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Pensar la política




Enviado por yaryarheber



    1. ¿Qué significa
      hoy pensar la política?
    2. Palabra clave
      (metapolítica): Más allá de los esquemas
      binarios
    3. Filosofía
      política o pensamiento sobre la
      política
    4. Política: una
      hipótesis de interpretación
    5. Pensar la
      política

    INTRODUCCIÓN

    La política ha tomado
    nuevos cauces después de la segunda guerra
    mundial. Los regímenes políticos y la nueva
    geografía
    política renovaron el pensamiento
    social haciendo del armamentismo la herramienta dominante que,
    junto con los nuevos enfoques gubernamentales, han dado pie a la
    creación de economías de guerra en un
    mundo donde la capacidad de violencia
    representa el poder.

    La modernización se diluye así entre las
    decisiones de los hombres de poder, siendo cuestionada en su
    legitimidad y su vanagloriada democracia. La
    libertad
    pasó de ser un ideal a una utopía cada vez
    más lejana. Las fronteras se volvieron líneas de
    miedo, a la par los distintos modos de
    producción dividieron al mundo creando sociedades
    indiferentes a la existencia de otras en ambos polos del
    planeta.

    En todo este embrollo, la política parecía
    desvanecerse en su utilidad
    histórica y mediática como factor de entendimiento
    y valorización del ser humano en su esencia.

    Con el advenimiento de las nuevas técnicas
    de conciliación dominadas por el proceso
    económico, la sustitución de la política
    parecía irremediable; sin embargo, el ser humano dentro de
    su naturaleza
    siempre necesitará de la política puesto que
    ésta implica el razonamiento social, cultural,
    étnico y religioso para permitir una convivencia si no del
    todo cordial, cuando menos que fortalezca los valores
    filosóficos del individuo. La
    catalogación de la política como mediación
    del conflicto
    suscitó elementos explosivos dentro del entorno mundial,
    ya que la diferencia de intereses no permitió que la
    política realizara precisamente su labor, la
    mediación
    .

    En una época en la que la producción en masa supera cualquier
    interés, ya sea individual o colectivo, la
    pérdida de la relación tiempo-espacio
    ha trastornado toda comprensión posible de la sociedad,
    llegando a perder el significado de la existencia que provoca
    fenómenos aún más complejos que los
    orígenes de la separación mundial. La
    cuestión aquí es si tenemos la capacidad de
    encontrar de nuevo la coyuntura de la política con el
    presente, sustentando ésta relación en sus formas
    puras que nos permitan redimensionar a la sociedad en su justa
    interpretación cultural. Hemos perdido el
    vínculo entre perspectiva y expectativa.

    La perspectiva se puede estructurar a partir del
    conocimiento
    de la historia, ya
    que los hechos pasados nos permiten reconsiderar las dimensiones
    que pueden alcanzar nuestras decisiones. La expectativa es la
    reflexión positiva de este conocimiento
    perspectivo.

    La disyuntiva entre pensamiento y experiencia, nos
    mantiene alejados de la realidad y nuestra conciencia se ha
    cerrado a toda tendencia que permita recuperar la
    dimensión real del entendimiento. Por si fuera poco,
    el lenguaje
    también se ha limitado al conocimiento inmediato dejando
    para lo posterior el análisis creativo de los hechos.

    En el presente trabajo no
    pretendemos de ninguna forma plasmar las directrices del
    pensamiento político contemporáneo. Sencillamente,
    es un ejercicio de reflexión que aporte elementos
    suficientes y eficientes para comprender cuáles han sido
    los pensamientos predominantes principalmente en el mundo
    occidental. Conocer las circunstancias condicionantes de la
    evolución de las sociedades y proponer la
    continuidad practicando las enseñanzas de los pensadores
    filosóficos contemporáneos como son Weber,
    Marx, Bobbio,
    etc. complementándolo con los clásicos de Aristóteles y Sócrates
    para recuperar la visión del punto de fuga de la
    política, con la ubicación del tiempo-espacio
    comprendiendo su función
    más allá de la relación
    política-Estado para
    dejar a un lado la individualización del mundo, creando
    una relación crítica
    de estudio y la reconstrucción del conocimiento
    político.

    ¿QUÉ SIGNIFICA HOY PENSAR LA
    POLÍTICA?

    Biagio de Giovanni

    La política parece que ha perdido el rumbo para
    producir ideas, con pronunciamientos tan ligeros como imprecisos
    resulta un elemento peligroso para la estabilidad social. La
    identificación del Estado previsto por la política
    ha dejado de ser garantía o proyecto. La base
    fundamental de la política como garante de la constitución del Estado moderno se ha
    reducido al mero acto de toma de
    decisiones basadas en ideas y sensaciones abstractas que han
    hecho que el tiempo político se vea reducido.

    Paralelamente a éste fenómeno, la
    relación entre cultura y
    política, que también se considera sustentable para
    la existencia del Estado, ha perdido rasgos de identidad ante
    el voraz crecimiento del mercantilismo
    mundial originando con ello la consecuente pérdida de
    identidad y el desgarramiento de la unidad nacional, ante el
    embate de hábitos externos de condicionamiento
    político y social.

    Quedan como reductos los pueblos autóctonos que
    se niegan a insertarse dentro del nuevo orden mundial, que
    consientes de su debilidad y vulnerabilidad, han cerrado sus
    puertas a todo aquello que no acate sus mandatos regionales. Como
    consecuencia de esta carencia de objetividad, la cultura
    política se ha concentrado en localidades inertes al
    desarrollo y
    convivencia humana. Simplemente se ha observado el interés
    comercial sin considerar al ser humano como parte vital del
    proceso evolutivo natural.

    La política ha perdido forma ante la
    facilidad con la que en tiempos modernos cualquier
    persona opina
    sobre política y lo que es más preocupante, sus
    opiniones son escuchadas y llevadas a las mesas públicas.
    El conocer cierto ámbito de convivencia social no quiere
    decir que tenemos la capacidad de hacer política. Entramos
    entonces en una retrospectiva que provoca la pérdida del
    valor de la
    política, llevando su entendimiento hacia lo
    impolítico.

    La política se llena de teoría
    que puede ser interpretada de formas tan diversas como actores
    políticos y tendencias se encuentren en la arena
    política. La calificación de legítima
    depende entonces del consentimiento de un sector incapaz de
    resolver la disyuntiva social y que pretende adecuar al acto
    político y someterlo al desconocimiento de la esencia
    política cuando debe ser a la inversa, el acto
    político debe dominar sobre la interpretación que
    se da de política.

    En el plano internacional, la capacidad bélica
    hace fuertes a las naciones dejando como única oportunidad
    de resistencia de
    los países débiles, la negociación sobre la invasión por
    migración. Es decir, los países
    débiles tienen como mayor producto de
    exportación la mano de obra, lo que no
    quiere decir que sea calificada, a su vez esto representa una
    grave amenaza para los países industrializados que sin
    duda verán afectada su armonía social con este
    fenómeno.

    La dominación en busca de materia
    primas, principalmente el
    petróleo, ha hecho que los países conquistados
    ya sea por invasión militar o dominación
    económica, se sometan a los designios de los grandes
    consorcios económicos y su falsa
    legitimación como es el Banco Mundial,
    Banco
    Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario
    Internacional.

    El siglo XX fue sin duda la ruptura entre lo que
    entendemos por Estados políticos y lo que podemos
    considerar como política de Estado, según la
    situación particular de cada nación
    y que ha llevado a la fusión de
    naciones pequeñas en grandes centros económicos
    como ha sucedido con la Unión
    Europea. ¿Qué tan parcial puede ser la
    interpretación de cada uno? Eso lo podemos responder
    según la época y situación de cada parte de
    la geografía política mundial, por lo que una
    respuesta general no la obtendremos jamás. Lo que
    sí podemos hacer, es un análisis proyectivo del
    devenir político y social, observando en su justa magnitud
    el fenómeno político actual. Redimensionar a la
    política de ésta manera, es colocarla de nuevo en
    su interpretación más pura. Se distingue de
    cualquier teoría e interpretación parcial, se
    recupera la práctica política razonable y racional
    y su función vuelve a dar sentido al concepto de
    Estado y la relación tiempo-espacio se vuelve
    objetiva.

    Pero no debemos perder de vista que el producto de la
    política es la democracia, una situación bastante
    complicada puesto que en ella (la democracia) se sustenta y
    justifica todo tipo de vilezas que afectan a toda una nación
    y más allá todavía, sus efectos tienen
    repercusiones extracontinentales.

    La democracia ha sido el baluarte de la política,
    su máxima expresión llevada a la acción.
    Sin embargo, se ha abusado tanto de ella que actualmente
    también ha perdido todo el valor que en su momento
    ostentó. Buscar el valor de la democracia implica una
    discusión de origen, rescatar el valor social que para
    el Estado
    representaba su legitimación total; lamentablemente no
    hemos tenido la capacidad de tomar el tema abiertamente y
    verificar su relación y repercusión en la
    sociedad.

    Cuando en la política contemporánea se
    hace referencia a la democracia, no tenemos bien claro si se
    está utilizando el término como potencial
    político o como justificación social, lo que ha
    convertido a la política en un oficio sumamente complicado
    puesto que se practica con los elementos más relevantes
    del entendimiento humano como lo es la libertad y al mismo
    tiempo, se enfrenta con la pérdida precisamente de este
    valor.

    La democracia presupone la racionalidad y la igualdad de
    los individuos conviviendo en situaciones distintas de capacidad
    y competencia, en
    donde la evolución del ser humano se ha subordinado al
    desarrollo económico.

    La democracia se convierte entonces, en una
    aproximación a la revalorización del ser humano
    ante los cambios geográficos y políticos, pero no
    deja de ser eso, una aproximación. ¿Dónde
    queda el pensamiento crítico? ¿Qué podemos
    esperar de la pérdida de sentido humano y el
    fortalecimiento de la vorágine
    económica?

    El espacio político ya no produce pensamientos
    políticos, de ahí que surja la necesidad de una
    visión metapolítica que obligue a la
    recuperación de la profesionalización del pensamiento
    político. El nihilismo ha
    sido en verdad fatal para la recuperación del oficio
    político debido al abuso que de éste se ha
    hecho.

    Los tiempos homogéneos de filosofía
    política estancaron la creación de propuestas
    alternas a los habituales conocimientos políticos y
    atrofiaron los mecanismos de proyección positiva, que
    dieran en algún momento origen, formación y
    perfeccionamiento al Estado.

    El presente debe ser actualizado a cada momento
    observándolo en su total y justa dimensión,
    procurando crear los métodos de
    percepción real valiéndose de
    análisis, estadísticas, procesos y
    todo aquello que nos permita describir el momento. Ninguna
    batalla será ganada sin esos datos.

    Entonces la política tiene por objetivo
    recuperar su calidad de
    fundamento del Estado moderno y proyectar su acción hacia
    la creación de mejores formas de convivencia. No puede
    detenerse simplemente por que el desarrollo del ser humano y sus
    sociedades no se detienen nunca.

    Palabra clave (metapolítica):

    Más allá de los esquemas
    binarios

    Acción / Sistema

    y

    COMUNICACIÓN /
    Estrategia

    Giacomo Marramao

    El juego de la
    política ha tomado nuevas dimensiones. Su complemento
    académico como la historia, la antropología y la sociología básicamente surgen en su
    auxilio proveyéndole de elementos que permiten
    reconstituir su esencia. Los foros políticos
    contemporáneos han puesto en tela de juicio la legitimidad
    de la democracia y sus formas de representación, no por el
    medio mismo, sino por la ineficaz distribución del Estado en relación
    con su sistema de
    partidos.

    La participación de nuevos actores de poder en un
    sistema de espacios políticos acotados ha derivado en la
    inserción de grupos que no
    tienen un proyecto político propio y tienen que adecuar
    sus plataformas políticas,
    "pirateándose" las de otros partidos representando
    intereses que no tienen un proyecto social objetivo,
    acentuándose la crisis por la
    falta de congruencia entre partidos-ideología-proyecto.

    El "boom" de esta crisis, devino con la
    pérdida del Estado de bienestar que en nuestro país
    se había obtenido con el triunfo de revolución
    y la integración al orden institucional de todos
    los actores políticos de la época. La sensibilidad
    que el Estado tiene para con la sociedad requiere de una nueva
    relación y proyección, resaltando las
    características del orden mundial contemporáneo.
    Ahí deriva el concepto de metapolítica.

    Pero entendamos el término. La
    metapolítica no representa el súper orden, la
    megacomprensión dimensional de la sociedad ni de la
    historia. Comprende la exigencia de identificar en la arena
    política mundial la gran diversidad ideológica;
    traducir esta complejidad de modo que sea cuantificable en todos
    los foros mundiales que se arguyan como defensores del orden,
    cualquiera que sea su ámbito.

    Podríamos decir que la metapolítica
    convierte a la divergencia en un concepto de comprensión
    política, lo cual no quiere decir que sea sencillo. Es una
    labor en verdad titánica que se puede materializar en un
    muy largo plazo si es que se tienen los elementos y
    métodos necesarios, pero sobre todo si se tiene la
    voluntad para llevarla a cabo.

    El primer obstáculo que enfrentará
    serán las condiciones en que debe trabajar, con los datos
    tan limitados con que cuenta y que impide el desarrollo de una
    metodología objetiva. Después, la
    catalogación de un orden por demás variante donde
    los líderes cuentan más por la riqueza de su
    geografía que por la riqueza de su gente. La
    relación política-proyecto en ambos casos es por
    demás conflictiva.

    La fuerza sin
    orden superará siempre a la lógica
    en la relación política-Estado. El conflicto deriva
    entonces en una sucesión de legitimación y
    justificación, objetividad y subjetividad, dejando en
    segundo plano la realidad social. La elección que deja el
    Estado recae en una nueva interpretación del "contrato
    social"
    cuyo rasgo distintivo fundamental es la
    secularización.

    Este proceso debe modificar el ambiente que
    conlleva el sistema social, incluyendo los miembros, grupos y
    sobre todo los intereses presentes. La relación de estas
    tres partes significa una participación sumamente activa y
    cambiante en sus fines, que puede perder su concepción
    natural de sociedad al realizar el análisis
    político ya que la función de grupos busca el
    fortalecimiento de sus ideales, sin que signifique que son los
    ideales de la sociedad en general, por lo que el análisis
    político se complica aún más.

    Los modelos de
    Durkheim y
    Parsons han quedado obsoletos debido a la disolución de
    modelos sociales. Los términos sistemáticos
    predominan en los objetivos
    sobre los cuales los individuos proyectan su relación con
    las instituciones
    utilizando la disuasión como herramienta y comparativo de
    fuerza y no como concertación. Lamentablemente el oficio
    político se ha visto tan viciado que esta disuasión
    se transformó en un acto violento cada vez más
    recurrente en nuestro país.

    Lamentablemente la sociedad se ha dado cuenta que
    también es capaz de ejercer la violencia sin que en ello
    medie actor alguno o sea sometida a castigo por parte del Estado.
    Aquí entran en juego los líderes sociales que se
    convierten en líderes colectivos del desacuerdo y la
    inconformidad. Ellos son quienes pueden sacar el mejor provecho,
    si lo manejan con sabiduría y tacto, de esta
    pérdida del diálogo y
    llegar a extremos que en muchos años no se habían
    experimentado en nuestro país.

    Esto se debe principalmente a que la sociedad ha perdido
    el eje, el vértice y el orden. La acción colectiva
    es cada vez más difícil de ordenar puesto que no se
    cuenta ya con un sistema acorde a las nuevas tendencias sociales.
    La sociedad carece de portavoz y representación real.
    Busca en método
    cuyos resultados sean inmediatos, sin considerar que el plazo
    corto puede ser más costoso que el largo.

    Claramente vemos que la legitimación del Estado
    depende entonces de la satisfacción inmediata de las
    demandas sociales, aunque las políticas sociales indiquen
    que el procedimiento es
    erróneo.

    La solución se vislumbra únicamente
    presentándose una ruptura a la antagonía que
    representa el orden impuesto por el
    Estado en contra del bienestar social. La metapolítica
    sería entonces el primer beneficiado con este cambio. Una
    alternativa es reemplazar las políticas restrictivas con
    programas
    abiertos de participación y complementación social,
    haciendo corresponsable a la sociedad en el ámbito del
    Estado-Gobierno, por que
    delimitaría específicamente el tiempo y el espacio
    que a cada uno implique, realizando una función
    concreta.

    Podemos considerar que la metapolítica ha venido
    estableciéndose desde la ruptura sociedad-Estado de los
    años 60´s. Con esta revolución del
    pensamiento los campos de ambas partes de han abierto, pero
    también se ha implantado un control
    más férreo por parte del Estado.

    ¿Entonces cuál ha sido la libertad ganada?
    En sí, la libertad depende del grado de restricción
    en el que aceptemos vivir. La colisión irremediable
    ocasionó la crisis en la que hoy se encuentra la
    política, al no poder acotar los espacios de
    expresión otorgados que se han salido del orden social
    mismo.

    Es decir, la sociedad ya no puede controlarse a
    sí misma debido al exacerbado margen de acción
    otorgado. La metapolítica debe entonces reconsiderar sus
    acciones de
    gobierno así como la sociedad los suyos, para encontrar el
    equilibrio
    sociedad-Estado reconquistando la legitimación de ambas
    partes en su justa dimensión.

    FILOSOFÍA POLÍTICA O PENSAMIENTO
    SOBRE LA POLITICA

    ROBERTO ESPOSITO

    Los cambios sin interrupción que se han dado en
    la política mundial, desde el materialismo
    filosófico de Marx, pasando por el pensamiento liberal de
    Fidel Castro
    hasta la ruptura del bloque socialista de la última
    década del siglo pasado, han perdido el vínculo con
    la política.

    La superposición de naciones que logran la
    supremacía según la capacidad bélica y
    económica, han difundido la urgencia de la
    concertación tácita sobre la interpretación
    del contrato
    social.

    Esta carencia de interpretación del pensamiento
    se ha tornado abismal debido precisamente a que el destino de la
    política es construir el pensamiento, entonces
    ¿cómo encontrar la solución en algo que se
    encuentra inherente a la existencia del problema mismo?
    ¿Los conceptos pueden producir el orden o el orden
    producirá los conceptos? ¡Vaya lió en el que
    nos hemos metido! Supongamos que el ideal de la filosofía
    política es eliminar el conflicto, para lo cual debe
    encontrar algo que denominamos "bien común", lo
    cual también representa una forma de poder.

    Lo importante es no permitir una nueva lucha por el
    derecho a realizar este "bien común", lo cual nos
    llevaría a otra contraposición puesto que el bien
    se lograría mediante acciones tendenciales a la
    eliminación de los opositores, en otras palabras,
    alcanzaríamos el bien por medio del mal. Como lo
    consideraría Maquiavelo,
    "sin importar los medios, el
    objetivo alcanzado justifica la acción"
    .

    Pero Maquiavelo no fue el primero en considerar posible
    toda acción para alcanzar el poder, lamentablemente la
    manipulación ideológica nos indica que el cristianismo
    fue la primera doctrina filosófica en proponer el
    ejercicio del poder condicionando el "bien común"
    al sometimiento del pensamiento libre. La secularización
    se convirtió en el peor enemigo del "bien
    común"
    , ya que representaba el poder natural del ser
    humano sin entrar en disyuntivas de justificación
    teológica; era sólo el poder de dominación,
    la cacería del hombre por
    el hombre
    mismo.

    ¿Qué rescatamos de este conflicto?
    Nietszche describe fielmente en "El anticristo" este poder
    del cristianismo, a través del análisis de una
    trayectoria accidentada por contradicciones en los relatos que
    nos dejan ver cuán impolítico es el cristianismo y
    su "bien común". Nietszche nos describe la realidad
    no como un valor, sino como un estado anímico que no tiene
    comparación ni alternativa, lo que en realidad sí
    es político ya que niega el doble sentido
    filosófico que permite el "bien común" a
    través del engaño.

    POLÍTICA: una HIPÓTESIS de
    interpretación

    carlo galli

    El deterioro del pensamiento político ha sido
    gradual pero constante. A través de los últimos
    cincuenta años hemos sido testigos de cambios profundos en
    los valores
    individuales del colectivo social. Hemos llegado a extremos
    inimaginables después de la primera guerra
    mundial.

    La política ha dejado de ser objeto,
    convirtiéndose en un principio cada vez más
    vacío que carece de valor de postulación y menos de
    exigencia. La política ya no es algo tangible, resulta ser
    un mero recurso cuya práctica se ha vuelto tan cotidiana
    que se perdió su esencia en un proceso carente de sentido
    y orden. Nos queda solamente recuperar su práctica y
    reordenar su teoría.

    Superar la conceptualización de que se refiere
    simplemente a la acción y el ejercicio de poder. Tal
    parece que los cambios mundiales han superado a todo pensamiento
    filosófico, puesto que no podemos adaptarnos al entorno
    económico sin sufrir alguna crisis.

    Reconquistar los valores de la política implica
    una práctica ardua que vaya más allá de las
    orientaciones tradicionales, procurando no llegar nuevamente a
    los conceptos idealistas, por el contrario, debemos
    "aterrizar" el pensamiento político en conceptos
    aplicables con objetivos y resultados propios de nuestros
    tiempos.

    La práctica política implica
    mediación. Si pudiéramos recuperar la
    política como una acción, diríamos que
    debemos traducirla en diálogo. Sócrates mencionaba
    que el conocimiento se construye a través del
    diálogo. ¿Por qué no podemos construir
    entonces?

    El conocimiento permite el poder, por consecuencia aquel
    que tenga capacidad de diálogo tendrá poder.
    Aristóteles mencionaba que la mejor virtud del que manda
    debe ser la prudencia y Hobbes termina
    por llamarle ley al acto de
    mandar y ser obedecido.

    ¿Podríamos desarrollar una tendencia
    política a través de las épocas de cada uno
    de estos filósofos, estudiando la
    interpretación del ejercicio del poder y entender
    entonces, como la política se ha ido descomponiendo de
    acuerdo al modo de producción dominante, empezando con el
    esclavismo
    hasta llegar a la
    globalización?.

    Sería constructivo encontrar un método que
    implique el nexo de uno con muchos o todos si fuera posible. Los
    beneficios serían varios, pero principalmente la
    inclusión de un contexto en el cual la política
    deje de ser simplemente interpretativa. Llegar a la
    participación en el sentido moderno del concepto, la
    participación del individuo libre que atienda a la
    razón humana.

    Recuperar el concepto de poder no como
    dominación, sino como participación habitual
    saliendo de lo individual y llegar al colectivo con el saber
    sobre el poder.

    Pero no perdamos de vista que el saber político
    representa su seriedad solo cuando actúa colectivamente,
    saliendo de su calificación santificada o satanizada.
    ¿Podríamos convertirla en una necesidad? Solo si la
    identificamos con el orden que ha sido generado por un problema
    en torno al cual
    gira toda la maquinaria mental del ser humano. Entendamos que las
    respuestas no deber ser inmediatas, sino mediáticas,
    haciendo de la política una dimensión concreta,
    secuencial y propositiva.

    Los cambios en las tendencias políticas han sido
    históricamente relacionadas con las revoluciones sociales.
    Por lo tanto, el desafío que representa para la
    política evitar la catástrofe consiste en corregir
    las distorsiones de las ideas sobre el contexto, entendido este
    último como el orden entre el argumento y el valor. De
    esta forma, la dinámica entre sociedad y Estado
    obligará al orden vertical en ambos sentidos y entonces la
    realidad no podrá ser evadida por ninguna de las
    partes.

    Las posibles rupturas podrán ser previstas en su
    verdadera magnitud proporcionando una perspectiva absoluta del
    saber político. La acción política puede
    entonces converger entre el saber y el hacer si retomamos su
    principal forma de mediación y el valor de la
    filosofía podrá pasar de ser un ideal, para
    convertirse en una práctica cotidiana y llena de
    saber.

    Pero la política nace del conflicto en sí.
    Conocer que existe un conflicto significa que ahí existe
    la política si la entendemos como mediación. Por
    estas razones la política debe ser reflexiva, ya que
    obliga al análisis sistemático de los hechos para
    valorar sus posibles consecuencias, además de proyectar
    los alcances de las acciones a realizar. Por lo tanto, la
    política no es totalmente definible sino interpretable
    como síntesis
    del conflicto presente que será legítima siempre y
    cuando se ejerza por medio de instituciones, cuya finalidad
    será incluir y representar a los diferentes intereses que
    la sociedad implica.

    La política no puede experimentar puesto que su
    campo de hacer es la sociedad, lo cual limita en
    demasía practicar con ella. Sin embargo, el discurso
    histórico político nos da la capacidad de prever y
    en algunos casos predecir cuál o cuáles
    serán los resultados de las acciones y las decisiones
    tomadas.

    Esta relación teoría-práctica
    pretende que las opciones no sean interpretativas, es mejor
    determinar las causas de los movimientos.

    PENSAR LA
    POLÍTICA

    GIUSEPPE DUSO

    La política implica reflexionar acerca de las
    acciones del ser humano. Los griegos consideraban a la
    política como la base del desarrollo de la
    civilización occidental. ¿Podemos entonces
    considerar que la política es una actividad universal? De
    acuerdo a la definición griega si, ya que la
    política existe donde existe la polis. El problema
    inicia cuando entendemos el significado de política en
    relación con el saber (como mencionamos anteriormente, el
    saber produce conocimiento y el
    conocimiento produce poder).

    Pero, si la política se ejerce por medio de
    instituciones, debemos incluir la relación
    política-ley para entender la relación de los
    hombres entre sí y sus formas de asociación. De
    Weber hacia atrás, la política representaba una
    relación colectiva del poder del más
    fuerte.

    De Weber hacia nuestros días, la política
    se puede entender como el orden estructurado del poder, donde el
    mando se ejerce con el consentimiento del mandado y se aplica por
    medio de instituciones creadas para justificar y legitimar ese
    mandato, de tal modo que la fuerza será ejercida por una
    autoridad
    única reconocida por todos en la cual convergen igualmente
    los derechos de
    todos; en particular el derecho de igualdad y
    libertad.

    Pero la comprensión de la política moderna
    va más allá de parafrasear el pensamiento liberal
    contemporáneo. Gobernar y ser gobernado es parte natural
    del desarrollo de la civilización y la desigualdad entre
    los hombres.

    En sí lo que se busca con la política
    moderna es un "buen gobierno", cuyo poder sea ejercido en
    igualdad de circunstancias ya que de lo contrario el
    "ajuste" de la sociedad no podrá ser posible,
    corriendo el riesgo de caer en
    la práctica política impositiva y
    despótica.

    Se debe buscar en mejores términos la
    constitución plena de la sociedad en un acuerdo que
    represente los principales proyectos
    políticos ejercidos por el Estado. Recordemos que el poder
    absoluto propicia la búsqueda del bien propio y produce el
    aislamiento y falta de comunicación. Esta forma de pensar la
    política incluye la racionalidad y el redimensionamiento
    de todo aquello que puede ser entendido como
    político.

    En sí, el reordenamiento del pensamiento
    político traducido en leyes, representa
    que ya se está tomando en cuenta el conflicto como factor
    de riesgo. El hecho de que las leyes prevean la existencia del
    conflicto y sus posibles formas de influencia, permite la
    construcción de un orden social y de
    Estado.

    No hay orden justo sin una reflexión estricta del
    planteamiento del problema que coincida con la razón. La
    reflexión filosófica entonces, no proviene de
    modelos clásicos, modernos o futuristas, sino de la
    realidad que comprende la relación saber-poder.

    MARHA RIVERO

    COMPILADORA

    JULIO CÉSAR GARCÍA RAMÍREZ

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
    MÉXICO

    FACULTAD DE CIENCIAS
    POLÍTICAS Y SOCIALES

    SISTEMA DE UNIVERSIDAD
    ABIERTA

    FILOSOFÍA Y TEORÍA POLÍTICA
    CONTEMPORÁNEA

    PROF. FRANCISCO GONZÁLEZ AYERDI

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