Monografias.com > Estudio Social
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La República Martiana




Enviado por maithe



    "La revolución no es la que vamos a iniciar
    en la manigua, sino la que vamos a desarrollar en la
    República."
    (1)

    La guerra
    necesaria que José Martí
    prepara y organiza durante el periodo de Tregua Fecunda
    debía tener como misión y
    contenido la república de nuevo tipo, con cambios
    radicales que permitieran el bienestar y progreso del pueblo
    cubano, primero, y de toda Latinoamérica después, porque: "A
    la raíz va el hombre
    verdadero. Radical no es más que eso: el que va a las
    raíces. No se llame radical quien no vea las cosas en su
    fondo. Ni hombre, quien
    no ayude a la seguridad y dicha
    de los demás hombres."
    (2)

    Es decir, una república nueva donde no se
    repitieran las situaciones de las repúblicas
    latinoamericanas, que en su interior poseían factores que
    podían sustentar las nuevas formas de colonialismo
    imperialista.

    Este ideal había sido construido en la mente de
    Martí
    paso a paso, desde el comienzo de su quehacer patriótico,
    dirigido al logro de la independencia
    absoluta, primera condición para iniciar los cambios que
    requería el país.

    José Martí no dejó un tratado o monografía que sintetizara sus ideas acerca
    de cómo debía ser la república que se
    fundaría luego de alcanzada la independencia nacional.
    Esto no quiere decir que no haya pensado y desarrollado ideas con
    respecto a esto.

    Si se analizan sus criterios de los modelos
    republicanos que conoció o dentro de los cuales
    vivió, así como algunas expresiones que se
    encuentran de forma dispersa en varios de sus artículos,
    cartas,
    discursos,
    etc., se puede llegar a determinadas conclusiones.

    Debido a los pocos estudios que se han realizado acerca del
    tema, aún no se conoce ni se ha difundido en toda su
    magnitud, el proyecto
    republicano de José Martí y por cuyos postulados se
    ha regido la Revolución
    Cubana en busca de la sociedad de
    nuevo tipo.

    Debieron transcurrir, por tanto, más de sesenta
    años para que el pueblo cubano, con el triunfo de la
    Revolución Cubana el primero de enero de 1959, contara con
    fuerza
    suficiente para completar, en el plano nacional, la tarea que el
    Maestro se propuso el siglo anterior.

    Al proclamarse la república en España en
    1873, Martí se encontraba viviendo allí, por lo que
    pudo seguir de cerca todo este proceso,
    exponiendo sus ideas al respecto en el folleto "La
    República Española ante la Revolución
    Cubana" en el cual cuestionó la actitud de los
    liberales españoles, capaces de instaurar una
    República, pero no de reconocer los legítimos
    derechos de los
    cubanos que en la manigua habían constituido una
    república insurrecta. Es por ello que plantea: "Y si
    Cuba proclama
    su independencia por el mismo derecho que se proclama la
    República, ¿cómo ha de negar la
    República a Cuba su derecho de ser libre, que es el mismo
    que ella usó para serlo? ¿Cómo ha de negarse
    a sí misma la República?"
    .(3)

    Luego, Martí tuvo la oportunidad de constatar el estado y
    funcionamiento de las repúblicas surgidas después
    de la obtención de la independencia de los países
    latinoamericanos. Su estancia en México
    (1875-1877), Guatemala
    (1877-1878) y Venezuela
    (1881) le permitió corroborar las limitaciones de las
    estructuras
    creadas, en los que predominaban la autoridad
    personal y la
    copia de modelos importados, con partidos que servían para
    organizar el engaño e imponer la tiranía.

    La república nueva debía estar acorde con los
    elementos propios del país, no permitiéndose la
    imitación de modelos políticos del
    exterior.

    Con gran sentido previsor, en su discurso del
    10 de octubre de 1890, expresó su aspiración a que
    la república no fuera "un foro de leguleyos ineptos o un
    grupo de
    generales deseosos"
    , por el contrario "más que de
    disputas y de nombres, debía ser de empresa y de
    trabajo"
    .(4)

    Criticó la democracia
    existente en el vecino del Norte desde sus primeras
    crónicas tituladas "Impresiones de América". Al conocer con profundidad la
    política
    norteamericana y los dos partidos que se suponía
    representaban los intereses de la nación,
    asumió serias prevenciones acerca del sistema
    político norteamericano, del pluripartidismo y de la
    tan "famosa" democracia norteamericana.

    En su artículo sobre los mártires de Chicago al
    que tituló "Un drama terrible" nos habla de
    "cómo esta República por su culto a la riqueza
    ha ido cayendo en los mismos vicios de los imperios".
    (5)

    Mientras vive en este país, Martí va
    desentrañando la realidad política que tratan de
    ocultar con su demagogia los partidos y gobiernos. Así
    expresa: "El boss ocioso; el cabecilla del partido; el que
    prepara las elecciones, las tuerce, las aprovecha, las da a sus
    amigos, las niega a sus enemigos, las vende a sus adversarios; el
    que domina los cuerpos electorales; el que exige a los empleados
    dinero para
    llevar a cabo las elecciones que han de conservarlos en sus
    empleos; el que con la presión de
    un dedo en el resorte que mueve la máquina
    política, echa a andar su voluntad, o detiene o rompe las
    ruedas; el que impone al partido los candidatos, que son siempre
    tenaces tenedores de ricos oficios, de los cuales les vienen
    influencias y modos pecuniarios para asegurarse en elecciones
    nuevas la continuación del goce de los frutos
    públicos."
    (6)

    Las experiencias que fueron abono para la fundación del
    Partido Revolucionario Cubano parten precisamente de la
    España en que vivió el Héroe Nacional en su
    primera juventud y
    donde conoció el turno de los partidos en el gobierno de
    Madrid con sus
    variantes superficiales y engañosas. Posteriormente, en
    los Estados Unidos
    descubre que los partidos obedecen a los monopolios, siempre
    dispuestos a la explotación y el despojo.

    Cada día se convence más de que los partidos
    existentes no pueden ni deben ser modelo o
    ejemplo del que había de ordenar e impulsar la
    liberación total de su Isla. De ahí parte
    precisamente su idea de un partido de distinta naturaleza y
    nueva estructura.

    En las Bases y Estatutos del Partido Revolucionario Cubano,
    Martí trata de impedir que se cometan los mismos errores
    de las repúblicas latinoamericanas, por lo que explica que
    "…se ha querido desde la raíz salvar a Cuba de los
    peligros de la autoridad personal y de las disensiones en que,
    por la falta de la intervención popular y de los
    hábitos democráticos en su organización, cayeron las primeras
    repúblicas latinoamericanas."
    (7)

    En el ensayo
    "Nuestra América" Martí resume la experiencia
    lograda en los años anteriores acerca del carácter y psicología de los
    pueblos latinoamericanos, así como la necesidad de
    preservar lo autóctono de cada uno de ellos.

    Refiriéndose al gobierno expresa que el mismo "ha de
    nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser
    del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la
    constitución propia del
    país."
    (8) Él no entendía por qué
    se debían tomar como modelos políticos,
    económicos, culturales, etc., a otros países,
    cuando América por sí sola podía hacerlo.
    Por tanto, como declarara en dicho artículo, se
    debían reemplazar las políticas
    extranjeras por las nacionales:"Conocer el país, y
    gobernarlo conforme al conocimiento,
    es el único modo de librarlo de tiranías. (…)
    Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el
    tronco ha de ser el de nuestras repúblicas"
    (9) porque
    "las repúblicas han purgado en las tiranías su
    incapacidad para conocer los elementos verdaderos del
    país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con
    ellos".
    (10)

    Y continuando con el mismo tema, expresa: "…las formas de
    gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos
    naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de
    forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para
    ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la
    república no abre los brazos a todos y adelanta con todos,
    muere la república."
    (11)

    De este modo, a la constitución colonial heredada y
    superviviente que no lograron erradicar las formas
    políticas extranjeras, contrapone Martí formas de
    gobierno propias- formas republicanas autóctonas- que
    surjan del conocimiento y de la conjugación de los
    elementos específicos del país. Pero para
    él, la instauración de la república va
    necesariamente vinculada a la modificación de la
    estructura económica en que se asienta, pues ambos se
    relacionan directamente.

    La condición de república engloba, para
    Martí, aquellas estructuras que para él son
    igualmente diferenciantes: la
    organización o disposición económica
    existente, ya que la república está contrapuesta a
    la colonia, como estructuras diferenciadas.

    El Apóstol plantea que gobierno no es "sino la
    dirección de las fuerzas nacionales de
    manera que la persona humana
    pueda cumplir dignamente sus fines, y se aprovechen con las
    mayores ventajas posibles todos los elementos de prosperidad del
    país."
    (12)

    En la sociedad que se creara no debían existir las
    desigualdades de derechos entre las distintas etnias ni
    minorías nacionales.

    José Martí consideraba que existían
    algunos problemas que
    se debían resolver para el bienestar de las masas.
    "Tienen otros pueblos, y entienden que es trabajo suficiente, un
    solo problema esencial; en uno, es de acomodar las razas
    diferentes que lo habitan; en otro, es emanciparse sin peligro de
    los compromisos de historia y geografía que estorba
    su marcha libre; en otros, es principalmente, el conflicto
    entre las dos tendencias, la autoritaria y la generosa, que con
    los nombres usuales de conservadores y liberales dividen a los
    pueblos. Y en Cuba… hay que resolver a la vez estos tres
    problemas."
    (13) Para lograr estos propósitos era
    indispensable la existencia de una república justa y
    democrática.

    El Partido se integraba en su base por asociaciones
    diseminadas por el territorio norteamericano y, en ocasiones, en
    otros lugares del continente. Estas asociaciones poseían
    un amplio sentido democrático, ya que en ellas se
    agrupaban ciudadanos de todos los orígenes, razas,
    profesiones y clases
    sociales y en las que sólo se exigía la
    aceptación de sus Bases y de los
    Estatutos.

    Es decir, que con ello ponía en práctica la
    igualdad de
    todos los hombres, tantas veces por él defendida. En
    relación con esto expone en el artículo "Mi raza"
    en 1893: "El hombre no tiene ningún derecho especial
    porque pertenezca a una raza u otra, dígase hombre y ya se
    dicen todos los derechos"
    (14) Y con respecto a las
    minorías nacionales escribió en el Manifiesto de
    Montecristi: "La guerra no es contra el español,
    sino contra la codicia e incapacidad de España…los
    españoles que aman a sus hijos…vivirán seguros en la
    república que ayuden a fundar."
    (15)

    Pero el objetivo
    mediato, aunque no subalterno, que inspiraba el Partido, es el de
    organizar una patria libre, democrática, cordial y
    justiciera.

    En su discurso "Con todos y para el bien de todos"
    precisó:"Yo quiero que la ley primera de
    nuestra república sea el culto de los cubanos a la
    dignidad plena
    del hombre."
    (16) Manifiesta también que la
    República debía tener por base "el
    carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito
    de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el
    ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de
    honor de familia, al
    ejercicio íntegro de los demás…".
    (17)

    No cabía en su mente que un país atrasado,
    recién salido de la podredumbre esclavista y del
    totalitarismo colonialista pudiera llegar a constituirse en una
    nación
    próspera si de tal objetivo era marginado algún
    sector, ya fuera por su extracción clasista, por el
    color de su
    piel, por el
    género
    o la nacionalidad.

    En la base de la República nueva se halla el respeto al
    individuo como
    parte de la sociedad. "Su derecho de hombres es lo que buscan
    los cubanos en su independencia; y la independencia se ha de
    buscar con alma entera de
    hombre"
    ’(18), pues en "la voluntad de todos,
    pacíficamente expresada"
    es donde se halla el
    "germen generador de las repúblicas". (19) En el
    ideario martiano, el mejoramiento humano, la potenciación
    de lo mejor del ciudadano, sólo puede alcanzarse mediante
    "el pleno goce individual de los derechos legítimos del
    hombre",
    (20) con lo que se fortalecería la
    nación frente a quienes sólo aspiraban a sustituir
    a los mandantes extranjeros y a continuar la tan negativa
    tradición de despreciar las necesidades y opiniones de las
    mayorías, a generalizar la desconfianza desde posiciones
    autocráticas y dogmáticas, olvidándose de
    que para lograr el bien de la patria es necesaria la honestidad de
    pensamiento y
    de acción,
    y combatir en todo momento el oportunismo: "Sólo el
    ejercicio general del derecho libra a los pueblos del dominio de los
    ambiciosos
    ".(21)

    Acerca de esto, expresa: "La justicia, la
    igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la
    igualdad plena del derecho: eso es la revolución."

    (22)

    No se trataba de un igualitarismo económico, sino de la
    solución de las necesidades de cada ciudadano mediante los
    resultados del trabajo, único modo de potenciar la
    dignidad y los mejores valores
    humanos, excluyendo el individualismo y el egoísmo, ya que
    se trataba de lograr el bien de todos.

    "Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos"
    (23
    ) Está hablando- en tierras de grandes diferencias
    sociales- a nombre de indios, de campesinos, de negros, de
    trabajadores; a nombre de la "gran masa irredenta" a la
    que dedicó toda su vida.

    Con el logro de la independencia de Cuba y la
    constitución de la república de nuevo tipo y
    mediante las relaciones estrechas que se establecerían con
    el resto de los pueblos latinoamericanos, se evitaría la
    expansión y dominio del vecino del Norte sobre la
    América nuestra.

    Martí en su Cuaderno de Apuntes de 1871 recoge una
    serie de reflexiones en las que expresa las diferencias
    esenciales entre nuestro pueblo y el de los Estados Unidos,
    así como la necesidad de que nuestro camino hacia
    más amplios niveles de desarrollo se
    diferenciara de manera esencial del que había recorrido el
    país del Norte, explicando que: "los norteamericanos
    posponen a la utilidad el
    sentimiento.- Nosotros posponemos al sentimiento la
    utilidad."

    Toda su acción americana ha estado marcada
    por la comprensión cabal del fenómeno imperialista
    y por el entendimiento cierto de sus métodos.
    No se opone Martí, ni podría oponerse, a la
    introducción necesaria de todos los
    elementos industriales nuevos que pueden contribuir a desbaratar
    una estructura secular, y a situar a la América nuestra en
    condiciones de alcanzar su propio desarrollo y su propia producción civilizada. Desde luego:
    Martí no puede rehuir la relación comercial con los
    Estados Unidos ni con otros países de fuerte desarrollo
    industrial. Pero a la vez que propugna relaciones que puedan
    hacer más viable el avance económico y social de
    nuestros pueblos, está denunciando las tendencias de
    absorción ya claramente perceptibles en el "gigante de
    las siete leguas"
    .

    Y en fecha tan temprana como enero de 1883 advierte sin rodeos
    acerca de los peligros implícitos en la política
    que en los Estados Unidos da por supuesto "que un poder
    continental, en suma, tiene que acumular capitales, y atraerse
    fondos de repuesto para vaciarse en la hora precisa sobre el
    continente".(
    24)

    En mayo de 1886- y haciendo referencia a una entrevista
    sostenida un año antes- Martí desentrañaba
    la posición de Estados Unidos con respecto a Cuba:
    "quien ha vivido en ellos, ensalzando sus glorias
    legítimas, estudiando sus caracteres típicos,
    entrando en las raíces de sus problemas, viendo
    cómo subordinan a la hacienda la política,
    confirmando con el estudio de sus antecedentes y estado natural
    sus tendencias reales, involuntarias o confesas: quien ve que
    jamás, salvo en lo recóndito de algunas almas
    generosas, fue Cuba para los Estados Unidos más que
    posesión apetecible sin más inconveniente que sus
    pobladores, que tienen por gente levantisca, floja y
    desdeñable"
    (25)

    En 1889 se convoca e inicia la Conferencia
    Internacional Americana en Washington, calificada por
    Martí como la "primera tentativa de dominio". Su
    voz se alza entonces para el análisis: "Si el obstáculo mayor
    para la elevación de la plata y su relación fija
    con el oro es el
    temor de su producción excesiva y valor ficticio
    en los Estados Unidos, ¿qué coveniencia puede
    haber, ni para los países de Hispanoamérica que
    producen plata, ni para los Estados Unidos mismos, en una moneda
    que asegure mayor imperio y circulación a la plata de los
    Estados Unidos?"
    (26) Allí hace imperiosos llamados en
    pos de la unidad latinoamericana y en contra de las aspiraciones
    del imperio; para luego expresar "porque es la verdad, que ha
    llegado para la América española la hora de
    declarar su segunda independencia."
    (27)

    Pero "a lo que se ha de estar no es a la forma de las
    cosas, sino a su espíritu, lo real no es lo que importa,
    no lo aparente. En la política, lo real es lo que no se
    ve. La política es el arte de combinar,
    para el bienestar creciente interior, los factores diversos u
    opuestos de un país, y de salvar al país de la
    enemistad abierta o la amistad codiciosa
    de los demás pueblos."
    (28)

    Basado en esto, Martí elabora y concibe la respuesta
    revolucionaria que el continente en su época
    exigía, poniendo en práctica de inmediato una
    estrategia
    antiimperialista continental que resumiera de manera genial el
    día antes de su muerte:
    "impedir a tiempo con la
    independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los
    Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre
    nuestras tierras de América."
    (29)

    Desarrollo, eliminación del monocultivo y
    aplicación de la ciencia y
    la técnica en la producción agrícola como
    base del progreso económico y de la
    industrialización que se efectuaría luego, unido a
    las relaciones comerciales con otros países en completa
    equidad.

    Martí consideraba que para lograr la estabilidad y el
    equilibrio
    necesario en la economía de un
    país, y en especial de Cuba, atendiendo a sus elementos
    naturales, era menester basarse en la agricultura
    como renglón fundamental, ya que: "la tierra
    nunca decae, ni niega sus frutos, ni resiste el arado, ni perece:
    la única riqueza inacabable de un país consiste en
    igualar su producción agrícola a su consumo. Lo
    permanente bastará a lo permanente. Ande la industria
    perezosa: la tierra
    producirá lo necesario. Debilítese en los puertos
    el comercio: la
    tierra continuará abriéndose en frutos. Esta es la
    armonía cierta. Esta es previsión sensata, fundada
    en un equilibrio inquebrantable."
    (30)

    Luego, basado en la agricultura, debía lograrse
    desarrollar la industria nacional, ya que esta es indispensable
    para el progreso y el bienestar. Por ello, expresa: "Industria
    nacional no es el provecho de algunos industriales aislados. Es
    el desarrollo progresivo de las fuerzas trabajadoras de la
    nación, aplicadas a la elaboración de sus productos. La
    industria nacional será tanto mejor cuanto más
    perfectos sean los productos que elabore."
    (31)

    La industria nacional, además, no debía
    estancarse sino mantenerse en constante desarrollo,
    intercambiándose en cuanto a los adelantos
    científico- técnicos con otras naciones en base a
    la equidad y evitando la copia de modelos que, como en
    política, pudieran perjudicar los intereses de la
    nación, porque: "En un pueblo no perdura sino lo que
    nace de él, y no lo que se importa de otro pueblo. Mas
    estos devaneos, copias, deseos honrados de introducir en el
    suelo patrio
    experiencias que en otro suelo han dado resultados felices, son
    inevitables, necesarios y útiles. Con el imperfecto
    ejercicio de la libertad que permiten, y de su choque mismo con
    las necesidades y espíritus reales de la patria, resulta
    el pueblo nutrido y preparado para ejercer luego la libertad de
    su propia y original manera."
    (32)

    Además de esto, el país no debía promover
    el cultivo de único producto que
    pudiera provocar la dependencia extrema del mismo, pues como
    dijera él: "Tierra, cuanta haya debe cultivarse: y con
    varios cultivos,-jamás con uno solo. Industrias, nada
    más que las naturales y directas."
    (33) y "comete
    suicidio el
    pueblo el día en que fía su subsistencia a un solo
    fruto"
    (34) Es necesaria, según él, la
    diversificación de la producción agrícola
    como base del desarrollo
    económico tan necesario en nuestras tierras de
    América.

    Las relaciones entre los diferentes países, como
    expresábamos con anterioridad, debían efectuarse
    bajo la más completa igualdad, con un intercambio
    beneficioso para las partes y teniendo en cuenta la no
    dependencia de uno con respecto al otro y el respeto y
    cumplimiento de los acuerdos tomados. Basado en ello alerta que:
    "Quien dice unión económica, dice unión
    política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que
    vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la
    libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y
    el que quiere salvarse, vende a más de uno."
    (35)

    El pueblo debía cultivarse en todas las esferas:
    política, económica, jurídica,
    científica, artística, etc., para poder mantener y
    defender la república fundada.

    Al lograrse la independencia en nuestros países
    debía "hacerse una revolución radical en
    la
    educación"
    porque "el mundo nuevo requiere la
    escuela
    nueva"
    y "como quien se quita un manto y se pone otro, es
    necesario poner de lado la Universidad
    antigua, y alzar la nueva." (36)

    Debían ser olvidados los años de la
    superstición, del engaño, donde por falta de
    conocimientos, permitíamos el saqueo de nuestras riquezas
    naturales y carecíamos de derechos o posibilidad de
    exigirlos, porque: "A un pueblo ignorante puede
    engañársele con la superstición, y
    hacérsele servil. Un pueblo instruido será siempre
    fuerte y libre."
    (37) Por ende, dicha revolución
    tenía que efectuarse cuanto antes para "revelar a los
    hombres su propia naturaleza, y para darles, con el
    conocimiento de la ciencia llana
    y práctica, la independencia personal que fortalece la
    bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y
    cosa viviente en el magno universo."(38)

    La República nueva tendría como necesidades a
    resolver cuanto antes "el ensanche de la comarca cultivada, y
    la educación
    de los espíritus incultos"
    (39) ya que: "el pueblo
    más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos, en la
    instrucción del pensamiento, y en la dirección de
    los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y
    sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso
    vivirá más feliz y más rico que otro lleno
    de vicios, y se defenderá mejor de todo ataque."

    (40)

    Además, como él planteara también en esa
    frase que ha trascendido: "Ser culto es el único modo
    de ser libre."
    (41)

    Por ello, la cultura
    debía hacerse llegar a todas las personas, sin
    distinción de sexo porque
    "las niñas deben saber lo mismo que los niños", y sin diferencias de clase social o
    de razas, pues recordemos que no existen diferencias entre
    éstas y Martí lo demostró en su
    artículo "Mi raza".

    Esto también contribuiría a lograr el necesario
    desarrollo del país puesto que el hombre educado en las
    cosas que le son útiles "ve el mejor modo de sembrar,
    la reforma útil que hacer, el descubrimiento aplicable, la
    receta innovadora, la manera de hacer buena a la tierra mala; la
    historia de los héroes, los fútiles motivos de la
    guerra, los grandes resultados de la paz. Siémbrese
    química y
    agricultura, y se cosecharán grandeza y riqueza."

    (42)

    Gracias a todo el análisis de su ideario, expuesto
    anteriormente, nos percatamos de que existió una evolución del pensamiento martiano, pues,
    por ejemplo, cuando llega a los Estados Unidos –y se
    observa claramente en sus primeras crónicas americanas- se
    "deslumbra" un poco con toda su magnificencia, pero luego, al
    profundizar en la forma de vida de su gente, en su sistema
    económico y político, se da cuenta de la esencia de
    esta nación.

    Comienza entonces su labor crítica
    respecto al imperio y propone nuevas formas de
    organización fundamentalmente, para los pueblos
    latinoamericanos.

    Estos rasgos del pensamiento martiano en cuanto a las
    transformaciones que se debían operar al lograrse la
    independencia y que se han mostrado anteriormente, no deben
    constituir un esquema rígido sino una pequeña
    síntesis de sus ideas esenciales.

    REFERENCIAS
    BIBLIOGRÁFICAS

    1. Colección de Estudios Martianos: Siete enfoques
      marxistas sobre José Martí, p. 129.
    2. Cuaderno Martiano III, p.104.
    3. Idem, p.3.
    4. Martí, José: Obras Completas, t.4,
      p.249.
    5. Martí, José: Obras Completas, t.11,
      p.335.
    6. Martí, José: Obras Completas, t.9,
      pp.97-98.
    7. Martí, José: Obras Completas, t.1,
      p.458.
    8. Cuaderno Martiano III, p.123.
    9. Idem, p.124.
    10. Martí, José: Obras Completas, t.6, p.17.
    11. Martí, José: Obras Completas, t.6, pp.
      19-20.

    (12) Martí, José: Obras Completas, t.8,
    p.369.

    (13) Sierra Maestra, 20 de mayo del 2001, p. 4.

    (14) Martí, José: Obras Completas, t.2, p.
    298.

    (15) Cuaderno Martiano III, p.193.

    (16) Idem, p.144.

    (17) Idem.

    (18) Martí, José: Obras Completas, t.4, p.
    273.

    (19) Martí, José: Obras Completas, t.8, p.
    54.

    (20) Idem, t.3, p. 139.

    (21) Idem, t.9, p.488.

    (22) Idem, t.3, p.105.

    (23) Idem, t.6, p.346.

    (25) Bohemia, 24 de enero de 2003, pp.128-129.

    1. Cuaderno Martiano III, p.135.
    2. Idem.
    3. Idem, p.131.
    4. Idem, p.245.
    5. Martí, José: Obras Completas, t.6, pp.
      310-311.
    6. Idem, t.2, p.201.
    7. Idem, t.14, p.258.
    8. Idem, t.10, p.197.
    9. Idem, t.7, p.21.
    10. Cuaderno Martiano III, p.133.
    11. Martí en la Universidad IV, p. 289.
    12. Martí, José: Obras Completas, t.19,
      p.375.
    13. Martí en la Universidad IV, p.293.
    14. Martí, José: Obras Completas, t.7, p.
      63.
    15. Martí en la Universidad IV, p.286.
    16. Idem, p.292.
    17. Idem, p. 287.

    BIBLIOGRAFÍA

    Biblioteca Nacional José Martí. Anuario
    Martiano 4, La Habana, 1972.

    Centro de Estudios Martianos. Siete enfoques marxistas sobre
    José Martí, Editora Política, La Habana,
    1985.

    Martí, José. Obras Completas, Editorial Pueblo
    y Educación, La Habana, 1972.

    Martí en la Universidad. Editorial Félix
    Varela, La Habana, 1997.

    Vitier, Cintio. Cuaderno Martiano III, Editorial Pueblo y
    Educación, La Habana, 1996.

    Valdés Galárraga, Ramiro. Diccionario
    del pensamiento martiano, Editorial de Ciencias
    Sociales, La Habana, 2002.

    FUENTES
    HEMEROGRÁFICAS

    Aldana Martínez, Jorge. La república moral
    martiana en Sierra Maestra 20 de mayo del 2000.

    Escalona, Israel y
    Luis F. Solís. El proyecto republicano de José
    Martí en Sierra Maestra 19 de mayo del 2001.

    Revista Bohemia. Edición Especial, Año 95, No. 2,
    24 de enero del 2003.

     

     

    Autor:

    Lic. Maithe Sánchez Garrido

    Departamento de Ciencias
    sociales

    Universidad de las Ciencias Universitarias (UCI)

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter