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La distribucion de la renta




Enviado por juantorres@uma.es



    1. La renta
    regional de andalucia en el contexto de la comunidad economica
    europea

    2. La renta
    regional

    3. La distribucion
    funcional de la renta

    4. La renta
    familiar disponible en Andalucia

    5. La renta de los
    municipios andaluces.

    6. Renta personal,
    pobreza y malestar social en Andalucia

    7. Orientacion
    bibliografica

    Del libro
    "Estructura
    económica de Andalucía
    "

    La desarticulación económica y las
    disparidades intrarregionales tienen también una
    manifestación precisa y significativa en la distribución de la renta en el interior de
    la Comunidad
    Autónoma Andaluza. Además, las cuestiones relativas
    a la distribución suelen ser las que de forma más
    inmediata preocupan al ciudadano y a los agentes
    económicos, pues expresan de manera más fidedigna
    el nivel de bienestar efectivo del que se disfruta.

    Sin embargo, es difícil disponer de datos completos,
    homogéneos y actualizados que permitan conocer
    rigurosamente la generación de las rentas y su
    distribución en la economía
    española y, tanto más, en ámbitos inferiores
    al de las comunidades autónomas.

    Las series de datos proporcionadas por la Contabilidad
    Nacional que elabora el Instituto Nacional de Estadística son incompletas, no permiten
    conocer la renta familiar por provincias y comunidades
    autónomas y sus datos "se alejan sustancialmente de las
    cifras reales", en palabras del profesor
    Alcaide. Si a ello se le añade que la última
    Encuesta de
    Presupuestos
    Familiares, con datos suficientemente desagregados, fue realizada
    para el año 1.980, se podrá comprobar lo limitado
    de la estadística oficial en relación con la
    distribución de la renta; sobre todo, en su necesaria
    consideración de la renta personal.

    El Banco de Bilbao y
    Banesto vienen proporcionando, por su parte, estimaciones que
    permiten desagregar los datos de renta y su distribución
    incluso a nivel de municipios, aunque con metodología y resultados
    diferentes.

    Por fin, algunas otras estimaciones de la
    distribución de la renta en Andalucía (vid.
    Orientación Bibliográfica), aunque realizadas con
    precisión y rigor, han carecido de continuidad, por lo que
    de ellas no pueden deducirse conclusiones sobre la evolución de la distribución a lo
    largo del tiempo.

    Con estas limitaciones, se ha procedido a utilizar la
    información disponible en cada uno de estos
    trabajos a fin de proporcionar una visión general y
    dinámica de las cuestiones que se
    consideran de mayor relevancia en relación con la
    distribución de la renta en la Comunidad Andaluza. A
    saber, la capacidad de generación de ingresos de los
    diferentes factores y agentes, la apropiación de rentas
    que realiza cada uno de ellos y, por último, la renta
    efectivamente dispuesta una vez consideradas las transferencias y
    exacciones de todo tipo que se acumulan a los ingresos generados
    en el seno de la comunidad.

    De esa forma se podrá presentar al final del
    capítulo no sólo una panorámica en abstracto
    de la distribución de la renta en Andalucía, sino
    también del grado de bienestar o malestar del que
    disfrutan o padecen sus ciudadanos.

    1. LA RENTA REGIONAL DE
    ANDALUCIA EN EL CONTEXTO DE LA COMUNIDAD ECONOMICA
    EUROPEA

    La Comunidad Económica Europea suele tomar como
    medida de referencia al Producto
    Interior Bruto per cápita para evaluar la situación
    de los diferentes estados y regiones que la componen, en materia de
    distribución de la renta. Esta magnitud, como se sabe,
    indica la renta que generan las unidades productivas de cada
    estado o
    región, es decir, la capacidad de proporcionar
    ingresos.

    La evolución del Producto Interior Bruto per
    cápita en las distintas regiones europeas pone de
    manifiesto una clara tendencia a la disparidad, que sólo
    resultó algo frenada en la segunda mitad de los
    años ochenta, y sin que ello redujese significativamente
    el retraso de las regiones más pobres y su diferencial
    respecto a la media comunitaria.

    Tomando como referencia la media de los años
    1.986, 1.987 y 1.988, Andalucía ocupa el lugar 153 de las
    171 regiones europeas ordenadas de mayor a menor PIBpc,
    alcanzando éste a ser tan sólo el 57,5% de la media
    comunitaria. Después de Extremadura, es la región
    española con menor nivel de convergencia (Cuadro
    18.1).

    La evolución de los índices de
    convergencia entre Andalucía y la Comunidad ha sido la
    siguiente, según los datos proporcionados por la
    Fundación F.I.E.S.:

    1.960 1.964 1.975 1.985 1.989 1.990

    —————————————–

    41,8 44,8 58,7 50,9 54 54,4

    Como puede apreciarse, no ha dejado de darse una
    tendencia al acercamiento, lo que ha sido posible gracias a que
    el crecimiento del PIB en
    Andalucía se ha registrado a tasas medias anuales
    superiores a la correspondiente al conjunto de la Comunidad
    Europea. Así, en el quinquenio 1.985-1.990, la tasa de
    crecimiento anual acumulativa del PIB en la CEE fue del 3,1%,
    mientras que en Andalucía fue del 5%, lo que supone un
    diferencial de 1,9 puntos.

    Sin embargo, esta aproximación no deja mucho
    margen, todavía, al optimismo puesto que, como
    también puede apreciarse, el dato de 1.990 muestra una
    ralentización en la convergencia. Y ésta
    quedaría aún más afectada si se cumplen las
    previsiones generalizadas de una reducción en el ritmo de
    crecimiento
    económico de la economía andaluza en los
    próximos años.

    Se calcula que para que una región con un PIBpc
    igual a la mitad de la media comunitaria (algo menos que el de
    Andalucía) llegue a alcanzar el 70% en veinte años,
    necesitaría mantener un diferencial anual de 1,75 puntos
    en los índices de crecimiento (o de 2,25 para alcanzarlo
    en quince años). Es evidente, por lo tanto, el esfuerzo
    productivo tan ingente que resultaría preciso realizar
    para que la estructura productiva andaluza proporcionara niveles
    de renta no ya iguales, sino más próximos a la
    media comunitaria.

    2. LA RENTA
    REGIONAL

    En este apartado se comentan los aspectos más
    relevantes que se aprecian en la evolución de la renta
    regional y provincial en la Comunidad Andaluza entre 1971 y 1987,
    sobre la base de la información estadística
    disponible proporcionada por el Banco de Bilbao, en su
    publicación bianual "Renta Nacional de España y
    su distribución provincial". Para ello, se han recogido
    los datos suministrados para cada año en los respectivos
    informes sin
    considerar las revisiones efectuadas a posteriori por su gabinete
    de estudios en los valores
    apreciados de cada concepto. Este
    criterio adoptado se justifica en un doble motivo: primero,
    porque las series revisadas afectan sólo a los grandes
    números, sin recoger la evolución de sus
    componentes; y, segundo, porque se debe evitar el sesgo en el que
    se incurriría si se tomaran, simultáneamente,
    valores de
    variables
    revisados y no revisados. El seguimiento de la renta regional
    andaluza se realiza desde una óptica
    comparativa, relacionando su evolución y la de las
    diferentes provincias con el desenvolvimiento de la renta
    interior en el plano nacional.

    Como magnitud de referencia se utilizará la Renta
    Interior Neta (puesto que para esta magnitud es posible conocer
    los datos a nivel provincial) que, como se sabe, es la magnitud
    macroeconómica que mide el flujo de rentas generado por
    período en el devenir de la actividad económica en
    un determinado ámbito geográfico (nacional,
    regional o provincial).

    A partir de la composición de este agregado, y en
    función
    del papel desempeñado por los agentes económicos en
    los procesos
    productivos y de quiénes sean los propietarios en
    última instancia de los factores utilizados, se determina
    la distribución funcional del ingreso, que viene a mostrar
    las participaciones factoriales relativas en el total de las
    rentas generadas.

    2.1. Evolución de la renta regional

    En 1.955 la renta regional andaluza suponía un
    14,2% de la española. En 1.975, cuando empiezan a
    vislumbrarse los primeros efectos de la crisis
    económica, este porcentaje había descendido al
    12,11%.

    Durante el período 1.971-1.987, y en
    términos absolutos, Andalucía ha ocupado siempre la
    tercera plaza en cuanto a la aportación efectuada a la
    formación de la R.I.N. nacional, por detrás de
    Cataluña y Madrid (que,
    en 1987, generaron el 19,44% y el 17,14% de la misma), en un
    ranking muy estático y que ha registrado escasas
    variaciones.

    Sin embargo, la participación relativa de la
    renta regional andaluza en el total de la R.I.N. nacional ha
    seguido una trayectoria ligeramente irregular: a períodos
    con incremento en la participación (1971/73, 1977/81, y
    1983/87) les siguen otros con pérdida de peso relativo
    (1973/77 y 1981/83), si bien, a lo largo del periodo considerado,
    se aprecia un ligero incremento del 0,21% en la
    participación de Andalucía en la R.I.N. nacional,
    ya que ésta alcanzó a ser el 12,65% en 1.987,
    frente al 12,44% de 1.971.

    A esa leve mejoría en la participación
    relativa de Andalucía ha coadyuvado el mayor ritmo de
    crecimiento anual registrado en esta comunidad con respecto al
    resto del Estado, como se aprecia en la evolución de las
    tasas de crecimiento anual acumulativo respectivas:

    ─────────────────────────────────────────────────────

    PERIODO Andalucía España

    ─────────────────────────────────────────────────────

    1.973-1.979 2,19 2,41

    1.979-1.985 1,9 1,3

    1.985-1.987 4,4 3,2

    ─────────────────────────────────────────────────────

    Sin embargo, este mayor crecimiento de
    participación relativa de la renta andaluza se ha visto
    superado por el registrado en la Comunidad Valenciana (+1,58%),
    en Madrid (+1,44%), en Canarias (+0,72%), en Galicia (+0,45%), y
    en Murcia (+0,32%). Por debajo de Andalucía se encuentran
    Baleares (+0,13%), La Rioja (que permanece igual) y el resto de
    Comunidades Autónomas, que registraron una pérdida
    relativa con respecto a su participación inicial:
    País Vasco (-2,21%), Cataluña

    (-0,75%), Castilla y León (-0,70%), Asturias
    (-0,40%) Castilla-La Mancha (-0,27%), Cantabria (-0,23%),
    Aragón y Extremadura

    (-0,19%), y Navarra (-0,17%).

    Entre las provincias andaluzas, Málaga destaca
    por su sostenida y creciente participación en la R.I.N.
    nacional en el intervalo temporal analizado (sólo
    interrumpida en 1975), pasando del 1,85% en 1971 al 2,33% en
    1987, con una ganancia de 0,48 puntos; de esta forma, su
    posición relativa ). Le siguen, en1 al 111mejoró
    dos puestos en la clasificación nacional (del 13 orden de
    ganancias porcentuales, las provincias de Almería, cuyo
    peso relativo aumentó ligeramente (del 0,67% al 0,86%), y
    a pesar de lo cual mejoró seis ); y Granada, con una1 al
    341puestos en la clasificación nacional (del 40
    variación positiva poco relevante, pero que le
    permitió ganar, a su vez, tres ).1 al 231puestos en la
    escala (del
    26

    El resto de las provincias andaluzas perdieron peso
    relativo en la formación de la R.I.N. nacional, siendo
    significativas la caída en la al1participación de
    Córdoba (de 0,20 puntos), lo que le relegó del
    puesto 18 ; y la tendencia decreciente mostrada en la provincia
    de Sevilla hasta 1983122 (cuando arrojaba una pérdida de
    0,26 puntos respecto al nivel de 1971), pero que 1 al
    61posteriormente fue corregida; no obstante, esto le ha llevado
    del 5 puesto nacional.

    Huelva y Cádiz perdieron 0,10 puntos de
    participación relativa, siguiendo también una
    trayectoria más o menos descendente, lo que empeoró
    sus al1posiciones respectivas en el conjunto nacional en dos y
    tres puestos (del 34 ). Jaén mantuvo prácticamente
    inalterada su participación1 al 151, y del 12136 ).1 al
    281en la R.I.N. nacional, aunque mejoró un puesto (del
    29

    3. LA DISTRIBUCION FUNCIONAL DE
    LA RENTA

    Como es sabido, la distribución funcional indica
    la parte del total de la renta que es apropiada por cada uno de
    los agentes que intervienen en su generación, trabajadores
    por cuenta ajena, trabajadores autónomos y profesionales,
    empresarios, inversores de capital y
    sector público. En su análisis, distinguiremos la
    distribución funcional a nivel regional y, más
    adelante, a nivel provincial.

    3.1. Distribución funcional de la renta
    regional.

    El Cuadro 18.2 refleja que la distribución
    funcional de la renta en Andalucía ha evolucionado
    globalmente de una forma similar a como lo ha hecho en el
    conjunto del Estado, aunque con algunas diferencias
    significativas en ciertos destinos de la renta.

    Desde finales de los años setenta se produce un
    notable descenso en la participación de las rentas del
    trabajo, que
    pasaron de representar un 66,29% de la R.I.N. andaluza en 1.979 a
    un 57,80% en 1.987, siendo esta disminución algo mayor que
    la observada por las rentas del trabajo en el total de la renta
    interior neta española (que en los mismos años
    redujeron su peso relativo del 64,34% al 57,75%), cuando hasta
    esa fecha había experimentado un notable
    incremento.

    Esa evolución en las rentas del trabajo se
    corresponde con la trayectoria seguida por las rentas mixtas y
    del capital durante los años de crisis económica.
    Con su inicio se produce una caída en los excedentes
    empresariales que se manifiesta en la disminución de las
    rentas de capital, que pasaron de suponer el 12,97% de la RIN de
    Andalucía en 1.971 a un 8,73% en 1.979; así como
    una importante disminución en las rentas mixtas, que
    pasaron de representar el 29,85% al 22,66% de la RIN andaluza en
    dicho intervalo.

    En esta etapa, el desempleo
    aún no alcanzó los niveles tan elevados de los
    años de la década siguiente, lo que
    posibilitó que las rentas del trabajo mantuvieran una
    dinámica ascendente en su participación sobre el
    total de las rentas generadas en Andalucía.

    La aceleración del desempleo operada desde los
    primeros años ochenta cambió esta tendencia, de
    forma que las rentas del trabajo, a finales de la década,
    disminuyeron su índice relativo de participación
    incluso por debajo del nivel anterior a la crisis
    económica de los setenta (es el caso de Granada). El
    aumento del desempleo podría explicar también la
    mayor participación relativa de las rentas mixtas, en la
    medida en que los trabajadores asalariados que se encuentran sin
    trabajo pasen a convertirse en empresarios, trabajadores
    autónomos o en profesionales independientes.

    Es preciso destacar que las distintas componentes de las
    rentas del capital han seguido en Andalucía una tendencia
    significativamente distinta a la del nivel estatal. Sin embargo,
    como puede comprobarse, en 1.971 los beneficios retenidos y los
    intereses y dividendos suponían prácticamente la
    misma proporción en el conjunto de las rentas de capital,
    mientras que en 1.987 esta relación se había
    modificado sustancialmente debido, por un lado, a que la parte de
    renta destinada a intereses y dividendos había recuperado
    las cotas de años anteriores a la crisis, mientras que,
    por otro lado, los beneficios retenidos continuaron un
    significativo e ininterrumpido descenso; y esto se produce de
    forma mucho más acusada en Andalucía que en
    España. De ahí podría deducirse que, en
    términos generales, existe una menor capacidad de
    autofinanciación de la economía andaluza y que se
    ha deteriorado posiblemente el grado de endeudamiento de las
    empresas.

    Es igualmente significativa la evolución de las
    rentas regionales si se considera la proporción que
    representan respecto al total de la Renta Interior Neta
    española tal y como se recoge en el Cuadro
    18.3.

    Destaca sobremanera el alto porcentaje de las rentas
    correspondientes al sector primario, tanto referidas al trabajo
    en la agricultura y
    pesca como a
    los beneficios de las empresas y trabajadores autónomos
    agrícolas.

    Las rentas del trabajo agrícola en
    Andalucía representaron el 36,98% del total nacional de
    este concepto en 1.971, proporción que sólo baja de
    forma muy reducida en 1.987, cuando alcanza a ser del 34,81% y
    habiendo alcanzado un 40,39% en 1.983. La otra componente de las
    rentas del trabajo ligadas al sector primario es la
    correspondiente al sector pesquero, en la que Andalucía
    también representa una participación destacada en
    el contexto estatal, si bien la importancia de este sector en el
    conjunto de la actividad económica es más bien
    reducido.

    Sin embargo, el notable aumento que se produce a lo
    largo de este periodo en los beneficios empresariales y de los
    trabajadores autónomos de la agricultura (que pasan de
    representar el 13,93% en 1.975 a 23,38% en 1.987) permite
    aventurar una modificación significativa en las
    condiciones de capitalización y rentabilidad
    de las explotaciones del campo andaluz.

    Este predominio del sector primario lleva consigo que la
    dinámica del crecimiento económico en
    Andalucía esté muy influenciada por la alta
    inseguridad
    que suele caracterizar a la actividad agraria.

    Igualmente resalta la escasa participación de las
    rentas procedentes del trabajo en la industria, que
    nunca ha sobrepasado el 10% del total estatal en los años
    referidos, lo que pone de manifiesto la incapacidad de la
    economía andaluza para fortalecer el empleo y el
    tejido industrial a lo largo de estos años.

    Por su parte, las retribuciones del trabajo en el sector
    servicios,
    aunque representan una proporción cada vez mayor en el
    conjunto de la RIN andaluza (un 21,03% en 1.971 frente al 34,70%
    en 1.987), no aumentan significativamente su peso relativo en las
    rentas por trabajo en los servicios del total nacional. Por lo
    que respecta a las rentas de capital, el Cuadro 18.3 confirma lo
    anteriormente expuesto; esto es, el escaso y cada vez más
    reducido nivel de participación de Andalucía en el
    conjunto nacional, sobre todo si se compara con el
    correspondiente a las rentas procedentes del trabajo y las
    mixtas. Este rasgo desfavorable se acentúa, como se
    apuntó anteriormente, en el caso particular del ahorro de las
    empresas (beneficios retenidos) que ha mostrado una alarmante
    tendencia a la baja en todo el periodo, hasta situarse en el
    6,03% del total de beneficios retenidos en España en el
    año 1.987 (frente al 9,91% de 1.971). Y ello, al contrario
    de lo ocurrido con los intereses y dividendos, que
    prácticamente no dejan de registrar cada vez mayor peso
    respecto a sus valores totales para el Estado
    (pasando del 8,94% en 1.971 al 10,02% en 1.987).

    Si se exceptúan las rentas inmobiliarias (cuya
    evolución por cierto muestra que son prácticamente
    insensibles a la crisis económica, posiblemente porque
    constituyen una alternativa a la inversión productiva en esos
    períodos), se puede concluir entonces que Andalucía
    participa muy débilmente en las rentas del capital
    nacionales (sin llegar casi a representar el 10% de
    éstas), lo que naturalmente contrasta con lo que acontece
    en otras comunidades autónomas más desarrolladas,
    como Madrid y Cataluña, que vienen a disfrutar de algo
    más de la cuarta parte del total nacional.

    Al considerar la renta regional de Andalucía en
    términos per cápita (Cuadro 18.4) sobresale que la
    renta media así considerada no haya superado en todo este
    período el 73% de la renta nacional, alcanzando su
    máximo nivel en 1.973 con un 72,71%.

    Se ha producido, sin embargo, una significativa
    mejoría en las provincias de Almería (que gana
    16,14 puntos) y Málaga (11,38 puntos), así como
    algo menor en Granada (6,09) y Jaén (5,52), mientras que
    las de Huelva, Cádiz, Córdoba y Sevilla han
    registrado pérdidas en la relación de su renta
    provincial per cápita respecto a la nacional (7,13 puntos,
    5,75, 4,44 y 3,87 puntos respectivamente).

    Este comportamiento
    de los ingresos provinciales per cápita ha condicionado la
    evolución del nivel regional con respecto al nacional que
    sólo se ha visto favorecido por un acercamiento de 1,71
    puntos entre 1.971 y 1.987.

    3.2. Distribución funcional de la renta
    provincial

    El Cuadro del Apéndice Estadístico
    proporciona información acerca de la apropiación de
    rentas realizada por los distintos agentes económicos en
    las ocho provincias andaluzas.

    Los ingresos relativos del factor trabajo experimentan
    un movimiento
    ascendente al inicio parar pasar a descender posteriormente,
    presentando su máximo histórico en el año
    1.979 para las provincias de Córdoba, Granada, Huelva,
    Jaén y Sevilla; y en el año 1.975 para Cádiz
    y Málaga. Destaca especialmente la caída de
    éstos ingresos en Granada y Jaén, donde no se
    recuperan los valores de 1.971. Por su parte, Almería
    presenta una tendencia singular en la medida en que su
    comportamiento es oscilante, alcanzando su máximo en
    1.983. Además, si se considera el período
    1.979-1.987, se observa que tan sólo en esta provincia se
    registra una ligera recuperación de los ingresos del
    factor trabajo.

    Por sectores se aprecia que las rentas del trabajo en la
    agricultura han descendido en todas las provincias (hasta llegar
    a ser tan sólo un casi simbólico 1,74% de la renta
    provincial en Cádiz y un 1,89% en el caso de
    Málaga). Aunque el descenso es mucho más acusado en
    Jaén y Granada, no sólo por su magnitud absoluta,
    sino porque además tales rentas representaban una mayor
    proporción sobre los totales provinciales a principios de los
    años setenta.

    Por su parte, las rentas del trabajo en la industria
    muestran tres grandes tendencias: a una cierta
    consolidación en provincias con un tejido industrial
    más bien débil (Jaén, Córdoba y
    Granada), al estancamiento progresivo desde el inicio del periodo
    (Almería), y a la recesión, después de haber
    mantenido una tónica de crecimiento hasta 1.979, en las
    provincias donde la industria representaba una proporción
    relativa mayor al principio (Huelva, Málaga, Cádiz
    y Sevilla que inicia anteriormente su declive).

    La remuneración del trabajo en los servicios ha
    aumentado muy notablemente en todas las provincias andaluzas
    desde 1.971, sobresaliendo Málaga (cuya
    participación sobre el total de la renta provincial
    pasó del 24,72% al 39,3%), Sevilla (del 22,48% al 37,45%),
    Cádiz (del 20,22% al 34,96%) y Córdoba (del 18,70%
    al 32,27%). Sin embargo, si se considera el periodo 1.983-1.987
    puede comprobarse que sólo en la provincia de Jaén
    aumenta la proporción de estas rentas en el total
    provincial.

    Por lo que hace referencia a las rentas mixtas, se
    observa una caída significativa de los beneficios de los
    empresarios y los trabajadores autónomos agrícolas
    entre 1.971 y 1.979 en todas las provincias (destacando
    Córdoba con una caída de más de trece
    puntos), excepto en Almería, en donde estas rentas
    llegaron a suponer el 23,20% de la renta provincial en 1.979 y
    siendo esta componente muy influyente en el conjunto de las
    rentas de la provincia. Por el contrario, en el periodo
    comprendido entre 1.979 y 1.987 se aprecia la tendencia opuesta.
    Se da una ligera expansión de estas rentas en el conjunto
    de los ingresos provinciales, excepto en
    Almería.

    Respecto a los beneficios de otros empresarios y
    trabajadores autónomos, también se ha observado un
    comportamiento bastante análogo en el conjunto de las
    provincias andaluzas: importante reducción de esta
    componente en el contexto de las rentas provinciales entre 1.971
    y 1.975, y continuada expansión de su participación
    relativa en el resto del periodo.

    Por último, las rentas de profesionales y
    servicios tienen una mayor relevancia en las provincias, como
    Málaga, Sevilla y Granada, donde se ha producido una mayor
    terciarización de sus economías.

    La reducida participación de las rentas de
    capital en el total de la renta andaluza se reproduce
    también a nivel provincial. La progresiva
    disminución de su peso específico entre 1.971 y
    1.979 se da igualmente en las diferentes provincias
    (Málaga y Sevilla perdieron en torno a 5 puntos,
    Almería, Cádiz, Córdoba y Jaén 4 y
    Granada y Huelva 3 puntos), para recuperarse lentamente desde ese
    último año, aunque, en ningún caso, sin
    alcanzar los valores de participación de 1.971.

    Ello se ha debido a la evolución de los
    beneficios retenidos por las empresas, que experimentaron una
    drástica caída en todas las provincias andaluzas
    entre 1.971 y 1.987, a pesar de su ya escasa participación
    en el primer año analizado.

    Si se considera la participación de la renta
    interior neta provincial en el total de la andaluza se puede
    observar una menor dispersión entre los datos relativos a
    las ocho provincias, como pone de manifiesto el Cuadro 18.5. La
    provincia de Sevilla ha visto limitada parcialmente su
    participación en la renta regional (del 25,77% al 24,69%)
    entre 1.971 y 1.987 y en contraste con el caso de Málaga,
    cuya participación ha pasado del 14,92% al 18,38%.
    Sólo Almería y Granada han aumentado también
    su participación, aunque de manera más reducida
    (1,37 puntos y 0,40 puntos respectivamente), mientras que la
    renta provincial de las otras cuatro provincias ha pasado a
    suponer una menor proporción de la renta
    regional.

    Este comportamiento es aún más evidente
    cuando se contempla la renta provincial per cápita (Cuadro
    18.6). Así, Sevilla ha reducido su índice en
    más de 8 puntos en el intervalo 1.971-1.987, lo que ha
    permitido que Málaga pasara a ocupar el primer puesto en
    cuanto a ingresos per cápita en 1.987. Pese a todo, hay
    que subrayar que sólo tres provincias (Málaga,
    Sevilla y Almería) se situaron en 1.987 por encima de la
    media regional.

    Por último cabe señalar que la media de
    renta per cápita andaluza se aproxima, aunque lentamente,
    a la nacional, al pasar de ser un 70,84% en 1.971 al 72,55% en
    1.987.

    3.3. Veinte años sin cambios
    significativos

    Los datos que acaban de exponerse vienen a demostrar que
    la capacidad productiva andaluza no ha variado muy
    significativamente en los años considerados.

    La reestructuración consustancial a la salida de
    la crisis económica que se ha llevado a cabo a lo largo de
    los años ochenta no supuso para Andalucía una
    modificación notable en su capacidad endógena de
    generación de renta, pues, de hecho, apenas se superan los
    niveles relativos de contribución a la renta nacional que
    se daban antes de la crisis económica.

    La distribución más favorable a los
    beneficios que a las remuneraciones
    del trabajo no puede significar que se haya producido una
    reactivación de la actividad empresarial si se tiene en
    cuenta que una gran parte de los ingresos andaluces provienen
    todavía del sector agrario, el estancamiento de las
    remuneraciones en la industria y la descapitalización que
    aventura la tónica tan débil de los beneficios
    empresariales. Por lo demás, todo parece indicar que la
    terciarización de la economía ha sido "prematura",
    no el resultado de un progreso articulado de los sectores
    económicos, sino más bien una respuesta desmembrada
    a la pérdida de empleo en los demás
    sectores.

    4. LA RENTA FAMILIAR DISPONIBLE
    EN ANDALUCIA

    Como se sabe, el concepto de Renta Familiar Disponible
    se refiere a las rentas de las que disponen efectivamente las
    familias o individuos para satisfacer sus necesidades de consumo o
    inversión y ahorro después de haber deducido de sus
    ingresos los impuestos
    directos y añadido las transferencias de diferente
    clase que
    puedan percibir.

    Desde 1.971 a 1.987 se ha producido una notable mejora
    en el porcentaje de participación de la Renta Familiar
    Disponible de Andalucía sobre el total nacional, al pasar
    de representar un 13,69% al 14,45%. Esta mejora es ligeramente
    superior si se considera la RFD en términos per
    cápita (Cuadro 18.7). Mientras que en 1.971 la RFDp.c. de
    Andalucía representaba un 77,96% de la nacional, en 1.987
    alcanzaba el 82,86%. Sin embargo, la mejoría es
    sensiblemente menor si se considerase lo ocurrido entre 1.981 y
    1.987, período durante el cual Andalucía
    sólo mejoró 1,29 puntos respecto a la media
    nacional.

    A nivel provincial destaca el incremento de 19,38 puntos
    de Almería (que, sin embargo partió de un nivel
    relativamente reducido en 1.981), de Málaga (14,03 puntos)
    y Jaén (9,28 puntos), así como la reducción
    de peso relativo de Cádiz y Sevilla.

    Deberá tenerse en cuenta que el mayor nivel
    registrado en todo el periodo observado, respecto a la RFD
    nacional, fue el 91,71% de Málaga en 1.987, lo que quiere
    decir que ninguna provincia alcanzó durante todo esta
    etapa considerada la media nacional. En aquel año,
    sólo tres provincias (Málaga, Almería y
    Sevilla) estaban por encima de la RFD per cápita media
    regional. Por otro lado, Cádiz, Córdoba, Huelva y
    Sevilla han visto reducir su participación en dicha media.
    En consecuencia, y aunque pueda apreciarse una cierta tendencia a
    la menor dispersión interprovincial, ésta se
    produce, más bien, a la baja, por el menor peso relativo
    de las rentas per cápita observado en éstas
    provincias.

    En cualquier caso, esta mejora no ha servido para
    modificar sustancialmente el lugar de Andalucía en el
    contexto de las demás comunidades autónomas.
    Andalucía ha mantenido unos niveles de RFD per
    cápita superiores tan solo a los de Extremadura (y a los
    de Castilla-La Mancha en los años 1.971, 1.981 y 1.983).
    Es decir, que la reducción apreciada en sus niveles de
    disparidad, en relación con la media nacional durante el
    periodo 1.971-1.987, se ha visto superada por los registrados en
    otras comunidades autónomas.

    4.1. Rentas exógenas para una economía
    dependiente

    Como se muestra en el Cuadro 18.8, la
    participación de la Renta Familiar Disponible andaluza
    sobre el total nacional ha sido mayor, en todos los años
    considerados, que la participación correspondiente a los
    ingresos totales generados en Andalucía, a la Renta
    Familiar antes de Impuestos y a la del Producto Interior
    Bruto.

    Este es un hecho capital que debe ilustrar sobre la
    naturaleza del
    crecimiento económico regional en los últimos
    años, pues pone de relieve hasta
    qué punto éste no ha sido generado
    endógenamente.

    Como se sabe, la Renta Familiar Disponible es el
    resultado de añadir a las rentas directas (aquellas
    generadas en el seno de la estructura productiva de referencia)
    las transferencias y de deducirle las cotizaciones sociales y los
    impuestos directos sobre las familias. En consecuencia, el
    seguimiento de éstas otras "rentas indirectas" resulta
    fundamental para comprobar el potencial endógeno de
    generación de rentas en un espacio productivo
    determinado.

    La evolución de dichas rentas indirectas se
    presenta en el Cuadro 18.9 y de ahí pueden deducirse dos
    conclusiones fundamentales.

    Por un lado, la caída generalizada de la
    participación relativa de las transferencias exteriores,
    que pasan de suponer el 39,11% del total de estas rentas
    indirectas en Andalucía para el año 1.971 (26,10%
    en España) a tan sólo el 4,35% en 1.987 (3,93% en
    España). Por el contrario, las prestaciones
    sociales han experimentado un enorme auge a lo largo del
    período considerado, con especial intensidad entre los
    años 1.975 y 1.981, en los que éstas rentas se
    incrementaron en más del 460% en
    Andalucía.

    Este intenso crecimiento de las Prestaciones Sociales
    (que compensa sobradamente la caída en términos
    relativos de las transferencias del exterior), unido al hecho de
    que la Renta Familiar antes de Impuestos (RFAI) ha tenido un
    menor crecimiento relativo, determina que un porcentaje
    progresivamente mayor de los ingresos totales de Andalucía
    (de la RFAI) se haya generado en fuentes
    externas a la estructura productiva andaluza.

    En concreto, en
    1971 las rentas indirectas en Andalucía suponían un
    15,28% del total de su Renta Familiar antes de impuestos; en
    1975, cuando esta magnitud alcanza su mínimo
    histórico, aquellas tan sólo representaron el
    11,88%.

    Sin embargo, en 1.987 las rentas indirectas casi
    duplican su participación en la RFAI (20,40%); lo que
    quiere decir que las rentas generadas directamente por la
    economía andaluza tan sólo suponían en 1987
    el 79,60% del total de los ingresos.

    En términos de la Renta Familiar Disponible
    andaluza, esto significa que el 24,20% de la misma no tiene su
    origen en su propia estructura económica, sino en
    transferencias procedentes del exterior y en prestaciones
    sociales. Es de destacar que las provincias con un mayor
    dinamismo económico a lo largo del periodo 1971-87 son las
    que reciben una menor proporción de rentas de esta
    naturaleza. Así, resaltan los casos de Málaga y
    Almería, donde estas rentas suponen tan sólo el
    17,28% y 17,85%, respectivamente, de la RFAI. Muy por encima de
    la media regional estaban, principalmente, Granada, con un 23,93%
    y Córdoba (22,24%). Resulta obvio, en consecuencia, que el
    mayor dinamismo de las primeras provincias durante el periodo
    considerado ha permitido un mayor peso relativo de las rentas
    directas obtenidas en la actividad económica, y ha
    consolidado un menor estado de dependencia de tales
    ingresos.

    Por otra parte, aunque las rentas indirectas en
    Andalucía suponen un porcentaje creciente tanto de la RFAI
    como de la RFD, aquellas han venido creciendo menos que la media
    nacional a lo largo de todo el periodo analizado. En este
    sentido, se comprueba que la participación de tales
    transferencias en la RFAI de Andalucía pasó del
    15,28% al 20,40% entre 1.971 y 1.987 (incremento de 5,12 puntos),
    mientras que la media nacional pasó del 10,16% al 15,86%
    (con un incremento de 5,70 puntos).

    Si se obvia el efecto de las transferencias procedentes
    del exterior, cada vez menos significativo en la magnitud
    analizada, resulta que la participación de
    Andalucía en el total de las transferencias sociales
    efectuadas por las Administraciones Públicas apenas si
    experimentó variación a lo largo del periodo
    considerado, pasando de suponer el 16,72% del total en 1971, al
    16,87% en 1987. En consecuencia, y dado que la
    participación de la Renta Familiar Disponible andaluza en
    el total nacional sí que ha experimentado una notable
    mejoría entre 1971 y 1.987 (14,45% frente al 13,69%), debe
    haber otros componentes al margen de las rentas indirectas que la
    justifiquen, ya que la mejoría experimentada por la Renta
    Interior Neta de Andalucía en el contexto nacional tan
    sólo explica 0,21 puntos de dicha
    variación.

    Sucede que las contrapartidas económicas en la
    Renta Familiar Disponible a las transferencias (esto es, las
    cotizaciones sociales y los impuestos directos soportados por las
    familias) se han visto reducidas en términos
    relativos.

    En el caso de la imposición directa familiar
    (cuya reducción ha sido de 0,59 puntos) ésta se ha
    debido al menor alcance recaudatorio sobre las rentas de
    Andalucía al no haber aumentado sus ingresos directos; y
    en el caso de las cotizaciones sociales, porque se ha deteriorado
    el nivel de empleo, respecto al total nacional, a lo largo del
    periodo considerado (Cuadro 18.10).

    Por lo tanto, la participación más elevada
    de la Renta Familiar Disponible de Andalucía respecto al
    total nacional que las correspondientes a otras macromagnitudes
    se debe, fundamentalmente, a que la caída en la
    generación de rentas directas ha reducido las
    participaciones relativas de la imposición directa
    familiar y empresarial y de las cotizaciones sociales, mientras
    que las transferencias sociales (que han desempeñado un
    papel compensador) han venido a permitir que el consumo
    (más bien que la inversión andaluza) se expandiera
    lo suficiente como para mantener un ritmo de crecimiento del
    producto interior regional ligeramente superior al nacional. Este
    diferencial entre la participación relativa de las
    macromagnitudes se ha visto reforzado, además, por la
    negativa evolución experimentada por el ahorro empresarial
    andaluz, que ha pasado de representar el 10,94% del total
    nacional en 1.971 al 6,05% en 1.987 (Cuadro 18.8).

    Esto supone que el ritmo de crecimiento económico
    ha sido mantenido exógenamente y, también, que la
    aparente mejora en la disposición final de rentas de las
    familias no ha sido consecuencia de un aumento efectivo de la
    capacidad de generación de ingresos de la economía
    andaluza. Por consiguiente, ésta se manifiesta,
    también desde el punto de vista de la distribución,
    no sólo como una economía atrasada sino, sobre
    todo, como una economía especialmente dependiente de
    fuentes de renta ajenas a la dinámica productiva que le es
    propia.

    5. LA RENTA DE LOS MUNICIPIOS
    ANDALUCES
    .

    Para conocer con más detalle y
    desagregación la distribución espacial de la renta
    en Andalucía es preciso disponer de magnitudes
    análogas a las comentadas para ámbitos
    geográficos más reducidos que permitan detectar la
    disparidad de situaciones y los desequilibrios de renta que se
    engloban y ocultan en las unidades geográficas de orden
    superior como la provincia.

    Pero los estudios destinados a conocer estas magnitudes
    a niveles municipal o comarcal presentan una escasa
    tradición en España, una cadencia habitualmente no
    periódica, y una disparidad de modelos
    explicativos que dificultan la posibilidad de realizar
    análisis en términos comparativos, tanto a nivel
    histórico como interespacial.

    La forma más adecuada de calcularlas sería
    a partir de la magnitud Producto Municipal/Comarcal Bruto del
    que, tras deducir las amortizaciones e impuestos indirectos, se
    podría obtener la Renta Municipal/Comarcal. Al
    añadirle a esta última las transferencias y
    minorarla en los impuestos directos y cotizaciones a la Seguridad
    Social, se deduciría la Renta Familiar
    Disponible.

    Sin embargo, la necesaria información
    estadística de base que haría falta para proceder
    de esta forma es muy deficiente en estos niveles
    geográficos reducidos. Además, plantea enormes
    dificultades discriminar entre la renta generada, percibida y
    gastada por los habitantes de cada zona geográfica en la
    medida en que se trata de espacios geográficos abiertos,
    cuyas transacciones económicas se realizan, en la
    mayoría de los casos, sin que se contabilicen o medie
    algún tipo de control
    administrativo.

    Ante esta situación, sólo cabe recurrir a
    dos métodos de
    estimación: el directo (de difícil aplicabilidad
    práctica, básicamente como consecuencia del alto
    coste que ocasiona un conocimiento
    muy preciso de los sujetos económicos) y los
    indirectos.

    El método
    indirecto más comúnmente utilizado para estimar la
    renta de áreas reducidas consiste en la definición
    de un modelo de
    regresión múltiple, a partir de los datos de renta
    e indicadores
    que expresan las variaciones de ésta en áreas
    superiores conocidas (provincias), para proceder a aplicarlos
    posteriormente en espacios geográficos más
    reducidos, lo que exige que se disponga de información
    acerca de estos indicadores para tales áreas.

    En cualquier caso, el proceso de
    estimación está sometido a importantes limitaciones
    de índole cualitativo (el bienestar o el desarrollo no
    es sólo renta) y metodológico y que se hacen
    más intensas cuanto más reducida sea el área
    geográfica que se pretende analizar, tal y como han puesto
    de manifiesto acertadamente Basulto y Ferraro.

    5.1. El aumento de las desigualdades
    intermunicipales

    La primera institución que utilizó este
    método en España fué Banesto, en 1975, para
    la estimación de la renta de todos sus municipios. Sin
    embargo, las variables consideradas se modificaron de un informe a otro en
    función de la supuesta mayor capacidad explicativa de las
    que fueron introducidas en detrimento de las que se eliminaron
    (en las respectivas publicaciones pueden consultarse los
    diferentes indicadores utilizados).

    Con el fin de minimizar los posibles errores, la
    estimación de Banesto procede a incluir las distintas
    unidades geográficas analizadas en niveles de renta (de 1
    a 10), no ofreciéndose datos pormenorizados de las mismas.
    Tales niveles se calculan y actualizan periódicamente con
    el fin de ofrecer una cierta homogeneidad en las comparaciones de
    renta intertemporales, de tal modo que si una determinada
    provincia presenta un nivel de renta 5 en el año 1970 y en
    1986, se podría deducir que la renta media de la que
    disfrutan los habitantes de la misma se ha mantenido
    aproximadamente constante en términos relativos durante el
    periodo analizado, aunque las expresiones monetarias de tales
    niveles hayan experimentado una sustancial
    modificación.

    Los resultados provinciales en la Comunidad
    Autónoma andaluza muestran que todas las provincias
    perdieron niveles de renta de 1.975 a 1.986. Almería,
    Sevilla, Cádiz, y Huelva pasaron del nivel 6 al 5, las dos
    primeras y al 4 las dos últimas. Córdoba, Granada y
    Jaén pasaron del nivel 5 al 4, mientras que Málaga
    pasó del nivel 7 al 5.

    Como es posible que éstas reducciones tengan su
    orígen en una asignación de renta distinta entre
    los diversos niveles (más que a una disminución
    real de la renta media per cápita de la que disfrutan los
    ciudadanos de los respectivos municipios andaluces) se puede
    considerar la evolución de la "renta media per
    cápita" generada en las distintas provincias con respecto
    a la media nacional utilizando para ello un indicador derivado de
    los datos que suministran los distintos anuarios, la "esperanza
    de renta media per cápita" por provincias*, que
    sería mucho más preciso.

    Este indicador muestra que la tendencia "secular" de la
    renta media per cápita generada en la totalidad de las
    provincias andaluzas, y consecuentemente de la Comunidad
    Autónoma en su conjunto, se mantiene desde el año
    1975 (cuando fue el 77,52% de la nacional) muy por debajo de la
    renta media per cápita nacional, pues aunque en 1.981
    alcanzó el 82,45%, en 1.986 se redujo al
    77,59%.

    De estas estimaciones de Banesto se deduce que la
    única provincia andaluza que ha experimentado una mejora
    significativa en cuanto a la participación de la renta
    media per cápita de la que disfrutan sus habitantes en el
    total nacional ha sido Almería, con una ganancia
    porcentual superior al 24%, lo que la sitúa, en 1986, como
    la provincia con mayor renta per cápita de
    Andalucía.

    En la totalidad de las provincias restantes se observa
    una pérdida de la ya deteriorada situación inicial,
    que alcanza sus ejemplos más extremos en Málaga,
    con una pérdida del 17,33%, y Cádiz y Huelva
    (14,82% y 14,77% respectivamente).

    Sin embargo, y aun siendo significativos todos estos
    datos, la situación más alarmante se observa en las
    provincias de Jaén y Córdoba donde, a la menor
    cantidad de renta relativa en el año 1975, se le une una
    pérdida adicional a lo largo del periodo considerado,
    situándose en 1986 por debajo del 70% de la renta media
    por habitante nacional.

    En lo referente a la distribución personal de la
    renta, y a falta de otros datos más precisos que nos
    informen acerca de la misma, se pueden apreciar algunas
    expresiones de desigualdad si se analiza la evolución
    experimentada por el porcentaje de la población andaluza residente en municipios
    cuya renta media per cápita fuese igual o inferior a los
    niveles 3 y 4.

    Como se deduce del Cuadro 18.11, la población
    andaluza que residía en municipios con niveles de renta
    iguales o inferiores a tres -según la
    cuantificación de Banesto- ha pasado de ser el 11,54% del
    total en 1.971 al 37,24% en 1.986, mientras que en España
    estos porcentajes han evolucionado del 8,10% en 1975 al 14,00% en
    1986. Conclusiones análogas se podrían obtener si
    se contempla la evolución de la población residente
    en municipios con renta media por habitante igual o inferior a
    cuatro: en Andalucía se ha pasado de un 26,10% de la
    población residente en estos municipios en 1.975, al
    52,01% en 1.986, mientras que en España se pasó del
    15,90% al 22,95%.

    Naturalmente, dentro de esos municipios se produce, a su
    vez, una determinada distribución personal de la renta
    pero, incluso en el caso de la distribución más
    igualitaria, los datos anteriores permiten deducir que un mayor
    porcentaje de la población andaluza habita en
    núcleos urbanos con menor renta. Aunque no es posible
    deducirlo de las estimaciones de Banesto, se podría
    aventurar que la mayor carencia que debe soportar un porcentaje
    de la población más elevado debe haber sido
    compensada por un mayor volumen de rentas
    indirectas en esos núcleos, por el aumento del caracter
    "subsidiado" de las economías municipales. Pero
    estaría por analizar hasta qué punto las
    transferencias sociales y demás fuentes de rentas
    indirectas han sido o son capaces de compensar el mayor malestar
    social que ponen de manifiesto los datos
    señalados.

    5.2. La renta per cápita de los municipios
    andaluces

    Del análisis del Cuadro 18.11 se desprenden
    también algunos otros rasgos significativos acerca de la
    renta media per cápita de la que disfrutan los distintos
    municipios andaluces:

    La gran mayoría se sitúa en los niveles de
    renta inferiores. En concreto, y para los años analizados
    (1975, 1981 y 1986), el porcentaje de municipios que disfrutaban
    de niveles de renta inferiores a la media de la Comunidad
    Autónoma se situaba en torno al 90% del total (90,52%,
    93,99% y 88,48%, respectivamente). Sin embargo, agrupan a una
    menor población, en la medida en que los más
    poblados se suelen situar en niveles superiores de renta (49,06%,
    51,27% y 52,01% respectivamente para los años
    citados).

    Desde una perspectiva espacial, las áreas de
    mayor depresión
    corresponden básicamente con las zonas serranas y
    altiplanicies, y con los municipios en los que predomina un
    sector agrícola poco productivo. Los municipios de mayor
    renta se sitúan en el valle del Guadalquivir,
    especialmente en la costa (municipios turísticos) y
    algunas de las capitales de provincia andaluzas (Almería,
    Cádiz, Granada y Sevilla). La mayoría de los
    municipios con rentas más elevadas pertenecen a las
    provincias de Almería, Málaga y, en menor medida,
    Sevilla (en número de municipios, que no en
    población residente en ellos), resultando que en la
    provincia de Jaén ningún municipio disfrutaba en
    1986 de una renta media superior a la media andaluza, mientras
    que en Granada o Huelva, la población residente en
    éstos era casi despreciable estadísticamente (0,29
    y 2,91% del total provincial, respectivamente).

    En 1975, el porcentaje de individuos andaluces sobre el
    total regional residentes en municipios cuyo nivel de renta medio
    per cápita fuera superior a la media de España
    (nivel siete) era sólo de un 25,53%; los resultados
    correspondientes a 1981 y 1986 (cuando el nivel de España
    fue seis) fueron del 11,94% y 2,24% respectivamente (la
    población española residente en este tipo de
    municipio evolucionó del siguiente modo: 41,1%, 33,91% y
    24,95%.).

    Por el contrario, el de los residentes en municipios con
    renta media per cápita inferior a la media nacional
    aumentó sensiblemente: 62,05% en 1975, 63,09% en 1981 y
    79,04% en 1986 (en España, sin embargo, esos porcentajes
    se mantuvieron en niveles muy estables, con cierta tendencia a la
    reducción: 44'9%, 41,56% y 42,21%).

    Si el indicador que se utiliza como referencia es la
    renta media per cápita de Andalucía en los
    distintos periodos considerados (y recordemos que esta ha sido
    siempre inferior a la nacional), los resultados que se
    obtendrían en cuanto a población que disfruta de un
    nivel de renta media per cápita superior a la media de la
    Comunidad Autónoma decrece entre 1981 y 1986 en 15,94
    puntos.

    Por su parte, la población residente en
    municipios con renta media inferior a la media per cápita
    de la Comunidad Autónoma crece ligeramente y pasa de ser
    el 51,27% en 1981 al 52,01% en 1986.

    A nivel provincial destaca también desde un punto
    de vista negativo la situación de Jaén, en donde un
    68,78% de la población vive en muncipios que cumplen estas
    características (le siguen Granada con un 63,15% y Huelva
    con un 62,47%). Almería ha sido la única provincia
    que ha mejorado su situación relativa en todos estos
    ratios.

    5.3. La progresiva concentración de las rentas
    andaluzas

    Realizada la distribución de los habitantes
    residentes en todas las provincias andaluzas en decilas y
    quintilas en cuanto a los niveles de renta proporcionados por las
    estimaciones de BANESTO se puede calcular el correspondiente
    índice de Gini para los años 1970, 75, 81 y 86 y
    cuyos resultados son los siguientes:
    ──────────────────────────────────────────────────────────────

    1970 1975 1981 1986

    ──────────────────────────────────────────────────────────────

    Almería 0,139 0,185 0,114 0,247

    Cádiz 0,126 0,143 0,107 0,125

    Córdoba 0,151 0,104 0,125 0,126

    Granada 0,219 0,201 0,133 0,116

    Huelva 0,175 0,161 0,130 0,131

    Jaén 0,135 0,112 0,105 0,086

    Málaga 0,216 0,214 0,150 0,154

    Sevilla 0,206 0,165 0,150 0,170

    ANDALUCIA .. .. 0,145 0,157

    ─────────────────────────────────────────────────────────────

    Puesto que se trabaja con categorías agregadas a
    nivel municipal, los habitantes de un municipio con nivel medio
    de renta per cápita igual a 1 estarían
    incluídos, con toda probabilidad, en
    la decila o quintila más pobre, sin perjuicio,
    naturalmente, de que en dicho municipio pueda haber una
    distribución interior de la renta (desconocida con los
    datos de que se dispone), en virtud de la cual podrían
    existir varias familias en el mismo que disfrutasen de niveles
    más altos de renta. Pero ello no impide destacar algunas
    conclusiones significativas de éstos
    índices.

    1. Durante el periodo 1981-86 (único del que se
    tiene información detallada acerca de cómo se
    distribuyen los distintos municipios en Andalucía como
    Comunidad Autónoma, de la población residente en
    ellos según niveles medios de
    renta per cápita, así como de los volúmenes
    de renta acumulada por los distintos municipios integrados en
    cada uno de estos niveles) se aprecia un ligero deterioro en la
    distribución de la renta en los municipios de
    Andalucía en su conjunto.

    El porcentaje de renta sobre el total regional de la que
    disfrutan los habitantes de los municipios integrados en la
    primera quintila (los de más baja renta), es del 13,24%
    (13,75% en 1981). Por el contrario, los que habitan en municipios
    integrados en la quintila de mayor renta disponían del
    29,24% de la misma en 1986 (27,50% en 1981). O por ejemplo, si se
    hace referencia a las decilas, los residentes en municipios
    integrados en las cuatro primeras decilas (40% de la
    población), disponían sólo del 28,67% de la
    renta andaluza (aún menos que los de la quintila de mayor
    renta).

    2. A nivel municipal, se puede disponer de datos para
    una serie cronológica más amplia, de 1970 a 1.986.
    Si nos centramos en los años extremos, todos los
    municipios andaluces, con excepción de Almería, han
    mejorado su distribución de la renta (-10,78%). Sin
    embargo, a lo largo del periodo considerado, se aprecian tres
    grandes subperiodos con dinamismos en torno a la
    concentración de la renta muy diferentes:

    a) Durante el primero (1970-75), la distribución
    de la renta en la mayoría de las provincias andaluzas, con
    excepción de Almería y Cádiz, experimenta
    una ligera mejora.

    b) Durante el periodo comprendido entre 1975 y 1981, la
    mejoría fue mucho más acusada, con excepción
    de Córdoba, donde experimentó un ligero
    descenso.

    c) Sin embargo, durante el último periodo
    (1981-85) se observa un nuevo estancamiento, e incluso
    recesión, en cuanto a la distribución de la renta a
    nivel municipal. Destaca el caso de Almería, que se
    sitúa en niveles por debajo de 1970 (existen grandes
    diferencias de renta entre los distintos municipios almerienses,
    motivado en buena medida por el intenso desarrollo experimentado
    por los municipios turístico-costeros y aquellos otros que
    se han especializado en agricultura intensiva), ya que su
    índice de Gini aumenta 0,13 puntos.

    Algo muy similar le ocurre a Cádiz, y a niveles
    menores en las restantes provincias andaluzas, excepto en Granada
    y Jaén, en las que mejora. Por el contrario, la
    distribución de la renta obtenida por el procedimiento
    indirecto al que hemos hecho referencia, empeora en la
    única provincia que experimenta una mejora absoluta y
    relativa en su nivel medio de renta per cápita.

    En síntesis,
    el análisis de las distintas fuentes que informan acerca
    de la distribución espacial de la Renta en
    Andalucía, a niveles tanto provincial como
    intra-provincial, permite concluir que existe una tendencia
    generalizada (excepto para el caso de Almería) a la
    reducción de los niveles medios de renta per
    cápita, especialmente con respecto a la media nacional, y
    con especial relevancia en los casos de Málaga,
    Cádiz, Huelva y Córdoba. En términos
    agregados (Andalucía/España), los niveles medios de
    renta per cápita se mantienen.

    Igualmente se mantiene el grado de desigualdad en cuanto
    a la distribución de la renta media per cápita a
    nivel provincial. La diferencia entre la provincia con mayor
    nivel medio de ésta renta y la de menor oscila en torno a
    los 28 puntos a lo largo de todo el periodo considerado (datos
    con respecto a la renta media per cápita
    nacional).

    Y no deja de ser muy significativo del carácter no neutral de los modelos de
    crecimiento con respecto a la distribución el hecho de que
    la renta resulte mejor distribuída en aquellas provincias
    que han experimentado una mayor reducción en los niveles
    de renta media per cápita, mientras que aquellas que han
    presentado un mayor dinamismo económico, experimentan una
    agudización de los desequilibrios y desigualdades
    intraprovinciales.

    6. RENTA PERSONAL, POBREZA Y
    MALESTAR SOCIAL EN ANDALUCIA

    A pesar del esfuerzo de las diferentes Administraciones
    Públicas y de los mayores ritmos de crecimiento
    económico que ha protagonizado Andalucía en los
    últimos años, la crisis del "Estado del Bienestar"
    se ha dejado sentir con notable fuerza en la
    economía y la sociedad
    andaluzas.

    No es posible conocer con precisión la
    evolución de la renta personal, pues la última
    Encuesta de Presupuestos Familiares se

    realizó para 1.980, pero otras estimaciones no
    oficiales permiten aventurar la magnitud y el alcance del
    malestar social que se percibe, todavía, en
    Andalucía.

    La ancestral descapitalización del factor humano,
    las desigualdades históricas y el subdesarrollo
    fueron el caldo de cultivo en que se dejaron sentir los efectos
    de la última crisis económica de los años
    setenta y todo ello generó una situación de gran
    deterioro al iniciarse la década de los ochenta. Escribano
    calculó que aproximadamente una cuarta parte de los
    andaluces se encontraba en 1.981 por debajo del "umbral de
    pobreza" (definido éste como la mitad de la renta familiar
    disponible nacional), y García Lizana y otros obtuvieron
    datos semejantes. Según este último profesor y su
    equipo de investigación, el porcentaje de familias
    bajo dicho umbral en el mismo año sería el
    siguiente: Almería 43%, Cádiz 24,4%, Córdoba
    28,02%, Granada 30,08%, Huelva 32,08%, Málaga 24,04%,
    Sevilla 26,23% y Jaén 43,20%.

    Para el mismo año, Lassibille calculó que
    el 20% de las familias andaluzas más pobres
    recibían tan sólo el 7% de la renta, mientras que
    el 20% de las familias más ricas disfrutaban del 40% del
    total. Cerca del 60% de las familias disponía,
    según este autor, de una renta inferior a la media
    observada en Andalucía (calculada en aquel año en
    547.500 pesetas anuales). Los hogares andaluces más pobres
    percibían en 1.980 unas 180.000 pesetas anuales, tres
    veces menos que la familia
    andaluza media y seis veces menos que las más
    ricas.

    La situación por provincias mostraba igualmente
    esta enorme desigualdad. En Jaén, la tercera parte de los
    hogares figuraban entre los más pobres de la comunidad y
    sólo su décima parte entre los más ricos. Al
    contrario que en Málaga y Sevilla, en donde sus familias
    constituían ellas solas la mitad del 40% de los hogares
    más ricos de Andalucía.

    Estudios posteriores permiten conocer la
    evolución de estas situaciones extremas.

    El grupo de
    investigación EDIS ha estimado los datos de renta personal
    y pobreza en Andalucía para los años 1.984, 1.988 y
    1.990.

    Para el conjunto de Andalucía, la
    evolución de la población bajo el umbral de pobreza
    sería la reflejada en el Cuadro 18.12. Como puede
    comprobarse, se produce un descenso notable y generalizado en
    todas las provincias, siendo éste muy destacable en
    Almería y Córdoba, y muy reducido en
    Jaén.

    Sin embargo, la "pobreza severa" (o "gran pobreza" en
    terminología de la C.E.E. y que incluye a los individuos o
    familias que no disponen de más de la cuarta parte de la
    renta nacional disponible per cápita) presenta una
    evolución algo menos positiva. Se ha reducido en 4,03
    puntos en Andalucía y en todas las provincias, salvo en
    Sevilla, pero en una menor proporción que la pobreza total
    (los cambios en los porcentajes de población en pobreza
    severa ha sido la siguiente: Almería -13,5,
    Cádiz

    -1,82, Córdoba -9,61, Granada -3,54, Huelva
    -3,70, Jaén -2,08, Málaga -9,52 y Sevilla +2,12).
    Ello hace pensar que la eficacia de las
    políticas sociales (desplegadas con fuerza
    a lo largo de esos años) aún es muy reducida en los
    estratos más pobres de entre los ya pobres de la
    población.

    La relación entre la Renta Familiar Disponible
    que se acumula y la población estimada por EDIS permite
    establecer cinco grandes grupos en la
    sociedad andaluza:

    – Un 10,57% de la población en situación
    de pobreza severa que acumula un 2,35% de la renta.

    – Un 25,82% de la población en situación
    de pobreza moderada que acumula un 12,08% de la renta.

    – Un 35,79% de la población que acumula un 28,74%
    de la renta.

    – Un 18,99% de la población que acumula el 25,34%
    de la renta.

    – Un 8,83% de la renta que acumula un 31,49% de la
    renta.

    De las estimaciones realizadas por EDIS se deduce que
    sólo un 17,03% de la población andaluza (o el
    23,05% de los hogares) disponía en 1.990 de más de
    64.000 pesetas de renta disponible neta por mes. Por provincias,
    el número de personas que rebasaría esa cantidad
    sería sólo del 17,38% en Almería, el 17,97%
    en Cádiz, el 19,23% en Córdoba, el 14,21% en
    Granada, el 15,54% en Huelva, el 11,91 en Jaén, el 17,48%
    en Málaga y el 19,17% en Sevilla.

    Esa situación se traduce en los elevados valores
    que alcanza el índice de Gini calculado por EDIS en
    Andalucía (0,378, frente al 0,257 en Madrid o el 0,194 en
    Asturias) y en el conjunto de las provincias (Cuadro 18.13). A la
    luz de esos
    datos, resulta significativo que las provincias como
    Málaga y Sevilla que disponen de una mayor renta
    disponible (el 92% y el 86% de la media nacional) presenten un
    coeficiente de desigualdad más elevado que otras
    provincias con menor renta neta.

    Consecuencia, o una expresión más, de todo
    ello es que Andalucía haya empeorado su "índice de
    carencia" (según la terminología del Instituto
    Nacional de Estadística en su publicación
    "Indicadores Sociales") de 1.981 a 1.986, año en que ocupa
    el primer lugar en este índice de malestar. Además,
    Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba y Granada
    ocuparon en 1.986 los primeros seis lugares provinciales,
    Almería el séptimo y Huelva el undécimo, de
    entre las cincuenta provincias españolas.

    En los índices de "nivel medio de vida" y de
    "nivel medio de desarrollo", Andalucía ha pasado del lugar
    14 al 16 entre esos años. Sin embargo, todas estas
    carencias de la economía y la sociedad andaluza no parece
    que puedan explicarse en razón de fatídicos
    económicos, ni por la ausencia de potencialidades
    endógenas para el desarrollo, si se tiene en cuenta que,
    según dicha estimación del Instituto Nacional de
    Estadística, Andalucía es la tercera comunidad
    autónoma con mayor potencial infrautilizado de desarrollo.
    Sin duda, ello debería llevar a la reflexión acerca
    del modelo de desarrollo elegido, de las condiciones de
    explotación de los recursos
    andaluces y de la forma en que ha sido incentivada la actividad
    económica de sus habitantes.

    6.1. Las causas y expresiones del malestar
    andaluz

    Los diferentes estudios realizados en los últimos
    años vienen a poner de manifiesto que las bolsas de
    pobreza y marginación suelen coincidir con circunstancias
    económico sociales bien definidas, y cuyo conocimiento y
    análisis debería resultar esencial para la adecuada
    actuación político-económica.

    Entre esas circunstancias, destaca el porcentaje que el
    empleo en la agricultura representa sobre el total nacional, el
    analfabetismo
    y, en general, la incapacidad de la mano de obra para acomodarse
    a las nuevas exigencias de los mercados de
    trabajo, el envejecimiento de la población, la tasa
    general de actividad económica y el desempleo (Cuadro
    18.14).

    Perez Yruela y otros han analizado la situación
    de los empresarios agrarios en cuatro comarcas andaluzas, lo que
    les permitió poner de relieve algunos males
    endémicos del campo andaluz y que influyen decisivamente
    en la generación de bolsas rurales de malestar y pobreza.
    Según estos autores, el 75% de explotaciones eran de menos
    de diez hectáreas, el 51% de la población mayor de
    55 años y aproximadamente dos tercios de ésta eran
    analfabetos o sin estudios. Ello explica fácilmente que
    sólo el 15% de los agricultores almerienses encuestados
    afirmaran que que con sus explotaciones podían mantener a
    sus familias.

    En el estudio citado, Lessabille mostró que, en
    1.980, cerca del 70% de las personas de más de 65
    años se concentran en las dos primeras quintilas, que el
    80% de los hogares más pobres los mantienen individuos que
    no tienen formación y que más del 40% de las
    familias sostenidas por una mujer no disponen
    ni de la mitad de la renta media, mientras que sólo una
    décima parte se encuentran entre el 20% de los hogares
    más ricos.

    Estos datos, y otros actualizados por el equipo EDIS,
    permiten obtener una especie de radiografía de los pobres
    en Andalucía que revela la siguiente
    situación:

    1. El conjunto de los pobres de la región
    constituye el 36,39% de la población, y dispone del 14,43%
    de la riqueza.

    2. Los ingresos medios por persona y mes
    entre los pobres son de 19.139 ptas., mientras que los que no lo
    son disponen de una media de 64.978 ptas. Esta diferencia es
    mucho más acusada en la provincia de Granada (17.565
    ptas.).

    3. Las peores situaciones económicas entre los
    pobres se dan en las familias cuyo titular tiene entre 45 y 64
    años, puesto que los de superior edad obtienen mayor
    protección social.

    4. Aunque en Andalucía el 67,9% de las familias
    pobres recibe alguna pensión o prestación, las dos
    terceras partes de sus ingresos no provienen de esa vía,
    sino del trabajo de todos o alguno de los miembros de la mayor
    parte de las familias. Sólo el 35% de la "riqueza" de las
    familias pobres proviene de la prestación
    social.

    5. Las principales pensiones o prestaciones que perciben
    las familias pobres son muy bajas (entre las 32.732 ptas de media
    mensual por viudedad y las 43.157 ptas de media por
    jubiliación). Además, no suelen llegar a todas las
    que lo necesitan (sólo al 31,4% de ellas). Las familias
    pobres de Jaén, Huelva y Granada superan los procentajes
    medios de "desprotección social"
    significativamente.

    6. El problema que incide más directamente en la
    pobreza económica es el paro del
    cabeza de familia.

    7. Sólo el 3,4% de las familias pobres tiene
    alguna explotación agrícola, un 0,3% ganadera y un
    8,3% tiene algún tipo de comercio,
    negocio o industria autónoma. Aunque sus rentas son
    exiguas (14.000 ptas./mes por familia pobre con
    explotación agrícola o ganadera), estas familias
    son, entre las pobres, quienes se encuentran en mejor
    situación económica.

    8. El 39,5% de las familias pobres tiene experiencia de
    haber pasado hambre. El 11,1% (aproximadamente 67.000 familias)
    la ha experimentado con frecuencia. 14.000 familias pasan hambre
    en Andalucía en 1.990. Esta situación se suele dar,
    especialmente, en ciudades de más de 50.000 habitantes que
    no son capitales de provincia, en las familias con titular
    más joven y, sobre todo, en las familias más pobres
    (con menos de 10.000 ptas. de media por persona y
    mes).

    Aunque el número de estos pobres se viene
    reduciendo progresivamente, y la
    administración autonómica se está
    mostrando especialmente sensible hacia la situación de
    estos colectivos, como ponen de manifiesto los programas de
    actuación sectoriales elaborados por la Consejería
    de Asuntos Sociales, no puede decirse que la marginación y
    la pobreza sean fenómenos ya erradicados de la Comunidad
    Andaluza. Y en la medida en que están presentes, sean en
    los niveles que muestran las estimaciones seleccionadas, o en
    otros más reducidos que suelen tomar mejor en
    consideración las Administraciones Públicas
    (200.000 personas en situación de "marginación
    extrema" según las estimaciones de la Consejería de
    Asuntos Sociales), bien puede afirmarse que ningún
    proyecto de
    programación económica puede ser
    bien valorado desde la óptica del bienestar social si no
    sitúa en primer plano la disminución de las
    desigualdades sociales y el malestar humano y ciudadano que le
    resulta inevitablemente inherente.

    7. ORIENTACION
    BIBLIOGRAFICA

    Las dos fuentes directas que proporcionan mayor
    información sobre la distribución de la renta en
    Andalucía son la serie de informes elaborados bianualmente
    por el Servicio de
    Estudios del Banco de Bilbao con el título "Renta Nacional
    de España y su distribución provincial" y el
    "Anuario del Mercado Español"
    que elabora Banesto y publica anualmente.

    Se han realizado también otras estimaciones sobre
    la renta de los municipios y/o comarcas andaluzas entre las que
    destacan las de J. BASULTO y F.J. FERRARO, con el título
    "La distribución espacial de la renta en Andalucía"
    (Boletín Económico de Andalucía, Estudios
    Económicos, num.1, Consejería de Economía y
    Planificación de la Junta de
    Andalucía, 1984) y la de ESECA, cuyos resultados se
    encuentran en su "Informe Económico Financiero de
    Andalucía. 1.988".

    La renta familiar disponible también ha sido
    estimada por CLAVERO, A., SANCHEZ, J. y TRUJILLO, F. en el trabajo
    "Aproximación a la estimación de la renta familiar
    disponible de las comarcas andaluzas" publicado en el
    número 21 (1.988) de la Revista de
    Estudios Regionales; y por J. PEREZ en su "Estimación de
    la Renta Familiar Disponible en los municipios andaluces con
    más de 20.000 habitantes", publicada en el número 2
    (1.984) del Boletín Económico de Andalucía.
    Todas ellas están referidas a un año determinado y
    no permiten el seguimiento de las variables estudiadas a lo largo
    del tiempo.

    Para analizar la magnitud y evolución de la Renta
    Personal es preciso disponer de la "Encuesta de Presupuestos
    Familiares" que elabora el Instituto Nacional de
    Estadística y cuyos nuevos resultados (con la suficiente
    desagregación) se espera ver publicados a lo largo de
    1.992. Con los datos de la última encuesta (publicada en
    1.981) se han realizado diversos estudios sobre la desigualdad de
    la renta en Andalucía, entre los que se encuentran el de
    C. ESCRIBANO, "Evolución de la pobreza y la desigualdad en
    España 1.973-1.987" 686, 1.990); el de A. GARCIA LIZANA,
    G.1(Información Comercial Española, n MARTIN REYES
    y A. FERNANDEZ MORALES sobre "Las desigualdades regionales
    externas 27,1e internas y sus relaciones mutuas" (Revista de
    Estudios Regionales, n 1.990); el de G. LASSIBILLE, "Las
    desigualdades de renta en la sociedad 23, 1.989); y el de P.
    LOPEZ1andaluza" (Revista de Estudios Regionales, n DELGADO, J. de
    HARO GARCIA y M. PARRADO GALLARDO que, con el título "La
    desigualdad económica en Andalucía", fue publicado
    en las actas de la V Reunión de ASEPELT-España (Las
    Palmas 1.991).

    En "Indicadores Sociales" (Instituto Nacional de
    Estadística, Madrid 1.991) se encuentran con detalle los
    datos referentes a las situaciones de carencia, nivel de vida y
    potencial de desarrollo citados en el texto; y,
    junto a ellos, diversas estimaciones que permiten tener una
    excelente visión de conjunto de las magnitudes
    socio-económicas que identifican los problemas de
    la renta andaluza aludidos en este capítulo
    (incluída una estimación de los ingresos de hogares
    por persona para 1.986).

    El equipo de investigación EDIS ha realizado
    diversos informes sobre la pobreza en Andalucía entre los
    que destacan "Estratificación socio-económica,
    niveles de pobreza y situación de los pobres en
    Andalucía" con datos relativos a 1.984, 1.988 y 1.990 y
    "Condiciones de vida y estados de necesidad en la provincia de
    Jaén" (Editorial Popular, S.A., Madrid 1.991).

    Un resumen sintético y preciso de esta
    última problemática ha sido realizado por J.
    CAZORLA PEREZ con el título "Algunos sectores marginados
    de Andalucía", en el número 28 (1.990) de la
    Revista de Estudios Regionales. Y una panóramica sobre la
    situación de estos problemas en el campo andaluz se
    encuentra en el texto de PEREZ YRUELA, M. y otros, "Los
    empresarios agrarios andaluces: autovaloración de su
    actividad ante el desarrollo agrario" 47, Madrid
    1.988).1(Agricultura y Sociedad, n

    La evolución comparada de Andalucía con la
    Comunidad Económica Europea y con sus regiones se
    encuentra en los sucesivos informes de la COMISION DE LAS
    COMUNIDADES EUROPEAS, el último de los cuales lleva por
    título "Las regiones en la década de los noventa.
    Cuarto informe periódico
    sobre la situación y la evolución
    socioeconómica de las regiones de la Comunidad" (Bruselas
    1.991).

    Juan Torres López.

    Catedrático de Economía Aplicada de la
    Universidad de
    Málaga

    Juantorres[arroba]uma.es

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