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La Tragedia Griega (página 2)




Enviado por anibalkron



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Según la definición de Aristóteles
la tragedia es "imitación de una acción
elevada y perfecta, de una determinada extensión, con un
lenguaje
diversamente ornado en cada parte, por medio de la acción
y no de la narración, que conduce, a través de la
compasión y el temor, a la purificación de estas
pasiones
". Haciendo a un lado otras consideraciones que
permite esta definición, encontramos en la
imitación, y más precisamente en la
imitación a través de la acción los rasgos
esenciales del drama.

Análisis del Agamenón de
Esquilo

"Nunca se aparta de esta casa el coro de las Erinias,
que en ella se ha embriagado de sangre
humana"

De esta tragedia nos interesa destacar dos temas, en
cierta manera complementarios, que darán forma a esa
visión trágica de la vida que, como dice Lezky,
aparece objetivada dentro de la tragedia. Nos referimos por un
lado a la influencia de lo divino en la vida, principalmente el
destino y por el otro a la cuestión del "linaje maldito"
expresadas en las desgracias y calamidades heredadas a
través de las sucesivas generaciones de una estirpe. De
esta manera las acciones y las
pasiones de cada individuo se remontan más allá de
este, como una fatal proyección del pasado en el presente.
En consecuencia, vemos como en la suerte de los personajes se
confunden y conspiran, su propio destino y el de su linaje, para
arrastrar al individuo al abismo de su existencia
(hamartía).

Para G. Murray las tragedias de Esquilo provienen
siempre de alguna Hybris, entendiéndola como el
deseo soberbio que se manifiesta en la insolencia y el exceso de
la voluntad humana. Pero ¿Qué implica pensar esta
desmesura desde la concepción trágica del mundo
sostenida por Esquilo?

Siguiendo a Cantarela, el problema religioso en Esquilo
consiste en elevar el politeísmo arcaico a la
concepción de un Dios omnipotente que es la
representación de la justicia y,
por lo tanto, norma de la vida moral. Este
Dios soberano es Zeus quien conforme a sus designios y su
sabiduría rige el destino de todos los hombres. Es
principalmente a través de esta unión entre
Zeus, la justicia (Diké), y el destino
(Moiras) con lo que el poeta justifica su
concepción del mundo en la cual los acontecimientos
humanos aparecen indisolublemente ligados a lo divino. "La
sabiduría humana consiste en someterse al poder divino,
en reconocer sus propios límites"
. La transgresión, que
es propia de la Hybris, destruye este orden tratando de
imponer lo humano sobre lo divino y definiendo en esta
oposición la posibilidad de una visión
trágica de la vida.

El camino de lo divino a través del mundo se
refleja en el accionar humano "obrando, cae el hombre en
la culpa, toda culpa encuentra su expiación en el
sufrimiento, pero el sufrimiento lleva al hombre a la
comprensión, y la comprensión al conocimiento"
. El contraste entre la
coacción del destino y el "libre albedrío" del ser
humano encuentra su solución en la figura de Zeus
que interviene para reestablecer el orden llevando al hombre a
sus propios límites.

"A aquel dios que encamina a los
mortales a la sabiduría y dispuso que en el dolor se
hiciesen señores de la ciencia.
Hasta en el sueño mismo el penoso recuerdo de nuestros
males está destilando sobre el corazón y
aún sin quererlo nos llega el pensar con cordura. Don del
dios, que sentado en augusto trono rige con diestra vigorosa la
nave de nuestros destinos."

Se destaca también que el destino de los
personajes no se contempla de manera aislada y particular sino
dentro de la suerte conjunta de sus predecesores, como la
consecuencia natural de los sucesos ocurridos anteriormente.
Esquilo retoma el mito de Agamenón cuya casa arrastra un
pasado de crímenes e intrigas que está presente, de
forma latente, en la conciencia de los personajes y que, a veces,
se manifiesta explícitamente en la palabra de estos, lo
cual determina lo que sucederá, la convicción de lo
inevitable de las cosas. Esta idea se hace manifiesta a
través de las palabras de Casandra en diálogo
con el coro:

"Un coro hay que hace su
habitación bajo este techo, y jamás le
abandonará; tropa de hermanas, Erinnias, que a una voz
cantan desapacible y temerosa canción de maldiciones.
Cobran nuevos bríos bebiendo sangre humana, y permanecen
en este palacio sin que haya quién sea poderoso a
alejarlas de él. Fijas en esta casa como en su natural
asiento, celebran con himno de muerte el
primer crimen que engendró tantos crímenes, o
lanzan airados gritos de execración contra el impío
que violó el lecho de su hermano (…) jura antes que nada
que yo conozco bien las antiguas maldades de este
palacio"

La maldición del linaje de Agamenón
recaerá también sobre éste (y sobre sus
descendientes), para Murray, los crímenes en Esquilo son
hereditarios en dos sentidos: "…es hereditario por sí
mismo: el golpe brutal produce y siempre ha producido otro golpe
contrario
", es el crimen alentado por la antigua venganza
personificada en las Erinias o Euménides, cuya
función es la de castigar los delitos
susceptibles de perturbar el orden social; persiguen al homicida
porque el crimen cometido es, en cierto modo, un crimen cometido
contra toda la sociedad, una
mancha en el seno mismo de la comunidad que no se puede pasar por
alto.

Pero el crimen, también es hereditario de forma
consanguínea, se transmite de padre a hijo, son las mismas
pasiones las que los condenan.

Esquilo retoma la versión de la leyenda en la
cual Agamenón, para que los vientos no le sean contrarios
en su partida hacia Troya, debe decidir entre la suerte de su
ejercito y la vida de su hija. Calcas, el adivino, al observar
como dos águilas devoraban a una liebre vio en estas
aves a los dos
Atridas y en su presa, a la ciudad de Príamo que con el
tiempo
sería tomada y saqueada por el ejercito aqueo.

Pero en este prodigio, Calcas vio también el
enojo de Artemis, protectora de las fieras de los montes,
que si bien no se oponía a que se cumpliese el prodigio
exigía, a cambio, el
sacrificio de Ifigenia. Esta leyenda es trágica en
sí misma, y obliga a Agamenón a tener que decidir
entre dos opciones que pueden tener consecuencias igualmente
funestas.

"¡Desdicha fiera no obedecer,
exclamó el augusto príncipe (…); pero fiera
desdicha también inmolar a mi hija! (…),
¿Cuál de estos dos caminos estará libre de
males? ¿Cómo ser yo desertor de la armada?
¿Cómo separarme de esta empresa? Pues que
es justo que ellos deseen con ansia el sacrificio de esta sangre
virginal, que ha de calmar los vientos…, ¡ojalá
sea para bien!"

Esta decisión desencadena el acontecer
trágico de la pieza, la transgresión de
Agamenón proviene de su confianza y del conocimiento de
las consecuencias que tendrán sus acciones, Calcas no solo
advierte la necesidad del sacrificio, sino también la
paciente espera de las Erinias que provocadas por la terrible
libación moran en su hogar.

"El rencor esperará en vela
dentro del hogar, envuelto en el manto de la astucia, y siempre
acompañado del pensamiento de
la venganza de una hija, y al fin un día se alzará
otra vez terrible."

En el personaje de Clitemnestra toma forma el rostro de
la venganza que castigará la desmesura de su marido. El
sentido de este crimen se inscribe en la primera
distinción que establece Murray: la sangre se paga con
sangre, el crimen es cometido para desvirtuar un crimen
anterior.

Pero en la muerte de
Agamenón no se concreta sólo la venganza de
Clitemnestra, su amante Egisto, que ha colaborado en la planificación del magnicidio, carga con el
designio de su existencia que es castigar a la casa de los
Atridas vengando a Tiestes, su padre.

De esta manera se manifiesta la segunda forma del crimen
señalada por Murray, el crimen heredado de forma
consanguínea: según la versión del mito,
Tiestes se unió incestuosamente a su hija Pelopia porque
el oráculo le había vaticinado que de esa
relación nacería el hijo que vengaría el
cruel engaño al que lo había sometido su hermano
Atreo, padre de Agamenón, quien mediante un "artilugio" lo
invitó a comer de su propia prole, restituyéndole
su reino.

Análisis del Agamenón de
Séneca

Los estudios sobre las obras dramáticas de
Séneca revelan una preocupación en común: la
idea de la reelaboración de la antigua tragedia griega a
partir de los conceptos filosóficos sostenidos por el
estoicismo latino.

El sabio estoico perseguía la perfección,
pero tenía en claro que esta aspiración no
podía concretarse en la vida terrenal, entonces buscaba
aproximarse a este ideal tanto como fuera posible. Eran parte de
la búsqueda estoica la sabiduría, la justicia, el
deber y una actitud
ecuánime, pero el bien supremo que el sabio estoico
perseguía era la virtud (virtus).

Así, "el hombre poseía una conciencia,
es decir, una capacidad natural para conocer la virtud, y por
medio de su libre albedrío podía elegir las formas
justas de conducta"

En Séneca, esta moral estoica es adaptada a las
necesidades de la vida y endurecida con énfasis
trágico, asume las características de un
perfeccionamiento íntimo cuyo rasgo fundamental es un
estado de tensión emocional en el que la virtud
deberá imponerse; de esta forma "lo trágico
surge así de la lucha que en el interior del hombre se
entabla entre fuerzas antagónicas"

El objeto del siguiente análisis no pretende ser
una comparación exhaustiva entre el drama griego
Agamenón y su homónimo latino, por un lado, porque
ciertos elementos de la obra de Séneca parecen responder
más a una relectura del mito que a una
reelaboración de la obra de Esquilo, y por otro, porque
las distintas concepciones filosóficas y morales que
subyacen detrás de ambas tragedias determinan visiones
particulares del mundo y elecciones diferenciadas de la
representación artística.

Si para Esquilo la norma de la vida moral era el
reconocimiento por parte del hombre de sus propios
límites, y por lo tanto, el sometimiento al poder soberano
de Zeus, en Séneca esta norma se funda en el sometimiento
de la materia al
espíritu, que en el "hombre de bien" representaba la
búsqueda constante de la virtud.

Partiendo de esta diferencia podemos pensar a los
personajes de las obras de Séneca como ilustradores,
positivos o negativos de los principios
estoicos, esto es, que los personajes a través de sus
acciones pueden acercarse o alejarse de la virtud como ideal
estoico. Así, el personaje de Clitemnestra, desde el
primer momento, se revela atormentado y avergonzado por el
adulterio.
Mediante el crimen piensa remediar la culpa por esa pasión
que la inquieta, a la vez que pretende vengar el sacrificio de
Ifigenia y el adulterio del marido.

Pero estos motivos surgen como argumentos de los que se
vale Clitemnestra para justificarse frente a la nodriza, quien a
su vez, trata de persuadirla para que no cometa el crimen. Pero
por otro lado, Egisto trata de inducirla a que lleve a cabo el
asesinato.

Entonces, el conflicto
interno de Clitemnestra se define por las actitudes
opuestas que esta asume primero frente a la nodriza y luego
frente a Egisto. En sus diálogos con la nodriza,
Clitemnestra trata de validar su plan de venganza
apelando primero al dolor que le produce el sacrificio de la
hija; al conocer el plan de Clitenmestra, la Nodriza la confronta
recordándole su obligación como esposa, a lo que
ella responde que también recuerda las falsas nupcias de
su hija:

"Da vueltas una y otra vez mi alma a las
bodas de mi hija que él hizo dignas de la casa de
Pélope, cuando se puso en pie junto al altar en actitud de
sacrificador, él, el padre. ¡Qué buen altar
de bodas!"

y luego, recordando el adulterio del Atrida,
dice:

"Ahora, víctima de una nueva
herida, sufre una ardiente pasión por el amor de la
profetiza frigia y, después de los trofeos obtenidos en
Troya y de la destrucción de Ilión, regresa marido
de una cautiva y yerno de Príamo."

Pero al final de este segundo acto, Clitemnestra asume
una actitud opuesta, más calma, tal vez hasta convencida
por las palabras de la Nodriza, no parece motivarla la idea de la
venganza y el crimen, siente culpa por su relación con
Egisto y está decidida a perdonar el adulterio de su
marido:

"Se ha permitido algo el vencedor con
una cautiva y eso no debe tenerlo en cuenta una esposa ni una
señora: una es la ley del trono; otra la de la intimidad
del lecho. Y a todo esto, mi alma, consciente de las bajezas que
ha cometido, ¿cómo me va a consentir que yo imponga
unas leyes severas a
mi hombre? Debe otorgar perdón con facilidad aquel que
tiene necesidad de perdón"

Sin embargo, Egisto logra persuadirla de que la
fidelidad conyugal y la sumisión a la voluntad del rey son
vanas esperanzas, para él Agamenón es un tirano, lo
justo siempre será lo que opere en su favor y lo
beneficie, y Clitemnestra solo puede poner fin a sus temores con
el crimen.

De esta forma Egisto y la Nodriza son personajes que
encarnan dos morales diferentes, el primero está dominado
por la ambición de poder, la segunda es mesurada e intenta
demostrar que la fidelidad conyugal y la lealtad al trono son el
mejor camino a seguir, aún teniendo que tolerar el castigo
por su falta. De todos los personajes, este último es el
que presenta rasgos más próximos al estoicismo.
Como dijimos anteriormente se entabla una lucha de fuerzas
antagónicas en el interior del individuo, en este caso,
Egisto y la Nodriza son las voces que representan esas
fuerzas.

El personaje de Clitemnestra se construye a partir de
esta lucha que se desarrolla en su interior. Su carácter
es débil, si tenemos en cuenta la definición de
Aristóteles, quien lo entiende como aquello que determina
la conducta de una persona. La Clitemnestra de Esquilo revela un
carácter más definido, se manifiesta decidida en la
acción, está segura y convencida de llevar a cabo
el crimen ( de hecho es premeditado).

En la tragedia latina, en cambio, el libre
albedrío de este personaje y la duda contribuyen a
presentar el conflicto y retardar la construcción de su carácter, que se
constituye una vez realizado el
crimen.

Séneca representa a su personaje desde su
psicología, descubriendo sus motivaciones,
sus dilemas, es decir, el proceso espiritual que
determinará su posterior accionar.

En Esquilo, el personaje de Clitemnestra se caracteriza,
antes que nada, por su certidumbre. Sus pasiones provienen de
las Furias o Erinias, y sus acciones están
calculadas, pensadas racionalmente. El conflicto trágico
no se desarrolla desde la interioridad del alma, sino desde su
exterioridad en el choque con los demás personajes. Por
ella se concreta el destino de Agamenón, en su certeza se
genera la convicción de que el destino es
inevitable.

Conclusión

Sin duda es Clitemnestra el personaje principal de estas
tragedias. Ya sea el amor por su
hija, el odio hacia Agamenón, los celos por Casandra, la
culpa por su adulterio o la ambición de poder, su destino
será siempre castigar la desmesura de su marido y
convertirse ella misma en tirano. La diferencia entre ambas
tragedias está en la manera en que ambos dramaturgos
presentan el desarrollo de
las pasiones de este personaje.

Atormentada y desesperada Clitemnestra es víctima
y culpable a la vez, es víctima de una sociedad
patriarcal, pero es culpable de su adulterio a los ojos de esa
misma sociedad. En la tragedia griega su odio la hará
inescrupulosa y desafiante frente al poder mientras que en su par
romana las pasiones que la perturban desencadenarán
sentimientos encontrados, nunca del todo resueltos.

Bibliografía

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    mito entre los griegos
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    traducción de Ángel Cappelletti, Caracas, Monte
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    , Barcelona, Ariel, 1985.

HERNÁNDEZ, ANÍBAL

MALDONADO, JUAN CRUZ

Partes: 1, 2
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