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Diálogo entre conocimiento científico y conocimiento práctico




Enviado por juvalde



    1. Intencionalidad
    2. Posibles puntos de
      encuentro
    3. Aportes de las Ciencias
      Sociales al conocimiento práctico
    4. Epílogo y
      prólogo

    Intencionalidad:

    El presente trabajo
    pretende contribuir al acercamiento entre la producción científica en las
    ciencias
    sociales y el
    conocimiento social práctico, especialmente en el
    campo gerencial. De entrada, se presentará una breve
    reflexión sobre las condiciones de generación y
    difusión del conocimiento científico y el
    conocimiento práctico, para señalar las
    características fundamentales de ambos tipos de
    conocimiento.

    Luego, se establecerán posibles líneas de
    encuentro entre la producción científica y el saber
    aplicado. Finalmente, se expondrán aportes
    específicos de las ciencias
    sociales al conocimiento práctico
    gerencial.

    Condiciones de generación y difusión del
    conocimiento

    El conocimiento científico se multiplica de manera
    exponencial, condicionado por requerimientos societarios
    inmediatos (económicos, militares), pero regido por las
    normativas intrínsecas de las comunidades
    científicas (Kuhn, 1980). En otras palabras, ha de atender
    tanto a criterios específicos de los financistas como a
    esquemas de validación del conocimiento que surgen de las
    matrices
    disciplinarias y los programas de
    investigación (Lakatos, 1975). Lo ideal es
    alcanzar un equilibrio
    entre ambos requerimientos, pero esto no siempre es posible.

    Por otra parte, la misma naturaleza
    compleja e iniciática del conocimiento científico
    aleja su producto
    teórico del resto de la sociedad.

    Sin embargo, es lícito suponer que en muchas
    áreas disminuye cada vez más el gradiente de
    aplicabilidad del conocimiento científico teórico
    (tiempo que
    transcurre entre la generación de la teoría
    y su aplicación práctica pública y
    notoria).

    Es de suponer que el tiempo que transcurrirá entre la
    elaboración del mapa del genoma humano y su
    aplicación en la industria es
    significativamente menor al tiempo habido entre la
    concepción de la mecánica
    cuántica y la construcción de los primeros reactores
    nucleares.

    Así como existen las comunidades científicas,
    también hay comunidades de prácticos (Schön,
    1992), entre las que se cuentan gerentes, políticos,
    publicistas, docentes,
    entre otros. Estas comunidades son formadas por el encuentro
    entre personas que interactúan en la realidad cotidiana,
    unas veces de modo cooperativo y otras en franco antagonismo.

    Las comunidades de prácticos no necesariamente hacen
    uso del conocimiento científico (cumpliendo con los arduos
    requisitos señalados por las comunidades
    científicas).

    Sin embargo, deben enfrentar diariamente realidades
    cambiantes, altamente complejas, y tomar decisiones razonables y
    adecuadas en situaciones que implican un alto nivel de
    incertidumbre. Para ello, necesariamente deben generar
    conocimientos sociales prácticos, aplicables (V Disciplina,
    Desarrollo
    Organizacional, Planificación
    estratégica, Calidad total, y
    un amplio etcétera), no exentos de fundamentos
    teóricos, que no necesariamente son reconocidos dentro de
    algún paradigma
    científico.

    Las comunidades científicas generan conocimiento
    sistemático válido, según parámetros
    disciplinarios bien definidos, que puede ser aplicable de modo
    más inmediato (tecnología) o
    más mediato (teoría), o incluso no aplicable, como
    por ejemplo, la teoría física de las
    supercuerdas (Gellman, 1995). Las comunidades de prácticos
    generan conocimiento aplicado que, aún cuando no requiera
    mayor nivel de elaboración, pretende ser altamente
    pertinente, de gran utilidad, y
    aunque implique elaboración teórica no requiere del
    reconocimiento de los programas de investigación científica
    existentes.

    Puede decirse que para los científicos, la prioridad es
    la coherencia y validez disciplinar, mientras que para los
    prácticos la prioridad es la aplicación oportuna y
    efectiva.

    Posibles puntos de
    encuentro

    No obstante, ambos tipos de conocimiento tienen un piso
    común: un escenario civilizatorio complejamente
    interconectado, una realidad de alta incertidumbre que deja
    atrás los modelos
    más avanzados de aprehensión cognitiva. Ello hace
    que deba plantearse necesariamente una reinvención de los
    modelos de conocimiento.

    Tanto el conocimiento científico como el
    práctico tienen que lidiar con una realidad que les
    desborda, con una pasmosa infinitud de variables
    interconectadas que la hace prácticamente imprevisible
    (Capra, 1991).

    De aquí la necesidad de buscar alianzas para el
    abordaje de esa inquietante realidad. Se hace imperativa la
    búsqueda de puntos de acercamiento entre ambos tipos de
    conocimiento. La indagación científica (que no
    necesariamente ha de tener una aplicabilidad inmediata), y el
    conocimiento aplicado (que no siempre ha de tener fundamento
    científico) requieren de posibilidades de encuentro
    sistemático, sin negarse o excluirse
    recíprocamente.

    El acercamiento entre ambos permitirá, por una parte,
    abordar la compleja realidad para generar soluciones a
    problemas
    multidimensionales generando decisiones oportunas y pertinentes a
    diversos niveles, y, por otra parte, permitirá acercar la
    producción científica al llamado "mundo de los
    actores sociales".

    Las ciencias sociales pueden aportar al conocimiento
    práctico mayor nivel de sistematicidad y de evaluación
    interna, así como una mayor elaboración y exigencia
    teórica (explicación, predicción, redes de conceptos).

    El conocimiento práctico puede aportar al conocimiento
    científico una orientación hacia las urgencias de
    la vida contemporánea y un sentido de generación de
    tecnología para la resolución de problemas vitales.
    Hablamos de construir un conocimiento social riguroso con
    sustrato vital.

    Aportes de las Ciencias
    Sociales al conocimiento práctico

    Desde las ciencias sociales, podemos inferir una serie de
    pautas a tomar en cuenta para la aplicación
    práctica del conocimiento. A continuación
    expondremos dos líneas de reflexión: 1) la
    concepción de la realidad, especialmente de la realidad
    social, 2) los modos de comprender y abordar esa realidad.

    1) Un práctico (caso del gerente), ha
    de tener en cuenta de que –para las ciencias sociales- la
    realidad es altamente compleja, dinámica e interactiva (Morin, 1994;
    Ferrarotti, 1983). No está dada de una vez, como algo
    neutro y objetivo, sino
    que se va construyendo a través de esa humana interacción y está sujeta a interpretación subjetiva. De aquí
    que sea necesario estudiar la realidad de manera
    holística, desde las percepciones y opiniones de las
    personas involucradas en situaciones específicas.

    La subjetividad humana es fuente inagotable de conocimiento.
    La realidad no está "allí afuera", sino que es el
    producto de negociaciones entre actores sociales que viven
    circunstancias históricamente definidas. De aquí,
    puede decirse que un gerente no puede partir sólo de su
    propia visión de la realidad para emprender un proyecto, sino
    que debe estar abierto a lo que otros están percibiendo
    como su realidad, y negociar con ellos cuál es el punto de
    partida (realidad actual) para definir metas y acciones a
    seguir.

    Cada persona es una
    síntesis social (Ferrarotti, 1983), que
    integra a su vida aspectos relevantes de la totalidad social,
    pero que también aporta elementos para modificar esa
    realidad, aunque sea en pequeña escala. La
    realidad no moldea a unos seres humanos pasivos, sino que se
    genera a través del pensamiento y
    la acción
    de los seres humanos. El gerente supone que el accionar de las
    personas, según sus creencias y concepciones
    básicas, implica una modificación de la realidad a
    múltiples niveles. Su trabajo, visto
    metafóricamente, es similar al de un director de orquesta,
    que hace confluir los diversos esfuerzos en una totalidad mayor
    (proyecto colectivo).

    La realidad se estudia a través de los grupos humanos
    específicos (Martínez, 1994; Coulon, 1987; Goetz y
    Lecompte, 1988). El conocimiento se construye desde los grupos
    humanos, desde su óptica,
    desde su lenguaje.
    Más que construcciones personales, se trata de
    interacciones grupales, donde la cultura
    (conjunto de presupuestos,
    valores,
    creencias), se va generando en la cotidiana interacción.
    Un gerente no puede conformarse con lo que dicen los grupos de
    personas en un momento dado, sino que debe ir más
    allá, intentando desentrañar y explicitar el
    sustrato cognitivo básico de los grupos humanos con los
    que interacciona. A partir de allí, promoverá la
    búsqueda de consensos en los puntos de partida (realidad
    inicial) y de llegada (realidad deseada).

    2) El abordaje de la realidad, para los prácticos, ha
    de efectuarse progresivamente. Para ello, puede emplearse una
    estrategia
    deductiva o una inductiva. Una estrategia deductiva parte el
    estudio de una teoría dada. Desde ella, se derivan
    principios y
    procedimientos
    operativos, no sólo para conocer la realidad, sino para
    intervenirla. Los resultados de esa intervención
    servirán para validar o refutar la teoría desde la
    que se parte. (Baggozzi y Phillips, 1982; Popper, 1984). Por
    ejemplo, Senge (1992) toma como punto de partida la teoría de
    sistemas, desde la que desprende una serie de principios y
    pautas de acción para favorecer el aprendizaje
    organizacional.

    Un gerente puede, inductivamente, ir desde los datos hacia la
    teoría (explicación) de los datos (Glasser y
    Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 1977). Para ello, debe partir de
    la observación de los datos más
    evidentes y, sobre todo, de las percepciones de la realidad que
    tienen los grupos humanos con quienes comparte acciones en un
    momento dado. Esos datos requieren ser ordenados según
    relaciones de semejanza, inclusión, determinación,
    etc., siendo confrontados permanentemente con los actores
    sociales. Ello permite la verificación de los
    conocimientos que se van generando en la praxis social.
    (Argyris y Schön, 1978).

    Ahora bien, sea cual fuere el camino escogido, es necesario
    contar con la información más fiable, para
    determinar la línea de realidad con la que se quiere
    trabajar y su eventual transformación. Para ello, pueden
    diversificarse las fuentes de
    información (triangulación), de modo de abordar
    la realidad apelando a diversas fuentes de
    información y a diversas técnicas
    de recolección de la misma. Ello permitirá un
    conocimiento más amplio y profundo de la realidad, desde
    la perspectiva de los actores sociales.

    Por otra parte, los modos de validar el conocimiento en las
    ciencias sociales incluyen el mantener la realidad estudiada a
    los ojos de todos, así como una permanente
    confrontación entre los datos surgen y la teoría
    que permite sistematizarlos. Dicho en otras palabras, se trata de
    un constante diálogo
    entre la reflexión y la práctica.

    El procedimiento de
    la investigación acción brinda, por otra parte,
    herramientas
    adecuadas para la acción transformadora del gerente, como
    por ejemplo la devolución sistemática (confrontar
    las reflexiones del investigador con los sujetos de la
    investigación, para avanzar hacia un mayor nivel de
    abstracción y sistematicidad) y el espiral de
    acción-reflexión, es decir, la concatenación
    racional de las acciones en desarrollo para el logro de una mayor
    efectividad en la solución del problema en
    cuestión.

    Epílogo y
    prólogo

    La relación entre el conocimiento científico y
    el conocimiento práctico es un tema que aún
    requiere de mucha discusión y operatividad. Las
    reflexiones aquí presentadas requieren aún mayor
    profundización y debate. Es un
    trabajo inmenso que aún está por hacerse.

    Bibliografía

    Argyris y Schön (1978). Organizational Learning: a
    Theory of Action perspective
    . Addison-Wesley Publishing
    Company, Inc

    Baggozzi, R. y L. Phillips (1982). Representing and testing
    organizational theory: a holistic construal. In:
    Administrative Science Quately. Vol 27, Nº
    3.

    Capra, F. (1991). Sabiduría
    Insólita.
    Barcelona: Kairós.

    Coulon, A. (1987). La etnometodología.
    Madrid: ediciones Cátedra.

    Kuhn, T. (1980). La Estructura de
    las Revoluciones científicas
    .
    Buenos Aires: Fondo
    de Cultura Económica.

    Ferrarotti, F. (1983). "Sobre la Autonomía del Método
    Biográfico. En Marinas, M. Y Santamaría C. (1983).
    La Historia Oral: Métodos y
    Experiencias.

    Gellman, M. (1995). El Quark y el Jaguar.
    Barcelona: Tusquets Editores.

    Goetz y Lecompte (1988). Etnografía y diseño
    cualitativo de investigación educativa.
    Madrid:
    Morata.

    Glasser y Strauss (1967). The Discovering of Ground Theory:
    Strategies for Qualitative research. New York: Aladine de
    Gruyter.

    Lakatos, I. (1972). La crítica
    y el desarrollo del conocimiento
    .
    Barcelona:
    Grijalbo.

    Martínez, M. (1994). La investigación cualitativa
    etnográfica en educación.

    México: Trillas.

    Morin, E. (1994). "Epistemología de la
    Complejidad". En Nuevos Paradigmas,
    cultura y subjetividad.
    (Dora Fried Schnitman, comp.).
    Barcelona: Paidós.

    Popper, K. (1984). La lógica
    del descubrimiento científico.
    Madrid: Tecnos.

    Schön, D. (1992). La Formación de
    profesionales reflexivos.
    Barcelona: Paidós.

    Senge, P. (1992). La V Disciplina. Madrid: Granica.

    Strauss, A.; J. Corbin (1977). Grounded Theory in
    Practice.
    London: Sage Publications.

     

     

    Autor:

    Julio C. Valdez

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