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El Sistema de Evaluación y Acreditación de las universidades nacionales en Venezuela




Enviado por rojada



    1. Definición y alcance del
      Sistema de Evaluación y acreditación de las
      universidades nacionales
    2. Visión de la calidad en
      las universidades venezolanas
    3. Noción de la
      evaluación para las universidades
      venezolanas
    4. Evaluación y
      presupuesto
    5. El sistema de evaluación
      y acreditación
    6. Propuesta para el diseño
      de un sistema nacional de control de gestión para la
      calidad Venezuela
    7. Referencias y
      Bibliografía

    1. Introducción.

    El mejoramiento de la calidad de la
    educación
    superior venezolana, es sin duda un gran compromiso de todos
    los actores involucrados en la
    administración y estructuración del sistema. La
    realidad económica-social del continente y del
    país, obligan a las universidades a mejorar su rendimiento
    y mejorar sus sistemas de
    gestión. El presente artículo
    refleja un análisis crítico al Sistema de
    Evaluación y Acreditación (SEA) de las
    universidades venezolanas a partir de categorías
    teóricas y metodológicas de planeación
    y control de
    gestión estratégico ausentes o poco claras en
    dicho sistema. De igual modo, representa un estilo de
    reflexión educativa en torno a otras
    variables
    relacionadas con la evaluación institucional como elemento
    de desarrollo
    nacional.

    1. Primer eje:
      Definición y alcance del Sistema de Evaluación y
      acreditación de las universidades nacionales.
      (SEA).

    Dentro de los logros resaltantes de la Oficina de
    Planificación del Sector Universitario
    (OPSU) en el presente siglo, se encuentra la creación y
    desarrollo del proyecto
    "Alma Mater"
    para el mejoramiento de la calidad y la equidad de
    la
    educación universitaria en Venezuela. A partir de
    dicho proyecto, el Consejo Nacional de Universidades (CNU)
    aprobó según Resolución Nº 383 de fecha
    26 de Enero de 2001, el avocamiento a diseñar, validar e
    instrumentar el Sistema de Evaluación y
    Acreditación Institucional (SEA) de las universidades
    nacionales.

    El Sistema de Evaluación y acreditación de
    las universidades nacionales en palabras de la OPSU (2002) tiene
    como propósitos, "concebir e instrumentar una cultura
    evaluativa en y de las universidades venezolanas y asegurar
    estándares de calidad en todas ellas"
    igualmente,
    "estimular en las universidades venezolanas la búsqueda
    de la excelencia, así como reconocerla y certificarla en
    sus diferentes carreras o programas"

    (p.13).

    En ambos propósitos, la necesidad social de que
    el Estado como
    ente evaluador y regulador de los sistemas universitarios
    garantice la calidad de educación en todos
    sus niveles, es claro. El carácter supervisorio del gobierno es sin
    duda el inicio de la ejecución de programas de
    evaluación institucional que no negamos, pero
    también es cierto que las instituciones
    de educación superior tampoco han sistematizado modelos de
    evaluación coherentes con los requerimientos sociales y
    organizacionales propios, salvo en algunas áreas. Esta
    deuda moral de ambos
    sectores, hace que la evaluación de las universidades se
    perfile por las siguientes necesidades socio políticas:
    (Royero, 2002)

    • La pérdida de calidad y efectividad social de
      estas instituciones que ponen en alerta al ente financista de
      las misma, el Estado, que
      a su vez, es responsable de dicha crisis.
    • La acentuada crisis de los sistemas de
      planificación educativa como acción correctiva de los sistemas
      institucionales.
    • La dualidad y la contradicción de la
      organización del sistema de educación
      universitario.
    • La herencia
      política
      indiferente y cómplice a la crisis del
      sector.
    • El aumento interanual de la asignación
      presupuestaria sin rendición de cuentas.
    • La ausencia de una cultura de la planificación
      y dirección sistemática de estas
      organizaciones.
    • La utopía de la masificación como
      estrategia de
      calidad
      educativa.
    • La necesidad de mejorar los sistemas
      institucionales.
    • La creciente demanda de
      los demás sistemas sociales a la educación como
      símbolo de desarrollo y progreso.

    En esta última razón, centramos nuestra
    crítica
    al no entender por qué el SEA tiene como propósito
    estandarizar una cultura de calidad sin una orientación
    hacia el logro social. No se puede asumir que la calidad de la
    universidad se
    alcanza logrando ciertos niveles de calidad, sino más
    bien, el máximo propósito de un sistema de
    evaluación nacional debería ser preparar las
    condiciones para que la universidad deba ser unos de los
    vehículos de desarrollo y transformación social.
    ¿Para qué queremos una universidad que cumpla con
    los estándares académicos de calidad que impone un
    organismo público, si éste no se centra en la
    visión de un país que necesita generar grandes
    cambios sociales?, esta intención se logra con la integración dinámica entre el sistema de desarrollo
    tecnológico, las políticas de desarrollo nacional y
    las instituciones de educación superior en un marco
    democrático y participativo de amplia
    discusión.

    Dentro de esta visión de la universidad como ente
    transformadora de capital humano y
    conocimientos para el progreso, Brunner (1999) afirma que las
    presiones de los actores sociales a las universidades:

    han aumentado y se han diversificado las demandas
    provenientes de los gobiernos, la industria,
    los empleadores, los medios de
    comunicación y la opinión
    pública en general. Los gobiernos reclaman calidad,
    eficiencia y
    relevancia de la educación superior para el desarrollo
    nacional, aún cuando ya no están en condiciones
    de sustentar con generosidad dichas demandas…

    Esta realidad evidentemente se orienta hacia una
    visión desarrollista de la educación superior,
    donde "la extensión de la nueva sociedad de la
    información, con una economía basada en la
    ampliación y difusión de conocimientos, tiene mucho
    que ver con la existencia de centros universitarios que cumplan
    con su propia misión de
    creación y transmisión del conocimiento
    del más alto nivel" (Lucas y García, 2002,
    p.80)

    La universidad constituye el principal camino para el
    fortalecimiento de las estructuras
    nacionales de producción científica, ya que en
    ellas se concentran en gran medida, los resultados alcanzados
    sobre innovación y desarrollo de conocimientos
    científicos, así como la infraestructura necesaria
    y el personal
    calificado para el diseño
    y ejecución de lineamientos estratégicos de
    carácter nacional.(Royero,2003)

    El papel de las universidades y muy
    específicamente el sistema de educación superior,
    tiene sin duda una responsabilidad ante la sociedad en su conjunto,
    ya que esta última exige a la universidad producir, entre
    otras cosas, conocimiento
    científico socialmente válido capaz de generar
    soluciones
    creativas en las múltiples áreas del quehacer
    social.

    Para la UNESCO (1998) la educación superior debe
    ser pertinente respecto al papel que juega en el desarrollo social
    de la sociedad, ya que ella, debe estar al servicio de
    esta, y más concretamente a las actividades encaminadas a
    eliminar la pobreza, la
    intolerancia, la violencia, el
    analfabetismo,
    el hambre, el deterioro del medio ambiente
    y las enfermedades,
    mediante un planteamiento interdisciplinario y
    transdisciplinario.

    En el mismo orden de ideas, la UNESCO, en su
    Declaración Mundial sobre la Educación Superior en
    el Siglo XXI, afirma que en el contexto económico
    cambiante, donde la aparición de nuevos modelos de
    producción basados en la información como principal
    factor impulsor de las sociedades
    modernas, requiere una renovación de los vínculos
    entre la educación superior, el trabajo
    productivo y los sectores científicos tecnológicos
    del conjunto social, a fin de crear juntos, esquemas de
    desarrollo y bienestar para las mayorías.

    Sobre la base de estas exigencias,"las funciones de la
    universidad adquieren también una nueva dimensión
    frente a la revolución
    socio-científica, provocada por el papel central de
    la ciencia en
    la sociedad post-industrial" (Tunnermann, 2002, Pág.
    96)

    Dicha dimensión proviene de la necesidad de
    llevar el conocimiento a todas las esferas de la sociedad, de
    actualizar el
    conocimiento debido al vertiginoso avance del desarrollo
    social y a la aplicación de dicho conocimiento como parte
    de una estrategia de desarrollo nacional en los países
    menos favorecidos.

    En vista de ello, creemos que dicho propósito es
    poco ambicioso y contradictorio con el artículo 3 de la
    Constitución de la República de
    Venezuela, el cual reza que:

    El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el
    desarrollo de la persona y el
    respeto a su
    dignidad, el
    ejercicio democrático de la voluntad popular, la
    construcción de una sociedad justa y
    amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar
    del pueblo, y la garantía del cumplimiento de los
    principios,
    derechos y
    deberes consagrados en esta constitución. La
    educación y el trabajo son
    los procesos
    fundamentales para alcanzar dichos fines.

    Es decir, que la educación es sin duda el camino
    para crear bienestar al pueblo y es el camino conjuntamente con
    el trabajo, para alcanzar dichos fines. No concebimos una
    educación que no genere progreso y una evaluación
    que oriente a la universidad en este mismo camino.

    Del mismo modo, los objetivos que
    plantea el SEA en torno a lo que es evaluación, se
    orientan hacia una intención de control Estatal
    necesaria, pero mal enfocada. Mal enfocada porque cuando se
    propone en su fundamentación jurídica cumplir el
    Artículo 102 en relación a las responsabilidad
    legitima de control que tiene el Estado, se obvia el
    carácter desarrollista de la educación (subrayado
    nuestro en el artículo) en los propósitos
    anteriormente descritos del SEA, igual pasa con en el
    Artículo 109 de la carta magna
    donde se sigue asumiendo como base de dicho control la
    acción estatal; pero en ese mismo

    Art.: 102

    La educación es un derecho humano y un deber
    social fundamental, es democrática, gratuita y
    obligatoria. El Estado la asumirá como función
    indeclinable y de máximo interés
    en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del
    conocimiento científico, humanístico y
    tecnológico al servicio de la sociedad. La
    educación es un servicio público y está
    fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento,
    con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de
    cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad
    en una sociedad democrática basada en la
    valoración ética
    del trabajo y en la participación activa, consciente y
    solidaria en los procesos de transformación social
    consustanciados con los valores
    de la identidad
    nacional, y con una visión latinoamericana y
    universal. El estado, con la participación de las
    familias y la sociedad, promoverá el proceso de
    educación ciudadana de acuerdo con los principios
    contenidos de una Constitución y en la ley.

    orden, se omite la visión desarrollista y
    transformadora de la educación para justificar la
    acción legítima del Estado en controlar y
    supervisar la educación (Subrayado nuestro).

    Art.: 109

    El Estado reconocerá la autonomía
    universitaria como principio y jerarquía que permite a
    los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas
    de su comunidad
    dedicarse a la búsqueda del conocimiento a
    través de la investigación científica,
    humanística y tecnológica, para beneficio
    espiritual y material de la Nación. Las universidades
    autónomas se darán sus normas de
    gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio
    bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la
    ley. Se consagra la autonomía universitaria para
    planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de
    investigación, docencia y
    extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto
    universitario. Las universidades nacionales experimentales
    alcanzarán su autonomía de conformidad con la
    ley.

    Esto contradice el propósito de que el SEA tiene
    como fin instaurar una cultura de evaluación y estimular
    la excelencia de las universidades, en síntesis,
    entre el propósito y los objetivos del SEA, y la
    razón constitucional que norma legítimamente el
    control estatal sobre la educación a través del
    sistema de evaluación, es evidentemente contradictorio.
    ¿Controlamos a las universidades para el desarrollo del
    país a través de la evaluación? ¿O
    evaluamos para controlar a las universidades sin visión de
    país? . No percibimos una universidad alejada del
    desarrollo, ni mucho menos de una evaluación que facilite
    este camino.

    3. Segundo eje:
    Visión de la calidad en las universidades
    venezolanas.

    En el SEA, específicamente en su
    justificación normativa, se esgrimen las razones
    constitucionales para la aplicación del mismo en las
    universidades, razón que no cuestionamos por ser norma
    explícita de la Constitución Nacional pero que a
    nuestro juicio, olvida la responsabilidad del Estado de las
    condiciones actuales de crisis de la educación superior
    para seguir justificando la acción de control y no del
    desarrollo de la evaluación y el sistema
    universitario.

    En efecto, el Artículo 103 de la Carta Magna,
    consagra a la educación como un derecho integral, de
    calidad y permanente. La calidad de la educación no se
    garantiza con la evaluación de las instituciones
    universitarias, esta última es un medio, no un fin en si
    mismo. Al respecto, Kliksberg (1999) afirma que

    si bien es cierto que la obligatoriedad legal de la
    educación primaria, y las cifras de matriculación
    representan progresos muy positivos, el problema total resulta
    mucho más amplio.  El derecho a la
    educación, que surge de la ley, es difícil de
    ejercer en la práctica social. Birdsall (1994) -citado
    por este autor-: dice que los "pobres han recibido un derecho –
    habrá educación universal.  Pero sin
    recursos, la
    calidad de esa educación y, por consiguiente el valor de ese
    derecho, se ha derrumbado.

    Otro argumento del SEA en torno a la Calidad, es el
    referido a la exclusión
    social de las clases menos favorecidas en la educación
    superior, cuestión que estamos de acuerdo porque la
    educación precisamente debe fomentar el progreso y luchar
    contra la pobreza y el
    atraso social, familiar e individual.

    Afirma el SEA, que uno de los mecanismos para solventar
    esta problema grave, es democratizar la educación superior
    de calidad, es decir, asume que la democratización de la
    educación es ampliar la calidad no sólo para
    aquellas instituciones elitescas de calidad, sino aquellas que no
    lo son. Aumentando la calidad en estas últimas, se presume
    que los excluidos tendrán más oportunidades de
    ingresar al sistema de educación superior u obtener los
    beneficios de la calidad. Esto es parcialmente verdad. Por que si
    no tenemos una visión de desarrollo a través de la
    evaluación para la calidad., perderemos la lucha contra la
    pobreza y llegarán solo aquellos que por sus condiciones
    socioeconómicas y culturales sean las más
    favorables.

    Vale la pena preguntarse ¿por qué los
    pobres, los excluidos, no ingresan proporcionalmente a la
    educación superior de calidad? ¿Si aumentamos la
    calidad de la educación superior garantizaremos el acceso
    de ellos al sistema?, No creo, por que la exclusión y la
    pobreza no es responsabilidad indexada a las universidades, es
    del Estado, de sus gobiernos, de la incapacidad de armonizar una
    política de desarrollo con la educación en general
    para revertir dichos atrasos.

    En relación a lo anterior, Kliksberg (ob.cit) nos
    dice que:

    Debe haber una vigorosa política de
    elevación de la calidad. La gran mayoría de los
    estudiantes asisten a escuelas públicas con debilidades
    marcadas. Debe fortalecerse activamente la escuela
    pública. Ello implica recursos adecuados y acciones
    concretas en las áreas de la profesión docente,
    revisión curricular, materiales
    de trabajo, e infraestructura. La situación de los
    maestros es un eje básico de la cuestión. Se
    necesita una profesión docente jerarquizada socialmente,
    remunerada apropiadamente, y que constituya una alternativa
    atractiva de trabajo para las nuevas generaciones, abriendo
    posibilidades de progreso y crecimiento profesional.

    La educación superior es el último nivel
    de acceso democrático a la universidad, pero
    ¿cuántos venezolanos pueden graduarse de bachiller.
    ¿Por qué un gran porcentaje de ellos provienen de
    escuelas privadas e ingresan al sistema? Por estar precisamente
    mejor preparados, por que se alimentan mejor o porque tienen
    mejores habilidades cognoscitivas y soporte familiar y moral que
    los pobres, el problema es vencer a la pobreza y a la ignorancia
    con niveles de calidad educativos en todo el sistema. Hay que
    mejorar la escuela
    básica y diversificada para hablar de equidad en el acceso
    a la educación superior y llegar a una verdadera
    democratización de la calidad.

    ¿Si "estandarizamos" la calidad de la
    educación superior garantizaremos el acceso a las
    mayorías?, ¿o acaso las demandas de la sociedad no
    superan la capacidad de absorción de la educación
    superior en su conjunto, pudiendo fracturar dicha
    estandarización? Creemos en lo segundo. Al respecto
    Brunner (1999) nos dice que:

    Se trata, en primer lugar, de la creciente
    diversificación—y no sólo del rápido
    y masivo incremento—de las personas que
    legítimamente esperan acceder a la universidad.
    …En suma, las denominadas clientelas de la
    educación superior se están multiplicando y
    diversificando y eso crea una demanda cualitativamente distinta
    que presiona sobre el sistema y las instituciones.

    Estas presiones pueden influir negativamente en la
    calidad de las universidades dado que la saturación de
    éstas y el aumento de su matrícula, exigirá
    mayores recursos y más gastos, gastos en
    infraestructura, servicios,
    personal y equipos lo cual debilitaría su ya menguado
    presupuesto y
    debilitaría su política de admisión que ya
    por si es restrictiva.

    En el mundo de hoy, el Estado no puede empeñarse
    en ampliar la cobertura de las instituciones de educación
    superior en la llamada masificación educativa, sino
    diversificar y ampliar el desarrollo estratégico
    horizontal del sistema, es decir, hablar de la educación
    postsecundaria que incluya la educación formal, la no
    formal, la permanente, la continua y la recurrente o de reciclaje
    (Tunnermann, 2000).

    Bajo este panorama, la evaluación tiene que pasar
    de un simple control de resultados, a un verdadero sistema de
    control de gestión que potencie las áreas
    críticas del desarrollo y pueda en un marco
    estratégico contribuir integralmente a la calidad del
    mismo.

    4. Tercer eje:
    Noción de la evaluación para las universidades
    venezolanas.

    En el documento donde se expresan los fundamentos del
    sistema de evaluación, la concepción de la calidad
    se centra "en su naturaleza
    estrictamente evaluativa" (Pág. 22). Es decir, la
    evaluación de la calidad institucional como mecanismo
    "para asegurar y controlar los niveles de calidad exigidos
    a la institución, por ella misma o por agentes externos
    (Estado, empresas, etc.)"
    a fin de promover u orientar mecanismos de autorregulación
    en las universidades para su futura
    acreditación.

    En pocas palabras, evaluar es controlar, a partir de
    ciertos niveles de calidad o estándares por medio de
    mecanismos de medición y seguimiento informativo de
    indicadores e
    índices. Esta noción de control sin duda la
    consideramos como un racionalismo
    puro encontrado en los viejos paradigmas
    sobre el control en las organizaciones.

    El enfoque racional del control dentro de sus variantes
    más fundamentales, se basa en procedimientos
    explícitos y formalizados en el diseño de
    estructuras de control por centro de responsabilidad a
    través de indicadores ligados a áreas claves
    reduciendo aspectos del contexto organizativo. Dicho control no
    orienta condiciones para el aseguramiento dentro de una realidad
    dinámica e incierta, por su carácter
    burocrático y estandarizado, tiende a frenar la creatividad e
    innovación de la organización ya que en el seguimiento de
    los estándares que el ente mayor exige, pueden desvirtuar
    los propios objetivos de la misma(Amat,2000)

    Esta consideración de que la evaluación
    tenga dentro de sí una noción de control, no nos
    preocupa, lo que nos preocupa es la poca visión
    estratégica del control en un entorno donde la universidad
    se mueve al ritmo de los cambios tecnológicos y de la
    ciencia, es
    decir, ¿quién garantiza que tales indicadores e
    índices están a la par de las exigencias sociales
    del entorno en las universidades? ¿Qué validez
    social tendrán esos indicadores cuando el contexto puede
    influir drásticamente en los resultados esperados por el
    ente evaluador? ¿Qué garantías ofrece el
    ente evaluador cuando quiera medir un factor ligado a una
    incertidumbre externa que pueda afectar su propio espectro de
    control? Este ajuste es básico para la supervivencia de un
    sistema de medición universitario, este debe basarse en
    una estrategia global de desarrollo de la educación
    superior a través de los canales institucionales
    legítimamente establecidos (CNU, OPSU, universidades,
    estudiantes, profesores, sociedad civil,
    empresarios, asociaciones profesionales, asociaciones gremiales,
    etc.) no concebimos una evaluación sin esta
    visión.

    En esta dinámica de cambios, la evaluación
    no está exenta a nuevas visiones un poco más
    avanzada que la que presenta el SEA, al respecto Paulston y
    Gorostiaga, (1998) citando a varios autores, describen
    generalmente estas consideraciones:

    Una rápida mirada a la práctica de la
    evaluación en los países en desarrollo —si
    el término no ha pasado a ser demasiado optimista o
    ingenuo— revela la preponderancia de evaluaciones muy
    centralizadas que atienden principalmente a factores
    financieros e indicadores cuantitativos, utilizadas como
    sistemas de
    control antes que como medio de mejorar el funcionamiento
    de programas, y que no incluyen la perspectiva de los
    beneficiarios (Bambergerg 1991)…. Robirosa (1986) indica
    que en la región "es prácticamente nula la
    utilización de las actividades de evaluación como
    alimentadoras de instancias decisionales en los procesos de
    gestión de programas y proyectos de
    acción social"…

    …Respecto a la evaluación educativa en
    particular, la situación latinoamericana revela una muy
    débil relación entre la investigación y la
    toma de
    decisiones, relacionada con la "inexistencia de mecanismos
    de evaluación sistemática de innovaciones en
    educación y de acumulación, difusión e
    intercambio de esa información para que aquellas sean
    utilizadas en las decisiones que se adopten" (Corvalán
    1988, 292)…

    Es decir, un sistema de evaluación
    estratégico como un verdadero control de gestión es
    aquel que se estructura
    como un "instrumento gerencial, integral y estratégico que
    apoyado en indicadores, índices y cuadros producidos en
    forma sistemática, periódica y objetiva permite que
    la organización sea efectiva para captar recursos,
    eficiente para transformarlos y eficaz para canalizarlos" (Abad,
    1996)

    Para Royero (2002 b) la efectividad de un sistema de
    control de gestión,

    constituye la manera mediante la cual, las estrategias y
    los recursos son dirigidos hacia los aspectos claves del
    éxito
    organizacional y hacia la satisfacción de los usuarios
    dentro del cumplimiento de los parámetros sociales de
    desarrollo, tanto en el ámbito local y regional como a
    escala
    nacional.

    En otras palabras, el control moderno comienza con la
    definición de una estrategia para las universidades y
    actúa después que se realice la evaluación.
    El control estratégico se inicia luego que se
    evalúe las organizaciones ya que de este diagnóstico se establecerán los
    parámetros estratégicos, las áreas claves,
    los factores de éxito, los indicadores, los sistemas de
    medición y las estrategias de desarrollo cultural,
    organizativos y presupuestales acorde a la visión y
    misión de la universidad, a partir de cuadros de mando
    integrales que
    permitan monitorear estratégicamente el desarrollo de las
    instituciones de educación superior.

    Se tiene que pasar de una evaluación para el
    control de resultados, a una evaluación estratégica
    de rendimiento orientado a:

    • Conocer los procesos y variables fundamentales de
      la universidad en la cual se sustenta los resultados
      esperados por las mismas.
    • Vincular más al Estado con las instituciones
      de educación superior en una constante toma de
      decisiones oportunas y adecuadas para corregir las
      desviaciones del sistema.
    • Aprovechar al máximo los sistemas de
      información que se generarán a fin de
      optimizar el flujo de información entre los sistemas
      evaluados como los entes que evalúan a la sociedad en
      general.
    • Supervisar eficazmente el desarrollo de los
      procesos y áreas críticas de la universidad en
      tiempo
      real.
    • Orientar el esfuerzo hacia el rendimiento y no
      simplemente a actividades de supervisión y control
      estandarizadas.
    • Orienta a fortalecer la negociación de recursos y demandas a
      partir de resultados concretos.
    • Vincular la planeación universitaria con el
      desarrollo de la nación.
    • Transforma la asignación presupuestaria en
      un financiamiento para el desarrollo interno y
      externo de la universidad.

    5. Cuarto eje:
    Evaluación y presupuesto.

    La evaluación como control estratégico del
    sistema universitario nacional, tiene una visión muy
    distinta al enfoque evaluativo que proyecta el SEA. Este
    último no inserta el presupuesto como categoría de
    desarrollo sino que controla el uso eficiente de los recursos en
    un tiempo anual en materia de
    gasto específico y costos a partir
    de los índices e indicadores que presenta.

    La presupuestación universitaria se ha convertido
    en la práctica, en la verdadera planeación
    universitaria. Los rectores negocian el presupuesto, pero no se
    negocia en la definición de estrategias para el desarrollo
    universitario que oriente la inversión en el sector .Ni las instancias
    que lo asignan, discuten y negocian estratégicamente el
    presupuesto universitario .El presupuesto para la universidades
    debe verse como inversión, no debe vincularse al gasto y
    debe surgir de un verdadero planeamiento
    estratégico.

    La redefinición el diseño del presupuesto
    tiene que cambiar, en la actualidad se definen las opciones
    estratégicas de inversión y posteriormente se
    asigna el presupuesto anual a partir de planes operativos
    engorrosos. Creemos que el presupuesto es el resultado de la
    determinación de las opciones estratégicas que
    pasan por los niveles de planeación estratégica y
    posterior al estudio de dichas opciones, se asigna el
    presupuesto. En los siguientes gráficos se aprecian tales
    diferenciaciones.

    Gráfico Nº1
    .Situación actual de la asignación del
    presupuesto

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú
    superior 

     Gráfico Nº2
    .Visión estratégica de asignación del
    presupuesto

     Para ver el
    gráfico seleccione la opción "Descargar" del
    menú superior 

     El papel de la evaluación en este esquema
    tiene como doble propósito, proveer el mecanismo inicial
    de diagnóstico para el diseño y aplicación
    del proceso de control de gestión y posteriormente de
    seguimiento en el tiempo, es decir, los resultados anuales
    obtenidos por las universidades deben orientarse al seguimiento
    en el logro de la visión a largo plazo que usualmente es
    hasta diez años debido a su estrecha relación con
    la ciencia y
    tecnología y el papel estratégico que cumplen.
    En el próximo punto trataremos mejor este
    proceso.

    6. Quinto eje: El
    sistema de evaluación y
    acreditación.

    Según el SEA, "El sistema de evaluación
    que se propone permitirá la evaluación de las
    universidades y los programas en sus instancias
    sistémicas: en su creación, durante su
    funcionamiento o desarrollo y en sus logros o resultados" (OPSU,
    2001, p.27)

    En la fase inicial, "la evaluación
    consistiría, básicamente, en establecer la
    correspondencia que debe haber entre el proyecto de
    institución o programa
    presentado y los estándares de calidad exigidos por la
    instancia que otorga el permiso" (Ídem)

    Consideramos que esta fase de evaluación es
    necesaria pero no compartimos la visión con la que se
    pretende desarrollar. La calidad en este caso es medida por el
    grado de correspondencia indicativa de los estándares vs.
    el programa presentado.

    No creemos que el CNU máxima instancia nacional
    de planeación y control de la educación superior,
    fije dichos estándares sin una visión desarrollista
    de la educación, por que si bien es cierto que Venezuela
    no tiene una misión y
    visión compartida de la universidad que queremos en un
    lapso de diez o quince años, no tendría sentido
    elaborar unos estándares aislados de la política de
    desarrollo nacional e integración de la visión de
    las distintas universidades en una sola, flexible.
    Condición previa al iniciar o aprobar dicho programa, en
    el documento analizado, no se aclara esta perspectiva.

    Por otro lado, la categoría utilizada que
    manejará esta fase es la pertinencia, tanto interna como
    externa. La pertinencia interna o social permite evaluar la
    correspondencia entre el proyecto presentado y las necesidades y
    expectativas de la sociedad, y la interna evalúa la
    correspondencia entre el proyecto presentado y los recursos que
    se proponen para desarrollarlo. (ob.cit.)

    Para evaluar la pertinencia interna, se tendría
    que establecer una visión en prospectiva de la
    educación superior en Venezuela en el futuro, es decir,
    responde a la pregunta ¿Cómo debería ser la
    universidad y la sociedad que queremos? Dichos estándares
    tendrían que diseñarse en prospectiva por que no se
    puede evaluar una pertinencia interna de cualquier proyecto o
    programa, sin haberse implantado y producido los primeros
    resultados. Quizás no importaría
    estratégicamente hablando, el inicio de un programa o la
    creación de una universidad, sino lo sustantivo
    sería establecer la correspondencia futura de dicho
    programa con la visión de la educación superior que
    se espera conseguir en el tiempo. En dicho documento no se
    aprecian estas consideraciones de suma importancia.

    Para resolver este problema estratégico,
    proponemos que el CNU debe considerar el uso de la
    planeación prospectiva como instrumento planificativo de
    sus acciones .El propósito de la "prospectiva es "preparar
    el camino" para el futuro, adoptándolo como objetivo
    (deseable y posible). La prospectiva guía las acciones
    presentes y el campo de lo "posible" del mañana" (Miklos y
    Tello, 2000).

    Para estos autores, la planeación
    prospectiva

    además de permitir e impulsar el diseño
    del futuro, aporta elementos muy importantes al proceso de
    planeación y a la toma de decisiones, ya que identifica
    peligros y oportunidades de determinadas situaciones futuras,
    además de que permite ofrecer políticas y
    acciones alternativas, aumentando así el grado de
    elección (p.57)

    A nuestro juicio, si un programa o proyecto no pasa esta
    prueba, las siguientes fases de control y seguimiento y
    rendición de cuentas, no tendría sentido de
    aplicación, si por el contrario aprueba los
    parámetros prospectivos a comparar, aseguraría
    teóricamente hablando, la calidad futura deseada de dicho
    proyecto o programa.

    En otro orden de ideas, posterior a la etapa de
    creación se inicia la etapa de supervisión y
    seguimiento, caracterizada

    por intentar asegurar que la institución o
    programa se desvíe lo menos posible del proyecto
    presentado y, además, conocer el funcionamiento o marcha
    del proyecto para ayudar a las instituciones y programas a que
    asuman el comportamiento que mejor conduce al logro de sus
    propias metas (OPSU, ob.cit. p27)

    Se evidencia una vez más el papel de control
    indicativo en el proceso de evaluación, a diferencia del
    control de gestión explicado en los puntos anteriores, no
    se toma en cuenta una integración de todas las fases del
    proceso evaluativo para la toma de decisiones
    estratégicas, de igual modo la simple comparación
    refiere a las propias metas del proyecto más no a las
    metas de desarrollo indicadas en consenso por el máximo
    ente de planeación universitaria, que a su vez
    deberían estar en las metas de estas
    instituciones.

    Luego de esta fase de control racional del proceso de
    evaluación, completa para el SEA, el proceso de
    evaluación o rendición de cuentas. "En esta
    evaluación se establece el grado en que la
    institución o programa ha alcanzado sus propias metas y,
    además, su ubicación en relación a los
    estándares de calidad fijados por los organismos
    competentes para todo el sector."(Ob.cit. p.28)

    Bajo nuestra perspectiva, el proceso de
    evaluación no culmina con esta etapa. Para el control de
    gestión"la importancia de realizar una minuciosa
    evaluación institucional como fase previa al
    establecimiento de sistemas de control de gestión",
    determina el diseño y aplicación de un control
    estratégico en la organización (Abad, 1996).La
    evaluación técnicamente hablando, no termina, dado
    que su continuidad cíclica permitirá determinar en
    ciertos períodos del control, los ajustes
    estratégicos aplicados para el perfeccionamiento del
    sistema de gestión en el tiempo.

    Para el SEA, la rendición de cuentas se
    instrumentará a partir de una periodización anual
    de los resultados a partir de los indicadores preparados para
    esta fase,

    porque las metas de estas universidades deben
    considerarse dentro de la ejecución de los planes
    operativos; para todo el sector(oficiales y privadas) se
    sugiere una periodicidad de 4 años(lapso mínimo
    de escolaridad en la normativa vigente); sin embrago, se
    sugiere también que durante el primer año de
    funcionamiento del sistema en sus dos primeras
    fases(creación y seguimiento) se realice un
    diagnóstico de todos el sector para estimular su
    calidad. Esto permitirá establecer los estándares
    de calidad del rendimiento institucional y, además,
    serviría de referente base para la periodización
    futura. (p.28)

    Según el SEA, la rendición de cuentas debe
    hacerse anualmente, lo cual evidencia la poca visión
    estratégica de la propuesta en torno a las instituciones
    nacionales de educación superior, porque si bien es cierto
    que éstas ejecutan anualmente ciertas metas
    presupuestadas, no es mejor cierto que es solo una parte del
    camino a lograr si se tiene claridad estratégica para
    alcanzar la visión previamente definida por los actores,
    que usualmente es de 10 a 15 años. No se aprecia el
    interés de establecer control de gestión de las
    estrategias en el futuro porque simplemente no las plantea,
    sólo se interesa en evaluar para controlar.

    Este punto nos parece el más importante de
    nuestra crítica para mejorar el sistema, por que si bien
    es cierto que la evaluación puede ser semestral, anual,
    bianual o quinquenal ,esta sería apenas el comienzo,
    porque para establecer resultados que permitan decidir en
    qué grado la universidad alcanzó verdaderamente sus
    metas planeadas, la rendición de cuentas propiamente
    dicha, se realizaría en unos diez o quince años
    posterior a la definición de su visión,
    misión, objetivos y transformaciones esperadas. En 1
    año ó 4 años como se propone el SEA,
    esgrimiendo el lapso promedio de escolaridad en la universidad,
    sería fantasioso afirmar, si se tiene una visión
    estratégica de la evaluación para el desarrollo,
    que las universidades alcanzarán la calidad
    deseada.

    Esto porque el control de gestión y la
    evaluación estratégica no evalúan las metas
    propiamente dichas, sino el grado de alcance de la estrategia
    intentada para desarrollar la visión nacional de calidad
    inicialmente definida y discutida en consenso por todas las
    instancias del sector universitario. En pocas palabras, el papel
    del CNU debe concentrarse en resolver precisamente esta
    problemática vital

    Por otro lado ,las evaluaciones anuales pudieran ser un
    mecanismo para impulsar a la universidad y clarificar su
    asignación presupuestaria en el tiempo es decir, que
    también el presupuesto debe asignarse en función
    del lapso que se espera cumplir con la visión de la misma,
    considerando, obviamente, las variables macroeconómicas
    nacionales, y aún más, teniendo esta claridad en
    torno al papel de las universidades en el país, no dudo
    que los entes internacionales de desarrollo apoyarían
    financieramente esta idea.

    En torno al sistema de acreditación, se considera
    que la mejor acreditación que pueda tener una universidad
    es su productividad al
    servicio del desarrollo y progreso del país, es su
    reconocimiento social e internacional que no se gana con una
    acreditación de un ente oficial. Par llegar a este
    reconocimiento, la universidad debe reorganizarse y proyectarse
    al futuro o a lo que llamamos "autorrealización
    institucional" que a nuestro juicio es la verdadera
    acreditación, es la verdadera excelencia, lo demás
    es cliché.

    Al respecto, Brunner (1999) afirma muy
    acertadamente

    que muchos observadores, en efecto, sostienen que los
    requerimientos externos de calidad sólo sirven, al
    final, para generar una "mentalidad de aceptación"
    dentro de las instituciones, …tampoco puede esperarse
    que, por el sólo hecho de agregar ahora mecanismos
    externos de aseguramiento de la calidad, las instituciones
    mejorarán efectivamente su desempeño.

    Del mismo modo, describe el cuadro general en que las
    universidades y debido a los cambios violentos del entorno, es
    preciso redefinir, entre otras cosas,

    la preocupación por el desempeño de las
    instituciones; por acreditar socialmente su fidelidad misional
    y sus logros; por evaluar la calidad de sus procesos de manera
    independiente sobre la base del juicio de pares, y por informar
    ampliamente al público. De igual modo debería
    formar parte de dicho cuadro, no el retraimiento o la
    abdicación del Estado a cumplir con sus
    responsabilidades,  sino el definir sus nuevas funciones
     y asumirlas de lleno,  impulsando con tal
    propósito la creación de esos mecanismos
    evaluativos, proporcionando el marco normativo para su
    ejercicio y financiando—mediante procedimientos
    eficaces—todo aquello que en la educación superior
    constituye esencialmente un bien público, incluida la
    equidad de acceso y resultados.

    Como se vio en este punto, una visión
    estratégica de la evaluación permite configurar
    nuevos cambios al sistema de planeamiento
    universitario, así como a asegurar la verdadera calidad en
    las instituciones de educación superior.

    7. Sexto eje:
    Propuesta central para el diseño de un sistema nacional de
    control de gestión para la calidad en las universidades
    nacionales.

    Se ha hablado hasta ahora de la necesidad de cambiar la
    visión actual de la evaluación para la calidad de
    las universidades en Venezuela, para ello, es primordial dejar
    claro el entendimiento de que la educación superior
    está íntegramente vinculada con el progreso y el
    desarrollo social. Entendimiento este, que implica un compromiso
    inicial de las universidades a transformarse a la par con una
    estrategia nacional de cambios en el sector que involucre a sus
    actores principales.

    Entendemos y apoyamos totalmente la preocupación
    de la OPSU por iniciar un proceso de control en nuestras
    instituciones debido a las inconsistencias o vicios enmarcados en
    el sector desde hace mucho año atrás. Donde no hay
    una cultura establecida para realizar cualquier proceso de
    cambio, es
    difícil conseguir resultados concretos, para este
    contexto, la disciplina
    imperativa del Estado por accionar vínculos más
    productivos ente la sociedad y la universidad son estrictamente
    necesarias.

    Pero también es necesario que esta
    responsabilidad pública deba ir más allá de
    una simple medición descontextualizada, debe ir hacia una
    visión estratégica de la universidad en el
    país que queremos. Esto a nuestro juicio es el gran
    trabajo que queda por hacer, por lo que proponemos la
    creación de una propuesta para diseñar un sistema
    de control estratégico de la universidad venezolana, que
    no solamente incluya la evaluación, sino sus áreas
    claves para encaminar a las instituciones de educación
    superior en el camino ya trazado por la UNESCO y por la
    concepción del desarrollo asumida en organismos como la
    OEA y las
    Naciones
    Unidas.

    Esta propuesta debe cumplir los siguientes objetivos
    metodológicos a saber:

    1. Diagnosticar la visión estratégica en
    los directivos de las universidades venezolanas en el proceso de
    planeación y control de gestión universitaria a
    partir de:

    a. Su uso como marco de trabajo para definir el
    presupuesto.

    b. Su uso como herramienta de desarrollo
    directivo.

    c. Su uso como mecanismo para pensar a largo
    plazo.

    d. Su uso como medio para alinear a los directivos
    universitarios con las estrategias institucionales y nacionales
    de desarrollo.

    1. a. Definición y estructuración de
      políticas, estrategias, planes, o programas,
      orientados al fortalecimiento de dicho proceso.

      b. La organización funcional y administrativa
      de la misma.

      c. La concepción y sistema
      metodológico formal de control de gestión
      aplicado en ellas.

    2. Diagnosticar la situación actual del sistema de
      control de gestión en las universidades venezolanas a
      partir de:

      a. Visión estratégica de los entes
      nacionales de planeación y control

      b. Definición y estructuración de
      políticas, estrategias, planes, o programas,
      orientados al fortalecimiento de dicho proceso.

      c. La organización funcional y administrativa
      de la misma.

      d. La concepción y el sistema
      metodológico formal de control de gestión
      aplicado al sistema.

    3. Diagnosticar la situación actual del sistema
      de control de gestión universitario nacional (OPSU. MES.
      CNU) a partir de:
    4. Establecer las premisas y categorías del
      modelo
      propuesto, a partir del contexto socio político y el
      marco de desarrollo científico tecnológico
      nacional e internacional de la educación
      superior.
    5. Establecer los componentes operativos del modelo a
      partir de un determinado marco de planeación
      estratégica y el esquema metodológico
      instrumental del proceso de control de
      gestión.
    6. Establecer los parámetros legales,
      organizativos, culturales y procedimentales para la
      validación, aplicación e instauración del
      sistema de control de gestión en las universidades y en
      el sistema de dirección nacional de la educación
      superior venezolana.

    Para finalizar, solo queremos dejar nuestro compromiso
    para llevar acabo dicha propuesta, sabemos que existen trabajos
    adelantados sobre este tema y que muchos actores dentro y fuera
    de la universidad comparten o critican dicha visión, la
    discusión apenas comienza, los consensos, nuestro
    máximo interés.

    8.
    Referencias y bibliografía

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    Colombia,
    Interconed Editores, 1997.

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    REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. MINISTERIO DE
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    Revista Iberoamericana de Educación
    edición digital, España, sección lectores.
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    Revista Iberoamericana de Educación edición
    digital, España, sección lectores.
    2003

    TUNNERMANN, Carlos Universidad y Sociedad
    (Balance histórico y perspectivas desde Latinoamérica) Caracas, Comisión de
    estudios de postgrado, UCV, /Ministerio de Educación,
    Cultura y Deportes, 2000

    Elaborado por

    Lic. Msc. Jaim Royero

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