- Resumen
- La problemática
ambiental - Breve historia de la
educación ambiental - Perspectiva teórica de
la educación ambiental - Educación ambiental
hacia el desarrollo sostenible
La educación ambiental,
surgida en los años 70, como respuesta a la crisis
ambiental, debe entenderse como un proceso de
aprendizaje
que debe facilitar la comprensión de las realidades del
medioambiente, del proceso sociohistórico que ha conducido
a su actual deterioro; que tiene como propósito que cada
individuo
posea una adecuada conciencia de
dependencia y pertenencia con su entorno, que se sienta
responsable de su uso y mantenimiento,
y que sea capaz de tomar decisiones en este plano. La educación
ambiental, debe estar dirigida a la estimulación de la
adopción
por parte de las personas de un modo de vida compatible con la
sostenibilidad, en el que se valorice la sencillez y el gastar
los recursos de
la tierra a la
menor velocidad
posible, lo cual supone un freno parcial en algunas direcciones
que se traducirá a la larga, en una mayor abundancia y
durabilidad de la vida en sentido general; para lograr esta
aspiración, es imprescindible elevar el nivel de conocimiento e
información, de sensibilización y
concienciación por parte de los ciudadanos,
científicos, investigadores, gobiernos, la sociedad civil y
todas las organizaciones
nacionales e internacionales.
PALABRAS CLAVES: educación ambiental,
desarrollo
sostenible, medio
ambiente, aprendizaje, sensibilización, comportamiento.
A partir de la década del ´70, en el mundo en
sentido general se comienza a tratar la cuestión ambiental
debido al creciente y evidente deterioro del entorno, cuya causa
fundamental ha sido la acción
del hombre.
El medio ambiente se
convierte en problema de investigación a consecuencias del deterioro
de los recursos
naturales, y al afectar la vida humana a grandes y
pequeñas escalas, centrándose la atención de la comunidad
científica internacional, en la búsqueda de la
concienciación de la necesidad apremiante de utilizar
responsablemente el saber de todos los campos de la ciencia
para darle respuesta a la creciente degradación ambiental,
que no solo pone en crisis las condiciones de vida en el planeta,
sino hasta la permanencia de la vida en el mismo.
Fundamentalmente la atención se ha centrado en dos
cuestiones esenciales: la influencia del ambiente y las
modificaciones que ha sufrido este sobre las personas, sus
conductas y actitudes; y
la influencia de estas sobre el medio, las sociedades,
las grandes potencialidades de impacto del factor humano sobre el
entorno, las conductas degradantes, las concepciones y modos de
vida en general. Los dos enfoques investigativos tienen un
denominador común: la relación ser humano –
medio ambiente.
Una de las respuestas a la crisis ambiental ha sido la
educación ambiental, ya que las ciencias de la
educación, se ocupan del proceso formativo del hombre,
del desarrollo del mismo, es decir, del cómo este se
prepara a lo largo de su vida para interactuar con el medio
ambiente, esta educación debe promover la formación
de una conciencia ambiental en los seres humanos que les permita
convivir con el entorno, preservarlo, y transformarlo en función de
sus necesidades, sin comprometer con ello la posibilidad de las
generaciones futuras de satisfacer las suyas, de preservar y
desarrollar la riqueza cultural de la humanidad, de producir
bienes y
riquezas materiales,
incrementar el potencial productivo, asegurando oportunidades
equitativas para todos, sin que ello implique poner en peligro
nuestro ambiente, incluidos sus diferentes sistemas del
mismo.
2. BREVE HISTORIA DE LA
EDUCACIÓN AMBIENTAL.
Los orígenes de la educación ambiental se
sitúan en los años 70, la misma surge en el
contexto de preocupación mundial ante la seria
desestabilización de los sistemas naturales, lo cual pone
en evidencia la insostenibilidad del paradigma de
desarrollo industrial o "desarrollista", y lleva a la comunidad
internacional al planteamiento de la necesidad de cambios en las
ciencias,
entre ellas, las ciencias de la educación, con el objetivo de
darle respuesta a los crecientes y novedosos problemas que
afronta la humanidad.
El concepto de
educación ambiental no se ha mantenido estático, el
mismo se ha modificado, precisamente en correspondencia con la
evolución de la idea de medio ambiente. En
un principio la atención se centró en cuestiones
tales como la conservación de los recursos naturales,
así como de los elementos físico – naturales que
constituyen la base de nuestro medio, la protección de la
flora y la fauna, etc.
Paulatinamente se han incorporado a este concepto, las
dimensiones tecnológicas, socioculturales, políticas
y económicas, las cuales son fundamentales para entender
las relaciones de la humanidad con su ambiente y así
poder
gestionar los recursos del mismo.
Aunque el término educación ambiental ya aparece
en documentos de
la
Organización de las Naciones Unidas
para la Ciencia, la
Educación y la Cultura
(UNESCO), datados de 1965, no es hasta el año 1972, en
Estocolmo, durante la Conferencia de la
Naciones Unidas sobre el Medio Humano, cuando se reconoce
oficialmente la existencia de este concepto y de su importancia
para cambiar el modelo de
desarrollo. Donde fue constituido el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entidad
coordinadora a escala
internacional de las acciones a
favor de la protección del entorno, incluida la
educación ambiental.
En dicha conferencia, se crea el Programa Internacional de
Educación Ambiental (PIEA), el cual, según Bedoy
Víctor, 2002 "pretendía aunar esfuerzos y optimizar
informaciones, recursos, materiales e investigaciones
en materia de
educación ambiental para extender el
conocimiento de las aportaciones teóricas y
prácticas que se iban produciendo en este campo de la
ciencia".
A partir de ese momento, se han realizado diferentes eventos sobre el
particular, que conforman lo que llamamos el debate
ambiental, entre los que cabe destacar, El Coloquio Internacional
sobre la Educación relativa al Medio Ambiente (Belgrado,
1975); La Conferencia Intergubernamental sobre Educación
Ambiental, organizada por la UNESCO y el PNUMA en Tbilisi,
antigua URSS, 1977; El Congreso sobre Educación y
Formación Ambiental, Moscú, 1987; La Conferencia de
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Río de
Janeiro, 1992, la cual aportó importantes acuerdos
internacionales, y documentos de relevancia, tales como la Agenda
21, en la que se dedica el capítulo 36, al fomento de la
educación y a la reorientación de la misma hacia el
desarrollo sostenible, la capacitación, y la toma de conciencia;
paralelamente a la Cumbre de la Tierra se
realizó el Foro Global Ciudadano de
Río 92, en el cual se aprobaron 33 tratados uno de
los cuales lleva por titulo Tratado de Educación Ambiental
hacia Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global; El Congreso Iberoamericano
de Educación Ambiental, Guadalajara (México,
1992) y La Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (Río +
10), realizada en el año 2002, en Johannesburgo,
Sudáfrica.
3. PERSPECTIVA
TEÓRICA DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL.
Durante siglos, la especie humana ha modificado el entorno en
que vive para adaptarlo a sus necesidades, en esta
relación sociedad
– medio ambiente se han instituido valores que
promueven una mentalidad de sometimiento del mismo,
desarrollándose normas de uso que
unidas a los avances científicos y tecnológicos que
han dotado al hombre de un poder enorme de impacto sobre el
entorno, han condicionado la acción depredadora de este
sobre el medio, la cual ha sobrepasado los efectos locales, ya
que los problemas derivados del conflicto
sociedad – naturaleza,
han cambiado las condiciones de vida del planeta, originando
efectos nocivos que afectan la calidad de la
vida en su conjunto.
Estos problemas
ambientales surgen de las incompatibilidades existentes entre
las cualidades biofísicas del entorno y las relaciones
socioculturales actuantes sobre él, por tanto un análisis adecuado de estas dificultades
deberá profundizar en una crítica
del tipo de relación del hombre con su medio ambiente.
La educación ambiental debe entenderse como un proceso
de aprendizaje que debe facilitar la comprensión de las
realidades del medioambiente, del proceso sociohistórico
que ha conducido a su actual deterioro; que tiene como
propósito que cada individuo posea una adecuada conciencia
de dependencia y pertenencia con su entorno, que se sienta
responsable de su uso y mantenimiento, y que sea capaz de tomar
decisiones en este plano. La misma, "intenta proponer una nueva
información que aumente los conocimientos sobre el medio
ambiente y que de esta ampliación surja una
reflexión que nos permita mejorar la calidad de
vida, mejorando la calidad ambiental y que nos lleve
necesariamente a una acción a favor del medio" Calvo y
Corraliza (1997).
"La educación ambiental resulta clave para comprender
las relaciones existentes entre los sistemas naturales y
sociales, así como para conseguir una percepción
más clara de la importancia de los factores
socioculturales en la génesis de los problemas
ambientales. En esta línea, debe impulsar la
adquisición de la conciencia, los valores y
los comportamientos que favorezcan la participación
efectiva de la población en el proceso de toma de
decisiones. La educación ambiental así
entendida puede y debe ser un factor estratégico que
incida en el modelo de desarrollo establecido para reorientarlo
hacia la sostenibilidad y la equidad".
Martínez, Jose Félix,2001.
La educación ambiental, por tanto constituye una
herramienta que persigue mejorar las relaciones del hombre con su
medio, a través del conocimiento, la
sensibilización, la promoción de estilos de vida y
comportamientos favorables al entorno, es decir, "una
educación en la que se incluyen tanto la
adquisición de conocimientos y destrezas como una
formación social y ética que
está referida al entorno natural o construido y que tiene
como finalidad la sensibilización para lograr que los
seres humanos asumamos la responsabilidad que nos corresponde"
(idem).
Desde el punto de vista conceptual, el enfoque
histórico-cultural constituye un sólido referente y
un enfoque epistemológico con amplias perspectivas de
aplicación en la educación ambiental; en el mismo,
se sitúa como objetivo fundamental del proceso educativo,
el desarrollo íntegro de la
personalidad del individuo, en estrecha relación con
el contexto (o medio ambiente) en el que se encuentra, mediante
una inserción social consciente y comprometida, como
sujeto de la historia, que busca la transformación de la
realidad en aras de su propio beneficio y del bienestar de la
sociedad.
Teniendo en cuenta el carácter rector que desde el enfoque
histórico-cultural posee la enseñanza en relación con el
desarrollo psíquico del individuo, se plantea que la
educación ambiental debe convertirse en fuente e hilo
conductor de un desarrollo que contemple de manera
intrínseca el establecimiento de una relación
armónica del individuo y el medio ambiente. Esto puede
lograrse a través de la estimulación y
optimización de diversos procesos
psicológicos y las relaciones entre ellos, tales como
habilidades, capacidades, valores, conocimientos, actitudes,
percepciones, vivencias y comportamientos coherentes con el ideal
de protección medioambiental que debe instituirse como
componente fundamental de los patrones educativos
correspondientes con los intereses actuales de la sociedad, y del
propio individuo como personalidad.
Dos categorías fundamentales existentes en la teoría
histórico-cultural son de singular relevancia en el
entendimiento del proceso de la educación ambiental, estas
son la Zona de Desarrollo Próximo y la Situación
Social del Desarrollo.
La Situación Social del Desarrollo (combinación
especial de los procesos internos y de las condiciones externas,
típica de cada etapa del desarrollo y que condiciona las
nuevas formaciones psicológicas que adquiere el
individuo), implica que la educación ambiental supone
necesariamente cambios profundos con respecto a enfoques
tradicionales de educación, que contemplan el
enriquecimiento constante del contexto educativo, y por
consiguiente de la SSD; tomado en cuenta, integrando y
optimizando elementos socioculturales, materiales,
históricos, afectivos e intelectuales;
tanto de los individuos, como de los grupos humanos,
para orientarse de manera efectiva hacia el logro de una adecuada
cultura ambiental en los ciudadanos.
La Zona de Desarrollo Próximo (distancia existente
entre lo que un individuo es capaz de hacer por si mismo, y lo
que puede realizar con la ayuda de los demás), es el
espacio donde se sitúa el aprendizaje
efectivo y la enseñanza verdaderamante desarrolladora de
una adecuada educación para la convivencia armónica
con el medio ambiente, y orientada hacia el desarrollo
sostenible. Los programas de
educación ambiental que persigan estos objetivos,
deberán partir de diagnósticos optimistas que
reflejen las potencialidades de sujetos, grupos, familias, y
comunidades, contemplando no sólo su estado actual
y sus limitaciones, sino también sus oportunidades de
aprendizaje; deberán concebir la estimulación de un
desarrollo
personal, grupal y social, como una construcción cultural, que se realiza a
través de la socialización con otros seres humanos
mediante actividades sociales compartidas, a través de un
proceso de educación que no consiste solamente en una
simple transmisión de conocimientos concretos de una
persona
experta a una inexperta, sino en la creación de
circunstancias pedagógicas en que los individuos apliquen
conscientemente conocimientos o contenidos, e identifiquen,
valoren y creen estrategias y
acciones concretas encaminadas a la solución de problemas
ambientales que existan en la práctica de la
cotidianidad.
El proceso de la educación ambiental debe orientarse
continua y permanentemente hacia la facilitación de un
aprendizaje desarrollador, en dinámica interacción entre el individuo cognoscente
y su medio ambiente (entendido en sus múltiples
dimensiones), que promueva cambios cualitativos y cuantitativos
en la personalidad del mismo, tomando como punto de partida la
situación histórico cultural concreta del medio en
el que se desenvuelve.
Existen diferentes características que debe poseer un
eficiente programa de educación ambiental, según la
North American Association for Environmental Education, en su
Environmental Education Materials: Guidelines for Excellence
workbook. Bridging Theory & Practice. (2000)
- Debe ser justo y preciso en la descripción de los diversos problemas,
situaciones y conflictos
ambientales; presentar de manera balanceada diferentes puntos
de vista y teorías sobre los mismos, áreas de
consenso, incluyendo las organizaciones y afiliaciones,
así como las políticas oficiales. Debe estimular
la reflexión y toma de conciencia acerca de las posibles
consecuencias del comportamiento individual sobre el
entorno. - Promover concienciación acerca del entorno natural,
construido y social; así como un entendimiento de los
conceptos ambientales en los contextos en los cuales estos se
manifiestan, claramente relacionados en una concepción
de sistema;
estimular la sensibilización, valores, y percepciones
adecuadas hacia el medio ambiente; la comprensión de la
interdependencia de todas las formas de vida, y la dependencia
de la vida humana de los recursos del planeta en un ambiente
saludable. - La educación ambiental debe producir un aprendizaje
efectivo, utilizando para ello métodos
centrados en el alumno, desde una perspectiva
transdisciplinaria, que abarque aspectos globales, nacionales,
y locales del desarrollo sostenible. Debe dejarse abierta la
posibilidad de diferir y preguntar, explorar diferentes
perspectivas y opiniones acerca de las diferentes
teorías y formarse opiniones y concepciones propias
respecto al tema, en una atmósfera de respeto por
las opiniones diferentes y apertura para nuevas ideas. Un
programa de educación ambiental debe estimular el
pensamiento
crítico y creativo a través de la
definición de problemas, formulación de hipótesis, colección, organización y análisis de
información, conclusiones, enunciado de posibles
estrategias de solución, e identificación de
oportunidades, creación de planes de acción,
implementación de los mismos y evaluación de resultados. El estudiante
debe ser un participante activo, y el aprendizaje debe devenir
un proceso natural, de construcción del conocimiento;
debe proveer oportunidades a los estudiantes para afianzar las
capacidades de pensamiento independiente y efectivo, y
acción responsable, tanto en situaciones de independencia como coolaborativas, de trabajo
grupal, en la solución de problemas ambientales en el
ámbito comunitario. - Debe promoverse la reflexión acerca de la diversidad
de culturas, razas, géneros, grupos
sociales, generaciones, entre las cuales deben existir
equidad y respeto. - Se deben estimular también habilidades ciudadanas,
incluyendo la participación en las políticas de
regulación, usando los medios y los
servicios
comunitarios. Un programa de educación ambiental debe
promover responsabilidad cívica, y estimular a las
personas a usar sus conocimientos y habilidades personales a
favor del medio ambiente.
4.
EDUCACIÓN AMBIENTAL HACIA EL DESARROLLO
SOSTENIBLE.
A partir de la Segunda Guerra
Mundial, el desarrollo comienza a concebirse como crecimiento
económico, orientándose hacia el logro de un
acelerado desarrollo industrial y tecnológico; a este
paradigma de desarrollo se le llamó "desarrollista", el
mismo ha acarreado negativas consecuencias para la humanidad
relacionadas con el incremento del deterioro de las condiciones
ambientales del planeta y los diferentes sistemas
biofísicos y sociales que lo constituyen; lo cual ha
desencadenado la llamada crisis ambiental.
Como resultado de esta crisis ambiental, Según,
Muñóz, Marta Rosa, 2003 ya en la década del
60, la humanidad comienza a cuestionarse este paradigma de
desarrollo que contiene altos costos sociales,
económicos, culturales y ambientales vinculados al
consumo y
manejo irracional e indiscriminado de los recursos del medio, y
se demuestra la existencia de un gran mito alrededor
del mismo, tanto acerca de su ineficacia para resolver los
problemas que enfrenta la humanidad, como respecto a la
responsabilidad con la creciente degradación
ambiental.
En este contexto de preocupación mundial ante las
graves y diversas problemáticas ambientales que enfrenta
el planeta, surge como alternativa la teoría del
desarrollo sostenible o sustentable, concepto que aunque se
había manejado con anterioridad, adquirió verdadera
relevancia en 1987, en Nuestro Futuro Común, Informe de la
Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo,
conocido también como informe de la Comisión
Brundtland, en la cual se definió el Desarrollo Sostenible
como "aquel que satisface las necesidades de la generación
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas propias".
"El desarrollo
sustentable requiere la promoción de valores que
estimulen patrones de consumo dentro de los límites de
lo ecológicamente posible, y a los cuales todos puedan
aspirar razonablemente, implica además que las sociedades
satisfagan las necesidades humanas incrementando el potencial
productivo y asegurando oportunidades equitativas para todos, y
no debe poner en peligro los sistemas naturales que constituyen
la base de la vida en la Tierra: la atmósfera, los
suelos, las
aguas y los seres vivos" Muñóz, Marta Rosa
2003.
Este modelo ha resultado ser muy polémico y en
ocasiones contradictorio, por lo cual desde finales de la
década de los ’80, se han desarrollado
múltiples acercamientos conceptuales al mismo, los cuales,
independientemente de sus incompatibilidades, coinciden, en su
orientación hacia el logro de un crecimiento con eficiencia
económica, que no deteriore ni utilice de manera
irracional los recursos naturales, que garantice el progreso y la
justicia y
equidad social, que respete y estimule la diversidad y riqueza de
las identidades culturales, así como el precepto de la
eficiencia ecológica de los sistemas
biofísicos.
En todo caso, el nuevo paradigma de la sustentabilidad
presupone alcanzar una armonía entre las diversas aristas
que incluyen el desarrollo humano, tales como la economía, la
sociedad, la naturaleza, la cultura y la tecnología, donde la
dimensión ambiental atraviese transversalmente este
proceso de desarrollo.
"De otro modo se interpreta que al desarrollo
sustentable, le resultan inherentes: la posible única
opción viable para salvaguardar a la Humanidad, la
adopción de una nueva ética humana para con la
naturaleza, un motivo de solidaridad
intergeneracional, una teoría humanista y progresista, el
sentido de responsabilidad por salvar las condiciones que
sustentan la vida en el planeta, un móvil para la paz y la
estabilidad mundial, una alternativa sensata a los modelos
existentes de desarrollo y la globalización de la solidaridad ambiental"
Jaula, Jose Alberto, 2002.
El mismo autor, señala ciertos principios que
debe seguir un proyecto de
desarrollo sostenible, tales como la percepción
transdisciplinar de la ciencia y la educación, la descentralización del saber, el
conocimiento sistémico, la ciencia posnormal, la
visión ambiocéntrica, el pensamiento
analógico, las relaciones diacrónicas, la
concepción holística de la realidad, la certeza de
la incertidumbre, la lógica
sensitiva, inductiva y sintética, la prevención y
mantenimiento del ambiente, la dirección participativa de la
población, la solidaridad con el entorno, la solidaridad
intergeneracional y la armonía e intercambio con el
ambiente.
La educación desempeña una importante
función en la progresiva implementación de este
nuevo paradigma de desarrollo; la misma debe encargarse de
estimular el establecimiento de nuevos y más positivos
estilos de relación del hombre con el medio ambiente,
abarcando las diversas aristas o dimensiones del mismo, tales
como las sociales, naturales, tecnológicas,
económicas o políticas; debe instituirse como punto
de partida e instrumento por excelencia en la necesaria
incidencia sobre los diferentes actores sociales existentes en la
actualidad, para potenciar la adquisición de nuevas
informaciones, conocimientos, sensibilidades, valores y estilos
de conducta humanas,
favorables al medio ambiente.
La Educación Ambiental constituye una de las
respuestas a la crisis ambiental, y a su vez, educar para la
sustentabilidad constituye el objetivo de la misma, esta juega un
importante papel en el necesario incremento de las informaciones
y conocimientos a los ciudadanos de nuestro planeta, en la
asunción de nuevos valores, de cambios positivos en las
actitudes con relación a la problemática ambiental;
así como en la modificación de los comportamientos
humanos lesivos al medio ambiente.
"Es evidente que el conocimiento es, hoy más que
nunca, un factor decisivo en el proceso de desarrollo. En lo que
respecta a la problemática ambiental, se hace
indispensable en la actualidad tener un mayor conocimiento sobre
nuestros recursos naturales y la propia realidad social y
cultural, que haga posible la utilización inteligente del
inmenso potencial de riquezas en beneficio de toda la sociedad"
Muñóz, Marta Rosa, 2003.
"Uno de los retos principales del desarrollo sostenible
implica la necesidad de formar capacidades en las personas y la
sociedad, para orientar el desarrollo sobre bases
ecológicas, de diversidad cultural, y equidad y
participación social. Para ello han de tenerse en cuenta
los comportamientos, valores sociales, políticos,
culturales y económicos en relación con la
naturaleza. De igual forma, ha de propiciar y facilitar herramientas
para que las personas puedan producir y apropiarse de saberes,
técnicas y conocimientos que les permitan
una mayor participación en la gestión
ambiental, decidir y definir las condiciones y calidad de vida"
Muñóz, Marta Rosa, 2003.
Teniendo en cuenta la situación ambiental actual
de nuestro planeta, podemos decir que hasta ahora la
educación ambiental ha cumplido incipientemente con su
misión,
dentro de las razones fundamentales de este fracaso se encuentra
el hecho de que la misma no se ha dirigido de manera acertada
hacia el logro de un cambio
profundo en las concepciones y estilos de vida, de producción y consumo de los seres humanos,
ni a sus relaciones con el medio ambiente.
Los patrones de producción y consumo
insostenibles se encuentran dentro de los principales factores
condicionantes de la situación actual del medio ambiente,
en ello poseen una gran importancia los estilos de vida de las
personas; para lograr una sociedad sustentable, es necesario
realizar un giro hacia un estilo de vida
de "simplicidad voluntaria" comprometido con la
sostenibilidad.
Los cambios en los valores y estilos de vida hacia una
posición más ecológicamente responsable,
constituyen un estadio importante en pro de la disminución
de los problemas ambientales que posee nuestro planeta. La
educación ambiental, debe estar por tanto, dirigida a la
estimulación de la adopción por parte de las
personas de un modo de vida compatible con la sostenibilidad, en
el que se valorice la sencillez y el gastar los recursos de la
tierra a la menor velocidad posible, lo cual supone un freno
parcial en algunas direcciones que se traducirá a la
larga, en una mayor abundancia y durabilidad de la vida en
sentido general; para lograr esta aspiración, es
imprescindible elevar el nivel de conocimiento e
información, de sensibilización y
concienciación por parte de los ciudadanos,
científicos, investigadores, gobiernos, la sociedad civil
y todas las organizaciones nacionales e
internacionales.
Este cambio es susceptible de realizarse, teniendo en
cuenta que así como un estilo de vida mantiene
comportamientos ambientales singulares, también la
adopción de prácticas concretas pueden ayudar a
construir un estilo de vida sostenible a través de la
educación ambiental.
En esta evolución hacia los cambios fundamentales
de nuestros estilos de vida y comportamientos, la
educación en su sentido más amplio juega un papel
fundamental, la educación es la fuerza del
futuro, porque ella es uno de los más poderosos
instrumentos para lograr el cambio.
En esta educación uno de los aspectos esenciales
es el conocimiento, un conocimiento que se preocupe por si mismo,
sus disposiciones y tendencias tanto al error como a la
ilusión, como afirma Edgar Morin, 1997: se debe "armar
cada mente para el combate vital por la lucidez; promover un
conocimiento capaz de abordar los problemas globales y
fundamentales para inscribir allí los conocimientos
parciales y locales; aprender a través de él a
enfrentar las incertidumbres, enseñar principios de
estrategia que
permitan afrontar los riesgos, lo
inesperado, lo incierto, es necesario aprender a navegar en un
océano de incertidumbre a través de
archipiélagos de certeza"…"debemos prepararnos para
enfrentar las incertidumbres; debemos educar para la
comprensión, la comprensión mutua entre seres
humanos es vital para que las relaciones
humanas salgan de su estado bárbaro de
incomprensión, desdeñar los racismos, las
xenofobias, y los desprecios culturales, tenemos que realizar la
educación por la paz que necesitamos"
No obstante, como señala Scoullos, Michael en su
discurso de
apertura de la Conferencia Internacional Medio ambiente y
Sociedad: Educación para la Sensibilización y para
la Sostenibilidad, 1997, es necesario plantearse la interrogante:
¿cuán tolerantes, amplios, son los márgenes
de la educación?, si desde Aristóteles sabemos que junto al
conocimiento de lo bueno, debemos tener poder para aplicarlo; es
evidente que sin una reestructuración profunda de nuestra
sociedad desde el punto de vista político,
económico, social y ético, no alcanzaremos nunca la
solución verdadera y duradera de los problemas
ambientales.
"En este contexto, se debe precisar que la
educación ambiental como proceso educativo, no puede por
si sola, lograr la protección del medio ambiente. La
protección ecológica requiere y necesita de una
voluntad y acciones políticas, económicas y
sociales; no es posible la protección de los ecosistemas
naturales, sociales, históricos y culturales sin eliminar
la pobreza y
erradicar el hambre, sin garantizar la educación, la
cultura y la salud de la
población, así como eliminar los conflictos
bélicos, el terrorismo de
estado y otros problemas globales que ocasionan tragedias de
muertes y graves pérdidas que afectan la calidad de vida".
Valdés, Orestes, 2001.
"La educación es, a la vez, producto
social e instrumento de transformación de la sociedad
donde se inserta. Por lo tanto, los sistemas educativos son al
mismo tiempo agente
y resultado de los procesos de cambio social. Ahora bien, si el
resto de los agentes sociales no actúa en la
dirección del cambio, es muy improbable que el sistema
educativo transforme el complejo entramado en el que se
asientan las estructuras
socioeconómicas, las relaciones de producción e
intercambio, las pautas de consumo y, en definitiva, el modelo de
desarrollo establecido". Martínez, Jose Félix,
2001.
La educación ambiental, por tanto no debe
limitarse a una reflexión filosófica y
teórica, sobre todo, significa concienciación,
sensibilización y proposición de soluciones
alternativas, la misma no se debe quedar en las aulas, en las
familias; debe extenderse a todos los espacios de
socialización, tales como la comunidad, los grupos
formales e informales, los medios de
comunicación; promoviendo acciones concretas en pro de
la solución de los problemas ambientales, basadas en
modelos participativos.
De tal manera, la educación ambiental se erige
como el valuarte hacia un planeta sustentable, aunque las
actuales condiciones socioeconómicas predominantes
constituyen obstáculos inconmensurables para el presente,
el futuro puede representar la posibilidad de alcanzar de forma
paulatina y progresiva un incremento de concienciación
mundial hasta alcanzar aquella masa crítica capaz de
revertir los actuales estilos de desarrollo hacia aquellos con
aspiraciones de sustentabilidad.
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Alina Alea García
Estudios realizados:
- Licenciatura en psicología.
- Máster en Desarrollo
Social.
Ubicación laboral:
- Profesora de la Universidad de Pinar del Río,
Cuba.
,
Fecha de realización del artículo: Marzo,
2005.
CATEGORÍA: Educación Ambiental.