Monografias.com > Administración y Finanzas > Contabilidad
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los Sistemas Contables de Gestión en las Organizaciones Virtuales




Enviado por hernandg



    1. Las exigencias impuestas al
      sistema contable para la dirección y gestión en
      las organizaciones virtuales
    2. La compatibilidad de las
      nuevas herramientas de contabilidad de
      gestión
    3. El marco informativo integrador:
      la propuesta actual de cuadro de mando
    4. Conclusiones

    Con el proceso de
    globalización vigente, el mundo
    económico en todas sus vertientes se ha impregnado de una
    actitud
    intregradora que tiene su reflejo, especialmente, en el
    ámbito de la dirección y gestión empresarial con
    aproximaciones diversas: La conjunción de lo
    económico y lo social en la concepción de ente
    empresarial a dirigir, la difuminación entre el largo y el
    corto plazo en los procesos
    decisionales, la estrecha vinculación entre lo real y lo
    financiero en la gestión y, la yuxtaposición del
    factor humano al factor tecnológico. Y todo ello, se hace
    evidente dentro de una estructura
    organizativa flexible o virtual a la que tienden las empresas
    más adaptadas al actual entorno competitivo.

    Como cabía esperar, esta actitud integradora y de
    flexibilidad se ha extendido a los instrumentos para la
    gestión y dirección de los negocios, como
    son, los sistemas de
    información contable internos. Estos últimos
    han debido, y deben, responder en consecuencia: Postura
    integradora de las herramientas
    que lo articulan y, estructuración versátil y
    coherente con la nueva modelización organizativa de
    la empresa.
    Este último aspecto nos lleva a proponer la idoneidad de
    la actual propuesta integradora del cuadro de mando como modelo
    vertebrador de un sistema de
    contabilidad
    de gestión (SCG) -en su concepción amplia- para la
    empresa
    actual.

    1. LAS EXIGENCIAS
    IMPUESTAS AL SISTEMA CONTABLE PARA LA DIRECCION Y GESTION EN LAS
    ORGANIZACION VIRTUALES

    La adaptación a una serie de factores
    organizativos (estrategia,
    estructura, cultura, etc.)
    es un valor
    consustancial para la contabilidad de gestión si quiere
    constituirse en un instrumento eficaz al servicio de
    los diferentes órganos directivos de las empresas. Veamos
    a continuación, concretamente, cuales son, en este
    sentido, las exigencias actuales impuestas a los SCG
    empresariales, desde las tendencias vigentes en relación a
    la estructura organizativa de la empresa.

    Los nuevos modelos
    estructurales organizativos persiguen la adaptación de
    manera inmediata de las empresas al nuevo entorno, y a las
    necesidades de los clientes; son las
    denominadas estructuras
    organizativas flexibles, variables o
    virtuales. Como características esenciales de este tipo de
    organización pueden señalarse las
    siguientes:

    a) La
    organización actual se configura como una red de flujos de
    información con capacidad para crear
    conocimiento, cuya estructura ha de responder de
    forma creativa y flexible frente al cambio, es
    decir, con capacidad de utilizar y modificar los recursos y las
    relaciones para aproximarse al cliente,
    potenciándose lo informal en torno a un
    núcleo operativo formal. Lo cual lleva a conceder una
    gran importancia a aspectos tales como el aprendizaje
    individual y organizativo, el trabajo en
    equipo y la formación del personal.

    b) La estructura organizativa es descentralizada
    concediendo mayor autonomía a unos trabajadores (reparto
    de poder
    decisional hasta los niveles más bajos de la
    línea) comprometidos con la misión y
    los valores
    de la empresa (la alta dirección ha de establecer una
    estrategia coherente que permita en torno a ella la
    unificación de valores) a
    fin de no perder la visión global de la
    organización.

    c) Las fronteras departamentales de la estructura se
    difuminan por el fraccionamiento de la cadena de
    valor única tradicional que pasa a ser una
    combinación de cadenas de valor con relaciones
    variables.

    Y, con estos nuevos modelos organizativos desarrollados
    bajo la filosofía de la organización virtual,
    ¿qué características definen la
    configuración de los sistemas
    contables de gestión empresariales?

    En primer lugar, frente a la concepción de la
    empresa como una red de flujos de
    información, podemos hablar de dos implicaciones para los
    SCG en las empresas. Por una parte, el SCG habrá de
    diseñarse como un sistema de
    información integrado dentro de esa red de flujos de
    información, integración que no sólo es posible –
    por la aplicación de las NTI´s – sino necesaria en
    la búsqueda de una compaginación efectiva entre
    factor tecnológico y factor humano que hoy prima en la
    dirección de la empresa.

    Asimismo, la importancia singular y creciente que
    adquiere la información valiosa en el actual mundo
    empresarial radica, en su capacidad para generar ventajas
    competitivas como materia prima
    del conocimiento que reside en la organización, aspecto
    éste que lleva a destacar la creación y control del
    conocimiento en el proceso de dirección
    estratégica.

    Consecuentemente, el SCG en la empresa se habrá
    de concebir con un marcado enfoque estratégico a fin de
    constituirse en uno de los recursos clave para la competitividad
    de la unidad económica, suministrando información
    que facilite el logro y mantenimiento
    de la misma. Bajo el planteamiento actual de gestión
    competitiva (gestión por competencias
    esenciales, orientación al cliente, mejora continua de
    prioridades calidadtiempo-coste-flexibilidad) la potenciación
    de lo estratégico se extiende tanto a la función
    directiva como al resto de funciones, lo que
    lleva a concebir el SCG como un sistema coordinado con una
    orientación estratégica y de futuro, que
    actúe en todos los niveles decisionales y, contemplando
    todos los aspectos relevantes de la gestión. En este
    sentido, el reto más reciente que deben afrontar los SCG
    es la medición de los recursos
    intangibles.

    En segundo lugar, frente a la estructuración de
    funcionamiento flexible de la organización, entendemos que
    el SCG debe ser un elemento facilitador de la flexibilidad
    organizativa y, en consecuencia, flexible en sí
    mismo.

    Para que el SCG ayude en la búsqueda de
    flexibilidad organizativa ha de contemplar todas las actividades
    -primarias y de apoyo- que forman la cadena de valor de la
    empresa evaluando los costes, rendimientos, calidad y tiempos de
    ejecución de cada una de ellas, analizando las mismas
    según el valor añadido que representan.

    Este tipo de información apoya los procesos de
    reestructuración organizativa, de desintegración
    vertical por aplicación de mecanismos de
    externalización (outsourcing) y
    filiación de actividades.

    Por otra parte, el funcionamiento flexible de una
    estructura organizativa virtual con capacidad para variar las
    relaciones y los recursos disponibles, es extrapolable a los SCG
    que han de adoptar una estructuración de la misma naturaleza
    para adaptarse con rapidez a las circunstancias organizativas
    cambiantes y, en definitiva, seguir siendo eficaces.

    En tercer lugar, la difuminación de los límites
    organizativos por la combinación de cadenas de valor
    relacionadas que se observa en la empresa virtual exige que el
    SCG se oriente al mercado y
    adquiera una visión global de la organización por
    procesos productivos completos, mediante la utilización de
    medidas comprensivas de los mismos, la evaluación
    de todas sus actividades y de las interdependencias
    coste-rendimiento entre subunidades.

    Finalmente, frente a la apuesta por la descentralización que se hace en este tipo
    de organizaciones, el SCG de la empresa ha de considerarse como
    un elemento de apoyo en la coordinación o alineamiento -tarea
    prioritaria en la organización basada en el
    conocimiento- en torno a un objetivo
    común, de los flujos de tareas realizadas por todos los
    trabajadores. Uno de los mecanismos para la coordinación
    es el conjunto de indicadores
    que incorpore el SCG que, desde este punto de vista, adquiere
    importancia no tanto por su contenido como por la
    ubicación de tales indicadores (Roberts, 1999, p. 89). El
    SCG en la organización virtual debiera contribuir a la
    unificación de las actuaciones individuales en la empresa
    en una misma dirección, siendo congruentes con una
    visión compartida -conjunto de valores que define una
    organización y que son transmitidos a toda la empresa y
    compartidos por todos los trabajadores- y, por lo tanto,
    asumiendo dicha coherencia tanto en su diseño
    como en su implantación.

    2. LA
    COMPATIBILIDAD DE LAS NUEVAS HERRAMIENTAS DE CONTABILIDAD DE
    GESTION

    La sucesión de respuestas adaptativas surgidas en
    los últimos años en el campo de la gestión
    empresarial (Total Quality, reingeniería de procesos, gestión
    por competencias distintivas, etc.), se ha visto
    acompañada del desarrollo de
    nuevos instrumentos de contabilidad de gestión (Quality
    Cost and Management System, Activity based Cost and Management
    systems, Target costing, etc.) que, bajo concepciones comunes a
    aquellas, asumieran la representación de las variables
    clave que en el orden actual de la empresa, es preciso
    gestionar.

    Considerando conjuntamente las nuevas técnicas
    de Contabilidad de Gestión, es posible establecer
    convenientes relaciones entre las mismas, que ponen de manifiesto
    su potencial compatibilidad; permitiendo, por tanto, crear una
    estructura integradora de dicha panoplia de instrumentos, que a
    su vez, sea apta para acomodarse a las condiciones y
    requerimientos de las actuales organizaciones.

    El punto de arranque para tal integración, lo
    constituye la nueva representación de la empresa a
    través de actividades y procesos, aportada por los
    sistemas ABC&M, lo que facilita relacionar dichos sistemas
    con el resto de las nuevas técnicas de contabilidad de
    gestión.

    En primer lugar, los sistemas basados en las actividades
    responden a las características requeridas en los nuevos
    sistemas de medida y control en contabilidad de gestión,
    por cuanto el conjunto de cost drivers definidos en cada
    una de las actividades constituye un adecuado sistema de unidades
    de medida y control que permiten observar, el progreso que se
    está obteniendo en aras de la mejora continuada, la
    eficiencia y
    la eficacia del
    nuevo entorno productivo.

    En segundo lugar, la gestión moderna de la
    calidad total
    entronca en la filosofía inherente a los sistemas ABM, en
    tanto en cuanto ambas técnicas se orientan a la
    satisfacción del cliente como foco que da sentido a la
    existencia de un producto o
    servicio, por lo que podremos aceptar los sistemas ABM como el
    instrumento natural para una eficaz gestión de los costes
    de la calidad. El modelo de gestión de la calidad total
    lleva implícito un planteamiento de participación
    activa y comprometida de todo el personal en la mejora continua
    de la competitividad, lo cual conlleva la definición clara
    de las responsabilidades funcionales de cada persona en la
    organización y la instauración de un sistema de
    control presupuestario suficientemente pormenorizado para evaluar
    los resultados y asignar las responsabilidades sobre
    ellos.

    La consecuencia de este maridaje ABM-Gestión
    costes calidad, resulta evidente: La idoneidad de construir e
    implantar un modelo ABM que responda adecuadamente a la
    gestión actual de costes de la calidad, proporcionando la
    información necesaria para lograr la mejora continuada de
    calidad y reducir los costes asociados con ella. Asimismo, la
    implantación del T.Q.M.(Total Quality Management)
    posibilitará usar variables no financieras para la medida
    y control de los costes de calidad, incluyendo el coste de
    actividades ineficientes.

    En tercer lugar, en relación a la aplicabilidad
    estratégica de los sistemas ABC&M, algunos de los
    autores más relevantes en esta línea de investigación, no han dudado en reconocer
    la enorme ventaja que la implantación de una contabilidad
    por actividades supone para la obtención de
    información de carácter estratégico, incorporable
    en los informes
    suministrados por la contabilidad de dirección
    estratégica.

    El análisis y medida de las actividades,
    preconizado por el ABM, puede ser aplicado sobre actividades
    futuras o potenciales, de forma que se evalúe el impacto
    de tales acciones si se
    llegan a realizar; disponiéndose así de una valiosa
    herramienta en los procesos de reestructuración de las
    actividades de la organización, así como en los de
    diseño de procesos y productos.

    En efecto, podemos admitir, de acuerdo con Blanco
    (1993), la potencialidad estratégica de los modelos
    ABC&M, en tanto el ABC es capaz de constituir un verdadero
    centro de I&D para el estudio y racionalización de
    actividades que potencialmente puedan coexistir con las actuales
    o eliminarlas.

    En cuarto lugar, respecto a la posible complementariedad
    entre los sistemas ABC&M y el Target Costing, recordemos que
    éste último, requiere de un conjunto de métodos
    para llevar a cabo las etapas que implica su aplicación.
    En concreto,
    deberán arbitrarse diversos procedimientos
    que permitan:

    Detallar los términos de la ecuación base,
    determinar los costes derivados y costes permitidos o costes meta
    de los distintos elementos del producto, comprender los excesos
    de coste y detectar las formas de alcanzar los costes meta y,
    establecer las condiciones organizativas que favorezcan el logro
    de los resultados objetivo señalados.

    Para ello, es necesaria la colaboración de los
    departamentos de marketing, I+D
    y contabilidad de gestión, a fin de disponer de
    información interna y externa sobre las necesidades de los
    consumidores y el mercado, así como, sobre las relaciones
    causales de los costes del producto y su valoración. En
    nuestra opinión, la metodología ABC&M se acomoda de forma
    natural para responder a estas últimas necesidades
    informativas sobre los costes, al fundamentarse en la
    relación de causalidad entre factores-actividad-producto y
    permitir el análisis de las actividades potenciales y el
    cálculo
    de su impacto en caso de llevarlas a cabo. Por lo tanto,
    consideramos que el ABC/ABM manifiesta, una gran capacidad en
    este terreno, tanto para la valoración de los costes del
    nuevo producto como para el control de los mismos en la fase de
    desarrollo.

    3. EL MARCO
    INFORMATIVO INTEGRADOR: LA PROPUESTA ATUAL DE CUADRO DE
    MANDO

    La consideración de la información como un
    factor estratégico a considerar en el diseño de la
    estrategia junto a la aceptación de que la última y
    definitiva prueba de la eficacia de la información es su
    utilidad
    (Paradigma de
    utilidad) exige que, para que la utilidad de la
    información sea máxima debería estar
    articulada en un modelo contable. Tal modelización
    contable de la información para la Dirección en sus
    distintos niveles, permite observar la interrelación entre
    las variables significativas y poner el énfasis en la
    información cuantitativa (ACODI, 1992).

    En este sentido, la tendencia de los SCG del negocio
    viene siendo la de ampliar progresivamente su contenido e
    incrementar el número de mediciones incorporadas, de
    acuerdo con los cada vez más numerosos aspectos relevantes
    para la gestión y dirección de las organizaciones.
    Uno de los instrumentos de contabilidad estratégica que ha
    observado dicha tendencia es el cuadro de mando, cuyo modelo
    actual proponemos como núcleo central de un SCG
    amplio.

    3.1. La propuesta actual de Cuadro de
    Mando

    En los primeros años noventa, los consultores
    norteamericanos Kaplan y Norton propusieron el Cuadro de Mando
    Integral (CMI) -Balanced
    Scorecard según su denominación anglosajona-
    como una herramienta para comunicar los objetivos
    múltiples y coordinados que las empresas deben alcanzar
    para competir sobre la base de sus capacidades e innovación y con el punto de mira en los
    recursos intangibles (Mallo, Kaplan et alt., 2000).

    El CMI es un sistema integrado y equilibrado de
    indicadores -financieros y no financieros- representativos de la
    estrategia de una unidad de negocio bajo el planteamiento actual
    de dirección estratégica y de gestión
    competitiva. Como tal sistema se trata de un conjunto de
    elementos -objetivos, medidas, metas e iniciativas- relacionados
    a través de una lógica
    causal y estructurados en cuatro perspectivas desde las que se
    visiona y traduce la estrategia: La financiera de los
    propietarios, la del cliente, la de los procesos internos y, la
    de aprendizaje y
    crecimiento.

    Los autores del CMI (Kaplan y Norton, 1992a) atribuyen
    su calificación de «equilibrado» al balance
    existente entre: (a) Los objetivos a corto plazo y los objetivos
    a largo plazo, (b) las medidas desde una perspectiva externa
    (accionistas y clientes) y las medidas desde una perspectiva
    interna (procesos internos y crecimiento), (c) los resultados
    deseados de las variables estratégicas y los inductores de
    esos resultados, y (d) unas medidas rígidas y otras
    medidas más flexibles y subjetivas. Asimismo, el CMI como
    herramienta de control de
    gestión estratégico se ha de mantener integrado
    con los mecanismos de control del funcionamiento de la empresa, a
    los que no sustituye.

    La perspectiva financiera del CMI visiona a corto plazo
    la ejecución de la estrategia mediante indicadores
    financieros que resumen las consecuencias económicas
    mensurables de acciones ya tomadas, señalando si la
    estrategia implantada está contribuyendo a mejorar la
    imagen de la
    empresa para los propietarios de la misma.

    Los objetivos de este cuadrante están
    relacionados, típicamente, con: la rentabilidad,
    el rápido crecimiento de las ventas o la
    generación de flujos de caja. Los indicadores asociados a
    ello van desde las tradicionales medidas financieras
    -rentabilidades económica y financiera, margen bruto,
    resultado neto, cash flow del ejercicio- a las más
    recientes medidas financieras de creación de valor
    desarrolladas por empresas consultoras, tales como: Valor
    Económico Añadido (EVA, Economic value added),
    Beneficio económico (EP, Economic Profit, beneficio
    contable menos valor contable o económico de las acciones
    por su coste), Valor de mercado añadido (MVA, Market value
    added, diferencia entre valor de mercado de las acciones y su
    valor contable) y Valor de caja añadido (CVA, Cash value
    added, diferencia entre el flujo de caja
    operativo y la demanda de
    flujo de caja operativo).

    La perspectiva de los clientes del CMI incorpora
    indicadores financieros y no financieros que resumen los
    resultados de la actuación de las distintas unidades de
    negocio de la empresa en unos segmentos de clientes y mercados en los
    que compiten, señalando si dicha estrategia está
    contribuyendo a mejorar la imagen de la empresa para los clientes
    y, asimismo, capacitando a los directivos para posibles
    reformulaciones de su estrategia específica basada en el
    cliente, la cual es el origen de los resultados financieros
    futuros.

    Los objetivos de este cuadrante se corresponden con los
    segmentos de clientes-mercados en los que competirán las
    unidades de negocio y los grupos de
    clientes objetivo de los cuales se espera que deriven sus mayores
    crecimientos y rentabilidades. Por lo tanto, los indicadores
    asociados a ello son medidas de los resultados de las unidades de
    negocio en los segmentos objetivo, siendo las más comunes:
    el grado de satisfacción de los clientes, el grado de
    fidelidad de los clientes, la incorporación de nuevos
    clientes, la rentabilidad de los diferentes tipos de clientes y
    la cuota de mercado en los segmentos objetivo.

    La perspectiva de los procesos internos del CMI parte de
    la identificación de los procesos críticos
    -aquellos que contribuyen en mayor medida a satisfacer las
    necesidades de los clientes actuales y futuros y al logro de los
    resultados financieros- en los cuales la organización debe
    destacar al considerarse los más importantes para el
    éxito
    de la estrategia específica implantada. Un análisis
    de la cadena completa de valor de la unidad económica
    permite no sólo identificar procesos críticos
    existentes que es necesario controlar y gestionar su mejora
    continua, sino también procesos críticos nuevos
    incorporables sobre los que los directivos dirijan su atención a fin de producir mejores
    rendimientos futuros.

    El seguimiento de los procesos críticos
    identificados se realiza a través de un conjunto de
    indicadores que evalúan su ejecución en
    función de las variables que en este contexto es preciso
    gestionar, asimiladas básicamente con el triángulo
    de prioridades coste-calidad-tiempo. Tal evaluación
    implica considerar tanto medidas del rendimiento de los procesos
    y actividades como medidas de los generadores de dicho
    rendimiento.

    De acuerdo con la secuencia genérica de la
    cadena de
    valor, podemos diferenciar tres grupos de
    indicadores:

    En primer lugar, los vinculados al ciclo a largo plazo
    de creación de valor (proceso de investigación de
    nuevas demandas y desarrollo de nuevos productos y servicios)
    tales como los indicadores de plazo de comercialización de nuevos
    productos.

    En segundo lugar, los relacionados con las operaciones del
    ciclo a corto plazo de creación de valor (proceso de
    obtención y entrega de productos y servicios a los
    clientes actuales) tales como: indicadores de productividad,
    indicadores de calidad, indicadores de plazo de ejecución,
    indicadores de flexibilidad productiva etc.

    Por último, los indicadores relacionados con el
    ciclo de servicios postventa se corresponden con medidas
    asociadas a las garantías ofrecidas a clientes, a la
    gestión de pagos a los mismos, a una eliminación
    segura de los desperdicios y subproductos del proceso de producción, etc.

    La perspectiva de aprendizaje y crecimiento del CMI
    proporciona la información necesaria para gestionar el
    desarrollo de las capacidades clave sobre las que preparar la
    estrategia futura. Bajo el enfoque actual de dirección
    estratégica, basado en la Teoría
    de los recursos y capacidades, el punto de partida es ahora la
    identificación de las competencias o capacidades
    esenciales (personales, tecnológicas y organizativas) que
    la empresa ha de desarrollar para conseguir una ventaja
    competitiva duradera y defendible, para su progreso a largo
    plazo. La brecha observada entre las capacidades distintivas
    existentes y las necesarias, determina las inversiones a
    realizar en los recursos clave (recursos
    humanos, sistemas y procedimientos organizativos) para la
    creación de tales competencias
    estratégicas.

    Así, por ejemplo, pueden plantearse inversiones
    en: Actualización de empleados, mejora de la tecnología y sistemas
    informáticos, ordenación de procedimientos y
    rutinas en la organización, etc.

    De esta forma, los indicadores seleccionados en esta
    perspectiva han de permitir controlar la evolución de las competencias
    básicas del personal y los progresos habidos en sistemas
    de información y procedimientos organizativos. Como
    ejemplos de indicadores incluidos en esta perspectiva, podemos
    citar:

    El nivel de satisfacción de los empleados, el
    grado de fidelidad de los empleados, el entrenamiento y
    capacitación de los empleados, el grado de
    oportunidad de la información suministrada a los
    órganos directivos para la toma de
    decisiones, la disponibilidad en tiempo real de
    información crítica
    para la decisión-acción
    de los empleados, el grado de paralelismo entre los incentivos de los
    empleados y los factores globales de éxito de la
    organización, etc.

    En definitiva, un CMI bien diseñado incorpora, a
    lo largo de las cuatro perspectivas, un conjunto de relaciones
    causa-efecto entre las variables críticas -descriptoras de
    la trayectoria de la estrategia- y una combinación de dos
    tipos básicos de medidas: las de resultados de las
    variables estratégicas y las de los factores que generan
    esos resultados. Ello capacita a este instrumento para ser
    utilizado, no sólo para el seguimiento y gestión de
    la estrategia competitiva del negocio, sino también como
    mecanismo de comunicación, a todos los niveles de
    responsabilidad en la organización, de los
    objetivos estratégicos y del medio para
    alcanzarlos.

    La comparación del CMI con las propuestas
    tradicionales de cuadro de mando pone de manifiesto el resto de
    ventajas del primero: La incorporación de indicadores no
    financieros a los clásicos indicadores financieros, el
    favorecer que la dirección de la empresa adopte una
    orientación de futuro más que de control del pasado
    (Kaplan y Norton, 1992b) y, la visión a largo plazo que
    prima sobre la del corto plazo al situar como eje central a la
    estrategia.

    3.2. Articulación propuesta del Sistema
    Contable de Gestión

    Bajo las consideraciones expuestas, consideramos
    conveniente que en la organización virtual el SCG se
    vertebre en torno a la estrategia de la unidad económica
    para definir un conjunto de indicadores que permitan su
    seguimiento desde un punto de vista externo (perspectivas de los
    accionistas y los clientes) y desde un punto de vista interno
    (perspectivas de los procesos internos del negocio y de las
    capacidades internas para la mejora y el crecimiento).

    Esta segunda dimensión observa su
    vinculación con la primera y se puede desarrollar en torno
    al concepto de
    actividad definido en los sistemas ABC&M, lo que
    permitiría, como hemos pretendido justificar previamente,
    la aplicación integrada y coordinada de nuevas
    herramientas de contabilidad de gestión que operan en este
    ámbito.

    A través de ello, se puede lograr la
    articulación de la perspectiva interna estratégica
    (visión de la actividad económica de la empresa por
    procesos) con la perspectiva interna funcional o departamental y
    de las unidades operativas.

    Conclusiones:

    Desde la validez relativa que una propuesta generalista
    puede tener en contabilidad de gestión, en este trabajo hemos
    tratado de justificar la idoneidad, en una organización
    virtual, de un sistema contable de gestión, integrado e
    integrable, flexible y flexibilizador, posibilitando con la
    plataforma tecnológica de una Intranet
    corporativa. En concreto, hemos sostenido que:

    1. Los elementos caracterizadores de una
      organización virtual, condicionan su sistema contable
      para la dirección y gestión, tanto en su enfoque
      como en la configuración de su diseño y en sus
      funciones: Enfoque de gestión estratégico,
      función de apoyo en la búsqueda de competitividad
      y flexibilidad organizativa, elemento formal de
      coordinación, orientación al mercado-cliente,
      configuración integral y flexible.
    2. Una respuesta a las exigencias anteriores será
      la siguiente:

    a) Postura integradora de las nuevas técnicas
    de contabilidad de gestion en el ámbito de la
    dirección funcional y operativa , en torno a la
    representación de la empresa por actividades que ofrece
    un sistema ABC&M.

    b) Modelo integrado del cuadro de mando en el
    ámbito de la dirección estratégica que
    permite conectar su perspectiva interna (procesos y capacidades
    internas para la mejora y crecimiento) con el subsistema de
    información contable integrado en el ámbito
    funcional y operativo, gracias a la aplicabilidad
    estratégica de los sistemas ABC&M.

    Bibliografía:

    Asociación Española de Contabilidad.
    Directiva, ACODI (1992): Statement ACODI nº 1:
    Management Accounting
    . Authors: M. García and J. L.
    Ucieda.

    Blanco ibarra, f. (1993) : Contabilidad de
    costes y de gestión para la excelencia empresarial
    .
    Editorial Deusto. Bilbao.

    Clifton, H. D. (1983): Business data systems: a
    practical guide to systems analysis and data processin
    g.
    Prentice-Hall International. London.

    INMON, W.H.; INHOFF, C.; SOUSA, R. (1998):
    Corporate Information Factory. Wiley Computer
    Publishing. New York.

    KAPLAN, R.S. and NORTON, D.P. (1992): «The
    Balanced Scorecard– measured that drive
    performance ». Harvard Business Review.
    Jan/Feb.

    KAPLAN, R.S. and NORTON, D.P. (1996): The Balanced
    Scorecard: Translating strategy into action
    . Harvard
    Business School Press.

    MALLO, C.; KAPLAN, R.S.; MELJEM, S.; GIMENEZ, C.
    (2000): Contabillidad de costes y estratégica de
    gestión.
    Prentice-Hall. Madrid.

    Roberts, h. (1999): "Capital
    intelectual: La Gestión en la nueva Economía", incluido
    en Gestión del Conocimiento y Capital
    intelectual. Experiencias en España
    . Instituto
    Universitario Euroforum, pp. 86-89.

    Gemma Hernando Moliner

    Universidad de Cantabria (España)

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter