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Gobernabilidad posbélica en Centroamérica




Enviado por correorai



    1. Situación
      Histórica
    2. Una participación
      política excluyente
    3. El ejercicio del
      poder
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    1. Introducción.

    En estos años de paz en la región
    centroamericana, se puede afirmar que ha entrado en un proceso de
    recuperación no sólo democrática
    considerando los años de violencia que
    vivió, sino también económica. El Estado
    norteamericano viene impulsando desde hace varios años, un
    programa de
    recuperación que ha dado sus primeros frutos; los
    índices de pobreza y
    desempleo se
    han combatido. Programa que lamentablemente no ha sido
    implementado o renovado para América
    latina, que tiene más una prioridad de seguridad interna
    y derechos
    humanos, lucha contra las drogas y
    contrabando.
    Situación que ha acortado la distancia de pobreza entre
    ambas regiones, en desmedro de la latinoamericana.
    Centroamérica ha avanzado mucho más en el desarrollo social
    y económico.

    El proceso de violencia vivido por la región por
    más de 14 años, ha entrado en un proceso de anomia
    o, más bien de expectativa sobre lo que pasará con
    los gobiernos democráticamente elegidos. Esto ha
    facilitado que los diversos gobiernos: Francisco Flores en El
    Salvador; Enrique Bolaños en Nicaragua puedan desarrollar
    con factibilidad sus
    programas
    económicos neoliberales. Otro punto, y no lo
    trataré en el presente trabajo, son
    las vicisitudes en pro y en contra que ha ocasionado la
    implantación de este programa.

    Después de diez años del fin de la
    guerra en El
    Salvador la falta de justicia sigue
    siendo un aspecto muy importante, una traba para el
    auténtico despegue hacia un verdadero Estado
    democrático de derecho que pueda ejercer plenamente su
    autoridad o
    gobernabilidad. Parece no ser suficientes las grandes inversiones
    que se han hecho destinadas a crear las condiciones necesarias
    para contar con una herramienta fuerte, capaz y eficiente, como
    la reforma a la constitución salvadoreña, con nuevas
    leyes que
    permitió desmoronar los antiguos cuerpos de seguridad y se
    diseñó una concepción totalmente distinta en
    este ámbito, para que garantice los derechos humanos y la
    estabilidad del país.

    Para la CEPAL, esta década violenta del 80,
    supuso un retroceso de 20 años en el desarrollo
    económico y social, y una deuda social acumulada que
    tardará décadas en solventarse.

    2. Situación
    Histórica

    Históricamente la región ha tenido una
    economía
    muy modesta, debido no sólo a la geografía, sino
    también a los fenómenos derivados de la
    división internacional del trabajo. La economía es
    extremamente vulnerable, con escasos recursos
    tecnológicos, humanos y naturales limitados, baja productividad y
    bajo nivel de ingresos,
    dependencia de la exportación de materias primas. Tampoco la
    ubicación periférica es la más favorable ,
    existe una propensión en quedar al borde de la agenda
    política y
    económica en un mundo progresivamente globalizado. La
    hiperinfluencia política y económica de agentes
    externos permitió una penetración y dependencia del
    exterior, con la omnipresencia de EEUU. Otro factor a considerar
    es la fuerte preferencia a la concentración
    altísima del poder dentro
    de cada país, con una cultura
    política considerablemente autoritaria, que merced a
    rasgos oligárquicos y dictatoriales han consentido hablar
    de un Estado caracterizado por rasgos prepolíticos y una
    sociedad que
    presenta una clara anomia social. La polarización extrema
    y la fractura social, permite hablar de una sociedad de dos
    prontitudes, que genera a su vez dos ciudadanías: amplios
    sectores que tienden a la marginación y al
    empobrecimiento, a la desintegración social y a presentar
    graves carencias de desarrollo,
    con un horizonte de creciente violencia e inseguridad
    urbana y "Somalización" indígena y rural; una
    pequeña elite oligárquica que constituye más
    del 2% de la población que abarca casi totalmente los
    beneficios de las épocas de bonanza económica. Todo
    ello no es extraño que durante la década de los
    ochenta la región entrara en una recóndita crisis en los
    factores políticos y económicos.

    Sumado además, que la democracia fue
    uno de los ingredientes centrales de la reciente etapa
    revolucionaria; los insurgentes la vieron como una de las
    dimensiones de su lucha contra dictaduras brutales como el
    somocismo en Nicaragua, o contra regímenes militares que
    fomentaban el fraude electoral
    y la represión como en Guatemala y El
    Salvador. En cambio, para
    las elites la democracia estaba duramente amenazada por el reto
    revolucionario. Por su parte EEUU veía en la democracia
    una elección de contrapeso a las revoluciones y una
    herramienta para reducir el vigor de la convocatoria
    revolucionaria respecto de actores sociales que, sin embargo, se
    oponían al autoritarismo político de las
    elites.

    El Salvador, se vio sometida durante aproximadamente
    once años: 1980- 1991 a una cruenta guerra civil.
    Fundamentada esencialmente por las precarias condiciones
    económicas de la población rural. La élite
    que componía el gobierno y la que
    la sostenía había postergado
    sistemáticamente las legítimas aspiraciones de un
    pueblo por unas mejores condiciones de vida.

    En este argumento abordaremos principalmente cómo
    estaban las condiciones del pueblo campesino y
    sus condiciones de vida, que fue el caldo de cultivo para la
    germinación de una de las guerrillas más preparadas
    y violentas de la historia subversiva de
    América
    latina, y cómo después ésta no pudo
    conquistar el ansiado poder, básicamente por errores
    estratégicos de lucha y la injerencia de EE.UU., en ayuda
    logística al Ejército
    salvadoreño.

    3. Una participación política
    excluyente.

    Para finales de los 70, El Salvador vivía un
    orden político claramente excluyente del resto de la
    población, haciendo que la crisis político
    económico generara un enfado en casi todas las capas de la
    nación.
    Señala Alfredo Rangel "la estructura
    económica elitista y la expansión de la
    economía agrícola de exportación empeoraron
    las condiciones de vida de los campesinos" Sumado a ello el trabajo
    desarrollado por activistas católicos hacia la masa rural,
    que más tarde sería retomado por el grupo
    revolucionario.

    Todo esto se incubó en la década del
    sesenta, en el que no se dio soluciones
    económicas y sociales que aliviaran las ya deterioradas
    condiciones de la población, como también la
    represión política traducida en ausencia de
    democracia.

    Hugh Byrne, señala que esto por si sólo no
    es suficiente para concurrir en una guerra civil, sino el enfoque
    que utiliza para estudiar los procesos de
    insurrección, el diseño
    y desarrollo de las estrategias
    adecuadas en los momentos adecuados son los que determinan la
    viabilidad de una revolución.

    La clase
    dirigente terrateniente, políticamente ultraconservadora,
    pero económicamente progresiva, no estaba dispuesta a
    compartir nada de la carga del cambio económico con un
    campesinado empobrecido y marginado de la expansión de la
    economía agroexportadora. Economía exportadora que
    se basaba en la producción
    de café. La expansión de la producción cafetera forzó a los
    campesinos a desertar sus tierras para convertirse en jornaleros
    de tiempo de
    cosecha, o a trabajar en parcelas pequeñas para mantener
    cosechas de pancoger.

    La élite salvadoreña estaba dividida
    interiormente, una facción agro-financiera se
    oponía férreamente a cualquier cambio en el marco
    de concentración de propiedad de
    la tierra y
    los salarios bajos
    con el fin de conservar la economía de plantación
    como base de ingresos y ganancias de la sociedad. Otra
    facción agro-industrial pretendía introducir
    cambios en el sistema
    económico y favorecer formas políticas
    menos autoritarias en el marco de una democracia representativa,
    aun cuando restringida y limitada. Sin embargo, ambas posiciones
    concurrieron en torno a los
    intereses agro-financiera, razón por la cual El Salvador
    tenía reputación internacional de
    autoritarismo.

    La élite argüía que no había
    razón para el descontento social porque el producto de la
    economía cafetalera estaba ampliamente distribuida y era
    la principal fuente de supervivencia en las áreas rurales;
    por ello la reformas estructuradas reclamadas sólo
    impedirían el desarrollo económico, de manera que
    no había nada que reformar. En este sentido el concepto de
    democracia de la élite era muy restringido en el cual no
    cabía la izquierda.

    Todo esto nos lleva a pensar que el sistema
    político salvadoreño estaba determinado por el
    totalitarismo y la exclusión. Todo intento de
    participación política de la clase media era
    sistemáticamente bloqueado, lo que llevó a una
    polarización extrema y condujo a la guerra civil. El
    estado tampoco podía hacer mucho, aun cuando quisiera,
    puesto que era débil, nunca pudo desafiar los intereses de
    la clase dominante; una división de labores entre las
    FF.AA., que tenía puestos principales en el gobierno, y la
    oligarquía que controlaba la economía; una
    exclusión de las organizaciones
    políticas independientes que organizaban los intereses de
    los campesinos; y una baja institucionalización del
    sistema de partidos y del sistema electoral.

    Políticamente el régimen siempre estuvo
    mantenido por una base de apoyo muy estrecha. En 1972, los
    militares impidieron el traspaso del poder a una coalición
    amplia de la socialdemocracia y un partido comunista
    triunfadores en las elecciones.

    Esta polarización extrema y una situación
    sin salida de la crisis del régimen, explica en gran parte
    porque en 1980 estalló una verdadera guerra civil de forma
    de insurgencia guerrillera y la razón del muy alto
    desarrollo que alcanzó la guerrilla del FMLN en el curso
    del conflicto.

    4. El Ejercicio
    del Poder.

    La gobernabilidad, hoy en día, como lo afirma
    Edelberto Torres Rivas, "resulta de examinar el viejo problema
    del orden, el ejercicio del poder estatal cuando las relaciones
    con la sociedad atraviesan una etapa de crisis". Quiere decir,
    que también es un problema de eficiencia, de
    sus resultados. La preocupación es mucho más en
    esta época de profundas modificaciones históricas
    en la sociedad de mercado, que
    necesita de una sociedad civil
    más independiente del poder estatal y en consecuencia se
    alteran las relaciones de todos sus diversos componentes, cuyo
    eje es el Estado.

    Por otro lado, la coherencia y la sistematización
    de la sociedad son el objetivo
    central del ejercicio del poder. El caos y la inestabilidad son
    amenazas a la legitimidad de la autoridad. Se afirma que el tema
    de la ingobernabilidad ha tenido orígenes europeos,
    propios de las sociedades del
    capitalismo
    avanzado, de un ejercicio conservador. Situada en la crisis de
    los resultados propios de la democracia de masas, en la
    sobrecarga de demandas y expectativas que ella, al profundizarse,
    alimenta y que el Estado de bienestar debe enfrentar. Es decir,
    todo lo que queda sin cumplir en una sociedad democrática,
    aumenta el estado de desgobierno. Una cultura política que
    no restringe su participación popular hace que
    desconfíe de la democracia.

    El populismo
    latinoamericano y centroamericano debe ser anotado como la
    primera experiencia de gobernabilidad, de participación en
    el escenario político de masas urbanas recientes,
    movilizadas sin ninguna experiencia de organización política,
    ideológicamente ambiguas, electoralmente necesarias. Lo
    que todavía no tenemos en cuenta es que el problema de la
    gobernabilidad forma parte del proceso de las consolidaciones
    democráticas que viene subrayando la paradoja de las
    insuficiencias de la democracia electoral en relación con
    la necesidad adicional de un buen gobierno.

    La gobernabilidad tal como la entendemos, debe descansar
    en dos pilares fundamentales, la legitimidad y eficacia.
    Eficacia en el sentido de su debilidad tanto en la sociedad y en
    el interior del Estado, puesta en duda sus bondades
    prácticas, los líderes tradicionales de los viejos
    partidos parecen no ser ya suficientes. Legitimidad, entendido
    como eficacia, técnica y administrativamente, honradez
    pública en el manejo de recursos, sancionar los actos de
    corrupción.

    Para una democracia plena en Centroamérica y
    América Latina, con estabilidad institucional y participación ciudadana, destinada a
    resolver los problemas
    sociales, el profesor
    Torres Rivas cree que es necesario que los intereses de la
    sociedad civil estén asegurados, atendidos por el Estado.
    Para ello los partidos
    políticos, en una sociedad democrática, son
    responsables de estas funciones de
    doble dirección, de expresar las necesidades de
    toda sociedad en el nivel del poder del Estado y conformar ese
    poder, dirigiéndolo.

    Lamentablemente los partidos centroamericanos no
    están inmersos en un proceso de modernización y
    democratización, todavía se ven estructuras
    centralizadas y autoritarias; por ello el desencanto de la
    población con los partidos, lo que ha llevado a la
    desactualización de dirigentes, desideologización,
    problemas de
    identificación entre partidos y cúpulas, y la
    incomunicación, como también la impunidad de
    dirigentes que cometieron delitos contra
    la hacienda pública (caso Nicaragua).

    Los sistemas
    administrativos, institucionales y las mediaciones
    partidarias tradicionales quedaron debilitadas con la crisis del
    orden autoritario; pero lo que realmente entró en crisis
    en estos años fue la matriz
    socioeconómica tradicional que los cobijó, es decir
    la sociedad con un mercado agrario exportador y uno industrial
    volcado hacia adentro y un Estado promotor que suplió la
    ausencia del sector empresarial vigoroso. Debe entenderse que los
    partidos políticos no sólo son intermediarios entre
    la ciudadanía y el poder estatal, sino otorgan
    a éstos dirección y contenido, legitiman el poder
    del Estado y otorgan sentido al orden público; sirven para
    canalizar y representar demandas y conflictos
    originados en la sociedad civil y dar respuestas, un flujo
    constante de la sociedad civil hacia lo estatal-político y
    viceversa.

    La gobernabilidad centroamericana, también pasa
    por conseguir su autonomía y reducir su vulnerabilidad
    externa, lo que va a llevarlos a la gestación de un
    verdadero espacio democrático, que ofrece grandes
    posibilidades para superar la exclusión
    social, económica, étnica, el rechazo
    endémico de las elites oligárquicas y
    tecnocráticas a la cultura campesina

    Carlos Sojo señala que la gobernabilidad puede
    ser la resultante de las modalidades de ejercicio del poder
    político en un determinado régimen; sin embargo,
    para él no existe necesariamente una relación de
    dependencia entre gobernabilidad y democracia, puesto que se han
    visto situaciones de gobernabilidad en regímenes
    autoritarios.

    La sociedad centroamericana está claramente
    consciente que después de tantos años de guerra,
    por un lado sus expectativas están centradas en la de la
    justicia y la del crecimiento. Justicia entendido como las
    reformas sociales que les permitan justificar la larga espera por
    la respuesta del Estado a las necesidades de salud, educación, cultura y
    recreación de importantes segmentos de la
    población. La finalización de la guerra se ha
    convertido en el punto de partida para el avance de los intereses
    sociales y el relanzamiento de las actividades económicas
    y, en menor medida, con un programa progresivo de
    democratización.

    En este sentido las políticas gubernamentales han
    enfilado sus propuestas en el desarrollo de procesos de negociación para los conflictos armados, la
    generalización y profundización de políticas
    mercado-dirigidas complementadas con instrumentos de
    compensación tanto social como económica, y el
    desarrollo de mecanismos de concertación económico
    social con el fin de establecer acuerdos básicos y
    disminuir resistencias.

    Sin embargo, a pesar de estos indicios alentadores, la
    participación electoral en el Salvador se ha ido
    lentamente recuperando. "Desde 1994 a febrero del 2000 se han
    celebrado cuatro procesos electorales (1994,1997, 1999 y 2000) de
    un ausentismo que tiene como causa la apatía y el
    desinterés de la población por todo aquello que
    huele a política" de que nada sirve votar porque todo
    seguirá igual o peor, porque todos los partidos son
    iguales. Para contrarrestar esto, los gobiernos de posguerra se
    deben empeñar en afirmar no solamente el cumplimiento de
    los acuerdos de paz de 1992, como la base necesaria para una
    verdadera transformación social, política y
    económica, lo que de alguna forma indicará que los
    años de guerra no fueron vanos, con los miles de muertos,
    lisiados y desaparecidos, las migraciones masivas hacia dentro y
    fuera del país.

    En estos regímenes democráticos,
    recientemente constituidos, debemos advertir que la
    política informal de la que padecen y la practican,
    orientada de acuerdo a los viejos esquemas, como los "debajo de
    la mesa", etc., un hiper-presidencialismo y la continuidad de
    imposiciones autoritarias, "que puede llegar a transformarse en
    un problema de la gobernabilidad, situación en la cual se
    ponen en entredicho todos los esquemas, los procesos e instituciones
    que en base a su interconexión y compatibilización
    logran edificar condiciones que favorecen la legitimidad, la
    representatividad y la participación en el ejercicio de la
    gestión
    política (Alcántara, 1994). El tema de la
    gobernabilidad se encuentra entonces en el centro de los procesos
    políticos y de los ejes centrales de enlace entre
    sociedad, sistema político y estado. Por lo tanto es
    allí donde se concretiza la forma específica en la
    cual el estado se relaciona con el ciudadano, es decir, las
    "arenas" en las cuales se genera el tipo de integración y cohesión de una
    sociedad concreta"

    En este sentido para poder garantizar la gobernabilidad
    democrática, es de vital importancia la ampliación
    de la ciudadanía, sobre todo la clandestina que ejercen
    los pueblos indígenas, que no sólo implica el
    incluirlos en las garantías constitucionales ciudadanas,
    sino también elementos sustantivos de la ciudadanía
    social, en el patrimonio
    histórico-cultural o ambiental.

    Si queremos ser optimistas y situarnos en escenarios de
    gobernabilidad en los años futuros, debemos considerar
    tres aspectos: el sistema de partidos, la intermediación
    política y social, y la acción
    y la calidad de la
    sociedad civil, como también el nivel de estabilidad
    económica. Las democratizaciones, no tan recientes pero de
    expectativas todavía nuevas, debe ser satisfecha con
    esquemas de asistencia social, estabilidad económica,
    justicia e igualdad ante
    la ley, mayor
    participación política y eliminar los
    sectarismos.

    Conclusiones.

    Quizás no sea un indicio que se deba resaltar,
    considerando que la violencia puede volver; pero el hecho se ha
    dado y significa que es un paso hacia la democratización y
    pacificación dentro de un marco de mayor gobernabilidad
    para la región; en este sentido los militares son los que
    más se desacreditaron y han reducido su cuerpo de
    oficiales y suboficiales. En Nicaragua hasta un 15%, un 50% en El
    Salvador y un 33% en Guatemala. También la
    oligarquía, dueños de la tierra han
    experimentado drásticas reformas y los que estaban en
    política se han descompuesto o la muerte
    política.

    Como lo dije en la introducción, hay un
    importante proceso de desarrollo democrático, las
    elecciones libres se han sucedido unas tras otras sin
    ningún imprevisto que considerar, competencia
    partidaria y activación de la sociedad civil. Este
    clima favorece
    especialmente a los partidos de derecha: ARENA, que vienen
    ganando todas las elecciones.

    Se puede afirmar que en Centroamérica, luego de
    todos estos años de conflicto y de acuerdo de paz, se ha
    completado la fase de la transición a la democracia, es
    decir, hacia un régimen político-institucional, lo
    que no quiere decir que estén dadas las condiciones para
    una gobernabilidad democrática que garantice los derechos
    de los ciudadanos.

    Entre 1981 y 1999, en Centroamérica, Belice y
    Panamá
    se han realizado 56 procesos electorales, con un promedio de casi
    3 elecciones por año, correspondiendo a cada país
    un promedio de 8 elecciones (11 en El Salvador y 5 en Nicaragua)
    todo esto nos indica el restablecimiento del sistema
    democrático electoral.

    Precisamente para no volver a espectar una
    involución de la autoridad y por ende de la gobernabilidad
    es fundamental que los partidos políticos refuercen sus
    programas y su presencia ante la sociedad, que se elimine los
    esquemas personalistas. La inclinación de la
    población hacia estilos de "mano dura" son elementos de la
    cultura política tradicional, eliminar la
    polarización o fragmentación, lo que de alguna
    forma es causa y consecuencia de la volatilidad electoral. Que la
    intermediación social sea efectiva, para compartir
    espacios con actores de la sociedad civil y los grupos de
    interés. Asimismo, otro elemento de la
    democracia y la gobernabilidad, es que los espacios
    públicos sean autónomos: una acción y
    calidad de la sociedad civil.

    Bogotá, 3 de Junio de 2002

    BIBLIOGRAFÍA

    1. Edelberto Torres Rivas. "Centroamerica, revoluciones
    sin cambio revolucionario" en Revista Nueva
    Sociedad N° 150. Noviembre de 1997.

    2. Carlos Sojo. "Democratización, Gobernabilidad
    y Actores políticos en el proceso de Integración
    Regional" en Estudios Internacionales. Vol. 7 N°
    13.

    3. Revista Estudios Centroamericanos de la Universidad
    "José Simeón Cañas". Números 615,
    616, 617, 619, 623, 624, 625,629, 631, 633, 635, y
    636.

    4. Ricardo Córdova Macías y otros autores.
    Pasos Hacía una nueva Convivencia: Democracia y
    participación en Centroamérica.

    Instituto de estudios Iberoamericanos. El Salvador
    2000.

     

     

    Autor:

    Iván Rodríguez Alegre

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