La Historia del Hospital Argerich comienza con la
llegada de las primeras expediciones a Buenos Aires, ya
que, como veremos, la Historia del Argerich está ligada a
una zona cuyo crecimiento y desarrollo se
basó en la inmigración, La Boca.
Ese barrio que se formaba junto al Riachuelo supo
representar las ilusiones y esperanzas de trabajadores de todo el
mundo que llegaban a nuestro país y que se quedaban en la
Ciudad de Buenos Aires.
Entonces, podemos decir que el Argerich tiene otra
historia y que ésta comienza prácticamente con la
llegada de los primeros adelantados: Don Pedro de Mendoza y Juan
de Garay.
Vienen a fundar una nueva Ciudad en nombre de los Reyes
de España,
pero tanto Mendoza primero, y luego Garay en segundo
término, tratando de enmendar los fracasos del primero,
han tomado esta empresa de
aventura y conquista a su propio riesgo, la Corona
solo les dará parte de lo que ellos encuentren, si
fracasan nada tendrán. Entonces se deben ocupar de los
navíos, de los elementos que necesiten para tan largo
viaje, de las armas, de sortear
los peligros de la navegación, de la disciplina, de
alimentar a sus hombres, y de la salud… pues para eso
están los médicos, luego los hospitales… y
alrededor de 450 años mas tarde… el Argerich.
Para mejor contar esta historia, o sea, estos 450
años y también nosotros como "adelantados" le
explicaremos como ha sido estructurado este trabajo: En el
comienzo, gracias a la ayuda del Licenciado Ángel
Jankilevich, especialista en historia de la
medicina Argentina, hicimos un breve resumen de los inicios
de la medicina en el
Virreinato del Río de la Plata hasta los albores de los
movimientos de Independencia,
lo que aprovechamos para introducir la figura del Dr. Cosme
Mariano Argerich, indisolublemente ligado a los acontecimientos
de Mayo de 1810 y del pensamiento
revolucionario de la época.
Luego pasamos a explicar los movimientos inmigratorios y
su asentamiento en la zona de la Boca , en este caso recurrimos a
la ayuda, los conocimientos y la generosidad del Sr. Rubén
Granara Insúa, Presidente del Museo Histórico de la
Boca y tres veces Presidente de la República de la Boca,
creemos que gracias a él podemos brindar un claro panorama
de la formación y las principales características
socio-culturales del Barrio.
Así llegamos a 1897, y quien nos motivó
para el camino que emprendimos desde aquí, sin duda alguna
fue el Dr. Edgardo Schapachnik, quien, primero en las reuniones
del Comité de Cultura del
Hospital y luego en charlas personales, no solo despertó
mi interés
hacia esta investigación sinó que fue
extraordinariamente generoso con datos y contactos
sin los cuales este trabajo hubiera sido imposible. La
pasión y amor que tiene
por el Barrio de la boca y por "su Hospital" fueron un incentivo
permanente en mi tarea.
También por influencia del Dr. Schapachnik
conocí por primera vez el viejo Hospital de la Boca de la
calle Pínzón, el día de la visita nos
habíamos citado a las 10 hs. de la mañana y yo era
parte de un grupo de diez
personas que lo querían conocer, llegué puntual
pero el resto del grupo lo hizo mas tarde así que
ingresé solo al viejo edificio y en el momento que
traspasé su portón de hierro supe
que iba a ser atrapado por su pasado, es una sensación que
ya he sentido antes de iniciar otras investigaciones
históricas y es un presentimiento que suele ser verdad y
que incentiva a persistir ante los obstáculos que muchas
veces presenta la complejidad del trabajo.
En este caso, conformando un muy reducido grupo y algo
presionados por los tiempos comenzamos por desempolvar registros y
documentos de
la Legislatura de
la Ciudad de Buenos Aires, del Instituto Histórico de la
Ciudad, de la Biblioteca
Gálvez, de la Biblioteca Joaquin V. González de la
Boca, de las Bibliotecas de la
Facultad de Medicina, de la Asociación Médica
Argentina y del Hospital Argerich, del Museo Mitre, de la
Academia Nacional de Historia, del Archivo General
de la Nación
y de algún otro lugar que seguro nos
olvidamos.
Y no solo hemos rescatado documentos, sino
también un material fotográfico inédito del
pasado del Hospital que merece ser conocido, la etapa de la
Ambulancia a Caballo, de los Pabellones recién construidos
con árboles
a su alrededor y del frente de la Antigua Salita de la Boca con
médicos y enfermeros que conforman una postal detenida en
el tiempo.
Veremos también que, por vaya uno a saber que
extraño mecanismo del destino, por cada pregunta que
contestamos aparecen otras que quedan sin respuesta, son como
eslabones de una interminable cadena que quedan sueltos, pero
nuestra experiencia indica que muchas veces esas lagunas se
completan en otra etapa del camino y de manera mucho más
rica que si quisiéramos hacerlo ya, así que dejemos
esas incógnitas a un costado de la mesa de luz que el tiempo
y una nueva mirada se ocuparán de ellas.
El lector podrá enterarse de que manera la
pequeña salita de primeros
auxilios comienza a atender al público en 1897, al
llegar a 1904 lo invitaremos a hacer una pausa para conocer de
que manera se produce el hecho del cual ahora se conmemoran los
cien años: el ahora; Hospital Vecinal de la Boca pasa a
llamarse Hospital Argerich y juntos nos introducimos en las
curiosas discusiones que culminan en la designación de su
actual nombre.
Entonces este será el momento apropiado para completar
la biografía de quien antes habíamos
comenzado a esbozar su perfil dentro de la historia de la
medicina, nos referimos obviamente al Dr. Cosme Argerich.
Y seguramente los vecinos de la Boca se sentirán
orgullosos de que el nombre del Dr. Argerich sea parte del
hospital y la Comunidad
médica compartirá ese sentimiento y sumará
al mismo la responsabilidad y el compromiso de seguir su
ejemplo el cual fue entregarse con pasión a las causas en
las que uno cree, por eso su compromiso con la formación
médica, con la causa de la libertad y con
el mejoramiento de los hombres en su totalidad.
En esta etapa nuevamente es imposible no agradecer a los
brillantes trabajos de Angel Jankelevich y a los generosos
aportes de Paula Mariel Zabuski y
Anibal Fryc. del
Mercurio de la Salud.
Hemos insertado en este punto una serie de estadísticas de la atención médica del Argerich en esos
años, datos técnicos que, como sucede siempre con
los datos, resultan algo aburridos pero nos pareció que
sería útil compilarlos en este trabajo antes que el
tiempo dificultara poder
encontrarlos nuevamente. Si uno apela a la paciencia, les presta
atención y los compara con datos de la actualidad
comprenderá mejor esas épocas y las decisiones que
se tomaban .
También rescatamos los nombres de muchos de los
profesionales que prestaron servicios en
la institución durante las décadas del 30 y del 40
y que deben estar todavía en la memoria de
los mayores.
En otras etapas el lector encontrará testimonios
donde se cuentan anécdotas de muchas de las personas que
se nombran y que permiten conocer facetas muy ricas de sus
personalidades.
Después, nuevamente nos ayuda Rubén
Insúa para conocer como era la relación del
Hospital con la comunidad en sus inicios, los problemas
sociales de la zona, y los benefactores de la
Institución, entre los que se destaca desde luego el
Maestro Benito Quinquela Martín pero que a fuerza de
sinceros conforman una lista afortunadamente
interminable.
En la actualidad es la Sra. Clara Alonso la responsable
de dirigir y coordinar los esfuerzos de la Asociación
Cooperadora del Hospital, gracias a su generosidad pudimos
acceder a registros inéditos de gran valor para
nuestra investigación y cuya lectura
provoca no poca emoción.
Era realmente una obligación moral que
cumplimos con gran satisfacción poder entrevistar a
Antonio Yacarino quien nos relató las divertidas
anécdotas de los médicos en el Bodegón
Yacarino, bar de su padre que funcionaba en la esquina del
primitivo Hospital pero que era el refugio infaltable de los
profesionales con la excusa de sobrellevar el stress
cotidiano.
Luego recorremos las primeras décadas del
Argerich en la Calle Pinzón gracias a los recuerdos que la
exquisita sensibilidad y el humor del Dr. Rubén Nemirovsky
nos dejara en su libro sobre el
Hospital, estos recuerdos fueron completados por el Dr. Goldvarg
que con sus casi 90 años nos revivió su paso por el
"viejo Hospital Argerich de la Calle Pinzón" con una
pincelada muy especial de amor, cariño por esa etapa de
mucho esfuerzo pero que también tuvo el color humano de
una de inocente picardía.
Llegamos entonces a la mudanza a Almirante Brown, un
salto a la modernidad no
exento de luchas para recuperar el Argerich que parecía
perdido. Aquí los diarios de la época, los
registros de periódicos médicos y nuevamente la
memoria de
vecinos e instituciones
de la Boca nos han ayudado ha reconstruir los sucesos que se
dieron de 1940 a 1946 y que unieron al Barrio en defensa de "su
hospital".
Finalmente nos acercaremos al presente, a la etapa de
consolidación y de reconocimiento nacional e
internacional, el Hospital Argerich, el de la atención
clínica cotidiana a los vecinos del Barrio pero
también, ahora, el Hospital de Alta Complejidad a la
vanguardia de
las prácticas médicas de última
generación y de la investigación científica.
Es también la etapa de una responsabilidad
diferente producto de
haber sido elegidos como el Hospital Presidencial pero sin
descuidar el compromiso con la salud de la Comunidad y con el
futuro.
……………………………………..
Lunes 24 de Noviembre del 2003
Diario Clarín
" Seguramente, ningún inmigrante italiano del
puñado que fundó en 1897 la Unidad Sanitaria de La
Boca haya imaginado que alguna vez un presidente de la Nación
la usaría como sanatorio de cabecera. Un siglo y
seis años después, aquella salita de barrio se
convirtió en el Argerich, el hospital público de
mayor complejidad del país y uno de los mejores de
Latinoamérica. Ahora también va a
ser el sello sanitario de la gestión K:
el presidente Néstor Kirchner lo eligió para
atenderse, en caso de necesitarlo, hasta que termine su gestión
en 2007…"
……………………………………….
Podríamos agregar que muchas
cosas han pasado en estos aproximadamente 400 años desde
las primeras preocupaciones de los vecinos cuando la Ciudad no
contaba aún con 1000 habitantes hasta la decisión
de convertir al Argerich en el Hospital responsable de la salud
del Presidente.
De esto trata este libro: rescatar los
inicios del Hospital Argerich, contar cómo se vivía
y cómo se cuidaba la salud de los vecinos en las
épocas en que el Hospital Vecinal de la Boca comienza a
brindar servicios, su inserción comunitaria y su
designación como "Hospital Dr. Cosme Argerich", su nueva
ubicación y las anécdotas y recuerdos que unen la
pequeña salita de la calle Pínzón con el
actual edificio de la Avenida Almirante Brown.
Cuando se cotejan los documentos
legislativos y municipales con las publicaciones y diarios de la
época y cuando se escuchan los testimonios que
espontáneamente historiadores amigos, vecinos de la Boca y
los médicos nos brindaban, se llega a la conclusión
de que el camino que ha recorrido el Hospital no ha sido
fácil y hubiera sido imposible sin la valentía y
generosidad de lo que podríamos llamar la comunidad
hospitalaria.
Desde sus inicios el Argerich tuvo que
pelear por su espacio y en muchas ocasiones fue rescatado del
peligro por vecinos a veces anónimos y a veces ilustres
como Quinquela Martín, por legisladores que podían
dudar pero finalmente encontraban la firmeza que sus legislados
les exigían, y por los miembros médicos y no
médicos del propio hospital que habían tejido una
relación de afecto, compromiso y solidaridad con
el barrio y con quienes requerían de su
auxilio.
En este libro el lector
encontrará también anécdotas que hoy le
parecerán absurdas y risueñas: curiosidades de
cómo se practicaba el arte de curar en
una época lejana que quizás despierten en él
una sonrisa, pero que seguramente también evocarán
recuerdos emotivos de sus mayores y de las creencias y
hábitos con que enfrentaban las enfermedades en otros
tiempos.
Estamos seguros que se
sorprenderá con muchos de los datos y documentos que
aquí le presentamos: en muchos casos hemos preferido
citarlos en forma textual y con las referencias necesarias para
que pueda cotejarlos si quisiera hacerlo. La lectura
atenta de los mismos no sólo no lo librarán de la
incredulidad sino que quedará atrapado en una historia
apasionante: la historia de cómo una comunidad ha
enfrentado el sufrimiento, la historia de la Ciencia, la
Tecnología
y el
Conocimiento como armas de médicos, auxiliares y
personal del
Hospital Argerich, pero también historias de solidaridad,
de pasión y muchas veces del sacrificio de la propia
vida.
Lo invitamos a disfrutar y recorrer este
camino hacia el pasado para compartir la alegría de los
cien años del Hospital Argerich.
A modo de rápido avance de nuestro trabajo van
estos adelantos de algunos capítulos del libro los cuales
iniciamos con una entrevista a
su actual Director, el Dr. Nestor Hernández.
Pero, de manera que parecerá paradójica,
comenzamos este trabajo de historia tratando de conocer un suceso
reciente en el tiempo.
Nos referimos a la decisión del Presidente de la
Nación , el Dr. Nestor Kirchner en cual designó al
Hospital Argerich para atender su salud y la de su familia. A
nuestro entender este no es un dato menor y quienes conforman el
Hospital saben que esta responsabilidad es el resultado de una
larga trayectoria que trataremos de contar pero que
podríamos resumir como ¨cien años de compromiso
con la salud".
El Dr. Hernández ejerce en la actualidad el cargo
de director Hospital Argerich, en ese momento era el Sub-director
y la dirección era ejercida por el Dr. Donato
Spacavento, ambos se enteran de la decisión presidencial a
través del Dr. Bollomo, médico personal del
Presidente, quien les expresa que en función
del interés y de la confianza del mismo en la Salud
Pública y merced que el grupo de médicos que lo
asesoraba le había indicado que en el Hospital Argerich
podía encontrar una excelente respuesta a cualquier
requerimiento para el cuidado de la salud de los miembros del
Poder
Ejecutivo decide asignarle esa responsabilidad.
El Dr. Hernández se formó dentro de la
órbita de la Salud Pública por lo que la noticia lo
llenó de orgullo y considera que el mismo debe ser
extensivo a todos los médicos de los Hospitales
Públicos, " el Argerich es en
este caso es el estandarte y el ejemplo de otros hospitales pues
muestra donde
se puede llegar en base al esfuerzo, a la capacitación y a la superación
personal.
Hoy en el Argerich se realizan
trasplantes cardíacos, hepáticos, renales, se hace
la cirugía de más alta complejidad en el
país, y a la vez cuenta con profesionales que son
Profesores Titulares de las Cátedras más
prestigiosas por lo que, junto con el Hospital, son referentes
nacionales e internacionales y Presidentes de Congresos que
reúnen a los médicos más importantes del
Mundo. Y obviamente esto es así gracias al esfuerzo de la
comunidad médica de este centro en pos de una idea y esta
es que el Hospital Público debe ser la Primer Referencia
en el Tema de la Salud y donde se encuentren los profesionales
mas capacitados a disposición de la población, este es un compromiso que toman
todos los médicos de esta institución.
Por eso el slogan que nos representa a
todos, a médicos y no médicos del Hospital
Argerich, en estos cien años; " comprometidos con la Salud
Pública ".
Finalmente se concreta la propuesta
presidencial con el acondicionamiento de un sector para que pueda
brindar la seguridad que el
primer mandatario debe tener, y con la atención similar a
la que recibe cualquier ciudadano con la única diferencia
de que goza con la mayor flexibilidad para cubrir las distintas
alternativas de un tratamiento y la vez con comodidades para
permitirle seguir ejerciendo las responsabilidades de su
cargo.
En el Argerich siempre fue importante la
superación profesional y de servicios y siempre
contó con grandes profesores para lograr la mejor
capacitación.
El Hospital siempre fue referencia en
Cirugía, en Cardiología, en Tocoginecología.
La guardia siempre fue reconocida por la cantidad de pacientes
que atiende y por la calidad de esa
atención.
Es de destacar el cambio que se
produce en el Hospital a partir de la década del 60 con la
creación de las residencias, esto provoca un mejoramiento
extraordinario en la formación médica. La
Secretaría de Salud del Gobierno de la
Ciudad supo apreciar las posibilidades que brindaba esta
reorganización y su apoyo permitió el beneficio en
la capacitación profesional hospitalaria y por ende en la
atención de la población. Y el Argerich siempre fue
un Hospital Escuela de
excelencia que exigía para ingresar el mayor esfuerzo y
los mejores promedios lo que permitió su
jerarquización y su permanente superación y lo
distinguió con el reconocimiento de los Hospitales de la
Argentina.
La actividad del Hospital empieza a
tener mayor trascendencia a fines de los 80, ya que a partir de
la conformación del área de diálisis
comienzan a realizarse los trasplantes renales, allí la
labor del hospital toma notoriedad y luego siguen los trasplantes
hepáticos y los cardíacos. También el
área de cirugía cardiovascular es líder
en el área, un servicio de
cirugía formada con procedimientos y
equipamiento de última generación, el hospital
también es centro de referencia en otras áreas
médicas entre las cuales se destacan cirugía
ileopancreática y diagnósticos y tratamientos
hemodinamicos.
A todo esto se suma un
completísimo equipamiento de avanzada entre los que se
destacan los de tomografía helicoidal, resonancia nuclear
magnética, ecógrafos de
última generación y cámara gamma.
En el futuro el Hospital Argerich
seguramente consolidará su posición como espacio de
referencia para Medicina de Alta Complejidad fundamentalmente en
las áreas quirúrgicas donde se destaca como
Hospital de Avanzada y hará aún mas firme su
compromiso con la salud pública de los
argentinos"
CAPITULO 1
Los comienzos de
la medicina o algo parecido en el Virreynato del Río de la
Plata.
La idea de hospitales como lugar de atención de
los enfermos no tiene un significado unívoco, ni siquiera
será igual en el Viejo Continente que en las nuevas
regiones de América, así que para entender un
poco mejor el sentido y funciones del
Hospital moderno y como estas fueron cambiando a medida que la
sociedad
también cambiaba decidimos empezar con un breve recorrido
por la historia de la ciudad de Buenos Aires.
Sucede que, en 1536, Pedro de Mendoza se pone de acuerdo
con el Rey de España y decide venir a estas tierras a
fundar la ciudad de Santa María de los Buenos Aires , trae
a Hernando de Zamora, médico personal del adelantado quien
se decía cirujano de su majestad, ser cirujanos en esa
época no era garantía de nada, digamos que ahora
tampoco pero en esa época menos, había Doctores
recibidos en prestigiosas universidades europeas pero no era este
el caso de los primeros cirujanos que vinieron a estas tierras
.
Mendoza le promete fama y fortuna, pero como Zamora no
se decide le ofrece también 50.000 maravedíes como
honorarios, no hubo ni lo uno ni lo otro y el pobre Dr. Zamora se
pasó años reclamando su dinero a quien
quisiera escucharlo pero con escasa suerte.
Por lo que sabemos don Pedro de Mendoza, el 2 de febrero
de 1536, funda la Ciudad de Santa María de Buenos Aires,
muy cerca de la Boca, se cree que se asentó en la zona
cercana a Parque Lezama, así que es razonable pensar que
habrá pisado los terrenos del hospital hace mas de 400
años y que Mendoza habrá quedado bastante
preocupado ya que el mismo todavía no estaba construido y
era bien poca la confianza que este tenía sobre su
médico personal. Esta situación, la naturaleza
poco amigable de los indios y seguramente las discusiones con su
"médico" minaron su salud. Y como cinco siglos era mucho
tiempo para esperar un turno en el Argerich decidió volver
a España, cosa que hizo apenas a tiempo para
morir.
Otros médicos que también hubo en la zona
fueron Sebastián León y Blas de Testanova : no
queda claro si vinieron a ejercer el arte de curar o en pos de
fortuna y aventura, ya hay testimonios de sus quejas por la
miseria que que pasaban, es probable que hayan pensado que muy
rápidamente se harían de oro y plata
pero esta no era la realidad del Río de la Plata, y al
igual que sus potenciales pacientes debían tomar la azada
y la espada para sobrevivir mientras hacían uno que otro
sangrado y ponían unas que otras ventosas, es de creer que
al poco tiempo tomaban conciencia estos
viajes al
nuevo mundo eran un desafío en el que muchas veces se
perdía la vida.
. Pues bien, como es sabido, Mendoza regresa a
España y sus hombres se dispersan principalmente hacia el
norte así que su esfuerzo ha terminado en un
fracaso.
Tanto Pedro de Mendoza como su predecesor harán
acuerdos con el Rey que se llamaban Capitulaciones, por medio de
las mismas el Rey autoriza la realización de la
expedición, da al responsable el poder y autoridad para
realizarla, le indica los límites de
su poder y que actos deberá cumplir durante su tarea.
Así mismo se fijaban porcentajes de las utilidades que
habría para cada uno pero quedaba claro que el
expedicionario y sus hombres arriesgaban su capital y sus
vidas y si no conseguían o conquistaban nada, nada ganaban
y nada se llevaban más debían pagar todos los
gastos
ocasionados por la aventura.
En líneas generales eso dicen las capitulaciones,
mas allá de una serie de indicaciones y ordenes que se
cumplían y controlaban de acuerdo a las
circunstancias.
A Juan de Garay le corresponde el segundo intento, como
veremos hay una serie de ordenanzas y decretos sobre el
establecimientos de hospitales a fin de brindar asistencia a
pobres y necesitados, Angel Jankilevich, merced a un riguroso
trabajo de investigación ensaya una explicación de
lo sucedido y porqué Buenos Aires tarda en tener su
hospital.
"…llama la atención que un
fundador de pueblos como Garay, no hubiera traído
algún licenciado, cirujano o sangrador, cuanto menos civil
o religioso, ya que algunos misioneros ejercían la
medicina con verdadero acierto, tampoco hubo sacerdote alguno
destinado a la nueva población, nació pues la
ciudad de Buenos Aires, sin tener médicos, boticario, ni
cura, trinidad infaltable en todo pueblo de habla hispana.
"
" Ley 1 de las
Leyes de
Indias del 7 de Octubre de 1541
Que se funden hospitales en todos los
pueblos de Españoles e Indios.
Encargamos y mandamos a nuestros
Virreyes, Audiencias y Gobernadores, que con especial cuidado
provean, que en todos los pueblos de Españoles e Indios de
provincias y jurisdicciones, se funden hospitales donde sean
curados los pobres enfermos, y se ejercite la caridad
cristiana…".
En los comienzos de 1580 Juan de Garay intenta una nueva
Fundación, no trae médicos, pero cuando ordena la
ciudad en manzanas elige una para un futuro hospital. Este
hospital va a estar regido por el Cabildo por
administradores nombrados por el Cabildo y a pesar de que las
órdenes para construir hospitales eran órdenes
reales quienes eran responsables económicos de su construcción y mantenimiento
eran los pobladores a través del órgano de gobierno
de ellos o sea el Cabildo.
Llama la atención la similitud con la
época actual en cuanto a responsabilidades y organización médica de la Ciudad, y
no es esto un juicio de valor, solo una observación sobre un hecho que por lo menos
debería mover a la reflexión.
Esto da a lugar que; al ser pequeña las
cantidades de vecinos, a que la salud era relativamente buena, a
que los recursos eran
escasos y a que las costumbres hacían que fuese suficiente
con algún "médico" que concurriera a la casa del
enfermo a realizar curaciones que no se sentía la
necesidad imperiosa de construir el hospital.
Para los vecinos: los cirujanos. Para
los humildes y necesitados…
" El 11 de Noviembre de 1614, con motivo
del solemne traslado de la imagen del Santo
de San Martín desde la Iglesia Mayor
hasta el hospital, situado en el cruce de las actuales calles
México y
Defensa ( en la manzana que completaban Balcarce y Chile) se
inaugura oficialmente el Primer Hospital de Buenos Aires, para
beneficio de los 930 habitantes con que contaba la ciudad en eso
momento…"
Así que finalmente se designa un hospital, aunque
sea en otra manzana de la acordada inicialmente.
En la misma época el Cabildo contrata con una muy
buena asignación a Manuel Álvarez como "zurujano"
de los españoles ya que esta tarea las personas pudientes
preferían que se realizara en sus casas. El hospital
estaba pensado como lugar de estadía de soldados heridos,
pobres, indios o enfermos que carecían de sustento, pero
en todo caso personas a las que no consideraban como formando
parte del mismo vecindario.
Creemos que José
Ingenieros, gracias al el estilo irónico de su pluma y
a una excelente y bien documentada investigación hace una
excelente descripción de la situación en
Buenos Aires en ese momento:
" En enero de 1605, se presentó
al Cabildo el sujeto Manuel Álvarez, "Médico
Zurujano esamynado", ofreciendo sus servicios por un salario anual que
pagarían a escote los vecinos; el Cabildo cerró con
él formal contrato el 7 de
marzo, obligándose Álvarez a servir "en esta ciudad
a toda ella, a los vezinos y moradores y yndios esclavos dellos,
en todas sus enfermedades que tubiesen de cualquier género que
fuesen y sangrarlos y ventosearlos, pagándole el
estipendio que buenamente fuesen para su sustento", aparte del
salario anual que el Cabildo le pagaría en frutos del
país (I, 120 y 127). El incauto sangrador intentó
ausentarse a los dos meses, pero el Cabildo le ordenó
permanecer en la ciudad, por el año de su contrata (I,
137); no lograba Álvarez cobrar su estipendio,
reclamándolo en vano el 11 de julio (I, 147), y volviendo
a reclamarlo el 27 de febrero de 1606 (I, 187).
Desapareció de la ciudad, y en diciembre de 1608, el
Procurador General pidió al Cabildo que "al vien de los
vezinos y rrepública, convenía se asalariase a
Francisco Bernardo Jijón, médico que reside en esta
ciudad por tiempo de un año" (II, 113). A poco de atender
su tareas, advirtió Jijón que le era imposible
vencer la competencia de
los frailes y curanderos, que le disputaban la clientela; Juan
Cordero, Francisco de Villabánez, Jerónimo de
Miranda y Francisco Bernardo, curaban "de zixuxía y
medizina" sin haber presentado sus cartas de examen
ni pedido licencia. El 30 de marzo de 1609, el Cabildo
defirió a las quejas de, Jijón y los conminó
a presentar sus títulos y justificaciones (II, 150). El 13
de abril exhibió Jijón los suyos, que eran muy
buenos, y el Cabildo los aprobó; pero le haría poca
gracia el ver que en la misma sección autorizó al
"herrador y albeitar", Juan Cordero Margallo, para que "cure
lamparones", enfermedad en que le consideró especialista
(II, 251). Se habría marchado Jijón, que estaba en
la ciudad por un año, cuando el Cabildo entró en
alarmas, porque amenazaba ausentarse al Brasil el
"barbero y zurujano" Antonio Navarro, desamparando a los que
precisaran de sus lancetas y sanguijuelas; y en el acuerdo del 9
de enero de 1612, resolvió obligarlo a quedar, pidiendo al
Gobernador que le impidiera embarcarse (II, 414). Así
vivía la aldea, sin más médico ni botica que
algún arribado con las tropas o en buque de registro, no
hallando modo de conseguir que ninguno permaneciera; y era tal la
común pobreza, que los
mismos sangradores y ventoseros que por acá llegaban,
huían hacia el Perú o el Brasil, en busca de mejor
acomodo. Sólo curandeaba algún pícaro, y de
tiempo en tiempo el Cabildo necesitaba conminar a los fingidos
"zurujanos", para que presentaran sus títulos y pidiesen
licencias, lo que bastaba para ahuyentarlos (III, 32).
El Hospital San Martín, formado en 1611, seguía sin
enfermos y quemando cera en la capilla, consagrada a Nuestra
Señora de Copa Cabana; sólo algún infeliz se
atrevía a refugiarse en él, seguro de no hallar
quien le asistiera, ni con qué. El vecindario creyó
que mejoraría su situación cuando llegó a la
ciudad un franciscano, Fray Polaino, que parecía estar
examinado en medicina y cirugía, titulándose
"especialista en ebacuaciones". Venía de España y
pidió licencia al Cabildo para curar, la que le fue
acordada el 24 de febrero de 1620; al mismo tiempo se
acordó tratar con él sobre el tiempo que
podría quedarse en la ciudad para asistir a los enfermos
(IV, 360). Le prometieron buscar algunas limosnas "para las
medicinas"; y como se cumpliría con él lo mismo que
con su antecesores, Fray Polaino dejó la aldea en busca de
mejor suerte."
Responsabilidad del Cabildo en el cuidado de la
Salud
Los vecinos de Buenos Aires, estaban remisos a realizar
los gastos que resultaban del mantenimiento de un hospital cuando
los recursos y la población todavía eran escasos
pero por otro lado ocuparse de la salud pública no era un
tema que preocupara a la Corona.
Pero si es importante como antecedente de la
situación sanitaria actual que la institución que
pasaba a hacerse cargo de estos temas era el Cabildo, que no
sólo no representaba a las autoridades de la Colonia sino
que era el órgano de poder de los vecinos que representaba
la descentralización del poder de la Corona y
que incluso con el correr del tiempo la autonomía se
transforma en oposición así que comienza a
destituir virreyes para cambiarlos por otros y finalmente,
durante los sucesos de Mayo, los cambia por un gobierno
independiente de España.
En esos años el Cabildo regula con distintos
individuos las autorizaciones para que estos " practiquen el
arte de curar ya sea con ventosas, sangrados y otros menesteres
que fueran necesarios." . Y el Cabildo debió recurrir
a lo que sería una primitiva mutualización para que
los vecinos aportaran una cantidad de bienes y
dineros para los médicos a fin de que estos prestaran
atención a ellos y sus familias.
Mientras tanto el Hospital presta atención solo
con una especie de encargado o enfermero.
En 1634, con la ciudad en camino de contar con 2000
vecinos, Fray Alonso de Benavides Cadena, Vicario Provincial de
la Orden San Juan de Dios, trata de llegar a un acuerdo con el
Cabildo para traer religiosos al hospital a fin de mejorar las
tareas asistenciales, pero la Corona le niega autorización
al Cabildo para que se entregara o se construyera un nuevo
Hospital con dinero de la Hacienda Real y que en todo caso
encontraran la forma de mejorar la atención sin afectar
sus recursos.
En 1642 se derrumba el pequeño rancho de paja y
adobe donde funcionaba el Hospital San Martín y es
reconstruido para uso de soldados accidentados y presos enfermos
y sanos.
En 1663, con 3000 habitantes en Buenos Aires, asume
José Martínez de Salazar con intenciones de cuidar
los intereses de las autoridades de la Colonia luchando contra el
contrabando,
para esto debe acrecentar la guarnición y por lo tanto
ocuparse del Hospital que formaba parte de las estructuras y
necesidades militares.
Salazar escribe al Rey solicitando su ayuda para
implementar una reestructuración completa de la
atención sanitaria, pedía enfermeros, cirujanos y
hermanos de la Orden de San Juan de Dios, quería lograr
una solución más integral al problema.
Pretendía transformar el Hospital Militar en General y
obtener el apoyo de la población.
En su pedido detalla incluso las necesidades materiales, (
2 cajas de medicinas y cirugía, sábanas, mantas, y
el personal: un sacerdote, 2 cirujanos, practicantes y un
enfermero).
En 1665 el Consejo Real le niega autorización
para llevar adelante su emprendimiento, en 1667 Salazar, con el
apoyo del Cabildo, insiste con un informe que
sorprende con el detalle que ha planificado todos los aspectos de
su propuesta
El Consejo de su Majestad responde que no consideraba
oportuno tomar ingerencia en el asunto y recomendaba resolver las
cosas conforme a los propios recursos y posibilidades de la
ciudad.
De allí en mas el Hospital pasaría a ser
casa de religiosos y luego nuevamente hospital, de acuerdo a los
gobiernos de turno de la Ciudad.
De alguna manera nos parece necesario citar estos
antecedentes generales sobre los orígenes de la
organización para la atención de la salud de la
población y la relación de los Hospitales con la
comunidad. En la etapa histórica que estamos considerando
los vecinos de Buenos Aires veían en el Hospital parte del
aparato y el poder colonial y de su poder económico
policial al controlar el puerto, por lo que la opinión
pública se sumaba a la idea de suprimirlo como
institución. El Obispo de Buenos Aires en una carta de Enero de
1692 dirigida al Rey, plantea la inutilidad del hospital del cual
dice los vecinos desconfían y en su defecto defiende la
caridad con que se aplica la medicina
casera.
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Roberto Litvachkes