanguardista y pionero de este cambio o
revolución educativa, sentando las bases para el
desarrollo y fortalecimiento de las instituciones de nivel
superior y por ende, de la formación integral de
profesionistas que logren el máximo desarrollo de sus
habilidades y valores
morales, herramientas
que les permitirán servir y enorgullecer a nuestra entidad
y a nuestro país.
La filosofía en la cuál radica este
cambio, se establece en la Teoría
de Howard Gardner, neuropsicólogo estadounidense de origen
judío, quién en 1996 formuló su libro titulado
"las ocho inteligencias", en el cuál plantea que -la
inteligencia
ya no puede seguir percibiéndose como una medida unitaria
arrojada por el I.Q. (coeficiente intelectual), si no como una
variedad de habilidades o potencialidades que el individuo tiene
que desarrollar durante su proceso de
aprendizaje-.
Con esta nueva percepción
de la inteligencia humana se responde a la cuestión sobre
cómo diversos personajes, en diferentes medios:
artístico, deportivo, negocios,
artes, ciencias,
etc., alcanzan el éxito
aprovechando sus habilidades, pese a que poseían un
coeficiente intelectual que muchas veces no superó la
media. La razón es que el I.Q. sólo mide un tipo de
inteligencia, la lógico-matemática, y no las otras siete que
el hombre
posee: cinestésico-corporal, espacial, interpersonal,
intrapersonal, musical, lingüística-verbal y
naturalista.
El ser humano posee cada una de ellas y depende de las
instituciones educativas, y del perfil académico de sus
egresados, el grado de desarrollo que el futuro profesionista
deberá adquirir en su formación.
La fundamentación de esta propuesta radica
también en el enfoque moderno de la Administración
Científica, el cuál debe ser aplicado en las
instituciones de enseñanza, principalmente para combatir
la creencia de que los aspectos administrativos ( llámese
papeleos, trámites, elaboración de documentos,
programas
académicos, control escolar)
implican el uso efectivo del proceso
administrativo (planeación, organización, integración de personal,
dirección y control).
El principio que nos compete es el que establece la
interrelación entre las funciones de
planeación y control, que son el principio y el final de
todo el proceso: para que la planeación sea efectiva
deberán establecerse los mecanismos adecuados para medir
(control) el grado de avance de los planes, para así
poder corregir
desviaciones o replantear nuestras metas (reingeniería).
No podemos pasar por alto que el profesionista de hoy,
además de una formación integral requiere de
ciertas habilidades especiales a desarrollar, tales como el aprendizaje de
otra lengua, el uso
de la tecnología, la transmisión de ideas,
el estudio y apreciación de otras culturas, la
autocrítica, el diagnóstico, la flexibilidad
laboral y un
liderazgo
visionario.
Como comenta el maestro Fernando Arias Galicia, en su
obra "Administración de Recursos Humanos para el
Alto Desempeño", corresponde a las instituciones
educativas el adecuar sus planes de estudio para que el alumno
adquiera tal formación, y a las autoridades educativas el
control de la calidad de la enseñanza en estas
instituciones.
Sin olvidarnos del objetivo básico de esta
propuesta, que es el mejoramiento de la calidad en la
enseñanza de nivel superior, cabe hacer notar que las
instituciones y las personas existen con una finalidad:
trascender. La elaboración de un modelo
educativo que satisfaga plenamente las demandas de nuestro
entorno cambiante y globalizado, no es sólo una necesidad,
si no "la maravillosa oportunidad para trascender y ser
recordado".
La problemática en las instituciones de
educación superior debe abordarse desde tres áreas
de competencia:
Académica, Administrativa y Operacional.
En relación al área académica el
problema primario radica en que se han descuidado los tres
elementos básicos del proceso de aprendizaje: el
conocimiento, el profesor y el
alumno.
En cuanto al conocimiento, en la mayoría
de las instituciones (sobre todo en las privadas) existentes, los
planes de estudio fueron autorizados sin verificar que cumplan
con el objetivo de lograr el desarrollo de las habilidades
necesarias para la formación profesional del estudiante,
de acuerdo a un perfil previamente establecido -además de
la formación integral-, y peor aún, no son
actualizados con oportunidad, por lo que quedan obsoletos con
prontitud; es decir, son examinados en cuanto a requisitos de
forma y no de fondo (contenido).
No es posible que el alumno adquiera una
formación integral cuando los programas de estudio denotan
una gran ausencia de contenido formativo en cuanto a valores,
deporte, artes,
desarrollo de habilidades (como el desenvolvimiento ante
público por ejemplo), ética y
responsabilidad
social. Otro grave problema es que en la actualidad para ser
profesor de educación superior sólo se
necesitan cubrir dos requisitos: contar con título y
cédula profesional. En pocas palabras, cualquier individuo
que por necesidad económica u otro motivo quiera dedicarse
a la docencia puede
hacerlo. Además el profesionista que incursiona en
educación superior es visto como un profesional fracasado,
quién cómo última opción incursiona
en esta área. El 90% de los actuales profesores de nivel
superior toman la docencia cómo una última
oportunidad para no quedarse desempleado y, en el mejor de los
casos, cómo un "hobbie" o pasatiempo. Entonces ¿que
podemos esperar con profesores de este tipo?, quiénes en
"complicidad" con las autoridades y directivos utilizan las aulas
para descargar frustraciones y satisfacer sus deseos reprimidos.
Aunque por otra parte, aquellos profesores que tienen en la educación su
vocación, que rinden un cien por ciento, se preocupan por
el alumno, que preparan sus cátedras a conciencia, son
vistos cómo "un peligro" (por aquello de despertar
conciencias y por ende motivar al alumno a exigir sus derechos) en la
mayoría de las instituciones que han hecho de la
educación superior un negocio redondo.
En el gobierno anterior se otorgaron autorizaciones y
permisos por doquier para impartir educación superior , la
mayoría de las veces a institutos que carecen de
instalaciones y personal calificado para ofrecerla, bajo el
supuesto de que, al crear más escuelas, estas
ayudarían al gobierno a satisfacer la demanda en este
nivel . El actual gobierno parecía decidido a enderezar el
rumbo, sin embargo, se enfocó únicamente a la
verificación algunos aspectos (como instalaciones) y la
proliferación de instituciones continúa, sin
aún controlar si las existentes cumplen con los requisitos
en capital humano
(docente y administrativo).
Lo peor es que quienes obtuvieron estos permisos, son
amigos cercanos al anterior régimen y por ende, saturaron
su planta docente con "amigos de partido", constituyendo en estas
escuelas bastiones potenciales de un régimen en
decadencia, donde con asombro, los alumnos son preparados y
adoctrinados (por parte de los pseudoprofesores) en el conocimiento
de todas las artimañas, formas de infringir la ley y modelos de
corruptelas, característicos del período de
gobierno anterior. Esto bajo la complacencia de las autoridades y
supervisores que se "hicieron de la vista gorda", recibiendo
prebendas a cambio. Actualmente, si bien es cierto que no se
escucha hablar de corrupción, también es verdad que el
influyentismo sigue haciendo de las suyas en los procesos de
selección y autorización de
permisos.
El sistema utilizado
en la educación privada ha permitido que varios
"benefactores de la sociedad"
–así dicen las autoridades de quienes invierten en
educación- hayan amasado enormes fortunas aprovechando las
bondades de nuestro sistema
tributario (no pagan muchos impuestos),
lagunas en la ley federal de trabajo (no
otorgan seguro social
a sus trabajadores) y cobrando colegiaturas "módicas"
(entre 800 y 2000 pesos mensuales) al alumnado, además de
incorporaciones, exámenes (especiales, ordinarios,
bimestrales y extraordinarios), inscripción, mantenimiento,
constancias, boletas, credenciales, etc. , mientras que por otra
parte a los catedráticos los contratan a través de
regímenes fiscales (asimilados a salarios,
honorarios, socios, asociados y demás inventos) por
unos cuantos pesos (de 40 a 70 la hora) sin las menores prestaciones.
No se necesita ser un experto matemático o contador para
hacer cuentas de este
escandaloso negocio.
Pero lo más preocupante es que en este caudal de
errores se ha perdido de vista al elemento básico del
proceso de aprendizaje: el alumno, en quién
debería recaer la mayor parte de la responsabilidad de este proceso, ya que es -o por
lo menos debería serlo- el más beneficiado por
consecuencia. No es posible que para lograr sus objetivos
tenga que enfrentar una interminable serie de problemas en
nuestras instituciones (aulas en malas condiciones, la falta de
laboratorios o talleres, ineptitud de los profesores, burocracia,
carencia de espacios deportivos, y hasta sufrir acoso sexual),
las cuáles, en múltiples ocasiones, se convierten
en causantes directas de la pérdida o desperdicio del
potencial enorme de un alumno, en vez de asumir su papel como
facilitadoras del aprendizaje. Si realmente queremos mejorar, las
autoridades educativas están obligadas a propiciar un
mayor contacto con el alumno, y a verlo como un cliente, cuyas
necesidades hay que satisfacer, y para lograrlo -cómo
cualquier individuo con las más elementales nociones de
Mercadotecnia
propondría- necesitan obtener información directa de
él.
Los tres puntos revisados anteriormente también
son de la competencia de la ciencia de
la Administración, y en este ámbito cabe
señalar que la función de
Control es el eslabón débil de la cadena, pues
aunque la planeación se realiza, se crean estructuras
organizacionales, se integra al personal y se ejecutan los
programas, ¿todo esto se controla adecuadamente?. Las
escuelas de nivel superior ¿son sujetas a un proceso de
verificación? . Hasta la fecha no se sabe de alguna
institución educativa de nivel superior a la que se le
haya retirado el permiso por no cumplir con los requisitos
básicos para su funcionamiento; ¿o acaso todas son
un modelo a seguir? ¿sin errores?; algo sumamente
difícil de creer .Es ahí donde entramos al
último punto del análisis: el ámbito
operacional.
El control que las autoridades educativas han ejercido
hasta ahora se basa en un 95% en la revisión de documentos
y aspectos puramente administrativos. Paquetes de inicio de
cursos, documentación de catedráticos,
programas de estudio, planes anuales de actividades, etc.
¿Y en dónde queda el funcionamiento? Es decir, la
operatividad de las instituciones: el vigilar que los
planes y programas efectivamente se desarrollen, que los docentes
estén capacitados y preparados para dar su cátedra,
para elaborar un examen, que tengan las habilidades requeridas
para poder estar frente a un grupo,
eliminando esa errónea idea de que "cualquiera lo
hace".
Habría que verificar si las escuelas cuentan
físicamente con las instalaciones que dicen tener, si
realmente promueven la educación con valores, si hacen
deporte, si realizan actividades extraescolares, si realizan
investigación, si los catedráticos
están bajo un proceso de actualización
contínuo, si invierten en tecnología, y sobre todo
¿cuál es el estado actual del capital humano
de estas instituciones?. El salario percibido
por un docente en educación superior es proporcional y
realmente menor al de un maestro de educación
básica. Ya mencionamos anteriormente que casi no hay
prestaciones en la educación superior privada y cuando las
hay, el salario es ínfimo (entre 40 o 45 pesos la hora).
El profesor -explotado inmisericordemente ante la complacencia de
las autoridades- no está en posición para rendir,
por mucho, lo que se podría esperar de él
.
Ante este panorama, no es concebible una buena
educación superior si no se contemplan soluciones
para todos los problemas anteriores.
Con aproximadamente 65 escuelas de nivel superior en el
estado, ¿es esta una tarea titánica?,
¿difícil de realizar?, o que acaso requiere de
mucho personal. Ninguna de las anteriores parece una buena
justificación al respecto. Hay mucho por hacer. Y eso que
Yucatán es considerado uno de lo estados del país
con mayor riqueza educativa
Pero todo lo expuesto anteriormente no
sería de utilidad si no se
aportaran las estrategias de
solución para cada uno de los problemas señalados,
las cuales, para finalizar dejo a su inteligente
consideración.
- Diseñar un sistema de calificación y
evaluación de las instituciones educativas de nivel
superior, las cuáles deberán de reunir una
puntuación mínima para mantener su registro
tomando en cuenta diferentes aspectos cómo: - Realizar consultas directas (encuestas)
mediante técnicas
de muestreo a los
alumnos de dichas instituciones para evaluar la calidad del
servicio
recibido, por lo menos una vez al año, utilizando para
ello a alumnos de las escuelas de Mercadotecnia incorporadas
que deseen realizar su servicio social. - Realizar una evaluación del desempeño a los
docentes ya autorizados, la cuál deberá hacerse
bajo parámetros e información obtenida
directamente de los alumnos y autoridades académicas de
la institución y deberá repetirse por lo menos
cada tres años, y no ser únicamente un
exámen de conocimientos. Además de la
homologación de un salario digno en función de
las colegiaturas que se cobran en educación
privada. - Diseñar e impartir un curso preparatorio
(obligatorio) para aquellos profesionistas que deseen
incursionar en docencia. - Transformar los programas de estudio y métodos
de enseñanza de tal manera que hagan al alumno
responsable directo de su aprendizaje y no al profesor, con
cátedras que fomenten un mayor grado de
participación de ellos y para eso: - Hacer de carácter obligatorio la creación
en cada institución, de un Comité de
Planeación para la revisión periódica
(anual) de los planes y programas de estudio cuya
reunión deberá presidir un representante del
gobierno. que dependerá de una Comisión Revisora
creada ex profeso. - Fomentar el desarrollo de la investigación científica por medio
de la creación de un Foro Anual o Congreso, en el
cuál se mostraran los avances de cada institución
y que otorgará puntos para las instituciones
participantes. - Hacer obligatoria en el nivel superior la promoción deportiva y cultural, dadas sus
funciones de carácter integrador y
formativo. - Cambiar radicalmente los métodos de
evaluación tradicionales (exámenes ) que no
permiten al alumno desarrollar sus habilidades de razonamiento,
diagnóstico y solución de problemas, por otros
que sí lo hagan. - Profesionalizar a las instancias del gobierno a
través de la contratación de personal que
desarrolle funciones
administrativas de control y auditoría externa, o capacitando en esas
áreas al personal existente. - Crear una estructura
organizacional que brinde a la educación superior un
mayor grado de independencia de la educación
básica, controlada por profesionistas expertos no
sólo en docencia, sino en las áreas de influencia
como pueden ser: Ciencias de la salud, Ciencias
sociales, Ciencias económico-administrativas,
Ingeniería, Ciencias de la
Información, etc. - Homologar y vigilar los procesos de titulación
de las escuelas incorporadas, de tal manera que cumplan con su
cometido, y no sólo sean motivo de lucro. - Crear una comisión para la aprobación
de nuevas escuelas, en base a un nuevo perfil de requisitos que
satisfagan las demandas actuales en educación
superior
Bibliografía:
Arias Galicia, Fernando (2000): Administración de Recursos
Humanos para el alto desempeño: México,
Trillas.
Gardner, Howard (1994): La teoría de las Inteligencias
Múltiples: México, FCE [2ª. Edición].
Ausubel, David (1990): Psicología
Educativa. Un punto de vista cognoscitivo: México,
Trillas.
Gagné, Robert y Briggs, Leslie (1992): La
Planificación de la Enseñanza. Sus
Principios:
México, Trillas
Marzano, Robert (1992): A Different Kind of Classroom:
Alexandría, Asociation for Supervision and Curriculum
Development.
LAE Lucía Pérez Cervera
LAE Antonio Aranda Correa
Mérida, Yucatán, México, Noviembre
de 2004
Esperando que estas aportaciones sean de utilidad para
el mejoramiento de la educación en el Estado.