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Estado de la investigación sobre calidad de vida




Enviado por arlettepichardo



    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía
      básica recomendad

    Resumen

    A partir de una intensa y exhaustiva búsqueda de
    bibliografía, –
    tanto por medio físicos, como virtuales – se realiza
    un recorrido por la producción de conocimientos, informaciones
    y experiencias sobre calidad de
    vida. En particular, lo que se refiere a la calidad de vida
    de las personas. A pesar que se ha tratado de hacer un recuento
    lo más completo posible; no – necesariamente –
    se ha logrado incluir y abarcar la cantidad y diversidad de
    producción sobre el tema.

    El recuento bibliográfico incluye una
    clasificación de los principales textos localizados;
    así como, un balance del contenido de los mismos, en
    términos de aportes, potencialidades, vacíos y
    limitaciones. A partir de lo cual es posible identificar aristas
    de investigación, de utilidad para el
    futuro esclarecimiento del papel de la calidad de vida humana en
    el
    conocimiento y el desarrollo.

    Palabras
    clave

    Investigación – Calidad de Vida –
    Desarrollo

    Introducción

    Calidad de vida es un concepto de
    relativo uso cotidiano, aunque sus referentes explícitos
    no siempre sean comparables y se utilice de manera indiscriminada
    para hacer referencia a estilos o formas de vida, o bien a nivel
    o estándar de vida (esto último, la mayoría
    de las veces referido a consumo de
    bienes). Para
    algunas personas, es un lujo de los países desarrollados;
    en particular de aquellos que a lo largo de su historia han realizado
    amplias inversiones en
    capital humano
    y capital
    social, así como en profundas transformaciones
    institucionales.

    Para otras, es una expresión ambigua que se
    presta a múltiples interpretaciones, o un concepto que por
    los grados de complejidad y dificultades en su aprehensión
    no merece ser definido o medido. Para una gran mayoría,
    calidad de vida es un concepto restringido a etapas
    últimas de la vida adulta, vinculada –en muchos
    casos – a enfermedades terminales o al
    uso del tiempo libre.
    Incluso, hay para quienes, calidad de vida es un sinónimo
    de vivir sin preocupaciones, ni complicaciones de ninguna
    clase.

    Desarrollo

    La definición de una vida "buena", ha estado
    presente en las preocupaciones del pensamiento
    económico y social desde los tiempos de Aristóteles. Adam Smith y
    Karl Marx, no
    desarrollan el concepto de calidad de vida, pero consideran al
    trabajo
    –aunque con concepciones diferentes y opuestas en cierto
    sentido – como la fuente de la riqueza y responsable de las
    condiciones de vida. De modo que, la preocupación por la
    calidad de vida atraviesa el debate de las
    ciencias
    humanas, en particular de la filosofía, la economía, la sociología y, más recientemente, de
    las ciencias de la salud y la
    educación.

    En una manera similar, la preocupación por la
    calidad de vida también ha estado presente en las
    preocupaciones por el desarrollo. Aparece tímidamente en
    la literatura de
    la década de 1950 en las sociedades
    industrializadas e irrumpe con relativa fuerza a
    finales de 1960 y principios de
    1970. Especialmente, en vinculación con las teorías
    del bienestar y a búsqueda de articulación entre
    las políticas
    económicas y sociales e influenciado por los movimientos
    de calidad de los productos y
    prestación de servicios.
    Luego tiende a apagarse con la aparición del neoliberalismo, la preeminencia del
    reestablecimiento del equilibrio
    financiero y el surgimiento de los llamados "tigres
    asiáticos" como paradigma de
    conducción nacional.

    Aunque en la Conferencia de
    Estocolmo sobre el Medio
    Ambiente, en 1972, se plantea el tema de la calidad de vida;
    éste no aparece en la declaración correspondiente.
    Posteriormente, en Nuestro Futuro en Común (1987)
    – mejor conocido como el Informe
    Brundlant – en la Conferencia de Río´92
    y las iniciativas posteriores vinculadas al desarrollo
    sostenible se retoma el interés
    por la calidad de vida, al introducir el componente generacional,
    rescatando su particularidad desde el punto de vista ambiental de
    la calidad del entorno y asociado – principalmente –
    al ámbito de experiencias locales y de planificación urbana.

    Una consideración explicita a la calidad de vida
    como finalidad del desarrollo sostenible, aparece en la
    Declaración de la Alianza para el Desarrollo Sostenible
    (ALIDES), suscrita por los Presidentes de Centroamérica y
    el Primer Ministro de Belice en 1994 y refrendada
    –posteriormente – por el Presidente de la
    República Dominicana.

    Asimismo, entre las recomendaciones del reporte de la
    Conferencia Europa Sostenible
    realizada en Bélgica, en 1995, se plantea el tema de
    calidad de vida. Sin embargo, en la Cumbre de las
    Américas, realizada en Bolivia, un
    año después, aunque el Informe Nacional de la
    Sociedad Civil
    de México,
    plantea el acceso a una mejor calidad de vida como uno de los
    temas para esa cumbre, el mismo no aparece recogido entre las
    resoluciones finales de dicha cumbre.

    La búsqueda de conocimientos, informaciones y
    experiencias sobre calidad de vida, está marcada por la
    presencia de una gran cantidad de bibliografía sobre el
    tema (libros,
    artículos en revistas y periódicos, seminarios,
    trabajos de tesis, planes
    y programas de
    desarrollo, documentos
    técnicos y otros). La mayoría de esa
    bibliografía se encuentra dispersa y aislada.

    Menciones y alusiones a calidad de vida son de uso
    frecuente en la vida académica y política. Incluso,
    como parte de títulos de artículos o noticias, pero
    luego no hacen referencia a qué entienden por ese
    concepto, o cuál es la relación con el tema central
    tratado.

    Una situación similar se observa en las
    experiencias prácticas de mejoramiento de la calidad de
    vida de grupos humanos
    específicos alrededor del mundo, un importante grupo de
    éstas no plantean un referendo
    teórico-conceptual explícito. Esta
    afirmación, por supuesto, que de modo alguno desmerita los
    notables aportes prácticos al mejoramiento de aspectos
    importantes de la calidad de vida de los grupos
    sociales a los cuales destinan sus acciones.

    La intensa, minuciosa y sistemática
    búsqueda de bibliografía realizada utilizando el
    Internet, por
    medio del buscador electrónico Google, muestra un
    incremento constante de bibliografía sobre calidad de
    vida. De hecho, a la fecha de redactar este ensayo,
    aparecen más de un millón de registros en el
    tema de calidad de vida, casi 100 mil en calidad de vida humana y
    cerca de un centenar en investigaciones
    sobre calidad de vida. En Monografías.com, aparecen 69
    registros

    La literatura más difundida sobre calidad de vida
    se asocia tanto con fenómenos globales como el crecimiento
    económico (Clarke, 1977), el nivel de vida (Levi y
    Anderson, 1980 y Sen, 1987), el bienestar (Dasgupta, 1988), la
    expansión demográfica (Lassonde, 1997); como con
    los aspectos sectoriales del desarrollo, la productividad y
    los procesos y
    condiciones de trabajo (Drucker, 1983 y García, 1983), la
    vida en las ciudades (Velásquez, editor: 1988), la
    participación social y comunitaria, la práctica de
    vida saludable, la espiritualidad y la búsqueda de
    satisfacción de la felicidad o necesidades individuales
    (Morgan y Murgatroyd, 1994; Stanley, 1994; Holcombe, 1995;
    Diener, 1984) y se alude ampliamente a las dificultades para su
    medición (principalmente, Brock, 1995 y
    Milbrath, 1978), sin propuestas concretas de cómo resolver
    tales dificultades.

    Menciones interesantes a la calidad de vida como
    expresión del desarrollo integral y no tanto de la
    cantidad disponible de bienes y servicios se encuentran en Toffer
    (1970) y de manera reiterada en los difundidos Informes de
    Desarrollo
    Humano del Programa de
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo (PNUD -de 1990 en adelante). Por su parte,
    Iglesias (1993: 13) señala que las insuficiencias en
    calidad de vida y en la formación de recursos
    humanos se plantean como uno de los principales
    obstáculos para un desarrollo más moderno,
    más competitivo y más dinámico en el futuro.
    No obstante, en ninguno de esos casos se desarrolla una propuesta
    conceptual clara sobre tales conexiones.

    Tanto en publicaciones como en laboratorios, se
    encuentra una profusa literatura de investigaciones aplicadas de
    calidad de vida en el campo de la salud, lo que implica una
    redefinición -desde el punto de vista de la ética
    profesional- de las relaciones entre los profesionales de la
    salud y las personas aquejadas por enfermedades diversas, tales
    como dolencias respiratorias, trastornos neurológicos (el
    caso de la Epilepsia y el Mal de Alzheimer),
    enfermedades terminales (tales como el cáncer
    o el SIDA), el
    climaterio, personas con problemas de
    discapacidad,
    personas mayores, o bien con desórdenes traumáticos
    como producto de
    efectos de guerra u otras
    situaciones de violencia.

    De igual modo, se destacan los estudios en el campo de
    la educación,
    de manera especial ligados a poblaciones en condiciones
    especiales (Verdugo y Vicent, 2004; Verdugo, 1995 y 1998; Wild,
    1999, Sander, 1990, entre otros).

    En de otro orden, se ubican trabajos referentes a
    calidad de vida enfocados en acceso a recursos y
    redes de información, espiritualidad, y condiciones
    de trabajo y migraciones. En las interrelaciones se destacan los
    trabajos sobre medio ambiente y
    calidad de vida; así como, bioética y
    calidad de vida .

    Con respecto a los esfuerzos por articular estudios de
    calidad de vida se destacan, tanto los trabajos auspiciados, como
    las publicaciones realizadas por The Internacional Society of
    Quality-of-Life Studies
    (ISQOLS) (http://www.cob.vt.edu/market/isqols).
    Dicha organización, del 10 al 14 de noviembre de
    2004, lleva a cabo en Philadelphia, la Conferencia Internacional
    "Avanzando en Calidad de Vida en un mundo turbulento", con el
    propósito de incrementar el conocimiento
    de los estudios sobre calidad de vida, involucrando temas
    relativos a los aspectos objetivos y
    subjetivos del bienestar de individuos, grupos, comunidades y
    sociedades, focalizado en el concepto de calidad de vida: su
    conceptualización y medición (http://business.wm.edu/isqols/).

    En Europa, en 1996, la OECD, realiza el taller de
    expertos sobre el tema "Valores,
    bienestar y calidad de vida". Un estudio presentado sobre
    transporte y
    los cambios de hábitos de las personas, plantea que
    los valores
    juegan un papel importante en las decisiones en busca de
    bienestar y mejoramiento de la calidad de vida. Por su parte, la
    Unión
    Europea, en el marco del Quinto Programa Marco de
    Investigación y Desarrollo desarrolla trabajos en "Calidad
    de vida y gestión
    de los recursos vivos" (1994-1998), con el objetivo
    fundamental de lograr mejoras en la competitividad
    de la industria
    europea y en la calidad de vida de la ciudadanía. Los resultados de las
    líneas de investigación desarrolladas son recogidos
    por un segundo programa (1998-2002), el cual representa un
    cambio en
    relación con el anterior, al orientarse más a tomar
    en cuenta los aspectos económicos de las investigaciones,
    con el propósito de vincular la capacidad de
    investigación de la Unión Europea en ciencias de la
    vida, con el sistema
    productivo, y así responder a las demandas de la sociedad y las
    personas consumidoras (http://www.sost.es/VPM/programa1.htm).

    Tanto desde el punto de vista conceptual, como
    operativo, la bibliografía sobre calidad de vida de las
    personas desde un enfoque integral y abarcadora, es escasa y
    dispersa. A pesar de que, en los últimos cinco
    años, es observable un repunte de la bibliografía
    sobre calidad de vida. Más aún, algunos aspectos
    del abordaje conceptual han evolucionado positivamente.
    Avanzándose en superar la tendencia anterior de
    concentrarse en resaltar la ambigüedad conceptual y
    adentrándose en formulaciones operativas para su
    superación (Reig, 2002 y 2004; Schalock y Verdugo, 2003;
    Verdugo y Vicent, 2004).

    Sin lugar a dudas, el tratamiento más completo
    sobre calidad de vida –aun sin llegar a consideraciones
    concluyentes sobre su aplicabilidad práctica–
    aparece en la compilación bajo el mismo título de
    Martha Nussbaum y Amartya Sen.

    Ese libro es
    producto de la conferencia promovida por el WIDER (World
    Institute for Development Economics Research), de la Universidad de
    las Naciones Unidas, Helsinki, en 1988. Es publicado por primera
    cinco años después (1988) y la versión en
    español es
    editada en 1996..

    Los autores citados arriba, proponen considerar aspectos
    sociales o humanos para definir y medir la calidad de vida de las
    personas, tales como la expectativa de vida, la educación,
    la salud, la satisfacción en el trabajo, la
    dignidad, las
    relaciones
    laborales, familiares y entre los géneros y los
    valores que permiten presuponer que la vida es más que un
    conjunto de relaciones comerciales.

    Destacan que cuando nos preguntamos acerca de la
    prosperidad de una nación
    o región del mundo y la calidad de vida de sus habitantes
    surgen una serie de preguntas, entre ellas: ¿Cómo
    determinar la calidad de vida? ¿Qué
    información requerimos? ¿Qué criterios son
    relevantes? Y señalan:

    La prosperidad de una nación
    y la calidad de vida de sus habitantes,

    son aspectos indisolublemente ligados
    .

    El problema es complejo y necesitamos
    saber, por ejemplo, de la esperanza de vida

    al nacer, de los cuidados de salud, de
    los servicios médicos y la educación -tanto su
    disponibilidad como calidad-, de las posibilidades de empleo, los
    derechos
    laborales

    y las relaciones de
    trabajo.

    Necesitamos conocer las formas
    cómo la ciudadanía ejerce sus
    derechos,

    cómo se estructuran las
    relaciones entre mujeres y hombres y

    cómo esas estructuras
    facilitan o impiden otros aspectos de la actividad
    humana.

    Necesitamos saber, puntualizan
    quizás por encima de todo,

    cómo la sociedad hace posible
    que las personas tengan imaginación,

    puedan maravillarse y sentir emociones, tales
    como el amor y la
    gratitud.

    Nussbaum y Sen, The Quality of
    Life
    , 1993.

    Intentos interesantes para definir calidad de vida
    aparecen en Gildenberger (1998: 4), Camacho (2000: s.p.), Fallas
    (2000: 427-28), y el Proyecto Estado
    de la Nación de Desarrollo Humano Sostenible (2000: 1).
    Sin embargo, tanto la definición de Gildenberger como la
    de Camacho son muy generales, hacen asociación con
    bienestar, pero sin definir su medición; la del tercer
    autor alude más a las implicaciones en términos de
    políticas públicas y la última, aunque alude
    a "ideales" no hace mayores precisiones en términos de
    referentes medibles.

    En el plano micro social, contribuciones importantes
    para articular una propuesta integral de evaluación
    de la calidad de vida de las personas, se encuentran en la
    escala de
    satisfacción con la vida de Pavot y Diener (1994);
    así como, en los modelos
    conceptuales propuestos por Borthwick-Duffy y colaboradores
    (1992), quienes sugieren cuatro dimensiones esenciales de la
    calidad de vida: entorno, relaciones
    interpersonales, involucramiento con la comunidad y
    estabilidad y definen a la calidad de vida como la
    combinación entre las condiciones objetivas de vida y la
    satisfacción de las personas con sus condiciones de
    vida.

    Por su parte, Felce y Perry (1996), agregan la
    intermediación de los valores y las aspiraciones de las
    personas, como factor de ponderación entre la calidad de
    las condiciones objetivas de vida y la satisfacción
    personal y
    Felce (1997) señala que las dimensiones de la calidad de
    vida deben satisfacer dos criterios: tener en cuenta la
    complejidad de la vida y reflejar los asuntos que son importantes
    para las personas.

    Como parte del abordaje anterior, Verdugo y Vicent
    (2004: 21) señalan que la calidad de vida es interpretada
    de diferentes maneras por distintos autores. Por ejemplo, como un
    "sentido interno" (Taylor y Bogdan,
    1996); como un correlato del temperamento o personalidad
    (Edgerton, 1996), como un constructo sensible a las influencias
    antropológicas, sociológicas y sicológicas
    (Brown, 2000a) o como un producto de la interacción entre la persona y el
    ambiente (Rapley, 2000). En la base de esas interpretaciones,
    como de la construcción de los modelos anteriores,
    subyace la discusión no resuelta, reproducida
    también por Verdugo y Vicent (Ibídem: 22), acerca
    de la naturaleza de
    las relaciones entre los factores objetivos y subjetivos del
    bienestar de las personas.

    Autores como Schalock y Keith (1993), han construido una
    escala de valoración aplicada a personas con problemas de
    discapacidad, agrupada en cuatro categorías:
    satisfacción, competencia/productividad,
    autodeterminación/independencia
    y pertenencia social/integración de la comunidad.

    Por su lado, Schalock (1996), reconoce ocho dimensiones
    de la calidad de vida: bienestar emocional (seguridad,
    espiritualidad, felicidad), relaciones interpersonales
    (intimidad, afecto, familia),
    bienestar material (propiedades, posesiones, seguridad
    financiera), desarrollo
    personal (educación, destrezas, competencias
    personales), bienestar físico (salud, nutrición, recreación), autodeterminación
    (autonomía, control
    personal), inclusión social (aceptación, status,
    roles) y derechos (privacidad, debido proceso,
    elecciones). En los últimos años, ese último
    autor se ha dedicado a establecer un nexo entre calidad de vida y
    la
    organización de servicios sociales (2004).

    En el mismo sentido, Schalock y Verdugo (2002) en lugar
    de definir a la calidad de vida, han optado por proponer un
    modelo
    compuesto por dimensiones e indicadores
    centrales de una vida de calidad y establecen principios para
    entender la calidad de vida y sugieren tres niveles que afectan
    la calidad de vida: micro sistema (crecimiento personal y
    desarrollo de oportunidades), meso sistema (técnicas
    de mejoras del programa y del entorno) y macro sistema
    (políticas sociales).

    Las experiencias más conocidas alrededor del
    mundo para mejorar la calidad vida de las personas muestran que
    somos las únicas personas preocupadas por esta
    búsqueda. No obstante, reproducen la situación
    encontrada en la literatura y se remiten, en lo fundamental, a
    iniciativas de laboratorios, universidades y comunidades
    norteamericanas y europeas en aspectos de salud, tales como
    dolencias respiratorias y enfermedades terminales (el
    cáncer o el SIDA), personas
    mayores o con discapacidades, o bien desórdenes
    traumáticos como producto de efectos de guerra, así
    como acceso a recursos y redes de información,
    espiritualidad y condiciones de trabajo.

    Referente a indicadores de calidad de vida, como parte
    del movimiento que
    emerge en cuesionamiento al PIB o a las
    rentas nacionales como indicador de bienestar, se destacan varias
    publicaciones (Principalmente, Sen, 1980; Max.Neef, 1984 y 1986;
    Nussbaum y Sen, op, cit.). Otros esfuerzos han sido
    desarrollados, particularmente en el marco de las preocupaciones
    por la sostenibilidad, aunque los mismos no se orientan de manera
    directa a la medición de calidad de vida, constituyen
    iniciativas útiles para los fines de este
    ensayo.

    Entre ellas, el Proyecto Sistemas
    Ambientales Venezolanos, el Índice de Progreso Social, el
    Índice de Desarrollo Humano (IDH) la Agenda 21, el
    Índice de Desarrollo
    Social, el QALY (Quality-Adjusment Life Years), el
    Índice de Bienestar Económico Sustentable (conocido
    com o ISEW, por su siglas en inglés), el Programa MECOVI., el
    Latinobarómetro, el Indice de Calidad de Vida lanzando por
    el The Economist Intelligence Unit y la Encuesta
    Mercer.

    En el marco de experiencias comunitarias, se pueden
    citar el Quality of Life Index for the Grand Traverse
    Region
    (http://www.nmc.edu),
    el Kingston Quality of Life Index (http://www.advantagekignston.on.ca)
    y el Colorado Task Force on Quality Standards
    (http://www.supporting.com/outcomes.htm)
    A tales esfuerzos se abona el hecho en común de que son
    experiencias participativas, que buscan incidir en la toma de
    decisiones políticas e institucionales y utilizan
    marcos de referencias amplios que abarcan una diversidad de
    aspectos relacionados con la vida de la gente.

    Desde el punto de vista de la sostenibilidad se destaca
    la conocida y difundida experiencia de Seattle Sostenible,
    iniciativa cívica y voluntaria creada en 1991 en el Estado de
    Washington (http://www.sustainableseattle.org),
    Es notable en ese proceso la identificación de la vida del
    salmón salvaje como un indicador relevante de las
    tendencias de sostenibilidad en declive; reflejando así la
    importancia de indicadores que den cuenta de las especificidades
    económicas, históricas, sociales y culturales de
    las poblaciones. A partir de esa experiencia se inspiraron muchas
    otras alrededor del mundo, merece mencionarse por el giro hacia
    la calidad de vida la experiencia Quality of Life in
    Jacksonville
    (http://www.jcci.org),
    que identifica las siguientes áreas de indicadores:
    educación, economía, ambiente natural y social,
    cultura y
    recreación, salud, gobierno y
    políticas, movilidad y seguridad pública. A pesar
    de las contribuciones de esas variadas experiencias aún es
    mucho el trecho que queda por recorrer en materia de
    indicadores de calidad de vida.

    Para el caso particular de premiaciones por
    contribuciones al mejoramiento de la calidad de vida, se destacan
    las otorgadas por universidades, gobiernos locales, organizaciones
    empresariales y sociales (tanto en Estados Unidos
    como en Europa). En Costa Rica, desde
    1883, existe el Premio por aportes al mejoramiento de la Calidad
    de Vida, una iniciativa impulsada por la Defensoría de los
    Habitantes, con el apoyo de la Universidad de Costa Rica, la
    Universidad Nacional, la Universidad Estatal a Distancia, el
    Instituto Tecnológico de Costa Rica y el Consejo Nacional
    de Rectores (CONARE) (http://www.dhr.go.cr/premio/Calidad/Principal.htm).

    La revisión teórico-conceptual, de
    experiencias prácticas e indicadores, permite reafirmar
    que la calidad de vida de las personas denota procesos sociales
    complejos, con múltiples componentes. Su
    conceptualización, debe tener en cuenta las opiniones de
    las personas y su medición requiere de un sistema de
    indicadores, de validez relativa para cierta época
    histórica, contextos y variables. A
    esas aspiraciones, es que este trabajo –de dimensiones
    modestas– pretende contibuir.

    ¿Cuánto hemos avanzado en el marco del
    proyecto sobre calidad de vida desarrollado en el Centro
    Internacional de Política
    Económica (CINPE), de la Universidad Nacional, en
    Costa Rica, para el cumplimiento de los propósitos
    anteriores?

    Una primera aproximación con el título
    Calidad de Vida y Desarrollo Sostenible (1998) establece la
    relación, de manera exploratoria, entre los dos conceptos
    mencionados (http://www.mideplan.go.cr/sinades/PUBLICACIONES/cambioactitud/Artículo%20Arlette%20Pichardo.html).
    Una segunda, titulada ¿Podemos innovar para ser
    competitivos en Calidad de Vida? trata de vincular la calidad de
    vida con los procesos de innovación y competitividad (1998)
    (http://cinpe.una.ac.cr/calidad/documentos/innovacion.pdf).
    Una tercera, es la publicada como Anexo al 6to. Informe del
    Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible
    (2000), que incluye resultados de un ejercicio de consulta para
    identificar componentes o elementos de calidad de vida, una
    propuesta preliminar de indicadores y su ilustración con datos de
    interés. Una cuarta, es el artículo "Calidad de
    Vida: un ámbito de conocimiento e innovaciones"
    (2004).

    El camino recorrido ha sido arduo y poblado de una gran
    cantidad de dificultades teóricas, metodológicas y
    prácticas, de diversos órdenes y magnitudes.
    Incluso, en ocasiones, se han realizado búsquedas
    infructuosas y se han seguido pistas metodológicas de
    relativa escasa utilidad, en función de
    los propósitos finales de la
    investigación.

    Conclusiones

    La búsqueda de niveles deseables y sostenibles de
    mejoramiento de la calidad de vida es una preocupación
    que, con intereses y puntos de vista diversos, siempre ha estado
    presente en la historia de la humanidad.

    No obstante, es reciente el interés y esfuerzos
    por conceptualizarla y medirla desde una perspectiva integral y
    abarcadora. Es decir, que incorpore un conjunto de asuntos de
    interés para la vida de las personas y no sólo los
    aspectos de acceso a rentas, ingresos o
    recursos; como sinónimos de opulencia o comodidades; o
    bien la búsqueda del placer, la felicidad o la
    satisfacción de los deseos.

    En una medida similar, el concepto de calidad de vida
    también ha estado presente en las preocupaciones por el
    desarrollo y se conecta con la búsqueda de excelencia en
    los aspectos esenciales de la existencia humana, de manera
    particular en el campo de la salud, en el cual adquiere su mayor
    operatividad.

    En este contexto, a pesar de que algunas definiciones
    son parciales e inconclusas y no siempre ha emergido con la
    fuerza requerida, la calidad de vida, en tanto categoría
    de análisis, está llamada a convertirse
    en un poderoso instrumento de análisis y acción
    de las políticas públicas, tanto por su capacidad
    de interpelación hacia diferentes sectores sociales
    – independientemente de su clase social, etnia, y otras
    consideraciones – como por las posibilidades que ofrece
    para superar las limitaciones conceptuales de los estudios de
    pobreza y
    articular desde una perspectiva integral los enfoques de
    inclusión social y equidad,
    desarrollo humano y desarrollo sostenible.

    Adicionalmente, podría guiar la prestación
    de servicios hacia prácticas más centradas en las
    personas. Esto en el marco de una ciudadanía cada vez
    más informada y con capacidades de demanda y de
    gestión, orientada por sus valores positivos y
    aspiraciones sociales legítimas, para hacer valer su
    derecho a una mejor calidad de vida.

    BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
    RECOMENDADA:

    Gómez-Vela, María y Eliana
    Sabet:"Calidad de Vida: evolución del concepto y su influencia en
    la investigación y en la práctica".

    En
    http://www3.usal.es/~inico/investigacion/invesinico/calidad.ht

    Max-Neef, Manfred (1986): La Economía
    Descalza
    (Señales de un mundo invisible)
    Editorial Nordam. Estocolmo (Suecia)

    Max-Neef, Manfred y colaboradores (1998):
    Desarrollo a Escala Humana (Conceptos, aplicaciones y
    algunas reflexiones). Editorial Nordam-Comunidad. Montevideo
    (Uruguay)

    Verdugo Alonso, Miguel Ángel y Vicent Ramos,
    Carmen (2004): Evaluación de la Calidad de Vida en
    empleo con apoyo: Proyecto ALSOI
    . Publicaciones del INICO,
    Salamanca, España

    Schalock, Robert y Verdugo, Miguel Ángel
    (2003): Calidad de Vida. Manual para
    profesionales de educación, salud y servicios
    sociales
    . Alianza Editorial, Madrid,
    España

    Nussbaum, Martha y Sen, Amartya (editores) (1998).
    La Calidad de Vida. Fondo de Cultura Económica.
    México

    Pichardo Muñiz, Arlette (1985):
    Planificación y Programación Social. Editorial de la
    Universidad de Costa Rica. San José (Costa
    Rica)

    Sen, Amartya (1987): "The Standard of Living". En
    Tanner Lectures on Human Values. Cambridge University
    Press.

    —————- (2000): Desarrollo y Libertad. Ediciones Planeta. Barcelona
    (España).

    Arlette Pichardo
    Muñiz

    Nace en Santo Domingo, República Dominicana, en
    1957.

    Catedrática de la Universidad Nacional, en Costa
    Rica (rango máximo en el escalafón universitario
    costarricense).

    Actualmente es Coordinadora Académica del
    Proyecto de
    Investigación Calidad de Vida, del cual forma parte
    este ensayo, en el Centro Internacional de Política
    Económica (CINPE) de la Universidad Nacional, del cual fue
    Directora General.

    Es autora de los libros Planificación y
    Programación Social
    y Evaluación del Impacto
    Social
    , ambos de amplia difusión
    hemisférica.

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