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Aprendizaje desarrollador: Una estrategia pedagógica para educar instruyendo




Enviado por alexortiz2004



    1. Conceptualización del
      aprendizaje como proceso cognitivo –
      afectivo
    2. Concepción
      filosófica de un proceso de enseñanza –
      aprendizaje desarrollador
    3. Concepción
      psicológica de un proceso de enseñanza –
      aprendizaje desarrollador
    4. Concepción
      pedagógica de un proceso de enseñanza –
      aprendizaje desarrollador
    5. Caracterización de la
      clase pasiva
    6. ¿Cuál es la esencia
      del cambio en el proceso de enseñanza
      aprendizaje?
    7. Estrategia pedagógica
      para dirigir el proceso de aprendizaje de los estudiantes con
      un enfoque desarrollador

    "Instrucción no es lo mismo que
    educación, aquella se refiere al pensamiento, y esta
    precisamente a los sentimientos. Sin embargo no hay buena
    educación sin instrucción, las cualidades morales
    suben de precio cuando están realizadas por las
    cualidades inteligentes."

    José Martí

    La escuela es la institución a la cual la
    sociedad le ha encomendado la misión de conducir el
    proceso educativo para la formación de las nuevas
    generaciones.

    Esto justifica la necesidad de atender cómo debe
    prepararse el docente para cumplir tan importante
    actividad.

    La escuela actual está comprometida con la
    creación de condiciones esencialmente comunicativas que
    favorezcan un clima de confianza, reflexión,
    crítica, investigación en el aula.

    Caminar hacia modelos educativos humanistas de
    desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes
    requiere transformar la dinámica del proceso de
    enseñanza y aprendizaje, para lo cual la clase es la forma
    fundamental de organización.

    La preparación del docente en una
    didáctica para el cambio es el reto para el abandono de
    los métodos tradicionales de enseñanza, y para ello
    el profesor no debe ser un simple dictador o impartidor de
    clases, debe ser ante todo un gran educador y formador, no debe
    enseñar sino dirigir el proceso de educación de la
    personalidad de sus estudiantes, dirigir el aprendizaje de los
    estudiantes, y saber conceptualizarlo como un proceso cognitivo y
    afectivo.

    Conceptualización del aprendizaje como
    proceso cognitivo – afectivo:

    El aprendizaje ha sido definido de muchas maneras y
    éstas varían según el enfoque o la
    teoría de donde provenga la definición.

    Para las teorías del condicionamiento, el
    aprendizaje es una asociación entre dos eventos, o el
    resultado de una asociación entre un estímulo y una
    respuesta, que sigue las reglas del condicionamiento.

    Para las teorías cognitivas, es un proceso mental
    por el cual se adquieren o reestructuran los conocimientos; es el
    resultado de un proceso de reorganizaciones que hacemos sobre
    nuestro conocimiento con el fin de alcanzar la comprensión
    de un fenómeno.

    Para las teorías contextuales – culturales, el
    aprendizaje es un proceso de transformación interna,
    mediado por el contexto socio – cultural. Es el proceso de
    adquirir o asimilar la cultura a través de la actividad y
    de la influencia del entorno natural y socio – cultural del
    individuo.

    A partir de estas teorías, se han dado diversas
    definiciones que facilitan la comprensión del concepto de
    aprendizaje.

    Para Hurlock el aprendizaje es "el desarrollo que se
    produce por el ejercicio y por el esfuerzo por parte del
    individuo. Por medio del aprendizaje el individuo realiza cambios
    en su estructura física y en su conducta y adquiere
    competencia en el uso de sus recursos hereditarios." (Hurlock,
    1966).

    Por ejemplo, si el niño aprende una postura
    corporal incorrecta, puede provocar acortamientos musculares o
    algún problema específico como una
    escoliosis.

    Asimismo, si un niño hemipléjico aprende a
    pararse poniendo más peso en su pierna no afectada e
    intenta marchar desde esta posición (arrastrando su lado
    hemipléjico), aprenderá a caminar con
    claudicación (cojera), la cual será muy
    difícil de corregir más adelante. A no ser que
    tenga oportunidades para aprender, muchos de sus potenciales
    hereditarios nunca alcanzarán su desarrollo
    óptimo.

    Por ejemplo, un niño puede tener una gran aptitud
    para la música debido a su organización
    neuromuscular superior, pero si se le priva de oportunidades para
    practicar y formarse sistemáticamente, no alcanzará
    su potencial hereditario.

    Papalia define el aprendizaje como "un cambio
    relativamente permanente en la conducta que resulta de la
    experiencia. Esta experiencia puede tomar la forma de estudio,
    instrucción, exploración, experimentación o
    práctica." (Papalia, 1995)

    Por ejemplo, los niños en el periodo
    sensoriomotor aprenden de lo que ven, oyen, saborean, tocan,
    huelen y exploran. De esta manera, aprenden cómo es un
    ave, la suavidad de sus plumas, el sonido que emiten, el
    número de patas que posee, cómo camina, cómo
    vuela.

    También la experiencia proviene de la
    interacción entre un estudiante y un educador (profesor,
    auxiliar pedagógica, instructor, compañero de aula,
    amigo del barrio, familia, o el autor de un texto
    determinado).

    Klein define el aprendizaje como "un cambio
    relativamente permanente de la conducta, debido a la experiencia,
    que no puede explicarse por un estado transitorio del organismo,
    por la maduración o por tendencias de respuesta innatas."
    (Klein, 1994).

    Esta definición de aprendizaje tiene tres
    componentes importantes: en primer lugar, el aprendizaje refleja
    un cambio en el potencial de una conducta, lo cual no equivale a
    la realización de la misma, en segundo lugar, los cambios
    en el comportamiento producidos por el aprendizaje no siempre son
    permanentes, por ejemplo, como consecuencia de una nueva
    experiencia puede que una conducta previamente aprendida no
    vuelva a producirse; y en tercer lugar, los cambios en la
    conducta pueden deberse a otros procesos distintos del
    aprendizaje, tales como la motivación o la
    maduración y el desarrollo, aunque el aprendizaje estimula
    el desarrollo y viceversa.

    Tomilson define el aprendizaje como "un proceso mediante
    el cual cambian las capacidades (aprendizaje cognitivo) o las
    tendencias (aprendizaje motivacional), como resultado de una
    acción o de una experiencia." (Tomilson, 1984).

    Dentro del aprendizaje cognitivo se incluyen los
    contenidos (conocimientos), el aprender que 6 x 3 = 18, y los
    procesos (habilidades), el aprender como hacer
    cometas.

    El aprendizaje motivacional hace referencia a la
    adquisición de preferencias, de valores, de tendencias a
    actuar, a reaccionar, pensar, juzgar; es el aprender a huir
    frente a los ladrones, por ejemplo.

    El aprendizaje también puede definirse como un
    cambio de actitud. Para que se produzca deben participar en el
    proceso los tres componentes de la actitud: el cognoscitivo
    (saber), el afectivo (ser) y el comportamental (saber
    hacer).

    Si sólo se tiene en cuenta el aprendizaje de un
    componente, se pueden generar problemas, de esta manera, si solo
    se trabaja el componente cognoscitivo descuidando los otros dos,
    se crean personas que saben mucho, pero nunca llevan a la
    práctica su conocimiento, ni comprenden el impacto que
    éste puede tener en las demás personas.

    Por ejemplo, aprenden las razones por las cuales no debe
    contaminarse la tierra, pero como el conocimiento es
    teórico no los conduce a sentirse responsables por el
    planeta, ni a una acción coherente al respecto.

    Por otro lado, si solo se trabaja el componente
    afectivo, resultan personas emocionales, intuitivas, pero que
    carecen de una sustentación teórica que justifique
    las acciones que realizan.

    Por ejemplo, las personas paternalistas que dan el
    pescado porque sienten compasión, pero no enseñan a
    pescar.

    Por último, si solo se trabaja el componente
    comportamental se logran personas que hacen muchas cosas pero no
    reflexionan sobre ellas y no se percatan de su impacto en los
    demás.

    Por ejemplo, una persona que aprende dinámicas de
    grupo, al realizar un trabajo con la comunidad, se dedica a hacer
    cuantas dinámicas ha escuchado decir que funcionan, las
    que ha leído, las que ha vivido, pero no tiene claridad en
    el por qué las elige, qué piensa obtener con ellas,
    cuándo no debe aplicarlas, ni cuál es el impacto de
    las mismas en la comunidad.

    Good entiende el aprendizaje como "un cambio
    relativamente permanente en la capacidad de ejecución, el
    cual ocurre por medio de la experiencia." (Good,
    1995).

    La experiencia puede implicar interacción abierta
    con el ambiente externo o puede implicar procesos cognoscitivos
    como la reflexión interna sobre experiencias anteriores o
    la manipulación de conceptos abstractos.

    Ahora bien, para que un cambio se califique como
    aprendizaje debe ser "producto de la experiencia o
    interacción del individuo con su entorno." (Woolfolk,
    1996).

    Los cambios que se deben más a la
    maduración, como el cambio de voz en los adolescentes, o
    que son resultado de una enfermedad, un accidente o de una
    situación fisiológica, no se consideran
    aprendizaje, aunque en la manera como se responde a estas
    situaciones sí influye el aprendizaje.

    Brenson define el aprendizaje como "una realidad co –
    creativa en la que cada uno de los que interviene (educador –
    estudiantes) aporta algo. El conocimiento resultante es nuevo,
    varía del conocimiento que se poseía y del que
    aportaron las personas implicadas." (Brenson, 1994).

    Con base en esto, puede decirse que el aprendizaje es un
    acto completamente personal, por este motivo la persona que
    enseña lo promueve, lo induce, lo facilita; pero el que
    aprende es quien lo produce y por tanto lo construye.

    El aprendizaje es "un proceso que se desarrolla en el
    individuo; los educadores no pueden forzarlo, ni imponerlo, ni
    realizarlo por los estudiantes, pero si pueden facilitarlo y
    potenciarlo mediante las condiciones adecuadas." (Tausch,
    1981).

    Según Vela (1998), el aprendizaje también
    puede definirse como un proceso de interacción entre el
    sujeto y los objetos (estos últimos pueden ser concretos o
    virtuales, personas o cosas), el cual modifica o transforma las
    pautas de conducta del sujeto y en alguna forma, a los objetos
    mismos.

    En un intento atrevido de integrar todas estas
    definiciones, Sarmiento plantea que el aprendizaje es "un proceso
    de cambio que se produce en el individuo, en sus capacidades
    cognitivas, en la comprensión de un fenómeno
    (componente cognoscitivo), en su motivación, en sus
    emociones (componente afectivo) y/o en su conducta (componente
    comportamental), como resultado de la acción o experiencia
    del individuo, la apropiación del contexto sociocultural,
    las reorganizaciones que se hacen sobre el conocimiento, y/o la
    asociación ente un estímulo y una respuesta."
    (Sarmiento, 1999).

    Según nuestro enfoque pedagógico, el
    aprendizaje es considerado como un proceso de
    modificación relativamente permanente del modo de
    actuación del estudiante, que modela y remodela su
    experiencia en función de su adaptación a los
    contextos en los que se concreta el ambiente con el que se
    relaciona, ya sea en la escuela o en la comunidad;
    modificación que es producida como resultado de su
    actividad y su comunicación, y que no se puede atribuir
    solamente al proceso de crecimiento y maduración del
    individuo.

    En este sentido defendemos la idea de que el aprendizaje
    debe ser desarrollador.

    Concepción filosófica de un
    proceso de enseñanza – aprendizaje
    desarrollador:

    La filosofía de la educación propicia el
    tratamiento acerca de la educabilidad del hombre y da respuestas
    a interrogantes tan importantes como ¿qué es
    educación? y ¿por qué y para qué se
    educa?.

    Por lo tanto, resulta muy importante para evaluar la
    calidad de la educación, partir de identificar la
    naturaleza de las respuestas que los maestros y directivos le dan
    a esas interrogantes en teoría y sobre todo en la
    práctica educativa, pues estas determinan en gran medida
    el fin y los objetivos de la educación, que son la
    brújula orientadora de toda acción
    educativa.

    La educación debe ser concebida de forma que el
    estudiante desarrolle su espíritu crítico y se
    favorezca el desarrollo de su creatividad y debe lograr un
    adecuado equilibrio entre la formación científico –
    técnica y el pleno desarrollo espiritual del hombre. Debe
    ser un proceso donde se complemente la explicación y la
    comprensión del mundo social y natural.

    La educación integral exige que se encuentren los
    métodos para hacer que los estudiantes aprendan a razonar,
    a operar con conceptos de un mayor o menor grado de
    abstracción y generalización, y a su vez empleen
    más conscientemente el método científico en
    tales razonamientos.

    De ahí que, desde una proyección
    filosófica, el aprendizaje problémico se fundamenta
    en la concepción del conocimiento científico, que
    se desarrolla por etapas relacionadas entre sí y que
    suceden una a la otra, proceso que considera la práctica
    como fuente primaria para desarrollar el pensamiento abstracto y
    de ahí volver a la práctica al aplicar y
    sistematizar el conocimiento alcanzado; es decir, que los nuevos
    modelos metodológicos deben concebir que en las aulas se
    haga ciencia y no se trabaje con marcos conceptuales totalmente
    acabados, que no son susceptibles de perfeccionarse
    teórica y metodológicamente.

    La actividad creadora y transformadora de los hombres es
    el instrumento de modificación y transformación de
    las circunstancias y el medio para cambiarse a sí mismos.
    Según sea la actividad de los individuos así son
    ellos mismos. Por lo tanto, el principal fundamento
    filosófico del aprendizaje problémico es la
    contradicción como fuente y motor del
    desarrollo.

    La realidad del pensamiento y el mundo orgánico
    natural, social e individual se desarrollan
    dialécticamente, o sea, en su suceder constante las cosas
    se tornan en cosas nuevas; se convierten en sus "opuestos"; de
    éstos surgen otras cosas nuevas, y la
    transformación sucesiva nunca finaliza. La ciencia, la
    cultura y toda actividad humana comprueban la existencia de esta
    problemática universal del desarrollo.

    Por lo tanto, si en cada proceso general, particular y
    específico se encuentra el movimiento de los opuestos en
    su unidad, se encuentra la valoración dialéctica,
    dinámica de la contradicción como fuente y motor
    del desarrollo y la concatenación de los fenómenos,
    se puede aseverar que el pensamiento dialéctico es de una
    gran utilidad en cada uno de los momentos del pensamiento
    científico y, en particular, en la investigación
    científica.

    Resolver un problema es solucionar la
    contradicción, que manifiesta no sólo la dificultad
    que se debe superar (dinámica de lo conocido y lo
    desconocido) sino que refleja y proyecta el camino de
    solución y, con ello, la propia superación
    dialéctica del problema.

    Si el aprendizaje se desarrolla en un amplio contexto de
    contradicciones internas y externas (adaptación e
    innovación, masividad y calidad, teoría y
    práctica, individualidad y sociedad, dependencia y
    autonomía), es necesario entonces construir una
    concepción del aprendizaje capaz de penetrar en la esencia
    de los procesos educativos, desarrollar el pensamiento, el
    conocimiento y la comunicación pedagógica mediante
    la dinámica que genera las contradicciones.

    Si la realidad se desenvuelve con base en una
    dinámica dialéctica contradictoria, el proceso de
    apropiación de esa realidad no puede ser ajeno ni menos
    excluir la contradicción como principio y regularidad para
    la comprensibilidad y la apropiación del mundo.

    Concepción psicológica de un
    proceso de enseñanza – aprendizaje
    desarrollador:

    Para lograr efectividad en el aprendizaje
    problémico que se lleva a cabo en la escuela es preciso
    conocer, desde el punto de vista psicológico, a
    quién va dirigida la labor del docente; es decir,
    distinguir las particularidades psicológicas que
    caracterizan la personalidad del sujeto a quien se enseña:
    el estudiante.

    Los docentes, tanto los profesores como los directivos
    académicos, deben conocer los fundamentos
    psicológicos que les permitan comprender y atender a los
    estudiantes, a partir del conocimiento de la dialéctica
    entre lo interno y lo externo en el aprendizaje, entre lo
    individual y lo social.

    El estudiante posee intereses y motivaciones, por lo que
    incrementa el nivel de comunicación con sus
    compañeros de estudio.

    La formación consciente de tales
    características determina cada vez más la actividad
    social del joven en el entorno socio – cultural donde se
    desenvuelve, por lo que la estructuración de situaciones
    problémicas de aprendizaje que ofrezcan al estudiante la
    posibilidad de emplear los conocimientos de la área en su
    actividad social se convierte en un poderoso mecanismo que
    estimula el pensamiento independiente del estudiante y despierta
    el interés por la área y por su escuela.

    En la etapa escolar el concepto "estudio" se
    amplía porque la adquisición de conocimientos
    traspasa los límites de la escuela y de los programas de
    estudio, y abarca su preparación en la vida social, en el
    entorno que lo rodea, lo que les permite una mejor
    realización de la actividad intelectual y una mayor
    capacidad de comprensión.

    Desde una proyección psicológica, el
    aprendizaje problémico se basa en el paradigma
    Histórico Cultural desarrollado por Vigotsky (1981), cuyas
    tesis incluyen revelaciones que de una u otra forma plantean
    exigencias al proceso de enseñanza –
    aprendizaje.

    La enseñanza debe estar encaminada a estimular la
    zona de desarrollo próximo en los estudiantes, lo cual
    dependerá de los conocimientos y de las acciones que sea
    capaz de lograr de manera independiente, con ayuda del profesor,
    del grupo, de la familia o de la comunidad.

    Desarrollos posteriores de este enfoque fueron la
    teoría de la actividad de Leontiev (1959), quien
    profundizó en el origen y desarrollo de la psiquis, y
    estudió la conciencia y la estructura de la actividad; la
    teoría de formación planificada y por etapas de las
    acciones mentales y los conceptos, de Galperin (1986); y los
    procedimientos generalizados de la actividad cognoscitiva, de
    Talízina (1987), quienes consideraban que el aprendizaje
    tenía que partir de modelos completos en forma de
    imágenes generalizadas que son asimiladas por los
    estudiantes.

    Estos investigadores expresan que las funciones
    psíquicas superiores tienen un origen histórico
    social y que nacen de las interacciones en el proceso de
    comunicación entre las personas, por lo tanto, consideran
    el aprendizaje como un proceso de apropiación de la
    experiencia histórico social, a través del cual el
    individuo deviene personalidad, mediante la actividad y la
    comunicación que establece con sus semejantes.

    Un ejemplo que ilustra la concepción anterior
    puede ser tomado de lo realizado por el proyecto cubano TEDI
    entre 1990 y 1996 en escuelas cubanas (Zilberstein, 1999;
    Silvestre, 2000): Utilizar diferentes procedimientos
    metodológicos que permiten a escolares de quinto y sexto
    grados plantear hipótesis, determinar
    características esenciales, valorar con conocimiento de la
    esencia de lo que estudiaron, una vez que habían recibido
    la ayuda adecuada para llegar a hacerlo por sí
    solos.

    En este ejemplo, el estudiante llega a familiarizarse
    con procedimientos para aprender y se apropia de éstos, lo
    que lo prepara a su vez para buscar nuevos
    conocimientos.

    Estos investigadores han realizado numerosos aportes
    científicos al estudiar los problemas del desarrollo
    intelectual, que ponen en manos de la Didáctica profundos
    e importantes elementos cuya correcta selección,
    integración y síntesis ofrecen los fundamentos
    psicológicos para un sustento teórico sólido
    del cambio que necesita el proceso de enseñanza –
    aprendizaje en las instituciones educacionales.

    Sabido es que la concepción que se adopte del
    desarrollo psicológico ejerce una importante influencia en
    la concepción del proceso de educación del hombre.
    Por esa razón la fundamentación psicológica
    juega un papel muy importante en el diseño de la
    educación, en el proceso de enseñanza y por lo
    tanto en su evaluación.

    Claro está esta influencia no es
    determinística, toda concepción psicológica
    para ser aplicada a la práctica educativa debe ser pasada
    rigurosamente por un "tamiz pedagógico", en
    evitación de caer en el psicologismo, mal que ha estado
    presente en no pocas prácticas pedagógicas de
    nuestra región geográfica.

    En la educación cubana actual, la
    concepción del desarrollo histórico cultural de la
    psiquis humana elaborada por Vigotsky y desarrollada por la
    psicología soviética constituye la teoría
    psicológica que fundamenta la pedagogía cubana.
    Claro está, la psicología cubana a partir de esta
    concepción ha tenido un amplio desarrollo y ha hecho
    importantes aportes que atemperan a nuestro contexto ese
    importante paradigma psicológico.

    El paradigma histórico cultural tiene una esencia
    humanista. Además, es coherente con las ideas educativas
    de nuestros principales maestros de este siglo y del siglo
    pasado.

    El enfoque histórico cultural de la
    psicología pedagógica ofrece una profunda
    explicación acerca de las grandes posibilidades de la
    educabilidad del hombre, constituyéndose así en una
    teoría del desarrollo psíquico, íntimamente
    relacionada con el proceso educativo, y que se puede calificar de
    optimista y responsable.

    Este enfoque le demuestra al educador las indudables
    posibilidades que tiene de influir en la formación y
    desarrollo de las nuevas generaciones y lo persuade de lo
    determinante que resulta la acción educativa en todos los
    ámbitos en que vive.

    En esta teoría psicológica, la
    categoría principal es la apropiación por el hombre
    de la herencia cultural, elaborada por las generaciones
    precedentes, entendida ésta no como una copia o reflejo
    pasivo de la realidad, ni como la entienden los biologicistas,
    sino como las formas y recursos a través de los cuales el
    sujeto, de forma activa y en íntima relación con
    sus pares y con los adultos, hace suyos los conocimientos, las
    técnicas, las actitudes, los valores, los ideales de la
    sociedad en que vive y los mecanismos mediante los cuales se
    autodesarrolla.

    Al mismo tiempo que el sujeto se apropia de la herencia
    sociocultural, la construye, la desarrolla, la enriquece y la
    transforma y convierte su aporte, en su legado a las generaciones
    futuras.

    En esta teoría psicológica está muy
    clara la unidad entre instrucción y educación, la
    cual presupone que el proceso de apropiación se vincula
    tanto al plano cognitivo como al afectivo.

    Concepción pedagógica de un
    proceso de enseñanza – aprendizaje
    desarrollador:

    Diversos estudios realizados en Cuba, entre los que se
    destacan los realizados por el "Grupo Pedagogía" del
    Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, han revelado la
    existencia de una valiosa tradición pedagógica
    cubana, que al sistematizarse, tomando en cuenta además
    las ideas universales, contribuyen a una concepción
    autónoma de la educación y de la escuela
    cubanas.

    En principio resulta necesario, para expresar de manera
    sintética la esencia de nuestra concepción
    pedagógica, definir un conjunto de sus principales
    categorías así como caracterizar sus
    interrelaciones fundamentales.

    Entendemos la educación como un sistema de
    influencias conscientemente organizado, dirigido y sistematizado
    sobre la base de una concepción pedagógica
    determinada, cuyo objetivo más general es la
    formación multilateral y armónica del estudiante
    para que se integre a la sociedad en que vive y contribuya a su
    desarrollo y perfeccionamiento, a partir de que el núcleo
    esencial de esa formación debe ser los valores
    morales.

    El proceso instructivo se refiere básicamente al
    sistema de información, a los conocimientos y a los
    procedimientos que los estudiantes deben alcanzar en
    función de la concepción curricular en que se
    inserten.

    La Pedagogía cubana actual valora la necesaria
    integración de la didáctica como una sola rama de
    la pedagogía, abarcadora de los procesos instructivos y no
    respondiendo dicotómicamente la teoría de la
    enseñanza y a la teoría de la educación, o
    sea, considera que la instrucción está incluida en
    el proceso educativo y por lo tanto, no puede darse aisladamente
    del resto de las influencias que integran este
    último.

    La posición anterior no desconoce las
    especificidades metodológicas determinadas por el
    contenido y el tipo de actividades que se realicen en el proceso
    educativo.

    La categoría objetivo tiene un papel rector de
    todo el proceso educativo y por lo tanto, a partir de las
    reflexiones anteriores referidas a la relación que existe
    entre educación e instrucción, consideramos que
    carece de sentido que en la práctica educativa se utilicen
    de manera dicotómica objetivos instructivos y
    educativos.

    Por su parte la enseñanza la comprendemos como la
    dirección, organización, orientación y
    control del aprendizaje, pero que puede incluir el propio
    autoaprendizaje, como autodirección y autocontrol del
    proceso por el propio estudiante, aspectos que son cada vez
    más posibles como resultado del desarrollo de las
    técnicas educativas, y también de nuevas
    relaciones, más democráticas y cooperadoras entre
    el maestro y el estudiante.

    El aprendizaje es posiblemente la categoría
    más compleja de la pedagogía, ha sido por lo
    general monopolizada por la psicología, particularmente
    por el conductismo y el cognitivismo, las que han hecho enfocar
    aprendizaje en términos muy técnicos,
    pragmáticos, y cientificistas.

    La comprensión del aprendizaje en el contexto
    pedagógico puede expresarse como un proceso en el cual el
    estudiante, bajo la dirección directa e indirecta del
    maestro, en una situación especialmente estructurada para
    formarlo individual y socialmente, desarrolla capacidades,
    hábitos y habilidades que le permiten apropiarse de la
    cultura y de los medios para conocerla y enriquecerla.

    En el proceso de esa apropiación se van formando
    también los sentimientos, intereses, motivos de conducta,
    valores, es decir, se desarrollan simultáneamente todas
    las esferas de la personalidad.

    Al concebir la relación entre la enseñanza
    y el aprendizaje a partir del enfoque histórico cultural,
    asumimos que la educación y la enseñanza
    guían el desarrollo y a su vez toman en cuenta las
    regularidades del propio desarrollo, éste es un producto
    de la enseñanza, de la actividad y de la
    comunicación del estudiante con dicho proceso.

    Entre los rasgos que deben caracterizar el proceso de
    enseñanza aprendizaje según nuestra
    concepción pedagógica están: su
    carácter social, individual, activo, comunicativo,
    motivante, significativo, cooperativo y consciente en
    determinadas etapas evolutivas.

    Entender la educación como desarrollo implica
    reconocer que es en primer lugar un proceso de cambios y
    transformaciones cuantitativos y cualitativos que ocurren en el
    individuo, la sociedad y los grupos, los cuales constituyen
    premisa, condición y resultado de la propia
    educación, pues sin un determinado desarrollo, sin
    determinadas premisas biológicas y sociohistóricas
    no es posible el desarrollo humano pleno sin la acción
    formativa consciente, facilitadora y dirigida a lograr
    determinado tipo de desarrollo.

    La formación es un concepto que llega desde la
    filosofía, y que hoy toma mucha fuerza, algunos lo
    proponen como el concepto principal de la pedagogía,
    porque es el que define lo educativo, que radica en ser un
    proceso de humanización, de creación de un tipo de
    hombre de acuerdo a determinados ideales y fines sociales. El
    hombre no nace, se hace y por lo tanto hay que formarlo, es decir
    hay que dotarlo de valores y de un sentido de la vida. Este
    concepto destaca la dimensión axiológica de la
    educación.

    El desarrollo y la formación deben verse en su
    unidad: toda formación implica un desarrollo y todo
    desarrollo conduce en última instancia a una
    formación psíquica de un orden superior.

    La actitud cognoscitiva que se debe crear en los
    estudiantes y los procedimientos de pensamiento a ella asociados
    debe ser expresión de una nueva motivación, de una
    nueva actitud hacia la apropiación de los
    conocimientos.

    Esto depende de la capacidad del docente de conformar
    alternativas metodológicas de aprendizaje que motiven al
    estudiante, lo que resulta posible con la activación de su
    aprendizaje, cuya posibilidad la ofrece la problemicidad del
    contenido de cada área del conocimiento.

    El contenido de aprendizaje reflejado en los programas
    de estudio puede elevar su actualización en
    relación con las ciencias, puede ampliarse o adecuarse,
    pero si los métodos de enseñanza no propician al
    máximo la actividad intelectual de los estudiantes para el
    aprendizaje y por ende su interés por aprender los
    contenidos por sí solos, no producen resultados
    cualitativamente superiores.

    La vinculación del contenido con la realidad de
    la sociedad constituye un rasgo distintivo de los programas de
    estudio, que exige la activación del aprendizaje de los
    estudiantes y a su vez ofrece una respuesta a la necesidad de que
    los estudiantes aprendan en relación directa con la
    realidad social, que es dinámica, profunda y
    cambiante.

    Ahora bien, el interés por activar el aprendizaje
    de los estudiantes no es nuevo en la historia de la
    Pedagogía. Desde la antigüedad se afirmaba que la
    actividad intelectual favorecía la comprensión de
    la esencia de los procesos y fenómenos de la
    realidad.

    Los intentos por enseñar a pensar pueden ser
    hallados en la actividad instructiva de Sócrates (470 –
    399 a.c.), quien creía en la superioridad de la
    discusión sobre la escritura e inventó un
    método a través de preguntas denominado
    Mayéutica. Para él, hacer preguntas a los
    interlocutores con vistas a que les buscaran respuestas era el
    mejor método de discusión. Estos métodos
    también fueron utilizados por los sofistas (481 – 411
    a.c.).

    Por otro lado, los puntos de vista empiristas del
    filósofo inglés Bacon (1561 – 1626) exigían
    la búsqueda de la verdad mediante el estudio de la
    realidad.

    Comenius (1592 – 1670) introduce ideas en contra del
    dogmatismo en la enseñanza, plantea enseñar a los
    niños a pensar con su propia inteligencia. También
    desarrolló una importante lucha en este sentido Rousseau
    (1712 – 1778), quien exigía métodos de
    enseñanza que tuvieran en cuenta las particularidades del
    estudiante y se estableciera una estrecha relación de la
    enseñanza con la vida. Su teoría de la
    educación condujo a métodos de enseñanza
    infantil más permisivos y de mayor orientación
    psicológica, defendía el aprendizaje a
    través de la experiencia más que por el
    análisis.

    A principios del siglo XIX el pedagogo sueco Pestalozzi
    (1746 – 1827) difundió ideas encaminadas a activar el
    aprendizaje de los estudiantes mediante la observación, la
    generalización y las conclusiones personales para
    desarrollar el pensamiento de éstos. Planteaba que el
    niño debía ser guiado para aprender a través
    de la práctica y la observación, y por medio de la
    utilización natural de los sentidos.

    El pedagogo alemán Diesterweg (1790 – 1866)
    decía que el mal maestro informa la verdad, mientras que
    el bueno enseña cómo encontrarla.

    Por otra parte, el gran pedagogo ruso Ushinski (1824 –
    1870) creó un sistema didáctico dirigido al
    desarrollo de las fuerzas intelectuales de los estudiantes, a fin
    de que éstos pudieran adquirir nuevos conocimientos de
    forma independiente.

    En la segunda mitad del siglo XIX el pedagogo
    inglés Armstrong introdujo en la enseñanza de la
    Química el llamado método heurístico para
    desarrollar el pensamiento de los estudiantes. De esta forma
    criticó los métodos escolásticos.

    Dewey (1859 – 1952) introdujo en Estados Unidos en 1909
    ideas acerca de cómo pensar, plantea utilizar en la
    pedagogía las conclusiones científicas de los
    psicólogos acerca de que el pensamiento es la
    solución de problemas.

    La aspiración de estimular la actividad
    cognoscitiva y en consecuencia enseñar a pensar
    está contenida en el ideario pedagógico cubano,
    enriquecido con las sabias observaciones del Padre Caballero
    (1762 – 1835), quien se manifestó en contra del dogmatismo
    y en pro de reformas en los estudios universitarios.

    El ilustre pensador Varela (1788 – 1853), sostuvo ideas
    progresistas respecto a la educación, se opuso al
    escolasticismo imperante en el ambiente filosófico de su
    tiempo, planteaba que al hombre hay que enseñarlo a pensar
    desde niño.

    En la obra del insigne pedagogo Caballero (1800 – 1862)
    existen criterios de avanzada sobre los métodos de
    enseñanza y sobre el trabajo, y a la juventud le
    pedía que no repitiera ni aprendiera de memoria.
    Desarrolló un pensamiento de marcado carácter
    empirista.

    También se observan criterios destacados en
    Varona (1849 – 1933), quien insistía en la necesidad de
    instrumentar métodos científicos en la
    enseñanza con el fin de desarrollar a los individuos,
    prepararlos para la vida y despertar en ellos los
    estímulos necesarios para impulsar el trabajo.

    El ideario pedagógico de Martí (1853 –
    1895) encierra una valiosa enseñanza para el
    perfeccionamiento de la Educación.

    Al referirse a la escuela del siglo XIX, Martí
    expresó: "¡De memoria!. Así rapan los
    intelectos como las cabezas. Así sofocan la persona del
    niño, en vez de facilitar el movimiento y expresión
    de la originalidad que cada criatura trae en sí;
    así producen una uniformidad repugnante y estéril y
    una especie de librea de las inteligencias."

    Consideraba que la educación debía
    responder a la época. Expresaba que educar "…es
    depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha
    antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente,
    hasta el día en que vive; es ponerlo al nivel de su tiempo
    para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo,
    con lo que no podría salir a flote, es preparar al hombre
    para la vida."

    Desde una proyección pedagógica es
    necesario analizar el aprendizaje desarrollador vinculado a la
    vida.

    Desde hace ya algún tiempo se habla de la
    necesidad de una Pedagogía que permita la
    preparación de un hombre acorde con las exigencias de la
    sociedad (Abreu, 1994; Álvarez, 1995; Patiño, 1996;
    Cortijo, 1996; Fraga, 1997; Fuentes, 1998). Es necesario
    desarrollar una Pedagogía que estimule y haga realidad la
    integración entre la institución educativa y la
    sociedad.

    En la sociedad se desarrolla un proceso educativo
    empírico y espontáneo. No todos los medios de
    educación influyen de igual manera sobre los estudiantes
    incorporados a la sociedad, sino que hay conductas que
    desvían al estudiante de su objetivo esencial y de su
    adecuado comportamiento.

    Al evaluar la efectividad de esta concepción en
    la práctica educativa, debemos ver su aplicación no
    de manera directa sino mediada por una reflexión
    pedagógica creativa y dialéctica.

    Por lo tanto, partiendo del análisis anterior
    podemos plantear que la clase debe ser activa, sin embargo
    aún apreciamos en el proceso pedagógico clases
    pasivas, de ahí que sea necesario hacer una
    caracterización de las mismas a partir de los aportes de
    la Doctora Rita Concepción García.

    CARACTERIZACIÓN DE LA CLASE PASIVA (Dra.
    Rita Concepción García):

    La calidad de la educación es un reto social para
    el desarrollo de un país. Aún en nuestros
    días se reportan dificultades del proceso de
    enseñanza aprendizaje que son causa de una insuficiente
    transformación intelectual del estudiante.

    En ello juega un papel primordial la clase como forma
    fundamental de organización del proceso en la cual ocurre
    el aprendizaje del estudiante dirigido por el docente.

    En la clase se dan las óptimas condiciones para
    desarrollar formas de comunicación alumno – alumno y
    alumno – profesor, así como actividades que favorezcan el
    desarrollo individual en interacción con el colectivo,
    para la instrucción y educación, como proceso
    íntegro de formación de la personalidad del
    estudiante.

    Cambiar la posición pasiva del alumno, propio de
    la enseñanza tradicional, a una posición activa en
    el proceso de enseñanza aprendizaje, es quizás lo
    más intentado y a la vez lo menos logrado por los
    docentes.

    Al observar una clase de nuevo contenido, es
    común que el estudiante participe comentando una
    experiencia o respondiendo una pregunta sobre conocimientos que
    ya tiene, pero esto no es muestra de que hay un aprendizaje
    activo pues no media un esfuerzo intelectual productivo en la
    elaboración de conocimientos o de criticar y tomar partido
    ante un hecho, reflexionar o valorar sin hablar por boca de
    otro.

    Es cierto que actualmente la clase es más
    participativa, o sea ya no es un monólogo del docente,
    pero la participación del estudiante se logra con un pobre
    esfuerzo intelectual.

    Generalmente, la clase desarrolla un proceso de
    enseñanza que genera un aprendizaje repetitivo,
    mecánico como resultado del cual el estudiante es
    pasivo.

    Características de los estudiantes
    pasivos:

    • Poca transformación en el pensamiento,
      generalmente reproducen o repiten semejando al
      maestro.
    • No hacen preguntas de esencia del contenido al
      maestro ni se preocupan por profundizar en la
      bibliografía.
    • Tienen limitaciones en procesos lógicos de
      pensamiento, fundamentalmente con conceptos.
    • Tienen tendencia a la ejecución en tareas como
      los problemas, intentan resolverlos sin haber comprendido en
      toda su extensión las exigencias de la tarea antes de
      ejecutar.
    • No realizan autocontrol de sus tareas.

    Características de las clases formadoras de
    estudiantes pasivos:

    • Predominio de la actividad centrada en el docente
      informando, con lujo de detalles, un contenido que él se
      aprendió, pero no enseña cómo proceder
      para aprenderlo.
    • Participación de los estudiantes en la clase
      respondiendo a preguntas de contenidos de clases anteriores o
      comentando experiencias de la vida, lo cual requiere un pobre
      esfuerzo intelectual, pero no participa mentalmente en la
      elaboración del nuevo contenido.
    • La participación en clases recae en
      estudiantes más aventajados, no involucra a todo el
      grupo.
    • Se realizan tareas en la clase para aplicar el
      contenido, generalmente sobre la base de ejemplos resueltos por
      el docente.
    • Las tareas se planifican sin atender carácter
      de sistema ni relación intermateria.
    • La orientación y control de la tarea es
      deficiente.
    • No se atiende la dimensión educativa del
      contenido con acciones integradas a lo instructivo.
    • La evaluación diagnostica qué sabe el
      alumno, pero no se averigua cómo es su estrategia para
      aprender, qué no pudo hacer, por qué no lo hizo,
      dónde necesita ayuda. La atención se centra en la
      respuesta, interesa el resultado y no el proceso.
    • No se ofrecen procedimientos generales a los
      estudiantes para desarrollar procesos lógicos de
      pensamiento con conceptos y resolución de
      problemas.
    • La resolución de problemas (no rutinarios),
      que requiere un proceder productivo y que llega a ser creativo,
      se muestra como una tarea que realiza el docente sin mayores
      dificultades y al alumno sólo le queda el ejemplo
      resuelto.
    • No se tienen en cuenta las creencias que tienen los
      estudiantes, adquiridas en su paso por la escuela, que limitan
      el proceso de aprendizaje, ejemplo, conozco el contenido pero
      no se cómo resolver el problema.

    En fin, podemos resumir lo planteado anteriormente
    explicitando los siguientes esquemas elaborados por la Doctora
    Rita Concepción García:

    ¿Cuál es
    la esencia del cambio en el proceso de enseñanza
    aprendizaje?

    La clase debe transformar la posición pasiva del
    estudiante que requiere un pobre esfuerzo intelectual por una
    actitud activa de búsqueda y utilización del
    conocimiento. En este empeño la posición del
    maestro es también protagónica, para la
    dirección del aprendizaje del estudiante,
    específicamente requiere de su creatividad para concebir y
    diseñar situaciones de aprendizaje, no sólo para la
    aplicación del conocimiento, como es costumbre, sino que
    orienten a descubrirlo, a elaborar el nuevo
    conocimiento.

    Esta es la esencia del proceso de enseñanza
    aprendizaje activo que hay que cambiar desde la clase. Así
    el estudiante tendrá una participación consciente
    que le proporcionará un conocimiento más
    sólido y el proceder (qué y cómo buscarlo),
    lo cual deviene en métodos de estudio para la
    independencia cognoscitiva.

    En el siguiente esquema la Doctora Rita
    Concepción resume cómo la esencia está en
    transformar la participación del alumno en el proceso de
    aprendizaje para la adquisición del contenido:

    ESTRATEGIA
    PEDAGÓGICA PARA DIRIGIR EL PROCESO DE APRENDIZAJE DE LOS
    ESTUDIANTES CON UN ENFOQUE DESARROLLADOR:

    La enseñanza desarrolladora es
    aquella que centra su atención en la dirección
    científica de la actividad práctica, cognoscitiva y
    valorativa de los escolares; que propicia la independencia
    cognoscitiva y la apropiación del contenido de
    enseñanza, mediante procesos de socialización y
    comunicación; que contribuye a la formación de un
    pensamiento reflexivo y creativo, que permita al estudiante
    operar con la esencia, establecer los nexos, las relaciones y
    aplicar el contenido en la práctica social; que conlleva a
    la valoración personal y social de lo que se estudia,
    así como al desarrollo de estrategias metacognitivas y que
    contribuya a la formación de acciones de
    orientación, planificación, valoración y
    control, cumpliendo de esta forma funciones instructivas,
    educativas y desarrolladoras.

    En consecuencia con lo anterior, el aprendizaje
    desarrollador
    es una forma del proceso de
    apropiación de la experiencia histórico social de
    la humanidad, expresada en el contenido de enseñanza, que
    se prepone que el estudiante participe activa, consciente y
    reflexivamente, con la dirección del maestro o profesor en
    la apropiación de conocimientos y habilidades para actuar,
    en interacción y comunicación con los otros, y
    así favorecer la formación de valores, sentimientos
    y normas de conducta.

    Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en
    el individuo la apropiación activa y creadora de la
    cultura, propiciando el desarrollo de su autoperfeccionamiento
    constante, de su autonomía y autodeterminación, en
    íntima conexión con los necesarios procesos de
    socialización, compromiso y responsabilidad
    social.

    Para dirigir el aprendizaje de los estudiantes con un
    enfoque desarrollador es necesario tener en cuenta las siguientes
    acciones que conforman una estrategia
    pedagógica:

    • Estructurar el proceso a partir del protagonismo del
      estudiante en los distintos momentos de la actividad de
      aprendizaje, orientado hacia la búsqueda activa del
      contenido de enseñanza.
    • Partir del diagnóstico de la
      preparación y desarrollo del estudiante. Atender las
      diferencias individuales en el tránsito del nivel
      logrado hacia el que se aspira.
    • Organización y dirección del proceso de
      enseñanza aprendizaje, desde posiciones reflexivas del
      estudiante, que estimulen el desarrollo de su pensamiento y su
      independencia cognoscitiva.
    • Estimular la formación de conceptos y el
      desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento y el
      alcance del nivel teórico, en la medida en que se
      produce la apropiación de los procedimientos y se eleva
      la capacidad de resolver problemas.
    • Orientar la motivación hacia la actividad de
      estudio y mantener su constancia.
    • Desarrollar la necesidad de aprender y entrenarse en
      cómo hacerlo.
    • Desarrollar formas de actividad y comunicación
      que permitan favorecer el desarrollo individual, logrando una
      adecuada interacción de lo individual con lo colectivo
      en el proceso de aprendizaje.

    La clase actual debe transformar la participación
    del estudiante en la búsqueda y aplicación del
    conocimiento desde una posición pasiva hacia una
    posición activa, una enseñanza que conduzca al
    desarrollo de potencialidades del estudiante.

    La clase propicia un aprendizaje desarrollador de
    potencialidades del estudiante si logra la participación
    consciente, reflexiva, valorativa para la transformación
    de su pensamiento (instrucción) y sus sentimientos
    (educación) en la búsqueda de su identidad
    individual, local, nacional e internacional.

     

     

    Autor:

    Alexander Luis Ortiz Ocaña

    CENTRO DE ESTUDIOS

    PEDAGÓGICOS Y DIDÁCTICOS

    CEPEDID

    BARRANQUILLA

    2005

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