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Introducción a la psicología ambiental




Enviado por alinaa24



    1. Resumen
    2. La psicología
      ambiental
    3. Procesos psicológicos
      en la relación individuo – medio
      ambiente

    RESUMEN:

    La psicología ambiental, al ocuparse del estudio
    de la conciencia
    ambiental del ser humano, incluyendo los diferentes procesos que
    conforman la misma, debe constituirse como instrumento clave en
    la promoción de la formación de una
    conciencia ambiental que permita a las personas, convivir con el
    entorno, preservarlo, y transformarlo en función de
    sus necesidades, sin comprometer con ello la posibilidad de las
    generaciones futuras de satisfacer las suyas, de preservar y
    desarrollar la riqueza cultural de la humanidad, de producir
    bienes y
    riquezas materiales,
    incrementar el potencial productivo, asegurando oportunidades
    equitativas para todos, sin que ello implique poner en peligro
    nuestro ambiente,
    incluidos sus diferentes sistemas del
    mismo.

    PALABRAS CLAVES: psicología
    ambiental, procesos psicológicos, conocimiento,
    actitudes,
    percepciones, vivencias y comportamientos ambientales.

    1.LA
    PSICOLOGÍA AMBIENTAL

    A partir de la década del ´70, en el mundo
    en sentido general se comienza a tratar la cuestión
    ambiental debido al creciente y evidente deterioro del entorno,
    cuya causa fundamental ha sido la acción
    del hombre.

    El medio ambiente
    se convierte en problema de investigación a consecuencias del deterioro
    de los recursos
    naturales, y al afectar la vida humana a grandes y
    pequeñas escalas, centrándose la atención de la comunidad
    científica internacional, en la búsqueda de la
    concienciación de la necesidad apremiante de utilizar
    responsablemente el saber de todos los campos de la ciencia
    para darle respuesta a la creciente degradación ambiental,
    que no solo pone en crisis las
    condiciones de vida en el planeta, sino hasta la propia
    sobrevivencia y perpetuación del hombre como especie
    biológica.

    Fundamentalmente la atención se ha centrado en
    dos cuestiones esenciales: la influencia del ambiente y las
    modificaciones que ha sufrido este sobre las personas, sus
    conductas y actitudes; y la influencia de estas sobre el medio,
    las sociedades,
    las grandes potencialidades de impacto del factor humano sobre el
    entorno, las conductas degradantes, las concepciones y modos de
    vida en general. Los dos enfoques investigativos tienen un
    denominador común: la relación ser humano –
    medio ambiente.

    Los problemas
    ambientales, surgen de las incompatibilidades existentes
    entre las cualidades biofísicas del entorno y las
    relaciones socioculturales actuantes sobre él, por lo cual
    un análisis adecuado de estas dificultades
    deberá profundizar en una crítica
    del tipo de relación del hombre con su medio
    ambiente.

    Les corresponde por tanto a las ciencias
    sociales y en particular a la psicología, estudiar los
    problemas
    derivados del conflicto
    sociedad
    naturaleza,
    los cuales han cambiado las condiciones de vida del planeta,
    originando efectos nocivos que afectan la calidad de la
    vida en su conjunto. La psicología ambiental, se ocupa del
    estudio de la conciencia ambiental del ser humano, incluyendo los
    diferentes procesos que conforman la misma; en función
    además, del carácter aplicado de la misma, esta se
    constituye en un instrumento ideal para la promoción de la
    formación de una conciencia ambiental adecuada en los
    seres humanos, que les permita convivir con el entorno,
    preservarlo, y transformarlo en función de sus
    necesidades, sin comprometer con ello la posibilidad de las
    generaciones futuras de satisfacer las suyas, de preservar y
    desarrollar la riqueza cultural de la humanidad, de producir
    bienes y riquezas materiales, incrementar el potencial
    productivo, asegurando oportunidades equitativas para todos, sin
    que ello implique poner en peligro nuestro ambiente, incluidos
    sus diferentes sistemas del mismo.

    La conciencia ambiental es definida por Febles,
    María (2004), como "el sistema de
    vivencias, conocimientos y experiencias que el individuo
    utiliza activamente en su relación con el medio ambiente",
    la misma posee varios indicadores,
    consistentes en complejos procesos psicológicos, tales
    como el
    conocimiento, la sensibilización, las actitudes, las
    percepciones y la conducta humana.
    Respecto a los estos, se profundizará a
    continuación.

    3. PROCESOS
    PSICOLÓGICOS EN LA RELACIÓN INDIVIDUO – MEDIO
    AMBIENTE.

    Entre el individuo y el entorno existe una
    relación dialéctica, y en la compleja
    interdependencia que se establece entre ellos, intervienen
    procesos psicológicos, que reflejan esta interacción sujeto – medio ambiente y
    regulan a través de la unidad de lo cognitivo y lo
    afectivo, la conducta del
    individuo con relación a este. A continuación
    serán objeto de análisis algunos de estos
    procesos.

    Conocimiento ambiental.

    Los procesos cognitivos en sentido general poseen la
    función de producir un reflejo cognoscitivo de la realidad
    por parte del sujeto, los mismos "…reproducen
    internamente, en el plano psíquico y subjetivo, las
    relaciones y propiedades objetivas de la realidad."
    Gonzáles Serra, Diego. 1977.

    El conocimiento es uno de los aspectos más
    estudiados desde la psicología ambiental y, por supuesto,
    dentro de los cuales se han producido múltiples
    líneas de investigación y abundante literatura
    científica; la mayoría de los estudios acerca de
    este proceso, han
    sido desarrollados a partir de enfoques cognitivistas, mediante
    el estudio de los mapas cognitivos
    que se representan los individuos acerca del entorno.

    Los mapas cognitivos son personales y únicos; los
    mismos no constituyen una reproducción fiel sino personalizada de la
    realidad objetiva; están mediatizados por la subjetividad
    del sujeto, resultando esta imagen una
    construcción cargada de significado
    personal; por
    estas razones, se encuentran frecuentemente diferencias
    considerables en la estructura de
    los mapas de los individuos. Con el estudio de los mismos,
    podemos acercarnos de manera más precisa a la forma en que
    los individuos conocen y actúan sobre el medio ambiente a
    un nivel personal.

    "El conocimiento ambiental es un proceso complejo, que
    incluye la obtención, análisis y
    sistematización por parte del individuo de la información proveniente de su entorno,
    social por naturaleza, este constituye un paso importante para su
    comprensión a través de acciones
    concretas, que a su vez, influyen en el desarrollo de
    estos conocimientos" Febles, María, 1999.

    Por otra parte, Holahan, 1991 (citado por Ramos,
    Damián, 2001), señala la existencia de diferentes
    funciones del
    conocimiento ambiental:

    • Orientación de las acciones de los
      individuos.

    Toma de decisiones sobre donde satisfacer las
    necesidades cotidianas que al individuo se le presentan.
    Constantemente el ser humano se enfrenta a
    diferentes problemas de orientación en la vida cotidiana,
    sin esta posibilidad para localizar los recursos sociales
    que se necesitan, sería imposible actuar, incluso en
    tareas muy simples. El conocer donde se localizan los recursos
    sociales o materiales necesarios para llevar a cabo las acciones
    que se emprenden a diario, así como cuáles son los
    atributos o características esenciales de los recursos o
    personas localizadas.

    Otra de las funciones psicológicas del
    conocimiento ambiental que se contempla, consiste en proporcionar
    una base para la comunicación entre las personas en
    determinado ambiente, la cual surgió precisamente cuando
    el ser humano se vio precisado de cierta organización social que le permitiera
    adaptarse con mayor eficacia a su
    medio natural, surgiendo esta como mediadora de su
    actividad.

    "El conocimiento ambiental presenta ante todo una
    naturaleza sociohistórica, por cuanto implica
    necesariamente la apropiación de los conocimientos
    adquiridos en el transcurso de la historia humana, reflejados
    también en el entorno, fuente del desarrollo del mismo y
    de otras funciones psicológicas específicamente
    humanas, fundamentalmente por el lenguaje,
    el cual mediatiza el conocimiento y el pensamiento
    humanos" Febles, María, 1999.

    Actitudes
    ambientales.

    El término de actitud se
    introduce en la psicología
    social en la década del 20 del pasado siglo en los
    Estados
    Unidos, debido a la ocurrencia de cambios sociales y
    políticos en esta sociedad, que originaron un marcado
    interés
    en el análisis de los mecanismos reguladores del comportamiento
    humano. Desde entonces se han desarrollado numerosas investigaciones
    desde diferentes enfoques teóricos acerca de este complejo
    y multifacético proceso psicológico.

    Según Allport (1935), citado por Casales, J. C.
    (1989), la actitud consiste en: "un estado mental
    y neural de disposición, organizado a través de la
    experiencia, que ejerce una influencia directiva o dinámica sobre la conducta del individuo
    ante todos los objetos y situaciones con los que se
    relaciona".

    Casales, J. C, (1989) señala varias
    características esenciales de las actitudes:

    "1- son estructuras
    psicológicas, procesos derivados del aprendizaje y la
    experiencia del individuo, que constituyen el resultado de su
    actividad. Es decir, las actitudes se forman y desarrollan a lo
    largo de toda la vida del individuo, condicionadas por el
    contexto social al cual están expuestos, en dependencia de
    los grupos a los que
    pertenecen, los cuales se estructuran de acuerdo con el sistema
    de valores
    imperantes en la sociedad…

    2- Aunque son el resultado de la actividad del
    individuo, son modificadas por esta, las actitudes condicionan y
    modifican las actividades subsiguientes…

    3- Tienen la propiedad de
    reflejarse en el comportamiento
    del individuo, de orientarlo, de regularlo y guiarlo en
    determinado sentido.

    4- En toda actitud puede distinguirse su objeto,
    dirección e intensidad…"

    A partir de una investigación realizada por La
    Piere, se demostró que las relaciones entre actitudes y
    comportamiento no siempre son lineales, por lo cual no podemos
    interpretarlas de manera simplista, ni mecánica. No en todas las situaciones las
    actitudes cumplen una función predictiva de la conducta
    humana; el hecho de que esta constituya una disposición a
    la reacción, no significa que siempre va a ser
    correspondiente con ella, ya que las mismas no constituyen el
    único factor determinante del comportamiento, en el cual,
    además de las actitudes, pueden influir la
    situación específica en la que se encuentra el
    sujeto a la hora de actuar, el aprendizaje de
    conductas, normas grupales,
    características individuales, o las consecuencias
    previsibles de la conducta.

    No obstante, es innegable que las actitudes juegan un
    papel fundamental en el proceso de toma de
    decisiones y en las acciones concretas de los seres humanos,
    es por ello que el estudio de las actitudes ambientales ha sido
    preocupación de muchos psicólogos sociales desde
    que el saber ambiental comenzó a tener relevancia para los
    científicos.

    Para Febles, María (1999) las actitudes
    ambientales deben definirse como una "predisposición del
    pensamiento humano a actuar a favor o en contra del entorno
    social, teniendo como base las vivencias, los conocimientos y
    los valores
    del individuo con respecto a su entorno; estas no solo se
    proyectan en una dirección determinada, también
    poseen un nivel de intensidad (fuerte o débil)"

    De acuerdo con Holahan, 1991 (citado por Ramos,
    Damián, 2001), las actitudes ambientales cumplen
    diferentes funciones:

    • Elección de ambientes: Ayudan a
      seleccionar el ambiente donde se desea vivir, estudiar,
      trabajar o divertirse. Dicha elección conlleva un
      proceso de reflexión, análisis y
      predicción de futuras consecuencias de su
      comportamiento, esta elección estará determinada
      por el nivel de satisfacción –
      insatisfacción de las necesidades individuales en dicho
      espacio.
    • Protección del entorno natural: Las
      actitudes ambientales también ayudan a los individuos en
      la toma de decisiones en el uso y preservación del medio
      ambiente, por ejemplo, crear o formar parte de un grupo
      ecologista, o simplemente dejar de fumar, son expresiones
      favorables hacia el medio ambiente. Aunque como ya
      habíamos dicho las actitudes no poseen la capacidad de
      determinar de manera directa los comportamientos ambientales,
      sí en tanto mejoren las actitudes hacia el entorno,
      aumentarán y se harán más consistentes las
      conductas de las personas con respecto al mismo.

    Vivencia.

    Mientras los procesos cognitivos poseen como
    función fundamental reflejar los diferentes objetos y
    fenómenos componentes del medio ambiente, los procesos
    afectivos de manera primordial se encargan de significar como
    influyen estos elementos de la realidad, sobre los seres
    humanos.

    "Los procesos afectivos expresan como afectan los
    objetos y situaciones de la realidad a las necesidades del
    sujeto, y modifican su disposición para la acción
    correspondiente" González Serra, Diego. 1977.

    Ahora bien, todos los elementos y procesos que integran
    la
    personalidad humana, poseen una naturaleza cognitivo –
    afectiva; el ser humano se apoya en este principio de la unidad
    cognitiva y afectiva de los procesos psicológicos, para
    regular y orientar las diferentes esferas de su
    comportamiento.

    Las personas intercambiamos constantemente
    información con el medio ambiente, la cual es
    personalizada por el mismo, es decir, cargada o dotada de un
    significado personal, que dependerá en gran medida de la
    relación existente entre esta información, con los
    contenidos afectivos, motivacionales y las necesidades de las
    personas, y que influirá notablemente en la
    regulación y orientación de la conducta humana
    hacia los diferentes objetos y fenómenos del
    medio.

    Las peculiaridades y características de la
    actualización y configuración personalizada e
    individualizada de la información que intercambian las
    personas con el medio ambiente, dependen, según
    González Rey, Fernando y Mitjans Martínez,
    Albertina, 1989, "del nivel de desarrollo de la personalidad,
    y del desarrollo motivacional que esta logra en las diferentes
    áreas de su expresión individual".

    La vivencia como proceso afectivo, resulta de gran
    relevancia al entender la relación hombre – medio
    ambiente; la misma expresa la relación afectiva del
    individuo con el medio, y constituye, tal como lo entendió
    Vigostky (citado por Bozhovish, 1976) una "unidad", en la que
    están representados en un todo indivisible, por un lado el
    medio, y por otro, lo que el propio individuo aporta a esta
    vivencia; la unidad dialéctica de lo interno y lo
    externo.

    Febles María, 1999, plantea que por estas
    razones, es justamente la vivencia el punto de partida para la
    transformación del entorno, ya que la misma representa la
    unidad indivisible de las características personales y las
    características ambientales, por lo cual, la influencia
    del entorno sobre el individuo, va a depender no solo de la
    naturaleza de la situación, sino también de la
    manera en que este la percibe y la vive.

    Percepción Ambiental.

    Una parte considerable de nuestro desempeño diario depende de la
    capacidad para percibir adecuadamente los diferentes elementos
    que conforman el medio en el cual nos desenvolvemos, nuestras
    percepciones ambientales condicionan las actitudes,
    sensibilidades, e influyen considerablemente en la
    orientación y regulación de nuestras acciones hacia
    el entorno; es por ello que resulta importante el estudio de este
    proceso, a manera de contribuir a que el desenvolvimiento humano
    sea adecuado y armonioso, de acuerdo a las características
    del entorno que contextualice la conducta.

    Existe una larga tradición en la
    psicología en el estudio de las percepciones, en sus
    inicios y debido a la complejidad de este proceso, se
    trató de simplificar el mismo con el objetivo de
    analizar aspectos específicos de este. Por tanto el
    enfoque tradicional en el estudio de la percepción
    parte de la fragmentación del proceso, centrándose
    en el análisis de las reacciones de las personas ante
    estímulos específicos, convenientemente aislados
    del resto de los aspectos que conforman la realidad objetiva, en
    situación de laboratorio.

    A diferencia de este enfoque tradicional, los
    psicólogos ambientales han estudiado el proceso perceptivo
    desde una perspectiva holística, tomando en
    consideración toda la complejidad del ambiente como unidad
    perceptiva, y analizando los procesos globales que permiten a una
    persona captar
    adecuadamente el entorno, incluyendo la propia persona dentro del
    proceso de definición y configuración del
    mismo.

    Los diferentes enfoques teóricos que han abordado
    la percepción desde esta perspectiva, entre los que se
    incluyen la

    aportación de Berlyne, el funcionalismo
    probabilístico de Brunswik,

    La perspectiva ecológica de Gibson y la
    perspectiva transaccional de Ames, contienen según
    Valera Sergui, Pol Enriq, y Vidal Tomeu (2002), ciertos principios
    comunes, como son:

    • La consideración de la persona como un agente
      activo, orientado y participativo dentro del proceso
      perceptivo.
    • El entorno como una unidad global sobre la cual se
      estructuran los procesos perceptivos.
    • La incorporación, en mayor o menor grado, de
      los aspectos cognitivos, interpretativos y valorativos dentro
      de las teorías sobre la percepción
      ambiental.
    • La percepción ambiental como un proceso
      global, más allá de la simple captación y
      estructuración estimular.

    La percepción "consiste en el reflejo en la
    conciencia del hombre de los objetos o fenómenos, al
    actuar directamente sobre los sentidos,
    durante cuyo proceso ocurren la regulación (ordenamiento)
    y la unificación de las sensaciones aisladas en reflejos
    integrales de
    cosas y acontecimientos". Petrovski, 1970.

    El proceso de sensaciones es relativamente simple y
    automático, en el mismo los receptores sensoriales se
    activan en función de la presencia o no de
    estímulos provenientes del entorno. La percepción
    en cambio,
    constituye un proceso mucho más activo y complejo desde el
    punto de vista psicológico; en el cual las personas
    resultan agentes activos,
    implicando diversos procesos cognitivos y afectivos, mediante la
    interpretación, valoración y
    reorganización de los diferentes estímulos
    sensoriales que provienen del medio, para formarse una imagen
    coherente e íntegra del mismo, logrando así el
    reflejo integral de la realidad objetiva.

    El proceso perceptivo posee un carácter global y
    unitario, y sobre este, los mismos autores Valera Sergui, Pol
    Enriq, Vidal Tomeu (2002), señalan la influencia que
    ejercen algunas variables
    entre las cuales podemos citar: las personales, como la edad, la
    actividad habitual o determinadas características de los
    órganos perceptivos; el género (
    algunos estudios sugieren que existen diferencias significativas
    entre hombres y mujeres en la manera de percibir las distancias);
    la experiencia (se considera que la experiencia en un entorno o
    la familiaridad puede afectar percepción sobre
    éste); los juicios estéticos; la cultura; la
    profesión y las características del propio entorno
    físico.

    Ahora bien, la percepción ambiental nos interesa
    tanto por su importancia en la obtención por parte de
    individuo de información necesaria para el intercambio con
    el medio, en la dirección y regulación de las
    acciones del individuo, en la génesis de fenómenos
    culturales, en la interpretación del simbolismo del
    entorno humano; como para la estimulación de las
    habilidades en este sentido. Frecuentemente las personas
    presentan dificultades en la percepción de muchos recursos
    como el paisaje y los valores emocionales asociados al mismo, por
    ello los esfuerzos de los cientistas sociales, y de la educación
    ambiental, deben dirigirse hacia la estimulación de
    estilos de percepción que ganen en correspondencia con el
    contexto en el que las personas se desenvuelven habitualmente,
    así como con las diversas problemáticas y valores
    del medio ambiente que los rodea, lo cual favorecerá la
    comprensión y gestión
    de los procesos naturales y el patrimonio que
    ellos representan, así como el desarrollo de determinados
    patrones de comportamiento, adecuados respecto al entorno, y
    coherentes con el modelo de la
    sustentabilidad.

    Comportamiento ambiental.

    Bajo este concepto se puede
    agrupar las diferentes acciones del sujeto, dirigidas a modificar
    aspectos del entorno o de la relación con el mismo, y que
    influyen a su vez en las concepciones, percepciones, y
    sensibilidades que posee el individuo del medio. Esto puede darse
    en dos sentidos: positivo o negativo, en dependencia precisamente
    del grado de compromiso del sujeto con su medio
    ambiente.

    A pesar de que el conocimiento, las percepciones,
    actitudes, sensibilidades, valores y comportamientos ambientales
    se han analizado mucho desde la psicología, los resultados
    de numerosos estudios de las relaciones entre estos procesos son
    aparentemente contradictorios, surgiendo, según Nieto,
    Luz
    María (2003), ciertas interrogantes: ¿cómo
    se convierten el conocimiento y la preocupación ambiental
    en conductas y acciones proambientales?, ¿por qué
    pueden las personas estar supuestamente preocupados, tener
    conocimientos adecuados sobre medio ambiente, sin que esto se
    traduzca necesariamente e comportamientos a favor del mismo?,
    ¿en que consiste la brecha existente entre pensamientos,
    emociones,
    actitudes, percepciones con respecto a la conducta del individuo?
    El resultado de estas interrogantes en la comunidad
    científica ha sido un debate
    intenso, complejo, en el cual no se ha alcanzado un
    consenso.

    Los primeros modelos
    explicativos de estas relaciones, desarrollados en los ´70
    y los ´80, fueron lineales, suponían una cadena de
    causas y efectos automáticos y directos, es decir, se
    pensaba que los conocimientos ambientales generan actitudes
    ambientales que a su vez generan comportamientos a favor del
    medio ambiente. Estos modelos parten de una premisa racional,
    Teoría
    de la Acción Razonada, Fishbein y Ajzen (1975), y suponen
    que las personas hacemos un uso sistemático de la
    información que poseemos para dirigir nuestras acciones,
    desconociendo las motivaciones inconscientes o no reconocidas.
    Esta concepción fue muy utilizada en esa época en
    el diseño
    de programas de
    educación
    ambiental. No obstante, muy pronto se demostró que esas
    concepciones eran equivocadas e incompletas en varios
    sentidos.

    "También se desarrollan los Modelos de Altruismo,
    Empatía y Comportamiento Prosocial, a finales de los
    ´70, ’80 y principios de los ’90. Algunos de
    ellos partían de la premisa de que la gente que ha
    satisfecho sus necesidades básicas tiende a tener
    más motivación
    y actuar más ecológicamente porque tienen
    más recursos y viceversa". Nieto, Luz María,
    2003.

    Evidentemente pronto se demostró que no es
    así, de manera que los modelos se volvieron más
    complejos, en tanto se produjeron más aportes al
    entendimiento de las relaciones entre estos procesos y
    categorías psicológicas.

    "Un tercer tipo de modelos desarrollados desde los
    ´80, son los llamados sociológicos. Desde esta
    perspectiva, aunque también se incluyen factores
    psicológicos, se cuestionan los modelos descritos antes,
    porque fallan en comprender las restricciones individuales,
    sociales e institucionales, y porque asumen que los humanos somos
    solo racionales. De acuerdo con los modelos sociológicos,
    no se trata tampoco de que seamos solo irracionales, sino de que
    las actitudes y valores de las personas son negociados,
    transitorios, y algunas veces contradictorios. La
    dimensión social es importante porque el poder de toma
    de decisiones en cuanto a los problemas
    ambientales locales o globales está irregularmente
    distribuido". Nieto, Luz María, 2003.

    Según la propia autora, el modelo de
    Comportamiento pro Ambiental, de Kollmus y Agyeman (1985),
    intenta explicar como interactúan dos tipos fundamentales
    de factores que influyen en el comportamiento ambiental, los
    internos, entre los que se incluyen el conocimiento, los
    sentimientos, las motivaciones, el grado de
    concienciación, los valores, las actitudes, las
    percepciones; y los externos, como los demográficos,
    institucionales, políticos, sociales, culturales,
    económicos, etc. Este modelo intenta determinar como y
    bajo que circunstancias estos potencian u obstaculizan las
    acciones humanas a favor del medio ambiente.

    Aunque es evidente que entre estos procesos
    psicológicos no existe una relación
    automática, mecánica o directa, es decir, entre
    conocimiento, conciencia, sensibilización y
    preocupación ambiental por una parte, y conductas o
    comportamientos ambientales por el otro; los mismos se relacionan
    de manera dialéctica, y no existen independientemente unos
    de otros, sino que se encuentran interrelacionados genética,
    estructural y funcionalmente; ellos van formando un complejo
    sistema de motivos orientados a la regulación de la
    relación entre el individuo y su entorno. La labor de los
    científicos sociales que se dedican al estudio de la
    problemática ambiental debe encaminarse precisamente hacia
    la optimización de estos procesos y de sus mutuas
    dependencias, partiendo del diagnóstico, la intervención y
    evaluación de los mismos, y encaminando los
    esfuerzos de la ciencia al
    logro del aumento de los conocimientos de las personas con
    relación al entorno, del grado de compromiso con
    éste, así como a la implementación de
    conductas a su favor.

    En este sentido, se considera muy acertado, el enfoque
    que propone la Dra. María Febles, que parte de entender la
    "educación ambiental como un proceso, en el que existe una
    distancia entre su nivel de desarrollo real y el nivel de
    desarrollo potencial. El primero de ellos está determinado
    por el conjunto de acciones concretas del individuo en
    relación con su entorno, avalado por el nivel de
    desarrollo alcanzado hasta ese momento en su propia
    búsqueda de conocimientos con respecto a este, mientras
    que el otro encierra estas mismas acciones, las cuales surgen no
    solo a partir de una búsqueda activa por parte del propio
    sujeto, sino también a partir de la información que
    pueda obtener de otros, a través de las acciones de estos
    o de la influencia de los medios de
    comunicación. En ambos casos estas acciones
    están dirigidas a lograr una actitud más
    responsable por parte del sujeto con relación a su medio
    ambiente" Febles, María 1999.

    BIBLIOGRAFÍA.

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    Alina Alea García

    Estudios realizados:

    • Licenciatura en psicología.
    • Máster en Desarrollo
      Social.

    Ubicación laboral:

    • Profesora de la Universidad de Pinar del Río,
      Cuba.

    Fecha de realización del
    artículo: Marzo, 2005.

    CATEGORÍA: Psicología
    Ambiental.

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