La reproducción asistida: Valoración Tecnocientífica y Consideraciones éticas
- Bioética y
reproducción asistida - La Reproducción
Asistida en la ciencia médica - Consideraciones éticas
de la reproducción asistida - Conclusión
- Bibliografía
La biomedicina, entendida como el desarrollo de
la ciencia
médica en favor de la vida, se ha desarrollado de manera
sorprendente desde los últimos años. Ha sido
considerada uno de los principales campos de éxito
del hombre. La
manipulación genética,
la reproducción asistida, la misma clonación, son algunas de las direcciones
que han tomado los avances tecnocientíficos.
Las técnicas
de reproducción asistida, hoy en día y cada vez
más, abren al hombre la posibilidad de la obtención
de la procreación superando cualquier limitante. En muchos
países se brindan este tipo de servicios
médicos y cada vez aumenta más el número
niños
nacidos bajo la intervención de algún tipo de
reproducción
asistida.
Este es un hecho innegable, que ha abierto un extenso debate sobre
la moralidad de
estos actos. Dado que es un hecho que afecta directamente a la
persona
humana, urge poner en claro los fundamentos de una correcta
antropología que sustente la
valoración ética. En
este trabajo
pretendemos abordar la moralidad de las técnicas de
reproducción asistida. Comenzamos por un breve
acercamiento sobre lo que se entiende por bioética y
un breve recorrido histórico del uso de este tipo de
técnicas. En un segundo momento describimos las
principales técnicas de reproducción asistida para
concluir con la respectiva valoración ética.
Cabe destacar que la antropología y la ética
desde la que abordaremos este trabajo será la denominada
personalista, por ser, para nuestro punto de vista, la que mejor
salvaguarda la naturaleza
humana, y la mejor expuesta hasta este momento.
I. Bioética y
reproducción asistida.
1.1 Qué es la bioética.
La palabra bioética es un vocablo compuesto de
bios, que significa vida, vida y ética. El doctor
Marsich la define nominalmente como la ética de la vida,
pero agrega que es la ciencia que
estudia la vida a partir de los principios
universales morales. Una idea más desarrollada sobre lo
que es la bioética es la que la concibe como una ciencia
que reflexiona sistemáticamente sobre las intervenciones y
problemas que
se ponen en el campo de la biomedicina con la finalidad de
establecer criterios y límites
entre lo lícito y lo ilícito.
Estamos, por tanto, ante una ciencia que trata todo lo
relacionado con el mundo de la medicina y la
vida, la tecnología y las
investigaciones que se hacen en este campo. Pero
es una reflexión ética, es decir, sobre la
moralidad de estas acciones. Por
eso, podemos hacer notar el objeto material y formal de esta
ciencia. El objeto material son los problemas
biotecnológicos. El objeto formal es establecer criterios
de lo lícito y lo ilícito.
Ampliamente y en algunos sectores de la comunidad
científica, se discute sobre si la bioética es una
disciplina
independiente o tan sólo una rama de la ética.
También se discrepa sobre el lugar exacto en el que se
deba estudiar : estudios de leyes, estudios
de medicina, estudios de filosofía. En ambos casos no hay
aún una idea unánime.
1.2 Qué es la reproducción
asistida.
Hasta fechas muy recientes, los matrimonios infértiles
se veían obligados a tener que aceptar su suerte o
recurrir a la adopción.
La ciencia y la técnica no ofrecían solución
alguna a sus deseos de descendencia cuando la naturaleza se
revelaba hostil. Sólo quedaban los remedios populares en
las diversas culturas : religiosos, mágicos, etc. En
la actualidad, los avances científicos y técnicos
han permitido reactivar la esperanza a estos matrimonios, sin
conseguir siempre satisfacer sus aspiraciones.
Por reproducción asistida se entiende todo proceso
tecnocientífico en el que, no de manera natural y en
relación directa con el uso de la ciencia y la
tecnología, se logran obtener resultados de
reproducción de seres vivos de manera artificial.
Obviamente en este trabajo nos estaremos refiriendo a la
reproducción asistida en humanos, pues también la
ciencia, y con mucha más ventaja en cuanto a años y
desarrollo tecnológico, ha logrado este tipo de resultados
reproductivos en animales. El
término de reproducción asistida también ha
sido llamado reproducción artificial,
entendiéndose lo mismo aunque sólo haciendo mayor
relevancia al lugar de trabajo : el laboratorio.
Artificial o asistida, el caso es que el hombre, con
su ingenio y desarrollo científico, interviene en procesos que
deberían ser naturales, pero que por alguna razón
no pueden ser así. La técnica, la ciencia y el
ingenio humano se conjugan y traen por consecuencia resultados
idénticos al de la reproducción natural.
1.3 Recorrido histórico de la reproducción
asistida.
Los avances de la biomedicina que hacen referencia a la
reproducción asistida comienzan en el año de 1777
cuando el científico Spallanzini intentó la
inseminación artificial de reptiles. Pocos años
después, en 1785, Hunter realizó la primera
inseminación artificial humana con el nacimiento de un
niño en ese mismo año. Entre 1850 y 1900 se
publican varios trabajos sobre inseminación artificial. En
1890 se realizó la primera inseminación con donante
de semen. En 1954 se publica el primer trabajo realizado con
semen congelado, consiguiéndose cuatro embarazos. En 1973,
después de varios años de práctica privada,
se recomienda en Inglaterra que la
inseminación con donante se realice dentro del sistema de
salud
pública. Todas estas técnicas de
reproducción asistida que han sido descritas hasta
aquí, se refieren a la técnica denominada in
situ, o lo que es lo mismo, dentro del cuerpo de la
mujer.
El primer intento de fecundar in vitro óvulos de
coneja y cobaya fue realizado en 1878 por el biólogo
alemán Schenck, sin éxito. En 1930, Gregory Pincus
publicó el primer experimento con éxito de fecundación in vitro en conejos,
consiguiendo fecundar óvulos y transferirlos a la trompa
de Falopio, pero no logró ningún embarazo. En
1959, Chang consiguió la primera fecundación in
vitro con embarazo en una coneja, y también
demostró que los espermatozoides se podían
capacitar en medios
sencillos. En los años setenta, diversos métodos de
fecundación in vitro se pusieron a prueba, con el
fin de aplicarse en veterinaria.
En 1972, el francés Jackes Testard obtuvo el primer
nacimiento de una ternera, cuya fecundación se
originó in vitro.
En humanos, la primera fecundación in vitro la
intentaron en 1944 Rock y Menkin. En
1960 se realizan nuevos ensayos de
este tipo de fecundación con ovocitos humanos. En 1965,
Robert Edwards consiguió fecundar in vitro ovocitos
de mujeres, pero no logró la división celular al
ser óvulos inmaduros. En 1969 se realizaron los primeros
estudios con embriones humanos en cultivo, y en 1971, con el uso
de la laparoscopia que permite obtener grandes cantidades de
ovocitos, se empezaron a transferir a mujeres infértiles
embriones obtenidos in vitro, sin alcanzar la
implantación.
E 25 de julio de 1978 nace mediante fecundación in
vitro Louisa Brown, en Manchester, trabajo realizado por
Patrick Steptoe y Robert Edwards. La noticia tuvo resonancia
mundial, conmovió a la humanidad y desató
polémica. Para lograr este resultado, Steptoe y Edwards
habían realizado más de cien intentos fallidos, y
el último intento se realizó en 79 mujeres,
obteniendo 4 embarazos, con dos abortos y dos nacimientos,
primero Louisa Brown y posteriormente un niño. El tercer
humano en donde se empleó la fecundación in
vitro nació unos meses más tarde. Fue una
niña que nació en Australia, con el equipo de
Lopata y Johnston, que estaban también tratando de
realizar esta técnica. En Francia, la
primera niña nacida con esta técnica fue Armandie,
en mayo de 1981 ; en EEUU fue en diciembre de 1981 ; en
España
fue Victoria Anna, nacida en Barcelona el 12 de julio de 1984.
Los primeros gemelos del mundo obtenidos bajo esta técnica
fueron obtenidos en junio de 1981 en Australia, y en 1984
nacieron los primeros cuatrillizos.
En 1984 nació en Australia la primera niña
procedente de un embrión congelado, Zoe ; y el 22 de
julio de 1987 en España. La primera vez que se
utilizó este método
para la selección
del sexo en
enfermedades
ligadas al sexo fue en 1990, en Londres ; y en
España, el uso de este método para evitar la
transmisión de una enfermedad ligada al cromosoma X
nació en Madrid en
marzo de 1994.
Los últimos pasos del desarrollo científico de
esta técnica ha sido la microinyección de
espermatozoides, que se logró por primera vez en 1966 con
ratones, y con humanos en 1981. El primer ser humano nacido
mediante esta técnica fue en 1988.
II. La
reproducción asistida en la ciencia médica.
La reproducción asistida o artificial, se ha
desarrollado en la biomedicina a partir de tres técnicas
que a continuación veremos por separado : la
reproducción asistida in situ o
intracorpórea, que se refiere al proceso de
reproducción que se lleva a cabo dentro del cuerpo de la
mujer, la
reproducción asistida in vitro o
extracorpórea, que se refiere al proceso de
reproducción que cuya fecundación se lleva a cabo
fuera del cuerpo de la mujer seguido de la transferencia del
óvulo fecundado al cuerpo de la mujer, y la
clonación, entendida con fines reproductivos
artificiales. Además, algunas fuentes
mencionan la subrogación del útero como una
alternativa, aunque no propiamente una técnica de
reproducción asistida.
Así mismo, debemos mencionar que la reproducción
asistida puede ser homóloga o heteróloga. La
homóloga es cuando se realiza con semen del esposo,
mientras que la heteróloga cuando se realiza con semen de
un donante. Este semen puede proceder de un donante conocido o de
un banco de
esperma ; en ambos casos el padre biológico es
distinto del padre que se hará cargo de él.
2.1 Técnicas de reproducción in situ
o intracorpóreas.
- Inseminación Artificial
La inseminación artificial (IA), propiamente dicha,
consiste en introducir artificialmente, no por el acto sexual, el
semen humano en el organismo de la mujer. Puede ser intravaginal,
intracervical o intraperitoneal, siendo la más frecuente
la intracervical. La inseminación se realiza un poco antes
de la ovulación, dado que la presencia de progesterona
determina que el moco cervical sea denso, lo que impide la
penetración espermática. Esta ovulación
puede ser estimulada en pacientes con ciclos irregulares que
presentan ovulación esporádica.
Primeramente se obtiene el semen, que puede ser por
masturbación, por estimulación eléctrica
testicular, o con una técnica postcoital, mediante un
preservativo perforado en una relación conyugal normal.
También, en el caso de esterilidad del varón, se
puede recurrir a semen donado, fresco o congelado, en el caso de
no encontrarse donante.
Antes de introducir el semen en el cuerpo de la mujer ha de
ser preparado convenientemente en el laboratorio,
preparación que conlleva exigencias diversas según
los casos. Igualmente, es necesario conocer el momento en que la
ovulación está próxima a realizarse. La IA
no precisa anestesia.
Las razones por las que se acude a la IA son variadas :
la azoospermia, oligospermia, vasectomía del varón,
impotencia sexual (que imposibilita al varón depositar el
semen hasta el fondo de la vagina o en cualquier parte de ella),
esterilidad idiopáticas, presencia de anticuerpos contra
el esperma, malformaciones congénitas del aparato sexual
masculino o femenino, ausencia de condiciones adecuadas para la
fecundación en el semen del varón (escasa vitalidad
o movilidad) así como causas genéticas, como la
hostilidad cervical, enfermedades genéticas del
varón, transmisibles a la descendencia.
El hecho de ser una IA homóloga o heteróloga
únicamente difiere del varón del que procede el
esperma, pues todo el proceso es el mismo. Este hecho, sin
embargo, trae distintas complicaciones éticas que en su
debido momento se comentarán.
- Transferencia intratubárica de gametos
Esta técnica de transferencia intratubárica de
gametos, comúnmente abreviada GIFT, es una técnica
desarrollada en 1984 por el médico argentino Ricardo ASCH
y por Nicola Garcea. Consiste en la obtención de
espermatozoides y ovocitos, para después ser depositados
cada uno por separado, es decir, no fecundados, en las trompas de
Falopio por medio de un catéter y es utilizado cuando hay
subinfertilidad, endometriosis, anovulación, etc.
Los espermatozoides se obtienen por técnica postcoital
por medio de un preservativo perforado, por masturbación o
por estimulación eléctrica testicular. Por su
parte, los ovocitos se obtienen induciendo la ovulación y
aspirando varios ovocitos por laparoscopia. El proceso total dura
unos 45 minutos, y suele ser más efectivo que otras
técnicas, además de que la fecundación es en
su ambiente
natural. Comúnmente se recurre a esta técnica
debido al fracaso de la IA, pero existe un considerable riesgo de
embarazo extrauterino.
- Técnicas de reproducción in vitro o
extracorpóreas.
Como su nombre lo dice, este tipo de técnicas se
desarrollas fuera del cuerpo de la mujer, in vitro, en
materiales de
laboratorio.
- Fecundación in vitro.
Las estadísticas revelan que es la
técnica predominante en cuanto a su uso. Consiste en
obtener primeramente ovocitos y espermatozoides. Los primeros por
laparoscopia o vía transvaginal, con la previa
estimulación hormonal, siendo esta última la
más común debido al bajo coste y a la no necesidad
de anestesia. Con la aspiración, hay ocasiones en que los
ovocitos se dañan y se altera su capacidad de
fertilización o de división. Los espermatozoides
suelen obtenerse por masturbación.
Los espermatozoides se añaden a los ovocitos y se
incuban a 37ºC durante un número variable de horas,
según el grado de maduración de los ovocitos, hasta
que se identifican los dos pronúcleos y se completa la
fertilización. No siempre los ovocitos consiguen ser
fecundados. Un problema significativo es que se desarrollan con
mucha frecuencia embriones con anomalías
cromosómicas. La razón es muy sencilla, y es que la
misma naturaleza, en su función
ordinaria, lleva a cabo un interesante mecanismo de
selección. Por una parte, los espermatozoides contenidos
en el semen son unos doscientos millones y sólo uno
logrará fecundar al óvulo, será el
más rápido y el más capaz. Por otra parte,
los folículos de los ovarios que son los encargados de
producir los óvulos son unos dos millones y tan
sólo unos cuatrocientos, los más perfectos, son los
que ovulan, y en cada ciclo, sólo uno de ellos. Sin
embargo, en la fecundación in vitro (FIVET) no se
lleva a cabo esta selección.
Los ovocitos fertilizados se cambian a otro medio de cultivo
para eliminar los espermatozoides que degradarían el
medio ; los embriones se desarrollan in vitro durante
dos a cinco días antes de la transferencia al
útero. Primero que nada, no todos los cigotos formados
logran dividirse. De los que sí lo hacen y comienzan a
desarrollarse, algunos presentan anomalías por las causas
ya mencionadas. Por ello, se hace una selección
según criterios morfológicos, eliminando los
embriones deteriorados y utilizando los mejores para ser
transferidos, habitualmente tres o cuatro, al útero de la
madre. Los restantes que estén en buenas condiciones se
crioconservan para posteriores intentos, o se donan a otras
parejas, o para la
experimentación.
Después viene la implantación, que es la fase
más complicada. Sólo el 10% de las transferencias
son exitosas. Por esta razón, se suelen transferir al
útero tres o cuatro embriones simultáneamente,
aunque con ello aumente la probabilidad de
embarazos múltiples. Las razones por las que casi el 90%
de las implantaciones fracasa suelen ser : las aberraciones
cromosómicas de los embriones por la falta de
selección ; la indisposición de los endometrios
para la implantación, afectados por la
hiperovulación y el daño
sufrido por los embriones durante la congelación. Si no
resulta embarazo, se repite el proceso. En las doce primeras
semanas de embarazo hay una elevada tasa de abortos
espontáneos. Más tarde, se realiza un examen
prenatal, y si existe alguna probabilidad de malformaciones se
practica habitualmente el aborto.
- Técnicas de microinyección de
espermatozoides
Esta técnica consiste en la microinyección de
espermatozoides o de sus núcleos en el ovocito con ayuda
de un microscopio, y si
hay fecundación, se transfiere al útero siguiendo
el mismo proceso que la FIVET. La microinyección se
realiza en casos de esterilidad masculina severa, siendo
imposible la FIVET clásica. Con esta técnica, se
pueden conseguir fertilizaciones de ovocitos con muy pocos
espermatozoides, dando como resultado una tasa mayor de embarazos
que con la FIVET y la razón es que superan las barreras
físicas y químicas que pueden impedir la
fecundación normal de óvulo in vitro.
- La clonación como técnica de
reproducción asistida.
Aunque para algunos la clonación es algo totalmente
distinto a las técnicas de reproducción asistida,
para otros es una extensión de éstas. Lo cierto es
que comparten muchos puntos, y es un hecho que la
clonación es una alternativa en la procreación
artificial de niños. Tantos las técnicas de
reproducción asistida como la clonación se pueden
utilizar con fines eugenésicos, de selección de
sexo o para combatir la esterilidad del varón o de la
mujer. Una ventaja sería que al utilizar la
clonación como técnica de reproducción
asistida, en casos de infertilidad del varón o de la
mujer, no hay necesidad de recurrir a un donante, y se puede
conseguir un embrión con los genes del padre o de la
madre.
Por otra parte, hay quienes argumentan que la clonación
no es técnica de reproducción asistida, pues las
que así suelen llamarse se realizan con dos gametos, del
padre y de la madre, mientras que la clonación permite la
reproducción a partir de un sólo gameto, es decir,
una reproducción asexual. Dejando a un lado la
discusión sobre si la clonación es o no es
propiamente una técnica de reproducción asistida,
pasaremos a ver brevemente de qué manera se lleva acabo la
clonación en estos términos.
La clonación puede ser por separación
embrionaria o por transferencia nuclear. La separación
embrionaria consiste en extraer del útero un
embrión, o bien, obtenerlo por FIVET e incubarlo a
37ºC, durante al menos 12 o 18 horas, hasta que se divida en
dos. Posteriormente se sustrae el embrioblasto o masa celular
interna del embrión, que tiene 32 células, y
se separan las células del embrión con una
microaguja con la ayuda de un microscopio y un micromanipulador.
Cada célula se
incuba a 37ºC y se espera hasta que se divida, pudiendo
volver a separar sucesivamente las células. Por
último, los embriones formados se implantan en el
útero de madres sustitutivas para que nazcan individuos
clónicos. La clonación por transferencia nuclear es
más complicada. Consiste en la sustitución del
núcleo de un ovocito no fecundado por el núcleo de
una célula del organismo que se quiere clonar. El
cromosoma faltante al ovocito se sustituye por el cromosoma de
la
célula diploide. Después de la división
celular in vitro, el embrión se implanta en el
útero de una madre, que será idéntico
genéticamente al individuo
dador del núcleo celular.
Ahora veremos las consideraciones éticas de las
técnicas de reproducción asistida. Antes de esto,
definiremos la perspectiva desde la cual haremos la
valoración ética. Por perspectiva entendemos el
cúmulo de fundamentos metafísicos y
antropológicos que sustentan determinada valoración
ética. De la idea que tengamos de hombre y su lugar en el
mundo será como se considere la moralidad de los actos
humanos. La perspectiva de la que partimos es una perspectiva
realista, que considera al hombre como una unidad sustancial,
como espíritu encarnado, y que esta particular constitución le sitúa en el mundo
material y le abre a la trascendencia. Por tanto, tenemos ante
nosotros un ser que se distingue del resto de los seres, y que es
ante todo persona. Es por eso que la ética personalista
será la que nos guíe a través de la
valoración ética de este tema. Entenderemos como
lícito o moralmente bueno aquello que salvaguarde los
principios y fundamentos de la persona, y le permita la plenitud
humana.
- Fundamentos previos.
Antes de enumerar las consideraciones éticas
particulares de las técnicas de reproducción
asistida, mencionaremos algunos fundamentos previos.
Primero que nada, se debe tener en cuanta el doble carácter del acto conyugal. Por acto
conyugal se entiende el acto sexual entre los esposos que se unen
en intimidad. El doble carácter de este acto es el unitivo
y el procreativo. El primero hace referencia al acto de
unión sexual mismo, mientras que el segundo hace
referencia a la finalidad misma de este acto que es el de
procrear hijos. Cuando uno de los dos falta en la relación
entre los esposos, o cuando uno de los dos se logra eliminando el
otro, decimos que se desvirtúa la naturaleza del acto
conyugal, siendo esto moralmente ilícito.
Ni la ética ni la moral
están peleadas con la ciencia y la técnica, en todo
caso, reconocen en ellas una manera loable de mejorar las
condiciones de vida del hombre. Las medidas científicas
denominadas terapéuticas, es decir, que pueden remediar
desde su origen algún malestar humano, deben ser aplicadas
en todos los casos posibles. El asunto aquí es que las
técnicas de reproducción asistida no son
terapéuticas, sino que pretenden lograr un fin, el
procrear, sin remediar el daño. Dicho de otra manera, la
infertilidad del hombre o de la mujer seguirá existiendo,
aún y cuando logren concebir por el uso de estas
técnicas. Esto nos da pie para otro fundamento, y es que
los hijos son un don, esto significa que nos son dados, y un don
puede estar o no estar, no tenemos ningún derecho sobre
este asunto, por lo que no podemos exigirlo. Las técnicas
de reproducción asistida pretenden que la pareja conciba a
toda costa, aún y cuando la naturaleza física obstaculice
este proceso de manera ordinaria.
3.2 Riesgos
físicos de las técnicas de reproducción
asistida.
Para comenzar debemos hablar de los riesgos físicos que
trae el uso de las técnicas de reproducción
asistida. Ubicaremos estos riesgos como condicionantes
éticos porque definitivamente el uso de una técnica
que pone en riesgo severo a la persona es moralmente
ilícita. También se ubican dentro de este apartado
otros riesgos que lesionan, más que la salud, la integridad y
finalidad de la persona.
El primero de ellos es la obtención del semen.
Comúnmente, por ser una forma simple, se recurre a la
masturbación. Este acto es en sí mismo
ilícito, aún cuando sea por fines altruistas.
Existen otras técnicas que son moralmente aceptadas como
la estimulación eléctrica testicular, siempre y
cuando se lleve a cabo en el seno de la familia, y
la fecundación se realice en el seno de la madre.
La estimulación ovárica puede llegar a ser una
medida terapéutica, y por tanto moralmente lícita,
siempre y cuando se desarrolle con seguridad, en las
condiciones adecuadas y con la finalidad de que la
fecundación se lleve a cabo en el cuerpo de la mujer y de
manera natural. El problema es que comúnmente la
técnica de estimulación se utiliza como paso previo
a algún otra técnica de reproducción
asistida, separando el aspecto unitivo del procreativo. Una mala
utilización de la estimulación ovárica puede
llegar a causar el conocido síndrome de
hiperestimulación, cuando las dosis de hormonas han
sido elevadas o se ha repetido de manera excesiva, trayendo como
consecuencia trastornos en la coagulación,
hemoconcentración, hipovolemia y enfermedades
degenerativas e inflamatorias que pueden llegar a causar la muerte en
casos severos.
La intervención de terceras personas, en el caso de la
FIVET, haciendo que la fecundación se lleve a cabo fuera
su estado
natural, in vitro, priva a la persona de la dignidad que
le es propia, instaurándose este acto en el dominio de la
técnica, de dominio, manipulable. Además, se
desvirtúan los dos aspectos del acto sexual, obteniendo a
toda costa la procreación.
A nivel obstétrico, las técnicas de
reproducción asistida, como la FIVET trae siempre
embarazos de alto riesgo, poniendo en peligro la salud de la
madre, dado la multiplicidad que se logra al transferir varios
embriones al útero. Además, esta técnica
trae como consecuencia una disminución del tiempo
gestacional, haciendo que una cantidad significativa de los
bebés nazcan prematuros.
- Riesgos psíquicos de las técnicas de
reproducción asistida
Existen numerosos riesgos psíquicos que hacen
cuestionable la licitud de las técnicas de
reproducción asistida. Que se ubiquen en la
dimensión psicológica de los individuos no
significa que carezcan de importancia o validez, antes bien,
deberíamos darles la misma importancia que los riesgos
físicos, pues la persona humana es una integridad, una
unidad fisicopsíquica.
Estas técnicas son procedimientos
complejos, que están llenos de sufrimientos, angustias y
humillaciones para la mujer, al tener que sustituir el acto
conyugal por una serie de actos médicos, técnicos y
quirúrgicos, que la convierten, junto con su esposo, en
simples dadores de gametos. Después de tan tremendos
esfuerzos, lo que sigue en la mayoría de los casos es el
fracaso, que repetidamente llega a causar desilusión,
miedo y a veces trastornos psíquicos. Y en determinado
momento, aunque parezca meramente funcional y se oculte en todos
los casos su identidad, el
hecho de solicitar donadores de algún gameto, hace que la
pareja se sienta agredida en la intimidad.
En el hombre los riesgos psíquicos son mucho más
complejos. Si durante la gestación muchas veces el futuro
padre se siente desplazado, el sentimiento es aún
más intenso cuando se trata de estas técnicas ya
que, por una parte, el protagonista principal es el equipo
técnico, sobre todo el médico a cargo de la madre.
El problema se agrava cuando existe un donador de semen, pues
realmente él no será el padre del hijo.
Aunque se habla poco de los problemas emocionales para los
donadores de semen, el mero hecho de ser seleccionados
simplemente por características biológicas
saludables, reafirma la idea subyacente de que su valía
personal se
debe a su cuerpo. Estas personas sufren así un proceso de
degradación personal, y ni siquiera reciben por ello la
alegría del hijo concebido.
Los riesgos en los hijos son mucho más trascendentes
que los hasta aquí mencionados. En primer lugar, debemos
situarnos en la realidad de una madre que deseó a toda
costa un hijo, y que tras numerosos intentos, después de
un coste físico, emocional y económico tan elevado,
lo ha logrado. Esto significa que el hijo se vuelve el producto
anhelado y sobre él se volcarán toda clase de
atenciones. Un número considerable de las parejas que han
procreado con el uso de estas técnicas presentan
tendencias narcisistas y sobreproteccionistas. Más tarde,
cuando el hijo conozca la manera artificial en que fue concebido,
en la frialdad de un laboratorio, puede influir fuertemente en
la
personalidad del niño y en el sentimiento hacia los
padres. Si el hijo procede de una fecundación
heteróloga, existen entonces dos padres, y si al crecer el
hijo desea conocer la identidad del progenitor biológico,
se topa con las legislaciones que protegen la identidad del
donador, lo que produce un efecto emocional debido a la
desubicación real en la historia y en la
procedencia. Además de todo esto, se puede dar la
multiplicidad de padres y/o madres. Imaginemos el siguiente caso
hipotético de una pareja que desea un hijo. El padre
presenta esterilidad severa mientras que la madre
anomalías físicas que la hacen incapaz de gestar un
hijo en su vientre. El deseo del hijo los lleva al uso de estas
técnicas, donde se necesita un donador de semen y una
madre sustituta, recurriendo así a la subrogación
del útero. De esta manera, el hijo tendrá dos
padres, y dos madres, pues se ha gestado en otro cuerpo. Se
complica el asunto si se ha recurrido a un ovocito donado.
- Los embriones sobrantes.
Uno de los graves problemas de la FIVET es la
acumulación de muchos miles de embriones. El destino de
estos embriones sobrantes pueden ser tres : la
crioconservación, la destrucción o la investigación genética.
Se recurre a la crioconservación de embriones sobrantes
con el fin de ser utilizados posteriormente en los mismos padres,
o poder ser
donados, a veces sin el
conocimiento de los padres donantes ni de los receptores. La
crioconservación atenta contra la dignidad del ser humano,
pues esas personas son tratadas meramente como productos de
un laboratorio, descongelados sólo hasta que sean
útiles. Además, en el proceso de congelación
y descongelación, muchos de ellos se dañan y tienen
que ser desechados o mueren. Pregúntese a una madre si
desea que su hijo, recién nacido, sea crioconservado, y se
negará inmediatamente. La razón por la que se hace
en los embriones es porque no han adquirido forma humana y son
considerados como parte de la técnica.
Otro posible destino de los embriones sobrantes
crioconservados es la destrucción. Las legislaciones de
algunos países, como las de Inglaterra y España,
sólo permiten la crioconservación de embriones
hasta por cinco años. Muchos de ellos ya han pasado este
tiempo y esto plantea la situación de un alargamiento del
periodo permitido. Evidentemente esa no es la solución. Es
moralmente ilícito este proceder pues nadie puede disponer
de la vida de otro ser humano de esa manera. La
destrucción de estos embriones sería realmente un
asesinato.
Finalmente, el camino más recurrido para los embriones
sobrantes es el de la experimentación, pues son estos
embriones abastecedores de material biológico útil.
En España, por ejemplo, los embriones que pasen más
de dos años crioconservados, pasan a ser propiedad del
laboratorio. De hecho, muchos científicos han denunciado
que la verdadera causa por la que se practica en tan alto
índice la FIVET, es para proveer legalmente de embriones a
los laboratorios destinados a la investigación, siendo la
infertilidad de los esposos un pretexto. Algunos cuestionan el
aspecto ético de este asunto, a tal grado que algunos
países obligan al médico a implantar todos los
embriones obtenidos en el útero de la madre, siendo esto
una medida reprobable pues se parte de la equivocada licitud del
acto mismo de la FIVET, y además se pone en riesgo a la
madre y a los embriones implantados en un probable embarazo
múltiple.
Evidentemente cualquier destino de los embriones es
ilícito, porque en todos se viola la dignidad de la
persona y se maneja como objeto de laboratorio
utilizándolo según los beneficios de terceros, de
los cuales, en todos los casos, la misma persona del
embrión queda minimizada.
- Algunas otras consideraciones.
El Dr. Marsich habla de dos criterios fundamentales para la
valoración ética de todo tema relacionado con la
reproducción humana. Parte de que la vida es inviolable
pues es sagrada y licitud de la transmisión de la vida,
reservada sólo en el matrimonio y de
manera natural, sin nada que intervenga para obstaculizar,
antinaturalmente, la procreación.
Si cualquier método de reproducción asistida
sustituye el acto sexual, entonces es totalmente ilícita.
Las técnicas, como la transferencia intratubárica
de gametos y la de ovocitos a la trompa de Falopio, en donde
sólo se ayuda al espermatozoide a llegar hasta al
óvulo, entonces no hay impedimento ético.
El debate ético surge al considerar el estatuto del
embrión, es decir, la discusión que surge en
torno a la
definición de si el embrión es o no humano, es
decir, a partir de qué momento se es humano. Decimos,
desde una antropología y una ética personalista,
que desde el momento de la fecundación hay otro ser
distinto a las células progenitoras, y es ya una persona.
El hecho de que no se valga por sí misma, su diminuto
tamaño y la forma indefinida, no son argumentos para decir
que el embrión no es persona. Fundamentados en la metafísica, si ese pequeño ser, el
embrión, puede llegar a ser un humano como lo entendemos
todos, es que en su ser posee la potencialidad de ser hombre. Por
tanto, si ese aglomerado de células es potencialmente
humano y posee las condiciones necesarias para serlo, entonces
recibe la dignidad humana y es persona.
Por otra parte, es evidente que hay diferencias entre los
mismos científicos cristianos y el magisterio al tratar de
definir la licitud o ilicitud de los medios de
reproducción asistida. Algunos califican de moralmente
lícita la inseminación artificial homóloga.
El fundamento del que se parte es el siguiente : se entiende
el acto conyugal en una doble vertiente, como acto de la persona
y como acto de la naturaleza. El acto de la persona consiste en
la unión sexual de los esposos como encuentro afectivo,
mientras que el acto de la naturaleza es el proceso natural,
físico, de la unión sexual (entiéndase
eyaculación, ovulación, fecundación, etc.).
Si el acto conyugal, sostiene el Dr. Marsich, es un verdadero
acto de la persona, pero hay una falla en la naturaleza que
impide que todo se desarrolle como debe ser, ¿por
qué no ayudar a la naturaleza a funcionar
perfectamente ? Moralmente es más grave que una
pareja, sin razones, tengan actividad sexual y obstaculicen la
concepción, que una pareja que se aman inmensamente
recurran a la técnica para solucionar un desperfecto de la
naturaleza.
Las técnicas de reproducción asistida son hoy
frecuentemente practicadas. La recurrencia de su práctica,
la soledad y desesperación de los padres imposibilitados
para procrear, el desarrollo de la ciencia genética, no
son razones para dar carta de ciudadanía a este tipo de actos.
Vemos de fondo dos aspectos importantes que debemos tener
presentes. El primero, claramente expuesto en este trabajo, es el
de la valoración ética. Debemos de definir bien
nuestro punto de partida, pues desde él la ética
podrá manifestar la licitud o ilicitud de determinado
acto. Es por eso que la ética debe ser profundamente
antropológica, realista y personalista. Podría ser
redundante, pero es necesario insistir que somos personas. Al
auge personalista de la filosofía contemporánea no
es más que la reivindicación de hombre como sujeto
libre, autotrascendente, individualmente social, espiritualmente
encarnado.
El otro aspecto está relacionado con el desarrollo de
la ciencia contemporánea. El hombre ha descubierto su
extraordinaria inteligencia y
habilidad técnica que le hacen avanzar a pasos
agigantados. En los últimos años se ha investigado
e innovado en mayor proporción que en todo el resto de los
años que tiene la ciencia y la tecnología. En la
biomedicina se observa lo mismo. Ante esta situación, y en
un intento de síntesis
entre la ética y el desarrollo científico, surge la
cuestionante sobre la supremacía de la ética sobre
la ciencia. Aunque no nos guste debemos decirlo : la ciencia
debe subordinarse a la ética. La ciencia no tiene que
desarrollarse ilimitadamente, pues entonces estaríamos
perdiendo en muchos de los casos el sentido último del
hombre. La ciencia debe estar al servicio del
hombre, y si observamos que su desarrollo y su práctica
comienza a afectar lo esencial en el hombre, es el momento de
detenernos.
Esta investigación nos ha permitido conocer, por una
parte, la capacidad del hombre para lograr desarrollos
científicos inimaginables hasta hace algunos años.
Pero por otra parte nos dimos cuenta que ante todo debemos
considerar lo que el hombre realmente es y ordenar hacia ese fin
todos los actos humanos.
D’AGOSTINO, Francesco. Bioética.
Estudios de filosofía del Derecho. Ediciones
Internacionales
Universitarias. Madrid. 2003
ELIZARI BASTERRA, Javier. Bioética.
Ediciones Paulinas. España. 1991
MARCÓ, Javier ; TARASCO, Martha. Diez
temas de reproducción asistida. Ediciones
Internacionales Universitarias. Madrid. 2001
MARSICH, Humberto Mauro. Curso de Bioética
impartido en el IMDOSOC, en el verano del 2003.
José Luis Fernández Guajardo
Materia: Ética Filosófica
Aplicada.
SEMINARIO DE MONTERREY.
INSTITUTO DE FILOSOFÍA.
Cd. Benito Juárez, N.L. a 26 de enero de
2004.