- Ahorro y reducción de
consumo - Programas de
conservación de la energía - Administración de la
energía - Proceso de la gestión
de la energía - Conclusiones
- Anexo
- Bibliografía
El Sistema de
Producción Toyota, conocido también
como "Just in Time"
tomó auge en Japón y
luego en el resto del mundo al verse cómo Toyota y otras
empresas
comprometidas con el sistema de producción "magra"
lograban superar los problemas
ocasionados por la descomunal suba del petróleo posterior a la Guerra de Iom
Kipur.
Hoy cuando el mundo atraviesa una nueva y fuerte
tendencia al aumento en el precio de los
combustibles, y además se incrementan los niveles de
contaminación, se hace nuevamente menester
estudiar, analizar e implementar eficazmente un sistema que
plenamente comprometido con la detección,
prevención y eliminación de los desperdicios
permita lograr un uso más productivo de la
energía.
El compromiso con la mejor gestión
de la energía debe ser no sólo un compromiso de las
empresas, sino también de los gobiernos, las empresas
generadoras de energía, y los centros de investigación y estudios, estos
últimos cómo divulgadores y
concientizadores.
Una visión que contemple tanto los factores
ecológicos, como el uso más racional de los
recursos
escasos, al mismo tiempo que se
enfoque en un uso más productivo de los mismos,
contemplando un más alto nivel de satisfacción para
los usuarios, habrá de generar para quienes lo apliquen
una ventaja competitiva en los mercados.
2. Ahorro y
reducción de consumo
El ahorro es, en cierta forma, un concepto
económico y como tal va asociado al concepto tiempo. Un
equipo consume tanta más energía cuanto más
tiempo funciona. Energéticamente cuesta más
dinero cuanto
más tiempo funciona. En este sentido, pues, el ahorro debe
ser una preocupación del usuario del equipo, del consumidor
energético, el cual debe tener también la adecuada
sensibilidad frente a la conservación de la
energía.
Es dentro de ésta temática que el Kaizen
cómo sistema destinado a la eliminación de
desperdicios y despilfarros pasa a constituirse en un arma
fundamental. En primer lugar debe tenerse en cuenta que la
mayoría de las empresas administradas a la usanza
tradicional tienen cómo promedio dos veces más
personal del
necesario, utilizan cuatro veces más espacio del requerido
y tardan diez o más veces el tiempo necesario para
completar sus procesos. Ello
es el producto de un
cúmulo de actividades y procesos innecesarios e
improductivos, que consumiendo ingentes recursos no producen
valor agregado
para los clientes finales
o para la
empresa.
Es esa gran cantidad de actividades improductivas las
que generan un alto e inútil consumo no
sólo de mano de obra, materiales,
dinero, y tiempo, sino también el consumo de
energía asociados a estas actividades y
procesos.
A ello debe agregarse tanto una mala gestión de
los recursos energéticos, cómo del control de las
pérdidas de energía.
Bueno es tener en cuenta que a cada uno de los
clásicos desperdicios de sobreproducción, exceso de
inventarios,
procesos correctivos, falencias de procesamientos, excesos de
movimientos y transportes, tiempos de espera y maquinarias en mal
funcionamiento, son consumidores de recursos energéticos,
razón por la que eliminar detectar y eliminar los
desperdicios provoca cómo resultado una consecuente
disminución en el consumo o utilización de
energía.
Por ello mejorar la calidad, producir
productos a
"la primera", y aumentar los niveles de productividad,
son las mejores formas de ahorrar energía y reducir los
costos a ellos
asociados.
Muchos pequeños y medianos empresarios no
alcanzan a ver que mejorar la calidad no sólo incrementa
el valor de sus productos generando con ello mayores niveles de
satisfacción y como consecuencia una mayor demanda, sino
que además contribuye a reducir los costos asociados a los
productos desechables o pasibles de ajustes y correcciones. En
esos excesos de costos tenemos tanto conceptos salariales, como
de materias primas, insumos, intereses, costos de oportunidades,
y cómo no puede faltar por supuesto, el costo de la
energía.
Hacer las cosas bien desde un principio, significa e
implica para toda empresa, producir
los bienes y
servicios con
el menor número de fallas o defectos al menor coste
posible, generando de tal forma un clara ventaja competitiva
sobre sus competidores.
3. Programas de
conservación de la energía
La mayor parte de la energía utilizada en la
producción y en los servicios industriales termina por
escaparse a la atmósfera. La
eficiencia
térmica de la mayor parte de los hornos industriales
oscila entre el 20 y el 40 por ciento, mientras que las calderas
tienen una eficiencia térmica que va del 70 al 90 por
ciento. La energía puede conservarse volviendo a utilizar
el calor
desechado o reorientando la energía mal
utilizada.
El éxito
de cualquier programa de
conservación depende en gran medida del compromiso de
aplicarlo por parte de todos los miembros de la
organización y de las costumbres y estilos de vida de
sus gerentes y trabajadores.
Por consiguiente, el elemento humano es la clave de
cualquier programa eficaz de conservación. Como los
trabajadores se guían por la dirección, ésta debe iniciar los
esfuerzos para conservar la
energía.
En el nivel técnico, debe esperarse que
participen en la conservación de la energía los
especialistas en ingeniería civil, mecánica, de combustibles, del calor, de la
ventilación y eléctrica. Estos especialistas deben
estudiar qué se puede cambiar y qué equipo se ha de
comprar. Los directores y los supervisores deben contar con los
conocimientos técnicos de los ingenieros para reunir gran
parte de la información básica que se necesita
para mejorar la planificación.
Con el fin de obtener los beneficios de la
conservación de la energía, ha de realizarse una
serie de tareas prácticas de gestión cerca del
punto de control, por lo general en la máquina o en el
lugar de trabajo. Unos
instrumentos analíticos apropiados facilitan la
comprensión del proceso y
ayudan a encontrar la forma de mejorar el rendimiento;
además, suelen hacer posible mejorar la operación
antes de introducir cambios más permanentes. La política de la
organización con respecto a la
conservación de la energía debe basarse en lo
siguiente:
- una estructura
organizativa adecuada; - la capacitación del personal;
- el acopio y el análisis de datos
operativos sobre la energía; - el establecimiento de metas de conservación
de la energía por el director responsable.
Los directores deben intercambiar información
regularmente con el personal acerca de los problemas de
conservación de la energía, indicar sus políticas
y procedimientos,
anunciar el lanzamiento del programa, verificar y supervisar la
situación del programa e investigar por qué no se
están alcanzando ciertas metas. Los directores deben
apoyar igualmente el programa realizando personalmente esfuerzos
para conservar la energía.
En un programa de conservación de la
energía se debe analizar y evaluar sistemáticamente
la situación real y promover medidas de
conservación de la energía, elaborar planes
prácticos, organizar su puesta en aplicación y
evaluar los resultados.
Así en las empresas japonesas se apoya y motiva a
los pequeños grupos mediante
la constitución de comités de promoción de conservación de la
energía y evalúan sus resultados.
Entre las funciones que
desarrollan los comités de la energía se tiene la
planificación y la participación en estudios sobre
el ahorro de energía; el establecimiento de métodos
uniformes de registro,
presentación de informes y
contabilidad
de la energía; la realización de investigaciones y
la promoción de ideas sobre cómo mejorar el uso de
la energía; la sugerencia de metas de conservación
estricta de la energía y la transmisión de ideas
sobre cómo alcanzarlas; la promoción de ideas y
planes para recabar el apoyo y la participación del
personal, y la planificación y realización de un
programa permanente de actividades para estimular el interés
por los esfuerzos de conservación de la
energía.
La conservación de la energía exige la
cooperación de todos los trabajadores. Para que el
programa se exitoso debe crearse un clima propicio a
la formulación de sugerencias en todos los niveles, al
surgimiento de ideas y a la promoción de la toma de
conciencia; todos
los trabajadores deben comprender por qué el programa no
puede funcionar sin ellos.
Para que los trabajadores participen en los programas
de conservación de la energía, es importante
explicar de qué modo el aumento de los precios de la
energía influirá en la supervivencia de la empresa
y en su propio empleo. Al
explicar a los trabajadores por qué deben conservar la
energía, se ha de velar por que las metas sean realistas y
alcanzables.
Compartir los beneficios generados por el ahorro de
energía en base a la energía consumida por niveles
de producción es una buena forma de motivación. Otro aspecto fundamental es la
capacitación, no sólo para lograr con ella una
mayor toma de conciencia, sino también para enseñar
las diversas técnicas
destinadas a reducir el consumo.
4. Administración de la
energía
Un proceso sistemático de administración de la energía
promueve eficazmente la conservación de ésta. De
acuerdo a los niveles de costos de la energía en el
producto final, la tecnología, las
políticas y el tipo de organización, son posibles
tres etapas de acción:
- Etapa de puesta en orden.
- Etapa de recolección de
información. - Y, etapa de inversión.
En la etapa de puesta en orden se procede a restringir
el uso de la energía. En ésta etapa se procede a la
colocación de carteles y avisos destinados a la
información y concientización del personal,
distribución de folletos.
En esta misma etapa se procede a instaurar tanto los
sistemas de
incentivos,
cómo la capacitación destinada tanto a la calidad y
productividad, como a la correspondiente al mejor control y uso
de la energía.
En una segunda etapa se instalan elementos para medir el
consumo de electricidad,
gases, y
vapores. Combinado a ello debe implementarse el uso de software de estadísticas y control
estadístico de procesos. Mediante la medición continua del consumo de
energía, y sus relaciones con las cantidades de productos
y servicios producidos puede determinarse la productividad en el
uso de la energía, o sea la eficiencia en su
utilización.
En la última etapa se procede a la inversión en máquinas y
equipos, destinado todo ello a una mejor utilización de la
energía, como así también a hacer uso de los
que en cada época resultan más
económicos.
5. Procesos en
la gestión de la
energía
La conservación de la energía implica la
puesta en práctica de una serie de procesos, los cuales
incluyen:
- Medición del uso de la
energía. - Análisis del costo de la energía por
unidad de producto. - Establecimiento de metas.
- Adopción de medidas para reducir los costos
de energía. - Medición de los resultados del
programa.
Los datos relativos al consumo de energía se
derivan de las facturas de electricidad y combustible. La
cuantía de energía utilizada como tasas de consumo,
es decir, la cuantía de energía utilizada por lote
de productos, se expresa por medio de la relación de la
energía utilizada con el producto.
Lo primero a tener en consideración es la
diferencia entre la reducción o ahorro de energía
mediante la detección y eliminación de los
desperdicios o despilfarros relativos a todas aquellas
actividades que consumiendo diversos recursos no generan valor
agregado alguno. En estos casos aún con un uso eficaz de
la energía se estaría malgastando la misma debido a
lo infructuoso de su utilización.
En segundo lugar tenemos el uso inadecuado e ineficiente
de la energía, cómo así también la no
adaptación a los generadores o medios
más económicos de energía.
Así tenemos como ejemplo entre los primeros el
uso de energía en labores de inspección, procesos
correctivos y transportes entre muchos otros, en tanto que entre
los segundos podemos mencionar luces innecesariamente encendidas,
excesos de calefacción o refrigeración, pérdidas de calor o
vapor.
La mejora continua en los niveles de calidad y
productividad, como así también la
eliminación de todas aquellas actividades innecesarias e
improductivas traerá consigo la reducción tanto del
exceso de personal como de espacios y energía ineficiente
e ineficazmente utilizados.
Tanto cuando se trata de reducir costos, como cuando
se trata de ahorrar en el uso de energía lo primero a
tener en consideración es la mejora en los niveles de
calidad. Es aquí donde se ve claramente reflejada la
relación entre los niveles de sigma propugnados por el
sistema Seis Sigma y
los niveles de costos y productividad.
7. Anexo –
Gestión Sistemática de la Energía –
GSE
Acopio y análisis de datos relacionados con
la energía. Cuantitativamente es preferible
obtener los datos acerca del flujo de energía por medio de
un contador de la aportación de electricidad, combustible,
etc., y luego medir la cantidad que se consume productivamente.
La diferencia es la cantidad desperdiciada. Al mismo tiempo, se
deben registrar y analizar la productividad, la temperatura,
la presión y
el tiempo que corresponden a ese flujo de energía. Esos
datos indican dónde y cuánta energía se
pierde, lo que es útil para determinar la prioridad. Una
buena medición del flujo de energía es la cantidad
por proceso y por instalación.
Preparación del equipo de
medición. Como pocas fábricas cuentan con
el equipo necesario, no pueden medir el consumo de energía
por proceso y por instalación, sino sólo el que
corresponde a toda la fábrica. Por ejemplo, pocos hornos y
calderas industriales están equipados con contadores del
flujo de combustible. Pocas calderas están equipadas con
contadores del agua de
alimentación o con contadores del flujo de
vapor, incluso si disponen de contadores del flujo de
combustible. En estas circunstancias, la determinación de
la conservación y del consumo de energía exige
conocimientos técnicos basados en la experiencia. Cuando
se instala un equipo conviene verificar que cuenta con esos
dispositivos de medición, e inspeccionarlos y mantenerlos
periódicamente.
Conocimiento de los flujos de
energía. Existen diversos tipos de gráficos que ayudan a comprender
dónde se puede ahorrar energía y con qué
eficacia
está funcionando un programa de conservación de la
energía. Entre ellos tenemos el "Diagrama de la
tasa de consumo de combustible" (muestra la
producción diaria, la cuantía de combustible
aportado y la tasa de combustible consumido de una fábrica
durante un mes, siendo ello fundamental para la correcta y eficaz
administración de la energía) y el "Diagrama de
correlación de la tasa de producción y de la tasa
de consumo de combustible" (en el se muestran las correlaciones
que existen entre la tasa de producción, la cuantía
de combustible aportado y la tasa de consumo).
Diagrama de suministro de energía.
Un diagrama de suministro de energía se utiliza para
mostrar cómo se hace llegar la energía y
cómo se suministra. En el diagrama se necesita disponer de
valores como
los diámetros y longitudes de las tuberías, las
tasas de flujo, las presiones de vapor, etc., inscritos, con el
fin de que puedan utilizarse con eficacia para ayudar a prevenir
pérdidas del calor de radiación.
Equilibrio térmico. Conviene
analizar los equilibrios térmicos para saber cómo
se utiliza la energía y dónde y en qué forma
se desperdicia energía.
Comparación entre la oferta y la
demanda de energía. La comparación entre la
oferta y la demanda de energía, expresada en función de
la temperatura y de la presión, indica cualquier posible
reducción de la oferta. Si el suministro es superior a las
necesidades, indica que deben introducirse métodos
más eficientes de conservación de la
energía.
Programa efectivo de conservación de la
energía – Ryoki Takahaski – Proyecto OIT
– 1984/85
Dispositivos y sistemas para el ahorro de energía
– Pere Ezquerra Pizà – Editorial Marcombo –
1988
Manufactura Justo a Tiempo
– A. Hernández – Editorial CECSA –
1998
El kaizen explicado – Mauricio Lefcovich
– www.sht.com.ar –
2004
Mauricio León Lefcovich
Consultor en Administración de
Operaciones
mlefcovich[arroba]hotmail.com