- Política conservadora,
trabajo, socialismo y utopía hoy - La desobediencia civil, piedra
de toque del estado democrático de
derecho - Derecho y violencia; un trauma
alemán - Entre Heine y
Heidegger - La crisis del estado de
bienestar y el agotamiento de las energías
utópicas - Dialéctica de la
racionalización
La redacción de un término siempre
tendrá la intención de indicar la finalidad de su
objetivo.
Expresan relación o distanciamiento de su contenido
sustantivo. Para nuestro ensayo el
postmodernismo es el tema a desarrollar. Su comprensión
implica dos tendencias opuestas:
- Neoconservadores. Su objetivo es preservar
los
valores culturales calificados por ellos mismos como
fundamentales sin perjuicio del desarrollo
económico. - Críticos del crecimiento. La nueva
arquitectura
representa la destrucción vía
modernización.
Estas tendencias conservadoras impiden el avance
científico y ocultan los valores
políticos de la ciudadanía para resguardar sus lugares de
poder, ya que
todo pensamiento
libre lleva consigo el deseo de cambio. El
primer fenómeno social que impactó en la vida
política
fue la revolución
industrial. Los cambios provocados en el orden
económico fueron determinantes para la creación de
centrales defensoras del trabajo.
Paralelamente surgieron los centros de producción originarias del capitalismo y
la burguesía; las ciudades se convirtieron en centros de
consumo e
intercambio.
La nueva forma de producción denominada
capitalismo imponía un orden sistemático y
estratégico de la población. Sus principios son la
fuerza de
trabajo, el suelo y la
infraestructura que llamaron relaciones vitales. Pero
¿por qué hablamos de industria como
base de la producción? Recordemos que el capitalismo es el
siguiente paso después del feudalismo en el
cual la base de la riqueza es la tierra. Al
implantarse la máquina de vapor de James Watt, la tierra deja de
ser el centro de explotación para dar lugar a los centros
industriales y con ello, el poder del monarca feudal queda
derrumbado para ceder su lugar a los consorcios industriales. De
esta forma se va creando la filosofía del
funcionalismo, donde cada miembro de la sociedad
representa una parte del proceso
productivo, entendiendo como funcional a todo medio apropiado por
el cual se logra un objetivo; funcionales también son las
acciones que
buscan la estabilidad ante situaciones de crisis o
conflicto
dentro de una sociedad, pero para que el funcionalismo
encuentre los medios de
aplicación es necesario contar con alguien que los lleve a
cabo y que sea parte de la esfera en discordia, puesto que de
otro modo dicha situación sólo nos llevará a
la descomposición mayor del orden.
Política conservadora, trabajo, socialismo y
utopia hoy
La filosofía perdió valor ante los
trabajos de la
ilustración ya que se orientaron a explicar
racionalmente el mundo y la filosofía se sustentaba en la
argumentación como forma de explicación; se tuvo
que someter entonces al proceso de investigación y comprobación aunque
nunca perdió su intima relación con la inteligencia
humana. Aún le corresponde la función
descriptiva en el intercambio cultural, considerando el sentido
de la vida como el deseo más alto de entendimiento del ser
humano a través de la razón. Las consecuencias de
esta reforma del pensamiento nunca fueron inmediatas, los
procesos de
cambio en las sociedades se
presentaron mucho tiempo
después en forma de movimientos sociales que luchaban por
el derecho a la libertad
natural del ser humano. El contexto político y social
tomó entonces nuevos rumbos y formas de
entendimiento.
Las filosofías conservadoras cuentan con medios
más sutiles. No se oponen al desarrollo tecnológico
y científico, pero buscan los cambios mínimos
posibles en sus valores. Es relevante indicar que en tiempos de
complicaciones económicas, los cambios en los gobiernos
son obligados. La debilidad de estas fuerzas radica en que los
organismos creados ex-profeso para guiar estos movimientos,
entiéndase partidos políticos y organizaciones
ciudadanas, viven en su interior la fuerza de estos cambios y
merman su propia representatividad. En este caso, el compromiso
del Estado con el
ciudadano es garantizarle su seguridad y
bienestar familiar y después social, guiándolo a
través de las necesidades de orden por medio de normas
universales. Sin embargo, las políticas
económicas no han encontrado la forma de incluir en el
proceso productivo al mayor número de individuos y por
tanto el crecimiento
económico es reducido ha beneficiar a algunos cuantos
con el esfuerzo de muchos. Tenemos indicadores
muy claros de esta situación, relaciones productivas que
no permiten tanto la explotación total de la fuerza de
producción, como tampoco la distribución justa de la riqueza. Ambos
casos son injustos para el lado del proceso productivo del cual
se esté hablando y la consecuencia es una parálisis
económica que tiene consecuencias políticas
irreversibles. ¿Cómo lograr el equilibrio
entre necesidades y producción cuando las relaciones
comerciales limitan el intercambio? Quizá la única
opción viable sea reconstruir la política
económica para dirigirla hacia objetivos
más equitativos sustentados en los valores morales y
políticos de la sociedad, esto nos llevaría a
liberar al Estado del oneroso sistema de
administración de la economía. Las
condiciones actuales de la sociedad nos dicen que el modelo
económico es excluyente y arbitrario en su integración social, con aspectos
coercitivos de la libertad del individuo y
limitantes en su aspiración de buscar y obtener un mejor
nivel de vida.
Las relaciones
laborales contemporáneas han impactado tanto que la
sociedad ha entrado en una parálisis de interés,
que por supuesto se ve reflejado en el ánimo personal en las
labores productivas. Marx ha comparado
las relaciones laborales con las relaciones familiares donde la
remuneración por la producción no cubre las
necesidades básicas; las relaciones laborales tampoco
cubren las expectativas de crecimiento y abastecimiento y por
consecuencia, el desarrollo intelectual del ser humano se ve
impedido por la necesidad de encontrar un mayor sustento
económico que implica la participación de los
demás miembros de la familia.
Seria conveniente encontrar la forma de integrar ambas partes en
un crecimiento paralelo, pero la sociedad laboral ha
agotado en gran parte sus recursos de
desarrollo, dejando un hueco entre los medios de
producción y la fuerza productiva.
Ante esta situación, surge el concepto de
socialismo como alternativa de desarrollo e integración
familiar. Se supone que con ello se evitarían las
injusticias, represiones y marginaciones ya que todos forman
parte del crecimiento económico y social por lo que todos
en teoría
tendrán una recompensa. Pero esto en realidad ha sido una
utopía inalcanzable. Los desposeídos cada vez
forman una mayor parte de la sociedad y han regresado a las
condiciones de vida del feudalismo donde el dueño de los
medios de producción, que en este caso ahora será
el capitalista, puede disponer de sus bienes
–que son escasos- así como de su fuerza productiva
que en realidad es el valor más preciado que posee. Pero
¿en verdad las utopías con inalcanzables? Las
utopías son la medida de movimiento del
ser humano ya que han dado origen a movimientos sociales como la
revolución
francesa, la liberación de Polonia de la
invasión nazi, el derrocamiento de Nicolás de
Rusia, la
independencia de
México y muchos otros. Estas utopías deben
tener símbolos, iconos o una imagen que
identifique los objetivos del movimiento y esto lo vemos en todos
los gobiernos ya que tienen un escudo nacional, un himno y una
bandera que representa la totalidad de la sociedad así
como una igualdad y
garantías jurídicas y sociales.
LA
DESOBEDIENCIA CIVIL, PIEDRA DE TOQUE DEL ESTADO
DEMOCRÁTICO DE DERECHO
La desobediencia civil presupone una reacción
violenta por parte del Estado, aunque sea una
manifestación pacífica. Pero incluso una
manifestación ya sea de agrado o desacuerdo representa un
acto violento. Nuevamente la historia nos otorga la
relación de teoría y praxis con el
ejemplo de Ghandi. El concepto de violencia ha
cambiado y su aplicación ha pasado a ser considerada
aplicable para los actos no violentos incluso, pero que
representen una alteración del orden social. Los
movimientos sociales han cambiado, pero es a partir de la
década de los 60’s del siglo pasado cuando la
filosofía social toma una nueva tendencia a raíz de
las guerras de
Viet Nam, Corea y la cercanía del bloque socialista en la
isla de Cuba. El
pensamiento del ser humano toma entonces nuevos valores y
objetivos; ya no es tan solo el enfrentamiento histórico
entre capitalismo y socialismo. La recuperación de los
valores naturales toman fuerza y representan nuevas banderas de
lucha ante las descomposición del orden mundial. Todo
régimen democrático considerará entonces la
existencia de estos movimientos traducidos en desobediencia
civil, como algo inherente a la libertad y aún más,
como algo necesario para el equilibrio entre sociedad y
Estado.
John Rawls define la desobediencia civil
como:
…"la manifestación de un acto
público, no violento, consciente y político,
contrario a la ley, cometido con
el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los
programas de
gobierno"…
En nuestro país tenemos la experiencia que la
sociedad civil sí puede enfrentar al Estado, por
que tenemos un Estado democrático pero débil, que
tiene miedo de utilizar las facultades del Estado pero que
además no tiene experiencia en el ejercicio del
poder. Además, como pretende un Estado como el actual
en México
enfrentar o siquiera intentar el diálogo,
cuando los negociadores por parte del Estado están tan
fuera de la realidad como el ciudadano que se encarga de
administrar los pesos del país, pero que no sabe ni quiere
saber los que significa ser el presidente de la nación
más cercana a los Estados Unidos. La desobediencia
civil es un asunto de todos, por que las repercusiones de los
actos de unos pocos pueden dar lugar a que muchos otros sigan el
ejemplo.
Günter Frankenberg define la no violencia
como:
…"es civil la violación de la norma que
no carece de relación con el objetivo de la protesta en
cuestión y que garantiza en especial la integridad
física y
moral del
enemigo de la protesta o de terceros
inocentes"…
En otras palabras, la desobediencia civil no pretende
atentar contra el enemigo ni contra el bienestar de la sociedad
ajena al conflicto. Nuevamente tomamos el ejemplo de nuestro
país, donde la desobediencia civil ha caído en
poder de grupos
interesados en crear precisamente lo que nuestros autores
defienden, afectar a terceros ajenos al conflicto. Pero
aún más, estas manifestaciones buscan el
enfrentamiento como forma de descalificación a la tolerancia del
Estado por su incapacidad, ya sea real o creada. Supuestamente la
desobediencia civil se realiza exclusivamente en Estados
democráticos, puesto que el Estado de Derecho
es la base de la convivencia social. Sin embargo, estos
movimientos que empiezan como no violentos se convierten a fin de
cuentas en
movimientos donde la violencia física es la medida de
triunfo ya que no existe otra forma de provocar la atención mundial y lograr el impacto que la
situación global actual requiere para que sean atendidas
las demandas de la sociedad civil.
Sin embargo el Estado
moderno necesita de una razón para justificar su
existencia. Estas razones han sido minadas a lo largo de la
historia y tan solo han quedado algunas pocas, como la inseguridad,
la falta de empleo, la
inequidad del reparto de la riqueza. Aspectos que todos los
actores políticos reconocen como explotables en un
discurso
político y que lamentablemente no desaparecerán del
ámbito social por que entonces se terminaría el que
hacer de los políticos justificando su existencia a la par
de la existencia del Estado, en forma de defensa social por
intereses de aprobación general que contarían con
la aprobación de toda la sociedad afectada.
El Estado contemporáneo enfrenta un conflicto
interno, ya que defiende el desarrollo
económico con las políticas actuales de
injusticia social al mismo tiempo que pretende posicionarse como
el defensor del bienestar social, en otras palabras, no puede
institucionalizar la injusticia producida por el Estado mismo. El
producto de
esta disyuntiva entre principios e intereses así como la
incapacidad de los gobernantes actuales en nuestro país,
es la desobediencia civil. Desde una visión retrospectiva,
el Estado de Derecho aparece junto con un movimiento social que
independientemente que inicia como no violento, termina en una
guerra civil
con el derrocamiento de los gobiernos y gobernantes para dar paso
a una nueva guerra civil por el control del
gobierno, por que los intereses en juego son
muchos, permanentes y en ocasiones hereditarios.
Después de la guerra civil se puede instaurar un
régimen legítimo pero débil, por lo que las
instituciones
de represión nuevamente forman la fuerza del
gobierno.
La desobediencia civil se considera un derecho de toda
sociedad civil pero tiene la gran complicación de que debe
existir entre la legalidad y la
legitimidad.
Aquí encontramos un problema que afecta a la
sociedad civil en sus intereses mismos. ¿Cuándo
podemos considerar que una manifestación defiende
intereses generales o cuándo defiende intereses
particulares? En esta situación ¿podemos decir que
la sociedad civil se considera aquella en la que no existen
grupos de poder? Sin embargo necesita de organización y ello por fuerza
creará liderazgos y estratificación que llevan
inherentes a los movimientos mismos el poder de un grupo.
Podemos encontrar la respuesta en el juego de legalidad
y legitimidad del movimiento. Si la desobediencia civil atiende a
defender a la sociedad contra abusos del Estado, entonces si se
considera a toda la sociedad ya que está regida por el
mismo orden jurídico.
También entran en juego los valores
morales como icono de identificación y unión.
Los valores religiosos son un fuerte factor de cohesión y
tienen la capacidad de congregar si no a toda, sí a gran
parte de la sociedad. Estos movimientos tienen la fuerza de
llevar a la guerra a naciones enteras aduciendo agresiones contra
la integridad moral de la sociedad que pueden minar el orden
social pero sobre todo el orden divino del mundo. No obstante la
santidad de estos movimientos, la aniquilación del enemigo
absoluto es algo incuestionable ya que es mejor aniquilar que
mediar el conflicto.
Por supuesto que esta demanda para
que la sociedad defienda los valores morales ostentados por la
iglesia,
cualquiera que esta sea, implica el riesgo natural de
las alianzas ya que ningún país ha enfrentado
sólo a otro, a menos que la superioridad de fuerza militar
sea evidente.
En todo caso la desobediencia civil, cuente o no con
algún icono de legitimidad, tiene intereses generales
formados a partir de situaciones particulares. El bienestar, la
seguridad, el desarrollo y la propiedad son
lo valores afectados que sirven de bandera política y
tendrán entonces la misma fuerza que la resistencia
activa contra el imperialismo.
Entonces la desobediencia civil toma valores
positivos.
DERECHOY VIOLENCIA; UN TRAUMA
ALEMÁN
Una desobediencia civil se realiza dentro del
perímetro geográfico que limita al Estado y su real
valoración protege a la sociedad de la decadencia o la
escisión si superara las limitantes que hemos acotado
líneas arriba. Esta capacidad había sido reprimida
por los Estados despóticos hasta la segunda guerra
mundial. Pero el desarrollo mismo ha creado las condiciones
para que la sociedad civil pueda rebasar sus fronteras mediante
la praxis hasta llegar a los resultados por todos conocidos a la
fecha, sin perder la legalidad que le otorga el hecho de
argumentar en sus demandas el orden jurídico. Sin embargo
en algunos casos los resultados han sido catastróficos
dejando al Estado el poder de otorgar el perdón cuando los
limites han sido rebasados. Cuando los grupos entran en la lucha
física contra le Estado, el objetivo se trasforma en la
aniquilación del régimen o en el cambio del orden
constitucional. Esta situación por supuesto tiene un
orden:
- El enfrentamiento entre grupo o grupos contra el
Estado adjudicándose cada uno un pasado histórico
justificable ante la opinión social. - El conflicto desarma el Estado de Derecho debido a
que ambos lados se ostentan como legales y
legítimos. - La capacidad de violencia de los opositores
pone en riesgo el poder del Estado ya que hacen uso de la
violencia y la destrucción, enfrentando al Estado en su
misma esencia jurídica.
Particularmente el punto número 3 es una
oposición a la teoría de Hobbes que
enuncia como justificada cualquier forma de dominación con
la finalidad de establecer y conservar la paz al interior del
Estado ya que éste es el único capaz de ejercer la
violencia física legalmente. Entonces donde no hay ente
rector del orden jurídico la norma es establecida por el
grupo más fuerte sin importar el medio, incluso por medio
de la revolución
social. Este fenómeno social impide por supuesto el curso
del capitalismo ya que en medio de la violencia no existe garante
alguno para asegurar la propiedad. Mientras, los principios que
dieron origen al movimiento continuarán prevaleciendo
mientras cambian las circunstancias políticas y sociales
que de inmediato implicarán cambios en el orden
económico. El Estado democrático entonces
tendrá por característica la posibilidad del
quebranto de la ley que puede ser potencialmente
legítimo.
La clasificación que hace esta parte del texto de las
desilusiones del ser humano y su ubicación como
razón del desorden personal coincide con la descripción del conflicto político
como manifestación del desorden social. Describe como una
persona
cínica a aquella que ha perdido toda esperanza de
reordenamiento y que está distanciado de la realidad
retraído en su propia convicción de orden. Sus
actos no llevan mensaje alguno y sólo sus acciones son el
argumento de construcción de teorías. En éste ámbito, la
negación se vuelve discurso sin valores filosóficos
privando a la sociedad de todo principio moral protestando contra
cualquier proyecto. La
ventaja de éste método es
que dado que son hechos y no discursos, la
posibilidad de contradicción es muy remota, lo cual se
adapta muy bien a las teorías de Nietzsche y
Foucault.
LA
CRISIS DEL ESTADO DE BIENESTAR Y EL AGOTAMIENTO DE LAS
ENERGÍAS UTÓPICAS
La crisis del feudalismo al final del siglo XVIII
provocó que el pensamiento del hombre se
enfocara a buscar la consolidación del pensamiento
liberal. A través de revoluciones y de constantes cambios
en las formas de
gobierno las sociedades buscaron y adecuaron las
filosofías de libertad que surgieron de la
revolución francesa. Los herederos fueron los liberales
del siglo XIX que lograron materializar la utopía,
aterrizar en su presente el deseo natural del ser humano y
consolidar Estados supuestamente democráticos para dar
cabida a estos anhelos. Pero la lucha no fue en sí entre
pensamientos sino entre convicciones, liberales contra
conservadores lucharon por imponer sus ideologías al
margen del orden jurídico en Estados que apenas estaban
creando una identidad
nacional y buscando el mejor orden social.
La utopía no tenía medida ni
método, pero sí un objetivo. Estas teorías
ambiciosas reforzaron su fundamento con la llegada de Marx y su
descripción del proceso de dominación y
explotación social y el núcleo de desarrollo se
ubicó entonces en el potencial productivo del ser humano.
La oposición y derivación producida por el trabajo de
Marx dieron origen a conflictos
sociales en los que se defendían los derechos del trabajador
contra las imposiciones del contratista. El desarrollo
capitalista formó un pensamiento alterno al tradicional
deseo de libertad del individuo mientras que el orden
jurídico estaba sometido a los intereses en
pugna.
Así es como el Estado se elevó como
regulador del crecimiento económico dando lugar a los
conocidos Estados de bienestar y protector, a fin de que el
proceso productivo se encontrara integrado en los ordenamientos
jurídicos que a su vez sirvieron de sustento legal y
legitimo para que el Estado tomara parte en el proceso
productivo. Como producto de la lucha entre burguesía y
proletariado de acuerdo a la teoría marxista, los Estados
capitalistas crearon sus teorías de productividad que
justificaban las desigualdades y protegían la
acumulación del capital, lo
que ocasionó la crisis del Estado de bienestar surgiendo
como alternativa el Estado social, cuya principal función
era la de proteger los intereses de la sociedad del embate
capitalista ante su incapacidad de intervenir activamente en la
vida económica.
Sus programas requerían de una gran fuerza legal
y política para financiar los subsidios necesarios que
cubrieran las carencias e injusticias producidas por la desigualdad
social. Pero ante la creación de organismos
dependientes del erario público, la enorme carga
presupuestaria terminó por derrumbar todo orden
económico y el Estado social dio lugar al Estado regulador
dejando a la deriva toda propuesta de beneficio sin construir
alternativas reales de participación
económica.
Las filosofías retoman entonces los valores
morales y proteccionistas como forma de legitimación dando lugar a nuevos
pensamientos de orden económico que buscan restablecer las
condiciones de participación económica:
- La productividad y la acumulación son el
objetivo primordial. - El costo de la
legitimación deberá ser menor, distanciando los
polos conflictivos para que el Estado garantice la propiedad al
mismo tiempo que aporta los recursos para las necesidades
sociales. - El control de los postulantes de la libertad y
críticos de la injusticia social.
A esta teoría se le llama neoconservadurismo y es
fácil imponerla cuando una sociedad está dividida y
ausente de su potencial activo de organización. Libera a
la economía capitalista de la responsabilidad de crear equidad social
y al mismo tiempo sujeta al Estado mediante la riqueza
acumulada.
Este proceso no tiene grandes contratiempos en un Estado
débil y sobre todo que carece del conocimiento
adecuado de los que es un ejercicio del poder. La arena
política cambia entonces su discurso donde la sociedad
queda al margen y se le ubica como una herramienta mas de un
proceso sin valor alguno mas que el de su capacidad
productiva.
DIALÉCTICA DE LA
RACIONALIZACIÓN
Sócrates argumentaba que el diálogo
construye el
conocimiento ya que en la
comunicación hablada existe un conocimiento
recíproco siempre y cuando se base en un pensamiento
racional. Esto nos permite una critica objetiva además
de ubicar fielmente el pensamiento social, político y
económico.
Obviamente que los cambios en la geografía
política mundial obligan un pensamiento modernista donde
las dos partes, neoconservadores y críticos, argumentan
según sus intereses cual es el modelo ideal para ordenar
las relaciones sociales donde el Estado resulta ser el mediador
entre desigualdad y crecimiento. Surgen entonces dos aspectos
vitales para encontrar el orden social.
Por una parte el Estado como regulador del conflicto y
por el otro la economía como justificación de la
existencia del Estado en pro de la modernidad.
Pero en sí ¿cuál es la
racionalización? Las políticas sociales se someten
al crecimiento económico regulando los efectos negativos
sobre los aspectos vitales y los valores morales de la sociedad.
Mediante este proceso, las ideas naturales, religiosas y los
derechos sociales aceptan su lugar dentro del orden
económico sin deseos de modificar esta situación.
El capitalismo ha destruido todo valor moral del
individuo.
El ejemplo tradicional del capitalismo lo tenemos en
Estados Unidos. Su justificación atiende a los principios
de justicia en el
marco de la moral y la
política que crearon los medios para canalizar las
propuestas inconformes de los ciudadanos.
Su praxis se enfrenta cotidianamente con las
desigualdades sociales cuando se cuestiona la veracidad de su
sistema económico que tal parece nunca aniquilará
los deseos de libertad del individuo.
Pero ¿hasta cuando esos deseos podrán ser
controlados? La felicidad es inherente a la justicia, pero ante
el peso del capitalismo parece imposible la convergencia directa
de ambas partes y mucho menos una proyección de formas
vitales donde la pluralidad ha quedado reducida a su
mínima expresión, dando lugar a sociedades
homogéneas cuyos valores morales ya no pueden establecer
consensos ni identidades. Toma lugar entonces el materialismo como
orden social que supera a la propuesta teórica puesto que
establece la dependencia entre ambas partes en una convivencia
complementaria en la que no habrá acumulación si no
existe una parte consumista.
En los últimos años del siglo pasado, los
discursos sobre el desarrollo económico eran una forma de
identificación con la sociedad, pero ahora este discurso
ha entrado en una etapa desgastada cuando los resultados son a la
vista alarmantes y cuando la critica a terminado por hacer
insoportable la justificación
dialéctica.
Los objetivos de la praxis social han cambiado ante un
escenario político deseoso de encontrar nuevamente el
orden y la equidad. En este sentido, la idea de progreso
dependerá de la interpretación y la voluntad participativa
de la sociedad.
JULIO CÉSAR GARCÍA RAMÍREZ
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS
POLÍTICAS Y SOCIALES
SISTEMA DE UNIVERSIDAD
ABIERTA
FILOSOFÍA Y TEORÍA POLÍTICA
CONTEMPORÁNEA