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El juicio sintético a priori en la Crítica de la Razón Pura de Emmanuel Kant




Enviado por sid_92



    1. Formación del pensamiento
      filosófico de Emmanuel Kant
    2. El Juicio Sintético A
      priori: fundamento de todo conocimiento en
      general
    3. La Crítica de la
      Razón Pura: la formación de todos los
      conocimientos previos a la experiencia
    4. Más Allá de los
      límites de la Razón Pura
    5. Conclusión
    6. Bibliografía

    Introducción

    "Existe, pues, un camino que el hombre, si
    quiere, puede recorrer; inicia con la capacidad de la
    razón de levantarse más allá de lo
    contingente para ir hacia lo infinito
    ". Así versa
    la carta
    encíclica "Fe y Razón", en su apartado dedicado a
    esclarecer la función de
    la razón en el camino del hombre hacia
    la verdad (Intellego ut Credam). Y es que, ciertamente, la
    capacidad espiritual del hombre para conocer realidades, tanto
    materiales
    como abstractas, es patente en el avance del conocimiento.

    Sin embargo, esta capacidad no pocas veces se ve nublada
    en su búsqueda de la realidad más profunda: el
    camino a la verdad objetiva representa para el hombre un
    problema, es un camino dinámico, no
    estático.

    En este camino problemático, el mismo hombre
    puede dudar de sus capacidades para alcanzar alguna verdad, sobre
    todo cuando el mundo moderno, plagado de subjetivismos y
    diversidad, cuestiona nuestra capacidad de conocer la realidad
    tal cual. A lo sumo, el
    conocimiento de la verdad objetiva se convierte en un
    conocimiento ecléctico del mundo. Y aunque el problema se
    presenta puramente como teórico, tiene una profunda
    repercusión en nuestra vida práctica, ya que el
    conocimiento del hombre no es ni sólo una teoría,
    ni una pura praxis, sino
    que es uno solo el conocimiento humano, teórico y
    práctico a la vez, de donde se debe buscar la verdad en
    relación con el bien que hay que realizar.

    La propuesta de la presente investigación está en orden a
    esclarecer la problemática del conocimiento humano, y de
    ofrecer una respuesta a la interrogante general sobre si la
    razón humana tiene realmente la capacidad de elevarse
    hasta alcanzar un conocimiento infinito, o si el carácter problemático del camino
    hacia la verdad objetiva no es más que la prueba de que en
    realidad hay algunos conocimientos en los cuales la razón
    palpa su propia limitación.

    Abordaremos esta problemática desde una de las
    obras más representativas de la filosofía universal
    en relación al problema del conocimiento humano. Se trata
    de la "Crítica a la Razón Pura" (de ahora en
    adelante, haremos referencia a este libro con las
    siglas KRV) del pensador alemán Emmanuel Kant.

    Esta obra ha sido considerada por tres motivos
    principales: primero, este autor se distingue como creador del
    criticismo moderno, es decir, el estudio del conocimiento humano
    en sí mismo, en cuanto capaz de alcanzar un conocimiento
    objetivo;
    segundo, la filosofía de este autor siempre ha estado en
    disonancia con la filosofía tradicional por la radicalidad
    de sus afirmaciones en cuanto a la determinación de los
    límites
    de la razón; finalmente, en el bicentenario luctuoso de
    Emmanuel Kant, su propuesta filosófica sigue siendo actual
    e inquietante, sobre todo por sus repercusiones en los
    ámbitos de la gnoseología, la ética y la
    teología modernas.

    Además, el camino hacia la verdad es
    problemático, y en su consecución tenemos que
    plantearnos una y otra vez los fundamentos de nuestro proceder, a
    fin de confirmar nuestros logros, o en palabras del mismo Kant en
    sus Prolegómenos a toda Metafísica
    del Porvenir
    :

    "La razón humana, es tan constructiva que, con
    frecuencia, después de acabar la torre, la ha derribado
    de nuevo para ver si el cimiento está bien
    fabricado".

    La obra Crítica de la Razón Pura,
    se compone de cuatro secciones principales: prólogo,
    introducción, doctrina elemental
    trascendental y doctrina trascendental del método.
    Desde el primer párrafo
    del prólogo de la KRV, el autor pronuncia
    categóricamente su postura respecto al problema planteado,
    ésta es, a saber, el conocimiento tiene límites,
    hay cuestiones que no puede contestar, pero tampoco puede
    deshacerse de ellas
    , en palabras de Kant:

    "La razón humana tiene, en una especie de sus
    conocimientos, el destino particular de verse acosada por
    cuestiones que no puede apartar, pues le son propuestas por la
    naturaleza
    de la razón misma, pero a las que tampoco puede
    contestar, porque superan las facultades de la razón
    humana".

    Por otro lado, en la introducción de la obra, el
    autor resuelve el porqué de esta condición limitada
    de la razón: el Juicio Sintético a priori.
    De aquí en adelante (en la Doctrina Elemental
    Trascendental y la Doctrina Trascendental del Método), la
    obra consiste en un desarrollo
    riguroso de esta hipótesis.

    El asunto de nuestro estudio, planteado con rigor
    escolar, será: exponer los alcances y límites del
    conocimiento desde la KRV de Emmanuel Kant. Para esto, la
    investigación presente procederá de la siguiente
    manera: primero, con un estudio introductorio sobre la
    formación del pensamiento de
    Emmanuel Kant; segundo, clarificaremos el concepto sobre lo
    que es el juicio sintético a priori; tercero, nos
    plantearemos la posibilidad de tal clase de
    juicio desde la "doctrina elemental trascendental" de la
    KRV; y, cuarto, valoraremos algunas de las consecuencias
    que tal juicio plantea en el problema del
    conocimiento.

    El hombre es "aquél que busca la verdad",
    mas en esta búsqueda tiene que valerse de las herramientas
    de las cuales ha sido provisto, a fin de no equivocar el rumbo y
    de enriquecer el tesoro de la sabiduría para la
    posteridad.

    Capítulo 1

    Formación del pensamiento
    filosófico de Emmanuel Kant

    Emmanuel Kant nació en 1724, en Koenigsberg,
    Prusia, hoy Kaliningrad y parte de un territorio que está
    bajo soberanía soviética, en el seno de
    una familia de
    artesanos, su padre, Juan Jorge, era guarnicionero y su madre,
    Regina Reuter, era ama de casa. La familia,
    muy numerosa, pasó por duras pruebas: seis
    de los hijos murieron muy jóvenes.

    De su padre recuerda Kant su rectitud y probada
    honradez; de su madre, de confesión pietista, rama del
    protestantismo característica por su rigorismo, recuerda
    su bondad e inteligencia.
    El autor se educó en el Collegium Fridericianum,
    también de confesión pietista, dirigido por el
    pastor pietista F. A. Schultz, donde se seguía un
    régimen de gran severidad tanto en los contenidos como en
    los métodos.
    En este colegio se graduó en filosofía,
    teología y ciencias
    naturales. Concluyó sus estudios superiores en 1747, y
    después de un período muy difícil
    económicamente hablando, en 1755 obtuvo, con muchos
    esfuerzos, el doctorado y la habilitación como profesor y
    encargado de curso en la Universidad de
    Koenigsberg. Que su madre, así como el colegio donde
    estudió, fueron de confesión pietista, y que su
    padre haya sido probado como un hombre recto y honesto, parecen
    ser las causas de que los escritos de Kant se distingan por su
    escrupuloso orden lógico, y su explicación
    conceptuosa.

    Terminados sus estudios, dedicó su vida a la
    docencia y a
    la investigación, a la cual se consagró. Los
    años que transcurren entre 1770 y 1781 constituyen el
    momento decisivo para la formación del sistema kantiano.
    Después de una larga meditación, surgió la
    primera crítica: la KRV en 1781, a las que
    siguieron las otras grandes obras en las que figura el
    pensamiento maduro de este filósofo, en particular las
    otras dos críticas: la Crítica de la
    Razón Práctica
    en 1788, y la Crítica
    del Juicio
    en 1790. Llevó una solitaria y modesta vida
    de sabio, hasta su muerte por
    debilidad senil el 12 de febrero de 1804.

    1. 1. Influencias
    filosóficas en Emmanuel Kant

    La vida de Kant transcurre casi completamente en el
    siglo XVIII, el cual cierra la era moderna de la
    filosofía. El pensamiento moderno es, por llamarlo de
    alguna manera, una revolución, es la exaltación del
    hombre y de la capacidad del conocimiento humano sobre la
    tradición medieval. Nuestro autor se distinguirá de
    entre los modernos sobre todo por llevar a cabo la síntesis
    de las corrientes de su época: el racionalismo,
    el empirismo y el
    idealismo.

    La filosofía de esta era comprende tres etapas.
    La primera etapa de la era moderna es la del humanismo y el
    racionalismo, el cual, defendido especialmente por Descartes y la
    filosofía de Leibniz y Wolff, propone en su vertiente
    gnoseológica a la razón como única fuente
    del conocimiento humano. Las sensaciones no pasan de ser ideas
    confusas. La razón es el único elemento
    válido del conocimiento, esto en detrimento de los sentidos:
    "los sentidos nos engañan" afirmará
    Descartes. Cabe mencionar un texto de
    Leibniz, del "Nuevo Ensayo Sobre
    el Entendimiento Humano", de especial influencia en el
    pensamiento kantiano:

    "Es indudable que los sentidos nos son necesarios en
    todo conocimiento real; pero no son suficientes, porque
    sólo nos proporcionan ejemplos, es decir, verdades
    individuales o particulares. Ahora bien; todos los ejemplos,
    por numerosos que sean, que confirman una verdad general, no
    bastan para fundamentar la generalidad y universalidad de esta
    verdad pues de que una cosa haya sucedido no se sigue que haya
    de suceder siempre (…) de aquí se sigue que las
    verdades necesarias, como las que encontramos en las matemáticas puras, especialmente en la
    aritmética y en la geometría, deben apoyarse en principios cuya
    demostración no depende de los ejemplos, ni por
    consiguiente del testimonio de los sentidos".

    Es apreciable la similitud de este lenguaje con
    el que empleará Kant en la KRV, y su referencia
    especial a las matemáticas puras como "verdades
    necesarias".

    La segunda etapa de la filosofía
    moderna consiste en la época de la
    ilustración y el empirismo o filosofía de la
    experiencia la cual considera la experiencia sensible como
    única fuente del conocimiento. Sólo el conocimiento
    sensible es válido, la razón sólo "juega"
    con el material obtenido en la experiencia sensible. Esto es, la
    filosofía empirista propone un conocimiento a base
    únicamente de sensaciones que se "graban" en la mente, se
    combinan, y nada más. Podemos decir que es la corriente
    totalmente contraria al racionalismo, y que surge como respuesta,
    sin embargo, la verdadera naturaleza del conocimiento es en
    parte teórica o racional y en parte práctica o
    sensible
    . Este es probablemente el primer indicio en la
    formación del pensamiento de Kant: tratará unificar
    la parte racional con la parte empírica en el
    conocimiento.

    En el siglo XVII aparece el idealismo (Fiche, Schelling,
    Hegel)
    proponiendo que el sentido de la realidad depende de la actividad
    espiritual del sujeto, es decir, la no existencia de objetos
    fuera de la razón, sino sólo en la interioridad de
    ésta, cuestión inaceptable para Kant como menciona
    Santiago Echeverri:

    "Desde su primera obra metafísica, titulada
    Nueva Dilucidación de los principios primeros de la
    metafísica
    , publicada en 1755, hasta las
    Reflexiones póstumas, algunas de las cuales datan
    del otoño de 1793, el filósofo alemán
    esbozó argumentos muy diversos para probar la realidad
    del mundo externo (…) En una de sus Lecciones de
    Metafísica
    Kant compara el idealismo tradicional con
    un ‘cáncer’ que debería ser extirpado
    oportunamente".

    De aquí podemos plantear una hipótesis sobre la
    inquietud filosófica del autor acerca del conocimiento
    intelectual y sensible: ¿cómo interactúan?
    ¿cómo conciliar el racionalismo y el empirismo?
    ¿cómo demostrar apodícticamente la
    existencia de los objetos fuera de la mente humana?

    1. 2. Los "momentos
    claves"

    Proponemos tres eventos como
    "detonadores" de toda la filosofía crítica de
    Emmanuel Kant: el "siglo de las luces" (1700), el descubrimiento
    de que la tierra gira
    alrededor del sol y no a la inversa (descubrimiento llevado a
    cabo por Copérnico), y lo que el mismo Kant llama la "gran
    luz".

    1. 2. 1. La
    ilustración

    Aunque no constituye el único movimiento
    cultural de la época, la ilustración lleva la pauta de la
    filosofía europea en el siglo XVIII. Consiste en un
    articulado movimiento filosófico, pedagógico y
    político, que va seduciendo de manera gradual a las clases
    cultas y a la activa burguesía en ascenso en los diversos
    países europeos. Es un movimiento que en cuya base se
    encuentra la confianza en la razón humana, cuyo desarrollo
    implica el progreso de la humanidad, al liberarse de las cadenas
    ciegas y absurdas de la tradición, y del cepo de la
    ignorancia, la superstición, el mito y la
    opresión. Leamos un texto de la "Historia de la
    filosofía
    " de Emmanuel Kant:

    "La ilustración es la liberación del
    hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la
    imposibilidad de servirse de su intelecto sin la guía de
    otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en
    la falta de inteligencia sino de decisión y valor para
    servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro.
    ¡Sapere aude! ¡ten el valor de servirte de
    tu propia razón!: he aquí el lema de la
    ilustración".

    Según Kant, hay algo que todos los
    metafísicos dogmáticos de la historia han ignorado, si un
    conocimiento tan cierto como la metafísica no ha sido
    compendiado en un libro de ciencia como
    se compendia la matemática, es porque todos los discursos
    metafísicos se basan en conocimientos que si bien no son
    tan errados, todos ellos se han quedado estancados por no aportar
    nada al conocimiento de una realidad de una vida futura,
    así como de la existencia de un Ser Absoluto y de un
    alma
    inmaterial, sino que esta basada en juicios analíticos
    (que serán explicados más adelante). Todos han
    "especulado" por llamar de una forma a la actividad de la
    razón teórica, sin tomar en cuenta el principio
    mismo que hace posible esa especulación, como pretender
    conducir un automóvil sin haber colocado la llave y sin
    haber puesto gasolina. Pues de la misma forma que este principio
    permite el conocimiento, también explica toda posibilidad
    de conocimiento físico y metafísico. Y durante la
    historia han seguido unos tras otros estos principios
    metafísicos por utilizar los andamios construidos por
    otros para hacer la propia casa, mas no se han preocupado por
    construir sus propios andamios para construir el propio
    edificio.

    1. 2. 2. El giro
    copernicano

    Nicolás Copérnico nació el 19 de
    febrero de 1473 en Thorn (Polonia). Es uno de los fundadores de
    la astronomía moderna y autor de la
    teoría planetaria heliocéntrica. En 1543 la obra
    maestra que lo habría de inmortalizar: De
    Revolutionibus Orbium Coelestium
    , dedicada al papa Paulo III,
    que consta de seis libros de los
    cuales el más importante es el primero por exponerse en
    él la teoría heliocéntrica. Esta
    teoría propone, en contradicción radical al
    conocimiento de la época, que los planetas giran
    alrededor del sol siendo éste el centro del sistema
    planetario y no la tierra con
    todo lo demás girando alrededor suyo como se pensaba. El
    descubrimiento de Copérnico pudo inspirar a Kant en su
    giro gnoseológico del conocimiento, a saber, que no somos
    nosotros los que nos amoldamos a la forma del objeto cuando lo
    conocemos, sino al revés, el objeto se amolda a la forma
    de nuestro conocer. Después de siglos de plantear la
    propia posición de la tierra en el centro del sistema solar,
    con el sol y los
    demás planetas girando en orbitas alrededor, por medio de
    la observación de los movimientos de los
    cuerpos celestes, Copérnico se da cuenta que todo el
    sistema se explica mejor y adquiere congruencia entre todos los
    datos de la
    experiencia si colocamos a la tierra en una orbita alrededor del
    sol y no al revés, como la cosmografía tradicional
    lo planteaba.

    1. 2. 3. La gran
    luz

    El pensamiento de Kant evolucionó
    significativamente a lo largo de su vida. Pueden distinguirse
    dentro de su desarrollo cuatro períodos: en el primer
    período (1746 – 1760) prevalece el interés
    por las ciencias
    naturaleza; filosóficamente Kant es racionalista. En el
    segundo (1760 – 1769) aventaja la vocación
    filosófica, y se advierte una tendencia hacia el
    empirismo. En el tercero (1769 – 1781) surge ya la idea
    criticista, es el período de la gestación. En el
    cuarto (1781 – 1804) se producen las clásicas obras de la
    filosofía crítica, o trascendental, y, tras ellas,
    en los años postreros de su vida, algunas aclaraciones y
    retoques de su doctrina. El año de 1769 fue crucial.
    Llevado a una honda meditación, él mismo dijo: "El
    año 1769 me trajo la gran luz". La gran luz era el
    principio criticista. En 1770 aparece la disertación
    inaugural De Mundi Sensibilis atque Intellibilis Forma et
    Principis
    (Forma y Principios del Mundo Sensible e
    Inteligible) la obra puede ser considerada como el acta de
    nacimiento del criticismo.

    Hasta ahora hemos mostrado los principales factores que
    influyeron en la formación del pensamiento de Kant y en la
    concepción del principio crítico, fundamento de
    toda la filosofía trascendental como él mismo la
    llama. Pero cuál es este principio, capaz de fundir en un
    solo cuerpo doctrinal, la paradoja gnoseológica de la
    época moderna ¿cuál es a fin de cuentas la fuente
    del conocimiento, el intelecto o la experiencia?

    Capítulo 2

    El Juicio Sintético A priori:
    fundamento de todo conocimiento en general

    ¿En qué consiste el juicio
    sintético a priori y porqué es fundamental
    en el sistema Kantiano? Porque tal juicio explica la interacción del intelecto y de la
    experiencia en el proceso del
    conocimiento, y como el objeto conocido se amolda a la forma de
    razón humana y no al contrario, según lo afirma la
    filosofía tradicional.

    El problema se plantea de la siguiente forma: el
    conocimiento actúa bajo un principio que le permite
    alcanzar la realidad concreta, pero este principio no puede
    provenir de la experiencia pues ésta sólo nos da
    "casos aislados", pero si afirmamos que este principio proviene
    de la razón, entonces parece perder fundamento
    práctico. El siguiente capítulo tratará de
    explicar tal juicio en tres pasos: primero, con todo el rigor
    cartesiano nos formaremos una idea clara y distinta de lo que es
    un juicio sintético a priori; segundo, deduciremos,
    con Kant, su procedencia; finalmente, responderemos a la
    cuestión sobre los alcances y límites de tal
    juicio.

    2. 1. Distinción
    general entre los juicios analíticos y
    sintéticos

    Un juicio es una proposición que relaciona dos
    conceptos, por ejemplo "el perro ladra", es un juicio en cuanto
    asocia el concepto de perro y el concepto de ladrido, asimismo
    "la silla sirve para sentarse", asocia los conceptos de silla y
    de estar sentado. Los dos ejemplos anteriores son juicios
    analíticos pues están construidos por una
    descomposición de conceptos. Cuando pienso en el concepto
    de perro intuyo que éste ladra, pues el concepto de ladrar
    está contenido en el concepto de perro. De igual forma,
    "que sirva para sentarse", esta contenido en el concepto de
    silla. Ahora, téngase la siguiente proposición: "la
    casa es azul", que es un juicio sintético, pues cuando
    pienso el concepto de casa, no necesariamente pienso que sea azul
    (un color), es decir,
    el concepto azul no esta contenido en el concepto
    casa.

    Mientras que en el primer caso de los juicios
    analíticos, no estoy añadiendo nada nuevo a los
    conceptos, sino que estoy hablando de lo mismo, en los juicios
    sintéticos sí añado algo nuevo al
    conocimiento
    . No es lo mismo que digamos "la silla sirve para
    sentarse", que "la silla es de madera". En el
    primero (analítico) cuando pienso en silla, ya sé
    que sirve para sentarse; en el segundo (sintético), pensar
    en "silla" no implica que esta silla sea de madera, podría
    ser de metal o algún otro material, es decir,
    añadí algo nuevo al concepto de la silla. El juicio
    analítico es, en sentido negativo, una tautología,
    pues estoy hablando de lo mismo, y en sentido positivo, es
    también la materia de
    todas las definiciones y no más. El juicio
    sintético, realmente aporta algo al conocimiento,
    permite su avance, pues añado algo nuevo a los
    conceptos.

    El juicio analítico es a priori, es decir,
    previo a la experiencia en el sentido de que no la necesito para
    verificar la verdad o falsedad del juicio. Si decimos "la silla
    sirve para dar la hora", sé que el juicio es falso a
    priori
    porque "dar la hora", no esta contenido en el concepto
    de silla.

    El juicio sintético es "a posteriori", es
    decir, sólo después de la experiencia se puede
    saber si el juicio es verdadero o es falso. "La casa es azul" es
    un juicio que no puedo sustentar a menos que yo mismo haya visto
    la casa o me lo hayan dicho, de otro modo no puedo saber el color
    porque no esta contenido nunca en el concepto de casa.

    Sin embargo, vemos que, de alguna forma, existe un tipo
    especial de juicio que, aun siendo sintético, es decir,
    que aporta algo nuevo al conocimiento, es anterior a la
    experiencia. Por ejemplo, el teorema de Pitágoras: "el
    cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de
    los catetos" (lo cual se cumple siempre en un triángulo
    rectángulo). El concepto del cuadrado de la hipotenusa no
    contiene nunca el concepto de la "suma de los cuadrados de los
    catetos". Este juicio es sintético entonces pero,
    además, es a priori, pues es universal, es
    decir, se cumple para todos los triángulos rectángulos
    independientemente de la verificación en un
    triángulo dado. O bien, "la distancia más corta
    entre dos puntos es la recta que los une". En el concepto de
    recta nada hay del concepto de magnitud (la más corta) y
    sin embargo, dicho principio geométrico es necesario y por
    lo tanto a priori. El juicio sintético a
    priori
    es lo que da al conocimiento (nuevo) universalidad y
    necesariedad porque se construye previo a la
    experiencia.

    2. 2. Toda la ciencia
    teórica de la razón está construida con
    juicios sintéticos a priori

    Entiéndase por "ciencia teórica de la
    razón", todo conocimiento construido en la razón y
    que en la experiencia sólamente se verifica, como las
    matemáticas puras (aritmética y geometría)
    y la física
    teórica. De estos conocimientos bien podemos decir que son
    infalibles.

    Si decimos que 2 + 2 = 4, esta proposición
    matemática es apodíctica. A simple vista, parece
    que es un juicio analítico, y que el concepto de 2 + 2
    contiene el concepto de 4 o, en otras palabras, cuando pienso en
    2 + 2 automáticamente pienso en 4. Pero es falso. Cuando
    pienso en 2 + 2 sólo pienso en un número como
    resultado de tal suma, pero nunca que ese número sea 4.
    Por lo tanto la proposición no es un juicio
    analítico sino sintético dado que 4 es un
    conocimiento nuevo
    . La sencillez del ejemplo nos causa
    confusión. Pero qué pasa si elevamos las cantidades
    a 25164 + 59468 = ? En este ejemplo es claro que la suma me
    dará por resultado un número, es decir, cuando
    pienso en 25164 + 59468 intuyo que el resultado es efectivamente
    un número, pero no intuyo nada acerca de cuál es
    ese número, por lo tanto, la proposición no es
    analítica (de descomposición), sino
    sintética, pues el resultado de tal suma es un
    conocimiento nuevo.

    Sin embargo, este juicio sintético (25164 + 59468
    = ?), es a la vez a priori puesto que el resultado de esta
    suma es siempre necesariamente el mismo número, lo
    verifique o no:

    "Las proposiciones propiamente matemáticas son
    siempre juicios a priori y no empíricos, pues
    llevan consigo la necesidad, la cual no puede ser derivada de
    la experiencia".

    Antes de la experiencia (realizar la operación
    suma), no sé que número concreto
    obtendré por resultado, sin embargo, sé que
    obtendré siempre el mismo número las veces que yo
    realice la suma, incluso si no la realizo el resultado "ya
    está dado", la operación no hace más que
    "descubrirlo".

    La geometría también está
    construida con juicios sintéticos a priori. Si
    decimos "la distancia más corta entre dos puntos es la
    recta que los une", el juicio es sintético, puesto que el
    concepto de línea recta no contiene nada acerca de
    magnitud (la más corta), sin embargo es también
    a priori, ya que es un juicio necesario, esto es, se
    cumple para cualquier par de puntos en el espacio. Asimismo "la
    suma de los ángulos internos de un triángulo es
    igual a 180 grados" es un juicio sintético puesto que el
    concepto de "la suma de los ángulos internos", como vimos
    en el ejemplo de la suma, contiene un número como
    resultado, pero no que ese número sea siempre 180;
    además, es a priori, puesto que este principio es
    necesario y universal, por que el resultado es necesariamente 180
    para todo triángulo. Todos los principios de la
    geometría son juicios sintéticos a priori, o
    al menos lo son los principios que permiten un avance en el
    desarrollo de esta ciencia.

    La física (ciencias naturales), es el estudio de
    las leyes
    dinámicas que determinan todas las cosas:

    "Naturaleza es el ser de las cosas, en tanto que
    está determinado por leyes naturales generales. Si la
    naturaleza hubiese de significar el ser de las cosas en
    sí mismas, no podríamos conocerlas jamás,
    ni a priori ni a posteriori. A priori no,
    pues, ¿cómo queremos nosotros saber lo que
    corresponde a las cosas en sí mismas, puesto que esto no
    puede nunca verificarse por descomposición de conceptos
    (proposiciones analíticas), dado que yo no quiero saber
    lo que en mi concepto de una cosa está contenido (pues
    esto corresponde a su ser lógico), sino lo que de la
    realidad de la cosa se añada al concepto y, por medio de
    lo cual, sea determinada la cosa misma en su ser, fuera de mi
    concepto?"

    Si estas leyes estuvieran en las cosas en sí
    mismas, nunca podríamos conocerlas por la experiencia ya
    que esta nos da simplemente ejemplos, casos aislados, de los que
    nunca podemos obtener una ley universal
    y necesaria
    que se aplique a todos los casos; pero tampoco
    podríamos conocer estas leyes a priori, pues
    necesitamos de la experiencia para tener al menos un dato de las
    relaciones entre las cosas.

    A la base de la física se encuentra la
    matemática (de la cual ya hemos mostrado su total construcción por juicios sintéticos
    a priori), y conceptos (que son de suyo,
    analíticos).

    Sea el caso de la fórmula de la velocidad: v =
    dt donde v es velocidad, d distancia recorrida y t es tiempo. Esta
    es una proposición sintética, pues el concepto de
    velocidad nunca está contenido en el concepto de
    multiplicación de "distancia por tiempo" (que es una
    proposición matemática), y es a priori,
    puesto que es necesaria, tanto que si voy en un automóvil
    con una velocidad constante de 50 kilómetros por hora, en
    una hora habré recorrido 50 kilómetros
    indudablemente.

    Si las leyes físicas no pertenece a los objetos
    en sí mismos (sería imposible su formulación
    como ley universal) y es además, un juicio
    sintético (aporta algo nuevo al conocimiento) y a
    priori
    (está construido previo a la experiencia)
    ¿cómo puede esta ley determinar la experiencia
    concreta?

    Que las proposiciones teóricas de la razón
    pura (como lo son las proposiciones de las matemáticas y
    de la física) tengan validez universal se explica porque
    éstas no determinan la experiencia en sí misma,
    sino la experiencia posible:

    "Si un conocimiento ha de tener realidad objetiva, es
    decir, referirse a un objeto y poner en el mismo
    significación y sentido, debe el objeto poder ser
    dado de alguna manera. Sin eso, son los conceptos vanos y
    aunque en realidad hemos pensado, nada hemos conocido por ese
    pensamiento; no hemos hecho sino jugar con representaciones.
    Darse un objeto –si ello no ha de entenderse sólo
    mediatamente, sino como exponerlo inmediatamente en la
    intuición- no es otra cosa que referirse su interpretación (real o al menos posible).
    (…) La posibilidad de la experiencia es pues lo que da a
    todos nuestros conocimientos a priori realidades
    objetivas".

    Kant, en el concepto de "experiencia posible", acaba de
    trazar los límites de la razón teórica, a
    saber, la razón teórica no puede conocer nada de
    los objetos en sí mismos, sino sólo como objetos de
    una experiencia posible
    .

    2. 3. Alcances y
    límites del Juicio Sintético A
    priori

    Por experiencia posible entendemos que todas las
    proposiciones de la razón teórica tienen una
    realidad absoluta dentro de nuestra razón teórica
    (dentro de nuestra mente), y que para que este conocimiento
    alcance la realidad radical de los objetos en sí mismos,
    necesita del experimento sensible que lo confirme, y así,
    podamos llamar a esta forma de conocer como "real" en todo
    sentido de la filosofía tradicional, a saber, un
    conocimiento de las cosas en sí mismas.

    Ahora, cabe preguntarse: el juicio sintético a
    priori
    , que se ha obtenido partiendo de las
    matemáticas y de la física consideradas como
    ciencias teóricas de la razón ¿tiene alguna
    validez en el campo del conocimiento
    metafísico?

    La metafísica, a juicio de Kant, se ha quedado
    varada por no realizar un análisis de la forma del conocimiento
    humano, y ha querido abstraer de la experiencia un sin fin de
    proposiciones que si bien son válidas, todas ellas son
    analíticas, son un juego de
    descomposición y "especulación", pero que no
    aportan nada nuevo al conocimiento metafísico:

    "No se puede presentar un solo libro, como se presenta
    un libro de Euclides, y decir: esta es la Metafísica,
    aquí tenéis el objeto mas noble de esta ciencia,
    el conocimiento de un ser más alto y de un mundo futuro,
    probados por el principio de la razón pura. Pues se nos
    puede, en efecto, mostrar muchas proposiciones, las cuales son
    ciertas apodícticamente, y nunca serán
    contradichas; pero éstas son todas analíticas y
    conciernen más a los materiales y a los medios de
    construcción de la metafísica que a la
    ampliación del conocimiento, la cual, pues, debe ser, en
    ella, nuestro propio designio".

    En este párrafo de los Prolegómenos, Kant
    deja sentadas dos afirmaciones: la metafísica tradicional
    está construida por proposiciones verdaderas, pero
    analíticas, proposiciones que no aportan nada nuevo al
    conocimiento; y, por otro lado, propone que para que la
    metafísica sea un conocimiento
    científico, debe ser validada por el principio de la
    razón pura, el juicio sintético a
    priori
    .

    Kant busca dentro de la matemática pura (que es
    tan clara e infalible) y de la física (que a fin de
    cuentas se basa en la matemática pura), el fundamento del
    conocimiento de la razón teórica. La
    metafísica, si bien es un conocimiento diverso al de la
    matemática y de la física, tiene que apoyarse en la
    razón teórica y en su principio para ser un
    conocimiento efectivo, es decir, que sea un conocimiento
    universal y necesario. El problema de toda la
    metafísica radica en que su objeto, el ser en sí
    mismo, nunca puede estar al alcance de la experiencia, sino
    sólo al alcance de la experiencia posible, no podemos
    nunca construir un experimento, al menos un experimento
    controlado, para verificar en la realidad radical la objetividad
    del alma y del ser más excelente, así como la de un
    mundo futuro.

    Así propone Kant en el primer párrafo de
    la conclusión a los Prolegómenos, el alcance y el
    límite de todo conocimiento de la razón
    pura:

    "Sería absurdo que esperásemos conocer,
    de objeto alguno, más de lo que pertenece a la
    experiencia posible, o que, aun de cosa alguna de la cual
    aceptamos que no es un objeto de experiencia posible,
    pretendiésemos el menor conocimiento para determinarla
    según su cualidad, tal como es en sí
    misma".

    En pocas palabras, qué es lo que lo que el
    hombre, en la razón teórica, puede conocer: nada
    fuera de la razón teórica. Todo conocimiento, al
    menos el científico tiene que ser verificado, o mejor
    dicho, verificable para alcanzar la realidad. Pero
    ¿cómo es que se puede llegar a tal
    conclusión sobre el conocimiento humano, sobre todo cuando
    éste demuestra su poderío para alcanzar la
    realidad?

    Si bien hemos mostrado como todo conocimiento humano que
    se digne de autoproclamarse científico, tiene que
    construirse en la razón pura y según el principio
    de ésta, el juicio sintético a priori,
    ¿cómo, tratando de librar hasta donde sea posible
    que este principio parezca dogmático al sentido
    común en general, es posible que nuestra razón
    formule tal juicio?

    Capítulo 3

    La Crítica de la Razón Pura:
    la formación de todos los conocimientos previos a la
    experiencia

    Kant se plantea el problema general de la razón
    pura en el apartado VI de la introducción a la KRV
    ¿cómo son posibles los juicios sintéticos
    a priori
    ?

    Las proposiciones analíticas están todas
    ellas basadas en el principio de no contradicción: una
    cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo las mismas
    circunstancias, y cómo estas proposiciones se construyen
    por la simple descomposición del concepto, se habla de lo
    mismo, es decir, del principio de
    contradicción.

    "Pues, si el juicio es analítico, sea
    afirmativo o negativo, tiene que ser siempre conocida su verdad
    suficientemente según el principio de
    contradicción (…) Por eso debemos dar al principio de
    contradicción el valor de principio universal y
    plenamente suficiente de todo conocimiento
    analítico".

    Si bien en el juicio analítico permanecemos
    dentro del concepto, en el juicio sintético tengo
    que salir del concepto para agregarle algo nuevo. Pues
    bien, ¿bajo qué principio salimos del concepto de
    modo que podamos asegurar la universalidad y el
    carácter necesario de tal afirmación sin
    recurrir a la experiencia?

    3. 1. Del principio supremo
    de todos los juicios sintéticos a
    priori

    Las proposiciones sintéticas tienen por
    fundamento necesario la experiencia, pues cómo
    habríamos de obtener un conocimiento nuevo si no es a
    través de los sentidos que nos proporcionan la
    intuición de los objetos del conocimiento. Decir que
    tenemos algún tipo de intuición "intelectual"
    sería lo mismo que decir que el hombre tiene la capacidad
    de obtener algún conocimiento por vía
    extrasensorial, lo cual resulta absurdo. Pero ¿cómo
    habría de ser que un conocimiento proveniente de la
    experiencia nos proporcione un conocimiento universal y necesario
    si ésta sólo nos da ejemplos?

    Si la intuición intelectual es imposible,
    ¿cómo un juicio puede ser sintético y a
    priori
    al mismo tiempo? Kant soluciona esto de la siguiente
    manera:

    "Si bien todo nuestro conocimiento comienza con
    la experiencia, no por eso originase todo él en
    la experiencia. Pues bien podría ser que nuestro
    conocimiento de experiencia fuera compuesto de lo que recibimos
    por medio de las impresiones y de lo que nuestra propia
    facultad de conocer (con ocasión tan sólo de las
    impresiones sensibles) proporciona por sí
    misma".

    La razón proporciona un material de antemano en
    el conocimiento de la realidad, a saber, la forma de los juicios
    y las categorías (de las cuales hablaremos más
    adelante). O mejor dicho, la razón humana tiene una forma
    de conocer independiente de la experiencia, de modo que cuando
    los objetos se nos son dados (en los sentidos), se
    organizan bajo las reglas universales y necesarias de la
    razón, y he aquí el giro copernicano del
    conocimiento
    : no es la razón la que se adapta a los
    objetos conocidos, sino éstos a aquélla.

    Esta forma de conocer de la razón tiene como
    andamio principal la síntesis de las múltiples
    experiencias en la razón misma:

    "El principio supremo de todos los juicios
    sintéticos es pues; todo objeto está bajo las
    condiciones necesarias de la unidad sintética de lo
    múltiple de la intuición en una experiencia
    posible".

    La razón humana es sintetizadora por naturaleza,
    es decir, recibe las múltiples representaciones de los
    objetos que aparecen en los sentidos y las unifica bajo un solo
    concepto en la experiencia posible. A la base de nuestra
    capacidad de conocer teóricamente está nuestra
    capacidad de síntesis y nuestra capacidad de imaginar un
    experimento que verifique ese conocimiento.

    Propongo el siguiente ejemplo: si tengo el concepto de
    "casa" y de "azul" puesto que los he obtenido por la experiencia
    previamente, mi propia razón teórica es capaz de
    sintetizar el concepto de casa y de azul bajo una sola
    representación "casa azul" antes de que la conozca
    experimentalmente. Incluso es esa representación la que
    hace posible que pueda construir una casa azul en la realidad,
    puesto que si no tuviera el esquema mental previamente, no
    podría construir tal casa.

    Ahora, en una ley física, obtenida por
    observación, la relación está dada por una
    síntesis, y es posible construir un experimento de modo
    que se cumpla tal ley. Realmente el experimento está
    construido a la medida de tal ley y, aunque en un primer momento
    tal ley se haya construido de la experiencia. Por ejemplo, la ley
    para medir la velocidad (v = dt), nunca puede utilizarse para
    medir, por ejemplo, aceleración (a = (v1 –
    v2)/t).

    La síntesis de lo múltiple de la
    intuición en la experiencia posible, no sólamente
    determina la experiencia sino que la hace posible. Si no
    tuviéramos ninguna relación formada en nuestra
    razón teórica, nunca podríamos siquiera
    comprender la realidad exterior, los objetos pasarían ante
    nuestros ojos uno tras otro, sin relación
    alguna.

    Nuestra razón teórica es, en resumen,
    "sintetizadora", es decir, tiende a unificar todo lo que a ella
    llega a través de los sentidos, bajo una sola
    representación (el concepto).

    3. 2. La doctrina elemental
    trascendental

    La tercera sección de la KRV, la
    doctrina elemental trascendental consiste en una
    análisis riguroso de la facultad de la razón
    teórica o pura, esto es, por oposición al
    conocimiento experimental, lo que la razón aporta en todo
    acto cognoscitivo.

    Para esto, la doctrina elemental trascendental se divide
    en dos secciones: la estética trascendental, que
    estudia la parte sensible del conocimiento, o mejor dicho,
    plantea aquí la teoría de la sensibilidad, de
    cómo el hombre percibe en los sentidos algún
    objeto; y la lógica trascendental que estudia la
    parte intelectual del conocimiento desde el punto de vista de su
    forma, independientemente de la materia del
    conocimiento:

    "La ciencia del entendimiento puro y del conocimiento
    racional, por la cual pensamos enteramente a priori
    objetos. Semejante ciencia, que determinase el origen, la
    extensión y validez de esos conocimiento llámese
    lógica trascendental".

    La lógica
    trascendental se divide en analítica trascendental y en
    dialéctica trascendental. En la analítica, se
    explica la formación de todos los conceptos y los
    principios de la razón, así como su
    extensión y validez; la dialéctica, explica lo que
    ocurre cuando la razón va más allá de sus
    límites permitidos, a saber, forma conceptos y
    proposiciones con material que nunca ha estado en los sentidos y
    sólamente por seguir el designio funcional de la
    razón pura de formar conceptos y juicios.

    3. 2. 1. La estética Trascendental

    Hay en todo conocimiento dos elementos que nunca podemos
    apartar: el espacio y el tiempo. Estos acompañan siempre
    nuestra experiencia del mundo. Es imposible para nosotros
    imaginar algún objeto que no ocupe un lugar en el espacio
    ni en el tiempo, incluso en la representación mental de
    objetos inmateriales, tendemos de alguna forma a colocarlos en
    algún lugar en el espacio y en el tiempo. Por ejemplo, el
    alma. Cuando pienso en el alma (totalmente inmaterial), la pienso
    dentro de mi corporeidad, y en algún momento pienso su
    creación y su posible destrucción o inmortalidad. O
    cuando pienso en Dios, aplico para Él las
    categorías de "Omnipresente", entendiendo que está
    en todo lugar, y de "Eterno" entendiendo que existe en todo
    tiempo. Cuando conozco un objeto, cualquiera que sea, no puedo
    negar que está aquí y ahora. El espacio y el tiempo
    están, como vemos, presentes en todo acto
    cognoscitivo.

    Pero ¿de dónde provienen estos conceptos
    de espacio y tiempo? O bien son parte constitutiva de los objetos
    en sí mismos y nosotros no hacemos más que
    abstraerlos de la experiencia; o bien, afirmamos con Kant que
    forman parte de la sensibilidad pura, es decir, nosotros
    colocamos el espacio y el tiempo en los objetos que
    conocemos
    . Para ampliar esta cuestión proponemos los
    siguientes ejemplos.

    Imaginemos a la razón como una persona que ha
    sido vendada de los ojos, y a la cual se le pide caminar por un
    campo de fútbol. Esta persona no sabe si está cerca
    de la portería o del centro de la cancha, o del borde de
    ésta, sin embargo tiene una representación
    previa espacio
    aunque de hecho no pueda ver nada. En este
    ejemplo ya es claro como en la razón hay una
    representación del espacio previa a la experiencia. Si el
    espacio proviniese de los objetos de la experiencia no
    podría formarme ninguna representación de ellos, no
    sabría si un objeto está aquí o allá,
    lejos o cerca, si una serie de objetos están en orden o
    desordenados. Si la persona vendada se quitase la venda y tratase
    de abstraer el concepto del espacio de la experiencia, no le
    serviría de nada, pues no tendría ningún
    concepto aún de cerca o lejos, de
    orden o desorden; incluso en el caso de que pudiera
    abstraer estos conceptos, bastaría dar unos pasos para
    tener que volver a abstraer el concepto de espacio.

    Imaginemos ahora a una persona encerrada en un cuarto
    sin ventanas y sin reloj por muchas horas. Esta persona no puede
    informarse de cuanto tiempo ha pasado, pero sin duda tiene la
    representación de que algún tiempo ha
    pasado. Aquí es claro ahora que el tiempo es,
    también, una representación previa a la
    experiencia. Si no fuese así, cada vez que miremos la hora
    en el reloj y notemos que algún tiempo ha pasado, este
    tiempo no significará para nosotros. Cuando a la persona
    del cuarto, se le muestra un reloj
    después de largo rato, ésta confirma
    sólamente cuanto tiempo ya pasó.

    El espacio y el tiempo son previos a la
    experiencia
    , por lo tanto, no pueden ser parte de los
    objetos en sí mismos
    : en toda experiencia
    cognoscitiva, el espacio y el tiempo son las formas de la
    sensibilidad pura que la razón aporta, e incluso, hacen
    posible toda experiencia
    . Si el espacio y el tiempo no
    estuviesen en la razón pura previamente a toda
    experiencia, no podríamos tener experiencia alguna, pues
    ¿en qué aquí y ahora colocaríamos tal
    experiencia?

    Hasta aquí se ha mostrado lo esencial de la
    estética trascendental, a saber, que el espacio y el
    tiempo son formas puras de la sensibilidad
    , están
    pues, en nuestra forma de conocer y no en los objetos en
    sí mismos.

    3. 2. 2. La lógica
    trascendental

    La lógica tradicional consiste en el estudio de
    las formas mentales y de su validez (verdad lógica), o
    invalidez (falsedad lógica). Éste es el sentido de
    lo que llama Kant lógica general, mas él distingue
    de ésta la lógica trascendental, a la que confiere
    única y exclusivamente la explicación del principio
    de la razón pura, el juicio sintético a
    priori
    :

    "La explicación de la posibilidad de los
    juicios sintéticos es un problema de que no tiene que
    ocuparse para nada la lógica general, ni siquiera
    conocer su nombre. Pero en una lógica trascendental es
    el asunto más importante de todos y aún el
    único".

    La intuición es un conocimiento directo del
    objeto que sólo puede darse a través de los
    sentidos, es decir, la intuición sólo puede ser
    sensible. Decir que somos capaces de una intuición
    intelectual (de llegar a un conocimiento directo de un objeto por
    vía extrasensorial), equivale a decir que tenemos alguna
    facultad de "premonición" o de
    "adivinación".

    Pero ciertamente somos capaces de obtener nuevos
    conocimientos por la vía del intelecto, pero
    ¿cómo si éste no es capaz de intuir, al
    menos en el mismo sentido de la intuición sensible? Esto
    se da a través de la facultad del
    entendimiento.

    Entender es "conocer por conceptos", es formar en
    nuestra mente la idea clara de una realidad a partir de juicios.
    El juicio es "el conocimiento mediato de un objeto; por lo
    tanto, la representación de una representación del
    mismo
    ". Son estos, los conceptos y los juicios, el objeto de
    estudio de toda analítica, la que, si es entendida
    trascendentalmente, tendrá que estudiar su objeto
    sólamente en cuanto a su forma y nunca en cuanto a su
    contenido. Es decir, la forma de los conceptos y de las
    relaciones entre ellos independientemente de todo
    contenido.

    Entender es realmente llegar a un conocimiento nuevo,
    pero no a través de una intuición intelectual ni
    mucho menos de una intuición sensible, sino a
    través de la formación de conceptos y juicios en la
    mente.

    Formar conceptos y juicios no es una función que
    la razón teórica realice cuando los sentidos le
    proporcionan el material adecuado para ello, sino que es
    su función inherente, es decir, lo hace incluso a expensas
    del material que se le da por parte de los sentidos.

    La razón es una unificadora de la realidad, bajo
    ella, se forman todos los conceptos y juicios del entendimiento.
    Supongamos que la razón teórica no tuviese la
    capacidad de construir los conceptos y los juicios antes de la
    experiencia y que éstos realmente se "abstrajesen" de los
    objetos, entonces nunca podríamos tener en nuestro poder
    ningún concepto, ni particular ni universal, a lo sumo se
    podría decir este objeto es tal cosa (un mueble
    para sentarse), pero nunca podría aplicarlo
    universalmente, es decir, que ésta, ésa, o
    aquélla, son sillas y sirven para sentarse.

    De hecho un concepto no es más que un juicio
    analítico, es la conjunción o síntesis de
    dos o más conceptos bajo una sola representación.
    Ahora ¿cómo descomponer en el entendimiento (que es
    la función de los juicios analíticos), algo que no
    ha sido sintetizado previamente? Esto es, la síntesis
    precede al análisis
    del concepto, y el hecho de que
    podamos realizar este último, es prueba de que la
    síntesis es el inicio de todo conocimiento
    humano
    .

    Si la función sintetizadora del entendimiento
    precede a cualquier otro acto en el conocimiento, debe realizarse
    según la propia forma sintética de la razón,
    y ser, al mismo tiempo independiente de todo material
    proporcionado por la intuición sensible. Además,
    sí la función del pensar es la de conocer por
    conceptos y juicios, ambos deben estar ya construidos
    según su forma en la razón pura para poder realizar
    la función sintética de la razón. De
    aquí surge la tabla de los juicios y las
    categorías:

    Juicios

    Categorías

    Cantidad

    Universales

    Particulares

    Singulares

    Unidad

    Pluralidad

    Totalidad

    Cualidad

    Afirmativos

    Negativos

    Infinitos

    Realidad

    Negación

    Limitación

    Relación

    Categóricos

    Hipotéticos

    Disyuntivos

    Inherencia y subsistencia. (Substantia et
    accidens
    )

    Causalidad y dependencia (Causa y
    efecto)

    Comunidad (Acción recíproca entre el
    agente y el paciente)

    Modalidad

    Problemáticos

    Asertóricos

    Apodícticos

    Posibilidad – imposibilidad

    Existencia – no existencia

    Necesidad – Contingencia

    Todo el material que recibimos por los sentidos,
    que son la única vía por la cual podemos recibir
    tal material, se amolda a la forma de los juicios y las
    categorías de la razón pura
    descritas en esta
    tabla.

    Sobre la obtención de la división de los
    juicios y las categorías presentada a lo largo del Primer
    Capítulo, Libro Primero de la analítica
    trascendental, Kant menciona en § 9:

    "Si hacemos abstracción de todo contenido de un
    juicio en general y atendemos sólo a la mera forma del
    entendimiento en él, encontraremos que la función
    del pensar, en el juicio, puede reducirse a cuatro
    rúbricas, cada una de las cuales encierra tres momentos
    (…) Todas las relaciones del pensar en los juicios, son:
    a) del predicado con el sujeto, b) del fundamento
    con la consecuencia, c) del conocimiento dividido y de
    todos lo miembros de la división entre sí. (…)
    la modalidad de los juicios es una función muy especial
    de los mismos que se caracteriza por no contribuir en nada al
    contenido del juicio (pues fuera de la cantidad, cualidad y
    relación, nada queda ya que constituya el contenido del
    juicio), y referirse tan sólo al valor de la
    cópula, en relación con el pensar en
    general"

    Y en § 10:

    "tal es el inventario de
    todos los conceptos primariamente puros de la síntesis,
    contenidos en el entendimiento a priori (…) Esta
    división se ha producido sistemáticamente por un
    principio común, a saber, la facultad de juzgar (que es
    tanto como la facultad de pensar), y no ha surgido
    rapsódicamente de una rebusca de los conceptos puros,
    emprendida a la buena de Dios; en esta última no se
    puede nunca estar seguro de que
    la enumeración sea completa, pues que sólo es
    concluida por inducción, sin pensar que de este modo
    nunca se comprende por qué precisamente éstos y
    no otros son los conceptos que residen en el entendimiento
    puro".

    Kant obtiene primero los juicios retirando todo
    contenido de ellos y dejándolos simplemente como son en
    cuanto a la forma. Luego, de ahí obtiene, a priori como
    él mismo señala, para cada forma especial de
    juicio, una forma de concepto puro del entendimiento

    Si bien, la lógica tradicional se ha ocupado de
    estudiar los juicios en tanto la relación entre los
    conceptos que lo forman, ha cometido un pecado de omisión
    al no ocuparse de qué tipo de relación se da
    en los juicios. Por ejemplo, supongamos la proposición
    "todo anciano fue niño alguna vez", que relaciona los
    conceptos de anciano y niño, es, utilizando la tabla:
    según su cantidad, universal; según su cualidad,
    afirmativo; según su relación, categórico; y
    según su modalidad, apodíctico. Y así,
    cualquier relación que queramos construir, tiene que
    amoldarse a la formas del juicio en cuanto a su cantidad,
    cualidad, relación y modalidad.

    Ahora, las categorías o conceptos puros del
    entendimiento
    son, conceptos que se han formado en el
    intelecto sin la intervención de ningún material
    proveniente de los sentidos, es más, construidos en
    ausencia de todo material. Son conceptos en los cuales la
    razón, partiendo de las formas de los juicios, constituyen
    las formas universales y necesarias de todo conocimiento.
    Así, el inicio del conocimiento se da en las
    categorías, que son, por así decirlo, conceptos
    totalmente vacíos en los cuales, como un recipiente
    que da forma al agua que
    contiene, acomoden en el entendimiento todo el material
    proveniente de los sentidos.

    Resumiendo lo visto en este apartado hasta ahora, la
    doctrina elemental trascendental trata sobre lo que la
    razón pura aporta al conocimiento humano de modo que sea
    universal y necesario, a saber, el tiempo y el espacio (en la
    sensibilidad pura), y la forma de los juicios y los conceptos
    puros (en el entendimiento puro).

    Ahora bien, se ha dejado para más adelante el
    contenido de la dialéctica trascendental, puesto que se
    ocupa de lo que ocurre cuando la razón pura sobrepasa sus
    propios límites, tema que se tratará en el
    último capítulo de este trabajo.
    Mientras tanto y, para finalizar esta sección, en la
    siguiente sección plantearemos desde la KRV, el
    principio último en el conocimiento humano, el cual
    permite, en última instancia, todo conocimiento objetivo:
    el "yo pienso".

    3. 3. "Yo pienso":
    el principio más alto en todo el conocimiento
    humano

    El segundo capítulo de la analítica
    trascendental, sobre la deducción de los conceptos puros del
    entendimiento, está dedicado a la deducción de los
    conceptos puros del entendimiento, parte esencial y, al mismo
    tiempo, una de las más difíciles y obscuras de toda
    la KRV a juicio de Verneaux. Pero ya vimos que la
    división de las categorías proviene de la
    división de los juicios, y que la división de estos
    a su vez, vienen de una abstracción del contenido de los
    juicios en general, es decir, la tabla de los juicios y las
    categorías es, por lo tanto, obtenida a priori y no
    por deducción.

    Cuando Kant utiliza el término
    deducción, no lo toma en su sentido
    metodológico, como paso de lo particular a lo general
    (opuesto a la inducción), sino que lo toma en sentido
    jurídico o al menos como lo utilizaban los juristas de su
    tiempo. En un proceso judicial, la deducción consiste en
    demostrar el derecho o la legitimidad de la pretensión.
    Kant realiza la distinción de esta manera:

    "Los maestros de Derecho, al hablar de facultades y
    pretensiones, distinguen en un asunto jurídico la
    cuestión sobre lo que es Derecho (quid juris) de
    la que se refiere al hecho (quid facti) y, al exigir
    prueba de ambas, llaman deducción a la primera
    que expone la facultad o la pretensión jurídica.
    (…) Por eso llamo deducción trascendental de
    los conceptos a priori la explicación del modo
    como esos conceptos a priori pueden referirse a objetos;
    y ésta se distingue de la deducción
    empírica, que señala el modo como un concepto ha
    sido obtenido por experiencia y reflexión sobre la
    experiencia. Por lo tanto, la deducción empírica
    no se refiere a la legitimidad sino al hecho (factum) de
    donde se ha obtenido la posesión".

    Así Kant, en este capítulo de la
    analítica trascendental, probará cómo los
    conceptos puros del entendimiento, ya admitidos a priori,
    están en cuanto derecho, es decir, tienen valor
    objetivo.

    Hemos visto en la doctrina elemental trascendental
    cómo estamos facultados para construir los primeros
    principios del conocimiento humano, porque éstos (los
    juicios y las categorías) no se forman en base al material
    que recibimos por los sentidos, sino que residen en la forma de
    la razón pura y son construidos antes de toda experiencia,
    siendo ésta tan solo la ocasión para que se
    manifiesten, es decir, para construir un juicio sintético
    a priori.

    Sería ilusorio pensar que se puede unificar
    algún concepto en el entendimiento, si no tuviera
    previamente el concepto de unidad en el mismo entendimiento, pues
    si voy a unificar algo tengo que saber antes qué es
    unificar. Esta unidad trascendental se da en la
    apercepción (en contraposición a la percepción) pura. Es decir, la
    apercepción pura es un concepto absolutamente
    vacío
    (a diferencia de las categorías que son
    también conceptos vacíos), de modo que no se accede
    a él directamente como a los demás conceptos puros
    del entendimiento, de los cuales se tiene o se puede tener
    conciencia, tengo
    que suponer este concepto para hacer posible toda
    síntesis, pues bajo qué concepto habría de
    unificar algo si no es bajo una unidad trascendental o
    vacía.

    Mas esta unidad trascendental no es ya
    función del entendimiento humano sino que es
    autoconciencia pura, es quien realiza el
    entendimiento humano, pues bajo qué principio puedo decir
    que todas las representaciones y conceptos actuales son
    míos, si no es bajo una conciencia que conoce, un
    Yo pienso, un Yo trascendental, o lo que es lo
    mismo, un yo que, simplemente, piensa, y pensar es
    unificar.

    "Este es el principio mas alto en todo el
    conocimiento humano
    ", así finaliza Kant la
    sección de la KRV dedicada al yo pienso.
    Esto es, en síntesis, que el principio supremo del
    conocimiento
    es que pienso, pero no un pienso al modo
    cartesiano "pienso luego existo", sino un pensar que
    infiere sólamente el conocimiento: porque yo
    pienso
    , unifico; y unificar es presentar las diversas
    representaciones bajo una sola (sintetizar); y porque puedo
    sintetizar, puedo colocar los diversos objetos recibidos, o
    más bien, los fenómenos como veremos más
    adelante, bajo las formas propias en las que la razón
    sintetiza (las categorías), y esto es, a fin de cuentas,
    conocer.

    Hasta aquí ya ha sido explicado todo soporte del
    juicio sintético a priori, a saber, que su principio
    supremo se encuentra en la síntesis de las diferentes
    representaciones en una experiencia posible; que en la doctrina
    elemental trascendental de la KRV se explica como para que
    el conocimiento sea universal y necesario debe contenerse a
    priori
    en la razón y aplicarse a los casos concretos a
    través de las formas puras de la sensibilidad y los
    conceptos puros del entendimiento; y que, por la unidad
    trascendental de la apercepción pura, el conocimiento de
    las categorías es válido, legítimo y
    totalmente objetivo.

    Ahora, al final de esta investigación trataremos
    de resolver las siguientes cuestiones desde la Crítica
    de la Razón Pura
    : ¿qué ocurre cuando la
    razón sobrepasa sus propios límites? y con ello
    responder al problema fundamental de esta investigación
    ¿cuál es el alcance real y el valor del
    conocimiento desde la Crítica de la Razón
    Pura?

    Capítulo 4

    Más Allá de los
    límites de la Razón Pura

    Si el conocimiento, desde la KRV, está
    marcado con el designio de permanecer dentro de los
    perímetros que la razón le marca, en
    qué sentido decimos que la razón humana puede
    levantarse hacia el infinito. A la pregunta sobre
    ¿por qué la metafísica no es
    científica? Kant dirá que explica realidades
    más allá de lo físico, es un conocimiento
    que no llega por los sentidos. Y ¿por dónde?
    ¿a través de la intuición intelectual? No
    somos capaces de tal intuición, el hombre sólo
    conoce por los sentidos en la experiencia. Esta conclusión
    no invalida la metafísica tradicional, sino que de ella,
    Kant afirma que, simple y sencillamente, no es
    científica
    , es decir, no se puede verificar bajo el
    criterio de la experiencia. Sin embargo, la metafísica
    tiene una realidad y un valor como conocimientos de la
    razón pura ¿en qué consisten esta realidad y
    este valor?

    4. 1. La ilusión
    trascendental

    La conclusión de toda la analítica
    trascendental consiste en demostrar que el conocimiento de las
    categorías y de los principios no puede nunca ir
    más allá de sus propios límites, es decir,
    que su uso sólo puede ser empírico, nunca
    trascendental (Kant utiliza aquí trascendental en
    un nuevo sentido, como más allá de toda
    experiencia posible
    ), a través de la síntesis
    de un concepto en la experiencia posible.

    Los sentidos son los medios por los cuales los objetos
    exteriores llegan al pensamiento. Pero, con Kant, la sensibilidad
    tiene unas formas propias, el tiempo y el espacio. Entonces,
    estrictamente en el ámbito de lo sensible, todo lo
    demás que no sea el tiempo y el espacio, es conocido en el
    objeto como es, es decir, en sí mismo. Ahora, quitar el
    tiempo y el espacio del objeto es imposible para
    nosotros.

    En esto consiste el fenómeno: es el objeto
    como se me es dado en los sentidos (en el tiempo y en el
    espacio). Pretender conocer los objetos en ausencia del
    tiempo y el espacio, es decir, totalmente en sí
    mismos, es imposible para nosotros. Esto señala el
    carácter subjetivo de todo conocimiento según
    Sergio Rábade, en su investigación sobre la
    objetividad del conocimiento en la KRV:

    "El hombre, en su conocer, no se encuentra con ni se
    ocupa de lo en-sí de las cosas, sino del para-mí,
    de aquello que las cosas son para mí sencillamente
    porque yo las conozco así".

    Este es, a nuestro parecer, el sentido de la sentencia
    kantiana de que no podemos conocer los objetos en sí
    mismos: podemos conocer los objetos en sí mismos pero
    no absolutamente en sí mismos
    . Tendríamos que
    poseer una intuición intelectual, que no necesite los
    sentidos, para conocer los objetos en sí mismos, o al
    menos libres de las formas puras de la sensibilidad. Como no nos
    es posible deshacernos de nuestra materialidad y conocimiento
    sensible, sólo conocemos los objetos como son
    aquí-para-mí-ahora, en otras palabras como
    se me aparecen o se me son dados en los sentidos, esto es como
    fenómenos. Partiendo del concepto de
    fenómeno, el concepto de noúmeno es sencillo de
    comprender.

    No encuentro el noúmeno el sinónimo
    más adecuado que el de espejismo. El espejismo no
    es una alucinación, la cual es totalmente irreal fuera del
    sujeto que la padece, sino que, el espejismo es tan real y
    objetivo que se puede fotografiar, y, sin embargo, es una
    ilusión, lo que parece estar ahí, no está en
    realidad. Verneaux afirma:

    "Como los fenómenos son los objetos de la
    sensibilidad, lo que no es fenoménico puede ser
    calificado de objeto del entendimiento, o noúmeno. Y
    como la intuición es la única función que
    presenta objetos, los noúmenos son el objeto de una
    intuición intelectual"

    Así que el noúmeno es el producto de la
    razón que, en el propio proceder unificador, construye un
    objeto que en realidad nunca ha estado en los sentidos. O en
    palabras de Verneaux: "El uso trascendental del entendimiento
    consiste en pensar cosas que no pueden ser dadas en ninguna
    experiencia
    ".

    Ahora, ¿Por qué la razón pura se
    afana en ir más allá de sus límites
    permitidos? Porque el conocimiento humano es, simplemente,
    trascendente, va más allá de su ámbito (o de
    sí mismo). Esto es, aunque el conocimiento está
    determinado por la forma de la razón a actuar por
    principios que la condicionan (las categorías y la
    experiencia posible), necesita, en última instancia, un
    primer principio incondicionado, que le permita saber
    precisamente cuáles son sus límites. Si no
    supiéramos que hay más allá del
    límite (los noúmenos), no tendríamos
    conciencia del límite mismo de nuestra razón, y sin
    tal punto de referencia no sabríamos si un conocimiento es
    real o hace referencia a un objeto. Cualquier objeto en la mente
    sería real, pues no sabríamos que sería
    lo irreal.

    En resumen ir más allá de sus
    límites le permite a la razón saber sus
    límites; tender a lo incondicionado le permite conocer las
    condiciones del conocimiento; el noúmeno da sentido
    a lo que es la realidad mostrando lo que no es real: "La
    ilusión trascendental consiste en considerar la tendencia
    natural del pensamiento a lo incondicionado como una
    aplicación del pensamiento
    ".

    En esto consiste la ilusión trascendental,
    en un "objeto" que debería estar ahí, que
    debería haber sido percibido por los sentido pero no es
    así, simplemente por el hecho de que no podemos construir
    el experimento que lo verifique, es decir, la síntesis de
    las diferentes representaciones obtenidas por los sentidos bajo
    una sola produce un objeto que está más allá
    de la experiencia posible.

    En el concepto de ilusión trascendental,
    Kant ha descalificado toda metafísica dogmática,
    pues ésta ha sido reducida a una elaboración mental
    sin fundamentos. Todos los objetos de la metafísica son,
    así, noúmenos. La metafísica
    dogmática no puede llegar nunca a ser ciencia, puesto que
    no puede verificar sus objetos en la experiencia posible, ahora,
    decir que la metafísica no puede ser ciencia y decir que
    no es objetiva son cosas muy distintas, sobre todo si analizamos
    el concepto kantiano de objetivo.

    Partamos de nuestra natural disposición para
    pensar en el sujeto y el objeto como contrapuestos. Para nuestro
    autor, tal contraposición no es real, sino que el sujeto
    contiene al objeto, el sujeto construye el objeto.
    Fuera de mi, la "cosa" real existe, está ahí (y mi
    intuición sensible lo confirma), pero no es objeto hasta
    que yo lo objetivizo. El objeto es una construcción
    de la razón, y la única contraposición entre
    sujeto y objeto no es la real, sino la
    lógica. La contraposición del sujeto y el
    objeto está en la forma del conocimiento.

    Pues bien, el conocimiento nouménico que soporta
    la ilusión trascendental (metafísica), es un
    conocimiento tan objetivo como las mismas categorías, pues
    se construye totalmente a priori en la razón
    pura:

    "Es la aplicación de los conceptos puros o
    categorías del entendimiento al contenido bruto de las
    intuiciones empíricas, sometido ya a las intuiciones
    puras de la sensibilidad y mediatizado por los esquemas de la
    imaginación".

    La razón humana no puede simplemente no construir
    noúmenos. Además, los construye según su
    forma
    , y como la razón esta determinada por el yo
    puro
    , todo hombre tiene, así como los conceptos puros
    del entendimiento, ciertos noúmenos determinados
    según su forma a priori en la razón. En
    palabras más sencillas, todo hombre tiene las mismas ideas
    metafísicas (el alma, el mundo, Dios) dentro de sí,
    independientemente de la existencia de estas ideas en la
    realidad.

    Cómo y por qué el conocimiento
    nouménico, que sustenta a la metafísica, se reduce
    a los tres objetos mencionados anteriormente será la
    cuestión del siguiente y último apartado de esta
    investigación a fin de determinar si los alcances y
    límites del conocimiento propuestos por Kant en la
    Crítica de la Razón Pura, son válidos
    y en qué sentido lo son.

    4. 2. La razón y sus
    ideas

    La dialéctica trascendental (última y
    más extensa sección de la doctrina elemental
    trascendental), es, si se quiere, el objetivo de toda la
    KRV, determinar el conocimiento metafísico; o bien,
    puede ser vista como un apéndice inútil, pues todo
    lo que respecta a la razón pura ya ha sido dicho como
    principio en la analítica. Entonces ¿por qué
    abordarla en esta investigación? Porque en ella se explica
    algo de suma importancia, la respuesta a la pregunta
    ¿Cuál es el sentido de que nuestra razón sea
    limitada?

    La razón, pensando, entiende, y al entender
    construye conceptos (que pueden ser puros), y así conoce
    (en la experiencia posible). Mas al pensar se da cuenta de que,
    por su propia naturaleza que tiende a lo incondicionado, piensa
    en algunas cosas que nunca pueden estar en la experiencia
    posible, y, por lo tanto, que nunca llegan a ser conceptos sino
    que permanecen como simples pensamientos, como ideas.

    Así, el pensar (que es más general que el
    conocer), es inobjetivo en el conocimiento nouménico. El
    noúmeno nunca puede convertirse en concepto, porque no hay
    objeto, mas la razón construye un objeto
    trascendental, tan objetivo (en sentido kantiano) como que
    la razón misma lo construye. Kant denomina a éste
    objeto idea trascendental, la cual sería un
    concepto puro trascendental, o el concepto de algo que no
    es objeto en la experiencia posible.

    Las ideas trascendentales se obtienen por medio de los
    razonamientos, ya que la razón es la facultad de
    razonar, y razonar es construir juicios, es decir, relacionar
    conceptos. Como la razón pura relaciona los conceptos de
    tres formas según la tabla de los juicios y las
    categorías, son tres los razonamientos: razonamiento
    categórico, hipotético y disyuntivo. El primer
    razonamiento se da en relación al sujeto (pues un juicio
    categórico se refiere a todo sujeto); el segundo a
    la relación de lo múltiple de las representaciones
    como causa de una sola (pues se trata de la relación de
    un fenómeno y su causa); y el tercer razonamiento
    en relación con todas las cosas en general y su
    posibilidad (ya que la disyunción se aplica para todas
    las posibilidades
    ).

    Dado que las ideas trascendentales son razonamientos
    incondicionados, es decir, que condicionan como principio todos
    los demás razonamiento, estos tienen que ser totalmente
    vacíos, o en términos kantianos, razonamientos
    absolutos.

    Y así, son tres las ideas trascendentales de la
    razón: partiendo del razonamiento categórico, el
    sujeto absoluto es el sujeto pensante, el alma; del razonamiento
    hipotético, la hipótesis absoluta como posibilidad
    de la unión de los fenómenos en una
    representación, el mundo; y del razonamiento disyuntivo,
    la disyunción absoluta como posibilidad de todas las
    cosas, Dios.

    Una vez que hemos reconocido los límites del
    conocimiento de la razón pura, y que la metafísica
    dogmática no es más que una trasgresión
    ilícita de esos límites ¿cuál es el
    valor de estas ideas dentro de un conocimiento limitado?
    ¿realmente aportan algo al conocimiento?

    4. 3. La Función de
    las ideas

    Kant realiza una valoración a través de la
    utilidad de
    estas ideas en el conocimiento y afirma: las ideas tienen una
    función reguladora y no constitutiva
    .

    Cuando hablamos de que el conocimiento en general es
    constitutivo, nos referimos a que éste es el que construye
    o constituye los objetos. Las cosas, por llamarlas
    de alguna manera, están fuera de nosotros, mas no son
    nada para nosotros, pero tampoco son algo, hasta
    que nosotros mismos las constituimos como
    objetos.

    Cuando constituimos un objeto le proporcionamos las
    formas puras de la sensibilidad, espacio y tiempo, en otras
    palabras, constituir es hacer que algo esté aquí
    y ahora en el entendimiento
    , de modo que podamos conocer la
    cosa como objeto. Antes de objetivizar, nada conocemos de las
    cosas, una vez construidos los objetos, podemos conocer las cosas
    en sí mismas.

    Mas con las ideas no podemos construir un objeto
    siquiera, pues estas no provienen de la existencia de alguna
    cosa en la experiencia posible, sino del desbordamiento de
    los limites de nuestra razón por influjo de su propia
    naturaleza. Ni siquiera en el caso de las ideas trascendentales
    podemos llegar a construir un objeto en la experiencia posible.
    Las ideas son conocimientos intelectuales,
    cuyo fin no es constitutivo, es decir, que se vuelvan objetos.
    Las ideas tienen una función reguladora:

    "Sostengo, pues, que las ideas trascendentales no
    tienen nunca uso constitutivo que suministre conceptos de
    ciertos objetos, y que, en el caso que así se entienda,
    son simplemente conceptos sofísticos
    (dialécticos). Pero en desquite tienen un uso regulador
    excelente e indispensable y necesario: el de dirigir el
    entendimiento hacia un cierto fin que haga converger las
    líneas directivas que siguen todas sus reglas a un punto
    que por no ser más que una idea (focus
    imaginarius
    ), es decir, un punto de donde los conceptos del
    entendimiento no parten realmente, puesto que se halla colocado
    fuera de los límites de la experiencia posible, sirve,
    sin embargo, para procurarles la más absoluta unidad con
    la más absoluta extensión."

    El texto es bastante explicito en lo que a uso
    regulador
    se refiere. Las ideas dan sentido al pensamiento,
    le dan una dirección ¿hacia dónde? Hacia
    lo infinito, lo indeterminado, lo incondicionado, el alma, el
    mundo, Dios.

    Así, en el sistema trascendental la razón
    alcanza un conocimiento ilimitado, el que las ideas
    trascendentales le proporcionan, pero inmanente, pues
    estas ideas están condenadas a permanecer encerradas en la
    intimidad de la razón humana, no pueden alcanzar nunca la
    dignidad de
    objeto real ya que el hombre solo posee la
    intuición sensible como medio para enterarse de lo que
    pasa en el mundo.

    Nada puede saberse del alma, del mundo, ni de Dios por
    medio de la razón pura, pues no son objetos de la
    experiencia sensible, sino de una especie de intuición
    intelectual, a saber, la ilusión trascendental.

    Conclusión

    El hombre, exaltado sobre todas las demás
    criaturas con la capacidad de razonar, ha soñado en el
    transcurso de la historia con llevar este poder hasta sus
    últimas consecuencias y se ha considerado a sí
    mismo dotado de un conocimiento potencialmente
    ilimitado.

    En efecto, el conocimiento en el hombre es ilimitado,
    pero ¿qué significa esto? El conocimiento es
    ilimitado porque él mismo construye su propia
    ilimitación, y no la construye en un acto
    espontáneo ni por necesidad, sino que lo hace
    irremediablemente por seguir el impulso de su propia naturaleza
    trascendental, es decir, que va más allá de sus
    límites; mas permanece encerrado en la isla a la que la
    forma de proceder de la razón y la experiencia posible lo
    condenan.

    Si vemos tanto avance en lo que a las ciencias
    empíricas se refiere, es porque la ciencia toda es
    precisamente el ámbito especializado del hombre, pues por
    medio de la experiencia posible, puede verificar toda
    teoría construida en la razón pura. Además,
    todo el conocimiento de las leyes de la naturaleza (o leyes
    físicas) tiene sus fundamentos en la matemática
    pura, que podríamos decir que es una especie de lenguaje
    común de toda razón humana (al menos la
    aritmética y la geometría); pues a su vez la
    matemática pura tiene por ultima consecuencia, la
    unidad trascendental que el yo puro le proporciona a la
    razón en las formas puras de la sensibilidad, el tiempo y
    el espacio.

    Desde el mismo punto de partida se ve que las
    matemáticas y la física son conocimientos
    infalibles y duraderos, mas la metafísica ha ido de mal en
    peor durante la historia (o al menos a permanecido estática).
    Nuestro autor, se pregunta por qué la metafísica no
    es una ciencia infalible y duradero, por qué "no
    está hecha".

    En el plano metafísico, decir que el alma, el
    mundo y Dios no puedan conocerse, y decir que no existen
    fuera de nuestra mente son cosas muy distintas. Por el contrario,
    tener estas ideas nos posibilita el conocimiento de estas
    realidades. En la razón ya tenemos estas ideas de una
    forma natural, esperando que por algún principio se
    conviertan en objetos, mas no por el principio de la experiencia
    posible.

    Kant está separando un lugar muy especial dentro
    de su sistema para el conocimiento objetivo de las ideas
    trascendentales, el conocimiento de fe, el cual, es
    abordado desde la siguiente obra de Kant, la Crítica de
    la Razón Práctica
    , en donde, sin
    pretensión de sumergirnos en su discurso,
    propone que el alma, el mundo y Dios, son supuestos que dan
    coherencia al actuar humano y a la libertad,
    partiendo de una realidad innegable: el sentimiento moral. Y
    más aún, en la Critica del Juicio, Kant
    completa la prueba de la existencia de Dios por la finalidad de
    la moral en el
    hombre.

    Si hacemos un recuento del proceso que esta
    investigación ha llevado, se muestra que Kant lo que
    quiere es construir la metafísica como ciencia
    experimental: en el primer capítulo, mostramos las
    corrientes modernas que influyeron en la formación del
    pensamiento kantiano, a saber, el racionalismo, el empirismo y el
    idealismo, de los cuales Kant intenta realizar una
    síntesis; en el segundo capítulo, analizamos los
    elementos claves de toda la filosofía crítica: el
    juicio sintético a priori y la experiencia posible.
    de igual forma se explicó como el conocimiento
    científico tiene elementos previos a la experiencia que le
    proporcionan total universalidad y necesariedad; en el tercer
    capítulo, nos introdujimos en la doctrina elemental
    trascendental, a fin de describir cómo es posible el
    conocimiento a priori en las categorías, y de
    cómo este conocimiento es totalmente objetivo pues esta
    regido por el yo puro, que es la regla universal de la
    objetividad para toda razón humana, una conciencia
    trascendental; en el cuarto y último capítulo, nos
    introdujimos al análisis kantiano de la metafísica,
    y de cómo todo conocimiento de este orden
    (metafísico), no es más que una trasgresión
    de los límites que la propia razón pura tiene, pues
    no fundamenta, ni puede, su validez (de la metafísica) en
    el campo de las ciencias puesto que no puede construir ni uno
    solo de sus objetos en la experiencia posible, es decir, la
    metafísica no es ni nunca podrá ser
    científica.

    Kant, analizando las matemáticas puras y la
    física, descubre ésta están construidas a
    priori
    en el entendimiento a través de los principios
    de la razón pura. Para que un conocimiento cualquiera sea
    universal y necesario (científico), tiene que ser
    construido en la razón a priori y ser objeto de una
    experiencia posible. Mas la metafísica actúa por
    medio de juicios analíticos y nunca podrá construir
    su objeto en la experiencia posible, sino que es un conocimiento
    cuyo principio de verificación es otro (el sentimiento
    moral), y, sin embargo, es completamente objetivo (comunes a toda
    razón humana).

    La metafísica es entonces un conocimiento
    totalmente válido, objetivo y útil, pero que no
    entra en el ámbito de las ciencias empíricas, pues
    sus objetos, el alma, el mundo y Dios, nunca serán objetos
    de una experiencia posible. La razón pura nunca puede por
    si sola, probar que estos objetos existen en la realidad.
    Así, el conocimiento de la razón pura en la KRV de
    Emmanuel Kant, tiene un poder ilimitado, pero inmanente,
    encerrado dentro de los límites que la misma razón
    pura se traza.

    Bibliografía

    KANT, Emmanuel.
    Prolegómenos a toda Metafísica del Porvenir.
    Porrúa. Col. "Sepan Cuantos…" Núm. 246. pp.
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    Celso Gusben Marfil Simón

    Seminario Conciliar de Yucatán

    Enero 2005

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