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Utopía y realidad de la globalización del conocimiento (página 2)



Partes: 1, 2


Impactos en los
sistemas de
innovación en sociedades
periféricas

La importancia de los factores específicos
inherentes a una nación,
es decir a su historia, sus tradiciones,
sus peculiaridades, idiosincrasia, cultura,
política,
etc. y su impacto en el desarrollo de
la actividad tecnológica ha sido bien confirmada desde
mediados de los años 80. En 1987 Chirs Freeman introdujo
el concepto de
"Sistemas Nacionales de Innovación" para describir e
interpretar el comportamiento
del país económicamente más exitoso del
período de la posguerra, Japón.
En los años posteriores, este concepto ha experimentado
una notoria difusión y ha sido aplicado a varios
países y a diferentes áreas. Aunque el concepto de
sistemas nacionales de innovación se define y aplica de
muchas maneras, diferentes autores coinciden en que esos factores
específicos de una nación
juegan un rol capital en el
delineamiento del cambio
tecnológico. Algunos de esos factores son institucionales,
tales como la educación, el
apoyo público a la innovación industrial y los
esquemas de tecnología
relacionada con la defensa, lo cual es válido en los
países de alto nivel tecnológico. Otros tienen sus
raíces en la historia y tienen que ver con la cultura, el
tamaño, el idioma y la vocación de una
nación. Es fundamental, para la estructuración de
un sistema nacional
de innovación, la forma como interactúan las
diferentes partes de la nación, es decir, las
universidades, los centros de investigación, las empresas y
demás, pero sin perder nunca de vista las restricciones
que impone la
globalización.

Hemos hablado de la evidencia de que las
asimetrías existentes (a nivel político,
económico y militar) entre los países desarrollados
y los periféricos, no aconsejarían
establecer el libre comercio de
esa "mercancía" (como se trata al conocimiento
en la economía de mercado), simple
y sencillamente porque aquellos arrasarían. Esa
asimetría representa un desafío actual y hace
previsible una mayor dependencia tecnológica mediante la
comercialización del conocimiento, o para
decirlo sin eufemismos mediante al mercantilización
(commodification) de conocimientos y servicios
asociados al conocimiento tecnocientífico, principalmente
por la vía de los derechos de propiedad
intelectual, algo de lo que ya hemos hecho referencia. Para
evitar esta situación sería necesario reafirmar que
el
conocimiento debería tratarse como un bien
público y no como una empresa del
saber orientada por las leyes de mercado.
Y en este sentido, el camino por recorrer es bastante
tortuoso.

En este momento, en relación con las tendencias
globalizadoras y su impacto es pertinente lanzar una pregunta: a
qué nos enfrentamos, a la globalización e intensificación del
neocolonialismo o a una mundialización basada en la
igualdad? La
respuesta al primer elemento es obvia: en tanto el conocimiento
sea tratado como mercancía, perdiendo además su
carácter de bien público, la
globalización económica se intensificará,
promoviendo relaciones neocoloniales, pero ello a su vez
impediría la globalización del conocimiento. Pero
si el conocimiento recibe un tratamiento de bien público,
habría mejores posibilidades de que se diera el segundo
elemento, utópico hoy por hoy. En todo caso hay que llamar
la atención sobre el peligro al que
está abocado el mundo periférico en los procesos de
negociación tecnológica, lo cual se
explicita con el incremento de la dependencia, sobre todo si
tenemos en cuenta que la depedencia es una forma de poder que nos
debería hacernos recordar a Lord Acton cuando dice: el
poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente; a
más dependencia más corrupción
en la relación entre dominante y dependiente
. Queda
pues, abierto el debate sobre
el conocimiento como bien público o mercancía, y la
caracterización del conflicto
existente entre ambos enfoques y el reconocimiento de que ambos
existen en cuanto tienen expresión práctica, pero
lo que sí es claro es que la globalización impacta
fuertemente el desarrollo de la ciencia y
la tecnología y las políticas
de innovación en los países periféricos,
algo de lo cual no parece haber duda.

En el pasado hemos visto como las fuentes de
conocimiento
científico-tecnológico han sido reajustadas por
los procesos de internacionalización y hoy, de manera
más radical aún, por la globalización,
fuertemente (pero no únicamente) apoyada y estimulada por
el desarrollo de nuevas tecnologías de la
comunicación y de la información (TICs). La producción de conocimiento se ha visto
restringida por los monopolios del conocimiento ejercidos por un
puñado de países industrializados de Occidente. La
configuración de conocimiento
científico-tecnológico en el contexto de
aplicaciones concretas se vuelve tan importante, a veces, como su
producción primaria. El control sobre
redes difusas
geográficamente amplias de una calidad
parcialmente "inmaterial" (Nowotny, Scott and Gibbons, 2001)
inherente a las nuevas
tecnologías se hace siempre más difícil
de lograr. No obstante, y gracias a la globalización,
nuevos materiales y
nuevos procesos de producción comienzan a afectar el
sistema de producción mismo.

Es claro que la introducción de tecnologías
avanzadas en una economía global en los últimos
años ha alterado radicalmente las relaciones entre los
estados (Ancarani, 1995) mientras, simultáneamente, mejora
las presencia y efectividad de las empresas multinacionales. La
interdependencia económica creciente ha incrementado la
competición entre los estados y las empresas por cuotas de
mercado y oportunidades de inversión. Por otra parte, la ciencia y la
tecnología pueden ser vistas como causas primarias de
nuevas tendencias y efectos en las relaciones económicas
internacionales. Enfocar la atención en las formas como la
ciencia y la tecnología pueden estar moldeando un nuevo
ambiente
global y como la volatilidad de la ciencia y la tecnología
(el cambio más rápido de ciencia y
tecnología y las ratas de incremento a las cuales la
ciencia y la tecnología se mueven y cruzan las fronteras
de los estados) pueden hacer incrementalmente vulnerables y
sensibles las capacidades de política y efectividad de los
gobiernos.

De acuerdo con Daniele Archibugi y Jonathan Michie
(Archibugi y Michie, 1997) las nuevas tecnologías siempre
han jugado un papel crucial en los procesos de globalización económica y social.
Los aviones, los computadores y las comunicaciones
satelitales han hecho posible un alto nivel, siempre en
expansión, de intercambio de información,
comercialización de bienes y
contactos individuales a través del globo. Hay quienes
afirman que la globalización actual sería imposible
sin tales tecnologías. Las tecnologías de las
telecomunicaciones y del transporte,
sin embargo, pueden ser mejor descritas no tanto como reflejo de
la globalización de la tecnología, como
representantes de las tecnologías de la
globalización
en razón de que ellas sirven
fehacientemente al incremento de la operación global de la
vida económica, social y cultural. Así las cosas,
el concepto de globalización de la tecnología es
mejor entenderlo como el fenómeno que describe y explica
cómo el proceso de
globalización económica y social no sólo es
afectado por ella sino a si mismo afectando la producción,
la distribución y transferencia de
tecnología. Las estrategias,
desarrolladas, tanto por las instituciones
gubernamentales como las de negocios, para
generar tecnología no están basadas exclusivamente
para el país. Las empresas tienen que competir con una
gran número de rivales internacionales y esto, con
frecuencia, y esto las obliga a actualizar sus productos y
procesos para ser competitivas. Esto tiene un fuerte impacto
sobre la innovación, tanto de las empresas como de la
nación, lo que obliga a una excelente
estructuración y articulación de los sistemas de
innovación como gran consecuencia.

Dimensiones de la
globalización

En materia de
globalización es fundamental, de acuerdo con Archibugi y
Michie, hacer una diferenciación clara entre tres procesos
que a menudo son agrupados dentro del denominado término
general de globalización tecnológica, y que podemos
abordar como sus dimensiones, significados o categorías
:

  1. Explotación Internacional de las
    capacidades tecnológicas
    : Las empresas tratan de
    explotar sus innovaciones en mercados
    globales bien por la vía de la exportación de productos los cuales la
    incorporan o por la vía del licenciamiento del know-how.
    Esta dimensión la podemos denominar mejor como
    "explotación global de la tecnología"
  2. Colaboración, allende las fronteras,
    entre instituciones públicas y de negocios para
    intercambiar y desarrollar know-how. Esta dimensión la
    podemos denominar mejor como "colaboración
    tecnológica global"
  3. La Generación de innovaciones a
    través de más de un país, lo cual se
    refiere esencialmente a las actividades de corporaciones
    multinacionales. Esta dimensión la podemos denominar
    mejor como "generación global de
    tecnología"

Teniendo lo anterior en mente, demos ahora una
rápida mirada a la manera como la ciencia y la
tecnología son enmarcadas dentro de un proceso de
globalización económica. Ancarani (1995) plantea,
entre otras cosas, lo siguiente:

  • – La ciencia y la tecnología han sido
    considerados como un factor principal que habilita la
    globalización así como que la
    globalización han tenido un tremendo impacto en el
    contexto de la economía
    política internacional, y por supuesto, en la
    producción de conocimiento.
  • – La ciencia y la tecnología son
    móviles (altamente dinámicos) y volátiles
    (una característica propia en la nueva economía
    basada en el conocimiento), y son causa de tensiones y conflictos
    entre gobiernos y corporaciones multinacionales
  • – Los acuerdos previos de intercambio, libres de
    conflictos, si han respondido y ganado prominencia en las
    agendas políticas de las nacionesl

Es claro, en consecuencia, que la globalización
están teniendo una alta incidencia en las políticas
de ciencia y tecnología y de innovación, que hoy se
encuentran transformando el "ethos" académico de las
universidades (publicas) y de los centros de investigación
en los países periféricos, hasta el punto que
también están transformando la conducta
cotidiana en ara de buscar la globalización de estos
espacios, a partir de la reestructuración misma del
sistema de creación de conocimiento. Como era de
esperarse, esta situación ocurre para la égida de
las corporaciones multinacionales, como base de apoyo a la
industria.
Esto presupone, por consiguiente, varios hechos críticos:
el abandono de la investigación básica por el
incremento en la investigación aplicada; una mayor control
de las corporaciones multinacionales sobre la
investigación que se hace, una mayor dependencia de
financiamiento
externo; y una nueva interacción de sistemas de
investigación, basada en un modelo
emergente de ciencia, orientada a la aplicación comercial
del conocimiento.

La tendencia, como bien lo plantea Porter (2004), es a
que las universidades respondan a los problemas
tecnológicos de las empresas, lo cual imprime a la
investigación tecnocientífica un carácter
netamente funcionalista e instrumentalista regido por criterios
sustancialmente comerciales y empresariales; a que se generen,
por obvias razones, nuevos y lesivos mecanismos de control
ejercidos sobre el sistema de producción de conocimiento,
lo cual por su aporte hace evidente y agudiza la desigualdad
entre países, entre instituciones y sus sistemas de
investigación y aumenta el control de las empresas
líderes del mercado mundial de conocimientos, con lo que
la brecha del desarrollo se hace más profunda.

La investigación básica, dado lo anterior,
se desplaza hacia las empresas, generalmente privadas, lo que
conlleva a que dichas organizaciones se
intelectualicen por la vía del control creciente que
ejercen sobre la investigación básica, y las
universidades y los centros de investigación científica y
desarrollo tecnológico se empresaricen a través de
prácticas comerciales, en su afán desesperado por
generar los ingresos que
el Estado les
niega para financiar la investigación, y preservar, al
mismo tiempo, su
libertad e
independencia.
Las tres estrategias básicas para implementar estas
políticas (¨Porter, 2005) son: la descentralización de la
investigación, la formación de alianzas
estratégicas tecnológicas internacionales entre
firmas o empresas, y la intensificación de transferencia
de tecnología y "cooperación" científica y
tecnológica a escala global, en
donde obviamente los países emergentes no juegan
ningún rol protagónico.

En suma, lo que denominamos globalización es, en
la práctica, un proceso mundial de
corporativización, es decir, de control corporativo de la
investigación a nivel mundial (Porter, 2004), centrada,
como es lógico, suponerlo, en algunos países,
empresas y universidades, que no se ubican precisamente en los
países periféricos. Como consecuencias de las
políticas de investigación, planteada en esas
condiciones, tenemos:

  • No promueven la búsqueda desinteresada de la
    verdad, ni tampoco atienden los problemas urgentes de las
    sociedades periféricas.
  • La globalización, como se está dando,
    establece una estrecha interdependencia con la
    exhibición de ciertas paradojas (por lo convergente y
    divergente, por lo integradora y excluyente) liderada por
    formas transnacionales, apoyadas en estructuras
    de intervención autoritarias actuando a escala mundial
    que imponen patrones de competitividad global y de
    reestructuración institucional, a través de
    agendas de desarrollo
  • La tendencia es que las universidades pierdan
    influencia como centros intelectuales. Sin embargo, como instituciones
    fundamentales en la producción de ideas y conocimientos,
    se busca la reestructuración del sistema de
    producción de conocimiento que las ponga al servicio del
    comercio.

De seguir la actual rata de globalización, es muy
posible que la importancia de los factores específicos
inherentes a una nación, y que usualmente definen las
características del sistema de innovación,
disminuirá de manera inversamente proporcional al
incremento de la globalización de la tecnología y
otros procesos industriales y económicos. Esto es
así porque el impacto de la globalización, en el
sentido amplio del término, es tal que ha conducido a la
globalización de la vida política, social y
cultural, influyendo dramáticamente sobre comunidades
locales, incluyendo los Estados-Nación, así como
algunos elementos menores de identidad
nacional, ciudadanía, y autoridad
política. Subyace, también, otra cuestión a
debatir: se debe hablar de tecno-nacionalismo o
de tecno-globalismo? De la respuesta que se le de a esta pregunta
dependerá, en buena medida, las implicaciones
políticas directas sobre los sistemas nacionales de
innovación y sobre las políticas nacionales
industriales tecnológicas. En parte esto tiene que ver con
quien será el receptor de los beneficios de la
globalización, las empresas o el conjunto de la
nación, lo que incide en la orientación de los
recursos y los
esfuerzos.

Si nos atenemos a lo sostenido por Archibugie y Michie,
y de acuerdo con lo visto en los apartados anteriores, podemos
establecer que las consecuencias de cada una de las tres
categorías o dimensiones de la tecno-globalización
sugieren que el papel de la política de innovación
nacional no necesariamente se hace menos importante a causa de la
globalización. La producción y explotación
de innovaciones requiere que los gobiernos nacionales establezcan
un régimen de acuerdo con el criterio de cuáles
tecnologías nuevas pueden ser explotadas dentro de sus
fronteras. Las colaboraciones internacionales, de hecho,
confían en la naturaleza de
las capacidades tecnológicas nacionales asociadas con el
socio esperado. A pesar de la tendencia globalizadora
generalizada, el papel de las naciones en la
organización de las actividades innovativas permanece
crucial, con lo cual tan importante es que un gobierno asuma su
gran compromiso con el sistema de innovación con los
factores característicos, desde la perspectiva de Estado-Nación, como que asuma su rol en la
promoción de la innovación teniendo
en cuenta las dimensiones de la tecno-globalización. En
este orden de ideas, la dicotomía global/nacional
carecería de sentido.

Es claro que los efectos del tecno-globalismo sobre la
especialización tecnológica nacional no parece,
además, que sean los que conduzcan a una mayor uniformidad
en la definición de los patrones de fortalezas y
debilidades. Son las Naciones las que se hacen incrementalmente
diferentes y las operaciones
internacionales de las grandes empresas están explotando y
desarrollando esta diversidad. De acuerdo con la teoría
de la acumulación tecnológica internacional, los
países tienen sus propios sectores y campos de ventaja
competitiva, lo cual es consistente con las dimensiones de la
tecno-globalización.

Reorientación de la innovación en
relación con la globalización

Para analizar más de cerca el impacto de la
globalización sobre la innovación se hace necesario
hacer una distinción entre innovación y
difusión (no confundir difusión con comunicación). El cambio técnico en
la industria tradicionalmente ha involucrado dos actividades
básicas: la primera tiene que ver con el desarrollo y la
comercialización inicial de innovaciones significantes. La
segunda, tiene que ver con la difusión, un concepto que
los economistas asocian al proceso de aplicación
progresiva y amplia de las innovaciones. La primera de estas
actividades usualmente es desarrollada en los países
avanzados y que hacen llegar a otros países a
través de procesos de internacionalización. La
segunda tiene que ver más que con la adquisición de
maquinaria o de diseños de productos, con la
asimilación del know-how de operación relacionado,
pero sin que ello implique una real transferencia de
tecnología.

Según como se le mire, la globalización
puede significar una amenaza catastrófica o bien una
oportunidad de acceder a ciertas tecnologías o, por lo
menos, lograr aproximarse a ellas. Ello implica que los sistemas
de innovación tienen que tener claro no solo la diferencia
entre innovación y difusión sino también
entre capacidad de producción de la nación y las
capacidades tecnológicas de que dispone, en sus empresas y
en los individuos. Por otra parte, debe mirar hacia los
países industrializados, aprovechando las bondades de la
cuestionada globalización de la información, y
tener en cuenta los patrones de acumulación
tecnológica (aprendizaje) que
contribuyen a la capacidad tecnológica de la nación
y la manera como ésta, a su vez, influye sobre el cambio
técnico, y su aprovechamiento, con miras a ampliar la
capacidad de producción e insertarse, con éxito,
en la economía globalizada. Dichos patrones de
acumulación se relacionan con diferentes formas
tecnológicas, y contribuyen a crear las bases para los
cambios dinámicos con ventaja competitiva. Esas
características claves son:

  • – Las fuentes de recursos involucrados
  • – El conocimiento tácito y
    específico
  • – La importancia central de las firmas de
    negocios
  • – Redes y enlaces interempresariales
  • – Aprendizaje acumulativo
  • – Identificación de las discontinuidades en el
    cambio técnico
  • – Empresas industriales como creadoras de capital
    humano
  • – La complementariadad de las importaciones
    de tecnología y la acumulación tecnológica
    local.

Se hace perentorio afirmar aquí la necesidad de
conciliar funciones
instrumentales con compromisos éticos y políticos,
tales como los derechos humanos,
la solidaridad y la
cohesión social, la sustentabilidad y la afirmación
de memorias y
proyectos
históricos. En este escenario, la ciencia y la
tecnología deben coadyuvar a construir espacios de
socialización y de refuerzo que formen
también para conducir a una nación
periférica por los caminos de la sociedad del
conocimiento. Ello implica, entre otras cosas, fomentar la
creación de redes para reducir el aislacionismo de los
investigadores de los países periféricos. Ello
implica la conformación de comunidades
tecnocientíficas, animadas por la concepción del
conocimiento tecnocientífico como bien público,
antes que como mercancía, propósito bastante
complicado dadas las pretensiones librecomercialistas que se
ejerce sobre el conocimiento por parte de las transnacionales,
reforzada por el enfoque de dominación política,
económica y militar de las políticas
gubernamentales en sus países de origen, y que debajo de
ellas subyacen paradigmas
paradigmas lineales, instrumentalistas, "bancarios", si se
quiere, en el sentido que utilizaba Paolo Freire (Bula,2004), por
un lado, y por otro, se evidencia un franco desprecio por los
reclamos de un viraje en el esquema de globalización
neoliberal que se hacen desde entes como el Vaticano-proclamando
la globalización de la solidaridad- hasta los
países periféricos, pasando por todo el progresismo
de Europa,
Canadá y parte de la academia norteamericana.

Surge, entonces, una pregunta inquietante: Quién
debe definir, redefinir o reorientar, las políticas en
materia de ciencia o tecnología o de los sistemas de
innovación en un país periférico? En
apariencia, si se salvaguarda la soberanía del Estado, éste
debería dictarla, pero dado que la liberalización
es el corazón de
la política, y ante ella se doblega el
Estado-nación, los países que han ingresado de
lleno en procesos aperturistas e internacionalistas, han
introducido reformas congruentes con esta decisión y que
se reflejan en la Constitución misma. De hecho, las olas
privatizadoras y mercantilizadoras, que pretenden convertir en
oro todo lo
que tocan, son propulsores centrales de la liberalización
del comercio y de la apertura de las fronteras para el ingreso de
bienes y servicios.

En esta época de globalización, el gran
dilema de los países periféricos, y de sus
empresas, es innovar o perecer. Para desarrollar una nueva forma
de pensar y de reenfocar los esfuerzos en materia de ciencia y
tecnología, en aras de desarrollar una capacidad
innovadora, se deben analizar las múltiples tendencias del
mundo contemporáneo. El gran desafío de la
innovación es relacionar adecuadamente las nuevas
tecnologías con los mercados que están surgiendo
con las tendencias mundiales actuales. Dentro de la turbulencia
que caracteriza a estos tiempos, emergen por lo menos tres
megatendencias mundiales, entre otras, que ya se están
manifestando con toda su fuerza en la
nueva economía y que ofrecen, en todo caso,
múltiples oportunidades para la innovación: el
desarrollo acelerado e influyente de las tecnologías de la
información y de las comunicaciones (TICs); la vertiginosa
globalización de los mercados, con sus consecuentes
impactos dramáticos y efectos sobre la competitividad,
pero una globalización acelerada en lo económico y
desacelerada o fuertemente restringida en cuanto al conocimiento,
como ya hemos visto; y el aumento de la preocupación de la
gente y de los gobiernos por el impacto negativo y los riesgos que,
sobre el ambiente, ejercen muchas empresas (Kiernan,
1995).

Ahora bien, hay tres afirmaciones, que podríamos
adoptar como premisas, que debemos tener en cuenta a la hora de
reorientar el esfuerzo de la innovación en el marco de la
globalización, que son bastante recurrentes en casi todos
los países periféricos (Porter, 2004):

– Las universidades públicas y sus centros de
investigación juegan un papel fundamental con respecto al
desarrollo de la ciencia y la tecnología

– La orientación de las políticas de apoyo
a la investigación en el país durante las
últimas décadas, no ha trascendido el plano del
discurso y la
retórica demagógica, los programas son
parciales o inconclusos, sin coordinación ni articulación entre
ellos y sin una clara definición de mecanismos operativos
que permitan pasar del enunciado a la acción.

– Las políticas no se han concretado en una
pródiga determinación de recursos ni el
establecimiento de condiciones que permitan orientar el
desarrollo de la ciencia y la tecnología hacia la
búsqueda de soluciones que
se orienten a vencer problemas prioritarios de las naciones
periféricas: pobreza, salud, alimentación,
convivencia, educación y el
desarrollo formador y liberador del ser humano como semilla de la
sociedad.

En síntesis,
no se otorga al desarrollo científico y tecnológico
la atención necesaria por parte de ninguno de los sectores
de la sociedad: ni del Estado (como bien lo refleja la pobre
inversión en ciencia y tecnología en
relación con el PIB), ni de
las universidades mismas y menos aún del sector privado;
todo lo contrario a lo que ocurre en los países de altos
índices de desarrollo. En general, el Estado no ha logrado
valorar la importancia de la investigación y generar, a
partir de este reconocimiento, una política
científica que apoye a las instituciones de educación
superior, o a las agencias encargadas de promover o ejecutar
la investigación, con los recursos e infraestructura que
requieren. Por otra parte, las políticas que buscan
vincular al sector empresarial con los centros de
investigación para propiciar el desarrollo
tecnológico responden a fuerzas y asumen formas que no
benefician a la universidad o a
los centros de investigación, ni tampoco al tipo de
investigación que estos países requieren, lo cual
genera un panorama no muy alentador y que requiere la sumatoria
de todas las fuerzas vivas de una nación para
superarlo.

Se hace necesario reconocer que la ciencia y la
tecnología deben ser vistos en términos de formas
específicas de contexto del conocimiento y que
interactúan con un conjunto de intereses distribuidos
globalmente (Shrum and Shenhav, 1995). Si miramos la manera como
se aborda la ciencia y la tecnología en los países
periféricos, se evidencia la necesidad de hacer
adaptaciones tecnológicas (ethnoscience) y superar el
hecho de que la habilidad de producir ciencia básica no
está asociada fuertemente con la adaptación y uso
de la tecnología. Por otra parte, en cuanto al proceso de
desarrollo científico y tecnológico, por una parte
se evidencia que la transferencia tecnológica, cuando se
da realmente, es táctica en lugar de explícita y
codificada; por otra, la investigación en los
países periféricos se centra más en la
tecnología que en la ciencia básica, ya que se
presume que aquella impacta directamente el desarrollo y
mejoramiento de procesos industriales, transformación o
invención de artefactos, mejoramiento de las condiciones
de alimentación, modificación de las instituciones
sociales, etc. Todo ello implica concentrar la atención y
el estudio en aspectos tan importantes como la transferencia de
tecnología a través de las fronteras
internacionales, el proceso de regulación, la
generación y adopción
de tecnologías dentro de los países
periféricos, efectos del cambio técnico y
apropiación tecnológica y evaluación. En este orden de ideas, la
intervención y regulación del Estado debe darse en
aras de impactar sobre la generación de tecnología,
los efectos sociales del cambio tecnológico y la
tecnologia apropiada y la evaluación de tecnología.
Es muy importante un entendimiento del proceso de transferencia
de tecnología y de que requiere un conocimiento
sofisticado de las causas, variedades y consecuencias de las
relaciones interorganizacionales y tener presente que una baja
densidad de
lazos o conexiones entre investigadores y usuarios, especialmente
cuando se combinan con conexiones a centros de
investigación de occidente, puede traducirse en
tecnologías inapropiadas o investigación
irrelevante. De acuerdo con esto, los "centros"
científicos en países periféricos pueden ser
aún menos relevantes en el sentido de responder a una
política nacional que las instituciones regionales,
máxime si tenemos en cuenta que si bien la comunidad
tecnológica es ahora una realidad, está
caracterizada por altos niveles de diferenciación e
inequidad.

La generación de conocimiento no es, en todo
caso, un tema que necesite ser estudiado en laboratorios de
investigación y que deba confinarse al ámbito de
las actividades de científicos e ingenieros. La
configuración de relaciones dentro y entre las empresas,
laboratorios nacionales y universidades provee un importante
contexto de toma de decisiones y ubicación de recursos,
frente a los desafíos de la globalización y del
cambio técnico. Las políticas que más
influyen en la determinación de la dirección del cambio técnico,
más que las políticas concretas de I+D, son
aquellas sobre:

  • inversiones extranjeras
  • créditos y tasas de interés
  • regulaciones comerciales y de patentes
  • importaciones y exportaciones
  • criterios de análisis de proyectos
  • protección de mercados
  • inequidad social

Es difícil, más no imposible, para los
gobiernos regular el modo, costo y contenido
de las importaciones de tecnología en el contexto de
objetivos
incompatibles y agentes competidores máxime si se tiene en
cuenta que las compañías globales de los
años 90´s y de principio del siglo XXI hacen uso de
todos los recursos del mundo, intelectuales, tecnológicos
y físicos, para el beneficio de la corporación, sus
accionistas, y sus empleados. Puesto que el mercado globalizado
condiciona a las empresas, ahora se está dando un cambio
conceptual entre las principales multinacionales, ya que
están migrando hacia un enfoque integrado que involucra
diseño,
fabricación, ventas e
investigación y desarrollo (Leonard, 1998), lo cual hace
que incluso la políticas de investigación,
además de las demás consideraciones mencionadas en
párrafos anteriores, tengan que incorporar este otro tipo
de elementos que posibilitan incrustarse en el engranaje de la
globalización para sacar partido de ella. Dicho de otro
modo, las políticas en torno al
conocimiento ya no pueden enfocarse exclusivamente en las
actividades de construcción del conocimiento y en su
problemática (experimentación, rigideces nucleares
o que se oponen a la construcción del conocimiento,
fuentes externas, implementación de métodos y
herramientas,
resolución de problemas) sino también en las
actividades de inhibición del conocimiento, y propiamente
de la innovación (inhabilidad para importar y apropiarse
de la tecnología, inhabilidad para innovar,
experimentación limitada, resolución de problemas
limitada), por una parte, y en las del gestión del
conocimiento, muchas de las cuales son desconocidas por los
individuos y organizaciones dedicados tradicionalmente a hacer
ciencia y tecnología (dimensionamiento, evaluación,
contratación, negociación,
comercialización-mercadeo y
ventas-entre otras) (Leonard, 1998)

La decisión política de implementar
sistemas de innovación regionales, en
contraposición a los nacionales, usualmente está
determinada por las condiciones particulares de las regiones en
razón de su historia, tradiciones, potenciales, carencias,
situación social, económica, características
particulares de la región, idiosincrasia, y, en especial,
por la manera y naturaleza del desarrollo del conocimiento local
lo cual exige identificar los expertos locales y analizar el
fenómeno del cruce de fronteras o la manera como el
conocimiento local se conecta con la nación y el mundo
externo, en lo cual las instituciones científicas y los
científicos individuales tienen un gran rol que jugar en
el desarrollo. Teniendo en cuenta lo anterior, traemos a
colación algunas recomendaciones de Leonard (1998)
dirigidas a los hacedores de política en materia de
ciencia y tecnología en los países
periféricos, precisamente en la búsqueda de
sistemas de ciencia y tecnología y de innovación
eficientes, fuertemente condicionados por la ola de la
globalización económica:

  • – Priorización de áreas claves de
    investigación científica y
    tecnológica
  • – Diseño de programas especiales para enfocar
    los esfuerzos de inversiones
    gubernamentales
  • – Referenciar el marco económico (local,
    nacional y global) con sus restricciones
  • – Estrechamiento de la base institucional para este
    trabajo a
    través de un proceso de selección y premiación de la
    excelencia y la concentración de recursos en
    instituciones clave
  • – Promover la inversión externa de fondos no
    gubernamentales en todas las áreas, enfatizando en la
    investigación colaborativa de corto plazo.
  • – La promoción de la política del
    gobierno y los objetivos económicos obliga a migrar de
    la investigación pura hacia áreas más
    estratégicas.

Por otra parte, en el propósito de reorientar el
enfoque de los sistemas de innovación, especialmente en el
tema de la transferencia de tecnología, es fundamental
atender el asunto relativo al conocimiento embebido en la
tecnología, ya que el embeber conocimiento desarrollado
(en el contexto de las tecnologías disponibles) parece
facilitar, de algún modo, la transferencia de conocimiento
(Dosi, Nelson y Winter, 2000). De acuerdo con lo anterior, y
siguiendo a estos tres autores, se habla entonces de diferentes
tipos de conocimiento embebido: en la tecnología, en la
estructura
(patrones recurrentes de actividades, incluyendo rutinas y
procesos), en los individuos (trabajadores individuales que
logran conocimiento por la vía del aprendizaje a
través de la formación y la experiencia y se
constituyen en ‘repositorios’ de conocimiento
organizacional) y en las organizaciones. La evidencia cualitativa
indica que el conocimiento embebido en la tecnología y la
estructura es una forma efectiva para facilitar la transferencia
de conocimiento. Es más, muchas de las innovaciones que
permanecen embebidas en los individuos pueden ser embebidas en
rutinas o tecnologías que, al estar apoyadas en
herramientas informáticas favorecen su rápida
migración.

El estudio de los procesos de transferencia de
tecnología así como de adaptación,
apropiación, reconversión, adquisición,
depreciación (obsolescencia) de
tecnología conlleva el análisis de algunos
problemas interesantes como son: – si el conocimiento embebido en
diferentes repositorios deprecia a diferentes ratas,- si el
conocimiento embebido en diferentes repositorios, como por
ejemplo en una rutina, es más fácil de transferir,
– en general, investigar sobre las condiciones bajo las cuales el
conocimiento es retenido y transferido en las organizaciones. Lo
anterior cobra más importancia aún en
organizaciones de base de conocimiento técnico, es decir,
aquellas que incluyen elementos tales como principios
científicos, teorías, algoritmos,
modelos
conceptuales, técnicas
experimentales o analíticas, heurísticas y
regularidades empíricas. Por otra parte es importante
resaltar que en algunas instancias el conocimiento técnico
puede estar bien codificado en patentes, documentos o
modelos de computador,
pero en muchos casos es altamente tácito. Finalmente,
enunciaré las tres (3) fuerzas que pueden influenciar el
proceso de desarrollo tecnológico en un punto dado del
tiempo: la base existente de conocimiento técnico de la
organización, su base existente de
conocimiento organizacional y sus restricciones creadas por la
tecnología de proceso existente, restricciones impuestas
por la necesidad de integrar nuevas tecnologías de proceso
con tecnologías de proceso existentes o capacidades de
producción de conocimiento.

Para complementar los elementos necesarios para la toma
de decisión política de implementar sistemas de
innovación regionales, o nacionales, el concepto de
sistema nacional hay que ubicarlo en la Lista de Friedrich
(1841), cuando publica su libro sobre
"El sistema nacional de la economía política", a
partir del cual los economistas se comenzaron a interesar
tímidamente en los factores específicos inherentes
a una nación y que afectan la estructura, el consumo y el
crecimiento, y su enfoque desde lo que habría de
denominarse sistema nacional de ciencia y tecnología y
sistema nacional de innovación, asunto que
permaneció sin abordaje serio y profundo durante varias
décadas. Ciento cincuenta años después, el
concepto de sistemas nacionales de innovación está,
de nuevo, sobre la agenda de quienes ejercen la política y
quienes hacen la academia. Hoy en día, en relación
con los sistemas nacionales de innovación, se tienen en
consideración los siguientes elementos fundamentales para
definir la estructura y explicar el comportamiento de las
naciones:

  • – Educación y entrenamiento,
    como componentes vitales del desarrollo
    económico
  • – Capacidades de ciencia y tecnología. El
    nivel de recursos dedicados por cada país a las
    actividades de I+D (Investigación y Desarrollo) y otras
    actividades relacionadas con la innovación (tales como
    diseño, ingeniería, maquinado, y otras)
    representan una característica básica de los
    Sistemas Nacionales de Innovación.
  • – Estructura Industrial. Las empresas son los
    principales agentes de la innovación tecnológica. La
    estructura industrial de una nación condiciona
    fuertemente la naturaleza de sus actividades
    innovativas
  • – Fortalezas y debilidades de Ciencia y
    Tecnología. Cada país debe reconocer sus
    fortalezas y debilidades en diferentes campos de la ciencia y
    la tecnología para orientar sus esfuerzos en la mejor
    dirección.
  • – Interacciones dentro del sistema de
    innovación. La inclinación de las diferentes
    instituciones para coordinar sus actividades e interactuar con
    otros actores difiere ampliamente entre los países. Esto
    es algo a reconocer y catalizar por parte de los organismos
    rectores del sistema.
  • – Absorción desde países extranjeros.
    La operación de los diferentes aspectos de los sistemas
    nacionales de innovación requieren considerarse dentro
    del contexto de la integración internacional
    creciente.

Algunas
consideraciones finales acerca de la globalización y sus
efectos

Los límites o
fronteras de los procesos de globalización están
puestos en los denominados países desarrollados.
Permanecen excluidos los menos desarrollados (periféricos)
aunque los primeros no dudan en apoyarse en ellos, de manera
especial a la hora de obtener materias primas a precios
ridículamente reducidos. A pesar de los evangelistas que
proclaman a los cuatro vientos las bondades de la
globalización para el progreso de los pueblos, las
consecuencias que ya se están sintiendo tienen que ver con
el empobrecimiento de los países del tercer mundo, el
saqueo hasta el agotamiento de sus materias primas, la
industrialización salvaje basada en un proceso de
instalación de industrias
contaminantes que ya están dejando ver sus efectos
calamitosos para el desarrollo
económico sostenible. Son síntomas de ello, el
calentamiento
global. Pero, a pesar de lo anterior, paradójicamente,
la globalización también sucede cuando a escala
planetaria hay una toma de conciencia en
torno a problemas ambientales, ecológicos, sociales y
políticos que trascienden las fronteras y las acciones
políticas de los gobiernos de determinadas naciones. El
problema de fondo es saber hasta que punto esta conciencia puede
contrarrestar la descomunal depredación de los recursos
naturales y el colosal despropósito de contaminar y
destruir el medio
ambiente. Todo esto no hace sino ampliar la brecha que separa
a las sociedades desarrolladas de las
periféricas.

La globalización se basa en TICs e incrementa el
auge de los medios de
comunicación permitiendo acercar más a las
personas o dando a conocer hechos remotos, en tiempo real, a
cualquier persona en
cualquier parte del mundo, pero también están
creando una especie de sociedad del aislamiento y del
egoísmo en donde los seres humanos son bombardeados por
tal cantidad de estímulos e información que los
sume en un estado de fascinación y adicción con el
que afloran actitudes
aislacionistas enfermizas y el deseo de no relacionarse con las
personas sino de manera virtual, despersonalizada, a
través del Internet. Aunque se conocen
los hechos y personajes que intervienen en los sucesos del mundo,
a través de las plataformas tecnológicas de la
globalización, también se manipulan las
conciencias, de manera masiva, y se distorsiona la realidad a
niveles ridículos, casi como si estuviéramos en la
edad
media.

La realidad que nos acompañará en los
próximos años es la constatación de que la
globalización es prioritariamente un fenómeno de
los tres bloques
económicos más poderosos del orbe (La Unión
Europea, Oriente y Norteamérica) y apenas
secundariamente un hecho perceptible por el mundo en vías
de desarrollo. Muy a pesar de la producción de ciencia y
tecnología para satisfacer las demandas de una
economía global, y a pesar de la ola de
globalización tecnológica que pareciera irrumpir
por doquier como una gran redentora para el desarrollo, la
globalización económica lo que realmente ha hecho
es obligar a los países periféricos a abrir sus
mercados a los bienes (intensivos en tecnología) de los
países industrializados más adelantados y, al mismo
tiempo, protegiendo los mercados de éstos, lo cual se
traduce en el hecho aterrador de que la globalización hace
a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez
más pobres… y en palabras del premio Nobel Joseph
E. Stiglitz, cada vez más enfadados. Y de nuevo, la brecha
se acentúa.

Ciencia y tecnología no son sólo productos
genéricos, que flotan aparentemente de manera libre de un
país a otro, sino que requieren inversiones de largo plazo
y políticas informales para captar sus beneficios
económicos potenciales. La volatilidad de la ciencia y la
tecnología es fuente de tensiones y conflictos
(competición y dificultades) dentro de instituciones
internacionales, pero ello es benigno en el largo plazo para
actores estatales que pretenden mejorar la absorción y el
uso de la investigación científica y
tecnológica. Los esfuerzos gubernamentales para estimular
la adopción y el uso de la ciencia y la tecnología
son preferibles a una política de restricción del
flujo internacional de información e investigación
científica y tecnológica.

Sintetizando, la tecnociencia
se basa en la explotación sistemática de los
yacimientos de conocimiento científico y
tecnológico en la medida en que esas "vetas" sean menores
o mayores, pasan a tener un valor
considerable en la sociedad de la información. Pero no
basta con tener información; es necesario, además,
construir y asimilar el conocimiento a partir de ella para luego
aplicarlo de tal suerte que pueda impactarse positivamente el
desarrollo. El conocimiento sin la acción no es suficiente
y ésta debe verse reflejada en nuevos productos (bienes y
servicios) y procesos o metodologías, como resultado de la
capacidad innovadora, que es el asunto central de la
conformación de un sistema de innovación nacional o
regional, teniendo en cuenta que este último debe tener
una orientación que responda adecuadamente a las
necesidades específicas de una región o
territorio.

Conclusiones

El acceso a la información y, más
aún, al conocimiento debería ser un asunto
común, en cuanto facilidad, y libre, sin barreras ni
restricciones, si ello correspondiera a un libre mercado de las
ideas, la información y el conocimiento, como sería
la esencia de la globalización; pero ello no ocurre
así, con lo cual no podemos hablar ni de
democratización de la información, aunque
aquí es menos dificultoso el asunto, y menos aún,
de conocimiento científico-tecnológico ni de libre
tránsito de información (por lo menos de la
especializada) ni de conocimiento
científico-tecnológico clave. Las barreras de
acceso al conocimiento y del libre tránsito de
información están motivadas, por una parte, por
asuntos de dominio privado,
en el caso de las empresas que los producen, por razones de tipo
económico y de control de los mercado; y por otra, por
asuntos de dominio estatal, no necesariamente público, en
el caso de los gobiernos, por razones de dominación
política y económica y por razones de seguridad, como
es la situación que surge con la amenaza terrorista
después de los acontecimientos del 11 de noviembre, fecha
a partir de la cual el gobierno norteamericano bloquea la
publicación de cierta información
científico-tecnológica en revistas especializadas
por el peligro de que pueda conducir a los terroristas a fabricar
armas
nucleares, o armas bacteriológicas o de destrucción
masiva, lo cual va en clara contravía con la tendencia
globalizadora proclamada por las comunidades académica y
científica y que han querido adoptar, libre de intereses
mezquinos, sean estos económicos o
políticos.

De acuerdo con lo anterior, solamente se da
posibilidades a los países periféricos de acceder a
información generalmente superficial porque la
especializada relativa al conocimiento
científico-tecnológico está controlada por
los naciones industrializadas más desarrolladas con lo
cual el conocimiento pierde su carácter deseado de bien
público y pasa a la esfera de lo privado, muy a pesar de
los aires globalizadores que se respiran en todo el mundo.
Así las cosas, si el conocimiento es un bien privado, no
podrá haber, una real globalización del
conocimiento sino una simple liberalización de la
información, pero no de toda la información: la
globalización del conocimiento quedaría confinada a
una utopía.

Se produce, en el marco de la globalización,
conocimiento científico y tecnológico que luego se
traduce en la producción de bienes y servicios, por parte
de las naciones industrializadas, pero las naciones consumidoras
sólo pueden acceder a la distribución, no a la
producción, y en algunos casos, a la transferencia de
tecnología, generalmente en condiciones altamente
onerosas, con restricciones francamente inaceptables. Esto
significa, palabras más, palabras menos, que el
conocimiento científico-tecnológico no es un bien
público, contra lo que podría creerse, no
está sujeto a políticas de democratización y
libre acceso y su control es ejercido claramente, por razones
económicas y/o de dominación política y
militar, por parte de las naciones industrializadas avanzadas.
Los sistemas nacionales de innovación tienen que observar
los diferentes factores que desde la globalización inciden
en las políticas de innovación, pero por lo general
la tecnodependencia limita la capacidad innovadora a la
distribución y a la transferencia, y cuando lo logra hacer
en el terreno de la producción de tecnología,
generalmente los bienes y servicios resultantes son de baja
intensidad tecnológica y de bajo valor agregado, sin
grandes pretensiones de competitividad.

Comparto con Echeverría la concepción que
estima que el conocimiento debe ser tratado como un bien
público, independiente de la naturaleza (privada,
pública o social) del ente que la ofrezca. Las razones se
sustentan en todo lo que se ha planteado a lo largo de este
trabajo y por la naturaleza del conocimiento, tanto como de una
sociovisión que propende por un mundialismo
democrático como alternativa contrapuesta al globalismo
economicista, que hoy nos agobia. Si bien los pregoneros y
defensores a ultranza de la globalización proclama a los
cuatro vientos las bondades y efectos positivos del
fenómeno de la globalización, lo que realmente
están enmascarando son los efectos nocivos que el
fenómeno en sí está acarreando para la mayor
parte de la población mundial, concentrada en los
llamados países periféricos. No obstante reconocer
que se están produciendo avances importantes en
determinados sectores económicos y en el bienestar social
y material de las poblaciones de las áreas más
desarrolladas del mundo, también es menester poner sobre
la mesa el hecho de el proceso también está
causando un mayor empobrecimiento de la mayor parte de la
población mundial. Ello significa, palabras más,
palabras menos, que la brecha entre desarrollados y
periféricos es cada día más
amplia

Finalmente, ha llegado el momento de presentar el
resultado esperado de este trabajo. Como se señaló
en los objetivos, en las preguntas iniciales y en la hipótesis planteada, la propuesta era
mostrar, como primer aspecto sustantivo, el concepto de
tecnociencia para significar el rol que ésta ha jugado en
el desarrollo de la revolución
informacional, que a su vez constituye la base de la sociedad de
la información y del conocimiento, o nueva
economía, cuya característica más importante
es la globalización económica. El segundo aspecto
sustantivo, y tal vez el central del trabajo, lo
constituyó el cuestionar críticamente la
posibilidad de que el conocimiento (tecnocientífico)
pudiera ser globalizado, para lo cual era necesario determinar la
naturaleza del conocimiento, como bien público o como
mercancía, y al mostrarse que no es un bien
público, el conocimiento pierde su carácter de
universal y por consiguiente no puede hablarse de
globalización del conocimiento. Con este hecho en mente se
pasa a un tercer aspecto sustantivo, cual es el de analizar los
impactos que la globalización económica, y la no
globalización del conocimiento, tienen sobre el desarrollo
de la ciencia, la tecnología y la innovación y este
análisis evidencia que siendo la globalización del
conocimiento una utopía, la brecha entre las sociedades
desarrolladas y las periféricas es cada vez mayor. Esto
implica, por consiguiente, un cuarto aspecto sustantivo y es que
los sistemas de innovación tienen que jugar en contra de
las restricciones impuestas por la globalización
económica, en términos de lograr buenos procesos de
transferencia de tecnología, cuando haya lugar a ello, y
atender las necesidades particulares de las regiones, tanto en
materia de desarrollo de la innovación tecnológica
propia como en la investigación en ciencia básica
allí en donde dichas regiones tienen posibilidades de
lograr desarrollos importantes.

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    management to strategic competence. Measuring technological,
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    Londres.

Por

Nelson Rúa Ceballos

Instituto Tecnológico Metropolitano

Partes: 1, 2
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