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El empleo en Cuba




Enviado por lemes



    1. Pensamiento
    2. Cuba: en busca del pleno
      empleo
    3. Consideraciones
      finales
    4. Bibliografía

    PENSAMIENTO

    "En el Socialismo
    el hombre no
    puede sobrar… la categoría de desempleado tiene que
    desaparecer. Un hombre no
    puede sobrar y la sociedad donde
    el hombre sobre no sirve, no resiste un análisis ético, no resiste un
    análisis humano, entonces ya de por sí está
    condenada desde el punto de vista moral y
    humano".
    Fidel Castro

    INTRODUCCIÓN

    Tras el triunfo de la Revolución
    se abrió para la población cubana una nueva fase
    histórica, signada por la máxima de cumplir
    significativas tareas económicas sociales y políticas.
    O sea, que las grandes mayorías, otrora olvidadas y
    abandonadas a su suerte, lograran el poder
    político, abolir la discriminación por género,
    raza o nacionalidad,
    y elevar el nivel de vida de la población.

     El gobierno cubano
    tiene como premisa esencial el desarrollo
    paralelo de los sectores económico y social. Este
    último aspecto se magnificó en la medida en que el
    avance económico se subordinó a la solución
    de los problemas
    sociales.

    El derrumbe de la antigua URSS y el campo socialista,
    propició que muchos agoreros anunciaran que Cuba no
    resistiría el duro golpe económico propinado por la
    pérdida de los vínculos económicos y
    financieros que nuestro país sostenía con el CAME,
    al que se sumó el recrudecimiento del bloqueo yanqui y su
    hostilidad para derrocar a la Revolución.
    Sin embargo, las certeras políticas trazadas por el
    gobierno cubano y la capacidad de resistencia y
    unidad de nuestro pueblo en defensa de sus conquistas, dieron al
    traste con los sueños imperiales de
    destruirla.

    Entre estas conquistas sobresalen el empleo y la
    seguridad
    social. La política de empleo
    desarrollada a partir de 1959 se propuso revertir radicalmente
    tal situación, incorporando a las grandes masas al
    desarrollo
    económico y social de la nación,
    mediante la creación de puestos de trabajo con
    ingresos
    decorosos.

    Desde el mismo enero victorioso, la Revolución
    erradicó el tiempo muerto
    para los trabajadores azucareros; el trabajo
    doméstico esclavizado; aquella tragedia de las 10 mil
    aulas sin maestros; el desamparo sanitario de las zonas rurales;
    las cajas de seguro social
    desfalcadas; la desprotección social de los trabajadores y
    sus familias, entre otros males que afectaban a la nación.
    De ahí que la tasa del 1,9% de desempleo lograda
    el pasado año, colocó a Cuba entre los
    países con uno de los más bajos índices de
    desocupación en el mundo.

    El país se propone como reto a alcanzar en este
    2005 consolidar el pleno empleo en todas las
    provincias.

    Una amplia influencia en la vida económica,
    política y social del país significa el haber
    obtenido esos niveles de ocupación, pues los mismos
    representan más salud, educación, cultura,
    servicios
    sociales, justicia y
    equidad
    social. Además, se traduce en mayor seguridad
    económica, ingresos y tranquilidad para la familia
    cubana. En otras palabras, este decrecimiento de la tasa de
    desempleo, infunde seguridad
    social y seguridad en los ingresos a las familias cubanas,
    autorrealización en muchos ciudadanos y elevación
    del nivel de calidad de
    vida del pueblo.

    Así mismo, el poseer reducidos índices de
    desempleo el país podría contar con una mayor
    prevención social de las causas que generan conductas
    delictivas; proporciona a las personas con discapacidad una
    mejor atención; y facilita más beneficios
    para las féminas cubanas en términos de
    participación, independencia
    económica y emancipación, así como aumento
    de oportunidades para los jóvenes.

    CUBA: EN BUSCA DEL PLENO
    EMPLEO

    "¿Cómo explicarse que desde el mes de mayo
    al de diciembre un millón de personas se encuentren sin
    trabajo y que Cuba, con una población de cinco millones y
    medio de habitantes, tenga más desocupados que Francia e
    Italia con (…)
    más de cuarenta millones cada una?"

    Estas palabras, pronunciadas por Fidel Castro
    durante el histórico juicio por el Asalto al Cuartel
    Moncada, puso de manifiesto uno de los más graves problemas que
    sufría la población de la Isla en aquellos
    momentos: el elevado nivel de desempleo.

    Este mal era una de las principales dificultades que
    anhelaban resolver los jóvenes asaltantes del
    bastión de la dictadura en
    Santiago de Cuba.

    En ese año, 1953, un alto porcentaje de la
    población económicamente activa estaba sin
    ocupación, miles de empleos eran precarios y se
    cernía el fantasma del desempleo sobre las mujeres y los
    jóvenes arribantes a la edad laboral.

    En su alegato de autodefensa, conocido como La Historia Me
    Absolverá, Fidel hizo serias denuncias sociales, entre
    ellas, la carencia de una seguridad social que brindara cobertura
    a los obreros y empleados enfermos, y, si fallecían, que
    protegiera a sus familias.

    Recuérdese el panorama desolador descrito por
    Fidel en su autodefensa cuando declaró:

    "… 600 mil cubanos sin trabajo; los 500 mil obreros
    del campo que trabajaban 4 meses al año y pasaban hambre
    el resto; de los 400 mil obreros industriales y braceros cuyos
    retiros estaban desfalcados; de los 10 mil profesionales
    jóvenes: médicos, ingenieros, abogados,
    veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos,
    periodistas, pintores, escultores, etcétera, salen de las
    aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de
    esperanza para encontrarse en un callejón sin salida,
    cerradas todas las puertas; del 85 por ciento de los
    pequeños agricultores cubanos que pagaban renta y
    vivían bajo la perenne amenaza del desalojo de sus
    parcelas; de las 200 mil familias campesinas que no tenían
    una vara de tierra donde
    sembrar alimentos para
    sus hambrientos hijos…"
    El campesinado tenía un panorama más tenebroso que
    los obreros de las ciudades, pues vivía en condiciones
    infrahumanas y cultivaba una tierra que jamás
    poseería, mientras era explotado por los
    terratenientes.


    La Ley de Reforma Agraria
    , dictada el 17
    de mayo de 1959, permitió que la tierra
    pasara a manos de los campesinos y, a su vez, significó
    una fuente de empleo y sustento.

    Con las leyes
    revolucionarias tomadas por la Revolución se echaron por
    el suelo las
    barreras raciales y sexuales que existían en el trabajo,
    al suprimir el analfabetismo;
    la capacitación abrió posibilidades de
    acceso a nuevas ocupaciones.

    Lograr una tasa de desempleo del 1,9% en el 2004 y
    poseer un programa
    único en el mundo que es el estudio como modalidad de
    empleo, son resultados de esta gran revolución que ha
    sacudido a las fuerzas laborales cubanas.

    Como dijo Fidel, "hemos sobrepasado los sueños de
    una generación que en 1953 se fue a la lucha armada, como
    única forma de liberar a su pueblo, con las ideas de
    Martí
    como guía".

    Teniendo en cuenta la necesidad de resolver la
    situación del empleo en Cuba, la Constitución de Cuba establece, en su
    Artículo 8: El Estado
    socialista:

    b) Como Poder del pueblo, en servicio del
    propio pueblo garantiza:

    – que no haya hombre o mujer, en
    condiciones de trabajar, que no tenga oportunidad de obtener un
    empleo con el cual pueda contribuir a los fines de la sociedad y
    a la satisfacción de sus propias necesidades,

    En el Artículo 44 profundiza en el tema y
    establece que: "El trabajo en la sociedad socialista es un
    derecho, un deber y un motivo de honor para cada
    ciudadano.

    La política de empleo, al influjo de la Batalla
    de Ideas, es uno de los conceptos revolucionarios que se han
    puesto en práctica en el país con el objetivo de
    barrer con el formalismo y el conformismo y acelerar los procesos de
    transformaciones necesarias para el futuro de Cuba.

    "Como resultado de este colosal esfuerzo por lograr el
    más alto nivel de justicia para nuestro pueblo y propiciar
    la más plena igualdad de
    oportunidades para todos se han creado en estos cinco
    años, fruto de los Programas de la
    Revolución, más de 380 mil empleos, que benefician
    mayoritariamente a los jóvenes", precisó Fidel en
    la clausura del VIII Congreso de la UJC, y puntualizó que
    la reducción del desempleo lograda por Cuba es algo
    absolutamente imposible en ningún país capitalista
    industrializado.

    A 8,3% de la población económicamente
    activa ascendió en 1995 la tasa de desocupación. La
    principal causa de esto fue el desplome de la URSS y el campo
    socialista europeo. Este hecho trajo consigo la llegada del
    período especial, situación que ocasionó la
    paralización o el redimensionamiento de muchos centros de
    producción y servicios.

    No ha sido fácil: revertir esta situación
    sin retroceder, o sea, sin crear empleos inflando las
    plantillas.

    Para reducir el desempleo se llevó a cabo el
    impulso de planes territoriales de empleo, posibles con el avance
    de la recuperación económica. A pesar de esto, en
    la zona oriental al cierre del 2000 la situación era
    más comprometida que en el resto del
    país.

    El Estado
    Revolucionario priorizó el fomento del empleo en estas
    provincias y en los municipios de mayor desocupación, y
    puso en práctica los programas sociales surgidos de la
    Batalla de Ideas, así como el incremento de la agricultura
    urbana y la preparación de los jóvenes
    desvinculados con un nuevo concepto de
    empleo: el estudio.

    En 2001 el empleo se redujo hasta el 4,1%, y en 2002
    Cuba terminó con una reducción de su tasa de
    desempleo del 3,3%.

    A pesar de que en estos últimos años la
    dinámica de crecimiento de la economía ha sido
    débil, Cuba ha mantenido una política de empleo
    activa, dirigida a aquellas regiones con mayores problemas de
    empleo y a los jóvenes. En el año 2002 se crearon
    158 000 nuevos puestos de trabajo, el 22 % en la agricultura
    urbana y el 19 % en los programas sociales asociados a la batalla
    de ideas.

    Todo ello impactó en la reducción de la
    desocupación general en el 2003 al 2,3 % y al 1,9 % un
    año después.

    Esta reducción del desempleo se ha visto
    favorecida por las alternativas puestas en práctica por el
    Gobierno Revolucionario: el estudio como fuente de empleo, que ha
    permitido que jóvenes antes no vinculados a la vida
    laboral, estudien, reciban un estipendio y puedan lograr una
    mejor calificación; el incremento de planes especiales
    como la formación
    de maestros primarios, profesores de secundaria básica
    y de computación, así como enfermeros y
    trabajadores sociales. Todos ellos con libre acceso a los
    estudios de nivel superior.
    Además, tienen prioridad en el empleo los jóvenes
    recién graduados de los planteles de niveles medio, medio
    superior y superior. A los mismos se les asegura un puesto de
    trabajo digno que permita el desarrollo de sus capacidades y su
    adecuada formación como trabajador. Estas ocupaciones
    tienen las características de que son de gran utilidad social y
    deben contar con las condiciones requeridas.

    La sempiterna pregunta que millones de jóvenes
    hoy se hacen en el mundo "¿encontraré algún
    trabajo?", y a la que no hayan respuesta, no es la
    preocupación de la juventud
    cubana.

    Son muchas las aristas por limar para llegar a la
    perfección. Pero todos estos objetivos
    unidos a cifras millonarias como los gastos de la
    seguridad social o reducidos porcentajes como la tasa de
    desempleo, marcan el esfuerzo colectivo tanto del Estado como de
    las organizaciones
    sindicales, para que este país bloqueado y asediado por
    los yanquis, muestre al mundo que es posible la práctica
    diaria y consecuente de dos derechos humanos:
    el derecho a la seguridad social y el derecho al trabajo, vedados
    en otras tierras para millones de
    personas.

    Ejemplo de lo anterior lo vemos al analizar la Tasa de
    Desempleo del 2003, aportada por el Ministerio de Trabajo y
    Seguridad Social de Cuba, la cual reconoce que cuando Cuba
    cerró ese año con el 2,3 % de desempleo, Estados Unidos
    alcanzó el 6,2 %; la Unión
    Europea se elevó a 8,8; mientras la América
    Latina registró 11,0 % (promedio de desempleo urbano,
    desconociéndose el mismo en las zonas rurales). Es
    reconocida por la
    Organización Internacional del Trabajo (OIT) que la
    disminución de la tasa de desempleo en nuestro país
    es, sin dudas, la más baja del continente.

    Cuba y su proyecto social
    aspiran no solamente al logro de la reducción de la tasa
    de desempleo, sino de llegar a las personas, a todos los que
    deseen un empleo con el propósito de incorporarles a la
    vida útil, porque en el socialismo no sobra ninguna mujer
    ni ningún hombre. Todos tienen posibilidades de tener un
    empleo decoroso.

    El número de personas declaradas "interruptas" y
    disponibles –trabajadores que reciben una protección
    económica, cuyos centros no están funcionando
    debido a dificultades energéticas o de suministro de
    materias primas por las limitaciones que impone el bloqueo
    yanqui- también ha descendido sensiblemente. El gobierno
    aspira a que todos los trabajadores desempeñen su
    labor.

    A partir de 1995, cuando el país entró en
    la etapa de recuperación económica, la productividad
    creció a un ritmo promedio anual del 2,7%. La estrategia
    seguida en el 2004 fue lograr un incremento de la productividad
    en valor agregado
    y eficiencia a
    partir de los estudios de organización el trabajo, programas
    dirigidos a elevar las calificación de los trabajadores,
    la atención a las condiciones de vida, trabajo y salud,
    sin abandonar el pago por los resultados y elevar el papel
    estratégico de la gestión
    de los recursos
    humanos.

    Por ello, la productividad del trabajo se colocó
    y seguirá como centro de los objetivos estratégicos
    de la empresa, al
    potenciar el resto de los indicadores de
    resultados de la entidad, como la rentabilidad,
    la utilidad y la disminución de costos, apoyados
    en la aplicación de los sistemas de pago
    adecuados, que tengan en cuenta los aportes del trabajador en
    calidad y
    cantidad.

    Para este análisis hay que tener presente que
    después de los actos terroristas contra las Torres
    Gemelas, en septiembre de 2001, la economía cubana se
    comportaba con sanos y crecientes índices positivos, que
    redundaron en el decrecimiento de la tasa de desempleo a
    4,1%.

    A pesar del bloqueo y de los fenómenos
    climatológicos que nos han afectado en los últimos
    años, no parecía posible que la tasa de desempleo
    bajara como ha ocurrido en 2003 y 2004. Es innegable que logramos
    estar entre los pocos países que redujeron la tasa de
    desempleo durante este tiempo de grandes desajustes
    económicos para el mundo.

    El empleo en Cuba está asociado a varios
    factores: los que se deciden a trabajar -porque nunca lo han
    hecho y pasan a la vida laboral-; los jóvenes arribantes a
    la edad laboral, y los afectados por redimensionamiento
    empresarial que quedan disponibles o "interruptos".

    La política de empleo sustentada en el modelo social
    cubano, en el cual resalta como principio ético y humano
    que en esta sociedad justa, el hombre no puede sobrar y siempre
    debe tener espacio su inserción en la vida laboral
    útil, ha posibilitado avanzar hacia el pleno empleo y
    conservar esta conquista revolucionaria.

    Esta política ha conllevado a la
    redistribución gradual de la fuerza de
    trabajo excedente, a partir de los procesos de redimensionamiento
    y reestructuración económica, con la
    protección de los trabajadores que no sea posible
    reubicar.

    La ejecución de programas territoriales de empleo
    –integrados al plan de desarrollo
    social- y ampliadas las opciones de empleo, fundamentalmente
    en los servicios sociales, son algunas de las alternativas
    puestas en práctica por el Estado cubano.

    Hay territorios que siguen teniendo más
    dificultades en el empleo, debido a situaciones
    demográficas y geográficas, como la mayoría
    de las provincias de la región oriental donde
    todavía sufren los embates de la explosión
    poblacional de los años 70; las afectaciones por la fuerte
    sequía -merma o desaparición de las fuentes de
    agua potable
    para los cultivos en planes agrícolas en el
    cinturón urbano- y los avatares del transporte
    -cuando las fuentes de empleo se encuentran distantes de los
    sitios poblados.

    El amplio proceso
    inversionista llevado a cabo en el país en la
    década de los ochenta significó un período
    de extraordinario auge del empleo. A principios de la
    década de los noventa, con el derrumbe del campo
    socialista, se produjo una sustancial reducción de la
    desocupación dado el fomento de programas agropecuarios,
    industriales, constructivos, de salud, educación, deporte, entre otros.
    El Período Especial, surgido con la caída del campo
    socialista y de la antigua URSS, trajo consigo la pérdida
    de los principales socios comerciales de nuestro país; la
    caída del 34,8% del PIB entre 1989
    y 1993, el abrupto declive en un 78% de la capacidad exportadora
    y el recrudecimiento del bloqueo a partir de las leyes Torricelli
    y Helms Burton. Todos estos factores provocaron el desequilibrio
    financiero interno, el desestímulo al trabajo y la
    disminución de la eficiencia, registrándose en 1995
    un 8,3% de desempleo.

    A pesar de vivir el país tan duras condiciones
    económicas, la Revolución mantuvo su inalterable
    principio de que ningún trabajador quedara desamparado, ni
    ningún jubilado o asistido dejara de percibir su
    pensión mensual.
    A partir de la recuperación económica, en 1995, la
    política de empleo se orientó a disminuir la
    desocupación, incrementar la estimulación laboral y
    contribuir al logro de una mayor eficiencia,
    caracterizándose por la aplicación de programas
    territoriales; la redistribución de la fuerza de trabajo
    excedente; la protección de los ingresos de los
    trabajadores y de los grupos
    vulnerables; la garantía de empleo a los egresados de la
    enseñanza superior; la priorización
    del empleo de jóvenes, mujeres, personas con discapacidad
    y graduados de la enseñanza técnico
    profesional.

    Otras variantes que se tuvieron en cuenta en la
    política de empleo trazada por la Revolución
    sobresale la ampliación de la actividad por cuenta propia
    y del sector cooperativo. Miles de nuevos puestos de trabajo en
    vitales sectores productivos y de servicios, como
    educación, salud, cultura, turismo, construcción, sideromecánica,
    agricultura, entre otros, fueron generados por el Estado.
    Un poderoso estímulo a la política de empleo ha
    sido la Batalla de Ideas que libra nuestro pueblo, y la misma
    representa un impacto decisivo en la estrategia seguida en los
    últimos años para alcanzar el pleno empleo en
    nuestro país, a pesar del Período Especial y el
    recrudecimiento del bloqueo yanqui.

    Fidel ha sido artífice de la Batalla de Ideas. Su
    idea de que "en el Socialismo el hombre no puede sobrar… la
    categoría de desempleado tiene que desaparecer. Un hombre
    no puede sobrar y la sociedad donde el hombre sobre no sirve, no
    resiste un análisis ético, no resiste un
    análisis humano, entonces ya de por sí está
    condenada desde el punto de vista moral y humano", lo
    demuestra.
    La concepción del estudio como empleo -que posibilita que
    más de 107 mil jóvenes, de los cuales ya más
    de 30 mil han ingresado a las aulas universitarias- es otro de
    los aportes. La misma ha beneficiado a muchos jóvenes que
    estaban desvinculados, para que abandonaran la condición
    de desempleados y se dedicaran a prepararse para acceder en
    mejores condiciones a los puestos de trabajo o continuaran
    estudios superiores.

    La Tarea Álvaro Reynoso también ha jugado
    un destacado rol en la política de estudio como un nuevo
    concepto de empleo. A través de la misma se realiza la
    impostergable e ineludible reestructuración del sector
    azucarero, debido a las exigencias del mercado actual,
    los bajos precios del
    azúcar
    y el incremento del comercio de
    edulcorantes.
    El desarrollo de la agricultura urbana, a partir de 1996, se suma
    a este ingente esfuerzo del Estado cubano para resolver el
    problema del empleo. Además de asegurarle a nuestro pueblo
    anualmente más de tres millones de toneladas
    métricas de hortalizas y condimentos frescos, ha tenido un
    notable impacto social al generar alrededor de 326 mil nuevos
    empleos.
    La activa participación de la mujer en la
    vida de la sociedad constituye un componente esencial de la
    política de empleo de la Revolución.

    En 1953 solamente el 17,6% de los puestos de trabajo
    eran ocupados por las féminas, el 30% de ellas vinculadas
    a labores domésticas mal pagadas. Sin embargo, esta
    realidad cambió: en el 2003 representó más
    del 44% de la fuerza laboral en el sector estatal y el 66% de la
    fuerza técnica del país. Se cumplía
    así lo soñado por Fidel y expuesto en su alegado La
    Historia me Absolverá, al pretender la igualdad entre el
    hombre y la mujer.

    Es innegable que Cuba registra indicadores en materia de
    empleo superiores a los de muchos países industrializados
    y desarrollados. La tasa de actividad, o sea, la
    proporción de la población económicamente
    activa con respecto a la población en edad laboral
    ascendió en el 2003 al 70%, mientras que la cifra de
    personas ocupadas en relación con aquellas en edad
    laboral, es decir, la tasa de empleo, se incrementó al
    68%. Baste señalar que la tasa de empleo de la
    Unión Europea en la actualidad es de más del
    64,3%.
    Los niveles de empleo alcanzados por Cuba han repercutido
    favorablemente en la vida económica, política y
    social de la nación. Si el trabajo es fuente inagotable de
    riquezas y sostén de la sociedad, habría que
    considerar el impacto del casi dos millones nuevos empleos
    durante la recuperación económica, y
    fundamentalmente, en la Batalla de Ideas.
    Tal volumen de nuevos
    empleos productivos, permanentes y de calidad han ayudado a
    incrementar la producción de bienes
    materiales y
    espirituales para nuestro pueblo, aumentar cuantitativa y
    cualitativamente los servicios básicos y fortalecer el
    desarrollo de su capital
    humano.
    A lo anterior se suma que desde 2001, como resultado de los
    programas sociales que impulsa la Revolución, se han
    incorporado a la vida laboral en sus nuevos empleos alrededor de
    15 mil trabajadores sociales; más de 13 mil profesores de
    computación; más de 8 mil maestros primarios
    formados en cursos emergentes y 1 053 profesores de educación
    física; 2 713 enfermeros y 1 055 tecnólogos de
    la salud; 3 142 operadores de las nuevas salas de televisión
    y video surgidas
    al calor de la
    Batalla de Ideas, así como decenas de miles en otros
    servicios de alta sensibilidad social y humana.

    Todo esto significa un crecimiento de la calidad de vida
    de los cubanos, que se traduce en más y mejor salud,
    educación, deporte, cultura y conocimientos para el pueblo
    trabajador; más posibilidades de formación y
    autorrealización para nuestros jóvenes; más
    beneficios para la mujer cubana en términos de
    participación, independencia económica y
    emancipación. Lo que se redunda en mayor prevención
    social de las causas que generan el delito y las
    conductas antisociales; más tranquilidad
    ciudadana.

    El 26 de Julio de 2003, durante el acto por el
    Aniversario 50 del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel
    de Céspedes, el Comandante en Jefe expresó que "el
    próximo año, al reducirse el desempleo por debajo
    del 3 por ciento, Cuba pasará a la categoría de
    país con pleno empleo, algo que en medio de la
    situación económica mundial no es concebible en
    ningún otro de América
    Latina o de los llamados países económicamente
    desarrollados". Lo anterior se logró con creces.
    A pesar de coexistir nuestro país en medio del desorden
    mundial prevaleciente y de las fracasadas recetas neoliberales
    impuestas al mundo, cuyos devastadores efectos devienen en el
    crecimiento de la pobreza, el
    desempleo, la inequidad y la injusticia, Cuba redujo su tasa de
    desocupación al 1,9%. De esta manera Cuba alcanzó
    el pleno empleo, lo que constituye una nueva victoria de la
    Revolución y su máxima dirección, que siempre apostó a
    favor del pueblo.
    El pleno empleo es la mayor garantía de la seguridad
    social que disfrutamos sin distinción de raza, sexo, creencia
    o ideología política. Esta seguridad
    social alcanzada en la Mayor de las Antillas, se considera un
    sistema integral
    que incluye la seguridad en el puesto de trabajo, en los
    ingresos, en las condiciones laborales, en la formación y
    capacitación de los trabajadores, así como en la
    atención priorizada de la maternidad, las personas con
    discapacidad, los adultos mayores y todas las personas que lo
    requieran.

    En resumen, a partir de la segunda mitad de la
    década de los años noventa han sido creados en el
    país un millón 288 mil 973 nuevos empleos,
    más de un millón de cubanos son beneficiados por la
    seguridad social y reciben atención 257 000 núcleos
    familiares, 476 000 personas, mediante ayuda monetaria, en
    especies o servicios.

    El principal obstáculo que ha debido enfrentar
    por 45 años la política de pleno empleo de la
    Revolución
    cubana es el ilegal bloqueo genocida de los Estados Unidos
    contra Cuba que ha ocasionado daños directos por 79 325
    millones de dólares.
    Mientras Cuba avanza hacia el pleno empleo defendiendo esta
    conquista con justicia, ¿qué ocurre en el
    mundo?

    En el informe
    "Tendencias mundiales del empleo 2004", elaborado recientemente
    por la Organización Internacional del Trabajo, reconoce
    que el desempleo registró una tasa de 6,2% del total de la
    población laboral de todo el mundo, lo que representa
    185,9 millones de desempleados, de los cuales 88,2 millones son
    jóvenes.

    En Estados Unidos la tasa de desocupación se
    mantiene estancada (alrededor del 6,2% y la más alta desde
    1994), a pesar de la anunciada y no menos discutida
    reactivación económica de los últimos
    meses.

    Esto se debe a que en los últimos años en
    ese poderoso país se han eliminado más de 2
    millones de puestos de trabajo y despidos masivos, mientras que
    alrededor de 40 millones de personas carecen de seguro
    médico y la
    administración republicana continúa aplicando
    severos recortes a programas sociales, como el Medicare, cuyo
    aliento a las empresas de
    seguros a
    ofrecer planes de asistencia privada a millones de ancianos que
    en la actualidad reciben atención médica bajo
    términos fijados por el gobierno federal, pone en riesgo de
    destrucción dicho programa.

    La capitalización individual de la seguridad
    social en ese país, a pesar de contar con altos niveles de
    desempleo, ha sido el juego al que
    ha apostado el presidente norteamericano, George Bush. O sea, el
    emperador mundial se inclina por el "sálvese quien pueda"
    en este aspecto tan humano dentro de una sociedad.

    En la Unión Europea ocurre otro tanto: la
    desaceleración del crecimiento de sus economías ha
    provocado el aumento del desempleo que ronda el 8,8%, un nivel no
    observado desde 1999.

    Ese bloque de países aspira a que en el
    año 2010 se alcance una tasa de empleo del 70% de su
    población. Este objetivo fue aprobado por su Consejo
    celebrado en Lisboa en marzo del 2000.

    Ese sueño de la Vieja Europa se
    logró en Cuba en 2003, a pesar del criminal bloqueo, la
    guerra
    económica y la creciente hostilidad que le ha impuesto Estados
    Unidos, al que se suma la capitulación y el
    hipócrita alineamiento de los gobiernos
    europeos.

    Mientras que en África Subsahariana tampoco se
    logra reducir este flagelo, el desempleo en Asia se mantuvo
    estable; África del Norte y Medio Oriente experimentan un
    aumento, registrando un 12,2%.

    En términos de desempleo y pérdidas de
    empleo, América Latina y el Caribe exhiben
    dramáticos indicadores: 19 millones de trabajadores
    urbanos desocupados (11%), mientras se desconoce el desempleo en
    las zonas rurales; uno de cada 3 jóvenes de esta
    subregión está desempleado; la desocupación
    afecta más a las mujeres que a los hombres; el empleo
    informal crece hasta el 47% de los ocupados; la productividad del
    trabajo empeora; los salarios reales
    en la industria caen
    anualmente en un 1,2%.

    La situación en el continente no es nada
    alentadora si se toma en cuenta que la tasa de
    desocupación triplica el promedio mundial, que es del 10%;
    existen serios problemas con la calidad del empleo femenino (las
    mujeres mayoritariamente laboran en sectores informales y su
    nivel salarial es muy bajo), y continúa latente la
    discriminación con las comunidades
    indígenas.

    El fracasado modelo neoliberal para el empleo y la
    seguridad social en América Latina y el Caribe trajo
    serias consecuencias para estos países, los que pueden
    sintetizarse del modo siguiente:

    – Aumento del empleo informal: de cada 10 nuevos empleos
    generados, 7 son informales, creados muchos de ellos por los
    propios trabajadores para garantizar su sobrevivencia.

    – Acentuada tendencia a la terciarización del
    empleo: 9.4 de cada 10 nuevos empleos se generan en el sector de
    los servicios, sobre todo informales y pocos
    productivos.

    – Persistente precariedad del empleo: solo 4 de cada 10
    nuevos empleos tienen acceso a los servicios de seguridad social
    y únicamente 2 de cada 10 ocupados en el sector informal
    cuentan con protección social.

    – Reducción sistemática de la
    protección social y continua eliminación de las
    conquistas sociales de los trabajadores.

    – Según la CEPAL, en el 2004 casi el 50% de los
    latinoamericanos y caribeños viven por debajo de la
    línea de pobreza.

    Como una muestra de la
    tragedia del desempleo en el mundo y la constante
    violación de dos derechos humanos,
    fundamentalmente en los Estados Unidos y la Unión Europea,
    como son el derecho al trabajo y el derecho a la seguridad
    social, se pueden tomar los anteriores datos.

    CONSIDERACIONES
    FINALES

    El capitalismo
    necesita para su funcionamiento la presencia del "Ejército
    Industrial de Reserva ", pero el socialismo debe luchar por la
    participación de todos los ciudadanos aptos para ello en
    la producción social. Para el socialismo, esta es una
    necesidad económica, social, ética y
    humana. La existencia predominante de la propiedad
    social sobre los medios de
    producción exige la necesaria creación de
    condiciones para la intervención de todos en la actividad
    socialmente útil a la sociedad.

    El pueblo cubano ha emprendido un camino de profundas
    transformaciones económicas en el que intenta adaptarse al
    brusco cambio del
    entorno internacional para reinsertarse en una economía
    mundial, cada vez más globalizada, pero manteniendo el
    rumbo socialista de nuestro proyecto social.

    Respecto al empleo la política aplicada por la
    dirección del país se ha justificado. Si analizamos
    el comportamiento
    de la desocupación en los últimos años
    observamos una tendencia a su disminución en un contexto
    en el cual mejoran los indicadores de eficiencia de la
    economía.

    El mayor desafío al que se enfrenta el
    país en este aspecto es el de lograr niveles de eficiencia
    y competitividad
    que faciliten la necesaria reinsersión en una
    economía mundial globalizada por el capital,
    manteniendo el Pleno Empleo.

    Las importantes restricciones externas de nuestra
    economía, obliga al Estado cubano a profundizar aún
    más en las reservas internas que puedan existir en los
    determinantes fundamentales del empleo: crecimiento
    económico, dinámica demográfica,
    política tecnológica, proceso inversionista y las
    formas de organización y funcionamiento de la
    economía a todos los niveles.

    Cuba acepta el nuevo desafío de consolidar la
    política de empleo y seguridad social en el contexto de la
    Batalla de Ideas. Nuestro país se propone continuar
    demostrando que dentro de la Revolución, con pocos
    recursos, con
    una economía bloqueada por el gobierno yanqui, pero con
    una política
    social justa y humana, se puede lograr un mundo mejor
    posible.

    Nuestro país no descansará hasta erradicar
    el desempleo y en tal sentido se trabaja con la idea de que cada
    persona es
    útil y puede aportar a la sociedad.

    La propia experiencia de Cuba demuestra que sólo
    rompiendo con el capitalismo, expropiando a las multinacionales y
    a los bancos fue
    posible elevar las condiciones de vida de la población
    cubana, alcanzar la alfabetización, el pleno empleo y una
    educación y sanidad digna y gratuita.

    "Cuba es un paradigma en
    la región por los indicadores que ha alcanzado en materia
    de empleo y por las iniciativas que ha puesto en práctica
    para generarlos", reconoció en La Habana el pasado 28 de
    marzo Daniel Martínez, director regional para las
    Américas de la OIT.

    Mientras el gobierno yanqui intenta derrocar a la
    Revolución cubana, es significativo que un funcionario de
    esa organización internacional reconozca que el
    índice de 1,9% de desempleo que posee Cuba sea el
    más bajo de América Latina, y que la
    política estatal encaminada a eliminar ese flagelo a
    través de los programas que la Seguridad Social ejecuta
    contribuyan al bienestar de la población y al alcance del
    pleno empleo.

    Bibliografía

    - CEPAL. (2003) "Cuba: Evolución Económica durante el 2002
    y Perspectivas para 2003".

    - CEPAL. (1997): "La economía cubana,
    reformas estructurales y desempeño en los noventa", Fondo de Cultura
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    – Figueroa Albelo, V. (2000): Ensayos sobre la
    construcción socialista en la experiencia de Cuba
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    //Capital Big. Facultad Ciencias
    Empresariales. UCLV.

    - Ferriol, A. (1998): "Pobreza en condiciones de
    reforma económica: el reto a la equidad en Cuba", Cuba:
    Investigación Económica. Núm
    1, Año 4, enero-marzo de 1998, La Habana.

    - Figueras, M. (1994): "Aspectos Estructurales de
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    - Lage, C. (1995): "La economía cubana en
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    – Rodríguez, J. L. (1992): "La economía
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    presentada en el XVII Congreso de LASA, Los Ángeles,
    septiembre 1992.

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    www.cubaminrex.cu/mirar.cuba/sociedadreducción%20de%20la%20tasa%desempleo
    tc.htm

    www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/vfa-trans.pdf

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    www.sociales.reduaz.mx/revista/2004/22/pe_ec.htm 

    www.uh.cu/facultades/economia/Contenido/reflexionespoliticaeconomica/ponenciascentrales/III6jmarcof.doc

    www.uom.edu.mx/trabajadores/18cuba.htm 

    www.victoria.co.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=1022 

     

     

     

    Ariel Lemes Batista

    Periodista, investigador, historiador y profesor de
    economía y teoría
    política del capitalismo en la Universidad
    Central de Las Villas, en Santa Clara, Cuba.

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