El militarismo es un fenómeno mundial, que
tiene sus orígenes desde tiempos muy remotos,
quizá desde el comienzo de las invasiones de Alejandro
Magno a Grecia, que
es desde donde se plantea la necesidad de defensa del
territorio y de la soberanía. La época de los
imperios, las invasiones bárbaras, las cruzadas, todas
han tenido como protagonista a las técnicas
y tácticas de guerra,
donde se aplica la ley del
más fuerte.
En Latinoamérica, el militarismo ha tenido
un nacimiento y un desarrollo
muy particular. Las guerras de
independencia que se produjeron a lo largo de
todo un siglo en América, y luego las guerras civiles de
la época del caudillismo
en América Latina, son los acontecimientos que han
formado y traspasado su herencia a las
actuales Fuerzas Armadas de los diferentes países de
este lado del mundo.
Una herencia que a su vez viene de Europa, pero
que al encontrase con una situación y un contexto
diferente, le ha dado entonces un carácter muy particular a la
relación civilismo-militarismo en nuestros países
de América. Europa ha sufrido guerras imperiales,
mundiales, revoluciones y enfrentamientos que justifican la
presencia militar en sus suelos, pero en
América, ¿ha habido acaso alguna amenaza real,
luego de logradas las independencias?.
Esto lleva a analizar la situación de nuestros
militares. El trabajo
de un militar es pelear en la guerra, y ¿si no hay
guerra que pelear?, pues, los militares latinoamericanos,
amparados en el mito del
héroe uniformado e identificados con el positivismo
más puro, les dio y les ha dado por ser protagonistas de
las decisiones que en política, se toman
en sus países. Como consecuencia, Latinoamérica
posee en sus páginas el más largo capítulo
de gobiernos militares de todo el mundo: Argentina, Chile,
Venezuela,
México, y otros, son ejemplos reales de
que la brecha entre lo civil y lo militar es tan fina como una
hebra de cabello, y que, aún hoy en día, esta
hebra es tan fácil de romper como siempre.
Uniformes y trajes
en Venezuela
Luego de este repaso que justificaría un
slogan del History Channel, pasemos a centrarnos
en el caso de Venezuela. Nuestro país pudiera ser
reconocido como el mayor productor de héroes
uniformados en toda Latinoamérica. Bolívar, Páez, Sucre, son todos
apellidos importantes dentro de la cultura
uniformada de Latinoamérica, y todos nacieron en nuestra
tierra
venezolana. No es de sorprenderse que nuestra república
se haya estrenado con uno de ellos como Presidente: José
Antonio Páez.
Comienza entonces la era del caudillismo, y la guerra
entre liberales y conservadores que ocupa más de la
mitad del siglo XIX y que solo tuvo su fin en el gobierno de
"mano dura" de Juan Vicente Gómez, en donde
también el uniforme, el orden y el progreso son los
principales paradigmas
de la sociedad
política venezolana de entonces.
Gómez convierte el caudillismo en algo
académico y funda, por decirlo de alguna manera, el
militarismo de manera formal en nuestro país al crear
las Fuerzas Armadas Nacionales y la Academia Militar. Luego,
hasta 1945, Venezuela estuvo gobernada por las Fuerzas Armadas,
y aún hoy, ese pasado militar nos invade como una
especie de conciencia,
que no sabemos si es histórica o es moral, pero
como conciencia al fin, se pasea por nuestras vidas como
fantasmas,
sin vida pero con contundencia.
1945, es el año en el que la historia le da la
oportunidad a los civiles de demostrar su poder de
dirigir un país. Un país que solo conoce de
uniformes y armas en sus
directrices. El reto no fue fácil, y Acción Democrática (AD), en ese
período de 1945 a 1948, pagó con creces su falta
de experiencia, dejándose tomar por la ambición
del poder y dando la excusa perfecta para la vuelta del
uniforme a la presidencia. En este primer período, donde
lo militar priva sobre lo civil, tenemos una primera parte que
llamaremos la de "la primera oportunidad", podemos ver varias
etapas en la relación civilismo-militarismo en el
país:
- En primer lugar, la búsqueda del
acercamiento entre Militares y Civiles manifestada en el
consenso AD-Medina Angarita para la sucesión
presidencial. Se manifiesta en este entonces de parte de
Medina lo que sería la gran excusa presente aún
en nuestros tiempos para no dar completa libertad
política a la sociedad: El pueblo no está
preparado. - Luego del fracaso de este primer consenso, se arma
un segundo consenso Militar-Civil en torno a la
oportunidad para estos últimos. Los Militares
descontentos derrocan a Medina y entregan el poder a
Acción Democrática. - Bajo la excusa del sectarismo de AD. Los militares
hacen uso de una aparente obligación moral y derrocan
a Rómulo Gallegos, tras el fracaso de un nuevo
consenso entre Militares y Civiles en donde Gallegos
mostró una soberbia extrema. Esta "obligación
moral" de los Militares, derivada del mito del
héroe uniformado dan una función contralora auto impuesta a las
Fuerzas Armadas Nacionales, que luego de un descanso forzado
producto
del Pacto de Punto Fijo, resurge de nuevo con el segundo
período de Carlos Andrés
Pérez.
El golpe a Rómulo Gallegos se traduce en una
ruptura casi definitiva entre los militares y los civiles. La
dictadura de
Marcos Pérez Jiménez se caracteriza por una
subordinación de lo civil ante lo militar. Los gastos del
gobierno para las Fuerzas Armadas son los más elevados
en toda la historia republicana, y solo son superados por los
gastos de infraestructura, pilares del gobierno de entonces y
bandera política para perpetuarse en el
poder.
Este afán de construcción se justifica en una
corriente ideológica característica del
régimen identificada con el Neopositivismo,
versión modernizada del Positivismo de Gómez y
que tuvo como principal ideólogo en este gobierno a
Laureano
Vallenilla Lanz.
Comienza aquí lo que sería la
"gestación del puntofijismo", la exclusión de lo
civil practicada por el régimen Pérez Jimenista
se traduce en la ilegalización de AD y del Partido
Comunista de Venezuela (PCV). Otras organizaciones
políticas civiles como el Comité
de Organización Política Electoral
Independiente (COPEI) y la Unión Republicana
Democrática (URD), aunque no fueron en principio
perseguidas y gozaron de legalidad,
vieron disminuidas sus acciones y
su importancia dentro del juego
político del gobierno de Pérez
Jiménez.
Esto lleva a dichos partidos a formar una alianza que,
junto con una parte de las FFAA, logran poner fin al gobierno
perezjimenista y a lo que vamos a llamar la primera etapa de
las relaciones entre militares y civiles.
Podemos resumir esta segunda parte del período
de lo militar sobre lo civil, que llamaremos "la
exclusión civil total" de la siguiente forma:
- Luego del golpe a Gallegos y hasta los meses
previos al 23 de enero de 1958, hay una ruptura bilateral
entre las relaciones Militares-Civiles. Esto como
consecuencia de las medidas tomadas por Pérez
Jiménez para borrar y debilitar las fuerzas
políticas civiles más fuertes de la
época como AD y PCV. - Un nuevo acercamiento se produce con las primeras
reuniones de la Junta Patriótica con un sector de la
Fuerza
Armada descontenta con el régimen, al tomar este un
carácter más personalista que militar. Este
acercamiento si bien no se concreta de manera fehaciente, la
similitud de sus objetivos
dan la victoria a la causa común: derrocar a
Pérez Jiménez. - Luego del derrocamiento de Pérez
Jiménez, los militares le dan otro "chance" a los
civiles, y a pesar de formar una Junta de gobierno de
naturaleza
militar, llaman a elecciones libres. Llama la atención el carácter
democrático que asumen las FFAA al permitir a los
civiles participar en un proceso
electoral libre, carácter afianzado con la renuncia de
Carlos Delgado Chalbaud a la presidencia de la junta de
gobierno para participar en los comicios en igualdad
de condiciones que los candidatos civiles.
Terminada esta primera etapa del militarismo en
Venezuela, el triunfo de Rómulo Betancourt inaugura la
etapa de la democracia
representativa, que se inicia en 1958 y culmina en el
año 2000 tras el fracaso del modelo
creado tras la firma del Pacto de Punto fijo en 1958 y la
refundación de la república realizada por
Hugo
Chávez Frías que da paso a la democracia
participativa.
El puntofijismo, o la etapa de la democracia
representativa estuvo conformado por los primeros 34
años de régimen democrático
ininterrumpidos, y que dejó en su haber siete
períodos presidenciales regidos de manera casi total por
el Pacto firmado en 1958. Se instaura un régimen
semi-presidencial donde la labor legislativa es realizada por
un Congreso Nacional formado por dos cámaras (Diputados
y Senadores), donde las labores ejecutivas se le dan al
Gobierno y sus ministerios
y las labores de equilibrio y
justicia se
le dan al Poder
Judicial.
A nivel militar, el pacto de punto fijo trajo consigo
una exclusión total de la FFAA de los asuntos
políticos del país. La Constitución sancionada en 1961, da marco
legal a esta exclusión al dar carácter no
beligerante a las FFAA y al otorgar de manera definitiva la
comandancia en jefe de las FFAA al presidente de la
república. La función contralora es tomada
también por los civiles mediante los cargos de Fiscal y de
Procurador de la República. Es prohibida en la
constitución la candidatura militar a la presidencia,
para poder optar al cargo, es preciso que el militar en
cuestión renuncie a su uniforme y sea dado de baja.
Estas disposiciones dan la base a un gobierno civil duradero y
más o menos estable, pero que implosiona al no poder en
un momento dado justificar su existencia en las condiciones en
las que se había formado. Dicha implosión ocurre
a raíz de los intentos de golpe del 4 de febrero y del
27 de Noviembre de 1992.
Tenemos un segundo período donde lo civil priva
sobre lo militar, en el cual tenemos una primera parte que
llamaremos de la "exclusión puntofijista" y que en
resumen se compone de la siguiente forma:
- Tras la caída de Pérez
Jiménez, y raíz del temor a volver a los
regímenes militares, e incluso con la experiencia del
trienio adeco a cuestas, se firma el Pacto de Punto Fijo. Lo
militar pasa a segundo plano, y se subordina al poder civil.
Llevar a la práctica este modelo no fue tarea
fácil y los dos primeros gobiernos, los de Betancourt
y Leoni, tuvieron que enfrentar rebeliones a nivel militar y
a nivel paramilitar o guerrillero. Las bases del poder civil:
No beligerancia y no opción a candidatura presidencial
de los integrantes de las FFAA. - Superados los brotes de insurrección, y en
pleno ejercicio del pato de punto fijo, ocurre un
fenómeno muy interesante y de obligatorio análisis: Si bien lo militar no se
inmiscuía en lo civil, lo contrario marcó la
pauta en las subsiguientes relaciones militarismo-civilismo.
Lo militar se ve invadido por lo civil en cuanto a la
búsqueda del poder, representado en el cargo del
Ministro de la Defensa, especie de trampolín a la vida
política y a la vez meta final en la carrera militar.
Esto trae como consecuencia que los ascensos en las FFAA se
vean manchados de tinte político, lo que obliga a los
militares de carrera a buscar nexos políticos en pro
de su superación profesional-militar. - La estabilidad se fractura: Luego de 30 años
de poderío civil ininterrumpido, llega el intento de
golpe del 4 de febrero. El sistema
entra en shock y se replantea el objetivo
de la revisión del modelo, el replanteamiento de los
esquemas que ya se encuentran debilitados, muestra de
ello es el apoyo popular post-golpe a la figura de Hugo
Chávez Frías, y esto unido al bajo perfil de
Carlos Andrés Pérez y al protagonismo de su
ministro de defensa Enrique Ochoa Antich dan la estocada
final para la vuelta al mito del héroe uniformado.
Nuevamente la tesis de
la labor contralora de la FFAA vuelve al tapete y se ubica en
el top of mind de la sociedad venezolana de a
pie.
Luego del fracaso definitivo del sistema traducido en
la separación a la fuerza de CAP del cargo máximo
de la nación, Rafael Caldera logra asimilar el
sentimiento de alarma nacional a su favor, se separa de COPEI y
se lanza a la exitosa carrera presidencial por medio del apoyo
de diversos partidos pequeños. Comienza la segunda parte
de esta segunda etapa en las relaciones
civilismo-militarismo.
Esta segunda etapa puede analizarse como una vuelta al
protagonismo de las FFAA en la vida política. El
gobierno de Caldera estuvo signado por la amenaza de la
rebelión civil o militar. Una vez indultado,
Chávez se lanza a una carrera por conglomerar la
popularidad que luego le da el triunfo electoral de 1998. Una
vez en el poder, Chávez refunda la república,
promueve una Asamblea Constituyente que da como fruto una nueva
carta magna,
que en sus artículos otorga derechos civiles a los
militares negados durante el puntofijismo.
La democracia participativa comienza sus andanzas con
una Fuerza Armada unida, beligerante y con derecho al voto.
Aún conserva la limitante a optar por el máximo
cargo de la nación. Se establece entonces una especie
de equilibrio entre el poder civil y el poder militar que
marca el inicio
de la segunda parte del periodo donde lo civil priva sobre lo
militar y que llamaremos por lo pronto la etapa de la
"búsqueda de equilibrio".
- Caldera gobierna bajo el temor del golpe a cuestas.
El pacto de punto fijo, justificándose a si mismo da
al traste con un gobierno que pudo haber sido exitoso.
Caldera culmina su mandato y da final al puntofijismo
traspasando la banda a un militar dado de baja: Hugo
Chávez Frías. - Chávez estrena su cargo llamando a una
Asamblea Constituyente. Refunda la república y otorga
derechos civiles con jerarquía constitucional a los
militares. Bajo la imagen de un
gobierno de mano dura consigue su triunfo. Nuevamente gana el
héroe uniformado. - Chávez es relegitimado para el primer
período presidencial de la V república. Desde
el año 2000 hasta el año 2006. Comienza una
nueva etapa de equilibrio entre lo civil y lo militar que
aún está por mostrar sus características
y sus consecuencias en la vida nacional.
Podemos concluir que las relaciones entre lo civil y
lo militar se clasifican de la siguiente forma:
1era etapa (1945-1958): Lo militar priva
sobre lo civil. Conformada por dos sub etapas: "La primera
oportunidad (1945-1948)" y que comprende el período del
trienio adeco y la de "La exclusión civil total
(1948-1958)" representada por las acciones del gobierno de
Marcos Pérez Jiménez.
2da etapa (1958-1993): Lo civil priva
sobre lo militar. Conformada por dos sub etapas: "La
exclusión puntofijista (1958-1992)" representada en el
modelo impuesto por el
Pacto de Punto fijo y que concuerda con la etapa de la
Democracia representativa y una etapa de "Búsqueda de
equilibrio (1992- actual)" que está representada por el
gobierno de Hugo Chávez, la V república y la
instauración de la democracia participativa. Esta
última etapa aún prosigue en nuestra época
y puede sufrir cambios en su definición en la medida en
que el equilibrio que pretende Chávez se vaya
estabilizando o no.
Como podemos ver, el militarismo es una herencia que
difícilmente podremos superar. En todo caso, lo
importante en cuanto a Venezuela no es el ejercicio del poder
por un uniforme o un traje, mucho menos en una cultura como la
latinoamericana libre de guerras verdaderamente importantes y
con una Fuerza Militar sin trabajo. Lo
importante es que los gobernadores tengan conciencia moral e
histórica de sus acciones, y que la sociedad civil
de a pie no haga lo menos y asuma ella la función
contralora de la república. Las condiciones hoy
más que nunca están dadas. Solo falta que
asumamos el reto.
Yimmi Castillo
TSU Mercadotecnia. 3º semestre de Comunicación
Social. UCV.