INTRODUCCIÓN
El presente artículo tiene la pretensión
de presentar una visión literaria de la ciudad, pero
creyendo firmemente en que aún es posible construir, y
reconstruir, otro tipo de ciudades.
Se empieza mostrando el inicio de las ciudades desde la
perspectiva macondiana de García
Márquez.
Seguidamente se echa un vistazo rápido a algunas
condiciones objetivas del arraigo, desarraigo y
extrañamiento de los sujetos de, y en, la
ciudad.
Posteriormente se invita a un paseo por la ciudad de
hoy, para terminar sugiriendo algunas características deseables de una nueva y
más humana ciudad.
El escrito es, posiblemente incompleto, pero espera dar
pie para discusiones serias y profundas respecto del futuro de
las ciudades y, sobre todo, del lugar que deben ocupar los
hombres en ellas.
EL ORÍGEN DE LA CIUDAD
"Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano
Buendía había de recordar aquella tarde remota en
que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era
entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava
construida a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan
reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarlas con el
dedo".
El término "pionero" hace referencia al
explorador o colonizador de tierras incultas, lo mismo que a la
persona que
inicia una actividad nueva, preparando el camino a los que
vendrán después.
En la construcción de la ciudad como un sitio
habitable, como un "vividero", los pioneros marcan linderos e
imponen estilos: de construcción, de vida, de pensar y actuar
frente a los advenedizos, de gozar y padecer, de ser solidarios.
En una palabra, imponen las formas de concebir la felicidad y la
tragedia.
Claro que no se debe olvidar el mestizaje, es decir esa
mezcla cultural que obliga a incorporar nuevos estilos y visones.
Los "advenedizos" traen sus vivencias, sus concepciones de vida y
sus formas de vivir, amar y morir.
En ocasiones esta irrupción de extraños
trae conflictos que
terminan resolviéndose a favor de la convivencia y el
sincretismo cultural.
Esto nos lleva a afirmar que en la construcción de la ciudad no existe una
neutralidad cultural justamente porque la ciudad es, ante todo,
una construcción cultural atravesada por
líneas de poder
determinadas por consenso o por imposición.
Tal construcción, muchas veces ignora las
necesidades de los grupos más
vulnerables; por ejemplo, el diseño
de la ciudad ignora las necesidades y comportamientos de los
jóvenes y las mujeres. "La ciudad y su
configuración proyecta un tipo de ciudadano,
independiente, motorizado, con trabajo; que necesita, por lo
tanto, supermercados abiertos las 24 horas, vías de acceso
rápidas, una ciudad funcional para un tipo determinado de
vida. Los habitantes de la ciudad, atrapados por el espacio
urbano, comienzan a comportarse como ese ciudadano modelo, con
mayor o menor acierto, y éste se esfuerza, destruyendo las
bases materiales e
imaginarios de otros posibles comportamientos. Así las
metáforas acaban siendo reales y, sin saber cómo,
la ciudad se ha transformado y no hay retorno
posible."
Entre nosotros las ciudades contemporáneas se han
edificado al garete: O son fruto de una caótica
invasión de terrenos baldíos, o son el producto de
una racionalización que las concibe como un conjunto de
campos de concentración, o resultan ser una mezcla de
ambos.
"Se trata de aislar a las personas en una ciudad que
estalla e invade el campo circundante; de aislarlas juntas, es
decir, en edificios y casas iguales, repetidos, sin historia, sin relaciones
sociales directas. En la ciudad actual las diferencias de clase,
las relaciones sociales y las relaciones de producción resultan invisibles, cada vez
más abstractas y sin contacto, lo que nos convierte en
nuevos campesinos, esperando la mejora de las condiciones de un
cielo que ahora llamamos sistema, sobre el
que carecemos de control".
Esta concepción de ciudad se aleja mucho de
aquellas que consideran que la ciudad es producto de un
orden humano y democrático: " José Arcadio
Buendía, que era el hombre
más emprendedor que se vería jamás en la
aldea, había dispuesto de tal modo la posición de
las casas, que desde todas podía llegarse al río y
abastecerse de agua con igual
esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que
ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del
calor. En
pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y
laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus
trescientos habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde
nadie era mayor de treinta años y donde nadie había
muerto".
Tal vez porque nuestras ciudades en sus inicios
obedecían a este ideal literario, la convivencia entre
nosotros era más armónica, nos matábamos
menos y sabíamos reconocernos en el otro.
¿Pero, en donde se perdió el rumbo?.
¿Porqué se extravió la solidaridad, el
sentido de identidad y
pertenencia con la
tierra?.
ARRAIGO, DESARRAIGO Y
EXTRAÑAMIENTO
"Puesto que nadie quiere irse, nos iremos nosotros
solos". Úrsula no se alteró.
– No nos iremos – dijo -. Aquí nos
quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo.
– Todavía no tenemos un muerto – dijo él-
.Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo
tierra.
Ursula replicó, con suave firmeza:
– Si es necesario que yo me muera para que se queden
aquí, me muero".
Parece que, al contrario del sentir y del pensar de
José Arcadio, uno deja de ser de un lugar cuando empieza
atener sus primeros muertos. Por lo menos así lo
están sintiendo las familias de las víctimas de
masacres, torturas y desapariciones.
La violencia en
Colombia ha
producido un fenómeno de desintegración del tejido
social y de desarraigo, debido al desplazamiento forzoso al que
se han visto abocados una gran parte de los habitantes del
país.
Esta situación trae como consecuencia un
crecimiento demográfico abrupto para el que las ciudades
no estaban preparadas, además, la actitud de los
que llegan por desplazamiento, en contra de su voluntad, es de
aislamiento del grupo social
"receptor", el cual es generalmente hostil pues ve como una
amenaza la llegada de extraños a su territorio.
Este mestizaje cultural, como se señaló
anteriormente, tiene efectos en apariencia contradictorios:
integración cultural y
desarraigo.
La sensación de no ser de ninguna parte, de no
pertenecer al lugar que se habita trae como consecuencia una
absoluta falta de compromiso social que se traduce en vandalismo,
aislamiento y agresión contra todo aquello que conforme el
tejido social del territorio impuesto por las
circunstancias dolorosas.
La dimensión educadora de la ciudad entra a jugar
un papel
importante en la reestructuración de la sociedad.
"Una ciudad educadora debe promover el respeto a la
diversidad y facilitar la afirmación de la propia identidad
cultural. A partir del conflicto y la
confrontación propios de la vida urbana, es necesario
facilitar sistemas de
participación que permitan la acción transformadora
de los individuos como ciudadanos y que eviten cualquier forma de
discriminación".
A partir del concepto de
Ciudad Educadora es posible diseñar estrategias que
hagan más viable la convivencia ciudadana en el seno de
las sociedades
al
Interior de la ciudad.
La cultura
ciudadana, impulsada con éxito en Bogotá por
Antanas Mockus Sivickas, es un primer paso hacia el ideal de
convivencia armónica. Estas estrategias deben
contemplar el rediseño de espacios para todos:
jóvenes, ancianos, niños y mujeres. Hay que olvidar
un poco los autos, las
fábricas y " el progreso", para abrirles más
espacios a la gente.
Piénsese, por ejemplo, en el diseño
de los puentes peatonales: han sido diseñados sin pensar
en las personas con limitaciones físicas incapacitantes.
En una ciudad construida con preocupación por la gente
esta situación no debería presentarse, de
ahí que la dimensión educadora debe empezar por
pensar la posición del hombre en la
ciudad atendiendo su seguridad, sus
necesidades de recreación y esparcimiento, su salud, etc.
El Informe Final del
I. Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, realizado en
Barcelona, hace precisiones acerca del concepto de
ciudad educadora, que por su precisión conceptual
transcribo literalmente:
"El concepto de
Ciudad Educadora es una nueva dimensión complementaria y,
hasta cierto punto, alternativa al carácter formalizado,
centralista y a menudo poco flexible de los sistemas
educativos, que conlleva implícita la interacción
entre las propuestas de la educación formal, no
formal e informal. Hay que asegurar, en primer lugar, un
funcionamiento óptimo del sistema educativo
formal, pero es preciso integrar en una misma perspectiva la
acción educativa de los distintos ámbitos y agentes
educativos a partir del diálogo y la
colaboración".
"Esta nueva dimensión tiende a crear una comunicación bidireccional en cada uno de
los ámbitos citados, y a proporcionar una mayor vitalidad
y funcionalidad educativa. También comporta considerar que
la educación
de los niños, jóvenes y ciudadanos en general no es
sólo responsabilidad de los estamentos tradicionales
(estado,
familia y
escuela) sino que
también lo es del municipio, de las asociaciones, de las
industrias
culturales, de las empresas con
voluntad educadora y de todas las instancias de la sociedad. Por
ello hay que potenciar la formación de los agentes
educativos no escolares y el fortalecimiento del tejido
asociativo… El objeto prioritario es la formación de
ciudadanos conocedores de sus derechos y obligaciones
respecto a la colectividad que, a partir del conocimiento y
la identificación con la propia ciudad, lleven a cabo una
acción participativa y transformadora de la
misma.".
La propia realidad urbana ha de ser un elemento
determinante en la configuración de la acción
educativa y ha de reequilibrar las desigualdades sociales que en
ella se dan. Una ciudad educadora debe promover el respeto a la
diversidad y facilitar la afirmación de la propia identidad
cultural. A partir del conflicto y la
confrontación propios de la vida urbana, es necesario
facilitar sistemas de
participación que permitan la acción transformadora
de los individuos como ciudadanos y que eviten cualquier forma de
discriminación.
Desafortunadamente, no resulta fácil evitar la
discriminación: la estratificación
de las ciudades dan fe de ello, paralelamente a ella se
encuentran las diferentes formas de construcción tales como los conjuntos
cerrados, los edificios de apartamentos y los barrios, ubicados
en los diferentes estratos.
Existe otra discriminación sutil que denuncia
Begoña Pernas, anteriormente citada, y es la discriminación contra la mujer: " en el
reparto espacial, la mujer es
asociada hasta tiempos recientes con el hogar en un gran
confinamiento que produce una figura histórica nueva: el
ama de casa. Lo femenino se asimila a lo privado, pero lo privado
tiene un sentido muy distinto para hombres y mujeres: para los
hombres es un refugio y una posibilidad de creación, de
ocio, expansión individual. Para las mujeres se
convertirá en un destino… De manera que el orden
burgués crea para las mujeres una doble exclusión:
es excluida como individuo de la casa y como ciudadana de la
calle".
CONOCIENDO LA CIUDAD
Las administraciones municipales deben promover programas que
acerquen la ciudad a los ciudadanos, devolvérselas. Al
respecto, el Informe Final del
I Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, antes citado,
entre sus recomendaciones afirma que "El
conocimiento de la ciudad se hace a partir de dos tipos de
programas: las
ofertas educativas orientadas a descubrir y conocer la ciudad, y
los programas que se
refieren a la ciudad como marco de referencia de los problemas y de
las posibles soluciones".
"Los programas de
conocimiento
de la ciudad los reciben, por otra parte, de forma casi exclusiva
los escolares. Sería preciso ampliarlos a otros sectores
de población implicando en ellos a todo tipo
de organizaciones
sociales, sobre todo a las de carácter
asociativo".
"En el marco de la ciudad educadora las administraciones
locales tienen como función básica la promoción de la participación
ciudadana en la gestión
y transformación de su ciudad potenciando aquellas
acciones que
impliquen la interacción entre niños,
jóvenes, adultos y ancianos. Por esta razón es
preciso que promuevan la formación específica de
los distintos agentes educativos y la participación e
iniciativa ciudadana poniendo los recursos
necesarios a su disposición".
"Los gobiernos locales, como administración más próxima a
los ciudadanos, deben velar por la racionalización y el
equilibrio de
la oferta
educativa que se da en su territorio, priorizando los sectores de
población más desfavorecidos. Por
ello optarán por una colaboración activa con los
demás niveles de la administración y favorecerán la
participación de agentes económicos y sociales, y
de todos los ciudadanos en general, en la planificación de las acciones
educativas".
"Además de promover la existencia de propuestas y
recursos
educativos, las administraciones locales asegurarán un
sistema de
información que garantice el acceso de todos los
ciudadanos a la oferta
educativa. El desarrollo de
medios de
comunicación de carácter local puede ser una
fórmula válida para la consecución de los
objetivos
propuestos, al igual que los sistemas de
difusión por medio de los maestros y otros agentes
educativos y sociales que tienen efectos
multiplicadores.
También se valora la necesidad de establecer
sistemas de
evaluación en profundidad para conocer el
impacto de las iniciativas educativas que se lleven a cabo en el
territorio, ya que actualmente sólo se dispone de datos
cuantitativos".
"En este sentido también es necesario promover
espacios de diálogo e intercambio entre ciudades
(Congresos, Talleres, etc.), para ofrecer la posibilidad de
confrontar la propia experiencia con la de otros, y ayudar a
objetivar los problemas, los
modelos de
intervención, las metodologías de trabajo y, por
tanto, a consolidar o reformar la propia experiencia. Y estos
espacios de debate e
intercambio han de hacerse extensivos a técnicos y a
agentes sociales que no trabajan específicamente en el
campo educativo pero que tienen una fuerte incidencia en la
configuración de nuestras ciudades, como son los
urbanistas, los profesionales de los medios de
comunicación y otros. Y han de ampliar el
ámbito de reflexión a otros sectores de edad,
incluyendo experiencias más diversas y desvinculadas del
sistema escolar,
y sobre todo las que comportan una interacción entre los
distintos ámbitos educativos y los diferentes sectores de
edad".
UNA POSIBILIDAD PARA CONSTRUIR LA NUEVA
CIUDAD
"La ciudad, en sí misma, hay que confesarlo, es
fea. Su aspecto es tranquilo y se necesita cierto tiempo para
percibir lo que la hace diferente de las otras ciudades
comerciales de cualquier latitud. ¿Cómo sugerir,
por ejemplo, una ciudad sin palomas, sin árboles y sin
jardines, donde no puede haber aleteos ni susurros de hojas, un
lugar neutro, en una palabra?. El cambio de
estaciones sólo se puede notar en el cielo. La primavera
se anuncia únicamente por la calidad del
aire o por los
cestos de flores que traen a vender los muchachos de los
alrededores; una primavera que venden en los mercados".
Después de todo lo dicho, de lo que se trata es
de diseñar una ciudad moderna, sostenible y
apoyándose en las tecnologías conocidas. Esta
ciudad debe superar las críticas hechas a las ciudades
actuales de tal forma que se contemple aspectos en el campo
político y social, buscando la cohesión social, la
calidad de las
relaciones
humanas y la participación activa de los ciudadanos en
los asuntos públicos.
No debe olvidarse en el diseño
de la nueva ciudad tener de presente el entorno material y social
de tal manera que permita una calidad de
vida óptima, a todos y cada uno de los ciudadanos, con
el menor coste medio ambiental posible.
Las ciudades modernas deben estar en capacidad de
garantizar la cobertura de las necesidades básicas:
vivienda, recreación, locomoción, salud, distribución y adquisición de
alimentos y
formación a todos los ciudadanos.
La satisfacción de estas necesidades debe tener
como mira principal el hombre, sin
exclusiones ni exclusivismos. El diseño
de los espacios públicos debe ser lo suficientemente
amplio como para dar cabida a la mayor gama de opciones posible,
pero también debe guardar cierto orden de tal forma que se
preserve a la ciudad del caos y la anarquía.
En la nueva ciudad merece una especial atención
la preservación del Medio
Ambiente. Para ello deben diseñarse planes de
eliminación de excretas y todo tipo de desechos. El
mantenimiento
de parques y zonas verdes, la preservación de cuencas, la
disminución de los niveles de ruido hasta el
mínimo permisible, la expedición de claras
normativas que prevengan la contaminación visual, racionalizar el
consumo de
energía y de materias primas, moderar el consumos de
bienes y
servicios
innecesarios, sustituyendo el consumo de
bienes y
servicios por
otros que requieran menos energía o que utilicen materiales
reciclables.
Para la preservación del medio ambiente
también se hace necesario reducir el número y la
distancia de los desplazamientos de personas y mercancías;
de esta manera se evita la contaminación por gases
tóxicos y la congestión en las vías,
principalmente carreteras tanto internas como
externas.
El reciclaje total
de los residuos independientemente de su naturaleza debe
ser prioridad de la nueva ciudad, para ello se hace necesario
implementar campañas con miras a conservar el medio
ambiente.
La participación ciudadana en el diseño
de la ciudad es condición sine quanon para estimular el
compromiso y el sentido de pertenencia. Cuando se permite a la
ciudadanía participar en la toma de
decisiones conducentes a buscar soluciones
alternativas a los principales problemas
ciudadanos, estos sienten que son responsables de las
consecuencias de sus decisiones, esto hace que se busquen
consensos y se actúe con responsabilidad.
Una ciudad moderna debe propender por fomentar la
cohesión social y la calidad de las
relaciones
humanas entre todos sus ciudadanos. Esta condición
evita que se den casos de discriminación por razones étnicas,
sociales, económicas, políticas,
sexuales y/o culturales.
Los crímenes selectivos perpetrados contra
miembros de grupos
vulnerables deben ser tomados como un llamado de alerta para
aquellos que piensan, y sueñan, con una nueva
ciudad.
Cuando el ser humano se piensa como igual con independencia
de su ideología o su condición social,
étnica o cultural, se está en camino de construir
una sociedad
igualitaria en la diferencia, es decir, con individuos capaces de
aceptar que los que le son diferentes también tienen
derecho a existir y a disfrutar de la riqueza y bienestar de la
ciudad construida por todos.
Para alcanzar estos ideales, los diseñadores de
La Ciudad Posible recomiendan:
"Se ha de garantizar la heterogeneidad de la población de cada barrio, de forma que sea
representativa de las características de la población de la ciudad.
Los barrios deben tener una misma calidad y
cantidad de equipamientos per cápita.
e buscará que la accesibilidad a los
equipamientos y servicios sea
equivalentes para todos los ciudadanos (el tiempo y las
distancia recorrida deberán ser los mismos). Se
evitará el crear zonas residenciales de diferente
accesibilidad El supone que los barrios estarán dotados de
forma suficiente con los servicios de
uso más habitual.
Por otra parte, los servicios y
equipamientos concebidos para el uso general de la población de la ciudad, estarán
situados en un área definida, equidistante de los barrios
y fuera de los mismos.
La escolarización obligatoria debe ser
pública, gratuita e impartida en un centro educativo
situado en el barrio donde habita el alumno.
Los vecinos del barrio contribuirán
periódicamente con carácter periódico
y retribuido en los trabajos de mantenimiento
y gestión
de los servicios públicos".
Bueno, solo me resta esperar que los que como yo
sueñan con nuevas ciudades, más acordes con las
necesidades del ser humano, puedan tener acceso a una
visión que, con la pretensión de aproximarlos a ese
ideal, denuncia algunas de las falencias más protuberantes
de nuestras ciudades actuales.
Autor:
Italo Reyes