El tabaquismo: Teoría, repercusión para la salud y para el deportista fumador. Apuntes para su análisis
- Resumen
- Desarrollo
- Referentes
Teóricos - El tabaco y los efectos para la
salud - Importancia del deporte en la
salud y para el deportista fumador - Que podemos hacer
educativamente - Conclusiones y
Recomendaciones - Bibliografía
El presente trabajo es una
revisión teórica sobre el tabaquismo y su
repercusión en el deportista fumador. Para el mismo se
realizó el análisis de documentos y
material bibliográfico así como entrevista a
especialista del tema en la Educación para la
salud, además de el criterio de deportista y entrenadores
sobre el mismo. Se profundiza sobre todo en la adolescencia
por ser esta etapa decisiva en la formación de actitudes y
valores y por
la representación social que de ella se tiene y por la
importancia del grupo en la
etapa trabajada y la tendencia imitadora del mismo así
como por el aumento del índice en la comunidad
internacional de fumadores en esta etapa.
Palabras clave: Deporte. Salud. Tabaco.
Adolescente.
El tabaco es una de las drogas
más consumida por los escolares constituyendo, por tanto,
uno de los problemas
prioritarios de Salud
Pública en la preadolescencia y adolescencia.
(Villalbí, y cols., 1995). En la
práctica, el consumo entre
los jóvenes sigue siendo muy elevado y la
incorporación a este hábito se produce entre los 12
y los 14 años (Pérula de Torres y cols., 1998;
Llave Gomero y cols., 2001; Sala Felis y cols., 1994). Incluso
algunos estudios la edad de inicio alarmantemente entre los 9 y
11 años (Pascual Lledó y cols., 1996 y Sala Felis y
cols., 1988).
Dentro del ámbito
relacionado con otro tipo de drogas
distintas al tabaco, Duque Alcuña y cols., (1995) indican
que los adolescentes
entre 12 y 16 años que han probado el alcohol,
supera el 70% y más de un 30% bebe alcohol
habitualmente.
Estos datos indican que
la educación
para la salud es fundamental en el tratamiento este problema.
Además el objetivo final
de alcanzar calidad de
vida pasa por aquí, por hacer que la población, más
específicamente, los jóvenes, participen
activamente, modificando sus comportamientos insanos, eliminando
factores de riesgo y
procurando alternativas preventivas, como la realización
de práctica deportiva de forma habitual.
Los efectos nocivos que sobre la salud tiene el
cigarrillo, son conocidos por la población general debido
a las campañas de prevención lideradas por
organismos de salud; pese a esto, el hábito de fumar
persiste y cada vez es menor la edad (11 a 13 años) en que
los niños
lo adquieren, por lo que se calcula que hoy menores de 18
años, pueden llegar a morir en un futuro por enfermedades asociadas con
el tabaquismo.
Es por esto que es interés
nuestro acercarnos teóricamente a este flagelo que
día a día cobra más fuerza en
nuestro país, por lo que es objetivo de nuestro
trabajo:
- Referentes Teóricos.
- Relacionar el tabaco y los efectos sobre la
salud. - Declarar la importancia del no fumar para el deporte
y los daños sobre el deportista fumador. - Fomentar el trabajo
educativo extensivo.
Para darle cumplimientos a estos objetivos nos
hemos propuestos realizar diferentes tareas:
- Análisis de documentos sobre la
temática. - Proyectar la temática sobre los programas
nacionales anti-tabaco. - Recoger información sobre el tema en otros
documentos que traten la temática.
Exclusivamente, este trabajo aborda uno de los
fenómenos que mayor incidencia tiene en las sociedades
actuales, desde el punto de vista social y sanitario, como es el
TABACO.
No se trata de una elección casual. El uso y abuso que del
tabaco hacen hombres y mujeres, y muy especialmente los
más jóvenes y adolescentes, así como la
política
de lucro que sigue la industria
tabaquera por encima de cualquier consideración hacia la
salud, y los efectos que a medio y largo plazo provoca el tabaco
en los fumadores así como en el resto de la sociedad,
justifican sobradamente su presencia aquí.
La evidencia médica sobre los riesgos
asociados al consumo de cigarrillo crece cada día; el
daño
del humo y la nicotina (además de otros compuestos del
cigarrillo) sobre los pulmones y el corazón,
es algo reconocido por la mayoría de las personas, pero
pocos tienen conocimiento
del perjuicio de fumar sobre otros órganos, como nariz,
senos paranasales y laringe. Según afirman especialistas,
el humo del cigarrillo es una de las principales causas de
enfermedad a nivel de los senos paranasales, ya que provoca
inflamación constante en los tejidos al
interior de la nariz.
Cuando esto ocurre, hay serias alteraciones con la respiración; en forma adicional, la
nicotina es nociva para la membrana que recubre el interior
nasal. El humo no afecta tan sólo a la persona fumadora,
sino a niños y adultos alrededor ("fumadores
pasivos").
Diferentes estudios han comprobado ya la relación
existente entre madres fumadoras y posterior desarrollo de
asma en sus
hijos; en este sentido, es alentador el informe
presentado ante la Conferencia
Internacional sobre el Tabaco y la Salud, realizada en fecha
reciente, donde se afirma que las mujeres embarazadas son
más receptivas a mensajes educativos para dejar de
fumar.
Debido a que el embarazo es un
acontecimiento muy significativo para la mujer, 4 de
cada 10 embarazadas fumadoras, decide dejar el cigarrillo durante
este período; lo anterior se aplica principalmente a
mujeres con alto nivel educativo.
Sin embargo, otros datos no son tan alentadores; el consumo de
cigarrillo ha aumentado en importante porcentaje en las mujeres
en general, haciendo que el cáncer
de seno haya sido desplazado por el de pulmón como primera
causa de muerte por
cáncer en mujeres (SaludHoy
noticias, noviembre 5 de
1999).
Pese a inversiones
millonarias en campañas educativas, el número de
fumadores continúa en aumento, pasando de 25 por cada 100
adultos entre los 18 y 24 años en 1990, a 29 por cada 100
en 1997.
Información anterior había demostrado el lazo
existente entre cigarrillo y enfermedad del corazón, sin
embargo, según afirman los autores del reciente estudio,
el cigarro es igualmente nocivo, y personas que lo consumen en
forma usual, tienen un riesgo incrementado de morir por problemas
cardiovasculares.
Se cree que los elementos tóxicos presentes en el
tabaco aumentan la unión entre células
encargadas de la coagulación en la sangre
(plaquetas) y contribuyen a la formación de placas de
ateroesclerosis (placas de lípidos o
grasa en el interior de las arterias).
Referentes Teóricos
La planta
del tabaco pertenece al género
nicotiana, familia botánica de las solanáceas; es la
única en la naturaleza
capaz de sintetizar el potente alcaloide nicotina, que conserva
aún en sus hojas secas. Es originaria de América
y conocida en Europa
después del descubrimiento en 1492. Fueron Rodrigo de
Jeréz y Luis de Torres los primeros en contar como los
nativos de Cuba lo
consumian, enrollando las hojas en forma de mosquete e inhalaban
su humo.
Puede ser consumido de diferentes formas: en polvo, en
cigarro puro, en pipa y para mascar.
Inicialmente era usado con fines medicinales y fue
introducido en Europa en 1570 por Jean Nicot (a quien debe su
nombre la nicotina), que era embajador francés en
Portugal.
La nicotina fue aislada por primera vez por Poseel y
Reiman en el año 1828 y fue Orfila quien inició en
1843 las primeras experiencias farmacológicas con
ella.
El uso del tabaco como placer comienza en Europa
sólo a principio del siglo XVIII, e incialmente se
consumía en pipas y en forma de rapé.
La producción industrial del cigarro se
inició a mediados del siglo XIX y la primera
fábrica estuvo en Sevilla, España.
Actualmente la producción industrial se hace cada
vez más sofisticada, tratando de bajar los niveles de
alquitrán y reducir el porciento de nicotina, sustituyendo
su acción
sobre el paladar con múltiples sustancias químicas
(alrededor de 500) para conciliar las demandas de las
productoras, la publicidad y los
organismos internacionales de salud sobre la mención de
advertencia de daño a la salud que deben llevar las
cajetillas.
Hoy, es este un tema agudo y polémico, que llega
hasta anunciar los llamados "cigarros sin humo" (smokeless), ya
que como es conocido, es en el proceso
combustivo que se produce la mayor cantidad de tóxicos al
organismo. También son llamados "cigarrillos
ecológicos" o "cigarrillos limpios" (incluye el tabaco
mascado y el que se esnifa) y su consumo es cada vez mayor entre
adolescentes en occidente, aunque dañan menos el ambiente, no
dejan de ser igualmente dañinos a la salud; especialmente
a la orofaringe.
Nos sentimos obligados a ser promotores activos en
la lucha contra el tabaquismo mundialmente, ya que en gran
medida somos responsables del origen de este dañino
hábito y su difusión en el mundo.
Componentes del cigarrillo.
Hoy día el cigarrillo es el factor de riesgo a la
salud más generalizado y con mayor suma de componentes
irritantes tóxico y cancerígeno.
Los fumadores deben conocer que la temperatura
del tabaco incandescente (quemándose) es de 300 grados
centígrados y cuando se fuma alcanza de 900 a 1100 grados
centígrados, mientras que la temperatura del humo que se
respira es de 55 a 60 grados centígrados.
Las diferencias de la temperatura del humo respirado y
del aire
atmosférico actúan de modo destructivo sobre el
organismo y ante todo, sobre el estado del
esmalte dental, la mucosa, la cavidad bucal y nasofaringe, por lo
que se crean así las llamadas "puertas de entrada" para
innumerables microorganismos. Un cigarro encendido es una
fábrica química única,
que produce más de 4 mil compuestos diferentes, incluidas
más de 40 sustancias generadoras directas de
cáncer, y en menor grado, 12 sustancias que posibilitan el
surgimiento del cáncer en determinadas condiciones. Los
más importantes son la nicotina, el alquitrán y el
monóxido de carbono y en
general las sustancias irritantes.
La nicotina es una sustancia química alcaloide,
que al actuar sobre receptores específicos provoca a nivel
de la médula suprarrenal secreción de catecolaminas
con los consiguientes efectos deletéreos sobre el aparato
cardiovascular como son: elevación transitoria de la
presión
arterial, vasoconstricción periférica, aumento del
automatismo de la célula
cardiaca, depresión
de la conducción y disminución del umbral de
febrilación ventricular e incremento de la
agregación plaquetaria.
Las acciones sobre
el sistema
parasimpático, fundamentalmente, determinan aumento de la
secreción del ácido clorhídrico
gástrico y disminución de la secreción
pancreática de bicarbonato. Esta estimulación
aumenta también la velocidad del
tránsito intestinal, por lo que los alimentos
están menos tiempo en el
estómago y duodeno, provocando episodios diarreicos e
incluso vómitos.
Asimismo, la nicotina actúa sobre el Sistema Nervioso
Central como estimulante transitorio, lo que algunos perciben
como mayor capacidad de concentración, seguido de
depresión del mismo.
La nicotina tiene efecto local irritante sobre las
papilas gustativas y la mucosa bucal, con aumentos transitorios
de la secreción salival seguido de inhibición,
produce a la vez aumento temporal de la glucemia,
inhibición de los centros del hambre y sed en el
hipotálamo.
Estas acciones farmacológicas de la nicotina la
hacen responsable de los síntomas desagradables de
abstinencia observadas, lo que la convierte en la sustancia
crítica
en la dependencia de esta droga
socialmente aceptada: el cigarrillo.
El alquitrán es una sustancia untuosa, de
color oscuro,
olor fuerte y sabor amargo, componente del cigarrillo, que se
desprende fundamentalmente de la combustión del papel del cigarrillo y en
menor medida, del tabaco. En la composición del
alquitrán del humo del tabaco intervienen 38 hidrocarburos
aromáticos cíclicos que provocan cáncer,
incluidas las nitrosaminas, alienos asomáticos,
isoprenales, pisenos, benzopirenos, crisenos, antrasenos y otros.
Además, contiene ácidos
débiles, que actúan como cancerígenos,
estimulando el crecimiento de los tumores a disímiles
niveles.
Existen testimonios en cuanto a que en las condiciones
de clima
tórrido el fumador consume más alquitrán del
tabaco, es decir, por regla general, fumar cigarrillos más
fuertes, con frecuencia sin filtros, y en grandes cantidades. Por
ejemplo, Cuba ocupa el tercer lugar en el mundo en cuanto a
consumo de cigarros percápita, además, de que los
cigarrillos de mayor consumo son los de tabaco negro,
precisamente los de más contenido de alquitrán,
aumentando la potencialidad de riesgo para la salud del
tabaquismo.
El monóxido de carbono es un gas incoloro, muy
tóxico (es el que se expele por los escapes de un auto),
que se produce en la combustión del tabaco y el papel del
cigarrillo. El monóxido de carbono desplaza al oxígeno
de la hemoglobina, formando un componente nocivo: la
carboxi-hemoglobina. Como resultado de esto se impide un adecuado
abastecimiento de oxígeno a células, tejidos y
órganos. El monóxido de carbono aumenta el
contenido total de colesterol así como su captación
por el endotelio vascular a la vez que disminuye la
concentración de lipoproteínas de alta densidad (LDH-C)
de conocida acción cardioprotectora. La exposición
al monóxido de carbono, la duración de la misma y
los niveles de colesterol son factores interdependientes en el
desarrollo de aterogénesis. Este gas incide de forma
más ocusada en el feto,
responsable de su bajo peso al nacer y de diversas lesiones en
hijos de madres fumadoras. Igualmente, es el factor de mayor
responsabilidad en producir enfermedades
respiratorias crónicas.
Las sustancias irritantes son aquellas que directamente
dañan las vías respiratorias (tráquea,
bronquios, pulmones), provocando hiperplasia e hipertrofia de las
glándulas mucosas (lo que explica la tos y esputos
abundantes en los fumadores); la inflamación y colapso de
las vías aéreas, menores de 2 mm, y la
destrucción de las paredes alveolares de la parte central
del lóbulo pulmonar (enfisema
centrolobulillar).
Las sustancias irritantes alteran los procesos de
purificación pulmonar, transforma el epitelio
cilindrocelular de los bronquios en planocelular, contribuye a la
aparición de células bronquiales atípicas,
elevada secreción de flema, inflamación,
hipertrofia de la musculatura lisa y alteraciones
inmunológicas que reducen las funciones
defensivas del organismo.
El tabaco como droga.
De forma similar, esta sustancia cumple con la
definición de "adicción" que emite la
Organización Mundial de la Salud, OMS, ya que el
componente adictivo es cualquier sustancia que produzca
dependencia física o
psíquica y genere síndrome de abstinencia al
dejarla.
El hábito del cigarrillo está determinado
por factores fisiológicos y psicológicos. Debido a
que las sustancias que lo componen tienen acción adictiva
los efectos de la retirada como irritabilidad, inhabilidad para
concentrarse, e insomnio se observan con frecuencia
después de suspender el hábito y duran algunas
semanas.
Sin embargo, cuando los síntomas agudos de
retirada son importantes, otros factores psicosociales surgen en
el mantenimiento
de la abstinencia. Por lo anterior, algunas estrategias
actuales para la suspensión del tabaquismo incluyen el uso
del parche cutáneo o chicle de nicotina. La idea es
impedir el descenso brusco de los niveles de nicotina y la
aparición de síndrome de abstinencia y reducir en
forma considerable el número de cigarrillos diarios,
más tarde se va "destetando" de la nicotina al
paciente.
Es posible que el tabaquismo bajo la influencia de una amplia
variedad de circunstancias y situaciones, que están
relacionadas, con frecuencia lleve a reforzar el hábito de
fumar. Esto se acentúa por la manipulación oral,
manual y
respiratoria involucrada en el encendido, bocanada, y manejo del
cigarrillo. Lo anterior se asocia al placer y la
relajación del uso concomitante del alcohol, el terminar
una comida, tomar un café, o
la disminución percibida de estados de ánimo no
placenteros como la ansiedad, tensión, aburrimiento y
fatiga. Romper con estos patrones no es fácil.
¿Cuándo hablamos de dependencia
física?
De acuerdo con la OMS, se entiende por drogodependencia
"un esquema de comportamiento
en el cual se da prioridad al uso de una sustancia frente a otros
comportamientos considerados antes como más importantes".
Hablamos de dependencia física cuando el uso recurrente de
una droga genera una adaptación fisiológica por la
cual el funcionamiento orgánico del sujeto se ve alterado
si no se administra la sustancia, o si la dosis consumida se
reduce por debajo de cierto umbral.
Si una vez establecida esta dependencia, se interrumpe o
reduce la
administración de la droga, aparecerá un
síndrome de abstinencia específico. La droga se ha
incorporado al metabolismo
del sujeto. El organismo se ha habituado a la presencia constante
de la sustancia, de tal manera que necesita mantener un
determinado nivel en sangre para funcionar con
normalidad.
¿Que es la dependencia
psicológica?
Se trata de aquel vinculo con una droga caracterizado
por el deseo apremiante de experimentar sus efectos, sea porque
favorece experiencias positivas [relajación,
sensación de fuerza, inhibición del cansancio y el
sueño, pérdida de apetito, etc.], sea porque
permite rehuir reacciones negativas (aburrimiento, timidez,
sensación de incapacidad, etc.). Además de su
relación con los efectos farmacológicos de la
sustancia, tiene que ver con el ajuste psicosocial que el sujeto
establece con ella.
La fase más trabajosa a la hora de aprender a
vivir sin el recurso compulsivo a las drogas se centra en
desactivar esta dependencia psíquica, propiciar cambios en
la conducta, las
emociones y,
en general, los estilos de vi-
da del sujeto, que le permitan funcionar psíquicamente
(obtener satisfacción, superar el aburrimiento, afrontar
la ansiedad, tolerar la frustración, establecer relaciones
sociales, mejorar su rendimiento deportivo, etc.) sin necesidad
de recurrir a las drogas.
Ser fumador es el resultado de un proceso que tiene al
menos dos momentos: iniciación y consolidación o
uso regular, determinados por diferentes factores.
Factores que determinan la
Iniciación:
Sociales:
– Imitación de conductas de aceptación
social.
– Exigencias del grupo de pertenencia en la
adolescencia.
– Modelo
familiar (padres y abuelos).
– Aceptación social del consumo.
– Desarrollo de habilidades sociales de
afrontamiento.
– Disponibilidad.
– Publicidad.
Personales:
– Sistema de necesidades, valores y
actitudes.
– Efectos psicológicos y fisiológicos de
los primeros cigarros.
– Extroversión.
– Creencias tabaco-salud.
– Edad.
– Sexo.
– Formación de la autoestima y
el concepto de
autoeficacia.
Factores implicados en el mantenimiento y
consolidación del consumo:
Efectos psicofarmacológicos de la
nicotina:
– Efectos bifásicos sobre el sistema
nervioso central (sedante-estimulante).
– Poder
reforzante de la nicotina, para reducir efectos negativos de la
abstinencia y para facilitar efectos placenteros y estados
positivos.
Sistema de condicionamientos asociados a la conducta de
fumar:
– Hábitos y costumbres.
– Asociación a estímulos externos
(café, alcohol, actividades sociales, fiestas,
juegos,
reuniones).
– Asociación a estímulos internos
(sistema de creencias, necesidad de repetir un
ritual).
– Estilo de
vida.
– Aprendizaje
social: Se refiere según explica Bandura (1982) a que
la dependencia psicológica y física se produce
no sólo por el efecto químico directo,
producido por la sustancia en el individuo,
sino que tiene determinantes culturales y sociales, dadas en
las creencias aprendidas socialmente y que devienen en
reforzadores directos y el
aprendizaje inicial socialmente deformado se mantienen
como problemático posteriormente.
Esto explica la diferencia entre adicción y
dependencia. La segunda responde al mecanismo descrito, es
condicionamiento y la primera aparece cuando el organismo
habiendo sufrido cambios fisiológicos a causa de la
droga, tiene necesidad de su acción para continuar
funcionando.
Factores personológicos:
– Dificultades en el control de
impulsos.
– Baja tolerancia a la
frustración.
– Autorregulación determinantemente externa
(deberías, tengo, culpabilidad
vs responsabilidad).
– Pobre desarrollo de la autoestima.
– Necesidad infantil de placer y
bienestar.
– Pensamiento
dicotómico (reconocimiento cognitivo del daño a
la salud) y necesidad de abandono vs. Privación
incapacidad para lograrlo).
Fumar como herramienta
psicológica:
– Estrategía de afrontamiento de situaciones
estresantes y resolución de problemas.
– Pobre desarrollo de habilidades sociales y
conductas asertivas.
– Control del peso corporal.
La conducta resultante, independientemente de sus
determinantes es automática y suele iniciarse en la
adolescencia, así podríamos preguntarnos: si las
primeras experiencias con el cigarro son generalmente
desagradables, ¿cómo se automatiza esta
conducta?
El malestar inicial es rápidamente superado si
continua el uso de la sustancia productora de dependencia, por
establecerse cambios fisiológicos en el organismo, todo lo
cual se refuerza por su asociación a situaciones sociales
agradables y gratificantes. El análisis conductual del
hábito de fumar explica que el aprendizaje se produce por
condicionamiento operante (Manual de estudio en tecnología
educativa. 1993), esto significa en términos del
paradigma
conductual Skinneriano, que la repetición de consecuencias
gratificantes (C) del estímulo, (E) que es fumar, se
convierten, además en nuevos estímulos y
reforzadores de la conducta de fumar, simplificando la cadena
conductual, es decir, las consecuencias (C) pasan a ser
estímulos discriminativos (ED). Así las
consecuencias de una respuesta se constituyen en un
estímulo que produce dicha respuesta.
E—–R—–C—–ED—–R—–C
(E) Significa estímulos antecedentes, que en el
caso del fumador pueden ser los cigarros propiamente, ante cuya
presencia existe una alta probabilidad de
que el sujeto fume.
(R) Es respuesta que se asocia a
consecuencias.
(C) Efectos sedativos y estimulantes de la nicotina,
valores asignados socialmente al cigarrillo. Siendo gratificantes
esas consecuencias, como generalmente ocurre, se convierten en
estímulos discriminativos (ED) y de esa forma el recuerdo
de estas consecuencias (C) activa nuevamente la cadena conductual
y el individuo vuelve a fumar (Aguilar,R. 1992).
La conducta de fumar está multideterminada y
multimotivada. Russell, describe 7 tipos de motivos de fumar que
tipifican estilos de fumar, que son:
- Psicosocial: Predominio de factores
psicológicos y sociales asociados al hábito de
fumar. Ej: búsqueda de aceptación.
Anticipación de la adultez. - Sensorio-motriz: Predominan los rituales asociados al
cigarro, tales como: la manipulación de la cajetilla,
darle golpes, inhalar de una manera, pasarlo de mano,
etc. - Indulgente: En este caso fumar se asocia a momentos
agradables, sobremesa, después del café, etc. Se
fuma muy poco, sólo en esos momentos. - Sedante: Fumar se emplea como mecanismo para la
reducción de la tensión. - Estimulante: Fumar aporta mayor cantidad de
energía cuando el sujeto está cansado o requiere
concentrarse en algún trabajo. - Adictivo: Aquí se encuentran los fumadores
moderados y grandes fumadores, hay dependencia de la nicotina,
fuman cada 30 ó 45 minutos y en menos
tiempo. - Automático: Se refiere a fumadores que lo
hacen automáticamente, ante cualquier señal
externa, a veces como imitación. Citada por
Zaldívar, D. (1988).
Dentro de esta multicausalidad tiene un importante rol
el pensamiento. Los estímulos discriminativos en la
secuencia conductual devienen estímulos internos, dados
por el pensamiento elicitador poderoso del deseo de fumar. Cuando
le preguntamos al fumador ¿qué es el deseo?,
¿cómo es?, lo describen como una urgencia
imperativa, incontrolable e inaplazable; de repetir esta
conducta, ¿de dónde surge entonces el deseo?. El
deseo designa una necesidad, la necesidad de un objeto capaz de
asociarla, pero la existencia de un deseo no lleva necesaria ni
obligatoriamente a la actuación de manera
automática, ni mucho menos el deseo significa ya un acto
volitivo.
El acto volitivo en sí mismo implica no
sólo una intención, sino una finalidad y una
ejecución, precisamente, entre estos dos aspectos, se
debate un
complicado proceso de lucha interna, de pugna de motivos, o de
"deseos" diferentes en el fumador que quiere dejar de fumar,
existe la intención de hacerlo, pero el obstáculo
para la ejecución de la decisión está
justamente en que el abandono no es "deseado", y sí lo es
el objeto de gratificación, el cigarro.
El deseo muchas veces es fantaseado por la actividad
imaginativa, y se le adjudican, cualidades inexistentes realmente
en el objeto deseado. El deseo es un verdadero acto volitivo
cuando se convierte en "querer" y cuando se tiene el
conocimiento y el convencimiento de una postura respecto a la
realización, la convicción de llegar a dominar los
medios
correspondientes que conducen a su realización. Justamente
aquí se produce la disonancia en los fumadores, en que
disminuye la autoimagén de eficacia y se
crea una relación de ambilavencia respecto al
objeto.
Cuando la decisión de dejar de fumar es una
acción volitiva y no intencionada, es decir, construida a
partir del reconocimiento cognitivo del daño a la salud o
de problemas económicos, etc. No expresa una real
intención de abandono porque excluye la responsabilidad
con la conducta conciente y esto obtura la ejecución. La
intención no se convierte en actuación porque queda
paralizada por la lucha de motivos en pugna -deseo de abandono-vs
experiencias placenteras-necesidad de continuar fumando. Por eso
afirmamos que la decisión de la cesación es un acto
conciente, responsable y que además de cualidades
volitivas, necesita de una clara y argumentada motivación
interna que le dé a la actuación real carácter de intención y permita
elaborar la lucha motivacional entre deseos en pugna.
El trabajo con fumadores nos demuestra que el acto de
fumar resulta de un ritual conductual aprendido, practicado,
repetido y reforzante en sí mismo, y de una
disposición actitudinal interna, resultado de una evaluación
que despoja al pensamiento de su condición reflexiva,
tornándolo deformado, automático e
irracional.
El pensamiento adictivo está descrito como una
creencia irracional (Ellis, 1988). Las creencias pueden ser
cogniciones, valoraciones, evaluaciones o juicios y son los
determinantes primarios de las emociones. No son los sucesos
propiamente los que causan nuestras reacciones emocionales, sino,
la manera en que los evaluamos y percibimos (como amenaza,
demanda,
agresión, etc).
Este sistema de juicios y valores deformados se
estabiliza en el desarrollo histórico del individuo
durante el aprendizaje social y actúa como un sistema de
condicionamientos que activa otro sistema de respuestas o
conductas (fumar, beber en exceso, comer compulsivamente,
reaccionar con ansiedad ante las demandas del medio, etc) que se
automatizan.
Las creencias son irracionales cuando son absolutistas y
carentes de evidencias
empíricas de apoyo o están en contradicción
con los datos existentes.
En el caso del tabaquismo, el trabajo con fumadores nos
ha permitido generalizar las siguientes creencias irracionales
como las más frecuentes entre ellas:
- Para poder dejar de fumar se necesita fuerza de
voluntad o contar con algo más grande y más
fuerte que uno mismo, que te ayude a controlarte. - El autocontrol se logra por la acción externa
de sustancias químicas, medicamentos,
agujas. - Es necesario que te den algo que te produzca rechazo
al cigarro. - No puedo abstenerme de fumar porque es insoportable
hacerlo. - No voy a tener suficiente voluntad para controlarme
siempre. - Los deseos de fumar me dominan, no puedo hacer otra
cosa que ceder, o creo que me vuelvo loco. - No sé enfrentarme a los problemas si antes no
fumo para calmarme.
Albert Ellis establece categorías de creencias
irracionales que nos explican estas ideas tan arraigadas entre
los fumadores y que comentamos a continuación: Apremio
de la Exigencia: Se refiere a plantearse demandas
rígidas, inaplazables y absolutistas respecto a sí
mismo, los demás y el futuro. Presente en perfeccionistas
y competitivos.
Catastrofismo: Tendencia a evaluar las demandas
externas como insuperables, exageradas, como retos, ante los
cuales se carece de recursos para
cubrirlas.
Baja tolerancia a la frustración: Se
desencadena ante la presencia de claves de estímulos que
elicitan el deseo del comportamiento adictivo, generándose
molestias emocionales y disminuyendo la autoimagén como
abstinente. La frustración se atribuye a insuficiencias
internas que aplastan la autoestima, la cual es necesaria
recuperarla y la manera más inmediata es retomar la
adicción. Frecuente entre las personas con dificultades en
el control de impulsos.
Evaluaciones del "yo" y de los "otros":
Pensamiento autocensurante o autocompasivo en exceso, activador
de la culpabilidad y la atribución de la causalidad de la
conducta a las contingencias externas. Aparece la
dicotomía autoevaluación-valoración de los
demás. Frecuente entre personas con necesidad de
autoafirmación y aprobación constante.
Generalizaciones sobre el futuro: Se refiere a
generalizar fracasos del presente, generando incertidumbre e
inseguridad en
el futuro. Las necesidades y preocupaciones se piensan en futuro,
escapando del momento actual, del aquí y ahora, y
obstaculizando las decisiones en el presente, por temor al
fracaso en el futuro.
Asimismo, el citado autor, utiliza el término
"pensamiento adictivo", para referirse al sistema de creencias,
autoafirmaciones y/o atribuciones que tiene el individuo
dependiente, respecto a su problema de abuso del consumo de la
sustancia con la cual tiene problemas, a las emociones
perturbadoras que éste engendra y a las emociones
resultantes del intento de cambio.
Resumiendo las características del "pensamiento adictivo"
afirmamos que son creencias emocionales automáticas,
irreflexivas, rígidas, dicatómicas, compulsivas,
generalizadas en exceso, absolutistas y elicitadoras directas de
la llamada "ansiedad por el malestar".
La ansiedad por el malestar es la expresión
emocional de la dinámica cognitiva de las adicciones. Es un
estado
emocional que se siente como resultado de la anticipación
subjetiva de dolor, malestar o desagrado; cuando la ansiedad
actual es producto de
fantasías sobre molestias futuras percibidas como
amenazantes, desestabilizadoras y como sufrimiento insoportable,
que hacen mucho más doloroso y resistente el proceso de
cambio, actuando en el caso de la adicción al tabaco como
obstaculizadora del proceso de cambio porque eleva la resistencia y
hace más doloroso el síndrome de retirada.
Está directamente relacionada con la generalización
hacia el futuro como creencia irracional, es su traducción afectiva.
La ansiedad por el malestar, también descrita por
Ellis actúa como coadyuvante directo de la recaída;
cuando durante el proceso de abstinencia no puede ser elaborado
debidamente y por lo tanto no puede ser contenida eficazmente, ya
que ningún proceso de intervención
cognitivo-conductual reduce tan rápidamente el malestar,
ni con menos esfuerzo que las sustancias químicas. De
ahí la importancia de trabajar el problema de la
responsabilidad individual en la modificación conductual,
cuando este problema es abordado
terapéuticamente.
También en el orden afectivo los fumadores
frecuentan la depresión que se convierte en duelo y fuerte
sensación de pérdida durante la abstinencia y la
ira que se comporta como hostilidad y agresividad verbal mediante
la represión como intento fallido de
elaboración.
En cuanto a los factores personales presentes en la
adicción nicotínica, en la literatura en general, se
destacan: Problemas en el autocontrol efectivo de la
impulsividad como expresión de trastorno de la
actuación volitiva y genera un bajo nivel de tolerancia
al fracaso, dificultades en la subordinación y
aceptación de la autoridad, y
todo este malestar intenta ser reducido fumando como
herramienta de afrontamiento, ya que el efecto
farmacológico de la sustancia adictiva permite bajarlo a
niveles "soportables", desbloquea emocionalmente al pensamiento y
eleva las expectativas de autoeficacia percibida. Bandura
(1987), define a ésta como "juicios de cada individuo
sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y
ejecutará sus actos, de modo que le permitan alcanzar el
rendimiento deseado. Este juicio se forma también sobre la
base de la autoestima, que disminuye paralelamente el
descenso en la autoeficacia, mediada por sentimientos internos de
minusvalía y culpabilidad, desplazando la
responsabilidad personal en el
éxito o
fracaso de la conducta, al fatalismo de las circunstancias
externas como responsable de nuestra conducta, la conducta es
subordinada y se hace depender de lo exterior, se sustituye la
autorregulación por "extra-regulación" o
"regulación externa".
Finalmente, otro de los factores personales descrito
como predisponente y reforzador de las adicciones en general
llamadas socializadas (tabaco-alcohol-comida) es la
extroversión como expresión del ejercicio de los
vínculos sociales y la
comunicación.
Quisiéramos dejar bien sentado que no existen
perfiles psicológicos únicos, ni definidos para los
fumadores, sino toda una serie de elementos psicológicos
que permiten que reflexionemos y generalicemos sobre las
adicciones de modo general, amén de la sustancia
productora de dependencia. En este caso hemos tratado de
particularizar la dramática psicológica del
tabaquismo.
En resumen podemos concluir que las determinantes de la
conducta de fumar son tres básicamente: 1. Los procesos
farmacológicos y de condicionamiento (aprendizaje
social).
2. Los procesos cognitivos-emocionales.
3. Los factores personales y de
autorregulación.
Detenemos el análisis seguidamente en la
recaída, ya que el mismo sería incompleto sino
particularizamos también en sus determinantes.
El proceso de abandono del hábito de fumar es
también como la iniciación, eso, un proceso, es
intermitente y finalmente resulta de varios ensayos de
abstinencia-recaída.
La recaída suele ser consecuencia directa de la
no elaboración o elaboración insuficiente de la
ansiedad por el malestar y del estado que Marlatt y Gordon (1983)
llamaran "efecto de violación de la abstinencia" (EVA).
Según estos autores, el EVA es una reacción
cognitiva-afectiva que sigue al acto de transgredir la
abstinencia y tiene dos componentes primarios:
1. La disonancia cognitiva (conflicto
autoimagén abstinente vs actual autoimagén como
fumador que emerge nuevamente).
2. Una atribución personal, en la cual el
individuo atribuye la causa de la transgresión a una
debilidad interna o a un fallo personal.
Más que atribuir el primer "resbalón" a
una carencia de eficacia de enfrentamiento a una situación
de alto riesgo el individuo puede suponer que su conducta es
debida a deficiencias personales, como por ejemplo: una falta de
voluntad o un control insuficiente de las tentaciones y urgencias
que emergen a su lado. Aumentando con esto las probabilidades de
una recaída definitiva. También facilitada por la
activación fisiológica que la droga
produce.
En nuestra experiencia con fumadores hemos constatado
que la recaída producida después de 3 ó 6
meses de abstinencia es resultado fundamentalmente de:
– Falta de asertividad
para enfrentar las presiones sociales.
– La reactualización de condicionamientos
pasados ante la presencia de estímulos
poderosos.
– Modificación incompleta del estilo de vida y
la autopercepción como exfumador.
– Fallos o pérdida de la
motivación inicial para la abstinencia.
– Dificultades en la dinámica
cognitiva-emocional que elicitan el deseo de fumar latente ante
situaciones de estrés,
amenaza, conflictos
inter o intrapersonales, emociones positivas o negativas y
frustración.
– Disminución de la autoeficacia y el
autoconcepto como exfumador ante la violación temporal
de la abstinencia, no pudiendo separar recaída de
transgresión de la abstinencia.
– Necesidad de poner a prueba la capacidad personal
de control y cuando se produce antes de los 3 meses la causa es
fundamentalmente la insuficiente elaboración de la
ansiedad por el malestar.
¿Cuáles son los riesgos asociados al
uso de drogas?
Hasta hace poco tiempo, al hablar de los riesgos del uso
de drogas tendía a acentuarse de manera casi exclusiva la
dependencia. Así, se hacia referencia al potencial
adictívo de una sustancia, a su capacidad para generar
dependencia, para involucrarse en el metabolismo y en el
funcionamiento psíquico de un sujeto y hacerse
imprescindible en su vida. La búsqueda compulsiva de las
drogas se convierte en el centro de la vida del drogodependiente,
provocando, incluso, comportamientos antisociales.
Sin embargo, es preciso mencionar; además, los
efectos no esperados que el consumo de toda sustancia
conlíeva, diferentes al proceso de generación de
una de-
pendencia. Se trata de disfunciones y afecciones de los distintos
sistemas
orgánicos, que según el tipo de sustancia consumida
se ven afectados, en muchos casos, de forma irreparable. No puede
obviarse el riesgo provocado por las "sustancias de corte" o
adulterantes con los que suelen mezcíarse algunas drogas
ilegales.
Otro de los riesgos asociados al consumo de drogas
consiste en la adquisición de un esquema de funcionamiento
conductual relacionado con la satisfacción inmediata de
las necesidades percibidas. Dicho esquema es manifiestamente
incompatible con la posibilidad de afrontar con garantías
de éxito las situaciones y problemas de la vida cotidiana.
Se trata de un modo de proceder que no considera comportamientos
y actitudes que tienen que ver con la "tolerancia a la
frustración", el aprendizaje de la "toma de
decisiones de forma razonada", el ejercicio de la
"responsabilidad" o la valoración del "esfuerzo personal"
en la consecución de logros a medio y largo
plazo.
¿Existen distintos tipos de consumo de
drogas?
Podríamos distinguir los siguientes:
- Experimental: seria el caso de aquella persona
que, guiada por la curiosidad, se anima a probar una droga,
pudiendo posteriormente continuar el consumo o
interrumpirlo. - Ocasional: uso espaciado de drogas, con una
frecuencia reducida. Generalmente se trata de personas que se
limitan a aceptar de forma más o menos pasiva las
invitaciones que reciben, sin tomar la iniciativa de buscar las
drogas. - Recreativo/utilitario: consumo de drogas en
momentos de diversión y búsqueda de placer; o en
una tentativa de obtener alguna utilidad
específica [estimulantes para poder estudiar; para
evitar la sensación de cansancio, incrementar el
rendimiento, etc.] Puede convertirse en problemática
cuando la frecuencia de las "celebraciones" aumenta, o cuando
se hace necesario recurrir a la sustancia como condición
sine que non para mantener la actividad. - Compulsivo: forma de consumo
característica de las personas que llamamos
drogodependientes, quienes varias veces al día recurren
a la droga o drogas de que se trate. Su vida se va estrechando
hasta girar obsesivamente en torno a las
drogas, mientras cualquier otra actividad va progresivamente
perdiendo importancia.
¿Se conocen las causas del consumo de
drogas?
Más que de causas, preferimos hablar de
condiciones [diversas] e itinerarios (múltiples) de
inicio. Algunas cuestiones respecto al origen y desarrollo de
este fenómeno:
- El consumo de drogas es cada vez menos una
cuestión marginal, aunque en condiciones sociales
desfavorecidas puede adquirir unas connotaciones
particulares. - Más que de causas especificas tenemos que
hablar de conjuntos
individualizados de causas, de redes, que en cada sujeto
responden a una combinatoria singular. - No cabe solamente una lectura en
clave de patología. Para un pequeño grupo de
consumidores problemáticos, su relación con las
drogas deriva en diversas alteraciones psicológicas y/o
familiares y/o sociales. Para la mayoría de los usuarios
de drogas, sus consumos están relacionados con sus
particulares estilos de vida (la fiesta como valor
supremo, exigencias deportivas desmedidas, etc.).
Por todo ello, más que hablar de factores de
riesgo, parece conveniente hacer referencia a las condiciones que
favorecen este proceso, tales como la presión de grupo, la
disponibilidad de drogas, la publicidad, la exigencia irracional
de resultados deportivos, o ciertas actitudes inherentes a un
determinado proceso evolutivo, como la curiosidad, la
experimentación, etc.
El tabaco y los
efectos para la salud
Tabaco y enfermedades.
Hace cerca de 40 años, la comunidad
científica mundial estableció la relación
entre ciertas enfermedades cardiopulmonares y otras entidades con
el hábito de fumar. En 1950, Wynder y Graham publicaron
suficiente evidencia acerca de la relación entre el
tabaquismo y el cáncer pulmonar. Años más
tarde, hacia la década de los 60, las investigaciones y
publicaciones del Doctor Auerbach alertaron a la comunidad
científica sobre los riesgos clínicos asociados al
tabaquismo. En la actualidad este concepto no ha cambiado y
numerosos estudios han demostrado que el tabaquismo es un factor
de riesgo de enfermedad coronaria y otras. De la misma manera, el
fumador pasivo quien no tiene el hábito de fumar pero
respira el aire contaminado de los fumadores que están a
su alrededor tienen documentado de manera clara el riesgo y
desarrollo de las mismas enfermedades que el fumador
activo.
A pesar de estas advertencias, son innumerables las
personas que continúan fumando. Sin embargo, en los
últimos decenios se ha notado una marcada
disminución de este hábito, producto de
campañas muy intensas y nuevas políticas
en los sistemas de salud alrededor del mundo
Aunque la relación causal entre el cigarrillo y
las enfermedades cardiopulmonares está muy sustentada, hay
considerable variabilidad en la respuesta al cigarrillo. Se
considera que solo un 10% de las personas que hoy en día
fuman desarrollarán con el tiempo algunas de las
enfermedades asociadas al tabaquismo.
Investigadores de los Centros Nacionales para Control y
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos,
informan en la edición
del 9 de marzo de la Revista
Médica de Nueva Inglaterra
(New England Journal of Medicine) que los fumadores y
aún las personas que no fuman, pero que pasan tiempo en
lugares donde otras personas están fumando, presentan
mayor tendencia a desarrollar infecciones invasivas por
neumococo, la bacteria que causa neumonía.
El neumococo es una bacteria que habitualmente infecta las
vías respiratorias o los pulmones pero que en forma
ocasional puede invadir otros lugares como la sangre o provocar
meningitis (inflamación de las membranas del cerebro),
produciendo complicaciones graves. En el estudio, los
científicos encontraron que más del 50% de los
pacientes que presentaron la infección fueron
fumadores.
Esto implica que el tabaquismo aumenta la posibilidad de que una
persona sufra la enfermedad casi 5 veces en comparación
con los no fumadores. Además, el riesgo de presentar la
infección fue mayor en sujetos que habían fumado
por mucho tiempo y en gran cantidad, viéndose que
éste disminuía cuando el paciente dejaba de fumar,
volviendo a sus valores normales 13 años después de
abandonar el habito.
No es clara la razón por la cual el tabaquismo
aumenta la probabilidad de presentar la infección, pero
puede ser porque produce deterioro de los mecanismos de limpieza
de las vías respiratorias o por que daña el
recubrimiento de las vías respiratorias, permitiendo que
pueda entrar la bacteria (SaludHoy,
Fumar sí cuesta).
De cualquier manera es claro que el cigarrillo posee muchos
efectos negativos, sumándose el ya mencionado a mayor
riesgo de presentar varios tipos de cánceres (siendo
más frecuente el de pulmón), infarto
cardíaco, tensión arterial alta, entre otros, datos
que han sido similares para los fumadores de cigarro o habano. De
aquí la importancia de aumentar las medidas que
prohíban fumar en espacios públicos y de la
información dada por el médico al paciente del
peligro potencial que conlleva el cigarrillo para motivarlo a
dejar el hábito.
Enfermedades en que el hábito de fumar aumenta
los riesgos
I- Enfermedades
cardiovasculares:
– Coronomopatía
– Enfermedad vascular periférica
– Enfermedad cerebrovascular
– Aneurisma de la aorta
– Hipertensión arterial
II- Enfermedades pulmonares:
– Enfisema pulmonar
– Bronquitis crónica
– Neumonía
– Insuficiencia respiratoria crónica
III- Cáncer:
– Pulmón, tráquea, bronquios
– Labio, cavidad oral, laringue
– Esófago
– Vejiga, riñón
– Cérvix uterino
IV- Enfermedades gastrointestinales:
– Ulcera péptica
– Gastritis crónica
– Reflujo gastroesofágico
V- Afectaciones al embarazo:
– Bajo peso al nacer
– Alta mortalidad perinatal
– Placenta previa
– Parto
prematuro
Después de conocer todos los efectos negativos
que origina el tabaquismo, sólo existe la opción de
salirle al paso a esta epidemia, que constituye una forma lenta
de suicidio masivo
ante una escopeta de perdigones, cuyos proyectiles pueden tocar
cualquier sitio de nuestro organismo.
Importancia del
deporte en la salud y para el deportista fumador
Relación de la práctica de ejercicio
físico con la salud
Los estudios en población
general indican que la práctica de una actividad
física regular, estable y moderada ayuda a mejorar tanto
la salud física como la psicológica, incrementando
así la calidad de vida.
La práctica de ejercicio regular contribuye a instaurar
estilos de vida más saludables y a reducir o eliminar
factores de riesgo asociados al sedentarismo. (Dishman, y cols.,
1985).
Estudios recientes
señalan un 54% de actividad en la práctica
deportiva (Ariza, y cols., 2001), y un 57,2% (Cantera-Garde, y
Devís-Devís, 2000) en los jóvenes. Otros
estudios muestran un porcentaje de población inactiva
superior al de la población activa adolescente
(Aarón y cols., 1993; García Ferrando, 1993 y
Mendoza y cols., 1994).
El tipo de deporte practicado
según el sistema energético a utilizar tiene
diferentes efectos sobre la salud. Así podemos diferenciar
entre deportes
aeróbico, anaeróbicos o mixtos. (Tabla
I)
Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
El ejercicio aeróbico es
una actividad física que incrementa la acción de
los sistemas pulmonar y cardiovascular. Durante el ejercicio
aeróbico el organismo utiliza y transporta oxígeno
a los músculos para mantener la actividad. El ejercicio
aeróbico incluye actividades como paseos rápidos,
carreras, natación,
subir y bajar escaleras, ciclismo,
danza
aeróbica, esquí de montaña y
remo.
En contraste con ello el
ejercicio anaeróbico es de corta duración y
generalmente de una alta intensidad, por lo que la demanda de
energía a los músculos se produce mediante el
sistema ATP-PC o la glucólisis, con la consiguiente
acumulación de ácido láctico.
El ejercicio físico
mejora el rendimiento cardiovascular debido a cambios hormonales,
metabólicos, neurológicos y de la función
respiratoria. La perfusión de los pulmones se intensifica
gracias a las adaptaciones inducidas por el ejercicio, y se
facilita el paso de oxígeno de los alvéolos a los
capilares pulmonares (F.I.M.S., 1989). Las adaptaciones inducidas
por el ejercicio contrarrestan las modificaciones del sistema
respiratorio típicas de la persona fumadora.
Interviene en la modificación de los factores de riesgo
cardiovascular y, en consecuencia, desempeña un papel
relevante en la prevención primaria y secundaria de la
cardiopatía isquémica.
Prevención del hábito tabáquico
mediante el ejercicio físico
El ejercicio físico
contribuye al abandono de los hábitos tóxicos
(especialmente el tabaco), al mantenimiento de dietas
equilibradas y al menor consumo de alcohol. En un estudio
efectuado por Hartley (1985) en individuos aparentemente sanos,
se observó que muy pocos participantes con nivel de
actividad física alto eran fumadores y tenían
sobrepeso. En la misma línea Hickey y cols. (1975)
comprobaron que los hombres físicamente activos en tiempo
de ocio eran menos fumadores y con menores índices de
obesidad.
Por consiguiente, la actividad
física regular promueve cambios generalmente muy
importantes en el estilo de vida, caracterizados por una
mejoría espontánea en los hábitos
higiénico-dietéticos. El efecto inmediato es la
sensación subjetiva de bienestar, que a largo plazo se
traduce en un estado de salud y condición física
superiores.
Diferentes estudios han
demostrado una reducida incidencia de enfermedades arteriales
coronarias, hipertensión arterial, diabetes y otras
enfermedades prevalentes entre personas físicamente
activas frente a las inactivas (Berlin y Goldtiz, 1990; Gordon y
cols., 1990; Hagberg, 1990; Morris y cols., 1990; Schneider y
Ruderman, 1990; Schwartz, 1990) citados por Aztaráin y De
Luis 1994.
Como se puede comprobar en estos
estudios el ejercicio físico realizado con unas
determinadas condiciones es beneficioso para prevenir numerosas
enfermedades, ayuda en la mejora de la condición
física de los sujetos practicantes y ofrece una ayuda
más favorable.
Bouchard establece un modelo
donde se concibe la mejora de la salud gracias a las relaciones
entre la práctica física y la mejora de la
condición física. La salud se traduce en mejorar
del funcionamiento de los sistemas orgánicos
(cardiorrespiratorio, locomotor, nervioso, endocrino) en
relación con la prevención de determinadas
enfermedades, algunas de ellas relacionadas con los estilos de
vida sedentarios. La salud es una finalidad alcanzable a
través de la actividad física y este modelo trata
de determinar la dosis de aplicación apropiada de dicha
actividad física en función de algunos
parámetros como la frecuencia, la intensidad, la cantidad
de trabajo, el tiempo, el tipo de actividad. (Bouchard y cols.,
1990; Devis y Peiró, 1992) en Pérez Samaniego
(2001).
Para ver el gráfico seleccione la
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superior
Los programas de ejercicio supervisados se
recomiendan ya desde la infancia con
el objetivo de estimular el hábito hacia el deporte, una
de las medidas más adecuadas para ocupar el tiempo de ocio
y, paralelamente, mejorar el estado de salud.
La evidencia de los beneficios
del ejercicio físico a través de revisiones de
efectos fisiológicos, ensayos epidemiológicos y
documentación clínica ha promovido
numerosas iniciativas de ámbito público y privado
con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la
conveniencia de cambiar el estilo de vida hacia costumbres
más saludables. La modificación de los
hábitos dietéticos y la eliminación del
tabaquismo constituyen dos de las piezas fundamentales en la
mejora y promoción de la salud. El ejercicio
físico constituye el tercer elemento sobre el que recae
una parte importante de la responsabilidad en alcanzar ese
objetivo.
En nuestro contexto l, la
investigación en materia de
actividad física relacionada con la salud no es limitada
pero no suele centrarse específicamente en la infancia y
la adolescencia.
¿Se prohíbe el uso del tabaco en el
deporte?
No se prohíbe expresamente, pero lo mismo para el
deportista que para el que no lo es, la OMS advierte que su uso
puede dañar seriamente la salud. De sobra conocidos son
los efectos nocivos del consumo de tabaco para el organismo. La
disminución de la capacidad pulmonar en un fumador
habitual es obviamente constatable. Aparece la fatiga, mayor
riesgo de afecciones respiratorias, tos, expectoraciones,
pérdida de apetito, arritmias cardíacas, afecciones
cardiovasculares. Los fumadores, además, tienen una tasa
de mortalidad superior en un 70% a los no fumadores como
consecuencia del desarrollo de distintas
patologías.
Que podemos hacer
educativamente
¿Que se entiende por
prevención?
Llamamos así al conjunto de estrategias
(recursos, servicios,
programas) que una comunidad ensaya para promover la salud de sus
miembros y reducir a mínimos socialmente aceptables la
probabilidad de que aparezcan problemas relacionados con los
consumos de drogas.
No es la prevención asunto que competa
únicamente a especialistas, sino responsabilidad
compartida por toda la comunidad en su quehacer cotidiano (los
padres, los maestros, los políticos, los monitores
deportivos, las asociaciones de padres, los técnicos
municipales, los policías, etc.). Canalizar el esfuerzo de
todos en un proyecto
común es el objetivo último de quienes dedican su
tiempo (profesional y/o voluntario) a la tarea preventiva, con la
doble estrategia de
controlar la oferta y
disponibilidad de drogas en el escenario social, y reducir la
demanda que de las mismas realice la población.
¿Qué persigue la educación para la
salud?
Se trata de una estrategia educativa orientada a
favorecer estilos de vida saludables, a través de la
promoción de actitudes y hábitos de
responsabilización con la salud propia y la de la
comunidad en la que se vive. Constituye el marco idóneo de
la prevención de las drogodependencias, en el sentido de
que no resulta tan importante que los niños y adolescentes
dispongan de información acerca de las distintas
sustancias, sus usos y su nocividad, como que desarrollen una
actitud
favorable hacia el cuidado de la salud. Una actitud que les lleve
a desentenderse de conductas de riesgo, y a tomar decisiones
responsables ante las invitaciones a consumir unas u otras
drogas.
Desde que comienza la escolarización hasta la
entrada en la preadolescencia (en torno a los 11 ó 1 2
años), se instalan de una manera genérica las
conductas y actitudes que conforman un estilo de vida saludable,
y aquellas que lo amenazan, como por ejemplo el consumo de
alcohol y tabaco. Es a partir de la adolescencia cuando,
continuando con criterios amplios de promoción de la
salud, se puede empezar a hacer un mayor énfasis en las
demás drogas. Las drogas, en cualquier caso, como pretexto
para entrenarnos en procesos de toma de decisiones racionales,
resolución de problemas, habilidades sociales,
etc.
Los entrenadores pueden ayudar |
|
a) Recuerda el problema, el
b) No olvides las consecuencias, la nicotina
c) Toma la iniciativa, reconoce tu
|
¿Quiere ayudar a sus |
|
a) Aprenda a reconocer los síntomas. Los
b) Tome la iniciativa. Hable con sus hijos,
c) Dedique tiempo a sus hijos. Observe y
|
– El hábito de fumar es resultado de un
proceso con diferentes fases: iniciación-mantenimiento-
abandono-recaída-abstinencia, condicionado por factores
farmacológicos, psicológicos y
sociales.
– Dentro de los factores psicológicos que
determinan el tabaquismo merecen especial atención los conductuales y
cognitivo-afectivos.
- La recaída es el reto de cualquier programa de
intervención de la deshabituación y debe ser su
más importante objetivo de trabajo y por lo tanto
exige un conocimiento profundo de sus mecanismos
psicológicos, dados en un pensamiento
dicotómico del adicto como abstemio y como adicto, y
en un sentimiento de atribución de la violación
de la abstinencia a fallas internas, personales e
involuntarias que disminuyen su autoeficacia y sitúan
la autorregulación a expensas de las contingencias
ambientales. - El deporte constituye un ejercicio físico
que estimula la deshabituación
tabáquica. - El deportista fumador puede contribuir junto a sus
entrenadores y la familia
a disminuir la actividad y también hacer labor
educativa y de promoción junto con trabajadores de
salud especialistas en el tema. - El Tabaquismo constituye una droga legal que causa
innumerables riesgos para la salud y disminuye en alguna
medida el rendimiento deportivo óptimo en el
deportista fumador y e l que no lo es constituye un riesgo
para su salud. - Es en la adolescencia donde mayor incidencia existe
en el consumo del tabaco.
- Fomentar el trabajo interdisciplinario para optimizar
la calidad del deportista y lograr mayores resultados en la
disciplina
correspondiente. - Que se le de continuidad a este trabajo mediante las
estrategias educativas a entrenadores, alumnos y personal no
docente en vínculo con los mismos.
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Lic. YOEL MICHAEL DIAZ ALFONSO
CENTRO DE PROMOCION Y EDUCACION PARA LA SALUD
CENTRO UNIVERSITARIO JOSE MARTI PEREZ
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