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Población sobrante y Cultura




Enviado por htlrv03



    1. Población
      sobrante
    2. Cultura
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    En el presente ensayo se
    plantea dos capítulos que son Población sobrante y Cultura
    respectivamente, destacando el primero tema, se deduce de esto
    que la economía
    mundial no está al servicio de
    las familias, entonces las sociedades,
    lamentablemente, se adecuarían a los recursos que
    genera la economía.

    Si la economía no permite una integración de todos los sectores sociales,
    estamos entonces frente al fenómeno de la
    "población sobrante", al mismo tiempo
    impactando poblaciones que ejercen el ambiente
    natural.

    El segundo capitulo plantea sobre la cultura esto se
    define básicamente como habitar, cultivar, proteger,
    honrar con adoración, sobreponiéndose
    ocasionalmente en los sustantivos derivados. Así,
    'habitar' se convirtió en colonus, de colonia. "Honrar con
    adoración" se desarrolló en cultus, de culto.
    Cultura tomó el significado principal de cultivo o
    tendencia a (cultivarse), aunque con el significado subsidiario
    medieval de honor y adoración. Por lo tanto, el
    significado primario fue labranza: la tendencia al crecimiento
    natural.

    CAPITULO I

    POBLACIÓN SOBRANTE

    Población sobrante es un término que se
    refiere a una condición en que la densidad de la
    población se amplia a un límite que provoca un
    empeoramiento del entorno, una disminución en la calidad de
    vida, o una sobra considerable de la población.

    El impacto que las poblaciones humanas ejercen en el ambiente
    natural es severo. Muchas especies animales y
    vegetales han sido extinguidas por el avance de las manchas
    urbanas, la
    contaminación es un problema cada día
    más grande por el uso de más coches y la
    industrialización de los países emergentes.

    La densidad de la población es el número de
    habitantes que viven en un área específica, por
    ejemplo: 100 habitantes por Kilómetro cuadrado.

    La sobrepoblación humana ha sido influida por factores
    diversos, como el incremento en la duración de la vida, la
    ausencia de enemigos naturales, la mejora en la calidad de vida,
    y la accesibilidad a mejores bienes.

    La población mundial aumenta en más de 81
    millones de personas por año. Cada 10 años,
    alrededor de mil millones de habitantes se añaden a la
    población mundial.

    Es cierto que la población mundial ha aumentado durante
    este siglo. Incluso, se duplicó de 1950 a 1991, y en 1993
    alcanzó la cifra de 5,6 mil millones de habitantes. Pero
    este aumento demográfico no se debe a un aumento de la
    tasa de nacimientos, sino a un aumento sin precedentes de la
    esperanza promedio de vida, fruto de mejores políticas
    y condiciones sanitarias y alimenticias.

    En realidad, al contrario de lo que alegan los alarmistas, la
    tasa de crecimiento de la población mundial está
    disminuyendo dramáticamente. Además de esto, no
    sólo no hay una "superpoblación", sino que en
    realidad lo que hay es una implosión demográfica.
    Los siguientes datos lo
    demuestran:

    1. El Buró del Censo de los Estados Unidos
    (US Census Bureau) informó recientemente que en 1996 la
    población mundial aumentó en sólo 79,6
    millones de personas. Esta cifra es 6,4 millones menos que los 86
    millones y pico de aumento demográfico de 1994, cantidad
    que se considera ahora el punto culminante del crecimiento de la
    población mundial. La cifra de los 79,6 millones es
    también aproximadamente 20 millones menos que los 100
    millones que los alarmistas del crecimiento demográfico
    han estado
    anunciando continuamente.

    2. Además, la tasa de crecimiento demográfico
    mundial ha disminuido, después de alcanzar su
    máximo entre 1965 y 1970. En 1994 dicha tasa fue de 1,5%,
    la más baja en los últimos 50 años y ha
    continuado disminuyendo después de 1995.

    3. Mientras la población de Asia,
    África y América
    Latina continuará creciendo todavía durante algunas
    décadas más, el resto del mundo sufrirá
    pronto una caída demográfica en picada. La
    población mundial alcanzará su ápice de 7
    mil millones en el 2030, y luego comenzará un largo
    descenso hacia el ocaso demográfico de la humanidad. Esto
    es esencialmente lo que ha predicho la División de
    Población de las Naciones Unidas
    (ONU) en su
    informe del 13 de
    noviembre de 1996.

    4. La razón inmediata de esta disminución,
    confirmada por las cifras más recientes de la
    División de Población de la ONU, es la
    disminución del tamaño de las familias.
    Según el Buró del Censo de los Estados Unidos, la
    tasa de fertilidad mundial (el número de hijos por
    mujer nacidos
    durante su vida fértil), ha disminuido hasta alcanzar la
    cifra de 2,9, la más baja de la historia, cuando apenas hace
    poco más de 10 años, en 1985, era de 4,2 .
    Téngase en cuenta que, según los
    demógrafos, para
    que una nación
    logre reemplazar su población en la próxima
    generación, necesita como mínimo una tasa de
    fertilidad del 2,2.

    5. Actualmente hay 79 países, que constituyen el 40% de
    la población mundial, cuyas tasas de fertilidad se
    encuentran por debajo del nivel de reemplazo (2,2). Las naciones
    desarrolladas son las que se encuentran en la peor
    situación. De hecho, hay 15 de ellas en las que cada
    año se llenan más ataúdes que cunas. Todas
    las demás seguirán el mismo camino. Los esfuerzos
    de los gobiernos por detener este desastre demográfico, de
    tremendas consecuencias socioeconómicas, han sido
    inútiles.

    En Alemania y
    Japón,
    por ejemplo, a pesar de los abundantes incentivos
    financieros que se les ofrecen a las mujeres dispuestas a tener
    más hijos, las salas de maternidad permanecen
    vacías.

    6. Pero esta carestía de nacimientos se ha extendido
    ahora más allá del mundo desarrollado. En estos
    momentos hay 27 países en desarrollo
    donde las mujeres tienen un promedio de menos de 2,2 hijos. Hay
    que tener en cuenta que las inferiores condiciones sanitarias y
    económicas de estos países, hacen que su nivel de
    reemplazo tenga que ser en realidad más alto que el de
    2,2.

    7. Además, la tasa anual de crecimiento
    demográfico de los continentes en desarrollo está
    descendiendo también: la de Asia bajó de 2,3% en
    1970 a 1,9% en 1990, la de América
    Latina de 2,9% en 1970 a 2,1% en 1990, y aunque la de
    África ha aumentado un 0,3%, las numerosas guerras, las
    catástrofes naturales, y la epidemia del SIDA hacen que
    esa cifra no sea confiable

    8. Por si esto fuera poco, la densidad poblacional (habitantes
    por km2) de los países y continentes en desarrollo es
    baja.

    La de América Latina y la de África es mucho
    más baja que la de Europa Occidental
    (cuyos países están desarrollados), como lo
    demuestra la siguiente tabla:

    Continente

     

    Densidad (habitantes por km2)

    África

     

    80

    Europa

     

    213

    América Latina

     

    55

    Norteamérica

     

    55

    Asia

     

    422

    Oceanía

     

    55

    9. Por último, la población mundial no
    ocupa más del 1% de la superficie firme del planeta, el
    equivalente a vivir cómodamente (según el
    típico hogar estadounidense) en el Estado de Texas,
    dejando al resto del mundo completamente vacío.

    CAPITULO II

    Cultura

    La palabra cultura proviene de la palabra cultüra,
    latín, cuya última palabra trazable es colere,
    Colere tenía un amplio rango de significados: habitar,
    cultivar, proteger, honrar con adoración.

    Hay cultura donde hay hombre, y
    viceversa (Mosterín, 1993). Sólo se está
    ante lo que entendemos por cultura cuando nos referimos a lo
    humano.

    El hombre es a la vez producto de la
    evolución biológica y protagonista
    de la cultura que él genera. El hombre ha
    salido de la naturaleza sin
    dejar de pertenecer a ella. El "salto" a la cultura no hay que
    entenderlo como una brecha total ya que el hombre nunca abandona
    la naturaleza.

    Cultura es el modo común de pensar organizado de
    los individuos de una sociedad en
    orden a producir actividades sociales coherentes, tanto de
    acción
    material como de acción individual.

    LA cultura es
    producto del
    aprendizaje y no
    de la herencia.

    El pensar organizado se refiere al modo conocido de
    transmitirse ideas unas personas a otras en forma inteligible, y
    asimismo, al modo social también reconocido de realizar
    éstas su comportamiento, para lo cual el lenguaje
    viene a ser el vehículo básico de la
    relación humana culturalmente organizada.

    Esto quiere decir que la cultura toma sentido a partir
    del lenguaje, pues
    éste representa no sólo un modo específico
    de equiparar al individuo con
    medios
    simbólicos de relación y comprensión de la
    realidad, sino que también hace obtener un conocimiento
    preciso de la cultura por el hecho de que en él se
    incluyen formas de designar las cosas y el comportamiento de los
    miembros de una sociedad.

    El lenguaje es nuestra puerta de acceso al mundo, la
    "mediación universal" operante en todas las relaciones
    humanas, entre los individuos, y mediando también la
    relación de éstos con la naturaleza. Condiciona y
    posibilita la cultura y es el factor humanizante por
    excelencia.

    Sin embargo, además de la totalidad de los
    conceptos y productos que
    forman el inventario
    cultural de una sociedad, "cultura" abarca los modos de
    acción que refieren a los modos de vivir de los hombres en
    una sociedad, que se explican en función de
    las relaciones sociales integradas en el espacio y en el
    tiempo.

    Lo "material" alude a la producción material, como un instrumento de
    supervivencia y del vivir de los hombres, como por ejemplo el
    equipo doméstico, las armas, etc. El
    ámbito de acción referido a lo espiritual refiere a
    las ideas, valores,
    orientación de la
    personalidad, concepción del mundo, ideologías,
    etc. El ámbito espiritual constituye el aspecto de la
    cultura que existe como una realidad autónoma. Conforme a
    estos principios,
    Berenger Castellari coincide con Malinowski (1948, 56) en decir
    que el rasgo principal de la cultura es el estar
    organizada.

    Hombre y
    sociedad

    Frente a la concepción burguesa del hombre,
    marcadamente individualista (Mac Pherson, 1979; también
    Renault, 1993), se ha ido subrayando la dimensión social
    del hombre como algo constituyente. El hombre concreto es
    tal en tanto que vive en el seno de unas relaciones sociales en
    virtud de las cuales es humano (Marx, Karl,
    Manuscritos).

    Sin individuos, no hay conjunto de relaciones sociales, pero
    el individuo humano solamente es tal en esa trama relacional,
    pudiendo decirse a la vez que es a la vez resultado –aunque
    no sólo eso- de ese conjunto en su totalidad. En un
    sentido lato de los términos, sociedad e individuo siempre
    se han mediado entre sí.

    El grado de interacción cultural de las sociedades
    modernas es menor que el de las primitivas. Así, la
    afirmación de Durkheim
    (1928, 157) de que a mayor primitivismo social, mayor es el
    numero de semejanzas que pueden advertirse en los miembros de una
    sociedad. Esa semejanza los hace ser, social y culturalmente,
    más homogéneos, haciendo que el sistema cultural
    total sea casi universal a los efectos de la frecuencia de
    participación de sus individuos en el mismo a
    través de grupos
    sociales y de subsistemas culturales que son
    básicamente comunes. Cuantos menos subsistemas culturales
    existen en una sociedad, mayor será su integración
    cultural.

    En una sociedad urbana, los límites de
    desviación del comportamiento individual son, en
    comparación con las sociedades primitivas entonces, muy
    amplios.

    Evolución de la cultura

    El modo de producirse las formas y las estructuras
    culturales, es histórico. La cultura representa una
    experiencia social que, a su vez, se transmite de unos individuos
    a otros a través del llamado proceso de
    socialización uno según el cual
    individuos y grupos entran
    simultáneamente en contacto con cada persona y la
    instruyen en las técnicas
    que le permitirán relacionarse en el mundo externo. Estas
    técnicas incluyen valoraciones específicas de este
    mundo externo, de conciencia
    específica o histórica de la realidad, así
    como un modo relativamente homogéneo de representarla y
    experimentarla.

    Toda cultura es un acto de formación y
    reformación continua y a la vez constituye una estructura de
    comportamiento que para tener homogeneidad, necesita repetirse.
    Sus cambios implican no sólo transformaciones del medio,
    sino también del hombre y de las relaciones de éste
    con otros, y de éstos en conjunto con la producción
    de bienes materiales.

    El modo de producirse las formas y las estructuras culturales,
    es histórico. La cultura representa una experiencia social
    que, a su vez, se transmite de unos individuos a otros a
    través del llamado proceso de socialización uno
    según el cual individuos y grupos entran
    simultáneamente en contacto con cada persona y la
    instruyen en las técnicas que le permitirán
    relacionarse en el mundo externo. Estas técnicas incluyen
    valoraciones específicas de este mundo externo, de
    conciencia específica o histórica de la realidad,
    así como un modo relativamente homogéneo de
    representarla y experimentarla.

    Toda cultura es un acto de formación y
    reformación continua y a la vez constituye una estructura
    de comportamiento que para tener homogeneidad, necesita
    repetirse. Sus cambios implican no sólo transformaciones
    del medio, sino también del hombre y de las relaciones de
    éste con otros, y de éstos en conjunto con la
    producción de bienes materiales.

    Antes de nuestra era, los atenienses (en la época de
    Pericles) admiraban los mismos templos y las mismas estatuas,
    aplaudían las mismas tragedias o las mismas comedias,
    formaban verdaderamente un pueblo, desde los aristócratas
    de la cultura, hasta los artesanos y quizá los
    esclavos.

    Los "vínculos naturales" del mundo medieval que
    conformaban una comunidad, dejan
    paso a "vínculos artificiales" que los individuos
    establecen entre sí: es el paso de la comunidad a la
    sociedad analizado por F. Tönnies. La individualidad,
    resultando de un proceso histórico-cultural de
    individualización, emerge con la transición de lo
    comunitario a lo societario, que tiene lugar con la
    aparición de la sociedad burguesa en el despegue del
    capitalismo
    europeo.

    A fines del siglo pasado, la mayoría de la gente
    vivía en pueblos y no se hubiera encontrado con un
    extranjero de una cultura remota en toda su vida. A fines del
    siglo pasado, y en los comienzos de éste, la
    mayoría de la gente entra en contacto con personas de
    otras culturas a diario.

    Imágenes de otras culturas llenan las pantallas de la
    TV y el cine, y en sus
    lugares de trabajo,
    calles y mercados, la
    gente encuentra comerciantes, migrantes, viajeros y refugiados
    constantemente, en especial en las ciudades. En el espacio de 100
    años, la interacción cultural en el mundo ha
    crecido dramáticamente.

    Cultura hoy

    Las interacciones globales en la actualidad presentan el
    problema de tensión entre la homogeneización y la
    heterogeneización cultural.

    Homogenización que deriva o bien hacia un argumento
    acerca de la creciente expansión de la cultura
    estadounidense, o bien hacia la transformación de la
    cultura en mercancía. La mayoría de las veces ambos
    se hallan íntimamente relacionados. Sin embargo, tan
    rápido como las fuerzas de las distintas metrópolis
    logran penetrar otras sociedades, muy pronto son aclimatadas y
    nacionalizadas de diversas maneras.

    El crecimiento de las relaciones interculturales, de
    corrientes políticas como el multiculturalismo, de
    sistemas de
    discriminación, del racismo,
    etcétera, están a la vista en la escena
    mundial.

    El aumento de los intercambios indirectos (mediáticos e informáticos) y de los
    directos (cara a cara) entre diferentes culturas a raíz
    del crecimiento también de la industria del
    turismo, de las
    relaciones comerciales, de la programación televisiva y del desarrollo de
    las nuevas
    tecnologías, exige que se desarrollen "competencias".

    Para Calderón y Dos Santos, el nuevo dinamismo del
    mercado y la
    industria cultural a nivel global conllevan un orden complejo y
    disgregado que difícilmente pueda ser comprendido a
    través de las meras relaciones de oferta y demanda
    o entre países centrales y periféricos; se trata más bien de la
    gestación, muy dinámica, de una serie de
    asincronías entre la política, la
    economía y la cultura.

    Siguiendo a Ford, el proceso central en la sociedad
    contemporánea está producido fundamentalmente por
    una globalización llevada a cabo de manera
    salvaje y absolutamente dependiente del mercado; crecimiento de
    diferentes tipos de brechas, diversidades críticas y
    diferencias socioeconómicas y socioculturales.

    En primer lugar, problemas
    estructurales tales como la creciente ampliación entre
    riqueza y pobreza, cambios
    en la constitución de la familia y
    en el rol de la mujer, aumento
    del empleo
    precario y del desempleo, nuevas
    formas de violencia y
    marginación, fragmentación de las ciudades,
    racismo, desatención sanitaria, educacional, social, tiene
    sus efectos durante toda la estructura
    social: el pago de la deuda de Tanzania es 9 veces lo que
    gasta en atención primaria de salud y 4 veces lo que gasta
    en enseñanza
    primaria.

    La creación de una cultura de masas no tendería
    hacia una homogeneización en el imaginario colectivo, sino
    más bien hacia una diversidad de apropiaciones. Nos
    apropiamos de lo que recibimos de la cultura de las masas, la
    adoptamos, digamos, pero a nuestro modo.

    Ford destaca la importancia de que ante tanta apología
    y mitologización de la
    globalización, o mejor dicho, de las formas en que
    ésta se produce, poner en escena los diferentes tipos de
    desigualdades infocomunicacionales que acompañan a las
    diversas y crecientes brechas entre riqueza y pobreza que se
    producen en la sociedad contemporánea.

    Ante un discurso
    hegemónico que habla como si todos los habitantes de
    la tierra
    tuviesen una computadora y
    estuviesen conectados a Internet, es importante
    recordar que gran parte de los habitantes del planeta carece de
    teléfonos, televisores, diarios, y que incluso no ha
    tenido todavía acceso a la alfabetización.

    Ahora, si bien la diversidad cultural de nuestras sociedades
    latinoamericanas es uno de los rasgos centrales de su propia
    constitución, no es menos cierto que esta diversidad de
    prácticas y de representaciones expresada en una variedad
    de mundos de vida, de una u otra manera, conflictiva e
    integrativamente, se ha constituido históricamente en
    relación con la cultura europea. Quizás allí
    radique precisamente nuestra especificidad cultural: en habernos
    hecho en conflicto e
    integración con otros pero a la vez ser distintos,
    además de desear constantemente esa distinción.

    Las políticas sociales deberían encaminarse
    siempre teniendo en cuenta el lenguaje común de la
    población a la cual se dirigen. Es fundamental un buen uso
    del lenguaje en todos los planes sociales y las relaciones
    humanas, pues de este uso dependen la transmisión del
    mensaje que se realice y sus consecuencias en la constante
    formación de la cultura.

    Coincido con M. A. Ciuro Caldani en que debe haber una
    estrecha colaboración entre grupos, entre organizaciones de
    toda índole, salvándose todos las diferencias que
    puedan condicionar una obstrucción a la
    colaboración mutua. De este modo, entes como Estado
    podrían relacionarse libremente y en armonía con
    otras organizaciones tales como los movimientos vecinales. Esta
    colaboración, esta transmisión de cultura es muy
    importante en una sociedad profundamente fragmentada, competitiva
    y egoísta como la nuestra, en donde conviven muchas formas
    de organización, muchos subsistemas y grupos
    distintos que generalmente se encuentran muy distantes unos de
    otros y en donde se mira con desconfianza, recelo y reticencia al
    exogrupo.

    El establecimiento, discusión e inventario de
    políticas específicas que defiendan los patrimonios
    culturales, económicos, sociales e históricos, en
    el marco de "la globalización" es sumamente necesario para
    impedir que se pierdan o se diluyan nuestras culturas, y para
    que, como dice Ford, seamos "procesados por otros".

    Los planes de capacitación para los educandos de todos
    los niveles, desde los padres, hasta los maestros avanzados,
    deben tener en cuenta la cultura en la cual se insertan.

    Pienso que en las condiciones de crisis y de
    multiculturalismo en que se encuentran las sociedades del mundo
    en estos últimos tiempos, y en los que existe una gran
    inseguridad en
    cuanto al futuro en general, e incluso en cuanto al futuro
    próximo, tanto de los grupos culturales como de los
    individuos, en tiempos en los que le es costoso a cualquier
    persona auto-identificarse y entender la compleja trama
    socio-cultural en la que se desenvuelve, es necesario que los que
    detentan el poder, los
    "amos del mundo" como dice Bordieu, tomen conciencia de la
    importancia de las necesidades reales del hombre como ser humano
    y como ser sensible. El hombre necesita de la transmisión
    de ciertos valores, es necesario una salida que vuelva a unir al
    hombre consigo mismo, que lo devuelva a los valores
    que siempre encontró en la naturaleza, no solo para poder
    afrontar la cosificación de la que es producto por el
    juego de los
    mercados o para no considerarse una ficha en el juego de la
    democratización o de la estatificación de la
    nación
    en que vive, sino también para tener seguridad,
    confianza en sí y en sus pares.

    El ser humano debe aprender a confiar en si mismo. Se debe
    enseñar y comunicar. La sabiduría debe decirnos que
    el hecho de ser distinto a otros no es malo, que un grupo, por
    pequeño que sea, es parte de la raíz de un pueblo,
    de una sociedad, es cultura tan valedera como cualquier otra, y
    que a su medida constituye un pueblo entre sus propios
    límites. Debe decirnos que cada cual debe estar orgulloso
    de lo que es, del grupo del que formamos parte, de su lengua,
    religión,
    o de lo que fuere, aunque estas distinciones no sean coincidentes
    con la cultura común de la sociedad, y como contrapartida
    de esta valoración del propio grupo, se encuentran la
    valoración del otro, el aprender y fomentar la tolerancia y el
    respeto por el
    que es distinto.

    Debe evitarse la desnaturalización de los derechos humanos,
    y, de ser necesario, cambiarles su denominación, o,
    ¿para qué nombrarlos?, hay que ejercerlos. La
    sociedad muchas veces ha creído, y aún hoy muchos
    lo siguen creyendo, que los derechos humanos son
    palabras que encierran vacío o falsedad, que son una
    "careta" que se usa en nombre del bien común y de la
    humanidad, cuando en realidad los hechos demuestran otra
    realidad, haciendo que caiga su importancia y su real
    significado. Zaffone nos da un claro ejemplo: "(…) bajo
    las ideas de defensa de la democracia y
    las libertades personales, los angloamericanos abarcaron,
    únicamente en la segunda mitad del siglo XX, con la vida
    de 4 a 5 millones de seres humanos. Que mejor ejemplo de
    desnaturalización que esta espantosa cita".

    CONCLUSIÓN

    Hoy en día, no existe entre los distintos autores un
    pensamiento
    uniforme en base al curso actual de los hechos. La crítica
    de la crítica se ha vuelto constante en todos los
    ámbitos, y basta que alguien opine algo desde determinado
    punto de vista para que sea rápida y fácilmente
    criticable. La situación es compleja. No puede compararse
    a un pensador de la época medieval, en donde si
    quería o si podía opinaba generalmente teniendo en
    cuenta una cultura limitada, específica y homogénea
    sobre situaciones que encrucijaban a sólo unos cuantos
    factores, con un pensador actual que más bien debe ver
    muchísimos enfoques y puntos de vista sobre un mismo tema
    y así relacionar distintas culturas, de lo contrario su
    postura sería limitada y no englobaría todos los
    puntos de vista sistemáticamente, y, si habla de
    "globalización" no puede excluir conceptos como "cultura
    de masas" o "posmodernidad". A su vez, teorías
    que deshumanizan al hombre o teorías que no consideran la
    humanidad, o que es peor, que la destruyen, logran consenso bien
    por la cultura mediática, bien por la falta o la mala
    educación.
    Un pensador, hoy, debe ser prudente, debe imaginar todos los
    puntos de vista posibles, debe buscar el consenso para dar firme
    base a su ideología o a su mensaje, y debe saber
    cómo dirigirlos y a quién dirigirlos, respetando
    fundamentalmente el lenguaje de todos sus receptores. En este
    mundo, o más bien, en lo que este mundo se ha convertido,
    se debe buscar la acción concreta, se debe luchar para que
    el bien triunfe, se deben buscar los ejemplos, se debe enarbolar
    el cambio
    cultural. Los tiempos nos han dado una herramienta fuerte como lo
    es la libertad de
    expresión y grandes vías de comunicación para hacerla palabra, y a su
    vez, nos ha dado hechos, experiencia.

    BIBLIOGRAFÍA

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    20. Sociedades sin atajos, Fernando Calderón y
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      Sociocultura contemporánea, Revista
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    22. Pensamiento y acción, Pierre Bordieu,
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      Zorzal.
    23. La libertad
      práctica, Jorge Zaffone, Revista Encrucijadas UBA,
      Año 1, N° 9, julio de 2001.

    Víctor Hugo Hernández Sevilla

    ESTUDIOS: Estudio la Licenciatura en Contaduría
    Publica, el la Universidad
    Autónoma de Tlaxcala. FECHA DE REALIZACIÓN Marzo
    2005.

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