CAP. 1 FUNDAMENTOS DE LA POLITICA EXTERIOR DE
LOS
ESTADOS UNIDOS. – Los Orígenes de la
Política
Exterior Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.- Ambivalencia
del Pensamiento
Norteamericano. – La Exclusión del Continente Americano
de la Política de Poder al
Estilo Europeo. Doctrina Monroe (1823).- El Nacimiento de una
Nueva Potencia.
Roosevelt.- EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional.
Wilson
CAP 2. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN LA
PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS
MUNDIAL. – Primera Guerra
Mundial. – Choque de las Ideas Norteamericanas Wisonianas
con las Europeas.- Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en
la Europa
Continental y Victoria en el Reino Unido.- Franklin Delano
Roosevelt y Fin del Aislacionismo.- El Proceso
Educativo: El Discurso de
la Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.- Segunda Guerra
Mundial. Concienciación de los EE.UU. La Carta
Atlántica.- Aproximación de la Paz o. El mundo
que queremos
CAP 3. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN
LA
GUERRA FRIA.- Comienza la Guerra
Fría.- EE.UU. en la Conferencia de
Postdam (17 de julio a 2 de agosto de 1945).- Doctrina Truman.-
La Política de Contención: La OTAN y
la República Federal Alemana.- Política de
Contención: Corea, Negociaciones con los Comunistas.-
Política
de Contención: El Canal de Suez.- Política de
Contención:. La Crisis de
Berlín.- Unión de Occidente.- Varapalo al Estilo
Wilsoniano de la Política Exterior
Norteamericana. Vietnam.- EE.UU. entra en la
Realpolitik. La detente.- Fin de la Guerra
Fría
CAP.4 LA POLITICA EXTERIOR DE LOS EE.UU. Y LA
POSGUERRA FRIA.- Postguerra.- Las Relaciones
Internacionales de los EE.UU y la Desaparición del
Socialismo.-
La Transición de la Guerra
Fría.- La Definición del Interés
Nacional y Seguridad
Nacional.- Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en
la Posguerra Fría
CAP 5. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA Y
EL
MULTIPOLARISMO EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.– Teoría y Práctica. Nuevas
Potencias.- El Consenso Mundial y La Economía en el
Nuevo Orden Mundial.- Unipolarismo.- El Hoy de la Política Exterior
de los EE.UU.
RESUMEN:
POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA. CARACTERISTICAS GENERALES. – Los Orígenes de
la Política
Exterior Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.- Ambivalencia
del Pensamiento
Norteamericano. – La Exclusión del Continente Americano de
la Política
de Poder al
Estilo Europeo. Doctrina Monroe (1823).- El Nacimiento de una
Nueva Potencia.
Roosevelt.- EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional. Wilson.- –
Primera Guerra
Mundial. – Choque de las Ideas Norteamericanas Wisonianas con
las Europeas.- Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en la
Europa
Continental y Victoria en el Reino Unido.- Franklin Delano
Roosevelt y Fin del Aislacionismo.- El Proceso
Educativo: El Discurso de la
Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.- Segunda Guerra
Mundial. Concienciación de los EE.UU. La Carta
Atlántica.- Aproximación de la Paz o. El mundo que
queremos.- Comienza la Guerra
Fría.- EE.UU. en la Conferencia de
Postdam (17 de julio a 2 de agosto de 1945).- Doctrina Truman.-
La Política de Contención: La OTAN y la
República Federal Alemana.- Política de
Contención: Corea, Negociaciones con los Comunistas.-
Política de Contención: El Canal de Suez.-
Política de Contención:. La Crisis de
Berlín.- Unión de Occidente.- Varapalo al Estilo
Wilsoniano de la Política Exterior Norteamericana.
Vietnam.- EE.UU. entra en la Realpolitik. La detente.- Fin
de la Guerra
Fría.- Postguerra.- Las Relaciones
Internacionales de los EE.UU y la Desaparición del
Socialismo.-
La Transición de la Guerra
Fría.- La Definición del Interés
Nacional y Seguridad
Nacional.- Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en la
Posguerra Fría.- Teoría
y Práctica. Nuevas Potencias.- El Consenso Mundial y La
Economía
en el Nuevo Orden Mundial.- Unipolarismo.- El Hoy de la
Política Exterior de los EE.UU.
INTRODUCCION:
Este trabajo tiene por objetivo el de
compilar las características generales de la
política exterior de los Estados Unidos de
América
para una mejor compresión. Muchos de los lectores
descubrirán en este trabajo una política exterior
aislacionista y proteccionista a la par que ambivalente características propias de la diplomacia
norteamericana en sus comienzos. Los Estados Unidos
mantuvieron el papel de
Estado
periférico durante el siglo XIX pese a su importante
desarrollo
industrial y marítimo. Su política externa fue
aislacionista en los comienzos de su construcción nacional, adoptando un
proteccionismo en materia
comercial y una autonomía heterodoxa respecto de Gran
Bretaña, la metrópoli. No obstante, pese a que no
hubo acuerdo expreso, siguió las mismas pautas
británicas de evitar la intervención europea en
América, este es el espíritu de la
Doctrina Monroe, y pese a su actitud
aislacionista, procuró aprovechar al máximo las
debilidades de las potencias europeas, a fin de encontrar un
camino autónomo.
Pero sería el siglo XX el que lanzara a los
EE.UU. a la arena internacional y al intervencionismo con
políticas de contención del comunismo mundial
y de ayuda al desarrollo de
Europa y
Japón. Los Estados Unidos
eran una nación nacida de los postulados de la Revolución
Francesa y con un sentido determinista de sus valores
políticos, sociales y democráticos y de esta forma
entró en la Primera y Segunda Guerras
Mundiales. Sería la postguerra de la Segunda la que
cambiaría el rumbo de esa primigenia política
exterior norteamericana en el mundo, la que transformaría
parte de su idealismo,
aunque no todo, en puro pragmatismo
diplomático.
La Postguerra Fría no ha dejado la
política exterior norteamericana indemne y su
Secretaría de Estado busca
hoy y buscará durante cierto tiempo los nuevos
procedimientos
y objetivos a
seguir. Ante un mundo multipolarizado los centros de poder del
globo quedan indefinidos pero la política exterior
norteamericana sigue siendo uno de ellos.
CAP. 1 FUNDAMENTOS DE LA POLITICA EXTERIOR DE
LOS
ESTADOS UNIDOS.
Estados Unidos mantuvo el papel de
Estado
periférico durante el siglo XIX pese a su importante
desarrollo
industrial y marítimo. Su política externa fue
aislacionista, adoptando un proteccionismo en materia
comercial y una autonomía heterodoxa respecto de Gran
Bretaña. No obstante, pese a que no hubo acuerdo expreso,
siguió las mismas pautas británicas de evitar la
intervención europea en América. Este es el espíritu de la
Doctrina Monroe. Pese a su actitud
aislacionista, procuró aprovechar al máximo las
debilidades de las potencias europeas, a fin de encontrar un
camino autónomo.
Los Orígenes de la Política Exterior
Norteamericana. Las Ideas Fundamentales.
La forma de ver los asuntos internacionales por la
diplomacia estadounidense no apareció de golpe ni por una
inspiración repentina. La política exterior que se
practicaba al comienzo de la república iba orientada a
fortalecer la independencia
de la nueva nación, para ello se manejaron, debido a la
falta de amenaza real, los equilibrios de poder
europeos. Su hábiles oficios hicieron no sólo
mantener su independencia
ente Francia y Gran
Bretaña sino aumentar sus territorios. Durante las
guerras
napoleónicas la diplomacia norteamericana descubrió
los beneficios de la neutralidad como arma de negociación.
Los EE.UU. desde sus comienzos buscaron la
expansión territorial, así, después de 1794,
se fijaron las fronteras con Canadá y Florida a favor de
los EE.UU. Así mismo, el río Mississippi se
abrió al comercio
norteamericano, terminando con la compra de Luisiana a Francia en
1803 (Napoleón lo justificó para crear un enemigo
contra Gran Bretaña) que llevó a posteriores
reclamaciones territoriales en Florida y Tejas a los
españoles. James Monroe no vió contradicción
alguna en justificar la expansión territorial hacia el
oeste, pues era condición necesaria para que los EE.UU.
fuera una gran nación.
Las Ideas Fundamentales de la Política Exterior.
Los dirigentes norteamericanos usaron en muchas ocasiones los
métodos
europeos, sin embargo siguieron comprometidos con los principios que
crearon el país. En la geopolítica, Washington
evitó formar parte de cualquiera de las alianzas europeas,
hecho que se convirtió en una máxima moral,
según Kissinger. Como depositarios del principio de la
Libertad, los
EE.UU. creyeron que la seguridad de la
distancia oceana era una señal de la Divina Providencia y
sus acciones
tenían una visión moral
superior. Los EE.UU. llegaron a la conclusión que las
continuas guerras
europeas eran fruto de los métodos de
gobierno que
imperaban. Para los EE.UU. la visión del mundo era la de
un conjunto de naciones cooperantes y colaboradoras, mientras que
para Europa era la
competencia el
principio impulsor de las relaciones
internacionales. Para Jefferson sólo existía
"un sistema
único de ética para
hombres y naciones: ser agradecidos, fieles a todos los
compromisos en cualesquiera circunstancias, francos y generosos,
y promover a largo plazo los intereses comunes de
ambos".
Las actitudes de
los dirigentes estadounidenses con respecto de la política
internacional demostró que se habían revelado
contra el sistema y
los valores
europeos. Los EE.UU. antepusieron los valores de
la Libertad y la
Dignidad humanas y éstas dentro del marco de la Democracia.
Todavía hoy la clase dirigente norteamericana cree
firmemente que los EE.UU. tienen la responsabilidad de difundir estos valores
democráticos para contribuir a la paz mundial. Jefferson
dijo que los EE.UU. actuaban en nombre de toda la humanidad. En
todo caso, los dirigentes norteamericanos no vieron ningún
conflicto
entre estas ideas republicanas y la supervivencia.
Ambivalencia del Pensamiento
Norteamericano.
Los dirigentes norteamericanos debido a sus principios
morales rechazaron la diplomacia europea donde las condiciones de
seguridad apartaban los principios del
derecho civil
en una visión maquiavélica de la política.
El tiempo hizo
que la invocación de la moral para
resolver conflictos
internacionales provocara una ambivalencia y una angustia en
cuanto a como considerar la subordinación o no de la
supervivencia a la moral.
Tucker y Hendrick analizan este hecho diciendo que "para
Jefferson el gran dilema de la ciencia del
estadista radicaba en su aparente renuncia a los medios de que
los Estados siempre habían dependido para garantizar sus
seguridad y satisfacer sus ambiciones, y en su repugnancia a
renunciar a las ambiciones que normalmente conducían al
uso de esos medios. Lo que
Jefferson deseaba es que los EE.UU. pudieran realizar ambas
cosas: gozar de los frutos del poder sin ser
víctimas de las consecuencias normales de su ejercicio".
Todavía hoy este enfoque bipolar es parte de las
discusiones de la política exterior
norteamericana.
Hasta el siglo XX, la política exterior
norteamericana cumplió el destino manifiesto del
país, su expansión, y se mantuvo libre de los
compromisos del ultramar.
La Exclusión del Continente Americano de la
Política de Poder al Estilo Europeo. Doctrina Monroe
(1823).
La Doctrina Monroe (1823) podemos interpretarla en dos
sentidos: a) como una declaración unilateral con
proyección hemisférica de la política
norteamericana del aislacionismo; y b) como una
Estratégica a los efectos de evitar cualquier avance
europeo en el nuevo mundo.
El elemento rector de esta doctrina es la no
intervención; pero desde el punto de vista norteamericano
ha sido proclamada bajo un espíritu unificador; mientras
que el mismo principio en la mente de los gobiernos
latinoamericanos nació de la desunión del
continente. La no intervención implica un no hacer, en
términos de respeto a la
soberanía; por lo que habrá
convivencia en la medida en que se respeta la soberanía de los demás. La
cooperación, por el contrario, implica un hacer. Poner al
servicio de
todos, aquellos elementos que se tienen en
común.
El Corolario Theodore Roosevelt a la Doctrina Monroe
(1904) en el que habla igualmente de la no intervención en
sí, reclama este derecho para EE.UU. a los efectos de
hacerse responsable del orden en interés de
la civilización.
No obstante lo dicho sobre la Doctrina Monroe, no hubo
defensa continental por parte de EE.UU. frente a la
invasión británica a las Islas Malvinas en
1833 sin olvidar que ya habían sido invadidas por una
fragata norteamericana en 1831, así como tampoco la hubo
frente al bloqueo a Venezuela en
1902 por las armadas de Italia, Gran
Bretaña y Alemania para
cobrar compulsivamente la deuda pública que este
país tenía con aquellos gobiernos, motivando el
pronunciamiento del Canciller argentino Luis María Drago
bajo el principio de que: "la deuda pública no puede dar
lugar a intervención armada, ni menos a la
ocupación material del suelo de las
naciones americanas por una potencia
europea". Drago hacía referencia en su comunicación al gobierno
norteamericano, que este principio ya estaba proclamado en la
Doctrina Monroe. La respuesta del gobierno de
EE.UU. fue que impediría la intervención de
cualquier potencia
extra-americana para el cobro de las deudas contractuales, pero
intervendrían ellos mismos a los efectos de que se haga la
justicia del
caso. Lo importante, en este caso, para EE.UU., no era proteger a
un país bajo una situación como la que vivía
Venezuela,
sino evitar que la actitud
coercitiva asumiera la forma de adquisición de territorio
por una potencia no
americana.
EE.UU. mantenía una actitud
aislacionista, que rompió con los inicios del
Panamericanismo. Su campo de acción principal, en tanto y
en cuanto respetara las inversiones
británicas, era Centroamérica y el Caribe
(español); mientras que Gran Bretaña tenía
como esfera de influencia al resto del subcontinente a
través de una política neocolonial basada en
relaciones comerciales asimétricas, e inversiones.
Dadas las circunstancias de la época, era muy probable que
EE.UU. interviniera en un Estado
Americano (centroamericanos y del Caribe) porque corriera el
peligro de una invasión por un Estado
extra-Americano; especialmente si éste era Gran
Bretaña.
Debemos saber que en 1901, EE.UU. y Gran Bretaña
habían firmado el Tratado Hay-Pauncefote, que anulaba el
Clayton-Bulver de 1850, en el que se establecía una
división expresa de "esferas de influencia", al otorgarle
a EE.UU. la responsabilidad por la construcción de un canal
interoceánico en el Istmo de Panamá, a
la vez que por la seguridad de la región. Este era un
motivo valedero por el que EE.UU. podría no querer entrar
en conflicto con
Gran Bretaña
El Nacimiento de una Nueva Potencia.
Roosevelt.
Todo lo explicado hasta ahora no era ni mas ni menos que
el nacimiento de una nueva potencia. En 1885, los EE.UU.
superaban a Gran Bretaña en producción de manufacturados y a finales de
siglo consumía más energía que Alemania,
Francia,
Austria-Hungría, Rusia, Japón e Italia juntos.
Los aumentos de producción de carbón, vías de
acero y el
kilometraje de vías férreas sobrepasaban con creces
cualquier idea europea. Un factor importante en el aumento
población fue la inmigración. Hubo tentaciones para los
dirigentes norteamericanos de crear un verdadero imperio con
tanto aumento de poderío, así tenemos las ideas del
secretario de Estado Seward de anexionar Méjico y
Canadá o del gobierno de Grant
de anexionarse la República Dominicana y adquirir Cuba. Este era
el estilo europeo, pero el Senado se preocupó más
de los asuntos domésticos, como ejemplo el ejército
norteamericano hasta 1890 era inferior al búlgaro y su
armada inferior a la italiana.
La despreocupación norteamericana por las
relaciones
internacionales estándar era tal que llegaba a no
formar parte de las conferencias internacionales y a reducir al
mínimo las representaciones diplomáticas. Pero la
presión de ser una potencia, hizo que los EE.UU. en la
década de 1880 a 1890 empezaran a tomar posiciones en la
escena internacional, comenzaron a construir su armada. Ya en
1902 Gran Bretaña cesó en su empeño de
controlar la América
Central.
Los europeos completamente fuera del escenario americano
dejaron la vía libre a la actuación de los EE.UU.
Sin quererlo se habían convertido en una potencia mundial,
no podían evitar que, a pesar de sus ideas como faro del
mundo, tendrían que tomar parte en los asuntos
internacionales al estilo establecido y no en un ambiente
democrático como hubieran deseado. Roosevelt fue el
primero en afirmar que los EE.UU. debían hacer sentir
globalmente su influencia y si sus intereses chocaban con los de
otra potencia, tendría que usar la fuerza. Esto
hizo que la Doctrina Monroe se volviera más
intervencionista (en 1902 presión a Haití para
pagar sus deudas, en 1903 ayudaron a Panamá a
separarse de Colombia o en
1906 las tropas de los EE.UU. ocuparon Cuba). Para
Roosevelt los dos océanos no eran suficiente
separación para mantenerse aislados del mundo, su idea
darwiniana de la supervivencia de las especies era mejor
guía, en palabras de Kissinger, que la moral
personal.
Roosevelt no veía con buenos ojos muchas de las
ideas piadosas norteamericanas sobre política exterior,
negando la eficacia del
Derecho
Internacional y rechazando el desarme. Según
Roosevelt, en un mundo gobernado por el poder, el orden natural
de las cosas se reflejaba en el concepto de las
"esferas de influencias", dando poderes en las regiones a ciertas
potencias. Como vemos, Roosevelt muestra unas
ideas muy europeas en cuanto al gobierno de un
país y las relaciones
internacionales. Europa, en un
principio, no fue importante para Roosevelt en el sentido de
afectar a los EE.UU.; pero poco a poco fue considerando a
Alemania una
amenaza e identificó el interés
nacional con los de Gran Bretaña y Francia.
Siendo el primer ejemplo la conferencia de
Algeciras para decidir el futuro de Marruecos, allí los
EE.UU. supeditaron sus intereses económicos a la
visión geopolítica, defraudando a Alemania. En
Asia,
Roosevelt aplaudió la destrucción de la flota rusa
por Japón y veía con buenos ojos un equilibrio en
la zona entre las dos potencias sin que una destruyera a la otra.
Así, envió representates a Oyster Bay para que se
firmará un tratado de paz que limitara la victoria
japonesa. Roosevelt recibió el Premio Nobel de la Paz por
apoyar los términos de equilibrio y
esferas de poder. Poco después de la invasión
alemana de Bélgica y Luxemburgo, Roosevelt mostró
su preocupación no por la violación del Derecho
Internacional sino por el equilibrio de
poderes, temiendo un auge alemán que dominara Europa y que
posteriormente amenazara América
del Sur.
EE.UU. Irrumpe en la Arena Internacional.
Wilson
Los EE.UU. llegaron a desempeñar el papel
preponderante que por poderío le correspondía en
las relaciones
internacionales tal y como previó Roosevelt; pero por
unos principios que el
propio Roosevelt ridiculizaba y guiados por un presidente a quien
Roosevlet despreciaba, Woodrow Wilson. Wilson representó
la encarnación del tradicionalismo americano. Roosevelt
comprendió perfectamente cómo funcionaba la
política internacional, pero Wilson captó,
según Kissinger, las fuentes de
la
motivación norteamericana, los norteamericanos se
movían a realizar grandes hazañas incitados por una
visión de unos EE.UU. como un país excepcional,
llamado a salvar la humanidad por la naturaleza
excepcional de sus ideales. Roosevelt con su practicidad no
logró convencer a sus compatriotas para entrar en la
Primera Guerra
Mundial, sin embargo Wilson lo logró llamando a esos
ideales excepcionales. En el primer discurso del
estado de Unión apareció el wilsonismo, donde el
derecho universal y no el equilibrio, la
integridad nacional y no la autoafirmación nacional, eran
los fundamentos del orden internacional. Para Wilson el arbitraje
obligatorio y no la fuerza era el
método de
resolver los conflictos
internacionales.
Wilson sostenía un ideal puro norteamericano que
ya existía desde Jefferson, tales como la misión de
faro de la libertad para
el resto de la humanidad o la idea de que la política
exterior de las democracias es superior por reflejar el deseo de
paz del pueblo. Una vez más se mostraban las pretensiones
de liderazgo
mundial de los EE.UU. desde un punto de vista altruista, de
generosidad. Esto lleva a que estas pretensiones de altruismo den
a las decisiones norteamericanas un aura de impredictibilidad,
mientras que los intereses nacionales de otros países se
pueden calcular. Wilson insistió en la imposibilidad de
los EE.UU. de guardarse para sí, tales valores
altruistas y que debía compartirlos y extenderlos por el
mundo, esto llevaba a la conclusión que, en adelante, el
deber de los EE.UU. sería oponerse a cualquier
agresión en cualquier parte. Esto creó un
sentimiento tan extendido que favoreció el
intervencionismo general, algo por lo que Roosevelt luchó
desde otro punto de vista.
Para Wilson no había una diferencia entre la
libertad para
los EE.UU. y la libertad para
el mundo. Redefinió la afirmación de George
Washington sobre evitar enredarse en alianzas extranjeras,
explicando que lo que Washington pretendía decir es que
los EE.UU. no debían inmiscuirse en los propósitos
de otros, pero nada que no concerniera a la Humanidad. Todo este
entramado de ideales primigenios llevados a principios del
siglo XX favorecieron la entrada de los EE.UU. en la Primera Guerra
Mundial. No influyó la invasión de
Bélgica o el equilibrio, ni
el hundimiento del Lusitania, fueron la defensa de la democracia y
la lucha por el derecho y libertades de las naciones
pequeñas para su seguridad y la paz, las ideas que
favorecieron la entrada en la guerra de los
EE.UU. con el apoyo de la opinión pública. Una
guerra que
buscaba tales fines también buscaba una victoria total.
Wilson detalló los objetivos de
la guerra en sus
catorce puntos y reconoció que los EE.UU. sólo
pueden acometer grandes compromisos si su fe moral puede
justificarlo. Pero su fracaso fue el de imponer, exigir o
proponer a unas naciones, las europeas, un comportamiento
al terminar la guerra para el
que no estaban preparadas. Su orden mundial eran los equilibrios
de los intereses de las naciones y no los principios
democráticos que pretendía Wilson
imponer.
Wilson entró en la historia de la
política exterior norteamericana como una revolución, como un visionario, respecto de
su precedente Roosevelt y en la aplicación y
re-interpretación de los ideales de los padres de los
EE.UU. Propuso la "comunidad de
poder" o "seguridad colectiva" cuando el mundo no estaba
preparado para aplicarlo. Quería que el orden mundial se
defendiera por el consenso moral de todos
los amantes de la paz, proponiendo la Sociedad de
Naciones.
Sin embargo, la mezcla wilsoniana de poder y principios
preparó el escenario par décadas de ambivalencia
cuando la política exterior norteamericana intentó
conciliar necesidades y principios. La premisa básica de
la seguridad colectiva era que todas las naciones entendieran de
igual forma el concepto de
seguridad y la aceptación de los riesgos que
supone enfrentarse a los que la amenacen. Nos recuerda Kissinger
que nada de eso ocurrió entre la invasión italiana
contra Abisinia en 1935 y la guerra de
Bosnia de 1992. El wilsonismo acentuó la partición
del pensamiento
norteamericano y fue un visionario, el embrión de las
ideas del nuevo orden mundial al que los analistas vuelven una y
otra vez. En todo caso, es un hecho que el mundo de postguerra es
un producto
norteamericano en un tanto por ciento muy elevado y producto de
las ideas wilsonianas.
CAP 2. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN LA
PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS
MUNDIALES.
La Primera Guerra
Mundial.
Durante los diez primeros años del siglo XX
Europa se había transformado en un lugar de esferas de
poder, la frágil paz que hasta entonces se había
vivido empezó a desmoronarse poco a poco y aparecieron dos
bloques de poder. La Primera Guerra Mundial
estaba a punto de comenzar sin, necesariamente, ser un solo
país responsable de ello. Como dice Kissinger "…cada
potencia aportó su parte de miopía e
irresponsabilidad con despreocupación desmedida que
comenzó con una carrera armamentista mucho más
destructiva que en las guerras europeas anteriores". En todo
caso, la falta de moderación vino de la mano de Alemania y
Rusia, la primera por su complejo histórico de
víctima de las guerras europeas de los últimos
doscientos años y la segunda quería demostrar que
era el gendarme de Europa en su zona central y
Balcanes.
Parafraseando a Kissinger, los gobernantes europeos no
se dieron cuenta del alcance de la tecnología en la
guerra y sus consecuencias para Europa, ni la fuerza de las
alianzas que no correspondían a objetivos
políticos racionales y que destruían las armas de la
diplomacia tradicional y daban lugar a una infernal
vorágine que obligaba al movimiento
coordinado de todos los aliados ante el enemigo. Esto hizo que el
casus belli quedara fuera del control
político, así una guerra era general por necesidad.
Los problemas de
los Balcanes en lugar de llevar a la celebración de un
congreso europeo al estilo del siglo XIX, llevó a la
invasión de Bélgica y el ataque a Francia por
parte de Alemania y Austria. El 11 de noviembre de 1918 Alemania
firma un armisticio después de veinte millones de muertos
y la modificación de fronteras en Europa. Las condiciones
de paz fueron tomando poco a poco un carácter nihilista
donde ninguna nación creía en la buena fe de la
otra.
Choque de las Ideas Norteamericanas Wilsonianas con
las Europeas.
Para los EE.UU. existía una gran diferencia entre
su filosofía y el parecer de los europeos, dominaba la
idea wilsoniana de que el hombre
tiene una naturaleza
pacífica, de ahí la base del pensamiento
que argüía que las naciones democráticas eran
pacíficas por el simple hecho de serlo. En el concierto
europeo sus gobernantes no sabía como encajar estas ideas.
En Europa la diplomacia se basaba en la guerra como instrumento
para equilibrar poderes, formándose alianzas con objetivos
distintos a la búsqueda de la paz. Los conceptos de
autodeterminación y seguirdad colectiva no encontraban eco
en la diplomacia Europea antes de la Primera Guerra Mundial.
Wilson propuso buscar la paz en el principio de seguridad
colectiva, en busca de una paz mundial como concepto
jurídico. Así, la estimación de la rotura
del estado de paz requeriría una organización internacional que Wilson
llamó Sociedad de
Naciones. Este concepto es de
origen inglés,
cuya diplomacia defendía el equilibrio de poder, pero que,
conociendo los férreos principios wilsonianos, buscaba en
tal Sociedad de
Naciones la entrada de los EE.UU. en la guerra. La idea
norteamericana de transportar el sistema
federalista al mundo coincidía con la idea, interesada,
del Reino Unido. De esta forma la diplomacia inglesa entró
en el proceso de
decisión decision making de la diplomacia
norteamericana quien creo un producto
americano en la Sociedad de
Naciones.
Las naciones europeas fueron muy reticentes a la hora de
rechazar sus tradiciones y sus objetivos de
guerra. Ante la indecisión europea Wilson propuso catorce
puntos de objetivos de guerra para los EE.UU. de los cuales ocho
eran irrenunciables:
- Diplomacia abierta.
- Libertad de navegación
marítima. - Desarme general.
- Supresión de barreras comerciales.
- Solución imparcial de reclamaciones
coloniales. - Restauración de Bélgica.
- Evacuación del territorio ruso.
- Creación de la Sociedad de
Naciones.
En todo caso, el mundo que proponía Wilson se
basaba en principios y no en el poder; en el derecho y no en los
intereses tanto para vencedores como vencidos. Las propuestas
wilsonianas querían un orden mundial, y por esa
razón entraron los EE.UU. en al guerra, en que la resistencia a la
agresión se basara en juicios morales y no
geopolíticos. Principios que no seducían a los
aliados de los EE.UU., pero que aceptaron por su debilidad. Pero
los alemanes no quedaron derrotados al final de la guerra, su
fuerza
quedó, en cierto modo, reservada como pasó con su
idea expansionista esperando tiempos mejores para llevarla a
cabo. Además, Wilson no pudo evitar una paz cartaginesa,
por las presiones del miedo francés, y se exigieron
compensaciones a Alemania lo que rompió la idea de trato
igualitario. Otro aspecto fue el compromiso personal de
Wilson en las negociaciones de enero a junio de 1919 en
París que socavaron su fuerza en el
congreso de los EE.UU. y, además, le hizo bajar, durante
las negociaciones, a aspectos pequeños en los que nunca
había reparado, lo que le hizo preocuparse más de
la conclusión del tratado que de crear un orden mundial a
idea y semejanza de los principios por él postulados.
Además, la conducta de todos
los estadistas en Versalles subrayaron sus intereses nacionales,
Francia quería asegurarse el domino europeo, Inglaterra las
indemnizaciones alemanas y los italianos recoger el botín
territorial, dejando la defensa de los propósitos comunes
a Wilson, ninguno compartía la idea de un nuevo orden
mundial wilsoniano, lo que defraudó al presidente
norteamericano. Para completar el despropósito la Conferencia de
Paz de París no incluyó a las potencias vencidas ni
a la Rusia de Lenin.
Fracaso del Nuevo Orden Mundial de Wilson en la
Europa Continental y Victoria en el Reino Unido.
Para Kissinger, el mayor error del tratado de Versalles
(que afectaba a Alemania) fue el artículo 231 o
Cláusula de Culpa de Guerra que declaraba a Alemania como
única responsable de la Primera Guerra Mundial
con medidas de castigo en todos los campos, político,
militar y económico. Sin embargo, enfriados los
ánimos, muchos observadores comprendieron que el origen de
la guerra fue un conjunto de hechos que venían de largo y
en los que todas las naciones europeas tenían su parte de
responsabilidad. Ello llevó a que los
pacificadores no aplicaran y dieran fuerza a los tratados de
París consiguiendo fortalecer a Alemania
geopolíticamente ayudada por el rearme. La amenaza de una
guerra ya se vislumbraba desde el Reino Unido y desde Francia,
hecho que se reforzó con la no sanción del Tratado
de Versalles por el senado norteamericano y con el pavor
francés a una Alemania rearmada, como fue la
creación de la Línea Maginot, que dejaba las manos
libres a los alemanes en el este (Polonia) ante esta
posición defensiva francesa. Otro punto importante fue el
no entendimiento anglo-francés en el periodo de
posguerra.
Si tuviéramos que hablar de victorias
sería la de Wilson sobre la opinión pública
inglesa la que destacaría, que alcanzó a sus
políticos. La orientación diplomática
inglesa desde 1920 se comprometió realmente con la
seguridad colectiva y ello creó la "especial
relación" que ingleses y norteamericanos comparten en
política exterior, si bien, cada uno con sus características particulares.
En todo caso, el débil equilibrio de posguerra se
quebrantó completamente con la ascensión de
Hitler al
poder en 1933 y el desinterés, por desilusión y
aburrimiento, de los EE.UU. sobre los asuntos europeos. Esta
situación se plasma en la desaparición de las ideas
internacionalistas en los EE.UU., perdiendo todo objetivo en
mantener el viciado Tratado de Versalles y los restantes del
Pacto de París. Internacionalismo era la Sociedad de
Naciones pero no la diplomacia internacional. Si bien sólo
la Doctrina Monroe y el aislacionismo marcaron la política
exterior de los EE.UU. de posguerra.
Los hechos se van sucediendo uno a uno forjando el
esqueleto de lo que sería una devastadora guerra: la
ocupación alemana de la Renania en 1936 tuvo un efecto
psicológico nefasto en las democracias europeas y
terminó con el Tratado de Versalles, la Guerra Civil
española ofrecía la cara del fascismo en el
sur de Europa amenazando a Francia por este flanco, la
unión de Alemania y Austria (Anschluss), la
ocupación de Checoslovaquia. A este cuadro se unió
una inquietante alianza germano-soviética por puro
interés
geopolítico sobre Polonia.
Franklin Delano Roosevelt y Fin del
Aislacionismo.
El comienzo de Franklin Delano Roosevelt (FDR) fue el
comienzo de la desaparición del aislacionismo como
principio básico de la política exterior
norteamericana y la toma del liderazgo
mundial. Fue un hecho objetivo que
el avance alemán en Europa se convirtió en una
amenaza mundial por sus ansias de dominación globales.
EE.UU. se había convertido en una potencia mundial sin
buscarlo y le apoyaba una industria en
continuo crecimiento y con potenciales impredecibles, pero esto
no se plasmaría en la arena internacional sin un soplo
político que fue FDR, el encargado de dar con la casi
anulación de las Leyes de
Neutralidad y con el suministro continuado al Reino
Unido.
Con FDR los EE.UU. se introducían en el camino
del compromiso internacional permanente, de la salida del
tradicional aislacionismo y tomaban conciencia de que
su invulnerabilidad no era tal. No podemos olvidar que los EE.UU.
cuando FDR llega a la presidencia están saliendo de la
Gran Depresión
y los ojos de los políticos y la opinión
pública están girados hacia el interior si cabe
aún mas que de costumbre. El mérito de FDR es
conseguir que aquellos ojos girarán hacia Europa y el
Pacífico y que lo hicieran convencidos de una causa que
transcendía el interés
nacional. La figura de FDR tiene su polémica y nadie duda
de la rudeza de su carácter, pero fue una figura en el
arte de la
manipulación política y fue un "idealista sin
ilusiones". Fue pragmático, pero fue fiel a una
visión coherente del futuro que salvó a Europa y
como dice Kissinger "…fue el Moisés que no pudo ver
la Tierra
Prometida al morir antes del fin de la guerra".
El Proceso
Educativo: El Discurso de la
Cuarentena y El Fin de la Doctrina Monroe.
Este discurso
pronunciado en Chicago en 1937 fue la primera advertencia de FDR
a su pueblo de las amenazas que se cernían y a las cuales
los EE.UU. tendrían que oponerse. Expuso los peligros que
amenazaban a la paz, la libertad y la seguridad mundiales con la
creación del Eje Berlín-Roma y el ataque
japonés
a China. FDR lo
llamó "una epidemia de anarquía a la que
había que aplacar con una cuarentena". Este discurso
pretendía dar un nuevo enfoque que llevaba a dar una
respuesta más contundente que una simple condena moral a
cualquier tipo de agresión. En todo caso, los hechos
posteriores demostraron que tal discurso pretendía crear
conciencia de la
necesidad de participar en los asuntos internacionales que
evitara o sofocara las agresiones en el mundo siempre con un
modelo
wilsoniano.
Pero los resultados de la Conferencia de
Munich (Francia e Inglaterra
– Alemania e Italia) hizo que
FDR pusiera a los EE.UU. en las vías de las democracias
europeas, pasando poco a poco del apoyo político al
material y que terminaría tres años después
con la entrada en la guerra. FDR estaba convencido de que el
nazismo era una
amenaza contra los EE.UU. y un mes después de la
Conferencia de Munich volvió sobre el contenido del
Discurso de la Cuarentena y mientras pedía un principio de
desarme solicitaba que los EE.UU. se preparan para lo
peor.
FDR en 1939 justo antes de la invasión alemana de
Polonia afirmaba que la Doctrina Monroe ya no podía
sostenerse en un mundo donde el Atlántico ya no es una
barrera infranqueable a las naciones que ambicionan el dominio del
mundo.
Posteriormente orientó la opinión
norteamericana para que identificase a Hitler y
Mussolini como el mal, a lo que contribuyeron las notas enviadas
a los dictadores con los países que no debían
agredir y la reacción de estos. También
llevó a los EE.UU. a una estrecha colaboración
militar con el Reino Unido.
Segunda Guerra Mundial.
Concienciación de los EE.UU. La Carta
Atlántica.
Poco después de que Alemania invada Polonia, el
día 3 de septiembre, el Reino Unido declara la guerra a
los alemanes; pero los EE.UU. alegan sus Leyes de
Neutralidad, no obstante FDR ya había conseguido
modificarlas para que franceses e ingleses pudieran comprar
armas
americanas. La ruptura de la neutralidad se produjo el mismo
momento en que los alemanes entraban en Francia, el 10 de junio
de 1940, comprometiéndose a extender toda sus ayuda
material a cualquier país que resistiera el ataque
alemán. Por otro lado, FDR aumentó enormemente los
presupuestos
de Defensa, a pesar del, todavía, intenso sentimiento
aislacionista en la vida política norteamericana.
También urdió la Ley de
Préstamos y Arrendamientos para disponer de fondos para
ayudar a los países europeos en su lucha contra Hitler. Los
atrocidades nazis comenzaron a hacer mella en el aislacionismo,
en enero de 1941 FDR resumió los objetivos de guerra de
los EE.UU. en cuatro: a) libertad de expresión; b)
libertad de culto; c) libertad de toda creencia; y d) libertad de
todo temor. Posteriormente los siguientes pasos hacia la guerra
fueron el estacionamiento de tropas en Groenlandia e Islandia y
la patrulla del Atlántico Norte al oeste de Islandia como
base del Sistema de
Defensa del Hemisferio Occidental.
FDR empezó a mover las conciencias de su pueblo
en un discurso en mayo de 1941 en que explicaba la necesidad de
defender las Cuatro Libertades y la creación de un Orden
mundial y la desaparición del equilibrio de
poder.
La Carta
Atlántica. En agosto de 1941 frente a las costas de
Terranova se reunieron en un crucero Churchill y FDR. Los
resultados de esa reunión pretendían crear un
verdadero nuevo orden al estilo norteamericano. La Carta
Atlántica valoraba de forma wilsoniana el concepto de
seguridad, extendía las Cuatro Libertades apareciendo el
acceso igualitario a las materias primas y la mejora de las
condiciones sociales a nivel mundial. La Carta
Atlántica consagraba la autodeterminación y el
desarme. En todo caso, la Carta se
redacta en un momento de cierto alivio para Inglaterra, aun
estando muy débil, al estar los alemanes involucrados
enormemente en el frente ruso. Churchill nunca discutió la
situación de posguerra debido a que en aquel entonces una
victoria estaba lejos de lograrse sin una total entrada de los
EE.UU. en la guerra.
Tras el torpedeo de un buque norteamericano que balizaba
a un submarino alemán para ser bombardeado por la
aviación británica comienza de facto la
guerra contra el Eje. La entrada de iure se produce con el
bombardeo japonés
a Pearl Harbor (tras unas exigencias diplomáticas
inaceptables de los EE.UU. a Japón sobre su retirada de
todos los territorios conquistados en el Pacifico) y la
declaración de guerra de Hitler y
Mussolini. FDR había conseguido "que le entraran" en la
guerra, no obstante después de los pasos lentos y seguros de su
diplomacia, que de una u otra manera hubieran introducido a los
EE.UU. en la Segunda Guerra
Mundial.
Hitler, Mussolini e Hiroito convirtieron unas guerras
regionales extremadamente cruentas y sanguinarias en un conflicto
mundial al declarar la guerra a los Estados Unidos.
El empeño de Hitler por
derrotar a los rusos le hizo perder su VI Ejército en el
invierno de 1943, fue, entonces, cuando Roosevelt, Churchill y
Stalin vieron la posibilidad de destruir al ejército
alemán y en configurar un orden mundial nuevo, si bien
cada uno tenía su propia visión de cómo
hacerlo.
Aproximación de la Paz o. El mundo que
queremos
Las visiones de la posguerra variaban según las
naciones. Para el Reino Unido se debería de restablecer un
cierto equilibrio de poder al estilo de la diplomacia europea
tradicional, para Francia neutralizar definitivamente a Alemania
era el objetivo de la
guerra y para la URSS extender su radio de
acción por Europa central como hizo la diplomacia zarista
rusa tradicional. Pero los EE.UU., FDR, no había embarcado
a su pueblo para liberar una Europa y dejarla que se gobernara a
la forma tradicional de esferas de poder y de diplomacia
tradicional europea. El objetivo de
FDR era crear un nuevo orden de cooperación y
armonía.
Es bueno saber que en 1944 Roosvelt no pretendía
dejar tropas en Europa y ser el contrapeso de una URSS asentada
en la Europa Central, como tampoco pretendía contribuir a
la reconstrucción económica de Europa. Estos dos
puntos entendía que eran tarea del Reino Unido. El Reino
Unido no podía hacerlo, Francia no existía y
sólo los EE.UU. podían acometer tal empresa. Francia
nunca fue apreciada por FDR, de hecho, ya en 1942 cuando esbozaba
un orden mundial con Cuatro Policías, sólo EE.UU.,
el Reino Unido, la URSS y China entraban
en el grupo de
países controladores del nuevo orden que evitaría
los errores de la Sociedad de Naciones y se preocuparía
por la seguridad colectiva.
Debemos destacar que los EE.UU. desempeñaron un
papel
ambivalente con el Reino Unido por la tradición
anticolonial de los Estados Unidos
que se oponía al Imperio Británico como tal, la
naturaleza de
la guerra y el mantenimiento
de unas ciertas tradicionales esferas de poder en la Europa de la
posguerra. En todo caso, FDR buscaba con ahínco la
aplicación de los principios norteamericanos del orden
mundial y no del orden europeo, lo que afectaba de lleno a las
colonias inglesas de ultramar. Sin embargo, durante la guerra FDR
coincidió con Churchill en muchos objetivos militares;
pero fueron uno en el de dar prioridad a la derrota alemana.
Hecho que hizo enfrentarse a FDR con sus generales. Cabe destacar
que la diplomacia británica planeaba y utilizaba sus
operaciones y
victorias militares para ulteriores fines, mientras que los
norteamericanos batallaban por la victoria y su diplomacia hacia
su propio camino. La necesidad de conexión de las acciones
militares a ulteriores maniobras diplomáticas fue una
lección que le tocó aprender a los EE.UU. en Corea
y Vietnam.
Bajo el mandato de Roosevelt se celebraron una serie de
conferencias internacionales que pretendían crear las
bases del orden mundial a la americana: a) Naciones Unidas
(Dumbarton Oaks); b) la economía mundial
(Bretton Woods); c) la agricultura y
alimentación (Hot Springs); la ayuda y
rehabilitación (Washington); y la aviación civil
(Chicago). En todo caso no hubo acuerdo político mientras
duró la contienda por deseo explícito de los EE.UU.
lo que favoreció las tesis de la
diplomacia soviética de expansionismo como idea de la
creación de un cinturón, cuanto más ancho
mejor, de seguridad. El objetivo soviético era mantener
sus fronteras de 1941. Prueba de ello fueron las cumbres de
Teherán (diciembre 1943) y Yalta (febrero 1945) que
sirvieron a Stalin para demostrar a los ingleses y
norteamericanos que ellos le necesitaban más a él
que al contrario. Si bien, la cumbre de Yalta mostró a un
Stalin seguro de la
victoria, al menos en su parte de Europa, pues su tropas ya
acosaban a las divisiones nazis fuera de las fronteras de 1941.
FDR cuando llegó a la cumbre de Yalta ya estaba
mortalmente enfermo y las condiciones del viaje hasta esa ciudad
soviética no le favorecieron en absoluto. En Yalta los
EE.UU. buscaban la apertura del frente ruso en Japón y la
distribución de votos en las Naciones Unidas,
temas que gustaban a la URSS por interés
propio y para distraer de las conversaciones a la Europa oriental
que pretendía dominar. Sin embargo el Reino Unido
insistió y consiguió devolver a Francia su status
de potencia, no desmembrar Alemania y parar los pies a la
expansión soviética. Pero el tema polaco, por el
que el Reino Unido entró en la guerra, no encontró
compresión soviética. Tampoco la URSS cedió
en el tema japonés
y exigió compensaciones territoriales a su
intervención (Kuriles y sur de Sajalín). Stalin
demostró que su bandera era la Realpolitik y no los
acuerdos con los capitalistas americanos e ingleses
El concepto de las Cuatro Policías fracasó
por el mismo motivo que el concepto wilsoniano de la seguridad
colectiva, y éste era la forma de enfrentarse a los
objetivos de los cuatro actores principales. Los EE.UU., FDR, ya
había dicho que Europa era cosa de británicos y
rusos y que ni recursos
militares ni económicos norteamericanos seguirían
en Europa después de vencida Alemania. Así, los
EE.UU. también condenaban, de antemano, el concepto de las
Cuatro Policías de FDR. En todo caso, el expansionismo
soviético sólo encontraría un
obstáculo en unos EE.UU. comprometidos con Europa y
Asia no en un
Reino Unido y una China
débiles. FDR puso a los EE.UU. en una posición de
compromiso con los principios originarios de su república,
la geopolítica británica poco influyó en
unos EE.UU. comprometidos, por obligación moral, con un
orden justo mundial, donde el enemigo derrotado dejaba paso a un
nuevo gigante con ambiciones territoriales al estilo del siglo
XIX y principios del XX, la URSS.
El Acuerdo al que los grandes estadistas de esta guerra
no llegaron, por las razones que ya hemos expuesto,
tendría que alcanzarse después de un largo periodo
de posguerra que llevó a situaciones de crisis
mundiales con peligro de una nueva guerra mundial y
que se reflejó en la creación de esferas de poder
con guerras regionales donde los vencedores de la Segunda Guerra
Mundial luchaban por imponer sus sistemas
sociales. El mundo, el nuevo orden mundial, era la Guerra
Fría.
CAP 3. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA EN
LA
GUERRA FRIA.
Comienza la Guerra
Fría.
Lo que la guerra había unido, la victoria
rompió. El Reino Unido buscaba el control de la
URSS en Europa y los soviéticos buscaban la
expansión territorial para aplicar su sistema de
sociedad contra el capitalismo.
Los EE.UU. encontraron, entonces, la oposición a la
aplicación de sus principios y la situación devino
en la bipolarización de la política mundial con
centros en Washington y Moscú y como campos de batalla,
principalmente, Europa, sin olvidarnos de Asia-Pacífico, Oriente Medio, Centro y
Sudamérica y Africa
Mediterránea y Subsahariana.
Muerto FDR justo antes de finalizar la guerra,
ocupó la presidencia Harry Truman cuya formación y
expectativas no dieron fe de su buena labor posterior. Truman se
encontró un panorama desolador en política exterior
con una URSS hambrienta de territorios, con Francia deshecha, el
Reino Unido débil y Alemania ocupada y dividida en cuatro
zonas de influencia. Así mismo, se encontró con el
dilema de favorecer a Stalin para que entrara en la guerra contra
Japón. Pero aún con la intención de crear
las Cuatro Policías y un orden mundial pacífico
toparon con la URSS a quien, de forma muy norteamericana, se le
achacaban un no saber portarse y hacer, en lugar de achacarle
intereses geopolíticos en su rudo e intransigente comportamiento
internacional. Truman desarrolló la política
exterior norteamericana de las coaliciones haciendo volver a los
enemigos vencidos, Alemania y Japón, al conjunto de las
democracias desarrollando una intensa labor de ayuda que tiene
como estrella el Plan Marshall,
sin olvidarnos del Programa de los
Cuatro Puntos para fomentar el desarrollo de
las economías no norteamericanas. Truman creía
firmemente en los principios de los Padres Fundadores y en la
tecnología
de la industria
norteamericana. Los principios republicanos y democráticos
y el poderío industrial le hacían tener una
confianza desmedida en las posibilidades de los EE.UU. de
reconstruir el mundo al que venció, como ha quedado
demostrado.
Precedentes de la Guerra
Fría. La Guerra
Fría es un conjunto de hechos y situaciones heredadas
y nuevas; pero fue la única alternativa que el
status de las relaciones
internacionales dejaron a las potencias. Los EE.UU. al
finalizar la guerra intentaron enseñar, como una pura
reacción instintiva norteramericana contra la
Realpolitik, que la diplomacia del equilibrio de poder se
había acabado y desdeñaron las advertencias de
Churchill de las intenciones de Stalin para dominar Europa
central y la necesidad de oponerse a ello con unas fuerzas
anlgo-norteramericanas.
Para Stalin la diplomacia no era más que una
herramienta más para definir el equilibrio de fuerzas.
Para los EE.UU. establecer el nuevo orden mundial pacífico
y democrático era el objetivo de su diplomacia. Hecho que
a Stalin le movía a pensar que los EE.UU. no podían
moverse por principios abstractos, como libertad o democracia, y
que en ello había algo oculto y no podía comprender
que la diplomacia norteamericana se moviera por tales principios
(autodeterminación de la Europa central). Esto
provocó que la URSS, altamente debilitada en recursos
humanos y materiales
después de la guerra, desconfiada tomara una
posición de potencia intacta haciendo creer que
controlaría Europa con su modelo de
sociedad y establecería una esfera soviética a su
alrededor, al fin y al cabo dictatorial.
Esta actitud, junto
con los continuos regateos con los negociadores norteamericanos,
iba a cambiar por completo la actitud de los EE.UU., como dice
Kissinger, de buena voluntad. Esto era el comienzo del
enfriamiento de las relaciones entre EE.UU. y la URSS y la
amenaza de la Guerra Fría se atisbaba en el horizonte de
las relaciones
internacionales de posguerra; pero todavía quedaba
Postdam.
EE.UU. en la Conferencia de Postdam (17 de julio a 2
de agosto de 1945).
Los EE.UU. llegaron a Postdam con sus ideas puras de lo
que la diplomacia debía ser después de una
devastadora guerra, traían los principios wilsonianos, las
Cuatro Policías de FDR y la desaparición de las
esferas de interés.
La conferencia tenía un largo orden del
día donde, intentado evitar entrar en los detalles
más bajos que ahogaron la Conferencia de Versalles,
había una enorme cantidad de puntos concretos que los tres
estadistas, Truman, Churchill y Stalin, tenían que
resolver, tales como las indemnizaciones o la situación
final de distintos países del Eje y asociados.
Cada uno de los puntos del orden del día
empezaron a encontrar dificultades. Polonia quedaba bajo
influencia soviética a pesar de las presiones
norteamericanas e inglesas. Stalin no había cumplido los
acuerdos de Yalta y Teherán en sus expansión del
comunismo, ahora
exigía 20.000 millones de dólares a Alemania como
compensación, a lo que se opusieron los EE.UU. y el Reino
Unido. Los despropósitos se sucedían uno tras otro,
además Churchill fue sustituido por Attlee tras unas
elecciones generales que tuvieron lugar durante la conferencia.
En todo caso, algunos acuerdos tuvieron lugar como el
establecimiento de un mecanismo cuatripartito que trataría
las cuestiones alemanas, que las indemnizaciones, a propuesta de
Truman, se obtuvieran cada potencia de sus zonas de
ocupación.
La mentalidad de Stalin hubiera necesitado una
posición dura, de Realpolitik, por parte de la
diplomacia norteamericana, a quien Stalin consideró
débil y a la que desvió de sus objetivos con
exigencias basadas en puros faroles, dada la situación
real de la URSS. Stalin sólo estaba respaldado por sus
miles de soldados cansados y mal equipados que ocupaban la Europa
central. En todo caso, la dura posición de Stalin ante los
EE.UU., a sabiendas de que éstos tenían la bomba
atómica, se basaba en la seguridad de que los EE.UU. no
estaban por iniciar ningún conflicto
militar ni por utilizar el arma nuclear en Europa. Esta seguridad
de la actitud de los EE.UU. ante un desafío de la URSS dio
lugar al bloqueo de Berlín.
Postdam fue el comienzo real de la Guerra Fría,
de la separación de Europa, del Mundo en dos esferas de
influencia, justamente se cumplían las peores pesadillas
de los norteamericanos en cuanto a su política exterior.
Contrario a sus principios los EE.UU. se vieron envueltos en la
política internacional de esferas de poder/interés/influencia.
El Menosprecio del Poder de los EE.UU y las
Exageraciones de Stalin: Stalin consideraba que las concesiones
eran un síntoma de vulnerabilidad y que por tanto
éstas no debían formar parte de su diplomacia
cuando negociara con los EE.UU. Stalin mostraba constantemente,
con temeridad, un poderío inexistente. Todo ello combinado
con mucha belicosidad e indiferencia fue convirtiendo a la URSS
en un gigante con pies de barro, pero al que nadie se
atrevía a tocar. Además, la URSS recibió un
soplo de aliento desde las capas intelectuales bienintencionadas
de los países occidentales que creían en el
discurso de Stalin que el sistema de organización soviético era la mejor
forma de estructurar la sociedad. El discurso de Stalin, a partir
de 1946, giró para achacar los males y el origen de la
guerra al capitalismo,
desde entonces sería este el enemigo a vencer en todo el
mundo.
En el lado occidental ya se había empezado a
tomar conciencia de la
amenaza soviética y se mantenía la no
provocación de intervención militar alguna en
Europa. Sería Churchill, una vez mas el profeta de Europa,
abogando por una reconciliación con Alemania y una
unión de las democracias europeas en un frente
común contra el comunismo que,
como sistema, empezaba a expandirse por la Europa central, a
pesar de sus ciudadanos, y no tardaría mucho en extenderse
al mundo. Las intenciones norteamericanas basadas en la Carta de las
Naciones Unidas
parecían no tener valor para
Stalin. Parafraseando a Kissinger, Stalin, a pesar de su primer
éxito, cometió un grave error al subestimar a las
democracias, a EE.UU. principalmente, prueba de ello son el
Plan Marshall,
la OTAN y más tarde la Unión
Europea. Las conversaciones de Marshall con Stalin en 1947
llegaron en un momento en que los EE.UU. desconfiaban
completamente de las intenciones soviéticas y en el que
Stalin había llegado demasiado lejos.
Doctrina Truman.
Los EE.UU. llegaron a la conclusión que sin
cambio de
mentalidad soviética no habría resultados en las
negociaciones. Una vez asumido esto por los proyectistas de la
política exterior norteamericana comienza la resistencia
práctica al expansionismo soviético que no
había cambiado desde el pacto Stalin-Hitler:
dominación de los Balcanes y control del paso
de los Dardanelos. En todo caso, el freno a tal expansionismo
soviético no se justificaría desde el punto de
vista geopolítico al pueblo norteamericano, sería
basado en los principios fundamentales de la política
exterior norteamericana. Acheson convenció a una
comisión republicana apelando a que en la historia no había
habido la bipolarización mundial actual desde Roma y Cartago y
que ayudar a las naciones amenazadas por el expansionismo
soviético sería proteger la seguridad de los
EE.UU."…sería proteger la libertad misma".
A partir de entonces comenzó la ayuda Greco-Turca
y apareció la Doctrina Truman, que usó
términos wilsonianos de la lucha de dos tipos de sociedades. La
sociedad de la Doctrina Truman es la basada en la voluntad de la
mayoría con instituciones
libres, gobierno representativo, elecciones libres,
garantía de la libertad individual, libertad de
expresión y de religión. En el otro
extremo, la sociedad comunista se basaba en la voluntad impuesta
de una minoría sobre una mayoría por le terror y la
opresión, la prensa y radio
controladas, elecciones coaccionadas y la supresión d e
las libertades personales. La Doctrina Truman, al estilo
wilsoniano, daba la imagen de unos
EE.UU. defensores de la democracia y
la comunidad
internacional de acuerdo con los principios de la Carta de
Naciones Unidas
(CNU).
Una buena comprensión de la historia de la
política exterior norteamericana hubiera hecho ver a
Stalin la posición que los EE.UU. estaban tomando con
respecto a la expansión soviética y lo que es
más importante, el apoyo del pueblo norteamericano a esa
nueva política exterior de los EE.UU. donde el futuro se
definía como la defensa de los principios
democráticos, principios de los Padres Fundadores. Poco
después se anuncia el plan de ayuda y
recuperación económica de Europa y Japón,
que supuso un giro a las primeras posiciones norteamericanas
sobre el tema poco antes de acabara la guerra, el llamado
Plan Marshall.
El Plan Marshall
triunfó por su idealismo, por
sus miras en un futuro utópico que llegó a ser
tangible, por el compromiso moral y material del pueblo
norteamericano en vertebrar de medios humanos
y materiales, la
producción y la política exterior
que definía la letra de este plan de ayuda orientado no
contra el Partido Comunista y sus organizaciones
sino contra el hambre, la pobreza, la
desesperanza y el caos. No obstante, la política exterior
norteamericana dirigió sus pasos a la oposición, a
parar, a contener la expansión soviética en le
mundo, eso fue la Política de Contención que tuvo
numerosos escenarios por todo el globo
La Política de Contención: La OTAN y la
República Federal Alemana.
La Política de Contención fue el producto de la
intransigencia soviética en las negociaciones de finales
de la guerra y de la posguerra. Destaca sobre esta
Política de Contención el artículo de George
F. Kennan, jefe de personal de
planificación del Departamento de Estado,
que explica los modos en que la hostilidad a las democracias
formaba parte de la estructura
interna soviética y por tanto impenetrable a los estilos
negociadores Occidentales. La tensión con lo no
soviético, no comunista, era parte de la filosofía
de la URSS. Kennan proponía que la única manera de
superar tal estratégica soviética era una
política firme de contención que coloque una
contrafuerza a la expansión soviética en cada punto
del globo donde intente manifestarse.
El artículo de Kennan definió incluso la
forma y las razones por las que desaparecería la URSS.
Para Kennan que el Partido Comunista apelara al apoyo de las
masas políticamente inmaduras e inexpertas le
llevaría a extrañas consecuencias, pues la
ideología comunista sólo ha ejercido la disciplina y
la obediencia, sin compromiso ni acuerdo. Así que todo
elemento que perturbe la unidad y la eficacia del
Partido como instrumento político haría que la URSS
cambiara en poco tiempo y se
convertiera en una nacional débil. Esto parece predecir lo
que sería la URSS de después de la
Perestroika de Mijail Gorbachov.
Kennan estaba llevando, con su artículo, a su
pueblo a una lucha sin fin y sin cuartel contra el poder
soviético donde todo los escenarios geográficos y
del conocimiento
quedaban abiertos a innumerables batallas (Europa, Oriente Medio,
Asia, Asia-Pacífico, Africa y
Sudamérica. Sin olvidar, la ciencia,
los pactos militares y comerciales, etc…).
Con la Política de Contención la Guerra
Fría tomó tintes militares y se mostró una
imagen de
debilidad por parte de Occidente, única y exclusivamente
porque dió muestras de una interminable paciencia durante
más de cuarenta años. Los EE.UU. articularon su
nueva política exterior con una creatividad
que la misma Política de Contención provocaba al
llevar a crear continuamente posiciones de fuerza militares y
económicas por todo el mundo, además se
relacionó la estabilidad con el aunar de la economía y la
sociedad civil
(Plan Marshall) y la creación de una fuerza de seguridad
poderosa con decisión de actuar (OTAN).
La OTAN surgió tras la aceleración de la
expansión comunista con el golpe a Praga en 1948,
quedó entonces demostrado que los EE.UU. debían
participar en la defensa de Occidente, que aún estaba
débil para oponerse a una URSS en expansión. La
política exterior norteamericana sufrió un nuevo
giro, el mundo quedó entonces, claramente, dividido en dos
esferas de influencia, término que para el consumo
doméstico norteamericano quedó, por el ingenio de
sus políticos, como "el predominio del poder para la paz
para luchar contra la agresión y no contra ningún
país en concreto", eso
era, en definitiva, la definición de la OTAN en los EE.UU.
Por toro lado, la creación de la República Federal
Alemana (RFA) con la unión de los sectores americano,
británico y francés supuso un nuevo desafió
contra la URSS, que había creado una Alemania comunista en
su sector, y la consolidación de la división de la
Alemania de Bismarck.
La actitud de la política exterior norteamericana
con la creación de la OTAN y la RFA sorprendieron a los
más ardientes partidarios de la Política de
Contención. EE:UU. había orientado su
política exterior a cubrir el vacío de poder que
existía en Europa, imponiendo sus principios basados en
ideales de soluciones
generales en lugar de basarse en intereses particulares
típicos de la tradicional diplomacia europea. No obstante,
con este tipo de política exterior relegaba a su
diplomacia a una actitud ciertamente pasiva, quedando a la espera
de los movimientos soviéticos.
Tres corrientes de pensamiento se opusieron a la
Política de Contención: Lippmann por el agotamiento
de recursos que
producía, Churcill por no favorecer las negociaciones
antes de ocupar posiciones de fuerza y Wallace que negaba el
derecho moral de los EE.UU. a llevar a cabo tal política
(idea que se desplomó tras el golpe comunista a
Checoslovaquia)
Política de Contención: Corea,
Negociaciones con los Comunistas.
La Política de Contención tenía una
brecha y es que los soviéticos al ver parada su actividad
en Europa empezaron a buscar escenarios en lugares del globo de
gran dificultad estratégica y diplomática para los
EE.UU. Corea del Norte atacó a Corea del Sur, dos
países donde se mostraba la polarización de la
política mundial. Este escenario, ni siquiera se
había previsto por los estrategas norteamericanos y
acudieron con sus tropas sin plan previo. En EE.UU. no se
comprendía porque la URSS había escogido tal
escenario, fuera del perímetro de defensa norteamericano.
Chocaron, entonces, el menosprecio de la URSS por el interés
geopolítico estadounidense de la zona y el no
consentimiento por parte de los EE.UU., como símbolo de no
tolerar una agresión comunista donde quisiera que se
produjera en el planeta.
El plan de invasión de Corea del Sur parece ser
que fue idea de Kim El Sung, que convenció a Stalin de lo
fácil de la empresa y el
desinterés norteamericano en la zona, desestimando los
principios e ideales generales estadounidenses que ya
habían sufrido varapalos en todo el este de Europa y en la
guerra civil China. El
desdén del trato comunista a las fronteras internacionales
ponía en peligro la reconstrucción pro-occidental
del Japón y creaba un bastión comunista en Asia
incontrolable. La intransigencia soviética facilitó
la entrada en la guerra de los EE.UU. y dos días
después de que las tropas norcoreanas cruzaran el paralelo
38, los EE.UU. ya habían empezado a desplegar las suyas y
en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
se aprobaba una resolución para que Corea del Norte cesara
las hostilidades y se retirara al norte del paralelo 38. Con la
resolución en la mano, la lucha ya no era una
intervención local de una potencia, sino la lucha por los
principios manifestados en la CNU para defender al mundo libre
por el conjunto de las naciones democráticas.
Corea fue la primera brecha de la Política de
Contención, en cómo prevenir que en el futuro no se
repitiera este tipo de invasiones. Además, China se
había convertido en un país comunista que amenazaba
todo equilibrio en Asia, lo que provocó la defensa de
Taiwan (Formosa) de la invasión comunista. Esta
acción junto con la ayuda que los EE.UU. enviaban a las
tropas francesas en Vietnam para contener la expansión
comunista, hicieron a Mao Zedong pensar en un cerco
norteamericano a China. Esa fue la excusa de la
intervención China en Corea. Pero los norteamericanos
aplicaron un principio erróneo en la Guerra de Corea, no
acompasaron sus objetivos estratégicos y militares con los
diplomáticos, hecho fundamental para el éxito en
guerras limitadas. Después del éxito de McArthur al
cortar las líneas de suministros, al desembarcar en
Seúl, entre Pyongyang y el frente en el sur, se dió
el momento político de la decisión de parar en el
paralelo 38, continuar e infligir un castigo a los comunistas o
unificar Corea. McArthur convenció a Truman para no parar
en el cuello de botella al norte de la capital
norcoreana y continuar hasta la zona continental para llegar al
río Yalú, pero los chinos atacaron por sorpresa, a
pesar de no estar suficientemente preparados, y los
norteamericanos huyeron en desbandada al sur del Seúl. La
falta de doctrina en la guerra limitada y la retirada hizo que la
política norteamericana dependiera de las fluctuaciones en
el campo de batalla y perdiera toda iniciativa
diplomática, no propuso la creación de una
buffer zone (zona colchón) con China al norte del
cuello de botella lo que hubiera, probablemente, parado el ataque
chino. En todo caso, China sin el factor sorpresa, ya no fue un
rival para los EE.UU. quienes abandonaron toda idea de
unificación y volvieron a la de Contención con el
paraguas de las Naciones Unidas.
En enero de 1951 el frente estaba al sur de Seúl y el
optimismo de Mao era grande, pero la fuerza de los EE.UU. fue
mayor y pararon su ataque, que en el contraataque llevó a
las tropas estadounidenses por encima del paralelo 38. Los EE.UU.
creían, erróneamente, que China y Seúl, no
habían intervenido sin la ayuda de la URSS dentro de una
conspiración comunista a nivel mundial para llevar a los
EE.UU. a Asia y atacar a Europa. Sí hubo cierta ayuda de
Stalin a Mao; pero reclamó un pago que sembró las
discordia entre los dos regímenes y la semilla de su
separación ideológica. En todo caso, la pregunta en
los EE.UU., planteada por la actitud de MacArthur, fue si
había algún punto intermedio entre la guerra total
y el estancamiento. En las opciones de Bradley, jefe de la junta
de estado mayor, la del medio, resolver en general las cosas sin
comprometer excesivas fuerzas, fue la que se llevó a cabo,
renunciado a la unificación y guerra total y a la de salir
y abandonar, por tanto, Corea. En todo caso, los temores de los
EE.UU. de que la URSS buscaba un pretexto para hacer una guerra
total, no estaban fundados, es mas lo que Stalin intentó
fue evitarla, pues motivos para comenzarla no le faltaron en
aquellos años. Mientras tanto, las críticas en los
EE.UU. por la guerra de Corea vinieron, al contrario que por la
guerra de
Vietnam, por no buscar la victoria.
Las lecciones aprendidas son, en el caso de la
política exterior norteamericana, la capacidad de maniobra
de sus estadistas para cambiar el concepto de un territorio fuera
de la esfera de defensa norteamericana a pasar al envío de
tropas para evitar el socavamiento de la posición de los
EE.UU. en el nuevo orden bipolar mundial. China supo combinar, al
enfrentarse a una superpotencia, los factores militares y los
diplomáticos y aprendió con no podría haber
otro enfrentamiento, hecho que no se produjo durante la Guerra
Fría. Los EE.UU., pensando que detrás de todo
estaba la URSS, redoblaron esfuerzos. La sobredimensión
que los EE.UU. dieron a la URSS, fue en contra de éstos y
en Europa se produjo el rearme y la cohesión de los
aliados. La reacción de Stalin fue una amplia actividad
diplomática para resolver la Guerra
Fría.
Stalin, sabiendo de su inferioridad, no
pretendió, a pesar de todo, proponer un nuevo orden
mundial donde se aceptaran las reglas del juego de la
democracia, al
contrario quiso establecer un reconocimiento oficial de las dos
esferas de poder reinantes en el mundo con una Alemania en medio,
unificada y armada (Nota de Paz sobre Alemania – llena de
excepciones y peros que no convención nunca a Truman). La
intención de Stalin de una negociación global desapareció con
su muerte, sus
sucesores no podían dar concesiones tan alegremente como
lo hubiera hecho Stalin, si esa hubiese sido su intención.
Era claro que el régimen comunista de la Alemania Oriental
era especial y distinto a los de las otras naciones comunistas,
era, al fin y la cabo, el comodín que Stalin guardaba en
su manga respecto de las negociaciones con Occidente. En general,
los errores de cálculo de
Stalin venían de su creencia en que los Occidentales
practicaban una Reapolitik a su estilo, cosa que no era
cierta. Para Kissinger los sucesores de Stalin
practicarían un estancamiento de la diplomacia para
dedicarse a mantener sus opciones y para ello empezaron,
así ganaban tiempo, unas
rondas de negociaciones sin contenido ni proposiciones fijas.
Negociaciones que Churchill veía bien, era lo que deseaba
desde el fin de la guerra. Pero la idea de los EE.UU. fue,
apoyada por Adenauer (canciller alemán) y era la de no
poner en riesgo la
cohesión lograda en Occidente, este el era el punto
álgido de la Política de Contención. Pero
las negociaciones se celebraron y tendrían su puesta en
escena en la Cumbre de Ginebra de 1955 que para los occidentales
fue el deshielo de la Guerra Fría, pero que para los
soviéticos fue el comienzo de una carrera para igualarse a
un Occidente en cohesión y un tiempo de oro
para arreglar sus disputas internas de poder.
Política de Contención: El Canal de
Suez.
El mundo a pesar de la Cubre de Ginebra de 1955
tenía dos esferas de poder claras, EE.UU. y la URSS. Los
EE.UU. empezarían, una vez asegurada Europa, a aplicar la
Política de Contención en otras regiones del mundo.
El Oriente Medio era considerado zona de disputa Occidental y la
URSS lo vió como un buen objetivo para su venta de armas, siempre a
través de un tercero, y así enconar el Conflicto
Arabe-Israelí.
Oriente Medio era zona de influencia británica, donde
desde la Liga Arabe hasta la Legión Arabe eran productos
británicos. Los puntos clave de la política
británica eran el
petróleo de Irán y el canal de Suez. En un
territorio de especial interés para el Reino Unido,
Egipto, un
grupo de
jóvenes militares depuso al pro-británico rey Faruk
y el carismático Nasser se hizo con el
país.
Debemos recordar que los EE.UU. nunca quisieron
intervenir en el Oriente Medio, al contrario que en Grecia y
Turquía, a pesar de las invitaciones de Churchill, porque
lo consideraban un vestigio colonial y como tal no defendible
bajo los principios de autodeterminación norteamericanos.
Los EE.UU. pensaron que los revolucionarios del Oriente Medio
verían en la potencia americana un ejemplo a seguir y si
bien estos revolucionarios utilizaban términos
democráticos en la puesta en escena, en realidad fueron
pura retórica para hacerse con el poder y sacudirse el
colonialismo inglés
y francés. Muchos de los revolucionarios eran marxistas y
se apoyaron en el conflicto Oriente-Occidente para alzarse en el
poder. Así, los EE.UU. se vieron en esta
zona del mundo atraídos por el imán de la
Política de Contención.
La política norteamericana intentó
combinar el poner fin al colonialismo británico y crear
una estructura de
contención en el Oriente Medio. Un Pacto de Bagdad y una
Alineación de Naciones del Norte no bastó para
sacar a la URSS de la influencia que ejercía en el Oriente
Medio. Un Nasser desconfiado que no ansiaba dominaciones,
negó la paz con Israel y
aplaudió el proyecto de la
presa de Asuán en un esfuerzo anglo-norteamericano, donde
la mayor parte de la inversión sería de los EE.UU.
Asúan sirvió a Nasser para jugar con las potencias;
pero no le dulcificó pues ansiaba el liderazgo
árabe en la zona. Los EE.UU. se retiraron del proyecto de la
presa como represalia a sus devaneos con la URSS. A
continuación los egipcios invadieron, como represalia a
los EE.UU., la Compañía del Canal y controlaron la
navegación del mismo y el canal se nacionalizó.
Ingleses y franceses no tenían mucho cariño a
Nasser, los segundos, especialmente, porque éste ayudaba a
las guerrillas marroquíes y argelinas en contra de
Francia. Estaban decididos a intervenir por la fuerza, a pesar de
la fuerte oposición norteamericana. A última hora
en las Naciones Unidos se acordaron seis puntos entre Francia,
Inglaterra y
Egipto que,
posteriormente, fue vetado por la URSS. La guerra era ya un
hecho; pero se elaboró un plan en el que Israel se
vería involucrado, para así llegar a Suéz y
separar, ingleses y franceses, a las fuerzas contendientes
dieciséis kilómetros del canal y establecer una
administración internacional del mismo.
Todo, según el plan, debía ocurrir unas semanas
antes de las presidenciales de los EE.UU. Los EE.UU.
después de la intervención francesa e inglesa, tras
la israelí,
votaron contra sus aliados, junto con la URSS, una
resolución de las Naciones Unidas
para su retirada y la sustitución por una fuerza de Paz.
Mientras tanto las URSS, en su esfera de poder, aplastaba a la
guerrilla húngara que luchaba por la libertad. Los EE.UU.,
en esta ocasión, se basaron en cuestiones morales y
jurídicas, mientras que la URSS, Reino Unido y Francia se
basaron en la geopolítica que en último caso
favorecía la política nacionalizadora de Nasser y a
la postre la victoria de la exportación de armas
soviéticas al Oriente Medio.
Las conclusiones ingleses fueron la de
subordinación de los ingleses a los EE.UU., mientras que
los franceses optaron por una alianza con Alemania.
Política de Contención:. La Crisis de
Berlín
Después de la guerra Berlín quedó
dentro de la Alemania Oriental, dividida en cuatro sectores, el
oriental controlado por la URSS y el occidental, norte, oeste y
sur controlado por ingleses, franceses y estadounidenses
respectivamente. El lado occidental se había convertido en
lugar prospero con respecto al Este, dominado y controlado por
los soviéticos, entonces, la mano de obra se pasaba al
Oeste y se produjo un gran desarrollo
industrial. Esto hizo recelar a los soviéticos y empezaron
a poner obstáculos, a través de las instituciones
de la Alemania Oriental, a los pasos de mercancías y
personal a
Berlín. La URSS, dentro de su imagen
aperturista que Nikita Jruschov intentaba dar en 1957, se
preparaba para dar un nuevo órdago a Occidente, pero un su
punto más débil, Berlín. En aquel entonces,
la URSS ya estaba bastante preparada en materia de
cohetes nucleares. En esta crisis la
amenaza de la guerra nuclear apareció con más
fuerza y los EE.UU. fueron conscientes que la carrera nuclear
había comenzado y que su monopolio
tenía que dar su último fruto, apareció
entonces el concepto de "represalia masiva". Este concepto
unía toda intento de agresión a un ataque a todos
los puntos de la potencia agresora.
El 13 de agosto de 1961 se empieza a alzar el muro de
Berlín, el Este no había podido superar al
próspero Oeste. Aunque las familias quedaron separadas y
la situación fue muy grave, Kennedy decidió no
atajar la crisis como una agresión. Esto hizo que los
alemanes vieran que los EE.UU. no reaccionarían ante el
asunto, igual que en el asunto de Hungría, y Brandt
comenzó a aplicar lo que se conocería como
Ostpolitik. Ese inhibición norteamericana
sería uno de los motivos que hizo a la RFA reconocer a la
RDA. Los EE.UU., no obstante, enviaron más tropas a
Berlín utilizando la autopista que discurría por la
zona soviética. Nikita Jruschov demostraba una vez mas que
iba de farol. Eisenhower y luego Kennedy sabrían que los
EE.UU. superaban en potencial estratégico a la URSS con
creces.
Berlín sirvió para lanzar unas
negociaciones EE.UU.-URSS, pero éstas no dieron fruto
ninguno de transformación del status quo existente
en Europa. También llevó a los alemanes a perder la
confianza ciega en los EE.UU. y a su Ostpolitik de
acercamiento a al RDA.
La crisis de Berlín culminó con la crisis
de los misiles cubanos que fueron el momento cumbre de la Guerra
Fría. Todo fue una muestra de la
debilidad soviética que, en aquel entonces, no fue
reconocida por las democracias lo que hizo que la Guerra
Fría siguiera enquistada en la diplomacia mundial. El
resultado fue que la URSS ya no desafió a los EE.UU. hasta
el final de su existencia en 1989, excepto en Oriente Medio en
1973. La URSS, desde finales de los sesenta, se orientó al
apoyo de las guerras de liberación nacional como Angola,
Nicaragua, Etiopía y Afganistán.
Unión de Occidente
Europa se había visto abandonada temporalmente,
quizá coyunturalmente, por los EE.UU. en la crisis del
canal de Suez, en Hungría y luego en la crisis de
Berlín. La seguridad que los dirigentes norteamericanos
sentían en sus preceptos prácticos, y que
imponían, no era una cualidad que Francia compartiera,
ésta ya era una nación que se había vuelto
escéptica respecto a las intenciones de los EE.UU.. Los
EE.UU. consideraban la Alianza Atlántica como una empresa en la que
el que más acciones tiene
más hace pesar sus ideas y decisiones. Esta visión
mercantilista no era compartida por la diplomacia francesa que
veía la armonía como el fruto de las negociaciones
de los conflictos de
intereses. Francia no era antinorteamericana y lo demostró
en la crisis de los misiles al dar su total apoyo a los EE.UU. De
Gaulle barajaba las tesis de
Bismark de una Europa unida en estados y uno o unos de
éstos ejercería el papel
dominante, papel que esperaba para Francia. Esto llevó al
acercamiento Franco-alemán. Pero Francia no estaba en
posición de ser una potencia para alentar tal idea en
solitario. Con los EE.UU. había un asunto que era
irreconciliable y era el tema de la autonomía en materia
nuclear que los norteamericanos rechazaban a favor de la integración y que los franceses aspiraban a
controlar de forma nacional, aunque mediara
coordinación.
La política exterior norteamericana, al respecto,
reflejó las personalidades de sus presidentes. Francia en
1958 presentó un informe de
cómo debería estructurarse la OTAN con respecto de
las armas nucleares y
a ello añadió la amenaza de retirarse de la OTAN,
exigía la igualdad de la
relación EE.UU.-Reino Unido para con ella. Estaba hablando
de los Cuatro Policías de FDR. Francia en 1966
salió de la OTAN cuando Kennedy siguió con la idea
de un mando central de las armas nucleares.
Kennedy en 1962 proclamó su noble
Declaración de Independencia
entre los EE.UU. y una Europa Unida, donde una Europa integrada
política y económicamente estaría en una
posición de igualdad con
respecto de los EE.UU. Kennendy promovía una
asociación atlántica basada en dos patas
fundamentales Europa y los EE.UU. Este sueño
fracasó por la ambivalencia europea, al ser un poder
económico, pero no militar, especialmente, en el aspecto
nuclear. Europa seguiría siendo custodiada militarmente
por los EE.UU.
Francia y Alemania firmaron un tratado, que
establecía la consulta entre las naciones para temas de
gran calado. El tratado no era más que un símbolo
de lo que se movía en las mentes de los europeos y, en
todo caso, De Gaulle no veía una Europa supranacional, no
lo deseaba. Francia quería una Europa con un motor
económico de una Alemania divida, el dominio del
Mercado
Común por Francia y la garantía de
protección de los EE.UU. Sin embargo, la visión de
Kennedy era la reformada de Wilson y FDR para Europa.
Varapalo al Estilo Wilsoniano de la Política
Exterior Norteamericana. Vietnam
Las teorías
wilsonianas continuaron aplicándose con Truman,
Eisenhower, Kennedy y Johnson con la única idea de dar la
oportunidad a cada país del mundo la posibilidad de
autogobernarse, sin buscar los EE.UU. territorios o intereses. En
principio, estas fueron las razones de entrar en Indochina, sin
embargo esta vez el pueblo norteamericano, en palabras de
Kissinger se distanció enormemente entre la
excepcionalidad de los EE.UU. con sus principios fundamentales de
democracia y libertad y la dureza de la Realpolitik
plasmada en la Política de Contención del comunismo.
La victoria del comunismo en
China hizo que los EE.UU. no fueran a tolerar una nueva
expansión en Indochina. La Teoría
del Dominó postulaba que si caía Indochina, poco
después caería Birmania y Tailandia. En este caso,
el argumento de la contención tomaba un cariz
geopolítico que hizo difícil cuadrarlo en la
ideología norteamericana. Para más inri, Indochina
era un conjunto de colonias francesas, por supuesto no
democráticas, por lo que de nuevo chocaba con el
anticolonialismo norteamericano alegado ya en el Oriente Medio.
Un elemento más que no encajaba en las ideas
norteamericanas. Por su parte, los aliados europeos de los EE.UU.
no veían el peligro que el Consejo Nacional de Seguridad
norteamericano veía en Indochina para Europa, ésta
no compartía los argumentos de que Hanoi sustituía
a Pekín y éste a Moscú y, tampoco el lugar
donde habría que poner coto a la expansión
comunista. Más tarde, se sabría que los chinos
consideraban su mayor amenaza a la URSS y no su mayor aliado como
creían en los EE.UU.
En mayo de 1954 la estrategia
francesa fracasó en Dien Bien Fu, Vietnam noroeste. Los
EE.UU. veían peligrar el equilibrio en Asia, los mercados y la
mano de obra para Japón y las comunicaciones
con Australia y Nueva Zelanda. Los EE.UU. consideraron como buena
una intervención de una Acción Conjunta de un
grupo de
países. Sin embargo, Churchill veía más
peligros en Indochina que beneficios y no acertaba a comprender
como una derrota colonial llevaría a afectar al globo, a
Europa en definitiva.
En julio de 1954 en los Acuerdos de Ginebra se divide
Vietnam en dos con unas cláusulas muy ambiguas que
tuvieron como fin esperar acontecimientos y, por su puesto, el
alto el fuego y el fin de las hostilidades. Si bien los EE.UU. no
participaron directamente si vieron reflejados en los acuerdos su
objetivo de contención, los acuerdos crearon para los
norteamericanos el marco ideal, un Vietnam del Sur, para oponerse
al avance comunista del norte. En septiembre de 1954 se
creó la
Organización del Tratado del Sudeste de Asia (SEATO)
con unas obligaciones
un tanto indefinidas, pero que contenía un protocolo
especial para evitar agresiones a Laos, Camboya y Vietnam del
Sur.
Los EE.UU. lanzaron su política exterior a un
apoyo de Vietnam del Sur, dispusieron de la poco
democrática figura de Diem e intentaron hacer un
país democrático al estilo occidental donde no
había poso para ello. La guerrilla continuó en el
sur; pero contra las nuevas instituciones
de corte democrático, el país no podía
arrancar con tanto lastre. Los EE.UU. crearon un ejército
survietnamita a imagen del
norteamericano, pero el enemigo era la guerrilla y los métodos
que sirvieron en Europa y Corea, en Vietnam eran ineficaces. La
guerrilla abastecida desde Hanoi, tuvo que invadir Laos,
país neutral, para crear unas bases logísticas y la
famosa ruta de abastecimiento Ho Chi Ming. Los EE.UU. vieron en
la invasión de Laos el comienzo de la Teoría
del Dominó, no negada por principio sino cuestionada por
el lugar de aplicación de la contención, si el
paralelo 17 (Vietnam) o Malasia (volviendo a la visión de
Churchill). En todo caso, los norvietnamitas utilizaron Laos y
Camboya para abastecer a sus guerrillas del sur de Vietnam, lo
que complicó con mucho la situación. La
política exterior de Kennedy continuó con la
creación de un Vietnam del Sur como nación, el
concepto de "formación de nacionales" y no arriesgar vidas
norteamericanas; pero creyó que no era una guerra
convencional lo que provocaría el efecto dominó en
Indochina, pues sus informes le
decían que existía ya un empate nuclear con la
URSS. Esto, más la invasión de Laos y Camboya junto
con el equívoco en la interpretación de un discurso
de Nikita Jruschov sobre su apoyo a las guerras de
liberación nacional, hecho que ocurrió con Johson
respecto a unas declaraciones de China en 1965, hicieron que los
EE.UU. se involucraran aún mas en la cuestión
vietnamita. En 1963 Diem había mostrado su cara
anti-democrática, poco después fue asesinado y los
militares survietnamitas se hicieron con el poder. Muerto Kennedy
y Johnson de presidente, los norvietnamientas aplicaron la
estrategia de
invadir el sur de Vietnam con unidades regulares.
Johnson en política exterior era muy inseguro,
además llevaba el lastre de continuar con la
decisión de Kennedy en cuanto a la "formación de
naciones", en este caso Vietnam del Sur. Con motivo de una serie
de ataques norvietnamitas a intereses norteamericanos, un buque y
un cuartel de asesores comenzaron los ataques estadounidenses. La
Resolución del Golfo de Tonkín puede que dijera que
había que atacar a los norvietnamitas; pero no fue el
origen de la entrada de los EE.UU., la decisión se
había tomado años atrás con la
Política de Contención. Las críticas
interiores hacían que Johnson buscara el fin de la guerra
se negoció en 1967 la Fórmula de San Antonio por la
que los EE.UU. paraba sus bombardeos sobre Vietnam del Norte si
éste no lo aprovechaba sobre el terreno. Pero la Ofensiva
del Tet estaba en marcha y la opinión pública
norteamericana no interpretaba como correcta la
intervención en Vietnam, al contrario que en Corea. Esa
opinión publica se generó en las universidades y
los intelectuales que eran, hasta entonces, defensores
acérrimos del idealismo
internacional de los EE.UU. Entonces, la resolución de
Hanoi no era la de parar en sus pretensiones y exigencias, sino
que las negociaciones serían una vez que la balanza
militar estuviera de su lado, la Fórmula de San Antonio no
era más que un respiro en el último ataque, la
Ofensiva del Tet, esto ponía a los EE.UU. no ante la
victoria y el compromiso sino ante la victoria o la derrota. Los
EE.UU. no estaban en condiciones morales de ver y analizar que la
Ofensiva del Tet fue una derrota del comunismo, las guerrillas y
su infraestructura, a pesar de las primeras victorias (llegaron
hasta Saigon) donde quedaron muy diezmadas y la guerra
quedó en manos de un ejército regular norvietnamita
muy inferior al norteamericano, y que si hubieran seguido la
presión hubieran conseguido unas negociaciones
incondicionales por parte de Hanoi. Johnson renunció a su
candidatura y esto hizo que sus competidores ofrecieran la paz a
sus votantes por lo que la ventaja sobre el terreno se
perdió, ya que con el cese de los bombardeos Hanoi
restableció sus infraestructura en Vietnam del
Sur.
La política exterior norteamericana con Nixon en
el asunto de Vietnam optó en un principio por la retirada
unilateral, pero, enseguida, fue consciente de que para la
geopolítica no era bueno, por lo que se decidió que
la opción más viable era provocar el caos en los
cálculos de Vietnam del Norte adoptando una nueva estrategia que
consistió en la combinación de medidas políticas
y militares, tales como el apoyo del Congreso de los EE.UU. a la
guerra, llevar a cabo conversaciones diplomáticas que
llevaran a un acuerdo con concesiones excepto la toma del sur por
los comunistas y concentrar fuerzas en la zonas más
pobladas del sur para defenderlas, destruir la ruta de
abastecimiento de Laos y las bases en Camboya y minar los puertos
del norte. Esto provocó, cuatro años
después, en 1972 en los Acuerdos de París, que
Hanoi se sentara a negociar y no cuestionara la
continuación de ayuda militar y económica a
Saigón. Los Acuerdos de París no fueron el final
feliz, en el 73 con el Watergate minando a Nixon los
norvietnamitas entraban en Vietnam del Sur y se negaban a
informar sobre los desaparecidos en combate norteamericanos,
violando los acuerdos que, literalmente, habían sacado a
los EE.UU. del conflicto militar. Vietnam del Sur dependía
exclusivamente de la ayuda norteamericana que fue bajando
año a año, en 1975 junto con Camboya fueron
invadidos. La victoria de los comunistas terminó
demostrando el baño de sangre que se
vaticinaba. En Camboya se cometió un genocidio y en
Vietnam se hablaba de 200.000 presos políticos. En la
famosa teoría
del dominó, al final, sólo cayeron dos fichas:
Camboya y Laos.
Los EE.UU. en aplicación de un wilsonismo que no
tenía en cuenta la diferenciación cultural y con la
idea que la caída de un par de piezas, según la
teoría
de seguridad colectiva, socavaría todo el orden
internacional, fueron el mayor de sus fracasos en política
exterior. Las lecciones aprendidas fueron que para entender a lo
que se enfrenta hay que tener una previsión realista de
los objetivos que se pueden alcanzar, que si media una
acción militar sólo existe la victoria como
alternativa, y que es necesaria una cohesión nacional
interna porque una política exterior no se puede aplicar
si los políticos nacionales están
enfrentados.
EE.UU. entra en la Realpolitik. La
detente.
Nixon fue el artífice del paso de la
política exterior norteamericana a una base
geopolítica. En todo caso, aún sin Vietnam la
política exterior de los EE.UU. necesitaba
rediseñarse en un mundo donde Europa y Japón, con
la ayuda económica y el paraguas de seguridad
norteamericanos, tomaban su puesto en el mundo. Las relaciones
Este y Oeste estaban estancadas por la Política de
Contención. Los EE.UU. debían plantearse la
transición de la hegemonía al liderazgo. El
wilsonismo había funcionado y muy bien, pero a finales de
los setenta se hacía necesaria una nueva definición
del papel internacional de los EE.UU. Nixon consideró su
tarea la de definir un papel firme en política
internacional para los EE.UU. en una arena internacional muy
compleja donde wilsonismo y Realpolitk debían
fundirse. Nixon se separó de la Política de
Contención y tomó el camino de Churchill de 1953,
la negociación que sirvió como estrategia para
recuperar la incitativa diplomática. En todo caso, Vietnam
y el Watergate impidieron que se diera el consenso interno para
bendecir una política exterior que era el medio más
realista de justificar el idealismo
norteamericano.
La diplomacia había quedado abierta y
desbloqueada después de la revelaciones de Nikita Jruschov
sobre el régimen stalinista, la invasión de
Checoslovaquia y la separación del comunismo chino y el
soviético. Esto dejó un margen de maniobra a la
diplomacia norteamericana. Nixon fue un presidente con amplios
conocimientos en política internacional, hombre que
viajó mucho durante sus mandatos y que no creía en
el idealismo
wilsoniano puro, aunque lo admiraba y utilizaba en sus discursos.
Para Nixon el orden natural de las cosas no era la paz y la
armonía, y pensaba que la estabilidad se conseguía
con una actitud vigilante. En 1969 y 1970 se presentó la
Doctrina Nixon que intentó mantener una posición
intermedia entre intervencionismo y retirada con tres normas
fundamentales en caso de que los EE.UU. se vieran envueltos en
algún asunto internacional: a) cumplimiento de los
tratados por
parte de los EE.UU.; b) EE.UU. protegerá a una
nación aliada o vital para la seguridad norteamericana si
es atacada por una potencia nuclear; y c) en un ataque
convencional los EE.UU. asumirán que la nación
amenazada aportará hombres para su defensa. La Doctrina
Nixon se podía aplicar en pocos lugares ya que afectaba a
las crisis de las zonas periféricas, donde no hubiera
alianzas y las amenazas vinieran de países satélites
soviéticos. Nixon se propuso establecer el interés
nacional como base de la política exterior norteamericana
a largo plazo y que los EE.UU. se comprometerían con
causas políticas
y no con la interpretación de principios jurídicos.
Se argüía que el orden interno de la URSS no era
objeto de la política norteamericana y que sus relaciones
se basarían en la conducta
internacional de la propia URSS.
Una muestra de la
recuperación en política exterior de los EE.UU. y
su entrada en la Realpolitik fue en 1969 cuando la URSS y
China atravesaban unos momentos muy difíciles en sus
relaciones. Los EE.UU. dijeron que ayudarían a la
víctima, esta actitud de no definición
específica hizo que la URSS y China mejoraran sus
relaciones con los EE.UU.
Nixon intentó crear una "estructura de
paz" con la relación triangular con la URSS y China. La
détente dió frescura a las relaciones
internacionales en Europa, mientras que en el Oriente Medio
se utilizó como red de seguridad para
reducir la influencia soviética que en los foros
internacionales era el portavoz de la posición
árabe. La détente creó una serie de
obstáculos morales a los líderes de la URSS que les
llevó a aceptar una retirada geopolítica. Nixon
siempre consideró la détente como una
táctica en la larga lucha geopolítica donde los
acuerdos sobre limitación de armas estratégicas
(SALT) fue un hito muy importante. La "estructura de
paz" de Nixon consiguió el fin de las aventuras de
ultramar de los EE.UU. y le dió un tono muy realista a la
política exterior norteamericana con respecto a anteriores
presidentes.
Fin de la Guerra Fría
Gorbachov fue el presidente de la URSS que
precipitó la desintegración soviética al
exigir unas reformas para las que el sistema no estaba preparado.
Reagan, a pesar de su pobre nivel intelectual supo, con unas
ideas básicas, darle a la política exterior
norteamericana, por la que no se sentía atraído, el
giro del líder
que necesitaba en un momento crucial. Reagan aplicó
literalmente los principios del excepcionalismo norteamericano a
la lucha contra el comunismo que hizo desaparecer la
détente y dió paso a una cruzada que no
evitó intensos encuentros URSS-EE.UU. El equipo de Reagan
no creía en los equilibrios de poder en los encuentros con
los soviéticos, buscaba sólo una solución al
desencuentro y que hiciera reconocer a un líder
soviético el fracaso del sistema comunista. Las armas
fueron la ofensiva en el campo ideológico y en el
geoestratégico fue una herramienta, los derechos humanos.
Esto hizo que Reagan llevara la doctrina wilsoniana "…deberemos
llevar a cabo acciones para
ayudar a la campaña por la democracia" hasta el final con
un toque maquiavélico. Reagan cumplía el clasicismo
de la política norteamericana cuando en su plena ofensiva
el comunismo propuso el desarme nuclear parcial
La geopolítica soviética se
desmoronó en los 90, retirada de los vietnamitas de
Camboya, retirada cubana de Angola, elecciones libres en
Nicaragua, el comunismo etíope se desplomó,
retirada de las tropas soviéticas de Afganistán. La
Doctrina Reagan ayudó a los contrarevolucionarios de todos
estos lugares en los años 80, demócratas y
fundamentalistas islámicos.
La decandencia de la URSS era notoria en 1985 cuando
Gorbachov se convirtió en el séptimo presidente
comunista y después de provocar un gran cambió que
terminó con el Partido Comunista y con la URSS, creando un
aluvión de estados inestables en sus fronteras, fue
sustituido de forma oscura por Yeltsin en 1995. A las
negociaciones con los EE.UU. para la reducción de los
misiles nucleares, Gorbachov la acompaño, en 1988, con una
política de recorte de fuerzas de forma unilateral que
tenía sólo dos lecturas o bien una gran confianza
en la paz internacional y en si mismo o bien una total debilidad.
Kennan ya lo citó en su famoso artículo cuando
decía que los EE.UU. alcanzarían unas posiciones de
fuerza y que la URSS se desmoronaría interiormente. Con
China hubo tal intención de acercamiento, pero la
diplomacia china exigía la retirada vietnamita de Camboya,
la retirada soviética de Afganistán y la frontera
chino-soviética, puntos que necesitaron tres años
hasta que Gorbachov visitó Pekín en 1989 con la
mala fortuna que los acontecimientos de la plaza de Tiananmen
tuvieron lugar. Gorbachov pretendía que una
liberalización modernizaría la URSS y que
así se mantendría como potencia mundial, pero se
desmoronó internamente y con ella los países
satélites.
Para Kissinger, en la Guerra Fría se produjo un
desafío ideológico que hizo válidas las
máximas universales norteamericanas que a lo largo de
muchos gobiernos y personalidades distintas mantuvo su objetivo y
que se combinó con la militancia ideológica del
pueblo norteamericano y la flexibilidad
diplomática.
CAP.4 LA POLITICA EXTERIOR DE LOS EE.UU. Y LA
POSGUERRA FRIA.
Postguerra.
Como hemos visto no siempre la seguridad nacional de los
EE.UU. ha sido el elemento articulador de su política
exterior. Siguiendo a Tabío y González, desde la
Revolución
a la Guerra Fría, los estadounidenses han tenido la
voluntad de combatir por sus intereses, sus creencias y sus
ambiciones. Estados Unidos
han ido a la guerra por muchos objetivos, por la independencia
en 1775, por el honor y el comercio en
1812, por territorio en 1846, por humanidad e imperio en 1898,
por el derecho a la neutralidad en 1917 y por la seguridad
nacional en 1941.
Desde 1945 los EE.UU. se han comprometido en un
enfrentamiento mortal por contener el comunismo y defender el
modo de vida democrático y sus principios y valores. Las
fricciones diplomáticas y políticas
entre Estados Unidos y
la Unión Soviética, manifestadas en el proceso de
constitución del orden internacional de
Posguerra fueron sembrando desconfianza, recelo y hostilidad en
los otrora aliados en la lucha contra el eje Roma-Berlín-Tokio, hasta consolidar la
"doctrina" de seguridad nacional basada en el objetivo supremo de
detener el avance del socialismo que
consideraban los estrategas estadounidense como un resultado en
parte de los problemas del
mundo occidental.
Este enfoque estratégico doctrinal de la
política exterior estadounidense se fue perfilando en la
misma medida en que fue identificándose a la Unión
Soviética no como una potencia más con pretensiones
legítimas en el contexto Euroasiático, sino como un
Estado portador de un paradigma
socio económico antagónico al de Estados Unidos y
que por tal motivo, la extensión de la influencia de uno,
se producía a la expensas del otro. No obstante, la
visión idealizado del sistema de relaciones
internacionales de la Posguerra no tuvo una única
manifestación, se presentaron diversas líneas de
pensamiento alentadas por elementos que pudieran identificarse
tanto como parte del contexto real, expresado sobre todo en la
correlación de las potencialidades económicas y
militares, así como de aspectos más subjetivos,
pero no menos importantes en las esferas de la conciencia social
y política del ciudadano medio en Estados
Unidos.
La elaboración estratégica de la
política exterior en la etapa de Posguerra tuvo por lo
menos tres escuelas de pensamiento diferenciadas en tres etapas:
a) una primera asociada al famoso artículo del
señor "X" para la revista
Foreign Affairs, que después se identificó como
Doctrina Truman. Los enfoques que proliferaron se consideran como
"tradicionales"; b) luego se produce una crítica a estos
enfoques por parte de una serie de "revisionistas" que
reprochaban la política estadounidense por ser agresiva y
expansiva; y c) un tercer momento se manifiesta en una corriente
"posrevisionista", que de algún modo constituye una vuelta
a los principios tradicionales de la contención, sobre
todo con respecto al tratamiento de las grandes
potencias.
Desde la caída del Muro de Berlín a
finales de la década de los años 80, el tema de la
"nueva estrategia" y las
nuevas concepciones de seguridad nacional han constituido
formulaciones atractivas en el campo de las relaciones
internacionales, en tanto pareciera que Estados Unidos se
colocaban como centro hegemónico de un mundo unipolar.
Debemos recordar que el contexto previo a la Posguerra
Fría estuvo marcado por el ascenso de corrientes
conservadoras en la política norteamericana, la
agudización de la confrontación Este – Oeste y
consiguientemente a un aumento de la carrera armamentista entre
Estados Unidos y la URSS (la era Reagan), ambiente de
aguda confrontación venía aparejado a un ascenso de
las tendencias ideológicas de la política que
trataban de entender todos los acontecimientos internacionales de
modo bastante esquemático, llegando en los casos extremo a
evaluar los resultados de la política de acuerdo,
según Tabío y González a un "juego de suma
cero". Es decir, estas interpretaciones ideológicas fueron
consistentes con las interpretaciones que se hacían en la
etapa de Truman, aunque en los años 80, la Doctrina Reagan
se negaba a aceptar los espacios geográficos que
había ganado el socialismo y se
planteaba el propósito de la reversión.
Las Relaciones Internacionales de los EE.UU y la
Desaparición del Socialismo.
La desaparición del socialismo en Europa y la
propia extinción de la URSS, que llegaba en sus
expresiones extremas a proponer un fin de la historia, dejó un
vacío en los formuladores de la política
norteamericana, las corrientes conservadoras que estaban
liderando el espectro político de Estados Unidos
perdían el enemigo principal que les permitió
manipular ideológicamente a su favor la política.
Terminada la confrontación con la URSS, Estados Unidos
más bien se enfrentaría a una diversidad de "retos
a su seguridad", o a su liderazgo
global de muy diversa índole. Por lo tanto, las
declaraciones del inicio de un "nuevo orden político
internacional" no encontraban una respuesta en el orden
teórico suficientemente articulada y con frecuencia se
trataba de propuestas en pugna que no alcanzaban un
consenso.
Este tipo de fenómeno es natural en etapas en que
se está operando un proceso de transición de un
sistema de relaciones internacionales a otro. Las condiciones
nuevas en el orden internacional se derivan de cambios
drásticos en la correlación de fuerzas políticas,
que crean ciertos vacíos de poder y ascenso en la
preponderancia de Estados Unidos y por lo tanto, las normas, conceptos
y las viejas estructuras
institucionales se muestran insuficientes o insatisfactorias para
el sistema y requieren de un ajuste.
La dinámica de los acontecimientos parece
evidenciar la complejidad de la política de seguridad
nacional en un entorno global mucho más atomizado. Estados
Unidos asumirían desde el fin de la Guerra Fría una
posición de absoluto predominio en el terreno militar que
le serviría de principal sustento a su liderazgo
político. El éxito militar y político en la
Guerra del Golfo frente a Irak
parecía marcar claramente las pautas del ejercicio del
liderazgo norteamericano en la Posguerra Fría, pero otras
experiencias demostraban cuan complejo y difícil de
gobernar podían tornarse escenarios supuestamente
sencillos, como la intervención "humanitaria" en
Somalia.
La Transición de la Guerra
Fría.
En la actualidad se está produciendo en Estados
Unidos una literatura que busca hacer
un nueva interpretación de la etapa de Guerra Fría,
con el propósito de refinar el análisis con el beneficio del tiempo, la
información y los propios resultados que
han dado lugar a la Posguerra Fría. Uno de los temas es
quién comenzó la Guerra Fría, en lo que se
reflejan dos interpretaciones, la que considera que la
política de la Unión Soviética era reactiva
a las acciones
estadounidenses y la que da una alternativa y es que Estados
Unidos necesitaban ese enfoque para consolidar su
dominación global frente a un enemigo creíble.
Otros consideran que el balance final de la historia ha dado la
razón a los que presentaban un paradigma tan
idealizado de la política pues este ha resultado el mejor
modelo para
comprender la Guerra Fría, en tanto la política de
Stalin estaba encaminada a conseguir ese predominio global que
dañaría finalmente las bases de la seguridad
nacional de Estados Unidos.
Cuando la Unión Soviética lanzó su
"nuevo pensamiento en las relaciones internacionales", con el
objetivo de crear un clima
internacional más relajado que le permitiera un alivio
económico a su enorme presupuesto
militar, Estados Unidos percibieron esta proyección
soviética como un síntoma temprano de su
debilidad
Durante la Guerra Fría existía una
definición de seguridad nacional derivada de las amenazas
militares al Estado, la sociedad y la industria. En
las nuevas condiciones de Posguerra Fría existen dos
perspectivas que emergen de la discusión de los nuevos
"dilemas de seguridad": a) el primero postula una
reducción en el bienestar social para evitar la
pérdida de competitividad
internacional; y b) el segundo se preocupa por la capacidad de
Estados Unidos de llevar adelante guerras frente a diversos
adversarios inicialmente desconocidos. Estos enfoques
llevarían a un racionalismo
de cómo emplear el beneficio de haber ganado la Guerra
Fría. Estos temas se presentan en el debate en
medios
políticos y académicos entre diversas posturas en
las que confluyen los enfoques neoaislacionistas, neorealistas,
ideológicos, multilateralistas, entre otros, que
configuran el ambiente del
pensamiento político al uso en los medios
influyentes en el Gobierno estadounidense.
En la etapa de Posguerra Fría, las proyecciones
estratégicas de Estados Unidos se orientan hacia la
definición de nuevas alternativas y enfoques más
funcionales a los requerimientos de ese país a tono con su
creciente poder militar relativo y con los problemas
económicos que encaraba en sus esfuerzos por concluir el
proceso de restauración hegemónica iniciado a
comienzos del mencionado decenio. Ello tenía lugar en un
mundo que se tornaba más competitivo y cambiante, en el
que se afirmaban tendencias complementarias: de un lado, un
acentuado unipolarismo político, asociado al predominio
del capitalismo
mundial, y de otro, un creciente multipolarismo económico,
evidenciado en la capacidad de los aliados imperialistas en este
terreno frente a Estados Unidos.
La Definición del Interés Nacional y
Seguridad Nacional.
Hans J. Morgenthau, precisa que: "…el concepto
interés nacional guarda similitud con las grandes
generalidades de la Constitución [de Estados Unidos] entre la
que se destacan, el bienestar general y el proceso establecido
(…) su contenido puede recorrer toda la gama de significados
que puedan comprender una compatibilidad lógica
con el mismo (…) por ende, el concepto de interés
nacional incluye dos elementos: uno de ellos es requisito
lógico y, en ese sentido necesario, y el otro es de
carácter variable y está determinado por las
circunstancias".
Así las cosas, el concepto de seguridad nacional
tendría dos componentes, uno más estable, o casi
fijo en el tiempo, de carácter más lógico y
otro variable, de carácter coyuntural. Morgenthau reconoce
la posibilidad de que el concepto, si bien supone ser
trascendente en una parte de su contenido, también se
tiene la posibilidad de apreciar su ajuste temporal en
correspondencia a factores coyunturales.
En la práctica sólo una ínfima
minoría de personas definen e interpretan cuáles
son los intereses nacionales de un país, aunque en cada
caso de acuerdo a la forma de funcionamiento del Estado. El
ejercicio de la democracia se realiza de modo más o menos
directo y las concepciones de seguridad logran reflejar los
"intereses nacionales". En el caso de Estados Unidos son el
Presidente y su Ejecutivo, incluyendo asesores y agencias
gubernamentales, el Congreso, con la influencia especial de
algunos subcomités, los que más activa y
directamente participan en la elaboración y
ejecución de la política exterior. De esta forma,
es evidente el peso que tiene la apreciación y los
enfoques de los individuos y hasta sus intereses, que participan
en el proceso de toma de
decisiones, de ahí la dificultad de conocer e
interpretar la política en función de un
interés nacional y no de un sector socioeconómico y
político determinado. Desde esta perspectiva una gran
potencia mundial en el sistema de relaciones internacionales,
como lo es Estados Unidos, sobre la lógica
y los intereses de los que participan en el proceso de toma de
decisiones, miembros o representantes de su clase dominante,
ajustará sus intereses nacionales, según las
condiciones y las posibilidades de un momento histórico
determinado.
Existen variadas interpretaciones y definiciones de
seguridad nacional de acuerdo con las preferencias
ideológicas de los autores. No sólo porque el mundo
se encuentre en una fase de transición en las relaciones
internacionales, la definición del concepto de seguridad
nacional resulta difícil de sintetizar.. Sin lugar a
dudas, resulta muy difícil presentar cuáles son los
componentes de la Seguridad Nacional en la Posguerra Fría
tomando en cuenta que incluso, la concepción de Seguridad
Nacional de Estados Unidos en la Guerra Fría, tenía
además la dificultad expresada por Jorge Hernández
quien precisó que: "…el aparato conceptual inherente al
discurso teórico sobre la Seguridad Nacional
norteamericana, a pesar de recibir el reconocimiento como
doctrina por las Ciencias
Sociales en Estados Unidos y en América
Latina, no posee un rigor, ni la coherencia, ni la
sistematicidad suficiente como para merecer tal término.
Lo que registra la historia del pensamiento político
norteamericano contemporáneo es, más bien, un
abanico de conceptos y definiciones generalmente poco precisas,
aunque poseen un eje común, que las emparenta en tanto
concepciones cuyo núcleo ideológico es el del
hegemonismo imperialista".
Para Wheeler, "la Seguridad Nacional para el pueblo
norteamericano se refiere a la defensa nacional (…) a la
protección de la República contra todos los
peligros internos o externos (…). Dada la naturaleza del
proceso histórico, el significado de Seguridad Nacional ha
cambiado constantemente con el desarrollo de América
(EE.UU.), y la Seguridad Nacional ha poseído siempre la
cualidad de descubrir las amenazas cambiantes contra la seguridad
de la nación (…) En el trancurrir del proceso de
formación de Estados Unidos, su etapa expansionista, y
posteriormente imperialista, los enemigos de ese país, o
las dificultades que enfrentan con otros países, han sido
de hecho problemas de
seguridad nacional".
Las Concepciones Estratégicas de Seguridad en
la Posguerra Fría
El fortalecimiento de la posición de Estados
Unidos como potencia mundial ocurrido a finales de la
década de los años 80 constituyó uno de los
resultados más trascendentales de lo que en aquel momento
comenzaba a denominarse Nuevo Orden Mundial, como primera
reacción ante los cambios que habían ocurrido, sin
que en realidad se hubiera configurado ese "nuevo orden", ni
mucho menos existiera una estrategia norteamericana para lidiar
en él. El problema del reordenamiento del sistema de
relaciones internacionales se complica porque no sólo se
podría comprender integrando las nuevas tendencias y
perspectivas del resto de los actores principales, incluido las
potencias en fase declinante y de descomposición, o el de
aquellas que están en ascenso, sino los conflictos
nacionales y regionales emergentes. Por ello las definiciones
estratégicas estadounidenses y sus conceptos de seguridad
nacional deben elaborarse a partir, entre otros factores, de las
predicciones que de estos eventos se tengan
en Estados Unidos, con cierta independencia
de la objetividad o calidad de las
evaluaciones.
Los cambios políticos en Europa, habían
tenido enorme trascendencia para la redefinición de las
bases en que se habían formulado hasta ese momento los
más importantes conceptos estratégicos y de
"seguridad". Estos conceptos habían prevalecido en los
EE.UU. con la tarea suprema de mantener la confrontación
"Este-Oeste" para contener y revertir el comunismo, lo cual
había constituido el objetivo esencial de su
política exterior al frente del mundo occidental. Las
implicaciones de la disolución del bloque soviético
desvanecieron el escenario de confrontación militar del
teatro de
operaciones
europeo y en cualquier otra parte del mundo, como lo evidenciaron
los acontecimientos del Golfo Pérsico (1990-91). De hecho,
la hasta entonces alianza militar del Pacto de Varsovia
desapareció y la mayoría de sus ex miembros,
aspiraban a su incorporación a la OTAN. La sucesora de la
URSS en el puesto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
ha experimentado una crisis económica sumamente profunda y
sus capacidades militares fragmentadas han dejado de constituir
una amenaza real. Al mismo tiempo se apreciaba el
propósito de algunos miembros del bloque militar, en
particular de Estados Unidos, de extender el alcance territorial
de sus "misiones militares" a escala global,
como se evidenció tempranamente en la reunión de
esa organización celebrada a principios de
noviembre de 1991. Las bases teóricas de la
concepción bipolar del mundo y el propio esquema de la
contención comenzaban a deteriorarse desde 1985, cuando la
política exterior de la entonces Unión
Soviética enunció la necesidad de una "nueva
mentalidad política" que supuestamente diluiría la
"imagen del
enemigo" y permitiría implantar un concepto universal de
seguridad que abarcaba los problemas
económicos, políticos y sociales de los Estados,
pero que eludía la confrontación con Estados Unidos
y el resto de los países capitalistas desarrollados para
garantizar la paz en el mundo. Prácticas impulsadas por la
reforma conocida como la perestroika del socialismo en la
URSS.
La nueva estrategia norteamericana debía tener en
cuenta la nueva situación en la correlación
internacional de fuerzas y por lo tanto, tendría que
rediseñar, correspondientemente, sus objetivos de
política exterior. Como es conocido, desde los Padres
Fundadores, "quienes veían los asuntos internacionales
como una función del equilibrio de poder", la
posición tradicional y predominante en la política
exterior norteamericana se había inclinado hacia la
escuela del
"realismo
político". Las ideas del realismo
político han constituido un principio fundamental para la
comprensión de las relaciones internacionales desde la
perspectiva estadounidense, aunque no constituyan el único
paradigma
influyente y su expresión actual sufra constantes
modificaciones.
CAP 5. POLITICA EXTERIOR NORTEAMERICANA Y
EL
MULTIPOLARISMO EN EL NUEVO ORDEN
MUNDIAL.
Teoría y Práctica. Nuevas
Potencias.
El ejercicio del liderazgo norteamericano se ha visto
necesitado de definir objetivos generales y una guía para
la acción expresada en un concepto. Sin embargo, hasta el
presente los intentos de forjar una estrategia por parte de la
administración Bush y después por el
presidente Clinton han sido insuficientes. A lo sumo han
enunciado y acuñado un "nuevo orden" y han presentado y
consolidado una serie de objetivos diversos que con distinto
énfasis se han venido empleando en el discurso
político en cada situación concreta, pero esos
esfuerzos han quedado lejos todavía de la
definición de un nuevo patrón de comportamiento
estratégico, conceptualmente formulado, apropiado y
aplicado por la administración de turno.
La teoría
y la práctica política norteamericana han ido
aportando algunas claves en este sentido, porque se comprende
bien el peligro que representa para una superpotencia que
pretende ejercer el liderazgo en las actuales circunstancias, el
haberse quedado sin una doctrina para su acción. Puede
comprenderse esta "falta" de la teoría
política, o de los formuladores de estrategia en Estados
Unidos, por tratarse de una fase de transición de las
relaciones internacionales, caracterizada no por el predominio
tan claro e indiscutido de una gran potencia en todas las
esferas, a pesar de ser el líder
mundial y la única superpotencia, sino por el surgimiento
y desarrollo de distintas nuevas potencias y el reacomodo o
desaparición de otras que le precedieron, lo que complica
enormemente el trazado conceptual de su política. La
ausencia de ese claro concepto de política exterior en las
actuales circunstancias y la constante demanda que se
ejerce sobre el líder
para el cumplimiento de sus funciones,
posiblemente sea una de las razones que permiten explicar algunos
de los errores más serios de la política exterior
en esta etapa de Posguerra Fría.
Después de la euforia que anunciaba la
caída del Muro de Berlín, la llamada Revolución
de 1989, el supuesto "fin de la historia", se atisbaba o se
descubría por académicos, analistas de inteligencia,
funcionarios y militares, que la "seguridad nacional" de Estados
Unidos tenía ante si enormes obstáculos. Resulta
sumamente ilustrativo el análisis sobre la definición del
interés nacional como lo presenta Irving Kristol, porque
"es muy difícil para una gran potencia mundial articular
una política exterior en ausencia de un enemigo que
merezca el nombre de tal. Son, después de todo, los
enemigos los que ayudan a definir el interés nacional,
cualquiera que sea la forma que dicha definición
adopte."
La transición de las formas de socialismo
tradicional en la ex URSS y Europa del Este hacia formas
capitalistas resultaba muy compleja y de resultados inciertos. De
la desaparición de los anteriores estados han ido
emergiendo agudos conflictos
nacionalistas, étnicos y religiosos, o confrontaciones por
delimitación de fronteras, fundamentalmente en Europa
Central y Oriental, incluyendo el territorio de Rusia, que poco
se distinguen, por su fiereza de los conflictos regionales, de
los que antes sólo ocurrían en Asia, Africa o América
Latina.
El Consenso Mundial y La Economía en el Nuevo
Orden Mundial.
La emergencia de nuevas potencias, de escala
inicialmente regional y con una filosofía política
propia, distinta a la reconocida y aceptada en Occidente,
constituye una importante condición a tener en cuenta y
también se suma a los desafíos que habrá de
enfrentar un liderazgo norteamericano global en las
próximas décadas. Tal es el caso de Irak, o el
Irán islámico, o de China, países que por
sus antiquísimas formaciones nacionales y las bases que
sustentan sus proyectos, no
puede pronosticarse que cambien radicalmente por su creciente
interrelación en términos económicos con el
mercado mundial.
El nuevo orden político internacional podría ser el
resultado del reacomodo de estas potencias en medio de una nueva
forma de expresión del liderazgo norteamericano que en la
actualidad y en el mediano plazo, pareciera manifestarse a veces
más de forma multilateral, buscando el consenso o las
alianzas regionales o globales, que de modo unilateral bajo la
poderosa influencia aislacionista. Pero las interpretaciones de
este proceso suelen ser confusas debido a la distancia que se
abre entre la retórica y la realidad política y el
hecho de que el empleo de los
términos resulta a veces complejo.
En el actual contexto ha resultado muy difícil a
la administración Clinton articular una
estrategia de política exterior, si bien se han presentado
algunos enunciados que buscan aproximarse a ese objetivo La
prioridad a lo interno en la política y hacia la economía, como tema
primordial de la política exterior, fue expresada
tempranamente. El propósito fundamental era "revivir" la
economía.
Se trataba de emplear la política exterior como pivote del
desarrollo interno, ampliando las posibilidades de inversiones y
comercio de
las empresas
norteamericanas que así podrían crear mayores
empleos. De esta prioridad de la política surge un
énfasis en la política comercial, que se afincaba
en el interés de crear empleos para la economía
norteamericana y que naturalmente encontraba una buena
justificación en mantener el acceso a los grandes mercados en
expansión. No obstante, la dinámica internacional obligaba en cierto
modo a un país como Estados Unidos a reaccionar ante
determinados retos a sus intereses de seguridad nacional. No todo
el ejercicio político externo norteamericano podría
realizarse motivado por el interés de favorecer su
economía
interna de modo tan estrecho. Tal política tendría
la posibilidad de ser aplaudida por el sector de los negocios,
sobre todo el de mayor participación en el comercio
exterior, pero no se estaría en condiciones de
articular una estrategia de política exterior a partir de
este precepto. Surge entonces la pregunta acerca del modo en que
debía ser practicado el liderazgo norteamericano. Al
respecto existen distintas formulaciones como la llamada Doctrina
Tarnoff para esclarecer el proceso de definición en curso
de los conceptos de interés nacional y seguridad nacional.
En esta doctrina se constituye una aceptación de las
limitaciones económicas y políticas
del poderío norteamericano para afrontar todos los
desafíos globales y la preferencia del multilateralismo
como forma viable de mantener el liderazgo norteamericano en la
Posguerra Fría.
La tesis
política de Tarnoff resultaba incómoda para la
administración Clinton, que trató
rápidamente de distanciarse de tal enfoque, a pesar de
constituir uno de las conclusiones más equilibradas para
avanzar en la configuración de una nueva estrategia
política, por reconocer de forma realista, que Estados
Unidos no tenían los recursos
suficientes para liderar el mundo. Las limitaciones
presupuestarias que acompañan cualquier
involucración política, a menos que se haga con el
financiamiento
de los aliados, constituye un enorme obstáculo para que la
política norteamericana reaccione ante las crisis políticas
internacionales proyectadas a lo interno por los medios de
comunicación.
La praxis de la política norteamericana durante
la Guerra del Golfo, la intervención "humanitaria" en
Somalia, el caso de Bosnia-Herzegovina y la crisis de
Haití y la ulterior invasión, demuestran la
tendencia a buscar un consenso internacional y a tratar de
obtener un acompañamiento a Estados Unidos, muy importante
en términos económicos, pero también
políticos. Es lo que en un estudio precedente hemos
designado como "seguridad colectiva", como patrón
influyente en el funcionamiento del liderazgo estadounidense en
la Posguerra Fría, por oposición a un enfoque
aislacionista.
Según Tabío y González otra
opción para el ejercicio del liderazgo reconociendo las
limitaciones sería, según un conocido especialista
norteamericano, el establecimiento de un nuevo patrón
geopolítico que otorgue preeminencia a un enfoque
político regional, brindándole una función a
las otras potencias de acuerdo al balance de fuerzas y
proyectando, en cambio, un
enfoque económico global. Esta aproximación al
problema recomendaría, por ejemplo, un "nuevo orden de la
seguridad en Asia" que consistiría en un multilateralismo
en que las potencias asiáticas se darían su propia
seguridad.
Un objetivo doctrinal y moral actual de la
política exterior norteamericana que ha sido enunciado en
diversos documentos
oficiales del Ejecutivo, es el principio de estimular la
democracia en todo el mundo, acompañado por los temas de
los "derechos
humanos", la "economía de mercado" y el
"buen gobierno". En casos económicamente significativos
para Estados Unidos en términos económicos y de
seguridad regional asiática e incluso global, la
emergencia de China como potencia pone al descubierto cómo
opera la contradicción entre los intereses nacionales
evaluados de modo realista y los enfoque ideológicos que
sugerirían siempre una política confrontacional.
Evidentemente, el caso chino probablemente sea la
expresión más clara y significativa de la
contradicción de objetios que la existencia de intereses
económicos y de seguridad significativos, hacen superfluos
a los derechos humanos,
la democracia y las razones humanitarias como componente
principal en la configuración o diseño
de la política. De la anterior afirmación no debe
derivarse la idea de que la política exterior
norteamericana no toma en cuenta los principios de la democracia,
los derechos humanos
y los problemas humanitarios.
Si se sigue un enfoque ideológico, la
política exterior norteamericana debía definir una
política semejante para todos y no como sucede en la
realidad, que en determinados casos, como es el de China y
posteriormente Vietnam a partir del levantamiento del embargo a
principios de 1994, se aplicaba un enfoque predominantemente
realista, si bien persistía el debate y la
confrontación al interior de la sociedad norteamericana
sobre estos asuntos.
Unipolarismo.
La tesis del
llamado nuevo orden mundial unipolar merece considerarse en todas
sus dimensiones del liderazgo o hegemonía de Estados
Unidos en las condiciones actuales, pues desde esta perspectiva,
refleja sólo una arista del asunto y no permite comprender
la riqueza y complejidad que las relaciones internacionales han
adquirido en esta etapa.
El unipolarismo, como expresión de una
interpretación del actual momento de las relaciones
internacionales desde un enfoque estructuralista, supone
implícita o explícitamente que al menos una buena
parte de los acontecimientos políticos internacionales
pueden ser comprendidos partiendo de que ahora existe una sola
superpotencia mundial, del mismo modo que antes se
entendían las relaciones internacionales mediante el
enfoque Este-Oeste, o de la confrontación entre la URSS y
Estados Unidos. Tabío y González evidencian la
insuficiencia de ese paradigma
político diciendo que ni siquiera en la etapa de Guerra
Fría, donde el bipolarismo imperó, podían
entenderse las relaciones internacionales de acuerdo a esa
lógica.
Reiteradamente se le realizaban críticas acertadas por
especialistas de distintas orientaciones políticas,
en tanto no se tomaban en cuenta los problemas regionales, o
dicho en otros términos, las situaciones concretas de cada
país o conflicto determinado.
Por ello, en el mejor de los casos, puede considerarse
como un enfoque parcial. Se trataba en definitiva de una
distorsión altamente idealizada de la realidad que
alcanzó su máxima expresión a escala global
durante la administración de Ronald Reagan. Los
enfoques ideológicos se apoyan en un elevado nivel de
conflictos internacionales. El mundo durante aquellos años
finales de la Guerra Fría era también un mundo
multipolar, si bien existían dos grandes superpotencias
mundiales que intervenían directa o indirectamente en casi
todos los acontecimientos. Esta tendencia sigue teniendo mayores
posibilidades de explicar los eventos
internacionales, porque el balance de las potencias involucradas
a nivel de las relaciones internacionales constantemente sigue
modificándose y enriqueciéndose. No se trata de una
estructura
estática, a pesar de que aún es
cierto de que ninguna de las potencias emergentes está en
condiciones de vetar a Estados Unidos con vistas a modificar el
actual orden a su favor.
El Hoy de la Política Exterior de los
EE.UU.
Para Tabío y González debe entenderse la
Post Guerra Fría como proceso político y cabe
identificar por lo menos cuatro fases necesarias para recomponer
las bases ideológico políticas
de la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos, como
elemento clave en la formación de política: a)
identificación de los retos reales a la seguridad; b)
conocer el reflejo en la conciencia
política de la nueva realidad norteamericana; c)
establecer las discrepancias entre las tendencias políticas
de la clase dominante, cuya orientación resulta hacia un
ascenso conservador ;y d) tratar de crear un consenso
político, al inclinar las percepciones del público
estadounidense hacia las posiciones de las élites
políticas dominantes.
En el momento actual, el sistema político
norteamericano y en particular el que se refiere al proceso de
formación de la política exterior, evidencia una
situación de inestabilidad caracterizada por la ausencia
de un reto significativo que permita articular o recomponer el
consenso. En su lugar se ha venido ensayando con un listado de
retos que han pretendido sustituir el "reto comunista". Tal es el
caso del narcotráfico, el terrorismo y
la subversión, la visión ambientalista de la
seguridad, la migración
descontrolada, la proliferación de armas, el
fundamentalismo islámico y la democracia. Evidentemente,
el criterio más abarcador es la democracia, si bien tiene
la limitación de no poder aplicarse de manera generalizada
en tanto pueden existir, como advirtieron figuras prominentes del
neoconservadurismo como J. Kirkpatrick, aliados no
democráticos y en segundo lugar, no parece aceptable a
escala mundial
por más influyente que sea el paradigma
norteamericano, ni tampoco su pueblo estaría dispuesto a
luchar en todas partes por expandir este "modelo".
El fundamentalismo islámico pareciera
corresponderse más con el tipo de reto que representaba la
URSS en la Posguerra en tanto se apoya en una filosofía
distinta y pretende extenderse, pero ninguna potencia militar
existe liberando esa corriente y por lo tanto no es fácil
transformarla en una amenaza al poderío de Estados Unidos,
ni siquiera en el Medio Oriente y en el Norte de Africa donde es
más fuerte.
Parafraseando a Kissinger, los EE.UU. se encuentran ante
la tercera oportunidad de crear un nuevo orden mundial. Una
visión de si misma como paladines de todas las causas
terminaría con los EE.UU. e igualmente un encerramiento en
si misma que descuidaría la seguridad. La visión
norteamericana es la de dejar siempre una segunda oportunidad a
los que fueron sus enemigos, como demostró con Alemania y
Japón. En la tesitura actual muchos son los factores
desestabilizantes en la política internacional a la que
los EE.UU. se deben enfrentar con nuevas ideas con liderazgo y no
hegemonía, con el paraguas de las alianzas, donde los
aliados se traten con igualdad. El
objetivo de la política exterior norteamericana debe ser
la transición donde el equipaje de ese viaje sean esas
virtudes que Wilson tantas veces ensalzó, ese idealismo
norteamericano, las lecciones aprendidas en un duro periodo de
Realpolitik y un cuidadoso análisis de la situación actual de
las relaciones internacionales.
BIBLIOGRAFIA
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La Prima Guerra Mondiale 1914-1918
Audoin-Rouzeau e Becker. Universalle
Electa/Gallimard. Roma
1999
Il Mondo en Guerra
Kemp. Universalle Electa/Gallimard. Roma
1999
The Unitated States and the Origins of the Cold
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Gaddis. Columbia University Press. New York
1972.
Historia Contemporánea
Palmer y Colton. Akal/Textos. Madrid
1980
Historia de las Relaciones Internacionales (Siglos
XIX y XX)
Renouvin. Akal/Textos. Madrid 1982
NATO Handbook – 50th Anniversary
Edition
NATO Office of
Information and Press. Belgium 1998-1999
DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS
Encyclopedia Brittanica
Diccionario de la Lengua
Española
Real Academia Española, 21ª
Edición. Madrid 1992
Dictionary of English Language and
Culture
Longman Group UK Ltd. Essex 1993
Diccionario Español-Inglés
Collins
Colin Smith 5ª Edición. Barcelona
1997
AUTOR:
NOMBRE: Andrés B. Muñoz
Mosquera
E-MAIL:
EDAD: 34
TITULACION: Diplomado en Derecho Universidad
Complutense. Licenciado en Relaciones Internacionales Oxford
International University