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Didáctica y modelos de enseñanza y aprendizaje de las Ciencias Naturales




Enviado por lionelvigil



Partes: 1, 2

    1. Objetivos del aprendizaje
      de las ciencias naturales
    2. Modelos de enseñanza de
      las ciencias naturales
    3. Elección
      de nuestro modelo de enseñanza
    4. Estrategias
      didácticas que permiten desarrollar contenidos
      procedimentales en ciencias naturales
    5. El
      desarrollo de los contenidos
      procedimentales
    6. Conclusiones
    7. Referencias
      bibliográficas

    INTRODUCCIÓN

    Los contenidos y reflexiones desarrollados en el
    presente trabajo
    reflejan la formación académica y la experiencia
    profesional del autor en la enseñanza de las ciencias
    naturales, así como su contribución desde el
    Ministerio de Educación, al
    diseño
    del currículo en el área para la educación
    secundaria rural a distancia en el proyecto PEAR. En
    este último cometido, nos hemos encontrado con ciertas
    resistencias
    al cambio,
    provenientes desde los dominios disciplinares para concebir un
    currículo que responda a las características
    socioculturales, lingüísticas, geográficas y
    climáticas de las zonas rurales tratando de integrar los
    conocimientos científicos y las creencias y cosmovisiones
    de las comunidades indígenas andinas y amazónicas
    que existen en las zonas rurales del Perú en una propuesta
    educativa. Para lograr nuestro propósito, teníamos
    que preguntarnos ¿qué es conocimiento y
    qué es creencia? Y ¿qué es lo que la
    enseñanza de las ciencias debe cambiar? Estas
    interrogantes son las que trataremos de responder al planificar
    un currículo que responda a las características y
    contextos socioculturales de una sociedad. Esta
    pregunta no debe ser respondida de manera general sino desde la
    adopción
    de una intencionada posición epistemológica, la
    cual es desarrollada en el contenido de este
    documento.

    Tratando de resolver estas interrogantes, hemos
    organizado el contenido de este trabajo de la siguiente manera:
    El primer capítulo trata de los objetivos de
    la enseñanza de la ciencia en
    el nivel secundario vistos dentro del enfoque de la construcción del conocimiento
    científico y de la enseñanza de la ciencia como
    un proceso de
    construcción social que busca la adquisición de
    capacidades conceptuales, procedimentales y actitudinales en los
    adolescentes y
    jóvenes a fin de formarlos como ciudadanos alfabetizados
    en el
    conocimiento científico con capacidad de respuesta
    crítica
    a las ventajas y desventajas de la ciencia en la sociedad. El
    segundo capítulo presenta un estudio comparativo de los
    diferentes modelos de enseñanza de las ciencias naturales,
    partiendo desde el modelo
    tradicional de transmisión del conocimiento, pasando por
    los modelos por descubrimiento y expositivos hasta llegar a la
    explicación y contrastación de los modelos. El
    tercer capítulo trata en detalle nuestra
    aproximación didáctica de preferencia la
    explicación y contrastación de modelos
    fundamentando sus ventajas y desventajas. El cuarto
    capítulo explica las estrategias
    adoptadas para la adquisición de los procedimientos.
    Finalmente presentamos nuestras conclusiones formuladas a la
    luz de los
    argumentos desarrollados durante todo el
    trabajo.

    CAPÍTULO 1

    Objetivos del aprendizaje de las ciencias
    naturales.

    1.
    1¿Es la ciencia una forma de
    creencia?

    Las guerras y los
    conflictos que
    observamos en estos tiempos, han servido entre otras cosas para
    abrir nuevamente el viejo debate entre
    la ciencia y la religión. El punto de
    partida de este debate es el origen epistemológico, es
    decir el cuestionamiento que la ciencia hace de la naturaleza
    básica y del valor que
    tienen el conocimiento científico frente a las creencias
    religiosas. De allí, la sociedad del conocimiento, se ha
    encargado de asignarle un estatus social, político,
    cultural y económico a ambas, dependiendo del lugar
    dónde éstas se practiquen o se prediquen.

    Remontándonos al pasado, encontramos que este viejo
    debate entre ciencia y creencia, fue planteado hace 2,500
    años por Platón.
    (Sherry y col, 2001:326-27). En su obra el Meno, Platón
    hace referencia al episodio que trata del diálogo
    entre Sócrates y
    un niño esclavo. El primero preguntándole al
    segundo cómo podría doblar el área de un
    cuadrado, para llevarlo hacia el conocimiento del llamado
    Teorema de Pitágoras –en el que el cuadrado
    de la hipotenusa de un triángulo es igual al cuadrado de
    la suma de sus lados–. Este episodio ha sido considerado
    como ejemplar en la pedagogía del método
    socrático, la mayéutica. Sin embargo, Platón
    saca de esta historia enseñanzas
    epistemológicas y no necesariamente pedagógicas,
    haciendo una clara distinción epistemológica entre
    creencia verdadera y conocimiento.

    Según Platón, el niño había sido
    llevado a la creencia verdadera que el cuadrado de la hipotenusa
    es igual a la suma de los cuadrados de los lados. Platón
    pregunta si es que esta creencia verdadera constituye el
    conocimiento y observa: "Hasta el momento estas opiniones,
    siendo nuevas tienen la cualidad de ser como un sueño.
    Pero si la misma pregunta se le hace a este niño en muchas
    ocasiones y en varias formas, se podrá ver que al final
    él tendrá un conocimiento en el tema tan exacto
    como ninguno
    ". Luego agrega: "cuando una persona se
    sostiene de una noción verdadera o de algo sin darse
    cuenta, su mente piensa que eso es verídico, pero sin
    conocerlo; por el cual no podemos dar ni recibir ningún
    crédito, uno no tiene conocimiento de eso.
    Pero cuando una persona también es consciente de eso, todo
    crédito se hace posible y la persona está
    totalmente equipada de conocimiento
    "(ibid:327-8).

    Platón sostiene que el conocimiento constituye un
    argumento sustentado en una creencia verdadera. En ese
    sentido para Platón, todo conocimiento presentado de
    manera oral o escrito, para que pueda ser reconocido como tal,
    requiere reunir tres condiciones: verdad, creencia y
    evidencia
    . La condición de verdad del conocimiento se
    mide si es que lo que sostenemos es acorde con la realidad. La
    condición de creencia denota si es que la persona cree que
    lo que sostiene es verídico. Para que se cumpla la tercera
    condición, la evidencia, la persona debe tener buenas
    razones para creer que lo que sostiene es cierto, es decir
    mostrar las pruebas que
    sustenten lo dicho o escrito. Este punto de vista, es en una
    forma u otra, una argumento que sostiene que el conocimiento se
    justifica por la creencia verídica y ha sido desde
    Platón la ortodoxia epistemología que ha influenciado y
    dominado nuestra educación occidental hasta nuestros
    días. Es decir, se inicio en un terreno demarcado por
    Platón y que poco hemos hecho hasta la fecha para
    replantearlo.

    En las siguientes páginas, trataremos de poner sobre el
    tapete lo demarcado por Platón desde la posición de
    la enseñanza de la ciencia.

    Los educadores en el área de ciencias nos enfrentamos
    todos los días cara a cara en las aulas con el debate
    entre conocimiento y creencia. Sabemos que nuestros estudiantes
    vienen a las aulas con ideas previas fuertemente ancladas que al
    ser presentadas ante el nuevo conocimiento, es decir aquél
    que queremos enseñarles entran en conflicto. Los
    conocimientos que los alumnos han adquirido desde que nacen, en
    su relación con sus padres, la naturaleza, sus amigos y
    los medios de
    comunicación, entran en conflicto con la
    explicación científica del mundo y los
    fenómenos de la naturaleza.

    Para entender mejor este conflicto y reflexionar sobre
    nuestras estrategias de enseñanza y aprendizaje de los
    contenidos, el desarrollo de
    las capacidades conceptuales, procedimentales y actitudinales,
    además de la adquisición de las competencias, los
    docentes
    necesitamos hacernos seriamente la siguiente pregunta:
    ¿son el conocimiento científico y las creencias
    idénticos, similares o simplemente tendrían una
    construcción diferente?

    Veamos algunos alcances. Existen estudios que sugieren que las
    teorías
    personales, es decir la cosmovisión que supuestamente
    podría desarrollarse en cada persona sin la
    participación intencional de la educación y las
    explicaciones que nos da la ciencia del mundo y los
    fenómenos que nos rodean no son necesariamente
    reemplazados por las explicaciones formales que recibimos ni en
    las interacciones colaborativas que realizamos, incluyendo
    aquellas realizadas entre quienes dominan la ciencia. Es
    más, las interacciones colaborativas y las diferentes
    perspectivas negociadas en el flujo de la actividad social pueden
    dar origen –y de hecho lo hacen– a la
    elaboración de explicaciones personales. En este proceso
    de elaboración, las explicaciones cotidianas y las
    explicaciones científicas no se contradicen, más
    bien, ambas son vistas como complementarias (Kaartinen &
    Kumpulainen, 2002:210). El gran reto consiste en aprender
    cómo y en que forma participamos en los diferentes
    contextos sociales de la construcción del conocimiento,
    más que en resolver el problema epistemológico de
    la validez del conocimiento científico frente al
    tradicional.

    ¿Cuál es el aporte del constructivismo a
    este debate? El constructivismo, una teoría
    personal y
    social del conocimiento nos da explicaciones sobre la
    epistemología de la ciencia y su enseñanza. Ha
    permitido a los docentes orientar sus actividades
    pedagógicas teniendo cierta claridad y respuesta frente a
    las condiciones sociales y económicas de nuestros tiempos
    que exigen la utilización de una combinación de
    métodos y
    estrategias. Sin embargo, equivocadamente, la propuesta o
    estrategia de
    enseñanza y aprendizaje muy difundido en la gran
    mayoría de los sistemas
    educativos, es el modelo de enseñanza de las ciencias a
    través del descubrimiento. Este modelo asume que hacer y
    enseñar ciencia serían dos procesos
    más o menos idénticos y por ende
    simétricamente comparables. Bajo este enfoque la función
    del docente se basa en: que la enseñanza de la ciencia es
    hacer que sus alumnos sigan rigurosamente los pasos del método
    científico para descubrir los principios y los
    fenómenos de la naturaleza. Que un aprendizaje efectivo
    sería que los alumnos sigan como los hacen los
    científicos, los pasos del método
    científico. Los defensores de éste modelo
    desconocen que hacer ciencia y enseñar ciencia se
    desarrollan en contextos y tienen objetivos muy diferentes. El
    análisis más detallado de este
    enfoque lo realizaremos en el capítulo II que trata del
    análisis comparativo de los diferentes modelos de
    enseñanza de la ciencia.

    1.2 La ciencia como
    construcción social

    La ciencia como cualquier otra área del conocimiento,
    tiene su propio discurso, es
    decir su propio sistema y
    mecanismo de comunicación para predicar, persuadir y
    convencer. Tiene también como cualquier ideología, sus defensores, es decir
    aquellos encargados de alimentar con argumentos y a través
    de la producción de nuevos conocimientos el
    discurso científico. Pero también tiene sus
    seguidores, es decir aquellos que no aceptarían
    ningún otro argumento como válido si es que
    éste no proviene de la ciencia. Todo esto es construido en
    el marco de ciertas formas, convenciones e interrelaciones
    sociales que suceden en la vida diaria.

    ¿Cuál es la relación de esto con la
    enseñanza y el aprendizaje de
    las ciencias? Lo que acabamos de afirmar, vale también
    para la educación. La educación científica y
    en particular la enseñanza de las ciencias naturales es un
    proceso de culturización social que trata de conducir a
    los estudiantes más allá de las fronteras de su
    propia experiencia a fin de familiarizarse con nuevos sistemas de
    explicación, nuevas formas de lenguaje y
    nuevos estilos de desarrollo de conocimientos (Hogan y Corey,
    2001:215).

    El aprendizaje de las ciencias no sucede de manera
    espontánea, sino que es un ejemplo de aprendizaje
    difícil que requiere asistencia para conseguirlo. Por lo
    tanto, el docente constituye el eje principal para ayudar a los
    alumnos a esta apropiación cultural de la práctica
    de la ciencia.

    De allí que el docente, cumpliendo su rol de
    guía, de mediador y facilitador de los procesos de
    enseñaza y aprendizaje debe entender que la el
    conocimiento científico y por ende su enseñanza
    más que un conocimiento final y acabado es el producto de un
    proceso de construcción social. En consecuencia, este
    conocimiento jamás deberá ser presentado como un
    producto final, acabado, menos aún absoluto e
    incuestionable. Por el contrario, deberá ser presentado
    como un producto en proceso de construcción, casi nunca
    terminado, siempre incompleto y listo para ser mejorado e incluso
    cambiado. Un producto que cambia permanentemente en el tiempo, sujeto
    a las preferencias, gustos, tendencias, presiones e intereses
    sociales y económicos de nuestra vida cotidiana. En este
    sentido, ni siquiera el método científico existe al
    margen de las tendencias sociales y económicas que
    acabamos de describir.

    Además, la producción del conocimiento
    más que un proceso de construcción individual
    utilizando el método científico es un proceso de
    construcción colectiva llevado a cabo en contextos
    colaborativos. Desde esta perspectiva, la ciencia progresa en la
    medida en que una comunidad
    científica mantiene un crítico diálogo
    transformador que minimiza las subjetividades individuales de los
    científicos a favor de los valores
    colectivos de la comunidad. Esto quiere decir que la ciencia
    siendo una reflexión objetiva del mundo que nos rodea es
    sobre todo el resultado de un proceso colectivo
    construcción de conocimientos y los objetivos de su
    enseñanza, no deberán ser confundidos con los
    objetivos de la propia ciencia.

    En los Estados Unidos,
    los Estándares Nacionales de Educación en
    Ciencias
    (NSES de sus siglas en inglés), consideran el punto de vista que
    acabamos de sostener, que la ciencia es el resultado de un
    proceso de construcción social a través de la
    argumentación y el intercambio entre los
    científicos y éstos a su vez con la sociedad.

    Los estándares reflejan la visión
    contemporánea de la naturaleza que tiene hoy en día
    la ciencia, contrariamente a la concepción positivista ya
    superada pero lamentablemente todavía presente en muchos
    sistemas educativos y ciertos medios de
    comunicación de que la ciencia es un conjunto de
    procedimientos objetivos desarrollados por los científicos
    de manera individual en sus laboratorios. Los estudios de las
    actividades observadas que los científicos realizan en sus
    laboratorios, revelan que los valores
    sociales e individuales, las relaciones
    interpersonales, el estatus social, las
    tácticas de persuasión y las contingencias locales
    del contexto de la investigación juegan un papel importante en
    la producción científica.

    1.3 ¿Para
    qué aprendemos ciencia?

    Bajo este enfoque, el presente trabajo presenta los objetivos
    generales del aprendizaje de la ciencia para la educación
    secundaria básica que busca formar adolescentes y
    jóvenes capaces de adaptarse a los cambios en los que
    vivimos a fin de construir una sociedad con mayores niveles de
    solidaridad,
    justicia y
    desarrollo para todos. Estos objetivos están resumidos en
    los siguientes términos: (Porlán R. 1999:41-2).

    1. Dotar a las personas y grupos
      sociales de una visión de conjunto de la realidad
      natural, que les permita comprender el mundo en que viven,
      tomando en consideración tanto la experiencia más
      inmediata como los saberes organizados.
    2. Favorecer que esa comprensión del mundo haga posible
      una relación del individuo
      con su entorno más rica y participativa, formando
      personas y grupos con
      capacidad para integrarse en su medio, para transformarlo y
      para respetar la diversidad de elementos físicos,
      biológicos, antropológicos y culturales que lo
      conforman.
    3. Prepara personas con una calidad de
      vida individual y social que las capacite para el ejercicio
      de la autonomía, la cooperación, la creatividad
      y la libertad.
    4. Promover el desarrollo armónico de la persona, como
      fruto de una experiencia educativa no fragmentaria, con un
      desarrollo conjunto de lo cognitivo, psicomotor y socio
      afectivo, propiciándose la interacción constante entre la
      construcción de conocimiento, el desarrollo
      social, el sentido de pertenencia al grupo, la
      confianza en las capacidades personales, el sentido de la
      propia identidad,
      etc. Ello supone crear contextos de aprendizaje en los que la
      generación de conocimientos vaya ligada a la felicidad
      del individuo y a facilitar sus procesos de socialización.
    5. Formar personas conscientes de su capacidad de aprendizaje,
      que puedan trabajar los problemas
      que la realidad les plantea, que puedan actuar reflexiva e
      inteligentemente ante diversas situaciones vitales y que sean
      capaces de regular sus propios procesos de aprendizaje y
      ponerlos al servicio de
      los fines propuestos.
    6. Personas que sepan unir el desarrollo del individuo al
      desarrollo de los grupos sociales, de manera que la
      comprensión y la actuación en la realidad sea
      más una tarea colectiva que individual.

    Estos objetivos no serán posibles si es que no se
    realizan dentro de un contexto de inclusión social, es
    decir, haciendo que todas las personas tengan las mismas
    oportunidades de aprender ciencia. A esto se ha denominado la
    alfabetización científica y tecnológica de
    los ciudadanos. Una sociedad transformada por las ciencias y la
    tecnología
    requiere que los ciudadanos mejoren sus saberes
    científicos y técnicos y puedan satisfacer sus
    necesidades de diversa índole, sean estos profesionales,
    utilitarios, democráticos, operativos, incluso
    metafísicos y lúdicos(Osorio 2002:68), es decir, la
    adquisición de informaciones científicas necesarias
    para lograr la comprensión funcional de las
    generalizaciones de las ciencias naturales que ayudan a
    interpretar y entender el mundo en que vivimos (Revilla,
    2001:61).

    En la educación básica y en particular en el
    nivel secundario el objetivo del
    aprendizaje de la ciencia es que los estudiantes utilizando
    estrategias metodológicas puedan adquirir capacidades que
    fomente su pensamiento
    reflexivo crítico aplicable a su vida cotidiana.
    Capacidades que les permitan desarrollar actitudes
    traducidos en valores frente al aprendizaje de las ciencias de la
    naturaleza: el trabajo cooperativo, la curiosidad, el
    espíritu de indagación, el rigor y la
    precisión así como la defensa del medio natural y
    social. El propio planteamiento de la alfabetización
    científica es el resultado de un proceso de
    construcción social en contextos además de
    científicos, políticos, planteado dentro del
    enfoque del modelo de enseñanza por investigación y
    que tuvo su origen en el fragor de la guerra
    fría tal como lo explica el siguiente extracto:

    "El propósito de alfabetización
    científica provino de una doble necesidad: la de
    extender al conjunto de la población conocimientos
    científicos de base que permitieran desempeñarse
    en un mundo crecientemente invadido por la entonces llamada
    "ciencia aplicada" y la de despertar el interés
    en la ciencia, promoviendo en los alumnos la dedicación
    a esta área de conocimiento y detectando entre ellos a
    los "mejores" para hacer frente a la competencia
    instalada con la entonces URSS. Los programas
    elaborados en aquellos años intentaron romper con la
    enseñanza academicista tradicional. Para ello
    incorporaron la reflexión acerca de la naturaleza social
    e histórica de la ciencia y el análisis de las
    relaciones entre ciencia, tecnología y economía. El
    énfasis puesto en la enseñanza de los procesos de
    investigación científica tuvo como
    propósito que los estudiantes lograran un acercamiento
    mayor y más incentivador a la actividad
    científica real. Se intentó reproducir en el
    contexto escolar la situación de investigación
    propia de los científicos y se propuso como modelo el
    del aprendizaje por descubrimiento" (Fumagalli L.
    1999:112).

    La llegada del hombre a la
    luna, la conquista del espacio, la concepción inicial del
    Internet con
    propósitos bélicos para ser utilizado en el
    programa de la
    llamada "Guerra del
    Espacio" entre la URSS y los EEUU, fueron los principales
    objetivos que impulsaron el desarrollo de nuevos conocimientos y
    tecnologías hace sólo dos décadas en los
    laboratorios de los científicos y en las aulas.

    Para lograr la alfabetización científica, los
    estudiantes necesitan aprender conceptos y construir modelos,
    desarrollar destrezas cognitivas y el razonamiento
    científico, el desarrollo de destrezas experimentales y de
    resolución de problemas. Todo esto debe darse teniendo en
    cuenta el desarrollo de actitudes y valores, es decir, que los
    alumnos deben formarse una imagen de la
    ciencia (Pozo & Gómez, 1998:31), construida desde sus
    propias experiencias de aprendizaje. Por ejemplo, el
    currículo de Ciencias Combinadas del Programa
    Británico de Certificación Internacional en
    Educación Secundaria General, (IGCSE en sus siglas en
    inglés), presenta los siguientes objetivos
    específicos de la enseñanza de la ciencia:

    1. Proveer a través del estudio y la práctica de
      las ciencias experimentales de los alumnos del nivel secundario
      la adquisición del entendimiento y el conocimiento de
      los conceptos, principios y la aplicación de la biología, la
      química,
      la física y
      otras ciencias relacionadas como la ecología y las
      ciencias de la tierra.
      Para que los alumnos puedan convertirse en ciudadanos seguros en un
      mundo de la tecnología y el conocimiento, capaces de
      desarrollar o tomar una posición informada en asuntos
      científicos. Esto implica saber reconocer la utilidad y las
      limitaciones del método científico y apreciar su
      utilidad en otras disciplinas y en la vida cotidiana,
      así como estar capacitados para continuar estudios
      más avanzados en ciencias naturales.
    2. Desarrollar habilidades y capacidades que sean relevantes
      al estudio y a la práctica de las ciencias naturales.
      Que les sea útil en la vida cotidiana de los alumnos, es
      decir que sirva para mejorar sus condiciones de vida, promueva
      la práctica segura de la ciencia y promueva la
      comunicación efectiva y segura de los alumnos entre
      sus pares y estos con la comunidad y el mundo.
    3. Que estimule la curiosidad, el interés y el disfrute
      de la ciencia y sus contenidos así como sus métodos de
      investigación. Que estimule el interés y el
      cuidado por el medio
      ambiente.
    4. Promover la concientización de que la ciencia no
      sucede en el vacío sino que parte del estudio y la
      práctica de actividades cooperativas
      y acumulativas relacionadas por las influencias sociales,
      económicas y tecnológicas con influencias y
      limitaciones éticas y culturales. Que la
      aplicación de la ciencia puede ser al mismo tiempo
      beneficiosa y perjudicial a la persona, la comunidad y al medio
      ambiente. Y
      que los conceptos de la ciencia son de naturaleza de desarrollo
      y a veces transitorias y que esta trasciende las fronteras
      nacionales y que su lenguaje es universal.
    5. Presentar a los estudiantes los métodos usados por
      la ciencia y la forma en la que los descubrimientos
      científicos son realizados.

    Los dos últimos objetivos específicos del
    currículo de enseñanza de la ciencia para la
    secundaria del Programa Internacional Británico,
    consideran el carácter social de construcción y la
    enseñanza de las ciencias naturales así como la
    didáctica de su enseñanza y
    aprendizaje que constituyen los dos ejes sobre las cuales
    desarrollamos los contenidos y los argumentos de este
    trabajo.

    Se ha sostenido que la enseñanza y el aprendizaje de
    las ciencias naturales y por ende el conocimiento
    científico que adquieren los alumnos, provendría de
    la observación minuciosa de la realidad, para
    lo cual se requeriría del uso imprescindible del llamado
    "método científico". De hecho, esta
    concepción todavía persiste en las aulas y es
    alimentado cotidianamente por los medios de
    comunicación y un número todavía mayoritario
    de instituciones
    educativas. Aunque esta visión positivista de que la
    ciencia es una colección de hechos objetivos regidos por
    leyes que
    pueden extraerse directamente si se observan esos hechos ya ha
    sido superada por muchos científicos y filósofos, según las cuales el
    conocimiento científico difícilmente se extrae de
    la realidad sino que procede de las mentes de los
    científicos que elaboran modelos y teorías en el
    intento de dar sentido a la realidad (Pozo & Gómez,
    1998:24). Sin embargo, en gran medida en las aulas educativas en
    el Perú, todavía se enseñan: de que las
    teorías científicas son saberes absolutos o
    positivos en vez de aproximaciones relativas. Las teorías
    científicas son construcciones sociales que lejos de
    "descubrir" la estructura del
    mundo, o de la naturaleza, la construyen o lo modelan. Aprender
    ciencia debe ser por tanto una tarea de comparar y diferenciar
    modelos, no de adquirir saberes absolutos y verdaderos.

    Enseñar ciencia no debe tener como meta presentar a los
    alumnos los productos de
    la ciencia como saberes acabados, definitivos. Al contrario, se
    debe enseñar la ciencia como un saber histórico y
    provisional, intentando hacerles participar de algún modo
    en el proceso de elaboración del conocimiento
    científico, con sus dudas e incertidumbres, lo cual
    requiere de ellos también una forma de abordar el
    aprendizaje como un proceso constructivo, de búsqueda de
    significados e interpretación, en lugar de reducir el
    aprendizaje a un proceso repetitivo o reproductivo de
    conocimientos precocinados, listos para el consumo.

    A esto se suma que para el caso de la educación
    básica y particularmente en la secundaria en la
    mayoría de las instituciones educativas privadas en el
    Perú, predomina el carácter selectivo en vez del
    formativo. Los colegios en su afán por atraer a sus aulas
    a los alumnos cuyos padres están dispuestos a pagar por
    asegurar una educación de calidad para sus
    hijos vista en términos de ingreso a la universidad,
    realizan un gran despliegue de mercadeo que
    muchas veces entra en contradicción con el carácter
    ético implícito en la formación de los
    adolescentes y jóvenes en una sociedad, presente en los
    discursos e
    idearios de dichas instituciones. En gran parte de ellas, la
    enseñanza de las ciencias naturales considera que el
    método científico sería el único
    instrumento que permite que los alumnos descubran con objetividad
    los fenómenos científicos y las leyes que los
    explican, olvidándose que los conocimientos que nos
    presenta la ciencia, aún las exactas están en
    constante revisión y por tanto el método
    científico también tiene sus limitaciones en la
    creación de los nuevos conocimientos que se incorpora a
    nuestra vida cotidiana.

    CAPÍTULO 2
    II. Modelos de Enseñanza de las Ciencias
    Naturales

    Los diferentes modelos de enseñanza de las ciencias
    naturales responden a las diferentes concepciones
    epistemológicas derivadas de la
    evolución de la enseñanza de la
    ciencia que ha sido influenciada por el desarrollo de las
    diferentes disciplinas que la componen. Este desarrollo
    disciplinar proveniente tradicionalmente desde el campo de la
    biología, la química y la física y
    posteriormente por las ciencias de la vida, de la tierra, las
    ciencias ambientales, la oceanografía, la astronomía entre otras, ha permitido el
    desarrollo de diferentes modelos en contraposición al
    modelo tradicional de la enseñanza verbal de las
    ciencias.

    Es necesario que los profesores adopten una perspectiva
    epistemológica particular sobre la naturaleza del
    conocimiento científico y su desarrollo, que guíe
    la práctica de la enseñanza de la ciencia. Los
    profesores deben crear un paquete pedagógico que refleje
    no sólo una filosofía de la ciencia, sino
    también una filosofía de la educación, lo
    cual deberá ser adaptado a las limitaciones del
    salón de clase. Los
    docentes realizan elecciones pedagógicas que apoyan o
    limitan la experiencia de los estudiantes en la clase de
    ciencias, mientras que la disciplina de
    ciencias a su vez influencia lo que es posible y deseable para un
    profesor para
    intervenir de manera pedagógica. El docente selecciona los
    ideales científicos y pedagógicos que quiere lograr
    con los alumnos.

    A continuación presentamos los elementos, factores, las
    interacciones y los contextos que forman una cultura
    compuesta en la enseñanza de las ciencias que los
    profesores deberán conocer. De esta manera el docente
    sabrá hacia donde quiere llevar a sus alumnos y cuales son
    las estrategias didácticas más pertinentes para
    lograr sus objetivos de enseñanza-aprendizaje.

    El término "cultura compuesta", representa la cultura
    de la ciencia en el aula que los alumnos y las alumnas
    actualmente experimentan, que es una mezcla de ideales de la
    práctica
    profesional de la ciencia (por ejemplo, entrega al rigor en
    la recolección y análisis de los datos, ser
    consciente de la influencia del marco personal en la
    interpretación de los datos, habilidad para cambiar ideas
    previas a la luz de las nuevas evidencias o
    tomar interpretaciones alternativas, integridad en el trabajo
    colaborativo, crítica y otras actividades socio intelectuales)
    y los ideales pedagógicos (creer que se aprende ciencia a
    través de la interacción con los fenómenos
    naturales y con la gente, atención al crecimiento social, emocional e
    intelectual de cada alumno(a), equilibrio
    entre la auto dirección del estudiante con la guía
    del profesor como el andamiaje para los nuevos planes y la
    experiencia), que representan las realidades del salón de
    clase y la práctica científica ( Hogan y Corey,
    2001:216-7). En la tabla 1 presentamos de manera resumida los
    diferentes modelos de enseñanza de las ciencias, los
    cuales son explicados en mayor detalle a continuación.

    Tabla 2.1: Modelos de
    Enseñanza de las Ciencias

    Para ver la tabla seleccione la
    opción "Descargar" del menú
    superior

    Fuente: (Pozo & Gómez, 1998:268-308).
    Elaboración del propio autor

    2.1 El modelo
    tradicional de enseñanza de la ciencia.

    Este modelo es el que aún se encuentra bastante
    arraigado en la práctica educativa a pesar de que muchas
    veces se expone lo contrario en el currículo. Este modelo
    asume que los conocimientos científicos son verdades
    definitivas que los docentes desde su área o dominio
    disciplinar tienen que transmitir a sus alumnos. El docente, bajo
    este modelo es una fuente de información científica y en
    consecuencia es también el emisor de esta
    información. En la mayoría de las veces el docente
    de este modelo es un especialista de una de las disciplinas que
    enseña ciencias con poca e incluso ninguna
    formación pedagógica. Los alumnos por otro lado,
    son vistos como receptores de conocimientos a quienes el profesor
    es el encargado de alfabetizar.

    El modelo tradicional de la enseñanza de la
    ciencia asume que la lógica
    que el conocimiento tradicional ha logrado producir en la mente
    de los alumnos es suficiente para que se produzca el aprendizaje
    del conocimiento científico. Es decir que la mente de los
    alumnos formateada por el conocimiento tradicional está
    lista para el aprendizaje del conocimiento científico ya
    que lo único que falta es que el docente entregue a los
    alumnos los conocimientos científicos necesarios para que
    estos puedan reproducirlo en su memoria y
    adquirir lo que los científicos han descubierto o conocen.
    En resumen, el aprendizaje de las ciencias de este modelo
    sostiene que el conocimiento científico es un conocimiento
    de alta especialización al que los alumnos sólo
    pueden tener acceso si es que existe en ellos esta
    determinación genética
    además de una verdadera voluntad e intención para
    alcanzar ese conocimiento, reproducirlo e incorporarlo a sus
    memorias.

    La función social del modelo tradicional de
    enseñanza de las ciencias en particular y de la
    educación en general, es de seleccionar a los alumnos en
    dos grupos claramente marcados: aquellos capaces para el
    aprendizaje de las ciencias y aquellos carentes de esta capacidad
    de aprendizaje. De esta manera, la educación básica
    en nuestra sociedad en particular se encarga de seleccionar a las
    personas en aptas para el estudio de las ciencias y el acceso a
    las carreras relacionadas y aquellas carentes de estas
    capacidades. Todo esto es tradicionalmente aceptable como normal
    ya que cada uno de nosotros estaría genéticamente
    programado para desarrollar ciertas habilidades y capacidades que
    determinan nuestro papel en la sociedad. De esta manera desde la
    educación básica y concretamente desde la
    enseñanza de las ciencias en la secundaria en nuestra
    sociedad se excluye a un gran número de personas y se les
    condiciona a cumplir un determinado papel en la
    sociedad.

    De cómo la ciencia a través de sus
    operadores educativos, los maestros en las escuelas excluyen a
    unos y benefician a otros puede conocerse de un estudio de campo
    realizado en dos escuelas públicas en Suecia donde se
    asume que la educación es eminentemente un servicio
    público que llega de manera equitativa a todos. El estudio
    demuestra como se construye el trabajo de los alumnos en el
    salón de clase y cómo éste influencia la
    carrera futura de los alumnos o alumnas. Mostrándonos que
    la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia en el aula
    aún en los contextos del país con mayor equidad y
    justicia en vez de la supuesta clase neutral en la que todos
    reciben atención y oportunidades por igual, se da dentro
    de contextos sociales de oportunidades para unos y desventajas
    para otros. Es decir se produce la clásica relación
    de poder y
    subordinación que docentes y alumnos construyen en clase.
    Estas relaciones, son las que en última instancia, definen
    la participación en clase de los alumnos,
    refiriéndose a quienes participan, de que manera lo hacen
    y el tiempo asignado a cada participación. Relaciones de
    poder y dominación, que finalmente influencian en la
    eficacia del
    aprendizaje de las ciencias en el salón de clase y la
    elección de una profesión u ocupación por
    parte de los alumnos (Shahlström & Lindblad, 1998).
    Podemos imaginarnos que tan grande debe ser esa brecha de poder
    en los contextos y condiciones de selección
    y acceso a las universidades de los alumnos que culminan la
    secundaria en el Perú. Es en la escuela donde
    También se manifiestan los altos niveles de desigualdad y
    exclusión que existe en nuestra sociedad.

    2.2 La Enseñanza
    por Descubrimiento

    Este modelo asume que la mejor manera para que los
    alumnos aprendan ciencia es haciendo ciencia, y que su
    enseñanza debe basarse en experiencias que les permitan
    investigar y reconstruir los principales descubrimientos
    científicos. Este enfoque se basa en el supuesto de que la
    metodología didáctica más
    potente es de hecho la propia metodología de la
    investigación científica. Nada mejor para aprender
    ciencia que seguir los pasos de los científicos,
    enfrentarse a sus mismos problemas para encontrar las mismas
    soluciones.

    La idea de que los alumnos pueden acceder a los
    conocimientos científicos más relevantes mediante
    un descubrimiento más o menos personal parte del supuesto
    que están dotados de unas capacidades intelectuales
    similares a las de los científicos, es decir,
    existiría una compatibilidad básica entre la forma
    en que abordan las tareas los científicos y la forma en
    que la abordan los alumnos, o que al menos estos últimos
    enfrentados a las mismas tares y situaciones que los
    científicos acabarán desarrollando las estrategias
    propias del método científico y accediendo a las
    mismas conclusiones y elaboraciones teóricas que los
    científicos. La mente de los alumnos estaría
    formateada para hacer ciencia y de hecho la ciencia sería
    un producto natural del desarrollo de esa mente. Los modos de
    pensar de los alumnos y de los científicos no
    diferirían en lo esencial cuando estuvieran ante el mismo
    problema y vivieran las mismas experiencia. Todo lo que hay que
    hacer, que no es poco, es lograr que los alumnos vivan y
    actúen como pequeños científicos.

    Además de este supuesto de compatibilidad, la
    enseñanza por descubrimiento en su versión
    más tradicional, asume también que ese
    método científico, la aplicación
    rigurosa de unas determinadas estrategias de investigación
    conduce necesariamente al descubrimiento de la estructura de la
    realidad. Si nos enfrentamos con rigor científico a una
    situación, acabaremos por descubrir los mismos principios
    que en ella encontraron los científicos.Que lo que
    éstos hacen es desentrañar la estructura del mundo,
    que si no puede ser directamente percibida, sí resulta
    accesible recurriendo a ciertos métodos.

    El diseño del
    currículo en la enseñanza por
    descubrimiento

    El currículo se organiza en torno a preguntas
    más que en torno a respuestas. Por ello, cabe pensar que
    la propia historia de las ciencias debe desempeñar un
    papel esencial en la
    organización y secuenciación de los contenidos.
    Asimismo la enseñanza del método
    científico
    debe constituir uno de los ejes
    vertebradores del currículo. La ciencia no sería
    tanto un conjunto o sistema de teorías para interpretar el
    mundo como un método, una forma de acercarse al mundo e
    indagar sobre él, de modo que, desde el punto de vista de
    los contenidos del currículo, se asume que la ciencia es
    ante todo un proceso.

    Las actividades de enseñanza deben semejarse,
    según esta concepción, a las propias actividades de
    investigación. Dado que el método científico
    es también el método de enseñanza, de lo que
    se trata es de diseñar escenarios para el descubrimiento y
    hacer que el papel del profesor y de la didáctica se haga
    lo menos visible. Hacer ciencia y aprender ciencia según
    este modelo sería lo mismo. El profesor debe facilitar el
    descubrimiento de los alumnos a partir de ciertas actividades
    más o menos guiadas.

    Desventajas de la
    enseñanza por descubrimiento

    La enseñanza por descubrimiento, ya sea
    autónoma o guiada, ha sido criticada por numerosas razones
    porque, a pesar que aparentemente ayuda a superar algunas
    dificultades más comunes en la enseñanza
    tradicional, genera otros muchos problemas no menos importantes.
    La crítica más completa y sistemática a la
    epistemología del descubrimiento lo hicieron Ausubel, Novak y
    Hanesian para justificar su modelo de enseñanza
    expositiva. En primer lugar la crítica es que el
    método por descubrimiento asume la compatibilidad
    básica entre la mente de los alumnos y la mente de los
    científicos, se parte del supuesto de que éstos
    pueden aprender y actuar en múltiples contextos como
    pequeños científicos. Sin embargo, por deseable que
    resulte este propósito, parece alejarse bastante de las
    propias capacidades mostradas por los alumnos. Parece aceptarse
    hoy en día que el razonamiento científico no es la
    forma usual en que resolvemos nuestros problemas cotidianos.
    Nuestro pensamiento se basaría en numerosos sesgos y
    reglas heurísticas que se desvían bastante de la
    aplicación canónica del método
    científico. Por otro lado, si para aprender ciencia es
    condición indispensable aplicar los métodos del
    "pensamiento científico" en contextos de
    investigación y solución de problemas, la mayor
    parte de los alumnos de educación secundaria
    tendrían graves dificultades para acceder al conocimiento
    científico. Según Ausubel, Novak y Hanesian, una
    enseñanza basada en el descubrimiento sería
    accesible para muy pocos alumnos y difícilmente
    podría cumplir con los objetivos de la educación
    científica secundaria, que debe adecuarse a las
    capacidades y condiciones de la mayoría de los alumnos a
    los que va dirigida.

    Uno de los más importantes hallazgos en la
    investigación cognitiva de las ciencias en los
    últimos años es habernos dado cuenta de que los
    científicos expertos organizan y representan el
    conocimiento en la memoria de
    una manera diferente a como lo hacen y usan los novicios, esto se
    extiende también a los estudiantes. Los físicos
    expertos parecen representar los problemas de la física en
    términos de los conceptos y leyes actualmente aceptados,
    mientras que los novicios y estudiantes incluyen
    características de superficies del problema situacional en
    su razonamiento (Vosniadou & col, 2001:384). Los estudios de
    estos investigadores, señalan que por ejemplo, los
    novicios se forman una representación del concepto del
    plano inclinado conteniendo las características de
    superficie tales como ángulo de inclinación,
    longitud, altura, etc. Por el contrario los físicos
    expertos organizan sus representaciones del plano inclinado
    alrededor de las leyes de
    Newton y la ley de la
    conservación de la energía. Adicionales estudios
    muestran que el proceso de adquisición del conocimiento
    empieza temprano en la infancia y se
    basa en interpretaciones de la experiencia cotidiana. Se han
    descrito cinco limitaciones sobre el comportamiento
    de los objetos físicos que los niños
    parecen darse cuenta desde muy temprano tales como la
    continuidad, la solidez, la falta de acción
    a la distancia, la gravedad y la inercia. Este mismo investigador
    (Vosniadou), sostiene que tal conocimiento forma un marco
    teórico de la física, el cual forma la base
    sobre la cual se organiza el conocimiento posterior de la
    física.

    Las investigaciones
    sobre el conocimiento del mundo físico en los estudiantes
    de educación básica y superior han revelado mayores
    datos sobre las explicaciones iniciales sobre los
    fenómenos físicos de los niños y han
    mostrado cómo esas explicaciones cambian a medida que los
    niños son expuestos a la enseñanza de la ciencia.
    Por ejemplo las investigaciones en el área de la mecánica han mostrado que los niños
    a temprana edad construyen un concepto inicial de fuerza
    de la siguiente manera: que la fuerza es una
    propiedad de
    los objetos que son pesados. Este modelo de fuerza interna
    tiende a capturar la potencialidad que estos objetos tienen de
    reaccionar con otros objetos encontrados a su paso.
    Posteriormente, a medida que van creciendo, los niños
    diferencian los objetos animados de los inanimados en
    relación a la fuerza y piensan que la fuerza es una
    propiedad adquirida de los objetos inanimados que se mueven. El
    modelo de la fuerza adquirida se convierte en una
    explicación central en la descripción del movimiento de
    los objetos inanimados. En la ontología de un niño pequeño,
    el estado
    natural de los objetos inanimados es la de estado de
    reposo
    , mientras que el movimiento de los objetos inanimados
    es un fenómeno que necesita ser explicado, usualmente en
    términos de un agente que lo causa. Este agente es la
    fuerza de otro objeto.

    Este concepto inicial de fuerza es obviamente muy
    diferente al concepto científico actualmente aceptado. En
    la física Newtoniana, la fuerza no es una propiedad
    interna de los objetos sino un proceso que se usa para explicar
    los cambios en el estado
    cinético de los objetos físicos. En el marco de
    este punto de vista aceptado, el movimiento es un estado natural
    que no necesita ser explicado. Lo que necesita ser explicado son
    los cambios en el estado cinético.

    2.3 La Enseñanza
    Expositiva

    Según Ausubel, uno de los propulsores de este
    modelo de enseñanza, para fomentar la comprensión o
    el aprendizaje significativo de la ciencia, no hay que
    recurrir tanto al descubrimiento como a mejorar la eficacia de
    las exposiciones. Para ello hay que considerar no sólo la
    lógica de las disciplinas sino también la
    lógica de los alumnos. Para Ausubel el aprendizaje de la
    ciencia consiste en transformar el significado
    lógico
    en significado psicológico, es
    decir en lograr que los alumnos asuman como propios los
    significados científicos. Para lograr esto, la estrategia
    didáctica deberá consistir en un acercamiento
    progresivo de las ideas de los alumnos a los conceptos
    científicos, que constituirían el núcleo de
    los currículos de ciencias.

    La meta esencial de la educación
    científica desde esta posición es transmitir a los
    alumnos la estructura conceptual de las disciplinas
    científicas, que es lo que constituye el significado
    lógico
    de las mismas. Los defensores de este modelo de
    enseñanza afirman: "cualquier currículo de
    ciencias digno de tal nombre debe ocuparse de la
    presentación sistemática de un cuerpo organizado de
    conocimientos como un fin explícito en sí
    mismo"
    . De esta manera, el resto de los contenidos del
    currículo de ciencias, tales como las actitudes y los
    procedimientos, quedan relegados a un segundo plano. Lo
    importante es que los alumnos acaben por compartir los
    significados de la ciencia. Este énfasis en un
    conocimiento externo para el alumno, que debe recibir con la
    mayor precisión posible, se complementa con la
    asunción de que los alumnos poseen una lógica
    propia de la que es preciso partir.

    Esta necesidad de partir de los conocimientos previos de
    los alumnos pero también de apoyarse en la lógica
    de las disciplinas ha conducido a ciertas interpretaciones
    contrapuestas sobre los supuestos epistemológicos de los
    que parte la teoría de Ausubel. Aunque la teoría
    del aprendizaje significativo de Ausubel concede un importante
    papel a la actividad cognitiva del sujeto que sin duda la
    sitúa más próxima a una concepción
    constructivista, parece asumir asimismo que ese acercamiento
    entre el significado psicológico y lógico requiere
    un cierto paralelismo entre las estructuras
    conceptuales del alumno y las estructuras del conocimiento
    científico, de forma que su acercamiento progresivo a
    través del aprendizaje
    significativo exigiría una compatibilidad
    básica entre ambos sistemas de conocimiento. De hecho, el
    propio Ausubel asume que su propuesta sólo es
    válida con los alumnos que hayan alcanzado un determinado
    nivel de desarrollo cognitivo y de dominio de la
    terminología científica, por lo que sólo
    sería eficaz a partir de la adolescencia.

    Los contenidos del
    currículo de la enseñanza
    expositiva

    Si la meta de la
    educación científica es trasladar a los alumnos
    esos "cuerpos organizados de conocimiento" que constituyen las
    disciplinas científicas, el criterio básico para
    organizar y secuenciar los contenidos del currículo de
    ciencias debe ser la propia estructura conceptual de esas
    disciplinas. Ausubel considera además que tanto el
    conocimiento disciplinar como su aprendizaje están
    estructurados de acuerdo a un principio de
    diferenciación progresiva que debe ser el que rija
    la organización del currículo. De
    acuerdo a este principio, la organización del contenido de
    un material en particular en la mente de un individuo consiste en
    una estructura jerárquica en la que las ideas más
    inclusivas ocupan el ápice e incluyen las preposiciones,
    conceptos y datos fácticos progresivamente menos
    inclusivos y más finamente diferenciados. En resumen, el
    currículo debe proceder de lo general a lo
    específico, por procesos de diferenciación
    conceptual progresiva.

    Para que una explicación o exposición, ya sea oral o escrita, resulte
    eficaz, es preciso, según Ausubel, que establezca de modo
    explícito relaciones entre la nueva información que
    va a presentarse y ciertos conocimientos que ya están
    presentes en la estructura conceptual del alumno. Al explicar los
    procesos de aprendizaje significativo, la comprensión
    implica para Ausubel una asimilación de la nueva
    información a ciertas ideas inclusoras presentes en la
    mente del alumno. Cuando no existen esas ideas inclusoras o su
    activación directa resulte improbable, es preciso recurrir
    a un organizador previo, lo que suele constituir la primera fase
    en una secuencia de enseñanza basada en la teoría
    de Ausubel.

    Este organizador previo, que antecede al material de
    aprendizaje propiamente dicho, tiene por función tender un
    puente cognitivo entre lo que el alumno ya sabe y lo que necesita
    saber antes de aprender significativamente la tarea en
    cuestión. Es preciso además siguiendo, el principio
    de diferenciación progresiva antes establecido, que los
    organizadores previos tengan un nivel de generalidad mayor que
    las ideas cuyo aprendizaje pretenden introducir. La propia
    presentación del organizador implica a su vez varios pasos
    y debe conducir a una segunda fase en la que se presente el
    material (lecturas, discusiones, experiencias, exposiciones,
    etc.). En todo caso su organización ha de ser siempre
    explícita, debiendo el profesor dirigir y guiar la
    atención de los alumnos de forma que capten esa
    organización. El recurso más usual para lograr esa
    explicitación es la explicación por parte del
    profesor, que en todo caso deberá completarse con una
    tercera fase, en la que se refuerzan todos los lazos y relaciones
    conceptuales tendidos, no solo entre el organizador previo y el
    material de aprendizaje, sino también con otros
    conocimientos anteriormente presentados, de forma que se haga una
    vez más explícita la estructura conceptual del
    currículo.

    Las dificultades del modelo de
    la enseñanza expositiva.

    Se trata de una concepción cuyo desarrollo
    plantea límites al
    aprendizaje de la ciencia. Aunque la enseñanza expositiva
    puede ser útil para lograr que los alumnos comprendan
    algunas nociones científicas cuando disponen de
    conocimientos previos a las que asimilarlas, su eficacia es
    más dudosa cuando se trata de cambiar de modo radical esos
    conocimientos previos. Se trata de un modelo eficaz para lograr
    un ajuste progresivo de las concepciones de los alumnos al
    conocimiento científico, pero insuficiente para lograr la
    reestructuración de esas concepciones de los
    alumnos.

    Asume que los nuevos conocimientos deben anclarse en los
    ya existentes y que el proceso de instrucción debe guiarse
    por una diferenciación progresiva, sólo cuando
    existan conceptos inclusores o puentes cognitivos entre el
    conocimiento cotidiano y el conocimiento científico
    podrá lograrse el aprendizaje significativo, es decir
    cuando ambos tipos de conocimientos difieran pero sean
    compatibles. En cambio cuando exista una incompatibilidad, no
    podrá lograrse la conexión y por tanto el
    aprendizaje. Se trataría, en suma, de una teoría de
    la comprensión más que de una teoría del
    aprendizaje constructivo. La eficacia de la enseñanza
    expositiva, en el modelo de Ausubel, se halla limitada a que los
    alumnos dominen ya la terminología y los principios del
    saber científico. Pero, los alumnos tienen teorías
    implícitas sobre la materia y su
    funcionamiento cuyos principios son incompatibles con las
    teorías científicas.

    2.4 La Enseñanza
    Mediante el Conflicto Cognitivo

    De acuerdo a este modelo, se trata de partir de las
    concepciones alternativas de los alumnos para,
    confrontándolas con situaciones conflictivas, lograr un
    cambio conceptual, entendido como su sustitución por otras
    teorías más potentes, es decir más
    próximas al conocimiento científico. La
    enseñanza basada en el conflicto cognitivo asume la idea
    de que el alumno es el que elabora y construye su propio
    conocimiento y quien debe tomar conciencia de sus
    limitaciones y resolverlas. En este enfoque, las concepciones
    alternativas ocupan un lugar central, de forma que la meta
    fundamental de la educación científica será
    cambiar esas concepciones intuitivas de los alumnos y
    sustituirlas por el conocimiento científico.

    En cuanto a las relaciones entre el conocimiento
    cotidiano y el científico, asume normalmente el supuesto
    de la incompatibilidad entre ambas formas de conocimiento, por el
    que las teorías implícitas de los alumnos deben ser
    sustituidas por el conocimiento científico. La forma de
    lograr esa sustitución, como meta fundamental de la
    educación científica, es hacer que el alumno
    perciba los límites de sus propias concepciones
    alternativas y, en esa medida, se sienta insatisfecho con ellas y
    dispuesto a adoptar otros modelos más potentes o
    convincentes.

    El currículo del
    modelo de enseñanza mediante el conflicto
    cognitivo

    Para este modelo, los núcleos conceptuales de la
    ciencia constituyen el eje del currículo. Los contenidos
    procedimentales y actitudinales desempeñan apenas un papel
    descriptivo en la organización del currículo.
    Así, en la organización del currículo, esta
    propuesta no difiere en exceso de los criterios planteados por la
    enseñanza tradicional y la enseñanza expositiva, en
    la medida en que comparte la idea de que la meta del
    currículo de ciencias debe ser que los alumnos dominen y
    comprendan los sistemas conceptuales en los que se basa el
    conocimiento científico.

    La idea básica de este modelo es que el cambio
    conceptual, o sustitución de los conocimientos previos del
    alumno, se producirá como consecuencia de someter a esos
    conocimientos a un conflicto empírico o teórico que
    obligue a abandonarlos en beneficio de una teoría
    más explicativa. Así, si enfrentamos a un alumno
    que cree que los objetos pesados caen más rápido
    que los más livianos, a una situación en la que
    pueda comprobar que la velocidad de
    caída es independiente de la masa de los objetos, el
    alumno se verá obligado a reestructurar su conocimiento
    para asimilar la nueva información.

    Obviamente, desde este modelo no se espera que la simple
    presentación de la situación conflictiva dé
    lugar a un cambio conceptual, sino que se requerirá, como
    sucede en la historia de las ciencias, una acumulación de
    conflictos que provoquen cambios cada vez más radicales en
    la estructura de conocimientos de los alumnos. Para ello se
    diseñan secuencias educativas programadas con el fin de
    dirigir u orientar las respuestas de los alumnos a esos
    conflictos. Desde este enfoque, la provocación y
    resolución adecuada de esos conflictos requiere que la
    situación didáctica reúna las siguientes
    condiciones:

    1. El alumno debe sentirse insatisfecho con sus propias
      concepciones
    2. Debe haber una concepción que resulte
      inteligible para el alumno
    3. Esa concepción debe resultar además
      creíble para el alumno
    4. La nueva concepción debe parecer al alumno
      más potente que sus propias ideas

    Este modelo comprende una secuencia de instrucciones que
    se producirían en tres momentos o fases:

    En un primer momento, se utilizan tareas que, mediante
    inferencias predictivas o solución de problemas, activen
    los conocimientos o la teoría previa de los alumnos. La
    función de estas tareas es no sólo que el profesor
    conozca las diferentes concepciones alternativas mantenidas por
    los alumnos, sino que éstos tomen conciencia de sus
    propias representaciones.

    En un segundo momento se enfrenta a los conocimientos
    así activados a las situaciones conflictivas, mediante la
    presentación de datos o la realización de
    experiencias. Como frecuentemente los alumnos no serán
    capaces de resolver de modo productivo esos conflictos, algunos
    de los modelos proponen presentar teorías o conceptos
    alternativos que permitan integrar los conocimientos previos de
    los alumnos con la nueva información presentada. El grado
    de asimilación de estas nuevas teorías
    dependerá de su capacidad para explicar nuevos ejemplos y
    de resolver los conflictos planteados por los anteriores. En esta
    fase se trata de que el alumno tome conciencia no sólo de
    su concepción alternativa sino de los límites de
    esa concepción y de sus diferencias con el conocimiento
    científicamente aceptado. Es la fase crucial ya que en
    ella debe lograrse no sólo la insatisfacción con la
    propia concepción sino que la nueva concepción,
    más próxima al saber científico y a las
    metas del currículo, resulte inteligible y
    creíble.

    En un tercer y último momento o fase se
    tratará de consolidar los conocimientos adquiridos y
    comprender su mayor poder explicativo con respecto a la
    teoría anterior. El alumno abandonará su
    concepción previa en la medida en que perciba que dispone
    de una teoría mejor, que permite predecir y comprender
    situaciones para las cuales su teoría alternativa
    resultaba insuficiente. Para ello deberá generalizar o
    aplicar los conocimientos científicos a nuevas situaciones
    y tareas comprobando su eficacia.

    Desventajas del modelo
    de enseñanza mediante el conflicto
    cognitivo

    Las similitudes entre este enfoque y la enseñanza
    tradicional de la ciencia en las metas, la organización y
    la evaluación
    del currículo, han conducido a una asimilación de
    la propuesta del cambio conceptual a los modelos tradicionales,
    de forma que se ha interpretado no como una forma distinta de
    concebir el currículo de ciencias sino como una estrategia
    distinta a enseñar la ciencia. Desde una concepción
    del currículo o a su realismo
    interpretativo o positivismo,
    se ha asumido que lo que este enfoque aportaba era la necesidad
    de tener en cuenta las concepciones alternativas de los alumnos
    como punto de partida, pero sin modificar las metas ni la
    organización del currículo, ni menos aún la
    evaluación, que define el sentido social de la
    educación científica. De esta forma la importancia
    de las ideas previas de los alumnos para la enseñanza de
    la ciencia ha sido fácilmente aceptada, e integrada, en
    los currículos tradicionales en uso, ya que, como muestran
    algunas tendencias en la estructura de los textos recientes de
    ciencia, no todo se reduce a incluir ciertos tests iniciales para
    detectar esas ideas previas, sin que luego los resultados de esos
    tests incidan lo más mínimo en el desarrollo
    posterior de la actividad en el aula, que sigue centrada en la
    explicación por parte del profesor y en la consiguiente
    evaluación del grado en el que los alumnos se han empapado
    de dicha exposición.

    El enfoque del cambio conceptual, bajo la apariencia de
    una aceptación de sus supuestos constructivistas, se
    tiñe así de positivismo. Se cambia la forma de
    enseñar –ahora hay que activar las concepciones
    alternativas de los alumnos– pero no la forma de evaluar ni
    las metas del currículo. Hay que activar las concepciones
    de los alumnos pero para erradicarlas, para hacer que
    desaparezcan para siempre y sean sustituidas por el conocimiento
    verdadero y aceptado: el saber científico positivo. Los
    alumnos también se empapan de este espíritu y
    aprenden a suprimir, o esconder, sus ideas erróneas cuando
    están en contextos escolares, pero éstas ideas
    reflorecen de inmediato en cuanto la tarea se presenta en un
    contexto menos académico.

    Esta aplicación, desviada del modelo de cambio
    conceptual por conflicto cognitivo, no es sin embargo ajena del
    todo a la propia naturaleza y supuestos del modelo. La
    sustitución de las concepciones alternativas por el
    conocimiento científico posiblemente no sólo sea
    difícil sino imposible e inconveniente en muchos dominios.
    El conocimiento intuitivo tiene una lógica
    cognitiva
    que lo hace insustituible. La función del
    currículo de ciencias no deberá ser sustituirlo
    sino trascenderlo, redescribirlo en modelos más complejos.
    La mecánica newtoniana no es necesaria para
    mover eficazmente los objetos del mundo, pero tampoco se abandona
    cuando uno comprende los principios de la mecánica
    relativista o incluso cuántica. Los principios que rigen
    nuestra interacción diaria con los objetos del mundo
    siguen ahí presentes, pero pueden ser interpretados, o
    redescritos, en términos de los nuevos modelos aprendidos.
    En lugar de sustituir esos principios, en muchos casos
    será necesario integrarlos jerárquicamente en las
    teorías científicas.

    Otros, sin embargo, afirman que el llamado cambio
    conceptual, necesario para que el alumno progrese desde sus
    conocimientos intuitivos hacia los conocimientos
    científicos, requiere pensar en los diversos modelos y
    teorías desde los que se pueden interpretar la realidad y
    no sólo con ellos (Pozo & Gómez, 1998: 25).
    Además, la ciencia es un proceso y no sólo un
    producto acumulado en forma de teorías o modelos, y es
    necesario trasladar a los alumnos ese carácter
    dinámico y perecedero de los saberes científicos,
    logrando que perciban su provisionalidad y su naturaleza
    histórica y cultural. Que comprendan las relaciones entre
    el desarrollo de la ciencia, la producción
    tecnológica y la organización social, y por tanto
    el compromiso de la ciencia con la sociedad, en vez de su
    supuesta "neutralidad y objetividad" del pretendido saber
    positivo de la ciencia.

    En suma, parte de los problemas de este enfoque
    educativo basado en el cambio conceptual pueden derivarse de su
    concepción del cambio como sustitución. Otra parte
    de los problemas puede deberse a su concepción del cambio
    como conceptual.

    2.5 La Enseñanza
    Mediante la Investigación Dirigida

    Los modelos de enseñanza de la ciencia mediante
    la investigación dirigida asumen que, para lograr esos
    cambios profundos en la mente de los alumnos, no sólo
    conceptuales sino también metodológicos y
    actitudinales, es preciso situarles en un contexto de actividad
    similar al que vive un científico, pero baja la atenta
    dirección del profesor que, al igual que sucedía en
    el enfoque de enseñanza por descubrimiento,
    actuaría como "director de investigaciones". De hecho esta
    propuesta recupera algunos de los supuestos que subyacían
    al modelo de descubrimiento anteriormente analizado–como su
    aceptación del paralelismo entre el aprendizaje de la
    ciencia y la investigación científica–pero
    desde nuevos planteamientos epistemológicos y
    didácticos, que se alejan de ciertas creencias
    inductivistas que subyacían al modelo de descubrimiento.
    Podríamos decir que lo que cambia de un enfoque a otro es
    la propia concepción de la investigación
    científica–que en este planteamiento se concibe como
    un proceso de construcción social– y con ella la
    forma de llevar esa investigación al aula como guía
    del trabajo didáctico.

    Aunque se considera que el aprendizaje de la ciencia
    debe seguir, como en la enseñanza por descubrimiento, los
    pasos de la investigación científica, en los
    modelos de investigación dirigida no se asume que el
    componente único o esencial del trabajo científico
    sea la aplicación rigurosa de un método, sino que,
    de acuerdo con las orientaciones actuales en la propia
    epistemología de la ciencia, se asume que la
    investigación que los alumnos deben emular consiste ante
    todo en un laborioso proceso de construcción social de
    teorías y modelos, apoyado no sólo en ciertos
    recursos
    metodológicos sino también en el despliegue de
    actitudes que se alejan bastante de las que cotidianamente
    muestran los alumnos, por lo que la meta de esa
    investigación dirigida debe ser promover en los alumnos
    cambios no sólo en sus sistemas de conceptos sino
    también en sus procedimientos y actitudes. Se asume por
    tanto, la hipótesis de la incompatibilidad
    entre el conocimiento cotidiano y el científico, no
    sólo en sus sistemas de conceptos, sino también en
    sus métodos y en sus valores. Al mismo tiempo, a
    diferencia de las estrategias de enseñanza basadas en el
    descubrimiento, se adopta una clara posición
    constructivista, al considerar los modelos y las teorías
    elaborados por la ciencia, pero también sus métodos
    y sus valores, son producto de una construcción social, y
    que por tanto, para lograrlos en el aula, es necesario situar al
    alumno en contextos sociales de construcción del
    conocimiento similares a los que vive un científico. Dado
    que la investigación científica se basa en la
    generación y resolución de problemas
    teóricos y prácticos, la propia enseñanza de
    la ciencia deberá organizarse también en torno a la
    resolución de problemas.

    El currículo en
    el modelo de enseñanza mediante la investigación
    dirigida

    El eje sobre el que se articula el currículo de
    ciencias es la resolución de problemas generados desde el
    análisis del conocimiento disciplinar. Dado que la
    investigación científica se realiza siempre en el
    marco de disciplinas específicas, que delimitan el tipo de
    problemas relevantes, otro tanto debe suceder con la
    enseñanza de la ciencia, que debe basarse en problemas
    generados desde el conocimiento disciplinar. Por tanto la
    selección de contenidos, aunque tenga en cuenta las
    características de los alumnos y el contexto social del
    currículo, se apoya una vez más en los contenidos
    conceptuales de la ciencia. En alguna de las propuestas, sin
    embargo, el currículo se organiza no tanto en torno a los
    conceptos específicos de la ciencia sino a ciertas
    estructuras conceptuales que subyacen o dan sentido a esos
    conceptos, como la búsqueda de regularidades y la
    atención al cambio como hilo conductor del análisis
    de las relaciones en diversos dominios de la ciencia (los seres
    vivos, las sustancias, los movimientos de los astros, etc.). Este
    hilo conductor que actuaría como un eje estructurador del
    currículo, se traduce en una secuencia de contenidos
    disciplinariamente organizados, y en cuya estructuración
    desempeña un papel importante la propia historia de la
    ciencia.

    El desarrollo de esa secuencia de contenidos se
    apoyará en el planteamiento y resolución conjunta
    de problemas por parte del profesor y de los alumnos. Estos
    problemas deben consistir en situaciones abiertas, que exijan la
    búsqueda de nuevas respuestas por parte de los alumnos
    bajo la supervisión del profesor, y se
    corresponderán por tanto, dentro de la resolución
    de problemas con la realización de pequeñas
    investigaciones que en lo posible integren tanto aspectos
    cualitativos como cuantitativos. La labor del profesor
    será no sólo orientar la investigación, sino
    también reforzar, matizar o cuestionar las conclusiones
    obtenidas por los alumnos a la luz de las aportaciones hechas
    previamente por los científicos en la resolución de
    esos mismos problemas.

    Las desventajas de la
    enseñanza a través de la investigación
    dirigida

    Uno de los problemas más importantes que suele
    plantear este enfoque de la educación científica es
    sin duda su alto nivel de exigencia al profesorado, lo que hace
    difícil su generalización. Enseñar la
    ciencia como un proceso de investigación dirigida requiere
    una determinada concepción de la ciencia y de su
    enseñanza, que no suele estar muy extendida entre los
    profesores. Requiere un cambio radical en la forma de concebir el
    currículo de ciencias y sus metas, que afecta no
    sólo a la concepción de la ciencia, sino
    también a los métodos de enseñanza
    utilizados y a las propias actitudes que debe manifestar el
    profesor en clase de ciencias. En suma, exige del profesor un
    cambio conceptual, procedimental y actitudinal paralelo al que
    debe intentar promover en sus alumnos.

    Si aceptamos como parece hacerse desde este enfoque, el
    supuesto que la construcción del conocimiento es definido
    en las interacciones sociales y está situada en un
    contexto social que define sus metas, parece bastante dudoso que
    los alumnos puedan poner en marcha procesos de
    construcción del conocimiento que compartan las metas y
    los contextos sociales –de descubrimiento pero
    también de justificación– propios del trabajo
    científico. Para empezar, los científicos tienden a
    ser personas expertas en un domino restringido de conocimiento al
    que dedican, como todo experto, una gran cantidad de horas de
    trabajo, cuyo contenido y orientación está en buena
    medida determinado por su propia comunidad de práctica
    científica. En cambio los alumnos se ven obligados a
    distribuir su pericia y su esfuerzo por las cada vez más
    abundantes materias y asignaturas que deben estudiar, sin que
    estén en condiciones de adoptar ni de interiorizar las
    reglas y las metas que definen cada una de esas comunidades de
    práctica. No todo lo que hace un científico tiene
    sentido para los alumnos, y viceversa, ya que los mundos en los
    que viven –y que tan activamente ayudan a
    construir–son muy diferentes e incluso están regidos
    por metas distintas; hasta la definición de un problema
    puede no ser la misma para unos y otros. Los problemas de los
    científicos con frecuencia no son verdaderos problemas
    para los alumnos. De hecho más allá de los
    problemas científicos y de los problemas cotidianos que
    unos y otros afrontan parece necesario definir un ámbito
    específico, intermedio, para los problemas educativos, un
    escenario propio de la actividad didáctica no reductible
    ni al conocimiento científico ni al cotidiano.

    2.6 La enseñanza
    por explicación y contrastación de
    modelos

    Este modelo de enseñanza rescata lo valioso de
    los diferentes modelos explicados anteriormente,
    analizándolos de manera crítica y realizando
    también la autocrítica al propio modelo.
    Cuidándose de no llegar al relativismo vacío, este
    modelo tiene muy en claro el contenido del currículo, el
    papel del profesor, los entornos sociales y naturales en las que
    se desenvuelven los alumnos y las metas a las que el docente debe
    llevar al planificar las actividades de
    enseñanza.

    Puesto que este modelo es el que preferimos y es el
    referente que nutre nuestra concepción
    epistemológica de las ciencias naturales para concebir el
    currículo y diseñar nuestra práctica
    educativa porque involucra una combinación de
    múltiples estrategias didácticas y flexibles a la
    enseñanza y aprendizaje de la ciencia, lo presentamos de
    manera más detallada en el siguiente capitulo.

    CAPÍTULO 3III. Elección de
    Nuestro Modelo de Enseñanza

    3.1 La
    enseñanza por explicación y contrastación de
    modelos

    Frente a la asunción de que el aprendizaje de la
    ciencia debe recorrer los mismos pasos que la
    investigación científica y que el alumno debe
    emular la actividad de los científicos para acercarse a
    sus resultados, desde el enfoque de la enseñanza por
    explicación y contrastación de modelos, se asume
    que la educación científica constituye un escenario
    de adquisición del conocimiento completamente diferente a
    la investigación y por tanto se dirige a metas distintas y
    requiere actividades de enseñanza y evaluación
    diferentes. El alumno no puede enfrentarse a los mismos problemas
    que en su momento intentaron resolver los científicos, ya
    que los abordará en un contexto diferente, en el que entre
    otras cosas, dispondrá como elemento de reflexión y
    de redescripción representacional de los modelos y
    teorías elaborados por esos mismos científicos.
    Tampoco el profesor puede equipararse a un director de
    investigaciones, ya que su función social es muy diferente
    a la de un científico, pues no tiene que producir
    conocimientos nuevos ni afrontar problemas nuevos sino ayudar a
    sus alumnos a reconstruir el conocimiento
    científico.

    Desde este enfoque se asume una posición
    claramente constructivista con respecto al aprendizaje de la
    ciencia, si bien no se acepta el isomorfismo entre la
    construcción del conocimiento científico y su
    aprendizaje por parte de los alumnos. La construcción del
    conocimiento científico y escolar implica escenarios
    sociales claramente diferenciados por sus metas y la
    organización de sus actividades.

    Por otra parte, la idea de que el aprendizaje de la
    ciencia implica una continua contrastación entre modelos,
    más que la superación empírica de un modelo
    por otro, se acerca más a la hipótesis de la
    independencia
    entre diversos modelos o a su integración jerárquica que al
    supuesto de la sustitución de unos por otros. Mientras que
    algunos defensores de este enfoque adoptan los supuestos de la
    cognición situada y con ellos la hipótesis de la
    independencia contextual entre diversas formas de conocimiento,
    otros asumen la posibilidad de integrar jerárquicamente
    unas formas de conocimiento en otra.

    En cualquiera de los casos, desde este enfoque se asume
    que la meta de la educación científica debe ser que
    el alumno conozca la existencia de diversos modelos alternativos
    en la interpretación y comprensión de la naturaleza
    y que la exposición y contrastación de estos
    modelos le ayudará no sólo a comprender mejor los
    fenómenos estudiados sino sobre todo la naturaleza del
    conocimiento científico elaborado para interpretarlos. La
    educación científica debe ayudar al alumno a
    construir sus propios modelos, pero también a
    interrogarlos y redescribirlos a partir de los elaborados por
    otros, ya sean sus propios compañeros o científicos
    eminentes.

    El núcleo organizador de este enfoque
    didáctico son los modelos, es decir la forma en que
    se representa el conocimiento existente en un dominio dado. En
    este modelo hay un interés implícito por los
    contenidos conceptuales, pero éstos se organizarían
    no tanto a partir de los contenidos conceptuales
    específicos (densidad,
    calor,
    movimiento, etc.) como de las estructuras conceptuales o modelos
    que dan sentido a esos conceptos (interacción, equilibrio,
    conservación, etc.). Se trata de profundizar y enriquecer
    los modelos elaborados por los alumnos, que deben ir integrando
    no sólo cada vez más información sino
    también otros modelos y perspectivas. Se debe tratar de
    que el alumno pueda interpretar las diferencias y similitudes
    entre diferentes modelos. Es importante no confundir la meta del
    currículo con su método. La manera de acceder a
    esas estructuras subyacentes, o implícitas, al entramado
    conceptual de los alumnos es a través de los conceptos
    específicos de la física, la química y la
    biología, que no deberán concebirse como un fin en
    sí mismos sino como un medio para acceder a construir esas
    estructuras conceptuales que son las que han dado sentido a esos
    conceptos, que constituirían los objetivos a corto plazo,
    las metas intermedias, para acceder a otras metas más
    profundas y generales.

    La propuesta basada en la enseñanza mediante
    modelos es heterogénea y va desde el entrenamiento
    directo en los modelos y estructuras conceptuales, al
    enriquecimiento de modelos elaborados por los propios alumnos a
    partir de las discusiones con sus compañeros, las
    explicaciones del profesor y las evaluaciones recibidas, la
    presentación y contrastación de los modelos en el
    contexto de la solución de problemas, o la
    explicación de esos modelos por parte del profesor y su
    discusión con los alumnos.

    Huyendo de ambos extremos (el del "método
    científico" único y omnipotente que guía
    todas las actividades de enseñanza; y el del relativismo
    vacío según el cual todo vale), se trata de asumir
    la complejidad y diversidad de las situaciones didácticas
    que no permiten establecer secuencias de aprendizaje
    únicas. Es preciso partir de que los alumnos se enfrenten
    a problemas que despierten en ellos la necesidad de encontrar
    respuestas, que deben ser modeladas, explicadas, pero
    también enriquecidas mediante la multiplicación de
    modelos alternativos. El profesor debe ejercer en diferentes
    momentos de la actividad didáctica, papeles diversos,
    algunos de los cuales han ido apareciendo al analizar los
    enfoques anteriores: debe guiar las indagaciones del alumno, pero
    también debe exponer alternativas, inducir a generar
    contrargumentos, promover la explicitación de los
    conocimientos, su redescripción en lenguajes o
    códigos más elaborados, etc.

    Entre estos papeles que debe ejercer el profesor se
    recupera, como una de sus tareas más relevantes y
    complejas, la necesidad de explicar a sus alumnos esos diversos
    modelos alternativos, pero desde estas posiciones la
    explicación no sería ya un monólogo, un
    discurso unívoco por parte del profesor, sino un
    diálogo, una conversación más o menos
    encubierta, en la que el profesor crea diversos escenarios
    explicativos para hacer dialogar a los diversos modelos e
    interpretaciones posibles de los fenómenos estudiados,
    contrastándolos entre sí y redescribiendo unos en
    otros, es decir haciendo que se expliquen mutuamente con el fin
    de integrar unas explicaciones en otras. Esos diálogos o
    explicaciones mutuas entre modelos pueden adoptar diferentes
    formatos:

    1. "Vamos a pensarlo juntos": el profesor redescribe las
      ideas generadas por los propios alumnos, intentando explicarlas
      y conectarlas con los modelos científicos
    2. "El narrador de cuentos": el
      profesor convierte la explicación en una
      narración, un relato, en el que integra los diferentes
      argumentos explicativos
    3. "Dilo a mi manera": los alumnos deben redescribir sus
      propias ideas e interpretaciones, reinterpretarlas, en
      términos de otro modelo, idealmente suministrado por
      el profesor, utilizando con precisión el
      lenguaje y los códigos explicativos de ese
      modelo.

    4. "Míralo a mi manera": los alumnos deben partir
      de una teoría o modelo determinado para interpretar los
      problemas o fenómenos estudiados, deben intentar ponerse
      en el punto de vista de otro, preferiblemente un modelo
      científico, pero también la concepción
      alternativa de un compañero, para comprender las
      diferencias entre distintas perspectivas.

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