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Historia natural del Gran Chaco. Reseña sobre misioneros y exploradores hasta finales del siglo XIX




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    1. Resumen
    2. Misioneros
      jesuitas
    3. Otros misioneros, viajeros y
      expediciones militares
    4. Bibliografía
      citada
    5. Ilustraciones

    RESUMEN

    Se describen los principales viajes y
    exploraciones que contienen datos de
    interés naturalístico referidos al
    Gran Chaco argentino y sus adyacencias desde el siglo XVI hasta
    finales del siglo XIX. Entre los protagonistas más
    importantes se destacan algunos misioneros jesuitas
    como Joseph Jolís, Martín Dobrizhoffer,
    José Sánchez Labrador y Florián Paucke,
    entre otros. Después de la expulsión de los
    jesuitas, recorrieron la región varios misioneros
    franciscanos. Posteriormente se sucedieron diversas
    exploraciones y expediciones militares. Sobresale en este
    sentido la figura de Félix de Azara, por sus numerosos e
    importantes aportes aparecidos a principios del
    siglo XIX. En 1881, Jorge Luis Fontana publicó
    "El Gran Chaco", obra de
    indispensable consulta. Poco después, en 1889, Amadeo J.
    Baldrich, realiza varios viajes a la región,
    destacándose por sus contribuciones tanto
    naturalísticas como geográficas.

    INTRODUCCIÓN

    Desde comienzos de la conquista
    española se registraron las primeras entradas al Gran
    Chaco. Alejo García llegó desde el Paraguay por
    tierra entre
    1521 y 1525, Ayolas remontó en 1537 los ríos
    Paraná y Paraguay (Scunio 1972). Hernando Arias de
    Saavedra (Hernandarias) fundó en 1585 el pueblo de
    Concepción de la Buena Esperanza del Río Bermejo,
    lugar estratégicamente ubicado para servir a las comunicaciones
    entre el Alto Perú y Asunción del Paraguay. El
    sitio fue continuamente saqueado por los indios hasta que en 1631
    un malón lo destruyó casi por completo. El Teniente
    de Gobernador de Corrientes Manuel Cabral de Alpoin,
    escribía en 1632 al gobernador de Buenos Aires las
    penurias pasadas: "… el
    socorro se envió al Río Bermejo, el mejor que se
    pudo, y yo acerca de su despoblación no podré dar a
    V. S. la cuenta más verdadera por no haber visto el modo
    que tuvo; sólo digo que por ningún caso se
    podía conservar y los que se han escapado con las vidas
    deben dar infinitas gracias a Nuestro
    Señor"
    .

    A partir de entonces el Gran Chaco
    sólo fue recorrido por misioneros acompañados a
    veces por militares, sin haber sido poblado con asentamientos
    definitivos hasta mediados del siglo XVIII, a tal punto que las
    ruinas de Concepción del Bermejo fueron redescubiertas en
    1943, a la altura del meridiano 62º, en la margen derecha
    del río Bermejo o, según otros autores cerca del
    kilómetro 75 del camino entre Presidencia Roque
    Sáenz Peña y Fortín Lavalle, a considerable
    distancia del río Bermejo.

    La toponimia "Chaco" aparece por primera
    vez en el siglo XVI. El misionero jesuita Pedro Lozano, destinado
    a las misiones del Paraguay en 1717, acopió información sobre la historia y la naturaleza de
    la región (Lozano 1989). El vocablo, de origen quechua,
    significa dar caza en conjunto a los animales. Al
    respecto Lozano escribió: "La etimología de este
    nombre, Chaco, indica la multitud de naciones que pueblan esta
    región. Cuando salen a cazar los indios y juntan de varias
    partes las vicuñas y guanacos, aquella muchedumbre se
    llama chacu, en lengua
    quechua…
    ".

    Según Lestani y López Piacentini (1947) el
    "chacú" se realizaba en el altiplano en tiempos del
    imperio incaico, y la costumbre y su denominación llegaron
    a las llanuras llevadas por los aimaráes y otros
    tributarios del imperio. El vocablo degeneró luego en boca
    de los conquistadores, que llamaron Chaco a la región
    boscosa. Dichos autores mencionan también que el origen
    del vocablo "Gualamba" deriva del nombre "Guacane", quien fuera
    un lugarteniente del Inca que gobernó la región
    luego de una invasión del imperio.

    En 1733 Lozano publicó
    "Descripción Corográfica del
    Gran Chaco Gualamba
    " y desde
    entonces el término Chaco Gualamba se generalizó
    hasta nuestros días. A él se deben también
    las primeras noticias
    referentes a las incursiones del capitán Ledesma, el Padre
    Diego Osorio, Andrés de Manzo y el capitán Lasarte,
    quienes alrededor de 1638 cruzaron o estuvieron en las
    cercanías del río Pilcomayo o "río de los
    pájaros"
    .

    MISIONEROS
    JESUITAS

    Muchos jesuitas participaron en sucesos
    históricos o políticos relacionados con la
    conquista del Chaco y hasta algunos dejaron sus vidas
    evangelizando a los indios, que temerosos o provocados por los
    conquistadores respondieron cobrando también vidas
    inocentes. Por ello a la región se la llamó "el
    sepulcro de los misioneros2"(Scunio 1972). De este modo el Gran
    Chaco quedó relegado mucho tiempo a las
    investigaciones de estudiosos o naturalistas, de
    quienes recién tendremos observaciones científicas
    a partir de principios del siglo XX.

    Las reducciones que se fundaron estuvieron por lo
    general en los bordes del Gran Chaco, algunas de ellas se mudaron
    de lugar y otras desaparecieron o fueron destruidas,
    destacándose San Jerónimo (actual Reconquista,
    Santa Fe), San Fernando (actual Resistencia,
    Chaco) y Rosario del Timbó (actual Herradura, Formosa),
    todas ubicadas a la vera de los ríos Paraná y
    Paraguay; dentro de lo que actualmente conocemos como Chaco
    Húmedo. Por otra parte se encontraban las reducciones de
    San Esteban de Miraflores, Macapillo o Nuestra Señora del
    Pilar, Petacas, etc., localizadas en el oeste en cercanías
    del río Salado del Norte o Juramento.

    Unos pocos misioneros jesuitas lograron recorrer
    aquellas vastedades. Nos referiremos brevemente a algunos, por
    cuanto de ellos conocemos las primeras noticias relativas a la
    flora y fauna del Gran
    Chaco.

    Alonso Barzana y Pedro de
    Añasco

    Misionaron entre indios Vilelas y Lules.
    Como refiere Furlong (1938b): "El primero que con singular
    intrepidez acometió esta empresa fue el P.
    Alonso Barzana. En 1593, después de haber trabajado
    heroica y abnegadamente entre los Lules y Matarás,
    partió del Tucumán hasta la ciudad de Corrientes, a
    través de las inmensas llanuras y espesos bosques
    chaqueños".

    Gabriel Patiño

    A este jesuita se debe el topónimo
    de los grandes esteros formoseños del río Pilcomayo
    medio que llevan su nombre. Su viaje se inició el 14 de
    agosto de 1721, en compañía de otros religiosos y
    una guardia de soldados, los que partierron desde el Paraguay y
    navegaron el Pilcomayo, (Lista 1998). Anotó este misionero
    hacia el día 20 que "… El
    río tiene más de 19 varas de profundidad y como 39
    de ancho. Las corrientes del Paraguay rebalsan hasta algunas
    leguas adentro del Pilcomayo, haciendo subir el nivel de
    éste. Tierra llana, arboledas, palmeras, lagunas y esteros
    a ambos lados."
    Para los días 7 y 8 de
    septiembre de 1721 se lee, "…
    Bosques, esteros y lagunas en ambas orillas… a lo lejos campos
    limpios y grandes palmeras. Distancia recorrida 78
    leguas".
    Día 2 de noviembre: "… En
    las 60 leguas precedentes se crían en las riberas unas
    cañas fuertes y sólidas, que
    [los indios]
    llaman Huybá (Totoras), porque su flor sirve para
    flechas, son útiles para techos. Muchos tigres en la
    distancia indicada…"
    Patiño fue asesinado por los
    indios a fines de 1721

    Antonio Moxi

    Misionó entre los Vilelas del
    sudeste de Salta (Furlong 1939) y describió interesantes
    notas sobre la fauna, entre las que se destacan
    "…Tigres en abundancia, Leopardos,
    Osos Hormigueros, Aguarás, Ciervos, Corsuelas, Antas, por
    otro nombre la Gran bestia, Jabalíes de tres castas, y a
    los cuales los indios dan diferentes
    nombres,…"
    . Recordemos que recién a
    fines de los años 70 ya en el siglo XX, la ciencia
    confirmó que había tres especies de pecaríes
    o "chanchos" y no dos como hasta ese momento se creyó, (el
    último en describirse fue el Chancho Quimilero
    Catagonus wagneri). Además Moxi describió
    algunas especies de reptiles y aves, de las
    cuales "… las más ordinarias son Avestruces,
    Charatas, Chuñas, Perdices de dos especies, Loros, Patos
    de muchas raleas, Palomas, Tórtolas y otras
    innumerables."

    Vicente Olcina

    Misionó en las reducciones de
    Vilelas y Lules, dejando valiosas descripciones
    zoológicas, por ejemplo de varias abejas y de árboles
    típicos como el lapacho, el palo santo y palmeras (Furlong
    1939). Maravillado por el paisaje chaqueño,
    escribió: "A más del
    espectáculo agradable a la vista, de tanta multitud de
    palmas, ofrece
    [el chaco] otro suelo, no menos
    curioso, y es una increíble multitud de hormigueros, que
    sobresalen bastante, formados todos de torrecitas piramidales
    para tener las hormigas donde guarecerse en tiempo de
    inundaciones…"
    . El relato no estaría completo
    si no escribiera sobre los Osos Hormigueros:
    "… le conviene perfectamente el nombre
    que le han puesto, porque el cuerpo, la fiereza y garras son de
    oso, a excepción de la cola, cuyas cerdas son tan largas,
    que con ellas se cubre todo el cuerpo y, bien atadas en un
    manojito, son el ordinario peine de las indias infieles.
    Aún hay más diferencia en la boca, si boca se puede
    llamar una trompa muy delgada y de más de media vara, que
    es como la vaina de una lengua sutilísima, y mucho
    más larga que la trompa…"
    . En sus
    textos hay además observaciones sobre los
    pecaríes "… de estos
    últimos hay varias especies, diferentes de las de Europa, y en
    algunos parajes hay tanta multitud de ellos que no se puede creer
    si no se ve. Se encuentran manadas de cuatrocientas y más,
    y de muy lejos se oye el ruido que
    meten los colmillos, que es espantoso…"
    .
    Es interesante el relato sobre el urutaú "… me ha
    parecido extraordinaria, porque remeda tan bien con su canto la
    voz del hombre, que
    varias voces oyéndola a lo lejos he creído que eran
    indios que gritaban dentro del bosque,… sobre una rama de
    árbol pone sus huevos sin más preparativos ni
    precauciones y allí los empolla y saca". "Anda solo de
    noche y su único ejercicio es buscar para alimentarse una
    especie de miel clara y sabrocísima llamada Cuales en
    lengua Lule…"
    .

    Roque Gorostiza

    Misionó entre los Lules de
    Tucumán y recorrió varias veces el Chaco Seco,
    llegando en 1762 al río Grande o Bermejo (Furlong 1941)
    pero pasando grandes penurias "…
    no se encuentra agua
    [entre el río Grande
    y el Pasaje o Salado] sino en algunos pocos meses del
    año… y es preciso dejar a pedazos la ropa y hasta el
    pellejo…"
    . En otros pasajes de su relato asegura haberse
    alimentado solamente con plantas de tasi y
    chaguar. Según Furlong (1938b), otro misionero, el Padre
    Castro, dejó más noticias sobre Gorostiza, diciendo
    al verlo de regreso de un viaje que
    "… llegaron al fuerte de San Luis de los
    Pitos más muertos que vivos, pues parecían
    esqueletos secos… hubo día en que no pudieron recoger
    sino una boga, siendo así que aquel caudaloso
    río
    [Bermejo o Grande] y sus lagunas
    son tan abundantes en pescar."

    José Jolís

    Estuvo en las reducciones del Gran Chaco
    entre 1762 y 1767, y debe ser considerado junto con Dobrizhoffer,
    Sánchez Labrador y Paucke (ver más adelante) uno de
    los más importantes misioneros naturalistas. Aunque sus
    biógrafos
    refieren que sus anotaciones están dedicadas al Chaco
    Seco, sabemos que al menos realizó tres viajes hacia el
    sector oriental. En marzo de 1767, partiendo desde la
    reducción de Nuestra Señora del Pilar o Macapillo,
    recorrió buena parte de las adyacencias del río
    Bermejo o Grande, llegando hasta el paralelo 60º en procura
    de campos aptos para establecer nuevas reducciones (Furlong
    1920). Su obra cumbre, "Saggio sulla
    storia naturale della provincia del Gran Chaco",

    apareció en 1789 y fue reeditada en 1972 con el
    título de "Ensayo sobre la
    Historia Natural del Gran Chaco"
    por la Universidad
    Nacional del Nordeste (Furlong 1939). Fue impresa parcialmente
    debido a la prematura muerte de su
    autor. No obstante ello, la parte publicada es justamente la que
    contiene todas las noticias de la naturaleza. Ernesto Maeder, en
    el estudio preliminar de la obra, nos dice:
    "…de unos 150 nombres
    [de personas] citados, la tercera parte son
    naturalistas, médicos, zoólogos o
    botánicos"
    (Jolís 1972). Se conoce
    además que algunos pliegos del segundo tomo, ya impresos
    pero sin publicar, fueron usados como envoltura en los mercados de
    Italia (Furlong
    1948). El volumen editado
    fue dividido en siete libros y 55
    artículos. El libro I
    describe la geografía,
    ríos, lagunas, clima, suelo,
    etc. El libro II está dedicado a la botánica, incluyendo plantas
    medicinales y tintóreas. El libro III comprende los
    mamíferos, siendo algunos de los
    artículos más importantes: "De los
    cuadrúpedos", "Cuadrúpedos propios del nuevo
    mundo", "Del tatú o armadillo", "Jabalíes del
    Chaco",y "Ciervos, gamos y cabras del Chaco",entre otros. En el
    libro IV fueron tratadas las aves: "Riqueza de pájaros",
    "Belleza y suavidad de su canto"; "Pájaros
    fisípedos", "De las aves palmípedas", etc. El libro
    V se refiere a los reptiles e insectos: "De los reptiles
    cuadrúpedos", "De las serpientes", "De las serpientes
    venenosas", "De los insectos". El libro VI describe los
    indígenas del Chaco y en el VII hace mención a las
    ciudades más importantes de la región.

    Joaquín
    Camaño

    Nacido en la provincia de La Rioja, fue uno
    de los pocos jesuitas argentinos miembro de la orden. Dejó
    escritas obras de etnografía y un "Diccionario de
    lenguas"
    de los indios chaqueños. Como
    cartógrafo compuso algunos mapas de la
    región, destacándose el "Mapa de la
    Región del Chaco"
    , publicado por Jolís en 1789.
    Además escribió la relación "Noticias del
    Gran Chaco"
    , que contiene copiosa información sobre la
    fauna, flora y geografía de la región (Furlong 1955
    y 1969).

    José Cardiel

    Fue quizás el jesuita que más
    viajó, recorriendo desde el Guairá (al norte de
    Asunción) hasta las costas patagónicas. Así
    lo encontramos en las reducciones de los abipones y
    mocobíes de Santa Fe, junto a Martín Dobrizhoffer y
    Florián Paucke, o en la llanura pampeana describiendo
    talares, rumbo al río Sauce (hoy río Negro), en
    compañía de Tomás Falkner, Matías
    Strobel y otros. Además navegó junto al Padre
    Quiroga y Strobel hacia las costas patagónicas.
    Según Félix Outes "de cuanto vio y supo en sus
    viajes nos dejó Cardiel relaciones y cartas
    geográficas, unas y otras de tanto valor…"

    (Furlong 1953). Realizó algunas piezas
    cartográficas, entre ellas un mapa del Gran Chaco.(Figura
    1)

    Martín Dobrizhoffer

    Al destacar su labor debemos considerarlo
    uno de los más importantes misioneros naturalistas,
    especialmente al referirnos al Chaco Húmedo. Fue autor de
    la célebre obra "Historia de
    los Abipones"
    publicada en latín en el
    año 1784. Por su importancia se tradujo al inglés
    y más tarde al castellano
    (Dobrizhoffer 1967). Fundó las reducciones de San
    Fernando, San Jerónimo y Rosario del Timbó. Esta
    última fue levantada en los alrededores de la actual
    localidad de Herradura, en el sudeste de Formosa, no lejos de la
    Reserva El Bagual, dejándonos además una ilustración de la misma (Figura 2). En su
    obra pueden hallarse muchísimas descripciones del paisaje
    chaqueño y sus anotaciones brindan detalles significativos
    sobre la vida y el comportamiento
    de los animales y plantas. Titula la parte zoológica
    "De algunas fieras singulares, tales como el tigre, el
    león, el anta, el oso hormiguero, guanacos etc.".

    Demostrando humildad y sabiduría en el primer párrafo
    de ese capítulo comenta que "Con razón
    podría reprocharse a mi historia de insuficiente si yo no
    mencionara brevemente y como al pasar por lo menos las
    propiedades más memorables de los cuadrúpedos,
    anfibios, aves, peces,
    plantas, árboles y sus frutas. Sin duda yo habría
    contemplado de más cerca y con mayor atención estos espectáculos de la
    naturaleza en Paraquaria, si hubiera previsto que
    escribiría acerca de ellos en Austria".
    Al ocuparse de
    las aves escribe: "Paracuaria no
    tiene aves Europeas fuera de golondrinas, pero en cambio tiene
    aves indígenas que en Europa se desconocen por completo…
    He de describir sólo algunas de esta gran
    cantidad".
    Con el título de
    "Picaflores, Cóndores o
    buitres"
    escribe
    "Pasemos desde la ave más
    pequeña a la más grande"
    . Trata en
    su libro otras especies: "Avestruz, Cardenal, varias palomas
    silvestres, géneros de loro, etc".

    En la introducción a la parte botánica
    recuerda a su amigo Tomás Falkner, diciendo que era
    "…inglés, uno de los
    médicos más expertos y botánico que ha
    conquistado los méritos más importantes durante
    muchos años entre los bárbaros del Sud cerca del
    Estrecho de Magallanes, decía frecuente y
    públicamente que la Naturaleza benéfica
    habría brindado a Paracuaria tantas plantas,
    raíces, resinas, maderas y frutas que si se conocieran
    todas sus fuerzas y cualidades, no se necesitarían para
    ninguna enfermedad las farmacias europeas pues, según el
    testimonio de Séneca, la ciencia
    médica consistió en tiempos antiguos en el
    conocimiento de unas pocas hierbas de modo que recién
    poco a poco ha sido ampliada a este grado su inmensidad
    actual".
    Reconocidos naturalistas del siglo XIX
    como Charles Darwin y Alcides
    d´Orbigny, destacan la importancia de la obra de
    Dobrizhoffer.

    Agustín Castañares

    Este misionero navegó un tramo del
    río Pilcomayo en el año 1740. Lista (1998) en su
    capítulo "Antecedentes históricos" [del
    Chaco] dice que: "Observó
    muchas lagunas a uno y otro lado del río, siendo
    generalmente dulces sus aguas. La bajante del río le
    obligó a volverse."

    José Sánchez Labrador y Florián
    Paucke

    Otros dos de los más importantes
    integrantes de la compañía de Jesús. Desde
    el Paraguay y desde el centro de Santa Fe, respectivamente,
    realizaron varias excursiones, alcanzando en algunas de ellas
    posiblemente las cercanías del Chaco Húmedo.
    Sánchez Labrador, quizás el más
    prolífico de todos, escribió unos treinta
    volúmenes entre los que se destacan "El Paraguay Natural",
    "El Paraguay Cultivado" y "El Paraguay Catholico". También
    dejó ilustraciones destacándose muchos dibujos sobre
    flora y fauna (Figura 3). Paucke dejó sus crónicas
    que fueron traducidas en 1942-44 al castellano como "Hacia
    allá y para acá. Una estada entre los indios
    mocobies 1749-1767", publicada en cuatro tomos por la Universidad
    Nacional de Tucumán y el Instituto Cultural
    Argentino-Germano. Incluye más de cien láminas a
    color (Figura 4),
    las que del punto de vista iconográfico constituyen el
    primer conjunto de ilustraciones sobre las ciencias
    naturales reunidas por un naturalista para esta región
    del mundo. Las obras de estos misioneros, más aún
    la de Paucke, son de indispensable consulta porque contemplan en
    su contenido gran parte de las riquezas naturales de la
    región (Furlong 1938a, Aguilar 2004).

    OTROS MISIONEROS,
    VIAJEROS Y EXPEDICIONES MILITARES

    Fray Antonio Lapa

    Este procurador del orden seráfico y
    cura de la reducción de Macapillo, fue el sucesor del
    jesuita Jolís. En el diario de la expedición
    encontramos párrafos relacionados con la descripción de los paisajes
    chaqueños (De Angelis 1972). El día 2 de julio de
    1774 se lee: "… se caminaron 4
    leguas, todas por un dilatado palmar, en que hallamos 20 a 24
    varas de altura, y algunas en particular, que conceptuamos
    llegasen a 30, tan iguales al principio en su grosor son al final
    y tan derechos como
    pudieran desearse; y habiendo derribado algunas, comimos de sus
    cogollos, que hallamos de buen gusto imitando en este al de las
    nueces verdes." "… el 16 caminamos como 12 leguas por
    fértiles y amenos campos abiertos, con algunas cejas de
    monte de algarrobos y otras especies, que se crían
    frondosos a las orillas del río Bermejo, por cuyas
    mágenes seguimos la marcha…"

    Además hay un capítulo dedicado a la
    naturaleza, titulado "Hácese relación del
    río Grande y Bermejo; virtudes de sus aguas, del
    temperamento de los países del Gran Chaco Gualamba, de los
    pájaros, de los árboles, de las yerbas, de los
    animales y de las naciones que ocupan las riberas de dichos
    ríos."

    Adrián Fernández Cornejo, Mariano
    Sánchez de Velasco
    y Francisco
    Morillo

    Realizaron una expedición al Chaco
    en el año 1780, llegando al río Bermejo,
    publicándose sus diarios por separado (De Angelis 1972).
    En el diario de Cornejo y Sánchez de Velasco se detalla lo
    sucedido cada día con abundantes noticias sobre los
    campos, algunas aves, yaguaretés y tapires. El día
    6 de septiembre de 1780, mientras navegaban el Bermejo,
    anotaron: "…Las arenas y costas siguen en la forma dicha,
    pobladas en partes de cañaverales, cortaderales, sauces,
    tipas y canelones, dejándose ver dentro de las arboledas
    altas unos sitios verdaderamente deleitosos… En el propio sitio
    de la barranca roja, encontraron los que iban en el segundo buque
    la Esperanza con unos lobos tan atrevidos que se les llegaron muy
    cerca. Las pavas y patos siguen con abundancia… Por la costa se
    vieron rastros de antas y tigres en abundancia".
    El
    día 9 "… Las pavas, patos y loros siguen como
    arriba…"

    En el diario del misionero franciscano
    Morillo hay numerosas notas sobre paisajes y naturaleza, con un
    capítulo titulado "Noticias
    de las leguas, maderas, géneros de peces, animales
    terrestres y acuáticos que se observan en los ríos
    de Tarija, Centa, Jujuy y Bermejo."
    "… En
    las márgenes del Bermejo y sus campos se hallan vinales,
    palo santo, algarrobos y palmas. Se hallan en dichos ríos
    pescados con abundancia, como son dorados, pacúes,
    róbalos, surubíes, armados, rayas, patíes,
    sábalos, palometas y bagres. En la misma forma se hallan
    animales acuáticos, como son lobos blancos, negros y
    bermejos, nutrias, capivaras: y de los terrestres, tigres,
    leones, osos hormigueros, corzos, venados, jabalíes y
    liebres."

    Félix de Azara

    Este ingeniero español
    llegó al país a fines del siglo XVIII para demarcar
    los límites
    entre Argentina, Paraguay y Brasil. En su
    tiempo libre se ocupó de estudiar la naturaleza y
    escribió varios libros sobre geografía, aves,
    mamíferos, etc. Recorrió parte del río
    Pilcomayo en agosto de 1785 (Azara 1941), y en el diario de
    viajes escribió: "Considerando las grandes utilidades
    que podían seguirse a esta provincia y al Estudio, de
    la
    comunicación directa con el Perú, y habiendo
    oído que
    el río Pilcomayo, llamado aquí Araquuai, era
    navegable hasta las inmediaciones de Potosí,
    resolví hacer una formal expedición por este
    río…".

    El 8 de agosto se lee: "La
    supuesta aboca del río era una especie de callejuela,
    formada con las copas de los árboles delgados y espesos,
    llamados alisos, algunos sauces y enredaderas…"

    Dia 9: "… Rara vez vimos por entre los matorrales de
    la orilla algún campo con islas de bosque alto, y
    carandays. También vimos capivaras, o lobos de río,
    y muchos yacú, caaraguata, o pavitas. A la una nos
    largamos, y a poco rato notamos que, junto a una isla de bosque
    inmediata, volaban alrededor muchos iribús,…"
    (ver
    De Angelis 1972). Sin dudas las conocidas obras de Azara
    "Apuntamientos para la Historia Natural de los quadrúpedos
    del Paraguay y Río de la Plata" y "Apuntamientos para la
    Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y Río
    de la Plata", incluyen valiosa información recopilada
    durante los viajes del autor en la región.

    Manuel Rodríguez Margariños,
    Enrique W. Van Nivel y José Giannely

    Margariños en 1843 y luego Van Nivel
    en 1844 se propusieron navegar el río Pilcomayo desde
    Bolivia hasta
    el Paraguay, aunque no obtuvieron grandes resultados. En sus
    diarios de viajes hay pocos datos relacionados con naturaleza del
    lugar y sólo reflejan grandes sacrificios. Lo mismo puede
    decirse del padre franciscano José Giannely, quién
    intentó lo propio en 1863 (ver Lista 1998).

    Julio Creveaux

    Fue un explorador francés que
    realizó en 1882 un viaje con 15 hombres y 3 canoas desde
    Tarija rumbo al Pilcomayo (Lista 1998). En sus notas
    apuntó "Lo que más me preocupa es la existencia
    de las grandes lagunas de que hablan los antiguos viajeros…
    creo que tendremos que cruzar regiones pantanosas donde la
    navegación
    será muy difícil y tal vez
    imposible…"
    . Además dentro de sus planes
    tenía la idea de realizar un mapa de la región
    (Scenna 1976). Lamentablemente él y sus soldados fueron
    muertos por los indios. Para rescatar sus restos, Francia
    envió a Arthur Thouar y la Argentina al comandante Luis
    Fontana.

    Luis Jorge
    Fontana

    Este destacado militar y naturalista
    comenzó a trabajar en 1866 en el Museo Nacional de
    Ciencias
    Naturales bajo la dirección de Germán Burmeister,
    quién comentó: "El
    joven argentino Luis Jorge Fontana fue colocado bajo mi
    dirección por el Exmo. Gobierno de
    Buenos Aires para seguir la carrera de naturalista, donde
    permaneció tres años…"
    .
    Convertido en naturalista supo aprovechar sus destinos militares
    para ampliar sus conocimientos. Entre 1870 y 1871 publicó
    algunas notas sobre ciencias naturales. En 1875 es designado
    secretario de la gobernación del territorio del Chaco y en
    el mismo año hizo un viaje de exploración al
    Pilcomayo dejando un prolijo diario con anotaciones sobre flora y
    fauna (Fontana 1977).

    En 1880 preparó una expedición para abrir
    un camino desde Resistencia hasta Salta. En 1881
    publicó "El Gran
    Chaco"
    obra en la cual quedan asentados todos
    los resultados de sus observaciones y experiencias. Si bien no
    formó parte de su libro, en 1882 se editó en Buenos
    Aires el "Plano general del Gran
    Chaco Argentino"
    donde se aprecia la rica
    toponimia de la región y el itinerario de sus viajes.
    Fruto de sus brillantes actuaciones militares, en 1884 Fontana
    fue designado gobernador de Chubut.

    Arthur Tohuar

    Era miembro de la Sociedad
    Geográfica de París y en 1883 se integró a
    la expedición que dirigió Daniel Campos. Tuvo
    además la misión de
    encontrar los restos del infortunado Julio Creveaux. Como
    consecuencia de este viaje se formó en Europa una
    comisión internacional para crear una
    compañía de navegación entre Buenos Aires y
    Bolivia, que no llegó a alcanzar sus objetivos
    (Thouar 1997). Vuelto a América
    del Sur en 1885 hizo tres exploraciones más: la primera al
    delta del Pilcomayo; la segunda de Buenos Aires a Sucre y la
    tercera al Chaco Boreal. Según sus palabras
    "Desde la misión de San Francisco
    hasta el río Paraguay, el Pilcomayo serpentea a
    través de un país de escaso declive, y que su lecho
    cambiante se enlaza y se derrama formando enormes y profundos
    bañaos en sus orillas"

    Juan Page

    Este marino navegó junto al
    naturalista británico Graham Kerr (ver más
    adelante) las aguas del río Pilcomayo hasta las Juntas en
    el año 1889. Esta expedición terminó
    trágicamente con el fallecimiento del capitán
    Page.

    Graham Kerr

    Este médico británico,
    especializado en embriología, acompañó como
    naturalista al capitán Page en su expedición al
    río Pilcomayo. Allí observó y colectó
    aves, confeccionando una lista de 173 especies clasificadas en
    familias, géneros y especies. El listado fue publicado en
    prestigiosa revista Ibis,
    incluyendo además el dibujo de un
    carpintero. Las aves colectadas se incorporaron a la
    colección del Museo Británico. Posiblemente
    ésta sea la primera expedición de la que se dan a
    conocer resultados científicos concretos inherentes a la
    región (Kerr 1891 y 1892).

    Leopoldo Arnaud

    Recorrió el Chaco como jefe de la
    comisión científica (Expedición Victorica).
    En su trabajo da a
    conocer algunos análisis pormenorizados de los distintos
    suelos que
    recolectó en el trayecto, y confeccionó una lista
    sistemática de los árboles más comunes de la
    región (Arnaud 1885). En otro trabajo encontramos los
    siguientes párrafos referidos a la recolección de
    materiales
    para estudio "… la flora y la fauna presentadas hasta la
    fecha
    [1881] son muy poco variadas, observándose
    constantemente las mismas especies ya coleccionadas y preparadas
    por esta comisión. En lo que atañe a la fauna se
    colectaron 8.000 insectos, 500 arácnidos, en su mayor
    parte de raras y hermosas especies y 25 reptiles, … la
    colección de mamíferos y aves que con gran trabajo
    se había podido adquirir sufrió con las
    últimas lluvias una casi total descomposición …
    aprovechando tan sólo 17 aves … las plantas presentadas
    ascienden a 84…"
    (Arnaud 1889)

    Amadeo J.
    Baldrich

    Este capitán del Ejército de
    Línea y miembro correspondiente del Instituto
    Geográfico Argentino recorrió en varias
    oportunidades la región chaqueña. En su libro se
    esmera por dar a conocer los datos que tuvo a su alcance,
    incluyendo clima, suelo y descripciones de razas
    indígenas. El capítulo VIII lo dedicó
    a "La flora regional"
    y en la breve introducción anotó que
    consultó para las clasificaciones las obras de Hieronimus,
    Lorentz y Grisebach. Al capítulo siguiente lo
    titula "Apuntes sobre la fauna
    territorial"
    y se ocupa de describir
    mamíferos, aves, reptiles y anfibios para el cual
    consultó al "sabio Burmeister".

    Respecto a la clase aves
    comenta que "… para mayor seguridad hemos
    comparado la colección de dibujos coloreados a la acuarela
    (que pintamos directamente del natural en el Chaco con ejemplares
    a la vista
    [comparándolos] con los
    ejemplares existentes en la rica colección del Museo
    Nacional"
    . Este párrafo abre las posibilidades de que
    alguien busque y encuentre estos dibujos y los de a conocer.
    Otros datos de interés netamente ornitológico son
    los párrafos donde Baldrich (1889) menciona avistajes de
    guacamayos. Por un lado, bajo el nombre de M.
    Hyacinthinus dice "…
    una sola vez hemos visto el guacamayo azul descrito por Azara.
    Fue en el Pilcomayo por los 23º de latitud y se trataba de
    una pareja aislada"
    . Es interesante comentar que
    el paralelo 23 º cruza el río Pilcomayo en la
    provincia de Formosa, al norte de Gral. Mosconi, en el
    departamento Ramón
    Lista. Más adelante agrega "…en los bosques al Sud de
    Caiza
    [unos 30 km al norte de Tartagal, en el noreste de la
    provincia de Salta, en el departamento Gral. José de San
    Martín] vimos un loro de gran tamaño,
    probablemente un guacamayo, pero nos fue imposible darle caza ni
    acercarnos á él
    ."

    Es importante mencionar también a algunos
    exploradores o naturalistas que dejaron en sus obras interesantes
    anotaciones referidas al Gran Chaco, u otros que en sus viajes
    alcanzaron las proximidades de esta vasta región, como
    Alcides D´Orbigny, Eduardo L. Holmberg, Enrique Lynch
    Arribálzaga, Víctor Martín De Moussy,
    Tomás Salvadori, Arnaldo de Winkelried Bertoni y
    Aimé Bompland.

    BIBLIOGRAFÍA CITADA

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    Graham Kerr, naturalist to the Pilcomayo expedition. Ibis (1891):
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    Lestani, J. R. y C. P. López Piancentini. 1947.
    "Chaco" Etimología del vocablo. Antecedentes
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    Antecedentes Históricos del Chaco Cuaderno 1:
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    Scunio, A. D. H. 1972. La Conquista del Chaco.
    Círculo Militar. Buenos Aires, 460 pp.

    Thouar, A.1997. A través del Gran Chaco
    1883-1887. Ed. Amigos del Libro. Cochabamba, Bolivia, 477
    pp.

    Citación sugerida del
    Capítulo:

    Aguilar, H. A. 2005. Historia Natural del Gran Chaco.
    Reseña sobre misioneros y exploradores hasta finales del
    siglo XIX. Pp. 519-529 en Di Giacomo, A. G. y S. F. Krapovickas
    eds. (2005). Historia natural y paisaje de la Reserva El Bagual,
    Formosa, Argentina. Inventario de la
    fauna de vertebrados y de la flora vascular de un área
    protegida del Chaco Húmedo. Temas de Naturaleza y
    Conservación 4:1-592. Aves Argentinas / Asociación
    Ornitológica del Plata, Buenos Aires.

    ILUSTRACIONES

    1

    2

    Fig. 1. Mapa del Gran Chaco, según dibujo
    de José Cardiel en 1772.

    Fig. 2. Misión del Timbó,
    según dibujo de Martín Dobrizhoffer
    .

    Fig. 3. Oso Hormiguero y Oso Melero, según
    dibujo de José Sanchez Labrador.

    Fig. 4. Plantas de "Caraguatás u
    ananáes", según dibujo de Florián
    Paucke.

    3

    4

    Agradecimientos:

    Agradezco a Julio Contreras por sus valiosos comentarios
    y a Claudio Bertonatti por la revisión crítica
    del manuscrito.

     

     

    Autor:

    Horacio A. Aguilar Barzana

    1583 (1431). Ciudad de Buenos Aires,
    Argentina

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