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Kaizen. Conservación y ahorro de energía




Enviado por mlefcovich



    1. Ahorro y reducción de
      consumo
    2. Programas de
      conservación de la energía
    3. Administración de la
      energía
    4. Proceso de la gestión
      de la energía
    5. Conclusiones
    6. Anexo
    7. Bibliografía

    1.
    Introducción

    El Sistema de
    Producción Toyota, conocido también
    como "Just in Time"
    tomó auge en Japón y
    luego en el resto del mundo al verse cómo Toyota y otras
    empresas
    comprometidas con el sistema de producción "magra"
    lograban superar los problemas
    ocasionados por la descomunal suba del petróleo posterior a la Guerra de Iom
    Kipur.

    Hoy cuando el mundo atraviesa una nueva y fuerte
    tendencia al aumento en el precio de los
    combustibles, y además se incrementan los niveles de
    contaminación, se hace nuevamente menester
    estudiar, analizar e implementar eficazmente un sistema que
    plenamente comprometido con la detección,
    prevención y eliminación de los desperdicios
    permita lograr un uso más productivo de la
    energía.

    El compromiso con la mejor gestión
    de la energía debe ser no sólo un compromiso de las
    empresas, sino también de los gobiernos, las empresas
    generadoras de energía, y los centros de investigación y estudios, estos
    últimos cómo divulgadores y
    concientizadores.

    Una visión que contemple tanto los factores
    ecológicos, como el uso más racional de los
    recursos
    escasos, al mismo tiempo que se
    enfoque en un uso más productivo de los mismos,
    contemplando un más alto nivel de satisfacción para
    los usuarios, habrá de generar para quienes lo apliquen
    una ventaja competitiva en los mercados.

    2. Ahorro y
    reducción de consumo

    El ahorro es, en cierta forma, un concepto
    económico y como tal va asociado al concepto tiempo. Un
    equipo consume tanta más energía cuanto más
    tiempo funciona. Energéticamente cuesta más
    dinero cuanto
    más tiempo funciona. En este sentido, pues, el ahorro debe
    ser una preocupación del usuario del equipo, del consumidor
    energético, el cual debe tener también la adecuada
    sensibilidad frente a la conservación de la
    energía.

    Es dentro de ésta temática que el Kaizen
    cómo sistema destinado a la eliminación de
    desperdicios y despilfarros pasa a constituirse en un arma
    fundamental. En primer lugar debe tenerse en cuenta que la
    mayoría de las empresas administradas a la usanza
    tradicional tienen cómo promedio dos veces más
    personal del
    necesario, utilizan cuatro veces más espacio del requerido
    y tardan diez o más veces el tiempo necesario para
    completar sus procesos. Ello
    es el producto de un
    cúmulo de actividades y procesos innecesarios e
    improductivos, que consumiendo ingentes recursos no producen
    valor agregado
    para los clientes finales
    o para la
    empresa.

    Es esa gran cantidad de actividades improductivas las
    que generan un alto e inútil consumo no
    sólo de mano de obra, materiales,
    dinero, y tiempo, sino también el consumo de
    energía asociados a estas actividades y
    procesos.

    A ello debe agregarse tanto una mala gestión de
    los recursos energéticos, cómo del control de las
    pérdidas de energía.

    Bueno es tener en cuenta que a cada uno de los
    clásicos desperdicios de sobreproducción, exceso de
    inventarios,
    procesos correctivos, falencias de procesamientos, excesos de
    movimientos y transportes, tiempos de espera y maquinarias en mal
    funcionamiento, son consumidores de recursos energéticos,
    razón por la que eliminar detectar y eliminar los
    desperdicios provoca cómo resultado una consecuente
    disminución en el consumo o utilización de
    energía.

    Por ello mejorar la calidad, producir
    productos a
    "la primera", y aumentar los niveles de productividad,
    son las mejores formas de ahorrar energía y reducir los
    costos a ellos
    asociados.

    Muchos pequeños y medianos empresarios no
    alcanzan a ver que mejorar la calidad no sólo incrementa
    el valor de sus productos generando con ello mayores niveles de
    satisfacción y como consecuencia una mayor demanda, sino
    que además contribuye a reducir los costos asociados a los
    productos desechables o pasibles de ajustes y correcciones. En
    esos excesos de costos tenemos tanto conceptos salariales, como
    de materias primas, insumos, intereses, costos de oportunidades,
    y cómo no puede faltar por supuesto, el costo de la
    energía.

    Hacer las cosas bien desde un principio, significa e
    implica para toda empresa, producir
    los bienes y
    servicios con
    el menor número de fallas o defectos al menor coste
    posible, generando de tal forma un clara ventaja competitiva
    sobre sus competidores.

    3. Programas de
    conservación de la energía

    La mayor parte de la energía utilizada en la
    producción y en los servicios industriales termina por
    escaparse a la atmósfera. La
    eficiencia
    térmica de la mayor parte de los hornos industriales
    oscila entre el 20 y el 40 por ciento, mientras que las calderas
    tienen una eficiencia térmica que va del 70 al 90 por
    ciento. La energía puede conservarse volviendo a utilizar
    el calor
    desechado o reorientando la energía mal
    utilizada.

    El éxito
    de cualquier programa de
    conservación depende en gran medida del compromiso de
    aplicarlo por parte de todos los miembros de la
    organización y de las costumbres y estilos de vida de
    sus gerentes y trabajadores.

    Por consiguiente, el elemento humano es la clave de
    cualquier programa eficaz de conservación. Como los
    trabajadores se guían por la dirección, ésta debe iniciar los
    esfuerzos para conservar la
    energía.

    En el nivel técnico, debe esperarse que
    participen en la conservación de la energía los
    especialistas en ingeniería civil, mecánica, de combustibles, del calor, de la
    ventilación y eléctrica. Estos especialistas deben
    estudiar qué se puede cambiar y qué equipo se ha de
    comprar. Los directores y los supervisores deben contar con los
    conocimientos técnicos de los ingenieros para reunir gran
    parte de la información básica que se necesita
    para mejorar la planificación.

    Con el fin de obtener los beneficios de la
    conservación de la energía, ha de realizarse una
    serie de tareas prácticas de gestión cerca del
    punto de control, por lo general en la máquina o en el
    lugar de trabajo. Unos
    instrumentos analíticos apropiados facilitan la
    comprensión del proceso y
    ayudan a encontrar la forma de mejorar el rendimiento;
    además, suelen hacer posible mejorar la operación
    antes de introducir cambios más permanentes. La política de la
    organización con respecto a la
    conservación de la energía debe basarse en lo
    siguiente:

    • una estructura
      organizativa adecuada;
    • la capacitación del personal;
    • el acopio y el análisis de datos
      operativos sobre la energía;
    • el establecimiento de metas de conservación
      de la energía por el director responsable.

    Los directores deben intercambiar información
    regularmente con el personal acerca de los problemas de
    conservación de la energía, indicar sus políticas
    y procedimientos,
    anunciar el lanzamiento del programa, verificar y supervisar la
    situación del programa e investigar por qué no se
    están alcanzando ciertas metas. Los directores deben
    apoyar igualmente el programa realizando personalmente esfuerzos
    para conservar la energía.

    En un programa de conservación de la
    energía se debe analizar y evaluar sistemáticamente
    la situación real y promover medidas de
    conservación de la energía, elaborar planes
    prácticos, organizar su puesta en aplicación y
    evaluar los resultados.

    Así en las empresas japonesas se apoya y motiva a
    los pequeños grupos mediante
    la constitución de comités de promoción de conservación de la
    energía y evalúan sus resultados.

    Entre las funciones que
    desarrollan los comités de la energía se tiene la
    planificación y la participación en estudios sobre
    el ahorro de energía; el establecimiento de métodos
    uniformes de registro,
    presentación de informes y
    contabilidad
    de la energía; la realización de investigaciones y
    la promoción de ideas sobre cómo mejorar el uso de
    la energía; la sugerencia de metas de conservación
    estricta de la energía y la transmisión de ideas
    sobre cómo alcanzarlas; la promoción de ideas y
    planes para recabar el apoyo y la participación del
    personal, y la planificación y realización de un
    programa permanente de actividades para estimular el interés
    por los esfuerzos de conservación de la
    energía.

    La conservación de la energía exige la
    cooperación de todos los trabajadores. Para que el
    programa se exitoso debe crearse un clima propicio a
    la formulación de sugerencias en todos los niveles, al
    surgimiento de ideas y a la promoción de la toma de
    conciencia; todos
    los trabajadores deben comprender por qué el programa no
    puede funcionar sin ellos.

    Para que los trabajadores participen en los programas
    de conservación de la energía, es importante
    explicar de qué modo el aumento de los precios de la
    energía influirá en la supervivencia de la empresa
    y en su propio empleo. Al
    explicar a los trabajadores por qué deben conservar la
    energía, se ha de velar por que las metas sean realistas y
    alcanzables
    .

    Compartir los beneficios generados por el ahorro de
    energía en base a la energía consumida por niveles
    de producción es una buena forma de motivación. Otro aspecto fundamental es la
    capacitación, no sólo para lograr con ella una
    mayor toma de conciencia, sino también para enseñar
    las diversas técnicas
    destinadas a reducir el consumo.

    4. Administración de la
    energía

    Un proceso sistemático de administración de la energía
    promueve eficazmente la conservación de ésta. De
    acuerdo a los niveles de costos de la energía en el
    producto final, la tecnología, las
    políticas y el tipo de organización, son posibles
    tres etapas de acción:

    • Etapa de puesta en orden.
    • Etapa de recolección de
      información
      .
    • Y, etapa de inversión.

    En la etapa de puesta en orden se procede a restringir
    el uso de la energía. En ésta etapa se procede a la
    colocación de carteles y avisos destinados a la
    información y concientización del personal,
    distribución de folletos.

    En esta misma etapa se procede a instaurar tanto los
    sistemas de
    incentivos,
    cómo la capacitación destinada tanto a la calidad y
    productividad, como a la correspondiente al mejor control y uso
    de la energía.

    En una segunda etapa se instalan elementos para medir el
    consumo de electricidad,
    gases, y
    vapores. Combinado a ello debe implementarse el uso de software de estadísticas y control
    estadístico de procesos. Mediante la medición continua del consumo de
    energía, y sus relaciones con las cantidades de productos
    y servicios producidos puede determinarse la productividad en el
    uso de la energía, o sea la eficiencia en su
    utilización.

    En la última etapa se procede a la inversión en máquinas y
    equipos, destinado todo ello a una mejor utilización de la
    energía, como así también a hacer uso de los
    que en cada época resultan más
    económicos.

    5. Procesos en
    la gestión de la
    energía

    La conservación de la energía implica la
    puesta en práctica de una serie de procesos, los cuales
    incluyen:

    • Medición del uso de la
      energía.
    • Análisis del costo de la energía por
      unidad de producto.
    • Establecimiento de metas.
    • Adopción de medidas para reducir los costos
      de energía.
    • Medición de los resultados del
      programa.

    Los datos relativos al consumo de energía se
    derivan de las facturas de electricidad y combustible. La
    cuantía de energía utilizada como tasas de consumo,
    es decir, la cuantía de energía utilizada por lote
    de productos, se expresa por medio de la relación de la
    energía utilizada con el producto.

    6.
    Conclusiones

    Lo primero a tener en consideración es la
    diferencia entre la reducción o ahorro de energía
    mediante la detección y eliminación de los
    desperdicios o despilfarros relativos a todas aquellas
    actividades que consumiendo diversos recursos no generan valor
    agregado alguno. En estos casos aún con un uso eficaz de
    la energía se estaría malgastando la misma debido a
    lo infructuoso de su utilización.

    En segundo lugar tenemos el uso inadecuado e ineficiente
    de la energía, cómo así también la no
    adaptación a los generadores o medios
    más económicos de energía.

    Así tenemos como ejemplo entre los primeros el
    uso de energía en labores de inspección, procesos
    correctivos y transportes entre muchos otros, en tanto que entre
    los segundos podemos mencionar luces innecesariamente encendidas,
    excesos de calefacción o refrigeración, pérdidas de calor o
    vapor.

    La mejora continua en los niveles de calidad y
    productividad, como así también la
    eliminación de todas aquellas actividades innecesarias e
    improductivas traerá consigo la reducción tanto del
    exceso de personal como de espacios y energía ineficiente
    e ineficazmente utilizados.

    Tanto cuando se trata de reducir costos, como cuando
    se trata de ahorrar en el uso de energía lo primero a
    tener en consideración es la mejora en los niveles de
    calidad. Es aquí donde se ve claramente reflejada la
    relación entre los niveles de sigma propugnados por el
    sistema Seis Sigma y
    los niveles de costos y productividad.

    7. Anexo –
    Gestión Sistemática de la Energía –
    GSE

    Acopio y análisis de datos relacionados con
    la energía
    . Cuantitativamente es preferible
    obtener los datos acerca del flujo de energía por medio de
    un contador de la aportación de electricidad, combustible,
    etc., y luego medir la cantidad que se consume productivamente.
    La diferencia es la cantidad desperdiciada. Al mismo tiempo, se
    deben registrar y analizar la productividad, la temperatura,
    la presión y
    el tiempo que corresponden a ese flujo de energía. Esos
    datos indican dónde y cuánta energía se
    pierde, lo que es útil para determinar la prioridad. Una
    buena medición del flujo de energía es la cantidad
    por proceso y por instalación.

    Preparación del equipo de
    medición
    . Como pocas fábricas cuentan con
    el equipo necesario, no pueden medir el consumo de energía
    por proceso y por instalación, sino sólo el que
    corresponde a toda la fábrica. Por ejemplo, pocos hornos y
    calderas industriales están equipados con contadores del
    flujo de combustible. Pocas calderas están equipadas con
    contadores del agua de
    alimentación o con contadores del flujo de
    vapor, incluso si disponen de contadores del flujo de
    combustible. En estas circunstancias, la determinación de
    la conservación y del consumo de energía exige
    conocimientos técnicos basados en la experiencia. Cuando
    se instala un equipo conviene verificar que cuenta con esos
    dispositivos de medición, e inspeccionarlos y mantenerlos
    periódicamente.

    Conocimiento de los flujos de
    energía
    . Existen diversos tipos de gráficos que ayudan a comprender
    dónde se puede ahorrar energía y con qué
    eficacia
    está funcionando un programa de conservación de la
    energía. Entre ellos tenemos el "Diagrama de la
    tasa de consumo de combustible" (muestra la
    producción diaria, la cuantía de combustible
    aportado y la tasa de combustible consumido de una fábrica
    durante un mes, siendo ello fundamental para la correcta y eficaz
    administración de la energía) y el "Diagrama de
    correlación de la tasa de producción y de la tasa
    de consumo de combustible" (en el se muestran las correlaciones
    que existen entre la tasa de producción, la cuantía
    de combustible aportado y la tasa de consumo).

    Diagrama de suministro de energía.
    Un diagrama de suministro de energía se utiliza para
    mostrar cómo se hace llegar la energía y
    cómo se suministra. En el diagrama se necesita disponer de
    valores como
    los diámetros y longitudes de las tuberías, las
    tasas de flujo, las presiones de vapor, etc., inscritos, con el
    fin de que puedan utilizarse con eficacia para ayudar a prevenir
    pérdidas del calor de radiación.

    Equilibrio térmico. Conviene
    analizar los equilibrios térmicos para saber cómo
    se utiliza la energía y dónde y en qué forma
    se desperdicia energía.

    Comparación entre la oferta y la
    demanda de energía
    . La comparación entre la
    oferta y la demanda de energía, expresada en función de
    la temperatura y de la presión, indica cualquier posible
    reducción de la oferta. Si el suministro es superior a las
    necesidades, indica que deben introducirse métodos
    más eficientes de conservación de la
    energía.

    8.
    Bibliografía

    Programa efectivo de conservación de la
    energía – Ryoki Takahaski – Proyecto OIT
    – 1984/85

    Dispositivos y sistemas para el ahorro de energía
    – Pere Ezquerra Pizà – Editorial Marcombo –
    1988

    Manufactura Justo a Tiempo
    – A. Hernández – Editorial CECSA –
    1998

    El kaizen explicado – Mauricio Lefcovich
    www.sht.com.ar
    2004

    Mauricio León Lefcovich

    Consultor en Administración de
    Operaciones

    mlefcovich[arroba]hotmail.com

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