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El desarrollo docente en instituciones de educación superior




Enviado por rojada



    1. Resumen
    2. Marco introductorio
      contextual
    3. El docente profesional o la
      profesión docente
    4. Tendencias en la
      formación profesional universitaria
    5. El docente
      directivo
    6. El rol del docente
      investigador
    7. Propuesta de un plan integral
      de formación y desarrollo docente
    8. Referencias y
      bibliografía

    1.
    Resumen.

    Dentro de las orientaciones para el mejoramiento de la
    calidad en las
    instituciones de educación
    superior en Venezuela, el
    fortalecimiento de la carrera docente constituye un aspecto muy
    importante en el rendimiento y competitividad
    de estas instituciones en la sociedad
    moderna de hoy.

    Si bien es cierto que dicho mejoramiento debe partir de
    la estabilidad social y remunerativa del docente en todos sus
    sentidos, no deja de preocuparnos la poca formación
    integral del docente universitario en su ámbito
    profesional, directivo e investigativo.

    El presente trabajo
    reúne algunas consideraciones conceptuales sobre la
    formación
    docente en instituciones de educación superior y
    propone ciertas estrategias
    generales para el diseño
    de planes normativos en el área.

    Palabras claves: Educación profesional.
    Educación superior. Estrategias de formación.
    Competencias
    en formación.

    2. Marco
    introductorio contextual.

    Dentro de los cambios que expresa la educación superior
    para el nuevo milenio, la calidad sin duda representa el punto
    mediante el cual estas instituciones deben orientar grandes
    transformaciones en su quehacer académico.

    Para la UNESCO (1998) la calidad de la educación
    lleva consigo el mejoramiento en todas las actividades
    académicas desde el proceso de
    enseñanza aprendizaje,
    pasando por la dotación y tecnologías, hasta el
    desarrollo docente en todas sus esferas.

    Para ello, las instituciones de educación
    superior deben diseñar una política de
    formación y desarrollo permanente de sus profesores a fin
    de actualizar y mejorar sus competencias, estimulando la innovación continua en todo el sistema
    pedagógico.

    Esta necesidad obedece a partir del rol transformador de
    la educación superior en las sociedades
    post industriales en el contexto de la sociedad del conocimiento.

    La sociedad del conocimiento es un sistema
    económico y social donde el
    conocimiento y la información constituyen fuentes
    fundamentales de bienestar y progreso. (UNESCO 2003)

    Bajo esta noción, el carácter sustantivo del desarrollo
    científico-tecnológico para el avance social,
    orienta toda intención para la construcción de políticas
    científica-tecnológicas fomentadoras de la ciencia, de
    la investigación, de la innovación y la
    transferencia tecnológica. (Royero, 2003)

    Esta intención de desarrollo
    social, enmarca un papel fundamental de la
    investigación en los centros universitarios por medio de
    una redefinición del docente como eje central de esta
    misión,
    a partir de sus tres roles característicos en la dinámica universitaria: El docente
    profesional, el docente directivo y el docente
    investigador.

    3.
    El docente profesional o la profesión
    docente.

    Dentro de la concepción de la profesión
    docente, la categoría profesión ha sido estudiada
    por varios autores que interpretan lo complejo del concepto
    (Veáse Barrón, 1996, Menghiní, 2000,
    Freidson, 2001 y Fernández, 2001)

    Barrón, Rojas y Sandoval (1996) la clasifican a
    partir de los aportes de la economía de la
    educación (Capital Humano,
    Relación Materialista Dialéctica del Trabajo) y las
    aportaciones desde la sociología de las profesiones. (Teoría
    Funcionalista de Pearsons y la Teoría del Conflicto en
    sus variantes: la Perspectiva Interaccionista Simbólica,
    la Tradición Neoweberiana, la concepción
    Neomarxista y ciertos modelos
    Holísticos. Todos coexistentes hasta la
    actualidad.

    Estas teorías
    demuestran que la actividad profesional está
    íntimamente ligada al desarrollo socio-histórico
    del tipo de educación que se quiera desarrollar y a lo
    educativo. En este sentido, se asume la propuesta de
    Fernández (2001) al afirmar que la formación
    profesional es el

    …conjunto de procesos
    sociales de preparación y conformación del
    sujeto, referido afines precisos para un posterior desempeño en el ámbito laboral.
    Además, es el proceso educativo que tiene lugar en las
    instituciones de educación superior, orientada a que los
    alumnos obtengan conocimientos, habilidades, actitudes,
    valores
    culturales y éticos, contenidos en un perfil profesional
    y que corresponda a los requerimientos para un determinado
    ejercicio de una profesión.(p 45)

    En síntesis,
    si bien la formación profesional cumple un doble papel,
    tanto institucional como educativo, también se encuentra
    en un mundo donde su perspectiva varía en función de
    la dialéctica social y económica de la sociedad
    capitalista.

    La importancia social de la formación profesional
    es sin duda un factor de desarrollo involucrado tanto con las
    condiciones de acción
    del Estado, como
    en los factores de calidad de las instituciones de
    educación superior, debido a que es el medio mediante el
    cual se administra el proceso de enseñanza aprendizaje
    inmediato en las aulas de clase.

    Su papel como facilitador de herramientas
    para el desarrollo cognoscitivo y explicativo de ciertas
    áreas de conocimiento, se encuentra en la actualidad lleno
    de muchas inconsistencias pedagógicas y
    didácticas.

    La desprofesionalización de la docencia
    universitaria ha sido sin duda algunos de los principales
    problema de la baja calidad del sistema, ya que se aprecia a la
    misma, como una oportunidad de empleo en
    aquellas profesiones no relacionadas con la
    educación.

    Las instituciones de educación superior han
    apelado a los llamados cursos de formación docente o
    "componente docente", para aquellos profesionales que ingresan al
    sistema universitario que no tengan título de pregrado en
    el área educativa.

    Estos cursos que mayormente duran un año o
    algunos meses, no garantizan la calidad pedagógica
    esperada debido a su carácter general e intensivo, sin
    ningún tipo de seguimiento práctico y sin ninguna
    conexión con la investigación, la extensión
    y el control
    permanente por parte de las unidades de dirección académica.

    Este control en la práctica debe ser realizado a
    partir de la evaluación
    didáctica en cada semestre, cuyo objetivo sea
    retroalimentar a los propios docentes y
    vincular más a dichos programas con los
    efectos concretos en el rendimiento de los alumnos y los
    resultados en las actividades de investigación y
    extensión.

    Se confunde la libertad de
    cátedra con la libertad de piratear; en la constante
    renuencia del docente universitario al ser evaluado y a la poca
    disciplina de
    control y seguimiento académico de los órganos que
    la realizan.

    Esta realidad hace que la actividad docente
    universitaria en términos prácticos, sea vista como
    un empleo en una simple relación de patrón
    (público o privado) y empleado, y no como un trabajo, es
    decir, tener un trabajo como profesor
    universitario, significa dedicarse y orientar dichos esfuerzos a
    la productividad
    académica. (Publicaciones, asistencia a congresos,
    programas de extensión, asesorías, etc.) (Albornoz,
    1997).

    En Venezuela, la formación y mejoramiento docente
    se le ha reconocido la debilidad y ausencia de sistemas
    adecuados para proveer esta formación (Morles, Rubio y
    Álvarez, 2003).

    Sólo en algunas universidades nacionales existen
    estrategias de formación docente. El más reconocido
    es el SADPRO (Sistema de Actualización Docente del
    Profesorado) de la Universidad
    Central de Venezuela que funciona desde 1974.

    Estas deficiencias dentro de un marco de
    políticas públicas sobre educación por parte
    del Estado, orientan una relación dialéctica entre
    las orientaciones de los gobiernos y sus proyectos
    políticos, la gestión
    de sus sistemas educativos y el marco externo e interno de
    presión
    económica social que permiten establecer ciertas
    tendencias de la formación profesional.

    4.
    Tendencias en la formación profesional universitaria.
    Una aproximación a la realidad
    latinoamericana

    Aunque existen rasgos distintivos entre las sociedades
    latinoamericanas en torno a sus
    cambios sociopolíticos de importancia, el marco integral
    de influencia externa ha sido en muchos casos similares en las
    mayorías de los países del continente.

    Estas similitudes se generalizan en el ámbito
    contextual, por lo que dichos cambios se pueden manifestar en
    periodos diferentes de acuerdo a la realidad de cada
    país.

    En tal sentido, Díaz Barriga (citado en
    Barrón ,1996) describe algunas características que
    a nuestro juicio, coinciden con el desarrollo de la
    formación profesional en latinoamericana y muy
    especialmente en Venezuela, concentrada en cuatro tendencias
    fundamentales:

    a) Tendencia de formación profesional
    liberal
    . Caracterizada por la fuerte discusión del
    liberalismo,
    positivismo,
    racionalismo y
    neohumanismo kantiano) que influenció íntimamente a
    la
    organización de la universidad latinoamericana a
    partir de la universidad napoleónica en los años
    30-50

    b) Tendencia de formación profesional
    modernizante y tecnocrática.
    Influenciada por el
    vencimiento del modelo de
    sustitución de importaciones
    implantado en el continente donde exigía que la profesionalización respondiera al interés
    desarrollista e industrializante endógeno en lo
    años 60-70.

    c) Tendencia de formación profesional
    técnico-científica (1970-1982)
    o en el modelo
    tecnocrático neoliberal donde la formación
    profesional se orientaba a la resolución de problemas
    prácticos e inquietudes individualistas típico del
    pragmatismo
    norteamericano.

    d) Tendencia de formación profesional
    técnico-productivista (1982-1995).
    Caracterizada
    mayormente por el control por parte del Estado de las
    universidades en su afán de evaluar y acreditar a partir
    de la búsqueda de la calidad de los centros de
    educación superior ante la sociedad y el propio
    Estado.

    E) Tendencia científico tecnológica
    (1995.-inicios del siglo XXI) orientada
    por los cambios de la
    sociedad globalizada y el reordenamiento de los aparatos
    productivos de una sociedad postindustrial a una sociedad del
    conocimiento.

    En conclusión, estas tendencias se relacionan
    íntimamente con el propio desarrollo de la
    filosofía educativa y su contexto global de influencia en
    las políticas que la orientan, a partir de corrientes
    socioeconómicas mayormente liberales que condicionan y
    estructuran una visión de la formación profesional
    en el sistema escolar operante, tanto en el rol docente, como en
    el rol directivo e investigativo.

    5.
    El docente directivo

    En torno al rol del docente directivo, este es de sumo
    interés considerar debido a las características de
    las instituciones de educación superior que exigen su
    dirección y administración a sus propios profesores,
    independientemente de sus capacidades y habilidades
    sistemáticas para la gestión de las
    mismas.

    Las marcadas deficiencias en las habilidades y destrezas
    para dirigir instituciones universitarias, se concentran
    básicamente en la planeación, control de
    gestión y visión estratégica del sistema
    institucional.

    Al respecto, la UNESCO (1999) afirma que las
    administraciones regionales o locales no siempre cuentan con las
    tecnologías administrativas imprescindibles para la
    gestión. Suelen disponer de débiles equipos de
    planeamiento,
    falta de sistemas de planificación, e insuficiente coordinación entre los procesos de
    planificación educativa, de planificación
    presupuestaria y de asignación efectiva de recursos.

    Por lo que las estrategias de formación
    profesional dentro de dicho rol, se han estructurado en Latinoamérica a partir del planeamiento
    educativo, la gestión integral de los sistemas
    universitarios, la evaluación , y el diseño de
    políticas públicas en el área.(Senén,
    1999)

    Estas áreas según esta autora, han sido
    configuradas a partir de algunas tendencias en cuanto a las
    diferentes estrategias de formación de recursos en el
    continente, entre las cuales destacan:

    1. Tendencia hacia la creación de un mercado de
    servicios
    educativos (asesorías, consultorias, etc.)

    2. Tendencia de las ofertas académicas, ligadas a
    las instancias de formación superior y que forman parte de
    una propuesta universitaria sistemática. (Postgrado en
    áreas educativas de gerencia y
    planeamiento universitario).

    3. Tendencias de propuestas de capacitación de corta duración,
    alcance masivo y aplicación de nuevas metodologías.
    (Diplomados, cursos de ampliación, formación por
    Internet, entre
    otras.)

    Esta diversidad de tendencias, permiten configurar
    algunas estrategias de desarrollo en instituciones de
    educación superior a partir de los roles anteriormente
    descritos dentro de un contexto inter y transdisciplinario de la
    ciencia.

    La íntima relación que guardan disciplinas
    como la psicología, sociología, antropología, administración, economía etc., con
    la educación, estructuran la base para dicho
    perfeccionamiento a partir de una concepción
    interdisciplinaria y transdisciplinaria de la praxis docente
    como categoría de la educación.

    Esta concepción se adentra en el carácter
    interdisciplinario de la ciencia que constituye la base para la
    nueva investigación y comprensión de los
    fenómenos y avances para el desarrollo
    socio-educativo.

    Las razones para que la interdisciplinariedad pasara a constituirse en un
    tema de discusión, reposan, según
    Martínez(1997) en tres razones fundamentales: la primera,
    y la más básica, se refiere a la búsqueda de
    la unión del conocimiento en un todo unificado, la
    segunda, que tiene que ver con el desarrollo natural de las
    ciencias, dice
    que la interdisciplinariedad es consecuencia de la propia
    evolución y acumulación del
    conocimiento como la fusión de
    perspectivas separadas comunes y, a veces, nuevas, y finalmente,
    en su visión pragmática, lo interdisciplinario es
    entender el rol de la ciencia y el conocimiento en la
    solución de los problemas básicos del hombre y la
    sociedad. (p. 164).

    En vista de ello, la interdisciplinariedad es
    consecuencia del agotamiento del paradigma
    modernista del conocimiento y la exigente presión de los
    sistemas económicos sociales por la eficiencia de la
    ciencia y la necesidad de un conocimiento multicientífico
    más concreto a la
    complejidad de las contradicciones sociales del mundo de
    hoy.

    6. El rol del docente
    investigador.

    Las instituciones de educación superior en su
    constante reto por la innovación y producción de conocimientos socialmente
    válidos para el avance nacional, requieren de una especial
    atención debido al carácter
    estratégico de desarrollo que representan los centros de
    investigación y la productividad científica de los
    docentes universitarios que en poco porcentaje se dedican a esta
    misión.

    En Venezuela, de los casi 30.000 mil docentes que
    laboran en las universidades nacionales, solo 1506 están
    inscritos el Programa de
    Promoción de Investigadores (PPI), 6
    provienen de las universidades privadas y tan solo siete son de
    los institutos y colegios universitarios (OPSU, 2000).

    La proporción de profesores a dedicación
    exclusiva, categoría íntimamente vinculada a las
    tareas de investigación universitaria, es de un 47% con
    respecto al total de docentes en las universidades oficiales, sin
    mencionar el ínfimo porcentaje en las universidades
    privadas que alcanza apenas a un 1,6% .(Ídem)

    En cuanto al apoyo en Venezuela de docente investigador,
    debe destacarse la creación del CONABA (Comisión
    Nacional para el Beneficio Académico) del Consejo Nacional
    de Universidades(CNU) dirigido a las universidades nacionales y
    el Programa de Promoción al Investigador(PPI) del
    Ministerio de Ciencia y
    Tecnología.

    Además de eso, existen los Consejos de Desarrollo
    Científico, Humanístico y Tecnológico en
    cada universidad y la prima del 19% del sueldo correspondiente a
    aquellos docentes que hayan realizado estudios de Doctorado
    creado por la Oficina de
    Planificación del Sector Universitario (OPSU), sin
    embargo, los altos índices de inflación y las
    continuas devaluaciones de la moneda nacional, han impactado
    negativamente en la inversión del sector y en la estabilidad
    social de los docentes.

    En otro orden de ideas, y con una visión
    continental, la gestión y producción de sistemas
    nacionales de investigación universitaria en
    latinoamericana arrojan resultados pocos alentadores en torno a
    la inversión en investigación y
    desarrollo.

    Al respecto, "ningún país sobrepasó
    el 1% de su PBI…en inversión para la
    investigación y el desarrollo, el porcentaje promedio de
    América
    Latina para el año de 1992 estuvo en el orden del
    0,4%, en comparación con el 1,4% en Italia o
    Canadá en 1991, y en 1994 sobrepasó el 2,0% en
    países como Francia
    (2,3%), Estados Unidos
    (2,54%) o Japón
    con un 2,73 %. Brasil y México
    representan las tres cuartas partes del total de los fondos
    invertidos y dominan ampliamente en el continente, pero en
    comparación con el mundo industrializado ambos se
    encuentran por debajo". (Lemasson y Chiappe, 1999)

    La estrecha relación que existe entre estas
    funciones o
    roles del docente universitario, requiere de una revisión
    inmediata a partir de las políticas de formación y
    desarrollo docente en el sistema de educación superior
    debido a las siguientes exigencias contextuales. (Muller,
    2003)

    1. Las nuevas demandas que plantean las transformaciones
    socioculturales y económicas a la
    educación.

    2. La revolución
    del conocimiento en la "sociedad de la
    información".

    3. El papel de las nuevas
    tecnologías y el desarrollo
    tecnológico.

    4. Las inéditas características del mundo
    del trabajo y los requerimientos de formación para las
    ocupaciones.

    5. Las competencias requeridas para la inserción
    ocupacional, el mantenimiento
    y el desarrollo de la carrera laboral.

    6. La urgencia de formaciones sólidas y a la vez
    flexibles ante el cambio.

    7. Revisión de los sistemas educativos en sus
    políticas, presupuestos,
    programas, métodos,
    actualización y jerarquización docente en las
    relaciones entre educación y el mundo laboral.

    7. Propuesta
    de un plan integral de
    formación y desarrollo docente.

    Para poder
    determinar una estrategia de
    desarrollo docente en instituciones de educación superior,
    es perentorio preguntarse ¿para qué formamos y
    cómo desarrollaremos dichas habilidades aprehendidas en un
    determinado marco de desarrollo socio -institucional?

    La respuesta a esta difícil interrogante viene de
    la propia concepción que se tenga de la educación
    como vehículo de lucha contra la pobreza, la
    exclusión y el subdesarrollo
    social y cultural.

    La formación y desarrollo docente no debe verse
    como una estrategia pragmática de un cúmulo de
    cursos y contenidos descontextualizados de una realidad
    económica social, que no permita canalizar los resultados
    esperados de dicha formación hacia la sociedad, hacia la
    institución y sus problemas fundamentales.

    Tales resultados deben ser parte de una estrategia
    alineada entre las políticas de desarrollo nacional, las
    estrategias de ciencia y tecnología y las
    políticas de formación y desarrollo docente en
    dichas instituciones, bajo un carácter continuo y
    permanente.

    Los objetivos que
    debe perseguir esta estrategia nacional de formación se
    orientan a:

    1. Aumentar significativamente la productividad y
    rendimiento del docente en su rol profesional, en su rol
    directivo y su rol de investigador dentro de un marco de
    desarrollo nacional e institucional.

    2. Alinear las necesidades de formación con el
    tipo de educación que se pretenda aplicar y el currículo, conjuntamente con los sistemas
    de evaluación, calidad y postgrado.

    3. Orientar el crecimiento de la competitividad
    internacional del recurso humano nacional.

    4. Crear centros multidisciplinarios de alto nivel en la
    producción de tecnologías en todas las ramas del
    quehacer productivo y humano financiados por capital
    privado y público nacional.

    5. Diseñar un proyecto de
    desarrollo docente a nivel nacional a fin de integrar en una
    estrategia común, las experiencias y avances en el
    área.

    Estos objetivos deberán orientar los programas a
    partir de la clasificación inicial de desarrollo docente
    tomando en cuenta los perfiles de desempeño, los objetivos
    anteriormente descritos y los distintos roles
    mencionados.

    En lo que respecta al rol docente profesional, se
    sugiere una estrategia inicial de desarrollo en la pedagogía universitaria y el adiestramiento en
    el área de conocimiento interdisciplinar impartida en la
    institución.

    Para ello, se proponen un conjunto de tareas orientadas
    a proporcionar mecanismos para el diseño de un plan formal
    de desarrollo docente en este nivel a partir de:

    • Fundamentos teórico-metodológicos para
      la educación del desarrollo en el siglo XXI.
    • Análisis de la Praxis pedagógica
      universitaria.
    • Didáctica de la educación
      superior.
    • Evaluación educativa en instituciones de
      educación superior.
    • Estrategias para el mejoramiento de las capacidades
      cognoscitivas, de inteligencia
      y creatividad
      humana.
    • Estrategias para el conocimiento investigativo de
      producción científica.
    • Estrategias para el desarrollo interactivo entre las
      comunidades y la acción docente.
    • Uso de la tecnología educativa en la
      educación superior.
    • Uso y manejo del inglés técnico
      instrumental.
    • Mecanismos de capacitación y adiestramiento en
      áreas de conocimiento a partir de los últimos
      avances científico-tecnológicos relacionados
      íntimamente con las necesidades de los profesores, los
      alumnos, la cátedra y los objetivos del
      sistema.

    En referencia al rol del docente directivo, se
    establecen igualmente el posible perfil de desempeño tanto
    en las estrategias internas de formación, como aquellas
    orientadas a la formación y obtención de
    títulos de postgrado (Senén, 1999)

    • Políticas de desarrollo nacional de la
      educación.
    • Análisis y diseño de normativas
      educativas.
    • Construcción e identificación de
      problemáticas socio-educativas.
    • Definición de estrategias de
      intervención en el sistema.
    • Diseño de planes estratégicos
      institucionales.
    • Conformación y coordinación de equipos de
      trabajo multidisciplinares.
    • Consulta, negociación, mediación y
      articulación de intereses.
    • Coordinación de programas de asesoramiento y
      transferencia tecnológica a las comunidades.
    • Gestión y evaluación de programas y
      proyectos.
    • Diseño y gestión de los sistemas de
      información y estadísticas educativas.
    • Uso de herramientas informáticas en
      educación.
    • Uso y manejo del idioma ingles.
    • Desarrollo de técnicas
      de asesoramiento institucional para la identificación de
      problemáticas y el diseño de propuestas
      específicas.
    • Diseño y gestión
      de sistemas de evaluación educativa.
    • Elaboración de presupuestos.
    • Evaluación de propuestas
      institucionales.
    • Diseño e implementación de sistemas de
      control de gestión.
    • Estudio y mejoramiento de sistemas
      administrativos universitarios.

    En torno al rol del docente investigador, se tienen las
    siguientes competencias básicas a manejar.

    • Políticas de desarrollo nacional en
      educación y ciencia y tecnología.
    • Desarrollo de estrategias cognitivas para el pensamiento
      creativo y abstracto.
    • Desarrollo de habilidades de lecto-escritura y
      expresión oral avanzada.
    • Gestión de sistemas de investigación
      científica.
    • Uso de herramientas informáticas avanzadas
      para la investigación.
    • Uso avanzado del idioma ingles.
    • Pasantías profesionales en instituciones
      nacionales o extranjeras de alto nivel.

    Estas competencias son apenas algunas ideas iniciales
    sobre las áreas básicas que a nuestro juicio y
    experiencia debe manejar un docente universitario integral en
    tiempos en que la educación superior representa un
    compromiso mayor con respecto a la sociedad ,en la
    búsqueda constante del camino básico hacia el
    progreso y el desarrollo
    económico-social.

    8. Referencias
    y bibliografía.

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    la Productividad, Rendimiento y Competitividad Académica
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    Lic Msc. Jaim Royero

    Instituto Universitario de Tecnología José
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    Venezuela

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