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Vampiros: los Moradores de las Tinieblas




Enviado por skylan_mont



    1. Vampiros
      Genéticos
    2. Vampiros
      Míticos
    3. Vampiros
      Literarios
    4. Características de los
      vampiros literarios del
      gótico-moderno
    5. Vampiros Sectarios o
      Rituales
    6. La Cultura Moche, el vampirismo
      hecho rito
    7. Mujeres y Vampirismo. La
      Historia las condena
    8. La primera
      vampiro
    9. Vampiras
      literarias
    10. La mujer detrás del
      relato

    Las leyendas de
    vampiros se originaron de este a oeste en compañía
    de las caravanas a lo largo de la ruta de la seda por el
    Mediterráneo. De allí se extendieron a Asia y luego a
    las tierras Eslavas y los Cárpatos. Los mitos estaban
    originalmente más estrechamente asociados con Irán
    (Mesopotamia).
    Podemos decir que los vampiros están entre nosotros desde
    que aparecieron los primeros asentamientos de grandes sociedades, es
    decir, según lo que la historia ortodoxa asegura en
    Mesopotamia, hace aproximadamente 4.000 años. Junto a
    ellos podemos agregar la más amplia casta de seres
    sobrenaturales y de ultramundo: espíritus y fantasmas,
    demonios, brujas y hombres lobo. Aún así, la
    sangre es un
    punto esencial en la subsistencia de miles de mitos y ritos a
    través de los tiempos y, por consiguiente, la necesidad de
    este preciado líquido. Casi en cuanto llegaron los
    vampiros a Europa, alrededor
    del siglo VIII D.C., el proceso de
    cristianización empezó y las leyendas de vampiros
    sobrevivieron como mitos. Más tarde los Gitanos emigraron
    desde norte hacia el oeste de la India (donde
    tienen varios mitos de vampiros), ya allí sus mitos se
    mezclaron con los del pueblo Eslavo. Los Gitanos llegaron a
    Transilvania brevemente antes de que Vlad Dracul naciera en 1431.
    El vampiro aquí era el fantasma de una persona muerta,
    que en la mayoría de casos habían sido una bruja o
    mago.

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    Clasificación Vampírica

    Según Origen y
    Características

    1. Vampiros
      Genéticos

    Desde que las ciencias
    comenzaron fuertemente a inmiscuirse en el terreno de la magia,
    los mitos y la brujería, por los años 1500 d. C.,
    se ha puesto una mirada más objetiva y escéptica
    ante estos fenómenos. Ya en el siglo XX, muchos
    médicos han relacionado la necesidad de beber sangre con
    un grupo de
    enfermedades
    genéticas, las porfirias, que suelen producir alteraciones
    en la piel o en el
    sistema
    nervioso.

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     Las porfirias se producen por un mal
    funcionamiento de la secuencia enzimática del grupo
    Hemo de la Hemoglobina, la cual transporta el oxígeno
    desde los pulmones al resto del cuerpo. Los síntomas de la
    mayoría de estas enfermedades son:

    – Fotosensibilidad. Este síntoma es el resultado
    de la acumulación de porfirinas libres de fierro en la
    piel produciendo Hirsutismo (crecimiento excesivo de vello para
    protegerse de la luz, incluso en
    lugares no usuales y más expuestos, como manos, mejillas,
    nariz); alteraciones de pigmentación, por ejemplo los
    dientes se vuelven de un color rojo; temor
    a la luz, ya que produce que estas anomalías se
    agudicen.

    – Quemaduras espontáneas de partes del cuerpo, ya
    que la sangre absorbe en exceso el oxígeno,
    convirtiéndolo en oxígeno atómico (llamado
    también oxígeno monoatómico o
    singlet-oxygen), el cual es altamente tóxico. Este
    oxígeno produce la destrucción de los tejidos, en
    especial los más expuestos. Además se puede
    ocasionar quema en forma violenta de los tejidos, con
    desprendimiento de flama y humo, cuando se expone el enfermo a la
    luz.

    En definitiva, un enfermo de porfiria no tratado, en
    medio del siglo VIII, X, XIII, o incluso XVII, podría
    haber tenido una apariencia monstruosa. Manos convertidas en
    garras, la cara peluda, y la boca permanentemente abierta por la
    falta de labios, los dientes al descubierto y de apariencia
    más grande por la falta de encías y donde estaba la
    nariz, dos orificios oscuros por donde el enfermo respira
    jadeando y fluyendo una secreción sanguíneo
    purulenta. Entonces la posibilidad de encontrarse con una persona
    que sufría de porfiria, en medio de la noche para evitar
    el daño
    que le producía la luz, podría haber causado la
    impresión, a cualquier espectador, de estar frente a un
    monstruo o quien sabe qué tipo de engendro. Tal ente
    adquirió con el tiempo el
    nombre de hombre lobo,
    vampiro… y posiblemente las leyendas se fueron extendiendo y
    modificando por el paso de los años y las regiones. En la
    actualidad, el principal tratamiento para las porfirias es la
    inyección de concentrado de glóbulos rojos,
    además del uso de filtros solares, aunque, en verdad, las
    porfirias no tiene cura.

    Pero en plena Edad Media, la
    inyección de glóbulos rojos no era posible.
    Aún así, en algún momento los enfermos, ya
    sea inducidos por la desesperación o por indicación
    de algún curandero, druida o chaman, debieron beber
    grandes cantidades de sangre, con lo que se sintieron aliviados.
    Por eso, posteriormente por la plebe se extendieron las historias
    de bebedores de sangre. El folclore confirma las costumbres
    nocturnas de los vampiros y los licántropos.

    La naturaleza
    genética
    de las porfirias y algunas costumbres endogámicas de
    algunos grupos
    étnicos y entre la nobleza, y otros factores
    medioambientales, podrían haber desencadenado la
    enfermedad en personas genéticamente dispuestas, y de
    aquí la idea de que quien fuese mordido por un vampiro se
    convertía en uno de ellos a su vez.

    Dentro de la leyenda, es bien conocido el ajo, como
    talismán para ahuyentar vampiros. La explicación
    científica se basa en lo siguiente. Todos poseemos una
    enzima en el hígado llamada Citocromo p-450, cuya función es
    remover sustancias no solubles en agua. Es una
    función desintoxicante. Se ha demostrado que cuando el
    Citocromo p-450 hepático está metabolizando una
    amplia variedad de drogas y otros
    compuestos
    orgánicos, su grupo hemo puede ser destruido. De
    hecho, las drogas forman
    un complejo con el grupo hemo de la p-450 por alkilación
    con un átomo de
    nitrógeno. Muchas de las drogas que destruyen el grupo
    hemo de esta enzima hepática tienen mucho en común
    con uno de los principales constituyentes del ajo y que
    además es volátil, el Dialkilsulfito. Esto,
    obviamente sugiere que la ingesta o aspiración de ajo
    aumenta la severidad de un ataque de porfiria.

    A partir de estas investigaciones,
    actualmente muchos médicos afirman que los vampiros
    bebedores de sangre eran simplemente enfermos de porfiria que
    trataban de aliviar los síntomas de su enfermedad. La
    fotosensibilidad explicaría los hábitos nocturnos.
    Ambas situaciones contribuyeron a rodear de misterio sus
    costumbres y a configurar su imagen de seres
    diabólicos.

    Algunos psiquiatras difieren de esto, como el Dr. R. L.
    Vandeberg, aludiendo que "el síndrome y las
    fantasías del vampirismo son más frecuentes e
    importantes de lo que su presencia en la literatura podría
    sugerir". En este sentido, la adicción tiene su base
    dinámica en conflictos no
    resueltos en la infancia y
    también en otros niveles posteriores de desarrollo.

    Sea mental o fisiológico, la necesidad de sangre
    y la búsqueda de la oscuridad, que dio origen al mito del
    vampirismo, fue y ha sido uno de los pilares fundamentales para
    alimentar las fantasías de los pueblos y la
    búsqueda de la saciedad de oscuros instintos de gran
    cantidad de personas a través del tiempo y alrededor de
    todo el mundo.

    2. Vampiros
    Míticos

    Las leyendas son parte de la imaginación de los
    pueblos unida a ciertos sucesos de la vida real inexplicables.
    Hay leyendas que se quedan en tan solo eso, pero hay otras que
    traspasan el límite de los idiomas, tiempos y lugares. Una
    de ellas es la existencia de los vampiros.

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     La sangre da origen al , ya que desde tiempos
    remotos ha sido considerada como un elemento sagrado,
    constituyendo el asiento del alma para la
    mayoría de las culturas antiguas. Es el caso de la
    tradición babilónica, que explica cómo
    el hombre fue
    creado con arcilla y sangre de Dios; o del Deuteronomio, que
    advierte: "Guárdate de comer sangre, porque la sangre es
    el alma". Así mismo, los antiguos semitas (árabes
    preislámicos y primitivos hebreo) creían que cuando
    sobreviene la muerte
    natural, nefs (alma) se mantiene latente en el cuerpo
    sobreviviendo gracias a las ofrendas de
    sangre. Con posterioridad, una vez instaurado el Islam, incluso
    Mahoma hace referencia al "alma líquida".

    Incluso en épocas posteriores, en los siglos XVII
    y XVIII algunos campesinos y guerreros en Inglaterra y
    otros países europeos, creían que bebiendo la
    sangre del enemigo ganarían su vitalidad, y en el caso de
    las mujeres, las haría más fecundas.

    De esta importancia de la sangre, sumada a la posible
    relación de los enfermos de porfirias con seres
    ultraterrenos, unido a los temores populares y antiguos ritos, el
    mito de los vampiros cobró vida, emergiendo como tal en la
    Edad Media, para tener su mayor apogeo durante los siglos XVII y
    XVIII en Europa

    Las características, los hábitos de los
    vampiros y la forma de luchar contra ellos, ha variado a
    través de los tiempos según la época y la
    región. Aún así, todos se han puesto de
    acuerdo en que son seres nocturnos, tienen gran poder, beben
    sangre, de preferencia humana, la cual es casi el único
    alimento para poder sobrevivir, son monstruosos, y aveces
    seductores, provienen de las tinieblas o del infierno, poseen
    afilados colmillos, y son asociados con demonios, posesiones,
    juventud,
    inmortalidad y enfermedades.

    Los chupasangre han adoptado diversos nombres
    dependiendo de la época y la región, los cuales se
    cuentan por sobre las 3 decenas (ver recuadro). El más
    difundido actualmente es vampiro, palabra que proviene del
    vocablo eslavo Upyr o Upierz, que significa
    "sanguijuela". Este vocablo, se les dio a los chupasangre
    revinientes, en
    Moravia, Polonia, Hungría, Silesia y Rusia.

    Es importante aclarar que en los siglos pasados el mito
    vampírico definió que la transmisión del don
    sólo se manifestaba después que el cadáver
    del mordido o infectado era sepultado. De ahí que se
    asocie el vampiro con su féretro. En siglos
    primitivos, los vampiros venían de lugares distintos, como
    el infierno, debajo de la tierra, del
    cielo, iniciaban su deambular a causa de una revelación
    contra lo establecido, o simplemente aparecían, de no se
    sabe dónde, para atacar.

    El vampiro mítico o de tradición popular
    se perpetuó gracias a la literatura, por lo que es
    difícil establecer los límites en
    cuanto una creencia de un pueblo pasó a ser el tema de
    conversación o estudio tanto de eruditos, ignorantes y
    artistas literarios.

    Actualmente con los avances científicos del siglo
    XIX en adelante, la creencia en vampiros ha cesado, aunque no por
    completo, y con ella el temor de la gente ante seres nocturnos
    bebedores de sangre. Pero aún así, personas en todo
    el mundo desean que el mito más imperecedero vuelva a
    cobrar vida.

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    3. Vampiros
    Literarios

    Las primeras evidencias
    literarias o artísticas de vampiros se remontan a Nepal,
    llamados Señores de la Muerte, donde se recogieron
    testimonios en cuevas cuyos dibujos datan
    desde el 3000 a. C., y en Caldea y Asiria, donde se hallaron
    vestigios de éstos en tablillas con escritura
    cuneiforme.

     Como es evidente, desde tiempos muy antiguos se
    han relatado historias con indicios vampíricos, pero no es
    hasta la época del Romanticismo que
    estas toman mayor fuerza e
    ingenio. Dentro de los escritos vampíricos,
    podríamos señalar también esa suerte de
    tratados que se
    hicieron a finales de la Edad Media y durante principios la
    Época Moderna, en donde se definían los vampiros
    como seres que en realidad existían y que deambulaban por
    ciertos sectores de Europa atacando, contagiando y matando a las
    personas, en especial mujeres y niños.
    Pero dejando de lado estas reseñas "científicas y
    teológicas" de los siglos XVI, XVII y XVIII,
    adentrémonos en la visión literaria, en rasgos
    generales, de lo que a través de la historia, y en
    especial en el siglo XX, se ha considerado como
    vampirismo.

    Primero que nada, es imprescindible decir que el vampiro
    literario ha sufrido transformaciones a través del tiempo
    y el espacio, así como el mundo lo hace también,
    haciendo cambiar tanto el arte, como la
    cultura en
    general. En sus inicios, solo se restringió a relatos casi
    mitológicos sobre seres sobrenaturales con
    características antropófagas y hemófagas, e
    incluso, muchas veces con ciertas características animales. Tienen
    estos relatos gran influencia de los ritos de muerte y
    sangre, que en muchas culturas se practicaban, como ofrenda a los
    dioses, o por el hecho de que la sangre, para varios pueblos, era
    el alma, y por medio de ella se podía conectarse con los
    reinos de los
    muertos, los espíritus, y otros.

    Más adelante los vampiros fueron tomando una
    imagen con mayores características humanas, hasta que se
    llegó a un relato, que forma parte de las mil y una
    noches, llamado Honor de Vampiro. Allí, el vampiro
    en cuestión es absolutamente humano, por lo menos en
    apariencia, ya que sus costumbres son bastante extrañas.
    Se consagra la imagen vampírica como de seres en extremo
    bellos, sensuales y maléficos.

    Ya entrado el siglo XIX, se hallan en Europa, y
    Norteamérica, numerosos escritores de terror y misterio,
    en las épocas que corresponden al romanticismo,
    naturalismo y modernismo
    europeo. Dentro de estos se pueden nombrar Goethe, Lord Byron,
    Polidori, Maupassant, Lovecraft, Poe y Bram Stoker. Estos, por lo
    menos en alguno de sus relatos, se refirieron a los vampiros, y
    les dieron algunas de las características más
    detalladas de lo que ahora conocemos de ellos. El más
    celebre de estos autores es Bram Stoker, el creador de
    Drácula, el conde de Transilvania, que "vive" en un
    castillo derruido, y que logra viajar a Inglaterra para poder
    saciar su sed de poder y sangre. Allí causa estragos en un
    grupo selecto de personas que intentan, a cualquier precio,
    escapar de la maldad enceguecedora de este ser inmortal. En esta
    novela, los
    vampiros adquieren una posición privilegiada dentro de los
    seres de ultratumba que deambulaban por los relatos de la
    época. El Conde personifica al misterio y la sensualidad
    en sí, con un poder mental que supera cualquier
    comparación con el humano, y además capacidades
    inimaginables, como convertirse en neblina y algunos
    animales.

    Ya en el siglo XX, se sumaron a las obras de estos
    autores, otras varias venidas de numerosas partes del mundo,
    hasta que llegamos a 1976, en Nueva Orleáns, Estados Unidos,
    donde nace una obra maestra de la literatura vampírica
    contemporánea. Me refiero a Entrevista con el
    Vampiro
    , cuya autora, Anne Rice, hizo de los vampiros, que
    hasta ese entonces en su mayoría eran seres apartados de
    la humanidad, vengadores, maléficos, oscuros y con el
    único fin de destruir, en seres realmente humanos
    separados de los hombres, pero a la vez unidos a ellos, por el
    pasado común. Son, por supuesto, extranjeros en su propia
    tierra, pero
    que tienen fines mucho más elevados que solo destruir:
    buscan el real sentido de la vida en la muerte.

    Características de los vampiros literarios
    del gótico-moderno

    Se dice, según la literatura, que el vampiro es
    una criatura secreta y sus víctimas nunca pueden contar su
    historia porque mueren o pasan a ser vampiros. Anne Rice (la
    autora norteamericana que revitalizó el mito) difiere en
    esto, o más bien hace diferir en esto a dos de sus
    personajes principales de sus Crónicas Vampíricas,
    Louis y Lestat, los cuales sin miedo y como señores de las
    tinieblas que son, cuentan a los mortales sus hazañas y
    travesuras, horrores y sufrimientos, a través de
    autobiografías, relatos de vampiros amigos o simplemente
    música
    rock. A
    través de sus novelas, esta
    genial escritora ha recreado el mito ancestral, llevándolo
    a los límites de la pasión, y logrando explicar el
    misterio de su origen y su continuidad a través de las
    épocas. Claro está que su visión, totalmente
    novelística no hace un recorrido exhaustivo a
    través del tiempo y los mitos regionales, sino que viaja
    al principio mismo de la unión casual entre la muerte y la
    vida (producida en el Egipto
    primitivo), y la repercusión de este error en personajes
    variados y complejos, creando así la más moderna y
    a la vez arcaica de las leyendas.

    Los vampiros llevados del submundo de lo horroroso al
    misterio de la existencia. Aquellos humanos que se encuentran con
    vampiros, comprensiblemente se concentran en tratar de matarlos y
    no en estudiarlos. Como sucede en Drácula, y en todos esos
    relatos y, actualmente, en películas de cazavampiros.
    Inicialmente, en algunas ocasiones, los vampiros de Anne Rice
    (Louis, Lestat, Armand, Marius, entre otros) son atacados por
    humanos asustados ante tan espeluznante espectáculo de
    estar frente a un muerto viviente, seductor, intemporal y casi
    demoníaco. Pero la mayor parte de los humanos que se
    acercan a ellos, quedan más bien hechizados y su
    único deseo es ser uno de ellos y descubrir el misterio de
    la inmortalidad, como sucede con Daniel, el periodista, en
    Entrevista con el Vampiro, con Gabrielle (madre de Lestat)
    y Nicolas (amante de Lestat) en Lestat el Vampiro, o con
    David Talbot, en La Reina de los Condenados o en El
    Ladrón de Cuerpos
    . Existen creencias que se atribuyen
    a los vampiros, creencias que Rice vino a eliminar. Cosas como
    que los vampiros se pueden convertir en murciélago, ratas,
    gato, neblina o en un lobo (como el conde Drácula), o que
    pueden ser debilitados si no tienen es su féretro un poco
    de tierra de su entierro original o con mostrarles ajo, una cruz,
    agua bendita u otros símbolos sagrados.

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     Lo del ajo, en algunos pueblos, se creía
    que el olor ahuyentaba a los chupasangre (tal vez por el asunto
    de las porfirias), y los símbolos sagrados, por la
    relación que se comenzó a hacer durante la Edad
    Media entre todos los seres ultraterrenos y el demonio.
    También dicen algunos relatos que se debe hacer una
    especie de rito para matar definitivamente a un vampiro: esperar
    la madrugada, ir a su tumba, abrirla, clavarle una estaca en el
    corazón, tanto para hacerle perder sangre
    como para clavarlo al ataúd, y luego (se sabe que el
    nomuerto reaccionará de modo inconsciente y que de su boca
    y oídos brotará sangre) rápidamente se la
    corta la cabeza. Anne Rice dice que los vampiros tan solo pueden
    morir con la luz del sol o con el fuego, ya que tanto la luz como
    el calor producen
    un efecto de algún modo "combustible" con la sangre
    vampírica, haciéndola expandirse para luego
    convertir el cuerpo en cenizas. Aún así, por
    más herido que esté un vampiro, mientras tenga
    oscuridad y sangre que beber (ya sea humana o de "poddle, rata,
    gallina o caimán"), puede sobrevivir.

    Así mismo tienen atributos sobrehumanos (aunque
    no se conviertan en nada), como leer las mentes humanas y de
    algún otro vampiro, si este lo desea, ya que
    también pueden cerrar sus mentes; moverse con una rapidez
    imperceptible para un simple observador, esconderse en las
    sombras y pasar desapercibidos, dormir en cualquier parte que
    tenga oscuridad (hasta en tumbas de cementerios o bajo la tierra
    en algún bosque o desierto), volar, encender fuego con la
    mente, captar sonidos, movimientos, objetos y sensaciones que
    para un humano son imperceptibles.

    Una creencia, común en la literatura o el mito
    hablado, es creer que todas las víctimas de un vampiro se
    convierten a su vez en vampiros. La mayoría de las presas
    son simplemente alimento. Hay una idea vaga de cómo los
    chupasangre transmiten su Don Oscuro. Algunos, como en
    Drácula, se convertían en vampiros con la
    succión repetitiva de sangre, hasta que la víctima
    moría. Y luego, días después, "resucitaba"
    de la tumba para alimentarse de la sangre de niños (en el
    caso de Lucy). El mismo Drácula, según el filme de
    Francis Ford Coppola, inspirado en la novela
    homónima basada en la sangrienta vida del Conde Vlad
    Dracul, se le concedió el don cuando, al perder a su amada
    mientras él estaba en las Cruzadas, reniega de Dios y hace
    un pacto de sangre con el demonio. Otros adquieren el don si su
    madre había sido mordida durante el embarazo, o si
    su padre es vampiro. En las Crónicas
    Vampíricas
    , con una excepción, todos los
    vampiros del mundo de Anne Rice, se convierten a las tinieblas
    cuando son succionados hasta casi la muerte y luego beben de la
    muñeca o cuello de su "padre nomuerto" (pues una de las
    características principales de los Undead de Rice
    son su incapacidad de concebir a modo humano). Luego de esto,
    comienzan a perder su vida humana, para dar paso a la vida
    oscura.

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    Otro producto de un
    ataque de un vampiro puede ser que la víctima se
    transforme en un revenant o reviniente, una forma
    intermedia: el reviniente muere por shock o por pérdida de
    sangre y es enterrado normalmente. Pero como la causa de su
    muerte es anormal, no hay descanso, y la víctima vuelve
    con un cuerpo animado pero en descomposición que chupa la
    sangre, o bien como un espíritu succionador de
    energía psíquica y de sangre también. Dos
    ejemplos de esto, están en Entrevista con el
    Vampiro
    de A. Rice y en El Horla de Guy de Maupassant,
    respectivamente. Las señales
    de ataque de un reviniente son idénticas a las de un
    vampiro, pero estos no logran matar a sus víctimas, sino
    que se convierten a su vez en reviniente.

    Tal vez esto viene a explicar, teorizar, y resumir
    algunas de las variables de
    la transmisión del Don Oscuro. La figura del vampiro
    literario (y por lo tanto mítico), tal y como la conocemos
    hoy, se comienza a establecer en los siglos XVIII y XIX. De
    hecho, en Europa Occidental, el término vampiro no se
    utilizó de forma habitual hasta la primera mitad del siglo
    XVIII, barajándose dos tesis: la que
    decía que era un demonio el que penetraba el
    cadáver y la otra, que el propio espíritu del
    difunto animaba su cuerpo muerto. Según esto, Anne Rice
    escribe en La Reina de los Condenados: "La Reina estaba
    tendida en el suelo,
    retorciéndose de agonía, mientras la sangre brotaba
    de sus heridas y una gran nube rojiza la envolvía; era
    como si un remolino diera vueltas a su alrededor, como una
    ráfaga de viento huracanado arrastrando incontables
    gotitas de sangre. Y, en el centro de aquel viento atorbellinado
    o lluvia o como pudiera llamársele, la Reina se
    retorcía y daba vueltas sobre sí misma. (…)
    Luego, la gran nube de sangre que cubría a la Reina,
    hinchándose y contrayéndose a su entorno, se hizo
    más densa y, de súbito, absorbida por las heridas
    de la Reina, desapareció. El cuerpo de la Reina
    quedó inmóvil; pero, a los pocos momentos, se
    incorporó despacio hasta quedarse sentada. (…) –
    ¡Khayman, mi Khayman!- gritó cubriendo sus ojos para
    no ver la luz de la antorcha – ¡qué me ha
    ocurrido!"
    .

    En este párrafo, se deja de manifiesto el momento
    en que el espíritu de un demonio penetra el cuerpo de la
    Reina a través de su sangre, el cual anima el cuerpo
    muerto, pero los sentidos y
    pensamientos continúan siendo los de la Reina. Así
    podríamos concluir que el don oscuro se consuma cuando el
    aliento humano (espíritu) deja el cuerpo, dándole
    paso a que el espíritu vampírico (que es o compone
    la sangre), entre en el cuerpo sin vida y lo anime,
    haciéndole volver en sí; en sí en su
    esencia, pero no en sus hábitos de vida ni en el modo de
    mostrarse.

    Solo el vampiro tiene la opción, por capricho o
    soledad, de crear a otro vampiro. Y no es casual hablar de esa
    opción, ya que el nuevo vampiro debe ser cuidado y educado
    en los primeros momentos de su nuevo estado. Entre
    otras cosas, debe aprender la sutileza de una vida oculta que le
    permita descansar con seguridad.
    Así como la noche es el reino de los vampiros
    ("Tú eres la noche, y únicamente la noche te
    comprende y te cubre con sus brazos"
    Anne Rice), donde su
    fuerza es inmensa, el día lo torna vulnerable pues lo
    priva de movilidad y la luz puede destruirlo. Por lo tanto, su
    lugar de descanso debe ser un lugar secreto e
    inaccesible.

    Los vampiros normalmente viven solos, o buscan la
    soledad, aunque en ciertos momentos de su eterna existencia,
    desean un compañero, o se reúnen en asambleas.
    Estos últimos son vistos como los débiles de la
    especie o que carecen de educación en los
    temas concernientes a su casta. Un vampiro poderoso, deambula por
    el mundo y elige con quien estar y utiliza las más
    complejas artimañas para matar. Por ejemplo, las asambleas
    de Anne Rice son una conjunción de seres que actúan
    como demonios y se esconden de la gente (o entre ella), bajo las
    tumbas en un cementerio de la ciudad (la Asamblea de Les
    Inocents), en un teatro oscuro en
    París, (Théâtre des Vampires), o en discos
    góticas alrededor del mundo que poseen nombres de
    vampiros literarios. Los Moradores de las Tinieblas, Hijos de la
    Oscuridad, Condenados, Chupasangre, Nomuertos (Undead) o
    simplemente Vampiros, para Anne Rice y, de hecho, para el mundo
    gótico-literario moderno, y tal vez para un escondido
    sector de la sociedad, no
    son otra cosa que humanos convertidos en seres poderosos,
    voluptuosos, enigmáticos y fascinantes, que recorren el
    mundo como espectadores de la vida y como renegados de la muerte.
    Son, en definitiva un misterio, que ni ellos mismos pueden
    exhumar de la tumba profunda de la existencia, como sea que esta
    se manifieste.

    "Y pensar que, aún en este mundo de acero y gasolina,
    de estruendosas sinfonías electrónicas y de
    silenciosos y centelleantes circuitos de
    ordenadores, continuamos errando."
    Anne
    Rice.

    4. Vampiros
    Sectarios o Rituales

    Características:

    – Se remontan a los antiguos ritos de
    sangre.

    – Son reales y su necesidad de sangre se debe
    a la adicción.

    – Han aumentado su número debido a las
    ideologías anarquistas actuales.

    – Tienen marcada connotación
    sexual.

    – Tienen la creencia de que la sangre es el
    alma y otorga poderes especiales.

    – Sus edades oscilan entre los 15 y 30
    años.

    – Tienen un nivel económico
    medio-alto.

    – Solo algunos adeptos a las sectas de sangre
    lo reconoce, la mayoría lo esconde.

    – Algunos evitan la luz del sol, e incluso la
    temen. En casos extremos les puede hacer
    daño.

    – En su mayoría tiene graves trastornos
    psíquicos o son fáciles de persuadir (los
    más jóvenes).

    • Muchos se adhieren a las sectas por que andan
      en busca de una creencia a la cual aferrarse y buscan
      experiencias que los hagan sentir emociones fuertes.
    • Son adeptos a la literatura y
      cinematografía vampírica.

    A fines de 1996, la noticia del macabro asesinato del
    matrimonio
    Wendorf remeció al pueblo de Murray, Kentucky. La pareja
    fue encontrada por su hija mayor, quien presenció un
    terrible espectáculo: sus padres muertos, golpeados y
    apuñalados repetidas veces.

    La otra hija del matrimonio Wendorf, Heather, de tan
    solo 15 años, pertenecía a un grupo de culto
    vampírico. Iniciados a las ceremonias de sangre y
    seguramente adeptos a jugar el famoso juego de rol
    "La Mascarada", los más de 40 seguidores realizaban todo
    tipo de ritos sangrientos, desde torturar y matar animales, hasta
    beberse la sangre entre ellos. De este grupo, 5 viajaron a
    Florida para realizar lo que sería el cúlmine de su
    transformación en vampiros. Entre ellos, la propia
    Heather, Dana Cooper, de 19 años, supuestamente la
    líder,
    y Roderick Ferrell, de 16 años, el autor material del
    doble asesinato.

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    Se sabe que los primeros testimonios de ritos
    vampíricos se remontan a dibujos que datan del año
    3.000 a. C.. Allí se observan filas de cráneos
    humanos situados sobre piscinas de sangre. Estos ritos de sangre
    se difuminaron por muchas culturas, realizándose durante
    muchos miles de años por pueblos que actualmente llamamos
    "primitivos".

    Hace veinte años, los adherentes a sectas de
    sangre se estimaban en decenas de miles en el mundo; hoy se
    calcula que ya cuentan con unos 5 millones de seguidores. Cada
    año, en casi todo el mundo se realizan convenciones
    relacionadas con el terror, la fantasía y el vampirismo,
    donde se comercian productos que
    van desde novelas de terror y fantasía épica,
    libros
    instructivos, juegos de rol,
    vestimenta, posters, juegos de video y
    música. Estas reuniones más allá de
    significar una inocente búsqueda de jóvenes por
    identificarse con una tendencia, se transforman en caldo de
    cultivo para las llamadas "sectas de sangre".

    Normalmente son jóvenes entre 15 y 25 años
    los adeptos por lo gótico, vampírico, oscuro,
    fantástico e incluso satánico. Los hay pasivos,
    pero también los hay ensimismados en sus tendencias, a tal
    punto que las consideran de culto. Los nuevos "vampiros" son
    enemigos de las familias y el orden social, se declaran
    partidarios del caos y del crimen, sienten especial preferencia
    por la muerte y la tortura, beben sangre además de
    realizar otros ritos de marcada connotación
    sexual.

    Estos grupos de culto vampírico ofrecen la
    tentadora idea de "sensaciones fuertes". Incluso muchas de las
    sectas investigadas han sido autoras de sacrificios humanos, en
    donde las víctimas mueren desangradas. Los grupos de este
    tipo comparten la antigua creencia de que beber sangre les otorga
    poderes especiales. De hecho, normalmente consumen
    pequeñas dosis de sangre de extracciones directas o
    sacadas de bancos de sangre,
    las cuales mezclan con bebidas alcohólicas, muchas veces
    acompañado de orgías sexuales y una ingesta de
    fluidos corporales adicional. Según los expertos, la
    ingesta regular de sangre puede producir alucinaciones. Los
    iniciados dicen sentir mayor vigor físico, un despertar en
    sus facultades mentales y sensaciones como volar, cambiar de
    forma, ser invisibles y ver en la oscuridad. La ingesta de sangre
    puede convertirse en una adicción, ya que algunos
    bebedores de sangre llegan a padecer una compulsión
    psicológica que los obliga a beber.

    No tan solo los que sufren de enfermedades
    genéticas (porfirias) o los que padecen graves trastornos
    psíquicos, pueden ser propicios para convertirse en
    adictos a la sangre. También hay un sin número de
    seguidores de apariencia relativamente normal que buscan saciar
    sus deseo más oscuros a través de los ritos
    vampíricos. Es difícil trazar un perfil
    nítido de los adeptos al culto, pero se sabe que proceden
    de diversas clases
    sociales, de preferencia adineradas. En la actualidad existen
    innumerables fuentes en
    donde obtener conocimientos al respecto. Tanto en Internet, novelas,
    películas, series de TV y juegos rol hay una amplia gama
    de descripciones y modos de tratar el tema, que más de
    alguien puede adoptar estas existencias oscuras como reales y
    propias, por su atrayente estética.

    El misterio, lo sobrenatural, el individualismo, la
    búsqueda de sensaciones fuertes y límites, el
    anarquismo y el caos son los parámetros y seductoras
    premisas para lograr la atención de jóvenes que buscan
    desatar sus instintos, represiones y fantasías.

    La Cultura Moche,
    el vampirismo hecho rito.

    La cultura Moche o Mochica se ubica en la costa norte
    del actual Perú, desde el siglo VI d.C. al siglo
    IX.

    A la llegada de los españoles, las construcciones
    realizadas por ellos eran ya ruinas. No se sabe muy bien como de
    pronto su extraña y compleja cultura desapareció,
    y, de hecho, no hay rastros de ciudades o palacios, solo
    templos.

    No dejaron testimonios escritos, pero sí una gran
    y asombrosa colección de vasijas esculpidas y pintadas con
    retratos y escenas de ritos que en las primeras investigaciones
    se les atribuían a la imaginación mochica quienes,
    se creía, veían a sus deidades, mitad animales y
    mitad hombres, realizando sacrificios humanos.

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    Esta teoría
    se a desechado hace poco más de una década. Luego
    de excavar las zonas de la "Huaca" o pirámide de la Luna y
    pirámide del Sol, científicos y arqueólogos
    estadounidenses y peruanos descubrieron, en primera instancia,
    tres tumbas de personas importantes, y a las respectivas momias
    ataviadas con extrañas armaduras, junto a copas y cetros,
    todo exacto a como se lo representaba en numerosos dibujos de la
    época. Se dijo entonces que los dibujos no representaban a
    dioses, sino que a humanos importantes encargados de los ritos de
    sacrificios de sangre y vidas humanas. Una de las armaduras
    tenía un gorro que simulaba un búho.

    En los dibujos, a estos tres personajes se les ve
    torturando, degollando y bebiendo la sangre de las
    víctimas. También existen numerosas esculturas que
    describen el modo en que las víctimas eran amarradas, o
    como los sacerdotes se sentaban en especies de tronos esculpidos
    en los montes cercanos a los templos, para así ver los
    cadáveres arrojados bajo sus pies desde la
    cumbre.

    Tiempo después se realizaron excavaciones en una
    plaza de la Huaca de la Luna, y se encontraron más de 70
    esqueletos, todos pertenecientes a hombres entre 15 y 40
    años. En la mayoría de ellos con evidencia de
    algún hueso dañado y recuperado antes de morir, lo
    que indica una vida dura y violenta. Otro rastro encontrado en
    estos restos son cortes en los huesos, como
    rasguños, en distintas partes del cuerpo, los cuales se
    sabe fueron realizados antes de que el cadáver perdiera su
    carne, mientras o inmediatamente después de muerta la
    víctima, lo que indica que se les desangraba no solo de la
    garganta, pues la gran mayoría de los esqueletos
    están degollados, sino de otras partes del cuerpo, y que
    incluso les fue arrancada la piel y la carne, posiblemente para
    ser comida en un ritual.

    Las investigaciones han evidenciado que posiblemente en
    estos rituales se colgaban los esqueletos alrededor del banquete,
    incluso simulando tocar instrumentos, pues se han encontrado
    pinturas moches con estos motivos.

    En los restos de pinturas murales de las
    pirámides de la Luna y el Sol, hay
    dibujado un extraño ser, tal vez un dios, muy similar a lo
    que hoy llamaríamos vampiro. Unos rasos humanos en una
    pose monstruosa, coronada con unos grandes colmillos, es lo que
    nos señala a la cultura moche como una conocedora de estos
    seres.

    Esta evidencia de ritos de sangre en la América
    precolombina, junto al simbólico "retrato" del dios
    vampiro, nos dan tal vez pistas de qué es lo que somos en
    verdad, y de donde surgen las creencias en estos señores
    de la muerte, y de ahí la esperanza en poseer algo
    más que la vida con el sacrificio, no sólo de
    sangre, sino del mismísimo cuerpo
    humano.

    Mujeres y Vampirismo

    La Historia las condena

    En la mujer se ha
    visto por siglos la amenaza. La mujer, en muchas
    culturas diversas, representó o representa la
    encarnación de la debilidad humana, el pecado, lo
    demoníaco, los instintos animales, y esencialmente la
    lujuria.

     Al hombre usualmente lo dominaba su razón,
    pero la mujer, más irracional, tenía que estar bajo
    el dominio del
    hombre, para que así las comunidades lograran permanecer y
    surgir, así como la cultura, la moral y la
    religión,
    aunque en muchos casos este último rubro lo manejaban
    esencialmente mujeres, ya que por sus dotes primitivas eran
    capaces de conocer las virtudes ocultas de la naturaleza. El
    hombre siempre creyó que dominaba a la mujer, pero a decir
    verdad las artimañas femeninas casi siempre han logrado
    doblegar hasta al alma más imperturbable.

    Actualmente, por lo menos en la cultura occidental,
    hombre y mujer tienen aparente igualdad, y en
    todo caso la época del oscurantismo ya pasó, y
    aunque aún una parte de la población crea en el horóscopo o en
    las curaciones por hiervas o invocaciones de espíritus,
    por ejemplo, la época de los oráculos, hechiceras y
    sacerdotisas son una leyenda con sabor a historia. Hombres y
    mujeres hoy por hoy son capaces de hacer mal, de caer en
    doctrinas esotéricas, o lo que se quiera, y ninguno
    será juzgado por algo así como la
    inquisición. Hombres y mujeres somos instinto y
    razón a la vez.

    Tal vez en otros tiempos el hombre, como género,
    temió reconocer su incapacidad de mantenerse en la
    razón, y se otorgó el papel del demonio tentador a
    la parte femenina de la creación. Todo esto analizado
    desde un punto de vista psicológico podría
    resumirse en lo siguiente: lo masculino penetra, lo femenino es
    penetrado, por lo tanto lo femenino es pasivo, lo masculino
    activo. Para que lo masculino lleve a cabo su acción
    debe contar con un impulso, y este impulso proviene evidentemente
    de lo femenino, ya que todo no es más que un juego de
    causa y efecto. El acto sexual trastorna los sentidos, hace
    perder la racionalidad, y no deja en paz hasta que es consumado,
    y aunque es necesario físicamente y en términos de
    conservación de la especie, es la parte más
    primitiva e instintiva del ser humano, es decir, algo que se debe
    negar y esconder en relación a la cantidad de
    civilización se tenga. El hombre, como género
    dominante no acepta creer que el impulso pueda ocasionarse dentro
    de sí mismo y así él mismo incitar a la
    parte femenina, sino que es esta última parte la que
    está constantemente provocando deseo. La mujer debe
    permanecer oculta y domada, pues luego de su oscura
    provocación siempre vienen males.

    Pandora, una mujer, la primera, según la mitología
    griega, es quien baja a la tierra con una caja llena de los
    males que desde ese momento comenzaron a amenazar la estabilidad
    civilizada de los hombres.

    En la tradición semita, es la mujer quien
    encierra en sí lo placentero, es lo femenino con su
    dulzura, suavidad y delicadeza lo que seduce al hombre y le hace
    perder el camino recto. Basta con saber qué le pasó
    a Adán luego de que Eva lo tentara.

    En la cultura
    griega, los hombres son los que conducen el poder, son los
    gobernantes, los militares, los filósofos, los héroes. En la
    mitología, por ejemplo en la
    "Ilíada", la pobre Helena sólo cosía y
    estaba todo el día en el palacio, esperando ver que
    sucedía con su destino; ella, la mujer más hermosa
    sobre la tierra era un simple objeto ornamental que se peleaban
    los hombres, si ella amaba a Menelao, daba lo mismo, los dioses
    la prometieron a Paris, así que este ni tonto ni perezoso,
    se la robó, como quien roba una joya. En la vida real, las
    mujeres casadas estaban relegadas al fondo de la casa, y
    existían sólo para los hijos y los quehaceres, las
    libres eran prostitutas, que podían compartir las
    tertulias masculinas, pero no gozaban de la seguridad de un
    hogar.

    En la Edad Media occidental, el cristianismo
    hizo de las suyas, siguiendo mucho a la cultura judía en
    lo relacionado con la mujer. En la novela "El nombre de la Rosa"
    de Umberto Eco, en varios pasajes se aclara la visión que
    se tenía en aquellos tiempos acerca de la mujer. "Y
    sobre la mujer como fuente de tentación ya han hablado
    bastante las escrituras. De la mujer dice el Eclesiastés
    que su conversación es como fuego ardiente, y los
    Proverbios dicen que se apodera de la preciosa alma del hombre, y
    que ha arruinado a los más fuertes. Y también dice
    Eclesiastés: Hallé que es la mujer más
    amarga que la muerte y lazo para el corazón, y sus manos
    ataduras. Y otros han dicho que es vehículo del
    demonio".

    Esta idea de la mujer cómplice del demonio
    avalada por el catolicismo se hizo muy popular a fines de la Edad
    Media y en siglos posteriores, en especial durante la
    inquisición y las cacerías de brujas, sucesos que
    se extendieron hasta América, producto de las
    conquistas.

    Las brujas de la Época Moderna tienen
    características muy distintivas, algunas de ellas colindan
    con lo que podríamos llamar vampirismo. Las brujas son de
    preferencia mujeres, las cuales son visitadas por el demonio,
    siempre disfrazado, para atraerlas al culto. Luego que aceptan la
    invitación, comienzan a participar de los aquelarres y con
    esto a realizar todo tipo de actos maléficos para agradar
    a su amo, desde hacer maleficios en contra de los justos
    cristianos, matar niños y beber su sangre, hasta copular
    con el mismo demonio y participar de las misas negras y las
    orgías en los aquelarres.

    Estas características demoníacas de las
    mujeres, fueron muy requeridas por los románticos para
    crear los más diversos relatos de terror, aunque
    curiosamente los personajes más populares de aquellos
    años son hombres. No tan curioso, si se piensa que lo
    terrorífico pasó de la leyenda local a tema
    principal para novelas, así el tema y sus
    características adquirieron renombre. Pero por supuesto se
    escribió acerca de mujeres, y sí, acerca de
    vampiras. Pero sin duda la imagen del vampiro, inmortalizada en
    Drácula, es la de un ser maléfico en su más
    puro sentido, frío y calculador, pero siempre movido por
    el amor (o el
    deseo) a una mujer, a diferencia de la vampira, cuya virtud y
    constante imagen es la de la sexualidad
    pura, y a través de ella la búsqueda de saciedad,
    independiente del género que se trate. El lesbianismo en
    el vampirismo es mucho más antiguo que la homosexualidad
    en este.

    La primera
    vampiro

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    En la traducción rabínica medieval,
    Lilit es la primera esposa infiel de Adán, la
    primera de las cuatro mujeres del diablo y la hostigadora de los
    recién nacidos. Lilit llega al mundo bíblico
    procedente del mesopotámico; aquí encontramos a la
    diosa babilonico-asiria Ishtar que se sirve de un demonio en
    forma de bella prostituta, Lilitu, que es la
    encarnación de la lascivia, por otra parte Lilitu esta
    asociada con otros animales especialmente la pantera.
    Según la tradición talmúdica, Lilit es una
    mujer seductora de largos cabellos y cualquier hombre que duerma
    solo en su casa será apresado por ella.

    Lilit tenía la posibilidad de matar,
    succionándoles la sangre a todos los niños
    concebidos de forma pecaminosa

    Lilit es la más importante de una pequeña
    colección de demonios judíos
    de leyenda. Históricamente, ella es más antigua que
    el judaísmo. Su primera aparición se dió en
    la antigua Sumeria. En el mundo antiguo solía aparecer en
    textos de magia y en amuletos, y también aparece en la
    Biblia (Isaiah), en un contexto que la asocia con demonios del
    desierto, y también en los Pergaminos del mar
    Muerto.

    También aparece en los últimos momentos
    del Imperio Romano
    y el Judaísmo medieval. En esta época se la
    relacionaba con el nacimiento de niños, y también
    como un súcubo contra el cual los hombres necesitaban
    protección. En este contexto Lilit suele aparecer rodeada
    de los poderes de su ángeles némesis: Snvi, Snsvi,
    y Smnglof. También se muestra en el
    Talmud, y es claramente relacionada con el mundo
    demoníaco. Aquí es donde su relación con los
    súcubos comienza.

    En algún momento entre los siglos IX y X, antes
    de Cristo, aparece en una obra llamada Alphabet of Ben Sira. Es
    aquí donde llega a ser la primera mujer de Adán,
    antes que Eva. En este relato es creada al mismo tiempo que
    Adán, por esta razón ella quiere la igualdad, una
    propuesta que Adán rechaza. Rehusando de los deseos de
    Adán, ella abandona el Edén, y reemplazada por la
    más dócil Eva. Una vez abandonado el Edén,
    Lilit se convierte en madre de los demonios y ladrona de
    niños, a los cuales deja abandonados protegidos con
    amuletos con los nombres de los tres ángeles mencionados
    antes.

    La literatura cabalística nos muestra a Lilit
    como pareja de Samael (Satán), en algunos pasajes
    participa en la tentación de Adán y Eva, y tras la
    expulsión ella se convierte en Succubus y genera
    ordas de demonios de su semilla. Es la personificación de
    la tentación, y es identificada con la mujer
    pecadora.

    También aparece en la Iconografía
    cristiana a finales de la Edad Media y en pinturas renacentistas
    de la tentación de Adán y Eva suele ser una
    serpiente con cabeza de mujer. Lilit revivió en la
    literatura del siglo XIX. Representa el lado oscuro de la
    mujer.

    Finalmente tiene un lugar en el mundo de los vampiros,
    como la primera y más poderosa de los vampiros, y
    también su reina. Es a veces representada como la hermana
    o consorte de Drácula. En su rol como súcubo, tiene
    por supuesto, control sobre las
    pesadillas y sueños eróticos y lidera a una horda
    de otros súcubos e íncubos.

    En el popular juego de rol Vampiro, La Mascarada,
    aparece como la madre de todos los vampiros cainitas, y en "El
    libro de Nod"
    que es algo así como la Biblia de los vampiros, nos relata
    su particular visión de la historia.

    Vampiras
    literarias

    Hay tres ejemplos de vampiras, de las cuales
    hablaré a continuación. Evidentemente existen
    muchas más. Una es Geraldine, en el poema de Samuel
    Taylor
    Coleridge escrito entre 1797 y 1801, otra Carmilla, creada
    por Le Fanu (1814-1873), y la otra, Verónica
    Aisworth
    , de Carter Scott (1941 – ).

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    Christabel es el poema cuya protagonista tiene
    contacto con Geraldine, un espíritu de terrible belleza.
    Este dista mucho de ser una típica historia de vampiros,
    pero su concepción romántica, el ambiente,
    ciertas ambivalencias y la atmósfera, le otorgan
    una cierta pátina de vampirismo psíquico.
    Christabel es un poema estremecedor de pasión
    femenina entre la protagonista que da nombre al poema y
    Geraldine. El poema se inicia cuando la joven sale una noche del
    castillo a un bosque cercano, sin importarle el clima, y un
    quejido la distrae de su pensamiento en
    el amado distante: una bella mujer refugiada al pie de un roble
    se lamenta. Es Geraldine, quien comienza a relatarle como la
    violentaron cinco guerreros antes de dejarla abandonada en ese
    sitio. Ahí se inicia una extraña relación
    secreta entre la joven y la bella mujer, cuando es invitada por
    Christabel a pasar la noche en el castillo, en su
    habitación.

    Carmilla forma parte de un conjunto de cuentos
    recogidos bajo el título genérico de "In a Glass
    Darkly", y en él Laura es quien narra la historia.
    Carmilla es una enigmática mujer de extraña belleza
    y gran sensibilidad, quien establece lazos afectivos con Laura.
    Esta relación es lo suficientemente ambigua para declarar
    que se trata de una relación lésbica. "No me
    consideres cruel porque me someto al mandato irresistible de mi
    fuerza o mi debilidad. Si tu amado corazón está
    herido, el mío sangra impetuoso con el tuyo. Como
    culminación de mi desgracia, yo viviré de tu
    cálida vida y tú morirás –
    morirás dulcemente – para darme esa vida. No puedo
    evitarlo. Así como yo llego a ti, tú también
    llegarás a otros y aprenderás a conocer el
    éxtasis de esa crueldad que, a pesar de todo es amor."

    Como se puede apreciar está presente en
    Carmilla ese aroma erótico que impregna la
    relación entre vampiro y víctima que culmina en el
    acto de posesión y entrega, tan morbosamente placentero
    para ambos, aunque aquí el placer es entregado y recibido
    por mujeres.

    Por otra parte la vampira de Carter Scott en el relato
    "Orgasmos de Sangre", es una mujer fatal, seductora y
    deslumbrante, mucho más desalmada que Carmilla, que busca
    hombres para saciar su sed, tanto de sangre como de una oscura
    venganza, pues elige a sus víctimas según su
    prontuario amoroso: son precisamente los casanovas, los que no se
    resisten a los encantos de las mujeres, los que caen en su juego.
    El relato en general tiene un parecido evidente a la historia de
    Drácula, aunque aquí el vampiro es una mujer
    y no hay más personajes que los que aparecen dentro de la
    mansión siniestra de Verónica, no vemos cazadores
    de vampiros ni locos en manicomios, sólo la vampira y sus
    víctimas. Los hombres que son llevados a la mansión
    de Verónica sufren el desangre poco a poco hasta que sus
    cuerpos quedan inertes y son desollados por el fiel sirviente de
    la no-muerta, permitiéndoles luego convertirse en unos
    terribles zombies o nosferatus sin piel. El relato empieza con
    una demostración de cómo la succión de la
    sangre puede llegar a ser un acto tremendamente placentero, pues
    cada vez que Verónica bebe de sus víctimas estos
    llegan al éxtasis sexual máximo, queriendo por esto
    volver a repetir la experiencia. Pero luego se va convirtiendo en
    una historia espeluznante y sangrienta, donde la venganza que
    mueve a la vampira pasa de ser un sentimiento razonable a ser una
    excusa para torturar y esclavizar.

    La mujer detrás
    del relato

    Quien crea un relato no crea de la nada. Leyendas
    subyacen tras una historia, así como la experiencia
    personal del
    autor. Existen mujeres célebres, como Isabel de Bathory,
    que inspiraron la creación de vampiras literarias en el
    siglo XIX. Esta mujer, una condesa húngara, fue emparedada
    en 1611 en una habitación como castigo por haber matado a
    más de 650 chicas jóvenes. Se bañaba en la
    sangre de sus víctimas, a quienes mantenía vivas
    mientras podían suministrarle su sangre. Pensaba que
    así recuperaría su juventud y belleza.

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    Seguramente ella inspiró a Coleridge con
    Geraldine en Christabel y a Le Fanu con
    Carmilla.

    Pero existe algo mucho más profundo en el trato
    de estos personajes vampíricos. Más allá de
    la fuerza erótica y lésbica que los autores dieron
    a sus vampiras, está esa visión de un mundo
    paralelo, casi etéreo, una realidad mental superior: el
    mundo sobrenatural.

    Hay algo notable en lo vampírico que me viene a
    la mente: el amor homosexual es recurrente en el mundo del
    vampiro, pues vemos a Laura y Carmilla, así como a
    Christabel y Geraldine, y junto a estos muchos casos literarios
    más.

    Me he referido a vampiras, pero que hay de autoras. La
    autora vampírica más renombrada de todos los
    tiempos es Anne Rice. Sin duda una mujer célebre, nacida
    en el siglo XX, que revolucionó la visión del
    vampiro clásico literario. Creó un mundo nuevo, con
    una amplia cohorte de espectros sobrenaturales viviendo en el
    mundo real, de una época real y a través de un
    espacio temporal real. Vampiros que tienen un origen y una
    evolución; una cadena inmensa de relaciones
    e historias asombrosas. Seguramente muchos autores posteriores
    han sacado ideas de las obras de Rice y su contemporáneo
    concepto del
    vampiro, y de seguro en
    adelante muchos más lo harán, pues sus obras no nos
    entregan sólo un vampirismo descontrolado y sangriento,
    sino que también el marco histórico,
    filosófico y romántico es muy potente.

    Anne Rice es una norteamericana marcada por la muerte. A
    los 14 años sufrió la muerte de su madre
    alcohólica, a los pocos años casada perdió a
    su pequeña hija por leucemia, y el 2003 murió su
    esposo Stan Rice. De hecho fue la muerte de su hija y la profunda
    depresión en la que se sumergió la
    que la llevaron a escribir Entrevista con el Vampiro,
    donde uno de sus tres protagonistas es una mujer, más
    específicamente una pequeña niña vampira.
    Es, evidentemente, algo nunca antes visto, que sobrepasa la
    imaginación de los autores románticos.

    Todos los personajes de Rice tienen intrincadas
    historias y brillantes mentes, pero las mujeres vampiras tienen
    una sutileza especial. Todas ellas son mujeres fuertes,
    independientes y caprichosas, dotadas de poderes sobrenaturales o
    una personalidad
    especial incluso antes de ser convertidas al mundo oscuro. Sin
    embargo es notorio que en general los vampiros de Rice
    están en algún sentido bastante "feminizados",
    así como tal vez las vampiras están
    "masculinizadas". Tal vez sea algo así como la
    búsqueda del equilibrio
    perdido a causa de la diferenciación sexual que poseemos
    los seres humanos. En este caso el género es cosa
    secundaria, pues el vampiro es capaz de procrear a otro vampiro
    por sí solo, por lo que se puede decir que existe una
    especie de hermafroditismo asociado con lo
    vampírico.

    Está claro que dentro del universo de los
    no-muertos, las vampiras tienen algo especial. Su presencia es un
    toque de sensualidad y delicadeza en las ensoñaciones
    más oscuras; la idea de una piel tersa con femenina
    sinuosidad da al apasionado corazón el deseo de viajar al
    mundo de la muerte a través de un erotismo silencioso y
    casi bondadoso, aunque en muchos casos esta apariencia esconde a
    demonios sádicos y despiadados.

    Tal vez esta constante metáfora de la mujer
    inocente por fuera pero sagaz por dentro obedece a la
    condición real de lo femenino: toda mujer por más
    débil que se nos presente es capaz de crear y utilizar sus
    artimañas y seducir al más impenetrable e
    incorruptible de los seres humanos.

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    Montserrat Arre

    Estudiante de Licenciatura en Historia de la Universidad de
    Chile

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