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Los fundamentos del diseño curricular por competencias laborales




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Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Acerca de los conceptos
      competencia y competencia laboral
    3. Los puntos de vista de la
      competencia laboral
    4. Teoría
      curricular
    5. Las
      características de un módulo
    6. Conclusiones
    7. Bibliografía

    Resumen

    En el artículo se aborda un análisis del concepto competencia
    laboral, se
    determinan sus tres puntos de vistas para una mejor
    comprensión de este concepto y se plantean los fundamentos
    del diseño curricular por competencias
    laborales, donde la estructura
    modular representa la mejor opción para la
    organización del currículo.

    Palabras claves

    Competencia laboral

    Competencia profesional

    Diseño curricular

    Diseño modular

    Fundamentos del currículo

    INTRODUCCIÓN

    Hablar hoy en día de la formación de
    profesionales de nivel medio, es un tema de grandes discusiones
    en los foros educacionales. El mundo está en permanente
    cambio. El
    avance de la sociedad,
    motivado por la acelerada evolución de la ciencia y
    la tecnología, el uso de las
    tecnologías de la informática y las comunicaciones, las investigaciones
    biotecnológicas, el desarrollo de
    la genética,
    la electrónica y la ciencia de los
    nuevos materiales,
    exige de una escuela
    politécnica nueva donde el individuo
    adquiera las nociones básicas para poder
    enfrentar los cambios en el mundo del trabajo y en
    la vida.

    Hay que transformar la escuela politécnica para lograr
    el hombre nuevo
    con una cultura
    general integral y con las herramientas
    para adaptarse y asimilar los cambios.

    La misión de
    la
    Educación Técnica y Profesional de formar
    trabajadores aptos para un mundo laboral en continuo cambio,
    donde se requiere periódicamente reciclar, reconvertir o
    actualizar las habilidades profesionales que demanda el
    desarrollo
    económico y social del país; hoy es más
    viable que nunca en el escenario de la Batalla de Ideas y de los
    diferentes programas de la
    Revolución
    que garantizan su prosperidad y plena igualdad de
    posibilidades para todos los jóvenes.

    La Educación Técnica y Profesional
    juega un papel significativo en la sociedad cubana, ante la
    demanda de un técnico competente que constituye una
    exigencia de la industria; por
    lo que los esfuerzos de la Revolución se centran
    también en este subsistema para llevarlo a planos
    superiores en la adquisición de la cultura general
    integral y el cumplimiento de su misión en la
    formación de la fuerza de
    trabajo calificada.

    Dentro de las especialidades de la Educación
    Técnica y Profesional se encuentra la de farmacia
    industrial. Los técnicos de esa especialidad son los
    encargados de la producción de medicamentos y su control de
    calidad. La influencia del período especial y las
    medidas que hubo que tomar en 1991 de trasladar la especialidad
    de farmacia industrial, del sector de salud hacia el educacional,
    y potenciar el desarrollo del polo científico de la
    capital,
    influyeron para dar la misión de formar a los
    técnicos en farmacia industrial al politécnico
    "Mártires de Girón" del municipio Playa, en Ciudad
    de La Habana, por su posición en la entrada al polo
    científico del oeste y concentrar los recursos en un
    solo centro, bajo el influjo de la crisis
    económica de ese período.

    La especialidad de farmacia industrial, provee a la industria
    farmacéutica de los trabajadores para impulsar la
    producción, que afectada por la crisis económica
    mundial y el brutal bloqueo que los Estados Unidos
    impone a Cuba, desde
    hace más de 45 años, exige de un profesional cada
    vez mejor formado, comprometido con el proyecto social
    cubano, flexible, de fácil adaptación a los
    cambios, es decir, un técnico farmacéutico
    competente.

    El problema científico está dado por la
    necesidad de profundizar en las concepciones teóricas del
    diseño curricular por competencias laborales por lo que el
    objetivo es
    determinar los fundamentos curriculares para un diseño por
    competencias laborales.

    La profundización en el tema condujo a valorar la
    formación por competencias laborales como una alternativa
    posible de implementar y que podría guiar a mejores
    resultados en la formación de los técnicos medios.

    Sobre el tema de competencias varios investigadores han
    aportado resultados teóricos y prácticos: Leonard y
    Utz, 1979; Mertens, 1996; Lessard y colaboradores, 1998; Daigle,
    1998; Irigoín y Vargas, 2002; Hernández Y., 2004,
    Vargas, 2004, así como otros en el ámbito
    internacional. En Cuba se destacan Roca, 2001; Parra, 2002;
    Forgas Brioso, 2003; Castellanos, 2003; González Maura,
    2004; Cong, 2004; Malagón, 2004; Mayarí, 2004;
    Corral, 2004; D`Angelo, 2005, entre otros.

    Para elaborar los fundamentos teóricos del
    diseño curricular por competencias laborales se han tenido
    en cuenta los siguientes aportes que han funcionado como
    antecedentes de este artículo:

    Los trabajos de Leonard y Utz (1979) sobre la propuesta de un
    currículo basado en el desarrollo de competencias de corte
    conductista, pero que aporta la base inicial de la necesidad de
    una educación diferenciada y flexible.

    Daigle (1998) realiza una propuesta de diseño
    curricular para la especialidad de tecnología de la
    transformación de los alimentos, aunque
    con tendencia constructivista, válido para el contexto
    quebequense, se aprovecha la forma de enunciar y describir las
    competencias laborales.

    Lessard y colaboradores (1998) realizan un trabajo sobre la
    formación por competencias del técnico superior
    universitario en procesos de
    producción de la Universidad de
    Aguascalientes, México. De
    ellos se asumió la forma de enunciar la competencia de
    manera simplificada y permitió al investigador aclarar sus
    concepciones de competencia y sirvió como apoyo al punto
    de vista curricular.

    Mertens (1996) y Cuesta (2001) realizan investigaciones que
    aportan la concepción empresarial del concepto
    competencia, además brindan una visión diferente
    desde los enfoques estructural y dinámico lo que
    permitió al autor arribar al aporte de los puntos de vista
    del concepto competencia laboral.

    Irigoín y Vargas (2002) realizan un trabajo sobre las
    competencias laborales en el sector de la salud que le
    permitió al autor de este artículo las concepciones
    modulares y las relaciona con especialidades vinculadas a dicha
    investigación.

    Parra (2002) ofrece un modelo
    didáctico para el desarrollo de la competencia didáctica para profesores en el contexto
    cubano, que le permitió al autor adquirir una
    noción más profunda del concepto competencia. Se
    asumieron los criterios referidos a la vinculación
    capacidad – desempeño – calidad,
    además de apoyar el punto de vista psicológico de
    la competencia. También apoyó al investigador en el
    acercamiento a lo motivacional dentro del concepto que se
    asumió.

    Forgas Brioso (2003) realiza una investigación en el
    diseño curricular por competencias profesionales para el
    técnico en Mecánica en el contexto cubano, le
    posibilitó al autor profundizar en el punto de vista de la
    competencia en el aspecto curricular y en la concepción
    humanista asumida por el autor para contribuir a la cultura
    general e integral y que se desarrollen aspectos de la
    comunicación.

    Hernández, Y. (2004) realiza su trabajo en
    especialidades de humanidades, aunque basado en el cognitivismo,
    ofrece otro punto de vista psicológico del concepto
    competencia, vinculada con la inteligencia y
    la formación en humanidades.

    González Maura (2004) realiza en su trabajo una
    valoración de los conceptos competencia y profesional
    competente para la enseñanza universitaria y le
    permitió al investigador profundizar en el punto de vista
    psicológico y personológico de la definición
    de competencia, además de proporcionar las bases
    psicológicas desde una perspectiva
    histórico-cultural de la formación.

    Cong (2004) realiza un trabajo sobre el perfil de competencias
    en la facultad de economía de Ciego de
    Avila, brinda al investigador el apoyo en la comprensión
    de la matriz de
    competencias.

    Otros trabajos que apoyan los antecedentes de este
    artículo son los suministrados por autores cubanos como:
    Roca (2001) realiza aportes significativos al desarrollo
    metodológico de este artículo en lo referido a la
    fundamentación. Fernández González y otros
    (2002) realizan un análisis de la competencia desde el
    punto de vista psicológico. Castellanos (2003) realiza un
    completo análisis sobre la competencia investigativa y la
    estructura de la competencia. Malagón (2004) en su trabajo
    sobre el diseño para electrónica en Pinar del
    Río. Mayarí (2004) aborda en su modelo
    didáctico las concepciones de algunos autores para la
    formación por competencias para el agrónomo. Corral
    (2004) hace una valoración del currículo por
    competencias y valora cinco elementos que hay que tener presente
    en la definición de competencias. D`Angelo (2005) realiza
    un trabajo sobre la formación por competencias desde la
    psicología
    histórico – cultural.

    El proyecto chileno de la Escuela de Diseño del
    Instituto Profesional DuocUC (FONDEF) de la Pontificia
    Universidad Católica de Chile FONDEF, 2003,
    Educación del diseño basado en competencias: un
    aporte a la competitividad, describe la formación por
    competencias para el diseñador industrial de nivel
    universitario y arrojó un resultado positivo. Todos los
    análisis contribuyen a la concepción
    holística de la competencia laboral y su punto de vista
    curricular.

    1.1 Acerca de los
    conceptos competencia y competencia
    laboral

    En los inicios del tercer milenio, el mundo acumula un enorme
    caudal de conocimientos y tecnologías, que conjuntamente
    con los que están por descubrir, hacen imposible, que
    el hombre
    pueda apropiarse de ellos, por lo que se necesita una
    educación que se base en los pilares básicos:
    aprender a ser, aprender a hacer, aprender a aprender y aprender
    a convivir. (Delors, 1996; Power, 1997)

    Estos pilares están en correspondencia con las
    raíces pedagógicas cubanas, pues el Héroe
    Nacional de Cuba, José Martí
    expresó: "Educar es depositar en cada hombre toda la
    obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen
    del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a
    nivel de su tiempo, para
    que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con
    lo que podrá salir a flote; es preparar al hombre para la
    vida."(Martí,
    1976: 67) Este precepto martiano ha estado vigente
    en la educación cubana desde los primeros días de
    enero de 1959.

    Hoy es una necesidad la formación de un técnico
    competente, preparado para la vida y para el trabajo. En
    el contexto cubano, se asume como técnico competente,
    aquella persona que
    reúna los siguientes indicadores,
    sobre la base de Jiménez (2003:6)

    1. Poseer cultura política
    2. Tener cultura económica
    3. Dominar las ciencias
      básicas y la lengua
      materna
    4. Poseer dominio de las
      habilidades y capacidades rectoras

      Al analizar estos indicadores, se considera que no refleja
      completamente la realidad de Cuba y que deben incluirse los
      siguientes indicadores:

    5. Poseer cultura informática
    6. Solucionar los problemas
      profesionales y de la vida que enfrente
    7. Poseer una ética
      ambiental y humana en su comportamiento
    8. Identificarse con la ideología de la Revolución

    Si se analiza estos indicadores no entra en
    contradicción con el criterio de Abreu (2004: ) sobre un
    obrero competente, sustituyendo la palabra obrero por la palabra
    técnico:

    Un técnico competente será aquel técnico
    polivalente, flexible, multifuncional, culturalmente integral,
    con una amplia formación científico-técnico
    y humanista, responsable, creativo, protector de su entorno,
    crítico y autocrítico, sensible ante los problemas
    de los demás y comprometido con su patria y su
    Revolución, lo que le permitirá desplazarse
    horizontal y verticalmente dentro de una amplia gama de
    ocupaciones e integrarse plenamente a la sociedad, portador de
    cultura general político – ideológica,
    económica – productiva y tecnológica.

    Estas ideas sobre la formación tienen sus antecedentes
    en las ricas tradiciones pedagógicas de la escuela cubana
    representadas por personalidades tan importantes como:
    Félix Varela y Morales (1787-1853), José de la
    Luz y Caballero (1800-1862), Alvaro Reinoso y Váldes
    (1829-1888), José Martí y Pérez (1853-1895),
    Enrique José Varona (1849-1933), Fernando Aguado y Rico
    (1859-1941), Dulce María Escalona Almeida (1901-1976) y
    otros y por hechos tan significativos como la fundación de
    las escuelas de amigos y amigas (s-XVII, XVIII), la
    creación de la universidad popular "José
    Martí" (1923), la nacionalización de la
    enseñanza (1961), la campaña de
    alfabetización (1961), la creación de las escuelas
    en el campo (1970), la constitución del destacamento
    pedagógico "Manuel Ascunce Domenech" (1972), entre otros
    que han enriquecido la pedagogía cubana actual y han aportado
    experiencias muy valiosas en la formación de las nuevas
    generaciones, lo que permite también asimilar experiencias
    de otros países, ajustándolos al contexto
    cubano.

    Hoy se preconizan principios de
    profesionalización y
    fundamentalización de los contenidos, papel activo del
    alumno ante el aprendizaje,
    interdisciplinariedad, el profesor como
    facilitador del proceso de
    educación técnica y profesional dentro de su
    función
    de dirección, principio de integración escuela-empresa, el
    principio estudio-trabajo, pilar fundamental de la
    educación cubana, como eslabones esenciales necesarios en
    la formación. Estos importantes eslabones tienen su
    materialización en la formación por competencias
    laborales, concepción práctica que cada día
    cobra más fuerza y se acentúa aún más
    ante el avance vertiginoso de la revolución
    científico-técnica y la informatización de
    la sociedad.

    Para entender la formación por competencias laborales
    como proceso, primero es necesario esclarecer los términos
    competencia y competencia laboral. En la literatura se habla de
    competencias, competencias laborales y competencias
    profesionales, en muchas ocasiones indistintamente. El criterio
    del investigador en este sentido, es que el concepto competencia
    laboral engloba al concepto de competencia profesional, porque lo
    laboral implica todo lo relacionado con el mundo del trabajo, ya
    sea profesión u oficio. En determinados momentos de este
    trabajo pueden encontrarse ambos términos, para respetar
    la fuente donde se ha extraído la definición, por
    lo demás se utiliza el término competencia
    laboral.

    1. El concepto competencia aparece en los años 70,
      especialmente a partir de los trabajos de McClelland en la
      Universidad de Harvard. (Bolívar C, 2002:1)

      Como consecuencia de los trabajos de Bloom (Vossio,
      2002:55) surgió, en la misma década, un
      movimiento llamado "Enseñanza basada
      en competencias" , que se fundaba en cinco principios:

      1. Todo aprendizaje es individual.

      2. El individuo, al igual que cualquier sistema,
      se orienta por las metas a lograr.

      3. El proceso de aprendizaje es más fácil
      cuando el individuo sabe qué es exactamente lo que
      se espera de él.

      4. El
      conocimiento preciso de los resultados también
      facilita el
      aprendizaje.

      5. Es más probable que un alumno haga lo que se
      espera de él y lo que él mismo desea, si
      tiene la responsabilidad de las tareas de
      aprendizaje.

      Estos 5 principios pueden estar presente en cualquier
      sistema de formación y enriquecerían los
      resultados del proceso de aprendizaje.

      Existen múltiples definiciones de competencia que
      pueden ser agrupadas de diferentes maneras; unos la
      consideran una capacidad, por ejemplo:

      "Competencia: Capacidad objetiva de un individuo para
      resolver problemas, cumplir actos definidos y
      circunscriptos. El hecho de disponer conocimientos y
      aptitudes o de emplearlas con un propósito para
      expresar una capacidad que manifiesta un dominio exitoso
      sobre determinadas tareas o situaciones
      problemáticas." (Fröhlich, en Cocca,
      2003:2)

      "Las competencias aluden a las capacidades adquiridas
      (conocimientos, actitudes, aptitudes, perspectivas,
      habilidades) mediante procesos sistemáticos de
      aprendizajes que posibilitan, en el marco del campo elegido
      adecuados abordajes de sus problemáticas
      específicas, y el manejo idóneo de procedimientos y métodos para operar eficazmente ante
      los requerimientos que se planteen." (Lafourcade, en Cocca,
      2003:2)

      Estas dos definiciones aportan al concepto competencia
      el hecho de que el resultado es un desempeño
      eficiente, no obstante al igualarlo a capacidad reduce su
      definición a características de la
      personalidad y no toma en cuenta el papel de lo
      social.

      Otros autores consideran la competencia como conjunto de
      componentes y no ven la relación que existe entre
      ellos. Por ejemplo:

      "Una competencia es el conjunto de comportamientos
      socioafectivos y habilidades cognoscitivas,
      psicológicas, sensoriales y motoras que permiten
      llevar a cabo adecuadamente un papel, una función,
      una actividad o una tarea." (Provincia de Québec en
      Vargas, 2004:15)

      Como elemento negativo de esta definición
      está considerarla un conjunto de componentes, sin
      analizar la integración de ellos y tiene como
      elemento positivo incluir el éxito de la actuación del
      individuo.

      Un concepto más completo de competencia
      sería:

      "Una competencia, es un sistema de conocimientos,
      conceptuales y de procedimientos, organizados en esquemas
      operacionales y que permiten, dentro de un grupo de
      situaciones, la identificación de tareas – problemas
      y su resolución por una acción eficaz." (Tremblay, 1994:
      16)

      El autor al considerar la competencia como un sistema de
      componentes establece la complejidad de este concepto y a
      su vez resalta el resultado y el carácter holístico de la
      misma. Presenta como dificultad que no reconoce la
      importancia de las cualidades de la personalidad, lo motivacional, ni lo
      metacognitivo, solo se queda en la esfera cognitiva
      instrumental.

      Un referente teórico importante desarrollado por
      el Centro de Estudios Educacionales del Instituto Superior
      Pedagógico "Enrique José Varona" establece
      que competencia es "una configuración
      psicológica que integra diversos componentes
      cognitivos, metacognitivos, motivacionales y cualidades de
      la personalidad en estrecha unidad funcional,
      autorregulando el desempeño real y eficiente en una
      esfera específica de la actividad, atendiendo al
      modelo de desempeño deseable socialmente construido
      en un contexto histórico concreto." (Fernández González
      y otros, 2003:25)

      Esta definición tiene como aspecto importante
      definir la estructura de la competencia a partir de sus 4
      componentes (cognitivo, metacognitivo, motivacional y
      cualidades de la personalidad) y reconoce el aspecto
      externo: el desempeño eficiente a partir de un
      modelo social, así como su carácter
      histórico concreto.

      A partir del análisis de las definiciones
      anteriores y otras, que tienen puntos de contacto con estas
      es que el autor de este artículo considera asumir
      que competencia es un sistema de componentes (cognitivos,
      metacognitivos, motivacionales y cualidades de la
      personalidad) que posee un individuo para desenvolverse
      eficientemente en su vida como persona en todas las
      facetas.

      Respecto al componente cognitivo se puede decir que la
      "actividad psíquica cognoscitiva permite al hombre
      conocer el mundo que le rodea, en toda su integridad y
      penetrando en su verdadera esencia. Gracias a esto, el
      hombre puede orientarse e influir de modo directo en la
      transformación de la realidad y, con esto,
      transformarse a sí mismo". (Pérez
      Martín y otros, 2002: 28)

      Además, "las dimensiones fundamentales que
      constituyen el componente cognitivo de la competencia para
      la investigación educativa son los procesos y
      propiedades intelectuales, la base de conocimientos y el
      sistema de acciones
      generales y específicas". (Llivina y otros, 2005:
      10)

      Las planteamientos anteriores permiten asumir que el
      componente cognitivo de la competencia está
      determinado principalmente por el sistema de conocimientos
      y habilidades a desarrollar en los estudiantes, sin
      desconocer los procesos que transcurren en el cerebro
      del hombre: sensaciones, percepciones, pensamiento y otros, así como
      hábitos y procedimientos.

      El componente metacognitivo puede verse siguiendo a
      Pérez Martín y otros como "la
      categoría metacognición se ha analizado desde
      dos enfoques fundamentales: como capacidad del sujeto para
      valorar objetiva y críticamente su propio proceso de
      conocimiento (y el de otros), sus estrategias y posibilidades intelectuales
      (es, en este sentido, mucho más restringido que la
      noción de autovaloración o de
      autoconocimiento), y como desarrollo de un conjunto de
      acciones y habilidades que permiten controlar el
      funcionamiento y desempeño cognitivo en la
      realización de las tareas (ya sea a un nivel
      consciente o automatizado), para planificar y proyectar la
      actividad." (Pérez Martín y otros, 2002:
      67)

      Labarrere establece que la metacognición es "un
      tipo peculiar de proceso que tiene lugar en la actividad
      cognoscitiva. Este tipo de proceso posee como
      característica principal la de ejercer una
      función reguladora (de monitoreo y control)
      de la actividad cognoscitiva que está realizando el
      sujeto." (Labarrere, 1996:61)

      Flavell plantea que "la metacognición se refiere
      al conocimiento que uno tiene sobre los propios procesos y
      productos cognitivos o sobre cualquier cosa
      relacionada con ellos, es decir, las propiedades de la
      información o los datos
      relevantes para el aprendizaje. Por ejemplo, estoy
      implicado en metacognición (metamemoria,
      metaaprendizaje, metaatención, metalenguaje, etc.)
      sí me doy cuenta de que tengo más problemas
      al aprender A que al aprender B, si me ocurre que debo
      comprobar C antes de aceptarlo como un hecho… La
      metacognición se refiere, entre otras cosas, al
      control y la orquestación y regulación
      subsiguiente de estos procesos." (Flavell en Campanario,
      2002:108)

      Martín del Buey y otros establecen que "la
      metacognición se refiere al conocimiento del
      conocimiento, al pensamiento sobre el pensamiento y se
      trata de procesos autorregulatorios del funcionamiento de
      procesos cognitivos (….) Tienen una importancia capital
      en el aprendizaje. Son los sistemas
      de alerta y de conciencia que han de acompañar a
      toda labor intelectual. Su ausencia en los alumnos provoca
      grandes pérdidas de tiempo en el estudio con pobres
      resultados. Su presencia se correlaciona con una alta
      capacidad intelectual, eficacia
      y eficiencia en el trabajo." (Martín
      del Buey y otros, 2005.1)

      Refiriéndose al componente metacognitivo de la
      competencia investigativa Llivina y otros, (2005: 13)
      expresan que: "este componente hace referencia a los
      procesos que garantizan la toma de conciencia
      (reflexión metacognitiva) y el control
      (regulación metacognitiva) del proceso de construcción del conocimiento
      científico acerca de la realidad educativa por
      los y las profesionales de la educación."

      Se asume este último criterio a partir de que el
      componente metacognitivo establece la reflexión
      metacognitiva como desarrollo de procesos del sujeto acerca
      de cómo construye su conocimiento y los factores
      externos e internos que determinan su eficacia y la
      regulación metacognitiva que implica los procesos de
      planificación, evaluación, supervisión y corrección de
      las acciones propias de la actividad laboral y de
      aprendizaje en los sujetos. Estos procesos unidos a todos
      los componentes de la competencia, contribuyen a la
      autorregulación del desempeño del sujeto en
      el marco de su actuación.

      La metacognición organiza y planifica la
      actividad cognoscitiva, lo que se concreta en determinar
      los objetivos y las estrategias cognitivas a
      emplear, planificar el desarrollo de la actuación y
      controlar la acción realizada.

      El componente motivacional puede entenderse a partir de
      que "motivo como todo aquello que estimula y conduce la
      actividad del hombre con vista a satisfacer sus
      necesidades, es decir, todo en lo que ha encontrado su
      "encarnación" la necesidad." (Pérez
      Martín, 2002: 52)

      No obstante, otro criterio importante (Llivina y otros,
      2005: 14) establece para la competencia investigativa del
      profesional de la educación que "el componente
      motivacional de la competencia integra aquellos procesos y
      contenidos psicológicos que estimulan, sostienen y
      orientan al desempeño científico –
      investigativo eficiente (….) en motivaciones
      predominantemente intrínsecas (…),
      autovaloración como profesional (…) y expectativas
      positivas acerca de su desempeño (…)"

      A partir de las valoraciones anteriores se asume en este
      artículo que el componente motivacional está
      estructurado fundamentalmente por los motivos que moviliza
      y orienta la conducta
      que como configuraciones de la personalidad son complejas,
      así como por las actitudes y valores
      del sujeto.

      De aquí se deriva un concepto importante el de
      actitud:
      "las actitudes como disposiciones o predisposiciones a
      reaccionar ante determinados objetos, situaciones, u otras
      personas en correspondencia con sus motivos." (Pérez
      Martín y otros, 2002: 52)

      Otro aspecto inherente a la personalidad son los
      valores, se asume que: "Cuando hablamos de valores se
      hace referencia a determinados contenidos que expresan la
      significación que distintos objetos, situaciones,
      ideas, etc., tienen para un sujeto. Esta
      significación es tal que el valor se
      convierte en un patrón que utiliza el individuo para
      evaluar la pertinencia o no de su propia conducta y la de
      los demás." (Pérez Martín y otros,
      2002:54)

      Al referirse a las cualidades de la personalidad se
      asume el criterio de Pérez Martín y otros
      (2002: 54) que plantea: las cualidades o rasgos de la
      personalidad son las "características relativamente
      estables de la personalidad que expresan las actitudes del
      hombre hacia los objetos y fenómenos de la
      realidad."

      Después de analizado el concepto competencia es
      necesario analizar el término competencia laboral
      que se describirá en el próximo
      epígrafe.

    2. Definición de competencia
    3. Definición de competencia laboral

    El concepto de competencia laboral surgió en los
    años ochenta con fuerza en países industrializados,
    como respuesta a la urgencia de fomentar la formación de
    mano de obra y ante las demandas surgidas en el sistema
    educativo y el productivo. El asunto que estos países
    visualizaron no era sólo cuantitativo; sino también
    cualitativo: una situación en la que los sistemas de
    educación-formación, ya no se correspondían
    con los signos de los
    nuevos tiempos. La competencia laboral pretende ser un proceso
    integral de formación que desde su mismo diseño
    conecta el mundo del trabajo y la sociedad en general, con el
    mundo de la educación.

    Considerando que estos problemas se presentan también y
    probablemente con mayor persistencia y gravedad en los
    países en desarrollo, con el agravante de una menor
    disponibilidad de recursos para el sistema educativo, "la
    aplicación de un sistema de competencia laboral en esos
    países surge como una alternativa atractiva, al menos a
    primera vista, para impulsar la formación y
    educación en una dirección que logre un mejor
    equilibrio
    entre las necesidades de los individuos, las empresas y la
    sociedad en general." (Mertens, 1996: 1)

    El análisis del concepto competencia laboral
    permitió sistematizarlo en diferentes agrupaciones, ya que
    sucede algo similar con el análisis conceptual
    anterior.

    Unos autores definen competencia laboral como una capacidad o
    como aptitud. Por ejemplo:

    "Competencia laboral: Aptitud de un individuo para
    desempeñar una misma función productiva en
    diferentes contextos y con base en los requerimientos de calidad
    esperados por el sector productivo. Esta aptitud se logra con la
    adquisición y desarrollo de conocimientos, habilidades y
    capacidades que son expresados en el saber, el hacer y el saber
    hacer." (Mertens, 2000: 50)

    "Competencia laboral: capacidad productiva de un individuo que
    se define y mide en términos de desempeño en un
    determinado contexto laboral y refleja los conocimientos,
    habilidades y destrezas y actitudes necesarias para la
    realización de un trabajo efectivo y de calidad." (Tamayo,
    2003: 3)

    Estos dos conceptos aportan a la definición de
    competencia laboral el resultado de la actuación del
    individuo, es decir, el desempeño en el contexto laboral,
    pero tienen la limitación de verla como capacidad o
    aptitud. Es juicio de este autor que plantear competencia como
    capacidad o aptitud es una manera simplificada de tratar el
    concepto al igualarlo a estas configuraciones
    psicológicas, siendo la competencia laboral más
    compleja. Sin embargo, tienen como mérito reconocer
    algunos de los componentes de la competencia laboral, es decir,
    los conocimientos, las habilidades, los valores. Reconocen que es
    medible y que dependen del contexto. Utilizan términos de
    calidad como resultado de la actuación del obrero en su
    contexto laboral. No toma en cuenta ni lo metacognitivo, ni lo
    motivacional ni todas las cualidades de la personalidad.

    Otra tendencia es considerarla una habilidad (Ansorena, 1996)
    o una operacionalización, es decir, la ven como una
    secuencia de pasos, por ejemplo "la competencia laboral es la
    operacionalización (mise en oeuvre), en
    situación profesional, de capacidades que permiten ejercer
    convenientemente una función o una actividad." (Normas francesas,
    AFNOR, en Irigoín y Vargas, 2002:44)

    El considerar competencia laboral una
    operacionalización o una habilidad es una manera muy
    simple de ver el concepto de competencia ya que la reduce a pasos
    mecánicos. No obstante, esta definición tiene como
    aspecto positivo que el individuo requiere de poner en
    práctica todo el arsenal de conocimientos, habilidades y
    valores que posee para enfrentar sus funciones
    laborales.

    Otra tendencia de la definición es considerarla un
    conjunto de componentes, por ejemplo:

    "Competencia laboral: Conjunto de conocimientos
    teóricos, habilidades, destrezas y actitudes que son
    aplicados por el trabajador en el desempeño de su
    ocupación o cargo en correspondencia con el principio de
    Idoneidad Demostrada y los requerimientos técnicos,
    productivos y de servicios,
    así como los de calidad, que se le exigen para el adecuado
    desenvolvimiento de sus funciones." (Según la
    resolución ministerial 21/99 del Comité Estatal de
    Trabajo y Seguridad
    Social)

    Puede plantearse que reducir la competencia a un conjunto de
    componentes, es una manera no dialéctica de ver el
    concepto ya que no considera las interrelaciones entre las
    cualidades que la forman; sin embargo tienen como aspecto
    positivo el determinar algunos de los componentes y destacan la
    aplicación en su contexto, también hay que destacar
    que reconocen cierta integración entre los
    componentes.

    Otra tendencia muy acertada, es considerarla un sistema de
    componentes en estrecha vinculación, es una manera
    holística y dialéctica de comprender esta
    definición más compleja y completa. A
    continuación se presentan ejemplos:

    "La competencia laboral se concibe como una compleja
    estructura de atributos necesarios para el desempeño de
    situaciones específicas. Es una compleja
    combinación de atributos (conocimiento, actitudes, valores
    y habilidades) y las tareas que se tienen que desempeñar
    en determinadas situaciones. Este, ha sido llamado un enfoque
    holístico en la medida en que integra y relaciona
    atributos y tareas, permite que ocurran varias acciones
    intencionales simultáneamente y toma en cuenta el contexto
    y la cultura del lugar de trabajo. Nos permite incorporar la
    ética y los valores como elementos del desempeño
    competente". (Gonzci en Vargas, 2004: 10)

    Este autor destaca la naturaleza
    compleja de este concepto y vincula componentes con tareas
    ejecutadas. Es muy positivo la presencia de los valores en la
    definición de competencia relacionada a las situaciones
    laborales.

    "La competencia profesional es el resultado de la
    integración, esencial y generalizada de un complejo
    conjunto de conocimientos, habilidades y valores profesionales,
    que se manifiesta a través de un desempeño
    profesional eficiente en la solución de los problemas de
    su profesión, pudiendo incluso resolver aquellos no
    predeterminados". (Forgas J, 2003:4)

    Aunque este autor utiliza el término profesional, se
    puede extrapolar al concepto competencia laboral, tiene como
    elemento significativo utilizar la integración de los
    componentes y ver el resultado eficiente y prevé su
    desempeño futuro al enfrentarse el técnico con
    problemas imprevistos, es decir, ver la competencia más
    allá de la preparación del sujeto.

    "Se puede acercar un concepto de competencia laboral como la
    combinación integrada de conocimientos, habilidades y
    actitudes que se ponen en acción para un desempeño
    adecuado en un contexto dado. Más aún, se habla de
    un saber actuar movilizando todos los recursos." (Irigoín
    y Vargas, 2002: 47)

    Hay que señalar que los autores Irigoín y Vargas
    reflejan la puesta en práctica de los componentes de la
    competencia laboral de manera integrada, con una naturaleza
    dinámica ya que vinculan el saber actuar
    con los componentes de manera global, no obstante, no toma en
    cuenta el componente metacognitivo, ni las cualidades de la
    personalidad, como parte de la competencia.

    Otra definición interesante de la competencia
    profesional es la siguiente:

    "Es un sistema de conocimientos, habilidades, actitudes,
    valores, motivos, aptitudes y capacidades que debe poseer el
    individuo para el desempeño satisfactorio de su actividad
    laboral, comprometido con el proyecto social cubano. (colectivo
    de autores del ISPETP, 2003)

    Como aspecto sobresaliente de esa definición es su
    carácter ideológico al reconocer que existe una
    interacción entre la necesidad social del
    proyecto cubano y la actuación del individuo. Al
    considerarla un sistema permite la vinculación
    dialéctica de los componentes. No obstante, aunque usa el
    término profesional, bien puede enmarcarse en lo laboral,
    ya que como se expresó anteriormente, lo laboral va
    más allá que lo profesional, pues implica al mundo
    de los oficios y de las profesiones. Sin embargo, no reconoce lo
    metacognitivo en la estructura de la competencia.

    A continuación se presentan dos definiciones que no se
    ajustan a los criterios seguidos anteriormente, y que a juicio
    del investigador aportan a la etimología y
    comprensión del concepto competencia:

    "La competencia laboral es la construcción social de
    aprendizajes significativos y útiles para el
    desempeño productivo en una situación real de
    trabajo que se obtiene no sólo a través de la
    instrucción, sino también – y en gran medida-
    mediante el aprendizaje por experiencia en situaciones concretas
    de trabajo." (POLFORM/OIT en Las 40 preguntas más
    frecuentes sobre competencia laboral, 2000: 2)

    Este concepto tiene como aspecto esencial aprovechable lo
    significativo en los aprendizajes de los individuos para
    incorporarlo a la formación de la competencia.
    Señala la idoneidad no solo como, poseer los componentes
    de la competencia sino demostrar resultado, la
    calificación no lo es todo en el marco laboral.

    El aspecto esencial de esta definición es el
    carácter flexible de la competencia laboral y la realidad
    de resolver los problemas que enfrente. Aunque es negativo el no
    reconocer el componente axiológico de la competencia
    laboral porque en el contexto cubano, donde se aspira que el
    hombre tenga toda la dimensión humanista para transformar
    la realidad y transformarse él mismo, es importante,
    fomentar los valores que la sociedad socialista demanda en los
    individuos.

    "Compleja integración de atributos que imprimen
    énfasis a la capacidad humana para innovar, para enfrentar
    el cambio y gestionarlo anticipándose y
    preparándose para él. Es más que la suma de
    todos esos atributos es un sistema que resulta de la
    combinación, interacción y puesta en
    práctica de dichos atributos en una situación
    laboral real". (González Maura, 2004:4)

    Esta definición tiene como mérito señalar
    que puede el individuo demostrar su poder de gestión
    y prever resultados a partir de que lo incorpore como componente
    personológico, destaca la integración como
    carácter dinámico de la competencia, reconoce su
    naturaleza dialéctica y que la puesta en práctica
    como resultado es lo que determina el nivel de competencia de un
    sujeto.

    La noción de competencia laboral tiene muchas
    acepciones, pero todas ellas tienen cuatro características
    en común (Rico, 2003:1), aspecto que el investigador
    asume:

    • Toma en cuenta el contexto. El contexto está
      constituido por un conjunto de situaciones reales en donde
      deberán ejercerse las competencias.
    • Es el resultado de un proceso de integración. Un
      objetivo de aprendizaje no es lo mismo que una competencia
      laboral. El objetivo de aprendizaje es lo que el profesor
      espera que el estudiante sea capaz de hacer al final del curso.
      La competencia laboral identifica los resultados esperados por
      el mundo del trabajo, en términos del nivel de dominio
      de las tareas y funciones profesionales, donde se integran los
      conocimientos, las habilidades y las actitudes.
    • Está asociada con criterios de ejecución o
      desempeño. Los criterios de desempeño siempre se
      establecerán previamente a la instrucción e
      identifican los indicadores de evaluación que determinan
      el éxito en el dominio de la competencia, en
      armonía con los requerimientos del mercado de
      trabajo.
    • Implica responsabilidad. En la formación profesional
      por competencias laborales, el estudiante es el responsable de
      su aprendizaje. El tiempo que tarde en alcanzar el dominio de
      una competencia depende de la gestión que haga del
      mismo.

    Además se puede llegar a las siguientes
    reflexiones:

    De los conceptos presentados, se puede inferir que una
    competencia está a mayor nivel que una habilidad, ya que
    la primera integra un sistema de componentes cognitivo (de
    habilidades, conocimientos, procedimientos) motivacional,
    componente metacognitivo, cualidades, y comportamientos del
    individuo para desempeñar con éxito una actividad
    dada, en una relación sistémica en la cual estos
    componentes interactúan mutuamente de manera
    coordinada.

    Cada componente constituye un subsistema del sistema con sus
    características y sus formas de apropiación por las
    personas. Dicho de otro modo una competencia integra: saber,
    saber hacer y saber ser. Además se reconoce las cualidades
    de la competencia como holística, dinámica,
    dialéctica, transferible, medible y propia del
    individuo.

    Una competencia no pertenece a un puesto de trabajo, o a un
    contexto laboral, sino que pertenece al individuo. Un aspecto
    esencial a tener en cuenta es lo motivacional del sujeto en su
    contexto laboral. Se necesita un profesional u obrero que
    esté motivado por su trabajo, que dedique amor a la
    profesión como aspecto imprescindible para que sus
    resultados sean del nivel de calidad esperado.

    Por ello, haciendo una sistematización y
    generalización teóricas a partir del estudio
    realizado, se asume como competencia laboral el sistema de
    componentes (cognitivos, metacognitivos, motivacionales y
    cualidades de la personalidad) que posee un individuo para la
    ejecución eficiente de su actividad laboral con un
    resultado positivo en tiempo y calidad.

    Las competencias laborales se clasifican en generales y
    particulares siguiendo el criterio de Daigle y Robitaille.(1998):
    competencias generales, son aquellas que abarcan a casi
    todas las profesiones y oficios, y están relacionadas con
    la preparación básica del individuo; por ejemplo,
    utilizar la
    computadora, comunicarse de forma oral y por escrito en su
    idioma, o en una lengua extranjera, utilizar la computadora,
    entre otras., mientras que las competencias particulares o
    específicas, son las que determinan la
    profesión, por ejemplo, elaborar un medicamento, programar
    determinado tipo de software, realizar
    determinado tipo de operación quirúrgica, entre
    otras.

    No obstante, también hay otra clasificación en
    básicas, genéricas y específicas. (Vargas,
    2004)

    Las competencias básicas son las que se adquieren en la
    formación básica y que permiten el ingreso al
    trabajo: competencias para la lectura y
    escritura,
    comunicación oral, cálculo,
    entre otras.

    Las competencias genéricas se relacionan con los
    comportamientos y actitudes laborales propios de diferentes
    ámbitos de producción, como, por ejemplo, la
    disposición para el trabajo en
    equipo, competencias para la negociación, planificación, y otras
    más.

    Las competencias específicas se relacionan con los
    aspectos técnicos directamente relacionados con la
    ocupación y no son tan fácilmente transferibles a
    otros contextos laborales (ejemplo, la operación de
    maquinaria especializada, la formulación de proyectos de
    infraestructura, entre otras.)

    Se asume en este artículo que las competencias
    laborales se clasifican en competencias generales y competencias
    particulares o específicas. Esta clasificación
    permite simplificar de alguna manera este proceso complejo del
    análisis de la competencia laboral, además, en el
    proceso de formación de profesionales de nivel medio
    superior, como el caso de la formación de técnicos
    en farmacia industrial, esta clasificación se ajusta a las
    necesidades y tareas de este profesional.

    1. Al revisar la literatura con respecto a la
      definición de competencia laboral se puede ver que
      los autores tienen diferentes posiciones respecto al
      concepto:

      Un primer punto de vista es como la gestión de
      recursos humanos, relacionada con la idoneidad y el
      desempeño del trabajador, interpreta el concepto, o
      sea, el trabajador en ejercicio demuestra el resultado en
      su labor, a continuación se muestra
      ejemplos:

      "Competencias es el nuevo paradigma del empleo.
      Los atributos que debe disponer un trabajador para ocupar
      un determinado puesto (….) En las actuales condiciones de
      competitividad y productividad el concepto de competencias se
      impone en lo que se refiere a la formación y
      desarrollo de capital
      humano. El concepto de competencia busca definir y
      evaluar las capacidades del trabajador según su
      desempeño en situación de trabajo. La
      competencia laboral no es una probabilidad de éxito en la
      ejecución del trabajo, es una capacidad real y
      demostrada." (Donna, 2001:2)

      Como aspecto positivo de esta definición es
      señalar que la competencia laboral no es una
      posibilidad, sino una realidad, también
      señala su carácter mutable, a medida que el
      trabajador va ganando en experiencia, va modificando sus
      competencias laborales. Además reconoce que su
      manifestación es el desempeño del trabajador.
      Esta definición señala su punto de vista
      empresarial por la vinculación de los componentes de
      la competencia en conjugación con el desarrollo del
      capital humano. Reconoce que la competencia laboral es
      evaluable. Como aspecto negativo está el empleo del
      término competitividad que no se ajusta a los
      criterios en otros contextos, pues la competitividad en
      Cuba está relacionada con el desempeño
      efectivo y no con la competencia entre individuos por un
      puesto de trabajo.

      "En la Organización Internacional del
      Trabajo (OIT), Ducci define la competencia laboral como la
      construcción social de aprendizajes significativos y
      útiles para el desempeño productivo en una
      situación real de trabajo que se obtiene no
      sólo a través de la instrucción, sino
      también – y en gran medida – mediante el
      aprendizaje por experiencia en situaciones concretas de
      trabajo." (Ducci, en Guzmán e Irigoin, 2000:14)

      Esta definición reconoce la experiencia del
      trabajador como elemento de formación a la
      contribución de la competencia laboral, de
      ahí su punto de vista laboral. También
      reconoce que la instrucción aporta su papel, pero
      puede ser a través de la escuela y fuera de ella. No
      explicita todos los componentes de la competencia. Se
      destaca que la competencia laboral no se forma solo en la
      escuela, si no que necesita la integración con
      la
      empresa como aspecto necesario para la formación
      de la competencia. Reconoce la transmisión de
      valores en la formación de la competencia laboral y
      el carácter contextual para la misma. Esta
      definición aporta el carácter dinámico
      de la competencia laboral y lo vincula a un contexto dado.
      En Cuba, se destaca que la formación en las escuelas
      es en el trabajo y para el trabajo, de ahí que haya
      dos principios que garantizan este requisito: el principio
      de vinculación estudio – trabajo y la
      integración escuela – entidad productiva.

      El punto de vista empresarial sirve de base para los
      procesos de capacitación que requiere el
      trabajador en ejercicio, así como en la
      gestión de los recursos
      humanos cuando se desea seleccionar el personal
      para determinado puesto, la promoción a cargos o
      responsabilidades superiores. Otros autores que reflejan el
      punto de vista empresarial son Gallart y Jacinto,
      (1995:60); Mertens, (1996:51); Ibarra, (2000:99)

      Vargas (2001) analiza la utilización del
      término competencia en el ámbito gerencial
      expresado en las definiciones anteriores y su
      significación desde una perspectiva
      psicológica. En este sentido destaca que las
      competencias son características estables que tienen
      una relación causal con el rendimiento y
      desempeño laboral, lo que quiere decir que provocan
      y facilitan el éxito en una actividad y combinan lo
      afectivo, lo cognitivo, lo motivacional y lo
      conductual.

      La nueva calificación "representaría la
      conjunción de cuatro elementos básicos e
      individuales (habilidades, conocimientos, creatividad y responsabilidades) requeridos
      por los trabajadores de producción en los nuevos
      puestos de trabajo, junto a una cultura de
      colaboración para poder operar en equipos de
      trabajo, círculos de calidad, etc. (….)
      resumen los nuevos requisitos de calificación como
      facultades de razonamiento, aumento en las capacidades
      cognitivas de percepción, de abstracción, de
      resolución de problemas, de iniciativa del
      trabajador, del desarrollo de capacidades de
      cooperación, en síntesis la necesidad de saber-ser
      combinado de diferente manera, según el sector, el
      saber, el saber-hacer, y el saber-ser" (Carrillo e Iranzo,
      en Sepúlveda, 2002:14)

      Esta definición incluye cuatro niveles, donde
      aporta la creatividad del sujeto en su desempeño
      laboral como aspecto de la competencia laboral, reconoce lo
      social de este concepto a partir de las relaciones
      interpersonales en el marco del trabajo. Expresa el
      nivel de independencia en el desempeño
      eficiente del trabajador y analiza de manera
      dialéctica los tres elementos esenciales: el saber,
      el hacer y el ser.

      Otro punto de vista, que a juicio del investigador
      complementa la definición de competencia laboral es
      considerarla como componente personológico del
      individuo, aspecto que se toma en cuenta en este
      artículo, los siguientes ejemplos ilustran el
      planteamiento:

      "Una configuración psicológica compleja
      que integra en su estructura y funcionamiento
      motivacionales, cognitivas y recursos personológicos
      que se manifiestan en la calidad de la actuación
      profesional del sujeto, y que garantizan un
      desempeño profesional responsable y eficiente"
      (González Maura, 2002:6)

      "De forma general se reconoce que la competencia es una
      categoría psicológica que integra
      determinados componentes figurativos, procedimentales,
      actitudinales y personológicos en función de
      lograr un desempeño eficiente en un contexto
      concreto de actuación." (Castellanos, B. y otros,
      2003:5)

      "(…), al entender las competencias laborales como una
      construcción social de aprendizajes significativos y
      útiles para el desempeño productivo en
      situaciones reales de trabajo, los que se obtienen no
      sólo a través de la educación formal,
      sino también, y en gran medida, mediante el
      aprendizaje por la experiencia, resulta ser un enfoque
      necesario de aplicar en la
      administración del Estado, en favor de sus
      políticas de modernización."
      (González Soto, 2002:1)

      Estas tres definiciones reconocen que el individuo
      incorpora a su personalidad la competencia laboral y le da
      un marcado carácter dialéctico e integrador,
      identifican el aporte que cada persona le impregna a su
      actuación profesional, de ahí que se pueda
      afirmar que la competencia laboral integra los componentes
      de forma personalizada y confiere una
      contextualización a la misma.

      "Las competencias expresan las potencialidades de
      desarrollo humano y profesional que se logran a
      través de desempeños efectivos de las
      personas en condiciones de interacción interpersonal
      y sociocultural. Son por tanto, unidades
      psicológicas complejas con posibilidad de desarrollo
      constante a partir de matrices
      socioculturales interactivas." (D´Angelo, 2005:7)

      Estas definiciones reconocen la competencia laboral como
      parte del sujeto, por lo que a ese nivel se llega
      después que el trabajador se considere adiestrado en
      su puesto laboral, puede ser dos o más años
      en dependencia del sujeto y la complejidad del puesto de
      trabajo.

      El punto de vista psicológico está muy
      ligado al punto de vista empresarial, porque en los
      procesos de gestión de recursos humanos para la
      selección de personal para un
      determinado puesto de trabajo, se toma en cuenta como el
      aspirante reúne los requisitos y se desempeña
      en el área deseada. En el caso de Cuba, como
      país socialista se toma en cuenta a la persona, su
      historia
      de vida, ante cualquier situación que pueda lastimar
      su situación laboral e implica a todas las organizaciones políticas y de masas
      del centro. Para la formación por competencias
      laborales es importante el punto de vista
      psicológico debido a que se tiene en cuenta el
      enfoque personológico del proceso de
      educación técnica y profesional,

      Un último criterio es ver la competencia laboral
      desde la escuela, es decir, en los diseños
      curriculares, los siguientes ejemplos son ilustrativos:

      "En síntesis el concepto de competencia que se
      introduce, crecientemente, en las propuestas educativas de
      esta época, representa un modelo derivado del
      antiguo –y ahora superado- concepto de
      calificación, y remite a saberes, habilidades y
      actitudes individuales anteriormente no tomados en cuenta,
      para el desempeño laboral. El sistema educativo
      orientado por el concepto de competencias es un sistema que
      puede hacer frente a los desafíos de competitividad
      (competencia/competitividad) contenidos en la nueva
      organización mundial del trabajo."
      (Sepúlveda, 2002:15)

      Este autor señala que organizar el
      currículo en función de las competencias
      laborales le impregna a la formación profesional una
      ventaja, pues considera la integración con el mundo
      laboral una forma de alcanzar la calificación real
      del sujeto.

      "En efecto, según Roegiers, algunos autores han
      advertido que el traspaso del concepto de competencia al
      mundo de la educación induce a la idea de que un
      curriculum basado en competencias es canal
      de un modelo de desarrollo económico y social que
      tiende a sustituir valores tales como la ciudadanía social, la igualdad y la
      solidaridad por la competitividad. En ese
      sentido, los programas que se estructuran en
      términos de competencias, constituyen una tentativa
      por reproducir a nivel del sistema educativo, la
      ideología que domina actualmente en el mundo
      económico. "(Sepúlveda, 2002:20)

      No se comparte la opinión en cuanto a los valores
      que deben formarse en la escuela, ya que estos no pueden
      ser sustituidos por la forma en que se estructure el
      currículo, ya que en el caso cubano no procede pues
      la competencia se ve relacionada a la eficiencia y es
      función de la escuela responder a los intereses de
      la sociedad, sin embargo, resalta el papel del componente
      ideológico en la estructuración de un
      currículo por competencias laborales, de ahí
      es importante formar en los estudiantes con las cualidades
      y valores que demanda la sociedad cubana actual.

      Se puede sintetizar que el punto de vista
      psicológico de la competencia como componente
      personológico integra los cognitivo, lo
      motivacional, lo metacognitivo y las cualidades de la
      personalidad para obtener un resultado satisfactorio en su
      labor.

      Según Ravitsky (2002) las consecuencias de las
      competencias son:

      • Es imposible medir la competencia, excepto en el
      puesto de trabajo.

      • La formación inicial tiene una
      ambición más amplia que es de preparar el
      joven a enfrentar el futuro. Por eso, la formación
      inicial debe dar más contenido que lo necesario a
      corto plazo, así como también propiciar el
      desarrollo de los componentes metacognitivo, motivacional y
      cualidades de la personalidad.

      • El concepto de competencia debe ser visto de una
      manera dinámica (capacidad a enfrentar nuevas
      situaciones de trabajo, a adaptarse, desarrollo de la
      autonomía)

      No se comparte lo absoluto de estos planteamientos, pues
      en la escuela puede evaluarse la competencia laboral a
      partir de simular los contextos de realización de la
      misma. También hay que enseñar al estudiante
      a aplicar los conocimientos y poder instrumentar sus
      procedimientos, a través de ejercicios y tareas
      docentes
      y extradocentes donde se integren los componentes y
      posibilitar la flexibilidad del currículo. Se hace
      necesario una mayor integración escuela – mundo
      laboral para contrarrestar cualquier deficiencia de la
      formación, además enseñando a
      reflexionar al estudiante acerca de sus fortalezas y
      debilidades en su aprendizaje, a que opine acerca de
      cómo hace las tareas, de que analice cómo
      aprende, lo que aprende, que dificultades y problemas tiene
      para resolverlos, cómo se comporta, que resultados
      obtiene lo cual lo ayuda a desarrollarse como persona y
      como profesional. En el caso cubano de la formación
      del técnico en farmacia industrial se han dado pasos
      cruciales para garantizar la integración escuela
      – empresa por la viabilidad de las empresas en el
      desarrollo del proceso de educación técnica y
      profesional, a través de la inserción de
      alumnos en las diferentes modalidades de la
      enseñanza práctica y la ejecución en
      su contexto del proceso. También se ha trabajado la
      profesionalización de los contenidos.

      Aragón (2002) plantea la necesidad de establecer
      un modelo cubano de formación por competencias
      laborales, basado en el modelo de Escuela
      Politécnica Cubana y en el modelo de graduado, que
      posea cultura política, económica,
      preparación fuerte en las ciencias básicas y
      una formación profesional básica.

      Las competencias tienen que ser integradoras de
      conocimientos, habilidades, motivaciones, cualidades de la
      personalidad, componente metacognitivo, valores y
      actitudes, tienen que ser competencias para formar al
      hombre para la vida, no competencias sólo para
      formarlos para un puesto de trabajo.

      No formar un graduado trabajador desechable que una vez
      concluido su ciclo productivo planificado, quede
      desamparado en el mundo del trabajo. No formar máquinas sino hombres para la
      vida.

      El autor comparte criterios de este investigador, por lo
      que reconoce que hay que estructurar el currículo de
      forma tal que el estudiante pueda integrar conocimientos,
      habilidades, actitudes, procedimientos y valores,
      determinando las invariantes del contenido del proceso de
      enseñanza – aprendizaje.

      El punto de vista del concepto competencia laboral desde
      la perspectiva del currículo, está
      relacionado con los procesos de formación de fuerza
      de trabajo, a partir de estudiantes que no tienen
      experiencia laboral. En el caso de Cuba, esto hace
      referencia a los institutos politécnicos, escuelas
      de oficios y universidades.

      De todos estos conceptos y criterios se puede inferir
      que existen tres puntos de vista sobre el concepto de
      competencia laboral:

      Punto de vista empresarial. La competencia laboral vista
      en el desempeño eficiente del trabajador. En el
      contexto de la gestión de recursos humanos, el
      trabajador debe demostrar su idoneidad, a partir de que
      incorpore e integre el sistema de componentes cognitivo,
      motivacional, metacognitivo y cualidades de la personalidad
      que forman parte de la estructura de la competencia laboral
      en su actuación.

      Punto de vista psicológico. La competencia
      laboral como una configuración psicológica
      compleja, que implica componentes motivacionales,
      metacognitivos y afectivos del sujeto, así como de
      cualidades de la personalidad. A este punto de vista se
      arriba cuando el trabajador adquiere cierto nivel de
      experiencia en el marco laboral e incorpora en su
      personalidad los niveles de la competencia laboral.

      Punto de vista del diseño curricular. La
      competencia laboral vista en la formación de un
      profesional con los conocimientos, habilidades,
      procedimientos, componente metacognitivo, cualidades de la
      personalidad, actitudes, valores y motivaciones requeridos
      para ocupar el espacio que le corresponde en la sociedad.
      Es decir, la estructuración curricular y didáctica del sistema de componentes
      cognitivos, motivacionales, metacognitivos y cualidades de
      la personalidad que debe poseer un individuo para ejecutar
      sus tareas y su labor con el mínimo de requisitos
      exigidos en el contexto laboral, desde la visión de
      la escuela.

      Estos tres puntos de vista unidos dan una visión
      más integral, una visión holística de
      esta definición tan compleja y tan
      controvertida.

      Se asume en está tesis el
      punto de vista curricular, es decir, la estructura del
      diseño curricular para formar y desarrollar las
      competencias laborales para el técnico en farmacia
      industrial, sin desconocer los otros dos puntos de vista,
      pues el empresarial aporta lo que demanda la empresa en
      cuanto a la formación y el punto de vista
      psicológico brinda lo que se debe tener en cuenta
      desde lo metacognitivo, lo motivacional y las cualidades de
      la personalidad que aspira la sociedad para un
      técnico en farmacia industrial. Por lo que los tres
      puntos de vistas no son excluyentes, tienen que integrarse
      para la comprensión de la competencia laboral como
      configuración compleja.

    2. Los puntos de vista
      de la competencia laboral
    3. Teoría
      curricular

    Múltiples son los autores que han investigado la
    temática curricular, entre los que se encuentran R..
    Tyler, H. Taba, F. Díaz Barriga, S. Sabat, L. Stenhouse,
    C. Álvarez de Zayas, F. Addine, J. García, A.
    Castañeda, R. Fraga, G. Ayes, L. Lazo, Jiménez
    Vielsa, entre muchos otros.

    Se asume la concepción de Lazo (2001:4) que establece
    las dimensiones del currículo en 5 aspectos:

    1. Teoría: abarca conceptos de currículo,
      enfoques, fundamentos y modelos.
    2. Diseño: comprende leyes,
      principios, tendencias, concepción y metodología.
    3. Desarrollo: integrado por diagnóstico, preparación de
      recursos, planificación, organización,
      ejecución y control.
    4. Evaluación: referido a la calidad del profesional
      egresado, al proceso curricular y al proyecto.
    5. Investigación: Para el diseño y para la
      evaluación del currículo.

    Es necesario definir que conceptos se asumen de
    currículo y diseño curricular:

    "El currículo es un proceso educativo integral con
    carácter de proceso que expresa las relaciones de
    interdependencia en un contexto histórico social,
    condición que le permite rediseñarse
    sistemáticamente en la medida en que se producen cambios
    sociales, los progresos de la ciencia y las necesidades de los
    estudiantes, lo que se traduce en la educación de la
    personalidad del ciudadano que se aspira a formar."
    (García y Addine, 2001:3)

    "El diseño curricular es el resultado del trabajo que
    da respuesta a las exigencias sociales en la formación de
    profesionales, constituyendo un proyecto educativo, que sirve de
    guía y condiciona el desarrollo del proceso. El
    diseño curricular se elabora a partir de las bases
    mediante una teoría
    curricular, es el puente entre la teoría curricular y la
    práctica. " (Lazo y Castaño, 2001: 6)

    Los problemas del currículo son múltiples y uno
    de ellos la integración curricular se asume los criterios
    de Fogarty (en Lake, 1994:3-4) que establece 10 niveles de
    integración:

    1. Fragmentado: Las disciplinas diferentes están
      separadas, por lo que hay una visión clara y discreta de
      la misma, no hay conexión para los estudiantes; menos
      transferencia de aprendizaje.
    2. Conectado: Dentro de una disciplina
      hay temas relacionados. Hay conceptos claves conectados,
      promueven la revisión la revisión de conceptos,
      la reconceptualización y asimilación de ideas
      dentro de una disciplina. Las disciplinas no se relacionan, el
      enfoque del contenido se queda dentro de la disciplina
    3. Concéntrico: El contenido se concentra dentro del
      área de la asignatura. Se puede atender varias
      áreas a la vez, lo que lleva a un contenido enriquecido.
      Los estudiantes pueden confundirse y perder de vista el
      concepto principal de la actividad.
    4. Secuencial: Se enseñan ideas similares en un
      concepto, aunque las asignaturas están separadas. Se
      facilita la transferencia de aprendizaje a través de
      áreas de contenido. Se requiere colaboración y
      flexibilidad, pues los profesores tiene menos autonomía
      en la secuencia del currículo.
    5. Compartido: La planeación de grupo y/o de
      enseñanza que involucra dos disciplinas se enfoca en
      contenidos compartidos. Se logra experiencias institucionales
      compartidas, con dos maestros en un grupo es más
      fácil colaborar. Se requiere de tiempo, flexibilidad,
      obligación y compromiso.
    6. Radial: La enseñanza es por temáticas, se usa
      un tema como base para relacionar varias disciplinas. Se motiva
      a los estudiantes y los ayuda a ver las conexiones entre las
      ideas. Los temas deben ser cuidadosamente seleccionados para
      que sea significativo, con contenidos relevantes y
      fuertes.
    7. Concatenado o lineal. Se enlazan las habilidades de
      pensamiento y las sociales, las habilidades de estudio y de
      inteligencia múltiple. Los estudiantes conocen como
      están aprendiendo, lo que facilita la transferencia
      futura de aprendizaje. Las disciplinas permanecen
      separadas.
    8. Integrado: las prioridades se solapan en múltiples
      disciplinas. Estimula a los estudiantes a ver las
      interconexiones e interrelaciones entre disciplinas lo que los
      estimula. Requiere equipos interdepartamentales con
      planificación y horas de clases comunes.
    9. Inmersos: Los estudiantes se integran visualizando todo el
      aprendizaje a través de la perspectiva de una tarea de
      interés. La integración ocurre
      dentro del estudiante pero se puede estrechar el enfoque del
      mismo.
    10. Enrejado: El estudiante dirige el proceso de
      integración a través de la selección de una red de expertos y
      recursos. Es productivo con el estudiante estimulado por nuevos
      contenidos. Los estudiantes pueden aprender solo
      superficialmente, los esfuerzos pierden efectividad.

    Guerra (2001:10) establece la pertinencia de los
    diseños curriculares, en los que engloba los requisitos
    que debe cumplir un buen diseño curricular en su
    elaboración, ejecución, control y
    evaluación. Estos son: consideración de los ejes
    transversales y programas directores; integración de los
    componentes académico, laboral e investigativo;
    participación de profesores y alumnos en su
    evaluación y elaboración; correspondencia con las
    necesidades educativas de la enseñanza y nivel;
    contribución a la formación de valores
    ideopolíticos en los estudiantes y aseguramiento de la
    base material de estudio.

    Entre las tendencias actuales del desarrollo de la
    teoría curricular están los modelos curriculares:
    centrado en los objetivos, centrado en la tecnología
    educativa, de construcción personalizada, centrado en
    la
    globalización, de investigación . acción
    y modelo desde un enfoque histórico – cultural.
    (Carballo, 2003:3)

    Para organizar los currículos existe la estructura por
    asignatura, la estructura disciplinar, la estructura por
    problemas, la estructura por competencias. En la educación
    técnica y profesional cubana se utiliza el
    currículo por asignatura con mayor frecuencia.
    Además los modos de ejecución son lineal o modular.
    En el caso que ocupa es el modo lineal el de mayor frecuencia. No
    se puede dejar de mencionar la forma mixta donde se combina
    algunas de las variantes.

    Independiente del modo de implementación del
    currículo, se debe proporcionar a los alumnos durante el
    desarrollo del currículo, la posibilidad de descubrir
    cuando y por qué es necesario utilizar el procedimiento
    específico, ayudarles a reflexionar sobre como adaptar los
    procedimientos apropiados a nuevas situaciones y favorecer en
    ellos, a través de un proceso sistemático y
    continuo, la autonomía, la reflexión y la
    regulación de su proceso de aprendizaje.

    El currículo por problemas, comprende el planteamiento
    de problemas profesionales que en la medida que se solucionan por
    los alumnos, se va creando el conocimiento, desarrollando las
    habilidades y relaciones.

    La estructura por problemas genera una la dinámica de
    trabajo dentro del proceso que promueve al estudiante a ir
    analizando y valorando durante el enfrentamiento a los diferentes
    elementos de la situación problémica los proyectos
    que dan solución a los problemas planteados. El tiempo del
    plan de
    estudio, en este tipo de estructura, para dar solución a
    las situaciones problémicas no siempre se precisa de
    antemano como en los otros casos, a pesar de ello por la
    profesionalidad en unos casos y por elementos organizativos y de
    experiencias en otros, se suele precisar un tiempo estimado para
    la solución de cada problema, esto permite que el
    estudiante se pueda mover durante el desarrollo de los proyectos
    con mayor o menor ritmo, de acuerdo con sus posibilidades reales
    y sus particularidades, por lo que la atención individualizada con talleres y
    debates en colectivos, permite una apropiación mejor y mas
    rápida al exponerse criterios de variantes para la
    solución de los problemas profesionales , en muchos casos
    esta técnica de trabajo grupal participativa, permite que
    ideas aisladas fecunden en educandos desmotivados o
    desorientados, dando luz alas posibles
    soluciones.

    El papel de los profesores facilitadores o guías, deben
    lograr una dirección del proceso pedagógico tal,
    que le impriman la dinámica conducente a lograr la
    transformación del educando, la ruptura con lo
    tradicional, la de recibir conocimientos preelaborados, y
    pasivamente, la ruptura con la dependencia, la pasividad en el
    proceso de enseñanza y aprendizaje, por la independencia,
    la seguridad, el
    espíritu crítico y creativo, capaz de transformarse
    en el profesional que se requiere.

    Los criterios del vínculo con la vida, con el trabajo,
    la apropiación del método de
    la enseñanza – aprendizaje y la forja de la personalidad,
    son aspectos que se abordan y están presentes en las
    estrategias de trabajo con los estudiantes.

    La estructura curricular por problemas brinda las ventajas
    siguientes:

    • Promueve el movimiento activo del conocimiento, motivando
      al alumno a construir su proceso de aprendizaje en un contexto
      determinado.
    • Da la posibilidad de profundizar en actividades complejas
      que permiten una mayor preparación el educando.
    • Durante el proceso de solución de las situaciones
      problémicas concretas, se desarrollan las posibilidades
      de identificación y de interrelacionar conceptos,
      métodos, habilidades, valores y hábitos
      inherentes al proceso de aprendizaje de forma independiente y
      constructiva.
    • Adquiere conciencia del proceso por ser el su constructor,
      desde un punto de vista profesional y social.
    • Favorece la autonomía de los educandos.

    Dentro de las desventajas que se le señala a este tipo
    de organización estructural es que al centrarse la
    actividad en la solución de problemas, si no se orienta el
    proceso adecuadamente, se puede afectar la preparación
    cultural del educando minimizando aspectos que redundarían
    en su formación integral.

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