La teoría como posibilidad para la formación de profesores críticos de Educación Básica en México
- Sinopsis
- La Teoría
pedagógica - La práctica
pedagógica - La teoría como
herramienta para la formación sujetos
críticos - Bibliografía
En este trabajo se
analiza la posibilidad de formar profesores críticos para
la
Educación Básica, a través de la
formación teórica, recuperando a la Teoría
pedagógica como eje vertebrador del proceso
formativo.
En el Sistema
Educativo Mexicano, las escuelas normales han
desempeñado y siguen desempeñando un papel
importante en el desarrollo
cultural del país. Históricamente, las escuelas
normales han cumplido la función de
"formar" profesores de educación básica, sin
embargo, esas escuelas no han sido capaces de ofrecer a quienes
se forman como profesores, la posibilidad de que puedan pensar y
hacerlo críticamente, pues sólo capacitan para
aplicar técnicas
de la enseñanza.
Los planes de estudio de las escuelas normales se han
propuesto como objetivos la
formación de alumnos críticos, tal fue el caso del
Plan de
estudios 1984, en el cual se pretendió "…posibilitar al
estudiante el desarrollo de actitudes
reflexivas, críticas y creadoras, tanto como generador de
cultura cuanto
como usuario de ella." (SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
PÚBLICA; 1984: 27). No obstante, en la realidad los
términos: crítico, reflexivo y creador, entre
otros, son utilizados indiscriminadamente sin que haya acciones
específicas para formar un profesional de la
educación que tenga en sí esos
atributos.
Ante estas circunstancias y, sobre todo si se quiere
transformar a los profesores, se debe proponer un discurso
mediante el cual sea posible formarlos pedagógicamente
para que ellos estén en condiciones de interpretar
críticamente la realidad que les circunda y, desde luego,
su función educativa.
Para formar profesores críticos, una de las
múltiples tareas que tiene que realizarse, es la de
recuperar a la Teoría pedagógica como objeto de
formación de los profesionales de la educación. La
carrera de profesor debe
estar impregnada de Pedagogía, sin embargo, oficialmente no es
así y, en el proceso de formación de los
profesores, la Teoría pedagógica es sustituida por
asignaturas poco relevantes como: Observación del proceso escolar o Planeación
de la enseñanza.
La práctica pedagógica de los profesores
no se analiza y reflexiona a la luz de la
teoría pedagógica, asumiendo una actitud
crítica, para dar respuesta a las
expectativas de los estudiantes y de la sociedad en su
conjunto.
La Teoría es el
conocimiento construido de manera racional,
sistemática y rigurosa que expresa lo que se sabe de un
objeto, y para su construcción se utilizan conceptos y
categorías. Las categorías son las herramientas
que usa la teoría para la apropiación de lo real, y
los conceptos son el contenido universal de lo concreto. La
teoría es el conocimiento
construido por la Ciencia o
por la Filosofía.
En el proceso de construcción de conocimiento, la
realidad es apropiada por el pensamiento de
diversas maneras y en distintos grados; en conjunto, los
referentes establecen conjugaciones racionales de las que
resultan nuevas categorías y nuevos conceptos. Como el
mundo cambia y el hombre es
condensación del mundo, cambian también los bloques
cognitivos: voliciones, aspiraciones, fantasías,
frustraciones, y por tanto, cambian las preocupaciones
científicas y las construcciones cognitivas. Las nuevas
categorías y conceptos no necesariamente resultan de las
construcciones teóricas existentes aunque, en apariencia,
siempre suceda así. Su origen puede ser acientífico
y posteriormente transformarse en construcción
científica. (COVARRUBIAS; 1995: 130-132).
Con base en lo anterior, puede decirse que la
Teoría pedagógica es la explicación racional
y coherente del proceso educativo de los sujetos. Sin embargo,
este concepto no es
interiorizado por los profesores de esta manera, y conciben a la
Teoría pedagógica como la aplicación de
técnicas didácticas. Lo anterior sucede así,
porque en las escuelas normales mexicanas, existe un desprecio
por la teoría, y no sólo eso, sino también
una ignorancia hacia ella, como sucedió con el plan de
estudios de 1984, que fue cambiado en 1997, argumentando que era
un plan de estudios demasiado teórico, con un
énfasis excesivo en el estudio de las disciplinas
teóricas y un peso importante a los contenidos
teóricos.
"Se puede afirmar que no se resolvió
adecuadamente la forma de aprendizaje de la
teoría y su relación con el ejercicio de la
profesión…" (SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
PÚBLICA; 1997: 17).
Desde la perspectiva del grupo
hegemónico, la teoría no importa, lo que importa,
sobre todo, en la formación de los profesores, son las
habilidades y las destrezas, con orientación
técnica, por esta razón, como bien señala
Giroux al
respecto: "…a los profesores se les entrena para usar
cuarenta y siete modelos
diferentes de enseñanza, administración o evaluación. No se les enseña en
cambio a ser
críticos con esos modelos. En resumen, se les
enseña una forma de analfabetismo
conceptual y político […] Las escuelas necesitan que en
el futuro los profesores sean a la vez teóricos y
prácticos, y puedan combinar teoría,
imaginación y técnicas. Es más, los sistemas
escolares públicos deberían romper sus relaciones
con las instituciones
de formación de profesores que simplemente formen
técnicos, estudiantes que se comporten menos como sabios
que como funcionarios." (GIROUX; 1997: 48).
La práctica pedagógica es el acto concreto
por medio del cual se dirige el proceso educativo. En este
sentido, se necesita buscar la unidad dialéctica entre la
teoría pedagógica y la práctica
pedagógica, es decir, crear una praxis, pues
la praxis como dice Freire, es la reflexión y la acción
de los hombres sobre el mundo para transformarlo "La
reflexión, si es verdadera reflexión, conduce a la
práctica. La acción se hará praxis
auténtica si el saber que de ella resulte se hace objeto
de reflexión crítica. En este sentido la praxis
constituye la razón nueva de la conciencia
oprimida y la revolución, que instaura el momento
histórico de esta razón, no puede hacerse viable al
margen de los niveles de la conciencia oprimida." (FREIRE; 1978:
61).
El trabajo de
los profesores de educación básica, es único
dentro de todas las profesiones, si bien, muchos profesionales
trabajan con seres humanos, como los médicos, los
psicólogos, etcétera, no pueden compararse con el
trabajo que realizan los profesores de educación
básica, pues su trabajo está íntimamente
relacionado con su pensamiento y su acción, es decir, su
práctica pedagógica la realiza a partir de su
interpretación del mundo.
La práctica pedagógica, es el medio de
transmisión y reproducción cultural, infortunadamente, en
esta práctica, solamente se transmite y reproduce la
cultura del grupo minoritario dominante de la sociedad. A
través de la práctica pedagógica, los
profesores hacen llegar a la gran mayoría dominada de la
sociedad, esta cultura que se ha impuesto como la
única válida para la sociedad en su
conjunto.
Por desgracia el magisterio de educación
básica, no comprende la estructura y
el significado de su práctica pedagógica,
está muy lejos de construir conceptos críticos,
para realizar una práctica crítica, con sentido
político y cultural, no crítica como la plantea el
aparato público de poder, pues
infortunadamente, como dice Giroux: "…la nueva derecha ha
naturalizado el término crítico mediante un uso
repetido e impreciso de él, eliminando así sus
dimensiones política y cultural y
su potencialidad analítica. Además -sigue diciendo
Giroux:- a ese término se le ha limitando en su
significado y se le iguala al de habilidades de pensamiento. La
enseñanza se ve así reducida a transmitir
habilidades e informaciones básicas y a santificar los
cánones de la tradición cultural dominante."
(MCLAREN; 1997: 53).
Muy pocos profesores comprenden que la escuela es el
lugar de concentración de dos tipos de sujetos: profesores
y alumnos. En este lugar se ponen en acción las culturas
contradictorias propias de una sociedad dominante; más
concretamente, en el aula de clases, consciente o
inconscientemente cada tipo de sujeto representa una cultura,
razón por la cual es importante que "…los profesores y
todos aquellos que estén interesados en la
educación, han de tomar conciencia de cómo la
cultura dominante funciona, en todos los niveles de la
enseñanza escolar, como factor de desaprobación de
las experiencias culturales de las mayorías marginadas."
(GIROUX; 1997: 47).
El aula de clases como espacio concreto, es el lugar
donde se reproducen las desigualdades, y el promotor de
éstas, es el mismo profesor, quien ejerciendo su poder y
autoritarismo, establece criterios de clasificación entre
los estudiantes y establece jerarquías. En este lugar, con
los criterios arbitrarios de clasificación, se reproduce
la sociedad clasista; cuando selecciona a los sujetos que mejor
memorizan y repiten lo que les enseña y los aparta de los
menos memorizadores y repetidores. "…En el fondo, las escuelas
no son cosas, sino manifestaciones concretas de reglas y
relaciones sociales específicas." (GIROUX; 1997: 56). La
Escuela forma parte de un gran entramado de relaciones sociales
creadas por el Estado, con
un gran poder para reproducir aquello que la sociedad dominante
necesita.
La Escuela, sobre todo la escuela básica, es el
sitio obligado al que todo sujeto de cuatro a 12 años de
edad tiene que acudir, los padres de familia son
quienes tienen más prisa porque sus hijos lleguen cuanto
antes a estos lugares, pensando que cuanto más pronto
lleguen a la escuela aprenderán mejor y saldrán
también cuanto antes mejor preparados; cuando que en
realidad, lo que están haciendo es entregarlos
tempranamente a un proceso de interiorización de valores,
normas o
principios de
conducta, ya que
como señala Bernstein, citado por Giroux "lo que los
estudiantes aprenden del contenido formalmente sancionado del
currículum es mucho menos importante que lo que aprenden
de los supuestos ideológicos encarnados en los tres
sistemas comunicativos de la Escuela: el sistema
curricular, el sistema de estilos pedagógicos de controlar
la clase, y el
sistema evaluativo." (GIROUX; 1997: 72).
Los profesores han pensado que su única
función es enseñar; como tradicionalmente se ha
entendido el trabajo de ellos y, de la enseñanza, cumplir
con los requisitos administrativos, requisitos previos a la
enseñanza y posteriores a ella; previos, como hacer la
planeación de la clase en formatos preelaborados; y
posteriores, como hacer "pruebas
objetivas" y reportar la calificación a los estudiantes y
a la
Administración escolar. Estas acciones, sólo
con fines administrativos, no académicos, peor aún,
supeditar lo académico a lo administrativo.
Tradicionalmente, en el campo de la educación y
en la formación de profesores, la enseñanza se ha
entendido como la práctica docente, la enseñanza
sí es una práctica, pero no docente, es una
práctica pedagógica, pues la práctica
docente está muy lejos de ser pedagógica. Lo que
hace a la enseñanza una práctica pedagógica,
es la capacidad de promover en los sujetos su proceso formativo.
La práctica pedagógica es una práctica
intencionada dirigida a fines concretos.
Dependiendo de cómo concibe el profesor la
realidad, así es la manera como realiza su práctica
pedagógica. La práctica pedagógica es un
proceso de constitución de conciencias, es la
incorporación de la cultura a las conciencias
individuales, es decir, es la conciencia social condensada en la
conciencia individual. A través de ella, los profesores
son los difusores y legitimadores de los saberes, que
seleccionados por el aparato de gobierno, es
plasmado en los planes y programas de
estudio de educación básica y de formación
de profesores.
La práctica pedagógica cuando se
transforma en acción concreta se traduce en
relación pedagógica, la que a su vez se traduce en
educación; pues "…la educación es el
conjunto de prácticas sociales consistentes en trasladar
la conciencia social a las conciencias individuales."
(COVARRUBIAS; 1995: 22).
La
teoría como herramienta para la formación sujetos
críticos
En el proceso educativo, la formación
teórica de los profesores es una de las posibilidades para
la formación crítica, sin embargo, esta tarea no es
nada fácil, pues los programas con los que se forman los
profesores de educación básica, no brindan las
herramientas teóricas para que ellos utilicen la
crítica y la reflexión en su práctica
pedagógica; mas bien, están diseñados como
dice Giroux: "para crear intelectuales
que actúen al servicio de
los intereses del Estado, cuya
función social primaria se centra en el mantenimiento
y la legitimación del statu quo. […] De
ahí que las escuelas funcionen principalmente como
agencias de reproducción social, que preparan trabajadores
dóciles y obedientes para el Estado." Sigue diciendo
Giroux: del mismo modo en que una nación
distribuye bienes y
servicios, -es
decir, lo que podríamos calificar de capital
material-, también distribuye y legitima ciertas formas de
conocimiento, prácticas lingüísticas, valores,
estilos, etc., todo lo cual lo podríamos reunir bajo la
etiqueta de capital cultural. El concepto de capital cultural,
representa, además, determinadas maneras de hablar,
actuar, moverse, vestirse y socializarse que son
institucionalizadas por las escuelas, pues en ellas se aprende la
cultura de la sociedad dominante. (GIROUX; 1997: 45).
Los teóricos educativos de izquierda han
comprendido que la enseñanza es esencialmente
política, porque a través de este proceso se
reproduce o privilegia un discurso particular: el discurso
hegemónico y, la inmensa mayoría de los profesores
de educación básica de México, no
pueden entender estas implicaciones; no alcanzan a comprender las
relaciones existentes entre la enseñanza escolar y la
esfera económica de producción capitalista; la mayoría
de ellos son incapaces de comprender el impacto que su discurso
cotidiano tiene en los sujetos, ya que su discurso es aprovechado
por el aparato político de gobierno para reproducir sus
valores. Si los profesores no son capaces de lo anterior, es
porque ellos no se han formado teóricamente, es decir, su
práctica pedagógica es empírica, si acaso se
han formado con la sola información de los textos, peor aún,
con la cultura fragmentarista de éstos, a través de
los fotocopiados, con lo cual sólo se logra "…que
los alumnos sean más instruidos, pero no conseguirá
que sean más cultos; cumplirá escrupulosamente con
conciencia burocrática la parte mecánica del trabajo escolar y el alumno,
si es un cerebro activo,
ordenará por su cuenta y con ayuda de su ambiente
social el ‘bagaje’ acumulado." (MARIATEGUI; 1973:
38).
"Desde que surgieron las escuelas normales, a los
profesores de educación básica, se les
asignó la función de ‘deber ser’ no la
de ‘saber’. Se le ha concebido como el sembrador de
semillas que germinarán; la historia también nos
señala que el conocimiento ocupa un lugar secundario y
accesorio, lo importante son las cualidades que el maestro posea
para convertirse en el guía y orientador espiritual de los
niños y
jóvenes […] El ambiente académico que
caracteriza a los lugares de producción y encuentro con el
saber, es sustituido en las escuelas básicas y en las
normales por uno donde predominan el orden y la disciplina, el
respeto y la
obediencia a los mayores: maestros, autoridades y padres de
familia y, por supuesto, el uso del uniforme, ropaje
simbólico central." (BICCECI; 1990: 143-145). A la
formación docente se le entiende como el dominio o el
adiestramiento
técnico de los profesores en habilidades operativas del
"saber hacer."
Esta es una de las explicaciones del por qué a
los profesores sólo se les capacita para escolarizar y
socializar a los sujetos, no para educarlos, es decir, la
función de la escuela básica es la
escolarización y la socialización, no la educación; en
la escolarización no importa el conocimiento, lo que
importa es cómo hacer para que los sujetos cursen un grado
escolar para poder pasar a otro; "…la escolarización
representa el sitio social principal para la construcción
de subjetividades y disposiciones, y un lugar donde los
estudiantes de diferentes clases
sociales aprenden las habilidades necesarias para ocupar sus
lugares específicos de clase en la división
ocupacional del trabajo." (GIROUX; 1995: 109).
Si los profesores no se forman teóricamente, no
podrán comprender las implicaciones políticas
que tiene su práctica cotidiana, tampoco podrán
pensar críticamente. Pensar críticamente es
convertir a la realidad en objeto de reflexión, es
percibir la esencia del objeto y conocer la forma y el contenido
del objeto. El pensamiento crítico transforma a los
sujetos en entes pensantes y activos de su
conocimiento. Pensar críticamente es considerar a la
Pedagogía como un proceso en permanente
construcción, que potencia a los
sujetos para intervenir conscientemente en su proceso de
formación.
Formar sujetos críticos implica distanciarse de
las prácticas de racionalidad técnica que se
realiza en las escuelas de educación básica y en
las instituciones donde se forman profesores para estos niveles
educativos, ya que este tipo de prácticas no permite
conocer y explicar la realidad educativa. Formar sujetos
críticos implica también, revolucionar las
prácticas pedagógicas que en estos niveles se
realiza; comprender que toda revolución, como dice
Gramsci: "…viene precedida de un intenso trabajo de
elaboración crítica, de penetración
cultural, de la infiltración de ideas en agregados de
hombres antes refractarios a la cultura del cambio, ocupados y
enajenados en resolver sus problemas de
sobrevivencia de cada día, hora por hora, sólo
interesados de manera individual en el propio problema
económico y político, encerrados y entrampados en
sí mismos, sin desarrollar lazos de solidaridad, con
los demás que se encuentran en las mismas condiciones."
(GRAMSCI; 1987: 102).
Formar sujetos críticos implica también,
constituir un verdadero proyecto
educativo que articule el trabajo aislado y parcializado de los
profesores de un centro escolar; asimismo se requiere combatir
las actividades aisladas e inmediatistas; es decir, constituir en
verdadero movimiento de
revolución pedagógica; pues "…ningún
movimiento real adquiere conciencia repentina de su carácter de totalidad, sino sólo a
través de una experiencia sucesiva, o sea cuando toma
conciencia, gracias a los hechos, de que nada de lo que existe es
natural (en el sentido inusitado de la palabra) sino que existe
porque se dan ciertas condiciones, cuya desaparición no
puede dejar de tener consecuencias." (GRAMSCI; 1975:
53).
Formar sujetos críticos implica formar profesores
críticos, promotores de una práctica
pedagógica crítica y no de una práctica
mecánica de transferencia de
información, profesores que como dice Paulo Freire,
promuevan que los educandos, se apropien de la
significación profunda del objeto, pues es la única
manera como, aprehendiendo el objeto, los estudiantes
aprenden.(FREIRE; 1978: 79) Implica también formar
profesores reflexivos, que su pensamiento y su acción
desarrolle una práctica pedagógica
crítica.
Desde luego, hay que reconocer que la reflexión
no es una tarea fácil, porque se requiere asumir una
actitud coherente, se exige una disciplina intelectual y una
disposición para pensar y transformarse a sí mismo
antes de intentar contribuir a la transformación de la
sociedad. No puede transformarse a una escuela, si el sujeto no
se transforma antes a sí mismo.
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Policarpo Chacón Angel*
*Doctor en Ciencias de la
Educación por la Universidad
Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca. Actualmente se
desempeña como Jefe del Área de Investigación Educativa en la Escuela
Normal Superior Federal de Oaxaca, México. Clave:
20DNS0001K. Calle Hornos 1001, Santa Cruz Xoxocotlán,
Oaxaca, México. Tel/Fax:
019515172980.