Nunca supe cómo empezó ni cuando. Es
más, creo que sólo yo se de su existencia y mi
interés
en no divulgarlo se basó más en evitar que me crean
loco que en ocultar divulgar tan espectacular suceso.
Ahora comprendo los gritos de la abuela cuando era
chico, que mamá atribuía a su demencia
senil.
Cuando murió nadie volvió a ocupar su
cuarto. Solo yo lo utilizaba como lugar de juegos y a
veces me quedaba dormido en el piso, esas tardes que estaba muy
cansado.
Por qué no te acuestas sobre la cama me
preguntaban a menudo.
No se, era mi respuesta, pero es que la cama de la
abuela era como un lugar sagrado para mi y no quería
profanarlo. ¡Que idea más tonta!
Una tarde me quedé jugando con los
muñequitos de plomo sin darme cuenta de la hora, el sol se
había puesto y empecé a sentir frío, los
dedos de las manos y los pies parecían dos sorbetes
helados, y mis ojos empezaron a sentir una pesada somnolencia que
hizo que casi sin darme cuenta comenzara a invadirme el
sueño. Tenía frío, me dormía,
…y allí a pocos pasos la cama me atraía
seductoramente.
No puedo recordar como, lo último que recuerdo es
las suaves sábanas blancas con perfume a rosas, y la
gruesa frazada que me cubría hasta la mitad de la
cara…..y el sueño……y la música…….y esa almohada tan
confortable…..hundible……todavía
tenía el olor de la abuela……..
Me desperté sobresaltado al sentir la
sensación de vacío, desesperado extendí mis
brazos para tratar de asirme a algo, pero el algo era la nada,
sólo sombras, vacío y la sensación espantosa
de caer a gran velocidad.
Quise gritar pero no salían palabras de mi boca,
el viento era el que producía mi cuerpo al caer a gran
velocidad, empecé a girar vertiginosamente, girar y caer,
combinación ideal para incitar al vómito…….
Permanecí cayendo quién sabe cuanto
tiempo,
quizás horas, tal vez segundos, no lo se, porque me
desvanecía y recobraba el
conocimiento con la misma velocidad del parpadeo. Hasta que
en un momento choqué (es un decir) contra una masa
gelatinosa que absorbió mi cuerpo y me fue chupando como
una ciénaga.
La sustancia gelatinosa se fue pegando a mi cuerpo,
penetró por mis oídos, mis fosas nasales, se
adhirió a todo mi cuerpo, ¡ no podía
respirar!!!
Y cuando intenté abrir la boca se introdujo a una
velocidad escalofriante hasta ocupar creo cada uno de mis
espacios vitales.
Si no fuera por mi desesperación me
parecía estar viviendo un capítulo de Matrix. Me
desvanecí completamente y empecé a despedirme de la
vida.
No se cuanto tiempo permanecí inconsciente, se
que cuando desperté me hallaba sobre un piso húmedo
de grandes y fríos adoquines, parecía un
callejón de una película yanqui recreada a principios del
siglo XX.
Escuchaba ruidos de caballos tirando carruajes, murmullo
de voces a la distancia, y sentía un olor nauseabundo que
me rodeaba y se impregnaba a mis ropas misteriosamente secas. Mis
manos dejaban ver sus venas marcádamente azules, y al
revisar mi cuerpo me di cuenta que similaba un gran mapa de
rutas, ya que las venas resaltaban sobre mi blancas piel como
señalando distintas rutas hacia quien sabe
dónde.
Qué había ocurrido? Dónde me
hallaba?
No tuve tiempo de responder a mis preguntas pues pude
divisar con gran temor que tres o cuatro siniestros animales de
afilados colmillos venían directamente a mi persona.
Parecían lobos o mastines, pero eran espantosamente
grandes y parecían hambrientos o poco
amistosos.
No me quedé a averiguarlo, me levanté de
un salto y empecé a correr en sentido contrario de las
bestias. No se de donde saqué tal velocidad y agilidad
pero al llegar al final del callejón sin salida
pegué un enorme salto y me atrapé el último
peldaño de una escalera de emergencia que terminaba a dos
metros del piso.
Con esfuerzo me agarré a ella y apenas pude
salvar mi cuerpo de la cruel embestida, a pesar de que uno de los
animales quedó colgado de mi pie izquierdo.
Por suerte llevaba los odiosos zapatos gruesos y duros
que mis padres me obligaban a llevar por mi pie plano, si
alguna vez vuelvo a verlos les agradeceré haber salvado mi
pie.
De un terrible patadón con el otro pie pude
desembarazarme del animal quien quedó con mi zapato,
trozos de medias y algunas gotas de sangre y piel.
Debo considerarme afortunado, podría haber sido
peor.
Rápidamente subí por la escalera dejando
atrás una jauría de bestias hambrientas, rabiosas y
salvajes. Intenté entrar en el primer piso pero la ventana
estaba cerrada, no había luces en su interior y no se
visualizaba vida alguna, golpeé furiosamente tratando de
romper el vidrio o llamar
la atención, pero parecía blindex
indestructible.
En el segundo piso un hombre con
cara de pocos amigos y apuntándome con una escopeta que
por suerte no gatilló me convenció de seguir
subiendo, en el tercero encontré la ventana abierta, y me
lancé hacia adentro esperando lo peor.
No había nadie, ni nada. Era un cuarto
vacío sin muebles, sin luces, sin nada.
Por suerte tenía la ventana abierta. Con cuidado
me asomé hacia fuera para ver que era de mis perseguidores
y los ví entretenidos en despedazar una rata enorme del
tamaño de un gato. Los chillidos de la rata al ser
despedazada y los gruñidos de las bestias daban al
espectáculo una imagen
siniestra.
El pensar que la rata podría haber sido yo y los
chillidos míos me generó un estado
nauseoso tal que me hizo vomitar lo poco que quedaba en mi
estómago, bilis y una extraña mucosidad
verdosa.
De golpe sobresaltado escuché cuatro disparos muy
cerca, primero creí que eran dentro del cuarto pero
enseguida reconocí que venían de la
calle.
Con sigilio me asomé y pude ver las cuatro
enormes bestias con las cabezas despedazadas, la
conjunción de una de ellas con restos de la enorme rata
era una imagen digna de pesadilla, Ja, como si yo estuviera
viviendo una aventura paradisíaca!!!!!
Seguramente el vecino de abajo, deseoso de dispararle a
algo o molesto por los ruidos decidió poner fin a la
macabra sinfonía. Por las dudas, metí mi cabeza
dentro rápidamente, cerré la ventana con doble
pestillo y me dispuse a recorrer el apartamento.
No di dos pasos cuando sentí un terrible golpe en
mi cabeza y creo que otro más, pero no puedo decir con
certeza porque me desvanecí inmediatamente mientras mi
sangre dulce y caliente empezó a bañar mi
compungido rostro.
No se cuanto tiempo pasó ni como llegué a
ese lugar, pero estaba en una especie de sótano
húmedo, con cadenas en mis mano y en mis pies y semi
colgado de una de las mohosas paredes.
Mis pies descalzos apoyaban sobre dos pequeñas
salientes planas de acero pero estaba
tensado de tal forma que no podía moverme ni
desplazarme.
Para mantenerme más ajustado tenía como
abrazadera que saliendo de la pared aprisionaban mis brazos, mi
cintura y mis pantorrillas.
Había algo que no había notado antes pero
ahora me daba cuenta, ya no era el chico de diez años que
se había acostado en la cama de mi abuela, era un adulto y
debería tener entre veinte y treinta
años.
Qué había ocurrido conmigo? Qué fue
de mi niñez? Qué explicación posible
había de todo esto si es que había
alguna?
Debía ser una pesadilla, pero los dolores me eran
tan reales…….
Súbitamente interrumpí mis pensamientos
porque un ruido
extraño empezó a llamar la atención de mi ya
perturbada mente….era como un arrastrarse que cada vez
sonaba mas fuerte, el ruido se aproximaba, empecé a sudar
copiosamente, eran gruesas gotas de sudor mezcladas con tierra y
sangre, por Dios, si era un pesadilla que termine pronto y sino
también. Mi cuerpo era un solo dolor y un solo gemido. Y
ese ruido que avanzaba.
Lo primero que ví fue una niebla que
empezó a inundar el lugar, mas que niebla era el aliento
calido que sale en un ambiente
frío, como cuando soplamos en espacio helado y creamos
como un humo y jugamos tratando de formar extrañas
figuras.
El humo empezó a llenar todos los espacios del
cuarto, y se empezó a pegar a mi cuerpo. Aire
cálido, húmedo y fétido que me penetraba por
debajo de las ropas (y estas ropas de dónde habían
salido?), humedecían mi cuerpo y me generaban una
extraña sensación pegajosa. El miedo si era posible
iba en aumento (cuáles son los límites
del miedo?), y alcanzó su clímax cuando ví
una extraña criatura incapaz de describir con mis
sentidos.
Por suerte el miedo pudo más y perdí el
conocimiento,
aunque sentía dolores desgarradores imposibles de
cuantificar, que me despertaban y volvía a
desvanecerme.
Si hubiera podido pedir la muerte lo
hubiera hecho, o quizás de eso se trataba.
Desperté quién sabe después de
cuanto tiempo.
Fue una luz muy potente
que hirió mis ojos lo primero que vislumbré, cuando
pude acostumbrar mi vista reconocí que se trataba del
Sol!!!! Miré a mis costados y estaba tirado en medio de un
campo verde de cara al Sol.
Debería ser mediodía, porque estaba justo
arriba mío, quise taparme con las manos, un dolor
insoportable y una pesadez indescriptible me costó llevar
mis …..MIS MANOS!!!!, no tenía manos, mis manos
habían desaparecido y dos muñones eran el fin de
mis brazos, semejante visión me hizo lanzar un alarido
impresionante, creo que debe haberse escuchado a
kilómetros de distancia……..me desmayé
de la impresión.
Desperté de noche ya, pero en el mismo sitio, la
luna iluminaba mi cuerpo y mi alrededor, por un lado sentí
felicidad de que no tenía otra sorpresa de otro lugar,
pero por el otro, con mucho miedo llevé mis inexistentes
manos al frente de mi cara y pude comprobar que los
muñones seguían allí y mis manos
quién sabe dónde…..
Un revólver, por favor un revólver para
termina con esto, pero solo tenía andrajos como ropa y un
cuerpo lacerado, lastimado y quemado por los efectos del sol de
quien sabe cuanto tiempo. Me semi incorporé y lo que
veía de mí eran piel y huesos,
recorrí visualmente el resto de mi cuerpo y no pude
descubrir otras mutilaciones.
Por qué todo esto? Qué significaba,
cómo había llegado
allí?
Me incorporé a duras penas, me pesaba todo y dar
un paso detrás de otro era más difícil que
hacer la vertical (nunca pude en mis diez años de vida
recordable).
Daba dos pasos seguidos y caía por la fragilidad
de mi cuerpo y un sentimiento de vértigo e
inestabilidad.
Por un momento pensé dejarme caer allí y
esperar la muerte, que no
debía estar lejos, y traería paz y descanso a esto
que era mi vida.
Y si ya había muerto? Y si esto era una prueba
antes de pasar a otra vida o a otro estado energético? Y
si esto era el tan temido infierno?
Estaba ensimismado en tratar de mantener el equilibrio,
pensar en otra cosa, caminar en dirección recta hacia lo que parecía
una luz en el horizonte (sería esa la famosa luz de la que
todos hablan que es la entrada a la otra vida o la salida de
ésta?) cuando las tierra se abrió a mis pies y
empecé a caer en el vacío, al principio
intenté en vano agarrarme con mis muñones a algo,
pero no había nada a que asirme y si hubiera habido algo,
que podría hacer con dos muñones y sin
fuerzas……caí., caí, y caí sin
parar, esperando el choque que terminara con
todo…………..perdí el
conocimiento por enésima vez.
Desde la cama veo la luz del sol entrar por la ventana,
por el reflejo sobre la pared puedo determinar aproximadamente la
hora del día.
La enfermara entra con mi desayuno puntualmente a las
diez de la mañana, tostadas con manteca y mermelada,
té con leche tibio y
las cinco pastillas diarias.
Por suerte hace tiempo que no recibo inyecciones y que
suspendieron los electroshocks al ver que mi comportamiento
había cambiado favorablemente.
Una vez al día me permiten salir al
jardín, solo acompañado por dos robustos
enfermeros, más que nada para levantarme al momento cuando
tengo mis caídas espontáneas. No puedo hablar,
será porque no tengo lengua, pero
cuando estoy medianamente lúcido me hago entender por
señas.
El otro día vinieron mis padres a visitarme,
parece que era mi cumpleaños porque me trajeron una torta
con veinticinco velitas, las cuales me costó soplar no sin
antes babear todo el biscochuelo.
Me sigue molestando que me pongan esposas a los barrotes
de la cama, sobre todo porque me raspan las cicatrices de las
muñecas, pero está bien, por algo será, algo
no debo haber hecho bien.
FIN
Sergio Luis Kohan