La mayoría de los sonorenses
saben que en noviembre de 1915, el general Francisco Villa;
en su huída hacia Chihuahua, después de ser
derrotado en Agua Prieta y
Hermosillo, atacó San pedro de la Cueva y asesinó
arteramente a 69 pobladores del lugar, pero muy pocos saben que
fuerzas villistas al mando de los generales Felipe Bachomo y Juan
M. Banderas, en diciembre de ese mismo año atacaron la
población de San Bernardo, en el municipio
de Álamos, en los límites
con Chihuahua, donde dieron muerte de la
misma forma a 23 vecinos.
Desde la llegada de los españoles en el siglo XVI
al norte de Sinaloa, los indios fueron objeto de vejaciones y
saqueo de sus tierras. La revolución
de 1810 en nada ayudó a mejorar esta situación.
Tampoco las leyes de Reforma;
irónicamente promulgadas por un indio oaxaqueño les
ayudaron en algo, ya que las leyes de los liberales juaristas,
fueron la base jurídica para el despojo de sus
tierras.
Todo el odio acumulado durante siglos por los indios
mayos del norte de Sinaloa, hizo explosión en 1910 al dar
inicio el movimiento
armado convocado por Madero..
El movimiento armado alentado por Madero, trajo nuevas
esperanzas de reivindicación a los indios mayos.
José María Robles; un mestizo casado con una
india pura,
congregó a los indios en Camayeca, donde les habló
de la posibilidad de recuperar las tierras que les habían
sido antes arrebatadas . En Camayeca se reunieron indios de San
Miguel Zapotitlán, Mochicahui, Jahuara, El Guayabo,
Nacapules con el fin de unirse a las fuerzas del Gral. Rodolfo
Ibarra Vega en San Blas, Sinaloa.
Como muchos otros, los indios mayos se fueron a la bola,
sin entender siquiera cual era su objetivo. La
revolución les ofrecía al menos, la posibilidad de
liberarse de la esclavitud de la
hacienda y de vengarse de sus verdugos.
Felipe Bachomo había nacido en 1883 en Jahuara;
un barrio indígena de Mochicahui a orillas del río
Fuerte. Desde muy chico; sin saber leer ni escribir, se empleo como
peón en la hacienda del rico hacendado Don José
María Cásarez, donde se dice se enamoró de
una de las hijas del patrón llamada Elvira.
El 1 de mayo de 1911, Bachomo en compañía
de otros indios mayos, armados con arcos y flechas y alguna
pistola o carabina vieja, salió de Jahuara para unirse a
las fuerzas de Ibarra con quien participaron en las acciones
militares en Sinaloa hasta el triunfo de la revolución
maderista con la toma de Mazatlán, dándose
así por terminada la campaña militar.
Una vez terminada la campaña militar, los
soldados fueron " licenciados" para darles libertad de
regresar a trabajar sus tierras. Pero los indios mayos
sabían que ellos no tenían tierras que trabajar,
por lo que regresaron a Mochicahui pero con el fin de iniciar su
propia lucha bajo el liderazgo de
Bachomo, con su propia bandera y objetivos:
recuperar las tierras despojadas. Bachomo se convirtió
así en una fuerza
independiente en la cuenca del río Fuerte, estableciendo
su cuartel general en Jahuara, al mando de cerca de 6000 hombres
con pertrechos militares que había acumulado durante la
campaña maderista, además de arcos y flechas que
ellos mismos habían elaborado. No sabía nada de
política y
no apoyaba ni a Carranza ni a Huerta, el tenía su propia
lucha y era la de pelear contra los caciques locales.
Los caciques de la región reaccionaron con dureza
ante los indios, realizando una masacre en Ahome haciendo
prisioneros a los que quedaron vivos. Maytorena alentó a
Bachomo a detener las arbitrariedades, y el 18 de abril de 1914,
tomó a sangre y fuego la
población liberando a los detenidos y ordenando el saqueo
de las tiendas y casas de los yoris* .
El Gral. Felipe Rivera; jefe de las fuerzas carrancistas
en Sinaloa, en reconocimiento a su valor le
extendió el nombramiento de General, pero Bachomo mantuvo
su independencia,
su causa no era la de Carranza y su revolución se limitaba
a perseguir y castigar a los caciques verdugos de su raza. Lo de
él no era una guerra de
castas, como lo prueba el hecho de que su segundo de a bordo;
Jesús Ruiz era un yori (blanco), además de
que entre sus fuerzas militaban muchos mestizos como Lorenzo
Robles. De hecho uno de sus lugartenientes; Armando Borboa, era
un blanco de instintos criminales y cruel, que fue el verdadero
autor de los saqueos, incendios y
violaciones, que después se le cargaron a Bachomo en el
proceso que se
le siguió para fusilarlo.
Por un tiempo, el
cuartel general de Jahuara, se convirtió en una especie de
Supremo Tribunal de Justicia
Indígena, ajeno a los acontecimientos políticos. De
hecho a Bachomo le eran indiferentes las pugnas entre Carranza y
Villa. Carecía por completo de preparación, era
analfabeto y para rubricar sus comunicados inventó una
clave que era el dibujo de una
lagartija, que además era indispensable como salvoconducto
para transitar por sus dominios.
Un aspecto importante en la sublevación de
Bachomo es el supuesto entendimiento que tuvo con el gran cacique
de la región; el norteamericano Johnston, dueño del
gran ingenio azucarero de Los Mochis y una enorme cantidad de
tierra.
Se dice que el norteamericano le proporcionaba armas y
bastimentos al indio a cambio de que
éste no atacara sus propiedades. De hecho las propiedades
de Johnston eran intocables para las fuerzas de Bachomo Eso es
algo que hasta ahora no ha podido ser probado.
Después de la convención de
Aguascalientes, donde se produjo el rompimiento revolucionario,
el movimiento de Bachomo cobró particular importancia. Los
villistas trataron de sumarlo a su causa, pero Bachomo se
resistió, hasta que el general villista Orestes Pereira
logró convencerlo, lo que reflejó la ignorancia de
Bachomo de las tácticas y estrategias
militares, ya que hasta entonces solo era el amo y señor
de la cuenca del río Fuerte y no entendió que era
absurdo sumarse a la causa villista, estando rodeado de fuerzas
carrancistas muy superiores a la suyas; el Cáp.
Jesús O. Martínez con el 2º. Batallón
de Sinaloa en Topolobampo y el Gral. Mateo Muñoz en San
Blas, hallándose él muy lejos de sus posibles bases
de abastecimiento: el cuartel general villista. Pero Seguramente
fueron las ideas agraristas que manejaba Villa las que sedujeron
a Bachomo ya que a pesar de que Carranza había expedido la
Ley Agraria
del 6 de enero de 1915, esta no ofrecía mayores
posibilidades de atender las demandas de los campesinos
indígenas.
Al unirse al bando villista, Bachomo e vio obligado a
salir de su zona de dominio. El 17 de
junio de 1915 tomó por primera vez Los Mochis y
atacó de nuevo Ahome Otra cosa que tuvo que hacer como
villista, fue la de unirse al Gral. Juan M. Banderas; un general
villista que había sido Gobernador del Estado por un
tiempo, nombrado por Madero el 7 de agosto de 1911, y que
tenía otro tipo de tácticas militares, basadas
principalmente en la provocación. Banderas apoyado por
Bachomo atacó el ingenio azucarero United Sugar propiedad de
Johnston, rompiéndose así el tabú que
Bachomo tenía sobre las propiedades del
norteamericano.
Antes de salir de Chihuahua rumbo a Sonora, en octubre
de 1915 Villa nombró al Gral. Juan M. Banderas, Gobernador
y Comandante Militar del Estado de Sinaloa, poniendo a sus
órdenes una corta división de 2000 soldados,
llevando como segundos a los generales Orestes Pereyra, Pablo
Seáñez, José María Fernández,
Jiménez., Barrios y Maravel, a pelear contra las fuerzas
constitucionalistas, mientras él se dirigía a
Sonora para luego proseguir hacia el sur.
El general Banderas movilizó sus tropas por
ferrocarril de la ciudad de Chihuahua a Estación Creel y
de allí siguieron por el camino de herradura rumbo a
Cuiteco, Lluvia de Oro en
Chihuahua hasta bajar a Choix y El Fuerte en Sinaloa, donde se
les unió el general Felipe Bachomo.
Al mismo tiempo el general Enrique Estrada al mando de
la Primera División de Caballería del
ejército Constitucionalista, en agosto de 1915, se
desplazó desde Guadalajara rumbo al pacífico
llegando por tierra a Mazatlán y luego por ferrocarril a
San Blas a donde arribó al mismo tiempo que lo
hacían los villistas a Sinaloa. Reforzado por el general
Mateo Muñoz, y el general Jesús Madrigal, Estrada
entró en combate con los villistas entre el 1 y 7 de
noviembre, siendo apoyado a partir del día 4 por el
General Aurelio Sepúlveda al mando de la segunda brigada
de la División de Caballería del Noroeste, las
hostilidades se iniciaron en El Fuerte hasta las seis de la tarde
del día 7 cuando los villistas huyeron a Jahuara donde
fueron derrotados
El 15 de noviembre de ese mismo año, atacaron de
nuevo Los Mochis con mas ferocidad. Al grito de ¡¡
viva Villa!! ¡¡ mueran los gringos!!. Los indios
villistas entraron a la población de 3,500 habitantes
– 250 de ellos norteamericanos- destruyendo y matando a
cuanto encontraban a su paso. Fue entonces que el Gral. Mateo
Muñoz entró en persecución de los villistas
que huyeron rumbo a la población de El Fuerte.
El General Mateo Muñoz apoyado por el Coronel
José Gonzalo Escobar, al mando del 5º Regimiento,
lanzaron entonces una campaña formal contra los indios
villistas, desde su cuartel general de San Blas, entrando en
combate con ellos entre el 23 y el 25 de noviembre
derrotándolos en sus propios terrenos y
obligándolos a huir en desbandada hacia Sonora.
El lugarteniente de Bachomo, José Robles fue
derrotado por el general Mateo Muñoz entre el cerro de
Camayeca y Choacahui. Bachomo y Banderas derrotados, huyeron
rumbo a Álamos, al frente de un ejército de mas de
mil doscientos hombres, entre los que se incluían mujeres,
niños y
dos norteamericanas que se les habían unido cuando el
ataque a Los Mochis, iban seguramente con la intención de
encontrarse con Villa.
El general Estrada dejó al frente de las operaciones
militares en el valle de El Fuerte al general Mateo Muñoz
y se dirigió a Navojoa donde le ordenó al general
Aurelio Sepúlveda perseguir a Pereyra, Banderas y Bachomo
que se habían internado en la sierra por el río
Fuerte por el camino de Baboyahui, Sonora con la intención
de internarse a Chihuahua por la población de
Chínipas, Chihuahua. Estrada prosiguió su viaje
rumbo al Hermosillo a respaldar al general Manuel M. Dieguez
quien combatía a Villa en el Real del Alamito.
El mayor Apolonio Lagarda García, Comandante
Militar de Chínipas, recibió la orden de no dejar
pasar a los villistas hacia aquel Estado y al frente de sesenta
hombres, bajó de la sierra a encontrarlos, dando con ellos
en el rancho San Pedro en el municipio de
Álamos.
Belisario Ramírez;
subalterno de Lagarda, en un rondín de reconocimiento, se
encontró por sorpresa con una columna de catorce oficiales
villistas que hacían un reconocimiento del terreno, para
ver por donde subir a la sierra. y los apresó. Los
prisioneros fueron remitidos a Chínipas, Chihuahua y
Lagarda García se enfrentó con Banderas y Bachomo
en las estribaciones de la sierra, derrotándolos y
haciéndolos bajar rumbo a Cochibampo, Álamos
.
Lagarda utilizó una estrategia muy
particular para amedrentar a los villistas; por la noche, antes
de entrar en combate, hizo encender cientos de fogatas en la
sierra para que los villistas creyeran que estaba al frente de
cientos de soldados, cuando en realidad eran sesenta.
De Cochibampo, los villistas se dirigieron a San
Bernardo a donde llegaron el día 20 de diciembre de 1915
para de inmediato proseguir con su viaje rumbo al norte, hacia el
río Mayo al paraje conocido como Los Pilares, con el
propósito de tomar el viejo camino de La Trinidad con la
intención de internarse a Chihuahua, pero su retaguardia
fue alcanzada en el San Bernardo por una avanzada del general
Sepúlveda, regresándose de inmediato a respaldar a
su gente, enfrentándose a los soldados de Sepúlveda
y derrotándolos, aunque ellos también sufrieron
algunas bajas.
Después de su triunfo y embriagados por la sed de
venganza por su derrotas anteriores y creyendo que los vecinos
los habían delatado ante los soldados constitucionalistas
, arremetieron contra los habitantes pacíficos del pueblo,
dando muerte a veintitrés vecinos de forma artera y
violando y raptando a algunas mujeres del pueblo. Los hombres de
Bachomo aprehendieron a Doña Carlotita Argüelles con
la intención de llevársela pero algunos vecinos del
pueblo lograron rescatarla. A Doña Guadalupe Huicamea los
indios se la llevaron y tiempo después logró
escaparse y regresó al pueblo en avanzado estado de
embarazo de un
indio que la violó.
Don Juan Borbón, logró sobrevivir gracias
a que se escondió debajo de una artesa*. Delfina
Borbón Enríquez, una jovencita de quince
años se salvó de ser violada, gracias a que su
padre salió huyendo con su familia rumbo a
los cerros cercanos hasta que pasó el ataque.
Antes de salir huyendo, Delfina escondió debajo
de un árbol unas olla llena de monedas de plata, que
cincuenta años después siendo una anciana ciega, de
la mano de su ahijado de seis años Ignacio Lagarda
Lagarda, buscó infructuosamente, lo que terminó por
convertirse en una más de las leyendas que
solía contarles a los niños.
En la actualidad, en el pueblo de San Bernardo
aún quedan restos de las tumbas de los indios villistas
muertos por los soldados de Sepúlveda, con la
característica típica de ellas, son un promontorio
de piedras sueltas que los indios mayos le van acumulando cada
vez que pasan por enfrente de ellas, arrojándoles una
encima
El episodio siempre es recordado por los habitantes y la
historia es
transmitida de generación en generación. El hecho
es recordado como " El ataque de los
Bachomos".
Después de la masacre, Bachomo y Banderas
emprendieron de nuevo su huida, pero fueron alcanzados el 22 de
diciembre por el grueso de la brigada de Sepúlveda en el
paraje conocido como La Ventana; a orillas del río mayo
donde fueron derrotados. El Coronel Gabino Durán, el
general Orestes Pereyra y cuarenta jefes y oficiales villistas
fueron hechos prisioneros y fusilados.
Con sus fuerzas ya muy diezmadas, los villistas
continuaron huyendo rumbo al norte hasta ir a dar a Movas, donde
el 5 de enero de 1916 después de una conferencia
telefónica entre el Gral. Banderas y el General Madrigal
que se había movilizado de Esperanza a Rosario, se
rindieron dando por terminada así la invasión
villista a Sinaloa y el sur de Sonora.
La Secretaría de Guerra y Marina ordenó
que los generales Banderas, Bachomo, Urbalejo, Trujillo y
Méndez fueran sacados del Estado y fueron enviados a
Guadalajara donde permanecieron algunos meses, para ser puestos
en libertad a excepción de Bachomo que fue conducido a la
ciudad de México y
luego a Sinaloa para ser fusilado.
Banderas fue muerto después el 10 de febrero de
1919 en el interior de la dulcería El Globo en la ciudad
de México, por el diputado y coronel Miguel A.
Peralta.
Bachomo fue recluido en Santiago Tlatelolco para
después ser conducido a Culiacán, donde se le
sometió a consejo de guerra y sentenciado a muerte el 7 de
octubre de 1916. A petición de los caciques, fue conducido
a Los Mochis para su fusilamiento.
El capitán Santiago Fierro, comisionado para el
fusilamiento, con ayuda de los vecinos, improvisó un
paredón con costales de arena , adobes, ladrillos y pacas
de paja . La mañana del 24 de octubre de 1916, Bachomo
descendió del vagón del ferrocarril Kansas City
México y Oriente, que lo condijo de Culiacán,
vía San Blas. Venía amarrado de las manos, que
traía colocadas entre la espalda y la cintura, portaba un
viejo sombrero texano color plomo, con
la característica pluma de ganso que usaba, camisa y
pantalón de caqui amarillo mostaza y unos viejos zapatos
mineros sin calcetines y como equipaje traía una cobija
enrollada con un mecate, venía sin rasurar con una barba
de diez o doce días que le daban un aspecto amarillo y
enfermizo. Antes de ser fusilado pidió al capitán
Fierro, a manera de gracia, dejarlo cruzar unas palabras con una
mujer que se
encontraba entre la multitud expectante: esa mujer era Elvira
Cásarez, de la que estaba enamorado desde niño y a
quien, al cruzar las palabras le entregó un paño de
seda rosa.
La venda que le colocaron sobre los ojos la
arrojó al suelo, pero
cuando el oficial dio la orden de fuego, bajó el ala del
sombrero para no ver la boca de los fusiles.
Solo bastó una señal para que las armas
fueran disparadas, y el general cayera al suelo herido. Fierro le
colocó su bota en el pecho y le disparó dos veces a
la cabeza, a manera de tiros de gracia. En el mismo lugar, en una
fosa cavada previamente, fue sepultado.
Los indios nunca reclamaron el cuerpo de su líder,
pero con el paso del tiempo, la tumba fue acumulando un
promontorio de piedras, que cada indio , al pasar por allí
le arrojaba, como las de sus hombres muertos en San Bernardo, el
lugar de la masacre.
El 13 de octubre de 1922 el alcalde Ramón
López castro autorizó a Ramón Aureliano
Rivera Rojo; Administrador de
la Aduana de
Topolobampo y amigo de la infancia de
Bachomo, a exhumar los restos del líder, para ser
trasladados a la comunidad de
Tesila, cerca del pueblo de Tehueco en el municipio de El Fuerte.
A la fecha, nadie sabe en realidad donde quedaron los restos
mortales de Felipe Bachomo, que con el tiempo se convirtió
en una leyenda para los indios mayos del norte de Sinaloa y
también para los habitantes de San Bernardo, una
pequeña e indefensa comunidad de la sierra del sur de
Sonora.
* Yori: en lengua mayo
significa "blanco"
* Artesa: Utensilio de cocina de madera , de
casi un metro de ancho y dos de largo, utilizado en la
elaboración de quesos.
" El indio sabe esperar y
aguardará la hora de la justicia todo el tiempo que sea
necesario. Confía en lo profundo de su subconsciente
colectivo, en que algo ocurrirá algún día;
algo así como un milagro, la aparición de un
caudillo de su raza que lo restablecerá en sus derechos y en la
posesión del patrimonio de
sus mayores. La vida de los indios está hecha de
paciencia, silencio y eternidad. Su noción del tiempo no
es la nuestra: nosotros lo medimos en minutos y ellos lo computan
en siglos"
Mario Gill ( 1983)
Almada R. Francisco, 1990. La
Revolución en el Estado de
Sonora. Instituto Sonorense de Cultura,
Gobierno del
estado de Sonora, Hermosillo, Sonora.
Gill Mario, 1983. La Conquista del Valle
del Fuerte Universidad Autónoma de Sinaloa,
Instituto de Investigaciones
de Ciencias y
Humanidades, Colección Rescate. Culiacán,
Sinaloa
Rivera G. Antonio, 1981. La
Revolución en Sonora. Publicaciones del
Gobierno del Estado de Sonora 1979-1985. Hermosillo,
Sonora.
Sinagawa Montoya Herberto, 1986.
Sinaloa, Historia y Destino Editorial
Cahíta, Culiacán, Sinaloa.
OTRAS FUENTES
Archivos Históricos de la Secretaría de
la Defensa Nacional ( AHSDN). Expediente del General
Aurelio Sepúlveda. ( Copia proporcionada por
el Dr. Ignacio Almada Bay)
El DEBATE de los
Mochis. Junio 22 de 1997. Suplemento " El General
Felipe Bachomo" de Ernestina Yépiz
Peñuelas.
Entrevista a Don Roberto Lagarda Cabrera y Doña
Elisa Lagarda Muñoz, habitantes del pueblo de San Bernardo
hasta 1968.
Lugar donde fue fusilado Felipe Bachomo
General Felipe Bachomo
Por:
Ignacio Lagarda Lagarda