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¿Sobrevive actualmente el concepto de Nación tal como nació durante las transformaciones…




Enviado por dmasson



    1. Contexto histórico y
      social en la Europa occidental entre los siglos XIV y
      XV
    2. El
      nacionalismo
    3. La
      globalización
    4. Conclusión
    5. Bibliografía
      básica

    INTRODUCCION

    Motiva el presente trabajo el
    indagar las repercusiones que tienen en la actual época de
    transformaciones en el orden mundial los cambios en el
    pensamiento político que ocurrieron en el ocaso de la Edad
    Media europea, también denominada la Baja Edad Media y que
    cubre los siglos XIV y XV (años 1300-1500
    aproximadamente), empezando con la decadencia del régimen
    feudal a fines de las Cruzadas, pasando por la crisis
    estructural y dogmática sufrida por la Iglesia
    Católica ("El Cautiverio de Babilonia") hasta el
    establecimiento de fuertes poderes monárquicos centrales,
    sobre todo en Francia e
    Inglaterra,
    encarnando la idea de la Nación,
    base para la constitución de las teorías
    políticas que fundamentaron los Estados
    europeos desde la Edad Moderna y
    su posterior difusión al resto del orbe a través de
    la colonización occidental, sistema que hoy
    ha entrado en crisis, tal como trataremos posteriormente, pero
    influyendo en fuerte medida los actuales procesos de
    cambio.

    Así, analizaremos si existe aún el
    concepto de Nación tal como surgió en dicha era,
    como ordenamiento socio-político
    establecido

    1.-CONTEXTO HISTORICO Y
    SOCIAL EN LA EUROPA OCCIDENTAL
    ENTRE LOS SIGLOS XIV Y XV :

    1.1.-1314 : Muerte del Rey
    Felipe IV E Hermoso

    Escogemos como inicio de esta exposición
    del contexto histórico europeo el año del
    fallecimiento del último gran monarca capetino.
    Podría decirse que el Siglo XIV empezó como un
    período de clara dominación francesa, ya que tres
    sucesivos y extensos reinados de la dinastía iniciada por
    Hugo Capeto iban a determinar las características del
    primer país europeo que podría ser considerado como
    una potencia. Estos
    fueron los de Felipe II Augusto (1180-1223), Luis IX El Santo
    (1226-1270) y Felipe IV El Hermoso (1289-1314). El primero
    selló la unidad territorial francesa arrinconando a los ya
    ingleses Plantagenet en la Gascuña-Guyena meridional,
    arrebatando a Juan Sin Tierra
    inclusive la Normandía de sus antepasados. El segundo
    construyó un sistema judicial centralizado en el rey como
    encarnación de la idea nacional, socavando así el
    poder de los
    señores feudales y afirmando a la monarquía francesa en manos de sus
    descendientes sin necesidad de recurrir a una decisión de
    una asamblea de nobles para decidir la sucesión, toda vez
    que el pueblo respaldaba al Rey como defensor de sus derechos frente a los abusos
    feudales. Por último, el tercero, creó las bases de
    la
    administración estatal, coaligando al poder a
    burgueses encumbrados o a "legistas", juristas versados en
    procedimientos
    jurídicos, nacidos del pueblo, hecho insólito para
    las reglas de los siglos precedentes, destacando en este panorama
    Enguerrando de Marigny y Guillermo de Nogaret, los constructores
    de la primera estructura
    administrativa nacional sólida que tuvo Francia.

    Cuando en 1314 un derrame cerebral acabó a los 46
    años con la vida de Felipe El Hermoso, Francia era el
    más poblado (más de 20 millones de habitantes
    frente a los 4 millones que tenía Inglaterra) y el
    más poderoso reino cristiano. Desde el llamado "atentado
    de Anagni" (1303), en el cual Nogaret, por órdenes del Rey
    francés, había prácticamente destronado al
    anciano Papa Bonifacio VIII, el Papado se cobijó en
    Aviñón, con Papas franceses y bajo la
    protección de la casa real capetina. Ayudado por el
    dócil Clemente V, había destruido a la temida Orden
    Soberana del Temple en un largo proceso que se
    prolongó siete años (1307-1314),
    apropiándose de sus inmensas propiedades y lo que es
    más trascendental : marcó el fin de las Cruzadas y
    acabó con el poder militar papal, ya que los Templarios
    constituían de hecho el ejército privado del Papa y
    significaban un importante centro de poder por su fuerza
    militar, su dominio
    estratégico en Europa, especialmente en Francia, y sobre
    todo por sus enormes riquezas, lo que los convertía en el
    sistema bancario más importante de su época. Por
    eso un rey empeñado en afirmar su autoridad
    absoluta tenía que terminar con la Orden del Temple y no
    por ejemplo con la del Hospital, que se comportaba y organizaba
    de un modo completamente distinto

    Pero en solamente un tercio de siglo luego de la muerte de
    Felipe El Hermoso, Francia caía estrepitosamente en
    batalla ante la nación supuestamente inferior :
    Inglaterra. Además de haber empezado una larga contienda
    que se inició como una querella territorial principesca,
    la llamada Guerra de los
    Cien Años, a poco degeneró en una lucha a muerte
    entre dos países que, por caracteres propios y por los
    adquiridos en la pugna, conformó las actuales
    nacionalidades inglesa y francesa, cuya rivalidad
    originaría muchos conflictos a
    lo largo de la Historia. Además, los
    estragos causados por la Peste Negra, los conflictos en los
    demás estados europeos, como los ocurridos entre las
    ciudades italianas, las sublevaciones populares (la "Jacquerie)
    en Francia y la gran crisis del Papado conocida como "El
    Cautiverio de Babilonia", produjeron cambios en toda la estructura
    social del Occidente europeo, preludio a la aparición
    del Renacimiento y de
    la llamada Edad Moderna, transformaciones reflejadas en las
    nuevas corrientes sobre Filosofía Política aparecidas
    en dicho período, algunas de las cuales influyen en las
    recientes transformaciones actuales, tal como detallaremos a
    continuación

    1.2.-La Guerra de los Cien Años
    (1337-1453)

    La ayuda francesa a la sublevación escocesa en 1290
    tuvo una rápida respuesta inglesa con el apoyo que Eduardo
    I prestó a la reacción antifrancesa que se estaba
    originando en Flandes en 1297. La estrategia
    pensada por Felipe El Hermoso residía en exigir sus
    derechos como soberano por los feudos Plantagenet en Francia, lo
    que chocaba con los planes de Eduardo I de imponer su autoridad
    en las Islas, originando la invasión francesa del ducado
    de Gascuña. La tensión se apaciguó con el
    matrimonio
    entre Eduardo I y la hermana del monarca francés a la
    suscripción de la Paz de París (1303), aunque los
    problemas no
    estaban solucionados.

    En Francia se convocaron Estados Generales que permitieron a
    los Valois llegar al poder con Felipe VI tras la muerte sin
    descendencia masculina de los tres hijos varones de Felipe El
    Hermoso y poco después se produjo una rápida
    intervención en Flandes en la batalla de Cassel (1328). En
    Inglaterra Eduardo II tuvo que soportar las sublevaciones
    escocesas y la oposición de la reina Isabel, hermana de
    Carlos IV de Francia, que a su vez estaba enfrentada a su marido,
    al que finalmente asesinó para colocar a su hijo Eduardo
    III (1327-1377), nieto de Felipe El Hermoso y que después
    reclamaría su Corona.

    Con este panorama de tensión y el beneficio que
    podía suponer para los ingresos de la
    nobleza el comienzo de un conflicto, en
    1337 dará comienzo la denominada Guerra de los Cien
    Años
    . En la primera etapa, que durará hasta
    1360, Eduardo III reclama el título de rey de Francia como
    heredero de su tío Carlos IV, buscando un clima de
    inestabilidad en Flandes. Destruyó a la flota francesa en
    Sluys (1340) y acto seguido derrota el propio Felipe VI en Crecy
    (1346), tomando Calais al año siguiente, la cual
    estaría en manos inglesas hasta 1558. Luego la Peste Negra
    se abatiría sobre Europa, por lo que hubo momentos de
    tregua. Años después el primogénito del rey,
    el
    Príncipe Negro, volvió a la carga y se
    anexionó Burdeos y Toulouse, derrotando y capturando al
    Rey francés Juan II en la batalla de Poitiers (1356). Esta
    primera etapa concluye con el acuerdo de Bretigny (1360), en el
    que se cede una gran parte de Francia a Inglaterra y tres
    millones de coronas de oro para
    liberar al rey.

    En medio de este conflicto, Francia sufre una gran
    conmoción social : la revuelta campesina que
    estalló en 1358 y que conocemos como la
    "Jacquerie". El cronista
    J. Froissart la denominó en su día la
    "gran maravillosa tribulación". Su nombre lo toma
    de "Jacques Bonhomme", apelativo genérico con el
    que se designaba en aquella época en tierras francesas a
    los rústicos. Sin duda, el motivo último de la
    revuelta se inscribía en la estructura social Feudalismo, con
    el antagonismo Señores-campesinos y que acrecentó
    el derramamiento general de sangre, dejando
    una huella muy profunda en la conciencia
    colectiva del campesinado del país galo.

    En 1364 sube al trono de Francia Carlos V, el cual
    reforma el ejército y la administración, mientras que en Inglaterra
    sube al poder Ricardo II, de diez años, momento en que el
    impulso triunfante inglés
    se iba apagando, siendo derrotados tanto en mar como en tierra
    por Carlos V. En 1380 sube al trono en Francia el menor de edad
    Carlos VI, que una vez adulto tiene accesos de locura que le
    incapacitarán para gobernar, resurgiendo el conflicto en
    un largo período que va de 1399 a 1422, empezando con el
    asesinato de Ricardo II y finalizando con la muerte de Enrique V
    de Inglaterra y Carlos VI de Francia. De nuevo en 1415 Francia
    sufre una gran derrota en Azincourt, además de existir una
    gran desorganización interna con conflictos continuos, el
    más importante entre Luis de Orleans, hermano del rey y el
    duque de Borgoña. Finalmente éste firmará
    con Enrique V el tratado de Troyes (1420), entregando Francia a
    los ingleses a cambio de ayuda para destronar al rey
    francés.

    En 1422 comienza la última etapa de la guerra con
    Enrique VI de Inglaterra controlando ambos países. Francia
    estaba dividida en tres partes y en este último periodo de
    batallas Carlos VII, el Delfín, se verá totalmente
    eclipsado por Juana de Arco, la cual consiguió levantar el
    sitio de Orleans. Pese a su muerte en la hoguera, el impulso
    nacionalista que generó no se apagó y las
    sublevaciones en los territorios ocupados por los ingleses fueron
    constantes, en parte también por la presión
    fiscal que
    tenían que soportar los habitantes. Así las tropas
    de Carlos VII recuperaron París en 1436, Normandía
    en 1449, Bayona y Burdeos en 1451 y todo el país dos
    años después, excepto Calais.

    A partir de este momento Francia procedió a una
    restauración estatal tomando como centro principal el rey
    y su administración, organizando una
    única cancillería y controlando las asambleas
    locales. A finales del siglo XV habrá una clara
    recuperación demográfica. Por otro lado, en
    Inglaterra, las consecuencias de la guerra son menos tangibles,
    aunque sobre todo se notaron en la economía, ya que el
    comercio exterior
    descendió, provocando el descenso de precios. En el
    terreno político, las dos casas rivales Plantagenet, los
    Lancaster y os Cork, se enfrentaron entre 1453 y 1485 en la
    llamada Guerra de Las Rosas,
    debilitando a la monarquía, tanto que en dicho
    último año Enrique VII Tudor debió
    prácticamente reconstruir un país asolado por
    luchas intra y extramuros.

    El final de esta guerra  liberó a muchos
    Estados de unos gastos en
    recursos
    humanos y económicos que permitió el despegue
    de una Europa que caminaba hacia nuevas formas de vida. Las
    ciudades habían crecido y prosperado gracias a la
    actividad manufacturera y comercial. Sin embargo, sus dimensiones
    eran pequeñas; había muchas,  pero con escasos
    habitantes. Paris contaba con unos 200.000, mientras que Venecia
    y Londres, por citar tres casos, no superaban los 100.000. Si el
    ámbito urbano era el marco fundamental en las
    transacciones comerciales, éstas no eran nada
    espectaculares, pues las ciudades que tenían ferias y
    mercados
    escaseaban. Dentro de las urbes los individuos  dedicados a
    actividades industriales o comerciales (mercaderes, tenderos,
    artesanos, etc.) tenían su propia organización con la que buscaban garantizar
    su actividad y salvaguardar sus intereses.

    Pues bien, en este entramado hay unos mecanismos que
    conviene destacar. Por un lado, tenemos que uno de los rasgos
    distintivos de la vida europea de entonces era la abundancia y el
    poder de las asociaciones ciudadanas que se esforzaban en lograr
    ventajas económicas, sociales y religiosas para sus
    asociados. Por otro, existía un fuerte desequilibrio entre
    el mundo rural y el mundo urbano; en este último se
    abría paso a duras penas un elemento social nuevo,
    considerado extraño en el contexto social predominante y
    que de manera inequívoca se le llamará
    burgués; pero su fuerza era escasa y, dada la poca entidad
    de las ciudades, lo normal es que éstas estuvieran en una
    situación de dependencia respecto a algún
    señor feudal, aunque no faltaban ejemplos significativos
    de ciudades independientes e incluso había casos en que
    lograron que los nobles vivieran dentro de sus muros y se
    integraran –con mayor o menor intensidad- en la vida
    urbana: tal es la situación que se observa  en
    algunas ciudades alemanas, flamencas y, sobre todo, en las
    italianas, posiblemente las pioneras en este orden de cosas,
    dadas las peculiaridades de su proceso
    histórico.

    1.3.-La Peste Negra

    A mediados del siglo XIV asoló Europa una
    terrible epidemia, que se conoce en la literatura histórica
    como la "Peste Negra". Tradicionalmente se ha puesto mucho
    énfasis en la importancia de dicha epidemia, considerada
    en numerosas ocasiones como la causa principal de la fractura
    demográfica que sufrió la Europa cristiana en los
    años siguientes. "Esta fue la primera et grande
    pestilencia que es llamada mortandad grande",
    leemos en la
    crónica del Rey de Castilla, Alfonso XI, una de sus muchas
    víctimas.

    Conocemos con el nombre de Peste Negra, a la gran
    epidemia que desde 1347 a 1354 aproximadamente, azotó a
    casi todo el continente europeo. A juzgar por la inflamación de los ganglios
    linfáticos que producía, se trató de una
    epidemia de Peste Bubónica. Para algunos tratadistas
    antiguos existieron desde el punto de vista médico otras
    variantes: La peste septicémica, que dejaba sentir sus
    efectos sobre la sangre, y la neumónica, que
    producía inflamación pulmonar. Si bien era posible
    que en algunas ocasiones el enfermo se recuperase de la primera,
    las otras resultaban casi siempre mortales.

    En muchos sitios el ánimo de penitencia fue
    llevado al extremo. El movimiento
    flagelador creció en popularidad: los hombres, con los
    torsos desnudos, se fustigaban con látigos en señal
    evidente de humildad frente al juicio divino. Debido a que el
    movimiento ganó adeptos y como funcionaba al margen de la
    iglesia establecida fue desautorizado por el papado. En respuesta
    a esta corriente de algunos coetáneos, enfrentados a esta
    enfermedad impredecible e indiscriminada, donde los virtuosos no
    eran más inmunes a la muerte repentina que los
    impíos, fue vivir la vida, o lo que quedaba de ella, al
    límite. El Decamerón de
    Boccaccio es una demostración, en forma de serie de
    historias contadas por supervivientes exilados de la peste en
    Florencia, cuyos impúdicos contenidos son un antídoto al miedo a la muerte inminente.
    Para aquellos que buscaban una explicación fácil de
    la expansión de la enfermedad, los culpables eran los
    habituales proscritos de la sociedad. En
    muchas zonas, los mendigos y pobres fueron acusados de contaminar
    al pueblo llano. En aquellas partes de Europa donde los judíos
    eran tolerados la violencia
    popular se volvió contra ellos. En diversas zonas del
    Sacro Imperio Romano
    Germánico y algunas ciudades suizas hubo masacres de
    judíos, acusados de envenenar los pozos, crimen que muchos
    confesaron bajo tortura. En una primera forma de guerra
    bacteriológica, ejércitos de apestados intentaban
    capturar las fortalezas enemigas catapultando los
    cadáveres dentro de la ciudadelas para infectar a los
    sitiados.

    Todo induce a pensar que la epidemia provenía de
    Asia,
    probablemente de la India, y que
    llegó a Europa como consecuencia de los contactos
    comerciales que las grandes potencias mercantiles de Italia
    sostenían con el próximo oriente. Hay quien afirma
    que fue la tripulación de un navío genovés,
    la que habiéndose contagiado en Kaffa (Crimea), introdujo
    la enfermedad en el Occidente europeo. Desde Italia, la peste
    alcanzó la Provenza, el Languedoc, Aragón,
    Castilla, Francia, el centro de Europa, Inglaterra, el norte de
    Europa y Escandinavia. Sólo regiones muy concretas
    pudieron escaparse total o parcialmente a sus devastadores
    efectos: Los Países Bajos, el Béarn, Franconia,
    Bohemia, y Hungría.

    El descenso demográfico fue muy profundo. En
    China y en la
    India por ejemplo, la peste produjo entre los enfermos que la
    contrajeron una mortandad que iba del 60 al 90%, los
    índices de la pulmonar fueron prácticamente del
    100%, de ahí que los cronistas de la época nos
    hablen de que desapareció una cuarta parte, la mitad, o
    incluso nueve décimas partes de la población.
    Las consecuencias más importantes de la gran crisis
    agraria, (abandono de las granjas, disminución de las
    rentas agrarias, caída de los precios agrícolas)
    generales en toda Europa fueron el resultado de la peste. En
    Alemania, fue
    la peste la que ocasionó que en algunos lugares entre 1348
    y 1352, el 66% de las explotaciones agrícolas hubiesen
    perdido a sus antiguos dueños y que solo el 17%
    mantuviesen el mismo. En Navarra, el descenso demográfico
    provocado por las pestes de 1348 y 1362 fue de 78%. Esta
    caída vertiginosa se agravó como consecuencia de
    los brotes epidémicos que se produjeron también en
    1381, 1383, 1384, 1386, 1411, etc. y de las guerras con
    Castilla en el siglo XV. En Portugal, el retroceso
    demográfico, hizo que los campesinos se dirigiesen en masa
    a la ciudad, atraídos por los puestos de trabajo que
    habían quedado libres, lo cual provocó en el campo
    una grave crisis de mano de obra y un total descalabro
    demográfico de las zonas rurales.

    La Peste Negra marca el fin de
    la época agraria, y el comienzo del predominio de la
    ciudad; por otra parte, toma un extraordinario incremento el
    proceso de liberación del trabajador rural.
    Las
    graves consecuencias de la epidemia fueron: despoblamiento, que
    debilita la defensa de los territorios de la Corona, muerte de
    relevantes personalidades de la vida política,
    disminución de las rentas públicas, fallecimiento
    de notarios, juristas, religiosos, y médicos, es decir
    hombres que por su profesión mantenían estrecho
    contacto con los enfermos, ocupación ilegal de bienes que han
    quedado sin propietario, saqueo de fincas deshabitadas, abandono
    de las labores del campo y de albergues y tierras sin herederos,
    casas abandonadas que amenazan ruina, regulación de
    salarios, matanza
    de Judíos, a los que se acusó de haber provocado
    las epidemias y disposiciones legales para protegerlos,
    acusaciones por motivos semejantes contra peregrinos, concesiones
    de dispensas para contraer nuevas nupcias, existencia de
    numerosas cantidades de población desocupadas, arriendos
    de mansos con una notable reducción de censos, concesiones
    de privilegios con la finalidad de atraer repobladores,
    legislación severa para obligar a concluir los contratos
    laborales establecidos con anterioridad a la peste y resistencia
    señorial al traslado de la población.

    En suma, la Peste Negra constituye una de las mayores
    catástrofes demográfica que registra la historia de
    la humanidad. Contribuyó de manera poderosa a desencadenar
    o agravar, la crisis económica y social que vivió
    Europa desde mediados del siglo XIV hasta fines de la centuria
    siguiente y el hecho que se desarrollará en medio del
    inicio de la Guerra de los Cien Años reprodujo sus efectos
    mortales por toda la Europa cristiana.

    1.4.-La crisis del Papado : El "Cautiverio de
    Babilonia" (1309-1417)

    Petrarca llamaba Babilonia a
    Aviñón, la sede de los Papas impuestos por la
    autoridad real de Francia durante un siglo, por su decadencia
    moral, su lujo
    desmedido y su acumulación de riquezas, lo que fue
    duramente criticado por los mas notables pensadores y religiosos
    de su época, tal como veremos a continuación. La
    indicación al cautiverio indica que dentro de ese medio no
    podía desarrollarse la esencia de la Iglesia
    católica tal como existió en sus
    orígenes.

    Los enfrentamientos del siglo XIII entre papas y
    emperadores alemanes fueron uno de los factores que quebraron el
    sistema de la Cristiandad medieval. Empezó entonces no
    solamente una simple crisis política, sino un verdadero
    cambio de orientación que pregonaba el advenimiento de una
    nueva edad. En el ámbito político se inició
    un proceso nacionalista y centralista que imitaron todos los
    estados, coincidiendo con ataques a la forma misma de entender el
    Papado y las relaciones entre el poder temporal y el espiritual,
    tal como explicaremos a continuación.

    1.4.1.-Juan XXII (1244-1334) vs Luis de Baviera (1287
    – 1347) : La lucha por el poder temporal.

    Juan XXII (Papa entre 1316 y 1334) fue el más
    importante de los Papas de Aviñón. Se llamaba
    Jacobo Duéze y era hijo de un burgués de Cahors.
    Obispo de Aviñón, fue elegido después de una
    vacante pontificia de dos años, durante el  cual los
    tres partidos formados por los Cardenales se enfrentaron
    abiertamente. Los italianos, los franceses y los gascones
    tenían cada uno su candidato.  Su primer pensamiento
    una vez elegido, fue el de organizar una nueva cruzada, pero los
    tiempos de la unidad y del entusiasmo de los cristianos
    habían pasado. Europa se encontraba demasiado dividida y
    los reyes tenían ideales más bien terrenales que
    espirituales. El Imperio seguía dividido entre los dos
    candidatos elegidos, Felipe, duque de Austria y Luis, duque de
    Baviera. En 1322, Luis de Baviera ganaba la partida, pero el Papa
    se negó a coronarle debido a la política del
    emperador en Italia. Dos años más tarde le
    excomulgaba.
    El emperador instaló en Roma un antipapa,
    Nicolás V, que coronó a Luis de Baviera en 1328.
    Sólo tres meses después, el pueblo romano se
    levantaba y obligaba al emperador a abandonar la Ciudad Eterna.
    El antipapa se sometió a Juan XXII en 1330.
    Con el fin de organizar la Cruzada, de construir el palacio de
    los Papas en Aviñón, y para ayudar a las obras de
    caridad, de ciencia y
    apostolado, Juan XXII tuvo que organizar el fisco papal. Las
    "annates", percibidas por parte de la Santa Sede de los
    beneficios de las empresas, fue una
    de las medidas que más dinero y menos
    prestigio produjeron a la Santa Sede. En Alemania y en Italia
    eran muchos los que atacaban esta tendencia materialista de la
    Iglesia, preparando así el movimiento protestante.
    Juan XXII lanzó una opinión que fue mal recibida
    por los teólogos y contribuyó poco a la popularidad
    del Papa. Afirmaba el Pontífice que las almas de los
    elegidos no gozarán de la vista inmediata de Dios sino
    después del juicio final. Sus enemigos en materia
    dogmática, Guillermo de Ockam y los franciscanos
    "espirituales" o "fraticelli", contestaron acusándole de
    herejía. En su lecho de muerte, en 1334, Juan XXII se
    retractó de esta doctrina, a la que, dijo, defendió
    no como jefe de la Iglesia, sino como particular, aficionado a la
    teología. Luis de Baviera le sobrevivió hasta 1347,
    pero no pudo separar al Papado de su influencia francesa.
    Un fresco notable de esta época turbulenta, marcada por
    guerras, pestes, sublevaciones y luchas entre el Papa y el
    Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico los
    constituye "El nombre de la
    rosa"
    de Umberto Eco, en el cual aparece
    retratado figurativamente el grupo de
    teólogos que se oponían al muchas veces tachado de
    hereje Papa Juan XXII. Así, los doctrinarios
    antipapales, procedentes de los "espirituales" refugiados en la
    corte de Luis de Baviera eran el superior de los franciscanos
    Miguel de Cesena, Guillermo de Ockam y Marsilio de Padua, autor
    de Defensor Pacis, una obra que rompía abiertamente
    con la tradición cristiana, como veremos a
    continuación.

    1.4.2.-Papas y Antipapas. Los Tres
    Papas.

    El regreso de los Papas a Italia se hizo posible tras la
    pacificación de los Estados pontificios. Gregorio XI
    (1370-1378) se trasladó a Roma en 1377, pero no se
    inició la normalización esperada, sino que, a su
    muerte se inicia un período aún más confuso
    que el de Aviñón. El cónclave se
    realizó en medio de las presiones del pueblo de Roma que
    rechazaba la posibilidad de un nuevo papa francés. Con
    cierta rapidez se eligió al italiano Urbano VI
    (1378-1389), acatado como Papa por los cardenales en los primeros
    meses hasta que se separaron de él, declararon
    inválida la elección por haber votado sin libertad y
    eligieron como nuevo papa a Clemente VII (1378-1394) que se
    instaló en Aviñón. Ambos papas se
    excomulgaron y se inicio el cisma de Occidente, que en realidad
    sólo manifestaba la dificultad de saber quién era
    el papa legítimo.

    Tras treinta años de intentos de solución por
    medio de cesiones o de compromisos, un grupo de cardenales de
    Roma y Aviñón decidieron aplicar la última
    vía y celebrar un concilio para resolver el cisma. El
    Concilio de Pisa (1409) depuso a los dos papas reinantes y
    nombró a Alejandro V. El resultado fue contar desde ese
    momento con tres Papas, ya que los otros no aceptaron la
    solución de Pisa.

    El Concilio de Constanza (1414-1417) acabó con el
    Cisma, pero los decretos conciliaristas despertaron recelos y no
    fueron confirmados por el nuevo Papa. El inevitable
    enfrentamiento se produjo durante el pontificado de Eugenio IV
    (1431-47) en el Concilio de Basilea (1431-32). Este Concilio,
    iniciado regularmente, pero continuado en circunstancias
    anómalas, se fue radicalizando hasta ser una asamblea de
    clérigos que terminaron rompiendo con el Papa,
    deponiéndolo y eligiendo un antipapa. Eugenio IV
    condenó tanto a los reunidos en Basilea como a la doctrina
    conciliarista. El grupo cismático se desintegró
    sólo y la teoría
    conciliarista cedió frente al primado romano.

    Es resumen, los problemas derivados del empleo del
    poder temporal de la Iglesia continuaron mucho tiempo
    después, preparando así un terreno fértil
    para la Reforma. La doctrina teológica ya no fundamentaba
    la vida política europea y eso se ve reflejado en el
    pensamiento de la época, tal como veremos a
    continuación

    1.5.-Guillermo de Ockam (hacia 1270-1347): el Nominalismo y
    el fin de la Escolástica

    La Escolástica ha pasado a la Historia como
    sinónimo de artificio verbal, de sutileza lingüística o de gran tecnicismo
    dialéctico, la escolástica asimiló la
    filosofía pagana al cristianismo y
    preparó el camino para la autonomía que la
    filosofía y la ciencia
    conquistarían a partir del Renacimiento.
    Aunque se suele identificar a la escolástica con la
    filosofía medieval, ésta no abarca todas las
    corrientes y movimientos teológicos y filosóficos
    que se desarrollaron en este período, como por ejemplo la
    filosofía árabe y judía o las corrientes
    místicas.
    El término escolástica proviene de la palabra
    latina "scholasticus" y se aplicaba a los que se
    ejercitaban en la enseñanza en las escuelas monacales
    ("escolares"). Cronológicamente se desarrolló en el
    período que abarca los siglos XI al XIV, aunque como
    sistema perduró hasta el Renacimiento y
    el siglo XVII, aunque ya sin vigencia. En la síntesis
    entre aristotelismo y cristianismo se halla la causa de que para
    muchos historiadores la escolástica no sea concebida como
    una filosofía propiamente dicha, sino como una
    teología desarrollada filosóficamente, es decir,
    una "sierva de la teología". Sea como fuere, la
    escolástica se convirtió en el movimiento
    teológico-filosófico más importante de la
    Edad Media, dominando incluso la visión sobre los sistemas
    políticos, teniendo a su más alto exponente en
    Santo Tomás de Aquino (1225-1274).

    Sus últimos grandes representantes son J. Duns
    Escoto
    (1266-1308) y Guillermo de Ockham, el cual
    llevará a cabo la mayor crítica
    del escolasticismo y a sus conceptos metafísicos
    fundamentales. Su famoso principio de economía,
    denominado "la navaja de Ockham", postulaba que era
    necesario eliminar todo aquello que no fuera evidente y dado en
    la intuición sensible: "el número de entes no debe
    ser multiplicado sin necesidad". En el acto de conocer hemos de
    dar prioridad a la experiencia o "conocimiento
    intuitivo", que es un conocimiento inmediato de la realidad
    (particular).
    Si todo lo que existe es singular y concreto, no
    existen entidades abstractas (formas, esencias) separadas de las
    cosas o inherentes a ellas. Los universales son únicamente
    nombres (nomen) y existen sólo en el alma (in
    anima
    ). Esta postura, conocida como Nominalismo, se opone
    a la tradición aristotélico-escolástica, que
    era fundamentalmente realista
    . Los conceptos universales,
    para Ockham, no son más que procesos mentales mediante los
    cuales el entendimiento aúna una multiplicidad de
    individuos semejantes mediante un término. El nominalismo
    conduce a afirmar el primado de la voluntad sobre la inteligencia.
    La voluntad de Dios no está limitada por nada
    (voluntarismo), ni siquiera las ideas divinas pueden
    interferir la omnipotencia de Dios. El mundo es absolutamente
    contingente y no ha de adecuarse a orden racional alguno. El
    único conocimiento posible ha de basarse en la experiencia
    (intuición sensible). La teología no es una
    ciencia, ya que sobrepasa los límites de
    la razón: la experiencia. Después de Ockham, la
    filosofía se liberará de la teología y la
    ciencia comenzará su andadura autónoma.

    1.6.-Marsilio de Papua (hacia 1290-1349) : Galicanismo y
    Anglicanismo.

    El después Rector de la Universidad de
    París, llegó más lejos que Guillermo de
    Ockam. Su "Defensor Pacis", el "Defensor de la Paz" (1324), es
    absolutamente sorprendente para su época. En el pueden
    leerse frases como la siguiente:
    "BAJO UNA MIRADA DE HONESTIDAD Y
    DECENCIA EL PAPADO ES TAN PELIGROSO PARA EL GENERO HUMANOQUE,
    SI NO SE LE DETIENE, PRODUCIRA UN PERJUICIO INTOLERABLEA AL
    CIVILIZACION Y A LA PATRIA"
    (164). Es de notar
    aquí que el concepto de
    "Patria", la
    "Tierra de los Padres",
    simbolizando el amor al
    país de nacimiento, ya existe y que la obra constituye una
    negación radical de la Iglesia (166). Por ende, existe
    doctrinariamente ya en el Siglo XIV la idea de separación
    entre asuntos terrenales y asuntos espirituales

    Para Marsilio el papa no gozaba de especial potestad y
    tenía sólo carácter sacerdotal, la jerarquía
    era de institución humana, la Iglesia carecía de
    poder de jurisdicción y los clérigos lo
    recibían de los príncipes, la Iglesia estaba, en
    suma, sometida al Estado. Sin
    llegar a esos extremos, lo cierto era que el poder
    eclesiástico en su época dependía cada vez
    más del civil en las nuevas naciones. De ahí su
    decisiva influencia sobre el Galicanismo y el
    Anglicanismo, toda vez que en Inglaterra, a partir de
    1351, se perfiló una iglesia anglicana, sumisa al rey y
    enfrentada con el Papa por motivos fiscales y políticos.
    De ahí a que la monarquía inglesa se desligara de
    la Santa Sede solamente había un paso, pero que fue
    retrasado dos siglos debido a la guerra de los Cien Años y
    la Guerra de Las Rosas, por lo que recién se dio el salto
    en el Siglo XVI bajo Enrique VIII, tal vez el rey más
    autoritario de Historia de Inglaterra En Francia la
    estructuración de una iglesia galicana culminó con
    la "pragmática sanción" de Bourges (1438),
    en la que el clero francés adoptó con ligeras
    variantes los planteamientos conciliaristas para defenderse de
    los "excesos" de la Santa Sede.

    En suma, Guillermo de Ockam, último gran
    exponente de la Escolática que sostenía el aparato
    político del Feudalismo apoyado por la Iglesia y a la vez
    su máximo crítico y el mucho más radical
    Marsilio de Padua, dieron armas
    teóricas a los reyes y emperadores para acrecentar su
    poderío centralista, personificando a la Nación y
    desligándose de la Santa Sede, la cual había
    mostrado un lamentable cuadro de anarquía y de abierta
    lucha por riquezas y poder en su seno.

    Asimismo, estas disensiones y fracturas doctrinarias al
    interior de la Iglesia alentaron a los primeros reformistas
    locales, como Juan Wycliffe (1320-1384) en Inglaterra y
    Juan Huss (1370-1415) en Bohemia, precursores del
    protestantismo, el cual generó cambios no sólo
    religiosos, sino también políticos, sociales y
    culturales en la ya cercana Edad Moderna. Es también
    sorprendente para esta época cuando el último de
    ellos y seguidor de las ideas de su antecesor inglés
    proclama en Praga que "…la
    palabra divina se ha convertido en objeto de burla desde que el
    emperador Constantino dio al Papa un reino…"(171
    ).
    Tenemos por tanto, que la concepción
    política del Medioevo, encarnada por la
    "sacralización del poder"
    encarnado en la Santa Sede va llegando a su fin para dar
    paso a los Estados-Nación de la Edad Moderna

    1.7.-El Renacimiento

    En los últimos años del siglo XV y a lo
    largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto
    de procesos de todo orden que ha recibido el nombre de
    Renacimiento. Desde la perspectiva del hombre
    contemporáneo, este período se caracteriza por un
    cambio en la visión del mundo y en los sentimientos que en
    muchos sentidos puede ser interpretado como una
    anticipación inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por
    primera vez se presentó la posibilidad de conocer con una
    cierta profundidad el aspecto físico y el medio de vida de
    los hombres de un tiempo pasado: las técnicas
    realistas en la pintura y en
    la escritura nos
    han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
    ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
    costumbre de escribir autobiografías y la invención
    de la imprenta han
    facilitado también la investigación posterior.

    Esta época se caracteriza, en otro sentido, por
    una ampliación de los horizontes históricos y
    geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo,
    resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de
    Roma.
    La lengua griega
    hacía tiempo que era enseñada en Italia y
    parecía como si la curiosidad y el espíritu de
    libre investigación que había caracterizado a la
    cultura
    ateniense resurgieran con el estudio del idioma. El influjo de la
    cultura romana, por su parte, se hizo sentir también de
    una manera especial en Italia, el núcleo geográfico
    en el que la revolución
    cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
    este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
    del Derecho
    Romano, la utilización del latín por parte de
    algunos grupos
    sociales y la conservación de un gran número de
    edificios antiguos.

    En suma, ya desde el Siglo XIV los cambios
    registrados apuntaban a la inauguración del mundo
    renacentista, marco cultural de la consolidación
    política de la idea nacional.

    2.-EL
    NACIONALISMO

    Ante todos estos hechos, el nacionalismo
    emerge con fuerza en Occidente. En vista de la Guerra de los Cien
    Años, el odio entre franceses e ingleses conllevo a
    construir su identidad en
    buena medida por la contraposición al rival. Otra
    expresión es la lucha entre güelfos (que apoyaban al
    Papa) y los gibelinos (que sustentaban al emperador) en Italia.
    Así, la República de Florencia se adscribía
    a la primera tradición y la Señoría de
    Milán a la segunda (174). Hasta la actualidad sobrevive
    una diferencia muy grande entre el Norte y el Sur de Italia, no
    solo racial sino hasta cultural, el Sur, representado por
    Florencia en dicha época. El rechazo hacia el lujo
    desplegado hacia la Corte de Aviñón y la
    admiración sentida por Occidente hacia el poder y la
    riqueza de las nuevas urbes independientes mercantiles de
    Flandes, la Hansa y sobre todo la Italia, pusieron en tela de
    juicio el orden político dominado por la Santa Sede. El
    Rey centraliza el poder y encarna la idea nacional

    2.1.-Patriotismo, religiosidad y racismo

    Patriotismo, religiosidad y racismo son los tres
    fundamentos de la idea nacional. El sentimiento patriótico
    ("pro patria mori") que inspiró el nacionalismo era
    en esta época de contenido esencialmente religioso,
    así que la Iglesia también influyó
    positivamente para el desarrollo de
    la idea nacional (178). No olvidemos por ejemplo, que Juana de
    Arco (1412-1431),
    la figura más emblemática del
    nacionalismo francés en la Guerra de los Cien Años
    invocaba ser enviada de Dios para salvar a Francia y que hasta
    los mayores detractores de la Santa Sede se inspiraban en Dios y
    en el fondo se amparaban en la fe cristiana; el ateísmo
    no es propio de esta era.

    Igualmente, aparece el racismo como algo esencial a la
    idea nacional y en el campo guerrero, ya que los cruzados
    esencialmente no tenían prácticas racista, el odio
    era de índole netamente religioso, pero ya en el Siglo XIV
    los sentimientos en las guerras europeas iban cargadas de un
    fuerte contenido despreciativo hacia la otra Nación en
    guerra, tal como se dió entre Francia e Inglaterra.
    Resulta curioso leer en la "vuelta al mundo en ochenta
    días" de Verne la diferencia entre los dos personajes
    principales : el viajero inglés y su mayordomo
    francés. En estos lejanos siglos dichas diferencias ya se
    habían iniciado.

    En suma, consideramos que al final del largo y
    bicentenario tránsito del empleo legítimo del poder
    de manos de la Iglesia a las de los reyes

    3.-LA
    GLOBALIZACION

    La globalización es parte de un proceso
    histórico del capitalismo en
    donde se constituye un nuevo ordenamiento internacional en el
    marco de un mundo unipolar, después de la
    desaparición del conflicto este-oeste, de la
    desaparición de la amenaza nuclear y de una
    subversión que ponía en peligro el orden
    capitalista mundial. Es un proceso que da cuenta de un cambio en
    la naturaleza, en
    el escenario en los actores y en los medios de una
    lucha a escala mundial
    por controlar los mecanismos que permiten la creación,
    apropiación y destino de excedente
    económico.

    La globalización es un proceso económico,
    político y social que ha sido retomado con mayor
    énfasis en los países en desarrollo como premisa
    especifica para lograr un crecimiento
    económico y erradicar la pobreza. Pero
    este fenómeno en ningún momento fue concebido como
    modelo de
    desarrollo
    económico, sino más bien como un marco
    regulatorio de las relaciones económicas internacionales
    entre los países industrializados.

    El término engloba un proceso de creciente
    internacionalización o mundialización del capital
    financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones
    políticas internacionales y el surgimiento de la empresa
    transnacional que a su vez produjo como respuesta a las
    constantes necesidades de reacomodo del sistema capitalista de
    producción nuevos procesos productivos,
    distribuidos y de consumo
    deslocalizados geográficamente, una expansión y uso
    intensivo de la tecnología sin
    precedentes.

    En la naturaleza porque es una lucha dentro del orden
    capitalista mundial, cuyo fin es preservarlo y reproducirlo,
    concluyendo así el enfrentamiento por la supremacía
    cuya base fue el uso del poder militar. Este orden mundial
    "occidental" no enfrenta por el momento ninguna fuerza
    externa ni interna que lo ponga en peligro. Hay que destacar que
    este proceso se ha visto facilitado por tres factores esenciales:
    el desarrollo de la tecnología como fuente la competitividad, la nueva tecnología de la
    comunicaciones
    que crea la "aldea global" y los desarrollos de los mercados
    financieros que permite el movimiento de los flujos de
    capitales a escala mundial en forma casi
    instantánea.

    Como consecuencia de la
    Globalización en la actualidad hay un proceso de
    internacionalización de la producción y de la
    comercialización de productos,
    así como una mundialización de las comunicaciones y
    de las finanzas.
    El concepto de Estado-Nación, tal como fue ideado desde
    la época estudiada (Siglos XIV-XV) hasta su clímax
    en los Siglos XVIII-XIX ha sido traducido en términos
    económicos, puesto que las grandes corporaciones
    financieras son más poderosas que muchos Estados y
    determinan el curso de los acontecimientos políticos
    mundiales. Nadie puede dudar, por ejemplo, que en la reciente
    Guerra de Irak el
    control de los
    yacimientos petrolíferos ha jugado un decisivo
    papel.

    3.1.-Constitución, Estado y
    Nación

    Si tomamos en cuenta que para todas las Constituciones
    actuales el Estado es la Nación políticamente
    organizada
    y que la Nación es una población
    homogénea en cuanto a costumbres, pasado, herencia cultural
    y objetivos,

    tenemos que este concepto solamente puede aplicarse a
    determinados países del Occidente europeo, el Extremo
    Oriente y los Estados Unidos,
    pero ante el crecimiento demográfico y la diversidad
    cultural existente el concepto de "ciudadanía", expresión individual de
    la nacionalidad,
    va quedando relegado a un segundo plano, mientras resurgen los
    regionalismos ante la globalización, tal como veremos a
    continuación.

    3.2.-Resurgimiento de nacionalismos : ejemplos de la
    Unión
    Europea, la ex – Unión Soviética y el
    Islam
    :

    Como la expresión política de la
    globalización la constituye el predominio global de los
    Estados Unidos, los nacionalismos resurgen en el orbe, muchos de
    ellos violentamente expresados. Podríamos citar muchos
    casos, pero tomaremos tres ejemplos extremos, haciendo un breve
    resumen de ellos, ya que no relatar extensamente su
    génesis y desarrollo no conforma parte integrante
    :

    3.2.1.-La Unión Europea ¿resurge el
    Imperio?

    La indicación concreta en este punto, en vista
    del compeljo proceso de su establecimiento radica en la siguiente
    afirmación : la Unión Europea es la traducción económica y financiera
    del antiguo Sacro Imperio Romano-Germánico y fue
    conformado como una respuesta ante el creciente poderío
    adquirido por los Estados Unidos, agudizado por el
    desmoronamiento del bloque comunista, la desintegración de
    la Unión Soviética y el fin de la Guerra
    Fría. Dentro del seno de la Unión coexisten las
    diferencias regionales, pero en sí mismo conforma un
    bloque de oposición frente a los Estados Unidos y su
    hegemonía unipolar. Esas diferencias se expresan
    mayormente por medios no violentos, a excepción de casos
    focalizados como en Irlanda del Norte, el País Vasco y en
    la ex – Yugoslavia.

    3.2.2.-La Ex – Unión Soviética
    :

    En este campo las diferencias regionales, largamente
    contenidas bajo el régimen comunista han explotado y se
    expresan violentamente en muchos casos, tales como el de
    Chechenia. Es síntoma que, al igual que en la época
    de los zares, Europa Oriental y los Urales siguen
    manteniéndose bastante alejados de la tradición
    cultural occidental. Es también un explícito
    rechazo a la globalización.

    3.2.3.-El Islam :

    El fundamentalismo islámico, origen del terrorismo a
    escala mundial, es otra de esas fuerzas regionales contenidas,
    sólo que aquí el regionalismo asume contenidos
    altamente religiosos y abarca el rechazo no solamente de la
    tradición cultural occidental, sino de todas las que se
    opongan a su sistema de creencias.

    Consideramos que estos tres casos sumariamente
    presentados conforman una reacción contra la
    globalización, pero no reafirman los contenidos esenciales
    del Estado-Nación concebido desde la
    independización del poder real de la Santa Sede entre los
    Siglos XIV y XV, sino que en los casos específicos de ex
    – Unión Soviética y del Islam mas bien son
    negados por otras tradiciones culturales y en el caso de la
    Unión Europea configura una nueva concepción de un
    aparato administrativo, financiero y económico
    supranacional, respetando las identidades propias de cada
    integrante de la Unión, ya que se unifica la moneda, los
    aranceles,
    surgiendo incluso en el futuro un Ejército Europeo, pero
    los Estados no son subsumidos en la Unión ni existe pugna
    militar por conquistar al otro, diferencia notable con la
    ♪0poca bajo estudio

    4.-CONCLUSION
    :

    En suma, concluimos que el concepto de Nación ha
    sobrevivido en el mundo moderno, pero no como ha sido planteado
    originalmente en el Ocaso de la Edad Media, en base a los
    siguiente :

    1. La globalización no constituye una
      teoría política sino un medio de ordenar
      económica y financieramente al orbe, por lo que los
      regionalismos que resurgen en el mundo configuran una
      reacción contra aquella y no son buscan necesariamente
      transformar los contenidos esenciales del
      Estado-Nación.
    2. Existen corporaciones multinacionales más
      poderosas que muchos Estados, por lo que sus soberanías
      se ven rebasadas, como en el caso de los países de
      Africa y
      Latinoamérica.
    3. Los casos del Islam y de la ex – Unión
      Soviética ilustran sobre la irrupción de
      tradiciones culturales por largo tiempo contenidas y que no
      guardan relación con la clásica concepción
      política del Estado-Nación : sus sistemas
      formales no reflejan su pasado histórico y se originan
      enfrentamientos entre ambos sistemas, el formal y el
      real.
    4. La Unión Europea redefine
      económicamente sus relaciones interestatales,
      renunciando a las antiguas pretensiones nacionales de
      conquistar una a todas las restantes por un sentido de unidad
      financiera y jurídica fundamental

    BIBLIOGRAFIA
    BASICA

    -Eco, Umberto. El nombre de la rosa. Lumen,
    1982.

     -Touchard, Jean. Historia de las ideas
    políticas, Madrid,
    Tecnos, 1975

    DUNCAN MASSON CABRERA

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