¿Sobrevive actualmente el concepto de Nación tal como nació durante las transformaciones…
- Contexto histórico y
social en la Europa occidental entre los siglos XIV y
XV - El
nacionalismo - La
globalización - Conclusión
- Bibliografía
básica
Motiva el presente trabajo el
indagar las repercusiones que tienen en la actual época de
transformaciones en el orden mundial los cambios en el
pensamiento político que ocurrieron en el ocaso de la Edad
Media europea, también denominada la Baja Edad Media y que
cubre los siglos XIV y XV (años 1300-1500
aproximadamente), empezando con la decadencia del régimen
feudal a fines de las Cruzadas, pasando por la crisis
estructural y dogmática sufrida por la Iglesia
Católica ("El Cautiverio de Babilonia") hasta el
establecimiento de fuertes poderes monárquicos centrales,
sobre todo en Francia e
Inglaterra,
encarnando la idea de la Nación,
base para la constitución de las teorías
políticas que fundamentaron los Estados
europeos desde la Edad Moderna y
su posterior difusión al resto del orbe a través de
la colonización occidental, sistema que hoy
ha entrado en crisis, tal como trataremos posteriormente, pero
influyendo en fuerte medida los actuales procesos de
cambio.
Así, analizaremos si existe aún el
concepto de Nación tal como surgió en dicha era,
como ordenamiento socio-político
establecido
1.-CONTEXTO HISTORICO Y
SOCIAL EN LA EUROPA OCCIDENTAL
ENTRE LOS SIGLOS XIV Y XV :
1.1.-1314 : Muerte del Rey
Felipe IV E Hermoso
Escogemos como inicio de esta exposición
del contexto histórico europeo el año del
fallecimiento del último gran monarca capetino.
Podría decirse que el Siglo XIV empezó como un
período de clara dominación francesa, ya que tres
sucesivos y extensos reinados de la dinastía iniciada por
Hugo Capeto iban a determinar las características del
primer país europeo que podría ser considerado como
una potencia. Estos
fueron los de Felipe II Augusto (1180-1223), Luis IX El Santo
(1226-1270) y Felipe IV El Hermoso (1289-1314). El primero
selló la unidad territorial francesa arrinconando a los ya
ingleses Plantagenet en la Gascuña-Guyena meridional,
arrebatando a Juan Sin Tierra
inclusive la Normandía de sus antepasados. El segundo
construyó un sistema judicial centralizado en el rey como
encarnación de la idea nacional, socavando así el
poder de los
señores feudales y afirmando a la monarquía francesa en manos de sus
descendientes sin necesidad de recurrir a una decisión de
una asamblea de nobles para decidir la sucesión, toda vez
que el pueblo respaldaba al Rey como defensor de sus derechos frente a los abusos
feudales. Por último, el tercero, creó las bases de
la
administración estatal, coaligando al poder a
burgueses encumbrados o a "legistas", juristas versados en
procedimientos
jurídicos, nacidos del pueblo, hecho insólito para
las reglas de los siglos precedentes, destacando en este panorama
Enguerrando de Marigny y Guillermo de Nogaret, los constructores
de la primera estructura
administrativa nacional sólida que tuvo Francia.
Cuando en 1314 un derrame cerebral acabó a los 46
años con la vida de Felipe El Hermoso, Francia era el
más poblado (más de 20 millones de habitantes
frente a los 4 millones que tenía Inglaterra) y el
más poderoso reino cristiano. Desde el llamado "atentado
de Anagni" (1303), en el cual Nogaret, por órdenes del Rey
francés, había prácticamente destronado al
anciano Papa Bonifacio VIII, el Papado se cobijó en
Aviñón, con Papas franceses y bajo la
protección de la casa real capetina. Ayudado por el
dócil Clemente V, había destruido a la temida Orden
Soberana del Temple en un largo proceso que se
prolongó siete años (1307-1314),
apropiándose de sus inmensas propiedades y lo que es
más trascendental : marcó el fin de las Cruzadas y
acabó con el poder militar papal, ya que los Templarios
constituían de hecho el ejército privado del Papa y
significaban un importante centro de poder por su fuerza
militar, su dominio
estratégico en Europa, especialmente en Francia, y sobre
todo por sus enormes riquezas, lo que los convertía en el
sistema bancario más importante de su época. Por
eso un rey empeñado en afirmar su autoridad
absoluta tenía que terminar con la Orden del Temple y no
por ejemplo con la del Hospital, que se comportaba y organizaba
de un modo completamente distinto
Pero en solamente un tercio de siglo luego de la muerte de
Felipe El Hermoso, Francia caía estrepitosamente en
batalla ante la nación supuestamente inferior :
Inglaterra. Además de haber empezado una larga contienda
que se inició como una querella territorial principesca,
la llamada Guerra de los
Cien Años, a poco degeneró en una lucha a muerte
entre dos países que, por caracteres propios y por los
adquiridos en la pugna, conformó las actuales
nacionalidades inglesa y francesa, cuya rivalidad
originaría muchos conflictos a
lo largo de la Historia. Además, los
estragos causados por la Peste Negra, los conflictos en los
demás estados europeos, como los ocurridos entre las
ciudades italianas, las sublevaciones populares (la "Jacquerie)
en Francia y la gran crisis del Papado conocida como "El
Cautiverio de Babilonia", produjeron cambios en toda la estructura
social del Occidente europeo, preludio a la aparición
del Renacimiento y de
la llamada Edad Moderna, transformaciones reflejadas en las
nuevas corrientes sobre Filosofía Política aparecidas
en dicho período, algunas de las cuales influyen en las
recientes transformaciones actuales, tal como detallaremos a
continuación
1.2.-La Guerra de los Cien Años
(1337-1453)
La ayuda francesa a la sublevación escocesa en 1290
tuvo una rápida respuesta inglesa con el apoyo que Eduardo
I prestó a la reacción antifrancesa que se estaba
originando en Flandes en 1297. La estrategia
pensada por Felipe El Hermoso residía en exigir sus
derechos como soberano por los feudos Plantagenet en Francia, lo
que chocaba con los planes de Eduardo I de imponer su autoridad
en las Islas, originando la invasión francesa del ducado
de Gascuña. La tensión se apaciguó con el
matrimonio
entre Eduardo I y la hermana del monarca francés a la
suscripción de la Paz de París (1303), aunque los
problemas no
estaban solucionados.
En Francia se convocaron Estados Generales que permitieron a
los Valois llegar al poder con Felipe VI tras la muerte sin
descendencia masculina de los tres hijos varones de Felipe El
Hermoso y poco después se produjo una rápida
intervención en Flandes en la batalla de Cassel (1328). En
Inglaterra Eduardo II tuvo que soportar las sublevaciones
escocesas y la oposición de la reina Isabel, hermana de
Carlos IV de Francia, que a su vez estaba enfrentada a su marido,
al que finalmente asesinó para colocar a su hijo Eduardo
III (1327-1377), nieto de Felipe El Hermoso y que después
reclamaría su Corona.
Con este panorama de tensión y el beneficio que
podía suponer para los ingresos de la
nobleza el comienzo de un conflicto, en
1337 dará comienzo la denominada Guerra de los Cien
Años. En la primera etapa, que durará hasta
1360, Eduardo III reclama el título de rey de Francia como
heredero de su tío Carlos IV, buscando un clima de
inestabilidad en Flandes. Destruyó a la flota francesa en
Sluys (1340) y acto seguido derrota el propio Felipe VI en Crecy
(1346), tomando Calais al año siguiente, la cual
estaría en manos inglesas hasta 1558. Luego la Peste Negra
se abatiría sobre Europa, por lo que hubo momentos de
tregua. Años después el primogénito del rey,
el
Príncipe Negro, volvió a la carga y se
anexionó Burdeos y Toulouse, derrotando y capturando al
Rey francés Juan II en la batalla de Poitiers (1356). Esta
primera etapa concluye con el acuerdo de Bretigny (1360), en el
que se cede una gran parte de Francia a Inglaterra y tres
millones de coronas de oro para
liberar al rey.
En medio de este conflicto, Francia sufre una gran
conmoción social : la revuelta campesina que
estalló en 1358 y que conocemos como la
"Jacquerie". El cronista
J. Froissart la denominó en su día la
"gran maravillosa tribulación". Su nombre lo toma
de "Jacques Bonhomme", apelativo genérico con el
que se designaba en aquella época en tierras francesas a
los rústicos. Sin duda, el motivo último de la
revuelta se inscribía en la estructura social Feudalismo, con
el antagonismo Señores-campesinos y que acrecentó
el derramamiento general de sangre, dejando
una huella muy profunda en la conciencia
colectiva del campesinado del país galo.
En 1364 sube al trono de Francia Carlos V, el cual
reforma el ejército y la administración, mientras que en Inglaterra
sube al poder Ricardo II, de diez años, momento en que el
impulso triunfante inglés
se iba apagando, siendo derrotados tanto en mar como en tierra
por Carlos V. En 1380 sube al trono en Francia el menor de edad
Carlos VI, que una vez adulto tiene accesos de locura que le
incapacitarán para gobernar, resurgiendo el conflicto en
un largo período que va de 1399 a 1422, empezando con el
asesinato de Ricardo II y finalizando con la muerte de Enrique V
de Inglaterra y Carlos VI de Francia. De nuevo en 1415 Francia
sufre una gran derrota en Azincourt, además de existir una
gran desorganización interna con conflictos continuos, el
más importante entre Luis de Orleans, hermano del rey y el
duque de Borgoña. Finalmente éste firmará
con Enrique V el tratado de Troyes (1420), entregando Francia a
los ingleses a cambio de ayuda para destronar al rey
francés.
En 1422 comienza la última etapa de la guerra con
Enrique VI de Inglaterra controlando ambos países. Francia
estaba dividida en tres partes y en este último periodo de
batallas Carlos VII, el Delfín, se verá totalmente
eclipsado por Juana de Arco, la cual consiguió levantar el
sitio de Orleans. Pese a su muerte en la hoguera, el impulso
nacionalista que generó no se apagó y las
sublevaciones en los territorios ocupados por los ingleses fueron
constantes, en parte también por la presión
fiscal que
tenían que soportar los habitantes. Así las tropas
de Carlos VII recuperaron París en 1436, Normandía
en 1449, Bayona y Burdeos en 1451 y todo el país dos
años después, excepto Calais.
A partir de este momento Francia procedió a una
restauración estatal tomando como centro principal el rey
y su administración, organizando una
única cancillería y controlando las asambleas
locales. A finales del siglo XV habrá una clara
recuperación demográfica. Por otro lado, en
Inglaterra, las consecuencias de la guerra son menos tangibles,
aunque sobre todo se notaron en la economía, ya que el
comercio exterior
descendió, provocando el descenso de precios. En el
terreno político, las dos casas rivales Plantagenet, los
Lancaster y os Cork, se enfrentaron entre 1453 y 1485 en la
llamada Guerra de Las Rosas,
debilitando a la monarquía, tanto que en dicho
último año Enrique VII Tudor debió
prácticamente reconstruir un país asolado por
luchas intra y extramuros.
El final de esta guerra liberó a muchos
Estados de unos gastos en
recursos
humanos y económicos que permitió el despegue
de una Europa que caminaba hacia nuevas formas de vida. Las
ciudades habían crecido y prosperado gracias a la
actividad manufacturera y comercial. Sin embargo, sus dimensiones
eran pequeñas; había muchas, pero con escasos
habitantes. Paris contaba con unos 200.000, mientras que Venecia
y Londres, por citar tres casos, no superaban los 100.000. Si el
ámbito urbano era el marco fundamental en las
transacciones comerciales, éstas no eran nada
espectaculares, pues las ciudades que tenían ferias y
mercados
escaseaban. Dentro de las urbes los individuos dedicados a
actividades industriales o comerciales (mercaderes, tenderos,
artesanos, etc.) tenían su propia organización con la que buscaban garantizar
su actividad y salvaguardar sus intereses.
Pues bien, en este entramado hay unos mecanismos que
conviene destacar. Por un lado, tenemos que uno de los rasgos
distintivos de la vida europea de entonces era la abundancia y el
poder de las asociaciones ciudadanas que se esforzaban en lograr
ventajas económicas, sociales y religiosas para sus
asociados. Por otro, existía un fuerte desequilibrio entre
el mundo rural y el mundo urbano; en este último se
abría paso a duras penas un elemento social nuevo,
considerado extraño en el contexto social predominante y
que de manera inequívoca se le llamará
burgués; pero su fuerza era escasa y, dada la poca entidad
de las ciudades, lo normal es que éstas estuvieran en una
situación de dependencia respecto a algún
señor feudal, aunque no faltaban ejemplos significativos
de ciudades independientes e incluso había casos en que
lograron que los nobles vivieran dentro de sus muros y se
integraran –con mayor o menor intensidad- en la vida
urbana: tal es la situación que se observa en
algunas ciudades alemanas, flamencas y, sobre todo, en las
italianas, posiblemente las pioneras en este orden de cosas,
dadas las peculiaridades de su proceso
histórico.
1.3.-La Peste Negra
A mediados del siglo XIV asoló Europa una
terrible epidemia, que se conoce en la literatura histórica
como la "Peste Negra". Tradicionalmente se ha puesto mucho
énfasis en la importancia de dicha epidemia, considerada
en numerosas ocasiones como la causa principal de la fractura
demográfica que sufrió la Europa cristiana en los
años siguientes. "Esta fue la primera et grande
pestilencia que es llamada mortandad grande", leemos en la
crónica del Rey de Castilla, Alfonso XI, una de sus muchas
víctimas.
Conocemos con el nombre de Peste Negra, a la gran
epidemia que desde 1347 a 1354 aproximadamente, azotó a
casi todo el continente europeo. A juzgar por la inflamación de los ganglios
linfáticos que producía, se trató de una
epidemia de Peste Bubónica. Para algunos tratadistas
antiguos existieron desde el punto de vista médico otras
variantes: La peste septicémica, que dejaba sentir sus
efectos sobre la sangre, y la neumónica, que
producía inflamación pulmonar. Si bien era posible
que en algunas ocasiones el enfermo se recuperase de la primera,
las otras resultaban casi siempre mortales.
En muchos sitios el ánimo de penitencia fue
llevado al extremo. El movimiento
flagelador creció en popularidad: los hombres, con los
torsos desnudos, se fustigaban con látigos en señal
evidente de humildad frente al juicio divino. Debido a que el
movimiento ganó adeptos y como funcionaba al margen de la
iglesia establecida fue desautorizado por el papado. En respuesta
a esta corriente de algunos coetáneos, enfrentados a esta
enfermedad impredecible e indiscriminada, donde los virtuosos no
eran más inmunes a la muerte repentina que los
impíos, fue vivir la vida, o lo que quedaba de ella, al
límite. El Decamerón de
Boccaccio es una demostración, en forma de serie de
historias contadas por supervivientes exilados de la peste en
Florencia, cuyos impúdicos contenidos son un antídoto al miedo a la muerte inminente.
Para aquellos que buscaban una explicación fácil de
la expansión de la enfermedad, los culpables eran los
habituales proscritos de la sociedad. En
muchas zonas, los mendigos y pobres fueron acusados de contaminar
al pueblo llano. En aquellas partes de Europa donde los judíos
eran tolerados la violencia
popular se volvió contra ellos. En diversas zonas del
Sacro Imperio Romano
Germánico y algunas ciudades suizas hubo masacres de
judíos, acusados de envenenar los pozos, crimen que muchos
confesaron bajo tortura. En una primera forma de guerra
bacteriológica, ejércitos de apestados intentaban
capturar las fortalezas enemigas catapultando los
cadáveres dentro de la ciudadelas para infectar a los
sitiados.
Todo induce a pensar que la epidemia provenía de
Asia,
probablemente de la India, y que
llegó a Europa como consecuencia de los contactos
comerciales que las grandes potencias mercantiles de Italia
sostenían con el próximo oriente. Hay quien afirma
que fue la tripulación de un navío genovés,
la que habiéndose contagiado en Kaffa (Crimea), introdujo
la enfermedad en el Occidente europeo. Desde Italia, la peste
alcanzó la Provenza, el Languedoc, Aragón,
Castilla, Francia, el centro de Europa, Inglaterra, el norte de
Europa y Escandinavia. Sólo regiones muy concretas
pudieron escaparse total o parcialmente a sus devastadores
efectos: Los Países Bajos, el Béarn, Franconia,
Bohemia, y Hungría.
El descenso demográfico fue muy profundo. En
China y en la
India por ejemplo, la peste produjo entre los enfermos que la
contrajeron una mortandad que iba del 60 al 90%, los
índices de la pulmonar fueron prácticamente del
100%, de ahí que los cronistas de la época nos
hablen de que desapareció una cuarta parte, la mitad, o
incluso nueve décimas partes de la población.
Las consecuencias más importantes de la gran crisis
agraria, (abandono de las granjas, disminución de las
rentas agrarias, caída de los precios agrícolas)
generales en toda Europa fueron el resultado de la peste. En
Alemania, fue
la peste la que ocasionó que en algunos lugares entre 1348
y 1352, el 66% de las explotaciones agrícolas hubiesen
perdido a sus antiguos dueños y que solo el 17%
mantuviesen el mismo. En Navarra, el descenso demográfico
provocado por las pestes de 1348 y 1362 fue de 78%. Esta
caída vertiginosa se agravó como consecuencia de
los brotes epidémicos que se produjeron también en
1381, 1383, 1384, 1386, 1411, etc. y de las guerras con
Castilla en el siglo XV. En Portugal, el retroceso
demográfico, hizo que los campesinos se dirigiesen en masa
a la ciudad, atraídos por los puestos de trabajo que
habían quedado libres, lo cual provocó en el campo
una grave crisis de mano de obra y un total descalabro
demográfico de las zonas rurales.
La Peste Negra marca el fin de
la época agraria, y el comienzo del predominio de la
ciudad; por otra parte, toma un extraordinario incremento el
proceso de liberación del trabajador rural.
Las
graves consecuencias de la epidemia fueron: despoblamiento, que
debilita la defensa de los territorios de la Corona, muerte de
relevantes personalidades de la vida política,
disminución de las rentas públicas, fallecimiento
de notarios, juristas, religiosos, y médicos, es decir
hombres que por su profesión mantenían estrecho
contacto con los enfermos, ocupación ilegal de bienes que han
quedado sin propietario, saqueo de fincas deshabitadas, abandono
de las labores del campo y de albergues y tierras sin herederos,
casas abandonadas que amenazan ruina, regulación de
salarios, matanza
de Judíos, a los que se acusó de haber provocado
las epidemias y disposiciones legales para protegerlos,
acusaciones por motivos semejantes contra peregrinos, concesiones
de dispensas para contraer nuevas nupcias, existencia de
numerosas cantidades de población desocupadas, arriendos
de mansos con una notable reducción de censos, concesiones
de privilegios con la finalidad de atraer repobladores,
legislación severa para obligar a concluir los contratos
laborales establecidos con anterioridad a la peste y resistencia
señorial al traslado de la población.
En suma, la Peste Negra constituye una de las mayores
catástrofes demográfica que registra la historia de
la humanidad. Contribuyó de manera poderosa a desencadenar
o agravar, la crisis económica y social que vivió
Europa desde mediados del siglo XIV hasta fines de la centuria
siguiente y el hecho que se desarrollará en medio del
inicio de la Guerra de los Cien Años reprodujo sus efectos
mortales por toda la Europa cristiana.
1.4.-La crisis del Papado : El "Cautiverio de
Babilonia" (1309-1417)
Petrarca llamaba Babilonia a
Aviñón, la sede de los Papas impuestos por la
autoridad real de Francia durante un siglo, por su decadencia
moral, su lujo
desmedido y su acumulación de riquezas, lo que fue
duramente criticado por los mas notables pensadores y religiosos
de su época, tal como veremos a continuación. La
indicación al cautiverio indica que dentro de ese medio no
podía desarrollarse la esencia de la Iglesia
católica tal como existió en sus
orígenes.
Los enfrentamientos del siglo XIII entre papas y
emperadores alemanes fueron uno de los factores que quebraron el
sistema de la Cristiandad medieval. Empezó entonces no
solamente una simple crisis política, sino un verdadero
cambio de orientación que pregonaba el advenimiento de una
nueva edad. En el ámbito político se inició
un proceso nacionalista y centralista que imitaron todos los
estados, coincidiendo con ataques a la forma misma de entender el
Papado y las relaciones entre el poder temporal y el espiritual,
tal como explicaremos a continuación.
1.4.1.-Juan XXII (1244-1334) vs Luis de Baviera (1287
– 1347) : La lucha por el poder temporal.
Juan XXII (Papa entre 1316 y 1334) fue el más
importante de los Papas de Aviñón. Se llamaba
Jacobo Duéze y era hijo de un burgués de Cahors.
Obispo de Aviñón, fue elegido después de una
vacante pontificia de dos años, durante el cual los
tres partidos formados por los Cardenales se enfrentaron
abiertamente. Los italianos, los franceses y los gascones
tenían cada uno su candidato. Su primer pensamiento
una vez elegido, fue el de organizar una nueva cruzada, pero los
tiempos de la unidad y del entusiasmo de los cristianos
habían pasado. Europa se encontraba demasiado dividida y
los reyes tenían ideales más bien terrenales que
espirituales. El Imperio seguía dividido entre los dos
candidatos elegidos, Felipe, duque de Austria y Luis, duque de
Baviera. En 1322, Luis de Baviera ganaba la partida, pero el Papa
se negó a coronarle debido a la política del
emperador en Italia. Dos años más tarde le
excomulgaba.
El emperador instaló en Roma un antipapa,
Nicolás V, que coronó a Luis de Baviera en 1328.
Sólo tres meses después, el pueblo romano se
levantaba y obligaba al emperador a abandonar la Ciudad Eterna.
El antipapa se sometió a Juan XXII en 1330.
Con el fin de organizar la Cruzada, de construir el palacio de
los Papas en Aviñón, y para ayudar a las obras de
caridad, de ciencia y
apostolado, Juan XXII tuvo que organizar el fisco papal. Las
"annates", percibidas por parte de la Santa Sede de los
beneficios de las empresas, fue una
de las medidas que más dinero y menos
prestigio produjeron a la Santa Sede. En Alemania y en Italia
eran muchos los que atacaban esta tendencia materialista de la
Iglesia, preparando así el movimiento protestante.
Juan XXII lanzó una opinión que fue mal recibida
por los teólogos y contribuyó poco a la popularidad
del Papa. Afirmaba el Pontífice que las almas de los
elegidos no gozarán de la vista inmediata de Dios sino
después del juicio final. Sus enemigos en materia
dogmática, Guillermo de Ockam y los franciscanos
"espirituales" o "fraticelli", contestaron acusándole de
herejía. En su lecho de muerte, en 1334, Juan XXII se
retractó de esta doctrina, a la que, dijo, defendió
no como jefe de la Iglesia, sino como particular, aficionado a la
teología. Luis de Baviera le sobrevivió hasta 1347,
pero no pudo separar al Papado de su influencia francesa.
Un fresco notable de esta época turbulenta, marcada por
guerras, pestes, sublevaciones y luchas entre el Papa y el
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico los
constituye "El nombre de la
rosa" de Umberto Eco, en el cual aparece
retratado figurativamente el grupo de
teólogos que se oponían al muchas veces tachado de
hereje Papa Juan XXII. Así, los doctrinarios
antipapales, procedentes de los "espirituales" refugiados en la
corte de Luis de Baviera eran el superior de los franciscanos
Miguel de Cesena, Guillermo de Ockam y Marsilio de Padua, autor
de Defensor Pacis, una obra que rompía abiertamente
con la tradición cristiana, como veremos a
continuación.
1.4.2.-Papas y Antipapas. Los Tres
Papas.
El regreso de los Papas a Italia se hizo posible tras la
pacificación de los Estados pontificios. Gregorio XI
(1370-1378) se trasladó a Roma en 1377, pero no se
inició la normalización esperada, sino que, a su
muerte se inicia un período aún más confuso
que el de Aviñón. El cónclave se
realizó en medio de las presiones del pueblo de Roma que
rechazaba la posibilidad de un nuevo papa francés. Con
cierta rapidez se eligió al italiano Urbano VI
(1378-1389), acatado como Papa por los cardenales en los primeros
meses hasta que se separaron de él, declararon
inválida la elección por haber votado sin libertad y
eligieron como nuevo papa a Clemente VII (1378-1394) que se
instaló en Aviñón. Ambos papas se
excomulgaron y se inicio el cisma de Occidente, que en realidad
sólo manifestaba la dificultad de saber quién era
el papa legítimo.
Tras treinta años de intentos de solución por
medio de cesiones o de compromisos, un grupo de cardenales de
Roma y Aviñón decidieron aplicar la última
vía y celebrar un concilio para resolver el cisma. El
Concilio de Pisa (1409) depuso a los dos papas reinantes y
nombró a Alejandro V. El resultado fue contar desde ese
momento con tres Papas, ya que los otros no aceptaron la
solución de Pisa.
El Concilio de Constanza (1414-1417) acabó con el
Cisma, pero los decretos conciliaristas despertaron recelos y no
fueron confirmados por el nuevo Papa. El inevitable
enfrentamiento se produjo durante el pontificado de Eugenio IV
(1431-47) en el Concilio de Basilea (1431-32). Este Concilio,
iniciado regularmente, pero continuado en circunstancias
anómalas, se fue radicalizando hasta ser una asamblea de
clérigos que terminaron rompiendo con el Papa,
deponiéndolo y eligiendo un antipapa. Eugenio IV
condenó tanto a los reunidos en Basilea como a la doctrina
conciliarista. El grupo cismático se desintegró
sólo y la teoría
conciliarista cedió frente al primado romano.
Es resumen, los problemas derivados del empleo del
poder temporal de la Iglesia continuaron mucho tiempo
después, preparando así un terreno fértil
para la Reforma. La doctrina teológica ya no fundamentaba
la vida política europea y eso se ve reflejado en el
pensamiento de la época, tal como veremos a
continuación
1.5.-Guillermo de Ockam (hacia 1270-1347): el Nominalismo y
el fin de la Escolástica
La Escolástica ha pasado a la Historia como
sinónimo de artificio verbal, de sutileza lingüística o de gran tecnicismo
dialéctico, la escolástica asimiló la
filosofía pagana al cristianismo y
preparó el camino para la autonomía que la
filosofía y la ciencia
conquistarían a partir del Renacimiento.
Aunque se suele identificar a la escolástica con la
filosofía medieval, ésta no abarca todas las
corrientes y movimientos teológicos y filosóficos
que se desarrollaron en este período, como por ejemplo la
filosofía árabe y judía o las corrientes
místicas.
El término escolástica proviene de la palabra
latina "scholasticus" y se aplicaba a los que se
ejercitaban en la enseñanza en las escuelas monacales
("escolares"). Cronológicamente se desarrolló en el
período que abarca los siglos XI al XIV, aunque como
sistema perduró hasta el Renacimiento y
el siglo XVII, aunque ya sin vigencia. En la síntesis
entre aristotelismo y cristianismo se halla la causa de que para
muchos historiadores la escolástica no sea concebida como
una filosofía propiamente dicha, sino como una
teología desarrollada filosóficamente, es decir,
una "sierva de la teología". Sea como fuere, la
escolástica se convirtió en el movimiento
teológico-filosófico más importante de la
Edad Media, dominando incluso la visión sobre los sistemas
políticos, teniendo a su más alto exponente en
Santo Tomás de Aquino (1225-1274).
Sus últimos grandes representantes son J. Duns
Escoto (1266-1308) y Guillermo de Ockham, el cual
llevará a cabo la mayor crítica
del escolasticismo y a sus conceptos metafísicos
fundamentales. Su famoso principio de economía,
denominado "la navaja de Ockham", postulaba que era
necesario eliminar todo aquello que no fuera evidente y dado en
la intuición sensible: "el número de entes no debe
ser multiplicado sin necesidad". En el acto de conocer hemos de
dar prioridad a la experiencia o "conocimiento
intuitivo", que es un conocimiento inmediato de la realidad
(particular).
Si todo lo que existe es singular y concreto, no
existen entidades abstractas (formas, esencias) separadas de las
cosas o inherentes a ellas. Los universales son únicamente
nombres (nomen) y existen sólo en el alma (in
anima). Esta postura, conocida como Nominalismo, se opone
a la tradición aristotélico-escolástica, que
era fundamentalmente realista. Los conceptos universales,
para Ockham, no son más que procesos mentales mediante los
cuales el entendimiento aúna una multiplicidad de
individuos semejantes mediante un término. El nominalismo
conduce a afirmar el primado de la voluntad sobre la inteligencia.
La voluntad de Dios no está limitada por nada
(voluntarismo), ni siquiera las ideas divinas pueden
interferir la omnipotencia de Dios. El mundo es absolutamente
contingente y no ha de adecuarse a orden racional alguno. El
único conocimiento posible ha de basarse en la experiencia
(intuición sensible). La teología no es una
ciencia, ya que sobrepasa los límites de
la razón: la experiencia. Después de Ockham, la
filosofía se liberará de la teología y la
ciencia comenzará su andadura autónoma.
1.6.-Marsilio de Papua (hacia 1290-1349) : Galicanismo y
Anglicanismo.
El después Rector de la Universidad de
París, llegó más lejos que Guillermo de
Ockam. Su "Defensor Pacis", el "Defensor de la Paz" (1324), es
absolutamente sorprendente para su época. En el pueden
leerse frases como la siguiente:
"BAJO UNA MIRADA DE HONESTIDAD Y
DECENCIA EL PAPADO ES TAN PELIGROSO PARA EL GENERO HUMANOQUE,
SI NO SE LE DETIENE, PRODUCIRA UN PERJUICIO INTOLERABLEA AL
CIVILIZACION Y A LA PATRIA" (164). Es de notar
aquí que el concepto de
"Patria", la
"Tierra de los Padres",
simbolizando el amor al
país de nacimiento, ya existe y que la obra constituye una
negación radical de la Iglesia (166). Por ende, existe
doctrinariamente ya en el Siglo XIV la idea de separación
entre asuntos terrenales y asuntos espirituales
Para Marsilio el papa no gozaba de especial potestad y
tenía sólo carácter sacerdotal, la jerarquía
era de institución humana, la Iglesia carecía de
poder de jurisdicción y los clérigos lo
recibían de los príncipes, la Iglesia estaba, en
suma, sometida al Estado. Sin
llegar a esos extremos, lo cierto era que el poder
eclesiástico en su época dependía cada vez
más del civil en las nuevas naciones. De ahí su
decisiva influencia sobre el Galicanismo y el
Anglicanismo, toda vez que en Inglaterra, a partir de
1351, se perfiló una iglesia anglicana, sumisa al rey y
enfrentada con el Papa por motivos fiscales y políticos.
De ahí a que la monarquía inglesa se desligara de
la Santa Sede solamente había un paso, pero que fue
retrasado dos siglos debido a la guerra de los Cien Años y
la Guerra de Las Rosas, por lo que recién se dio el salto
en el Siglo XVI bajo Enrique VIII, tal vez el rey más
autoritario de Historia de Inglaterra En Francia la
estructuración de una iglesia galicana culminó con
la "pragmática sanción" de Bourges (1438),
en la que el clero francés adoptó con ligeras
variantes los planteamientos conciliaristas para defenderse de
los "excesos" de la Santa Sede.
En suma, Guillermo de Ockam, último gran
exponente de la Escolática que sostenía el aparato
político del Feudalismo apoyado por la Iglesia y a la vez
su máximo crítico y el mucho más radical
Marsilio de Padua, dieron armas
teóricas a los reyes y emperadores para acrecentar su
poderío centralista, personificando a la Nación y
desligándose de la Santa Sede, la cual había
mostrado un lamentable cuadro de anarquía y de abierta
lucha por riquezas y poder en su seno.
Asimismo, estas disensiones y fracturas doctrinarias al
interior de la Iglesia alentaron a los primeros reformistas
locales, como Juan Wycliffe (1320-1384) en Inglaterra y
Juan Huss (1370-1415) en Bohemia, precursores del
protestantismo, el cual generó cambios no sólo
religiosos, sino también políticos, sociales y
culturales en la ya cercana Edad Moderna. Es también
sorprendente para esta época cuando el último de
ellos y seguidor de las ideas de su antecesor inglés
proclama en Praga que "…la
palabra divina se ha convertido en objeto de burla desde que el
emperador Constantino dio al Papa un reino…"(171
). Tenemos por tanto, que la concepción
política del Medioevo, encarnada por la
"sacralización del poder"
encarnado en la Santa Sede va llegando a su fin para dar
paso a los Estados-Nación de la Edad Moderna
1.7.-El Renacimiento
En los últimos años del siglo XV y a lo
largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto
de procesos de todo orden que ha recibido el nombre de
Renacimiento. Desde la perspectiva del hombre
contemporáneo, este período se caracteriza por un
cambio en la visión del mundo y en los sentimientos que en
muchos sentidos puede ser interpretado como una
anticipación inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por
primera vez se presentó la posibilidad de conocer con una
cierta profundidad el aspecto físico y el medio de vida de
los hombres de un tiempo pasado: las técnicas
realistas en la pintura y en
la escritura nos
han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
costumbre de escribir autobiografías y la invención
de la imprenta han
facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por
una ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo,
resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de
Roma. La lengua griega
hacía tiempo que era enseñada en Italia y
parecía como si la curiosidad y el espíritu de
libre investigación que había caracterizado a la
cultura
ateniense resurgieran con el estudio del idioma. El influjo de la
cultura romana, por su parte, se hizo sentir también de
una manera especial en Italia, el núcleo geográfico
en el que la revolución
cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
del Derecho
Romano, la utilización del latín por parte de
algunos grupos
sociales y la conservación de un gran número de
edificios antiguos.
En suma, ya desde el Siglo XIV los cambios
registrados apuntaban a la inauguración del mundo
renacentista, marco cultural de la consolidación
política de la idea nacional.
Ante todos estos hechos, el nacionalismo
emerge con fuerza en Occidente. En vista de la Guerra de los Cien
Años, el odio entre franceses e ingleses conllevo a
construir su identidad en
buena medida por la contraposición al rival. Otra
expresión es la lucha entre güelfos (que apoyaban al
Papa) y los gibelinos (que sustentaban al emperador) en Italia.
Así, la República de Florencia se adscribía
a la primera tradición y la Señoría de
Milán a la segunda (174). Hasta la actualidad sobrevive
una diferencia muy grande entre el Norte y el Sur de Italia, no
solo racial sino hasta cultural, el Sur, representado por
Florencia en dicha época. El rechazo hacia el lujo
desplegado hacia la Corte de Aviñón y la
admiración sentida por Occidente hacia el poder y la
riqueza de las nuevas urbes independientes mercantiles de
Flandes, la Hansa y sobre todo la Italia, pusieron en tela de
juicio el orden político dominado por la Santa Sede. El
Rey centraliza el poder y encarna la idea nacional
2.1.-Patriotismo, religiosidad y racismo
Patriotismo, religiosidad y racismo son los tres
fundamentos de la idea nacional. El sentimiento patriótico
("pro patria mori") que inspiró el nacionalismo era
en esta época de contenido esencialmente religioso,
así que la Iglesia también influyó
positivamente para el desarrollo de
la idea nacional (178). No olvidemos por ejemplo, que Juana de
Arco (1412-1431), la figura más emblemática del
nacionalismo francés en la Guerra de los Cien Años
invocaba ser enviada de Dios para salvar a Francia y que hasta
los mayores detractores de la Santa Sede se inspiraban en Dios y
en el fondo se amparaban en la fe cristiana; el ateísmo
no es propio de esta era.
Igualmente, aparece el racismo como algo esencial a la
idea nacional y en el campo guerrero, ya que los cruzados
esencialmente no tenían prácticas racista, el odio
era de índole netamente religioso, pero ya en el Siglo XIV
los sentimientos en las guerras europeas iban cargadas de un
fuerte contenido despreciativo hacia la otra Nación en
guerra, tal como se dió entre Francia e Inglaterra.
Resulta curioso leer en la "vuelta al mundo en ochenta
días" de Verne la diferencia entre los dos personajes
principales : el viajero inglés y su mayordomo
francés. En estos lejanos siglos dichas diferencias ya se
habían iniciado.
En suma, consideramos que al final del largo y
bicentenario tránsito del empleo legítimo del poder
de manos de la Iglesia a las de los reyes
La globalización es parte de un proceso
histórico del capitalismo en
donde se constituye un nuevo ordenamiento internacional en el
marco de un mundo unipolar, después de la
desaparición del conflicto este-oeste, de la
desaparición de la amenaza nuclear y de una
subversión que ponía en peligro el orden
capitalista mundial. Es un proceso que da cuenta de un cambio en
la naturaleza, en
el escenario en los actores y en los medios de una
lucha a escala mundial
por controlar los mecanismos que permiten la creación,
apropiación y destino de excedente
económico.
La globalización es un proceso económico,
político y social que ha sido retomado con mayor
énfasis en los países en desarrollo como premisa
especifica para lograr un crecimiento
económico y erradicar la pobreza. Pero
este fenómeno en ningún momento fue concebido como
modelo de
desarrollo
económico, sino más bien como un marco
regulatorio de las relaciones económicas internacionales
entre los países industrializados.
El término engloba un proceso de creciente
internacionalización o mundialización del capital
financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones
políticas internacionales y el surgimiento de la empresa
transnacional que a su vez produjo como respuesta a las
constantes necesidades de reacomodo del sistema capitalista de
producción nuevos procesos productivos,
distribuidos y de consumo
deslocalizados geográficamente, una expansión y uso
intensivo de la tecnología sin
precedentes.
En la naturaleza porque es una lucha dentro del orden
capitalista mundial, cuyo fin es preservarlo y reproducirlo,
concluyendo así el enfrentamiento por la supremacía
cuya base fue el uso del poder militar. Este orden mundial
"occidental" no enfrenta por el momento ninguna fuerza
externa ni interna que lo ponga en peligro. Hay que destacar que
este proceso se ha visto facilitado por tres factores esenciales:
el desarrollo de la tecnología como fuente la competitividad, la nueva tecnología de la
comunicaciones
que crea la "aldea global" y los desarrollos de los mercados
financieros que permite el movimiento de los flujos de
capitales a escala mundial en forma casi
instantánea.
Como consecuencia de la
Globalización en la actualidad hay un proceso de
internacionalización de la producción y de la
comercialización de productos,
así como una mundialización de las comunicaciones y
de las finanzas.
El concepto de Estado-Nación, tal como fue ideado desde
la época estudiada (Siglos XIV-XV) hasta su clímax
en los Siglos XVIII-XIX ha sido traducido en términos
económicos, puesto que las grandes corporaciones
financieras son más poderosas que muchos Estados y
determinan el curso de los acontecimientos políticos
mundiales. Nadie puede dudar, por ejemplo, que en la reciente
Guerra de Irak el
control de los
yacimientos petrolíferos ha jugado un decisivo
papel.
3.1.-Constitución, Estado y
Nación
Si tomamos en cuenta que para todas las Constituciones
actuales el Estado es la Nación políticamente
organizada y que la Nación es una población
homogénea en cuanto a costumbres, pasado, herencia cultural
y objetivos,
tenemos que este concepto solamente puede aplicarse a
determinados países del Occidente europeo, el Extremo
Oriente y los Estados Unidos,
pero ante el crecimiento demográfico y la diversidad
cultural existente el concepto de "ciudadanía", expresión individual de
la nacionalidad,
va quedando relegado a un segundo plano, mientras resurgen los
regionalismos ante la globalización, tal como veremos a
continuación.
3.2.-Resurgimiento de nacionalismos : ejemplos de la
Unión
Europea, la ex – Unión Soviética y el
Islam
:
Como la expresión política de la
globalización la constituye el predominio global de los
Estados Unidos, los nacionalismos resurgen en el orbe, muchos de
ellos violentamente expresados. Podríamos citar muchos
casos, pero tomaremos tres ejemplos extremos, haciendo un breve
resumen de ellos, ya que no relatar extensamente su
génesis y desarrollo no conforma parte integrante
:
3.2.1.-La Unión Europea ¿resurge el
Imperio?
La indicación concreta en este punto, en vista
del compeljo proceso de su establecimiento radica en la siguiente
afirmación : la Unión Europea es la traducción económica y financiera
del antiguo Sacro Imperio Romano-Germánico y fue
conformado como una respuesta ante el creciente poderío
adquirido por los Estados Unidos, agudizado por el
desmoronamiento del bloque comunista, la desintegración de
la Unión Soviética y el fin de la Guerra
Fría. Dentro del seno de la Unión coexisten las
diferencias regionales, pero en sí mismo conforma un
bloque de oposición frente a los Estados Unidos y su
hegemonía unipolar. Esas diferencias se expresan
mayormente por medios no violentos, a excepción de casos
focalizados como en Irlanda del Norte, el País Vasco y en
la ex – Yugoslavia.
3.2.2.-La Ex – Unión Soviética
:
En este campo las diferencias regionales, largamente
contenidas bajo el régimen comunista han explotado y se
expresan violentamente en muchos casos, tales como el de
Chechenia. Es síntoma que, al igual que en la época
de los zares, Europa Oriental y los Urales siguen
manteniéndose bastante alejados de la tradición
cultural occidental. Es también un explícito
rechazo a la globalización.
3.2.3.-El Islam :
El fundamentalismo islámico, origen del terrorismo a
escala mundial, es otra de esas fuerzas regionales contenidas,
sólo que aquí el regionalismo asume contenidos
altamente religiosos y abarca el rechazo no solamente de la
tradición cultural occidental, sino de todas las que se
opongan a su sistema de creencias.
Consideramos que estos tres casos sumariamente
presentados conforman una reacción contra la
globalización, pero no reafirman los contenidos esenciales
del Estado-Nación concebido desde la
independización del poder real de la Santa Sede entre los
Siglos XIV y XV, sino que en los casos específicos de ex
– Unión Soviética y del Islam mas bien son
negados por otras tradiciones culturales y en el caso de la
Unión Europea configura una nueva concepción de un
aparato administrativo, financiero y económico
supranacional, respetando las identidades propias de cada
integrante de la Unión, ya que se unifica la moneda, los
aranceles,
surgiendo incluso en el futuro un Ejército Europeo, pero
los Estados no son subsumidos en la Unión ni existe pugna
militar por conquistar al otro, diferencia notable con la
♪0poca bajo estudio
En suma, concluimos que el concepto de Nación ha
sobrevivido en el mundo moderno, pero no como ha sido planteado
originalmente en el Ocaso de la Edad Media, en base a los
siguiente :
- La globalización no constituye una
teoría política sino un medio de ordenar
económica y financieramente al orbe, por lo que los
regionalismos que resurgen en el mundo configuran una
reacción contra aquella y no son buscan necesariamente
transformar los contenidos esenciales del
Estado-Nación. - Existen corporaciones multinacionales más
poderosas que muchos Estados, por lo que sus soberanías
se ven rebasadas, como en el caso de los países de
Africa y
Latinoamérica. - Los casos del Islam y de la ex – Unión
Soviética ilustran sobre la irrupción de
tradiciones culturales por largo tiempo contenidas y que no
guardan relación con la clásica concepción
política del Estado-Nación : sus sistemas
formales no reflejan su pasado histórico y se originan
enfrentamientos entre ambos sistemas, el formal y el
real. - La Unión Europea redefine
económicamente sus relaciones interestatales,
renunciando a las antiguas pretensiones nacionales de
conquistar una a todas las restantes por un sentido de unidad
financiera y jurídica fundamental
-Eco, Umberto. El nombre de la rosa. Lumen,
1982.
-Touchard, Jean. Historia de las ideas
políticas, Madrid,
Tecnos, 1975
DUNCAN MASSON CABRERA