Introducción:
En los últimos años del siglo XV y a lo
largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto
de procesos de
todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento.
Desde la perspectiva del hombre
contemporáneo, este período se caracteriza por un
cambio en la
visión del mundo y en los sentimientos que en muchos
sentidos puede ser interpretado como una anticipación
inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos
presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el
aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un
tiempo pasado:
las técnicas realistas en la pintura y en
la escritura nos
han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
costumbre de escribir autobiografías y la invención
de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por
una ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento
quiere decir ante todo, resurrección de las antiguas
civilizaciones de Grecia y de
Roma. La lengua griega
hacía tiempo que era
enseñada en Italia y
parecía como si la curiosidad y el espíritu de
libre investigación que había
caracterizado a la cultura
ateniense resurgieran con el estudio del idioma.
El influjo de la cultura
romana, por su parte, se hizo sentir también de una manera
especial en Italia, el
núcleo geográfico en el que la revolución
cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
del derecho
romano, la utilización del latín por parte de
alguno grupos
sociales y la conservación de un gran número de
edificios antiguos.
Pero también el horizonte geográfico del
hombre
renacentista se había visto ensanchado: aventureros,
comerciantes y misioneros habían descubierto tierras hasta
entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las costas
orientales de Asia tras
circunnavegar el continente africano.
El desarrollo de
los conocimientos científicos había puesto en duda
verdades que antaño se consideraban tan importantes como
la forma de la Tierra o el
lugar del hombre en
el universo.
En este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo
que a la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por
la reforma protestante.
Un viraje a la historia:
A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI
se produjo en Europa un
extraordinario y completo desarrollo de
las ciencias, las
artes y las letras. Este fenómeno es conocido como
el
Renacimiento.
Este es uno de los momentos más brillantes y
más importantes de la historia: de los brillantes,
porque los artistas crearon entonces obras maestras,
difícilmente superadas después, y de los más
importantes, porque, así como los descubrimientos
marítimos de Cristóbal Colón y otros
ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento
ensanchó el campo del pensamiento y
de la actividad intelectual.
Este período adoptó una visión
nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados
fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una
visión del mundo centrada en el hombre.
Esta se orienta hacia los valores de
la naturaleza y,
así, indirectamente se fomenta el espíritu
aventurero que había de fructífera en los
descubrimientos. Se abandonan los sistemas
filosóficos de la Edad media,
reducidos en gran parte a comentarios de la obra del
filósofo griego Aristóteles, y las ciencias
avanzan por el camino de la experimentación, dejando de
buscar su justificación, más que en la investigación, en lo que afirmaban los
pensadores de la antigüedad: Ptolomeo, Platón y
otros.
La literatura, como las artes
plásticas, se ve invadida por el espíritu laico,
dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el
plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y
superficiales, retornando, a través de la lectura de
los textos bíblicos (cosa que hizo posible la
invención de la imprenta), a formas de pureza
evangélica.
Individualismo renacentista:
Quizás la transición más
espectacular del hombre europeo
en este período es el auge del individualismo. En el siglo
XV triunfa la concepción individualista en todos los
planos de la vida, en reemplazo de la concepción medieval,
que hacía depender la seguridad del ser
humano de su pertenencia a un grupo
determinado: el gremio, la nobleza, la burguesía, el
clero, etc.
Ante el empuje del individualismo, comerciantes de los
Burgos o ciudades medievales, no solo sucumbieron los
señores feudales, sino que también se
derrumbó la familia
medieval. Entre los medievales, la familia
había sido una propiedad
exclusiva del padre. La patria
potestad, o poder del
padre sobre los hijos, había sido absoluta y abusiva en la
mayoría de los casos. En el siglo XIII, en las ciudades,
el padre perdió el derecho de castigo, aunque en los
campos y feudos agrícolas se siguió practicando
durante mucho tiempo.
La Europa del
Renacimiento
Durante el Renacimiento,
Europa Occidental
adquirió aproximadamente la configuración política que tiene
hoy. Francia,
España,
Portugal e Inglaterra
definen sus fronteras, mas no así los países que
son, precisamente, los núcleos fundamentales del Renacimiento.
Italia, Flandes,
la Alemania del
Sacro Imperio, son un conjunto de pequeños dominios que
cambian continuamente sus fronteras y los amos de que dependen.
La vida de los pequeños principados que componen estas
regiones está presidida por un factor común: la
guerra.
- Situación de Italia:
El divisionismo italiano es fomentado por el papado, que
no desea el desarrollo de
un poder fuerte
cerca de las fronteras de los estados pontificios. Los
partidarios del poder papal
recibieron el nombre de güelfos, y los partidarios del
poder de los
emperadores, el de gibelinos. La historia italiana de este
período está teñida por la sangre que ambos
bandos vertieron en sus luchas enconadas. Pero pese a la
debilidad que supone esta situación, es de Italia de donde
salen las formas de pensamiento
revolucionario que caracterizan la época, y que son
acogidas ávidamente por las restantes cortes
europeas.
Durante el siglo XIV, Florencia fue gobernada por una
serie de brillantes cancilleres que, si bien no respetaban la
vida ni la hacienda de ningún ciudadano, establecieron una
gran libertad de
pensamiento,
convirtiéndola en la ciudad en que se podían
desarrollar, con una inmunidad relativa, los estudios
humanísticos.
El gobierno de
Florencia quedó en manos de la familia
Médici, primero Cosme de Médici, luego Piero y
más tarde, Lorenzo, llamado el Magnífico. Este ha
quedado como modelo del
hombre del
Renacimiento.
Hábil, mecenas y político, buen poeta, pero mucho
menos hábil banquero, la banca
Médici estaba al borde de la bancarrota en 1494- siempre
dijo de sí que no era más que un ciudadano
particular. Sin embargo, era el verdadero amo de Florencia. El
interés
y la protección de Lorenzo se centraron fundamentalmente
en los hombres de letras.
Los Papas de la época:
A pesar del brillo de Florencia, Roma se
convierte, desde mediados del siglo XV, en el verdadero centro
cultural de Italia. En el papado se sucede una serie de grandes
pontífices, en general consumados y ambiciosos
políticos, además de hombres extraordinariamente
cultos. La serie se inicia con Nicolás V (1447-1455) y se
prolonga hasta Pablo III (1534-1549)
Nicolás V fue el fundador de la Biblioteca
Vaticana. Pío II era un humanista que recibió tarde
las órdenes sagradas. Continuó la tarea iniciada
por Nicolás V, de reconstruir y fortalecer Roma. Su
pontificado se critica por que se preocupó
fundamentalmente de engrandecer a su familia, ejemplo
que van a seguir otros papas renacentistas, en especial Sixto IV
(1471-1484), Alejandro VI (1492- 1503) de la familia de
los Borgia, padre de César y Lucrecia Borgia y los papas
Médici: León X (1513-1521) y Clemente VII
(1523-1534). Durante el pontificado de Sixto IV llegaron a
Roma los
más notables artistas de Italia: Boticelli, Perugino,
Ghirlandaio, Signorelli, Pinturicchio. Pero frente al
florecimiento cultural y artístico, se acentúa la
relajación moral y
política,
especialmente entre el alto clero, y ello va a dar ocasión
para las grandes crisis
religiosas del siglo XVI y para que Roma sufra
diversas invasiones, que culminarán con su
saqueo.
Filosofía:
- Nace el humanismo:
Durante la Edad Media, la
idea de cristiandad pesó sobre toda la cultura. Pero
con el declinar de ésta, el hombre y
sus creaciones pasaron a ser el centro. Con ello se produjo un
cambio
importante en el modo de pensar, de vivir y de ver el mundo. Se
iniciaba una etapa nueva en la vida de los europeos, que
recibió el nombre de humanismo.
El ser humano se revaloriza: se destaca su inteligencia,
su creación artística, su libertad,
inspirada en la civilización clásica, el mundo
adquiere una fisonomía distinta y todo tiende a
humanizarse.
- Orígenes del humanismo:
El humanismo
nació en Italia en el siglo XIV y los que le dieron vida
fueron dos florentinos, ambos escritores, Petrarca y Boccaccio,
que por esta razón se constituyeron en los precursores del
Renacimiento.
Ambos se dedicaron con entusiasmo al estudio de las obras de la
antigüedad clásica. Obras olvidadas y desconocidas de
esa época las dieron a conocer y resucitaron gran parte
del pasado de la literatura grecorromana;
pero esta pasión por lo antiguo no sólo se
limitó a lo literario, sino que también
abarcó a las artes plásticas, y a la forma de vida
humana, en general.
Francisco Petrarca fue calificado como el padre del
humanismo por
el impulso que dio al redescubrimiento de las letras
clásicas y fue, a la vez, un filólogo (estudioso de
los idiomas y obras literarias, especialmente en su parte
gramatical), que inició la búsqueda de los
manuscritos clásicos descubriendo, entre otras cosas, las
cartas de
Cicerón, que hasta esa fecha eran desconocidas.
También estudió las obras de Horacio y de Virgilio
y escribió en un latín perfecto numerosos poemas y
epístolas, en los que ensalzó a los literatos de la
antigüedad.
Tanto los papas como los principales monarcas de la
época admiraron la labor cultural de este hombre, por lo
que el Senado
de la República de Venecia lo nombró
Ciudadano de Honor y tanto la ciudad de Roma como la Universidad de
París lo premiaron con el estímulo máximo de
ese entonces, la corona de laurel.
Juan Boccaccio, fue contemporáneo de Petrarca y
también escribió numerosas obras en latín,
idioma que dominaba a la perfección, pero no pudo
incursionar en las obras de la antigüedad griega por
desconocer el idioma heleno. Su obra más famosa es el
Decamerón, colección de cien cuentos, en
los que relata los vicios e inmoralidad de esa época. Esta
obra se caracteriza por su estilo, que es la prosa
clásica.
- Influencia griega:
En el siglo XV, el humanismo adquiere real relevancia
con la caída de Constantinopla, el último baluarte
imperial. Luego del ataque de los turcos y la consiguiente
destrucción del imperio bizantino, los eruditos
helénicos abandonaron Constantinopla y buscaron refugio en
las tierras occidentales, especialmente en Italia, país
con el que habían mantenido cordiales relaciones durante
toda la Edad Media. En
este lugar dieron a conocer textos helénicos desconocidos
hasta entonces y enseñaron el idioma griego, ignorado por
completo en occidente.
Este paso es considerado como esencial en el desarrollo y
penetración de la cultura
bizantina en Italia. Se crearon escuelas de estudios griegos y
una de la más importantes fue la de Miguel Crisoloras,
quien junto con enseñar el idioma explicó diversas
obras clásicas, poniendo especial énfasis en
Homero.
También sobresalió Basilio, dirigente de la
Iglesia
Ortodoxa, y que luego de radicarse en Roma abrazó la
religión
católica. Trajo desde Constantinopla más de 800
códices (manuscritos antiguos) griegos y latinos, que
contenían obras de Tácito, de Sófocles y de
Tito Livio. Todos querían leer estos textos y tener acceso
al saber. Y exactamente en este mismo período, con la
invención de la imprenta, se logra la difusión
masiva de la cultura, con textos a bajo costo.
- Erasmo de Rotterdam:
Aunque su fama no ha llegado hasta nuestros días
con la intensidad que se perfiló en su época, fue
el más grande representante del movimiento
humanista, por la trascendencia de su obra. Para empezar a contar
de él, y como dato curioso, el nombre y apellido de Erasmo
resultan de la traducción al latín y al griego,
respectivamente, de Guerrit (Gerardo), que era su nombre
de pila, que viene de la palabra Geeren, que en
holandés significa deseo. En latín desear es
desiderare y en griego es eraomai. De desiderare
eraomai resultó el nombre Desiderio Erasmo, con el que
se le conoce, y que es lo mismo que Deseado.
Erasmo nació en Rotterdam, ciudad holandesa, en
1460; era un hombre de naturaleza
enfermiza y de una inteligencia
penetrante y sutil. Hablaba a la perfección el
latín y el griego, lo que le facilitó enormemente
ampliar su cultura clásica, la que perfeccionó con
sus numerosos viajes por
toda Europa. Su fama
de erudito llegó a tal extremo que Carlos V, emperador de
Alemania y rey
de España,
lo nombró su consejero y todos los príncipes de la
época se disputaban para tenerlo en sus cortes.
El objetivo de
vida de Erasmo era lograr una síntesis armoniosa de todas
las contradicciones que el cerebro humano es
capaz de mantener. Y ante todo era un gran conciliador que odiaba
los extremos de todo tipo. La guerra le
parecía la más grande y poderosa
manifestación de contradicciones interiores e
irreconciliables con la concepción de lo que
constituía un hombre moral y
reflexivo.
Vivía alternando su quehacer entre un país
y otro y jamás se le pudo identificar con un hogar
determinado; por esto se dice de él que fue el primer
europeo consciente y cosmopolita, que no reconocía
superioridades entre una nación y otra. Todos los pueblos
le parecían dignos del mismo afecto y es por esta causa
que preconizaba la unión de todos los hombres de buena
voluntad, de todas las razas, de todos los países, en una
liga de ilustrados y cultos. Al convertir el latín en el
idioma general de los pueblos cultos, los ligó en una
armonía intelectual que traspasó las fronteras.
Este fue el gran valor de
Erasmo de Rotterdam.
Erasmo escribió innumerables obras, entre las que
resaltan los Adagios, colección de sentencias para
uso de los escolares y los Coloquios o conversaciones.
También escribió el Elogio a la locura, obra
que dedicó a su amigo el humanista inglés,
Tomás Moro. En ella hace una crítica a las
costumbres de los contemporáneos, a las supersticiones, a
los prejuicios, a la ignorancia y al fanatismo en todas sus
formas.
También editó obras clásicas como
la Geografía de Ptolomeo y publicó en griego
el Nuevo Testamento, acompañado de una traducción
en latín, cosa que se hacía por primera vez y que
constituyó un acontecimiento literario.
Un nuevo ideal:
El humanismo en Alemania se
remonta a la época de Carlos IV, cuando en esa
época estudiantes alemanes viajaron a Italia a estudiar a
los clásicos. Sebastián Brandt, Jaime Wimpfeling y
Rodolfo Agrícola se unen y este último conduce el
humanismo alemán a su etapa de perfección. Se crean
importantes centros de estudios, resaltó los de Heidelberg
y el de Nuremberg, en Baviera y aquí Juan Muller
formó una notable escuela matemática, astronómica y
cartográfica. En Heidelberg destaca Juan Reuchlin, quien
en Florencia había conocido a Ficino y a Pico de la
Mirándola, también notables humanistas. Reuclin
dedicó toda su actividad a renovar los estudios hebraicos;
fue el fundador de la gramática hebrea
científica
- Humanismo en Francia:
La difusión del humanismo en Francia fue
algo más tarde que en Alemania. La
inauguración del movimiento
humanista en este país se debió a la acción
de Guillermo Fichet, de Saboya. A su regreso de un viaje a
Milán comenzó a editar las obras de los
clásicos latinos y de los humanistas italianos. A Fichet
le sigue quien le constituyó en el verdadero padre del
humanismo francés, Jacobo Lefevre, la
personalidad más vertiginosa de la intelectualidad de
su país en el
Renacimiento.
Lefevre fue humanista más por su búsqueda
de un nuevo ideal filosófico que por su manejo del griego
y del latín. Viajó a Italia y a su regreso
dictó Clases de filosofía en el colegio del
Cardenal Lemoine. Publicó obras como las
Paráfrasis sobre la física, de
Aristóteles y la Introducción a
la metafísica.
Junto a Lafevre resalta en Francia
Guillaume Budé, quien estableció su autoridad de
helenista en el libro Comentarios de la Lengua
Griega. Fundó el Colegio de Francia y
desde el punto de vista religioso estuvo mezclado en las pugnas
que existieron entre los católicos y luteranos.
- El humanismo en Inglaterra:
A fines del siglo XV aparece el Humanismo en Inglaterra,
Erasmo de Rotterdam influyó notablemente en Tomás
Moro, el mayor representante del humanismo inglés.
Tomás Moro escribió Utopía, libro en el
que condensó todo su disgusto por la mezquindad del mundo
que le rodeaba y que se encontraba perturbado por una crisis que
afectaba a las voluntades y llenaba de amargura a
muchos.
Moro, en su libro,
presenta un sueño irrealizable, donde existe un estado
previsor, regido por magistrados elegidos por el pueblo y donde
el trabajo se
organiza. Allí se distribuyen los víveres y los
bienes
producidos por la colectividad.
En su obra, además, comenta que una
legislación liberal evita las discrepancias religiosas
mediante la tolerancia y
aunque la familia
forma el engranaje de la sociedad, se
admite el divorcio para
evitar las incompatibilidades. Tomás Moro, profundamente
católico, compatibilizó su fe con las actividades
políticas, participando en la tarea de
gobierno.
Murió decapitado en 1535, acusado de traición. En
el año 1935 la Iglesia
católica lo canonizó.
- Humanismo en España:
El humanismo penetró en España en
la época de los Reyes Católicos y contó con
el apoyo del Cardenal Francisco Jiménez
Cisneros, confesor de la reina Isabel y consejero de los
monarcas. Este prelado creó la Universidad de
Alcalá de Henares, la que se constituyó en el
centro de los estudios humanistas. Los heruditos estudiaron los
manuscritos de las Sagradas Escrituras y publicaron la llamada
Biblia políglota Complutense. Esta Biblia
contenía el Antiguo Testamento en diferentes idiomas
(caldeo, hebreo, griego y latín) y el Nuevo Testamento en
griego y latín y, además, constaba con un
vocabulario hebreo-caldeo y una gramática hebrea. Esta obra es un verdadero
monumento de la humanística española.
Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives son los
máximos exponentes del Humanismo español. Nebrija
publicó una gramática española, que fue no
solamente la primera editada en España,
sino también la primera en un idioma romance.
Vives, por su parte, conoció a fondo el
latín y escribió sobre filosofía,
teología, moral y
pedagogía. Fue un crítico
científico de los métodos y
normas
vigentes en la enseñanza de esa época. Su obra
más celebrada es Instrucción de la mujer
cristiana, libro que
traza las normas que deben
regular la educación
femenina.
- Maquiavelo:
Dentro de los grandes escritores del Renacimiento
italiano, hay uno en especial que es imposible dejar de mencionar
por la trascendencia de su obra. Es Nicolás Maquiavelo quien
desempeñó importantes cargos en su ciudad natal de
Florencia, siendo enviado a la vez en misiones
diplomáticas a Francia, ante el Papa y el Emperador.
Cuando se retiró de la vida activa escribió sus
grandes obras. La más sobresaliente y que conserva su
importancia hasta el día de hoy, es El
Príncipe, libro que es
un símbolo de la política sin
escrupulos. Maquiavelo
tomó como modelo para
escribir su obra a Cesar Borgia, quien según él
hizo todo lo que un hombre listo y prudente ha de hacer para
asentar sus estados.
En El Príncipe efectuó un minucioso
análisis de los procedimientos
del gobierno. El
tratado mismo, que ha sido considerado como polémico, no
es ni moral ni
inmoral, sino un primer análisis objetivo y
científico de los métodos
que contribuyen a lograr y mantener el poder
político. El detalle minucioso de estos métodos da
al libro cierto
aire de cinismo,
pero contribuye también a hacerlo grande. Las tendencias
personales de Maquiavelo,
según da a entender en su obra, se inclinan hacia la forma
de gobierno
republicano.
Las expresiones maquiavelismo o
maquiavélico que usamos hoy en día vienen
precisamente de Maquiavelo, y se
deben a los consejos que da a los gobernantes para dirigir sus
países. Señala que no deben reparar en principios
morales de ninguna especie, ni tienen por qué distinguir
entre el bien y el mal o entre lo justo e injusto, porque todo
cede frente al provecho del gobierno. Y
precisamente de esto, nació el maquiavelismo.
Ciencia y Tecnología:
- Los primeros pasos:
No
existe una fecha precisa para determinar el inicio del
Renacimiento. Sin embargo, ya a comienzos del siglo XV
encontramos hombres como Fillippo Brunellschi, arquitecto que
construyó la cúpula de la catedral de Florencia y
la iglesia de San
Lorenzo, en la misma ciudad. Lorenzo Ghiberti, por su parte,
pasó a la historia, ya que
realizó magníficos bajorrelieves en bronce en las
puertas del baptisterio de Florencia. Su obra maestra fue
bautizada por el propio Miguel Angel como la Puerta del
Paraíso. Uno de los ayudantes de Ghiberti más tarde
llegó a ser considerado también como un maestro de
la escultura. Se trata de Donato Bardi, más conocido como
Donatello. Este artista, también florentino, fue uno de
los primeros en utilizar modelos vivos
para sus esculturas, con lo que logró darles un gran
realismo.
- Un genio múltiple Leonardo da
Vinci:
Este gran maestro, nacido en Vinci (Italia) el
año 1452, se interesó en prácticamente todo
lo que podía abarcar sus ojos y su mente. Y logró
sobresalir en todas la áreas a las que se dedicó.
Las ciencias, por
ejemplo, le deben grandes estudios. Pero dejemos eso para
más adelante. Por ahora, no referimos principalmente a su
genio artístico.
Para Leonardo, la misión del
artista era explorar el mundo visible con la mayor rigurosidad.
En 1469 se trasladó a Florencia, y fue aprendiz del pintor
y escultor Andrea del Verrocchio. Con miles de ideas
dándole vueltas continuamente en la cabeza, no es de
extrañar que este hombre múltiple nos legara muchas
obras pictóricas acabadas. Se dice que el maestro no
quería que cualquiera pensara que podía ir a
encargarle un cuadro, sin más. Incluso muchas veces
dejó en el aire a sus
clientes, sin
cumplir sus encargos.
Pero en arte, como en
muchas otras cosas, lo importante no es la cantidad, sino la
calidad. Y en
este aspecto, da Vinci fue un ejemplo para sus
contemporáneos y para los creadores posteriores. Uno de
los cuadros más famosos de este maestro es, sin duda, la
Mona Lisa o, dicho en castellano,
Señora Lisa. Es más, muchos consideran que
este es el cuadro más famoso del mundo. Y, en realidad, el
rostro de esta dama florentina ha recorrido la tierra
entera en cientos de afiches, tarjetas postales e
incluso anuncios publicitarios.
Mucho se ha hablado de la enigmática
expresión de este rostro, que a veces parece
sonreír y otras refleja cierta amargura. En realidad, da
Vinci dejó un campo a la imaginación de los
espectadores. Él utilizó brillantemente la
técnica de esfumar y suavizar los colores, quitando
rigidez a los contornos. Y este es el secreto de la Mona Lisa,
cuyos ojos y comisuras de los labios, fundidos con suaves
sombras, adquieren nuevos matices cada vez que los
miramos.
Otra de las grandes creaciones de Leonardo es la
Ultima Cena que, lamentablemente, sufrió Gran
deterioro con el paso de los años. La armonía de
esta obra y la profundidad de la escena fueron producto de un
arduo trabajo. Según se cuenta, en ocasiones Leonardo
pasaba todo un día meditando con el pincel en la mano, sin
decidirse a dar un trazo. Y es que, aparte de la excelencia
técnica, el espíritu plasmado es el que da grandeza
a las obras cumbres del arte.
Mona Lisa
- Un Angel artista Miguel Angel Buonarotti:
"Nada puede el artista concebir, ni puede con la
mente imaginar, que en un mármol no pueda inscribir, la
mano que obedece a mi pensar…", son palabras
atribuidas a Miguel Angel Buonarotti, una de las figuras cumbres
del Renacimiento italiano.
Nacido por el año 1475 en Caprese (Toscana),
Miguel Angel quiso desde muy joven dedicarse a la creación
artística. De nada valieron los discursos,
enojos y hasta golpes que le propinaron para hacerle cambiar de
opinión, él había decidido su camino. Con un
carácter nada angelical y mucha determinación, se
salió con la suya. Su maestría llamó la
atención de los Médici, que lo acogieron en su
palacio, donde pudo desarrollar su talento y descubrió su
pasión por la escultura.
Se cuenta que su nombre se cubrió de fama en
Roma, debido a un episodio bastante particular: aplicando toda su
maestría, imitó una figura de un Cupido dormido y
se la entregó a Baldasare Milanesso. Este señor
cayó en la tentación de hacer una tremenda
pillería. Enterró la figura durante un tiempo y luego la
vendió como si fuera una pieza antigua, a un precio
exorbitante. Claro que, al poco tiempo, el fraude se
descubrió y, aunque suponemos que al burlado comprador no
le hizo ninguna gracia, toda la gente quedó admirada de la
perfección con que la obra había sido
realizada.
Miguel Angel llegó a Roma en 1496. De inmediato
puso manos a la obra, con un vigor impresionante. Fruto de esta
época es el hermoso David que, para muchos, es el
máximo de la perfección. Con algo más de 5
metros de altura (incluyendo la base), este joven de
mármol es el mejor himno de admiración a la belleza
del ser humano. Por ese mismo tiempo, dio forma a La
Piedad, escultura que representa a la Virgen con el cuerpo de
Jesús en sus brazos.
El artista, a esas alturas, ya era sumamente famoso en
Italia. Naturalmente no tardó en convertirse en el
favorito de los papas. Pero, junto a los aplausos también
recibió un peso que muchas veces lo sacó de sus
cabales: encargos y más encargos. El Papa Julio II, le
encomendó realizar una tumba monumental en la
Basílica de San Pedro, que por aquel entonces estaba
remodelando el arquitecto Bramante. Aunque el artista estaba de
lo más entusiasmado, la obra se fue postergando una y otra
vez. Dicen que en esto tuvo que ver el propio arquitecto que,
molesto por la admiración que el papa sentía hacia
Miguel Angel, convenció al pontífice que
construirse una tumba en vida era como tentar al destino. El caso
es que Julio II, le encargó entonces decorar la
bóveda de la Capilla Sixtina, del Vaticano. Esta vez, la
idea no le pareció nada genial a Buonarotti. Él
quería seguir dedicado a la escultura y no le tentaba para
nada ponerse a pintar… y menos en las incómodas
condiciones que imponía la tarea de pintar frescos en el
cielo de una bóveda, sobre un andamio. Esta vez, el papa
fue más testarudo que el propio Miguel Angel, quien tuvo
que aceptar. A pesar de haber emprendido la tarea a
regañadientes, el resultado fue prodigioso.
Una vez finalizada la obra, el artista volvió a
trabajar en las esculturas para la tumba del pontífice.
Por esas cosas del destino, sólo una de ellas ocupó
el lugar para el que fue concebida. Se trata de la solemne
estatua de Moisés, famosa por la expresión de su
rostro.
Entre 1536 y 1531, encontramos a Miguel Angel trabajando
nuevamente en la Capilla Sixtina. Esta vez le tocó hacer
un imponente fresco en la pared tras el altar mayor, en el cual
representó magistralmente El Juicio Final. La
expresividad y el estudio de los cuerpos, patentes en esta obra,
han maravillado a la gente por siglos. Sin embargo, los desnudos
que primitivamente había en la pintura,
causaron polémica entre algunos puritanos. Se relata que
un maestro de ceremonias que visitó la capilla se
escandalizó mucho. En respuesta, Miguel Angel no
encontró nada mejor que incluir a este personaje en la
parte dedicada al infierno.
Miguel Angel, pintor y arquitecto, pero ante todo
escultor apasionado, murió en 1564 legando "su alma a
Dios, su cuerpo a la tierra y su
ropa a los parientes más próximos".
- El Divino Rafael Sanzio:
Por la misma época en que Leonardo y Miguel Angel
competían en fama y maestría en Florencia, un joven
pintor, llamado Rafael Sanzio comenzaba a dar que hablar en la
región de Umbría (al centro de Italia). Desde joven
llamó la atención como un artista promisorio en el
taller del maestro Pietro Perugino. Más tarde se
trasladó a Florencia, donde no era nada fácil
triunfar, ya que había que conquistar un lugar en el campo
donde reinaban dos gigantes del arte. De hecho
muchos artistas jóvenes se descorazonaban de entrada,
sabiendo que sus obras serían comparadas con las del gran
Leonardo. Pero aunque Rafael no poseía los hondos
conocimientos de éste, ni la fuerza de
Miguel Angel, llevaba en la manga su propio as de triunfo: la
dulzura de su carácter, tan diferente a la
personalidad temperamental de los grandes, le hizo ganar la
simpatía de mucha gente… y también la de los
mecenas.
Sus grandes obras son tan dulces y apacibles, que
parecen haber sido pintadas sin ningún esfuerzo. Pero la
aparente sencillez es fruto de un pensamiento
profundo y gran esmero. Ejemplo de esto son sus famosas madonas,
muy admiradas.
Tras su estadía en Florencia, Rafael fue llamado
a Roma, por la misma época en que Miguel Angel trabajaba
en la Capilla Sixtina. Julio II encontró de inmediato una
tarea para el joven Rafael, y lo puso a decorar las paredes de
varias salas del Vaticano. Entre los frescos de estas estancias
figura, por ejemplo, la Escuela de
Atenas, que resume la escuela de la
filosofía magistralmente.
Fue tal la admiración que despertó Rafael
con sus obras, que recibió el apodo de El Divino.
Bajo el papado de León X llegó a ser el verdadero
director de artes en la corte del Vaticano. Pero esta idea llena
de bellezas y triunfos fue bastante breve. En la primavera de
1520, los 37 años de edad, Rafael murió. El
cardenal Bembo, un erudito de la época, inscribió
en su epitafio el sentir de sus admiradores. "Esta es la tumba
de Rafael, en cuya vida la Madre Naturaleza
temió ser vencida por él y a, cuya muerte, ella
también murió".
Con Rafael queda completo el trío de los mayores
exponentes del Renacimiento italiano. Pero eso no significa que
hayan sido los únicos artistas realmente talentosos que
han dejado importantes herencias a la humanidad. En Italia, y
también en otros lugares de Europa, el auge
renacentista hizo florecer tal cantidad de inspirados creadores,
que es prácticamente imposible mencionarlos a todos. Como
botón de muestra diremos
que, entre los pintores flamencos, merece un sitial de honor
Pedro Pablo Rubens. El holandés Rembrandt van Rijn fue,
por su parte, un genio el dominio de la
luz, cuyos
efectos manejó a su antojo en sus pinturas.
En España,
finalmente, surgió la magnífica figura de Domingo
Theotocopuli. Aunque este nombre no diga mucho para algunos, la
cosa cambia al mencionar su seudónimo de El Greco. Este
pintor, inconfundible por sus expresivas figuras alargadas,
nació en Creta pero desarrolló su obra en suelo
español. Fue también en esa tierra donde
el pincel de Diego de Velázquez dio vida a muchas obras
que siguen maravillando al mundo. Este pintor, aparte de manejar
extraordinariamente las luces y el color, tuvo el
mérito de dar cabida a los rasgos "feos" de los seres
humanos en sus pinturas. Es así como en sus retratos prima
la sinceridad y el realismo… y
queda demostrado que un rostro poco agraciado no quita belleza a
una obra de arte.
- La ciencia
moderna:
La ciencia
moderna como hoy la conocemos produjo sus primeras
manifestaciones en la Italia del Renacimiento. Era un mundo
práctico en el cual financieros, mercaderes y artesanos
tenían gran influencia. Entonces no existían
grandes diferencias entre el artista y el artesano y los problemas
técnicos que se presentaban eran de interés
para todos. El artista estudiaba anatomía y
discutía con el médico en su mismo nivel, esta
manera inteligente de afrontar las limitaciones humanas era un
buen camino para vencer las dificultades. La ciencia
aplicada a fines útiles y la fabricación de
aparatos por artesanos bien adiestrados iniciaron la revolución
cultural.
Las
universidades italianas se desarrollaron mucho, y a ella
acudían jóvenes de toda Europa, Copérnico
vino del área del Báltico, Harvey de Inglaterra y
Vesalio de Bélgica. De estos tres hombres,
Copérnico varió la mentalidad de la edad Media al
establecer que al Tierra gira
alrededor del Sol; la Tierra no
era pues el centro del universo.
- Una nueva cosmología:
Poco antes de su muerte,
Copérnico publicó su gran obra En torno a la
revolución
de las esferas celestes, no solo descubrió que la
posición del Sol y de la Tierra eran
totalmente opuestas a lo que se pensaba, sino hizo
hincapié en que las estrellas fijas están a gran
distancia. De repente el universo
apareció inmenso y el hombre y su
viejo mundo quedaron muy pequeños. Ahora el antiguo mundo
de la Astrología y de la fe ciega estaban condenados.
Después del invento holandés del telescopio, los
astrónomos que siguieron, continuaron el trabajo de
observación hasta que se llegó a una
conclusión con Newton.
Tanto Leonardo como Miguel Angel llevaron a cabo
disecciones para estudiar más a fondo la anatomía humana. El
resultado de estos estudios puede verse en los dibujos hechos
con gran exactitud en los cuadernos de Leonardo. Más tarde
apareció un trabajo médico escrito por André
Vesalio, ilustrado con bellos dibujos que
ofrecían testimonio del funcionamiento del cuerpo, y se
llamo La textura del cuerpo
humano. Este libro desterró a Galeno como autoridad
absoluta y preparó el camino del trabajo posterior de
Harvey sobre la circulación de la sangre.
Harvey reunió todo lo que sabía de la
circulación sanguínea, y se dio cuenta de que el
corazón
era semejante a una bomba; la sangre
salía del corazón
por las arterias y volvía a él a través de
las venas. Aunque sin la ayuda de un microscopio este
sistema no
podía observarse. Harvey inyectó colorante en la
circulación para descubrir su sentido. Su libro En
torno al movimiento del
corazón fue la base del progreso futuro en este
terreno.
Arquitectura:
La arquitectura
renacentista brotó del mismo movimiento que
llevó a los estudioso, especialmente florentinos, a buscar
por doquier escritos de antiguos griegos y romanos.
En Italia nunca se aceptó con entusiasmo el
estilo de construcción gótico. Se
adoptó, sin duda, el arco punteado y los métodos
estructurales góticos, pero los constructores italianos
seguían fieles a los ideales del viejo clásico. Por
consiguiente Italia no tardó en abandonar el gótico
e introducir de nuevo el ideal y forma clásicos en le
arte
arquitectónico.
Entre los escritos antiguos que descubrieron y
publicaron en este periodo se hallaban los de un arquitecto
romano que vivió en el siglo I d. C. Vitruvio era su
nombre, había escrito un manual De
architectura en el que defendía la necesidad de
proporción ideal. Creyó que la perfección se
podía conseguir y enseñar, y creó reglas
para guiar a los arquitectos y a los artistas en esta
búsqueda. Vitruvio enseñó que el
círculo y el cuadrado eran dos formas perfectas que
habían de servir de base a todo diseño
aceptable. Por lo tanto los arquitectos renacentistas adoptaron
la cúpula, símbolo además del orden
universal, y recuperaron elementos como los órdenes
griegos clásicos y el frontón.
Las edificaciones del Renacimiento se caracterizan por
construir un conjunto racional, cuyos elementos se hallan
dispuestos según rigurosas normas de
proporción. En lo referente a las iglesias los elementos
formales característicos son la construcción circular coronada por una
cúpula, las ventanas pequeñas rematadas a veces por
un tímpano o rodeadas de pequeñas pilastras y la
división armónica de la superficie de los
muros.
Estos nuevos elementos se encontraron reunidos por
primera vez en las obras de Brunelleschi, autor de la primera
gran cúpula del Renacimiento (catedral de Florencia). En
Florencia hizo también su aparición por vez primera
el palazzo, vivienda particular de un rico burgués,
que expresaba de manera impresionante el orgullo y la fuerza
interior del hombre renacentista.
- Brunelleschi:
Uno de los primeros y más notables arquitectos
renacentistas fue Filippo Brunelleschi, (1377-1446). Tras un
período de estudio en Roma, retorno Florencia,
adoptó las viejas formas clásicas y con ellas
expresó el nuevo espíritu del Renacimiento.
Otorgó nueva vida y carácter de serena simplicidad
a las formas de la antigua arquitectura
romana.
Aunque no llegó a establecer un sistema
teórico, su obra fue motivo de inspiración para
todos los arquitectos posteriores. Entre sus mayores logros se
encuentran las iglesias de Santa María de la Flores y la
del Santo Espíritu, ambas en Florencia.
Albertí:
León bautista Albertí (1404- 1472)
llevó cabo una labor inteligente tanto en el campo
arquitectónico como en el teórico. Su obra magna,
la iglesia de San
Andrés de Matua, fue un modelo para la
arquitectura
religiosa posterior.
Un discípulo de Labertí, Giuliano de
Sangallo, significa, con la construcción de Santa María de las
Cárceles, un momento de transición hacía el
Alto Renacimiento. Ese mismo arquitecto es el autor de la Villa
de los Médici, ejemplo clásico de villa
renacentista, sobria belleza y conjunción en el
paisaje.
- Escuela Manierista:
La característica principal del manierismo,
que se desarrolla a finales del siglo, es la introducción
de la tensión dramática en las, y la
supeditación de la medida a al liberta creativa del
autor.
El principal representante de esta etapa es sin duda el
propio Miguel Ángel, aunque su obra escapa a al
clasificación. La capilla Sixtina, muestra la
diversidad de su genio.
Entre los arquitectos de esta época destaca
también la llamada escuela de
Venecia, cuyos representantes son Giacomo Della Porta y Andrea
Palladio. El estilo de Palladio escapa el manierismo y supone una
elegante combinación de formas clásicas y elementos
decorativos.
Aparte de su obra propia, la importancia de Palladio
radica en su influencia en Europa a través de su obra
Cuatro libros de
arquitectura, que dio origen a un estilo llamado
Palladiano.
Arquitectura renacentista europea:
Francia es el país que antes recibe la influencia
del Renacimiento italiano, y el único que crea un estilo
propio sin injerencias góticas, caracterizado por su
manierismo de formas suaves. El más conocido de los
arquitectos es Philibert Delorme constructor de la s
Tullerias.
En Alemania e
Inglaterra la
supervivencia del gótico hace difícil que se acepte
la arquitectura
italiana; la mayor influencia se revela en los edificios civiles
y en los elemento decorativos. En los países bajos, pese
al desarrollo de
su pintura, la
arquitectura
mantiene también durante largo tiempo las reminiscencias
góticas.
- Escultura:
Florencia fue también parte de la nueva escultura
renacentista, en la que se funden el estilo naturalista
gótico y las normas estrictas
del clasicismo. Los modelos
grecolatinos proporcionan también un interés
por los motivos majestuosos, y favorecen la vuelta a la
valoración al desnudo. El primer gran escultor de esta
época es Lorenzo Ghiberti, autor de las puertas del
Baptisterio de Florencia, que pese a todo no llega a superar por
completo las convenciones del gótico.
- Donatello:
La verdadera ruptura del período medieval con
el Renacimiento
se produjo a principio del siglo XV, y se debe al escultor
Donatello y al pintor Masaccio. Donatello fue uno de los
más grandes artistas de todos los tiempos, su obra, de
múltiples aspectos y su vigor y entusiasmo tan inmensos,
le hicieron penetrar en nuevos terrenos artísticos. En su
David de bronce fue el primero, desde los tiempos
clásicos, en elegir un desnudo para expresar un profundo
significado intelectual. Su escultura ecuestre el
Gattamelata, constituye un triunfo del bronce fundido. La
importancia de Donattello no solo radica en sus soluciones
técnicas, sino en la naturalidad de que dotó a sus
modelos. En
sus últimas obras se trasluce una velada
melancolía.
- Pintura del Renacimiento en Alemania y los
Países Bajos:
Mientras ocurrían grandes cambios del
Renacimiento, centrados en Florencia y Roma, el noroeste de
Europa no había permanecido inactivo. Su centro más
importante fue Flandes (Bélgica actual). Al igual que
Florencia en el sur, las ciudades de Gante y Brujas eran
importantes centros comerciales, en que se reunían
mercaderes y los artistas con mente en los negocios
estaban dispuestos a sacar provecho de los ricos que, como suele
suceder en el Sur, eran los mejores postores.
Los hermanos Van Eyck, Hubert y Jan representaron en
Flandes el mismo papel que
Masaccio en Italia. Su obra más importante fue un retablo,
cuyo tema central se basa en la adoración del cordero
místico, en que el cordero es símbolo de
Jesús. Existen datos de que
Hubert empezó la pintura y a su
muerte Jan la
terminó.
Quizá el más sorprendente y famoso pintor
del norte fue Hyeronimus Bosch, llamado el Bosco cuya
fantasía repleta de las más delirantes e
inverosímiles imágenes
se adelantó a las pinturas surrealistas de nuestros
tiempos. De intención inminentemente moralista, la obra de
este creador se halla poblada de seres oníricos cuya
interpretación simbólica ha sido muy discutida. Un
ejemplo característico es el tríptico de
El jardín de as delicias.
Pieter Brueghel fue otro pintor flamenco capaz de
inventar las fantasías más grotescas y aterradoras,
aunque en sus mejores cuadros plasma a las gentes de su tiempo en
el trabajo o
divirtiéndose. Registró la tosca crudeza de su vida
con tal mezcla de sátira y compasión, de un modo
tan poderosos, que las escenas más cotidianas se hacen
extrañamente memorables.
El pintor alemán más destacado de este
período y también el mejor grabador de madera fue
Albrecht Durero. Se le ha llamado El Leonardo del Norte ya
que al igual que Leonardo estudió todas las
técnicas más representativas.
Bibliografía:
Curso de Historia general; Alvear
Acevedo, Carlos; ed Jus, mexico 1964
Historia Universal; lopez Reyes; ed CECSA, Mexico
1985
Apuntes Temas Selectos de la Filosofía de
la ciencia y
la tecnología, Uriel Nava
Autor:
Uriel Nava, 20 años