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Estrategias para combatir la deserción escolar




Enviado por pedrooscar



    1. Estadísticas e informes
      sobre la deserción
    2. Deserción escolar:
      estrategias efectivas
    3. Perfil del desertor escolar y
      estrategias para retenerlo
    4. La deserción
      escolar: problema educativo con implicaciones
      sociales
    5. Fomentar la enseñaza como
      prioridad
    6. Restaurar el orden y la
      disciplina
    7. Conclusión
    8. Referencias

    Introducción:

    En el siguiente trabajo se
    analizará el tema de la deserción escolar en
    Puerto Rico y las
    estrategias
    propuestas para la retención. Como parte de dicho análisis se discutirá el contenido
    de algunos escritos importantes sobre el tema. Haremos referencia
    a estudios tanto de individuos particulares y de instituciones
    oficiales como el Consejo General de Educación y el Propio
    Departamento. Junto con dichos informes, se
    recoge valiosa información que identifica el perfil del
    estudiante desertor así como el estudiante en riesgo.
    También se recogen alternativas generales que sirvan de
    estrategias específicas para atender dicho
    problema.

    Por décadas la deserción
    escolar es uno de los problemas de
    mayor preocupación para todas las administraciones que han
    pasado por el Departamento de Educación. A pesar de esto,
    cada año aumenta el número de estudiantes que
    abandonan la escuela sin
    completar un grado, ya sea en el nivel intermedio o
    superior.

    Estudios recientes sobre el tema de la deserción
    escolar en las escuelas públicas de Puerto Rico, coinciden
    en sus hallazgos con estudios realizados en décadas
    pasadas. Este hecho debe preocupar ya que si bien es cierto que
    el tema ha sido estudiado a profundidad con propuestas
    específicas para atender el mismo, la realidad es que
    hemos entrado al siglo XXI con el mismo problema de la
    deserción. Dicho problema sigue aumentando y las
    estrategias no han tenido los resultados esperados si comparamos
    las cifras del pasado con las cifras del presente.

    Estadísticas e informes sobre la
    deserción:

    En agosto de 1974, el Departamento de
    Instrucción, hoy Departamento de Educación,
    preparó estadísticas sobre el tema de la
    deserción escolar que recogía información
    desde la década de los años treinta hasta
    1974.

    De acuerdo a dicho informe durante
    finales de la década del treinta y toda la década
    del cuarenta, el porciento de estudiantes desertores según
    la matricula acumulada de primer grado a duodécimo, se
    mantenían sobre el 81%. Durante la década del
    cincuenta se nota una marcada disminución de la
    deserción pero manteniendo una constante sobre el 70%. La
    tendencia continuó bajando para fines de la década
    del cincuenta y principios de la
    década del sesenta.

    Preocupados por los índices de deserción
    escolar dentro del sistema de
    educación de Puerto Rico, en 1985, el Departamento de
    Instrucción, hoy Departamento de Educación,
    llevó a cabo una investigación con el propósito de
    identificar las características o perfil del estudiante
    desertor. De igual manera dicho estudio tenía la
    intención de explorar las razones que provocaban dichas
    bajas.

    En términos del efecto que la deserción
    tiene en el estudiante, está el hecho de que las
    oportunidades de estos, para competir en el mercado de
    empleos, se verán reducidas. De los veintiocho mil
    trabajadores que perdieron sus empleos para el año de
    1982, veintidós mil de estos no tenían una
    preparación académica mayor a la de noveno
    grado.

    Desde el punto de vista del impacto de la
    deserción en la sociedad,
    dicho estudiante obliga al gobierno a tener
    que invertir fondos públicos en nuevos programas de
    estudio que ayuden a estos estudiantes a completar un grado
    escolar. Adicional a eso, la mayor parte de los desertores
    permanecen en las filas de desempleo,
    demandando servicios
    públicos, a la vez que no aportan al fisco.

    El informe presenta un perfil del estudiante desertor.
    En el mismo se señala que la edad promedio en que el
    estudiante abandona la escuela, es a la edad de quince
    años. Hay una diferencia en el grado en que los niños y
    las niñas abandonan la escuela ya que los primeros lo
    hacen en el séptimo grado y las estudiantes en
    décimo.

    Las causas principales para las bajas o la
    deserción escolar, fueron las ausencias frecuentes. La
    segunda causa fue para contraer matrimonio. Un
    tercio del total de los estudiantes viven con ambos padres,
    mientras que el restante 66% vivía con uno de los padres,
    o había formado un hogar separado. En el caso de los
    padres de estos estudiantes, los mismos reflejaron tener un
    promedio de escolaridad igual que la de sus hijos. A ese dato
    tenemos que sumarle que el nivel de empleabilidad de los padres
    está bajo el salario
    mínimo, lo que los ubica en un índice
    económico bajo el nivel de pobreza.

    Como resultado de la investigación se desprende
    que hay varios factores que influyen para que un estudiante
    abandone la escuela y las características del mismo.
    Dichas características aunque se dividieron entre hembras
    y varones, ambos tienen en común varios
    aspectos.

    Entre estos se señala la edad de quince
    años como la edad promedio para abandonar la escuela. La
    razón principal fue las ausencias frecuentes. Ambos
    tenían planes de regresar a la escuela, y al momento del
    estudio, la mayoría de ellos se encontraba
    desempleados.

    Entre las diferencias marcadas, se destaca el hecho que
    mientras la escolaridad de los padres de la hembra desertora
    llegaba al nivel secundario, en el caso de los varones la
    mayoría había llegado hasta el nivel
    elemental.

    Entre las conclusiones del estudio encontramos que la
    responsabilidad de la deserción escolar no
    necesariamente recae en su totalidad en el estudiante. Los
    expedientes escolares no reflejan las verdaderas razones para las
    bajas escolares.

    La mayoría de los desertores estaba sobre el
    grado, y manifestó que la escuela no lo preparó
    adecuadamente para el mundo del trabajo y mucho menos para
    encontrar y conservar un empleo. Este
    hecho se suma a que los estudiantes manifestaron que la escuela
    no les preparó para el futuro. La mayoría
    reveló su interés en
    regresar a la escuela en horario nocturno para poder trabajar
    durante el día.

    El estudio identifica las ausencias frecuentes como la
    causa principal de la deserción, sin entrar a analizar las
    causas específicas que provocan las ausencias de los
    estudiantes. Las ausencias frecuentes no se dan en el
    vacío y deben responder a causas más
    profundas.

    Identificar dichas causas puede ayudar a profundizar en
    la deserción y de esa manera lograr una mayor
    retención de estudiantes que caen dentro del perfil de
    desertor. La mayor retención a su vez redunda en una
    economía
    para el país a largo plazo ya que el gobierno no
    tendría que asignar dinero para
    programas de estudio para estudiantes desertores, cuando ya se
    habían asignado fondos para atenderlos en el programa regular.
    Aunque el gobierno invierta millones en el programa regular de
    enseñanza, la deserción existe, es
    un problema y como tal tiene que ser atendido por el
    gobierno.

    Deserción
    escolar: estrategias efectivas

    Educación, la revista
    oficial del Departamento, en su número 56 de noviembre de
    1993 publicó un ensayo
    editorial titulado Deserción escolar: estrategias
    efectivas.

    Comienza señalando que limitar el problema de la
    deserción al ámbito escolar, es producto de
    desconocimiento de conceptos elementales de lo que es la escuela
    dentro de la sociedad puertorriqueña.

    Coincide dicho artículo con el hecho de que el
    estudiante desertor tendrá falta de destrezas para el
    mundo del trabajo lo que lo llevará a la dependencia de
    servicios
    sociales, salud, entre
    otros.

    Se identifica al estudiante en riesgo, definiendo al
    mismo como aquel que presenta las mismas características
    del desertor pero que se mantiene en la escuela.

    De acuerdo al ensayo, el
    perfil de este estudiante lo identifica como uno de bajo
    aprovechamiento, problemas de disciplina,
    hijo de padres que no terminaron la escuela superior, problemas
    con la justicia,
    adolece de motivación
    e interés para realizar la labor escolar, de un nivel
    socio económico bajo, problemas de ausentismo, problemas
    de salud, esta sobre la edad del grado y tienen problemas en sus
    relaciones
    interpersonales.

    Ante ese cuadro se recogen seis estrategias propuestas
    por los superintendentes de escuela. Estas son:

    Estrategia I

    Atender el progreso académico y social de los
    niños, con énfasis en el nivel preescolar y
    en forma preventiva en los grados de transición
    .
    Señala el estudio que las características del
    estudiante en riesgo se puede identificar en tercer grado.
    Identificar a este estudiante y atenderlo adecuadamente
    redundará en una mayor retención.

    Estrategia II

    Desarrollar un ambiente
    escolar positivo con directores y personal efectivo
    capaces de brindar atención a jóvenes en riesgo
    .
    Bajo esta estrategia se le
    brindará atención personal al estudiante en riesgo
    ya que muchos estudiantes manifiestan que la falta de
    atención de los maestros y directores ha sido causa
    principal del abandono de la escuela.

    Estrategia III

    Establecer expectativas altas en las áreas de
    asistencia, aprovechamiento académico y disciplina
    . Se
    ha comprobado que al mantener una expectativa alta de las
    ejecutorias de los estudiantes, estos desarrollan la autoestima
    indispensable para el éxito
    académico.

    El absentismo a clases sin razones justificadas se
    identifica como un síntoma de insatisfacción con la
    escuela. En el caso de los desertores, estos presentan problemas
    de absentismo desde los grados primarios.

    Entre la alternativa que se sugiere dentro de esta
    estrategia está extender el horario escolar, clases los
    fines de semana, escuela de verano, tutorías, programas
    transaccionales, ayuda remediatiba y programas
    motivacionales.

    Estrategia IV

    Seleccionar y adiestrar maestros receptivos a las
    necesidades del estudiante en riesgo.
    Es importante que los
    maestros tengan la capacidad de escuchar para poder orientarlos
    en forma adecuada. Un punto importante que se señala en
    esta estrategia es la colaboración entre las universidades
    dedicadas a la preparación de futuros maestros. Se propone
    currículos de calidad y mayor
    rigurosidad en la aceptación de estudiantes candidatos a
    maestros.

    Estrategia V

    Proveer diversidad de programas instruccionales para
    el estudiante en riesgo
    .

    Por cuanto el joven en riesgo puede tener bajo
    aprovechamiento, provenir de un hogar en desventaja
    económica y tener problemas con la justicia, es necesario
    el diseño
    de programas efectivos para que los estudiantes en riesgo ataquen
    dichos problemas desde diferentes puntos. Se sugiere entre otras
    alternativas, escuelas magnéticas, escuelas alternativas,
    programa para niños que dominan el inglés,
    educación compensatoria, y experiencias de estudio y
    trabajo como un esfuerzo de reducir la deserción
    escolar.

    Estrategia VI

    Coordinar esfuerzos con los diferentes sectores
    públicos y privados para desarrollar programación coordinada.

    El ensayo concluye haciendo una exhortación para
    que reflexionemos sobre el problema y cuán cerca lo
    tenemos.

    Perfil del desertor
    escolar y estrategias para
    retenerlo.

    La revista Pedagogía, de la Facultad de
    Educación de la Universidad de
    Puerto Rico publicó en 1988 un artículo bajo la
    firma de Eduardo Aponte, titulado, Perfil del desertor escolar
    y estrategias para retenerlo.
    En dicho trabajo Aponte hace un
    resumen de los trabajos previos que sobre el tema de la
    deserción se han publicado, en los años 1964, 1976,
    1985 y 1988. Además hace mención de los trabajos de
    Mercedes Otero de Ramos titulado Estudio
    Socio-económico de la Deserción Escolar y la
    Delincuencia
    Juvenil (1970) señalando sobre dicho estudio que fue
    el primero en enlazar

    deserción con delincuencia y criminalidad. Cita
    el trabajo de
    la Junta de Planificación publicado en 1971 titulado
    Observaciones de desertores potenciales. Sobre el mismo
    señala que el rezago escolar y la falta de dominio de las
    destrezas básicas tiene un efecto acumulativo y al
    estudiante llegar a las edades de 12 a 16 años es un
    desertor en potencia.

    Cita además los resultados de una encuesta
    publicada en 1976 en conjunto entre el Departamento del Trabajo y
    la Junta de Planificación. Aponte señala sobre el
    particular que los hallazgos confirmaron los de 1964. En dicho
    estudio se reveló que el 54% de las causas de la
    deserción esta ligada a problemas en el hogar.

    Sobre el trabajo publicado en 1985 por el Departamento
    de Educación, ya habíamos reseñado dicho
    trabajo el cual coincide con lo expresado por Aponte.

    Relacionado al informe de la Comisión de Reforma
    Educativa de la Legislatura en
    1988, año en que se publicó el artículo se
    identifica nuevamente el factor económico como una de las
    causas de la deserción.

    La
    deserción escolar: problema educativo con implicaciones
    sociales.

    La Revista EL Sol, de la Asociación de
    Maestros de Puerto Rico publicó un artículo de
    José A. Acosta Ramos, bajo el título La
    deserción escolar: problema educativo con implicaciones
    sociales
    . En su trabajo Acosta señala los porcientos
    de deserción en los tres niveles para el año
    escolar 1990-1991, identificando a la escuela intermedia como el
    nivel que presentó más deserción. En
    referencia a un estudio de Nevares de Muñiz, El Crimen
    en Puerto Rico
    , señala que de acuerdo al censo de
    2000, el 22% de los jóvenes entre las edades de 16 a 19
    años habían abandonado la escuela.

    Según Acosta, estos hallazgos demuestran la
    incapacidad del Departamento para atender las necesidades,
    expectativas e intereses de los estudiantes.

    Entre los factores que propician la deserción
    escolar, señala el currículo tradicional, las ausencias del
    personal docente, ( ya que según él, esto tiene un
    efecto negativo en el aprovechamiento y compromiso del
    estudiante) la
    organización escolar que no toma en cuenta al
    estudiante.

    Otras causas son la desintegración familiar, los
    divorcios, el desempleo, la
    drogadicción, la falta de valores y
    modelos
    educativos, falta de apoyo. Señala el autor que si se
    quiere resolver el problema de la retención que vive el
    sistema
    educativo público hay que trabajar como equipo con
    otras instituciones y agencias sociales. No solo se requiere
    cambios en el entorno escolar, sino también en la sociedad
    puertorriqueña.

    Sobre la deserción y la criminalidad, Acosta cita
    una información correspondiente a 1987 que revela que el
    88.5% de los reincidentes en la población penal adulta había sido
    desertor escolar en la niñez. El 76.4 % de los convictos
    sin récord previo también habían abandonado
    la escuela antes de completar la escuela superior.

    En la población del sistema de corrección,
    identificaron dos terceras partes de los jóvenes entre las
    edades de 15 a 17 años y de esos el 85% era desertor
    escolar. (Aponte, Millán Pavón 1995; Pág.
    4)

    Un estudio del Departamento de Justicia en 1996 revela
    que la mayoría de los asesinatos y homicidios
    cometidos en nuestro país son cometidos por jóvenes
    entre las edades de 16 a 20 años. La gran mayoría
    de los que cometieron asesinatos y homicidios eran desertores
    escolares. El ingreso económico de estos al momento de
    cometer el delito era de
    $500 y $600 mensual.

    Entre sus propuestas, Acosta señala la
    revisión del currículo atemperándolo a la
    realidad y demanda de
    nuestro tiempo y a las
    necesidades, intereses y expectativas de los educandos. Propone
    también programas de apoyo para estudiantes en riesgo.
    Coincide en sus propuestas con las presentadas por los
    superintendentes al señalar la necesidad de adiestrar
    constantemente a maestros, administradores y personal de apoyo en
    estrategias que le faciliten el trabajar con los estudiantes que
    están en riesgo.

    Señala Acosta que estudios han revelado que los
    maestros en los grados críticos son los peores preparados
    para lidiar con las situaciones conflictivas de los estudiantes.
    Propone además el que se baje la matricula de los grupos
    permitiendo de este modo una mayor interacción del maestro con los
    estudiantes.

    Otras alternativas son extender el horario del
    día escolar, programas de bellas artes.
    Considera clave la integración del sector privado en la
    solución de la baja retención. Termina diciendo "el
    éxito de la sociedad depende de la calidad
    educativa de sus componente humanos"

    Abandono Escolar:

    Tan reciente como el año 2003 el Centro de
    Investigaciones y Política
    Pública y la Fundación Biblioteca Rafael
    Hernández Colón publicaron un trabajo titulado
    Abandono Escolar. En el mismo se habla del problema del
    abandono
    escolar, en los mismos términos que estudios
    anteriores.

    Según este estudio, cita al Departamento de
    Educación reconociendo que el problema de la
    deserción escolar alcanza el 51% de los estudiantes que
    inician la escuela elemental y abandonan la escuela sin obtener
    el diploma de escuela superior.

    El efecto neto que tiene para la sociedad el estudiante
    desertor representa perdidas anuales de contribuciones sobre
    ingreso estimadas en $510 millones. Una situación similar
    genera el costo anual del
    crimen atribuible a la deserción.

    Las razones principales para dejar la escuela,
    están relacionadas con tareas propias del adulto tales
    como buscar o haber encontrado trabajo, embarazos o maternidad.
    Otras razones están ligadas al ambiente que provee la
    escuela y hacen de la misma poco atractiva al joven.

    El estudio analiza críticamente algunas
    estrategias dirigidas a que los jóvenes no abandonen la
    escuela. Entre estas señalamos las siguientes:

    Promover incentivos
    económicos
    :

    Los que promueven esta alternativa entienden que el
    problema de la deserción es uno de índole
    económico. Los jóvenes se ven en la necesidad de
    incurrir en una serie de gastos como parte
    de sus actividades sociales, por lo que en ocasiones el acceso a
    negocios
    delictivos se convierte para algunos como alternativa
    rápida.

    Entre las alternativas de esta propuesta esta el
    fortalecimiento de las escuelas vocacionales, la adopción
    de escuelas por parte de la empresa
    privada y flexibilizar las leyes laborales
    de manera que permitan a los jóvenes en las edades de 13 a
    15 años poder trabajar.

    Las críticas a este enfoque son entre otras que
    convertirían a la escuela en centros mercantiles, dejando
    de lado otro tipo de relaciones humanos que se deben fomentar: El
    autor entiende que este tipo de enfoque dejará la escuela
    en manos del mercado laboral.

    Fomentar la
    enseñaza como prioridad.

    Otro enfoque contra la deserción es que propone
    fomentar la enseñaza como prioridad. Se espera que
    mediante dicho mecanismo la educación sea
    producto de la participación e integración de
    estudiantes, padres, y la comunidad,
    compartiendo talentos y recursos. Se
    espera que este tipo de enseñanza motive al estudiante
    hacia ver la educación como alternativa en su rol como
    ciudadano.

    Entre las propuestas específicas dentro del
    fomento de la enseñanza como prioridad se señala el
    fortalecimiento de programas dirigidos a ofrecer destrezas y
    entendimiento cooperativo. Programas que estimulen la
    comunicación entre la escuela y la comunidad. Otra
    propuesta interesante es la que propone curso o espacio
    alternativo donde el estudiante pueda dialogar con sus pares
    sobre sus experiencias fomentando a su vez nuevas formas de
    comunicarse dentro de un marco de respeto a las
    diferencias entre ellos.

    Mediante estos cursos alternativos de diálogo,
    se espera que el estudiante reflexione sobre las implicaciones
    que tienen en la vida la toma de
    decisiones que hacemos a diario.

    El autor señala como críticas a ese
    enfoque el que esta alternativa es a largo plazo y lo que se
    necesitan son soluciones
    inmediatas. De igual manera se señala que la manera en que
    están diseñados los ofrecimientos académicos
    provee poco espacio para la participación de los padres y
    la comunidad, y en las áreas en que sí se le
    permite, son militadas y específicas.

    Restaurar el orden y la
    disciplina
    .

    Otra propuesta como alternativa a la deserción es
    restaurar el orden y la disciplina. Los que favorecen esta
    propuesta entienden que no existe un compromiso de padres o
    encargados con la educación. Por esta razón
    promueven la aprobación de leyes que comprometan a los
    padres, encargados y a los propios estudiantes con la
    educación.

    Señalan los promotores de esta alternativa que
    debido a la alta incidencia de violencia en
    la escuela, es necesario desarrollar currículos,
    así como programas y servicios de seguridad para
    aquellos estudiantes de alto riesgo.

    Específicamente se propone como parte de esta
    propuesta reforzar las leyes que ayuden a retener estudiantes en
    la escuela, aumento de policías en las escuelas,
    así como la creación de comités de enlace
    entre la comunidad y las fuerzas del orden.

    El establecimiento de currículos de
    prevención de violencia en todo el sistema. También
    se plantea programas específicos para estudiantes
    desertores y jóvenes en alto riesgo. Mediante estos
    últimos se debe ayudar al estudiante a completar sus
    grados mediante exámenes de equivalencia.

    Con ese análisis sobre deserción, el
    Programa de Diálogos Comunitarios y Política
    Pública, busca promover la realización de
    diálogos para auscultar el sentir de los ciudadanos y que
    juntos puedan integrarse en un trabajo conjunto que beneficie a
    la comunidad sobre determinado problema como lo es en este caso
    la deserción.

    Conclusión:

    Si analizamos las estadísticas relacionadas con
    matricula y bajas y el porciento de bajas en las escuelas del
    Sistema de Educación puede seguir el rastro sobre el nivel
    de retención de estudiantes desde que entró en el
    primer grado hasta completar el cuarto año.

    El estudiante que se graduó en mayo de 2002,
    ingresa en primer grado para agosto de 1990.Para ese año,
    ingresaron 56,758 nuevos estudiantes, De ese total, terminaron
    29,740 lo que representa una retención de solo el 57%
    porciento. Estas cifras indican que 27,018 estudiantes no
    completaron su duodécimo grado en el año
    correspondiente, lo que representa una cifra alarmante si tomamos
    en consideración que al no haber completado el grado, no
    tienen la preparación, ni las destrezas mínimas
    para integrarse al mercado de empleos en posición bien
    remuneradas que los alejen de los programas de asistencia
    social.

    Para el año anterior el porciento de
    retención fue de solo 56%. Resulta del análisis que
    los tres primeros años del siglo XX no completaron su
    cuarto año un total de setenta y nueve mil, setecientos
    cuarenta y un estudiantes lo que representa el 1% de la
    población general del país según el censo de
    2000.

    Como vemos, el problema continúa con tendencias a
    incrementarse. Esto sumado al hecho de que muchos de los
    estudiantes retenidos con características en riesgo
    completa el grado pero sin las destrezas mínimas para
    continuar estudios. Esto nos lleva a reflexionar si la
    retención por la retención misma como alternativa a
    la deserción es una meta del sistema y de la
    sociedad.

    Entiendo que no nos podemos conformar con meramente
    retener estudiantes en riesgo si al final estará graduando
    analfabetas funcionales los cuales acompañaran a los
    desertores en las filas de ciudadanos desempleados o sub
    empleados, dependientes de los servicios sociales del Estado.
    La meta
    entonces no es retención, sino una educación de
    excelencia que responda a las necesidades particulares de cada
    uno de nuestros estudiantes de manera que pueda alcanzar el
    máximo de su potencial, para que se integre a la sociedad
    como un ser útil aunque por su condición o
    capacidad individual ocupe los empleos menos remunerados pero que
    le ayuden a reducir su dependencia gubernamental. Esa tiene que
    ser la meta de nuestra sociedad para el nuevo siglo que apenas
    comienza.

    REFERENCIAS

    Acosta, J. A. (1997, mayo). La deserción
    escolar: problema educativo con implicaciones socio-
    económicas. El Sol, 40, 38-42.

    Aponte, E. (1988). Perfil del desertor escolar y
    estrategias para retenerlo. Pedagogía,
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    Departamento de Educación, Área de
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    Mellado, R. (1983) La Moral en la
    educación
    . Universidad de Puerto Rico
    (Ed.)

     

    Pedro Oscar Cruz Barea

    Maestro de Historia

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