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Programa de formación docente en la provención de conflictos en la escuela




Enviado por loginoware



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    1. Justificación
    2. Fundamentos
      teóricos
    3. Metodología
    4. Discusión
      de resultados
    5. Consideraciones
      finales
    6. Programa
      de formación docente para provenir conflictos en la
      escuela
    7. Referencias
      bibliográfícas

    INTRODUCCIÓN

    La educación, para
    atender los requerimientos de la sociedad no
    puede estar desvinculada del contexto, se hace imperativo
    contemplar las demandas sociales concretas, pero ésta no
    debe ser la única condición, es necesario
    considerar las dimensiones éticas y psicológicas
    del sujeto a educar. Pudiendo así, la educación
    facilitar la construcción de una sociedad más
    justa, participativa, con posibilidades de crecimiento, y
    generadora de propuestas tendientes a resolver
    conflictos.

    Encauzar o en todo caso resolver los conflictos
    producidos en la escuela, es un
    reto a ser asumido por toda la sociedad pero que afecta
    directamente al personal docente,
    por lo cual estos deben poseer los recursos
    necesarios, para afrontar las diversas situaciones conflictivas
    generadas en las instituciones
    educativas, debiendo conocer con especial atención, aspectos institucionales y
    grupales, aprender a comunicarse, así como poseer
    conocimientos sobre la negociación y la mediación de los
    conflictos en la escuela.

    Actualmente en países Latinoamericanos, como
    Argentina y Colombia
    implementan programas que se
    utilizan para resolver desavenencias y reducir el conflicto en
    la escuela, adecuando el camino para la toma de
    decisiones, proporcionando para ello procedimientos de
    resolución alternativa de disputas (RAD), educación
    en valores,
    la
    comunicación desde una perspectiva mediadora y
    canalizadora de las relaciones
    interpersonales, la negociación y el consenso, como
    una intervención para la solución de problemas
    dirigida a conseguir un resultado.

    Considerando lo planteado, es factible desarrollar en la
    Universidad
    Nacional Experimental Rafael María Baralt, programas de
    formación docente, aplicando métodos
    RAD que permitan canalizar el conflicto y sus expresiones a
    través del dialogo,
    consenso, respeto por las
    diferencias y el disentir, buscando un reconocimiento potenciador
    del crecimiento personal, que se convierta en fuerza
    motivadora de cambios en el contexto social que rodea al individuo, y
    la escuela se convierta en un espacio para el respeto por la
    divergencia, el diálogo,
    la negociación ganar – ganar y el consenso; que en
    conjunto, se traduzcan en ambientes democráticos para la
    construcción de la convivencia.

    Para ello, es necesario impulsar la formación del
    docente en la Costa Oriental de Lago de Maracaibo, con herramientas y
    métodos para poder abordar
    de una forma más humanizada las discrepancias y las
    diferencias, que existen en una sociedad plural, solo así
    existirán mayores posibilidades de canalizar la
    agresividad y resolver los conflictos de forma positiva y con una
    relación ganar – ganar.

    JUSTIFICACIÓN

    El marco contextual definitorio de la situación
    social, educativa, económica y política de América
    Latina, está afectado por el desempleo, la
    marginalidad,
    el caos financiero, la exclusión
    social, la corrupción, la inseguridad,
    el desprestigio de las instituciones y la ingobernabilidad. En lo
    económico social, Venezuela no
    escapa a este panorama, la marginalidad, desocupación y pobreza existen
    en nuestro país, solamente tenemos que pasearnos por las
    avenidas de la distintas ciudades para ver los niños
    de las calles, los ancianos y las mujeres tendiendo la mano,
    expresión esta de pobreza extrema.

    Si se suma a lo expuesto el tipo de comunicación utilizado por representantes
    del gobierno y
    representantes de la sociedad civil,
    quienes tienen una forma de expresarse verbal y no verbal
    preñada de agresividad, puede estar conformándose
    el marco ideal para que prosperen conflictos adversariales que
    enfrenten a la población, y las escuelas no van a escapar
    a esta realidad, lo cual agrava el panorama, por el hecho de que
    el sistema
    educativo con estructuras
    estereotipadas parece petrificado para dar respuestas a este
    fenómeno.

    Ante la situación descrita, es necesario
    considerar que existe una enorme cantidad de niños y
    jóvenes en situación de riesgo,
    haciéndolos reproductores de aquella violencia que
    los victimiza, fenómeno este que no es de reciente data,
    dado que se poseen múltiples evidencias de
    disturbios estudiantiles donde hacen presencia los famosos
    encapuchados. No obstante en los últimos años,
    según noticias de
    prensa se
    observó un recrudecimiento de la violencia estudiantil en
    todo el país.

    En ese orden de ideas, entre los casos reseñados
    por la prensa nacional destacan disturbios, como forma de
    protesta, ataques a la propiedad
    privada, destrucción y quema de vehículos,
    enfrentamientos a efectivos policiales, saqueos, siendo lo
    más grave la agresión a transeúntes,
    docentes y
    pares y el uso de armas de fuego u
    otros objetos contundentes en los centros educativos, lo cual
    está ampliamente reseñado por los medios de
    comunicación venezolanos.

    La situación descrita ha puesto en peligro la
    integridad física de los
    miembros de la comunidad
    educativa que hacen vida en las diferentes instituciones, lo cual
    ha generado respuestas y llamados a la reflexión y al
    cambio, tal es
    el caso de un comunicado de la Dirección de un plantel en Cabimas estado Zulia,
    ante un atropello contra un docente en Noviembre del 2002, donde
    se expresa "Exhortamos a la comunidad en general a reflexionar,
    crear una cultura
    ciudadana de seguridad,
    condenar lo acontecido con miras a orientar estas conductas
    desviadas y poner fin a esta situación".

    Sobre esta circunstancia, vale la pena destacar que uno
    de los aspectos resaltantes es la futilidad con la cual los
    manifestantes agreden a las personas y sus propiedades. Ante
    hechos de este tipo, la reacción para controlarla se
    enmarca en la aplicación de sanciones, contempladas en la
    Ley de
    Educación Vigente (Art. 123 y 124) y en la ley
    orgánica para la protección del niño y del
    adolescente (Art. 57), vemos así como en Maracaibo estado
    Zulia, ante el uso de armas de fuego y punzo cortantes, por parte
    de los alumnos, los directores, profesores, autoridades
    educativas de la región y el Consejo Municipal de
    Protección del Niño y Adolescente, diseñan
    un reglamento especial para regular la disciplina
    estudiantil dentro y fuera de las aulas, de algunas instituciones
    educativas.

    Con relación a lo expuesto Bracho (2004)
    reseña, que el reglamento, sólo surtirá
    efecto para los alumnos de los Liceos Baralt, Francisco
    José Duarte y Antonio Guzmán Blanco, institutos
    donde existen problemas estudiantiles desde hace varios
    años, en función de
    lo cual los directores de los planteles activarán el
    reglamento interno, dando cumplimiento estricto a las sanciones
    establecidas en concordancia con la Ley Orgánica de
    Educación (LOE) y la Lopna… Precisando…"
    actualmente están oficiado a la Policía Municipal
    para implantar un plan de seguridad
    dentro del plantel"

    Se observa así como las respuestas dadas ante la
    problemática están enmarcadas en la coerción
    y nunca en la búsqueda de las causas que las originan, a
    pesar de ser la escuela entre los sectores que conforman la
    unidad social, quien tiene como su principal misión la
    preparación del individuo en resolución
    de conflictos previendo así la violencia, enfrentando
    apropiadamente las exigencias del entorno, en las circunstancias
    en las cuales les corresponde vivir y el convivir en
    armonía. Al respecto el Fondo de las naciones Unidas
    para la Infancia
    (UNICEF), (1999), indica:

    Es imposible que cualquier iniciativa educativa pueda
    eliminar todos los conflictos, ya que forman parte de la vida.
    Pero las escuelas pueden ayudar a los jóvenes a aprender
    que se puede y se debe elegir entre diferentes maneras de
    reaccionar ante un conflicto. Los alumnos pueden desarrollar
    habilidades de negociación y de resolución de
    problemas que les permitan considerar el conflicto no como una
    crisis sino
    como una ocasión de cambio creativo (p. 2).

    En función de lo expuesto, de la investigación titulada "Comunicación
    en la Provención del Conflicto en Instituciones Educativas
    de Media, Diversificada y Profesional" el objetivo:
    Indagar las manifestaciones del conflicto escolar en las
    instituciones educativas objeto de estudio, fue tomado para
    desarrollar el presente trabajo, dada
    la importancia de dar respuesta a los conflictos y la violencia
    existentes en las instituciones educativas, que hace imperativo,
    provenir o, en todo caso, afrontar y resolver los conflictos
    generados en la escuela, para lo cual es necesario tener los
    docentes preparados y formados en los métodos de
    resolución de conflictos.

    Es por lo tanto necesario destacar que desde los
    años 90, importantes sectores del país han
    provocado un debate en
    relación a la educación requerida y, en muchos
    casos, se ha hecho énfasis en la necesidad de elevar la
    calidad del
    desempeño de los docentes, dado que
    investigaciones realizadas sobre
    prosecución escolar muestran una crisis educativa
    provocada, entre otras razones, porque a muchos docentes no se
    les brinda una actualización y capacitación sistemática y
    permanente, aspecto este básico si se quiere que los
    docentes posean las competencias para
    evitar que los conflictos al no ser resueltos generen una
    escalada que termine en estallidos de violencia.

    En consecuencia, gestionar y resolver conflictos en el
    aula para evitar la violencia, requiere de recursos
    humanos calificados, estando justificado cuando el mismo
    Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente (1991),
    establece esta necesidad en su artículo 139, al
    puntualizar que: La actualización de conocimientos, la
    especialización de las funciones, el
    mejoramiento profesional y el perfeccionamiento, tienen carácter obligatorio y, al mismo tiempo,
    constituyen un derecho para todo el personal docente en servicio. Las
    autoridades educativas competentes, en atención a las
    necesidades y prioridades del sistema
    educativo, fijarán políticas
    y establecerán programas permanentes de
    actualización del conocimiento,
    perfeccionamiento y especialización de los profesionales
    de la docencia, con
    el fin de prepararlos suficientemente, en función del
    mejoramiento cualitativo de la educación. Asimismo,
    organizarán seminarios, congresos, giras de observación y de estudio, conferencias y
    cualquier otra actividad de mejoramiento profesional.

    Desde otra perspectiva, la importancia de indagar las
    manifestaciones del conflicto escolar a nivel del educando, viene
    dada porque al conocerlas permitirá la formación de
    estos, para que asuman los cambios comportamentales y
    brindaría la oportunidad, a través del desarrollo de
    las competencias de poder manejar el conflicto, para evitar el
    riesgo de usar la violencia o de ser víctimas de
    ésta.

    Los resultados obtenidos en la investigación, en
    relación al objetivo señalado evidencian la
    existencia de conflictos escolares que se manifiestan en hechos
    de violencia entre pares, en deterioro de bienes
    materiales de
    los docentes, de la infraestructura y mobiliario escolar.
    Igualmente se revela que los hechos de violencia, son resueltos
    en las instituciones objeto de estudio a través de caminos
    punitivos y represivos como son las sanciones y
    suspensiones.

    Es necesario buscar otras formas de resolver los
    conflictos, lo cual ya está contemplado en la Constitución Bolivariana de Venezuela quien
    le otorgó rango constitucional a los Métodos
    Alternos de Resolución de Conflictos (MARC), cuando en su
    artículo 258, dictamina: "La ley promoverá el
    arbitraje, la
    conciliación, la mediación y cualesquiera otros
    medios
    alternativos para la solución de conflictos". Este marco
    legal faculta a las instituciones educativas a diseñar,
    implementar y desarrollar proyectos para el
    manejo del conflicto escolar, en la búsqueda de un
    individuo defensor de una pluralidad de valores y de opciones
    morales, con un pensamiento
    abierto plural y democrático, capaz de construir una
    sociedad donde sea posible vivir en paz, en libertad y en
    la que el respeto a todos sea la nota dominante.

    Hoy día los docentes deben estar conscientes de
    la realidad que vive la escuela, donde se manifiestan, como en el
    resto de la sociedad, hechos de violencia, en función de
    lo cual se requiere que asuman el reto de enarbolar como proyecto escolar:
    la provención del conflicto.

    FUNDAMENTOS
    TEÓRICOS

    Conflicto vs Violencia

    Hay una idea muy extendida que es la de ver el conflicto
    como algo negativo y, por tanto algo a eludir, normalmente se
    confunde con violencia pudiendo estar esto relacionado con la
    forma en la que habitualmente se suelen enfrentar, la cual por lo
    general no se enmarca en una solución justa y mutuamente
    satisfactoria, alcanzada a través de métodos no
    violentos.

    Es importante por lo tanto marcar la diferencia entre
    uno y otra, puede considerase la violencia como aquella
    situación o situaciones en que dos o más individuos
    se encuentran en una confrontación en la cual una o
    más de una de las personas afectadas sale perjudicada,
    siendo agredida física o psicológicamente, lo cual
    es siguiendo a Salazar (2000), producto de
    una serie encadenada de factores que generan una conducta
    aprendida en un entorno carente de opciones, reconocimiento de
    derechos,
    exclusión y vejaciones, donde el sujeto no conoce otro
    modelo social
    que aquel que le ha negado las mínimas garantías,
    cerrándole las opciones de crecimiento integral, en parte
    debido a la imposición de normas ajenas a
    sus expectativas e intereses.

    El contexto que ofrece un aprendizaje de
    confrontación y negación, es una circunstancia
    apropiada para generar un sujeto violento, porque este no ve la
    violencia ajena a su quehacer cotidiano, y al estar sumergido en
    ella pasa a ser parte inherente de sus relaciones personales,
    convirtiéndose así en palabras de Salazar (op.cit),
    en el único imaginario recurso para enfrentar la
    realidad.

    Pudiendo establecerse, que la violencia es aprendida, en
    cambio el conflicto es consustancial a las relaciones
    humanas, además es ineludible, por mucho que no desee
    verse o se evite, él, continúa su dinámica. Reafirmando lo anterior, Castells
    (1998), especifica que "el conflicto en sí es un estado
    normal de la sociedad y de las relaciones
    interpersonales".

    El conflicto por lo tanto es inherente a la
    condición humana, y por ende al comportamiento, como elemento connatural e
    inseparable a las relaciones entre las personas y los grupos, en estas
    relaciones se manifiestan contradicciones, pugnas,
    enfrentamientos que potencian al hombre como
    ser capaz de articularse consigo mismo, con los otros; lo cual le
    otorga el beneficio de moverse en estructuras sociales y
    culturales que le sirven como marco regulador de relaciones, las
    cuales pueden ser modificadas en función de buscar las
    mejores condiciones para los sujetos.

    El conflicto considerado como una situación donde
    se manifiesta una divergencia de necesidades, intereses,
    propósitos y/u objetivos
    percibidos como incompatibles por las partes involucradas, genera
    manifestaciones con diferentes grados de intensidad. En estas
    diversas manifestaciones, lo relevante en todo caso es que las
    acciones para
    lograr los objetivos, se deriven de los intereses donde existen
    concordancias, y sean canalizadas a través del uso de
    métodos que permitan el logro de acuerdos aceptables y
    positivos para las partes.

    Como reafirmación de lo expuesto, Suárez
    (1996) y el ministerio de educación argentino a
    través de su programa nacional
    de mediación (2000) coinciden en señalar al
    conflicto como procesos
    complejos e interacciónales que se co-construyen
    recíprocamente entre dos o más partes, entendiendo
    por partes a personas, grupos grandes o pequeños. El
    conflicto como fase de un proceso nace,
    crece, se desarrolla, es decir se transforma pudiendo desaparecer
    y/o disolverse, o permanecer relativamente estacionario, de no
    resolverse, también puede crecer llevando a niveles
    mayores de confrontación a las partes.

    Cuando se introduce la noción de proceso, tiene
    como base concebir el conflicto no como un momento puntual, ni
    estático sino como dinámico y controversial. Su
    dinamismo viene dado por la confrontación
    (económicas, ideológicas, sociales, valores), de
    dos o más partes, que al no resolver las diferencias
    potencian el proceso, incidiendo en él diversos elementos:
    malentendidos, desconfianza, incomunicaciones, temores, y
    otros.

    En un momento dado, de no llegarse a acuerdos mutuamente
    satisfactorios, estallará en lo que se denomina la crisis
    del conflicto, la cual suele tener una manifestación
    violenta, que generará toda una actividad en si misma. Sin
    embargo, puede no ser la crisis el fin último del proceso,
    este pudiese quedar relativamente estacionario.

    Así como el conflicto se considera como un
    proceso que puede llevar bastante tiempo, su resolución
    también hay que verlo como tal y no como una acción
    concreta que acabará con todos los problemas. Se trata
    también de un proceso, que debe ponerse en marcha cuando
    el conflicto es sólo contradicción e inicio de
    antagonismos, para lo cual los sujetos deben estar preparados y
    convencidos de buscar soluciones, a
    través de métodos no violentos, dado que un
    conflicto no resuelto cuanto más tiempo pase, más
    difícil será solucionarlo.

    En este éste contexto resulta interesante, lo
    expuesto por Álvarez y Rodríguez (2002), quienes
    indican acerca del comportamiento del individuo en situaciones de
    conflicto, lo siguiente:

    La conflictividad se produce cuando hay un choque de
    intereses o cuando dos o más personas compiten por
    objetivos o recursos que son percibidos como incompatibles.
    Estos choques o disputas,… se pueden abordar mediante
    fórmulas de mediación para llegar a alcanzar
    puntos de acuerdo… ( p.17).

    En el ámbito educativo, los investigadores, hacen
    referencia a que los conflictos se pueden abordar a través
    de programas de intervención en diferentes áreas
    como parte de un Proyecto Educativo, el cual puede contemplar y
    guiar la práctica académica en la búsqueda
    de una posición "crítica" dirigida al cambio como objetivo,
    incluyendo no sólo aspectos estrictamente relativos a la
    institución escolar sino también relativos al
    contexto sociofamiliar y teniendo en cuenta a la escuela como
    motor de
    cambio.

    Al destacar los autores que la conflictividad se produce
    cuando hay un choque de intereses e indicar la necesidad de
    desarrollar los procesos motivacionales y de interacción social, se podría
    establecer la importancia de propiciar ambientes escolares
    no-violentos y tolerantes.

    Violencia como
    Manifestación de Conflictos no Resueltos en la
    Escuela

    Desde hace varios años se viene hablando de una
    crisis en casi todos los ámbitos de la vida social, siendo
    notorio que se está dañando el tejido social, lo
    cual se manifiesta en la escuela en episodios de violencia que
    pueden tener como denominador común, la existencia de
    conflictos interpersonales no resueltos, que han ido degenerando
    y agravándose hasta el punto de usar la violencia, como un
    proceso destructivo y totalmente negativo para el grupo.

    De esta consideración se deriva la negatividad
    intrínseca de la violencia haciéndose imperativo
    que el educador reconvierta el conflicto, regulándolo de
    forma creativa, siendo capaz de desarrollar el tratamiento
    positivo del mismo y dar lugar a la construcción de
    experiencias significativas.

    En este orden de ideas Herrera (2000) afirma:

    La experiencia en la evolución de la institución
    educativa, la ha puesto en el lugar de la normatización
    de la vida de quienes allí concurren, operando como una
    forma de control
    social que no permite la construcción de identidades ni
    la constitución de sujetos –reconocimiento de si
    mismo con relación al otro- capaces de avanzar en la
    convergencia de los intereses, necesidades y expectativas de
    éstos en las relaciones que se producen (p.3). El
    conflicto escolar como uno de los componentes dinamizadores del
    proceso de formación en la Escuela, es necesario, en
    primer lugar, reconocerlo y asumirlo como parte constitutiva de
    la vida escolar, y en segundo lugar, plantear su interpretación tratamiento y
    transformación, en un horizonte de construcción
    de ámbitos y sujetos para la concreción de los
    fines de la educación. Es indispensable entonces,
    comprender el conflicto en un marco general, y precisarlo en el
    ámbito escolar como campo de reflexión (p.
    22).

    Dentro de este contexto, es necesario destacar la
    necesidad de entender que las situaciones de conflicto que se
    tejen entre los sujetos de la acción social, deben
    convertirse en experiencias de aprendizaje para el conjunto de la
    comunidad educativa, lo cual incidirá en la
    transformación institucional. Es un camino que contribuye
    en la Escuela, a realizar el tránsito de ser el
    órgano de control y orden en que se ha convertido, hacia
    una experiencia de conocimiento humanista y emancipadora que
    forme al ciudadano del mañana, como un ser esencialmente
    democrático y respetuoso de los derechos del
    hombre.

    Pudiéndose afirmar, que la violencia directa
    ejercida en la escuela es, una manifestación de conflictos
    no resueltos, producto de un modelo educativo excluyente y
    autoritario donde a través del poder se aliena el sujeto,
    repercutiendo esto en la forma de abordar los conflictos, a
    través del ejercicio de la autoridad, del
    castigo, entre otros, provocando un clima de
    tensión y generando manifestaciones negativas en el
    comportamiento, que alteran las interacciones, fracturan los
    dispositivos de control y desequilibran las relaciones de fuerza
    y poder dentro de la institución educativa.

    En función de lo anterior, Ghiso (1998)
    señala:

    La escuela hoy no es el espacio de socialización por excelencia, en ella no
    se logran fortalecer y construir los valores
    de convivencia, de diálogo y de justicia
    entre los sujetos. La escolarización dejó de ser
    uno de los procedimientos determinantes en la formación
    de las personas, de los ciudadanos; poniendo de manifiesto que
    la escuela y la pedagogía, como campos prácticos –
    teóricos de intervención en lo
    ideológico-cultural, sufren un fuerte proceso de
    desestructuración simbólica. La escuela y la
    pedagogía dejan de ser espacios, propuestas o procesos
    intencionados que evocan, invocan y acogen. Los mensajes que
    aquí se producen, se recontextualizan y se trasmiten son
    increíbles, ilegítimos e inviables para un
    número creciente de alumnos, padres de familia y
    profesores. Las consecuencias prácticas de ello tienen
    naturalezas muy diferentes y repercuten en todas las facetas de
    la convivencia humana. (p.8)

    En función de lo cual, uno de los objetivos
    prioritarios a contemplar en los centros educativos, es la mejora
    de la convivencia facilitando así el poder operar en la
    realidad y entender los conflictos como algo propio e innato en
    el ser humano y que como tal siempre van a estar presentes, lo
    importante es aprender a resolverlos, cosa que parece no estar
    haciendo bien la escuela, dado que en la indagación
    teórica realizada se encuentran datos que
    señalan como predominante medidas coercitivas y de
    sanción para resolver los problemas, en relación a
    lo cual Reguillo (1999) expresa:

    Por lo general se producen tres mecanismos El primero,
    la neutralización de las condiciones sociales en que
    ella aparece: que se preocupa por acentuar los castigos
    más que modificar los contextos….El segundo, la
    negación de la complejidad de los fenómenos
    asociados a las violencias: juzgando homogéneamente
    cualquier caso que difiere de "lo normal". El tercero, la
    culpabilización focalizada: que asigna de facto la
    descalificación a ciertos sectores juveniles como
    culpables de atentar contra el orden establecido…Una
    actitud que
    acontece también es el uso de lo jurídico como
    medio para castigar y no desarrollar (p.23).

    Sin duda dentro de esta trama de relaciones, con los
    juegos de
    poder generados en ella, la reducción de la violencia es
    difícil, pero se hace urgente trabajar en la
    creación de ambientes escolares cooperativos, en la
    mediación y negociación y en el definir al
    conflicto escolar como problemas compartidos, que requieren
    resolverse con beneficios para todos, buscando evitar que se
    deteriore la convivencia y que las personas implicadas sean
    afectadas a nivel emocional.

    Sumado a lo anterior está el entender que la
    violencia es una respuesta aprendida, pero existen otras formas
    enmarcadas en un proceso comunicativo, de dialogo y de
    interrelación que también se pueden aprender, para
    dar respuestas a los conflictos.

    Dentro de ese proceso de aprendizaje, debe
    internalizarse que el conflicto cuando no se trata de manera
    constructiva, explota a menudo en violencia. En función de
    lo cual para evitar la violencia por conflictos no resueltos, se
    hace necesario conocer las causas que los generan, que pueden ser
    de muy diversa índole o naturaleza, y
    la manera de resolverlos debe estar inscrita en los principios
    democráticos, aplicándolos en el aula a
    través de técnicas y
    estrategias que
    fomenten el convivir, el análisis reflexivo sobre las causas de los
    fenómenos, no solo a nivel de las relaciones
    interpersonales sino a nivel de lo social.

    En función de lo planteado, se requiere de una
    buena disposición para afrontar los problemas surgidos en
    el devenir cotidiano, buscando mantener ese clima afectivo y
    positivo hacia el sano convivir. Relacionado con lo planteado,
    Cascon (2002) indica:

    Un conflicto no es un hecho puntual; es un proceso que
    tiene como origen la contradicción de necesidades no
    cubiertas, antagónicas, que crean problemas; si
    éstos no se resuelven, acaban estallando con violencia;
    se produce la guerra, las
    crisis, las confrontaciones, la destrucción de los
    tejidos
    sociales. Esta situación la podemos ejemplificar con una
    bola de nieve que se deja rodar desde lo alto de la
    montaña, con el agravante de que abajo vivimos nosotros.
    ¿Qué ocurre si eludimos el problema, si no lo
    enfrentamos? La bola se va haciendo cada vez más grande
    y, por lo tanto, más destructiva, va arrasando todo lo
    que encuentra a su paso. (p.2).

    Señala el autor que el modelo de
    competición se introduce constantemente en la sociedad
    moderna, y es llevada hasta las últimas consecuencias,
    persiguiéndose como fin ganar y para ello lo más
    fácil es que los demás pierdan, otra
    posición es la de evadir los conflictos, no
    consiguiéndose nada de esta manera, ni los objetivos ni
    salvar la relación, no pudiendo perderse de vista que un
    conflicto no resuelto afecta, de una u otra forma, a la estructura en
    su conjunto.

    Definitivamente los hechos de violencia se evitan en la
    medida que el conflicto se coconstruya a partir de un espacio de
    negociación, consenso, compromiso, comunicación
    asertiva, donde ambas partes ganan en lo sustancial, ya que no se
    puede renunciar a aquello que es lo fundamental.
    Requiriéndose por lo tanto de un docente, preparado en el
    manejo de métodos para provenir el conflicto, enmarcados
    en una comunicación asertiva, que contemple los puntos en
    común, lo que une y no lo que desune, pero no debe
    finalizar en la acción del individuo, sino que es
    necesaria ampliarla al medio. Igualmente requiere de manejo de
    estrategias socializadoras, que permita al alumno aprender a
    resolver conflictos en el aula

    La Provención del Conflicto en la
    Escuela

    El perfil del educando a formar debe estar
    enmarcado en el de una persona con
    capacidad para adaptarse a grandes cambios; autónomo, con
    espíritu cooperativo, defensor de una pluralidad de
    valores y de opciones morales y con un pensamiento abierto capaz
    de comprender la diversidad y complejidad de un mundo que no
    tiene soluciones fáciles ni causas únicas.
    Sólo formando ciudadanos de este tipo, podría irse
    construyendo una sociedad plural y democrática en la que
    sea posible vivir en paz, en libertad y en la que el respeto a
    todos sea la nota dominante. Por eso es necesario educar para la
    paz y no para la violencia.

    La provención está relacionada
    fundamentalmente con educar para conseguir ese perfil requerido,
    desarrollando capacidades, habilidades y competencias a
    través del manejo de estrategias que permitan abordar los
    conflictos, cuando son sólo contradicciones e inicios de
    antagonismos, buscando una relación ganar –
    ganar.

    Lo cual queda avalado por la definición propuesta
    por Bulton (1990) que designa como provención del
    conflicto, la manera de afrontar la aparición de estos sin
    gestionar su represión, sino mediante la solución
    de las causas que los generan como son la injusticia social, la
    provisión de las necesidades básicas de las
    personas, el ejercicio de la democracia
    real, entre otros. Enmarcado en este mismo contexto el diccionario
    especializado de conflictología (2000) lo define como el
    desarrollo de habilidades y actitudes para
    resolver los conflictos en sus primeros estadios.

    El reto que plantea lo
    expuesto se encuadra en la necesidad de aprender a analizar los
    conflictos y a descubrir su complejidad, es decir encontrar las
    causas que lo originan, lo cual implicaría, en el
    área educativa, que tanto docentes como el alumnado deben
    poseer herramientas y utilizar estrategias que les ayuden a
    conocer; pudiendo así enfrentar y resolver los conflictos
    en los cuales se ven inmersos cotidianamente, suprimiendo
    así una escalada y crisis de estos.

    Dentro del marco de lo expuesto, Cascon (2000),
    distingue como forma de abordar un conflicto la
    provención, indicando que los conflictos no se pueden ni
    es bueno prevenirlos, señalando que prevenir tiene el
    sentido de evitar; en cambio, provenir requiere desarrollar
    capacidades, habilidades y estrategias para abordar los
    conflictos en sus inicios.

    Igualmente, Cañedo (2003) plantea que la
    provención, como base de la negociación,
    mediación o gestión
    en la resolución no violenta de los conflictos, permite la
    construcción de grupos con ambientes adecuados que
    favorecen el
    conocimiento, la afirmación y la confianza necesarios
    para desarrollar una comunicación efectiva y eficiente
    que, a su vez, favorece la cooperación y la
    negociación en cualquier conflicto.

    En tal sentido, es muy importante que el docente realice
    el esfuerzo necesario con los medios y recursos disponibles, para
    trabajar con los alumnos desde la diversidad, respetándose
    y buscando descubrir los valores que tiene cada cual como
    individuo y como miembro de un grupo, con contextos a veces
    diferentes y así construir una relación, donde se
    considere más al otro, partiendo de la necesidad
    básica de todo ser humano de ser aceptado, integrado,
    respetado, en cuanto a sus valores, identidad y
    diversidad. Solo así podría mitigarse, reducirse y
    hasta eliminar las bases o las causas de muchos conflictos que se
    producen en el marco educativo.

    Es importante recalcar la imposibilidad de cualquier
    iniciativa educativa para eliminar los conflictos, los cuales por
    naturaleza, forman parte de todo proceso donde interaccione el
    ser humano. Pero los docentes pueden ayudar a los jóvenes
    a aprender a elegir entre diferentes maneras de reaccionar ante
    un conflicto, desarrollando en ellos, valores como la solidaridad vs la
    competencia,
    el trabajo en
    grupo vs la individualidad, habilidades comunicativas basadas en
    la asertividad,
    el uso de métodos colaborativos en la resolución de
    problemas; permitiendo esto considerar el conflicto no como una
    crisis sino como una ocasión de cambio
    creativo.

    Entonces se puede reflexionar acerca de cómo
    aprender a utilizar esas habilidades con los conflictos que
    forman parte de la vida cotidiana en la escuela, para
    después poder aplicarlo a los conflictos que se generan a
    nivel de la sociedad; y es que los jóvenes, cómo
    constructores del futuro deberán hacer estos cambios. Pero
    aceptar el reto no es tarea fácil, si se parte del hecho
    de la existencia de muchos adolescentes
    educados en situaciones de conflicto violento real o probable, en
    el marco de sus familias y comunidades, habiendo vivido con
    ansiedad, temor, sensación de desesperanza ante el futuro
    y sentimiento de impotencia, ante unas fuerzas más
    allá de su control.

    Para estos adolescentes, aprender a resolver conflictos,
    de manera asertiva y creativa, puede formar parte de un proceso
    de crecimiento personal, pero el cambio, para ellos no es tarea
    fácil, ya que al sumarle a sus condiciones familiares y
    comunitarias, el haber sido formados en una escuela
    tradicionalista y conductista, que castra la iniciativa, creatividad y
    libertad, se puede creer que es una tarea de titanes, pero es
    tiempo de trasformaciones y la escuela venezolana, con todos los
    cambios que se están generando en su sistema educativo ha
    comenzado a dar los pasos para su transformación
    definitiva.

    Lo expuesto permite afirmar que la educación como
    factor constructor de una sociedad más justa, menos
    violenta, más participativa, con mejores posibilidades de
    crecimiento, debe dirigir el proceso en y para la
    provención del conflicto, lo cual supone aprender a
    analizarlos y resolverlos, siendo necesario descubrir,
    además de las causas que lo originan, las bases del poder
    tanto propio como ajeno. Reafirmando lo expuesto Pascual (2000)
    expresa

    Deberemos acercarnos al conflicto como parte natural
    de nuestra vida. Como algo inevitable que dice presente y ocupa
    de manera constante todo nivel de nuestra cotidianidad –
    personal, interpersonal, intra-grupal o internacional.
    Será necesario pues re-crear nuestras controversias –
    asumiendo la paz y el conflicto – no como opuestos, sino
    complementarios. Será necesario además, no
    enmarcar los conflictos en un esquema polarizado – propio de
    una batalla a ganar o perder – sino en una problemática
    solucionable a ser resuelta con apertura y equidad a
    los sentimientos, temores e intereses de todas las partes (p.
    50)

    En función de esto los docentes deben asumir el
    reto de formar y trabajar con los alumnos para la
    generación de cambios en sus esquemas mentales y los
    modelos en los
    cuales han sido formados, creando así la posibilidad de
    dar respuestas constructivas a las situaciones emanadas del
    contexto.

    Dentro de estas consideraciones, Silva y Ávila
    (1998, p. 31), señalan "Los estudiantes construyen
    interpretaciones personales del mundo basado en las experiencias
    e interacciones individuales. En consecuencia, las
    representaciones internas están constantemente abiertas al
    cambio".

    Esta permanentemente reconstrucción del
    conocimiento, permite afirmar que el alumno puede rehacer los
    parámetros que lo relacionan socialmente, elementos estos
    reguladores de las interrelaciones establecidas en todo grupo,
    consecuencialmente se habrá avanzado de manera
    holística tanto en la manera de relacionarse con su
    contexto, como en la manera de dar respuesta a los
    conflictos.

    Lo expuesto permite afirmar que la provención del
    conflicto esta enmarcada en la formación y
    educación, que requiere comprender qué es el
    conflicto y conocer sus componentes, así como desarrollar
    actitudes y estrategias para resolverlo. Entendiéndose por
    resolver los conflictos, a diferencia de manejarlos o
    gestionarlos, el proceso que lleva a su abordaje, hasta llegar a
    descubrir y resolver las causas profundas que lo originaron, es
    decir provenir.

    En este sentido, la provención a nivel educativo
    va a significar intervenir en el conflicto cuando está en
    su inicio, sin esperar a que llegue a la fase de crisis. Se trata
    de favorecer y proveer de una serie de habilidades y estrategias
    que permitan su enfrentamiento. Se trata en definitiva de poner
    en marcha un proceso que cree las bases para enfrentar cualquier
    disputa o divergencia en el momento en que se produzca, mejorando
    las relaciones entre los sujetos del proceso educativo, partiendo
    de la necesidad de conocerse con detenimiento, tanto docentes
    como alumnos, dándole significado a las experiencias
    personales, estando conscientes de las limitaciones y
    potencialidades.

    El compromiso para la formación de un individuo
    capaz de tomar las riendas de su propio desarrollo; dispuesto a
    analizar su entorno y propiciar las transformaciones necesarias,
    exige un docente involucrado en el cumplimiento de los fines
    antes mencionados, que posea claridad en los propósitos,
    conciencia del
    quehacer y reflexión sobre su actuación. Lo cual
    requiere de una alteración en los roles a cumplir por
    parte del docente y del estudiante, entre ambos ya no debe existe
    una separación abismal, toda vez que el propósito
    de reconstruir nuevos significados, los sumerge en una praxis
    interactiva en pro de su consecución.

    La naturaleza reconstructiva del aprendizaje, sugiere la
    presencia de un docente comprometido con la tarea de formar seres
    creativos e independientes, siendo así, la acción
    docente se orienta a la mediación en el proceso de
    reconstrucción racional del conocimiento, despertando
    interés
    en los estudiantes y convirtiéndolos en protagonistas y
    responsables de su actividad autoestructurante, en torno a este
    aspecto Ascanio, (1997) expresa:

    por eso el docente debe dejar que la realidad sea
    interpretada por el estudiante según su conveniencia,
    postura filosófica y visión del mundo; para ello
    el docente se debe desempeñar como un mediador entre el
    objeto de conocimiento y el estudiante, donde conociendo los
    esquemas conceptuales avanzados por los estudiantes, introduzca
    nueva información a través de
    discusiones abiertas e intercambio de ideas en las cuales surja
    la necesidad de reconstruir nuevas estructuras de significados
    adaptadas a las carencias descubiertas por el desequilibrio
    provocado por tal efecto. (p.7).

    Desde esta perspectiva, y en la búsqueda de las
    transformaciones que esta concepción generaría, el
    docente debe ser capaz de crear un clima de intercambio y
    confrontación de ideas entre los estudiantes en el marco
    histórico, político y social donde se desenvuelvan.
    Este aprendizaje sugiere que el aula de clases revista un
    matiz de escenario abierto para el dialogo, para el trabajo en
    grupo, para la discusión en función de obtener
    conocimientos generadores de cambio en la manera de actuar y
    pensar de los individuos, que permita la interacción entre
    los estudiantes, y entre estos y el contexto
    sociocultural.

    Esto puede ser apoyado mediante la programación de experiencias de aprendizaje
    enmarcadas en el constructivismo,
    que fomenten la adquisición y desarrollo de habilidades y
    estrategias como: la discusión en grupos, debates,
    dramatizaciones, foros, discusión de casos, igualmente la
    colaboración y solidaridad entre pares, dirigidas hacia el
    fomento y formación en habilidades para la
    resolución de conflictos donde se de el ganar –
    ganar.

    El Docente en el Paradigma
    Constructivista

    El compromiso para la formación de un individuo
    capaz de tomar las riendas de su propio desarrollo; dispuesto a
    analizar su entorno y propiciar las transformaciones necesarias,
    requiere de la configuración de un sistema educativo en el
    cual los involucrados manifiesten el cumplimiento de los fines
    antes mencionados, claridad en los propósitos, conciencia
    del quehacer y reflexión sobre el mismo. Pasan a
    convertirse en los criterios que deben regir el desempeño
    de la praxis educativa a cualquier nivel.

    El constructivismo, al introducir aportes en torno a la
    explicación del proceso que opera en la
    construcción del conocimiento, representa uno de los
    pilares en el cual se apoya el ideal de formación de un
    sujeto autónomo. Desde esta perspectiva, el aprendizaje se
    presenta como una operación singular, generada por la
    reconstrucción del conocimiento por parte del propio
    pensar; distanciándose de la tradición de imponer
    la memorización de información, lo cual no
    representa aprendizaje al no involucrar cambio ni
    elaboración de conocimientos, al respecto Zamora (1996,)
    señala, "el conocimiento cualquiera que sea el dominio
    disciplinario, no se transmite ni es objeto de
    información; es objeto de elaboración mental, es
    construcción del pensamiento humano, he aquí la
    esencia misma del constructivismo".( p.27)

    La acción del docente bajo esta teoría
    es fundamental para este trabajo, porque debe lograrse la
    conexión e interacción entre la nueva
    información presentada al participante, en este caso
    relacionado con el conflicto y las formas de abordarlo y el
    conjunto de nociones, ideas y conceptos existentes en su
    estructura mental, que bajo la mediación del facilitador
    se desarrollará una nueva conformación de
    significados. Así acontece un proceso caracterizado por la
    participación activa a partir de la confrontación e
    interacción de factores externos e internos, donde la
    importancia radica en el nuevo significado construido y en la
    comprensión alcanzada de los nuevos conceptos.

    Esta forma de entender el proceso de aprendizaje,
    determina una alteración en los roles a cumplir por parte
    del facilitador y del participante, entre ambos ya no existe una
    separación abismal, toda vez que el propósito de
    reconstruir nuevos significados, los sumerge en una praxis
    interactiva en pro de su consecución.

    La naturaleza reconstructiva del aprendizaje, sugiere la
    presencia de un docente comprometido con la tarea de formar seres
    creativos e independientes, siendo así, la acción
    docente se orienta a la mediación en el proceso de
    reconstrucción racional del conocimiento, despertando
    interés en los estudiantes y convirtiéndolos en
    protagonistas y responsables de su actividad autoestructurante,
    en torno a este aspecto Ascanio, (1997) expresa:

    …por eso el docente debe dejar que la realidad
    sea interpretada por el estudiante según su
    conveniencia, postura filosófica y visión del
    mundo; para ello el docente se debe desempeñar como un
    mediador entre el objeto de conocimiento y el estudiante, donde
    conociendo los esquemas conceptuales avanzados por los
    estudiantes, introduzca nueva información a
    través de discusiones abiertas e intercambio de ideas en
    las cuales surja la necesidad de reconstruir nuevas estructuras
    de significados adaptadas a las carencias descubiertas por el
    desequilibrio provocado por tal efecto.(p.7)

    Según el modelo constructivista el papel del
    estudiante se transforma, de receptor pasivo, a agente activo en
    la elaboración de estructuras conceptuales que le permiten
    interactuar con su entorno. Requiriéndose un docente
    activamente social, capaz de crear un clima de intercambio y
    confrontación de ideas entre los estudiantes con
    individualidades diferentes, en el marco histórico
    –político y social donde se desenvuelvan. Este
    aprendizaje sugiere que el aula de clases revista un matiz de
    escenario abierto para el dialogo, la discusión en
    función de obtener conocimientos generadores de cambio en
    la manera de actuar y pensar de los individuos, dándole
    importancia a la comunicación, a la interacción
    entre los estudiantes, al contexto sociocultural para formar un
    conocimiento individual y colectivo.

    El docente debe considerar en el proceso de
    construcción del conocimiento la responsabilidad de los alumnos de su propio
    proceso de aprendizaje, donde deben aprender a aprender a
    solucionar problemas mediante el conocimiento cotidiano, el
    conocimiento
    científico y con la interacción social que les
    permite la construcción de conceptos contextualizados en
    un ambiente en
    constante interacción.

    METODOLOGÍA

    La investigación Comunicación en la
    Provención del Conflicto en Instituciones Educativas de
    Media, Diversificada y Profesional, realizada por la autora para
    por optar por el titulo de Dr. en ciencias de la
    educación, es tomada como fuente para este trabajo, la
    mencionada investigación es de carácter
    descriptivo, según el criterio de Hernández,
    Fernández y Baptista (2001), dado que se identificaron las
    características del fenómeno estudiado tal y como
    se presentaron en la realidad.

    Entre sus variables se
    consideró la Provención del conflicto la cual
    cuenta como dimensión las Manifestaciones del conflicto
    escolar, conformada por la subdimensión violencia
    escolar, con los indicadores
    agresión y sanciones.

    Los criterios para la selección
    de los docentes que participaron en la presente
    investigación, fueron sus funciones, enmarcadas en el
    área administrativo docente, y por ser una
    población pequeña, cuarenta y seis (46), se
    tomó en su totalidad, dado que resultaba factible su
    abordaje.

    La población estuvo constituida por los
    directivos, orientadores, y coordinadores de la Escuela
    Técnica Industrial de Cabimas, Liceo Hermágoras
    Chávez y la U.E. Manuel Belloso, instituciones educativas
    de III etapa, Diversificada y profesional, ubicadas en la
    Parroquia Ambrosio y la Parroquia Germán Ríos
    Linares en Cabimas, estado Zulia. La población en estas
    instituciones está conformada por: Tres (3) Directores,
    Seis (6) Subdirectores, Treinta y tres (33) Coordinadores, cuatro
    (4) Orientadores.

    El instrumento utilizado fue un cuestionario
    con una escala tipo
    Lickert y cinco (5) alternativas de respuesta: con muy alta
    Frecuencia (5), alta frecuencia (4), mediana frecuencia(3), baja
    frecuencia (2) y nunca (1); escala que señaló la
    actitud de los encuestados acerca de cada una de las
    proposiciones dadas. Las preguntas contenidas en el instrumento
    fueron diseñadas, tomando en cuenta los objetivos, las
    bases teóricas de la investigación y las
    recomendaciones dadas en el proceso de validación por
    siete (7) expertos especialistas en el área y con
    doctorado; para estimar la consistencia de las respuestas de los
    sujetos objeto de estudio y minimizar los errores se
    aplicó una prueba piloto. Lo anterior permitió
    obtener un instrumento confiable que facilitó obtener y
    registrar la información necesaria, pudiendo así
    medir de las variables, analizarlas e interpretarlas.

    Para el análisis de los resultados, se
    organizaron los datos relativos a la variable, indicadores e
    ítems, utilizándose el programa SPSS 10 en español lo
    cual permitió agruparlos en distribución de frecuencias a través
    de la construcción de tablas, visualizando así los
    resultados para poder realizar el análisis de los
    indicadores y comparar las variables.

    Los resultados obtenidos permiten una proyección
    hacia el estudio de poblaciones con características
    similares a la investigada, sirviendo así como referencia
    a futuros estudios, generándose un valor
    agregado, a nivel de los aportes
    teóricos-prácticos, contribuyendo así a
    demostrar la existencia de un problema factible de
    superar.

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