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Consentimiento informado




Enviado por aguspaoletta



    1. Antecedentes históricos
      del consentimiento informado
    2. Elementos que integran el
      consentimiento informado
    3. Definición del
      consentimiento y requisitos
    4. Algunas aclaraciones
      especiales
    5. Evolución de la
      relación Médico-Paciente
    6. Responsabilidad moral en
      medicina
    7. El paternalismo como abuso del
      principio de beneficencia
    8. Paternalismo fuerte y
      débil
    9. Situaciones de paternalismo
      justificado
    10. Autonomía y
      confianza
    11. Modelos de relación
      Medico- Paciente
    12. Tipos de relación
      médico-paciente según el grado de
      participación
    13. Tipos de relación
      médico-paciente según el grado de
      personalización
    14. Tipos de relación
      médico-paciente según el objetivo de la
      relación
    15. ¿Cuál es el papel
      del familiar en esta relación
      médico-paciente?
    16. Recomendaciones a los
      familiares para tener una buena relación
      médico-paciente
    17. Bibliografía

    Antecedentes
    históricos del consentimiento informado

    Aunque en la literatura científica
    médica el concepto
    "Informed Consent" es citado en nueve ocasiones entre 1930 y
    1956, fue utilizado como tal por vez primera en la
    legislación en 1957 en un recurso judicial en California.
    Varias sentencias posteriores en Estados Unidos
    hicieron que el Consentimiento Informado se convirtiera en un
    derecho de los pacientes y un deber de los
    médicos.

    En España, ya
    en 1972, el Reglamento General de Gobierno y
    Servicio de
    las Instituciones
    Sanitarias de la Seguridad
    Social establecía que los enfermos tenían
    derecho a autorizar -directamente o a través de sus
    allegados- las intervenciones quirúrgicas y actuaciones
    terapéuticas que implicaran riesgo notorio
    previsible, así como a ser advertidos de su
    gravedad.

    En 1976, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
    Europa
    aprobó un documento en el que se hacía un
    llamamiento a los Estados miembros para que tomaran medidas de
    forma que los pacientes estuvieran completamente informados, y
    recomendaba la armonización de los derechos de los pacientes,
    entre ellos el derecho básico del Consentimiento
    Informado.

    En 1986, el Instituto Nacional de la Salud español
    puso en marcha un plan de
    humanización de la atención sanitaria, con la
    implantación de una Carta de Derechos
    de los Pacientes. Basándose en los principios
    recogidos en dicha Carta Magna, la Ley 14/1986
    General de Sanidad, en su artículo 10 dice que todos
    tienen derecho:

    5. A que se les dé en términos
    comprensibles, a él y a sus familiares o allegados,
    información completa y continuada, verbal y
    escrita sobre su proceso,
    incluyendo diagnóstico, pronóstico, y
    alternativas al tratamiento.

    6. A la libre elección entre opciones que le
    presente el responsable médico de su caso, siendo preciso
    el previo consentimiento escrito del usuario para la
    realización de cualquier intervención, excepto en
    los siguientes casos:

    • cuando la no intervención suponga un riesgo
      para la salud
      pública
    • cuando no esté capacitado para tomar
      decisiones, en cuyo caso el derecho corresponderá a sus
      familiares o personas a él allegadas
    • cuando la urgencia no permita demoras por poder
      ocasionarse lesiones irreversibles o existir peligro de
      fallecimiento

    Hoy es comúnmente aceptado que el consentimiento
    informado es un proceso gradual y verbal en el seno de la
    relación médico-paciente, en virtud del cual, el
    paciente acepta, o no, someterse a un procedimiento
    diagnóstico o terapéutico, después de que el
    médico le haya informado en calidad y
    cantidad suficientes sobre la naturaleza,
    los riesgos y
    beneficios que el mismo conlleva, así como sus posibles
    alternativas.

    El formulario escrito de consentimiento representa el
    soporte documental que verifica que el paciente ha recibido y
    entendido la información facilitada por el
    médico.

    Elementos que
    integran el consentimiento informado

    Los contenidos mínimos que debería reunir
    son:

    1-     Nombre y apellido del
    paciente y médico que informa.

    2-     Explicar la naturaleza de
    la enfermedad y su evolución natural.

    3-     Nombre del procedimiento a
    realizar, especificando en que consiste y como se
    llevará a cabo.

    4-     Explicar los beneficios que
    razonablemente se puede esperar de la cirugía y
    consecuencia de la denegación.

    5-     Información sobre
    riesgos de la cirugía, probables complicaciones,
    mortalidad y secuelas.

    6-     Planteo de alternativas de
    tratamiento comparadas con la cirugía
    propuesta.

    7-     Explicación sobre el
    tipo de anestesia y sus riesgos.

    8-     Autorización para
    obtener fotografías, videos o registros
    gráficos en el pre, intra y
    postoperatorio y para difundir resultados o iconografía
    en Revistas Médicas y/o ámbitos
    científicos.

    9-     Posibilidad de revocar el
    consentimiento en cualquier momento antes de la
    cirugía.

    10- Satisfacción del paciente por la
    información recibida y evacuación de sus
    dudas.

    11- Fecha y firma aclarada del médico, paciente
    y testigos, si la hubiere.

    El consentimiento informado es obligatorio, siendo el
    formulario escrito conveniente para deslindar responsabilidad de sucesos previsibles, debiendo
    aplicarse cualquiera sea la magnitud de la
    cirugía.

    Debe ser directo, breve y de lenguaje
    simple. No tiene que contener palabras abreviadas, ni
    terminología científica. Debe de estar de acuerdo
    al nivel cultural de la población a la que está dirigida, en
    nuestro país no debería superar el nivel de
    educación
    primaria.

    Es de importancia tener en cuenta que este documento
    libera al cirujano de responsabilidad por consecuencias
    previsibles, pero no por negligencia, impericia, imprudencia o
    inobservancia de sus deberes y obligaciones.

    El mismo deberá hacerlos firmar el médico
    tratante, con anticipación a todas las cirugías. Es
    aconsejable entregar una copia al paciente y preferible aunque no
    imprescindible, que la firme con testigos.

    Definición del
    consentimiento y requisitos

    El "consentimiento informado" se puede definir como el
    compromiso conjunto que establece el espacio comunicativo
    destinado a informar en forma oral o escrita la naturaleza, los
    propósitos, la forma de aplicación de los
    instrumentos de recopilación de información o
    aplicación de pruebas
    experimentales, presentando los beneficios, los riesgos,
    alternativas y medios del
    proceso en el cual, quien recibe la información,
    irá a convertirse en participante, objeto de
    experimentación o contribuyente al análisis estadístico,
    constituyéndose el documento resultante en el testimonio
    escrito de quien va a ser investigado (o su tercero responsable,
    autorizado por ley) para lograr una autorización clara,
    competente, voluntaria y autónoma. Esto se convierte en
    una real colaboración y beneficio en pro de la sociedad y de
    la ciencia. El
    "consentimiento informado" es la expresión de dos
    voluntades debidamente conocedoras, competentes y
    autónomas que deciden contribuir a un procedimiento
    científico con proyección social, el cual garantiza
    que el sujeto expresa (después de haber comprendido la
    información que se le ha dado acerca de los objetivos y
    procedimientos
    del estudio su intención de participar en la entrega de
    información y en la aplicación de la prueba o
    instrumento de recopilación de información
    (encuesta,
    cuestionario,
    test).
    Los factores condicionantes para el cabal cumplimiento del
    consentimiento informado son:
    ausencia de coerción o engaño, capacidad, claridad
    y autonomía del sujeto consultado o experimentado para
    tomar decisiones, información completa sobre el qué
    de la investigación, el cómo y el para
    qué describiéndose en forma explícita el
    propósito, el procedimiento, el instrumento de
    recopilación de información como tal, y la
    proyección y/o socialización de los resultados obtenidos
    en dicho proceso.

    Algunas
    aclaraciones especiales

    • Un documento que contiene información
      demasiado sucinta y resumida no es suficiente como documento de
      "consentimiento informado".
    • Los padres de un menor de edad, los terceros
      responsables o acudientes legales pueden firmar el
      consentimiento cuando éste no lo pueda hacer, siempre y
      cuando manifiesten y determinen los mejores intereses y
      beneficios hacia la persona menor o
      incapacitada que representen o tengan la preparación
      emocional y física para la
      adecuada realización del proceso de recopilación
      de información.
    • En el caso de menores de edad el consentimiento lo
      otorgará siempre su representante legal (tutores) tras
      haber recibido y comprendido la información mencionada.
      Cuando las condiciones lo permitan, si el menor tiene 12
      años o más, deberá además prestar
      éste su propio consentimiento, y para ello debe
      dársele toda la información y adaptarla a su
      nivel de entendimiento. En tal caso deben anexarse ambos
      documentos
      firmados.
    • Se sugiere que el "consentimiento informado" sea
      firmado por la persona que lo da o su acudiente legal, por el
      investigador responsable y por el testigo de dicho compromiso,
      incluyendo siempre el número de identificación de
      todos los allí presentes.
    • Animar a la población sujeto – objeto de
      la investigación, para que pregunte, o esclarezca toda
      duda o expectativa que se pueda tener, antes de la
      aplicación del procedimiento y si fuera necesario
      también después.
    • Dejar siempre la voluntad explícita de los
      investigadores de respetar la autonomía del investigado,
      expresada en el libre retiro de la investigación en
      cualquier momento.
    • El documento debe declarar que si el individuo
      participante rechaza seguir en el proceso, puede continuar
      asistiendo o recibiendo atención y servicio en dicha
      institución (universitaria, clínica u
      Hospitalaria) si lo solicita.
    • En la recopilación de información y en
      la aplicación de pruebas no se puede imponer nunca el
      interés de la ciencia como
      justificación para llevar a cabo una prueba o
      experimento, agrediendo la integridad física de las
      personas.
    • Tener siempre presente en la práctica
      investigativa la preeminencia de los derechos del sujeto antes
      que el deseo de eficiencia
      científica o investigativa.
    • En caso de experimentación con sustancias o
      procesos
      químicos, el grupo
      investigador declara su voluntad de posible
      indemnización o tratamiento en el caso de daño
      físico o psicológico contemplado en la
      legislación de salud pública.

    Si la voluntariedad, la autonomía y la claridad
    informativa son elementos esenciales, y "el consentimiento
    informado" está en relación directa con la escala de
    valores de
    cada persona consultada, pueden aparecer algunas distorsiones de
    su propósito como son:
    Manipulación: debe evitarse el sesgo amañado y el
    cruce de información.
    Persuasión: debe evitarse la presentación del
    compromiso a manera de publicidad o
    mercadeo de un
    producto.
    Coacción: debe omitirse la presión o
    amenaza tácita o explícita.
    Se recomienda elaborar un documento único para cada
    procedimiento investigativo, y con las siguientes
    especificaciones:

    • Hacerlo en el momento adecuado, con suficiente
      anterioridad a la aplicación del instrumento o prueba,
      evita momentos de tensión, ansiedad o depresión, que deja tiempo para
      decidir.
    • Hacerlo en un lugar adecuado, pues las circunstancias
      espacio temporales influyen en la coerción o
      autonomía que puede tener la persona.
    • Hacerlo con la persona adecuada: una persona
      idónea y conocedora de todo el proceso y no un delegado
      o auxiliar, debe ser en lo posible quien la va a
      realizar.
    • Asegurarse de la claridad con preguntas de
      realimentación que comprueben la real
      comprensión.
    • Deben evitarse dos extremos, ambos perjudiciales para
      el real propósito del "consentimiento informado"
      presentar tecnicismos que obstaculicen la claridad informativa,
      o el excesivo detalle en la información, que lejos de
      aclarar puede asustar y alejar, produciendo angustia o
      desesperación.
    • Los consentimientos informados no deben hacerse
      genéricos: cada procedimiento, con sus objetivos, es un
      caso distinto.
    • Los documentos deben extenderse en lo posible por
      duplicado, una copia para el grupo o institución que
      realiza la investigación, la consulta o prueba, y otra
      copia para el consultado o paciente.

    Evolución de
    la relación Medico-Paciente

    Entre los aspectos que se pueden analizar para estudiar
    la evolución de la relación médico-paciente
    en cuanto a la autonomía de éste último,
    señalaremos los siguientes: La constitución de la Medicina como
    ciencia. La medicina en el pasado ofrecía una mayor
    posibilidad de elección a los enfermos, por la
    coexistencia de diversos sistemas o
    teorías
    médicas que fueron perdiendo vigencia a favor de un
    único modelo: la
    Medicina oficial. Al constituirse la medicina científica,
    más centrada en la enfermedad y en los medios
    diagnósticos y terapéuticos, que en el mismo
    paciente, y expresada en un lenguaje científico. Se
    incrementó la distancia del paciente y de sus familias
    respecto del médico. El paciente, cada vez sabía
    menos y confiaba menos en sí mismo, mientras que el
    médico, por el contrario, cada vez contaba con más
    datos, con
    mejores medios diagnósticos y terapéuticos, por lo
    que incrementaba su capacidad de decisión.

    Paradójicamente, el desarrollo
    científico, como afirmaba Peabody, empeoró la
    relación médico-paciente en un momento en que la
    medicina mejoró sensiblemente. Desde este punto de vista,
    a lo largo del siglo XX, los enfermos tuvieron menos
    autonomía que cien años atrás. El desarrollo
    de las especialidades y los cambios en la
    organización asistencial producidos a lo largo del s.
    XX. La medicina hospitalaria, la consolidación de los
    seguros de
    enfermedad y de los procesos de colectivización, como la
    Seguridad Social,
    todos ellos han modificado el modelo de la profesión
    médica y han favorecido la aparición de conflictos de
    interés derivados del hecho de tener que responder, sobre
    una misma actuación, ante distintos sujetos -el pagador o
    contratante y el paciente- con intereses diferentes.

    Responsabilidad moral en
    medicina

    La Moral es un valor por
    antonomasia y abarca de un modo integral la actividad humana.
    Ninguna otra disciplina
    puede jerarquizar tanto los valores
    humanos como la Moral. Toda
    ciencia es autónoma pero, al mismo tiempo, toda ciencia
    como actividad humana, es decir, realizada por y para el hombre en
    una dimensión histórica existencial, no puede
    escapar a los límites
    que impone la Moral. Y esto es así porque el objetivo de la
    Moral es el hombre, y
    éste, como sujeto de finalidad inmanente y trascendente,
    es un valor supremo, superior a cualquier valor que pueda
    proporcionar la ciencia o la técnica. Hay quienes
    sostienen que la Medicina, como ciencia, podría
    encontrarse al margen de lo propiamente ético, moral y/o
    religioso. Pero estar al margen no significa estar en contra o
    ser contrario. El científico debe respetar las leyes y los
    deberes morales, tiene que poseer una orientación moral.
    Cuando hablamos de orientación moral en la Medicina no nos
    referimos específicamente a la ciencia médica como
    tal sino a sus representantes y cultores, y por ello sostenemos
    que la persona del médico y toda su actividad
    científica se mueve en el campo de la Moral. No es
    lógico hablar de oposición entre Medicina y Moral;
    esta última no entraña peligros ni
    obstáculos para el interés de la
    ciencia.

    La Moral en Medicina no se refiere a los límites
    de las posibilidades y conocimientos teóricos y
    prácticos sino a los límites de los deberes y
    derechos del científico como persona; se refiere a la
    forma en que se alcanzan y se utilizan estos
    conocimientos.

    El médico debe aprender que los dramas morales
    son tan reales como los fenómenos físicos y su
    importancia es mucho mayor. La autoridad
    moral del médico constituye la clave del éxito
    terapéutico. La técnica sola nunca podrá
    penetrar hasta la profunda raíz de ese ser misterioso
    llamado hombre, que tiene necesidades que ni la técnica ni
    la ciencia pueden satisfacer.

    La ley moral nos enseña que la salud es la justa
    jerarquía de la persona y el hombre, como persona, posee
    un proyecto
    existencial con un destino eterno junto a una conciencia
    creadora que no está referida únicamente al mundo
    biológico sino también al mundo moral que él
    mismo puede entrever en las experiencias de su vida. Por
    desgracia observamos con demasiada frecuencia a médicos
    que viven atrapados en una sola dimensión en la que
    prevalece lo material, haciendo culto de la dinerolatría,
    transformándose en comerciantes de la salud, verdaderos
    opresores de los enfermos.

    El paternalismo
    como abuso del principio de beneficencia

    El paternalismo es la desautorización
    intencionada de las preferencias o acciones
    conocidas de una persona, donde la persona que las desautoriza
    justifica su acción
    con el propósito de beneficiar o evitar el daño a
    la persona cuya voluntad esta desautorizando.

    Para los defensores de los derechos derivados de la
    autonomía de los pacientes, las obligaciones del
    médico hacia el paciente de revelar la información
    de búsqueda del consentimiento, de confidencialidad y de
    respeto a la
    intimidad, se establecen primariamente por el principio de
    respeto a la autonomía.

    En contraste, otros autores, consideran tales
    obligaciones en la beneficencia obligatoria
    profesional.

    La beneficencia ofrece la meta primaria
    y la razón fundamental de la medicina y la atención
    sanitaria, mientras que el respeto a la autonomía (y la no
    maleficencia y la justicia)
    fijan los límites morales a las acciones profesionales
    tras la búsqueda de esa meta.

    Kant denunció al estado
    paternalista por restringir benevolentemente las libertades de
    los sujetos. A Kant le
    preocupaba un gobierno que cancela la libertad.
    Nunca consideró la posibilidad de que un modelo paternal
    de intervención benevolente, aquel que compare al estado
    con un padre protector, un padre que cuida de un menor
    incompetente, pudiera ser considerado paternalista

    Sin embargo, sucedió lo que nunca supuso. La
    intervención en la vida de una persona dependiente,
    esencialmente no autónoma, llegó a ser y sigue
    siendo el modelo más ampliamente aceptado de paternalismo
    justificado.

    El paternalismo es la desautorización
    intencionada de las preferencias o acciones conocidas de una
    persona, donde la persona que las desautoriza justifica su
    acción con el propósito de beneficiar o evitar el
    daño a la persona cuya voluntad está
    desautorizando.

    Problemas morales del paternalismo
    médico:

    Cuando los pacientes (sean del tipo que sean) eligen
    cursos perjudiciales, algunos profesionales sanitarios respetan
    la autonomía no interfiriendo más allá de
    intentos de persuasión, mientras que otros actúan
    beneficentemente protegiéndoles contra las consecuencias
    potencialmente perjudiciales de sus propias
    decisiones.

    En un artículo clásico, Henderson
    argumentaba que "los mejores médicos" emplean como
    guía primaria de referencia lo siguiente: "en lo que sea
    posible, no hagas daño. Puedes causar daño por el
    proceso que curiosamente se llama decir la verdad. Puedes hacer
    daño mintiendo…

    Pero intenta producir el menor perjuicio posible, no
    sólo en tratamientos con medicamentos, o con el
    bisturí, sino también con el tratamiento de las
    palabras".

    Paternalismo fuerte y
    débil

    Paternalismo débil: interviene para prevenir
    accionares involuntarios o no autónomos. Se cumple en el
    caso de que el paciente este desinformado acerca de la
    elección a tomar, este bajo una fuerte depresión o
    en caso de adicciones
    agudas. Se considera que en estos casos la racionalidad del
    paciente esta influida por condiciones externas. Los principios
    en juego son la
    no maleficencia y la beneficencia.

    Paternalismo fuerte: interviene sobre decisiones
    informadas, voluntarias y autónomas. Violando
    principalmente su derecho a la autonomía. Debe remarcarse
    que no es el ejemplo a seguir en la practica medica. La autora
    remarca nuevamente la inviolabilidad de las decisiones del
    paciente siempre y cuando cumplan con los requerimientos de ser
    informados, voluntarios y autónomos.

    Situaciones de
    paternalismo justificado

    El paternalismo débil no merece ser justificado
    puesto que ponemos como premisa la racionalidad, y por ello la
    autonomía, del paciente.

    Un accionar paternalista podría estar justificado
    en los casos en que:

    • El beneficio sobrepasa ampliamente el costo (la
      perdida de la autonomía y la invasión al libre
      albedrío)
    • La capacidad del paciente para tomar decisiones esta
      limitada
    • La intervención es justificada por las
      circunstancias, universalmente justificada
    • Si el beneficiario justificara el accionar
      paternalista, en caso de ser racional

    Autonomía y
    confianza

    Con independencia
    de las cuestiones antes enunciadas, el hecho de contar con el
    enfermo en la asistencia médica no es nuevo: en la
    relación médico-paciente, el respeto mutuo es
    esencial. Ni el paciente, ni la familia pueden
    imponer un criterio de actuación que no sea profesional o
    que vaya en contra del parecer de un profesional.

    Con relación al respeto al paciente, ya en 1952,
    Laín Entralgo manifestaba: "El médico de hoy ha
    llegado a plantearse con relativa lucidez intelectual la
    antinomia que entrañan sus dos actos principales, el
    terapéutico y el diagnóstico, en cuanto referidos a
    un ser –el hombre enfermo- que es a la vez naturaleza
    sensible y persona, principio de operaciones
    materiales y
    supuesto racional, paciente de acciones necesarias y autor de
    acciones libres". Es decir, "el tratamiento de una enfermedad
    puede ser enteramente impersonal; el cuidado de un paciente debe
    ser completamente personal".

    El cuidar al paciente como misión,
    ¿es una actuación paternalista? Parece más
    bien una de las manifestaciones propias de la actividad
    clínica en la que "no es posible tratar de forma abstracta
    sino concreta e individual".

    La significación de la interrelación entre
    el médico y el paciente ha de ser fuertemente acentuada;
    ya que, en gran medida, el diagnóstico y el tratamiento
    dependen directamente de ella y el fallo del médico en
    establecer esta relación conlleva una gran pérdida
    de efectividad en el cuidado de los pacientes.

    Son muchas las cuestiones que quedan abiertas. Es tiempo
    de intentar responder a los interrogantes que antes enunciamos.
    Es momento para reconsiderar la autonomía del enfermo,
    algo que no es nuevo en la práctica médica y que
    afecta directamente a los profesionales y a los enfermos, ya que
    está intrínsecamente unido a la relación
    médico-paciente.

    Modelos de
    relación Medico- Paciente

    Algunos autores, atendiendo a los diferentes factores
    que intervienen en la relación, han analizado las
    distintas formas que puede adoptar la relación
    médico-enfermo. Entre ellas destacan los modelos, ya
    clásicos, de Szasz y Hollender, Von Gebsattell, y
    Tatossian. Dichos autores analizan las diferentes actitudes e
    interacciones entre médico y paciente según el tipo
    de enfermedad de que se trate aguda o crónica, la mayor o
    menor capacidad de participación y colaboración del
    enfermo, el momento del acto médico en que se esté
    anamnésico, diagnóstico, terapéutico, etc.
    Aunque como construcción teórica, y por lo tanto
    artificial, cada modelo enfatiza un factor como determinante de
    la dinámica de la relación, en la
    práctica constituyen diferentes puntos de vista de la
    misma realidad, que se complementan y pueden ayudar a entender
    mejor las distintas etapas de este encuentro.

    Tipos de
    relación médico-paciente según el grado de
    participación

    Szasz y Hollender, teniendo en cuenta el grado de
    actividad y participación de médico y paciente en
    la interacción, describen tres niveles o
    modalidades de relación médico-paciente.

    El nivel 1, o de "actividad del médico y
    pasividad del enfermo", es el tipo de relación que se
    produce en situaciones en que el paciente es incapaz de valerse
    por si mismo: situaciones de urgencia médica o
    quirúrgica, pacientes con pérdida o
    alteración de conciencia, estados de agitación o
    delirio agudo, etc. En estos casos, el médico asume el
    protagonismo y toda la responsabilidad del tratamiento. El
    prototipo de este nivel de relación sería el que se
    establece entre una madre y su recién nacido:
    relación madre-lactante.

    El nivel 2 o de "dirección del médico y
    cooperación del enfermo", es el tipo de relación
    que tiende a darse en las enfermedades agudas,
    infecciosas, traumáticas, etc., en las que el paciente es
    capaz de cooperar y contribuir en el propio tratamiento. El
    médico dirige, como experto, la intervención adopta
    una actitud
    directiva, y el paciente colabora contestando a sus preguntas,
    dando su opinión, y realizando lo que se le pide. El
    prototipo de relación de nivel 2 sería el que se
    establece entre un progenitor y su hijo no adulto:
    relación padre-niño.

    El nivel 3 o de "participación mutua y
    recíproca del médico y del paciente", es la forma
    de relación más adecuada en las enfermedades
    crónicas, en las rehabilitaciones postoperatorias o
    postraumáticas, en las readaptaciones físicas o
    psíquicas, y en general en todas las situaciones, muy
    frecuentes en el mundo médico actual, en que el paciente
    puede asumir una participación activa, e incluso la
    iniciativa, en el tratamiento: Así en pacientes
    diabéticos, enfermedades cardiacas, enfermedades de la
    vejez, etc.,
    el médico valora las necesidades, instruye y supervisa al
    paciente, que, a su vez, lleva a cabo el tratamiento por si
    mismo, según lo programado, y con la posibilidad de
    sugerir otras alternativas o decidir la necesidad y prioricidad
    de una nueva consulta. El prototipo de relación que
    establecen es el de una cooperación entre personas
    adultas: relación adulto-adulto.

    Como parece lógico, no es que haya un nivel de
    relación mejor que otro, pero sí uno más
    adecuado para un determinado padecimiento o una situación
    clínica dada. Frecuentemente médico y paciente
    tendrán que modificar su actitud a lo largo de una misma
    enfermedad y adoptar uno u otro tipo de relación de
    acuerdo con lo que permitan o requieran las
    circunstancias.

    Tipos de
    relación médico-paciente según el grado de
    personalización

    Von Gebsattel describe las fases por las que pasa la
    relación médico-enfermo según el distinto
    grado de relación interpersonal que adquiere la misma
    durante el acto médico. Así en una primera fase de
    llamada, el paciente acude al médico solicitando remedio
    para sus dolencias y el médico responde acudiendo a
    satisfacer las necesidades del enfermo. La relación entre
    un hombre experto y un hombre que sufre es todavía, desde
    el punto de vista interpersonal, anónima. En una segunda
    fase de objetivación, el interés del médico
    se centra en el examen "científico" del proceso
    patológico, por lo que las relaciones personales pasan a
    un segundo plano, relacionándose con el paciente
    más como "un objeto de estudio" que como una
    persona.

    Finalmente, en la fase denominada de
    personalización, realizado ya el diagnóstico y
    establecido el plan terapéutico, es cuando el
    médico se relaciona, por fin, no sólo con un hombre
    que sufre o un "caso", sino con una persona enferma determinada,
    que es ya "su" enfermo.

    Tipos
    de relación médico-paciente según el
    objetivo de la relación

    Otra forma de entender la relación
    médico-paciente, propuesta por Tatossian, distingue dos
    tipos de relación según que la interacción
    entre el médico y el enfermo sea directamente
    interpersonal o se halle mediatizada por el órgano
    enfermo.

    En el modelo interpersonal de relación, la
    enfermedad es considerada como un todo el trastorno forma parte
    del paciente y se produce una implicación personal en la
    relación, ya que ésta se establece directamente
    entre dos personas entendidas en su globalidad
    afectivo-intelectual. El médico no sólo ve el
    órgano enfermo, sino la totalidad del paciente, lo
    somático y lo psíquico. La actitud del terapeuta
    resuena sobre la del paciente, de modo que "se pasa de la
    medicina de una persona a la medicina de dos personas". Es la
    relación que se utiliza en psiquiatría y más
    aún en psicoterapia.

    En el modelo técnico de servicio de la
    relación, la atención se centra en el órgano
    "que no marcha bien" y el paciente adquiere connotaciones de
    cliente que
    solicita la reparación del mismo. Se trata de una
    relación más pragmática, operativa y
    funcional, dirigida a la obtención de información
    sobre la alteración del órgano y el tipo de
    restauración que se pretende. Es el modelo de
    relación que caracteriza la práctica médica
    general y las especialidades médicas, y que, si se
    exagera, corre el peligro de ignorar la
    personalidad o incluso parcelar el cuerpo físico del
    paciente, tratando al órgano enfermo, como si de un
    auténtico objeto se tratara.

    Sin duda que ambos modelos se complementan, aunque el
    objetivo principal de la relación puede variar,
    según el momento de que se trate. El médico debe
    prestar atención a los síntomas y a los
    exámenes de laboratorio,
    pero sin desatender la relación con el paciente, que es la
    que le va a proporcionar la comprensión tanto de los
    síntomas y de su elaboración psicológica
    como del paciente en su totalidad.

    ¿Cuáles el
    papel del familiar en esta relación
    médico-paciente?
    Pareciera que el único
    responsable del abordaje del paciente es el médico, pero
    realmente no lo es… El familiar del niño enfermo juega
    un papel fundamental, a fin de cuentas es el que
    mejor conoce al enfermo. Cuenta con suficiente información
    de vital importancia que si por estrés o
    enojo o por ser muy exigente no la ofrece al médico, lo
    cual irá en deterioro del diagnóstico de sospecha
    que se trata de establecer. Por otra parte, es también
    obligación del familiar el preguntar la condición
    de su paciente, pedir de una forma cortés la
    explicación de términos médicos que no
    entendió o simplemente pedir que le repitan la
    información que no entendió. No hay
    justificación de quedarse con dudas sobre
    diagnósticos o tratamientos.
      Por otra parte, deberán ser pacientes, confiar en
    el o los médicos que están atendiendo a su
    niño enfermo, y considerar siempre que si aún no se
    le ha ofrecido el abordaje inicial seguramente siempre
    será porque desgraciadamente existe algún otro
    paciente que corre peligro su vida y requiere de una
    atención más inmediata.

    Recomendaciones a
    los familiares para tener una buena relación
    médico-paciente.
         1)
    Ofrezca a su médico la mayor cantidad de
    información disponible sobre la enfermedad que se sospecha
    durante su interrogatorio.
         2) Dele la oportunidad a su
    médico de establecer un diagnóstico y tratamiento
    para determinar posteriormente una buena evolución,
    téngale confianza.
         3) Pida siempre que un mismo
    médico le dé la información a una hora
    determinada en caso de hospitalización.
         4) Nunca busque información de
    muchas fuentes, ya
    que encontrará contradicciones, lo que generará
    incertidumbre.
         5) Nunca se quede con ninguna duda sobre
    el problema que están tratando de resolver los
    médicos.
         6) Si existe mala evolución o no
    ve mejoría de su paciente hágaselo saber al
    médico tratante y, de ser necesario, expóngale su
    interés de solicitar alguna otra opinión
    médica.
         7) Siempre deberá existir un
    familiar responsable, quien será el único encargado
    de otorgar y recibir información de la condición
    del paciente y éste, a su vez, será el que
    informará al resto de la familia, de
    esta forma se evitarán malos entendidos.
         8) Recuerde que el trabajo del
    médico es ayudarle, ayúdelo, para el beneficio de
    su paciente.

    Conclusión

    Esta última monografía trató de dos temas muy
    importantes, que no pueden dejar de verse y ser estudiados
    durante la formación del médico.

    Con respecto al consentimiento informado, fue un tema
    totalmente nuevo para mi, y descubrí la importancia que
    tiene, no solamente es una herramienta de "defensa" legal que hoy
    en día hay que saber utilizarla a nuestro favor (para
    evitar consecuencias indeseables) sino también es un
    derecho del paciente. Creo que es justo para ambas partes que
    exista, pues la
    comunicación es fundamental en cualquier tipo de
    relación, y es sin dudas un pilar fundamental en la
    relación médico-paciente. El pasaje de la
    información tanto del paciente hacia el médico como
    viceversa ayuda a llegar a un buen diagnóstico y genera
    una buena respuesta en el paciente que gustoso realizará
    el tratamiento que el médico aconseja; por ende ambas
    partes salen ganando y logran el objetivo común de la
    relación que lo une, que es la curación del
    paciente.

    No podemos dejar de mencionar el papel que juega la
    familia del enfermo. La buena comunicación no solo debe darse con el
    paciente, sino muchas veces también con la familia,
    más aún cuando el paciente es menor de edad,
    anciano o no esta en condiciones de tomar decisiones. El
    médico debe saber que su relación no se limita al
    paciente que está tratando, sino que existe toda una
    familia detrás que también quiere saber qué
    es lo que ocurre, entonces debemos estar preparados para dar
    explicaciones, siempre y cuando sea necesario y no violemos el
    secreto profesional.

    BIBLIOGRAFÍA

    *· Beauchamp, Tom L y Childress, James F.;
    Principios de Etica Biomédica. Barcelona. Masson.
    1999.

    *. Mainetti, J. A.; Estudios Bioéticos .
    Editorial Quirón. 1993

    *Outomuro, Delia; "Manual de
    Fundamentos de Bioética";
    1º Ed.- Buenos Aires; Magíster Eos, 2004

    Paoletta, Agustina

    Materia: Bioética I

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