La Deuda
Externa
- Introducción
- Objetivos
- Lo que
entendemos por Deuda - Proceso de
la Deuda Externa en América Latina - De 1.950
hasta el presente - Posibles
soluciones a la Deuda Externa - Bibliografía
En nuestros
días, la deuda externa se
ha convertido en un grave obstáculo para el desarrollo
humano de los países más pobres del mundo, que
deben utilizar sus escasos recursos para
devolver los préstamos, en lugar de invertir en el
bienestar de su población. La desigualdad entre el Norte y
el Sur cada día se hace más escandalosa. La
gravedad de la crisis actual,
generada por la deuda externa, unida a la oportunidad que ha
representado la llegada de un nuevo milenio, ha llevado a
ciudadanos de diversos credos, opiniones e ideologías, a
unir sus energías para buscar conjuntamente soluciones a
una situación que impide a mil millones de seres humanos
salir del túnel del hambre y la
pobreza.
Las soluciones que
se han arbitrado hasta el momento no dejan de ser meros parches.
El Banco Mundial
(BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI),
reconociendo la magnitud de esta crisis, acordaron en 1996
reducir parte de la deuda de los países más pobres
mediante la iniciativa para la reducción de la deuda de
los países pobres altamente endeudados (PPAE).
El
propósito de esta medida era reducir la deuda de los
países más empobrecidos hasta un nivel sostenible.
Sin embargo, de los cuarenta y un países elegidos para
someterse a esta iniciativa, sólo cinco han recibido el
beneplácito, y el criterio de sostenibilidad que se ha
definido en el marco de unas condiciones tan limitadas, que no
tienen en cuenta el impacto de la deuda en la
población.
Analizar e
interpretar lo que conocemos como la Deuda Externa en la economía de Venezuela.
Objetivos Específicos:
1- Analizar
lo que entendemos por Deuda Externa.
2- Reseñar
el proceso de la
Deuda Externa desde 1.950 hasta nuestros días.
3- Establecer las
posibles soluciones a la existencia de la Deuda
Externa.
Muchas personas
adquieren préstamos para comprar bienes de
consumo o de
equipo, o una vivienda. Los países también lo
hacen. Toman dinero
prestado en los mercados de
capitales o lo piden a instituciones
financieras internacionales para pagar infraestructuras:
carreteras, servicios
públicos y centros de salud. Al igual que las
personas, los países tienen que devolver el principal y
los intereses de los préstamos que reciben. No obstante,
hay diferencias importantes.
Si una persona contrae
un préstamo, recibe el dinero
directamente y, cuando lo devuelve, lo hace conforme a las
condiciones del mismo. Pero si es un país el que recibe el
préstamo, a los ciudadanos no se les informa acerca del
uso del mismo ni de las condiciones de su devolución. En
la práctica, muchos gobiernos han utilizado
préstamos para proyectos que no
cumplen los requisitos mínimos de viabilidad social,
ecológica o económica.
Una segunda
diferencia es que, cuando una empresa o
persona no puede hacer frente a sus obligaciones
financieras va a la quiebra. Entonces
se nombra un tribunal encargado de evaluar la situación
del deudor al que los bancos reconocen
la incapacidad de pagar la totalidad de su deuda. Sin embargo,
los países no pueden pedir que se les declare en quiebra:
no existen procedimientos ni
árbitros a tal efecto.
En el
ámbito internacional son los acreedores y no un tribunal,
quienes deciden si pedirán o no al país deudor que
pague su deuda.
Proceso de la Deuda Externa en América
Latina.
El
sobreendeudamiento es un mecanismo de explotación, que
subordina a los países periféricos a una hemorragia permanente de
sus capitales y recursos
naturales; por tanto, la deuda externa cumple el rol de
apropiación de los excedentes de nuestros países
por la vía financiera.
Desde mediados de
la década del setenta América Latina se
convirtió en exportador neto de capitales. Fenómeno
más grave aún si lo analizamos en relación
con el intercambio desigual y los flujos de repatriación
de ganancias de las empresas
transnacionales.
Los esquemas de
capitalización de la deuda, el pago de intereses sobre
intereses y el crónico déficit comercial de
América
Latina, nos demuestran que además de ser reembolsada
con creces, genera el círculo vicioso del "cuanto
más se paga, más debe" y someten a los gobiernos
deudores a ser sumisos frente a los requisitos de los
acreedores.
Las políticas
de ajuste estructural impulsadas por el FMI de compresión
de los gastos sociales,
tienen un solo motivo: garantizar el pago de intereses, lo que
provoca el deterioro insostenible de las economías
latinoamericanas y de las condiciones de vida de nuestros
pueblos.
Aparte del impacto
en las cargas de la deuda y su crecimiento, los organismos
internacionales y los países industrializados han
favorecido intrínsecamente a elites locales en perjuicio
de los trabajadores que han cargado con el peso del mayor ajuste,
a través del deterioro del salario real, el
desempleo y la
exclusión
social.
La competencia por
los recursos se convirtieron en prioridad para las corporaciones
trasnacionales y el complejo militar-industrial, las que tienen
el reinado de la tierra bajo
la "mano invisible" de la ideología del ajuste, para lo cual
recurrieron a políticas de comunicación social mediáticas con
el fin de limitar al sector
público, a través del falso dilema de "achicar
el estado para
engrandecer la nación", para profundizar el mecanismo de
transferencia de ingresos hacia
los países industrializados y ahondar las dependencias o
subordinaciones políticas.
En un editorial se
plantea: "En función de
la
globalización de la economía: el financiamiento
externo y la transferencia neta de capitales, se constituyen en
los paradigmas
para una eficiente rearticulación de las economías
de América Latina a un sistema
productivo-comercial transnacionalizado, para ser
economías deudoras que se convierten cada vez más
dependientes dentro de un proceso acelerado de la nueva
colonización de nuestros países."
"La
calificación que cabe darle al actual proceso es: que se
trata de una globalización del capitalismo,
monitoreado por la ideología neoliberal, que da como
resultado un capitalismo radical y salvaje, como lo ha definido
en múltiples ocasiones la CLAT y muchas personalidades,
entre ellas Juan Pablo II. Una de las revistas más
relevantes del templo de la escolástica capitalista
mundial: Newsweek, en el número del 26 de febrero 1996
llegó a calificar éste capitalismo como un
capitalismo asesino, Killer Capitalism"
En síntesis,
La deuda cumple una función esencialmente política de
transferencia del poder de
decisión sobre las políticas económicas a
los gobiernos de los países acreedores y sus
títeres multilaterales y la acumulación de capital va a
manos de unas pocas familias del mundo.
Es necesario
señalar que todo el proceso de endeudamiento de los
países no es algo que comienza a mediados de la
década del setenta, sino que arranca desde los inicios de
la independencia
de cada país latinoamericano. Se convierte en un
fenómeno propiamente estructural durante diversas etapas,
con las excepciones de contados períodos en los que no se
afrontaron los chantajes de los acreedores externos.
En el cuadro 1 se
presenta la evolución de la deuda externa, es necesario
dar una idea en cifras para ver la magnitud de lo que estamos
analizando.
Cuadro
1
Deuda total
de América Latina (en miles de millones de
dólares)
Otras fuentes son
Banco Mundial,
BID, Bancos Centrales, OCDE
Durante los
últimos cincuenta años del siglo XX América
Latina ha sufrido un proceso de desarrollo en
condiciones extremadamente exigentes. Sin analizar otros problemas
críticos de América Latina, el crecimiento
acelerado de la deuda externa, que aumentó la gran deuda
social existente, bloqueo toda posibilidad de desarrollo y de
lucha efectiva contra la pobreza y la
exclusión social.
Existieron en esos
años dos procesos
diferenciados de endeudamiento de los países
latinoamericanos, hasta mediados de la década del setenta,
se trataba fundamentalmente de un desequilibrio coyuntural de
pagos internacionales. Luego se consolidaron las ataduras de los
préstamos internacionales que generaron la asfixia
financiera latinoamericana y comienza a aflorar la deuda que
empezaban a acumular los países, que convierte bruscamente
a la región en exportadora neta de recursos. Desde 1982
América Latina sufre una hemorragia de recursos
persistente.
Si tomamos los
datos de la
CEPAL referidos a la deuda externa latinoamericana en el
período que va entre 1950 y 1974, o sea, en la etapa
anterior a la colocación de los petrodólares,
tenemos esta realidad:
La deuda externa
en este período se duplicaba cada cinco años
aproximadamente. La danza macabra
comienza entre 1974 y 1975 con la ofensiva prestamista de
petrodólares, cuando, en un solo año, más
que se duplica la deuda latinoamericana. En efecto, de los 36.600
millones de dólares de 1974 se pasa, apenas 365
días después, a 65.202 millones de dólares.
La duplicación se produce ahora en un solo año.
Aunque este ritmo disminuye algo después, la curva
ascendente no ha parado hasta hoy.
La Alianza para el
Progreso, iniciada en la década de 1960 sostuvo las
economías de América Latina con limitado éxito
durante dos décadas, pero la crisis del petróleo de 1973 afectó las
ganancias por exportaciones de
la mayoría de las naciones latinoamericanas, con la
excepción de Venezuela y México. La
deuda subió, la inflación aumentó; es decir,
la inquietud y la confiscación prevalecieron.
En 1982,
México, Argentina y en cierta medida Brasil estaban en
situación de cesación de pagos. El comienzo de
la
administración Reagan, con su emisión de los
bonos Brady,
temporalmente trajo estabilidad, pero México, en especial,
osciló al borde de la bancarrota en 1992 y de nuevo en
1994. Al año siguiente los obispos católicos de
América Latina convocaron a una Conferencia
Episcopal en ciudad de México. Deploraron la deuda
externa, pidieron una cancelación o moratoria y afirmaron
que las naciones de América Latina entre 1980 y 1990,
¡habían pagado intereses de 418.000 millones de
dólares sobre préstamos originales que totalizaban
80.000 millones de dólares!. Hasta que a fines del 2001
Argentina se vio obligada a anunciar el default.
Estados Unidos
también carga con el grave peso de la deuda
pública, mientras que el déficit comercial en
el 2001 alcanzó 358.290 millones de dólares, en el
2002 superó ampliamente esta cifra llegando a 435.200
millones de dólares; en el 2003 el gobierno de Bush
anuncio un déficit que supera los 550.000 millones de
dólares. La cuenta corriente de Estados Unidos que
arrojaba un déficit ‘relativamente
pequeño’ hasta 1997 alrededor del 1,0% del PBI, se
incremento de manera extraordinaria en los años
siguientes: en 1999 a 2,7%; 3,5% en el 2001, siendo las
estimaciones para el presente año de un 4,7%. Pese a las
predicciones de la reactivación económica y un
crecimiento económico más rápido que el de
la mayoría de sus socios comerciales, expertos
estadounidenses esperan más de lo mismo para 2004,
estimando que el déficit en la cuenta corriente
superaría el 5,1%.
Quien duda
que es un déficit insostenible; por tanto, surgen algunos
interrogantes: ¿Por cuánto tiempo
seguirá financiando el resto del mundo el déficit
externo estadounidense? ¿Qué pasará cuando
deje de hacerlo? ¿Se devaluará el dólar
entre un treinta y cincuenta por ciento?. Se puede afirmar en
consecuencia que Estados Unidos, está a merced de los
acreedores extranjeros, así como aquellas personas que
tienen dólares como divisa de reserva.
Stiglitz dice:
"Los déficit fiscal y
comercial americanos están íntimamente vinculados.
Si un país ahorra menos de lo que invierte, ha de pedir
prestada la diferencia al exterior y los préstamos
procedentes del exterior y los déficit comerciales son las
dos caras de una misma moneda."
Sostiene que: "el
enorme déficit comercial de los Estados Unidos puede ser
una causa de inestabilidad mundial. ¿Seguirá el
mundo financiando dicho déficit de buena gana, metiendo su
dinero en un país con tan demostrada falta de competencia
en la gestión
macroeconómica (por no decir nada de los escándalos
empresariales, bancarios y contables)? ¿Qué
exigirá a cambio?".
Se puede prever
que si colapsa el dólar, la caída de su valor real
reducirá el valor real de la enorme deuda externa e
interna estadounidense. DeLong además plantea, que un
desplome vertiginoso del dólar probablemente cause un
impacto muy distinto: empobrecerá a los trabajadores cuyos
productos se
exporten a Estados Unidos y a los inversores en dólares
que verán fundirse sus carteras. La devaluación del dólar sólo
afectará en forma secundaria a los norteamericanos que
consuman productos importados. Los pueblos de América
Latina enfrentan un oscuro futuro financiero y una posible vuelta
a condiciones coloniales.
Posibles Soluciones a la Deuda
Externa.
La mejor
solución para el bien de Venezuela y de los venezolanos,
consiste en tratar de ir pagando la mencionada Deuda Externa
desde ya. Pero únicamente en forma de trueque, con
acciones de
empresas o bienes, propiedad de
la nación,
tratando de negociarlas con los bancos acreedores hacerle con
grandes compañías trasnacionales, que pudieran o
quisieran comprar las acreencias de toda nuestra Deuda
Externa a los mencionados bancos, para negociarla directamente
con nosotros a cambio de acciones de nuestra industria
Pesada hasta en un 49% de las mismas.
Así
cambiaríamos a los acreedores banqueros, cobradores de
altos intereses, por socios internacionalmente fuertes, que
juntos multiplicaríamos la producción de las mismas empresas en poco
tiempo, ya que su colocación no será problema para
ellos. Estas negociaciones llevarían
automáticamente al total saneamiento económico de
dichas industrias.
Entre las Acciones
de las Industrias pesadas (anteriormente mencionadas) a ser
entregadas a las trasnacionales, no están ni
deberán estar incluidas las de Petróleos de
Venezuela (PDVSA) n tampoco las de hierro.
En relación
a éstas, también se deberían vender parte de
las mismas acciones, pero únicamente a los venezolanos,
los cuales al enterarse del saneamiento total del país,
querrán traer de vuelta gran parte de sus dólares
que puedan tener en el exterior, para que la nación
recupere y a la vez, permita pagar las deudas
internas.
En cuanto a la
entrega de Acciones de nuestra Industria pesada a las
Trasnacionales, si ellas no alcanzan para cancelar las
mencionadas Deudas Externas en su totalidad, se deberían
complementar dichos pagos con un trozo de la faja
bituminosa del Orinoco en iguales condiciones, es decir, del 49%
y 51% sobre el producto a
extraerse del subsuelo de dicho trozo.
Además al
concretarse las mencionadas, transacciones, y en especial a las
que se refiere a la cancelación de la Deuda Externa, de
frenarla automáticamente la preocupante inflación
actual, y por ende el precio del
dólar se ajustarla, sin duda, a niveles
internacionales.
Referente a los
sueldos y
salarios, se deberían ajustar a las nuevas realidades
que se producirían prontamente con dichas transacciones,
volviéndose así a la gran realidad de un
país próspero en su totalidad.
Reconsiderado
todos estos puntos se podría acabar de una vez por todas,
con la ignorancia, la pobreza y los rancheríos
inhóspitos, que albergan la mayoría de los
habitantes de la capital y de las demás ciudades, pueblos
y caseríos, de todo el territorio nacional.
Por lo tanto,
estas tres conclusiones fundamentales serían fundamentales
para lograr así:
1- Abocarnos de
inmediato a la planificación de nuestra extensa y desolada
frontera y el
Sur de Venezuela, mediante el desarrollo de un gran Plan Agropecuario
o Industrial, en forma de grandes cooperativas
mixtas o totalmente privadas, donde la Nación por medio
del Gobierno nacional entregaría o aportaría los
terrenos con todas las tierras disponibles y
aprovechables.
2- De estas
planificaciones se harían cargo los ministerios
competentes con la importantísima colaboración de
las Fuerzas Armadas, altamente preparadas y muy bien equipadas
para tales líneas. Además se encargarían de
la construcción de las principales vialidades,
así como vía férrea, autopistas y carreteras
diagonales, bien hacia las fronteras y viceversa.
3- Los consorcios
o concesionarios se harían cargo de las demás
infraestructuras, así como la deforestación, vías secundarias,
preparación de las partículas, construcción
de las viviendas campesinas, para cada parcelero,
planificación y construcción de los centros
cooperativos. Cada concesionario en su trozo o porción que
haya negociado o contratado con la nación.
–
– www.monografias.com
Wendy Naranjo
Rendón
Cátedra:
Moneda y Banca.
VI Semestre
Comercio
Exterior.
Instituto
Universitario de Tecnología "Juan
Pablo Pérez Alfonzo".
Extensión
Puerto La Cruz, Estado
Anzoátegui. Venezuela.