Precios de transferencia internacionales: El caso de las empresas multinacionales
- Resumen
- Consideraciones financieras
básicas para establecer PTI - La gestión en las
multinacionales ante los mercados globales - Factores que inciden en la
maximización de las utilidades del
grupo - Ejemplo
numérico de las acciones de maximización de los
resultados corporativos - Referencias
Bibliográficas
La teoría
en materia de
precios de
transferencia internacionales (PTI) ha insistido en la
maximización de los resultados globales es el mejor
indicador de eficacia de este
mecanismo. En nuestro caso, determinamos que la asignación
óptima es posible sólo cuando la ecuación
distingue los bienes
transferidos en función de
su naturaleza y
aprovecha las asimetrías de los mercados
mundiales en torno a unos
índices de rendimiento adecuados. En las conclusiones
señalamos la necesidad de tomar en cuenta la naturaleza de
los bienes que se transfieren entre las empresas, así como
las asimetrías de los mercados mundiales.
Abstract
The international transfer pricing theory has strstates
tha the global income maximization is the best indicator of the
effectiveness of this mechanism. We explain, on the other hand,
the factors to be considered in order to determine these prices:
the shakeholders or group’s benefits, management
assessment, and financial fundamentals. In the conclusions, we
point out the need of
In our case, we find that this optimization is possible
when the equation is able to attending the nature of goods and
services transferred, the world-wide market asymmetry and,
definitively, in function of appropriated ratios.
El incremento de información financiera a disponibilidad
del usuario no garantiza la correcta toma de
decisiones. La habilidad y el
conocimiento del administrador
de la empresa
multinacional en torno a un medio
ambiente dinámico y bajo condiciones relativamente
certeras, más bien asimétricas, son condiciones
necesarias y por demás preponderantes. Es más,
la actuación del gerente
puede barajarse incluso dentro de un abanico,
significativamente amplio, de posibles soluciones
ante un mismo problema; de ahí que sea preciso contar
con un plan de
acciones
previamente determinado por el grupo.
Pues bien, desde el punto de vista microeconómico, las
cualidades del administrador, la calidad de la
información y los sistemas
eficientes de gestión constituirían los
elementos en torno a los que girarán el desempeño y valor
económico de la firma. Mosqueda [2001] nos dice
que la obtención de mejores resultados en las
actividades comerciales de los participantes de los mercados
globales, en este caso las EMN, requiere de una correcta
valoración del entorno.Para hacer frente a la incertidumbre financiera del
entorno y ajustar los resultados contables del grupo, la EMN
dispone de varias herramientas, aunque normalmente giran en
torno al control de
las variables
que permitan disminuir los gastos
operativos y el aumento en sus ingresos. No
obstante, el análisis de factibilidad
sobre estas decisiones potenciales debe verse
acompañada de una mejora en los flujos de efectivo, en
el resultado contable y sobre la posición financiera
del grupo en general. Dentro de tales factores los PTI juegan
un papel importante de estudio, bien por el volumen
comercial que se efectúa entre empresas del mismo
grupo, bien por el grado de inspección de las
Autoridades fiscales sobre las actividades intragrupo de las
EMN.Todo ello supone que las decisiones sobre PTI deben
dirigirse hacia la consecución de la estrategia
establecida, hacia el equilibrio
fiscal y
el control del grupo, pero además hacia la
consecución de los objetivos
de la EMN [Mosqueda, 2000]. De acuerdo con Crow
[1999] el costo del
establecimiento de un PTI inapropiado origina importantes
desequilibrios entre los indicadores de eficiencia,
así como un incremento en los impuestos,
incongruencia entre los objetivos organizativos y desembolsos
para obtener información relevante. Además, el
ambiente
internacional en el que maniobran las multinacionales forja
un rango amplio de condiciones por satisfacer al momento de
seleccionar el método de PTI apropiado; entre los que
destacan la normativa fiscal y contable y los requerimientos
culturales y sociales. Bajo estas restricciones, minimizar el
pago fiscal no puede ser el único objetivo
que optimice los resultados. A pesar de que los impuestos
podemos tratarlos como un elemento trivial, el costo de las
decisiones en materia de PTI debe considerar no sólo
los requerimientos de información que la norma
determina, sino también el mantenimiento de una ecuación
alternativa para los casos en que un solo precio no
satisfaga las exigencias fiscales o las no tributarias. En
algunos casos, los objetivos corporativos (fiscales) son
incongruentes con las condiciones del entorno global y, por
ende, repercuten en un costo intrínseco y
aparentemente inexistente, como lo es el posible incremento
en la rotación de personal
clave.Es que una decisión cualquiera en el PTI
tiene serias repercusiones financieras dentro de la
multinacional; incluso inadvertidos muchas veces. La globalización económica actual
no sólo exacerba estos efectos dentro de una
corporación, sino que hace que se replanteen criterios
y enfoques añejos del negocio. Admitiendo esto, es
posible que las consecuencias financieras trasciendan hacia
otras latitudes y en empresas aun con poca vinculación
con el grupo. Esta situación no hace más que
desvelarnos que las áreas afectadas con los procesos
de internacionalización de las empresas tienen que ser
evaluadas en términos de conveniencia de toda la
organización. Habrá ocasiones en que
la
administración de la multinacional deba primero
decidir la localización de los bienes vendidos a cada
filial o subsidiaria usando criterios económicos, la
eficiencia en el precio; entonces, el departamento fiscal
puede sugerir, de acuerdo con sus intereses fiscales, cambiar
el precio adoptado dentro de la firma cuando se reporten las
transacciones a la Autoridad.
De ahí que la dirección del grupo vea incluso la
conveniencia de implantar un doble sistema de
precios, uno para localizar los recursos,
otro para minimizar los impuestos.Así, dado el potencial para objetivos en
conflicto,
cabría preguntarse sobre qué políticas de PTI utilizan las empresas
multinacionales en la práctica. Al respecto, un buen
número de investigaciones dejan ver que la suma de
factores del entorno es determinante para el estilo de la
administración y propician, en
apariencia, un ambiente incierto para la fijación de
PTI adecuados. Eden [2001] propone una directriz para
seleccionar PT equitativos en presencia de empresas
conflictivas y entornos dispares (Cuadro 1). En su propuesta
se compendian los cuatro niveles básicos estudiados
por la teoría del PT; a saber, el precio
teórico o marginalista λ basado en el costo
marginal; el precio de mercado
pc en ausencia de regulaciones y a
satisfacción de las demás variables de la
empresa y
entorno; el rango del precio de mercado p’ que
contempla las indicaciones de la norma y las
características de la empresa y entorno; y el precio
impuesto por
la autoridad fiscal w. Ahora bien, pudiera pensarse
que ciertas características de las multinacionales,
como el tamaño, constituiría un factor
determinante al momento de seleccionar el método de
fijación del PTI; sin embargo, Tang et al.
[1990] concluyen que el tamaño de la empresa no es un
factor determinante para las multinacionales norteamericanas
y japonesas al momento de elegir un determinado
método.Cuadro 1. ¿Cuál precio de
transferencia debería escoger la empresa
multinacional?No
hay mercados externosExiste mercado
externoNo
hay interdependencia entre el proveedor o
demandaExiste interdependencia entre el proveedor
o demandaAusencia de
impuestos y arancelesλ el precio
sombra, el costo marginal de exportación de la
filial.pc el precio
arm’s length, el precio
disponible en el mercado abierto.pc el precio
arm’s length ajustado por el
impacto de la interdependencia dentro del grupo
multinacional.Impuestos y/o
arancelesPrecio w sin
regulaciónp’ el precio que
maximiza el ingreso, tomando en cuenta impuestos y
aranceles.p’ el precio que
maximiza el ingreso, tomando en cuenta los aspectos
contables, el precio del mercado externo y los
impuestos y aranceles.p’ el precio que
maximiza el ingreso, tomando en cuenta los aspectos
contables, el precio del mercado externo, los
impuestos y aranceles y la interdependencia entre las
empresas del grupo multinacional.Precio w
reguladow el precio
regulado.w el precio
regulado.w el precio
regulado.- Consideraciones
financieras básicas para establecer PTI - La
gestión en las multinacionales ante los mercados
globales
La administración de un negocio tiene mucho
que ver con las expectativas que se tienen respecto al
crecimiento en las cifras de negocios y con
los resultados que interesan a los socios, al propio
administrador o a las demás partes interesadas en el
negocio (stakeholders). Esta diversidad de intereses
incide sobre la forma en que habrá de medirse y lograr la
creación de valor empresarial (como un indicador
financiero) en un grupo de empresas. Por regla general, es
común que previamente sean adoptadas las políticas
de inversión y las normas de
valoración por parte de la dirección dentro de sus
reglas globales; sin embargo, esto no se opone para que el
entorno influya en dichas directrices. Con el objeto de
aprovechar los recursos mundiales las multinacionales
instrumentan la creación de economías de escala
[Levitt, 1983] y adaptan sus políticas al entorno.
Errunza y Senbert [1981], añaden a este
razonamiento que son incluso las imperfecciones del mercado las
que contribuyen a que las EMN obtengan mayores niveles de
eficiencia respecto a empresas puramente nacionales. La evidencia
empírica muestra que las
imperfecciones del mercado crean un ambiente que motiva a las
multinacionales a maximizar sus resultados; a pesar del riesgo que ello
supone. Es más, al explotar sus factores competitivos la
EMN puede maniobrar con éxito
en mercados caracterizados por la competencia
oligopólica y donde son especialmente críticos
[Khambata y Reeb, 2000]. Si la formación de
valor económico es el objetivo financiero del grupo, el
sistema de gestión de la EMN es el núcleo de los
factores internos que contribuirá en este proceso. En
Mosqueda [2001] encontramos que la creación de
valor económico de la multinacional, por medio de modelos
financieros, dependerá, entre otros aspectos, de la
percepción del riesgo y del índice
de rendimiento inclusive. En este sentido, el sistema de PTI de
las multinacionales no sólo tiene como objetivo principal
la maximización de su ingreso neto mundial, sino
también reparar en otras condiciones del entorno
[léase Tang, 1992 y Haishun, 1999, entre
otros]. Ghosh y Crain [1993] nos dicen que esta
peculiaridad inducirá a la dirección de la EMN a
analizar continuamente su posición competitiva global,
así como a definir el objetivo prioritario de la
gestión financiera. Precisamente, bajo la teoría
financiera se han desarrollado dos enfoques básicos de la
gestión en las multinacionales que sirven de referencia
para evaluar sus indicadores de eficiencia: a) el modelo de
maximizar la riqueza del accionista y b) el modelo de maximizar
la riqueza corporativa. En todo caso, ambos modelos se refieren a
la optimización de las operaciones en el
mercado global
de capitales y tienen como argumento el mejorar la liquidez del
mercado y en aprovechar las oportunidades que surgen de la
segmentación de este mercado. Como se
observa, las actividades de maximizar el valor de la empresa para
beneficio de los accionistas podrían estar en conflicto no
sólo con los intereses de las empresas del grupo, sino
también con los conceptos de soberanía del país de las filiales.
Por esta razón, al elegir las metas financieras operativas
la dirección del grupo debe reconocer las diferencias
institucionales, culturales y políticas entre los
países anfitriones en los que se domicilian las empresas
del grupo. A continuación mostraremos estos enfoques
enunciados para la generación de valor en las
EMN.
- Modelo para maximizar la riqueza del
accionista.
Este tipo de gestión es peculiar de la corriente
anglosajona y tiene como objetivo maximizar el rendimiento de los
accionistas, medido éste por la suma de las ganancias de
capital y los
dividendos para un nivel de riesgo dado. Para alcanzar un nivel
óptimo en estos indicadores es necesario minimizar el
riesgo de los accionistas para cada índice de rendimiento.
Desde esta perspectiva, el sistema de PTI gesticula sus reglas al
amparo de la
«teoría de agencia» [Berle y
Means, 1932; Jensen y Meckling, 1976],
según la cual, los accionistas motivarían a los
administradores para que éstos acepten las directrices de
este modelo, fundamentalmente orientado a la maximización
de la riqueza del accionista. Esto equivaldría, a que los
socios de la filial pudieran tener información relevante
que sólo ellos conocieran e incentivarán al
administrador local para que encontrara la mejor estrategia que
les favorezca en la distribución de las utilidades.
Como se puede apreciar, los alcances de este modelo
pueden entrar en pugna con las políticas de
fijación de PTI, ya que éstas adoptan como
principal objetivo precisamente la eliminación de
información segada (asimétrica) y de los costos de agencia
derivados. Por lo mismo, es importante la manera en que se adopta
y cumple con el modelo anglosajón aquí planteado.
Además, es posible que este conflicto se traduzca en
alguna de las siguientes repercusiones, desde el punto de vista
de la administración financiera: Primero,
siguiendo a Finnie [1978] y Pass [1994], la
existencia de intereses divergentes es una práctica que
trunca el buen desempeño y genera fricciones entre las
divisiones que integran la multinacional. Segundo, la interacción de factores asimétricos
y sesgados repercutirá en un impacto en los impuestos y en
tanto no se instrumenten los mecanismos correctores
idóneos se mantendrá este riesgo fiscal. En todo
caso, un PTI incorrecto deja de ser un instrumento compensatorio
del riesgo de la cartera.
- Modelo para maximizar la riqueza
corporativa.
Este modelo se fundamenta en el trabajo de
Donaldson et al. [1983] y es utilizado, sobre todo, en los
mercados de valores de la
Europa
continental y de Japón.
Su filosofía se centra en la gestión financiera
orientada a maximizar la riqueza corporativa, es decir, la de la
empresa. En este sentido, los accionistas reciben el mismo trato
que las demás partes interesadas en la organización. Consecuentemente, este
modelo, que se enfoca a maximizar la riqueza corporativa,
constituye un escenario más favorable para el desarrollo de
sistemas eficientes al reconocer el riesgo total de las
operaciones. Una técnica común para incrementar la
riqueza corporativa de cada unidad del grupo consiste en que
éstas retengan o capitalicen la mayor parte del flujo
generado en el ejercicio. Esta circunstancia debe ser atendida
con especial cuidado por las políticas de precios de
transferencia porque una acción
de este tipo es determinante para los resultados, pues no
sólo imposibilita la reubicación de los flujos,
sino que se corta la posibilidad de obtener excedentes
financieros originados por la aplicación de PTI
favorables. La maximización de las utilidades globales
constituye un elemento de evaluación
del proyecto preciso
cuando la rentabilidad
de éste depende de la tasa de retorno de los flujos netos
repatriados; de ahí que sea un objetivo específico
de la corporación la generación de utilidades y
dividendos crecientes en el largo plazo y con tanta certidumbre
como sea posible. Es necesario pues reconocer las barreras del
entorno de la multinacional que inciden en la rentabilidad de los
resultados; como lo sería la imposición de
controles sobre los movimientos de fondos entre los
países, que requieren del uso de los PTI para facilitar la
repatriación de ganancias obtenidas en el
extranjero.
Con todo, este enfoque favorece la supervivencia de la
firma en el largo plazo e intrínsecamente supone la
generación de valor empresarial. Su aplicación
supone, además, tomar decisiones sustancialmente
diferentes a las del anterior modelo, y con ello, desestimar el
protagonismo de los inversores en la continuidad de la firma.
Carr [1992] recomienda, en este sentido, la
aplicación de un criterio intermedio como una
práctica más sana dado que las EMN se encuentran
igual de comprometidas con sus accionistas como con las
demás partes interesadas en el negocio. Estos hechos, han
llevado a la configuración de técnicas y
parámetros más sofisticados en los que la
ponderación de las variables del entorno obedecen a la
cultura y
necesidades de la empresa; incluso de plasmarlos en programas
informáticos.
La faceta del PTI como herramienta de
evaluación de los rendimientos en las
multinacionales fue reconocida por primera vez en el
trabajo de Bierman [1959]. Esta
función ha sido soportada durante los
últimos años por los trabajos de
Knowles y Mathur [1985] y Kaplan y
Atkinson [1989], entre otros. Es de notar que,
prácticamente la totalidad de estudios
implícitamente asumen que la descentralización de funciones y la
motivación –como su efecto
principal–, aportan solamente utilidades a la
organización, y en donde los PTI constituyen una
herramienta valiosas para coordinar y medir el
desempeño de las empresas del grupo
[Grabski, 1985]. Así, la evaluación
de la gestión de las filiales debería
implementarse con criterios específicos y propios
a su forma de gestión. Pero además, en el
caso de que los administradores de la EMN perciban como
injusto o parcial el sistema de evaluación al
momento de resolver problemas de funcionamiento y de
incongruencia de objetivos, y que además se
aprecie una disminución en la autonomía,
estaremos entonces ante un debilitamiento de la
efectividad de la gestión tanto en la filial como
en la matriz
del grupo. Por lo mismo, muchas multinacionales antes que
realizar cambios estructurales en su sistema de
compensaciones deciden ajustar el PT para resolver en
parte este tipo de problemas; con estas decisiones se
obtiene cierta congruencia en los objetivos establecidos
entre la filial y la matriz sobre todo en lo referente a
la maximización de las utilidades, a la
minimización de los impuestos y en la asistencia
en las actividades de valoración de la
administración. Esta función depositada en
los PTI revierte especial cuidado, pues un PT incorrecto
acarreará conflictos entre las decisiones de
administración y control, pero además, en
una fuerte disonancia entre las actividades implementadas
y las formas de evaluar los resultados.Una de las tareas más complejas para el
administrador financiero es fijar los parámetros
que servirán para medir el desempeño
financiero. Y es que habrán de unificarse los
criterios de las diferentes partes interesadas de la
multinacional, así como dar respuesta sobre
¿Cómo es que la dirección en
realidad gestiona a la empresa para generar la
máxima oportunidad y agregar valor a la riqueza
del accionista? ¿Cuáles son las metas o los
parámetros específicos que son la clave
para maximizar el valor del accionista? ¿Debe la
administración tratar de maximizar el ingreso neto
(net income), las utilidades por acción
(UPA), el aumento de las utilidades por acción, el
rendimiento sobre la inversión (ROI), o alguna
otra medida del desempeño financiero?. En todo
caso, si la estrategia de las multinacionales es
maximizar las utilidades para luego retornarlos a los
socios –como lo señalan varios estudios
empíricos–, las decisiones de la
administración financiera, incluyendo aquellas
referidas a la evaluación del desempeño,
deben darse a la luz de
acciones que reviertan en el logro de estos objetivos.
Este tipo de mecanismos genera cierta duda respecto a la
dependencia de estas decisiones y la estrategia de PTI:
¿El método de precio de transferencia
utilizado por la multinacional prescribe el criterio de
evaluación utilizado, o por el contrario, los
criterios son independientes al método
utilizado?.La conveniencia de utilizar indicadores financieros multidimensionales
y medidas no financieras para evaluar el desempeño
ha sido abordada por décadas [Ducker, 1954;
Morsicato, 1980; entre otros]. Pese a ello
continúa habiendo serias diferencias entre la
teoría general y la práctica de las
multinacionales referentes a la forma de evaluar las
operaciones domésticas e internacionales (cuadro
2). Entre otros, Choi y Czechowicz [1983]
sugerían que los administradores de la matriz y de
la filial debían ser juzgados usando diferentes
sistemas de evaluación dadas las diferencias en el
entorno económico, político y cultural en
que operan. En este sentido, el efecto de los PTI sobre
las utilidades de la filial debería traducirse en
medidas más flexibles que aquéllas
utilizadas para medir a la filial en lo individual. Al
mismo tiempo
se puede confirmar en Borkowski [1999] que, las
multinacionales utilizan el mismo sistema de
retribución entre las empresas del grupo y que
sólo los criterios fundamentales (determinados por
el entorno) varían entre la práctica de los
países. Estos resultados ya habían sido
confirmados por las investigaciones anteriores de
Mauriel [1969] y Morsicato [1980]. Los
criterios para medir el desempeño observados por
estas investigaciones en las multinacionales giran en
torno a: nivel de utilidades, la contribución
marginal, la contribución a las utilidades
consolidadas, el retorno de la inversión, el
retorno sobre los activos, el retorno sobre las ventas
y el ingreso residual.Cuadro 2. Algunos estudios sobre los
criterios de evaluación al desempeño en la
multinacionalAutores
año
País
Conclusiones
A
B
Mauriel
1969
EE.UU.
Tanto la utilidades como el ROI son
importantes para ambas partes del
grupoSI
McInnes
1971
EE.UU.
Pequeñas diferencias entre el ROI
y los presupuestos expresados en los
reportes financieros del grupoMorsicato
1980
EE.UU.
ROI y la comparación del presupuesto igual de importantes
para las empresas del grupo.SI
Miyamoto y Matsutani
1982
Japón
Los criterios de las multinacionales
japonesas giran en torno a la capacidad de
retorno de la inversión (ROA y
ROE)Abdallah
1984
EE.UU.
Pequeña diferencia entre las
empresas del grupo, criterios basados en
comparación del presupuesto, las
utilidades y ROISI
Kollaritsch
1984
GB
SI
Abdallah y Keller
1985
EE.UU.
Pequeña diferencia entre las
empresas del grupo, criterios basados en
comparación del presupuesto, los as y
ROISI
Scapens y Sale
1985
GB
EE.UU.
Pequeñas diferencias entre los
países, basado en la tasa de retorno, al
utilidad objetivo y el
cumplimiento del presupuestoSI
COP
1994
Europa
Los criterios de evaluación al
desempeño varía entre las
operaciones internacionales y las
domésticas.SI
Bernstein
1995
GB
El ROI como principal factor para
remunerar el desempeñoGray
1995
Francia
Alemania
GB
Las EMN norteamericanas y las
británicas utilizan criterios financieros
para medir el desempeño (ROI y utilidad).
Las japonesas emplean factores no financieros
(crecimiento en las ventas y cota de
mercado).Domínguez y
Marín1997
España
ROI como el criterio más
importante.Borkowski
1999
Japón
Canadá
Alemania
GB
EE.UU.
Las empresas del grupo son evaluados por
un mismo criterio. Margen de utilidad y
crecimiento de las ventas (canadienses, alemanas
y japonesas); margen de utilidades y cota de
mercado (estadounidenses) y margen de utilidades
y reducción en costos
(británicas).SI
Notas: A/ Demuestran la hipótesis de que los
administradores de las empresas integrantes de la
multinacional son evaluados en función del entorno
y características propias de cada
empresa.B/ Demuestran la hipótesis
de que, excepto por pequeños ajustes, las
multinacionales utilizan los mismos criterios para
evaluar las operaciones domésticas e
internacionales.Los estudios que no demuestran ni una ni otra
hipótesis aparece el espacio A o B en
blanco.Ahora bien, los ajustes a los que
Kollaritsch se refieren girarían en torno
al peso específico que conceden a los indicadores
utilizados. Siguiendo con la teoría de
Asada [1989], podemos decir que la
ponderación concedida a los indicadores de
eficiencia está determinada por la presión que ejercen los usuarios de
la información contable. Así pues, los
directivos europeos muestran mayor interés en los criterios
introducidos en el sistema de compensaciones que sus
homólogos norteamericanos, canadienses y
japoneses; de la misma forma que las multinacionales
japonesas conceden especial importancia a factores no
directamente relacionados con el resultado a los
accionistas –como el crecimiento en las ventas o el
retorno sobre los activos–; en tanto las grandes
corporaciones británicas ponen especial cuidado en
ratios que miden la generación de riqueza para los
inversores.Esta situación, a juzgar por los
comentarios de Sakurai et al. [1990], se debe a
que en Japón no hay presión por parte de
los accionistas para usar el ROI como un indicador de
eficiencia. Esto vendría a confirmar en parte la
teoría del comportamiento industrial de Gray
[1995] en la que se establece que los indicadores de
eficiencia están determinados por la
orientación y cultura empresarial de un
país. Así, los países con
orientación al largo plazo (como Japón o
Alemania) dan prioridad a ratios
financieros que incentivan esta visión, como lo es
el ingreso neto; mientras que los países con
orientación al corto plazo (como Estados
Unidos, Canadá y Reino Unido) se
decantarán por la mejora de los resultados al
corto plazo, como lo es la reducción de costos que
tiene efectos inmediatos en los rendimientos actuales.
Además, Gray notó un rasgo
cualitativo en las multinacionales europeas que
concedían mayor importancia a la innovación como una consecuencia de
sus rasgos culturales.A pesar de que existe sólida evidencia de
que las EMN ajustan el PTI para hacer frente a las
barreras que dificultan el logro de sus objetivos. Esto
pone en relieve una situación álgida
entre los diferentes sistemas
contables entre los países. Y es que puede
darse la situación de que el sistema contable
enfrente un problema de conciliación con la norma
fiscal, en este sentido el PTI calculado en costos bien
puede no coincidir con el valor fiscal puesto que el
criterio de valoración de que parte la autoridad
no es el valor contable sino aquel otro precio que
hubieran tenido en consideración dos sujetos
independientes (figura A). Nótese de esta manera,
que no es conveniente asumir automáticamente que
las EMN manipulan el PTI para derribar las barreras que
imponen los gobiernos. De acuerdo con Colbert y
Spencer [1995], la eficiencia algunas veces es una
cuestión de ‘naturaleza’ que hace que
las EMN fijen sus decisiones en materia de PTI; las
diferencias entre estos factores culturales afectan,
desde luego, sobre las políticas de
fijación de precio de las multinacionales. Por
ejemplo, Buckley y Hughes [1998] argumentan
que las técnicas de costo objetivo y la centralización practicados por las
multinacionales japonesas motiva a que se tenga cierta
preferencia para trasvasar las utilidades a Japón,
a pesar de que el impuesto de sociedades es uno de los más altos
de los países OCDE.Figura A. Cómo los japoneses
mantienen los costos bajosPara ver el gráfico
seleccione la opción "Descargar" del menú
superiorFuente: Elaboración
propia- Evaluación a las
funciones - Relación entre los PTI y el valor
bursátil empresarial
- Factores que
inciden en la maximización de las utilidades del
grupo
La faceta de emplear PTI para mostrar mejores resultados
económicos es por los académicos conocida de sobra.
Dada la importancia de éstos en la cifra de negocios, es
posible relacionarlos con la generación de valor
económico de las EMN en el mercado de
capitales [Eiteman et al., 1992]. Y no es para menos,
algunas fuentes
señalan que cerca del 40 por ciento de los flujos de las
EMN provienen del comercio
intragrupo [Tang, 1997]. El estudio de los precios de
transferencia dentro del mercado de capitales se ubica en alguna
de las siguientes tres áreas principales: la teoría
de la red contractual y
los problemas de agencia, la gobernabilidad corporativa, y las
actividades de earnings management. De este último
enfoque se derivan el estudio de los efectos en los resultados
contables y el estudio de los factores que motivan la planificación de los resultados; de este
último destacamos la hipótesis de decisiones de
inversión frente a las de financiamiento. Según esta última
hipótesis, el director de la empresa buscará enviar
buenas señales
a los mercados
financieros con el objeto no sólo de minimizar los
costos financieros, sino también para acceder a créditos en los mejor términos a
través de la generación de confianza sobre su
actividad gerencial. Bajo estas premisas, es de notar que existe
en principio plena convicción sobre la función de
utilidad de la información contable, de que las cifras por
sí mismas son capaces de reflejar una realidad
económica de la empresa menos arriesgada y, por el
contrario, con rendimientos más atractivos.
Pues bien, la capacidad para alcanzar los flujos de
efectivo esperados depende de que la EMN aproveche las
imperfecciones de los mercados laborales y productivos y haga uso
del arbitraje fiscal
dentro de sus políticas comerciales. En este sentido, el
aprovechamiento de los mercados laborales y productivos se
explica, en buena parte, con la «hipótesis de
flexibilidad» de Rugman [1985, p.179] que estima que
"la multinacional puede cambiar las condiciones de la producción y las compras de
insumos para aprovechar las ventajas que ofrecen las diferencias
significativas de los precios relativos en los mercados
mundiales". Años más tarde, Bodnar y
Weintrop [1997] contrastan esta hipótesis de
flexibilidad y encuentran que es precisamente esta mayor
flexibilidad, consecuencia de las imperfecciones de los mercados,
la que permite a las EMN ampliar sus expectativas en la
obtención de mejores resultados; identifican que las
diferencias en los costos de
producción actúan como un factor determinante
por el que las multinacionales incrementan su condición
competitiva dentro del mercado. Si bien es cierto que las EMN
consiguen cierto control en las condiciones en que se dan las
transacciones reubicando las inversiones;
estas ventajas deben ser asumidas con cierta prudencia ya que
ciertos factores del entorno empresarial dificultan se den con la
agilidad que el negocio requiere. Esta relativa facilidad para
cambiar la producción resulta ambiciosa y de
difícil concreción al corto plazo porque esta idea
de relocalización puede desestimar los costos de
operación y los costos de oportunidad implicados para una
operación de reubicación, además de que, al
dar por hecho la total liberalización de los mercados,
menosprecia las trabas que imponen los gobiernos sobre las
inversiones directas, por lo mismo, es frecuente el uso de
procedimientos
arbitrales.
Horst [1971] fue el primero en estudiar la
variable fiscal en la configuración de precios de
transferencia; sin embargo, la repercusión de éstos
sobre los flujos de efectivo en condiciones de arbitraje fiscal
fue evaluada hasta el estudio de Lessard [1979].
Recordemos que la «hipótesis de arbitraje»
sugiere que "las inversiones internacionales proveen altas
expectativas de flujos de efectivo con respecto a una
inversión doméstica dada la habilidad para cambiar
los ingresos y los costos". En este sentido, Lessard
añade conclusiones muy significativas a las ya planteadas,
identifica las ventajas de maniobrabilidad de recursos en las EMN
en el sentido de que las multinacionales tienen la habilidad para
cambiar, por medio de precios de transferencia internacionales,
el ingreso y con ello minimizar los impuestos corporativos y
sortear las barreras del mercado. Además, el hecho de
cambiar el ingreso a jurisdicciones de baja imposición o
los costos en países con elevadas tasas fiscales
suministra oportunidades para incrementar el flujo de
efectivo neto disponible para reclamos residuales. La
reubicación del ingreso y del gasto puede ayudar a la
firma a minimizar sus pasivos tributarios y las disposiciones de
efectivo por el pago del impuesto sobre la
renta.
Figura B. Conductos para mover fondos
- pago de dividendos
- pago de intereses de los préstamos dentro de
la compañía - pago de capital de los préstamos dentro de la
compañía
EMPRESA MATRIZ
- pago de materiales y
componentes comprados - pago por compra de servicios
- pago de derechos
- cuotas de licencias
- cuotas administrativas
- compensación general
- Adelanto o retraso de los pagos
- Influencia de los nuevos parámetros
financieros
Es evidente que los modelos tradicionales desatienden a
los llamados nuevos indicadores como función objetivo.
Recordemos que estos modelos buscan la maximización de la
utilidad contable y, dependiendo de su complejidad, gestionan
todas o sólo algunas de las variables que lo afectan. A
juicio de algunos autores, los resultados procedentes de este
tipo de modelos escasamente reflejan la realidad de la
multinacional, requiriéndose de la introducción de nuevos factores que ayuden
a evaluar y predecir el rendimiento del conjunto empresarial en
términos económicos. Ya que como es de suponer, la
teoría financiera avanza hacia la conformación de
modelos más integrales que
favorezcan la eficiencia administrativa y con ello la
eliminación del riesgo para cada índice de
rendimiento. Algunas industrias han
conferido al PTI una cualidad compensadora del riesgo; como la
propia dirección del Westpac Banking reconoce:
"El precio de transferencia es una herramienta por la que el
sistema de prevención del riesgo económico para la
empresa puede transformarse en herramientas prácticas para
la administración, además de que motiva a esta
compleja organización a verterlo firmemente dentro de su
sistema contable financiero".
Por lo mismo, es necesaria la interacción del
sistema de gestión financiera con el PT para la
creación de certidumbre en el desempeño de la
función empresarial. Ahora bien, la efectividad de este
sistema depende de su capacidad para generar la máxima
oportunidad y agregar valor a la riqueza, lo cual quiere decir
que el enfoque –corporativo o hacia el accionista–
determinará la actuación del sistema de
fijación de precios del grupo. Cuando la multinacional
adopta el enfoque de generar riqueza para el accionista,
correspondería al PTI ser una herramienta que favorece la
maximización de las utilidades y generación de
flujos libres de caja. Pero no sólo eso, como se nota en
las actividades de «Evaluación al
desempeño», una vez que la dirección ha
definido el enfoque de la gestión financiera tiene que
elegir los instrumentos adecuados para medir el desempeño
financiero. Muy pocas investigaciones empíricas han podido
probar que los llamados «parámetros
clásicos» son buenos indicadores para los
administradores que tratan de construir la riqueza de los
accionistas. Entre otras cosas porque muestran una clara
dependencia en los valores en
libros
registrados y prestados en hojas de balance valoradas
históricamente, y usan parámetros de
evaluación del ingreso con base contable en lugar de
parámetros de cash flow.
Dada la complejidad operativa de las EMN, la
cuestión, en todo caso, debería apuntar hacia la
creación de criterios de evaluación más
convenientes a los tradicionales. Este dilema ha llevado a la
creación de un nuevo parámetro, en el que se
combinan la información financiera y los datos disponibles
en los estados
financieros tradicionales basados en la contabilidad
tradicional con los principios de
valor basado en el libre flujo de efectivo. Por esto mismo, la
teoría financiera viene incorporando variables que
respondan a estas nuevas necesidades, lo cual supone regresar a
los fundamentos teóricos de valor: valores con base en el
mercado que surgen de este flujo de efectivo. Seguidamente se
muestran de manera general los dos parámetros mejor
conocidos y aplicados por las empresas multinacionales: Valor
económico añadido (EVA, economic
value–added), y Flujo de efectivo como
rendimiento sobre la inversión (CFROI, cash flow return
on investment).
Así pues, y de ser ciertas las funciones del PTI:
de reubicación de fondos [Horst, 1971;
Plasschaert, 1985], y como una herramienta de
evaluación al desempeño [Bierman, 1959], es
evidente que existe una enorme correlación de este tema
con las nuevas formas de evaluación financiera de las EMN.
De esta forma, un ajuste en el precio de transferencia puede
minimizar – a partir de las potencialidades que le son
conferidas– el riesgo de todas aquellas variables que
frenan el buen desempeño financiero. La adopción
de estos nuevos parámetros supone incluso una
redefinición de los mecanismos de valoración del
comercio intragrupo. Observamos que lo verdaderamente sustenta
tanto al EVA como al CFROI es la capacidad para medir la
generación de utilidades netas que el director de la
empresa (filial) puede añadir a los resultados esperados.
Esto nos lleva a plantearnos la posibilidad de elaborar modelos
de PT que incluyan varias funciones objetivo a gestionar: i) la
función objetivo maximización de las utilidades,
ii) la función objetivo valor añadido, y iii) la
función objetivo valor en riesgo.
Con la desagregación de los elementos que
componen estas funciones objetivo es posible mostrar la
interrelación entre sus variables. Es posible satisfacer
la primer función (utilidades) con PTI, lo cual no obsta
para que los resultados agregados se ciñan a los otros dos
criterios. Así pues, la congruencia entre las funciones
que se pretenda añadir al modelo dependerá de la
definición de cada una de ellas y de los alcances que se
pretendan, no olvidemos que los criterios para calcular la
utilidades neta pueden ser contrarios con los utilizados con el
EVA en lo relativo al principio de devengo. En este caso, el
establecimiento de objetivos financieros se basa en la
gestión de los activos circulantes –que precisa una
perspectiva de caja– para la localización de los
fondos líquidos; pero buscando que estas decisiones
propicien la generación de valor a la empresa y al menor
riesgo posible, este planteamiento se puede expresar como
sigue:
λ = ¦ (l, Vǻ,
VAR) (1)
en donde λ serνa el nivel
óptimo del precio de transferencia internacional, l
es el nivel de utilidades netas calculadas a partir de un modelo
multi instrumental, Vǻ representa la
función valor añadido ajustado y VAR es
el riesgo que se asume en la gestión, esto es, como una
herramienta de gestión del riesgo de mercado.
Los elementos que conforman l se agrupan en
variables endógenas y exógenas, para los cuales es
preciso establecer como punto de inflexión el equilibrio
óptimo entre los costos generales, los costos de
fabricación, los costos de venta, los
impuestos (aranceles, sobre la renta y sobre repatriación
de dividendos), los tipos de cambio, los
tipos de intereses y el valor bursátil. No obstante, es
necesario hacer ciertos ajustes para modelizar las otras dos
variables. Asumiendo que Vǻ queda definido en su
acepción más general como la diferencia entre las
funciones rentabilidad por activos y la función costo de
capitales, es necesario hacer ajustes en los criterios contables
tradicionales vertidos en la cuenta de pérdidas y
ganancias. Finalmente, es preciso también ajustar
conjuntamente el VAR en función de probabilidad de
utilidad según el negocio y la función de
probabilidad asociadas al tipo de gestión
empresarial (prudente, apalancada, agresiva, etc.). No
obstante, este planteamiento simplista requiere de toda una
vocación para establecer el mecanismo más
idóneo para calcular este valor en riesgo. Así, la
evidencia acumulada muestra que el VAR de una
determinada cartera es altamente dependiente de la metodología utilizada, del conjunto de
datos utilizados y de los parámetros utilizados para su
estimación [Gento, 2001].
La recomendación sobre el acoplamiento de estos
indicadores financieros dentro del sistema de PTI, más que
resultar innovadora corresponde a una respuesta a las inminentes
condiciones en los mercados mundiales, a la realidad de las
multinacionales. Si bien esta idea fue retomada del avance que
muestra la teoría financiera en materia de PTI, aún
quedan muchas limitantes al respecto. Herrero [1999]
estima, por ejemplo, que la heterogeneidad en los mecanismos
matemáticos y en la definición de las variables
contables hacen que en estos momentos dichos modelos sean
difícilmente concretables; que no por ello menos
interesante, sino todo lo contrario. Luego, es de esperar que los
avances en los sistemas informáticos puedan acotar
significativamente los algoritmos del
modelo propuestos. Además, la utilización del
análisis lineal da paso a otro tipo de análisis
menos rígido: la programación convexa ajustada por el
análisis previo discriminante. Aún así, no
queda muy claro si las EMN confieren, en la práctica, al
PTI las atribuciones teóricas que en estas líneas
se apunta. Adicionalmente, habremos de observar una posible
irreconciliación entre las funciones objetivo
tradicionales con la generación de valor añadido
que reforzaría, en todo caso, la idea de que las EMN
llevan un doble sistema de precios para cumplir con objetivos
separados [Clausing, 2001].
Ahora bien, es de esperarse cierta preferencia hacia el
uso de algunos indicadores, que en lo general giran en torno a la
rentabilidad del resultado contable y a la cota del mercado. Y al
mismo tiempo, podemos mencionar que la influencia que ejercen las
partes interesadas en la multinacional presiona a la
dirección para alcanzar diferentes objetivos a la vez.
Este comportamiento explicaría el porqué de la
práctica de sistemas contables de respaldo. Pensemos que
las EMN son conscientes de los favores, pero también de
los posibles efectos negativos de los PTI en los esfuerzos de
evaluación al desempeño. Es probable que esta
reflexión hiciera que Ronen y McKinney
[1970] advirtieran en el mecanismo de precios duales una
práctica con mejor participación en los
rendimientos de la organización porque permitiría,
entre otras cosas, la reducción de problemas de
congruencia de metas. No obstante, Gavious [1995]
argumenta que no es muy común que las multinacionales usen
este método porque requiere que la dirección
confeccione procesos complejos de fijación de precios y,
en consecuencia, esto originaría un problema de liquidez
al corto plazo. Horngren y Foster [1996]
añaden que la dirección de la multinacional debe
tener especial cuidado cuando se decide a implementar el
mecanismo de precios duales; sobre todo cuando al momento de
medir el grado de descentralización de las filiales,
puesto que este mecanismo tiende a aislar a los administradores
de las fricciones del mercado. Los administradores deben saber
tanto como sea posible acerca del mercado de las empresas del
grupo, y la doble fijación puede reducir los incentivos para
obtener este conocimiento.
De cualquier forma, λ debe contribuir a los
resultados netos consolidados del grupo, la expresiσn
mνnima de esta condición quedaría
expresada como:
π = Rι + Rε
(2)
siendo π el resultado contable consolidado
despuιs de impuestos (pérdida o
ganancia); Rι representaría el resultado neto
consolidado por transacciones ordinarias (en la empresa
consolidadora, i =1);
Rε constituye el
resultado neto a consolidar por transacciones intragrupo obtenido
por las subsidiarias en el extranjero (i =2). Y siguiendo
con Clausing [2001], la función utilidad operativa
individual se descompondría en las funciones establecidas
en cada una de las partes del grupo: Rι = Y1
(S1) –C1 (S1+m) +
p’m; y Rε =
Y2 (S2)
–C2 (S2-m) – p’m.
En este caso, Yi representa el ingreso como una
función de las ventas, Si;
Ci constituye la función costo; m
son los bienes producidos y transferidos a un precio de
transferencia determinado (p’, para establecer las
condiciones de optimización léase a Eden,
2001).
Ahora bien, asumiendo que existe asimetría fiscal
en los mercados (t1 ≠ t2)
y que es conveniente planificar las tasas efectivas de la filial
(te2), la función global para
determinar la utilidad quedaría determinada por: π =
(1-t1) Rι +
(1-te2)
Rε. Notamos que en esta
función figuran los dos componentes principales expresados
en la ecuación (2), sólo que ajustados por la
función impositiva. Continuando con nuestra construcción del modelo, habremos de
observar que adicional a esta condición impositiva, el
comercio intragrupo está sujeto también a un
arancel (υ, generalmente pagado por el importador).
Luego, partiendo de los razonamientos de Alworth [1998] y
Eden [2001], la función global de la utilidad neta
quedaría expresada de manera más completa como
sigue:
π =
(1-t1) [Y1
(S1) – C1(S1+
m) + (1-υ) p’m] +
(1-te2)
Rε (3)
Por las características particulares del comercio
intragrupo de las EMN, estimamos oportuno observar que, de la
simple lectura de la
función (3), el comercio intragrupo de la EMN queda
modelizado en su función general impositiva. Un
análisis pormenorizado de las transacciones de este tipo
de empresas nos enseña que no sólo se transmite
bienes materiales, sino que existe otro tipo de intercambios,
tales como los intangibles que no son sujetos de
imposición ante aduana. De
ahí que 0< p’m < 1,0. Y por lo tanto,
p’m = f (m); siendo m =
mə + μ. O lo que es lo
mismo, mə
representa a las mercancías y μ a los activos
inmateriales y a los servicios. Por lo tanto, la
estimación más precisa requiere redefinir
también la igualdad (3)
en términos del resultado originado en el extranjero, pero
también en función de la naturaleza de las
transacciones y demás circunstancias en que se
circunscribe la operación intragrupo. Por lo mismo,
proponemos que el cálculo de
la utilidad neta agregada se explicaría:
Rε
= π –
(1-t1) [Y1
(S1) – C1(S1+ m) +
p’ μ + (1-υ) p’
mə] (4)
De cualquier forma, esperamos que los resultados
obtenidos correspondan a los resultados desagregados del comercio
intragrupo internacional aplicando la función (4), y a
consolidar por la matriz [(1-te2)
(mə2t,
μ2t)], esto es,
concuerden con la sumatoria de los flujos descontados por la
carga impositiva respectiva:
Rε= Σ
[(1-te2)
(mə2t,
μ2t)]
(5)
Página siguiente |