De la larga lista de intervenciones estadounidenses en
América
Latina merece especial atención la efectuada en Nicaragua, puesto
que aquí se llevó a cabo una lucha en la que
sólo treinta hombres –al comienzo-, liderados por un
patriota llamado Augusto César Sandino, combatieron contra
las tropas norteamericanas, las cuales les superaban,
además del número de hombres, con armamento y, no
obstante, se vieron humilladas por este "hombrecillo".
Nicaragua al igual que algunos de sus hermanos
latinoamericanos sufrió la colonización
española. El origen de este hecho se da cuando
Cristóbal Colón encontró en su camino el
territorio nicaragüense, el cual estaba habitado por los
indios nicaraos.
Así, pues, con la llegada de Gil González
Dávila y Andrés Niño comienza la acción
conquistadora. A partir de este momento el territorio
nicaragüense es presa de constantes migraciones
españolas con el fin de ocupar la región. No
obstante, el terror en contra de los indígenas se da
cuando gobierna la comarca el conquistador español
Pedro Arias Dávila (Pedrarias). En estos momentos
aparece la inconformidad y el odio a los españoles por
parte de los naturales (incluso Fray Bartolomé de las
Casas sintió la necesidad de escribir en contra de este
personaje por la crueldad que implantaba en
Nicaragua).
Los años de la colonia no tuvieron mejores
tiempos, puesto que el territorio se vio afectado por continuos
ingresos de
corsarios ingleses que despojaban y destrozaban las pertenencias
de los habitantes de la costa. La incapacidad española por
terminar con este problema llevó a los ingleses a
adueñarse del territorio de la Mosquitia y hacerla
colonia.
Todos estos conflictos
motivaron la confianza de los indígenas para sublevarse y
buscar la independencia.
Es, entonces, en 1821 cuando la Capitanía General de
Guatemala, a
la cual pertenecía el pueblo nicaragüense, declara su
independencia. Posteriormente formaría parte del Imperio
instituido por Agustín de Iturbide (1823); sin embargo
tras el derrocamiento de éste, en abril de 1823, tiene que
anexarse a las Provincias Unidas del Centro de América,
junto a Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica. Ya
como estado
federado, Nicaragua tiene su primer presidente en la persona de Manuel
Antonio de la Cerda en 1825.
Los conflictos sucedidos, después de la
deposición del cargo y muerte de
Antonio de la Cerda, entre liberales y conservadores fue el
germen principal para que los Estados Unidos de
Norteamérica intervinieran en las luchas internas de
Nicaragua. Así, en 1855 el estadounidense William Walker
se unió a la causa libertadora y logró ocupar
Granada (lugar de residencia de los conservadores).
Este hecho le dio la oportunidad de ascender al poder como
presidente en 1856. Durante su gobierno
ejerció la fuerza contra
los que no simpatizaban con su ideología y en una de sus acciones se
apoderó de una compañía de trasporte que
pertenecía a un connotado empresario
estadounidense llamado Cornelius Vanderbilt, el cual, tras la
agresión, se alió a los conservadores con el fin de
expulsar a Walker, operación que logró para el
año de 1857.
El dominio
conservador duraría 36 años hasta que una revolución
derrocó el gobierno de Roberto Sacasa y logró
investir a José Santos Zelaya (dirigente liberal) e
imponer un gobierno dictatorial. Mas los Estados Unidos no
esperarían mucho para evitar que el poder estuviera en
manos de los liberales y apoyaron a la fuerza conservadora para
luchar contra el gobierno dictador. Para 1909 logra imponerse el
gobierno conservador de Adolfo Díaz.
Es durante el gobierno de Díaz cuando Nicaragua
es patéticamente humillada. Debido a que el presidente
Díaz debía a los yanquis su gobierno, él se
convirtió inmediatamente al subir al poder en el
"títere" de los norteamericanos. Entre las primeras
muestras de "gratitud" se cuentan: la apertura de Nicaragua al
acceso militar estadounidense con motivo de "resguardar el orden
y la armonía" en 1912 y el consentimiento del Tratado
Bryan-Chamorro (1926) que permitía a los norteamericanos
construir un canal a través del territorio que comunicara
al Océano Atlántico con el
Pacífico.
Para esto debía darse también permiso para
arrendar las Islas del Maíz y
crear una base naval en el denominado golfo de Fonseca. Estas
acciones sólo serían premiadas con tres millones de
dólares.
Con motivo de una sublevación en el año de
1912, encabezada por Benjamín Zeledón, las tropas
norteamericanas deciden entrar en territorio nicaragüense
para enfrentar a los rebeldes. En esta lucha es capturado el
líder
rebelde Zeledón y es muerto por los yanquis. Como muestra de su
victoria los marines estadounidenses exponen el cadáver
del rebelde ante el pueblo y en ese momento Sandino, que contaba
con 17 años, aprecia la escena.
De Sandino se puede decir que nació en el pueblo
de Niquihomo, ubicado en un lugar llamado Las Segovias, un 19 de
mayo del año de 1895. Su familia era de
clase modesta:
su padre Gregorio Sandino era propietario de una pequeña
porción de tierra y su
madre Margarita Calderón a veces obtenía trabajo en las
plantaciones de café
que se encontraban en el pacífico
nicaragüense.
De esta forma Sandino se vio obligado a trabajar desde
pequeño para contribuir con los gastos de su
familia. El primer trabajo que obtuvo fue con su madre en la
recolección de café, posteriormente
figuraría como comerciante (o ayudante de tal).
A sus veintitrés años ya se le puede
localizar en el trabajo de
ayudante de mecánica cerca de la frontera con
Costa Rica. De acuerdo a lo que se observa en el trabajo de
Gregorio Selser llamado Sandino: general de hombres
libres, se puede suponer que la salida de Sandino de
Nicaragua surge a partir de un problema judicial: "En uno de los
entreveros de su juventud, se
vio obligado a dar muerte a un hombre;
según unos, por un insulto inferido a su madre;
según otros, por razones políticas(…)."(p.110).
Es, entonces, cuando Sandino tiene que buscar trabajo en
los países vecinos. Para 1921 se encontraba en Honduras
trabajando como almacenista en un puerto llamado La
Ceiba.
No obstante, por cuestiones no conocidas se traslada a
Guatemala para trabajar ahora sí como mecánico en
la empresa
United Fruit Compañy (1922). Sandino es trasladado un
año después a una empresa en
México
llamada Huasteca Petroleum Company en Tampico.
Es en México donde Sandino logra aprender que los
intereses estadounidenses sólo perjudican las buenas
relaciones entre los países latinoamericanos. El ambiente en
México se encontraba envuelto en un ambiente
revolucionario y patriótico. La vida política de Sandino
comienza en México cuando lucha por la causa sindical de
la Huasteca Petroleum, se deja llevar por todo el fervor
revolucionario obrero, el cual le serviría en su posterior
organización con su
ejército.
En Nicaragua, para 1925, las tropas estadounidenses
deciden salir con motivo de encontrar armonía en el
territorio. No obstante, dejan residiendo a la famosa
Constabulary, que es la antecesora de la Guardia Nacional,
para instruir a las fuerzas conservadoras en tácticas de
guerra. Con
motivo de la salida de las tropas norteamericanas el general
Emiliano Chamorro (el firmante del tratado Bryan-Chamorro) decide
realizar un golpe de estado
con motivo de gobernar Nicaragua; sin embargo cuando así
lo obtuvo Estados Unidos no lo consintió y volvió a
investir a Adolfo Díaz.
Sandino regresa a Nicaragua el 1 de junio de 1926 a un
lugar llamado San Albino. En este lugar se da cuenta de la
miseria en la que viven sus compatriotas, los cuales trabajaban
en una mina que administraban los yanquis. De esta manera, logra
hacerse líder de los trabajadores mineros y se alza en
armas el 26 de
octubre de 1926.
La lucha de Sandino con los mineros logra tener eco en
la población nicaragüense, la cual le
apoyaba moralmente mediante lo que podía él
escuchar en comentarios aislados.
Por este motivo Sandino buscó el apoyo de Juan
Bautista Sacasa, vicepresidente, y José María
Moncada, ministro de guerra. La respuesta fue satisfactoria para
Sandino.
De esta forma Sandino comenzaba su lucha junto a otros
veintinueve hombres. Sólo treinta hombres que gritaban
libertad y
justicia para
millones de nicaragüenses enmudecidos y que hubieran podido
ser la diferencia. La lucha ejercida desde ese momento
comprendía la
organización espontánea; no obstante no
supervisada con detenimiento y fundamentada en los
presentimientos.
Así los sandinistas se instalan en un lugar de
Las Segovias llamado El Cerro del Chipote o El Chipotón,
el cual era un lugar inaccesible para aquellos que no tuvieran la
mínima idea de lo que es vivir en la montaña. En
este aspecto Sandino y sus hombres llevaban ventaja, casi todos
eran indígenas y, por lo tanto, conocían bien los
confines de la montaña.
La primer victoria obtenida por los sandinistas se da en
San Juan de las Segovias y es entonces cuando la población
comienza a tener esperanza en esos treinta hombres que decidieron
protestar por la situación a la que los habían
llevado intereses personales de sus gobernantes.
Muy pronto las filas sandinistas se fueron engrosando y
es necesario hacer referencia que dentro de los efectivos se
encontraban niños
que pedían desesperados ingresar a la lucha. Estos
muchachos que tenían una edad de 14-15 años eran
llamados "palmazones". adjetivo derivado de la palabra palmar y
que significaba muerte. Este hecho hace referencia de la madurez
con que esos niños entraban al conflicto con
la firme convicción de que podían morir. Era
así como los sandinistas buscaban su independencia, esa
libertad que veían reflejada en aquel hombre de corta
estatura, pero de gran intelecto llamado: Augusto César
Sandino.
En cuanto a la táctica "militar" que
poseían los rebeldes de Sandino se cuentan solamente
conocimientos indígenas derivados de los indios
niquirinos, de los cuales descendían la mayor parte de
integrantes del ejército libertador: "(…)Aunque existen
comunicaciones
telegráficas entre las poblaciones importantes de Las
Segovias, en las montañas funciona el telégrafo
indígena: señales
con humo, con espejos, postas pedestres, agrupamiento
aparentemente caprichoso de rocas en el
camino o posición curiosa de un árbol, silbos o
gritos que parecen escapar de las gargantas de aves o
animales
selváticos(…)."(SELER, Gregorio, op.cit., p.134). las
ramas y la tecnología de los
yanquis no pudieron aplastar el poder del camuflaje y espionaje
de los sandinistas, el cual les había hecho tanto daño.
Aunque la lucha de Sandino iba viento en popa siempre
ocurre que aquella persona en la que más se confía
es la que da la espalda en el peor de los momentos.
El ministro de guerra Moncada participó en la
famosa Junta de Tipitapa donde de la manera más aberrante
entregó las armas de los rebeldes a los norteamericanos en
cambio del
apoyo para su postulación presidencial y algunos cargos
públicos. A esta junta se le había invitado a
Sandino; no obstante ya todo se había acordado a su
llegada y tuvo que retirarse con la propuesta de Moncada para que
se entregara a los intereses estadounidenses por unas cuantas
concesiones.
Sandino regresó a su cuartel e hizo saber a sus
miembros de la traición de Moncada y que si alguien
tenía aún la convicción de seguir luchando,
que lo hiciera, los que no podían retirarse. El
ejército sandinista ya contaba con 300 efectivos, muy
pocos se fueron.
El periodista español Belausteguigoitia que
llevaba las crónicas de lo sucedido en Nicaragua se
refirió hacia Moncada como al hombre que le
"’corresponde, por antonomasia, el nombre de
cínico’; que llevando ‘sobre sí el
aire dionisiaco
del viejo fauno, amigo del buen vino y de las buenas mozas…su
vida tiene de todo, quizá del zorro, pero de ninguna
manera del león…y aunque en el ocaso de su vida,
precisamente ahora, construye en el pueblo donde habita alguna
escuela u
hospital, la voz pública dice, por lo bajo, que antes hizo
los pobres…"(SELER. Gregorio, op.cit., p.129)
Y por si esto fuera poco más adelante Sandino
tendría una baja más dolorosa por los lazos de
amistad que
habían sido instituidos: el escritor de la revista
Ariel, Froylán Turcios, quien era su vocero de
guerra en Tegucigalpa desistió del cargo supuestamente por
la "mano negra" que inmiscuyó el poder norteamericano. De
esta forma los sandinistas tuvieron que hacer méritos
nuevamente para continuar en la lucha.
Entre los escritos más importantes que se conocen
de Sandino está su Manifiesto Político donde
explica la ambición de sus compatriotas que los lleva a
vender el país ante los norteamericanos:
Mineral de San Albino, Nueva Segovia,
Nicaragua, 1 de julio de 1927
El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra
para su sepultura, merece ser oído, y
no sólo ser oído sino también
creído. Soy nicaragüense y me siento orgulloso de
que en mis venas circule, mas que cualquiera, la sangre india
americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota
leal y sincero; el vínculo de nacionalidad
me da derecho a sumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones
de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de
todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los
pesimistas y los cobardes me den el título que a su
calidad de
eunucos más les acomode(…).Hace diecisiete años
Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro dejaron de ser
nicaragüenses, porque la ambición mató el
derecho de su nacionalidad, pues ellos arrancaron del asta la
bandera que nos cubría a todos los nicaragüenses.
Hoy esa bandera ondea perezosa y humillada por la ingratitud e
indiferencia de sus hijos que no hacen un esfuerzo sobrehumano
para libertarla de las garras de la monstruosa águila de
pico encorvado que se alimenta con la sangre de este pueblo,
mientras en el Campo Marte de Managua flota la bandera que
representa el asesinato de pueblos débiles y enemistad
de nuestra raza (…). Moncada el traidor faltó
naturalmente a sus deberes de militar y de patriota. No eran
analfabetos quienes le seguían y tampoco era él
un emperador, para que nos impusiera su desenfrenada
ambición. Yo emplazo ante los contemporáneos y
ante la historia de ese Moncada
desertor que se pasó al enemigo extranjero con todo y
cartuchera. ¡Crimen imperdonable que reclama
vindicta!(…).
Asimismo, Sandino hace patente que no dejara la lucha
que tanto anhela Nicaragua y les hace manifiesta su
declaración de guerra a los Estados Unidos:
(…)Los grandes dirán que soy muy
pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi
insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi
corazón
de patriota, y así juro ante la Patria y ante la
historia que mi espada defenderá, el decoro nacional y
que será redención para los oprimidos. Acepto la
invitación a la lucha y yo mismo la provoco y al reto
del invasor cobarde y de los traidores de mi Patria, contesto
con mi grito de combate y mi pecho y el de mis soldados
formarán murallas donde se lleguen a estrellar legiones
de los enemigos de Nicaragua. Podrá morir el
último de mis soldados, que son los soldados de la
libertad de Nicaragua, pero antes, más de un
batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán
mordido el polvo de mis agrestes montañas.
No seré Magdalena que de rodillas implore el
perdón de mis enemigos, que son los enemigos de
Nicaragua, porque creo que nadie tiene derecho en la tierra a
ser semidiós. Quiero convencer a los nicaragüenses
fríos, a los centroamericanos indiferentes y a la raza
indohispana, que en una estribación de la cordillera
andina, hay un grupo de
patriotas que sabrán luchar y morir como
hombres.
Venid, gleba de morfinómanos; venid a
asesinarnos en nuestra propia tierra, que yo os espero a pie
firme al frente de mis patriotas soldados, sin importarme el
número de vosotros; pero tened presente que cuando esto
suceda, la destrucción de vuestra grandeza
trepidará en el Capitolio de Washington, enrojeciendo
con vuestra sangre la esfera blanca que corona vuestra famosa
White House, antro donde maquináis vuestros
crímenes." (El pensamiento
vivo de Sandino, Casa de las Américas, La Habana,
1980.)
De alguna u otra forma Sandino era un gran estratega y
líder, puesto que aguantar las armas y desafíos de
las tropas estadounidenses por siete años merece un
mérito idolatra. La lucha nicaragüense merece un
lugar especial dentro de la historia contra el imperialismo.
El 1 de enero de 1933 las fuerzas norteamericanas
abandonan el territorio nicaragüense y asciende al poder
inmediatamente Sacasa. Un objetivo
estaba cumplido: sacar a los yanquis invasores; pero muy poco se
hizo en el ejército de Sandino para implantar un plan
político de gobierno, con el cual pudieran tener completo
dominio del país. Por lo tanto, otro de los objetivos: dar
beneficios a los indígenas nicaragüenses, no fue
llevado a cabo por la razón anterior.
Lo que sucedía es que la Guardia Nacional
continuaba sus funciones de
aniquilamiento hacia los simpatizantes del sandinismo. El jefe de
esta guardia, Anastasio Somoza, tenía una idea en la
mente: acabar con Sandino.
Cuando Sandino decide hacer públicas sus
protestas contra la Guardia Nacional el presidente Sacasa decide
entrevistarlo para oír sus quejas; sin embargo en una de
esa reuniones que tuvo lugar en Tiscapa, Sandino es capturado,
junto a sus compañeros Francisco Estrada y Juan Pablo
Umanzor, por integrantes de la Guardia. Sandino fue
asesinado.
De esta manera terminaron momentáneamente con la
idea de la insurrección en Nicaragua lo que dejaría
años de gobierno en manos de la familia
Somoza. Para el año de 1962 con el mismo de fin de
enfrentarse a las fuerzas represivas surge el Frente Sandinista
de Liberación Nacional.
Sin embargo, lograría tener presencia hasta la
revolución civil de 1978 cuando asesinaron al periodista
Pedro Joaquín Chamorro por ser opositor del régimen
de los Somoza.
Que quede, pues, este recuerdo del hombre que hizo
justicia a través del pueblo, que quede huella de
aquél que tuvo la dignidad de
representar a su nación
a favor de la soberanía y no, como muchos, que prefieren
recurrir a la traición con el fin de vivir de una manera
facinerosa, a costa de vender las almas del pueblo al que
tendría que defender. Que quede huella de aquel que
humilló a los norteamericanos en su propia tierra y que le
valdría el dicho de que "En Nicaragua el ratón le
pega al gato".
Javier Cervantes
Mejía
Universidad Autónoma del Estado de
México