Monografias.com > Religión
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Desafíos actuales para la fe cristiana




Enviado por vivianaendelman



    1. Algunas características
      de la cultura actual
    2. Ciertos desafíos a la
      fe
    3. Algunas líneas,
      propuestas, gestos para buscar responder a estos
      desafíos

    1-Señalemos
    primero brevemente algunas características de la
    cultura
    actual[1]:

    • Cultura
      científico-técnica
      : Es un rasgo
      notable el avance inmenso que se ha hecho a nivel
      científico-técnico y la cantidad de bienes que
      este avance ha aportado para la persona y la
      sociedad.
      Pero no son todas positivas las repercusiones, sino que
      también encontramos aspectos negativos, como: la
      fascinación del hombre ante
      sus conquistas, haciéndole creer que es como Dios; una
      absolutización de la ciencia
      que lo ha llevado a excluir la fe como innecesaria; la
      tendencia a crear un antagonismo entre fe y ciencia o un
      dualismo donde se recurre a la ciencia para todo y a la fe para
      lo que no se puede comprender…
    • Cultura del consumo y
      del bienestar
      : El exceso de bienes producido alimenta un
      espíritu desmedido de consumo, a través de
      técnicas manipuladoras que generan en
      el hombre el
      ansia de tener y poseer, de guardar, de acumular.

    La búsqueda de bienestar material y el apego a
    la tierra
    llevan muchas veces a apagar la aspiración hacia lo
    trascendente y a la pretensión de buscar la felicidad
    excluyéndolo a Dios.

    • Sociedad que desea y busca libertad: No es
      mala esta búsqueda, más bien es esencial al ser y
      desarrollo
      del hombre, dotado por Dios de libertad.
      Pero una libertad que se une al bienestar material tiende hoy a
      llevar al individualismo o a una idolatría de la
      espontaneidad que le da superioridad al impulso; y una libertad
      que se toma como fin en sí misma, absoluta y sin
      límites malentiende a Dios como un
      límite de esa libertad y cree que es necesario
      rechazarlo para conseguir la liberación, el progreso y
      la felicidad.

    • El pluralismo: A diferencia de épocas
      anteriores, donde todo giraba en torno a la fe
      (sociedad sacral) y la religión
      constituía el centro de la vida personal y
      social, ha ido surgiendo una sociedad en la que coexisten
      diferentes modos de concebir la vida y organizarla. Este
      pluralismo, que se ha radicalizado en la civilización
      actual, no es malo en sí mismo. Pero es un cambio que
      tiende a privatizar la vida religiosa, a hacerla irrelevante
      socialmente, coartándole toda proyección
      pública.
    • Crisis de las ideologías: Las
      ideologías que sustentaban la comprensión del
      mundo y la sociedad son puestas en duda por este pluralismo que
      relativiza los modos de pensar. Caen también los valores
      que se apoyaban en ellas. Resulta de esto la experiencia de un
      vacío de sentido y la falta de fundamentos claros. Cada
      uno se construye su visión de mundo y sus valores. La
      conciencia
      ética
      universal es sustituida por una moral
      individualista y fragmentada.

    2- Estas
    características le plantean ciertos desafíos a
    la fe:

    •        La ruptura entre
      cultura y Evangelio oscurece el sentido de Dios y el sentido
      del hombre. Esto conlleva un reto importantísimo para la
      fe cristiana. Nada menos que ayudar al hombre a encontrar a
      Dios en una cultura donde Él ha quedado relegado…como
      escondido en medio de una mentalidad
      científico-técnica con otras prioridades…donde
      Dios y su misterio, la religión, parecen innecesarios,
      sin significación ni relevancia.

    Una cultura que está dominada por la increencia y que
    es promovida a través de múltiples expresiones,
    plantea a la fe el desafío de expresar su Mensaje, no
    dejar de dialogar con esta cultura, incluso también desde
    la expresión artística, literaria, usando
    provechosamente los medios de
    comunicación masivos.

    El desafío es también no dejar de mostrar de
    manera entendible, y especialmente desde el testimonio,
    cómo la religión sí tiene la capacidad para
    dar respuestas verdaderas al hombre en su búsqueda de la
    plenitud.

    El creyente, impulsado por el amor de
    Cristo, tiene que ayudar al hombre a encontrarse con su ser
    mismo, con su realidad más profunda. Llevándole la
    luz del Dios
    vivo, con creatividad,
    desde el Evangelio.

    •        Esta misma cultura
      provoca tendencias que también constituyen verdaderos
      desafíos para la fe. Como lo es buscar canalizar y
      encauzar la nueva sensibilidad por los derechos
      humanos y la libertad de las personas, hoy cargada de
      ambigüedades (como se traduce por ejemplo en el estar
      enarbolando la tolerancia y la
      caída de toda discriminación a la par que se
      está siendo sumamente intolerante con la religión
      católica y las enseñanzas que más
      "incomodan" a esta cultura).

    Que el hombre tenga un nuevo anhelo de vivir con valores que
    den sentido a su vida (aunque ni sepa que se trata de valores
    religiosos) es también un desafío para la fe: pues
    la fe puede aportar respuestas válidas, en medio de tantas
    que no sacian la sed de infinito del hombre. El anhelo de
    trascendencia que sigue teniendo la persona en su interior, y la
    vuelta a la sagrado que esto conlleva, plantea como reto la
    necesidad de atraer a los hombres hacia una "religión con
    Dios", vivida en el seno de la Iglesia de
    Jesús. Una religión a la cual se
    pertenezca.

    •        Hay que ver
      también que las ambivalencias de la cultura actual son
      manifestación de la división profunda que el
      hombre tiene en su corazón,
      son traducción de la lucha entre el bien y el
      mal que recorre la historia.

    En esto, la fe no puede dejar de aportar su mirada del mundo y
    de vivir consecuentemente; desde la fe se puede ver y mostrar que
    si bien el mundo está creado por amor, como
    algo bueno, por el Creador, es esclavizado por el pecado, que
    sólo Cristo crucificado y resucitado lo puede liberar y
    conducir a la plenitud definitiva.

    3- Algunas
    líneas, propuestas, gestos para buscar responder a estos
    desafíos
    :

          En
    cuanto a buscar puentes entre una sociedad indiferente a Dios y
    el Evangelio, pienso más bien en una actitud que
    podemos tener cada uno de los miembros de la Iglesia: mostrar
    a Dios de manera que Dios atraiga y mostrar una
    religión con Dios de manera que la religión
    atraiga
    . ¿Cómo?:

    -Que la vida, las actitudes,
    las opciones de los cristianos sean reflejo claro del rostro
    verdadero de Dios (no reflejo de una imagen
    impersonal y lejana de Él).

    -Que se pueda atraer desde el testimonio, desde las
    obras que brotan de la caridad cristiana. Con la conciencia de
    que el testimonio de vida y las obras buenas realizadas con
    espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los
    hombres a la fe y a Dios.

    -Mostrar cómo la religión sí
    tiene la capacidad para dar respuestas verdaderas al hombre en
    su búsqueda de la plenitud.

    -Atraer saliendo más hacia el encuentro del
    otro, buscándolo, invitándolo a hacer experiencia
    personal y comunitaria del amor de Dios en la Iglesia…
    Aprovechar en esto el surgimiento de una nueva sensibilidad por
    los derechos
    humanos y la búsqueda de valores más profundos
    que den sentido a la vida. Teniendo en cuenta además que
    muchos niegan determinadas versiones o presentaciones de Dios,
    es decir, que están negando a un desconocido. Proponer
    con más audacia y menos prejuicio,
    entonces, que busquen conocerlo en el corazón de la
    Iglesia.

    Salir a anunciar la Buena Noticia del amor de Cristo
    especialmente entre los jóvenes, entre las familias, que
    ya no cuentan con puntos de referencia fiables.

    -Atraer con el amor mutuo que nos tengamos como
    cristianos: "Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los
    unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios
    ha llegado a su plenitud en nosotros" (1 Jn. 4,12) Así,
    en la experiencia del amor, se conoce auténticamente a
    Dios. El amor con que nos amemos es el signo para que
    otros crean (cf Jn. 17,21).

    -Atraer viviendo gozosa e intensamente la fe y la vida del
    Evangelio, con toda su capacidad renovadora y liberadora.
    Mostrando al cristianismo
    como camino apto para madurar como persona libre, adulta y
    socialmente comprometida.

    -Para atraer a los hermanos en medio de esta cultura
    desatenta al Señor será necesario seguir
    avanzando en la renovación de las estructuras
    eclesiales, para que estén orientadas totalmente hacia
    el Dios vivo y así hagan transparente Su rostro desde
    una fe que obra por el amor. Que hagan transparente al
    cristianismo.  

    •      Me parece que otra propuesta
      válida que ayudaría a tender puentes pasa por
      abandonar la actitud de "ir en contra de". Las pocas
      veces que la Iglesia se expresa así, es desoída o
      desatendida, o peor, despierta rebeldía. Mejor es
      buscar una expresión "a favor de…".
      Quizás esto sea más necesario en el campo de lo
      moral.

    Para nada quiero decir que haya que regatear o reducir; no
    cabe aquí un consenso obtenido a costa de rebajar las
    exigencias morales cristianas. Pero el "a favor de…"
    ayudará a mostrar que la propuesta moral que hace la
    Iglesia no pretende, de ningún modo, violentar la libertad
    humana, sino que se inspira en la necesidad de proteger los
    derechos fundamentales del hombre y seguirle anunciando: "vos
    podés" (en vez de "no hagas esto").[2]

    •        Pienso además
      que en una sociedad donde la negación de Dios se hace
      más como "condición" para afirmar al hombre, para
      construirlo, hay que responder con un discurso y
      un testimonio cristiano constructivos, que pongan el
      énfasis en la realización del hombre más
      que en el enfrentamiento con esa negación. Cuyo aporte
      al mundo sea el servicio, la
      defensa y promoción de cada persona, de su
      vocación temporal y eterna.

    Este compromiso a favor del hombre puede desmentir en
    la práctica las razones por las cuales se afirma que Dios
    y la religión son alienantes, que Dios es antagonista de
    la grandeza humana o un obstáculo para conquistar su
    libertad y expansión plena.

    Pero esta actitud de promoción humana dará sus
    frutos siempre que el cristiano tenga como fuente a Jesús,
    a la experiencia de Dios, sin quedar en una
    filantropía.

    Sin caer en subrayar el compromiso pero a costa de
    infravalorar la oración; sin caer en poner el acento en
    los valores éticos pero quitándolo de lo
    sacramental; sin caer en una relativización de la
    doctrina; sin olvidar que el cristianismo no es una ONG y que el
    centro de la religión está en el anuncio,
    testimonio y facilitación de la experiencia de Dios.

            De esto se
    ha hablado mucho. Pero insistamos. Hay que buscar una mayor
    inserción social de los cristianos
    para aportar los
    valores éticos y promover (mediante la acción)
    la estructuración del mundo en referencia a
    Dios.

    El cristiano no puede tener un anuncio eficaz ante la
    secularización, ante la expulsión de Dios de la
    vida pública, si reduce lo religioso al ámbito
    privado y del culto. Hay que "entrar" en este mundo secularizado,
    sin perder la lucidez y la coherencia en la fe, afirmando
    serenamente pero con audacia la identidad
    cristiana y católica.

    Hay que asumir los retos presentes, discernir los signos de los
    tiempos, entregarse con afán y competencia a las
    tareas laicas y terrenas, inspirados por motivos laicos y
    también por la fe, la esperanza y el amor cristianos.
    Pues, como dice la GS: "las energías que la Iglesia puede
    comunicar a la actual sociedad humana radican en esa fe y en esa
    caridad aplicadas a la vida práctica. No radican en el
    mero dominio exterior
    ejercido con medios
    puramente humanos" (42)  

    •        Como reflexión
      final (e inspiradora de propuestas ante los actuales
      desafíos a la fe) quisiera citar unos párrafos
      pertenecientes al artículo del Card. Poupard: "Novedad y
      Tradición de la evangelización de las
      culturas"[3]:

     "Dios no es el rival del hombre, sino el garante
    de su libertad y la fuente de su felicidad. Dios hace crecer al
    hombre, dándole la alegría de la fe, la fuerza de la
    esperanza y el fervor del amor".

    "El gran desafío que afronta la Iglesia
    consiste en encontrar puntos de apoyo en esta nueva
    situación cultural, y en presentar el Evangelio como una
    buena nueva para las culturas, para el hombre artífice de
    cultura"

    Juan Pablo II[4]

     El deseo de la felicidad es la más universal de
    todas las aspiraciones del hombre. "Todos buscan ser felices. No
    hay excepciones a esta regla. Aunque utilicen medios distintos,
    todos persiguen el mismo objetivo.
    Ésta es la fuerza motriz de todas las acciones de
    todos los individuos, incluso de los que se quitan la vida",
    precisa Pascal en uno de
    sus más célebres
    Pensamientos.

    Partiendo de este dato, hace unos años, el entonces
    Pontificio Consejo para el Diálogo
    con los No Creyentes promovió un estudio sobre el tema
    "Felicidad y fe cristiana" (1992). Uno de los resultados
    más significativos fue éste: constatar la urgencia
    inaplazable de emprender una auténtica
    evangelización del deseo en la cultura moderna,
    para aprovechar la aspiración del hombre a la felicidad,
    como punto de anclaje para la fe. "Este acercamiento
    antropológico de la fe constituye una de las claves
    posibles para responder mejor a las insatisfacciones y angustias,
    los miedos y las amenazas que se ciernen sobre el futuro del
    hombre moderno, de las que él trata de liberarse a fin de
    abrir de par en par la puerta de la felicidad en la luz gozosa de
    Cristo resucitado (…), el único que da una respuesta
    definitiva a la angustia y a la desesperación de los
    hombres".[5]

    Ahora bien: la evangelización del deseo se realiza
    sólo si logramos liberar al hombre de los diversos "lazos"
    que le impiden discernir la verdadera felicidad de la falsa,
    sacándolo de la prisión de la superficialidad en
    que tantas veces lo encierra la cultura banal que se difunde a
    través de los medios de
    comunicación.

    Hoy en día todos vivimos bombardeados por imágenes y
    mensajes de diverso género que
    nos influyen de maneras que con frecuencia escapan a nuestro
    control. De este
    modo, especialmente a nivel de la cultura popular, se promueven
    toda una serie de imágenes de la felicidad, que no por
    falsas dejan de ser seductoras o atrayentes. Se crea así
    un optimismo superficial, que no sólo no ayuda a alcanzar
    la felicidad verdadera.

    El hombre se distrae con una multiplicidad de placeres o de
    intereses frívolos y banales; pierde el rumbo, y no capta
    la enorme pérdida y carencia personal que supone el
    desinteresarse de Cristo. En esta perspectiva, el conflicto de
    imágenes de la felicidad es de una importancia vital para
    la transmisión de la misma
    fe.

    Por tanto, es necesario un auténtico proceso de
    evangelización que, en primer lugar, prepare el terreno,
    entrando en contacto con la profundidad del deseo humano
    de felicidad. El hombre puede llegar a sentir ante la llamada de
    Jesús un escalofrío del corazón -ese temblor
    feliz que produce la llamada del amor- como el que sintieron los
    primeros discípulos de Jesús cuando éste se
    dio la vuelta y les preguntó: "¿Qué
    buscáis?" (Jn. 1,38). En segundo lugar, se
    tratará de llevar al hombre al reconocimiento de lo que la
    pregunta suscita, es decir, el principal deseo del alma humana. Y
    en tercer lugar, liberar este deseo de las prisiones reductoras y
    evangelizarlo, para conducirlo a la plenitud de vida y de amor.
    Es la aventura espiritual central para toda persona y para toda
    cultura.

    Estos tres estadios -preparación, reconocimiento y
    evangelización- los vemos claramente en la escena
    evangélica a la que acabo de aludir: "Juan Bautista
    preparó a sus discípulos para que se abrieran a esa
    pregunta de un modo original.

    La llegada de Jesús invita a los dos discípulos
    a leer su deseo de felicidad bajo una nueva luz: bajo Su luz. Y
    cuando ellos ‘vienen’ y ‘ven’ y
    ‘están’ con él, entran en un nuevo tipo
    de escuela, donde
    sus deseos se liberan y se satisfacen por medio de Su felicidad.
    Las palabras que Jesús pronunciará mucho más
    tarde, durante la última cena, podrían adaptarse
    perfectamente a la ocasión: ‘Os dejo dicho esto para
    que compartáis mi alegría y así vuestra
    alegría sea total" (Jn 15,11). Este acto inicial es
    también el encuentro entre dos alegrías, entre su
    deseo y Su don, entre sus grandes aspiraciones y la
    satisfacción ofrecida por la fe en
    él’."[6]

    Lic. Viviana Endelman Zapata

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter