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Precios de transferencia internacionales: El caso de las empresas multinacionales




Enviado por rmosqueda



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    1. Resumen
    2. Consideraciones financieras
      básicas para establecer PTI
    3. La gestión en las
      multinacionales ante los mercados globales
    4. Factores que inciden en la
      maximización de las utilidades del
      grupo
    5. Ejemplo
      numérico de las acciones de maximización de los
      resultados corporativos
    6. Referencias
      Bibliográficas

    Resumen

    La teoría
    en materia de
    precios de
    transferencia internacionales (PTI) ha insistido en la
    maximización de los resultados globales es el mejor
    indicador de eficacia de este
    mecanismo. En nuestro caso, determinamos que la asignación
    óptima es posible sólo cuando la ecuación
    distingue los bienes
    transferidos en función de
    su naturaleza y
    aprovecha las asimetrías de los mercados
    mundiales en torno a unos
    índices de rendimiento adecuados. En las conclusiones
    señalamos la necesidad de tomar en cuenta la naturaleza de
    los bienes que se transfieren entre las empresas, así como
    las asimetrías de los mercados mundiales.

    Abstract

    The international transfer pricing theory has strstates
    tha the global income maximization is the best indicator of the
    effectiveness of this mechanism. We explain, on the other hand,
    the factors to be considered in order to determine these prices:
    the shakeholders or group’s benefits, management
    assessment, and financial fundamentals. In the conclusions, we
    point out the need of

    In our case, we find that this optimization is possible
    when the equation is able to attending the nature of goods and
    services transferred, the world-wide market asymmetry and,
    definitively, in function of appropriated ratios.

    1. El incremento de información financiera a disponibilidad
      del usuario no garantiza la correcta toma de
      decisiones. La habilidad y el
      conocimiento del administrador
      de la empresa
      multinacional en torno a un medio
      ambiente dinámico y bajo condiciones relativamente
      certeras, más bien asimétricas, son condiciones
      necesarias y por demás preponderantes. Es más,
      la actuación del gerente
      puede barajarse incluso dentro de un abanico,
      significativamente amplio, de posibles soluciones
      ante un mismo problema; de ahí que sea preciso contar
      con un plan de
      acciones
      previamente determinado por el grupo.
      Pues bien, desde el punto de vista microeconómico, las
      cualidades del administrador, la calidad de la
      información y los sistemas
      eficientes de gestión constituirían los
      elementos en torno a los que girarán el desempeño y valor
      económico de la firma. Mosqueda [2001] nos dice
      que la obtención de mejores resultados en las
      actividades comerciales de los participantes de los mercados
      globales, en este caso las EMN, requiere de una correcta
      valoración del entorno.

      Para hacer frente a la incertidumbre financiera del
      entorno y ajustar los resultados contables del grupo, la EMN
      dispone de varias herramientas, aunque normalmente giran en
      torno al control de
      las variables
      que permitan disminuir los gastos
      operativos y el aumento en sus ingresos. No
      obstante, el análisis de factibilidad
      sobre estas decisiones potenciales debe verse
      acompañada de una mejora en los flujos de efectivo, en
      el resultado contable y sobre la posición financiera
      del grupo en general. Dentro de tales factores los PTI juegan
      un papel importante de estudio, bien por el volumen
      comercial que se efectúa entre empresas del mismo
      grupo, bien por el grado de inspección de las
      Autoridades fiscales sobre las actividades intragrupo de las
      EMN.

      Todo ello supone que las decisiones sobre PTI deben
      dirigirse hacia la consecución de la estrategia
      establecida, hacia el equilibrio
      fiscal y
      el control del grupo, pero además hacia la
      consecución de los objetivos
      de la EMN [Mosqueda, 2000]. De acuerdo con Crow
      [1999] el costo del
      establecimiento de un PTI inapropiado origina importantes
      desequilibrios entre los indicadores de eficiencia,
      así como un incremento en los impuestos,
      incongruencia entre los objetivos organizativos y desembolsos
      para obtener información relevante. Además, el
      ambiente
      internacional en el que maniobran las multinacionales forja
      un rango amplio de condiciones por satisfacer al momento de
      seleccionar el método de PTI apropiado; entre los que
      destacan la normativa fiscal y contable y los requerimientos
      culturales y sociales. Bajo estas restricciones, minimizar el
      pago fiscal no puede ser el único objetivo
      que optimice los resultados. A pesar de que los impuestos
      podemos tratarlos como un elemento trivial, el costo de las
      decisiones en materia de PTI debe considerar no sólo
      los requerimientos de información que la norma
      determina, sino también el mantenimiento de una ecuación
      alternativa para los casos en que un solo precio no
      satisfaga las exigencias fiscales o las no tributarias. En
      algunos casos, los objetivos corporativos (fiscales) son
      incongruentes con las condiciones del entorno global y, por
      ende, repercuten en un costo intrínseco y
      aparentemente inexistente, como lo es el posible incremento
      en la rotación de personal
      clave.

      Es que una decisión cualquiera en el PTI
      tiene serias repercusiones financieras dentro de la
      multinacional; incluso inadvertidos muchas veces. La globalización económica actual
      no sólo exacerba estos efectos dentro de una
      corporación, sino que hace que se replanteen criterios
      y enfoques añejos del negocio. Admitiendo esto, es
      posible que las consecuencias financieras trasciendan hacia
      otras latitudes y en empresas aun con poca vinculación
      con el grupo. Esta situación no hace más que
      desvelarnos que las áreas afectadas con los procesos
      de internacionalización de las empresas tienen que ser
      evaluadas en términos de conveniencia de toda la
      organización. Habrá ocasiones en que
      la
      administración de la multinacional deba primero
      decidir la localización de los bienes vendidos a cada
      filial o subsidiaria usando criterios económicos, la
      eficiencia en el precio; entonces, el departamento fiscal
      puede sugerir, de acuerdo con sus intereses fiscales, cambiar
      el precio adoptado dentro de la firma cuando se reporten las
      transacciones a la Autoridad.
      De ahí que la dirección del grupo vea incluso la
      conveniencia de implantar un doble sistema de
      precios, uno para localizar los recursos,
      otro para minimizar los impuestos.

      Así, dado el potencial para objetivos en
      conflicto,
      cabría preguntarse sobre qué políticas de PTI utilizan las empresas
      multinacionales en la práctica. Al respecto, un buen
      número de investigaciones dejan ver que la suma de
      factores del entorno es determinante para el estilo de la
      administración y propician, en
      apariencia, un ambiente incierto para la fijación de
      PTI adecuados. Eden [2001] propone una directriz para
      seleccionar PT equitativos en presencia de empresas
      conflictivas y entornos dispares (Cuadro 1). En su propuesta
      se compendian los cuatro niveles básicos estudiados
      por la teoría del PT; a saber, el precio
      teórico o marginalista λ basado en el costo
      marginal; el precio de mercado
      pc en ausencia de regulaciones y a
      satisfacción de las demás variables de la
      empresa y
      entorno; el rango del precio de mercado p’ que
      contempla las indicaciones de la norma y las
      características de la empresa y entorno; y el precio
      impuesto por
      la autoridad fiscal w. Ahora bien, pudiera pensarse
      que ciertas características de las multinacionales,
      como el tamaño, constituiría un factor
      determinante al momento de seleccionar el método de
      fijación del PTI; sin embargo, Tang et al.
      [1990] concluyen que el tamaño de la empresa no es un
      factor determinante para las multinacionales norteamericanas
      y japonesas al momento de elegir un determinado
      método.

      Cuadro 1. ¿Cuál precio de
      transferencia debería escoger la empresa
      multinacional?

       

      No
      hay mercados externos

      Existe mercado
      externo

      No
      hay interdependencia entre el proveedor o
      demanda

      Existe interdependencia entre el proveedor
      o demanda

      Ausencia de
      impuestos y aranceles

      λ el precio
      sombra, el costo marginal de exportación de la
      filial.

      pc el precio
      arm’s length, el precio
      disponible en el mercado abierto.

      pc el precio
      arm’s length ajustado por el
      impacto de la interdependencia dentro del grupo
      multinacional.

      Impuestos y/o
      aranceles

      Precio w sin
      regulación

      p’ el precio que
      maximiza el ingreso, tomando en cuenta impuestos y
      aranceles.

      p’ el precio que
      maximiza el ingreso, tomando en cuenta los aspectos
      contables, el precio del mercado externo y los
      impuestos y aranceles.

      p’ el precio que
      maximiza el ingreso, tomando en cuenta los aspectos
      contables, el precio del mercado externo, los
      impuestos y aranceles y la interdependencia entre las
      empresas del grupo multinacional.

      Precio w
      regulado

      w el precio
      regulado.

      w el precio
      regulado.

      w el precio
      regulado.

    2. Consideraciones
      financieras básicas para establecer PTI
    3. La
      gestión en las multinacionales ante los mercados
      globales

    La administración de un negocio tiene mucho
    que ver con las expectativas que se tienen respecto al
    crecimiento en las cifras de negocios y con
    los resultados que interesan a los socios, al propio
    administrador o a las demás partes interesadas en el
    negocio (stakeholders). Esta diversidad de intereses
    incide sobre la forma en que habrá de medirse y lograr la
    creación de valor empresarial (como un indicador
    financiero) en un grupo de empresas. Por regla general, es
    común que previamente sean adoptadas las políticas
    de inversión y las normas de
    valoración por parte de la dirección dentro de sus
    reglas globales; sin embargo, esto no se opone para que el
    entorno influya en dichas directrices. Con el objeto de
    aprovechar los recursos mundiales las multinacionales
    instrumentan la creación de economías de escala
    [Levitt, 1983] y adaptan sus políticas al entorno.
    Errunza y Senbert [1981], añaden a este
    razonamiento que son incluso las imperfecciones del mercado las
    que contribuyen a que las EMN obtengan mayores niveles de
    eficiencia respecto a empresas puramente nacionales. La evidencia
    empírica muestra que las
    imperfecciones del mercado crean un ambiente que motiva a las
    multinacionales a maximizar sus resultados; a pesar del riesgo que ello
    supone. Es más, al explotar sus factores competitivos la
    EMN puede maniobrar con éxito
    en mercados caracterizados por la competencia
    oligopólica y donde son especialmente críticos
    [Khambata y Reeb, 2000]. Si la formación de
    valor económico es el objetivo financiero del grupo, el
    sistema de gestión de la EMN es el núcleo de los
    factores internos que contribuirá en este proceso. En
    Mosqueda [2001] encontramos que la creación de
    valor económico de la multinacional, por medio de modelos
    financieros, dependerá, entre otros aspectos, de la
    percepción del riesgo y del índice
    de rendimiento inclusive. En este sentido, el sistema de PTI de
    las multinacionales no sólo tiene como objetivo principal
    la maximización de su ingreso neto mundial, sino
    también reparar en otras condiciones del entorno
    [léase Tang, 1992 y Haishun, 1999, entre
    otros]. Ghosh y Crain [1993] nos dicen que esta
    peculiaridad inducirá a la dirección de la EMN a
    analizar continuamente su posición competitiva global,
    así como a definir el objetivo prioritario de la
    gestión financiera. Precisamente, bajo la teoría
    financiera se han desarrollado dos enfoques básicos de la
    gestión en las multinacionales que sirven de referencia
    para evaluar sus indicadores de eficiencia: a) el modelo de
    maximizar la riqueza del accionista y b) el modelo de maximizar
    la riqueza corporativa. En todo caso, ambos modelos se refieren a
    la optimización de las operaciones en el
    mercado global
    de capitales y tienen como argumento el mejorar la liquidez del
    mercado y en aprovechar las oportunidades que surgen de la
    segmentación de este mercado. Como se
    observa, las actividades de maximizar el valor de la empresa para
    beneficio de los accionistas podrían estar en conflicto no
    sólo con los intereses de las empresas del grupo, sino
    también con los conceptos de soberanía del país de las filiales.
    Por esta razón, al elegir las metas financieras operativas
    la dirección del grupo debe reconocer las diferencias
    institucionales, culturales y políticas entre los
    países anfitriones en los que se domicilian las empresas
    del grupo. A continuación mostraremos estos enfoques
    enunciados para la generación de valor en las
    EMN.

    1. Modelo para maximizar la riqueza del
      accionista.

    Este tipo de gestión es peculiar de la corriente
    anglosajona y tiene como objetivo maximizar el rendimiento de los
    accionistas, medido éste por la suma de las ganancias de
    capital y los
    dividendos para un nivel de riesgo dado. Para alcanzar un nivel
    óptimo en estos indicadores es necesario minimizar el
    riesgo de los accionistas para cada índice de rendimiento.
    Desde esta perspectiva, el sistema de PTI gesticula sus reglas al
    amparo de la
    «teoría de agencia» [Berle y
    Means, 1932; Jensen y Meckling, 1976],
    según la cual, los accionistas motivarían a los
    administradores para que éstos acepten las directrices de
    este modelo, fundamentalmente orientado a la maximización
    de la riqueza del accionista. Esto equivaldría, a que los
    socios de la filial pudieran tener información relevante
    que sólo ellos conocieran e incentivarán al
    administrador local para que encontrara la mejor estrategia que
    les favorezca en la distribución de las utilidades.

    Como se puede apreciar, los alcances de este modelo
    pueden entrar en pugna con las políticas de
    fijación de PTI, ya que éstas adoptan como
    principal objetivo precisamente la eliminación de
    información segada (asimétrica) y de los costos de agencia
    derivados. Por lo mismo, es importante la manera en que se adopta
    y cumple con el modelo anglosajón aquí planteado.
    Además, es posible que este conflicto se traduzca en
    alguna de las siguientes repercusiones, desde el punto de vista
    de la administración financiera: Primero,
    siguiendo a Finnie [1978] y Pass [1994], la
    existencia de intereses divergentes es una práctica que
    trunca el buen desempeño y genera fricciones entre las
    divisiones que integran la multinacional. Segundo, la interacción de factores asimétricos
    y sesgados repercutirá en un impacto en los impuestos y en
    tanto no se instrumenten los mecanismos correctores
    idóneos se mantendrá este riesgo fiscal. En todo
    caso, un PTI incorrecto deja de ser un instrumento compensatorio
    del riesgo de la cartera.

    1. Modelo para maximizar la riqueza
      corporativa.

    Este modelo se fundamenta en el trabajo de
    Donaldson et al. [1983] y es utilizado, sobre todo, en los
    mercados de valores de la
    Europa
    continental y de Japón.
    Su filosofía se centra en la gestión financiera
    orientada a maximizar la riqueza corporativa, es decir, la de la
    empresa. En este sentido, los accionistas reciben el mismo trato
    que las demás partes interesadas en la organización. Consecuentemente, este
    modelo, que se enfoca a maximizar la riqueza corporativa,
    constituye un escenario más favorable para el desarrollo de
    sistemas eficientes al reconocer el riesgo total de las
    operaciones. Una técnica común para incrementar la
    riqueza corporativa de cada unidad del grupo consiste en que
    éstas retengan o capitalicen la mayor parte del flujo
    generado en el ejercicio. Esta circunstancia debe ser atendida
    con especial cuidado por las políticas de precios de
    transferencia porque una acción
    de este tipo es determinante para los resultados, pues no
    sólo imposibilita la reubicación de los flujos,
    sino que se corta la posibilidad de obtener excedentes
    financieros originados por la aplicación de PTI
    favorables. La maximización de las utilidades globales
    constituye un elemento de evaluación
    del proyecto preciso
    cuando la rentabilidad
    de éste depende de la tasa de retorno de los flujos netos
    repatriados; de ahí que sea un objetivo específico
    de la corporación la generación de utilidades y
    dividendos crecientes en el largo plazo y con tanta certidumbre
    como sea posible. Es necesario pues reconocer las barreras del
    entorno de la multinacional que inciden en la rentabilidad de los
    resultados; como lo sería la imposición de
    controles sobre los movimientos de fondos entre los
    países, que requieren del uso de los PTI para facilitar la
    repatriación de ganancias obtenidas en el
    extranjero.

    Con todo, este enfoque favorece la supervivencia de la
    firma en el largo plazo e intrínsecamente supone la
    generación de valor empresarial. Su aplicación
    supone, además, tomar decisiones sustancialmente
    diferentes a las del anterior modelo, y con ello, desestimar el
    protagonismo de los inversores en la continuidad de la firma.
    Carr [1992] recomienda, en este sentido, la
    aplicación de un criterio intermedio como una
    práctica más sana dado que las EMN se encuentran
    igual de comprometidas con sus accionistas como con las
    demás partes interesadas en el negocio. Estos hechos, han
    llevado a la configuración de técnicas y
    parámetros más sofisticados en los que la
    ponderación de las variables del entorno obedecen a la
    cultura y
    necesidades de la empresa; incluso de plasmarlos en programas
    informáticos.

      1. La faceta del PTI como herramienta de
        evaluación de los rendimientos en las
        multinacionales fue reconocida por primera vez en el
        trabajo de Bierman [1959]. Esta
        función ha sido soportada durante los
        últimos años por los trabajos de
        Knowles y Mathur [1985] y Kaplan y
        Atkinson [1989], entre otros. Es de notar que,
        prácticamente la totalidad de estudios
        implícitamente asumen que la descentralización de funciones y la
        motivación –como su efecto
        principal–, aportan solamente utilidades a la
        organización, y en donde los PTI constituyen una
        herramienta valiosas para coordinar y medir el
        desempeño de las empresas del grupo
        [Grabski, 1985]. Así, la evaluación
        de la gestión de las filiales debería
        implementarse con criterios específicos y propios
        a su forma de gestión. Pero además, en el
        caso de que los administradores de la EMN perciban como
        injusto o parcial el sistema de evaluación al
        momento de resolver problemas de funcionamiento y de
        incongruencia de objetivos, y que además se
        aprecie una disminución en la autonomía,
        estaremos entonces ante un debilitamiento de la
        efectividad de la gestión tanto en la filial como
        en la matriz
        del grupo. Por lo mismo, muchas multinacionales antes que
        realizar cambios estructurales en su sistema de
        compensaciones deciden ajustar el PT para resolver en
        parte este tipo de problemas; con estas decisiones se
        obtiene cierta congruencia en los objetivos establecidos
        entre la filial y la matriz sobre todo en lo referente a
        la maximización de las utilidades, a la
        minimización de los impuestos y en la asistencia
        en las actividades de valoración de la
        administración. Esta función depositada en
        los PTI revierte especial cuidado, pues un PT incorrecto
        acarreará conflictos entre las decisiones de
        administración y control, pero además, en
        una fuerte disonancia entre las actividades implementadas
        y las formas de evaluar los resultados.

        Una de las tareas más complejas para el
        administrador financiero es fijar los parámetros
        que servirán para medir el desempeño
        financiero. Y es que habrán de unificarse los
        criterios de las diferentes partes interesadas de la
        multinacional, así como dar respuesta sobre
        ¿Cómo es que la dirección en
        realidad gestiona a la empresa para generar la
        máxima oportunidad y agregar valor a la riqueza
        del accionista? ¿Cuáles son las metas o los
        parámetros específicos que son la clave
        para maximizar el valor del accionista? ¿Debe la
        administración tratar de maximizar el ingreso neto
        (net income), las utilidades por acción
        (UPA), el aumento de las utilidades por acción, el
        rendimiento sobre la inversión (ROI), o alguna
        otra medida del desempeño financiero?. En todo
        caso, si la estrategia de las multinacionales es
        maximizar las utilidades para luego retornarlos a los
        socios –como lo señalan varios estudios
        empíricos–, las decisiones de la
        administración financiera, incluyendo aquellas
        referidas a la evaluación del desempeño,
        deben darse a la luz de
        acciones que reviertan en el logro de estos objetivos.
        Este tipo de mecanismos genera cierta duda respecto a la
        dependencia de estas decisiones y la estrategia de PTI:
        ¿El método de precio de transferencia
        utilizado por la multinacional prescribe el criterio de
        evaluación utilizado, o por el contrario, los
        criterios son independientes al método
        utilizado?.

        La conveniencia de utilizar indicadores financieros multidimensionales
        y medidas no financieras para evaluar el desempeño
        ha sido abordada por décadas [Ducker, 1954;
        Morsicato, 1980; entre otros]. Pese a ello
        continúa habiendo serias diferencias entre la
        teoría general y la práctica de las
        multinacionales referentes a la forma de evaluar las
        operaciones domésticas e internacionales (cuadro
        2). Entre otros, Choi y Czechowicz [1983]
        sugerían que los administradores de la matriz y de
        la filial debían ser juzgados usando diferentes
        sistemas de evaluación dadas las diferencias en el
        entorno económico, político y cultural en
        que operan. En este sentido, el efecto de los PTI sobre
        las utilidades de la filial debería traducirse en
        medidas más flexibles que aquéllas
        utilizadas para medir a la filial en lo individual. Al
        mismo tiempo
        se puede confirmar en Borkowski [1999] que, las
        multinacionales utilizan el mismo sistema de
        retribución entre las empresas del grupo y que
        sólo los criterios fundamentales (determinados por
        el entorno) varían entre la práctica de los
        países. Estos resultados ya habían sido
        confirmados por las investigaciones anteriores de
        Mauriel [1969] y Morsicato [1980]. Los
        criterios para medir el desempeño observados por
        estas investigaciones en las multinacionales giran en
        torno a: nivel de utilidades, la contribución
        marginal, la contribución a las utilidades
        consolidadas, el retorno de la inversión, el
        retorno sobre los activos, el retorno sobre las ventas
        y el ingreso residual.

        Cuadro 2. Algunos estudios sobre los
        criterios de evaluación al desempeño en la
        multinacional

        Autores

        año

        País

        Conclusiones

        A

        B

        Mauriel

        1969

        EE.UU.

        Tanto la utilidades como el ROI son
        importantes para ambas partes del
        grupo

        SI

         

        McInnes

        1971

        EE.UU.

        Pequeñas diferencias entre el ROI
        y los presupuestos expresados en los
        reportes financieros del grupo

         

         

        Morsicato

        1980

        EE.UU.

        ROI y la comparación del presupuesto igual de importantes
        para las empresas del grupo.

         

        SI

        Miyamoto y Matsutani

        1982

        Japón

        Los criterios de las multinacionales
        japonesas giran en torno a la capacidad de
        retorno de la inversión (ROA y
        ROE)

         

         

        Abdallah

        1984

        EE.UU.

        Pequeña diferencia entre las
        empresas del grupo, criterios basados en
        comparación del presupuesto, las
        utilidades y ROI

        SI

         

        Kollaritsch

        1984

        GB

         

         

        SI

        Abdallah y Keller

        1985

        EE.UU.

        Pequeña diferencia entre las
        empresas del grupo, criterios basados en
        comparación del presupuesto, los as y
        ROI

        SI

         

        Scapens y Sale

        1985

        GB

        EE.UU.

        Pequeñas diferencias entre los
        países, basado en la tasa de retorno, al
        utilidad objetivo y el
        cumplimiento del presupuesto

         

        SI

        COP

        1994

        Europa

        Los criterios de evaluación al
        desempeño varía entre las
        operaciones internacionales y las
        domésticas.

        SI

         

        Bernstein

        1995

        GB

        El ROI como principal factor para
        remunerar el desempeño

         

         

        Gray

        1995

        Francia

        Alemania

        GB

        Las EMN norteamericanas y las
        británicas utilizan criterios financieros
        para medir el desempeño (ROI y utilidad).
        Las japonesas emplean factores no financieros
        (crecimiento en las ventas y cota de
        mercado).

         

         

        Domínguez y
        Marín

        1997

        España

        ROI como el criterio más
        importante.

         

         

        Borkowski

        1999

        Japón

        Canadá

        Alemania

        GB

        EE.UU.

        Las empresas del grupo son evaluados por
        un mismo criterio. Margen de utilidad y
        crecimiento de las ventas (canadienses, alemanas
        y japonesas); margen de utilidades y cota de
        mercado (estadounidenses) y margen de utilidades
        y reducción en costos
        (británicas).

         

        SI

        Notas: A/ Demuestran la hipótesis de que los
        administradores de las empresas integrantes de la
        multinacional son evaluados en función del entorno
        y características propias de cada
        empresa.

        B/ Demuestran la hipótesis
        de que, excepto por pequeños ajustes, las
        multinacionales utilizan los mismos criterios para
        evaluar las operaciones domésticas e
        internacionales.

        Los estudios que no demuestran ni una ni otra
        hipótesis aparece el espacio A o B en
        blanco.

        Ahora bien, los ajustes a los que
        Kollaritsch se refieren girarían en torno
        al peso específico que conceden a los indicadores
        utilizados. Siguiendo con la teoría de
        Asada [1989], podemos decir que la
        ponderación concedida a los indicadores de
        eficiencia está determinada por la presión que ejercen los usuarios de
        la información contable. Así pues, los
        directivos europeos muestran mayor interés en los criterios
        introducidos en el sistema de compensaciones que sus
        homólogos norteamericanos, canadienses y
        japoneses; de la misma forma que las multinacionales
        japonesas conceden especial importancia a factores no
        directamente relacionados con el resultado a los
        accionistas –como el crecimiento en las ventas o el
        retorno sobre los activos–; en tanto las grandes
        corporaciones británicas ponen especial cuidado en
        ratios que miden la generación de riqueza para los
        inversores.

        Esta situación, a juzgar por los
        comentarios de Sakurai et al. [1990], se debe a
        que en Japón no hay presión por parte de
        los accionistas para usar el ROI como un indicador de
        eficiencia. Esto vendría a confirmar en parte la
        teoría del comportamiento industrial de Gray
        [1995] en la que se establece que los indicadores de
        eficiencia están determinados por la
        orientación y cultura empresarial de un
        país. Así, los países con
        orientación al largo plazo (como Japón o
        Alemania) dan prioridad a ratios
        financieros que incentivan esta visión, como lo es
        el ingreso neto; mientras que los países con
        orientación al corto plazo (como Estados
        Unidos, Canadá y Reino Unido) se
        decantarán por la mejora de los resultados al
        corto plazo, como lo es la reducción de costos que
        tiene efectos inmediatos en los rendimientos actuales.
        Además, Gray notó un rasgo
        cualitativo en las multinacionales europeas que
        concedían mayor importancia a la innovación como una consecuencia de
        sus rasgos culturales.

        A pesar de que existe sólida evidencia de
        que las EMN ajustan el PTI para hacer frente a las
        barreras que dificultan el logro de sus objetivos. Esto
        pone en relieve una situación álgida
        entre los diferentes sistemas
        contables entre los países. Y es que puede
        darse la situación de que el sistema contable
        enfrente un problema de conciliación con la norma
        fiscal, en este sentido el PTI calculado en costos bien
        puede no coincidir con el valor fiscal puesto que el
        criterio de valoración de que parte la autoridad
        no es el valor contable sino aquel otro precio que
        hubieran tenido en consideración dos sujetos
        independientes (figura A). Nótese de esta manera,
        que no es conveniente asumir automáticamente que
        las EMN manipulan el PTI para derribar las barreras que
        imponen los gobiernos. De acuerdo con Colbert y
        Spencer [1995], la eficiencia algunas veces es una
        cuestión de ‘naturaleza’ que hace que
        las EMN fijen sus decisiones en materia de PTI; las
        diferencias entre estos factores culturales afectan,
        desde luego, sobre las políticas de
        fijación de precio de las multinacionales. Por
        ejemplo, Buckley y Hughes [1998] argumentan
        que las técnicas de costo objetivo y la centralización practicados por las
        multinacionales japonesas motiva a que se tenga cierta
        preferencia para trasvasar las utilidades a Japón,
        a pesar de que el impuesto de sociedades es uno de los más altos
        de los países OCDE.

        Figura A. Cómo los japoneses
        mantienen los costos bajos

        Para ver el gráfico
        seleccione la opción "Descargar" del menú
        superior 

         Fuente: Elaboración
        propia

      2. Evaluación a las
        funciones
      3. Relación entre los PTI y el valor
        bursátil empresarial
    1. Factores que
      inciden en la maximización de las utilidades del
      grupo

    La faceta de emplear PTI para mostrar mejores resultados
    económicos es por los académicos conocida de sobra.
    Dada la importancia de éstos en la cifra de negocios, es
    posible relacionarlos con la generación de valor
    económico de las EMN en el mercado de
    capitales [Eiteman et al., 1992]. Y no es para menos,
    algunas fuentes
    señalan que cerca del 40 por ciento de los flujos de las
    EMN provienen del comercio
    intragrupo [Tang, 1997]. El estudio de los precios de
    transferencia dentro del mercado de capitales se ubica en alguna
    de las siguientes tres áreas principales: la teoría
    de la red contractual y
    los problemas de agencia, la gobernabilidad corporativa, y las
    actividades de earnings management. De este último
    enfoque se derivan el estudio de los efectos en los resultados
    contables y el estudio de los factores que motivan la planificación de los resultados; de este
    último destacamos la hipótesis de decisiones de
    inversión frente a las de financiamiento. Según esta última
    hipótesis, el director de la empresa buscará enviar
    buenas señales
    a los mercados
    financieros con el objeto no sólo de minimizar los
    costos financieros, sino también para acceder a créditos en los mejor términos a
    través de la generación de confianza sobre su
    actividad gerencial. Bajo estas premisas, es de notar que existe
    en principio plena convicción sobre la función de
    utilidad de la información contable, de que las cifras por
    sí mismas son capaces de reflejar una realidad
    económica de la empresa menos arriesgada y, por el
    contrario, con rendimientos más atractivos.

    Pues bien, la capacidad para alcanzar los flujos de
    efectivo esperados depende de que la EMN aproveche las
    imperfecciones de los mercados laborales y productivos y haga uso
    del arbitraje fiscal
    dentro de sus políticas comerciales. En este sentido, el
    aprovechamiento de los mercados laborales y productivos se
    explica, en buena parte, con la «hipótesis de
    flexibilidad» de Rugman [1985, p.179] que estima que
    "la multinacional puede cambiar las condiciones de la producción y las compras de
    insumos para aprovechar las ventajas que ofrecen las diferencias
    significativas de los precios relativos en los mercados
    mundiales
    ". Años más tarde, Bodnar y
    Weintrop [1997] contrastan esta hipótesis de
    flexibilidad y encuentran que es precisamente esta mayor
    flexibilidad, consecuencia de las imperfecciones de los mercados,
    la que permite a las EMN ampliar sus expectativas en la
    obtención de mejores resultados; identifican que las
    diferencias en los costos de
    producción actúan como un factor determinante
    por el que las multinacionales incrementan su condición
    competitiva dentro del mercado. Si bien es cierto que las EMN
    consiguen cierto control en las condiciones en que se dan las
    transacciones reubicando las inversiones;
    estas ventajas deben ser asumidas con cierta prudencia ya que
    ciertos factores del entorno empresarial dificultan se den con la
    agilidad que el negocio requiere. Esta relativa facilidad para
    cambiar la producción resulta ambiciosa y de
    difícil concreción al corto plazo porque esta idea
    de relocalización puede desestimar los costos de
    operación y los costos de oportunidad implicados para una
    operación de reubicación, además de que, al
    dar por hecho la total liberalización de los mercados,
    menosprecia las trabas que imponen los gobiernos sobre las
    inversiones directas, por lo mismo, es frecuente el uso de
    procedimientos
    arbitrales.

    Horst [1971] fue el primero en estudiar la
    variable fiscal en la configuración de precios de
    transferencia; sin embargo, la repercusión de éstos
    sobre los flujos de efectivo en condiciones de arbitraje fiscal
    fue evaluada hasta el estudio de Lessard [1979].
    Recordemos que la «hipótesis de arbitraje»
    sugiere que "las inversiones internacionales proveen altas
    expectativas de flujos de efectivo con respecto a una
    inversión doméstica dada la habilidad para cambiar
    los ingresos y los costos
    ". En este sentido, Lessard
    añade conclusiones muy significativas a las ya planteadas,
    identifica las ventajas de maniobrabilidad de recursos en las EMN
    en el sentido de que las multinacionales tienen la habilidad para
    cambiar, por medio de precios de transferencia internacionales,
    el ingreso y con ello minimizar los impuestos corporativos y
    sortear las barreras del mercado. Además, el hecho de
    cambiar el ingreso a jurisdicciones de baja imposición o
    los costos en países con elevadas tasas fiscales
    suministra oportunidades para incrementar el flujo de
    efectivo neto disponible para reclamos residuales. La
    reubicación del ingreso y del gasto puede ayudar a la
    firma a minimizar sus pasivos tributarios y las disposiciones de
    efectivo por el pago del impuesto sobre la
    renta.

    Figura B. Conductos para mover fondos

    • pago de dividendos
    • pago de intereses de los préstamos dentro de
      la compañía
    • pago de capital de los préstamos dentro de la
      compañía

    EMPRESA MATRIZ

    • pago de materiales y
      componentes comprados
    • pago por compra de servicios
    • pago de derechos
    • cuotas de licencias
    • cuotas administrativas
    • compensación general
    • Adelanto o retraso de los pagos
    1. Influencia de los nuevos parámetros
      financieros

    Es evidente que los modelos tradicionales desatienden a
    los llamados nuevos indicadores como función objetivo.
    Recordemos que estos modelos buscan la maximización de la
    utilidad contable y, dependiendo de su complejidad, gestionan
    todas o sólo algunas de las variables que lo afectan. A
    juicio de algunos autores, los resultados procedentes de este
    tipo de modelos escasamente reflejan la realidad de la
    multinacional, requiriéndose de la introducción de nuevos factores que ayuden
    a evaluar y predecir el rendimiento del conjunto empresarial en
    términos económicos. Ya que como es de suponer, la
    teoría financiera avanza hacia la conformación de
    modelos más integrales que
    favorezcan la eficiencia administrativa y con ello la
    eliminación del riesgo para cada índice de
    rendimiento. Algunas industrias han
    conferido al PTI una cualidad compensadora del riesgo; como la
    propia dirección del Westpac Banking reconoce:
    "El precio de transferencia es una herramienta por la que el
    sistema de prevención del riesgo económico para la
    empresa puede transformarse en herramientas prácticas para
    la administración, además de que motiva a esta
    compleja organización a verterlo firmemente dentro de su
    sistema contable financiero
    ".

    Por lo mismo, es necesaria la interacción del
    sistema de gestión financiera con el PT para la
    creación de certidumbre en el desempeño de la
    función empresarial. Ahora bien, la efectividad de este
    sistema depende de su capacidad para generar la máxima
    oportunidad y agregar valor a la riqueza, lo cual quiere decir
    que el enfoque –corporativo o hacia el accionista–
    determinará la actuación del sistema de
    fijación de precios del grupo. Cuando la multinacional
    adopta el enfoque de generar riqueza para el accionista,
    correspondería al PTI ser una herramienta que favorece la
    maximización de las utilidades y generación de
    flujos libres de caja. Pero no sólo eso, como se nota en
    las actividades de «Evaluación al
    desempeño», una vez que la dirección ha
    definido el enfoque de la gestión financiera tiene que
    elegir los instrumentos adecuados para medir el desempeño
    financiero. Muy pocas investigaciones empíricas han podido
    probar que los llamados «parámetros
    clásicos» son buenos indicadores para los
    administradores que tratan de construir la riqueza de los
    accionistas. Entre otras cosas porque muestran una clara
    dependencia en los valores en
    libros
    registrados y prestados en hojas de balance valoradas
    históricamente, y usan parámetros de
    evaluación del ingreso con base contable en lugar de
    parámetros de cash flow.

    Dada la complejidad operativa de las EMN, la
    cuestión, en todo caso, debería apuntar hacia la
    creación de criterios de evaluación más
    convenientes a los tradicionales. Este dilema ha llevado a la
    creación de un nuevo parámetro, en el que se
    combinan la información financiera y los datos disponibles
    en los estados
    financieros tradicionales basados en la contabilidad
    tradicional con los principios de
    valor basado en el libre flujo de efectivo. Por esto mismo, la
    teoría financiera viene incorporando variables que
    respondan a estas nuevas necesidades, lo cual supone regresar a
    los fundamentos teóricos de valor: valores con base en el
    mercado que surgen de este flujo de efectivo. Seguidamente se
    muestran de manera general los dos parámetros mejor
    conocidos y aplicados por las empresas multinacionales: Valor
    económico añadido (EVA, economic
    value
    added), y Flujo de efectivo como
    rendimiento sobre la inversión (CFROI, cash flow return
    on investment
    ).

    Así pues, y de ser ciertas las funciones del PTI:
    de reubicación de fondos [Horst, 1971;
    Plasschaert, 1985], y como una herramienta de
    evaluación al desempeño [Bierman, 1959], es
    evidente que existe una enorme correlación de este tema
    con las nuevas formas de evaluación financiera de las EMN.
    De esta forma, un ajuste en el precio de transferencia puede
    minimizar – a partir de las potencialidades que le son
    conferidas– el riesgo de todas aquellas variables que
    frenan el buen desempeño financiero. La adopción
    de estos nuevos parámetros supone incluso una
    redefinición de los mecanismos de valoración del
    comercio intragrupo. Observamos que lo verdaderamente sustenta
    tanto al EVA como al CFROI es la capacidad para medir la
    generación de utilidades netas que el director de la
    empresa (filial) puede añadir a los resultados esperados.
    Esto nos lleva a plantearnos la posibilidad de elaborar modelos
    de PT que incluyan varias funciones objetivo a gestionar: i) la
    función objetivo maximización de las utilidades,
    ii) la función objetivo valor añadido, y iii) la
    función objetivo valor en riesgo.

    Con la desagregación de los elementos que
    componen estas funciones objetivo es posible mostrar la
    interrelación entre sus variables. Es posible satisfacer
    la primer función (utilidades) con PTI, lo cual no obsta
    para que los resultados agregados se ciñan a los otros dos
    criterios. Así pues, la congruencia entre las funciones
    que se pretenda añadir al modelo dependerá de la
    definición de cada una de ellas y de los alcances que se
    pretendan, no olvidemos que los criterios para calcular la
    utilidades neta pueden ser contrarios con los utilizados con el
    EVA en lo relativo al principio de devengo. En este caso, el
    establecimiento de objetivos financieros se basa en la
    gestión de los activos circulantes –que precisa una
    perspectiva de caja– para la localización de los
    fondos líquidos; pero buscando que estas decisiones
    propicien la generación de valor a la empresa y al menor
    riesgo posible, este planteamiento se puede expresar como
    sigue:

    λ = ¦ (l, Vǻ,
    VAR) (1)

    en donde λ serνa el nivel
    óptimo del precio de transferencia internacional, l
    es el nivel de utilidades netas calculadas a partir de un modelo
    multi instrumental, Vǻ representa la
    función valor añadido ajustado y VAR es
    el riesgo que se asume en la gestión, esto es, como una
    herramienta de gestión del riesgo de mercado.

    Los elementos que conforman l se agrupan en
    variables endógenas y exógenas, para los cuales es
    preciso establecer como punto de inflexión el equilibrio
    óptimo entre los costos generales, los costos de
    fabricación, los costos de venta, los
    impuestos (aranceles, sobre la renta y sobre repatriación
    de dividendos), los tipos de cambio, los
    tipos de intereses y el valor bursátil. No obstante, es
    necesario hacer ciertos ajustes para modelizar las otras dos
    variables. Asumiendo que Vǻ queda definido en su
    acepción más general como la diferencia entre las
    funciones rentabilidad por activos y la función costo de
    capitales, es necesario hacer ajustes en los criterios contables
    tradicionales vertidos en la cuenta de pérdidas y
    ganancias. Finalmente, es preciso también ajustar
    conjuntamente el VAR en función de probabilidad de
    utilidad según el negocio y la función de
    probabilidad asociadas al tipo de gestión
    empresarial (prudente, apalancada, agresiva, etc.). No
    obstante, este planteamiento simplista requiere de toda una
    vocación para establecer el mecanismo más
    idóneo para calcular este valor en riesgo. Así, la
    evidencia acumulada muestra que el VAR de una
    determinada cartera es altamente dependiente de la metodología utilizada, del conjunto de
    datos utilizados y de los parámetros utilizados para su
    estimación [Gento, 2001].

    La recomendación sobre el acoplamiento de estos
    indicadores financieros dentro del sistema de PTI, más que
    resultar innovadora corresponde a una respuesta a las inminentes
    condiciones en los mercados mundiales, a la realidad de las
    multinacionales. Si bien esta idea fue retomada del avance que
    muestra la teoría financiera en materia de PTI, aún
    quedan muchas limitantes al respecto. Herrero [1999]
    estima, por ejemplo, que la heterogeneidad en los mecanismos
    matemáticos y en la definición de las variables
    contables hacen que en estos momentos dichos modelos sean
    difícilmente concretables; que no por ello menos
    interesante, sino todo lo contrario. Luego, es de esperar que los
    avances en los sistemas informáticos puedan acotar
    significativamente los algoritmos del
    modelo propuestos. Además, la utilización del
    análisis lineal da paso a otro tipo de análisis
    menos rígido: la programación convexa ajustada por el
    análisis previo discriminante. Aún así, no
    queda muy claro si las EMN confieren, en la práctica, al
    PTI las atribuciones teóricas que en estas líneas
    se apunta. Adicionalmente, habremos de observar una posible
    irreconciliación entre las funciones objetivo
    tradicionales con la generación de valor añadido
    que reforzaría, en todo caso, la idea de que las EMN
    llevan un doble sistema de precios para cumplir con objetivos
    separados [Clausing, 2001].

    Ahora bien, es de esperarse cierta preferencia hacia el
    uso de algunos indicadores, que en lo general giran en torno a la
    rentabilidad del resultado contable y a la cota del mercado. Y al
    mismo tiempo, podemos mencionar que la influencia que ejercen las
    partes interesadas en la multinacional presiona a la
    dirección para alcanzar diferentes objetivos a la vez.
    Este comportamiento explicaría el porqué de la
    práctica de sistemas contables de respaldo. Pensemos que
    las EMN son conscientes de los favores, pero también de
    los posibles efectos negativos de los PTI en los esfuerzos de
    evaluación al desempeño. Es probable que esta
    reflexión hiciera que Ronen y McKinney
    [1970] advirtieran en el mecanismo de precios duales una
    práctica con mejor participación en los
    rendimientos de la organización porque permitiría,
    entre otras cosas, la reducción de problemas de
    congruencia de metas. No obstante, Gavious [1995]
    argumenta que no es muy común que las multinacionales usen
    este método porque requiere que la dirección
    confeccione procesos complejos de fijación de precios y,
    en consecuencia, esto originaría un problema de liquidez
    al corto plazo. Horngren y Foster [1996]
    añaden que la dirección de la multinacional debe
    tener especial cuidado cuando se decide a implementar el
    mecanismo de precios duales; sobre todo cuando al momento de
    medir el grado de descentralización de las filiales,
    puesto que este mecanismo tiende a aislar a los administradores
    de las fricciones del mercado. Los administradores deben saber
    tanto como sea posible acerca del mercado de las empresas del
    grupo, y la doble fijación puede reducir los incentivos para
    obtener este conocimiento.

    De cualquier forma, λ debe contribuir a los
    resultados netos consolidados del grupo, la expresiσn
    mνnima de esta condición quedaría
    expresada como:

    π = Rι + Rε
    (2)

    siendo π el resultado contable consolidado
    despuιs de impuestos (pérdida o
    ganancia); Rι representaría el resultado neto
    consolidado por transacciones ordinarias (en la empresa
    consolidadora, i =1);
    Rε constituye el
    resultado neto a consolidar por transacciones intragrupo obtenido
    por las subsidiarias en el extranjero (i =2). Y siguiendo
    con Clausing [2001], la función utilidad operativa
    individual se descompondría en las funciones establecidas
    en cada una de las partes del grupo: Rι = Y1
    (S1) –C1 (S1+m) +
    p’m; y Rε =
    Y2 (S2)
    –C2 (S2-m) – p’m.
    En este caso, Yi representa el ingreso como una
    función de las ventas, Si;
    Ci constituye la función costo; m
    son los bienes producidos y transferidos a un precio de
    transferencia determinado (p’, para establecer las
    condiciones de optimización léase a Eden,
    2001).

    Ahora bien, asumiendo que existe asimetría fiscal
    en los mercados (t1 ≠ t2)
    y que es conveniente planificar las tasas efectivas de la filial
    (te2), la función global para
    determinar la utilidad quedaría determinada por: π =
    (1-t1) Rι +
    (1-te2)
    Rε. Notamos que en esta
    función figuran los dos componentes principales expresados
    en la ecuación (2), sólo que ajustados por la
    función impositiva. Continuando con nuestra construcción del modelo, habremos de
    observar que adicional a esta condición impositiva, el
    comercio intragrupo está sujeto también a un
    arancel (υ, generalmente pagado por el importador).
    Luego, partiendo de los razonamientos de Alworth [1998] y
    Eden [2001], la función global de la utilidad neta
    quedaría expresada de manera más completa como
    sigue:

    π =
    (1-t1) [Y1
    (S1) – C1(S1+
    m) + (1-υ) p’m] +
    (1-te2)
    Rε (3)

    Por las características particulares del comercio
    intragrupo de las EMN, estimamos oportuno observar que, de la
    simple lectura de la
    función (3), el comercio intragrupo de la EMN queda
    modelizado en su función general impositiva. Un
    análisis pormenorizado de las transacciones de este tipo
    de empresas nos enseña que no sólo se transmite
    bienes materiales, sino que existe otro tipo de intercambios,
    tales como los intangibles que no son sujetos de
    imposición ante aduana. De
    ahí que 0< p’m < 1,0. Y por lo tanto,
    p’m = f (m); siendo m =
    mə + μ. O lo que es lo
    mismo, mə
    representa a las mercancías y μ a los activos
    inmateriales y a los servicios. Por lo tanto, la
    estimación más precisa requiere redefinir
    también la igualdad (3)
    en términos del resultado originado en el extranjero, pero
    también en función de la naturaleza de las
    transacciones y demás circunstancias en que se
    circunscribe la operación intragrupo. Por lo mismo,
    proponemos que el cálculo de
    la utilidad neta agregada se explicaría:

    Rε
    = π –
    (1-t1) [Y1
    (S1) – C1(S1+ m) +
    p’ μ + (1-υ) p’
    mə] (4)

    De cualquier forma, esperamos que los resultados
    obtenidos correspondan a los resultados desagregados del comercio
    intragrupo internacional aplicando la función (4), y a
    consolidar por la matriz [(1-te2)
    (mə2t,
    μ2t)], esto es,
    concuerden con la sumatoria de los flujos descontados por la
    carga impositiva respectiva:

    Rε= Σ
    [(1-te2)
    (mə2t,
    μ2t)]
    (5)

    Partes: 1, 2

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